Keranos
Miembro muy activo
- Desde
- 22 Jun 2023
- Mensajes
- 1,038
- Reputación
- 7,233
Capítulo 680
Cerré los ojos y me dejé llevar de tal manera que hasta la voz de Noelia se distorsionaba, imaginándome que era la de su hermana cuando hacía una pequeña parada para decirme algo. Me llegó a dar un escalofrío cuando paró la mamada para decirme que necesitaba sentirme dentro de ella de nuevo. Aunque no llegué a abrir los ojos, pero sí que lo hice cuando me lo repitió con su cara pegada a la mía. Yo me limité a asentir y ella se puso sobre mi polla para sentarse sobre ella después de ponerla pegada a mi abdomen para empezar a frotarse con ella. Murmuraba y decía lo que le encantaba estar así conmigo, aprovechando para coger mis manos y ponerlas sobre sus tetas, apretándolas yo, aunque no de forma dura. Estaba empapada y con sus babas aún rondando mi polla, se deslizaba que daba gusto, literalmente. Empezó lento, pero llegó a un punto en el que se movía muy rápido pasados unos segundos y se acabó corriendo por el estímulo tan grande que le estaba dando a su clítoris.
Se derrumbó encima de mí y me abrazó, respirando de manera acelerada y entrecortada y me empezó a besar pasados unos segundos más, no tardando en acomodarse para meterse mi polla dura como una piedra en sus entrañas, sin despegar su cuerpo del mío. Empezó a mover su culo hacia arriba y abajo, con una rapidez impropia para haber tenido un orgasmo tan recientemente, pero ahí estaba, follándome y dando la talla bastante bien. Me lo hacía muy bien y ella no paraba de hablarme y besarme, pero mi cabeza estaba en otra parte, como si hubiera viajado más de un año atrás. Sus pezones se hincaban en mi piel de tal manera que me resultaba hasta molesto por momentos, pero lo caliente que estaba ahí abajo me distraía en varias ocasiones y con el estímulo tan bueno que me estaba dando, me centré más en disfrutar de aquello. Noelia no tardó en incorporarse para ponerse de manera vertical y apoyar sus manos en mi pecho para ahora follarme de la manera que más me gusta, aunque rápidamente sus manos treparon por mi pecho para llegar a mis hombros y agarrarse mejor a la vez que nuestras caras se acercaban.
Al final acabó agarrando mis manos y entrelazando nuestros dedos para hacérmelo con mucha rapidez, mirándome fijamente a los ojos, sin pestañear y pidiéndome que la mirara cuando cerraba yo los míos. Otro orgasmo le llegó en menos de 5 minutos, empezando a retorcerse e intentando aguantar hasta que yo llegara, pero no lo consiguió y se acabó echando sobre mí una vez más con un gemido que mezclaba placer y fastidio. Esta vez tardó unos minutos más en relajarse, pero una vez lo hizo me pidió que la follara yo a ella. Y lo hice, pero parecía querer más. No lo hacía ni lento ni lo rápido que sabía que le gustaba a ella, pero era como me apetecía hacerlo a mí. Se acabó desesperando y se dio la vuelta para que la follara estando a cuatro, empujándola con su culo fuertemente, aunque no llegaba a terminar esta vez. Por lo que me tumbé de nuevo bocarriba y me folló estando sobre mí, moviéndose rápidamente para que hubiera una buena penetración a la vez que se estimulaba el clítoris con el roce con mi pubis. Este fue el orgasmo más intenso que tuvo aquel día, porque dio el grito más alto una vez llegó, temblando con fuerza y llegando a salirse de mí para tumbarse de lado junto a mí y abrazarse a mi cuerpo.
