CAPITULO 47
-A ver que tenemos aquí… - dijo Alba mientras se subía de un brinco a la cama y se sentaba a nuestro lado. Abrió la cremallera de la bolsa. – Uy!, aquí hay cositas chulas…mira, siempre quise tener uno de estos – dijo metiendo la mano y mostrando uno de los plugs anales. Acto seguido vino una de esas cosas surrealistas que a veces nos pasan.
-¿Tienes algún juguete? – le preguntó Sonia sin dejar lentamente de cabalgarme.
-Sólo tengo un vibrador…uno normal, ni muy grande ni pequeño… ¿sabéis que quiero decir?, pero no tiene forma de polla ni nada parecido…
-Será como uno de esos que hay ahí – dijo Sonia.
Alba saltó de nuevo de la cama y se acercó al baúl, revolvió y saco uno de los vibradores.
-Más o menos de este tamaño, sí – dijo enseñando uno – ¡Joder! Aunque este no está mal…me encanta…jajajaja - dijo sacando el más grande.
Regresó a la cama y volvió a revolver en la bolsa. Sonia sonreía mirándola pero sin dejar de moverse sobre mí mientras yo le acariciaba los muslos.
-Creo que ya se lo que pretendes… pervertido – dijo a continuación mostrando uno de los envases de gel lubricante – y todas estas ventosas ¡madre mía!
-¿Ventosas? Jajajaja – me reí.
-Yo es que las llamo así porque tiene forma de ventosa… - respondió Alba.
-Jajaja, sí algunos tienen una ventosa pero de esos no tenemos ninguno – añadió Sonia.
-La verdad es que no se cual sería la traducción en español de plug. Enchufe es la más usada, o tal vez tapón… - comenté.
La bolsa, además de los geles, contenía unos cuantos plugs de diverso tamaño y forma. Por fin empujé suavemente a Sonia y se levantó. Esta aprovechó para ir al servicio y yo me senté en el borde de la cama. Mi erección se rebajó un poco mientras hablaba con Alba que seguía mirando con interés lo que había en la bolsa.
-Mmmm… me encanta este sabor – exclamó risueña al enseñarme el gel de sabor a fresa.
-Es el preferido de Lore también – respondí.
-¿Puedo probar uno? – preguntó mientras me mostraba uno de los plugs en la mano.
-Claro, para eso son – respondí. “Qué tía más cachonda y desinhibida” – pensé.
Me levanté, le cogí la cara con ambas manos y la besé suavemente, luego hice que se diera la vuelta. Sin ni siquiera pedírselo se puso a cuatro patas sobre la cama, en el borde. Giró la cabeza y me lanzó una sonrisa traviesa. Me acerqué a ella y tras acariciar suavemente sus nalgas me acuclillé, le separé las nalgas con las manos y acaricié su ano ligeramente con la punta de la lengua. Dio un respingo.
-¡Uy!, que cosquillas jijiji – exclamó entre risas.
-Se pasa en seguida – respondí
-¿Cómo lo sabes? Jijiji – me pinchó.
-¿Tú qué crees? – le pregunté justo antes de darle, ahora sí, un buen lametón.
-Jajajajajaja – se rio - Oh sí, así, así… me encanta...ummm… que gusto…uy…jajajaja.
Sonia regresó del baño y se sentó justo al lado. Me miró, agachó su cabeza y me besó con pasión. Empujé a Alba sobre la cama y continué lamiendo su ano.
-Diosss, esto es la leche…me encanta…mmm...sí así…oooh…oooh... – murmuraba.
Me sorprendió la verdad verla tan excitada con eso.
-No me digas que es la primera vez –
-Aunque no te lo creas, es la primera vez…ningún tío había bajado hasta ahí antes… me refiero por la parte de atrás jejeje… siempre se saltaban ese paso e iban directos al grano… ya sabes… – seguíamos con la escena un tanto surrealista de estar practicando sexo al mismo tiempo que hablábamos como si lo hiciéramos de gastronomía o de cine.
Sonia se recostó a su lado y mientras le acariciaba los hombros y la espalda con mimo intervenía en la conversación.
-Yo así me quedo casi dormida a veces…da un gustirrinín que no veas…
-Jajaja, no me extraña…jijijiji – respondió Alba.
Le puse la bolsa con los plugs delante de su cara.
