Capítulo 733
Andrea me insistió al ver que la dejé en visto durante unos minutos y le dije que estaba bien, pero que no quería que pasara la noche allí. Me dijo que le parecía bien y ahí quedó la conversación, encontrándolas en cuanto llegué, sentadas donde las había dejado antes de irme y jugando todavía un poco. En lo que llegaba la cena me contaron que no habían estado jugando toda la tarde y que también habían hecho cosas de provecho. Comenté que me parecía bien y fui a ponerme más cómodo, aunque en esta ocasión Noelia no vino a mi habitación. Cenamos los tres de la misma manera que almorzamos, sin ningún problema, aunque ahora la conversación era más fluida. Las dos comentaron que me veían cansado, pidiéndome explicaciones. Les comenté que estábamos ultimando el trimestre en la academia y que se notaba en las clases, surgiendo muchas dudas de última hora y por la cantidad de repasos que teníamos que hacer.
En cuanto acabamos de cenar, Andrea se marchó a la cama, diciendo que estaba cansada, que le dolía bastante la cabeza y que quería madrugar para ir a su casa en autobús. Parecía convincente en todo ello, pero yo solo veía excusas para quedarme a solas con Noelia, quien se quedó mirando la tele a mi lado, aunque no estábamos pegados. La miré en varias ocasiones, aunque ella parecía no darse cuenta de ello, o más bien se hacía la loca. Le dije que no quería que pasara la noche en casa, como habíamos acordado en esos pocos mensajes que intercambiamos por la mañana en los que le dije que no quería que hubiera tanto acercamiento. Ella asintió, pero también se acercó un poco a mí para preguntarme si me apetecía hacer algo antes de que se fuera. La verdad es que sí que me apetecía algo, porque seguía con ganas pese a haber hecho algo con ella la noche anterior. A lo largo del día pensé en Laura en algunas ocasiones y me iba apeteciendo verla cada vez más. Y ya que estaba allí, pues podía abrir boca con Noelia, por lo que le dije de ir a mi habitación, pero sin hacer ruido.
Allí, nos empezamos a liar una vez nos sentamos en la cama, aunque ella rápidamente se puso sobre mí. Me comía la boca con ansia y la notaba nerviosa, porque empezó a temblar. Me agarraba la cara con fuerza y eso me invitaba a mí a continuar, entrándome más ganas. Por eso la puse bocarriba sobre la cama, para tomar yo un papel más activo, aunque al final acabé yo bocarriba y ella entre mis piernas para chupármela. Le dije que llevara cuidado de no hacer ruido, porque Andrea estaba ahí y nos podía oír perfectamente, sobre todo en el silencio de la noche. Noelia me hizo caso y empezó una muy buena mamada, esforzándose por metérsela entera en la boca. Estuvo así un buen rato hasta que me entraron ganas de más y la desnudé para comerle el coño. También estuvimos haciendo un 69 durante varios minutos en los que a ella se le escapaba algún gemido, dándole yo un pellizco para que se callara. Viendo que se ponía así sin todavía follar, me puse yo sobre ella, tapándole la boca con la mano para follarla intensamente.
Y cuando cambiamos de postura, quedando ella a cuatro, mordía la almohada para no hacer ruido. En esa postura se llegó a correr mientras empujaba con su culo con fuerza, derrumbándose en la cama después. Pero yo quería seguir, por eso la volví a poner bocarriba, para metérsela de nuevo. Unos minutos más tarde ella me follaba a mí, montándome como más me gustaba después de prometerme que no haría ruido. Hasta se tapaba la boca con la mano para que no se le escapara ningún gemido. Se volvió a correr así, siguiendo casi de manera instantánea una vez tuvo su orgasmo hasta que le avisé de que me corría, levantándose ella para metérsela en la boca y tragarlo todo hasta que ya no salía más. Nos quedamos tumbados sobre la cama, oyendo como llovía a cántaros. Noelia respiraba de manera muy acelerada, pareciendo estar costándole recuperarse de la sesión de sexo que acabábamos de tener. Sin embargo, fue ella la que inició la conversación.
-Javi, ¿me puedo quedar a dormir? Mira cómo llueve. No he traído paraguas ni nada...
-Joder, mira que lo sabía...
