La Destartalá

Jolín, compi. Que mal rollo, cohone.
Pero el karma siempre hace justicia, y al final pondra a la tiparraca está en su sitio y a Alex y Mónica siendo felices finalmente cuando se dejen de tonterías.
PD: Más de una vez he estado a punto de poner Álex y Cristina.
Jeje, a mi también me pasa, ademas que buena que está Cristina, aunque no se si hablamos de los mismos Alex y Cristina…
 
...

Al día siguiente Álex fue a buscar a su apartamento a Mónica, cuando se subió al coche, miró directamente a los ojos a Álex.

-¿Has podido arreglar tu corazón partido?- Le preguntó Mónica.

Álex puso en marcha el coche pensando.

-Te lo imaginaste.
-No era difícil hacerlo, sabía que en algún momento tendrías que buscar verte con ella a solas.
-¿Por qué te fuiste de mi casa?- Preguntó Álex intentando cambiar de conversación.
-Creo que ahora mismo no pinto nada en tu apartamento.
-Pintas lo mismo que ayer o antes de ayer.
-Tú ya me entiendes, sé que nunca me distes esperanzas de nada más que ser amigos, así que no te puedo reprochar nada, la próxima vez podréis ir a tu apartamento y estar más tranquilos.
-No habrá próxima vez Mónica, no habrá próxima vez…

Se lamentaba Álex, a Mónica no le pasó desapercibido el comentario.

-Así, sigues con el corazón partido.

Álex se volvió a quedar en silencio, cuando parecía que le iba a contestar sonó el móvil de Álex, una llamada, descolgó con el manos libres del coche.

-Sí.
-Hola Álex, soy el rector de la universidad, estaba esperando que me vinieras a visitar o me llamaras, como veo que no lo haces te llamo yo, es sobre esa chica desaparecida, Remedios Expósito, te lo confirmo, han comenzado las clases, no se ha presentado a ninguna, envié a alguien a su apartamento y está vacío, ya te dije que después del primer trimestre muchos chicos desaparecen, algunos se despiden, la mayoría no lo hacen, supongo que les da vergüenza hacerlo sabiendo que la universidad hace un esfuerzo por ellos. En fin, han faltado varios, como cada año, nada nuevo.
-Muchas gracias rector.
-De nada Álex, si necesitas cualquier cosa ya sabes dónde estoy.
-Gracias de nuevo.

Colgaron la llamada, Álex miró a Mónica.

-Nada nuevo- Decía Mónica.- todo lo que nos ha dicho ya lo sabíamos.
-Y lo peor es que hoy no hay ni un aviso de furgonetas naranjas, supongo que ya vimos todas las de la ciudad.

Cuando llegaron a la comisaría, salió el comisario de su despacho.

-Álex, Mónica, tenéis que ir a la casa esa, a ‘La Destartalá’, Elvira os quiere ver allí.

Mónica puso mala cara, era la primero vez que Elvira salía de la comisaría ¿Por qué los querría ver en la casa? Pensó Mónica, Álex no dijo nada. Salieron y volvieron al coche para desplazarse a la casa. Cuando llegaron, Elvira les esperaba en la verja de entrada, fumándose un cigarrillo. Cuando salieron del coche.

-El Llanero Solitario y su compañera han llegado.- Se cachondeaba Elvira.
-No tiene ninguna gracia.- Le respondía molesto Álex.
-Quería visitar la casa, quien mejor que vosotros para explicármelo todo, sois los que tenéis más información de ella ¿O no es así?

Mientras Álex cortaba la cinta policial con su navaja, Elvira tiraba y pisaba el cigarrillo para apagarlo. Álex abrió la verja y andaba por el camino dirigiéndose a la puerta de entrada, Elvira y Mónica lo hacían a una distancia de Álex.

-¿Qué hay entre vosotros dos?- Le preguntaba Elvira.

Mónica la miraba fijamente, no entendía la pregunta, o mejor dicho, no entendía que le importaba a ella lo que tuviera con Álex.

-No hay nada, somos amigos.- Le contestó. Elvira reía, demostrándole que no se lo creía.
-¿Y entre vosotros?- Preguntó Mónica.

Elvira paró de reír de golpe, no sabía si Mónica se había enterado de la visita de Álex la noche anterior a su hotel, o lo preguntaba porque sabía que habían tenido algo en el pasado.

-Entre nosotros hace muchos años que no hay nada, pero nada de nada.- Respondió Elvira, pensando que Mónica sabría o sospechaba que alguna relación había tenido con Álex.
-Puede que tú no sientas nada por él, pero te aseguro que él sí que siente algo por ti, algo no, bastante.
-Mira Mónica, es verdad que en su momento fuimos pareja, pero se acabó, yo me enamoré de otra persona…
-¿Esa persona sigue en tu vida, vives con él o te casaste?- Preguntaba Mónica.
-No, ya no está en mi vida, soy… como decirlo… no es fácil convivir conmigo.

Llegaron donde estaba Álex esperándolas con las linternas, con la puerta de la casa ya desprecintada y abierta. Entraron los tres, Álex le enseñó la mesa estrellada contra la pared y el boquete que abrió por donde se veía la bodega del sótano.

-¿Por qué alguien empujaría con tanta fuerza esa mesa?- Preguntó Elvira.
-Creemos que fueron unos críos, unos gamberros haciendo de las suyas.- Contestaba Mónica.
-¿Y por qué precisamente contra esa pared? ¿Por qué la estrellaron contra esa pared y no otra? Hay más paredes, podían haber escogido cualquier otra.- Seguía preguntando Elvira.

Álex y Mónica se miraban, en eso no habían pensado ellos.

-Quieres decir- Hablaba Álex.- que es posible que… los que empujaron esa mesa contra la pared sabían lo que había detrás.
-Bueno, todo es posible.- Contestaba Elvira levantando los hombros.
-¿Bajamos a la bodega?- Preguntó Álex.

Elvira confirmó con la cabeza, Álex le dio una linterna, Elvira se la pasó a Mónica, Álex le dio otra a ella y bajaron despacio por las escaleras.

-Este sitio es muy grande.- Confirmaba Elvira.
-Sí, igual que toda la planta de arriba.- Añadía Mónica.
-Supongo que el Marqués bebía mucho vino, ahora está todo lleno de polvo…
-¿Marqués? ¿Qué Marqués?- Preguntaba Elvira.
-El Marqués de Ciudadseca, era el propietario de la casa.- Contestaba Mónica.
-Eso está en los informes ¿No te los habías leído todos?- Preguntaba Álex.
-Sí, me los leí, pero ahora no me acordaba de lo del Marqués.
-José Valladolid Pisuerga.- Decía Mónica.
-El que trataba con esclavos.- Confirmó Elvira.
-Ese mismo.
-¿Qué decías del polvo Álex?- Preguntó Elvira.
-Que ahora está todo lleno de polvo, pero cuando entramos la primera vez, el suelo y la mesa estaban limpios, había mierda por todas partes, pero el suelo y la mesa estaban muy limpios.
-Así, que aquí alguien limpiaba.- Decía Elvira.
-Sí, pero solo aquí, el resto de la casa tiene mierda para parar un tren.- Le explicaba Mónica.
-Supongo que limpiaron la sangre.- Añadía Álex.
-A ver, si mataron aquí a alguien y lo querían esconder, es lógico que limpiaran la mesa y todo por donde salpicó la sangre, por eso, supongo, que estaba limpia la mesa, los bancos y el suelo alrededor.- Argumentaba Elvira, Mónica y Álex se miraban, confirmaban con la cabeza lo que decía Elvira.

Álex le explicó donde encontraron el pañuelo con sangre, Elvira desde donde estaba el pañuelo miró el resto de la sala, y miró para arriba, el pañuelo estaba casi debajo del boquete en la pared. Después le dijeron como la forense había encontrado la mesa llena de sangre. Recorrieron toda la casa, hasta llegar a la buhardilla, donde Álex fotografió los marcos con fotos.

-Dime Mónica ¿Tú vistes desde ahí las fotos?- Preguntó Elvira.
-¿Me estás dejando por mentiroso? ¿No te crees que fuera aquí donde las fotografié?- Levantaba la voz Álex.
-Tranquilo hombre, lo que está claro es que aquí no hay nada, y por la mierda que hay está claro que antes tampoco ¿Las vistes o no, Mónica?- Insistía Elvira.

Mónica lo negó con la cabeza.

-¿No las vistes?- Preguntó Álex.
-Desde aquí no se ven, no podía acercarme por lo mal que está el suelo, acuérdate.
-Las debiste de fotografiar en otro sitio y ahora no te acuerdas.- Decía Elvira.
-Que no ¡Coño! Que fue aquí, Mónica sí me vio fotografiar algo.
-Sí, el flash de la cámara saltó, eso sí, varias veces.- Confirmaba Mónica.
-Pues ya me diréis que fotografió, porque aquí no hay nada.- Insistía Elvira.
-Esto ¡Coño!

Se quejaba Álex, enseñándole a Elvira las fotografías.

-Desde aquí no las veo y no me puedo acercar, salgamos de aquí y me las enseñas.

Las miró en la planta de abajo, las miraban los tres.

-Álex ¿No ves algo raro?- Preguntaba Mónica.
-¿Dónde?
-En la foto de la chica joven, vuelve a mirarla.- Le pedía Mónica.

Álex miraba la foto, Elvira los miraba a los dos.

-¿Qué pasa?- Preguntaba Álex.
-La chica ¿No te acuerdas que estaba muy triste? No te parece que ahora no lo está tanto.
-¡Hostia Mónica! No sé.
-¡Joder! Ahora me diréis que la foto está cambiando ¡Anda ya!- Se cachondeaba Elvira.
-Pues yo diría que antes estaba más triste.- Seguía con lo suyo Mónica.

Elvira caminaba saliendo de la casa riéndose.

-Si decimos estas cosas vamos a perder toda la credibilidad, Mónica.- Le decía Álex.
-¿A ti no te parece que ha cambiado?- Preguntaba Mónica.
-¿Cómo va a cambiar mujer? No digas esas cosas.
-Puede que no me fijara mucho la otra vez, o me imaginaba que estaba más triste de lo que realmente estaba.
-Es lo más probable.- Acabó con la conversación Álex.

Antes de despedirse, en la verja de la casa, Elvira le preguntó a Álex si había alguna novedad sobre la furgoneta naranja, evidentemente le dijeron que no, de hecho, ese día nadie vio a ninguna furgoneta naranja que no vieran el día anterior.