-Escoge uno – le pedí. Miró y se lo estuvo pensando.
-Es que hace mucho que no tengo una visita por ahí jijijii – dijo jocosamente.
-Jajajajaja…¿Cuánto es mucho? – pregunté.
-Como un mes o así…es que no os lo he contado pero mi compi estuvo pachucho, con un trancazo enorme y apenas nos acercamos el uno al otro, después de lo pasado no quería contagiarme de nada otra vez… - seguía hablando mientras yo le acariciaba las nalgas.
Sonia se contenía la risa justo al lado mientras acariciaba su pelo. Volví a meter mi cara entre sus nalgas y a humedecer bien de saliva su rosado y casi perfecto agujerito. Y ella a gemir de nuevo. Levantando la vista desde mi privilegiada posición vi que Sonia sacaba el plug más grande.
-¡Ni de coña! – exclamó Alba al verlo. Sonia se carcajeó. Alba cogió el pequeño y me lo dio.
Le mordí ambas nalgas cariñosamente y luego le di un par de cachetes suaves.
-Ummm…tienes un culete precioso – la alagué - ¿necesitas gel?
-Un poquito – susurró. Le unté un poco y le introduje el plug lenta pero firmemente sin dificultad. Un ligero suspiro fue su respuesta. Me eché a un lado.
-A ver…es la primera vez que me meto uno de estos – dijo levantándose y poniéndose a andar un poco por la habitación – no se siente apenas pero es super morboso.
Mientras tanto Sonia había cogido otro de los plugs pequeños y se lo había colocado también. Alba empezó de nuevo a revolver en el baúl de los juguetes.
-¡¡¿¿Tenéis hasta unas esposas??!!, que traviesos – exclamó mientras nos miraba con una cara que despedía felicidad y picardía
Me levanté y le quité el juguete que tenía en ese momento en la mano. La miré directamente a los ojos, se puso seria, expectante y luego la besé. Enseguida se abrazó a mí y seguimos besándonos. A los pocos segundos sentí la mano de Sonia acariciándome el hombro, la espalda y el culo. Mi erección se disparó. Cuando interrumpí el beso, Alba se puso a cuatro patas en la cama. Tenté un poco su entrada con la punta y casi sin detenerme se la clavé entera, sujetándola por las caderas. Tras su respingo inicial empecé a follarla despacio acariciando su espalda al mismo tiempo.
Sonia la imitó y se puso en cuatro justo a su lado. Un par de minutos después se la saqué a Alba y se la metí a Sonia. Así estuve entre una y otra un rato largo, entrando y saliendo de ambas, acariciándolas y escuchando sus suaves gemidos.
Por fin decidí que había llegado el momento. Le quité el plug a Alba y tras dejar caer unas gotas de gel y esparcirlas en su agujerito me dispuse a penetrarla. Se giró un momento hacia mí y asintió con la cabeza.
-Despacito que es bastante gorda – advirtió entre risas.
-¿Gorda? Pues si vieras la de Coque sales corriendo jajaja – bromeé. Sonia se rio.
Presioné un poco y entró fácil, muy fácil.
“Joder y eso que decía que era gorda, la de su compi debe ser un espárrago” pensé.
Antes de llegar a la mitad, ella empujó contra mí con decisión y la engulló entera. Su ano resultó ser sumamente elástico, se notaba que estaba muy acostumbrada.
Empezó a follarse ella misma cada vez con más fuerza, al mismo tiempo que se tocaba el coño. Mientras Alba seguía así le retiré el plug a Sonia justo a mi lado y dejé caer un chorrito de gel antes de introducirle un par de dedos. Las follaba alternativamente una tras otra en esa postura escuchando sus cada vez más fuertes gemidos. Alba no tardó en correrse en esa misma posición y se dejó caer sobre la cama. Sonia se dio la vuelta y poniéndole una almohada debajo continué follándole el culo un rato más, hasta que Alba se reincorporó y echándose junto a ella empezó a besarla. Acabaron comiéndose la boca hasta que explotó en un espasmo enorme que hizo que todo su cuerpo temblara en cuanto acaricié su clítoris unos segundos. Echándome sobre ella acaricié su carita mientras se iba recuperando.
-¿No te has corrido verdad? – preguntó Alba ya conociéndome un poco.
-No – le contesté.
