El Club

Siento la tardanza, ha sido un verano muy intenso, con bastante movida tanto en lo cotidiano como en viajes y encuentros, y con poco tiempo para escribir. Espero hacerlo con mayor frecuencia.

CAPITULO 39

Alba sonrió.

-Voy a ver si ya está la cena – dijo Sonia antes de desaparecer por la puerta de la cocina.
-¿Eso de ahí es para lo que creo que es? – preguntó Alba señalando el sillón anatómico.

Desde que los chicos se fueron a estudiar fuera lo teníamos en el salón. Sólo lo retirábamos a la habitación cuando venía alguna visita que no era del círculo íntimo. Y ahí se quedó esta vez.

-¡Ah, ese sillón! - exclamé – Es para echarme la siesta – añadí entre risas.
-La siesta…jejeje…ya…¿Y a parte de para la siesta, es cómodo? – preguntó sin cortarse. Total, semanas atrás estuvimos a punto de follar con ella o sea que no iba a cortarse ahora por una nadería.
-¿Quieres probarlo o qué? – la provoqué sin pensarlo.
-¿No se romperá, no?
-¿Romperse? ¿por qué iba a romperse?
-Porque a mí me gusta entre fuerte y muy fuerte...
-Caray, eso es ser directa jajaja – contesté
-¿Te sorprende?
-Bueno, hace poco estuvimos a punto de… así que no - insinué
-De follar, lo sé – completó la frase sin cortarse un pelo. En ese momento entró Sonia con una bandeja en la mano.
-Veo que estáis teniendo una conversación interesante – dijo mientras la dejaba en la mesa.
-Jajajajaja – nos reímos los tres a la vez.

Empezamos a cenar y al principio la conversación transcurrió por otros derroteros pero yo no paraba de pensar en que, como ya me contó JuanPe, Alba en la intimidad era lo contrario a lo que su aspecto de modosita con rostro simpático pudiera parecerle a quien no la conociera. Ella sabía nuestra historia, evidentemente, porque tanto JuanPe como Sonia le habían contado cosas y nosotros, más o menos la suya.

-¿Has sabido algo de JuanPe? – le pregunté inopinadamente.
-No mucho, de vez en cuando intercambiamos algún mensaje, pero no de una manera muy frecuente…supongo que sabéis que lo nuestro no era nada serio, ¿verdad? Le tenía cierto cariño, pero nada más. Bueno, le sigo teniendo cariño…
-Lo suponía – respondí.
-¿Sabéis que estaba al tanto de todos sus ligues? El mismo me lo contaba y hablaba siempre bien de ellas, de sus compañeras azafatas…
-¡¿En serio?! – exclamó Sonia
-Sí…siempre fuimos muy francos el uno con el otro…desde el principio yo le dije que no tenía intención de engancharme y él me dijo lo mismo, sólo queríamos pasar un buen rato de tanto en tanto…así que nos podíamos contar las cosas sin tapujos…incluso nos servía para… bueno…para excitarnos jajaja… - acabó riendo.
-Es importante siempre la sinceridad y dejar las cosas claras… - rematé yo.

Pasamos al salón y Sonia y yo no sentamos en el sofá y Alba en una de las butacas. Preparé unas copas y la conversación siguió un buen rato, a veces de cosas intrascendentes y otras de nuestras propias relaciones y sobre sexo.

Sonia acabó echada sobre mí, reposando su cabeza en mi pierna y yo acariciándole el vientre, como hacíamos muchas noches, sólo que esta vez, estábamos acompañados.

Y a Alba se la veía muy a gusto. Tanto que se repantingó en el sillón. Estaba un tanto alegre y desinhibida por el alcohol, pero para nada bebida.

-¿Has estado con alguna chica? – le pregunté.

-Eh…pues…jajaja… - pareció un tanto sorprendida, o se hizo la sorprendida – estooo… un par de veces jeje…a ver… no soy lesbiana…fue para probar…bueno la primera vez ya sabéis… de adolescente con una amiga para ver cómo era un beso y eso…sobarnos un poco nada más…y luego una única vez con una amiga de JuanPe jajaja... no estuvo mal jajaja – se acabó explayando.

Sonia levantó la cabeza hacia mí y sonrió.

Tras un breve silencio, de esos que aparecen a veces cuando no se te ocurre que decir,

-Bueno, creo que va siendo hora de irme – dijo Alba – Ya es algo tarde.
-Quédate – le pidió Sonia de una forma muy natural y hasta sensual.
-¿Queréis que me quede? – preguntó a su vez con una voz dulce y firme. Nada nerviosa.
-Si te apetece, nos gustaría – añadí.
-Sí – dijo escuetamente.

Sonia se incorporó y se acercó a ella. Le tendió la mano y Alba, agarrándosela, se levantó del sillón. La habilidad de Sonia para sintonizar con alguien cuando ella quiere, había dejado de sorprenderme hacía muchísimo tiempo. Alba estaba engatusada.
Sonia le acarició levemente el pelo y le pasó los dedos por su rostro.

-Me encantan esos hoyuelos – le susurró – me resultan muy atractivos…

Acercó su cara a la de Alba muy lentamente, sin dejar de mirarle a los ojos y la besó suavemente en los labios. En ese momento empecé a excitarme un poco. Las tenía de perfil y con el segundo beso vi perfectamente como Alba ofrecía su boca entreabierta. No fue un beso muy largo pero sí muy húmedo. Sonia me miró y se llevó a Alba por el pasillo hacia el dormitorio, mientras yo me levanté y tras recoger los vasos y apagar la luz, me dirigí al servicio. Mientras me lavaba las manos tras orinar escuché el ruido del agua de la ducha del baño grande. Conociendo a Sonia, sabía que lo primero era ducharse. Me las imaginé ya desnudas y volví a excitarme levemente.

En el dormitorio me desnudé rápidamente antes de entrar en el baño.

-Ya estabas tardando – soltó Sonia. Alba sonrió.

Me metí en la ducha con ellas bajo el agua de cascada de la alcachofa del techo. Enseguida las abracé, y no tardé en bajar mi mano buscando el culo de Alba. Tenía un culo todavía más jugoso y redondo que Isa, de hecho es más rellenita. Mi polla empezó a levantarse, Sonia lo notó enseguida y puso la mano de Alba sobre ella. Alba me miró y la besé, me ofreció su boca y su lengua en cuanto mis labios contactaron con los suyos. Mientras, lentamente empezaba a masajeármela y yo apretaba sus nalgas con mi mano. Empezó a suspirar y me sorprendí, miré abajo y vi como la mano de Sonia estaba en su entrepierna. Su coño apenas estaba decorado por una leve tira de vello.

-Y bien…¿qué te gusta? – le pregunté.
-Oooh.. todo… me gusta to…do…ooooh – dijo ella entrecortadamente.
-Podemos ir descubriéndolo poco a poco… - añadí yo.
-Oh, sí… me encanta que me sorprendan...

Sonia la miró sin dejar de acariciarla.

-Te aseguro que vas a disfrutar – le dijo con una brutal carga morbosa – Vamos fuera a secarnos.

Sonia salió y empezó a secarse rápidamente. La seguimos enseguida y en unos minutos estábamos los tres sobre la cama de nuestro dormitorio.

***continuará***

P.D.
Por cierto, hace unos días mientras Sonia me estaba excitando me preguntó que por qué no escribía sobre algo que ella no vivió. Durante tantos años se han dado varias ocasiones, aunque no muchas, y por distintas causas, de quedar sólo tres de nosotros, sobre todo cuando éramos más jóvenes. Ya escribí sobre aquella noche en la que nos quedamos solos Sonia, Lore y yo, una noche increíblemente preciosa con ellas dos. Pero hubo una ocasión, años después en la que pasamos un fin de semana en la casa del pueblo Lore, Coque y yo. Y lo recuerdo como algo muy intenso, de sexo puro y duro con una Lore insaciable y muy salvaje.

A ver si cuando termine con esto último me pongo con ello.
Disfrutando lo escrito y ya nos dejas con ganas del siguiente.

Sin ningunas ganas de polémica ni faltar, pero esos periodos tan largos entre capítulos, me desconectan un poco de la historia. Y es una lástima porque escribes muy bien.

Gracias.
 
Disfrutando lo escrito y ya nos dejas con ganas del siguiente.

Sin ningunas ganas de polémica ni faltar, pero esos periodos tan largos entre capítulos, me desconectan un poco de la historia. Y es una lástima porque escribes muy bien.

Gracias.

Siento tardar tanto, pero me ha sido y me está siendo imposible escribir con más fluidez. Está siendo una época complicada para algunos de nosotros en otros aspectos. No todo sale a pedir de boca en esta vida.

Voy a hacer una cosa a partir de ahora, en vez de postear un capitulo y no saber cuando voy a poder subir otro, iré escribiendo y lo subiré todo a la vez o en días seguidos pero una vez que esté completo, al menos hasta completar una trama. ( el problema es que se han ido superponiendo cosas este año pasado, pero ya veré como las encajo para poder completar episodios más o menos cerrados jeje).
 
Siento tardar tanto, pero me ha sido y me está siendo imposible escribir con más fluidez. Está siendo una época complicada para algunos de nosotros en otros aspectos. No todo sale a pedir de boca en esta vida.

Voy a hacer una cosa a partir de ahora, en vez de postear un capitulo y no saber cuando voy a poder subir otro, iré escribiendo y lo subiré todo a la vez o en días seguidos pero una vez que esté completo, al menos hasta completar una trama. ( el problema es que se han ido superponiendo cosas este año pasado, pero ya veré como las encajo para poder completar episodios más o menos cerrados jeje).
Gracias por la explicación.
Que ganas de seguir conociendo el club.
 
CAPITULO 39

De rodillas los tres formando un triangulo en el centro de la cama seguimos besándonos y yo acariciando sus nalgas. En cuando empecé a besarla en el cuello, Alba comenzó a suspirar y acto seguido noté su mano rodeando de nuevo mi polla.

Poco después estaban las dos tumbadas en la cama y yo mirando hacia ellas sentado en la butaca que tenemos en el dormitorio. Alba estaba con una toalla tapándose el vientre y el pecho mirando al techo. Sonia estirada a su lado, apoyada en un codo y mirándola sonriendo con satisfacción. Alba giro su cabeza y se sonrió.

-¡Buuuff! – exclamó, haciendo un gracioso gesto con la cejas.
-¿Qué tal? – le pregunté.
-Buaah – respondió reflejando sinceridad – Pero…espera que… me incorpore… buff - se incorporó un poco para apoyarse en el cabecero. – pero, la próxima vez no se me olvidan, eh!, jajaja – se rió.

Se refería a los preservativos. Entre nosotros cinco, como ya conté otras veces, no los usamos, y no habíamos caído en ello, y ella tampoco había traído. Así que había quedado un tanto descafeinado, o no, según se mire. De hecho eso le permitió experimentar algo nuevo para ella, el arnés con el que Sonia la había follado.

