Hola de nuevo,
Primero de todo quiero daros una vez más las gracias por el seguimiento del relato y los comentarios, comentarios que de verdad no tienen desperdicio, me encanta leerlos todos y me encanta el buen rollo que tenéis entre vosotros. Uno de los motivos de que empiece a publicar cuando ya tengo el relato escrito y acabado, es para disfrutar tranquilamente de vuestros comentarios, poder seguirlos y reaccionar a ellos, ya sé… ya sé que solo reacciono con emoticonos, carita de sorpresa, de risa o de lo que sea, por cierto, cuando pongo una carita de cabreado, en raras ocasiones la pongo, siempre, siempre, es por cachondeo, no me molesta nada de lo que digáis, al revés, me hace gracia y sigo con el cachondeo aunque a veces no se me entienda. No puedo reaccionar de otra manera porque estoy seguro que la cagaría y os haría spoiler del relato, así que mejor calladito, al menos hasta que se acaba.
Bueno, ahora me gustaría entrar en otra cosa. Tengo que confesaros que estoy escribiendo esto cerca de las tres de la madrugada, me he ido a dormir y la cabeza me daba vueltas, finalmente he pensado que si no os hago estas reflexiones no voy a poder dormir, así que me he levantado, me he puesto delante del portátil y me he lanzado a ello, por supuesto lo publicaré cuando esté finalizado el relato.
¿Por qué os hago esta reflexión? Buena pregunta, y fácil respuesta, al menos por mi parte. Vosotros sois mis lectores, algunos desde hace mucho tiempo, desde el primer relato hasta el último, así que vosotros sois las personas que creo que mejor me podéis entender, o eso espero, si esta reflexión se la hiciera a cualquier persona que no ha leído los relatos, me preguntaría si soy gilipollas o me aconsejaría un psicólogo para tratar mi problema mental. Sí, seguramente me sirva a mí como terapia.
La mayoría ya me conocéis de sobras, sabéis que soy un desastre con la gramática, la lio cada dos por tres, yo lo reconozco, soy así, llego a donde llego y no doy para más, igual que a veces se me cuela un personaje en alguna escena que es para otro, en fin, también lo reconozco, me precipito escribiendo, lo repaso y sigo sin ver el error, puto desastre. Yo de lo que disfruto realmente es pensando y desarrollando una historia, el escribirla... pues eso, sale como sale, por suerte tenéis paciencia conmigo y me perdonáis los errores.
A lo que iba, o mejor dicho, a lo que venía ¿Iba o venía? No lo sé ya, me acabaré haciendo la picha un lio. Vale, fuera bromas, como os decía, muchos me conocéis desde el primer relato, supongo que habréis notado mi evolución con el paso de las diferentes historias. En cada nuevo relato que escribo intento dar un pasito más allá, llegar un poco más lejos, mejorar, sentirme más completo como autor.
Os voy a confesar algo, en muchos casos, en la mayoría cuando empiezo a escribir con la página del procesador de texto en blanco, el título es ‘El nuevo relato’, sí, no le pongo título hasta que encuentro uno que me gusta, puede ser que me inspire al principio, cuando empiezo a darle forma, en medio del relato o al final, cuando me sale algo que me convence es cuando le cambio el título. En el caso del anterior, ‘La obra’, lo tuve claro desde el principio, quería relacionar la obra de un edificio con la obra de la vida de los personajes. Cosas mías.
Pues bien, cuando acabé el relato pasado, ‘La obra’, como hago siempre descansé unos días y me empezaron a venir a la cabeza ideas para la siguiente historia, una cosa tuve clara desde el primer momento, desde antes de pensar en la trama, quería dar un paso más allá y escribir una historia policiaca de acción… ¡Me cago en el día que se me ocurrió semejante cosa! No tenía ni puta idea del jardín en el que me estaba metiendo.
Al principio todo fue como la seda, describía a los personajes, las interacciones entre ellos, como se iniciaba una relación amorosa, bueno, nada que no había escrito antes… pero ¡Ay amigo! Cuando llegó el momento de empezar la acción, el momento que se empezó a destapar la acción policiaca, aquello fue un cambio en mi cabeza. El hecho de querer que el caso tuviera la suficiente importancia dentro del relato, sin dejar de hablar a la vez de los sentimientos de los personajes, sus inquietudes y fantasmas… Ocurrió algo, ya que me estoy confesando seguiré haciéndolo, lo haré como me parece más correcto en esto momentos, describiéndolo…
-Akuaries escribía con rapidez, intentado plasmar letra tras letra, palabra tras palabra, todo lo que su imaginación le estaba dictando, avanzando con el relato hasta un momento en que… dejó de escribir, separó sus manos del teclado, se tapó la cara con ellas y apoyó la espalda en el respaldo de la silla, su cabeza había colapsado, no pudo soportar tantos detalles. Cerró el ordenador, se levantó lentamente de la silla, caminó como un zombi, se estiró en el sofá y cerró los ojos. Es demasiado para mí, no voy a poder seguir escribiendo sin volverme loco, pensó el autor.-
Este relato, este puto relato, me llevó al extremo, pensaba en él en el trabajo, en casa, mientras hacía deporte, en la cama antes de dormirme, me ocupaba mentalmente las veinticuatro horas del día, hasta que peté, hasta que me saturé, ya no podía más, o paraba o me volvía loco. Así que dejé de escribir durante varios días, me ordené la cabeza, ordené los pasos a seguir antes de empezar de nuevo a escribir y… me puse un tiempo máximo para dedicarme a él cada día, el relato lo acabaría cuando fuera, sin prisas, y así fue.