-Me alucina tu control – respondió.
-Está todo en el coco – le sonreí.
Me salí de Sonia todavía con una buen erección y fui a buscar el agua para echar un trago. Estaba sudando pero notaba que aún me quedaba energía.
Ellas también estaba bañadas en sudor, sobre todo Alba, su cabello estaba empapado. Se había levantado también para beber y limpiarse el sudor con una toalla. Me acerqué a ella y la acaricié de nuevo. Luego la besé furiosamente, enseguida volvió a encenderse y me agarró la polla para pajearme.
Le hice un gesto a Sonia como para indicarle que íbamos al baño, a la ducha.
-Ahora iré – murmuró todavía echada en la cama.
Conduje a Alba al baño de la mano. Dentro la abracé de nuevo desde atrás y en ese momento pensé de nuevo lo rápido que se había establecido un vínculo entre nosotros y ella. Un vínculo que incluso a Isa le había costado tanto. Y que no se reflejaba sólo en su desinhibición con el sexo si no en todo lo demás, en su forma tan cercana de ser, su extroversión, en su alegría. La podía poner casi a la altura de Lore.
Mientras la abrazaba empecé de nuevo a besar sus hombros y ella a suspirar de gusto otra vez. Giramos hasta ponernos enfrente del gran espejo del lavabo. Una mano acariciaba sus tetas y la otra bajaba hasta su coño. Su boca entre abierta reflejaba el placer que sentía. Me miró fijamente y desafiante.
-Fóllame por el culo otra vez – me espetó.
No iba a perder el tiempo yendo a buscar el gel y tampoco creía que lo necesitara ya. Escupí un poco de saliva en la mano y la esparcí en su ano. Volví a repetir la operación y embadurné un poco mi polla. La empujé un poco y se inclinó sobre la encimera del lavabo. Sin pensármelo dos veces me coloqué y se la metí entera de un par de empujones.
-DIOSSSSSS! – exclamó – así, así…oh sí oh sí…sí, sí… joder que gusto… me encanta…así, fuerte…dame fuerte joder – se desgañitaba.
La agarré de nuevo por la cintura y la follé bien fuerte como me pedía. El choque de mis caderas contra sus nalgas producía un sonido glorioso. Sonia apareció por la puerta y se apoyó en el borde de la encimera justo al lado. Le acercó una mano y Alba se la cogió.
-No pares por dios – protestó ante un leve amago mío de bajar un poco el ritmo – Dame, dame, dame…fuerte fuerte uuuff….¡Reviéntame! – seguía desatada.
Me había logrado excitar como pocas veces pero ya notaba como el sudor volvía a gotearme por la barbilla, el cuello y el pecho ya faltarme la energía. Y también notaba como ella iba perdiéndola también.
-¿Me corro dentro? – le pregunté.
-Sí, sí… - acertó a decir.
Unos pocos empujones fuerte y, dejándome ir, me vacié completamente dentro de su culo. Tuve que apoyarme bien en la encimera y sobre su espalda. Ni palabras teníamos. Por fin se la saqué y me quedé apoyado a su lado. Nos miramos y nos entró la risa floja. Sonia abrió la ducha y se metió en ella. Abracé a Alba que no paraba de reírse y la acompañé a la ducha. Fuimos recuperando el aliento según nos íbamos enjabonando y aclarándonos.
-¿Sabes una cosa…? - dijo Alba ya casi recuperada mientras seguía aclarándose el pelo – te vas a reír…esta tarde cuando me llevaste a la ducha pensé que era porque querías mearme – soltó.
-¿En serio que pensaste eso? Jajaja – respondí sorprendido.
-Te lo juro, es que no me lo esperaba…en casa no solemos acabar un polvo en la ducha…
-¿Por qué, lo has probado? – interrumpí con curiosidad.
-Eso te iba a decir…sólo acabamos en la ducha si es para eso… - respondió con toda naturalidad.
-Caray, no dejas de sorprendernos – repliqué. Ella se encogió de hombros.
-No es de las cosas que nos atraigan la verdad – apostilló Sonia – Y no niego que aquí el amigo no lo haya insinuado pero de momento no me atrae.
-Pues yo estoy seco – añadí bromeando – así que no me pidas nada más por hoy jajaja.
