Keranos
Miembro muy activo
- Desde
- 22 Jun 2023
- Mensajes
- 1,038
- Reputación
- 7,233
Capítulo 863
Fue Cintia la que rompió el hielo al preguntarme si quería pasarlo bien. Me dejé llevar, diciendo que estaría bien, a lo que ella respondió tirando de las sábanas para descubrir mi erección, lanzando ella una risa al decir que ya estaba preparado. Ángela seguía un poco cortada, aunque yo le seguí el juego a Cintia a decirle que no había podido evitar tocarme un poco al oírlas a ellas con las risas que tenían y demás, empezando a imaginármelas.
Cintia me pidió que le explicara un poco lo que me estaba imaginando, empezando yo a contarle, aunque me interrumpió para decirle a Ángela que se subiera a la cama y que no se quedara de pie donde estaba, por lo que mi amiga se subió a la cama, avanzando de rodillas para ponerse junto a Cintia. Ambas estaban sentadas sobre sus talones, con sus manos en sus rodillas, mientras que yo las miraba a las dos, con mi erección aún más dura.
Cintia me pidió que continuara, por lo que seguí contándole lo que me estaba imaginando mientras me estaba tocando antes de que vinieran. Las dos me prestaban mucha atención, echando yo mano a mi polla para seguir tocándome un poco mientras les contaba, porque me estaba encendiendo mucho hacerlo mientras las tenía así frente a mí. Ahora me miraban bien por todo el cuerpo a la vez que les seguía contando, aunque Cintia fue la que se animó a agarrar mi polla para tomarme el relevo en lo que estaba haciendo.
Me ponía mucho la situación en la que estaba, por lo que me seguí dejando llevar, siguiendo con la fantasía que tenía en momentos previos hasta que vinieron. Una vez acabé de contarles, Cintia dio un paso más al acomodarse entre mis piernas para empezar a lamer mi polla después de acercar su cara mucho a ella. Ángela seguía algo cortada, no llegando a entender yo muy bien por qué, pero no era algo que quisiera hablar en ese momento para no romperlo, dejándolo para después.
Por lo pronto, la acerqué a mí tras estirar mi mano y coger una de las suyas. Me miró al hacerlo, pues antes miraba a Cintia, quien seguía entretenida con esas lamidas. Ángela se acercó bastante a mí, agarrando yo su cara con delicadeza para darle un beso, estando ella algo tensa, por lo que le pedí que se calmara y que se dejara llevar. Después de mirarme con unos ojos preciosos, teniendo sus cejas un poco caídas, fue ella la que se acercó para seguir ese beso previo.
La cosa se empezó a animar bastante, pues Cintia pasó a meterse ni polla en la boca para empezar a chuparla con más intensidad, provocando que lanzara un gemido en la boca de Ángela al continuar con ese beso. Ángela se apartó al notar aquello, pasando a mirar a Cintia y sonriendo, volviendo a mirarme para acercase a mi cara de nuevo y darnos otro beso, poniendo yo mi mano sobre su culo para acariciárselo mientras ella hacía lo propio con mi pecho.
Cintia decidió subir una marcha más al preguntarle a Ángela si quería acompañarla en lo que estaba haciendo, separándose ella de mis labios apta mirarla y reír un poco, dándome un pico y poniéndose a su lado para participar en esa mamada. Eso me excitó demasiado, haciendo que me estremeciera bastante. Hacía ya demasiado tiempo que no tenía nada de sexo, pero más aún hacía que no hacía un trío.
Les pedí que fueran con cuidado, porque hacía mucho que no estaba en una situación así y no quería acabar tan rápido, aunque eso no parecía ser un inconveniente para ellas, quienes me dijeron que ya me conocían y sabían que podría seguir después. Aun así, respetaron mi petición y fueron despacio, porque pasaron a lamerme entre las dos. Pero es que aquello me tenía muy a tono pese a la ligera estimulación física que me estaban proporcionando.
Verlas completamente desnudas, con esos culazos y ver también cómo jugaban con sus piernas al subirlas y bajarlas era demasiado para mí. Cuando vieron que me estremecía de por más, pararon, pero dijeron que era una tontería demorarlo más, pensando que una vez acabara, luego tendría más aguante, por lo que empezaron a chupar bien entre las dos. Se turnaban al chupar una el glande mientras que la otra lo hacía con el tronco, aunque también se dedicaron a estimularme los huevos al metérselos en la boca para chuparlos.