Mónica y Álex circulaban por la ciudad, mirando todas las furgonetas, tenían la esperanza de poder encontrar el vehículo del que sacaron el cadáver de Magui. Se paró en un semáforo, con el codo apoyado en el volante y la mano en la cabeza Álex pensaba, con la vista recorría la calle y los escaparates de las tiendas, entonces vio algo que le llamó la atención, en un escaparate vio una luz blanca fija, por delante una rueda de diferentes colores giraba, la luz cambiaba de color, lógicamente, cada vez que pasaba un color diferente por delante. Álex abrió los ojos, miró a Mónica, Mónica lo miró a él.

-¿Qué pasa? Parece que se te haya iluminado el cerebro.- Se medio cachondeaba Mónica.
-Tengo una idea, mira esa luz.- Le decía él.
-Pues sí, muy bonito como gira y cambia de color.- Se cachondeaba definitivamente Mónica.
-Vamos a comprar una cartulina amarilla.- Le dijo con seguridad Álex.
-¿Una cartulina amarilla?- Preguntaba Mónica, a la vez que giraba la cabeza de lado a lado, como si Álex estuviera mal de la cabeza.

Álex siguió conduciendo y paró delante de una tienda.

-Aquí tendrán.- Le comentó a Mónica mientras salía rápido del coche, ella reía, no entendía la manía de Álex por la cartulina. Y así fue, salió de la tienda con una cartulina amarilla brillante enrollada debajo del brazo. La dejó en el maletero del coche y ninguno de los dos dijo nada más de la cartulina, ni durante el almuerzo, ni durante toda la tarde.


Había oscurecido cuando Soria se presentó en su casa con Benítez, su nuevo compañero, Susan los esperaba, después de las presentaciones y los dos besos pertinentes, se sentaron en el sofá, se tomaban una cerveza.

-Así que eres el nuevo compañero de Soria, me lo explicó días atrás y le dije que te tenía que traer a casa para conocerte.
-Pues sí, es un buen compañero tu marido.
-¿Cómo es que no te había visto antes?- Preguntaba Susan.
-Por qué nunca ha venido a ninguna salida de las que hacemos para tomar algo, imagínate, no sabía ni que Álex cantaba.- Le decía su marido.
-¿Y eso? ¿Estás casado y tu mujer no te deja?- Preguntaba Susan.

Los dos se quedaron en silencio, Susan los miraba, primero a uno después al otro, tenía la sensación que había metido la pata.

-Perdóname si he dicho alguna impertinencia.- Se justificaba Susan.
-No, no pasa nada, mi mujer falleció hace dos años, por eso no…
-Por eso no salía, pero estoy intentando que cambie de opinión y nos acompañe en la próxima quedada.- Le explicaba Soria a su mujer.
-¿Y los niños? Me dijo Soria que teníais dos.- Preguntó Benítez.
-Están con sus abuelos.- Respondió Susan.

Se acabaron las cervezas, Soria miró a su mujer.

-Bueno, supongo que Soria ha hablado contigo.- Le decía Susan a Benítez.
-Sí, sí que me lo dijo, pero la verdad, ahora que estoy aquí… es que no sé qué hacer.- Decía nervioso Benítez.

Susan se movió por el sofá colocándose al lado de Benítez.

-No te preocupes, yo te ayudaré, dime una cosa ¿Te gusto?
-Por supuesto ¿Cómo no me vas a gustar?

Casi no había acabado de hablar cuando Susan ya lo estaba besando, metiéndole la lengua en la boca. Benítez se desató, le pasó las manos por encima de las tetas, se dio cuenta que no llevaba sujetador, le abrió la camisa, le sacó las tetas y empezó a comérselas. Susan, sujetándole la cabeza a Benítez mientras le chupaba y lamía los pezones, miró a Soria, su marido, sentado en un sillón observaba como a su mujer le comía las tetas su compañero, aquella mañana había hablado con Benítez para que hiciera un trío con él y su mujer. Al principio estuvo reacio, no había tocado a una mujer desde que falleció su esposa, pero poco a poco, y precisamente porque hacía tanto tiempo que no follaba, Soria lo fue convenciendo. Así, que allí estaba Benítez, comiéndole las tetas a la mujer de su compañero, ella se había arrodillado en el sofá, para poder ponerle las tetas en la cara, Benítez aprovechó para meterle la mano por debajo del vestido y agarrarle directamente el coño por encima de las bragas. Susan gimió, Benítez le apartó las bragas y le pasó un dedo por el medio del chichi, Susan le desabrochó el pantalón y le sacó la polla, se pajeaban mutuamente.

Soria se levantó del sofá donde estaba y se acercó a su mujer, mientras lo hacía se desabrochaba el pantalón, lo dejó caer, se bajó los calzoncillos y se agarró la polla, ya la tenía tiesa al excitarse viendo como a su mujer la pajeaba su compañero. Le ofreció la polla a su mujer, Susan se la agarró y metió en la boca, chupándola con ganas, se la sacó un momento.

-Benítez ¿Me quieres follar?- Preguntó Susan. Benítez miraba a Soria, como pidiendo permiso.
-Fóllatela, reviéntala a pollazos como a ella le gusta.- Contestó Soria animándolo.

Benítez se levantó del sofá, se desnudó con rapidez. Soria se arrodilló en el sofá, su mujer también arrodillada, se inclinó para seguir comiéndole la polla, levantó el culo ofreciéndoselo a Benítez, este, sin vacilar un momento, le levantó la falda del vestido, le bajó las bragas, le apuntó la polla en la entrada de la vagina… y de un empujón se la metió hasta el fondo, Susan se fue para adelante metiéndose la polla de su marido en la garganta, le salió un gemido raro, por la penetración de Benítez y tener la boca ocupada. El compañero fue encontrando el ritmo follándose a la mujer de Soria, hasta que Susan se levantó, colocó a su marido sentado en el sofá, ella se desnudó, se sentó encima cabalgándolo… ahora se la follaba su marido y ella le comía la polla a Benítez. A Susan se le notaba que se estaba excitando, Soria le hizo un gesto a Benítez para que se sentara a su lado, Susan cambió de montura follándose al compañero de su marido, Soria se levantó, se colocó detrás de su mujer, Susan le puso la tetas otra vez en la boca a Benítez, así se lo follaba y él le comía las tetas, y al echar el cuerpo para adelante, le dejaba sitio a su marido para que le lubricara el culo y le metiera la polla. Cuando se notó penetrada por los dos agujeros, Susan aumentó el volumen de sus gemidos. Eso hizo que Benítez pensara que se iba a correr de un momento a otro, Susan lo notó, Soria lo notó, así que aceleraron los tres para correrse, primero lo hizo Benítez, después Susan y por último Soria.

Soria se levantó para meterse en el cuarto de baño, Susan se estiró en el sofá, Benítez a su lado, le pasó un brazo por encima, Susan se lo agarró. Benítez pensó que Susan debía follar mucho con su marido, pero cariño no le daba demasiado. Una mano de Benítez le fue acariciando el cuerpo a Susan, ella cerraba los ojos sintiéndolo, le estaban encantando aquellas caricias, hasta que llegó al coño, lentamente dos dedos se lo fueron acariciando dándole vueltas al clítoris. Susan se fue colocando bien, Benítez, después de tanto tiempo sin estar con una mujer, tenía la polla tiesa como un palo otra vez, se colocó encima de Susan, ella abrió las piernas todo lo que pudo, con la corrida dentro todavía del primer polvo, la polla fue entrando en el coño sin ninguna dificultad. Benítez se movía, ella se agarraba a su espalda moviendo la cintura, acompañándolo en las penetradas, Susan pensó que Soria en su puta vida se la había follado con tanto cariño y delicadeza, tuvo un orgasmo enorme y profundo, mientras Benítez le volvía a llenar el coño a lechazos. Que buen orgasmo fue para los dos, se miraron a los ojos, Benítez le dio un beso cariñoso en los labios…

Cuando Soria salió de nuevo al salón, su compañero se había ido.

-¿Y Benítez?- Le preguntó a Susan.
-Se ha vestido y se ha ido, creo que ha sido algo fuerte para él todo esto.- Le respondió Susan, acordándose de aquel último polvo con Benítez.



Ya de noche, Álex conducía, Mónica le miraba curiosa.

-¿Me vas a decir dónde vamos?
-Es una intuición que tengo.- Le contestaba él.

Llegaron a la calle donde estaba la obra abandonada, donde encontraron el cuerpo de Magui, bajaron del coche, Álex abrió el maletero y sacó la cartulina amarilla, la desplegó y se colocó debajo de la farola, sujetando la cartulina estirada por encima de su cabeza.

-Entra en la obra y dime de qué color se ve la cartulina.- Le pidió a Mónica.

Ella caminó unos cuantos pasos, se giró y lo miró, allí, sujetando la cartulina por encima de la cabeza, le entró la risa floja.

-No te rías y dime de qué color se ve.- Le pedía Álex.
-De qué color se va a ver hombre, amarillo.
-Vete más lejos, dentro del edificio, donde está más oscuro, desde donde lo vio aquel hombre.- Insistía Álex.

Mónica caminaba descojonándose de risa, pensaba que Álex ya estaba desvariando con aquel caso. Se metió en lo más oscuro, se giró y miró de nuevo, con la luz tenue medio anaranjada, la cartulina brillante parecía de color naranja. Mónica pegó un grito.

-Naranja, se ve naranja, Álex.

Salió corriendo para volver con él, Álex volvía enrollar la cartulina sonriendo.

-Lo sabía, estábamos buscando la furgoneta equivocado ¡Coño!
-Esto cambia las cosas, tendremos que empezar la búsqueda de nuevo.- Apuntaba Mónica.
-Mañana será otro día, a primera hora daremos la orden a todas las patrullas.

Conducía Álex de vuelta, Mónica a su lado.

-Estaba pensando…- Decía Álex sin acabar la frase. Mónica le miró.
-¿Qué pensabas?
-Qué… bueno… qué sería más cómodo si te quedas en mi casa ¿No crees?
-¡Álex!
-Lo digo porque así no hace falta que te pase a buscar por la mañana, y al levantarnos podríamos ir a correr y hacer un poco de ejercicio…
-¡Álex!- Insistía Mónica.
-Es lo más sensato.
-Mira Álex, no sé si eso es lo más sensato, lo que sí sé es que tú no eres nada sensato, te follaste a Elvira ¿Ahora qué quieres? Seguir follándome a mí, ahora una, después la otra… y así vas a ir viviendo.
-Con Elvira no volverá a ocurrir nunca más…
-Por qué ella no quiere, si quisiera estarías con ella como un perrito faldero.

