51
Al día siguiente. Lunes.
Carlos
Cuando salí de mi habitación ya vestido, me llegó el olor del café recién hecho desde abajo. Vi que la habitación de Cris tenía la puerta abierta y miré dentro. Tenía la cama hecha y no estaba. Bajé y fui a la cocina, donde Cris me recibió con una sonrisa y una taza de café:
- Buenos días, Carlos
- Pero ¿Desde cuándo estás despierta?
Vi que estaba ya vestida y lista. Ella dijo:
- Acabo de bajar
- Es más temprano de lo que te dije ¿No has podido dormir?
- Sí, he dormido bien, pero me puse el despertador un poquito antes
- Pero si vamos bien, y mira, aún es de noche
- Ya… ¿Tomas una tostada o algo antes de ir al trabajo? Te hago una ahora mismo si quieres
- No, gracias, pero toma tú
- No, pero ¿Me puedo hacer un bocadillo para desayunar allí?
- Claro, mujer ¿Me vas a preguntar eso? Estás en tu casa
- Gracias, Carlos
Me senté a tomar el café y la miré mientras se hacía el bocadillo. Parecía la Cris de siempre, con sus vaqueros ajustados, una camiseta que le quedaba muy bien, su larga melena suelta y con las gafas. Estuve tentado por preguntarle como estaba pero me parecía una pregunta tonta así que le dije:
- Se te ha pegado un poco el sol
Ella giró la cabeza para mirarme, sonriendo, y dijo:
- Sí, un poco, tanta piscina ayer con Gema…
- Ya, jeje, mira que le gusta ¿Eh?
- Sí (sonriendo ampliamente)
Tras terminar ambos, dijo:
- ¿Vamos?
- Sí
Cogimos nuestras mochilas con los respectivos portátiles y salimos para montarnos en el coche. Durante el trayecto casi no hablamos. Puse las noticias en la radio y observé como ella miraba por la ventana hasta que pensé que se había dormido, pero de pronto dijo:
- Tengo un montón de llamadas y mensajes
- De tu novio (sin preguntar, era obvio)
- Pero no los he leído, no quiero ver sus excusas
- Ya
- Lo pillé en la cama con otra, eso no tiene excusa posible
- Claro
Nos volvimos a callar hasta que dijo:
- También tenía de Héctor, me va contando por donde van y me manda fotos
- Ah
- Me encanta que se acuerde de mí y me mande mensajes, ahora están en Croacia
- Genial ¿Le has contado lo que ha pasado?
- No, estuve a punto, es mi mejor amigo, pero no quiero preocuparle, y conociéndole, se preocuparía mucho por mí. Estuve escribiéndome con él pero solo preguntándole por el viaje
- Seguro que se preocuparía
- Lo sé, y si llega a estar por aquí no os hubiera molestado a vosotros, lo siento
- No has sido una molestia, ya lo sabes
- Sí lo he sido, os he dado el finde
- No, ya lo dijiste ayer y te lo repito, no has sido una molestia, has hecho muy bien en llamarnos
- Gracias, me siento muy tonta, he sido muy tonta sin darme cuenta de nada
- No tienes la culpa, la culpa es de ese tío, no tuya
- Lo sé, pero no puedo evitar sentirme tonta
El día en la oficina fue normal, Cris trabajo bien con sus tareas. Estuve atento a ella pero no vi señales de necesitar que se fuera a casa. A las 3 cortamos y nos fuimos almorzar, y luego a casa donde nos cambiamos y pasamos la tarde en la piscina. Pero bien, lo que se dice bien, no estaba. Casi no hablaba, se limitaba a responder sonriendo tristemente. La dejé tranquila porque la entendía, yo aún me sentía mal por lo de Carmen.
Sara
- Joder, es que ni lee los mensajes
Le dije a Alberto bastante cabreada. Él se encogió de hombros y dijo:
- Está enfadada
- Eso ya lo sé… es que mira que eres tonto
- ¿Yo? ¿Por qué?
- Nos pilla y no me dices nada
- Yo que sé, pensé que la habías visto en la puerta
- No, joder, estaba muy colocada
No me había enterado de nada hasta después de irse Carla y Sergio e ir a la cocina y ver unas bolsas con compras. Entonces le pregunté a Alberto que se acordó y me lo contó, y corriendo fui a la habitación de Cris para ver que había vaciado el armario y los cajones. Miré a Alberto y le pregunté:
- ¿Y ahora qué hacemos? Si no nos lee ni nada
- Ya se le pasará
- Joder, nene, que se ha llevado todas sus cosas
- Ya, pero será por el enfado, ya se le quitará ¿No?