Me acabé corriendo sin poder evitarlo por mucho que lo intenté para disfrutar el máximo tiempo posible, pero es que con lo que me estaban haciendo era imposible. Lo hice en la boca de Cintia al tomar ella un papel más activo que Ángela, estando ella chupándome los huevos. Me exprimieron bien, aunque tampoco es que soltara mucha cantidad, ya que como he dicho, había vuelto a masturbarme para aliviarme de esa manera.
A ellas no les importó que acabara a los pocos minutos de empezar aquello, porque parecían disfrutarlo casi tanto como lo estaba disfrutando yo. Me encantó cómo jugaron a pasarse mi semen al darse un beso bastante empalagoso, pasándole al parecer Cintia todo lo que tenía en su boca a Ángela, ya que le dijo que lo tragara, haciéndolo ella, mostrándole cómo lo había hecho al abrir su boca y sacar su lengua, mostrándomelo a mí también.
Cintia recompensó aquello al darle un buen beso con lengua a Ángela, pasando ambas luego a mirarme a mí, estando yo extasiado, con un calor sofocante encima. Rieron al encontrarme así, pasando Ángela a preguntarme cómo me encontraba.
Le dije que no podía estar mejor, dejándome caer sobre la cama para reposar un momento, pues había estado apoyado sobre mis codos durante todo ese rato. Cintia dijo que esperaba que eso no fuera todo por mi parte porque tenía ganas de seguir.
De hecho, ellas se pusieron a mi lado, besándose y metiéndose mano para continuar en lo que yo terminaba de calmarme un poco. No tardé mucho en hacerlo, volviendo las ganas de seguir, aunque ahora quería ser más participativo, por lo que las dejé que se siguieran besando, pasando a ponerme yo a la altura de sus caderas y empezar a tocarlas un poco, no demorándome mucho en empezar a lamer sus rajitas.
Empecé por la de Ángela, ya que era quien más me gustaba de las dos, pero me turné bastante para intentar satisfacer a ambas. A juzgar por los gemidos que emitían estaba funcionando y lo mejor es que la otra también tenía estímulo al tocarle la otra mientras yo le comía el coño. Solo yo no tenía un estímulo directo, pero no me podía dar más igual, porque me estaba encantando hacerles sexo oral a las dos. En realidad, algo de estimación sí que tenía, ya que hacía un poco de presión contra la cama para que tuviera lugar al estar yo bocabajo.
Me centré más en que fuera Ángela quien se corriera primero de las dos, acomodándome bien para ello, no pareciendo importarle a Cintia por la cara que tenía, aunque no se iba a librar. Ángela reía nerviosa, porque sabía de sobra lo que tenía en mente. Le empecé a lamer toda la rajita, poniendo mis manos en sus tetas, aunque llevando cuidado para que no le fuera tan intenso por eso de que sus pezones eran muy sensibles. También miraba a Cintia, quien estaba muy excitada por la cara que tenía, gustándome mucho verla así.
Ángela se me corrió en la boca después de que se estremeciera durante unos minutos. La agarré con firmeza para que no se moviera tanto, gimiendo ella de una manera que me encantaba, apurando su orgasmo al meterle un par de dedos para estimularla más. La dejé tranquila cuando su cuerpo se engarrotó, respirando ella de manera muy acelerada. Me percaté de que Cintia se estaba tocando mientras Ángela estaba teniendo su orgasmo, pero le agarré la mano para pararla, pues no quería que se corriera, ya que no estaba haciéndolo con calma precisamente.
Ahora le tocaba a ella, así que me moví un poco y me puse entre sus piernas para empezar a comérselo. La verdad es que echaba en falta el detalle que Ángela tuvo conmigo al dejarse esa franja de vello rubio oscuro en su pubis, pero en Cintia lo echaba más en falta aún, pues ella solía llevar un triángulo de vello negro bastante frondoso, aunque muy bien cuidado en esos días en los que nos conocimos y nos veíamos para acabar en la cama, pero lo cierto es que tampoco restaba tanto como para quitarme ganas.
Hacía tanto tiempo que no echaba un polvo que eso era lo de menos en ese momento. Había tantas cosas de las que disfrutar, que ese detalle se me fue muy rápido de la cabeza. Con Cintia la cosa fue diferente, porque ella no reía de manera nerviosa como Ángela. Ella seguía teniendo su carácter en la cama y me miraba de manera muy fija, estando seria y excitada. Estaba muy centrada en disfrutar de lo que le estaba haciendo, acariciando mi cabeza y presionándola contra su coño por momentos.
