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Cuando llegó Mónica con sus padres, la barbacoa estaba casi a punto para hacer la carne, les hicieron un tour por la casa, le enseñaron la habitación que tendrían para dormir aquella noche y sin perder más tiempo… la carne se empezó a hacer. Mónica volvió a llevar a sus padres a la estación el domingo por la tarde. Después de recoger, limpiar y dejar la cocina organizada, Álex la esperaba sentado en el sofá, cuando llegó agarró a su novia por el culo y se la llevó a la habitación.
-¿Me vas a dejar follarte hoy?
-¡Álex coño! ¿Cómo se te ocurre pedírmelo anoche? Me haces gritar mucho y me daba vergüenza con mis padres aquí, entiéndelo.
-¿Tú vergüenza? Si no tienes, ven aquí.
Mónica reía, mientras Álex se acercaba a ella, la besaba y a la vez le acariciaba las tetas por encima de la camisa y le metía mano en el coño por debajo de la falda. Le abrió la camisa, le sacó una teta del sujetador y se la comió, con ganas, chupándosela, pasándole la lengua por encima del pezón, Mónica suspiraba. Hizo que se arrodillara, delante de su cara se desabrochaba el pantalón.
-Te vas a enterar.- Le decía un excitado Álex.
-Me encanta cuando te pones dominante.
Mónica no dijo nada más, delante de su boca, Álex se meneaba la polla para hacerla crecer, ella misma adelantó la cabeza para meterse el glande en la boca y empezar a chupar, Álex se la metió casi entera, ella le miró a los ojos levantando las pupilas. Supo lo que quería ese día Álex, que fuera sumisa, que fuera una putita sumisa para que le hiciera lo que le diera la gana, y ella pensaba serlo, sería lo que él quisiera, lo que le pidiese, era el hombre de su vida y no le iba a negar nada.
A esas alturas, Álex tenía la polla tiesa como una estaca, se la metía en la boca follándosela, un poco, un poco más, entera, hasta la garganta, la mantenía allí, se la metía y se la sacaba un poco y la volvía a mantener entera dentro de su boca, en la garganta. Ella se estaba quieta, no utilizaba las manos y aguantaba la posición, no pensaba apartarse, si él quería ahogarla con la polla, que lo hiciera. Salivaba, salivaba mucho, le caía por los lados de la boca, aguantaba las arcadas y dejaba que los ojos se le humedecieran, y ella seguía allí, aguantando, escuchando los sonidos guturales de su propia garganta, Álex le estaba follando la boca y se estaba excitando mucho, viendo y escuchando lo que pasaba. Le sacó la polla de la boca, totalmente mojada por la saliva de Mónica, cayó saliva al suelo, un hilo unía la punta de la polla con la boca, ella le chupó la punta limpiándole el hilo de saliva, volvió a mirar para arriba, a los ojos de Álex, como diciéndole ¿Te ha gustado? Pues venga, no pares, sigue, fóllame hasta destrozarme, haz conmigo lo que quieras.
