Capítulo 872
Me despedí de las dos con un buen abrazo, deseándome ambas lo mejor cuando me fuera y estuviera viviendo allí. Daniela me dijo en ese abrazo que fuera a hablar con ella, diciéndome en qué planta estaba su departamento. Salí del despacho de Valentina y me subí de nuevo al ascensor, pensando si pulsar el botón de la planta en la que se encontraba Elena o no. Tardé unos momentos en decidirme, aunque lo hice cuando otra persona entró y me preguntó a dónde iba, diciendo yo que a la planta baja.
Al volver a casa, Ángela me preguntó si me ocurría algo, explicándole yo que había ido a ver a mi ex Valentina y de paso también estuve con mi amiga Daniela para contarles que me iba a ir durante un tiempo y que me quería despedir. Le interesó sus reacciones, aunque no venían siendo raras al haber reaccionado todo el mundo de manera muy parecida. Pero aun así le conté lo que me dijeron y demás, pero ella se olía que pasaba algo y que no era por eso.
Fue cuando le conté que Valentina había contratado a Elena y que estaba allí mismo, aunque en otra planta. Mi amiga me preguntó si la había visto para traer esa cara, y al decirle yo que no, me preguntó qué era lo que ocurría entonces. Le conté que tenía una espina clavada por ello, porque me habría encantado acabar en buenos términos con ella, como intenté en la última conversación que tuvimos en donde le deseé lo mejor.
Ella me pidió que le siguiera contando y le comenté que se me había pasado por la cabeza llamarla para contarle que me iba a ir fuera y demás. No le extrañó que pensara eso y me preguntó si la había visto para contárselo, pero le dije que no pese a conocer en qué planta trabajaba. Seguí al decirle que estuve muy cerca de ir hacia allí una vez me monté en el ascensor, pero que no lo terminé de hacer. Ángela me preguntó por qué, sin saber yo qué responderle.
Ella creía que la herida aún estaba abierta, cosa que en realidad no le sorprendía. Y en cierto modo era así, aunque lo que más temía era que ella reaccionara mal al verme. Si eso pasaba sabía que no me iba a ir tranquilo, por lo que pensé que sería mejor quedarse con esa espina a irme de esa manera, además de montar un numerito en su puesto de trabajo, no queriendo yo que empezara con mal pie en su nuevo trabajo, teniendo en cuenta que ya había tenido problemas también en el anterior.
Ángela no me supo decir qué haría ella en mi situación, pensando que era algo muy difícil, pero que al parecer yo ya había tomado la decisión de no contarle nada. Pero sí me dijo que pensaba que se acabaría enterando, ya fuera de una manera o de otra, creyendo que lo más seguro es que fuera por Irene, pero que si no lo había hecho ya, era porque lo más seguro es que estuviera esperando a que me marchara para no trastocar los planes.
Le veía sentido a lo que me decía y la verdad es que me alegraba de que Irene actuara así, pues era la que más deseaba que Elena y yo volviéramos juntos y desde luego, esta oportunidad era muy buena para que pudiera intervenir en ello para que Elena me dijera algo y yo tuviera mis dudas de si irme o no. Ese gesto de no contarle nada por el momento me decía que Irene dejaba de lado su lado egoísta, preocupándose por mí para no trastornar ni mis planes ni mi mente.
La semana se agotaba y yo debía marcharme el domingo, pero el sábado pasé por mi ciudad para despedirme de la familia y de mis amigos más cercanos de allí. La despedida con todos fue bastante triste, aunque yo trataba de ser positivo al decirles a todos que hablaríamos mucho por llamada y videollamada y que volvería en vacaciones, estando bastante seguro de que para Navidad estaría por allí. Pero fue peor el domingo en el aeropuerto, porque además de acompañarme Ángela, vinieron también Irene y Mario.
El día anterior fue duro, pero en esta ocasión lo fue mucho más, con las chicas llorando y Mario también bajo de ánimo. No quise demorar mucho más el momento, porque pensaba que sería lo mejor para todos, por lo que les pedí que se marcharan mientras yo cruzaba el control. Algo dentro de mí deseaba que Elena apareciera de repente para llamarme a lo lejos y al menos poder despedirnos, dándome yo la vuelta de hecho para echar un vistazo, pero no acabó ocurriendo.
En el avión me pude tranquilizar, porque otra cosa no, pero tiempo iba a tener, ya que era un vuelo larguísimo, aunque tuviera que hacer alguna escala. De hecho, me preparé varias cosas para estar entretenido, aunque también traté de dormir, pero lo había manera. No conseguía relajarme para poder hacerlo, especialmente después de la despedida que había tenido en el aeropuerto con mis amigos. El vuelo no salió muy temprano, y aun así llegué a una hora bastante buena, por aquello del cambio de hora, aunque me tenía que hacer igualmente un rato en coche para llegar a donde iba a vivir.