Álex calló, estuvo un rato en silencio.

-Ven a mi apartamento, por favor.- Le volvió a pedir.
-¿Por qué Álex, por qué? No lo entiendo, has vivido siempre solo ¿Por qué necesitas compañía ahora?
-Compañía no, te necesito a ti.

Se le escapó a Álex, volviendo a quedarse callado. Mónica también callaba, pensaba.

-¿Por qué?- Pregunto de nuevo Mónica.

Álex no contestó, Mónica se dio cuenta que lo estaba presionando.

-¿Por qué quieres que vuelva a tu casa?- Él callaba cerrando los ojos.
-¿Por qué Álex?- Levantó la voz Mónica.

Álex paró el coche, giró medio cuerpo en el asiento mirando a Mónica.

-¿Por qué…? Por qué te quiero, por qué me siento bien contigo, por qué cuando estoy en mi apartamento solo, te echo de menos, por qué cometí un error cuando fui a ver a Elvira… no tenía que haberlo hecho. No sé porqué se me ocurrió teniéndote a ti…

No pudo decir más, Mónica le besaba los labios pasándole los brazos por el cuello, se besaban, dulcemente, demostrándose el cariño y el amor que se tenían.

-Está bien, volveré a tu apartamento, pero… con una condición.- Le decía seria Mónica.
-¿Solo una? Vale, dispara.
-Me tienes que contar con todo detalle que pasó entre Elvira y tú, si tengo que vivir en medio de los dos quiero saber que pasó.
-No tienes que vivir en medio de los dos, tienes que vivir conmigo.- Se defendía Álex.
-Bueno, bueno, vivir contigo es como vivir con una parte de Elvira.

Álex pensaba.

-¿Tiene que ser hoy? ¿Te lo tengo que explicar hoy?
-No hombre, cuando quieras, pero no te olvides, ni pienses que me olvidaré.- Le contestó Mónica mirándole a los ojos.

Cómo le pidió Álex, pasaron por el apartamento de Mónica, volvió a meter en una bolsa varias prendas de ropa y se fue a vivir de nuevo con él.
Este capitulo aclara muchas cosas, humaniza a Elvira, ya no parece tan cabrona, explica un poco el comportamiento de Susan, consentir los cuernos que le pone el cabron de Soria…
 
...

Por la mañana, muy temprano, Mónica se despertó, Álex dormía con su cabeza apoyada en el hombro de ella, le pasaba un brazo por la barriga apoyándola la mano en la cadera contraria. Mónica le pasó un brazo por debajo de la cabeza, él se acomodó colocándole la cabeza encima de las tetas, durmiendo le acarició la cadera y se juntó más a ella, Mónica miró el techo y resopló. Siempre le había costado tener pareja estable, eso de sentirse atada a un hombre nunca le había convencido, estaba bien para salir y tener sexo, pero ellos siempre le acababan pidiendo compromiso, y eso, eso no le convencía, conocer a la familia, pensar en vivir juntos, repartir gastos, tener que estar con esa persona tuviera ganas o no, en fin, siempre acababa teniendo discusiones por lo mismo. Pero aquella vez, aquella vez fue diferente, ella no quería nada serio, Álex todavía menos… y ya ves como estamos, pensaba Mónica, si esto no se parece a una pareja convencional, yo ya no sé, y el caso es que me gusta, quiero estar con él… y él conmigo, está claro, si no fuera así no me hubiera pedido que volviera a su casa. O ¿Es que se siente solo por el fracaso con Elvira? ¿Será por eso que me lo ha pedido? No, piensa Mónica, en el coche, cuando le insististe, se sinceró, te dijo que te quería, que te echaba de menos, fue la primera vez que te dijo que te quería, por cierto, tú no se lo has dicho nunca, tal vez no valga la pena decírselo, ya sabes que pasa después, el compromiso y todo lo demás.

Álex se movió, parecía que empezaba a despertarse, Mónica le miró a los ojos, él los abrió, lo primero que vio fueron los bonitos ojos de Mónica, además, se dio cuenta que tenía la cabeza encima de sus tetas y ella le pasaba un brazo por detrás sujetándosela.

-Buenos días, Álex.
-Buenos días, Mónica.- Respondió él en un susurro, con una sonrisilla, dándole a entender que estaba muy a gusto en aquella posición.

Acomodó mejor la cabeza en medio de las tetas, ella con la mano del brazo que tenía por detrás de él le acariciaba el cogote. Álex se fue girando, se fue colocando bien, hundió la cabeza en medio de las tetas de Mónica, poco a poco le fue subiendo la camiseta, hasta destaparle las tetas, ella sonreía acariciándole el pelo, él se entretenía pasándole la lengua por el lado de una teta, alrededor del pezón, un pezón que se le ponía duro y salido, con la mano le acariciaba la otra teta. Que delicado es y cómo me pone este tío ¡Joder! Pensaba Mónica disfrutando de las caricias de Álex. Él se fue colocando en medio de sus piernas, ella las fue abriendo, notó como una mano se le acercaba al coño, como unos dedos se lo acariciaban, como le rozaban los labios vaginales, como le daban vueltas al clítoris y como le frotaban el agujerito del chichi. Un agujerito que a esas alturas lo tenía totalmente mojado, lo que facilitó que le fuera metiendo la polla lentamente, sin interrupciones, hasta llegar al fondo, hasta que los dos cuerpos quedaron juntos, uno dentro del otro. Los dos gimieron levemente.

-¿No teníamos que levantarnos y hacer deporte?- Le preguntaba Mónica en un susurro.
-Esto es mejor que el deporte y también se gastan muchas calorías.- Le respondía él.

A la vez que levantaba el culo sacándole la polla volviendo a bajarlo para penetrarla de nuevo, Mónica cerró los ojos del gusto mientras gemía, él siguió follando con un ritmo suave, un ritmo tierno y sensual. A la vez le quitaba la camiseta, ella se la quitaba a él, ahora, los dos desnudos sentían el roce de sus cuerpos unidos, las manos se acariciaban, las cinturas se movían acompasadas buscando las penetraciones placenteras. Las respiraciones se aceleraban, los besos se sucedían, las caricias aumentaban en intensidad, gemían uno delante del otro, mirándose fijamente a los ojos. Hasta que les llegó el orgasmo, se corrieron sin dejar de acariciarse, de sentirse.

Al acabar Álex dejó caer la cabeza otra vez encima de las tetas de Mónica, ella se la abrazó con los dos brazos, estrechándola en su pecho, mirando al techo de nuevo pensando ¿Cómo había llegado a ese extremo con Álex? Se preguntaba, no tenía una respuesta, lo único que sabía era que lo quería, que tal como le había dicho él, ella también lo echaba de menos cuando no estaba a su lado. Álex levantó la cabeza, se miraron a los ojos con una sonrisa.

-¡Ay Álex! No sé cómo acabará esto.- Le dijo Mónica.

Él le besó los labios.

-Dejemos que las cosas fluyan, ya veremos cómo acabara, ayer te lo dije, te quiero, me gusta estar contigo, he pensado que tal vez…

Se quedó en silencio, Mónica seguía mirándole a los ojos con la sonrisa.

-¿Tal vez qué?- Preguntó en un susurro.
-Tal vez… esto pueda llegar a algo más, no sé, el tiempo lo dirá.- Le susurró también Álex.
-El tiempo lo dirá.- Le confirmó Mónica besándole de nuevo los labios.


Cuando llegaron a la comisaría, entraron en el despacho del comisario, hablaron con Elvira, pidieron un listado a tráfico de todas las furgonetas amarillas matriculadas en la ciudad. Mientras el listado no llegaba, se alertaron a todos los agentes, se buscaba una furgoneta de color amarillo, no naranja. Hubo varios avisos, Álex y Mónica los comprobaban todos, iban de una punta a otra de la ciudad. Salían de un taller en uno de los barrios obreros de la ciudad, cuando Álex recibió una llamada en el móvil.

-Hola García.- Saludaba Álex.
-Álex, tienes que venir a la casa de Catwoman, ha pasado una desgracia.- Le dijo la agente García muy seria, muy afectada.
-¿Qué pasa García? ¿Qué ha ocurrido?- Levantaba la voz Álex preguntando en medio de la calle, sabía por la voz de García que algo grave había pasado.
-Es Soria Álex, es Soria.- Acabó diciendo García sin poder seguir hablando, lloraba sin poder hablar y colgó la llamada.

Mónica y Álex salieron de allí a toda hostia, con la sirena y las luces funcionando para llegar lo antes posible. Cuando el coche giró por la calle donde vivía Catwoman, ya lo vieron, delante de la casa varios coches de patrulla de la policía, un par de la guardia urbana, la furgoneta de la forense, algunos coches de otros compañeros y… el coche de Soria, en medio, rodeado de los demás. Dejaron el coche en medio de la calle, salieron corriendo, levantando una cinta de la policía para que pudieran pasar, estaba García, llorando.

-¿Qué ha pasado García?- Volvía a preguntar Álex, sin respuesta de la agente, estaba demasiado afectada.
-Benítez- Dijo Mónica, pasando por debajo de la cinta dirigiéndose a él, Álex le pasaba la mano por la cara a García intentando animarla, con la preocupación de no saber qué había pasado.

Los dos se acercaron a Benítez, al verlos se puso las manos en la cabeza, se le notaba también destrozado.

-¿Qué ha pasado Benítez?- Le preguntaba Mónica, fue la primera que llegó a su lado.

Esta mañana…- Empezaba a hablar Benítez con hilo de voz.- Esta mañana me ha llamado Soria, la señora de los gatos había llamado a comisaria, tenía algún problema, habrá perdido uno de sus gatos, me dijo Soria. Era muy pronto, me ha dicho que venía él y que nos veríamos en comisaría.

Benítez paró de hablar, un nudo en la garganta no le dejaba seguir.