Y eso es lo que hizo Álex, la levantó del suelo, le quitó la camisa, el sujetador, la falda, se desnudó él, la estiró en la cama boca arriba, le agarró las braguitas y de un tirón se las quitó, se tiró, literalmente, a comerle el coño, se dio cuenta que ya lo tenía mojado, muy mojado, se había puesto cachonda mientras le follaba la boca. Le dio unos cuantos lametazos y succiones, Mónica gemía de gusto, no era suficiente para Álex, se levantó, le abrió las piernas todo lo que pudo, se colocó en medio y le pegó un pollazo que le sacó el primer grito a Mónica, eso es lo que él quería, oírla gritar, gritar de gusto, de placer, y eso buscaba, moviendo las caderas con decisión, penetrándola con dureza, profundamente, moviéndose como sabía que a ella le gustaba y no tardaría en correrse. Es lo que pensaba Mónica, hoy se está pasando, que gusto me está dando, como se está moviendo el cabronazo, sabe cómo hacerlo, como darme gusto y hacerme gritar, no lo voy a soportar, me voy a correr, me voy a correr. Estaba pensando Mónica, Álex se dio cuenta, le dio la vuelta, la colocó a cuatro, Mónica colocó la boca encima de la sabana, levantó el culo para ofrecerle el coño todo lo que podía y abrió los ojos como platos, sabía lo que le esperaba. Álex se la metió de golpe, con dureza, haciéndola gritar… a partir de ahí fue una locura, él la penetraba sin cuartel, a destajo, como si fuera el último polvo de su vida, ella gritaba como si la estuvieran matando, se corría una vez detrás de otra, las piernas le temblaban, perdía la fuerza, se le escapaba en cada orgasmo, el placer era tremendo, Mónica pensaba que perdería el sentido, que se desmayaría de tango gusto. Él seguía golpeándole el culo con fiereza, sujetándole con firmeza las caderas para que no se pudiera mover, seguía follándosela sin darle un respiro, Mónica estaba tan mojada que le salían los flujos… y seguramente algo más que flujos, le pareció que se meaba en algún momento, no tuvo tiempo de pararse a comprobarlo, simplemente disfrutaba de una de las mejores folladas, se corría y gritaba, seguía gritando, el placer no se interrumpía, hasta que se fue apagando, ya no podía más. Entonces notó que Álex le sacaba la polla, se la apuntaba en el culo y se la metía entera, despacio, pero entera, hasta el final, ella volvió a gritar, del morbo de sentirse sodomizada, él se movía lentamente, para no hacerle daño, fue ella quien movió el culo para atrás y para adelante follándose, dándole a entender a Álex que podía darle sin miedo, y es lo que él hizo, empujar sobre su culo, follárselo con lujuria, hacer que Mónica siguiera gritando, se corrió dentro… y consiguió que se corriera ella, de morbo, de excitación. Se dejaron caer en la cama, reían sin fuerzas, que bien se lo habían pasado.
Unos meses más tarde, cuando todos hacían vida totalmente normal, recibieron una invitación, Mari se casaba con Víctor, una escusa para salir de la monotonía, se compraron ropa, se desplazaron un par de días antes al pueblo donde residía Mari y se reencontró de nuevo la pandilla del campamento, y más gente claro, como los padres de Víctor que estaban encantados con Mari. La trataron desde el primer momento como a una hija, y no tardaron en darse cuenta que era un encanto de niña, les ayudaba en todo lo que podía, en el trabajo y en la vida personal, y luego, por supuesto, lo feliz que hacía a su hijo mayor, Víctor. No le conocieron a Víctor ninguna mujer con la que tuviera tanta complicidad, no era de extrañar, los dos eran muy parecidos, muy inocentes, les gustaba la vida tranquila, hacer cada día las mismas cosas y no salirse del guión, parecían hechos el uno para el otro. Cuando estaban juntos, se les notaba la felicidad en la cara, eso los padres de Víctor lo veían y les gustaba, veían a su hijo feliz, que más podían pedir.
La boda les salió bonita, ceremonia en una pequeña capilla que había en el monte, y celebración en un local del pueblo donde se comía bien. Mari bailó con todos con una sonrisa de oreja a oreja, se le veía muy feliz, igual que a Víctor.
Hubo momentos de baile interesantes, como cuando lo hicieron Álex y Elvira, muy juntos, él le pasaba las manos por la espalda y ella alrededor del cuello. Fran y Mónica los miraban.
-Parece que todo sigue igual.- Le confirmaba Fran a Mónica.
-No, no sigue igual, ahora está mejor.
-Viéndolos bailar así, no sé…
-¿Los habías visto antes tan juntos?
-No.
-Por eso está mejor ahora, no les importa acercarse…
-¡Coño Mónica! Si se acercan más es que…
-Que no, si se acercan es porque saben que pueden controlarse, antes no lo hacían porque era fácil que saltase uno encima del otro, ahora no lo harían, han asumido su posición.
-Si tú lo dices.
-Te lo digo yo, no te preocupes, Elvira te quiere… y Álex a mí.