Al ver que no había acabado una vez se recuperó, me la empezó a comer aprovechando que seguía dura, haciéndolo cada vez con más rapidez y animándome a que me corriera en su boca después de decir varias veces que le encantaba chupármela. Como cuando estábamos en el sofá, acabé descargando en su boca, con ella recibiéndolo con mucho gusto, con gemidos de aprobación y de cariño. No dudó en tragárselo una vez más, pasando a chupar de nuevo hasta que me lo sacó todo. Tras eso vinieron unos momentos de mimitos por su parte mientras yo me relajaba cada vez más, estando todo el tiempo con los ojos cerrados. Ella hablaba, pero yo ya no le prestaba más atención y llegó un punto en el que me dormí, cosa que solo se vio interrumpida cuando me desperté con la necesidad de ir al baño. Lo hice muy atolondrado y viendo que ella llevaba su tanga y mi sudadera puesta, estando durmiendo a mi lado abrazada a mí. Yo seguía desnudo por completo, pero cogí el pantalón de chándal que llevaba antes de que viniera, yendo al baño y volviendo para echarme de nuevo, durmiéndome de inmediato sin llegar a pensar nada de lo que estaba viendo. Parecía que aquello me seguía haciendo efecto y tenía sueño, por lo que aproveché para hacerlo.
Al día siguiente ya sí que me desperté del todo, siendo perfectamente consciente de todo lo que había pasado la noche anterior, aunque me costó un poco espabilarme. Estaba muy atontado, tal y como lo estaba al despertar el día anterior después de haberla probado por primera vez. Noelia estaba abrazada a mí, con todo su cuerpo pegado al mío, con su brazo cruzando mi torso y su pierna enroscada con una de las mías. Ella dormía a pierna suelta y yo hice por donde para apartarla de mi lado y levantarme, porque recordé que desayunando se me pasó bastante ese atontamiento y quería quitármelo. Me fui directamente a la cocina conforme estaba, con tan solo el pantalón de chándal puesto, porque la sudadera que llevaba la seguía teniendo Noelia puesta, usándola como pijama. Ya en la cocina me hice un buen café para espabilarme y cogí algo de comer que teníamos por ahí para echarle algo al estómago, aunque no pude hacerlo como me gustaría, porque Noelia apareció por allí también muy sonriente.
Ni pensar en la tontería tan grande que había hecho la tarde anterior al dejarla pasar me dejó, porque entró con esa sonrisa pese a tener una cara de sueño importante, pero era lo más normal al estar recién levantada. Me dio los buenos días y se acercó a mí para abrazarme y darme un beso, aunque eso último no me lo llegó a dar bien al retirarme yo. Tras eso se apartó un par de pasos atrás y se desperezó, levantándose la sudadera y dejándome ver su tanga negro. Luego me volvió a mirar y con una sonrisa tonta en su cara me dijo que estaba muy bueno, pasando a prepararse algo también ella para desayunar. Lo que menos me esperaba en ese momento era que me recordara tanto a los últimos momentos de mi relación con Elena, pues era una situación bastante similar. Los dos veníamos de echar un polvo y ahora estábamos en la cocina. Fue un flash fugaz y más doloroso de lo que me gustaría admitir.
-Oye, ¿has fregado con vinagre? -preguntó ella como si tal cosa- Mi madre lo hace de vez en cuando y llena la casa de ese olor. Me ha recordado a ella, jejejeje.
-No. ¿Por qué?
-Porque ayer cuando vine olía fuerte. De hecho, sigue oliendo un poco.
-No sé de qué me hablas -dije levantándome para irme a la ducha.
-Javi, espera -dijo agarrándome del brazo.
-¿Qué quieres ahora?
-Ayer fue... Jo... Es que fue un día genial.
-Vale. Muy bien. Coge tus cosas y vete a casa.
-¿No quieres que me quede contigo? Podemos... Podemos hacer lo de ayer si te apetece. Nos lo pasamos muy bien.
-No. Quiero que te vayas a tu casa.
-Estabas tan mono... Y cariñoso -dijo dándome un abrazo-. Me extrañó un poco. Pero que no me quejo, ¿eh? Jejejeje -siguió para apretar su abrazo.
Miré al techo con agotamiento, porque ya estaba empezado a hacer de las suyas, buscando escaquearse para saliese con la suya.
A: Uy... Perdón -dijo Andrea, quien se nos quedó mirando, poniéndose roja al instante.
N: Buenos días, Andrea. ¿Ya estás por aquí?
A: Sí. Es que mis padres se estaban poniendo muy pesados. Y como ya fui el fin de semana pasado pues me he vuelto ya.
J: Me podrías haber avisado de que te ibas, ¿no?
A: Ya...
N: ¿Os parece si comemos juntos los tres hoy?
A: Si queréis... Claro. Por mí, sin problema.
N: ¿Qué dices tú, Javi?