- No, no se le va a quitar así como así, tenemos que hablar con ella
- Pues no sé…
- Tú sabes donde trabaja ¿No?
- Sí
- Pues mañana vamos y hablamos con ella
- No sé si eso le gustará
- Me da igual, tenemos que convencerla para que vuelva
- Bueno, ahora tenemos a Carla, podemos…
- Pero ¿Alguna vez usas la cabeza?
- Ahora que pasa
- ¿Te tengo que recordar quien paga todo esto?
- Ah, ya, pero Carla...
- Carla estudia, no trabaja, y vive con los padres
- Ya pero…
- Pero nada, y además, yo quiero a Cris, me siento fatal ¿Tú no?
- Sí, claro
- ¿”Sí, claro”? Pues bien tranquilo que estás
- Es que, no sé, te quiero más a ti ¿No?
- Joder, tío, me parece que tú solo quieres a tus músculos
- No, Sara, a ti te quiero un montón
He intentó besarme pero le empujé y le dije:
- No quiero follar, joder
- ¿Por qué no?
- Porque estoy de los putos nervios, mierda
- Pues eso, follemos, verás como…
- QUE NO, JODER, que quiero que vuelva Cris, idiota
- Ya, ya, yo también
- Pero si tú quieres sustituirla por Carla
- No, bueno, solo si no vuelve, pero prefiero que ella vuelva, claro
- Claro, para que te cocine
- Y para follar con ella
- Que idiota eres a veces
- ¿Por qué? Si es la verdad, claro que quiero que vuelva
Lo miré enfadada. A veces Alberto era más simple que un botijo. Nos quedamos callados. Le dije:
- Mañana cuando hablemos con ella ni se te ocurra decirle que hemos follado más veces con Carla
- Vale
- Le diremos que fue por los porros, que nos colocamos y pasó eso, solo una vez
- Sí, bueno, es lo que pasó más o menos
- Sí, por eso, que no se te escape nada de las otras veces ¿Eh?
- Ya
- Y le decimos que, no sé, que la queremos mucho, claro, y que no volverá a pasar
- ¿No vamos a volver a follar con Carla?
- No sé, ya veremos, desde luego aquí no, eso seguro
- Ah
- Aunque lo suyo es convencer a Cris para follar todos juntos, pero de eso me encargaré yo más adelante, pero primero tenemos que recuperarla ¿Eh? Y tú calladito cuando hablemos con ella
- Vale… mmmm Sara ¿Preparas algo de comer?
- No tengo hambre
- Pero yo sí, prepárame algo, anda
- Hazlo tú, no tengo ganas de nada
- Pero es que no se me da bien la cocina, ya lo sabes
- A mí tampoco, paso, apáñatelas
Y me puse a ver la tele mientras él se quejaba e iba a la cocina.
Al día siguiente. Martes.
Cristina
Cerré el chat con Silvia, sonriendo. Me llegaba al corazón lo preocupados y atentos que estaban Silvia y Carlos conmigo. Me sentía totalmente arropada por ellos, y en un momento así, era lo que necesitaba.
Me estaba dando cuenta que realmente no me sentía mal por amor. En realidad, llevaba ya un tiempo pensando que no estaba enamorada de ninguno de ellos, era más bien que el sexo con Alberto era muy bueno y me sentía bien con ellos dos, acompañada, como con una familia con la que contar y no estar sola. Pero esta traición era doble, por un lado la traición sexual, y por otro lado la traición en mi confianza de que estaban con la oposición, y esa confianza en ambos temas no la podría recuperar.
Además, gracias a Silvia y Carlos, y sobre todo a Héctor, me había ido dando cuenta que Alberto y Sara eran muy egoístas. Si los comparaba con ellos, era abismal la diferencia. No recordaba ni una vez que alguno de los dos se hubiera preocupado realmente por mí a no ser que yo se lo dijera. En cambio, mis tres amigos miraban siempre por mí sin contarles yo nada. Héctor rápidamente se daba cuenta cuando me encontraba bien o mal, y a Sara y Alberto se lo tenía que decir.
No, Sara y Alberto no eran la familia que yo anhelaba, eran más que nada, compañeros de piso y cama, solo eso, compañeros que se habían aprovechado de mi buena voluntad.