Al principio habíamos ido muy despacio para que cogiera confianza, de hecho estuvo algo nerviosa aunque tratara de disimularlo y tardó su tiempo en soltarse del todo y empezar a disfrutar de verdad. Aunque Sonia, como digo, la había follado con el arnés un buen rato, no logó correrse hasta que me puse frente a ella y le acaricié con mis dedos mientras se apoyaba en mis hombros. “Otra clitoriana”, pensé. Tras una breve pausa me tumbé en la cama y dejé que ambas me hicieran una mamada a dúo, una a cada lado tumbadas al revés, mientras las acariciaba y las follaba simultáneamente con mis dedos. Mi sorpresa fue cuando a los pocos minutos Alba volvió a correrse. Sonia siguió ella sola un poco más, se acercó a mí oído, como si quisiera besar el lóbulo y me susurró “Si te lo guardas para luego te enseñaré una cosita”. Así que simulé que me corría en su boca y ella que se lo tragaba.

-La próxima vez??? – respondí con cachondeo al comentario de Alba.
-Bueno, si queréis jajajaja…
-Por supuesto – añadió Sonia.
-Voy a ducharme – dije levantándome de la silla.

Mientras me secaba las oía cuchichear en la habitación. Entré y las encontré charlando alegremente entre risas.

“Creo que va a ser muy interesante lo de esta chica” pensé para mí al ver la buena sintonía que había entre ellas.

Enseguida se levantaron para ir a la ducha.

-Voy a hacerme algo caliente, ¿queréis algo? – les pregunté.
-¿Tienes cola-cao? - preguntó Alba
-Por supuesto. Marchando tres colacaos.

Un rato después estábamos sentados en la mesa de la cocina con las tazas calientes en las manos, ellas en albornoz todavía y yo en chándal. Tras un par de sorbos y una sonrisa, Alba que parecía relajada pero a la vez curiosa, se atrevió a hablar.

-Si no queréis no hace falta que me respondáis pero siento curiosidad por saber… estooo…cuando fuimos a la casa aquella del pueblo…¿qué pasó realmente?… me lo imagino pero bueno…me gustaría saberlo… si queréis, eh!.

Sonia y yo nos miramos y la incité a responder.

-Jajaja, no te preocupes por eso, no fue nada del otro mundo…sencillamente que noté que no tenía “química” con JuanPe… independientemente de lo bien o mal que me pueda caer una persona… que ojo JuanPe me cae muy bien, pero luego está lo otro, se necesita algo más, no sé como expresarlo... y en su caso y en esas circunstancias no se dio… cosas que pasan… por ejemplo, contigo sí que se da – añadió al final con una sonrisa.
-Era lo que me imaginaba – respondió enseguida con una amplia sonrisa – y es lógico…a mí me pasa también…supongo que como a todo el mundo…sientes cercanía o incluso cariño por una persona pero sabes que no hay “química”...
-¿Cuántas parejas has tenido, Alba? – le pregunté yo directamente.
-¿Con cuantos me he acostado? Pues no creas, jajaja, tampoco muchas… aunque…después de esto jejeje pueda parecer que soy muy alocada, para nada… a ver… en realidad sólo me he acostado con cuatro tíos…y dos tías jajaja… una tu mujer jajajajajaja - respondió entre risas mirando de reojo a Sonia.

Tras un rato de charla desinhibida y a ratos desternillante entre los tres y tal vez por encontrarse muy a gusto con nosotros volvió a preguntar sobre nosotros y nuestra relación.

-Ahora pregunto yo jajaja….¿vosotros os consideráis un matrimonio abierto?

Sonia y yo nos miramos algo sorprendidos.

-¿Qué quieres decir, que si tenemos permiso para irnos con otras personas? – preguntó a modo de respuesta Sonia.
-Algo así… - añadió Alba.
-No – respondió Sonia.
-Sí – respondí yo a la vez. Sonia me miró con cara de sorpresa – Queeeeé! – exclamé – es la verdad - añadí. Alba se rio aunque un tanto desconcertada.

Sonia abrió las manos como preguntándose “¿de qué hablas?”. Pero casi inmediatamente cayó en ello.

-Aaaah.. jajajaja…ya, pero eso no cuenta…jajajaja – se descojonó – eso es un caso especial y único…nada que ver con ser un matrimonio abierto…ten en cuenta que son muchísimos años y ha habido de todo en esos años…
-Digamos que somos un par de matrimonios abiertos peeero, y ahí está la diferencia, sólo entre nosotros – rematé yo.
-¿Y si vamos al sofá para estar más cómodos? – sugirió Sonia.
-Venga vamos – dije yo.

Nos dirigimos al salón, ellas llegaron antes y se sentaron el sofá y yo en un sillón.

-Después de tantos años ha habido tiempo para muchas cosas y estas fueron ocurriendo de forma espontanea…ha habido veces en que nos juntábamos solo tres, daba igual quienes, cuando uno estaba ausente por alguna razón… ahora ya menos, pero cuando éramos mucho más jóvenes, bastantes veces... – continué.
-Y no tan jóvenes – apostilló Sonia riendo. Alba se rió también.
-Pues yo os veo muy jóvenes para vuestra edad jajaja… - dijo Alba con una sonrisa que remarcaba aún más sus hoyuelos.
-Jaja, gracias…
-Me encanta lo vuestro… en serio…y por la manera de contarlo se nota lo sana que es vuestra relación a pesar de lo extraordinaria que me resulta - dijo Alba – mira que yo también soy de mente muy abierta pero nunca se me hubiera ocurrido eso con una pareja estable o casada…me maravilla, en serio… ¿y nunca habéis sentido aunque sea una pizca de celos o algo así, nunca os ha ocurrido?
-Tal vez hemos tenido suerte, seguro que la hemos tenido…Nosotros siempre hemos hablado y nos hemos respetado, nadie ha hecho nunca nada que no quisiera hacer. También te digo una cosa, no creo que ahora, a nuestra edad, eso fuera posible…no un intercambio, si no una relación así, que llegara a este nivel. Nos pilló muy jóvenes y con ganas de experimentar…y una cosa llevó a la otra sin darnos casi cuenta…Así que no, celos o envidias, en absoluto…para nada. – se explayó Sonia.
-Honestidad y amistad. Esas son nuestras claves…- apostillé.
-¿Te quedas a dormir, no? – le preguntó Sonia directamente – Lo digo porque ya es tarde.
-Si no me echáis, sí…jajajajaja – respondió Alba sonriente.

Nos habíamos terminado nuestros “colacaos” y fui a buscar unos vasos y una jarra con agua que traje en una bandeja y dejé sobre la mesa.

-Bueno, ya que estamos haciéndonos confidencias os tengo que hacer una…espero que no os enfadéis pero no sabía cómo actuar…y al ser la primera vez…jajaja… parece mentira pero en tan poco tiempo es como si os conociera desde hace siglos jajaja...He dicho una mentirijilla con lo de los preservativos…dije que no tenía cuando vosotros me dijisteis que tampoco teníais…y es cierto, no tengo, pero es que en casa tampoco…que me estoy liando jajaja, resumiendo…estoy tomando anticonceptivos…pero no sabía como ibais a reaccionar si os apetecía no usarlos con una casi desconocida jeje y no se me ocurrió otra cosa que poner esas excusa…
-Jajajaja - se rió Sonia – tranquila Alba, es normal. No te preocupes.
-Que conste que estoy sana, eh! – apostilló Alba – y supongo que vosotros también…- añadió riendo.
-¿Cómo es que tomas anticonceptivos? – le pregunté sin cortarme. Pensando en que para relaciones ocasionales no era lo habitual.
-Porque …- se paró un instante, miró a Sonia – jajaja…porque follamos mucho…
-Jajajajajajaja – Sonia se volvió a descojonar – ¡follar mucho nunca es malo! – añadió.
-Jajajajajajajajajaja – se contagió Alba también. Cuando logró recomponerse añadió:
-Te conté que mi compi de piso y yo tenemos una relación de “follamigos” sin compromiso, en este momento no me veo con él en un futuro…ambos lo sabemos y lo aceptamos, pero el tío es atractivo y me lo paso genial en la cama con él, además no sé por qué pero en este momento de mi vida necesito mucho sexo, casi a diario, aunque sea un polvo rápido muchas veces... no, en serio, ¿nunca os ha pasado? Yo si no me corro no soy capaz de dormirme…
-¡Muy bueno! – exclamé. “Me encanta esta chica, es de las nuestras” – pensé
-Total, que usar condones era un engorro…así que decidí empezar a tomar pastillas… por cierto, con JuanPe, por si os lo estáis preguntando sí que usábamos condones…él tenía una vida mucho más azarosa que yo…ya me entendéis…y siempre los he usado con otros líos anteriores, siempre.
-Tenemos que conocer a ese amigo tuyo - soltó de pronto Sonia medio de coña medio en serio.
-Jajajajaja – se rio Alba.

***continúa***
 
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CAPITULO 40

Miré el reloj y eran ya casi la una de la mañana y se había pasado el tiempo volando mientras charlábamos. De tanto reírnos a ellas les habían entrado los calores y se habían abierto un poco los albornoces en los que llevaban enfundadas desde que nos duchamos.

En esto que Sonia se sentó un poco de lado, apoyando una brazo en el respaldo del sofá y mirando directamente a Alba.

-¿Tienes sueño? – le preguntó dulcemente apartándole ligeramente un mechón del pelo.
-Un poquito, pero es porque llevo sueño acumulado de la semana – respondió Alba con un hilo de voz.
-Bueno, pues vamos a dormir… te enseñaré tu habitación…y te doy un pijama.

Le dimos calurosamente las buenas noches, Sonia la acompañó a su habitación mientras yo cerraba la puerta y pasaba por la cocina antes de ir al dormitorio. Pasé por el baño para lavarme los dientes y me metí en la cama. A los cinco minutos apareció Sonia y tras cerrar la puerta del cuarto se dirigió también al baño. Como desde la cama se puede ver parte del baño vi como se quitaba el albornoz y se quedaba desnuda para lavarse los dientes. Ya he contado alguna vez que dormimos siempre desnudos. Con un buen edredón y sábanas adecuadas es una gozada también en invierno. El caso es que estaba observándola, como muchas otras veces, como con el movimiento de su mano con el cepillo provocaba que le vibrara ese culito suyo que me sigue volviendo loco.

-Cariño – le dije. Ella giró la cabeza.
-¿Qué?! - respondió sacándose un momento el cepillo de la boca.
-¡Que culo tienes! – exclamé.

Esbozó una sonrisa sin dejar de cepillarse los dientes y luego se enjuagó. Salió desnuda del baño y cruzando la habitación se metió en el vestidor. Me extrañó porque siempre viene directa a la cama. Se entretuvo un poco ahí dentro y ya estaba poniendo el móvil en modo noche cuando apareció de nuevo.