J: Yo... -dije apunto de decirle una bordería, pero me contuve al estar Andrea delante, porque no quería que la cosa fuera a peor con ella- Yo me voy a la ducha.
N: Ummm... -murmuró con cierto tono infantil y tierno, abrazándome de nuevo.
A: Qué contenta te veo, Noelia.
N: Síiiiiiiii. Mucho.
J: ¿Me sueltas? Necesito ir al baño.
Me fui a la ducha después de ver cómo Andrea ponía una pequeña sonrisa en su cara, como de triunfo, cosa que me daba qué pensar. Pude oír cómo ellas seguían hablando en lo que yo cogía la jeringuilla que usé el día anterior para enrollarla luego en papel en el baño y poder desecharla sin que ellas la vieran. Noelia no se cortó nada en decirle a Andrea que había pasado una noche estupenda conmigo, aunque tampoco es que le diera detalles. Tampoco pensaba que Andrea necesitara ese tipo de información por cómo íbamos los dos vestidos al llevar yo solo el pantalón del pijama, sin calzoncillos ni nada, teniendo que estar marcando paquete y Noelia con mi sudadera y su tanga, porque con esos abrazos que me daba, se le subía pese a estarle grande por la diferencia de nuestros tamaños. Cogí algo de ropa y me di una larga ducha bajo el agua caliente, porque ya sí que empezaba a hacer frío.
Cuando salí me encontré a Noelia rondando por la casa. Me dijo que había cambiado las sábanas y que estaba lavando las que había antes, pidiéndome permiso para darse una ducha en el baño que usaba yo. Le dije bajito y entre dientes que lo que quería es que se fuera a su casa, pero ella se limitó a darme otro abrazo y mirarme muy sonriente, recordándome que íbamos a comer juntos los tres en casa, pasando a decirme que no me preocupara, que ellas dos se encargaban de todo, pasando a decir más bajito que luego podíamos echarnos una siesta, pasando a guiñarme un ojo. Le dije que me tenía harto y fui a la cocina para echar a lavar mi ropa también, aunque solo eché el pantalón y la toalla en realidad, porque Noelia se había encargado de echar el resto de la ropa que usé el día anterior. Llevaba la jeringuilla en el bolsillo del pantalón que llevaba en ese momento y me pareció buena idea salir de casa para desecharla, aprovechando también para tirar la basura y que no vieran ahí la cuchara que usé tampoco. Noelia vino presurosa preguntando a dónde iba, respondiéndole yo que a tirar la basura y a comprar el pan, prestándose ella para hacerlo, aunque me negué y salí de casa sin dejarle darme réplica.
Ya en la calle me despejé un poco, porque en casa tenía el ambiente cargado con ella. Y ya pude pararme a pensar más detenidamente al sentarme en un banco unas calles más arriba de la mía. De nuevo se me vino a la cabeza esa escena en la que Noelia y yo estábamos en la cocina y nos vimos sorprendidos por su hermana, con el resultado fatal que tuvo lugar. En esta ocasión también nos vimos sorprendidos por alguien más, pero fue por mi compañera de piso en lugar de por mi pareja como en aquella vez. Por suerte, no me quedé recordando uno de los peores momentos de mi vida, centrándome más en preguntarme por qué había puesto Andrea esa sonrisa al ver a Noelia allí conmigo y en un estado muy cariñoso. Pensaba que había estado haciendo por donde para juntarnos, aunque tampoco era nada nuevo, porque ya pensé en ello con anterioridad. Tenía que hablar con ella, pero quería hacerlo cuando la pesada de Noelia se marchara de casa.
Pero ese no era el principal problema que tenía en esos días, porque precisamente era Noelia. Lo de la droga no lo veía un problema, que también lo era, pero estaba decidido a no volver a probarla por muy bien que me hiciera sentir. Estaba muy concienciado con eso y no quería que la cosa se me complicara más de lo que ya lo hacía yo de por sí. Pero la noche anterior me había dejado llevar mucho con ella por eso mismo y ahora ya estaba acopladísima. Si ya antes lo estaba, seguro que ahora iba a dejarse caer por casa mucho más a menudo. Y no quería eso. Mentiría si dijera que no lo pasé muy bien con ella la noche anterior, pero es que no era yo. Y tampoco era ella. Éramos la Elena y el Javi del principio de esta historia, o quizá mejores que ellos, porque en ese momento no veía ningún problema. Todo me parecía bien y me sentía muy bien, como si no tuviera ninguna responsabilidad ni hubiera cometido tantos errores como los que había cometido.