Fue Cintia la que rompió el hielo al preguntarme si quería pasarlo bien. Me dejé llevar, diciendo que estaría bien, a lo que ella respondió tirando de las sábanas para descubrir mi erección, lanzando ella una risa al decir que ya estaba preparado. Ángela seguía un poco cortada, aunque yo le seguí el juego a Cintia a decirle que no había podido evitar tocarme un poco al oírlas a ellas con las risas que tenían y demás, empezando a imaginármelas.
Cintia me pidió que le explicara un poco lo que me estaba imaginando, empezando yo a contarle, aunque me interrumpió para decirle a Ángela que se subiera a la cama y que no se quedara de pie donde estaba, por lo que mi amiga se subió a la cama, avanzando de rodillas para ponerse junto a Cintia. Ambas estaban sentadas sobre sus talones, con sus manos en sus rodillas, mientras que yo las miraba a las dos, con mi erección aún más dura.
Cintia me pidió que continuara, por lo que seguí contándole lo que me estaba imaginando mientras me estaba tocando antes de que vinieran. Las dos me prestaban mucha atención, echando yo mano a mi polla para seguir tocándome un poco mientras les contaba, porque me estaba encendiendo mucho hacerlo mientras las tenía así frente a mí. Ahora me miraban bien por todo el cuerpo a la vez que les seguía contando, aunque Cintia fue la que se animó a agarrar mi polla para tomarme el relevo en lo que estaba haciendo.
Me ponía mucho la situación en la que estaba, por lo que me seguí dejando llevar, siguiendo con la fantasía que tenía en momentos previos hasta que vinieron. Una vez acabé de contarles, Cintia dio un paso más al acomodarse entre mis piernas para empezar a lamer mi polla después de acercar su cara mucho a ella. Ángela seguía algo cortada, no llegando a entender yo muy bien por qué, pero no era algo que quisiera hablar en ese momento para no romperlo, dejándolo para después.
Por lo pronto, la acerqué a mí tras estirar mi mano y coger una de las suyas. Me miró al hacerlo, pues antes miraba a Cintia, quien seguía entretenida con esas lamidas. Ángela se acercó bastante a mí, agarrando yo su cara con delicadeza para darle un beso, estando ella algo tensa, por lo que le pedí que se calmara y que se dejara llevar. Después de mirarme con unos ojos preciosos, teniendo sus cejas un poco caídas, fue ella la que se acercó para seguir ese beso previo.
La cosa se empezó a animar bastante, pues Cintia pasó a meterse ni polla en la boca para empezar a chuparla con más intensidad, provocando que lanzara un gemido en la boca de Ángela al continuar con ese beso. Ángela se apartó al notar aquello, pasando a mirar a Cintia y sonriendo, volviendo a mirarme para acercase a mi cara de nuevo y darnos otro beso, poniendo yo mi mano sobre su culo para acariciárselo mientras ella hacía lo propio con mi pecho.
Cintia decidió subir una marcha más al preguntarle a Ángela si quería acompañarla en lo que estaba haciendo, separándose ella de mis labios apta mirarla y reír un poco, dándome un pico y poniéndose a su lado para participar en esa mamada. Eso me excitó demasiado, haciendo que me estremeciera bastante. Hacía ya demasiado tiempo que no tenía nada de sexo, pero más aún hacía que no hacía un trío.
Les pedí que fueran con cuidado, porque hacía mucho que no estaba en una situación así y no quería acabar tan rápido, aunque eso no parecía ser un inconveniente para ellas, quienes me dijeron que ya me conocían y sabían que podría seguir después. Aun así, respetaron mi petición y fueron despacio, porque pasaron a lamerme entre las dos. Pero es que aquello me tenía muy a tono pese a la ligera estimulación física que me estaban proporcionando.
Verlas completamente desnudas, con esos culazos y ver también cómo jugaban con sus piernas al subirlas y bajarlas era demasiado para mí. Cuando vieron que me estremecía de por más, pararon, pero dijeron que era una tontería demorarlo más, pensando que una vez acabara, luego tendría más aguante, por lo que empezaron a chupar bien entre las dos. Se turnaban al chupar una el glande mientras que la otra lo hacía con el tronco, aunque también se dedicaron a estimularme los huevos al metérselos en la boca para chuparlos.