Los dos seguían mirándolos como bailaban.
-¿Qué tal la vida con Fran?- Le preguntaba Álex.
-Muy bien.
-¿Y en la policía?
-Si te digo la verdad, no me siento policía, sí, tengo la placa y la pistola, pero no me siento policía, no piso para nada la comisaría, no me llaman para nada. Estamos pensando con Fran en montar un negocio…
-¡No me jodas! ¿Qué tipo de negocio?
Elvira reía.
-No lo hemos decidido todavía, ya os diremos algo. Por cierto, tú y Mónica ¿Cuándo…?
-¿Nos casaremos? Ya hemos hablado, esperaremos un tiempo…
-Sí, claro, como tenéis tantas cosas en las que pensar, tíos, tenéis una casa preciosa, os tenéis el uno al otro ¿Qué más queréis?
-¿Y tú con Fran? ¿Cuándo os casáis?
-Bueno, bueno, eso es diferente…
-¿Diferente? ¿En qué? Os tenéis el uno al otro y poder adquisitivo altísimo, lo podéis hacer cuando queráis, nosotros, bueno, sobre todo yo, he tenido muchos gastos con la casa…
-¡Eh! Que sé que la señora Satu te lo dejó todo, a mí no me vengas con cuentos.
-¡Coño! Sí que me lo dejó, pero ¿Que te piensas? ¿Que era multimillonaria? El dinero nos ha ayudado a arreglar la casa, nada más, tenemos que ahorrar para hacer la piscina, imagínate tú…
-¡Mira niño! A mí no me vengas con penas, la piscina te la regalo yo.
-¡Una mierda!
-Es mi aporte a la casa, os regalaré la piscina.
-Que no ¡Coño!
Se quejaba Álex, discutiendo con Elvira, mientras se separaban y caminaban a donde estaban Fran y Mónica.
-¿Qué os pasa?- Preguntaba Mónica.
-Esta tía, está como una cabra, Fran, que paciencia debes tener con ella.
-Y tanto, paciencia, paciencia…- Le daba la razón Fran.
-¿Qué estáis diciendo? ¿Sois gilipollas o que os pasa?- Les llamaba la atención Elvira.
Mónica reía de ver la situación, miraba a Álex.
-¿Qué ha pasado?- Volvía a preguntar Mónica aguantándose la risa.
-Esta ¿Sabes que me ha dicho? Que nos iba a regalar la piscina…
-¡Coño! Eso sí que es una buena noticia, la podremos hacer más grande de lo que queríamos, ven Elvira, vamos a tomar algo.
Decía Mónica y se agarraba a un brazo de Elvira.
-Tú te imaginas las folladas que podrás hacer en esa piscina con Álex.- Le decía Elvira a Mónica.
-En eso, en eso estaba pensando precisamente.
Le contestaba Mónica mientras las dos caminaban en busca de una copa.
-¿Nos tomamos algo?- Le preguntaba Fran a Álex, mientras miraban a sus novias cono se alejaban.
-Más o menos.- Contestaron los dos riendo, saliendo caminando detrás de las chicas.
Unos días más tarde, estaban reunidos en la comisaría, Álex, Mónica, García y Benítez, hablaban de la boda de Mari, de lo bien que se lo habían pasado, Álex sacó el móvil del bolsillo, alguien le llamaba.
-Sí… -¿Cómo…? –Mire, es un error…- ¿Qué? –Vale, vale, pues nada… -¿Mañana? De acuerdo, mañana.
Colgó la llamada, los demás lo miraban, él guardó el móvil, les miró a todos.
-Esta tía está fatal, me dicen que vienen a hacernos la piscina, les digo que se equivocan ¿Y sabéis que me ha dicho? Que Elvira ya se imaginaba lo que les iba a decir, el tío me ha dicho, según me dijo la señora Elvira, literalmente se lo digo, me dijo que deje de hacer el gilipollas y quede conmigo para empezar la obra.
Mónica se partía de risa, García y Benítez no sabían muy bien de que iba aquello.