-Tenía que haber venido con él, lo he dejado solo…
-Sigue Benítez por favor.- Le pedía Álex.
-Soria no ha aparecido, un vecino ha llamado porque ha visto la puerta de la casa abierta demasiado tiempo. García ha sido la primera el llegar, por eso está tan impactada…

Benítez empezó a llorar, Mónica y Álex se miraron, miraron la puerta de la casa abierta. Saludaron al compañero de García que hacía guardia en la puerta de la casa, con la cara pagaba, también estaba deshecho.

Entraron en el salón, lo primero que vieron fue a Catwoman tirada en el suelo, con tres disparos en el pecho, en una mano sujetaba un cuchillo de grandes dimensiones, delante de ella, los pies casi se tocaban, estaba estirado Soria, con su arma reglamentaría en una mano y un corte profundo en el cuello, por ahí se había desangrado a juzgar por el charco de sangre que rodeaba su cuerpo.

-¡Soria! ¡Soria! Gritó Álex acercándose a los cuerpos. Mónica, con las manos en la boca, se le saltaba las lágrimas.

Elvira se cruzó con Álex, lo agarró de los hombros empujándolo.

-No puedes acercarte Álex, no puedes contaminar el escenario, la forense está trabajando.
-Es mi amigo, es mi amigo, mi compañero…- Gritaba Álex enloquecido.

Lita, que estaba agachada recogiendo muestras, se levantó ayudando a Elvira a sacarlo del salón, metiéndolo en otra habitación.

-¿Qué mierda es esta Lita? ¿Qué mierda es esto? Eso es imposible…- Seguía gritando descompuesto de dolor Álex.
Tranquilo, tranquilo, escúchame, escúchame…- Le decía Lita zarandeando a Álex por el hombro.- escúchame, Soria también era mi amigo, también era mi amigo.- Repitió una segunda vez casi sin voz.- Está claro que esto lo han preparado, no hay que saber mucho para verlo, esa señora no podía cortarle el cuello a Soria y a la vez él pegarle tres tiros…
-¡Qué coño dices! Con esa señora nos conocemos de toda la vida, es imposible que le hiciera daño a nadie, solo vivía para cuidar a sus gatos…

Mónica entró en la habitación, pasó por el medio de Elvira y Lita abrazando a Álex, él le pasó los brazos por la espalda agarrándose muy fuerte, los dos lloraban.

-Tranquilo, tranquilo, vámonos de aquí, ya no podemos hacer nada.- Le decía Mónica tranquilizándolo, o al menos intentándolo.
-Lo de los gatos lo sabemos, estaban aquí, los cuatro están encerrados en otra habitación.- Le decía Elvira.- Álex, alguien tendrá que hablar con su mujer, no sé si tú…
-Por supuesto que se lo diré yo, Mónica y yo iremos a su casa.- Mónica, todavía abrazada a Álex lo confirmaba con la cabeza.
-Tomaros el resto del día libre, sé que estabais muy unidos a Soria.- Les dijo Elvira.

Cuando salieron se abrazaron con Benítez, el hombre estaba destrozado, después con García, ella fue la primera en entrar en la casa, pensaba que la señora se había olvidado cerrar la puerta de la calle en algún despiste por la edad, entró gritando para que la pudiera oír, cuando entró al salón se quedó de piedra, su compañero la ayudó a salir de la casa, era incapaz de dar un paso por ella misma, aquella imagen de los cuerpos en el suelo, con tanta sangre, la dejó paralizada y horrorizada. Todavía lo estaba mientras la abrazaban.

-¿Qué coño es esto?- Seguía preguntándose Álex mientras conducía con Mónica al lado.
-No lo sé ¿Qué ha pasado? No lo entiendo.- Le intentaba responder Mónica.
-Lo han hecho, alguien, o varios, lo han hecho, los han matado a los dos, pero… ¿Por qué? Por qué matar a una señora mayor y a un policía…
-Me parece Álex, que la llamada de la señora esta mañana, no era por los gatos, algo vio o algo pasaba en su casa, por eso llamó a la policía…- Pensaba Mónica en voz alta.
-Por eso Soria fue a su casa, él pensó que debía ser lo de siempre, tenía que haberse dado cuenta que si Catwoman no había ido a la comisaría era por algo ¡Me cago en la puta! ¡Hostia!
-Aun así, Álex ¿Por qué? ¿Por qué matar a un policía? Si querían robarle a una señora mayor que cuida de sus gatos, ¿Por qué matarlos a los dos? Es complicarse mucho la vida ¿No?
-Yo tampoco lo entiendo Mónica, aquí nunca había pasado nada, tú llevas solo unos meses, él y yo llevamos muchos años, jamás ha pasado nada serio, tú sabes que la distracción en comisaría, era saber a quién le tocaba hablar con la señora cuando venía buscando conversación, si hasta llevabas un Excel con la lista de agentes para que no perdiéramos el orden.

El coche paró delante del portal donde vivía Soria, Álex paró el motor, miró el portal.

-¡Hostia puta!- Se quejaba amargamente Álex.
-Esto va a ser duro, cariño.- Le decía Mónica acariciándole la cabeza.

Álex miró a los ojos a Mónica, los dos lo confirmaron con la cabeza, bajaron del coche y entraron en el portal, subieron en el ascensor y llamaron a la puerta. Cuando Susan la abrió se dio cuenta de que algo no iba bien, la cara que tenían los dos lo anunciaba.

-Es Soria, Susan.- Le dijo con un hilo de voz Álex.
-Soria ¿Mi marido? ¿Qué ha pasado?- Preguntó levantando la voz asustada Susan.

No les hizo falta contestar, las lágrimas que resbalaban por la cara de Mónica se lo dejó claro. Susan se tapó la boca, se quedó muda, muy despacio entró en el salón, Mónica detrás, Álex cerró la puerta de la entrada, Mónica se había sentado con Susan abrazándola, ninguna de las dos decía nada, solo lloraban ¿Qué se puede decir en estos momentos? Se preguntaba Álex pensando, mirándolas a las dos, nada, seguramente es mejor no decir nada, se respondió él mismo.


Pasaron las horas, Susan habló con sus padres y sus suegros, sus padres fueron a buscar a los niños al colegio. La casa se fue llenando de compañeros de Soria, fueron llegando para darle el pésame a la viuda, unos salían y otros entraban. Por la tarde, anocheciendo, entró Lita, se besó y abrazó con Susan.

-Descubre quien ha sido Lita, él te quería mucho.- Le dijo Susan.
-Lo sé, lo sé Susan, lo siento mucho de verdad.

Se volvieron a abrazar, después otros compañeros atrajeron la atención de Susan, entre ellas la agente García, que estaba a su lado sin dejarla sola en ningún momento. Álex apartó a Lita, Mónica se fue con ellos.

-¿Qué ha pasado Lita? ¿No creerás qué…?- Le preguntaba Álex.

Lita suspiraba.

-No sé quien ha sido, pero lo han hecho muy mal, no sé si querían robarle a esa pobre señora, Ana se llamaba, y Soria los ha enganchado…
-¿Los ha enganchado? ¿Quieres decir que fue más de uno?- Preguntó Mónica.
-Pondría la mano en el fuego que sí, uno solo no creo que fuera. Esa señora no podía cortarle el cuello así a nadie, además, hay claros signos de que lo hicieron por detrás, no creo que Soria se girara y disparara tres veces, cayendo los dos a la vez en el suelo…
-Eso es imposible Lita- Hablaba Álex.- se conocían, Soria había hablado con ella muchas veces en la comisaría, igual que yo, esa señora era una buena mujer, mi familia la conoce de toda la vida ¿Qué coño está pasando? ¿Esto tiene que ver con Reme y Magui?

Lita los miraba fijamente.

-Eso mismo he pensado yo, tantos años sin pasar nada, de golpe tres muertos, seguramente cuatro con la desaparecida, algo tendrán que ver creo yo, pero… lo cierto es que no he encontrado nada que los relacione, al menos en las pruebas forenses.
-Gracias Lita, muchas gracias… y lo siento, sé que tenías algo con él.- Le dijo Álex.

Lita izo una mueca y se fue.

A última hora de la noche, solo quedaron Mónica, Álex, Benítez y Susan.

-¿Necesitas algo Susan? ¿Quieres comer algo antes de que nos vayamos?- Le preguntaba Mónica.
-Yo me cuidaré de todo, no os preocupéis.- Les decía Benítez.

Álex y Mónica les miraron, estaban los dos sentados en el sofá, Susan no se enteraba de mucho, el médico le había suministrado un calmante, Benítez a su lado le pasaba un brazo por la espalda, ella dejaba caer la cabeza en su hombro. Álex y Mónica se dieron cuenta que había algo entre ellos, no sabían qué, pero se notaba la confianza uno en el otro, se miraron, se despidieron y se fueron.

Fueron unos días muy atareados, investigaron, pero lo más importante era Susan, el velatorio y el entierro de Soria. El comisario quiso organizar un entierro a la altura de las circunstancia, obligó a todos los agentes a vestirse de gala, a desfilar detrás del coche fúnebre por algunas calles de la ciudad. Con el uniforme oficial, Álex, Benítez y algunos más, llevaron el féretro a hombros en el cementerio, se tiraron salvas de homenaje y se hizo todo lo posible para honrar la muerte de Soria.

El día del entierro todos estaban demasiado tristes, nadie en la comisaría estaba para hacer su trabajo al cien por cien, Elvira así lo entendió y no quiso agobiar al comisario para forzar la investigación, prefirió esperar al día siguiente.

...
Se equivocaron de policía? Este montaje era para Alex? Que cabrones!
 
Felicidades al autor, me ha roto los esquemas.

Soria y Catwoman involucrados en un crimen doble ... 🤔 ... ¿Será pasional?

¿Aquella llamada a Soria era por los gatos o por otra cosa? ¿Se follaba Soria a Catwoman?

¿Fueron sorprendidos por el novio de la abuela? ¿Era el novio de la abuela el mismo que el novio de Noelia?

¿Habrá sido Benítez por encargo de Susan? Se les veía muy unidos en el velatorio.
🤣🤣🤣Que agorero eres!
 
...

Cuando llegaron al apartamento de Álex aquella noche, se encontraron una nota en la puerta, la señora Satu les avisaba de que se había ido unos días a la casa de unos familiares. Álex movía la cabeza de lado a lado, negando algo.

-Satu me dijo que estaba sola, sin familia.- Le dijo Álex a Mónica.