Entonces sonó el teléfono de mi mesa y lo cogí. Era de recepción y me dijeron que tenía visita, Sara y Alberto. Me levanté de un salto, muy nerviosa. Colgué y fui rápidamente al despacho de Carlos:
- Carlos, perdona
Él me miró y captó de inmediato mi nerviosismo:
- ¿Pasa algo?
- Sí, están en recepción Alberto y Sara
- ¿Sara?
- Mi compañera de piso
- Ah… ¿es con ella…?
- ¿Qué hago?
- Creo que deberías hablar con ellos, siempre que tengas claro como estás y como te sientes
- Sí, creo que sí
- Imagino que estarán aquí para decirte que se arrepienten y esas cosas
- Ya
- Si quieres, voy y les digo que no quieres…
- No, no, voy a ir
- ¿Seguro?
- Sí
- Si necesitas…
- Gracias, voy a ir, ahora te cuento
Y salí nerviosa perdida. Fui hacia recepción y los vi. Les hice una señal y los llevé a una sala. No me senté ni ellos. Sara intentó acercarse a mí pero me aparté y dije:
- ¿Qué queréis? Estoy trabajando
- Lo sé, cariño, pero como no nos cogías el móvil ni leías los mensajes...
- No tengo nada que deciros, me habéis dejado claro todo
- Pero, Cris, es que eso fue… fue un error, un enorme error, es que estábamos cansados de estudiar y vinieron, nos pusimos a fumar y… y… no sabes cuanto lo sentimos, estaba super colocada, no me enteré de nada
- Él sí
Alberto dijo:
- Pero también estaba muy colocado, no reaccioné, lo siento
- Vale, pues bien, ya me lo habéis dicho, ahora os vais
Sara se me acercó y no pude evitar que me cogiera las manos:
- Pero, cariño, nosotros te queremos mucho, por favor, no sabes lo mal que nos sentimos
- Ya
- Sí, casi no he podido comer ¿Verdad, Al?
Él asintió y dije:
- Será porque no os ha dado la gana de cocinar ya que no tenéis a la cocinera
- No, Cris, no seas injusta, sabes que es por lo mal que me siento y…
- Sara, ya vale, en estos meses habéis pasado de mí siempre que habéis querido, solo me llamáis para follar o cocinar o limpiar la casa, solo para eso
- Eso no es verdad
- Sí, lo es, Sara, y me he tenido que buscar un segundo trabajo porque no os da la gana de trabajar, y yo, como una tonta, voy y me esfuerzo más y vosotros… vosotros a saber que hacéis
- Estudiar, ya lo sabes
- No me lo creo
- Pero es la verdad, nosotros no paramos de estudiar y hacer deporte por…
- Que no me lo creo, Sara, no os creo
- ¿Qué tenemos que hacer para que nos creas?
- Me da igual, no voy a volver
- Pero ¿No nos quieres?
- No, Sara, ni vosotros a mí. Al fin he abierto los ojos y me he dado cuenta que solo somos compañeros de piso y cama, solo eso
- Eso no es verdad, yo te quiero muchísimo y Alberto igual
- No, eso es mentira, nunca os preocupáis por mí, casi no existo si no es para follar o limpiar
- Cris, te estás pasando, entiendo que estés enfadada pero no te voy a permitir que…
- Se acabó, buscaos a otra tonta, yo no paso más por ahí… Venga, fuera de aquí
Sara me miró enfadada y dijo:
- Estás liada con tu jefe, es eso ¿Verdad, zorra?
- ¿Qué??? No, para nada
- A mí no me engañas, eres una zorra, seguro que te has ido con él
Me callé, no sabía mentir bien y se iba a notar que sí que estaba con él, aunque no liada. Ella dijo:
- Lo sabía, que zorra eres, nos pusiste los cuernos en Navidad y aún sigues con él
- No me acuesto con él, Sara
- Eres una guarra, vámonos, Al
Alberto nos miró desconcertado y dijo:
- Pero ¿Y qué vamos a hacer con el piso y…?
- Que nos vamos, coño, esta zorra se la chupa al jefe ¿No te ha quedado claro?
Y se fue abriendo de golpe y saliendo rápido. Alberto me miró sin saber que hacer pero luego salió casi corriendo detrás de Sara.
Los miré sorprendida de como había ido todo. Al final, la culpable era yo para Sara, por unos supuestos cuernos que se había inventado. Alucinante.