Noelia estaba allí en cuerpo y era consciente de que estaba con ella, porque podía verla y reconocerla, pero para mí era otra persona en aquel momento. Quizá como una Elena mejorada por decir algo, no sé cómo describirlo. Por todo eso me dejé llevar tanto aquella noche, porque realmente estaba disfrutando de todo lo que estaba pasando. Pero ahora tenía que apechugar una vez más con mis actos y algo me decía que se me iba a hacer cuesta arriba. Yo no quería tener a Noelia en mi vida, pero ella se empeñaba y siempre encontraba la manera de estar por allí y salirse con la suya. Tampoco quería que la cosa con Andrea fuera a peor, porque no me gustó nada ese encontronazo que tuvimos y cómo dejamos hasta de hablarnos, teniendo que enterarme que iba a pasar el fin de semana en su casa por Noelia. No quería que la cosa estuviese así entre nosotros y que potencialmente fuera a peor, porque en ese momento lo último que necesitaba era que más gente que apreciaba se fuera de mi vida.
Tampoco buscaba una criada en Noelia, porque es en lo que se parecía haber convertido con ese comportamiento suyo tan servicial como nuevo. Estaba dispuesta a hacer de todo con tal de estar por casa y poder verme, pero es que a mí todo eso me daba igual. Si se hubiera comportado la mitad de bien con esa aparente nueva forma de ser que tenía, las cosas habrían sido muy diferentes, pero no podía pretender arreglarlo todo ahora haciendo todo eso. De nuevo, se me pasó por la mente que quizá estaría bien relajarse y tratar de aguantarla y de paso tratar de disfrutar de algunos momentos con ella, como cuando los íbamos a la cama, que habían tenido lugar más de lo que me hubiera gustado. Pero tampoco lo veía viable, porque conociéndola, seguro que querría ir a más y luego a más y así hasta que se quedara tranquila. Tampoco lo terminaba de ver por el rencor que le seguía teniendo. No me veía aguantándola hasta tal punto en el que pudiera tener una conversación tranquila con ella.
Cerré los ojos y me dejé llevar de tal manera que hasta la voz de Noelia se distorsionaba, imaginándome que era la de su hermana cuando hacía una pequeña parada para decirme algo. Me llegó a dar un escalofrío cuando paró la mamada para decirme que necesitaba sentirme dentro de ella de nuevo. Aunque no llegué a abrir los ojos, pero sí que lo hice cuando me lo repitió con su cara pegada a la mía. Yo me limité a asentir y ella se puso sobre mi polla para sentarse sobre ella después de ponerla pegada a mi abdomen para empezar a frotarse con ella. Murmuraba y decía lo que le encantaba estar así conmigo, aprovechando para coger mis manos y ponerlas sobre sus tetas, apretándolas yo, aunque no de forma dura. Estaba empapada y con sus babas aún rondando mi polla, se deslizaba que daba gusto, literalmente. Empezó lento, pero llegó a un punto en el que se movía muy rápido pasados unos segundos y se acabó corriendo por el estímulo tan grande que le estaba dando a su clítoris.
Se derrumbó encima de mí y me abrazó, respirando de manera acelerada y entrecortada y me empezó a besar pasados unos segundos más, no tardando en acomodarse para meterse mi polla dura como una piedra en sus entrañas, sin despegar su cuerpo del mío. Empezó a mover su culo hacia arriba y abajo, con una rapidez impropia para haber tenido un orgasmo tan recientemente, pero ahí estaba, follándome y dando la talla bastante bien. Me lo hacía muy bien y ella no paraba de hablarme y besarme, pero mi cabeza estaba en otra parte, como si hubiera viajado más de un año atrás. Sus pezones se hincaban en mi piel de tal manera que me resultaba hasta molesto por momentos, pero lo caliente que estaba ahí abajo me distraía en varias ocasiones y con el estímulo tan bueno que me estaba dando, me centré más en disfrutar de aquello. Noelia no tardó en incorporarse para ponerse de manera vertical y apoyar sus manos en mi pecho para ahora follarme de la manera que más me gusta, aunque rápidamente sus manos treparon por mi pecho para llegar a mis hombros y agarrarse mejor a la vez que nuestras caras se acercaban.