-¿Así? ¿Vais a hacer la piscina antes de lo previsto?- Preguntaba Benítez.
-Elvira, Elvira nos la hace.- Respondía sin parar de reír Mónica.
-Como una puta cabra está esta tía.- Afirmaba Álex.
Ese mismo verano, ya pudieron disfrutar de la piscina, ellos, sus amigos y todos los que visitaron a Mónica y Álex en su casa. Incluidos Elvira y Fran, no se la quisieron perder, y ya de paso cachondearse un poco de Álex.
Mari y Víctor volvieron del viaje de novios con una carita de alegría para vérselas, follaron hasta la saciedad y se les notaba, que alegría tenían los dos. Empezaron una vida en común que auguraba mucha felicidad, planearon cuando tener niños y hacer crecer la familia, el sueño que tenía Mari se cumplía.
Pasaba el tiempo, García y Vicente veían crecer a sus hijos, Benítez y Susan ya tenían la vida totalmente estabilizada con los hijos de Susan, la comisaría era, como había sido siempre, una balsa de aceite, vivían tranquilos con sus cenas y fiestas. Álex y Mónica, empezaban a pensar en que se podían casar ¿Por qué no? Álex se lo comentaba a Mónica, mientras tomaban algo mirando la piscina desde el porche de la casa. Ella, no quiso nunca sacar la conversación, esperaba que fuera él, si en aquella pareja alguien tenía que pedir matrimonio, era Álex, ella también podía haberlo hecho, no le hubiera importado, pero… en ese caso, quería que fuera él, Álex tenía que mojarse, tenía que ser una decisión suya, Mónica no quería tener que estar pensando siempre, si Álex se casaba porque se lo pedía ella, era por compromiso o por no poder decirle que no. No, no, así no podía ser, tenía que ser él quien lo hiciera, él tenía que demostrar el interés, como hizo esa noche.
-No estaría mal.- Respondía Mónica.
-¿Así? ¿Te casarías conmigo?
Mónica lo miró seria, Álex cambiaba la cara de contento a serio sin saber qué coño pasaba.
-Me has dicho que te gustaba la idea.- Le decía extrañado Álex.
-Sí, claro que me gusta la idea, pero… vamos a ver… ¿Tú crees que esta es manera de proponerme matrimonio?
Mónica se levantó y se metió en la casa, Álex se quedó, le dio un trago a la botella de cerveza, hizo una mueca y se levantó. Los dos se comportaron durante la semana como si no hubiera existido aquella conversación, hasta que llegó el viernes, Álex le dijo a Mónica que irían a cenar a un restaurante que ya tenía la mesa reservada. Mónica, que de tonta no tenía un pelo, pensó que le iba a pedir matrimonio allí, en una bonita cena. Y así fue, solo que no era una cena para los dos, también había invitado a los amigos, Susan, Benítez, García, Vicente y los padres de Álex, los de Mónica no pudieron desplazarse. Delante de todos, Álex se arrodilló, sacó del bolsillo un anillo y le pidió matrimonio a Mónica, a ella, como persona sensible le cayó una lagrimilla antes de decirle que sí, que putada hubiera sido si le llega a decir que no. Pasaron una noche divertida y Mónica acabó con el anillo en su dedo, todos contentos.
Decidieron una fecha y fueron llamando a la gente, llegó el momento de llamar a Elvira, los dos, sentados en el sofá, la llamaron y pusieron el manos libres en el móvil.
-¿Qué os pasa? ¿La piscina pierde agua y me venís a reclamar?
-¡Joder Elvira! No cambiarás nunca, tía.- Decía Mónica, los tres reían.
-Nos casamos, Mónica y yo nos casamos.- Le daba la noticia Álex.
-¡Hombre! Ya era hora, pensaba que no os casaríais nunca.
-¿Qué dices? A ti no se te ve con muchas ganas precisamente.- Le contestaba Mónica.
-¡Escucha guapa! Yo no tengo por qué casarme ¿O es que me vais a obligar?
-No, no, que cada uno haga lo que le parezca.- Recogía cable Mónica.