Volví a mi sitio donde Carlos me miró pero le dije que todo iba bien. No tenía ganas de hablar, antes tenía que asimilar lo que acababa de ocurrir, y Carlos no me insistió.
Sara
- Menuda zorra, la muy guarra
- Joe, Sara, para, coño
- Estoy muy enfadada con esa zorra
- Pero si ella no se ha acostado con…
- Eres muy tonto, cariño, a ti ponen cuernos y ni te enteras
- Yo creo que no…
- Que sí, que esa ahora mismo está de rodillas delante del jefe, te lo digo yo, va de mosquita muerta pero es una guarra
- Joe, no la veo así, Sara
- Que poco conoces a las tías, cariño
Cogí el móvil y busqué el nombre de la empresa. Luego miré el organigrama y le pregunté a Alberto:
- ¿Cómo se llama el jefe?
- No sé, no me acuerdo
- Joder, que inútil eres, de verdad que… ¿Es éste?
Alberto miró la pantalla y negó con la cabeza. Le enseñé un par más y negó. Entonces, en una foto donde había varios, dijo:
- Ese, ese, el de la derecha
Lo miré, y luego a él enfadada:
- Este tío está pasable, joder, y decías que era un viejo asqueroso
- Es un viejo, no dije que asqueroso
- Está follable, idiota, seguro que se lo follaba
Lo miré enfadada. Entonces él dijo:
- Y ahora ¿Qué hacemos?
- No tenemos ni un euro, no podemos seguir en el piso
- Ya
- Y yo paso de ponerme a trabajar en una mierda de bar, y tú eres un vago, menos te vas a poner a trabajar
- Oye, Sara, que yo no paro de…
Intenté calmarme un poco, Cris me había puesto de mala leche. Le dije en tono apaciguador:
- Ya, ya, cariño… Pues nada, toca humillarse, me iré a casa de mis padres a besarle el culo a mi padre
- ¿Y yo?
- Igual, vete a tu casa
- Pero ¿Y nosotros?
Me lo pensé un segundo. Estaba a punto de mandarlo también a tomar por culo pero es que me gustaba demasiado follar con él. Le dije:
- Mira, cariño, ahora nos toca jodernos, nos vamos a casa de nuestros padres y cuando consiga que me vuelva a dar pasta, volveré y seguiremos follando ¿Vale?
- Pero es que yo no quiero volver con mis padres, me van a obligar a trabajar y dejar las oposiciones y…
- Lo siento, no queda otra
Y nos volvimos a casa. Me lo pensaba follar hasta dejarlo muerto, y mañana me iría a mi pueblo “que puta mierda volver a mi casa por culpa de la zorra de Cris”.
Carlos
Levanté la vista de mi libro al escuchar como Cris salía de la piscina. Eran ya cerca de las 7 de la tarde pero aún hacía calor y apetecía el agua más que nada, así que ella estaba todo el tiempo pasando de la tumbona a la piscina.
La miré y pensé “Uff, como está la niña” observando su figura de perfil mientras ella salía del agua. Entonces me miró y vino a mí, poniéndose a mi lado. Preguntó:
- Carlos ¿Qué te apetece cenar?
- Mmmm pues no sé, luego vemos ¿No?
- Es que… he pensado una cosa
- ¿El qué?
Desde la tumbona, tenía que mirar desde abajo y, al tenerla cerca, veía su cuerpo mojado y reluciente, tan joven y suave. Me costaba no recorrer su cuerpo con la vista y tenía que hacer un esfuerzo para mirarla a los ojos. Ella se inclinó sentándose en el suelo a mi lado:
- Yo… sé que tengo mucha cara estando aquí molestándote y…
- No molestas nada, Cris, te lo he dicho un montón de veces
- Ya, pero estoy aquí aprovechándome de ti, tu casa…
- Que no, Cris
- Y he pensado que me puedo encargar de cocinar y de limpiar
- Anda ya, jajaja
- Sí, no hay problema, así me siento menos culpable y…
- No, Cris, eres mi invitada
- Pero no me cuesta y…
- A ver, Cris, me gusta cocinar y vienen a limpiar dos veces por semana por las mañanas, no te preocupes
- Ah, pues eso que te ahorras mientras yo esté aquí
- No
- Sí, limpio yo y te ahorras pagar…
- No
- Pero…
- No
- Es que… Te iba a pedir otra cosa
- ¿El qué?
- Tengo que buscar piso y…
La miré y no pude aguantarme más algo que quería preguntarle desde esta mañana:
- ¿No te ha convencido tu novio?