Nos reímos, salimos, nos secamos y nos quedamos echados desnudos en la cama. Unas galletas y media botella de agua y volvía a ser persona de nuevo. Era tarde pero estábamos algo desvelados y sin sueño. Así que estuvimos de cháchara…
Poco a poco y mientras seguíamos hablando, los roces y las suaves caricias iban volviendo.
Me levanté a echar la cortina para que por la mañana no nos despertara el sol. Sonia se acercó a Alba y la mimó tiernamente. Incluso a mí me sorprendió el grado de ternura que estaba teniendo con ella. Acabó besándola en los labios y eso empezó a excitarme ligeramente, pero ya no estaba por la labor de echar otro polvo por el cansancio acumulado. Pero si podía hacer otra cosa, pensé.
Subí a la cama y me eché entre las piernas de Alba. Acaricié sus pantorrillas, luego sus muslos, notando como se le ponía la carne de gallina. Las yemas de mis dedos recorrieron luego sus ingles y la estrechita tira de vello que coronaba su monte de Venus. Sonia besaba sus pecho izquierdo y la miraba con dulzura. Alba abrió las piernas un poco más invitándome a adentrarme mejor entre ellas. Con mis manos agarrando por fuera sus muslos hundí mi boca en su entrepierna, besando su coño y lamiéndolo y chupándolo después sin mucha intensidad pero también sin pausa. Quería que lo disfrutara bien. Sólo cuando empecé a notar como empezaba a agitarse y retorcerse aumente un poco la presión y la intensidad hasta que por fin acabó corriéndose acompañada de un gritito largo y agudo
-Madre mía – me pareció escucharla todavía sin retirar mi cara de entre sus piernas.
Me incorporé y estaba completamente estirada todo a lo largo con las manos sobre su cara. Me la quedé mirando y cuando por fin se las quitó sonrió, me acerqué y le di un suave beso en los labios.
-Esto sí que ha sido una sorpresa, una maravillosa sorpresa uuufff – dijo con una sonrisa de oreja a oreja – madre mía, madre mía…esto si que ya no me lo esperaba la verdad.
-Sorpresas te da la vida - exclamé
Sonia sonrió y yo me levanté para lavarme la cara.
-Bueno, venga a dormir – dijo Sonia. Me acomodé entre las dos y apagamos la luz.
A la mañana siguiente al despertar, abrazado a Sonia, noté que Alba estaba abrazada a su vez a mí. Pero yo necesitaba levantarme para ir al servicio, así que con cuidado le aparté el brazo y baje de la cama por los pies. Al darme la vuelta vi como mascullando se acercaba a Sonia y se abrazaba a ella. Ya no me volví a la cama y bajé a desayunar dónde las esperé leyendo a que bajaran cuando quisieran.
Al cabo de una hora o así bajó Sonia, semidesnuda. Le hice el café mientras ella se asomaba al jardín a ver como estaba el día.
-Aquí tienes el café, con dos tostadas –
-Gracias cariño – se acercó y se sentó en el taburete.
-¿Te he dicho lo que me gustan tus tetas?
-Todos los días – se rio. Se acercó y nos dimos un beso.
-¿Y Alba, sigue durmiendo?
-Entraba en el baño cuando yo bajaba –
Al poco la vimos bajar por la escalera.
-Buenos diaaass – saludo contenta.
-¿Cómo has dormido? – le pregunté
-Como una bendita – exclamó.
Eran casi las once de la mañana y decidimos salir a estirar las piernas y respirar aire fresco.
El resto del día lo pasamos paseando, tomando un aperitivo y comiendo. A media tarde regresamos a casa. La dejamos en su casa y nos despedimos en la puerta.
-Lo he pasado genial chicos, de verdad… bufff… no os hacéis una idea – insistió.
-Nos alegramos – respondí yo – cuando quieras repetimos jajaja.
-Si va a ser así, mañana mismo jajajaja – se rio con ganas. Y nos contagió a los dos.
-Me encanta que lo hayas disfrutado bonita… - añadió Sonia.
-En serio, ha sido fantástico…lo de la otra vez estuvo bien, pero esto uuuff…lo he disfrutado mucho… - añadió con su sinceridad habitual.
Acabamos despidiéndonos con dos besos y esperamos a que entrara en su casa antes de irnos a la nuestra.
Vendrían más fines de semana sorprendentes e interesantes durante el resto del año.
***continuará***