-Eso mismo, bueno ¿Cuándo os casáis?
-Pensábamos en junio ¿Qué tal te va?- Le informaba Álex.
-¿A mí? Yo no me caso, vosotros sabréis.
-Ya está bien de cachondeo ¡Coño!- Levantaba la voz Mónica.- ¿Os va bien para venir?
-¡Ah! Que queréis que vengamos a la boda.
-¡Joder con la tía!- Se quejaba Mónica dejándola por imposible.
-Va, ya está bien, pregúntale a Fran como lo tiene en esas fechas.- Le decía Álex.
-Os está oyendo, en estos momentos mira la agenda muerto de risa, que graciosos sois.
-¡Fran coño! Habla tú, que con tu novia no hay quien se entienda.- Le gritaba Mónica.
Escuchaban reír a Fran, y a Elvira.
-¿Cuándo de junio?- Preguntaba Fran.
-A finales, con el calorcito.- Respondía Álex.
-Vale, antes nos vamos de vacaciones.
-¡Tío! Las vacaciones las podéis cambiar y más vosotros.- Comentaba Mónica.
-Estas no.- Contestaba Fran.
-Ya habéis conseguido lo que queríais- Decía Elvira.- os podéis ir a tomar por culo, tendré que comprarme algo, haceros un regalo… ya me estoy estresando.- Se reía Elvira.
-No hace falta que nos hagas ningún regalo, y seguro que en el armario tienes ropa de sobras, a mí no me vengas con esas.- Le contestaba Mónica.
-¡Joder si tiene ropa! Para parar un tren de mercancías.- Se cachondeaba Fran.
-¡Escucha! No les expliques mis intimidades ¡Hombre!
Los cuatro reían, dieron por buena la fecha y quedaron en verse el día anterior a la boda, Elvira y Fran pasarían el fin de semana en Ciudadseca.
Elvira se subió encima de Fran.
-Ya ves, estos se casan.- Le decía Elvira.
-Es lo que tú querías ¿No?
-Sí, es lo que buscaba desde el primer momento, una buena pareja para Álex, y ya la tiene.
-¿Algún día me explicarás por qué eres tan protectora con Álex?
Elvira metía una mano por dentro del pantalón agarrándole la polla a Fran, se la pajeaba lentamente.
-Me he acostumbrado a protegerlo y siempre lo haré.
Le susurraba a Fran sin dejar la paja, notando como le crecía la polla.
-Ya me hubiera gustado que alguien me cuidara de la manera que lo haces tú con Álex.
-¿No te gusta cómo te cuido?
Le preguntaba Elvira, se había deslizado para atrás y le había sacado la polla metiéndosela en la boca. Fran cerró los ojos del gustillo.
-Me gusta mucho lo que me haces, y sabes que hablaba de otra cosa.
Elvira no contestaba, estaba concentrada en darle placer, concentrada en una buena mamada.
-¿No me contestas?- Insistió Fran.
Elvira se levantó, se quitó el pantalón y el tanga, le volvió a agarrar la polla, y lentamente, se fue sentando, metiéndosela despacio, hasta tenerla toda dentro, hasta estar sentada encima de Fran.
-Ahora los protejo a los dos, a él y a Mónica, ya sé que les voy a regalar para su boda, una protección más.
-Tú y yo ¿Tenemos confianza?- Preguntaba Fran.
-Después de tanto tiempo me parece que sí ¿No?
-Entonces, dime una cosa ¿Por qué no estás con Álex? ¿Cuál es la verdadera razón?
Elvira se quedó quieta, sin moverse, pensando, se pasó la mano por la boca, miró fijamente a Fran.
-Cuando vivía con Álex, cuando estábamos juntos, éramos unos chavales inocentes que solo pretendían ver pasar la vida, no queríamos problemas, simplemente estar uno con el otro y dejarnos llevar, era nuestro sueño... Hasta… hasta que la puta secta asesina me obligó a trabajar para ellos, a trabajar y a deshacerme de Álex, lo acepté para que él pudiera siguiera siendo un chaval inocente, pensé que él no podría soportar lo que era la secta, él… él ya sabes cómo es, es un trozo de pan, le gusta tocar música, cantar, y sobre todo estar con su pareja, disfrutar juntos de todo, ese es Álex y no quiero que cambie…
-Eso está bien, pero no respondes mi pregunta, podrías estar con él ahora si quisieras.