-Te prometo que no te molesto en todo el fin de semana si me dejas quedarme a dormir aquí contigo.
-Joder, solo faltaba que te presentaras aquí con tu padre...
-Por eso. No voy a venir.
-Vale, pero te vas temprano. Antes de que Andrea se levante.
-Mmm...
-Yo te aviso, tranquila, que no se me va a olvidar.
-Vale. Me parece bien.
-Pues venga, a dormir.
-Buenas noches. Gracias por ser tan bueno conmigo. Te quiero -dijo dándome un beso en la mejilla y empezando a acariciar mi pecho hasta que se quedó dormida.
Por sorpresa, teniendo en cuenta lo mal que dormía entonces, Noelia fue la que se despertó primero de los dos. Y lo hizo al estar sobre mí, dándome pequeños besos por la cara. Yo estaba muy atontado, pero he de reconocer que estaba muy a gusto, porque ambos estábamos desnudos y hacía mucho frío, por lo que el calor que me daba era genial, además de esas muestras de cariño. Pero se me pasó bastante cuando recordé que era ella quien me las daba. Por un momento era como si hubiera viajado en el tiempo hacia atrás más de un año. Me la intenté quitar de encima, pero ella se resistía, empezando a reír como si le hiciera cosquillas. Me preguntó si no me apetecía un rapidín mañanero y la verdad es que mi polla estaba bastante dura, pero lo acabé rechazando, pidiéndole que se marchara ya a casa. Ella se puso muy remolona, empezando a acariciar mi cuerpo y siguiendo con esos besos, pero ahora en menor cantidad y más suaves para no alterarme y a la vez para no hacer ruido.
Al final Andrea se acabó levantando, diciéndole yo a Noelia que se esperara hasta que se fuera para que no la viera ahí conmigo. Tampoco debería sospechar nada mi compañera de piso, porque en salón no quedó nada de ella. O eso era lo que yo pensaba, porque recordé que su mochila seguía allí, pero siempre le podía decir que se le había olvidado si se ponía preguntona. De hecho, le dije a Noelia eso mismo, que no le dijera que había pasado la noche conmigo y que le comentara que se había olvidado la mochila si le preguntaba. Noelia se acercó mucho a mí para preguntarme susurrando en mi oído por qué no quería que le dijéramos la verdad. Le dije que porque no y que no preguntara más, aprovechando ella esos minutos que Andrea seguía por casa al andar por el baño y por el resto de la casa para acurrucarse a mí y echar una cabezadita. Miré la hora y la verdad es que era muy temprano. Me extrañaba un poco que se fuera tan temprano para coger un autobús, pero bueno, ella sabría.
No tardó mucho en irse y ya sin estar ella, pues no tenía mucho sentido que Noelia siguiera allí, por lo que le pedí que se marchara. No se oía nada de lluvia, pero le dije que si veía que lo hacía, que cogiera un paraguas de los que teníamos en la entrada. De nuevo, Noelia se hizo un poco la loca, empezando de nuevo con los besos por mi cara, pero la agarré firmemente de las manos para que me mirara a la cara. Le dije que todo esto que estaba haciendo le iba a salir caro, preguntando por qué con algo de temor. Le dije que luego el batacazo sería mucho más grande, no terminando ella de entenderlo. Le volví a explicar que esto que había entre nosotros era algo puntual y que no iba a desembocar en nada más. Porque era bastante obvio que se estaba ilusionando mucho por todas esas cosas que me decía y por sus gestos. Ella permaneció en silencio durante unos momentos, pasando a echar su cara sobre mi pecho, soltándola yo. Me volvió a acariciar como lo empezó a hacer antes de que me despertara siquiera.
-Diciéndome eso no haces más que ilusionarme más.
-¿Pero cómo va a ser eso? ¿Estás tonta?
-Me demuestras que te preocupas por mí al decirme eso. No quieres que sufra.
-No. Lo que quiero es que no me des el coñazo cuando te diga de dejar de vernos.
-Pero es que no sé por qué no quieres que vayamos a más. No lo entiendo. Te he dicho miles de veces que estoy dispuesta a hacer todo lo que tú quieras. No te he dicho que no a nada.
-Eso es mentira.