Tal como iban, con el uniforme de gala de la policía, entraron en el apartamento, agarraron unas linternas, Álex sacó algo de un cajón y se lo metió en el bolsillo. Bajaron, sacaron las armas reglamentarias, fueron mirando ventana por ventana, enfocando con las linternas dentro, cuando llegaron a la puerta trasera, Álex se sacó del bolsillo lo que había cogido del cajón, una funda, de dentro sacó un par de ganzúas, en un momento tenían la puerta abierta, entraron, revisaron todas las estancias, en el armario y los cajones de la habitación de Satu se notaba que faltaba ropa.

-Álex, nos estamos volviendo paranoicos, Satu se ha ido.- Le decía Mónica guardando el arma.
-¡Joder! Todo esto me está volviendo loco.- Reconocía Álex.
-No me extraña, vamos a descansar, ha sido un día duro.- Le dijo Mónica.

Subían las escaleras para llegar al apartamento de Álex cuando le sonó el móvil.

-Hola papá.- Saludó Álex.
-Hola hijo, solo quería avisarte de que nos hemos ido a pasar unos días fuera de la ciudad, Noelia se cuidará de todo en la panadería.
-¿Vosotros también?
-¿Alguien más se ha ido?- Preguntaba curioso su padre.
-Sí, la señora Satu, me ha dejado una nota.
-Bueno, después de las fiestas de navidad todos necesitamos un poco de tranquilidad, te dejo hijo, ya nos veremos cuando volvamos.
-Espera, espera ¿Y la panadería? ¿Quién va a hacer el pan? Por qué no me imagino a Noelia con la masa y el horno.
-Tendré un sustituto, no te preocupes, el negocio sigue en pie. Venga hijo, un beso de parte de tu madre.

Colgó la llamada, Álex miraba fijamente a Mónica.

-¿Qué?- Le preguntó ella.
-Mis padres… que también se van, o se han ido.
-¿Qué pasa? ¿La gente abandona la ciudad? ¿O qué?
-Yo que sé, vamos a descansar.

Se ducharon, se pusieron ropa cómoda para estar por la casa y cenaron. Después Álex se sentó en el sofá, puso la televisión, la estaba mirando cuando salió Mónica de la cocina y se sentó encima de él, le pasó los brazos por detrás del cuello y le besó los labios, se miraron a los ojos. Álex pensó, le acarició la cara a Mónica y apagó la televisión…

-Los padres de Elvira- Comenzó a hablar Álex.- tenían una carpintería y viven cerca de mis padres, cuando éramos pequeños jugábamos en la calle con la misma pandilla de chicos del barrio, íbamos al mismo colegio y a la misma clase, siempre… siempre nos sentábamos juntos…
-¿En esos tiempos ya te gustaba Elvira?- Preguntaba Mónica.
-Desde que éramos unos críos me gustaba Elvira, bueno… exactamente, nos gustábamos, por eso nos sentábamos juntos en la clase, volvíamos juntos del colegio, jugábamos juntos con los amigos, casi todo lo hacíamos juntos, aunque en ese momento éramos tan pequeños que no sabíamos porque lo hacíamos. Llegamos a la adolescencia… ¡Buf! Ahí empezó todo…

Álex miraba el techo pensando, una sonrisilla le salía de la boca pensando en aquellos momentos.

-Empezamos a estudiar y hacer deberes juntos por las tardes- Seguía explicándole Álex a Mónica.- en su casa o en la mía… así, estudiando, un día que estábamos solos en su casa, ocurrió, nuestro primer beso… y el segundo… y todos los que llegaron después, esa tarde ya no abrimos un libro para nada.
-Se despertó la pasión.- Afirmaba Mónica.
-Sí, y de qué manera… al día siguiente le robé los preservativos a mi padre y…
-No te cortes Álex, y follasteis por primera vez.
-Sí, así fue, follamos por primera vez… Después, después de aquello fue una locura, descubrimos tantas cosas, nuestros cuerpos, nuestros sentimientos, nos unimos más. Cuando acabamos los estudios, Elvira me dijo que quería ser policía, que haría oposiciones, que quería irse de la ciudad, me pidió que lo hiciéramos juntos, que me fuera con ella, que buscaríamos un apartamento cerca de la Academia de Policía y que viviríamos felices.
-Y así lo hicisteis.
-Sí, así lo hicimos, aprobamos las oposiciones…
-Qué estudiasteis juntos, claro.
-Sí- Contestaba riendo Álex.- tanto los exámenes teóricos como los físicos…
-Creo que estudiabais más los físicos.- Se cachondeaba Mónica.
-Sí, esos los estudiábamos mucho- Reía feliz Álex recordándolo.- Fuera bromas, estudiábamos y hacíamos ejercicio juntos.
-¿Qué pasó entonces? Si todo os iba tan bien.

Álex se puso serio, pensó un momento.

-Fue después, pedimos que nos destinasen a la misma comisaría, no lo conseguimos, a ella la destinaron en la central de Madrid y a mí en otra comisaría…
-¿Estabais muy lejos uno del otro?
-No, los dos estábamos en Madrid, solo que en diferentes comisarías.
-¡Coño Álex! Así pudisteis seguir viviendo juntos, no era ningún drama.
-No, al principio no lo fue, lo fue cuando a los pocos meses me dijo que se había enamorado de un compañero. No me lo podía creer, creo que perdí la cabeza, una tarde me dijo que saldría con él, los seguí, que equivocación, los vi follar, eso me destrozó la vida…

Mónica lo abrazó, lo consolaba.

-No lo entiendo, si todo fue como me explicas, no lo entiendo.- Le decía Mónica.
-Yo tampoco, nunca lo he entendido…
-Puede que al estar en la central, pensara que podía llegar muy alto y tú le sobrabas.
-No creo, ella nunca fue ambiciosa, habíamos hablado mil veces de poder vivir juntos tranquilamente, incluso hablamos de tener hijos en un futuro no demasiado lejano.
-No te ha dicho nunca lo que le pasó, porqué cambió de idea, porqué se enamoró de ese otro hombre, que le vio a él que no tuvieras tú, no sé, algo, alguna explicación.
-Cuando volvimos a hablar fue al llegar aquí para hacerse cargo del caso, ya vistes como me trató…
-¿Y cuando fuiste a verla? Algo hablaríais además de follar.
-¡Coño! Lo dices de esa manera, que suena tan… tan feo.

Mónica cerró los ojos, tenía que reconocer que estaba cogiendo unos celos de Elvira que no se esperaba.

-Está bien, perdona ¿Pero hablasteis o no?
-No, no me contestó a nada de lo que le pregunté, me echó de allí.

Seguían abrazados, en silencio, ninguno de los dos sabía muy bien que decir. Álex pensaba que lo mejor era olvidar, pero los sentimientos son los sentimientos, y sabía que no iba a ser fácil. Mónica quiso tener aquella conversación y en ese momento no sabía si había sido buena idea, lo que le había contado Álex era muy fuerte, la chica con la que creció, con la que había descubierto el amor, el sexo y la relación en pareja, lo había dejado de buenas a primeras, no le extrañaba que tuviera el trauma que tenía. Eso, a ella, le había hecho sentir celos de otra mujer, lo que nunca había sentido antes.

-Ha de ser difícil olvidarse de la mujer de tú vida.- Susurró Mónica.
-Creo que para que sea la mujer de tu vida tienes que sentirte correspondido, yo no siento eso…
-Ya, no te sientes correspondido, pero… ¿Qué sientes tú?

Álex la miró fijamente, con una carita que se le notaba claramente que estaba muy perdido, Mónica lo abrazó una vez más, quería consolarlo, que supiera que no estaba solo, pero… por otro lado, sabía que seguía siendo el segundo plato en la vida de Álex, esa relación tan estrecha que tuvo con Elvira no se podía olvidar así como así, al menos él, otro tipo de hombre seguramente la abría olvidado antes y tendría su vida rehecha, pero él, una persona con una imagen de tremenda fortaleza física y mental, en el fondo era tan tierno. Cuando profundizabas un poco en él se le notaba tan falto de cariño, de amor, era como si estuviera pidiendo a gritos que se ocuparan de él, como si quisiera recuperar aquella relación que tuvo con Elvira sabiendo que eso era imposible, que nunca más volvería sentir lo mismo por otra mujer. Esos pensamientos desestabilizaban a Mónica ¿Por qué quiso Álex empezar una relación conmigo? Se había preguntado en varias ocasiones, sabiendo la historia con Elvira, ahora todavía lo entendía menos. Tal vez él pensó que era un buen momento para empezar algo nuevo, y tuvo la mala suerte de que Elvira se le volviera a cruzar en la vida, también era casualidad que la persona que enviaran de Madrid para dirigir el caso fuera precisamente ella, que mala suerte ¡Coño! En todo caso las dudas le invadían la cabeza a Mónica ¿Qué hacía? ¿Se volvía a su apartamento? No creyó que eso fuera buena idea, Álex la necesitaba a su lado, y ella… ella también lo necesitaba a él, para qué negarlo.

-Yo…-Empezó diciendo Álex con dudas.- siento que quiero estar contigo…
-No digas nada más y bésame.- Le pidió Mónica.

Después de lo que había pensado ya no le interesaba demasiado lo que sentía Álex por ella, aquella respuesta ya la sabía, si no quisiera estar con ella no le habría insistido para que volviera a su casa con él. Lo más importante era saber lo que sentía por Elvira, y en esos momentos, seguramente, no era el mejor momento para saberlo, no era el momento para forzar una respuesta sincera que podía hacerles daño a los dos.

Álex se levantó del sofá con ella encima, la dejó en el suelo con la espalda apoyada en una pared, se arrodilló, le bajó el pantalón del pijama, se lo quitó, le bajó las braguitas, se las quitó también. Le besó el coño, le miró a los ojos, ella le sonrió, y él le metió la lengua en medio de la rajita del coño, se lo fue comiendo con tranquilidad, saboreándolo. Mónica le puso una mano encima de la cabeza, le estaba gustando, como siempre que se lo hacía ¡Dios! Pensaba Mónica, con la poca experiencia que tiene con las mujeres que bien lo hace, bueno, supongo que con Elvira practicó mucho y bien por lo visto, esa tía debe follar de maravilla ¡Hostia Mónica! Quieres dejar de pensar en Elvira y disfrutar… es igual, piensa lo que quieras, lo estás disfrutando igualmente, y de qué manera, que bien se lo come, que gustito me está dando ¡Uuuuff! Gemía Mónica cerrando los ojos. Que me folle, que me folle ya, me tiene encendida como una vela, noto como me baja la humedad del coño por la pierna ¡Por Dios! Que me folle de una vez, seguía pensando Mónica.