Llevaba un conjunto de lencería de encaje negro y un “picardías” a juego. Levanté la vista y me quedé embobado. ¡qué figura seguía teniendo la jodía! No en vano se había cuidado siempre, lo mismo que Lorena o Isa, aunque Lore desde que se habían ido a vivir fuera se había descuidado algo, pero seguía estando atractiva.

-¿Qué te parece lo que me he comprado? – dijo dando unas cuantas vueltas sexys sobre sí misma.
-¡Guau! – exclamé, y mi polla reaccionó al mismo tiempo.
-Espero que no tengas sueño – añadió con un calculado tono morboso, mientras se acercaba lentamente. En el borde de la cama dio otro par de vueltas sobre sí misma y luego se deshizo del picardías y del conjunto de ropa interior y continuó contoneándose desnuda.
-Miaauuu! – exclamó bajito mientras hacía un gesto gatuno con las manos.
-Bufff...
-¿Así que tengo un buen culo? – susurró de nuevo.
-Ya te digo….
-¡Pues a ver si mañana haces algo con él, que no lo tengo de decoración!

Mi polla dio otro respingo.

-Jajajajaja – me reí - ¿Mañana? ¿y por qué no hoy? – inquirí.
-Porque ya es tarde y estoy cansadita…- dijo retirando el edredón de golpe dejándome expuesto ante ella con mi polla ya algo morcillona.

Se acurrucó contra mí, me atusó el pelo y me besó dulcemente mientras me la agarraba con la otra mano.

-Pero como sé que te prometí algo… - susurró de nuevo sin dejar ya de masajeármela lentamente hasta que se endureció del todo.

Me volvió a mirar tiernamente pero con su punto de picardía y se dio la vuelta en la cama para acercar su boca a mi polla. Lo que vino después fue una larga y húmeda mamada hasta que me corrí sobre una toalla para la ocasión. Ni que decir tiene que dormí como un bendito.

Al día siguiente, tras levantarnos apareció Alba, ya vestida, y desayunamos los tres juntos. Tenía que marcharse pronto porque tenía recados que hacer pero aún tuvimos un ratito de charla mientras desayunábamos.

-¿Cómo has dormido? – le pregunté.
-Bueno, regular… no por la cama, que es muy cómoda, si no porque tardé en dormirme y me desperté un par de veces durante la noche…

Hablaba algo acelerada, incluso se la veía coger la cosas de la mesa de forma un tanto nerviosa. Y pareció que un par de veces quería decir algo y no se atrevía.

-¿Te pasa algo? Si te pasa algo o estás inquieta por algo puedes contarlo si quieres, eh!– la tranquilizó Sonia. Alba sonrió nerviosa.
-Jajaja – se rió – no es nada malo, todo lo contrario… es que…bueno…nada ¡que me lo pasé muy bien! Jajajaja…sólo quería decíroslo…de hecho mucho mejor de lo que esperaba - acabó sonriendo.
-Nos alegra saberlo, nosotros también jejeje –respondí.

La despedimos en la puerta no sin antes desearnos mutuamente volver a quedar.

La semana siguiente fue bastante intensa de trabajo y estábamos deseando ya que llegara el puente de la Constitución para viajar a Asturias a pasar el puente con Coque y Lore.

***continúa***
 
CAPITULO 41

Por fin llegó ese día. Nuestros aviones llegaban con un par de horas de diferencia así que les esperamos en el aeropuerto para recoger juntos el coche que habíamos alquilado y viajar hasta Gijón que era dónde habíamos alquilado la casa.

Cuando les vimos aparecer me levanté para que me vieran y a Lore se le iluminó la cara. Vino casi corriendo arrastrando su trolley.

Hacía mucho que no nos veíamos y enseguida nos dimos un caluroso abrazo y un piquito, como siempre. En el trayecto hasta Gijón ellas no pararon de hablar ¡y eso que chatean a diario!

Por lo que habíamos visto en fotos la casa era un auténtico lujazo con vistas al mar. Tenía piscina pero evidentemente en invierno no la íbamos a utilizar. Pero disponía de otros lujazos que sí íbamos a disfrutar. Afortunadamente hacía buen tiempo ese día y tras llegar a la vivienda y dejar las maletas nos dirigimos a comer a un restaurante que nos habían recomendado. Preferimos darnos un largo paseo en vez de coger el coche y, después de comer, otro paseo para bajar lo que nos habíamos metido entre pecho y espalda.

Regresamos paseando despacio hasta la casa y tras enchufar la calefacción estuvimos descansando un rato en los espaciosos sofás del salón con la televisión puesta a la que no hacíamos ningún caso.

Me levanté para ir a la nevera a servirme un poco de coca-cola. La casa ya se había caldeado bastante y empezaba a notar calorcito. La cocina era de esas abiertas al comedor y mientras bebía apoyado en su isla Lore me pidió que le llenara un vaso de agua mientras se levantaba y se dirigía hacia mí. Se lo di en la mano cuando llegó y se lo bebió prácticamente de un trago.

La ventaja de conocernos desde hace tanto tiempo es que ya no nos andábamos con rodeos o insinuaciones.

-Voy a darme una ducha, que desde que me duché esta mañana temprano lo necesito, sobre todo después de montar en avión…¿me acompañas y así me secas luego jijiji? – me soltó Lore abrazándose a mí por detrás.
-Claro que sí – le contesté acariciando su brazo – ve tirando que voy en un momento.
-Chicos, nos vamos a dar una ducha - les dijo a Coque y Sonia que seguían estirados en los sofás - ¿venís luego?

Sonia levantó el pulgar en señal de conformidad. Lore tiró para el baño y le di un cariñoso cachete en el culo cuando se fue. Después de apurar mi coca-cola y de pasar por el aseo pequeño me dirigí al baño grande de la habitación dónde Lore se estaba ya duchando.

-Hooolaaa – saludó con gracia cuando me metí dentro.
-¡Cuánto tiempo ha pasado! – comenté.
-Jeje, ¿me has echado de menos? Jijiji – se rio.
-Siempre – respondí agarrándola de las nalgas y apretándola contra mí.
-Hace diez días por lo menos que no echo un polvo – me soltó de sopetón.
-¿Y eso? ¿ese cenutrio te tiene abandonada? ¡imperdonable!
-Jajaja, ha tenido mucho trabajo estos días de atrás, y llegaba a casa muy tarde el pobre…y se puso malo el último fin de semana…
-Vaya…pero ahora estamos de vacaciones…habrá que recuperar el tiempo perdido…
-Eso espero – contestó buscando ya mi polla con su mano – ya echaba de menos esta manguera jijijiji... dime…¿sigue escupiendo como antes?.
-Jajajajajajajajajaja – su ocurrencia hizo que me carcajeara con ganas – luego lo comprobamos…

Nos estábamos calentamos bastante en la ducha cuando Sonia nos dio una voz al pasar por delante de la habitación.

-Venid luego a la otra habitación que es más grande – vociferó para que la oyéramos.
-¡Ahora vamos! – contestó Lore también a voces.

Todavía nos entretuvimos un buen rato debajo de la ducha. Por fin decidimos salir y nos secamos rápidamente. Cuando entramos en el otro dormitorio, Sonia estaba gimiendo, tumbada sobre la cama con Coque entre sus piernas mientras le comía el coño con fruición. El verles acabó de encendernos a Lore y a mí, y lo que vino después fue una larga sesión de sexo sin pausa y sin cortapisas, a ratos fuerte y muy intenso. En definitiva, de sexo saciante con continuos intercambios y unos cuantos orgasmos de las chicas hasta acabar los cuatro agotados sobre la cama.

-Cuanto necesitaba esto… – dijo por fin Lore en voz baja.

No teníamos fuerzas ni para reírnos, sólo me salió extender el brazo y acariciarla un poco.

-Creo que vamos a tener que cambiar estas sábanas – dije por fin un buen rato después.
-Jajajajaja, me temo que sí… - se descojonó Coque.

Nos dimos una buena ducha y acabamos de nuevo en los sofás casi en pelotas del calor que hacía en el salón. Pero no hubo más ganas de nada, dejamos pasar el tiempo charlando de los hijos y también de trivialidades. Al final acabamos pidiendo comida a domicilio porque no teníamos ganas de salir a cenar. No tardamos mucho en irnos a dormir porque además llevábamos despiertos desde muy temprano.

Al día siguiente tras pasar casi todo el día fuera con el coche visitando sitios llegamos a la casa después de cenar. Esa noche, al igual que los otros días restantes se repitió lo mismo que el primer día si bien con bastante menos intensidad y con más calma y ternura, pero igualmente disfrutando como siempre.

Cuando nos despedimos en el aeropuerto y hablamos de vernos para las fiestas navideñas no sabíamos que ese fin de año iba a ser el primero en mucho tiempo en el que no lo íbamos a celebrar juntos.

Y así acabó el 2023 para nosotros.

FIN de Arco.

P.D. Cuando pueda haré lo mismo, escribir todo un arco y publicarlo en varios capítulos, puede ser más corto o más largo, pero será un arco que yo considere cerrado.
 
Última edición:
Muchas gracias por el arco y los tres capítulos.

Es curioso cuando al leerlo voy poniendo caras a unos y a otros y me van recordando a personas y momentos de mi vida.

Supongo que si os viera cambiaría todo eso.

Me gusta más imaginarlo
 
Gracias JiuYacman por los capítulos, me los leí completitos hacía falta tus vivencias y de los demás integrantes del grupo, ojalá más adelante saber de Isa. :aplausos1::aplausos1::aplausos1:
 
Hola de nuevo. Bueno, ha pasado mucho tiempo, pero ha sido un año muy ajetreado y no quería escribir un capitulo y que pasaran dos meses para el siguiente.

2024

CAPITULO 42


Fueron las navidades más solitarias en muchos años. Lore y Coque sólo pudieron venir una par de días, para pasar la Nochebuena y el día de Navidad con los padres, se habían tenido que ir rápidamente. Coque estaba hasta arriba de trabajo y el mismo día 2 de enero tenía que viajar de nuevo. Esta vez no pudo aplazarlo. Los chicos se habían marchado también antes de fin de año porque tenían organizada una fiesta de Nochevieja en Madrid. Isa, como era su costumbre, quiso pasarla con sus hijos.

Pasaron los días y volvió la rutina con más contratiempos que noticias agradables. Alba tuvo un accidente doméstico y aunque no se rompió nada tuvo que ir a fisioterapia unas semanas y luego pilló un virus que la debilitó bastante, así que durante un tiempo el contacto quedó reducido a intercambios de mensajes para ver cómo estaba y poco más.

Por otro lado Isa había seguido viéndose con Miguel, el tío del gimnasio, el que le había presentado Luz. Esta, por lo que sabíamos a través de la propia Isa, había empezado una relación con una chica. Se seguían viendo en el gimnasio.

No fue hasta junio cuando las cosas se empezaron a poner más interesantes y luego más tarde, a final de año mucho más interesante todavía porque la vida de Coque y Lore dio otro vuelco.

Pero vayamos por partes.

