Hola en este post voy a contar como logré que hacer mis fantasías realidad, algo que hace un tiempo me parecía completamente imposible y fuera de mi alcance.
Somos una pareja que hemos superado ya los 40 años y llevamos media vida juntos. Como a muchas parejas, después de tantos años el sexo se había convertido en algo monótono y casi sin interés. Yo me desahogaba imaginando que mi mujer tenía sexo con otros hombres delante de mi.
Mi mujer, S, mide 1,60, tiene pelo rizado, unos buenos pechos y algún kilito de más, especialmente después de haber sido madre. Aún así a mí siempre me ha parecido que era muy morbosa y muy guapa.
Alguna vez, especialmente si habíamos bebido un poco, cuando follábamos le comentaba mi fantasía, pero aunque ella me seguía el juego a regañadientes se quedaba siempre ahí, en una fantasía.
Un día, encontró una carpeta en mi PC con videos de la temática de cornudo y de compartir mujeres. Se enfadó mucho y me pidió explicaciones y se preguntaba si realmente quería hacer realidad la fantasía. Yo, dubitativo, le decía que no lo tenía claro si tendría el valor suficiente a hacerlo, pero lo cierto es que solo de pensarlo me ponía muy cachondo.
Con el tiempo ella empezó a comprender el placer que me causaba la fantasía y se mostraba más dispuesta cuando fantaseábamos mientras follábamos, aunque después de corrernos todo se desinflaba. Un día me lancé y le dije:
Yo: Cariño, por qué no lo intentamos?
S: Intentar el qué?
Yo: meter a un tercero en la cama.
S: Cariño una cosa es fantasearlo y jugar y otra hacerlo realidad. No creo esta preparada ni convencida para ello. Además, quién sería el tercero ideal?
Yo: A ver, seguro que podríamos encontrar alguien. A mí me daría mucho morbo que fuese alguien conocido, algún compañero tuyo del trabajo o algo así.
S: Estás loco? ni de coña
Yo: Venga no me digas que no hay ninguno que no te pone ni un poquito.
S: Para, por ahí no.
Yo: Vale, pues un desconocido, si quieres puedo mirar por internet a ver qué encuentro.
S: Tú haz lo que quieras, pero no lo veo.
Y así quedó aquella conversación. Durante un tiempo estuve buscando contactos por internet e incluso le mostré a silvia alguno de los que vi. Pero a ella no le convenció ninguno y me dijo que todo eso le parecía muy frío y que mejor que lo dejásemos estar.
Y lo cierto es que el tema se enfrió bastante, hasta que llegó el "día D"...
Continuará..
Somos una pareja que hemos superado ya los 40 años y llevamos media vida juntos. Como a muchas parejas, después de tantos años el sexo se había convertido en algo monótono y casi sin interés. Yo me desahogaba imaginando que mi mujer tenía sexo con otros hombres delante de mi.
Mi mujer, S, mide 1,60, tiene pelo rizado, unos buenos pechos y algún kilito de más, especialmente después de haber sido madre. Aún así a mí siempre me ha parecido que era muy morbosa y muy guapa.
Alguna vez, especialmente si habíamos bebido un poco, cuando follábamos le comentaba mi fantasía, pero aunque ella me seguía el juego a regañadientes se quedaba siempre ahí, en una fantasía.
Un día, encontró una carpeta en mi PC con videos de la temática de cornudo y de compartir mujeres. Se enfadó mucho y me pidió explicaciones y se preguntaba si realmente quería hacer realidad la fantasía. Yo, dubitativo, le decía que no lo tenía claro si tendría el valor suficiente a hacerlo, pero lo cierto es que solo de pensarlo me ponía muy cachondo.
Con el tiempo ella empezó a comprender el placer que me causaba la fantasía y se mostraba más dispuesta cuando fantaseábamos mientras follábamos, aunque después de corrernos todo se desinflaba. Un día me lancé y le dije:
Yo: Cariño, por qué no lo intentamos?
S: Intentar el qué?
Yo: meter a un tercero en la cama.
S: Cariño una cosa es fantasearlo y jugar y otra hacerlo realidad. No creo esta preparada ni convencida para ello. Además, quién sería el tercero ideal?
Yo: A ver, seguro que podríamos encontrar alguien. A mí me daría mucho morbo que fuese alguien conocido, algún compañero tuyo del trabajo o algo así.
S: Estás loco? ni de coña
Yo: Venga no me digas que no hay ninguno que no te pone ni un poquito.
S: Para, por ahí no.
Yo: Vale, pues un desconocido, si quieres puedo mirar por internet a ver qué encuentro.
S: Tú haz lo que quieras, pero no lo veo.
Y así quedó aquella conversación. Durante un tiempo estuve buscando contactos por internet e incluso le mostré a silvia alguno de los que vi. Pero a ella no le convenció ninguno y me dijo que todo eso le parecía muy frío y que mejor que lo dejásemos estar.
Y lo cierto es que el tema se enfrió bastante, hasta que llegó el "día D"...
Continuará..
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