Álex se puso de pie, se bajó el pantalón del pijama, no llevaba ropa interior, le besó los labios a la vez que le levantaba y abría una pierna, ella levantó la otra cruzando las dos piernas por la espalda de Álex, él se sujetaba la polla apuntándosela en la entrada de la vagina, con la otra mano la agarraba por el culo, para ayudarla a no caerse, la fue penetrando lentamente, hasta meterle toda la polla dentro del coño, Mónica suspiró de gusto abrazándose a la cabeza de Álex ¡Hostia puta! Parece que sabe hasta cuándo me tiene que follar, me la ha metido en el mejor momento, cuando yo más lo necesitaba ¡Coño! Y como se mueve, como me folla, me encanta. Seguía pensando Mónica mientras le agarraba el culo sintiendo los movimientos follándosela. Lo que más me jode es que no sé si está pensando en mí o en Elvira mientras me folla ¡Para ya! Deja de pensar en ella ¡Hostia! Es que no ves el polvazo que te está pegando, como te está empotrando contra esta pared, como siga así la vamos atravesar los dos cayéndonos al jardín, verás que espectáculo, para espectáculo el polvo que te está pegando, te vas a correr, te vas a correr, esto es demasiado gusto, me corro, me corro.

Mónica se corría, Álex no dejaba de embestirla penetrándola, besándole el cuello, lamiéndole el oído, agarrándola con fuerza por el culo.

-¡Qué bien! Qué bien me he corrido…- Susurraba Mónica.
-Ya, sigue disfrutando que yo no paro.- Le contestaba excitado Álex.
-Haz lo que quieras, lo que quieras…

Como se parece follando a Elvira cuando estábamos bien, pensaba Álex ¡Joder! Si es que me recuerda a ella en tantas cosas, será por eso que ha sido con la única mujer que he querido profundizar sentimentalmente desde que me separé de Elvira, no lo sé, no lo sé, lo que sí sé es que me encanta estar con ella, hablar con ella, sentirla a mí lado, sentir su apoyo, sentir… sentir, follar… eso, follar, follaría todo el día con ella, como me pasaba con Elvira, follábamos a cualquier hora y de cualquier manera ¡Hostia! Como disfrutaba con ella, igual que disfruto con Mónica ¡Aggg! Gruñía Álex empotrando a Mónica. Sigue, sigue, le decía Mónica a punto de volver a correrse. Como le gusta a Mónica, pensaba de nuevo Álex, igual que ha Elvira, sus suspiros, sus gemidos, como se mueve, como me agarra, como me aprieta el culo ¡Me corro! Exclamó Álex. ¡Y yo! Le contestó en medio de un gemido Mónica. Los dos se corrían, gemían, gritaban, rugían, se abrazaban.

Al acabar, Álex seguía sujetando a Mónica empotrada contra la pared, se miraron a los ojos, se besaron con cariño, con amor, eso lo notaron los dos, que sentían algo especial uno por el otro lo sabían, la duda que tenían era el papel que tenía en su historia Elvira, y que más tarde o más temprano… acabarían por descubrir, más tarde o más temprano se tendría que solucionar el tema Elvira, y… posiblemente alguno de los dos saldría herido, era lo más probable.



Esa misma noche, Elvira llegaba a su apartamento, alquiló uno después de la visita de Álex al hotel, no quería que Álex supiera donde vivía. Como cada noche, antes de subir en el ascensor, abrió el buzón, sacó varios panfletos de propaganda que tiró a una papelera que había para ese menester, en el fondo del buzón vio una tarjeta, subió las cejas y abrió los ojos, agarró la tarjeta y la miró.

Se vende casita, pequeña pero bien arreglada, todo casi nuevo, perfecta para una pareja joven con uno o dos hijos. Ponía en la tarjeta, se fijó en una esquina, vio una especie de rosa dibujada a mano, se guardó la tarjeta en el bolsillo y apretó el botón del ascensor.


Una moto de cross, circulaba a gran velocidad por las carreteras de la montaña cercana a la ciudad, se desvió por un sendero, unos kilómetros después, con gran habilidad, el motorista dio un salto trepando por una pendiente muy pronunciada, cuando llegó arriba se dejó caer por una trialera importante, era evidente que el motorista dominaba el tema, metía la moto donde le interesaba, saltaba y pasaba por lugares muy difíciles. Finalmente, saliendo por el medio del bosque, llegó a un pequeño claro, en un rincón se veía una pequeña cabaña, se acercó muy despacio. Apagó el motor de la moto, se bajó y se quitó el casco, Elvira miró la puerta de la cabaña, se estaba abriendo, salieron varias personas.

-Hola cariño.- La saludó su madre abrazándola, después lo hizo su padre.

Elvira repartió besos a sus padres, a los padres de Álex y a la señora Satu.

-¿Qué ha pasado?- Preguntó Elvira.
-Vamos dentro que aquí hace frio.- Sugirió su padre.

Se sentaron todos alrededor de una mesa rústica de madera, una chimenea quemando leña le daba calor a la estancia.

-Mira hija, ya sabes que hace años que no estábamos contentos de cómo iban las cosas en la Logia, ya no era lo mismo que antes, últimamente, quiero decir, en los últimos años, estaba desmadrada, ya sabemos que tienen mecenas con mucho dinero…
-¿Dónde quieres llegar papá?- Le preguntaba Elvira a su padre, viendo que se enrollaba y le costaba explicarse.
-Mira Elvira- Hablaba el padre de Álex.- en estos últimos años, los sacrificios no eran solo sacrificios, venía gente de fuera, extraños para nosotros y… antes del sacrificio violaban y maltratan a las sacrificadas.
-Seguro que esa gente paga una buena cantidad de dinero por hacerlo, alguien se está llenando los bolsillos con eso.- Decía Elvira.
-Ya sabes quién es, Elvira, ya conoces como funciona esto.- Añadía su madre.
-Decirme ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estáis aquí? Esto era para una urgencia, como enviarme la tarjeta de venta de la casa y la rosa dibujada a mano.

Se hizo un momento de silencio.

Nos reunimos algunos, los que estábamos hartos de los abusos de la Logia, creamos un plan, no se podía seguir así, Elvira- Le decía el padre de Álex.- queríamos dejar pistas para que se descubriera todo…
-¡Coño claro! Por eso el pañuelo con sangre… y abrir ese agujero en la pared, para que vieran el sótano.
-Claro, la señora Ana, Catwoman, como la conocéis en la policía, fue quien manchó el pañuelo con la sangre de esa pobre chica. Después nos dijo que a unos chicos que conocía, les había pagado para estrellar la mesa contra la pared, lo hicieron varias veces, hasta que pudieron romper la pared, después tiraron el pañuelo con la sangre dentro. En el momento del sacrificio no pudo dejarlo, lo hubieran descubierto al limpiar la sala, por eso se lo tuvo que llevar y hacer algo para volver a dejarlo allí y que lo descubrieran, casualmente fue mi propio hijo…
-¿Cómo está Álex, Elvira?- Le preguntó la madre de Álex.
-Está bien, él no sabe nada, sigue sin sospechar nada ¿Y vosotros como estáis?
-De momento bien, pero esto se pude complicar, han descubierto que fue Ana quien les traicionó y no son tontos, saben que alguien tenía que ayudarla… ya has visto que la han matado, nos mataran a todos, Elvira, por eso te pedimos ayuda.- Explicaba su padre.
-Están descontrolados y cometen errores, matar a un policía ha sido una gran cagada.- Se lamentaba Elvira.
-Ayúdanos Elvira, solo te tenemos a ti.- Le pedía su madre.
-Está bien, ya sabéis que os ayudaré, me tenéis que explicar más cosas.

Elvira se quedó un rato más, le estuvieron explicando algunos detalles que a ella le interesaba. Antes del amanecer, Elvira estaba de vuelta en su apartamento.

...
Ja, estaba seguro que había una conspiración, solo que los padres de Alex están intentando arreglarlo….muy bueno el relato, me está encantando…
 
...

La mañana siguiente, después de dar unas vueltas por la ciudad, intentando encontrar una furgoneta amarilla, Álex y Mónica fueron a ver a la forense.

-Hola chicos.- Les saludó Lita.
-Hola Lita ¿Has descubierto alguna cosa? Tenemos que saber algo, descubrir quien ha hecho todo esto, por él, por Soria, por nuestro amigo.
-Los que lo hicieron no fueron muy cuidadosos, pero debían ir bien preparados, no han dejado una sola huella, ni una prueba por donde estirar, en realidad si encontré algo entre los dedos de Soria, un trozo de tela negra, pero es una tela tan corriente que podría pertenecer a cualquiera.

Lita hizo un silencio, los miró…

-Venir chicos, quiero hablar con vosotros.- Les dijo Lita mientras se dirigía a su mesa, ellos la acompañaron.- Veréis, yo… estoy aquí con un propósito. Vengo de una familia pobre, mi hermana mayor- Lita se emocionaba, a la vez que sonreía recordándola.- ella era… era muy inconformista, muy espabilada, de alguna manera consiguió una beca de esta universidad, vino aquí a estudiar derecho, lo que siempre había soñado ser, una buena abogada, en las fiestas de Navidad de hace unos años desapareció, nunca más volvimos a saber de ella. Yo vine a preguntar por ella, a compañeros y chicos que sabía que la conocían, porque ella me lo había dicho cuando hablábamos, nadie sabía nada de ella, le prometí a mi madre que no hablaría con la universidad, ella tenía miedo de que si descubrían que no era huérfana nos hicieran pagar la factura de sus estudios y estancia aquí, así que no me atreví a preguntar por ella oficialmente. Por ese motivo decidí ponerme a trabajar y estudiar medicina forense… y después hacerme policía, quería ser policía científica para saber qué pasó con mi hermana.

Álex y Mónica se miraban en silencio, les había sorprendido la historia de Lita.

-¿Así? ¿Nos estás diciendo que a tu hermana le podía haber pasado lo mismo que a Reme?- Le preguntaba sorprendida Mónica.
-Me temo que sí, ese sótano, la mesa tan manchada de sangre, eso… eso tiene toda la pinta de ser un sacrificio.
-¿Un sacrificio? ¿Quién se dedica a sacrificar chicas?- Preguntaba extrañado Álex.

Los tres se miraban, evidentemente nadie tenía una respuesta.