Durante los primeros meses del año sólo nos habíamos visto con Isa un par de veces. A pesar de que se veía con el chico del gimnasio, no había perdido las ganas de pasar algún fin de semana con nosotros. De hecho le había confesado a Sonia que el mejor sexo de su vida siempre había sido con nosotros. Lo de Isa es digno de estudio, porque a pesar de haber tenido más parejas sexuales que ninguno de nosotros, luego se mostraba tímida y hasta pudorosa en la cama, y ella lo reconocía. Como ya se ha ido viendo, también con nosotros le costó soltarse del todo, pero la curiosidad al principio y el deseo después, habían ido venciendo esa timidez. Aún así, a veces no puede disimularlo del todo y aflora cierto rubor, y a mí me encanta provocárselo.

Nunca le había contado a ninguno de sus rollos su historia con nosotros. Y menos a sus dos ex maridos. Siempre había querido que esa parte de su vida permaneciera al margen de sus otras relaciones.

Se acercaba el verano y a finales de mayo, por fin quedamos con Alba, ya recuperada de todo. Vino un viernes a cenar a casa y acabó quedándose a dormir, aunque no hubo sexo ni nada, solo fue una larga sobremesa para charla amigablemente y de alguna manera comprobar si seguía habiendo esa química con ella. Al despedirnos por la mañana, quedamos en vernos otro día, y a mediados de junio por fin pudimos quedar. Ese fin de semana, se quedaba sola en el piso y la invitamos a pasarlo en la casita del pueblo, ¡Y fue la hostia! Ahí descubrimos a la chica atrevida y fogosa que me había descrito JuanPe.

Ese sábado, nos retrasamos mucho para salir y llegamos al pueblo bastante tarde, dejamos lo que llevábamos para la cena y el desayuno del día siguiente y nos fuimos directamente al restaurante de la plaza a comer. Tras los cafés regresamos andando tranquilamente a la casa por el camino que rodea el pueblo. Hacía calor y las dos, entre risas, acabaron quitándose el sujetador. Sonia en camiseta sin sujetador es “lo más”. Ese vaivén de sus tetas siempre es una alegría para la vista. Alba llevaba una camisa más holgada y tampoco estaba mal así.

-Como nos crucemos con la abuela Lola, se va a escandalizar – bromeé. Era una vecina mayor del pueblo, una auténtica “vieja del visillo”.
-Pues la invitamos a la piscina – contestó Sonia riendo.
-¡Cómo! ¿tenéis piscina? – exclamó Alba.
-¿No la has visto? - pregunté
-Pues no…
-¡Ah, que no pasaste del salón!… está en el patio de atrás, no es muy grande, lo justo para refrescarse pero es genial en días de calor…
-Guay! – exclamó Alba – Pero… no he traído traje de baño…
-¿Para que lo necesitas? – dijo Sonia.
-Por si nos ve alguien, ¿no? Alguna de esas vecinas cotillas jaja.
-No nos puede ver nadie…
-Ah, genial – exclamó con una amplia sonrisa.

Por fin llegamos a la casa y nos sentamos a reposar un ratito en el sofá y nos quedamos amodorrados como una horita. Yo me quedé frito del todo. Cuando por fin me desperecé vi que no estaban a mi lado así que supuse que estaban en el patio. Efectivamente al salir las vi tumbadas bocabajo tomando el sol desnudas.

-Hola chicas ¿hace mucho que estáis aquí?
-Naah, menos de quince minutos – respondió Sonia.
-¿Os habéis puesto crema? A ver si os vais a quemar esos culetes.
-No, está arriba y me ha dado pereza subir a buscarla, pero puedes ir tú a por ella si quieres, jijji. Está en el armario del baño.

En un minuto estaba de vuelta y me arrodillé al lado de Sonia para ponerle la crema, empecé por la espalda y luego fui bajando hasta su culo magreándolo intencionadamente para acabar en sus piernas. Alba, a su lado, levantó ligeramente su torso y me miró.

-Por fa, ¿me puedes poner a mí también? – preguntó con una sonrisa con cierta dosis de pillería.
-Claro – me cambié de lado e hice lo mismo con ella, magreándole también bien el culo.
-Mmmm…- murmuró – me encanta, es como un masaje…- noté como Sonia se descojonaba en silencio por como vibraba su cuerpo.
-¿Te gustan los masajes? – le tiré de la lengua.
-Me chiflan…te dejan…bufff
-Luego si quieres te doy uno de los míos…
-Te tomo la palabra – replicó sonriente. Eso me gustó y me puso algo cachondo.
-Bueno, ya está…
-¿No te pones tú al sol? – preguntó de nuevo Alba
-No soy muy de sol la verdad, prefiero la sombra – repliqué mientras me metía dentro para sacar una silla

Luego en la cocina me preparé un gin-tonic (ellas no quisieron) y me senté bajo el pequeño porche a la sombra a bebérmelo mientras contemplaba sus cuerpos desnudos. Al cabo de un rato la pinché un poquito.

-Si os vais a dar la vuelta y queréis os pongo crema por el otro lado…

Sonia se empezó a tronchar en silencio de nuevo.

-Por delante es más fácil darnos la crema nosotras mismas – apostilló Alba entre risas.
-No, si ya…era por haceros un favor jeje… bueno, voy a rellenarme el vaso – dije socarronamente.

Cuando regresé, Alba se había dado la vuelta y se estaba poniendo crema, me sonrió y se echó hacia atrás apoyando la cabeza en una almohadilla de plástico ofreciéndome una vista de todo su cuerpo, sus tersas y jugosas tetas y esa entrepierna más poblada que la tenue rayita de vello que lucía aquella primera vez. Empezaba a excitarme.

***continuará***
 
CAPITULO 43

Pasó todavía un buen rato hasta que por fin Sonia se levantó, estiró sus brazos como desperezándose y se acercó. Inclinándose sobre mí y apoyándose en los brazos de la silla me besó. Cuando se puso derecha de nuevo la abracé por las nalgas y besé su vientre mientras se las acariciaba.

-Voy a remojarme un poco – me dijo separándose de mí. Al darse la vuelta la agarré de nuevo por las caderas y empecé a darle besos y mordiscos suaves en las nalgas.

Sabía que íbamos a enrollarnos los tres y no pensaba cortarme un pelo. De hecho lo que yo pretendía era acelerarlo.

-Jiu, luego…que necesito meterme en el agua para refrescarm. “Zas” – le di un sonoro azote.
-¡Auuuh! – exclamó entre enojada y divertida.
-Mete ese culete en agua y se te pasa rápido jeje…
-¡Cabrito! – respondió – Alba se rio divertida. Luego se levantó y también se dirigió a la piscina.
-¡Qué fresquita! – dijo antes de sumergirse de golpe en ella.

Tras unos segundos se puso de pie de nuevo, sus pezones erectos y endurecidos fue lo primero que me llamó la atención.

-¡¿Frío o excitación?! – le solté con ganas de provocarla.
-Mmm… puede que ambas cosas… - respondió con una sonrisita.

Las dos se apoyaron con los brazos en la piedra que corona el murete de la piscina una junto a la otra dejando sus piernas flotando en el agua.

-¿No te metes? – continuó Alba.
-Me lo estoy pensando.
-Tienes aquí a dos chicas en pelotas y te lo estás pensando… – añadió socarronamente Sonia. Luego le dijo algo al oído a Alba.
-¿Qué le estas contando?
-Dice que siempre has sido muy friolero – contestó Alba riendo jocosamente.

Sonia volvió a decirle algo al oído, y Alba sonrió de nuevo. De repente se puso detrás de ella abrazándola. Me miró fijamente. Esa mirada suya previa a una provocación. Primero la besó levemente en el cuello. Alba suspiró suavemente, y yo empecé a excitarme. Me quité la camiseta pero continué sentado mirándolas. Ellas seguían hablándose al oído y riendo mientras me miraban de vez en cuando de reojo. Y yo no paraba de excitarme.

Y de pronto, ante mi sorpresa, fue Alba la que se dio la vuelta, agarró a Sonia por las mejillas y la besó en los labios. Antes de que pudiera siquiera parpadear se estaban comiendo la boca con fiereza. Mi polla ya presionaba demasiado contra el pantalón y me bajé la cremallera para liberarla y empezar a tocarme. Las dos se levantaron y sin dejar de morrearse empezaron a acariciarse mutuamente. Cuando paraban de besarse era para comerse las tetas y chuparse los pezones. Acabé quitándome el pantalón del todo y ya completamente empalmado me acerqué a la piscina, subí los tres peldaños y me metí dentro con ellas. Alba me miró de reojo y se le escapó una sutil sonrisa.

Sin decir una palabra, me acerqué y las rodee con mis brazos. Sonia me besó e inmediatamente se arrodilló para empezar a chupármela. Mientras, con la mano contraria busqué el coño de Alba y tras deslizar los dedos a través de su vello púbico empecé acariciárselo, primero con suavidad y luego introduciéndole un par de dedos. Dio un ligero respingo acompañado de un leve gemido al tiempo que separaba ligeramente las piernas. Cuando dejé de besarla y acariciarla se arrodilló junto a Sonia y ambas compartieron una larga y excitante mamada, tanto que me tuve que acabar sentando en el borde de la piscina.

El problema era que el sol ya estaba bajando y la temperatura también bajaba rápidamente, que aún no estábamos en pleno verano.

-Vamos dentro… – sugerí – aquí va a empezar a refrescar en cuanto dé la sombra.

Salimos de la piscina y nos secamos rápidamente con unas toallas. En cuanto entramos dentro, en el mismo salón las agarré de nuevo por la cintura y las atraje hasta el sofá para que se sentaran y continuaran un poquito más. Y fue el momento de devolverles lo que me habían dado. Me agaché hasta el suelo, Sonia abrió las piernas colocando una sobre el muslo de Alba, y empecé a comerle el coño sin olvidarme de Alba, a la que acariciaba el otro muslo. Luego le tocó el turno a Alba haciendo exactamente lo mismo hasta que vi que ambas estaban ya muy excitadas y completamente empapadas.

Fue cuando me levanté y haciéndome un hueco entre ambas me senté en el sofá. Sonia fue la primera que, dándose la vuelta, se sentó sobre mi polla para cabalgarme de espaldas. Alba, a mi lado no paraba de tocarse. Les dejé que ellas decidieran y empezaron a intercambiarse entre las dos sobre mi polla. O de espaldas o a horcajadas sobre mis muslos. Una auténtica gozada.

La primera en correrse fue Sonia, cuando intentó levantarse por última vez, la sujete para que no lo hiciera. Ella lo entendió perfectamente y continuó cabalgándome con fuerza y al final se echó hacia atrás contra mi pecho cuando empezó a tensarse y con la ayuda de sus propios dedos empezó a temblar de tal forma que tuve que abrazarla con fuerza.

-DIOOOOSSSSSS – soltó en el instante final.