Me acabé corriendo sin poder evitarlo por mucho que lo intenté para disfrutar el máximo tiempo posible, pero es que con lo que me estaban haciendo era imposible. Lo hice en la boca de Cintia al tomar ella un papel más activo que Ángela, estando ella chupándome los huevos. Me exprimieron bien, aunque tampoco es que soltara mucha cantidad, ya que como he dicho, había vuelto a masturbarme para aliviarme de esa manera.
A ellas no les importó que acabara a los pocos minutos de empezar aquello, porque parecían disfrutarlo casi tanto como lo estaba disfrutando yo. Me encantó cómo jugaron a pasarse mi semen al darse un beso bastante empalagoso, pasándole al parecer Cintia todo lo que tenía en su boca a Ángela, ya que le dijo que lo tragara, haciéndolo ella, mostrándole cómo lo había hecho al abrir su boca y sacar su lengua, mostrándomelo a mí también.
Cintia recompensó aquello al darle un buen beso con lengua a Ángela, pasando ambas luego a mirarme a mí, estando yo extasiado, con un calor sofocante encima. Rieron al encontrarme así, pasando Ángela a preguntarme cómo me encontraba.
Le dije que no podía estar mejor, dejándome caer sobre la cama para reposar un momento, pues había estado apoyado sobre mis codos durante todo ese rato. Cintia dijo que esperaba que eso no fuera todo por mi parte porque tenía ganas de seguir.
De hecho, ellas se pusieron a mi lado, besándose y metiéndose mano para continuar en lo que yo terminaba de calmarme un poco. No tardé mucho en hacerlo, volviendo las ganas de seguir, aunque ahora quería ser más participativo, por lo que las dejé que se siguieran besando, pasando a ponerme yo a la altura de sus caderas y empezar a tocarlas un poco, no demorándome mucho en empezar a lamer sus rajitas.
Empecé por la de Ángela, ya que era quien más me gustaba de las dos, pero me turné bastante para intentar satisfacer a ambas. A juzgar por los gemidos que emitían estaba funcionando y lo mejor es que la otra también tenía estímulo al tocarle la otra mientras yo le comía el coño. Solo yo no tenía un estímulo directo, pero no me podía dar más igual, porque me estaba encantando hacerles sexo oral a las dos. En realidad, algo de estimación sí que tenía, ya que hacía un poco de presión contra la cama para que tuviera lugar al estar yo bocabajo.
Me centré más en que fuera Ángela quien se corriera primero de las dos, acomodándome bien para ello, no pareciendo importarle a Cintia por la cara que tenía, aunque no se iba a librar. Ángela reía nerviosa, porque sabía de sobra lo que tenía en mente. Le empecé a lamer toda la rajita, poniendo mis manos en sus tetas, aunque llevando cuidado para que no le fuera tan intenso por eso de que sus pezones eran muy sensibles. También miraba a Cintia, quien estaba muy excitada por la cara que tenía, gustándome mucho verla así.
Ángela se me corrió en la boca después de que se estremeciera durante unos minutos. La agarré con firmeza para que no se moviera tanto, gimiendo ella de una manera que me encantaba, apurando su orgasmo al meterle un par de dedos para estimularla más. La dejé tranquila cuando su cuerpo se engarrotó, respirando ella de manera muy acelerada. Me percaté de que Cintia se estaba tocando mientras Ángela estaba teniendo su orgasmo, pero le agarré la mano para pararla, pues no quería que se corriera, ya que no estaba haciéndolo con calma precisamente.
Ahora le tocaba a ella, así que me moví un poco y me puse entre sus piernas para empezar a comérselo. La verdad es que echaba en falta el detalle que Ángela tuvo conmigo al dejarse esa franja de vello rubio oscuro en su pubis, pero en Cintia lo echaba más en falta aún, pues ella solía llevar un triángulo de vello negro bastante frondoso, aunque muy bien cuidado en esos días en los que nos conocimos y nos veíamos para acabar en la cama, pero lo cierto es que tampoco restaba tanto como para quitarme ganas.
Hacía tanto tiempo que no echaba un polvo que eso era lo de menos en ese momento. Había tantas cosas de las que disfrutar, que ese detalle se me fue muy rápido de la cabeza. Con Cintia la cosa fue diferente, porque ella no reía de manera nerviosa como Ángela. Ella seguía teniendo su carácter en la cama y me miraba de manera muy fija, estando seria y excitada. Estaba muy centrada en disfrutar de lo que le estaba haciendo, acariciando mi cabeza y presionándola contra su coño por momentos.