-Alguien… o más personas que se sienten amenazadas, se debieron enterar de que Magui vivía con Reme, por eso la mataron también, y… por alguna razón, por algún motivo, no sé encontrarle una explicación todavía, pero… por eso mataron también a Catwoman y Soria, lo que no sé es si querían matar a uno o al otro, o a los dos, no lo sé, no le veo una relación.- Les decía Álex, a la vez pensaba, se tocaba la frente y abría los ojos.- La única relación en todo esto la veo con la…
-¡Universidad!- Dijeron a la vez Lita y Mónica.


Esa misma tarde, Mónica y Álex llegaron a la comisaría, querían entrar en el despacho del comisario, Elvira les hizo una señal con la mano para que esperaran fuera, estaban hablando. Cuando acabaron salió Elvira.

-¿Qué queréis?
-Elvira, tenemos más datos del caso, tendríamos que hablar.- Le dijo Álex.
-Está bien, salgamos fuera.

Les dijo Elvira, Mónica y Álex se miraron, les pareció raro que quisiera hablar con ellos fuera de la comisaría. Salieron al patio donde dejaban los coches aparcados. Álex le explicó que sospechaban de la universidad, no le dijo nada de lo que les había contado Lita.

-Tenemos que entrar en la universidad y registrarla, por sorpresa, antes de que sospechen algo.- Le decía Álex nervioso a Elvira.
-Cómo habéis visto he hablado con el comisario- Les decía Elvira.- estoy pensando en algo, pero necesito convencer al comisario para hacerlo legalmente, no podemos entrar como tú dices…
-¿Por qué no? Cuanto más tardemos, más probabilidades habrá de que se enteren y no encontremos nada…
-Álex, Álex…- Le llamaba la atención Mónica.- Elvira tiene razón, si lo hacemos mal, lo que descubramos no servirá para nada, hay que hacer las cosas bien…
-¿Tú también estás de su parte?

Preguntaba molesto Álex.

-No se trata de estar de parte de nadie, se trata de hacerlo bien, no como tú haciéndote el Llanero Solitario.- Añadía Elvira.
-¡Venga va!

Se quejaba Álex apartándose de las dos.

-Iros, después contactaré con vosotros.- Le dijo Elvira a Mónica.

Mónica agarró del brazo a Álex, lo acompañó hasta donde estaba aparcado el coche.

-Dame las llaves, conduzco yo.- Le pidió Mónica.

Álex le entregó las llaves del coche, Mónica le abrió la puerta del acompañante para que se sentara, después ella dio la vuelta al coche sentándose en el asiento del conductor, puso el motor en marcha y salieron de la comisaría. Álex estaba serio.

-Elvira tiene razón, necesitamos una orden judicial para estar cubiertos por la justicia, no podemos hacer las cosas así como así, ya sé que tú eres muy impulsivo y lo habrías hecho ya, pero así no se puede hacer, después cualquier abogado nos tiraría las pruebas por el suelo, no las podríamos utilizar ¿No lo entiendes?
-Claro que lo entiendo Mónica, lo que pasa es que me da rabia que todo sea tan lento, antes de dar un paso importante necesitas pedir permiso a no sé cuanta gente, desde el comisario hasta al juez, es una mierda…
-Vamos a casa y nos relajamos, Elvira me ha dicho que contactará con nosotros para explicarnos como lo haremos.
-Esperar, esperar, nos pasamos la vida esperando ¡Coño!

Se quejaba Álex, Mónica conducía hasta el apartamento. Se ducharon y tomaban algo cuando llamaron a la puerta, la abrió Álex, entró Elvira.

-¡Oh! Este apartamento es muy acogedor, estáis muy bien aquí, que bonito.- Parecía que se cachondeaba Elvira.
-¿Cuándo entramos?- Le preguntó impaciente Álex.
-Tranquilo hombre…- Intentaba responder Elvira
-Demasiado tranquilo va todo el mundo…- Se quejaba Álex.
-Escuchar- Les decía Elvira.- será mañana por la mañana, os tengo que pedir algo, de esta operación solo está al corriente el comisario y el juez, necesito una patrulla de confianza, para que esté cerca de la universidad observando, por si hacen alguna cosa rara.
-¿Por qué tanto secretismo?- Preguntaba Mónica.

Elvira miró el techo pensando, no tardó en hablarles.

-Tengo información, no os puedo decir de quien o quienes… Como habéis descubierto, yo también sé que la universidad tiene algo que ver con todo esto, pero necesitamos pruebas… sé que las hay, y sé dónde encontrarlas, tendréis que confiar en mí, no quiero que sepan lo que va a pasar, no sé hasta dónde llegan los informadores que tienen, porque estoy segura que tienen algunos agentes comprados. Así qué ¿A quién podríamos poner a vigilar la universidad? En quien confiáis vosotros…
-Creo que en Benítez.- Comentaba Álex.
-No, Benítez todavía está afectado por la muerte de Soria, mejor otro.- Decía Elvira.
-En García…- Dijo Mónica.
-Sí… pero…- Dudaba Álex.
-No entrará en acción, no correrá peligro si la cosa se pone fea, solo tendrá que pedir refuerzos, eso es todo. Además, lo más probable es que no pase nada, haremos nuestro trabajo e informaremos al juez de lo que se tenga que informar, ya está.- Intentaba convencer Elvira a Álex.

Álex confirmó con la cabeza.

-Llámala, que venga, quiero hablar con ella.- Le pedía a Mónica.
-Tú nos ocultas algo, esto es muy raro.- Le decía Álex mientras Mónica hablaba con García.

Elvira no le contestó a Álex, ella tenía mucha información que a él no le importaba, ni le interesaba a ella que él la supiera. No tardó mucho en aparecer García, le abrió la puerta también Álex.

-¿Qué pasa? Estaba saliendo de la comisaría después del servicio, cuando me ha llamado Mónica.- Preguntaba extrañada la agente García.
-¿Confías en tu compañero?- Le preguntó directamente Elvira.
-Sí inspectora jefe, sí confío en él ¿Por?
-Mañana vamos a entrar en la universidad, necesitamos una patrulla que esté desde primera hora vigilando…- Le explicaba Mónica.
-No le des demasiados datos- La cortaba Elvira.- Mire García, a primera hora usted y su compañero vigilaran la universidad desde lejos, vigilarán el almacén que hay detrás del edificio principal, si ven algo raro me avisan, a mí o a cualquiera de ellos dos.- Le decía señalando a Mónica y Álex.- Yo la avisaré para que se acerquen cuando sea necesario, en el peor de los casos, la volveré a avisar para que pida refuerzos, eso es todo, no tienen que intervenir para nada ¿Lo ha entendió agente?
-Perfectamente, está muy claro.- Contestaba pensativa García.
-De acuerdo, se puede ir, mañana me comunicaré con usted a primera hora.- Le decía Elvira mientras la acompañaba hasta la puerta.

Cuando se fue García se juntaron los tres en medio del salón.

-Yo también me voy, descansar, preparar vuestras armas reglamentarias, limpiarlas y dejarlas en perfecto estado, no sabemos lo que nos podemos encontrar, supongo que nada, pero no podemos fiarnos. Mañana vendré a buscaros, vosotros no os mováis de aquí hasta que yo venga.

Elvira se fue, Mónica y Álex se quedaron con muchas dudas, fueron a buscar sus armas y se sentaron en la mesa del comedor para limpiarlas.

-¿Por qué tanto secretismo?- Preguntaba Mónica.
-No lo sé, ya la has oído, tiene mucha información, supongo que no quiere o no puede decirnos todo lo que sabe, espero que al menos sirva para algo todo esto.
-Espero que sí, vamos, acabemos con esto, cenemos y descansemos, mañana parece que va a ser un día muy intenso.- Le decía Mónica.
-¿Tú crees que después podríamos…? Para relajarnos y eso.- Le preguntaba Álex.
-Después haremos lo que tú quieras, para relajarnos o para ponernos más tensos, no sé para qué servirá, pero haremos lo que quieras.- Le respondía Mónica con una sonrisilla.

Como le iba a decir que no, si estaba deseando follar con él a la hora que fuera y donde fuera. Álex también sonreía, había vuelto a tener aquella necesidad de follar con su pareja igual que cuando estaba con Elvira, eso le gustaba, le confirmaba que Mónica era una mujer especial en su vida. Y sí, pegaron un buen polvo y se durmieron bien folladicos los dos.


Al día siguiente, Álex y Mónica se levantaron temprano, los nervios no les dejaron dormir demasiado, se ducharon, se vistieron, desayunaron, revisaron de nuevo las armas y comprobaron que llevaban encima suficiente munición, como dijo Elvira, en principio solo era un registro, pero… según les explicaron en la academia tenían que ir preparados para cualquier cosa, nunca se sabía cómo reaccionarían las personas implicadas en ese registro.

Llamaron a la puerta, abrió Mónica, entró Elvira con una caja de cartón bastante grande, los saludó con los buenos días de rigor y la dejó encima de la mesa del comedor.

-He traído algunas cosas que nos harán falta.

Les decía Elvira mientras abría la caja, ellos dos la miraban con los ojos abiertos, tenían curiosidad por saber que había dentro de aquella caja. Elvira sacó un chaleco antibalas, un chaleco claramente más grueso y más llamativo que los que tenían en la comisaría.

-¿Y eso…?- Preguntaba extrañado Álex.
-Son chalecos como los que utilizan las fuerzas especiales, más gruesos y más resistentes que los normales, no sirven para llevarlos debajo de la ropa, estos se tienen que poner por encima.- Respondía Elvira.
-Que detalle, hasta pone ‘POLICIA’ y todo, y bien grande para que todo el mundo se entere.

Se cachondeaba Álex mientras agarraba uno y se lo ponía, colocándose las cintas de velcro para ajustárselo.

-Que bien te queda puesto, claro con ese cuerpo que tienes…- Le decía Elvira mirando fijamente a Álex.
-Que bien te queda…

Repetía entre dientes Mónica celosa de las palabras de Elvira, a la vez se ponía su chaleco. Álex se apartó para ir a buscar el arma dentro de su funda y colocar el cinturón por dentro, para sujetársela a la cintura. Elvira se acercó por detrás a Mónica.

-Yo te ayudo a colocártelo.- Le dijo Elvira.

Mientras, le agarraba las cintas de velcro, pegando un tirón que le estrechó tanto el chaleco al cuerpo que Mónica pensó que la iba a reventar.