Al final acabó agarrando mis manos y entrelazando nuestros dedos para hacérmelo con mucha rapidez, mirándome fijamente a los ojos, sin pestañear y pidiéndome que la mirara cuando cerraba yo los míos. Otro orgasmo le llegó en menos de 5 minutos, empezando a retorcerse e intentando aguantar hasta que yo llegara, pero no lo consiguió y se acabó echando sobre mí una vez más con un gemido que mezclaba placer y fastidio. Esta vez tardó unos minutos más en relajarse, pero una vez lo hizo me pidió que la follara yo a ella. Y lo hice, pero parecía querer más. No lo hacía ni lento ni lo rápido que sabía que le gustaba a ella, pero era como me apetecía hacerlo a mí. Se acabó desesperando y se dio la vuelta para que la follara estando a cuatro, empujándola con su culo fuertemente, aunque no llegaba a terminar esta vez. Por lo que me tumbé de nuevo bocarriba y me folló estando sobre mí, moviéndose rápidamente para que hubiera una buena penetración a la vez que se estimulaba el clítoris con el roce con mi pubis. Este fue el orgasmo más intenso que tuvo aquel día, porque dio el grito más alto una vez llegó, temblando con fuerza y llegando a salirse de mí para tumbarse de lado junto a mí y abrazarse a mi cuerpo.
Al ver que no había acabado una vez se recuperó, me la empezó a comer aprovechando que seguía dura, haciéndolo cada vez con más rapidez y animándome a que me corriera en su boca después de decir varias veces que le encantaba chupármela. Como cuando estábamos en el sofá, acabé descargando en su boca, con ella recibiéndolo con mucho gusto, con gemidos de aprobación y de cariño. No dudó en tragárselo una vez más, pasando a chupar de nuevo hasta que me lo sacó todo. Tras eso vinieron unos momentos de mimitos por su parte mientras yo me relajaba cada vez más, estando todo el tiempo con los ojos cerrados. Ella hablaba, pero yo ya no le prestaba más atención y llegó un punto en el que me dormí, cosa que solo se vio interrumpida cuando me desperté con la necesidad de ir al baño. Lo hice muy atolondrado y viendo que ella llevaba su tanga y mi sudadera puesta, estando durmiendo a mi lado abrazada a mí. Yo seguía desnudo por completo, pero cogí el pantalón de chándal que llevaba antes de que viniera, yendo al baño y volviendo para echarme de nuevo, durmiéndome de inmediato sin llegar a pensar nada de lo que estaba viendo. Parecía que aquello me seguía haciendo efecto y tenía sueño, por lo que aproveché para hacerlo.
Al día siguiente ya sí que me desperté del todo, siendo perfectamente consciente de todo lo que había pasado la noche anterior, aunque me costó un poco espabilarme. Estaba muy atontado, tal y como lo estaba al despertar el día anterior después de haberla probado por primera vez. Noelia estaba abrazada a mí, con todo su cuerpo pegado al mío, con su brazo cruzando mi torso y su pierna enroscada con una de las mías. Ella dormía a pierna suelta y yo hice por donde para apartarla de mi lado y levantarme, porque recordé que desayunando se me pasó bastante ese atontamiento y quería quitármelo. Me fui directamente a la cocina conforme estaba, con tan solo el pantalón de chándal puesto, porque la sudadera que llevaba la seguía teniendo Noelia puesta, usándola como pijama. Ya en la cocina me hice un buen café para espabilarme y cogí algo de comer que teníamos por ahí para echarle algo al estómago, aunque no pude hacerlo como me gustaría, porque Noelia apareció por allí también muy sonriente.
Ni pensar en la tontería tan grande que había hecho la tarde anterior al dejarla pasar me dejó, porque entró con esa sonrisa pese a tener una cara de sueño importante, pero era lo más normal al estar recién levantada. Me dio los buenos días y se acercó a mí para abrazarme y darme un beso, aunque eso último no me lo llegó a dar bien al retirarme yo. Tras eso se apartó un par de pasos atrás y se desperezó, levantándose la sudadera y dejándome ver su tanga negro. Luego me volvió a mirar y con una sonrisa tonta en su cara me dijo que estaba muy bueno, pasando a prepararse algo también ella para desayunar. Lo que menos me esperaba en ese momento era que me recordara tanto a los últimos momentos de mi relación con Elena, pues era una situación bastante similar. Los dos veníamos de echar un polvo y ahora estábamos en la cocina. Fue un flash fugaz y más doloroso de lo que me gustaría admitir.