- ¿Convencer? ¿De qué?
- De volver con él
- Ah, que va
- Ah, como te veía tan callada y pensativa, creía que te lo estabas planteando
- No, no, eso se acabó
- Ah
- Es que estaba pensando en el futuro, y tengo que empezar a buscar piso, pero tardaré un poco y…
- Hagamos una cosa, quédate aquí el resto del verano, y en septiembre buscas piso, así te relajas
- No, que va, tengo que buscar antes, pero eso te iba a pedir, quedarme aquí hasta que lo encuentre, y te pagaré mi parte de la comida, y cocinaré y limpiaré ¿Vale?
- No
- Pero…
- Que no, Cris, eres mi invitada
- Pero…
- y peras
Ella me miró extrañada y me reí:
- Ni peros ni peras, que no vas a hacer nada, bueno, me puedes ayudar a cocinar si te apetece pero estás como mi invitada, nada de pagar ni limpiar, ya lo que faltaba
- Jo, Carlos, es que me siento fatal por mi caradura, yo…
- Cris, relájate y disfruta lo que puedas del verano, de verdad
- Bueno, pero...
- Otra vez con los peros
- Ay, tonto, déjame terminar jajaja
- Vale, vale
- Quiero cocinar, me gusta, déjame eso
- Te dejo ayudarme, y quizás algún día te ayudo yo ¿vale?
- Si no hay más remedio (dijo sonriente)
Entonces se levantó y dijo:
- Y dices que Silvia es una cabezona, pero ¡¡si tú la ganas!! jeje
- Que va, te lo aseguro, como Silvia nadie jeje
- Eso me recuerda… Otro favorcillo, lo siento
- Jeje, dime
- Mañana he pensado decirle a Silvia de quedar las dos con Gema para ir a cortarme el pelo
- ¿Sí? ¿Te vas a cortar tu larga melena?
- Sí, necesito un cambio
- Vale
- Y luego ir de tiendas
- Bien
- Silvia me dijo el domingo que tengo un bikini de abuela
- ¿De abuela? Jajaja
- Sí ¿Tú también lo crees?
“Para nada” pensé mirándola mientras ella se retiraba un par de pasos para que la viera bien. Dijo:
- Dice que esto parecen las bragas de una abuela (señalando la parte de abajo) y que aquí (señalándose arriba) está todo muy tapado jeje
- ¿Sí?
- Sí, y es verdad, es que solo tengo éste y lo compré para ir a una piscina pública
- Ya
- Y tiene razón, me gustan más sus bikinis, con esto más finito (señalándose el costado de la parte de abajo) y aquí (señalándose los pechos) no sé, es que ella usa unos muy bonitos, pero tiene poco pecho, a mí no me quedarían igual de bien ¿No?
Silvia normalmente iba con bikinis atados en los costados y arriba en forma de triángulo, sin enseñar casi nada por su poco pecho, pero eran bikinis mucho más sexis que el de Cris, eso seguro. Cris continuó:
- Con este bikini y el bronceado que estoy cogiendo, todo esto (señalándose entre los pechos) se me está quedando blanco y si me pongo algo con un poco de escote, se va a ver feo, creo que tiene razón, debo comprarme uno para que me dé el sol ahí
- Ya (dije algo incómodo)
Me miró sonriente y dijo:
- Perdona, te interesa poco la ropa de chicas jeje
- No, bueno, no soy un experto, no jeje
- Ya… Bueno, es que me pongo nerviosa
- ¿Por?
- Por pedir favores… lo que te iba a pedir era ¿Mañana por la tarde me puedes esperar antes de venirnos? Si te viene mal, quedo otro día, no hay problema
- No, mujer, no hay problema
- No te digo de venirte con nosotras porque te vas a aburrir en la pelu y luego de tiendas
- Jeje, sí, mejor que no, pero cuando termines, me avisas, te recojo y nos venimos
- Genial, muchas gracias
- Nada
- Y muchas gracias por dejar que me quede hasta encontrar piso
- Si eres tú la que hace compañía a este viejo solitario
Ella arrugó la nariz y dijo:
- Y dale con lo de viejo… Anda, vente al agua, está buenísima
- Vale, me viene bien para el reuma
- ¿Tienes reuma? (dijo sorprendida)
- No, mujer, estaba de broma, tan, tan viejo aún no estoy
- Ah, jajaja, que tonto
Y nos metimos en el agua.