-No, no puedo, como te decía, él es inocente y está con una mujer, Mónica, que es igual que él, ya me aseguré yo que así fuera. Te acuerdas cuando llegamos aquella tarde a su casa, que me cachondeé de ellos diciéndoles que eran muy aburridos, ella se tomaba un café y él tocaba el piano, se les veía a los dos tan felices, tan bien sin hacer nada especial. Sabes, la señora Satu, cuando nos vimos en la cabaña, me dijo que le gustaría dejarle su casa y todo lo que tenía a Álex, y que no podía porque como ella no tenía hijos, al morir tenía que dejárselo a la secta… le dije que no tendría ningún problema en dejárselo a Álex, porque ya sabía que a la secta de Ciudadseca le quedaban los días contados, hasta me aseguré de eso para que pudiera empezar una buena vida con Mónica. Está bien, ya sé que es lo que a ti te interesa, no puedo estar con él porqué… llevo una mochila demasiado pesada, ya no soy la chica inocente que él conocía, trabajar para la secta me hizo cambiar de vida, de ser una chica normal, pasé a ser un arma de matar, me preparé con la élite del ejército y la policía, practiqué con todo tipo de armas, hice intervenciones para la secta blanqueando sus mierdas, encubriéndolos para que no los descubrieran…
-Pero, para ese trabajo no necesitabas estar tan preparada.- Decía Fran.
-Me preparaba soñando con el día en que pudiera destruirlos, el día que tuviera la oportunidad de acabar con ellos, y lo tuve más claro el día que descubrí que el Gran Maestre, el verdadero, era de la rama buena de la Logia…
-¿Ramas? ¿Qué ramas?
-A ver, te lo explico rápido, hace muchos años un marqués creó la Logia, lo normal, masónica, con sus rituales y esas cosas. Su hermano, que era un loco cabrón, quiso convertir la Logia en una puta secta asesina que hacían rituales de sacrificios de chicas. Así se crearon dos ramas dentro de la Logia, la del marqués y la del hermano, durante muchos años ha estado gobernándola, por decirlo así, la rama cabrona, ahora ha cambiado y la dirige la rama buena, se acabaron las muertes. Bueno, es complicado, lo importante es que sepas que estoy bien contigo, tú eres la persona adecuada para mi vida.
-Porque yo también tengo una pesada mochila que arrastrar, tenemos un pasado…
-Un pasado que entre nosotros sabemos gestionar, un pasado que tú y yo entendemos, un pasado oscuro y tenebroso, un pasado que asustaría a las abuelitas.- Se cachondeaba Elvira.
-¿Qué?- Preguntaba Fran riendo.
-Que folles cariño, concentrémonos en lo nuestro, lo otro, lo otro ya llegará.
Fran se calló la boca, Elvira se movía encima de él follándoselo como una reina.
Un par de semanas antes de la boda, Fran y Elvira se fueron de vacaciones como tenían previsto. Llegaron a un hotel de lujo en una de las playas más paradisiacas del planeta, que bonito era todo el entorno. Allí estuvieron los primeros días tomando el sol, tomando zumos de fruta o cócteles, estirados en las hamacas y… conociendo a la gente del hotel, conocieron a todos los camareros, al que les facilitaba la moto de agua para dar una vuelta, al que les ayudaba para colocarse las bombonas de oxigeno cuando se iban a bucear en un maravilloso arrecife de coral, se sabían los nombres de todos.