-Oye, ¿has fregado con vinagre? -preguntó ella como si tal cosa- Mi madre lo hace de vez en cuando y llena la casa de ese olor. Me ha recordado a ella, jejejeje.
-No. ¿Por qué?
-Porque ayer cuando vine olía fuerte. De hecho, sigue oliendo un poco.
-No sé de qué me hablas -dije levantándome para irme a la ducha.
-Javi, espera -dijo agarrándome del brazo.
-¿Qué quieres ahora?
-Ayer fue... Jo... Es que fue un día genial.
-Vale. Muy bien. Coge tus cosas y vete a casa.
-¿No quieres que me quede contigo? Podemos... Podemos hacer lo de ayer si te apetece. Nos lo pasamos muy bien.
-No. Quiero que te vayas a tu casa.
-Estabas tan mono... Y cariñoso -dijo dándome un abrazo-. Me extrañó un poco. Pero que no me quejo, ¿eh? Jejejeje -siguió para apretar su abrazo.
Miré al techo con agotamiento, porque ya estaba empezado a hacer de las suyas, buscando escaquearse para saliese con la suya.
A: Uy... Perdón -dijo Andrea, quien se nos quedó mirando, poniéndose roja al instante.
N: Buenos días, Andrea. ¿Ya estás por aquí?
A: Sí. Es que mis padres se estaban poniendo muy pesados. Y como ya fui el fin de semana pasado pues me he vuelto ya.
J: Me podrías haber avisado de que te ibas, ¿no?
A: Ya...
N: ¿Os parece si comemos juntos los tres hoy?
A: Si queréis... Claro. Por mí, sin problema.
N: ¿Qué dices tú, Javi?
J: Yo... -dije apunto de decirle una bordería, pero me contuve al estar Andrea delante, porque no quería que la cosa fuera a peor con ella- Yo me voy a la ducha.
N: Ummm... -murmuró con cierto tono infantil y tierno, abrazándome de nuevo.
A: Qué contenta te veo, Noelia.
N: Síiiiiiiii. Mucho.
J: ¿Me sueltas? Necesito ir al baño.
Me fui a la ducha después de ver cómo Andrea ponía una pequeña sonrisa en su cara, como de triunfo, cosa que me daba qué pensar. Pude oír cómo ellas seguían hablando en lo que yo cogía la jeringuilla que usé el día anterior para enrollarla luego en papel en el baño y poder desecharla sin que ellas la vieran. Noelia no se cortó nada en decirle a Andrea que había pasado una noche estupenda conmigo, aunque tampoco es que le diera detalles. Tampoco pensaba que Andrea necesitara ese tipo de información por cómo íbamos los dos vestidos al llevar yo solo el pantalón del pijama, sin calzoncillos ni nada, teniendo que estar marcando paquete y Noelia con mi sudadera y su tanga, porque con esos abrazos que me daba, se le subía pese a estarle grande por la diferencia de nuestros tamaños. Cogí algo de ropa y me di una larga ducha bajo el agua caliente, porque ya sí que empezaba a hacer frío.
Cuando salí me encontré a Noelia rondando por la casa. Me dijo que había cambiado las sábanas y que estaba lavando las que había antes, pidiéndome permiso para darse una ducha en el baño que usaba yo. Le dije bajito y entre dientes que lo que quería es que se fuera a su casa, pero ella se limitó a darme otro abrazo y mirarme muy sonriente, recordándome que íbamos a comer juntos los tres en casa, pasando a decirme que no me preocupara, que ellas dos se encargaban de todo, pasando a decir más bajito que luego podíamos echarnos una siesta, pasando a guiñarme un ojo. Le dije que me tenía harto y fui a la cocina para echar a lavar mi ropa también, aunque solo eché el pantalón y la toalla en realidad, porque Noelia se había encargado de echar el resto de la ropa que usé el día anterior. Llevaba la jeringuilla en el bolsillo del pantalón que llevaba en ese momento y me pareció buena idea salir de casa para desecharla, aprovechando también para tirar la basura y que no vieran ahí la cuchara que usé tampoco. Noelia vino presurosa preguntando a dónde iba, respondiéndole yo que a tirar la basura y a comprar el pan, prestándose ella para hacerlo, aunque me negué y salí de casa sin dejarle darme réplica.