Cuando por fin se recuperó pudo levantarse, y yo tras ella la abracé y tras besarla le entró una risa floja de satisfacción. Sobre todo porque le encanta tener a alguien más al lado mirando como follamos. Y esta vez era Alba, que por cierto no paraba de masturbarse mientras nos seguía mirando.

-Fóllatela, lo está deseando – me susurró Sonia al oído.

***continuará***
 
CAPITULO 43

Pasó todavía un buen rato hasta que por fin Sonia se levantó, estiró sus brazos como desperezándose y se acercó. Inclinándose sobre mí y apoyándose en los brazos de la silla me besó. Cuando se puso derecha de nuevo la abracé por las nalgas y besé su vientre mientras se las acariciaba.

-Voy a remojarme un poco – me dijo separándose de mí. Al darse la vuelta la agarré de nuevo por las caderas y empecé a darle besos y mordiscos suaves en las nalgas.

Sabía que íbamos a enrollarnos los tres y no pensaba cortarme un pelo. De hecho lo que yo pretendía era acelerarlo.

-Jiu, luego…que necesito meterme en el agua para refrescarm. “Zas” – le di un sonoro azote.
-¡Auuuh! – exclamó entre enojada y divertida.
-Mete ese culete en agua y se te pasa rápido jeje…
-¡Cabrito! – respondió – Alba se rio divertida. Luego se levantó y también se dirigió a la piscina.
-¡Qué fresquita! – dijo antes de sumergirse de golpe en ella.

Tras unos segundos se puso de pie de nuevo, sus pezones erectos y endurecidos fue lo primero que me llamó la atención.

-¡¿Frío o excitación?! – le solté con ganas de provocarla.
-Mmm… puede que ambas cosas… - respondió con una sonrisita.

Las dos se apoyaron con los brazos en la piedra que corona el murete de la piscina una junto a la otra dejando sus piernas flotando en el agua.

-¿No te metes? – continuó Alba.
-Me lo estoy pensando.
-Tienes aquí a dos chicas en pelotas y te lo estás pensando… – añadió socarronamente Sonia. Luego le dijo algo al oído a Alba.
-¿Qué le estas contando?
-Dice que siempre has sido muy friolero – contestó Alba riendo jocosamente.

Sonia volvió a decirle algo al oído, y Alba sonrió de nuevo. De repente se puso detrás de ella abrazándola. Me miró fijamente. Esa mirada suya previa a una provocación. Primero la besó levemente en el cuello. Alba suspiró suavemente, y yo empecé a excitarme. Me quité la camiseta pero continué sentado mirándolas. Ellas seguían hablándose al oído y riendo mientras me miraban de vez en cuando de reojo. Y yo no paraba de excitarme.

Y de pronto, ante mi sorpresa, fue Alba la que se dio la vuelta, agarró a Sonia por las mejillas y la besó en los labios. Antes de que pudiera siquiera parpadear se estaban comiendo la boca con fiereza. Mi polla ya presionaba demasiado contra el pantalón y me bajé la cremallera para liberarla y empezar a tocarme. Las dos se levantaron y sin dejar de morrearse empezaron a acariciarse mutuamente. Cuando paraban de besarse era para comerse las tetas y chuparse los pezones. Acabé quitándome el pantalón del todo y ya completamente empalmado me acerqué a la piscina, subí los tres peldaños y me metí dentro con ellas. Alba me miró de reojo y se le escapó una sutil sonrisa.

Sin decir una palabra, me acerqué y las rodee con mis brazos. Sonia me besó e inmediatamente se arrodilló para empezar a chupármela. Mientras, con la mano contraria busqué el coño de Alba y tras deslizar los dedos a través de su vello púbico empecé acariciárselo, primero con suavidad y luego introduciéndole un par de dedos. Dio un ligero respingo acompañado de un leve gemido al tiempo que separaba ligeramente las piernas. Cuando dejé de besarla y acariciarla se arrodilló junto a Sonia y ambas compartieron una larga y excitante mamada, tanto que me tuve que acabar sentando en el borde de la piscina.

El problema era que el sol ya estaba bajando y la temperatura también bajaba rápidamente, que aún no estábamos en pleno verano.

-Vamos dentro… – sugerí – aquí va a empezar a refrescar en cuanto dé la sombra.

Salimos de la piscina y nos secamos rápidamente con unas toallas. En cuanto entramos dentro, en el mismo salón las agarré de nuevo por la cintura y las atraje hasta el sofá para que se sentaran y continuaran un poquito más. Y fue el momento de devolverles lo que me habían dado. Me agaché hasta el suelo, Sonia abrió las piernas colocando una sobre el muslo de Alba, y empecé a comerle el coño sin olvidarme de Alba, a la que acariciaba el otro muslo. Luego le tocó el turno a Alba haciendo exactamente lo mismo hasta que vi que ambas estaban ya muy excitadas y completamente empapadas.

Fue cuando me levanté y haciéndome un hueco entre ambas me senté en el sofá. Sonia fue la primera que, dándose la vuelta, se sentó sobre mi polla para cabalgarme de espaldas. Alba, a mi lado no paraba de tocarse. Les dejé que ellas decidieran y empezaron a intercambiarse entre las dos sobre mi polla. O de espaldas o a horcajadas sobre mis muslos. Una auténtica gozada.

La primera en correrse fue Sonia, cuando intentó levantarse por última vez, la sujete para que no lo hiciera. Ella lo entendió perfectamente y continuó cabalgándome con fuerza y al final se echó hacia atrás contra mi pecho cuando empezó a tensarse y con la ayuda de sus propios dedos empezó a temblar de tal forma que tuve que abrazarla con fuerza.

-DIOOOOSSSSSS – soltó en el instante final.

Cuando por fin se recuperó pudo levantarse, y yo tras ella la abracé y tras besarla le entró una risa floja de satisfacción. Sobre todo porque le encanta tener a alguien más al lado mirando como follamos. Y esta vez era Alba, que por cierto no paraba de masturbarse mientras nos seguía mirando.

-Fóllatela, lo está deseando – me susurró Sonia al oído.

***continuará***
Felices con tu vuelta!
 
CAPITULO 44

Necesitaba beber algo antes y tras ir y volver al frigo a por un botellín de agua y bebérmelo, no perdí un instante y con decisión agarré a Alba de la mano y tiré de ella para que se levantara. La besé y sin dilación le metí un par de dedos en el coño para sentir lo que empapada que estaba.

-¿Has notado como estoy? – murmuró.

Sin perder más el tiempo le di la vuelta e hice que se arrodillara en el sofá, sobre las toallas ya muy húmedas de antes. Se la clavé de un golpe.

-Oooh, diooss, síiii..- exclamó.

Empecé a follarla agarrándola bien por las caderas con suaves vaivenes seguidos por fuertes golpes de cadera. Sonia se sentó ahora al lado mirándonos. Según iba acelerando, Alba aumentaba el volumen de sus gemidos.

-Asííí, ooh, oooh, así, sí, sí, sí…dame fuerte….me encanta que me den fuerte – mascullaba.

Seguí follándola así durante un rato, alternando la penetración lenta y profunda con la dureza del metesaca rápido y fuerte. No quería correrme todavía, pero sentí que necesitaba parar un poco, que aunque intento mantenerme en forma, uno ya no es un jovenzuelo. Se la saqué despacio mientras acariciaba sus nalgas, pero no pude contenerme y sin pensarlo e inclinándome un poco empecé a acariciar su ano con la punta de mi lengua. Dio un ligero respingo supongo que de sorpresa e inmediatamente empezó a suspirar.

-Ooh, sí sí sí… me encanta…por dios…que gusto…- murmuraba.

Miré de reojo de nuevo a Sonia, recostada en un brazo del sofá. Ella me devolvió una sonrisa cómplice. Hice que Alba levantara su cuerpo y mientras acariciaba sus tetas, pellizcando suavemente sus pezones le besé el cuello. Empezó a deshacerse de nuevo.

-¡Métemela joder! ¡Fóllame! – soltó casi exigiendo.

Pero yo necesitaba beber de nuevo, tal era la cantidad de agua que mi cuerpo estaba echando que necesitaba rehidratarme.

-Vamos arriba, a la cama – mascullé

Bebí de nuevo un largo trago de agua y tiré de la mano de Alba para que me siguiera. Al llegar arriba, retiré rápidamente la colcha y la sábana, la empujé sobre la cama, me coloqué entre sus piernas y se la metí de nuevo. Enseguida se abrazó a mi espalda con sus piernas y empecé a bombear. Estaba super excitada. No tardé mucho en hacer que nos diéramos la vuelta para que se pusiera encima y dejarle a ella que llevara el ritmo. Se movía con una posesa, mirándome y sacando la lengua para mojarse los labios de tanto en tanto.

Sonia se había sentado a su lado y cada vez que Alba se inclinaba sobre mí le acariciaba la espalda. Empujé a Alba para que se echara hacia atrás cuando empezó a masturbarse sin dejar de cabalgarme.

-Vamos…córrete – le dije mirándola fijamente a los ojos. Estaba casi en éxtasis.

Empezó a vibrar y a temblar, sus muslos apretaban más mis costados y soltó un par de gritos en el momento de correrse.

-AAAH, AAAAH, AAAAAH…JO…DER….DIOOSSSSS… -

Le costó bajarse y tenderse a mi lado. Su pecho subía y bajaba al compás de su respiración acelerada. Poco a poco fue recuperándose y relajándose. De repente giró su cabeza como un avestruz

-¿No te corres? – preguntó entre sorprendida e impaciente.
-¿Para qué quieres que me corra ya? Si lo mejor es esto – respondí mientras me giraba un poco hacia ella y apoyándome en un codo empezaba a acaricia su cuerpo con la otra mano.

Se respingó de nuevo cuando llegué a su coño.

-Auhm!… está todavía hipersensible… - dijo dulcemente. Regresé de nuevo a sus muslos, a su vientre y a sus tetas, acariciándola con suavidad.

Sonia se puso detrás de mí y mientras me besaba eróticamente en el cuello llevó su mano hasta mi polla para masajearla lentamente. Alba levantó su mirada y la clavó en la mía. Sin pensármelo dos veces acerqué mi boca a la suya y empecé a besarla.

Si hay una cosa que me gusta es besar a las chicas, y a ellas les encanta. Isa, por ejemplo, me confesó una vez que lo que más echaba de menos después de sus divorcios eran los besos, esos besos largos y húmedos.

Mientras me besaba con Alba, Sonia me seguía pajeando hasta ponérmela durísima otra vez. Me incorporé de rodillas y le di la vuelta a Alba, que adivinando mis intenciones levantó su culo y se puso de nuevo a cuatro patas. Inmediatamente se la volví a clavar y a follarla con suavidad esta vez, dejando que mi polla recorriera todo el camino bien hasta el fondo muy despacio. Suspiraba y gemía de placer con cada metesaca.

Con el pulgar empecé a acariciar su ano al mismo tiempo para ver su reacción.