-Pues lo retiro. Quiero que veas que por ti haría cualquier cosa.
-No me digas eso, porque me dan ganas de tomármelo al pie de la letra con tal de pasarlo bien, pero tú lo vas a pasar muy mal.
-¿Ves? Te preocupas por mí.
-Lo que tú digas. Pero cuanto más estés así, peor lo vas a pasar.
-Ayer me dio un bajón por esto.
-Ya sabía yo que había algo más que lo de tu padre.
-También es por eso. Joder, ese tema también es para estar atontada todo el día. Ya me estoy empezando a poner nerviosa otra vez.
-¿Y lo otro?
-¿El bajón?
-Sí.
-Es que... El jueves fue un día tan bueno... Quiero eso todos los días. Estuviste de diez. Me recordaste mucho a cuando te conocí, a todas esas veces que te has preocupado por mí a pesar de haberte puteado hasta el infinito. Joder, es que fue como cuando lo pasé mal por lo de María. Tú estabas ahí dándome ánimos. Y cuando entré en la universidad también, con eso de que me sentía sola. Estuviste ahí también en ese momento dándome ánimos. Joder, es que estabas como cuando estabas con mi hermana y me fui a vivir con vosotros, ese momento en el que me enamoré de ti.
-No saques a tu hermana.
-¿Por qué? ¿Cómo puedes pensar aún en ella? Mira, si quieres puedo ser como ella.
-Ya haces por donde para parecerte. Y sabes que me ha molestado todo lo que has hecho, desde los cambios físicos hasta los gestos y demás.
-¿Me prefieres como estaba antes?
-No te prefiero de ninguna manera, Noelia.
-Y sin embargo, aquí estamos, en tu cama, los dos desnudos. Y ya van muchos polvos desde que nos hemos vuelto a ver.
-Sabes de sobra por qué estamos así.
-Yo solo quiero ser feliz, Javi. Y que tú también lo seas. De verdad, puedo hacer lo que tú quieras. Si quieres que me parezca a mi hermana, me pareceré. Si quieres que no lo haga, pues no lo haré. Solo dime qué quieres.
-No quiero nada de ti, Noelia. Nos vemos porque llevo unos meses bastante malos. Parece que me han mirado mal o algo, pero el caso es que no levanto cabeza. Y la verdad es que me siento muy solo a veces, llevabas razón, mira tú por donde. Solo me vales para hacerme compañía.
-Javi, te doy todo mi amor, mi corazón y tú me respondes de esa manera tan cruel.
-Porque es la verdad, Noelia. Y ya te avisé. Lo he hecho unas cuantas veces de hecho. Pero tú no quieres verlo. Y si quisiera ser cruel de verdad contigo, lo sería. No me faltan ganas, desde luego.
-No creo que nada de lo que me digas a estas alturas me pueda hacer más daño que la indiferencia con la que me sueles tratar.
-No me provoques, porque te aseguro que puedo.
-Perdona, no te quería hablar así. Pero es que te quiero y no voy a dejar de hacerlo.
-Noelia, no puedes pretender que olvide todo lo que ha pasado y que haga como si nada. No funciona así la cosa.
-Pues deberías. Deberías dejarte llevar y abrirte. Nadie te va a querer nunca como yo.
-Anda, vete ya antes de que me enfade de verdad.
-Está bien -decía resignada.
-Me has prometido que no me molestarías en todo el fin de semana.
-Ya, lo sé. Me arrepiento ahora.
-Lo suponía.
-Hoy voy a estar todo el día con mi padre, pero mañana te voy a echar mucho de menos.
-Pues te vas a tener que aguantar.
-¿Qué vas a hacer tú?
-Alguna cosa tengo que hacer.
-¿Puedo saber el qué?
-No.
-Jo...
-Solo te voy a pedir un favor.
-Claro, lo que sea -dijo volviéndose a sentar en cama para mirarme.
-No trates mal a tu padre. Ni me hables mal.
-No iba a hacerlo.
-Por si acaso. Ojalá te pudiera decir que le des recuerdos de mi parte, pero mejor que no.
-Bueno, voy a pasar un momento por el baño y me voy, ¿vale? Tú quédate aquí y descansa un poco más -dijo arropándome bien y dándome un pico.