Ya en la calle me despejé un poco, porque en casa tenía el ambiente cargado con ella. Y ya pude pararme a pensar más detenidamente al sentarme en un banco unas calles más arriba de la mía. De nuevo se me vino a la cabeza esa escena en la que Noelia y yo estábamos en la cocina y nos vimos sorprendidos por su hermana, con el resultado fatal que tuvo lugar. En esta ocasión también nos vimos sorprendidos por alguien más, pero fue por mi compañera de piso en lugar de por mi pareja como en aquella vez. Por suerte, no me quedé recordando uno de los peores momentos de mi vida, centrándome más en preguntarme por qué había puesto Andrea esa sonrisa al ver a Noelia allí conmigo y en un estado muy cariñoso. Pensaba que había estado haciendo por donde para juntarnos, aunque tampoco era nada nuevo, porque ya pensé en ello con anterioridad. Tenía que hablar con ella, pero quería hacerlo cuando la pesada de Noelia se marchara de casa.
Pero ese no era el principal problema que tenía en esos días, porque precisamente era Noelia. Lo de la droga no lo veía un problema, que también lo era, pero estaba decidido a no volver a probarla por muy bien que me hiciera sentir. Estaba muy concienciado con eso y no quería que la cosa se me complicara más de lo que ya lo hacía yo de por sí. Pero la noche anterior me había dejado llevar mucho con ella por eso mismo y ahora ya estaba acopladísima. Si ya antes lo estaba, seguro que ahora iba a dejarse caer por casa mucho más a menudo. Y no quería eso. Mentiría si dijera que no lo pasé muy bien con ella la noche anterior, pero es que no era yo. Y tampoco era ella. Éramos la Elena y el Javi del principio de esta historia, o quizá mejores que ellos, porque en ese momento no veía ningún problema. Todo me parecía bien y me sentía muy bien, como si no tuviera ninguna responsabilidad ni hubiera cometido tantos errores como los que había cometido.
Noelia estaba allí en cuerpo y era consciente de que estaba con ella, porque podía verla y reconocerla, pero para mí era otra persona en aquel momento. Quizá como una Elena mejorada por decir algo, no sé cómo describirlo. Por todo eso me dejé llevar tanto aquella noche, porque realmente estaba disfrutando de todo lo que estaba pasando. Pero ahora tenía que apechugar una vez más con mis actos y algo me decía que se me iba a hacer cuesta arriba. Yo no quería tener a Noelia en mi vida, pero ella se empeñaba y siempre encontraba la manera de estar por allí y salirse con la suya. Tampoco quería que la cosa con Andrea fuera a peor, porque no me gustó nada ese encontronazo que tuvimos y cómo dejamos hasta de hablarnos, teniendo que enterarme que iba a pasar el fin de semana en su casa por Noelia. No quería que la cosa estuviese así entre nosotros y que potencialmente fuera a peor, porque en ese momento lo último que necesitaba era que más gente que apreciaba se fuera de mi vida.
Tampoco buscaba una criada en Noelia, porque es en lo que se parecía haber convertido con ese comportamiento suyo tan servicial como nuevo. Estaba dispuesta a hacer de todo con tal de estar por casa y poder verme, pero es que a mí todo eso me daba igual. Si se hubiera comportado la mitad de bien con esa aparente nueva forma de ser que tenía, las cosas habrían sido muy diferentes, pero no podía pretender arreglarlo todo ahora haciendo todo eso. De nuevo, se me pasó por la mente que quizá estaría bien relajarse y tratar de aguantarla y de paso tratar de disfrutar de algunos momentos con ella, como cuando los íbamos a la cama, que habían tenido lugar más de lo que me hubiera gustado. Pero tampoco lo veía viable, porque conociéndola, seguro que querría ir a más y luego a más y así hasta que se quedara tranquila. Tampoco lo terminaba de ver por el rencor que le seguía teniendo. No me veía aguantándola hasta tal punto en el que pudiera tener una conversación tranquila con ella.