Y llegó el último día, estaban estirados en sus hamacas, tomándose un cóctel sin alcohol, vieron un barco, un yate enorme. Se veía movimiento en cubierta, ellos reían hablando, no se perdían detalle de lo que pasaba en el barco, vieron como bajaban unas lanchas y personas que subían para desembarcar, al mismo tiempo otras lanchas llegaban embarcando gente. Pasó por delante de ellos uno de los camareros, Elvira le llamó por su nombre y le preguntó por el barco, el camarero les contestó que no sabía de quien era, que tiraba el ancla allí de vez en cuando y siempre pasaba lo mismo, desembarcaban a la tripulación y embarcaba gente distinguida, algunos estaban hospedados en el mismo hotel, les dijo que seguramente sería alguien importante que hacía negocios en el barco. Cuando las barcas dejaron de ir i venir, ya no se veía movimiento en cubierta, Elvira y Fran se levantaron, fueron a donde estaba el chico que les proporcionaba las cosas para bucear, el chaval al verlos se apresuró en preparar un par de botellas de oxigeno, gafas y lo necesario para meterse en el agua.
-Nuestro último día de buceo, lo bueno se acaba y nos vamos hoy mismo.- Le decía Fran al chaval.
-Ha sido un placer servirles señores, son muy amables, espero volver a verlos por aquí.
-Nosotros también esperamos volver, es un lugar precioso.- Le contestaba Elvira.
Se metieron en el agua, cuando se acababa el oxigeno salieron, lo mismo que hacían siempre, le volvieron a dar las gracias al chaval por su servicio, se despidieron y se fueron a la habitación, se ducharon, se vistieron, bajaron a recepción, pagaron la estancia, dejaron una buena propina y se subieron al coche que les proporcionaba el mismo hotel para ir al aeropuerto. Cuando el automóvil se dirigía al aeropuerto, pasaba justo por delante donde se veía el barco en medio de la preciosa bahía, en ese momento, el barco explotó, una tremenda explosión que levantó al barco del agua destrozándolo, lo dejó hecho añicos. El taxista pegó un frenazo apartando el coche de la carretera, salieron los tres del coche, mirando asustados lo que había ocurrido, veían a gente correr por la playa, poniéndose la mano a modo de visera delante de los ojos para intentar ver con más claridad lo que había pasado, realmente no había mucho que ver, el barco había desaparecido y solo quedaban algunos trozos flotando en llamas.
-¿Qué habrá pasado?- Preguntaba asustado el chofer.
-¿Qué raro, no?- Añadía Elvira.
-Algún tipo de accidente, no sé.- Decía Fran.
-Bueno, sigamos, ustedes tienen que subirse a un avión.- Les recordaba el chofer.
Los llevó al aeropuerto, pasaron el control, llegaron con el tiempo justo para que abrieran en ese momento el embarque, embarcaron y al rato el avión despegaba.
-¡Joder! No ha quedado ni uno.- Le susurraba Elvira a Fran.
-Esa era la idea cariño, esa era la idea, unos cuantos cabrones menos.
-El planeta es un lugar mejor sin ellos.
-Desde luego.
-¿Lo que me dijiste? ¿Es verdad? ¿Lo confirmas?- Preguntaba Elvira.
-¿Lo de jubilarnos?
Elvira le miraba a los ojos con una sonrisilla, confirmándoselo con la cabeza.
-Estos últimos meses hemos tenido mucho trabajo, como te dije, si nos dedicábamos los dos podíamos encargarnos de cosas más grandes. Sí, la respuesta es sí, hemos ganado suficiente para retirarnos y vivir tranquilos, si tú quieres claro.
-Es divertido este trabajo…
-También nos la jugamos mucho.
-Además, yo sigo cobrando de la Logia, podemos vivir tranquilamente, la pregunta es ¿Nos dejaran retirarnos sin más?
-¿Quién lo va a impedir? Con no aceptar ningún encargo lo tenemos hecho. Nadie nos conoce, todo el proceso es totalmente anónimo, ni nosotros sabemos para quien trabajamos ni ellos saben quién les hace el trabajo.
-Me parece extraño poder estar totalmente tranquila.
Decía Elvira apoyando la cabeza en el hombro de Fran, el vuelo se había estabilizado y volvían para casa.
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