Disfrutando lo escrito y ya nos dejas con ganas del siguiente.Siento la tardanza, ha sido un verano muy intenso, con bastante movida tanto en lo cotidiano como en viajes y encuentros, y con poco tiempo para escribir. Espero hacerlo con mayor frecuencia.
CAPITULO 39
Alba sonrió.
-Voy a ver si ya está la cena – dijo Sonia antes de desaparecer por la puerta de la cocina.
-¿Eso de ahí es para lo que creo que es? – preguntó Alba señalando el sillón anatómico.
Desde que los chicos se fueron a estudiar fuera lo teníamos en el salón. Sólo lo retirábamos a la habitación cuando venía alguna visita que no era del círculo íntimo. Y ahí se quedó esta vez.
-¡Ah, ese sillón! - exclamé – Es para echarme la siesta – añadí entre risas.
-La siesta…jejeje…ya…¿Y a parte de para la siesta, es cómodo? – preguntó sin cortarse. Total, semanas atrás estuvimos a punto de follar con ella o sea que no iba a cortarse ahora por una nadería.
-¿Quieres probarlo o qué? – la provoqué sin pensarlo.
-¿No se romperá, no?
-¿Romperse? ¿por qué iba a romperse?
-Porque a mí me gusta entre fuerte y muy fuerte...
-Caray, eso es ser directa jajaja – contesté
-¿Te sorprende?
-Bueno, hace poco estuvimos a punto de… así que no - insinué
-De follar, lo sé – completó la frase sin cortarse un pelo. En ese momento entró Sonia con una bandeja en la mano.
-Veo que estáis teniendo una conversación interesante – dijo mientras la dejaba en la mesa.
-Jajajajaja – nos reímos los tres a la vez.
Empezamos a cenar y al principio la conversación transcurrió por otros derroteros pero yo no paraba de pensar en que, como ya me contó JuanPe, Alba en la intimidad era lo contrario a lo que su aspecto de modosita con rostro simpático pudiera parecerle a quien no la conociera. Ella sabía nuestra historia, evidentemente, porque tanto JuanPe como Sonia le habían contado cosas y nosotros, más o menos la suya.
-¿Has sabido algo de JuanPe? – le pregunté inopinadamente.
-No mucho, de vez en cuando intercambiamos algún mensaje, pero no de una manera muy frecuente…supongo que sabéis que lo nuestro no era nada serio, ¿verdad? Le tenía cierto cariño, pero nada más. Bueno, le sigo teniendo cariño…
-Lo suponía – respondí.
-¿Sabéis que estaba al tanto de todos sus ligues? El mismo me lo contaba y hablaba siempre bien de ellas, de sus compañeras azafatas…
-¡¿En serio?! – exclamó Sonia
-Sí…siempre fuimos muy francos el uno con el otro…desde el principio yo le dije que no tenía intención de engancharme y él me dijo lo mismo, sólo queríamos pasar un buen rato de tanto en tanto…así que nos podíamos contar las cosas sin tapujos…incluso nos servía para… bueno…para excitarnos jajaja… - acabó riendo.
-Es importante siempre la sinceridad y dejar las cosas claras… - rematé yo.
Pasamos al salón y Sonia y yo no sentamos en el sofá y Alba en una de las butacas. Preparé unas copas y la conversación siguió un buen rato, a veces de cosas intrascendentes y otras de nuestras propias relaciones y sobre sexo.
Sonia acabó echada sobre mí, reposando su cabeza en mi pierna y yo acariciándole el vientre, como hacíamos muchas noches, sólo que esta vez, estábamos acompañados.
Y a Alba se la veía muy a gusto. Tanto que se repantingó en el sillón. Estaba un tanto alegre y desinhibida por el alcohol, pero para nada bebida.
-¿Has estado con alguna chica? – le pregunté.
-Eh…pues…jajaja… - pareció un tanto sorprendida, o se hizo la sorprendida – estooo… un par de veces jeje…a ver… no soy lesbiana…fue para probar…bueno la primera vez ya sabéis… de adolescente con una amiga para ver cómo era un beso y eso…sobarnos un poco nada más…y luego una única vez con una amiga de JuanPe jajaja... no estuvo mal jajaja – se acabó explayando.