-De mí no tienes porque sentir celos- Le decía Elvira al oído a Mónica desde atrás.- seguro que habrán otras tías por ahí con ganas de follárselo- Mientras le iba apretando más el chaleco.- preocúpate de ellas, yo soy inofensiva, al menos en lo que tú te imaginas, Álex no me interesa.

Le seguía apretando el chaleco, Mónica casi no podía respirar. En ese momento apareció Álex, con el chaleco bien puesto, el arma en su sitio y todo preparado para la acción. Dio una vuelta delante de ellas para que lo vieran. Elvira aflojó las cintas, colocándole el chaleco a la medida a Mónica, la giró, agarró el chaleco por los hombros zarandeando a Mónica, como queriendo comprobar que estaba bien puesto.

-Muy bien, ahora sí que está bien colocado.

Les dijo a los dos, dándole un par de golpecitos en la cara a Mónica haciéndose la graciosa, a Mónica en esos momentos se la llevaban los demonios de la mala hostia que la había puesto Elvira, se giró, y disimulando lo cabreada que estaba se fue a buscar su arma. Mientras Elvira se ponía su chaleco, con rapidez, como alguien que ya está acostumbrado a hacerlo habitualmente, ella ya llevaba su arma bien colocada en la cintura. Después sacó de la caja tres linternas, bastante grandes por cierto.

-Nos llevaremos esto, son potentes y la batería dura muchas horas.
-Igual no te has dado cuenta, pero es de día, el sol ya ha salido y no está oscuro, no sé, lo comento porque igual no te habías dado cuenta.- Intentaba Mónica cachondearse para devolverle el momento del chaleco.
-Que lista es esta chica, no me extraña que estés enamorado de ella Álex, no se le escapa una, que sagaz.- Respondía Elvira sonriendo.

Mónica giró los ojos, en ese momento la habría agarrado por el cuello y la hubiera estrangulado sin compasión.

-Ya está bien, no sé qué os pasa pero basta ya ¿Vamos o no?- Les recriminaba Álex nervioso, con ganas de empezar el trabajo.
-Tranquilo hombre, ya vamos, solo hemos conversado un poco las dos, eso es todo ¿Verdad guapa?- Se seguía cachondeando Elvira de Mónica.
-Sí, sí, una agradable conversación, vámonos antes de que pierda los nervios.- Acabó diciendo Mónica, saliendo por la puerta con la linterna en la mano.

Álex y Elvira la siguieron, llegaron a la calle.

-Iremos con mi coche.- Ordenaba Elvira.
-¿En este? Muy discreto no es que lo sea.- Le recriminaba Mónica mirando el cochazo de Elvira.
-¿Quieres conducirlo Álex?- Le preguntó Elvira lanzándole las llaves del coche, mirando a Mónica sabiendo que le estaba tocando los cojones.
-Y tanto, no creo que en mi vida pueda tener uno de estos.- Decía Álex recogiendo en el aire las llaves del coche, contento por la propuesta de Elvira.

Elvira miraba a Mónica con una sonrisilla, cachondeándose, Mónica también le sonreía, pero con una sonrisa de aquellas que dicen, si pudiera te pegaba aquí mismo dos tiros, mala puta.

Mientras Álex conducía en la dirección que le indicó Elvira, por cierto, Elvira se sentó al lado de Álex y dejó a Mónica en el asiento trasero. Mónica pensaba, esta hija de puta me ha dicho que no le interesa Álex, pero… no sé, su actitud hoy es… es como muy simpática con él, le ha dejado conducir su coche sabiendo que a él le gustaría ¿No estará intentando acercarse de nuevo a él? Y me dice a mí que no tiene ningún interés en él para que yo me confíe, esta tía es muy maquiavélica, solo hay que verla, ya veremos si al final no la vamos a tener entre esa y yo. Elvira sonreía, de reojo veía a Mónica pensando, sabía que la había puesto al límite, lo que a ella le interesaba para sus planes.

Mónica seguía pensando, intentaba calmarse, no quería perder los nervios por las provocaciones de Elvira. Pensó en el polvo de la noche anterior, otra follada memorable, al llegar junto a la cama besó a Álex a la vez que le agarró el paquete, notó como le crecía la polla dentro del pijama… y que bien que besaba Álex mientras le agarraba el culo, ella le metió la mano por dentro del pijama, le amasó los huevos un poco y le agarró la polla con toda la mano, pajeándolo, lentamente, haciendo que la polla se le pusiera dura como una piedra. Se arrodilló, le bajó el pijama, le volvió a agarrar la polla y se la metió en la boca, chupándosela, succionándosela, pasándole la lengua por el frenillo, a la vez, con la otra mano, le amasaba los huevos, haciéndole gemir de gusto. Pensó que le puso muchas ganas en hacerle disfrutar, tal vez por celos, por celos de aquella mala puta que estaba sentada a su lado en el coche, aquella cabrona había disfrutado de él en el pasado todo lo que quiso, y por lo visto mucho, aquella manera de follar de Álex, era muy bueno haciéndolo, y si lo era, claramente fue por la influencia de Elvira, se debían de follar los dos como fieras, con complicidad, por eso no podían olvidarse uno del otro, seguía pensando Mónica ¡Ya está bien, coño! Se dijo a ella misma, deja de pensar en ellos, vuelve con lo tuyo. Volvió a pensar en la noche anterior, como Álex se dejó caer en la cama para que ella siguiera comiéndole la polla, amansándole los huevos, metiéndosela entera hasta la garganta, sacándosela llena de saliva, sin dejar de pajearlo continuó chupándosela, haciéndole gruñir, gemir y soltar algún pequeño grito de gusto. No debo ser tan mala en la cama cuando le hice disfrutar tanto, había que ver como se movía, como se retorcía de gusto mientras tenía su polla en mi boca, bueno, hasta que ya no aguanté más y las ganas de follármelo pudieron conmigo, me subí encima, me quité el pantalón del pijama y sin perder tiempo me metí su polla hasta el fondo, claro que tenía el coño hasta arriba de flujos por la excitación. Qué bien que me lo follé, como disfrutamos los dos mientras lo cabalgaba, como le hice gruñir gemir y gritar de gusto, claro que tampoco me extraña, me excité tanto, debía poner una cara de puta mientras me corría que el tío no me quitaba la mirada de la cara, que polvazo, como siempre que follo con él. Luego lo recompensé, volví a chuparle la polla, succionársela, pajeársela sin dejar de amasarle los huevos, que corrida le provoqué, pensaba que se había vuelto loco al ver como se movía y gritaba, me tragué todo el semen, sin pensarlo, lo hice por primera vez en mi vida por él, para que disfrutara viendo como me lo tragaba y como me salía el semen que no podía tragar por los lados de la boca. Su abrazo cuando acabamos decía mucho, algo siente por mí seguro, pero… ¿Tanto como llego a sentir por Elvira? Creo que eso nunca lo sabré. Mónica seguía pensando, mirando a Álex desde el asiento trasero del coche.

-¡Ay! Que carita de enamorada nena, céntrate que tenemos cosas importantes que hacer.

Le decía Elvira mirándola, girando la cabeza para verla. Mónica cambió la cara de golpe, clavándole la mirada a Elvira, una mirada de odio que Elvira notó, Elvira volvió a mirar para adelante con una sonrisilla.

-Gira a la derecha, guapo.

Le indicó Elvira a Álex, Mónica se tapó la cara con las manos, frotándosela, como si se la estuviera lavando, pensando en sacar la pistola y pegarle un tiro en la cabeza a Elvira esparciendo sus sesos por toda la parte delantera del coche.
Joder, cuanto más interesante está el relato lo tengo que dejar, intentaré leerlo un poco más esta noche, a ver si me pongo al día
 
Cambio de tercio y máxima expectación, creo que estamos todos con la mosca tras la oreja ... ahí, callados, el corazón palpitando, con lo ojos muy abiertos, la boca ligeramente abierta ... y el culillo apretao ... sin atrevernos a anticipar por donde puede "estallar" esto o si simplemente languidece.

En fin ... os dejo cinco buenas citas de Séneca.

"Para el velero que no conoce su puerto de destino, ningún viento es favorable."

"Nuestra naturaleza está en la acción. El reposo presagia la muerte."

"Languidece la virtud sin adversarios."

"Mientras nosotros posponemos, la vida acelera."

Estas cuatro son para Elvira, y esta última es para Fran, en agradecimiento por el encargo que le hice y para que se vaya haciendo a la idea de cuando le pagaré:

"La recompensa de una buena acción ... es haberla hecho"

Samanté, hermanos ... 🍵 ... feliz martes, día de Marte, hijo de Júpiter y Juno, Dios de la Guerra ... y de la Virilidad Masculina ... Honrémosle.
 
Última edición:
Elvira y Alex van a acabar juntos, Elvira esta enamorada de Alex hasta las trances, con Fran solo es sexo y el lo sabe, cuanto tiempo creéis que aguantará Fran, seguro que entre Mónica y Alex pasa algo, veo a aku muy tranquilo y eso significa que los demás tenemos que estar preocupados.
 
Elvira y Alex van a acabar juntos, Elvira esta enamorada de Alex hasta las trances, con Fran solo es sexo y el lo sabe, cuanto tiempo creéis que aguantará Fran, seguro que entre Mónica y Alex pasa algo, veo a aku muy tranquilo y eso significa que los demás tenemos que estar preocupados.
¡Coño! Ahora me has dejado con el culillo aún más apretao ... a mi me parece muy raro eso de los padres de Mónica, siempre se disculpan y nunca coinciden con los demás, además, el autor no deja que nos hagamos amigos suyos, no les ha dado ni una frase ... ¿Porqué será?
 
Última edición:
Sería una pena para Alex que se quede con alguien que lo considera como una mascota a la que hay que cuidar, pero bueno, parece que Alex sería feliz así, total, no le importó que por años le estaban mirando la cara de idiota, y lo triste es que realmente todos lo ven así, un pobre idiota, mejor tenerlo en la ignorancia.

Y si realmente son así sus sentimientos, espero le quede algo de respeto por Mónica y la deje libre cuanto antes y esta pueda rehacer su vida lejos de ese pueblo.

Yo creo que Fran lo tiene más claro, pero al parecer piensa que Elvira va a amarlo realmente con el paso del tiempo. No sé si pase, espero que se conforme con lo que salga, o que se aleje también.
 

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