La ropa mojada que le iba quitando quedaba en el mismo suelo de la ducha, asta quedar completamente desnuda y enjabonada x mis manos.
Allí estábamos las dos, desnudas, con el chorro caliente que invitaba a dejar correr la imaginación de dos mujeres con ganas de placer.
Todo fue una ducha a dos manos muy sensual y con delicadeza, pero no dejo de ser erótico para las dos.
El relato os lo podría hacer muy detallado, quizás pervertido, pero prefiero que os imaginéis que pasó allí con dos chicas, yo, que ya tenía experiencia de estar con otra, y ella, una primeriza sin experiencia, pero deseosa de disfrutar de todo lo que yo le hiciera, asta tal punto, que solo entrarle dos dedos en su coñito, se corrió enseguida sin esperarme, eso si, tube que silenciar sus gemidos tapándole la boca con mi mano y metiéndole la cabeza bajo el chorro, eso no evitó que se llenará el lugar de unos gemidos de placer, tanto, que el jefe, que aún andaba por allí, (cosa que no era normal,) nos oyó desde el pasillo, pero no entro porque era el vestuario de mujeres.
A los pocos días ya supimos que se enteró, ya lo contaré.
Ahora solo nos quedaba a las dos, buscar la manera de recomponernos y escurrir y colgar el uniforme.
Al día siguiente, trabajamos en silencio total, pensábamos que todos lo sabían, nos miraban sospechosamente y... No, todo fueron confabulaciones nuestras, nadie sabía nada a parte del jefe, pero nos dio la paranoia de pensar que si.
Nuestras miradas nos decían la verdad, me lo pasé bien y quiero repetir, quiero más y lo quiero todo, y nos derretimos cada vez que por trabajo nos teníamos que cruzar, pero al separarnos volvía ese sentimiento de culpa. Pero esa chica blanca de piel, negra de pelo y chochete bien rasurado cosa que yo no, me entró en mi mente y ande mojada todo el día asta llegar a casa y poder descargar dedeandome y teniendo un orgasmo que recordaré un tiempo.