-Mmm…oooh... ¿qué pretendes? – murmuró. A estas alturas y viendo lo lanzada y atrevida que era no me iba a ir por las ramas.
-¿Te gusta por aquí? – le pregunté sin rodeos al tiempo que presionaba más con el pulgar sobre su ano.

Se incorporó sobre sus manos y giró la cabeza para mirarme, con una mirada lasciva y penetrante.

-Me encanta...vuelve loca… - hizo una pausa - pero ahora no…
-Luego… -
-Luego, sí – dijo ella con una media sonrisa.

Aceleré los envites, dándole más fuerte como le gustaba hasta que tras volver a tocarse se corrió de nuevo entre temblores. Se la saqué y ella se dejó caer en la cama a recuperarse otra vez.

-¡Madremía! no me lo puedo creer…- soltó después de darse la vuelta – joooder…guau… buff…buff…hacía mucho que no me corría dos veces en tan poco tiempo…guau!

Luego nos deleitó con una amplia sonrisa de satisfacción. Le alargué la mano

-Ven, vamos a la ducha – le pedí.

Entramos los tres en la ducha y volví a abrazarme a las dos. Sonia me la volvió a agarrar para seguir pajeándome. Alba me miró con ojos de corderito.

-¿Te vas a correr? – susurró.
-Sí – fue mi escueta respuesta.

Sin pedírselo se agachó en cuclillas delante de mí y Sonia le dejó que siguiera ella. Alba me agarró la polla y empezó a sacudírmela con fuerza sin dejar de mirarme. Era puro y sucio deseo lo que se veía en sus ojos.

-¿Quieres correrte en mi boca? ¿En la cara… en las tetas? Córrete donde quieras…- dijo toda seria – de verdad… donde tú quieras – añadió con esa carga de provocación tan de Sonia o de Lore.

Estaba super excitado y sabía que la corrida iba a ser explosiva. Agarré a Sonia de la cintura y la besé con pasión y fiereza.

La solté y retiré también la mano de Alba para seguir pajeándome yo mismo hasta que mi mente dijo basta y fue ya incontenible. Tensándome y poniéndome casi de puntillas mientras me apoyaba con una mano en la pared de la ducha, se abrió la espita y empecé a soltar chorro tras chorro. Ella tenía la boca abierta con la lengua fuera esperando ansiosa. Sólo el primer y potente latigazo entró en su boca provocando su sorpresa y que retirara la cara momentáneamente. Los siguientes, en rápida sucesión impactaron contra su precioso y juvenil rostro y alguno sobre su pelo. Le quité un poco de uno de sus párpados y cuando todo el semen empezó a resbalar por sus mejillas, su barbilla y su cuello hasta su pecho y más abajo, abrió las manos en un acto de sorpresa reflejado también en su cara.

-Jooooder tío – soltó – menuda lefada…madre mía… - y se echó a reír algo alucinada.

Sonia abrió el grifo de la ducha y ayudé a Alba a levantarse. Bajo el chorro del agua y mientras se limpiaba el pelo y la cara todavía se reía.

-¿Siempre te corres así?, confiesa, ¿cuánto llevabas sin correrte? Jajajaja – preguntó jocosamente.
-Casi siempre es así, créeme… – intervino Sonia también entre risas.
-Joder, pues mi compi no suelta ni la mitad en una buena noche jajaja…- continuó Alba riéndose.

La verdad es que Alba era increíble, divertida, buena gente, atrevida, sin complejos, muy sensual y muy muy sexual. Después de ducharnos bien sin parar de soltar chascarrillos, nos secamos y regresamos a la habitación.

-Bufff, estoy muerta – dijo dejándose caer en la cama.
-Voy a por algo abajo para beber, creo que aparte de agua sólo hay coca-cola de litro en el frigo – dije antes de bajar.
-Trae lo que sea por fa – respondió Sonia.

Las escuché reírse desde abajo y eso me encantó. El resto de la tarde lo pasamos tirados en las camas.

-Así que esta casita es vuestro rincón secreto, eh?…muy interesante esto de dos camas grandes juntas – comentó entre risas.
-Sí, aquí ha habido grandes juergas todos estos años – respondí
-Con grandes corridas jajajajajajaja – soltó Alba entre risotadas.

Sonia casi se atraganta con la coca cola ante la ocurrencia. Y nos entró un ataque de risa a los tres.

***continuará***
 
CAPITULO 44

Necesitaba beber algo antes y tras ir y volver al frigo a por un botellín de agua y bebérmelo, no perdí un instante y con decisión agarré a Alba de la mano y tiré de ella para que se levantara. La besé y sin dilación le metí un par de dedos en el coño para sentir lo que empapada que estaba.

-¿Has notado como estoy? – murmuró.

Sin perder más el tiempo le di la vuelta e hice que se arrodillara en el sofá, sobre las toallas ya muy húmedas de antes. Se la clavé de un golpe.

-Oooh, diooss, síiii..- exclamó.

Empecé a follarla agarrándola bien por las caderas con suaves vaivenes seguidos por fuertes golpes de cadera. Sonia se sentó ahora al lado mirándonos. Según iba acelerando, Alba aumentaba el volumen de sus gemidos.

-Asííí, ooh, oooh, así, sí, sí, sí…dame fuerte….me encanta que me den fuerte – mascullaba.

Seguí follándola así durante un rato, alternando la penetración lenta y profunda con la dureza del metesaca rápido y fuerte. No quería correrme todavía, pero sentí que necesitaba parar un poco, que aunque intento mantenerme en forma, uno ya no es un jovenzuelo. Se la saqué despacio mientras acariciaba sus nalgas, pero no pude contenerme y sin pensarlo e inclinándome un poco empecé a acariciar su ano con la punta de mi lengua. Dio un ligero respingo supongo que de sorpresa e inmediatamente empezó a suspirar.

-Ooh, sí sí sí… me encanta…por dios…que gusto…- murmuraba.

Miré de reojo de nuevo a Sonia, recostada en un brazo del sofá. Ella me devolvió una sonrisa cómplice. Hice que Alba levantara su cuerpo y mientras acariciaba sus tetas, pellizcando suavemente sus pezones le besé el cuello. Empezó a deshacerse de nuevo.

-¡Métemela joder! ¡Fóllame! – soltó casi exigiendo.

Pero yo necesitaba beber de nuevo, tal era la cantidad de agua que mi cuerpo estaba echando que necesitaba rehidratarme.

-Vamos arriba, a la cama – mascullé

Bebí de nuevo un largo trago de agua y tiré de la mano de Alba para que me siguiera. Al llegar arriba, retiré rápidamente la colcha y la sábana, la empujé sobre la cama, me coloqué entre sus piernas y se la metí de nuevo. Enseguida se abrazó a mi espalda con sus piernas y empecé a bombear. Estaba super excitada. No tardé mucho en hacer que nos diéramos la vuelta para que se pusiera encima y dejarle a ella que llevara el ritmo. Se movía con una posesa, mirándome y sacando la lengua para mojarse los labios de tanto en tanto.

Sonia se había sentado a su lado y cada vez que Alba se inclinaba sobre mí le acariciaba la espalda. Empujé a Alba para que se echara hacia atrás cuando empezó a masturbarse sin dejar de cabalgarme.

-Vamos…córrete – le dije mirándola fijamente a los ojos. Estaba casi en éxtasis.

Empezó a vibrar y a temblar, sus muslos apretaban más mis costados y soltó un par de gritos en el momento de correrse.

-AAAH, AAAAH, AAAAAH…JO…DER….DIOOSSSSS… -

Le costó bajarse y tenderse a mi lado. Su pecho subía y bajaba al compás de su respiración acelerada. Poco a poco fue recuperándose y relajándose. De repente giró su cabeza como un avestruz

-¿No te corres? – preguntó entre sorprendida e impaciente.
-¿Para qué quieres que me corra ya? Si lo mejor es esto – respondí mientras me giraba un poco hacia ella y apoyándome en un codo empezaba a acaricia su cuerpo con la otra mano.

Se respingó de nuevo cuando llegué a su coño.

-Auhm!… está todavía hipersensible… - dijo dulcemente. Regresé de nuevo a sus muslos, a su vientre y a sus tetas, acariciándola con suavidad.

Sonia se puso detrás de mí y mientras me besaba eróticamente en el cuello llevó su mano hasta mi polla para masajearla lentamente. Alba levantó su mirada y la clavó en la mía. Sin pensármelo dos veces acerqué mi boca a la suya y empecé a besarla.

Si hay una cosa que me gusta es besar a las chicas, y a ellas les encanta. Isa, por ejemplo, me confesó una vez que lo que más echaba de menos después de sus divorcios eran los besos, esos besos largos y húmedos.

Mientras me besaba con Alba, Sonia me seguía pajeando hasta ponérmela durísima otra vez. Me incorporé de rodillas y le di la vuelta a Alba, que adivinando mis intenciones levantó su culo y se puso de nuevo a cuatro patas. Inmediatamente se la volví a clavar y a follarla con suavidad esta vez, dejando que mi polla recorriera todo el camino bien hasta el fondo muy despacio. Suspiraba y gemía de placer con cada metesaca.

Con el pulgar empecé a acariciar su ano al mismo tiempo para ver su reacción.

-Mmm…oooh... ¿qué pretendes? – murmuró. A estas alturas y viendo lo lanzada y atrevida que era no me iba a ir por las ramas.
-¿Te gusta por aquí? – le pregunté sin rodeos al tiempo que presionaba más con el pulgar sobre su ano.

Se incorporó sobre sus manos y giró la cabeza para mirarme, con una mirada lasciva y penetrante.

-Me encanta...vuelve loca… - hizo una pausa - pero ahora no…
-Luego… -
-Luego, sí – dijo ella con una media sonrisa.

Aceleré los envites, dándole más fuerte como le gustaba hasta que tras volver a tocarse se corrió de nuevo entre temblores. Se la saqué y ella se dejó caer en la cama a recuperarse otra vez.

-¡Madremía! no me lo puedo creer…- soltó después de darse la vuelta – joooder…guau… buff…buff…hacía mucho que no me corría dos veces en tan poco tiempo…guau!

Luego nos deleitó con una amplia sonrisa de satisfacción. Le alargué la mano

-Ven, vamos a la ducha – le pedí.

Entramos los tres en la ducha y volví a abrazarme a las dos. Sonia me la volvió a agarrar para seguir pajeándome. Alba me miró con ojos de corderito.

-¿Te vas a correr? – susurró.
-Sí – fue mi escueta respuesta.

Sin pedírselo se agachó en cuclillas delante de mí y Sonia le dejó que siguiera ella. Alba me agarró la polla y empezó a sacudírmela con fuerza sin dejar de mirarme. Era puro y sucio deseo lo que se veía en sus ojos.

-¿Quieres correrte en mi boca? ¿En la cara… en las tetas? Córrete donde quieras…- dijo toda seria – de verdad… donde tú quieras – añadió con esa carga de provocación tan de Sonia o de Lore.

Estaba super excitado y sabía que la corrida iba a ser explosiva. Agarré a Sonia de la cintura y la besé con pasión y fiereza.