¿Qué es lo que creo que pasó? Después de pensarlo bastante, he llegado a una conclusión. Hasta ahora, todos los relatos que he escrito tenían una trama importante, la del protagonista o la protagonista, alrededor de él o ella se desenvolvía todo lo demás, podían pasar más cosas o menos, pero siempre alrededor de un personaje. En este relato es como si esa trama se dividiera en muchas, no podía tener importancia solo lo que pasaba con Álex, también era importante Mónica, y los personajes que rodeaban a Álex, y las mentiras, o las verdades que se ocultaban, y Elvira, un personaje al que quería darle una imagen dura y en ciertos momentos misteriosa, con sentimientos difíciles de descubrir o contradictorios, a la vez que ella se coronaba como personaje principal del relato, sin dejar de lado a los demás… y sobre todo intentando mantener el interés en el caso, en los asesinatos, en una logia que no era una logia, era una secta asesina, un presidente de una logia que no había por donde cogerlo, las logias no tienen presidente, y todo para poder darle el cambio al final, la logia acaba siendo una logia de verdad con su Gran Maestre. No sé porque he escrito lo de la logia, es igual, todo en general me saturó, pensaba en tantos frentes del relato abiertos, dejé tantas incógnitas por el camino sabiendo que al final tendría que dar respuesta, que no me cabía todo en la cabeza y de alguna manera explotó, me salió Elvira por una oreja, Álex por la otra y cada personaje con las diferentes tramas por donde pudo, autor roto, pensando y dudando de que pudiera seguir y acabar el relato.
Y sí, lo acabé, lo que no sé es si pude llegar a transmitir lo que realmente quería expresar, como por ejemplo el hecho de que todos sabían lo ocurrido y ninguno se atrevió a decir nada por miedo a lo que pudiera pasar, tanto los padres, como la historia entre Álex y Elvira. Como Elvira sabía que era una persona diferente a cuando estaba con Álex, como el amor por él hizo que lo protegiera, que decidiera que ya no era una buena pareja para él, su carácter era diferente, cuando estaba con él solo quería dejar pasar el tiempo sin importarle nada que no fuera Álex, después se dio cuenta que era otra persona, una mujer que odiaba a la logia y con unas terribles ganas de venganza, con ganas de matar a los que la llevaron a ese extremo. Se dio cuenta que no podía mantener una relación sana y sincera con Álex, ya no era la persona inocente que ella creía que se merecía Álex, ya no creía que la nueva Elvira podría mantener una buena relación con él. Por eso se enamoró de Fran, sí, se enamoró, lo quería, de manera diferente a como quiso como pareja a Álex, pero se enamoró y lo quería. Cada experiencia en la vida nos cambia, cada pareja que hemos tenido la hemos querido de diferente manera, no digo que más o menos, pero sí diferente, o eso creo yo. Y esa era mi intención al describir la situación de Elvira en el relato.
Otra cosa, no he querido darle demasiada importancia al sexo, si que ha habido, como siempre, pero creo que ha sido lo normal entre las parejas, excepto algún caso un poco rarito, quería que el peso de la trama fuera la acción y los sentimientos de los personajes.
Por esto el relato es especial para mí, otra cosa es como lo habéis sentido vosotros leyéndolo.
Bueno chicos y chicas, gracias por aguantarme el tocho que os acabó de pegar, es una terapia para mí, necesitaba expresarlo y quien mejor que vosotros para que me entendáis, o por lo menos intentéis entenderme.
A partir de hoy, o mejor dicho, a partir del momento que publique el último episodio de este relato, seguramente lo colgaré ahora mismo, son las cuatro y media de la madrugada, sí, he tardado hora y media en escribir esto, quería ir despacio pensando cada palabra. Va que me enrollo, como os decía, a partir de ahora descansaré y poco a poco iré pensando en el próximo, le daré forma, pensaré en la trama y ya veremos que sale.
Os haré un spoiler, tengo ganas de seguir insistiendo en este tipo de relato, soy masoquista ya lo sé, pero sobre todo soy un inconformista, quiero hacer cada relato un poco mejor, más completo, con más detalle, con más intriga, con mejor gramática no os lo digo, es imposible.
Gracias de nuevo y un fuerte abrazo.
Pd: Ya son las cinco menos cuarto ¡Coño!