Sonia levantó la cabeza hacia mí y sonrió.
Tras un breve silencio, de esos que aparecen a veces cuando no se te ocurre que decir,
-Bueno, creo que va siendo hora de irme – dijo Alba – Ya es algo tarde.
-Quédate – le pidió Sonia de una forma muy natural y hasta sensual.
-¿Queréis que me quede? – preguntó a su vez con una voz dulce y firme. Nada nerviosa.
-Si te apetece, nos gustaría – añadí.
-Sí – dijo escuetamente.
Sonia se incorporó y se acercó a ella. Le tendió la mano y Alba, agarrándosela, se levantó del sillón. La habilidad de Sonia para sintonizar con alguien cuando ella quiere, había dejado de sorprenderme hacía muchísimo tiempo. Alba estaba engatusada.
Sonia le acarició levemente el pelo y le pasó los dedos por su rostro.
-Me encantan esos hoyuelos – le susurró – me resultan muy atractivos…
Acercó su cara a la de Alba muy lentamente, sin dejar de mirarle a los ojos y la besó suavemente en los labios. En ese momento empecé a excitarme un poco. Las tenía de perfil y con el segundo beso vi perfectamente como Alba ofrecía su boca entreabierta. No fue un beso muy largo pero sí muy húmedo. Sonia me miró y se llevó a Alba por el pasillo hacia el dormitorio, mientras yo me levanté y tras recoger los vasos y apagar la luz, me dirigí al servicio. Mientras me lavaba las manos tras orinar escuché el ruido del agua de la ducha del baño grande. Conociendo a Sonia, sabía que lo primero era ducharse. Me las imaginé ya desnudas y volví a excitarme levemente.
En el dormitorio me desnudé rápidamente antes de entrar en el baño.
-Ya estabas tardando – soltó Sonia. Alba sonrió.
Me metí en la ducha con ellas bajo el agua de cascada de la alcachofa del techo. Enseguida las abracé, y no tardé en bajar mi mano buscando el culo de Alba. Tenía un culo todavía más jugoso y redondo que Isa, de hecho es más rellenita. Mi polla empezó a levantarse, Sonia lo notó enseguida y puso la mano de Alba sobre ella. Alba me miró y la besé, me ofreció su boca y su lengua en cuanto mis labios contactaron con los suyos. Mientras, lentamente empezaba a masajeármela y yo apretaba sus nalgas con mi mano. Empezó a suspirar y me sorprendí, miré abajo y vi como la mano de Sonia estaba en su entrepierna. Su coño apenas estaba decorado por una leve tira de vello.
-Y bien…¿qué te gusta? – le pregunté.
-Oooh.. todo… me gusta to…do…ooooh – dijo ella entrecortadamente.
-Podemos ir descubriéndolo poco a poco… - añadí yo.
-Oh, sí… me encanta que me sorprendan...
Sonia la miró sin dejar de acariciarla.
-Te aseguro que vas a disfrutar – le dijo con una brutal carga morbosa – Vamos fuera a secarnos.
Sonia salió y empezó a secarse rápidamente. La seguimos enseguida y en unos minutos estábamos los tres sobre la cama de nuestro dormitorio.
***continuará***
P.D.
Por cierto, hace unos días mientras Sonia me estaba excitando me preguntó que por qué no escribía sobre algo que ella no vivió. Durante tantos años se han dado varias ocasiones, aunque no muchas, y por distintas causas, de quedar sólo tres de nosotros, sobre todo cuando éramos más jóvenes. Ya escribí sobre aquella noche en la que nos quedamos solos Sonia, Lore y yo, una noche increíblemente preciosa con ellas dos. Pero hubo una ocasión, años después en la que pasamos un fin de semana en la casa del pueblo Lore, Coque y yo. Y lo recuerdo como algo muy intenso, de sexo puro y duro con una Lore insaciable y muy salvaje.
A ver si cuando termine con esto último me pongo con ello.
Sin ningunas ganas de polémica ni faltar, pero esos periodos tan largos entre capítulos, me desconectan un poco de la historia. Y es una lástima porque escribes muy bien.
Gracias.