La solté y retiré también la mano de Alba para seguir pajeándome yo mismo hasta que mi mente dijo basta y fue ya incontenible. Tensándome y poniéndome casi de puntillas mientras me apoyaba con una mano en la pared de la ducha, se abrió la espita y empecé a soltar chorro tras chorro. Ella tenía la boca abierta con la lengua fuera esperando ansiosa. Sólo el primer y potente latigazo entró en su boca provocando su sorpresa y que retirara la cara momentáneamente. Los siguientes, en rápida sucesión impactaron contra su precioso y juvenil rostro y alguno sobre su pelo. Le quité un poco de uno de sus párpados y cuando todo el semen empezó a resbalar por sus mejillas, su barbilla y su cuello hasta su pecho y más abajo, abrió las manos en un acto de sorpresa reflejado también en su cara.

-Jooooder tío – soltó – menuda lefada…madre mía… - y se echó a reír algo alucinada.

Sonia abrió el grifo de la ducha y ayudé a Alba a levantarse. Bajo el chorro del agua y mientras se limpiaba el pelo y la cara todavía se reía.

-¿Siempre te corres así?, confiesa, ¿cuánto llevabas sin correrte? Jajajaja – preguntó jocosamente.
-Casi siempre es así, créeme… – intervino Sonia también entre risas.
-Joder, pues mi compi no suelta ni la mitad en una buena noche jajaja…- continuó Alba riéndose.

La verdad es que Alba era increíble, divertida, buena gente, atrevida, sin complejos, muy sensual y muy muy sexual. Después de ducharnos bien sin parar de soltar chascarrillos, nos secamos y regresamos a la habitación.

-Bufff, estoy muerta – dijo dejándose caer en la cama.
-Voy a por algo abajo para beber, creo que aparte de agua sólo hay coca-cola de litro en el frigo – dije antes de bajar.
-Trae lo que sea por fa – respondió Sonia.

Las escuché reírse desde abajo y eso me encantó. El resto de la tarde lo pasamos tirados en las camas.

-Así que esta casita es vuestro rincón secreto, eh?…muy interesante esto de dos camas grandes juntas – comentó entre risas.
-Sí, aquí ha habido grandes juergas todos estos años – respondí
-Con grandes corridas jajajajajajaja – soltó Alba entre risotadas.

Sonia casi se atraganta con la coca cola ante la ocurrencia. Y nos entró un ataque de risa a los tres.

***continuará***
Que bueno. Gracias
 
Amigo JiuYacman, esperaba hace tiempo estos nuevos capítulos, no fallas en lo bueno que son, se agradece el aporte como siempre, un abrazo. (y)(y)(y)
 
CAPITULO 45


Entre risas, estuvimos un largo rato relajados en la cama hasta que se hizo bastante tarde.

-¿Y si salimos a tomar un café y estirar un rato las piernas, os apetece? – les pregunté.
-Por mí estupendo… - dijo Alba.
-Podemos ir hasta el bar dando la vuelta al pueblo por el otro camino – añadió Sonia.

Así que nos vestimos rápidamente y salimos. Nos quedamos en el bar hasta que anocheció. Cuando me acerqué a la barra a pagar, Juanito, que estaba sentado en un taburete tomando un vino y que tenía ya casi los setenta y cinco, pero al que todo el mundo seguía llamando Juanito y al que conocíamos de muchos años, me preguntó.

-¿Familia vuestra? – señalando a Alba con la cabeza.
-¿Eh? Ah, no no, una vecina nuestra con la que tenemos amistad – le dije para salir del paso – se quedó sola hoy y la hemos invitado a que conociera esto.
-Aaah, muy guapa – dijo por lo bajo mientras pinchaba una aceituna.
-Jaja, sí, lo es. Bueno Juanito, nos vamos ya. Hasta otro día.
-Hasta otra, majo. Saluda a los otros cuando les veas.
-De tu parte, gracias.

Siempre recuerdo los repasos de arriba abajo que les daba a las chicas cuando íbamos a comer o a tomar algo y él estaba allí. Sobre todo a Isa, probablemente preguntándose por qué ella venía sola. Pero nunca dijo ninguna impertinencia.
Al regresar y emprender el camino de vuelta se lo comente a las chicas.

-Alba, que sepas que tienes enamorado a Juanito… dice que eres muy guapa – le comenté.
-¡Anda ya! – respondió pensando que le tomaba el pelo.
-En serio, que me lo ha dicho…y yo estoy de acuerdo con él – le dije sonriendo.
-Bueno, me lo tendré que creer… - comentó en tono de broma.

Regresamos despacio hablando de esto y de aquello.

-¿Tenéis hambre? – preguntó Sonia al entrar – yo estoy que me muero.
-Pero si os habéis hinchado a tapas - contesté sorprendido.
-Ya, pero antes habíamos quemado muchas calorías jijijiji - respondió riendo.
-Podría comer algo, sí – dijo Alba
-¡Joder con las señoras! - exclamé.
-¡Eh, que yo soy una señorita! Nada de señora - protestó Alba.
-Vaaale, la señora y la señorita...
-Y a mí no me llames señora que parece que sea una vieja...
-¡Jesus! que tiquismiquis estamos hoy - exclamé. Se rieron como crías las dos.

Subí un momento a cambiarme y al bajar de nuevo ya habían puesto la mesa y sacado las fiambreras y la bebida. Luego subieron rápidamente a cambiarse también. Sonia bajó primero, se había puesto únicamente una camiseta que le llegaba justo para taparle las braguitas. Pero es que enseguida apareció Alba con otra camiseta que ni siquiera se las tapaba.

-Veo que tenéis calor, eh! – las piqué un poco con cierta socarronería. Alba me sonrió.
-Ya sabes lo que aguanta la temperatura esta casa…- replicó Sonia.
-Eso es cierto – sentencié.

Tras acabar de cenar y de recoger un poco, nos sentamos en el sofá. Pusimos la tele pero apenas le hacíamos caso. Yo estaba sentado en el centro, Alba a un lado y Sonia se había estirado en el otro, con la cabeza apoyada en uno de los brazos del sofá y los pies descalzos sobre mis muslos. Mientras charlábamos se los estaba masajeando como me había pedido. Se nos pasaron tranquilamente un par de horas hablando.

Durante ese tiempo Alba nos había explicado que con su “follamigo” de piso no tiene secretos sexuales, que le había contado su aventura con nosotros y que aparte de sorprenderse por la diferencia de edad le había comentado que lo disfrutara. Y que por supuesto también le había contado que el fin de semana lo iba a pasar con nosotros. La mayoría de los fines de semana el chico se va al pueblo a visitar a la familia. Nosotros también habíamos ahondado algo más en nuestra historia y en alguna que otra aventura que hemos tenido durante todos estos años, con sus jugosas anécdotas.

Llegó un momento en el que estábamos muy tranquilos y a gusto hablando no sólo de las relaciones si no de otras muchas cosas, y como se estaba haciendo tarde, sinceramente pensé que en cualquier momento alguno iba a sugerir irnos a dormir y mañana sería otro día. No imaginaba lo larga, intensa y fogosa que se iba a poner la noche. Y que desde ese día y otros que vendrían acabaría por entender por qué JuanPe decía que era la mujer con la que había cumplido la mayoría de sus fantasías.

-Bueno, pues ya sabes casi todo de nosotros – comenté.
-Sí, sé que me he ido a juntar con un par de pervertidos jajajaja – bromeó.
-¡Pues anda que tú! – solté contestando a su broma. JAJAJAJA – nos reímos los tres.
-No, en serio…es genial…nunca pensé que podría estar tan a gusto – añadió.
-Me alegro – apostilló Sonia.
-Un paisaje muy bonito, buen tiempo, buena comida, buena compañía…- hizo una pausa y sonrió- … buen sexo…qué más puede pedir una chica para un fin de semana – se volvió a reír con ganas - El sexo nunca es suficiente – añadió al final toda divertida.
-Parece el título de una película de James Bond jajajaja – soltó entre risas Sonia – El Sexo Nunca es Suficiente – repitió haciendo un gesto con las manos, como plantando un cartel en el aire – Jajajajaja.
-Voy un momento al servicio, que me meo jajaja – aparté las piernas de Sonia y me levanté para subir al piso de arriba, con la intención de sugerir La verdad es que en ese momento yo tenía ganas de irme a dormir.

Tras pasar por el servicio me asomé al ventanal de la habitación y miré al cielo. Era una noche con luna llena, y justo en ese momento estaba enfrente e iluminaba bien la habitación.

-Chicas, subid – les grité. Las oí cuchichear abajo.

Al minuto las escuché subir la escalera.

-No encendáis la luz – les advertí.
-¿Qué pasa? – preguntó Sonia.
-Asomaos, mirad que luna – les dejé sitio a las dos que se apoyaran en la barandilla. No cabíamos los tres. Yo me pude detrás Sonia, abrazándola.
-¡Ostras, que bonito! – exclamó Alba.
-Si fuera más avanzado el verano, con algo más de calor, estaría para darse un baño en la piscina… - comentó Sonia.
-Ya vendremos un día – apostillé.

Se hizo el silencio y nos quedamos contemplando el cielo.

-Tengo sed, bajo un momento a por agua, ahora vuelvo – les comenté.

Al regresar a oscuras y ver la silueta de ellas dos apoyadas en la barandilla, con sus camisetas algo subidas que permitían ver la mitad de sus braguitas y sus nalgas, me empecé a excitar. Dejé unas botellas en la mesita de noche y me coloqué de nuevo detrás de Sonia volviendo a abrazarla.

Acerqué mi cara a la suya y la besé cariñosamente en la mejilla, ella me miró girando la cabeza ligeramente y dibujó una sonrisa. La volví a besar, esta vez suavemente en los labios y al mismo tiempo deslicé una mano por debajo de su camiseta para acariciar su pecho derecho. Dio un suspiró apenas perceptible. Volví a mirar hacia el cielo y a la luna, que iluminaba perfectamente nuestros rostros.

-Qué paz… - susurró Alba apoyada en la barandilla a mi izquierda.

***continuará***
 
CAPITULO 46


Seguía acariciando el pecho de Sonia cuando miré hacia Alba que sonreía mirando a la luna. Luego se giró hacia mí, bajó la vista para descubrir lo que estaba haciendo, y volvió a mirarme esbozando una amplia sonrisa cómplice. Estaba encantada y ambos sabíamos lo que iba a pasar. Me excité más y mi polla comenzó a presionar contra la baja espalda de Sonia. Ella lo notó enseguida y me acarició el muslo para demostrármelo.

Miré de nuevo a Alba y la atraje sutilmente hacia nosotros con el brazo. Se humedeció ligeramente los labios con la lengua dejándolos entreabiertos con sus ojos clavados en los míos en una clara invitación. Acerqué mi cara a ella y ella vino a mi encuentro. Fue un beso intenso desde el principio, nada de tanteo, nuestras lenguas enseguida empezaron a bregar entre ellas. Le agarré la cabeza con una mano, mientras con la otra buscaba el coño de Sonia por dentro de sus bragas.