Fue un poco coñazo tener que ir hasta la universidad, pues me dijeron que tenía que ir allí, extrañándome que estuviera abierta un domingo, pero así era, siendo enteramente para labores administrativas, como la que tenía que hacer yo. No me hicieron esperar mucho por suerte, dándome la llave de mi nueva casa e indicándome dónde estaba, aunque de eso me había encargado yo ya previamente al buscar información por Internet.
Estaba tan cansado del viaje en avión y luego en coche que no tenía ganas de nada, por lo que cuando llegué, dejé las maletas donde pude para irme a la cama y descansar. Pero no podía descuidar el tiempo tampoco, porque al día siguiente tenía que ir de nuevo a la universidad para completar algo de papeleo, además de que me iban a hacer una visita guiada. Desde luego, estaban haciendo referencia a la fama que tenían de amables, porque todo fueron facilidades desde que llegué.
Algo que me llamaba la atención también era el tiempo. No es que esperara que hiciera frío ya, porque estábamos en pleno verano, pero sí es cierto que era un calor mucho más llevadero, sin tener nada que ver con el que estaba acostumbrado. Una vez resuelto todo ese papeleo, el cual llevó un buen rato en realidad, pude comer en un sitio que me indicaron allí mismo y que no andaba muy lejos, siendo frecuentado por estudiantes pese a haber comedor en aquella universidad.
Ya por la tarde tendría esa visita guiada para enseñarme la ciudad, siendo algo bastante ameno y que me gustó, estando un grupo de unas 10 personas. Pero no me demoré mucho en regresar al estudio en el que estaba viviendo ahora, entreteniéndome en deshacer las maletas y colocarlo todo a mi gusto, aunque tampoco es que lo hiciera todo del tirón, pues seguía arrastrando cansancio del viaje y también de patearme la ciudad durante parte de la mañana y la tarde.
Esa última semana de junio, antes de empezar a trabajar en julio, la empleé en buscar dónde podía hacer la compra, algún gimnasio que no me pillara muy retirado de donde vivía y demás. Mi objetivo era planificar todo antes de empezar a trabajar y dejarlo todo bien asentado, cosa que conseguí, aunque a veces me entretenía más de la cuenta al ser todo tan nuevo para mí, colaborando en ello la ciudad al ser también muy bonita.
Mi familia y amigos no dejaban llamarme todos los días, aunque había veces que se les pasaba el tema de la diferencia horaria y me llamaban a horas raras para mí, pero como seguía teniendo mal sueño, no es que hubiera mucho problema.
Aquella semana, pese a irme a vivir a la otra punta del mundo, no es que fuera muy destacable lo que hiciera, porque simplemente me limitaba a investigar la cuidad para encontrar sitios que me pudieran interesar para una cosa u otra.
La semana próxima sería cuando empezaría en mi nuevo trabajo, aunque de nuevo bien poco, pues tenía que hacer algo muy parecido a lo que venía haciendo durante varios meses atrás, sobre todo en las mañanas, encargándome de impartir algunos cursos.
La única diferencia que había era que para explicar cosas que se les escapaba a los alumnos, tenía que expresarme en francés en lugar de en español, y aunque sí que me costó un par de días desenvolverme con soltura, fue eso, cuestión de un par de días.
Porque yo siempre trataba de dar la clase íntegra en inglés para que se fueran haciendo al idioma con más facilidad, obligándoles a prestar más atención para que captaran cada palabra, pero era inevitable que hubiera dudas, y era entonces cuando usaba el idioma que se hablaba allí de manera principal.
Informé a todos al acabar la semana, pues quería ver cómo iba evolucionando la cosa y la verdad es que iba de maravilla. Me encontraba muy cómodo haciendo aquello, poniéndomelo el alumnado también muy fácil, teniendo que ver bastante que tuvieran ya sus años al estar en la universidad.
Todos me felicitaron por lo contento que estaba en ese aspecto, aunque no paraban de decirme que me echaban de menos pese a llevar fuera un par de semanas solamente, en especial cuando no me solía ver de manera diaria con ellos al estar en otra ciudad. La única que si tenía más sentido que me lo dijera era Ángela al haber estado viviendo juntos durante una pequeña temporada, pero me gustaba verla contenta al estar yo de la misma manera, cosa que me tranquilizaba.
Y me tranquilizaba de manera doble: primero por ver que se encontraba bien, y segundo, porque verla así despejaba cualquier tipo de duda que pudiera haber respecto a si ella sentía algo más por mí, como había pensado en un par de ocasiones por sus gestos o actuaciones, aunque ella siempre me aclaraba que no.