Sonia se zafó de mi abrazo y empezó a desabrocharme los pantalones. En un segundo estaba desnudo de cintura para abajo y con su mano masajeándome la polla. Las besaba alternativamente mientras ellas se alternaban también masajeándome despacio hasta que acabe completamente empalmado. Como puede me quité la camiseta y continuamos besándonos.

Sonia no se anduvo con historias y se quitó inmediatamente las bragas. Estaba excitadísima, se dio la vuelta y se apoyó de nuevo sobre la barandilla. Sabía que le excitaba todavía más que estuviera Alba al lado mirándonos.

Se le metí despacio, como a ella le gusta y la follé lentamente un buen rato, mientras Alba, justo al lado me abrazaba por la cintura, nos besábamos o se besaban entre ellas. Sin perder el tiempo y mientras agarraba a Sonia por la cintura con la mano derecha, con la izquierda me las apañé para tirar de sus bragas hacia abajo y ella acabó de quitárselas del todo lanzándolas sobre la cama. En cuanto se inclinó sobre la barandilla, cambié y se le metí a ella también, igualmente despacio, entrando lentamente hasta el fondo mientras acariciaba su espalda con mimo.

Me di cuenta de que la cama estaba lo suficientemente cerca para usarla y agarrándola de las caderas la mantuve conmigo mientras daba un par de pasos atrás y me sentaba en el borde de la misma. En esa postura y apoyándome con las manos en la cama y ella sobre mis rodillas, empezó a subir y bajar lentamente. Sonia mientras tanto se colocó delante de ambos apoyada en la barandilla masturbándose mientras nos miraba. Eso me puso a cien.

Ante un ligero empujón por mi parte, Alba se levantó y Sonia tomó su lugar. Ahora era Alba la que se masturbaba apoyada en la barandilla. A la siguiente vez y antes de que Alba volviera a intentar sentarse, Sonia le agarró la cara y empezaron a besarse mientras era yo quien me pajeaba mirándolas. Todo a la luz de la luna que entraba como un velo dorado en la habitación.

Sin dejar de observarlas me subí completamente a la cama y colocando un par de almohadas junto al cabecero me estiré en la misma sin dejar de pajearme pausadamente. Cuando ellas pararon de besarse se subieron también a la cama, una a mis pies y la otra al lado. Y me llevaron varias veces al borde del orgasmo. Suerte que Sonia me conoce bien y sabe cuando ralentizar o incluso cuando parar. Y la experiencia, claro. En otro tiempo ya me habría corrido.

Desde que estábamos mirando la luna por la ventana y empezamos a calentarnos no habíamos dicho una palabra. Era como si conociéramos a Alba tan bien como conocemos a Lore o a Isa y todo fluyera de la misma forma. Habíamos sintonizado con ella a velocidad de vértigo.

Las aparté con suavidad y me levanté. Necesitaba hacerlo para echar un trago de agua. Di la vuelta a las dos camas para alcanzar la botella y desde ahí mientras bebía vi como Alba se echaba donde yo había estado y Sonia se tumbaba entre sus piernas. Gateando, pasé de una cama a la otra y me recosté junto a Alba para acariciar sus tetas mientras Sonia le comía el coño. Cuando Alba me miró fijamente, me incliné y volvimos a besarnos con frenesí.

Un par de fuertes espasmos y su respiración acelerada me indicaron que se había corrido. Me quedé mirándola.

-Esto ha sido el aperitivo – dijo entrecortadamente, antes de sonreír.
-Jajajaja,...estoooo… ahora viene el plato principal, no? – le pregunté con picardía.
-O dos platos y postre….espero – replicó con gracia y una sonrisa de oreja a oreja.

Se levantó y echó un trago de agua…Mientras, tomé su lugar en la cama y Sonia se subió encima de mí para cabalgarme.

-Alba, enciende la luz por favor… - le pedí.
-¿No nos verá nadie, con todo eso abierto?
-No, no hay ninguna casa delante, solo el campo ¿no te habías fijado? Jajaja –
-Estaba a otras cosas jijiji – respondió.

Mientras Sonia seguía cabalgándome a su ritmo, Alba se apoyó en la barandilla y simplemente se dedicó a mirarnos, recuperándose todavía.

-Alba, hazme un favor, ¿ves ese baúl de ahí?
-Sí.
-En un cajón de la mesita, al fondo, hay una llave, cógela y ábrelo – le pedí.

Sonia me miró con esa mirada maliciosa y cómplice. Se agachó sobre mí y me susurró.

-¿Quieres mi culito, eh? – preguntó esta vez con voz dulce.
-El de las dos – repliqué s su oído – Alba, verás una especie de neceser…entre otras cosas, tráemelo si no te importa.

Alba se lío un poco con la llave y por fin logró abrir el baúl.

-¡Hostias! – exclamó al ver la colección de juguetes – madre mía, menuda colección jajajaja.
-Sí, somos muy juguetones – respondió Sonia entre risas.

***continuará en breve***
 
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CAPITULO 46


Seguía acariciando el pecho de Sonia cuando miré hacia Alba que sonreía mirando a la luna. Luego se giró hacia mí, bajó la vista para descubrir lo que estaba haciendo, y volvió a mirarme esbozando una amplia sonrisa cómplice. Estaba encantada y ambos sabíamos lo que iba a pasar. Me excité más y mi polla comenzó a presionar contra la baja espalda de Sonia. Ella lo notó enseguida y me acarició el muslo para demostrármelo.

Miré de nuevo a Alba y la atraje sutilmente hacia nosotros con el brazo. Se humedeció ligeramente los labios con la lengua dejándolos entreabiertos con sus ojos clavados en los míos en una clara invitación. Acerqué mi cara a ella y ella vino a mi encuentro. Fue un beso intenso desde el principio, nada de tanteo, nuestras lenguas enseguida empezaron a bregar entre ellas. Le agarré la cabeza con una mano, mientras con la otra buscaba el coño de Sonia por dentro de sus bragas.

Sonia se zafó de mi abrazo y empezó a desabrocharme los pantalones. En un segundo estaba desnudo de cintura para abajo y con su mano masajeándome la polla. Las besaba alternativamente mientras ellas se alternaban también masajeándome despacio hasta que acabe completamente empalmado. Como puede me quitarme la camiseta y continuamos besándonos.

Sonia no se anduvo con historias y se quitó inmediatamente las bragas. Estaba excitadísima, se dio la vuelta y se apoyó de nuevo sobre la barandilla. Sabía que le excitaba todavía más que estuviera Alba al lado mirándonos.

Se le metí despacio, como a ella le gusta y la follé lentamente un buen rato, mientras Alba, justo al lado me abrazaba por la cintura, nos besábamos o se besaban entre ellas. Sin perder el tiempo y mientras agarraba a Sonia por la cintura con la mano derecha, con la izquierda me las apañé para tirar de sus bragas hacia abajo y ella acabó de quitárselas del todo lanzándolas sobre la cama. En cuanto se inclinó sobre la barandilla, cambié y se le metí a ella también, igualmente despacio, entrando lentamente hasta el fondo mientras acariciaba su espalda con mimo.

Me di cuenta de que la cama estaba lo suficientemente cerca para usarla y agarrándola de las caderas la mantuve conmigo mientras daba un par de pasos atrás y me sentaba en el borde de la misma. En esa postura y apoyándome con las manos en la cama y ella sobre mis rodillas, empezó a subir y bajar lentamente. Sonia mientras tanto se colocó delante de ambos apoyada en la barandilla masturbándose mientras nos miraba. Eso me puso a cien.

Ante un ligero empujón por mi parte, Alba se levantó y Sonia tomó su lugar. Ahora era Alba la que se masturbaba apoyada en la barandilla. A la siguiente vez y antes de que Alba volviera a intentar sentarse, Sonia le agarró la cara y empezaron a besarse mientras era yo quien me pajeaba mirándolas. Todo a la luz de la luna que entraba como un velo dorado en la habitación.

Sin dejar de observarlas me subí completamente a la cama y colocando un par de almohadas junto al cabecero me estiré en la misma sin dejar de pajearme pausadamente. Cuando ellas pararon de besarse se subieron también a la cama, una a mis pies y la otra al lado. Y me llevaron varias veces al borde del orgasmo. Suerte que Sonia me conoce bien y sabe cuando ralentizar o incluso cuando parar. Y la experiencia, claro. En otro tiempo ya me habría corrido.

Desde que estábamos mirando la luna por la ventana y empezamos a calentarnos no habíamos dicho una palabra. Era como si conociéramos a Alba tan bien como conocemos a Lore o a Isa y todo fluyera de la misma forma. Habíamos sintonizado con ella a velocidad de vértigo.

Las aparté con suavidad y me levanté. Necesitaba hacerlo para echar un trago de agua. Di la vuelta a las dos camas para alcanzar la botella y desde ahí mientras bebía vi como Alba se echaba donde yo había estado y Sonia se tumbaba entre sus piernas. Gateando, pasé de una cama a la otra y me recosté junto a Alba para acariciar sus tetas mientras Sonia le comía el coño. Cuando Alba me miró fijamente, me incliné y volvimos a besarnos con frenesí.

Un par de fuertes espasmos y su respiración acelerada me indicaron que se había corrido. Me quedé mirándola.

-Esto ha sido el aperitivo – dijo entrecortadamente, antes de sonreír.
-Jajajaja,...estoooo… ahora viene el plato principal, no? – le pregunté con picardía.
-O dos platos y postre….espero – replicó con gracia y una sonrisa de oreja a oreja.

Se levantó y echó un trago de agua…Mientras, tomé su lugar en la cama y Sonia se subió encima de mí para cabalgarme.

-Alba, enciende la luz por favor… - le pedí.
-¿No nos verá nadie, con todo eso abierto?
-No, no hay ninguna casa delante, solo el campo ¿no te habías fijado? Jajaja –
-Estaba a otras cosas jijiji – respondió.

Mientras Sonia seguía cabalgándome a su ritmo, Alba se apoyó en la barandilla y simplemente se dedicó a mirarnos, recuperándose todavía.

-Alba, hazme un favor, ¿ves ese baúl de ahí?
-Sí.
-En un cajón de la mesita, al fondo, hay una llave, cógela y ábrelo – le pedí.

Sonia me miró con esa mirada maliciosa y cómplice. Se agachó sobre mí y me susurró.

-¿Quieres mi culito, eh? – preguntó esta vez con voz dulce.
-El de las dos – repliqué s su oído – Alba, verás una especie de neceser…entre otras cosas, tráemelo si no te importa.

Alba se lío un poco con la llave y por fin logró abrir el baúl.

-¡Hostias! – exclamó al ver la colección de juguetes – madre mía, menuda colección jajajaja.
-Sí, somos muy juguetones – respondió Sonia entre risas.

***continuará en breve***
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