Capítulo 731
Empecé a acariciar su cuerpo de manera suave, diciéndole que me gustaba bastante el vestido que llevaba puesto, aunque se lo empecé a quitar al bajar la cremallera que tenía en la espalda. Noelia se empezó a poner un poco roja. Al verla así le pedí que se relajara, aunque le costaba mucho, especialmente al estar desnudándola. Cuando le quité su vestido, lo dejé apartado, centrándome en mirar su cuerpo y seguir acariciándolo. La veía supersexy sin nada de ropa interior, con esas medias y sus tacones aún puestos, con sus piercings en sus pezones, que había cuidado el detalle de llevar a juego con las medias al ser dos bolitas de color negro. El detalle que más me gustaba era su pubis cubierto por una capa de vello, el cual estuve acariciando durante unos momentos. Noelia empezó a respirar entrecortadamente y yo le di otro beso, pasando a su cuello, empezando ella a jadear.
Le sugerí que me empezara a desnudar ella también, empezando a hacerlo de manera acelerada y nerviosa, pero la paré, pidiéndole que lo hiciera despacio, tal y como yo lo había hecho con ella. Me hizo caso, empezando por el jersey, el cual me lo quitó poco a poco, pegándolo a su cuerpo para llevárselo a la cara y olerlo una vez me lo quitó, dejándolo bien puesto sobre la silla de su escritorio. Continuó con la camisa, empezando a desabrochar todos los botones de ella lentamente, aunque antes de quitármela me acarició el pecho, besándolo después. Dejó la camisa sobre el jersey cuando acabó, bien colocada también y volvió a mí para continuar. Ahora me quitó las botas, también de manera lenta, siguiendo después con los pantalones y todo lo demás para quedarnos ambos totalmente desnudos, aunque ella mantenía sus medias y sus tacones, pidiéndole yo que se los dejara un rato, porque me gustaba cómo le quedaban.
Desde mi pantalón volvieron a sonar un par de mensajes más en mi móvil, preguntándome Noelia quién me mandaba mensajes tan tarde. Le dije que no importaba, pero a ella sí que parecía hacerlo, así que me levanté para ver qué pasaba. Se trataba de Laura, quien me decía que había estado pensando, diciendo que quería que nos viéramos el fin de semana. Me sugirió quedar en una cafetería para charlar. Le puse rápidamente si eso iba a ser todo o si iba a pasar algo más. Ella me respondió de vuelta diciendo que teníamos que hablar. Dejé el móvil en silencio para que no nos molestaran más y lo puse sobre su escritorio, aunque bocabajo. Ella me preguntó si pasaba algo, diciéndole yo que era Andrea, que me avisaba de que había llegado a casa y que no tenía que ponerse celosa al oír cómo me llegaban mensajes. La había calado por completo diciendo eso, porque ella miró al suelo, pero volví con ella para tumbarnos y empezar a besarnos y acariciarnos.
Qué rápido se le olvidó aquello de los mensajes cuando empezamos a enrollarnos de esa manera. Noelia parecía estar muy a gusto por los sonidos que emitía, aunque también la notaba nerviosa. La puse sobre mí, agarrando su culazo, con ella poniendo sus manos en mi pecho y siguiendo con los besos, aunque también los repartía por toda mi cara, por mi pecho y hombros. Pero me apetecía llevar las riendas de la situación, por eso la puse bocarriba, abriéndose ella bien de piernas y colándome yo entre ellas, aunque aún no tenía pensando metérsela. Lo que hice fue empezar a besarla de manera tierna, empezando por sus labios, siguiendo por el resto de su cara y empezando a bajar por su cuerpo muy lentamente. Le comí las tetas un poco, jugando con sus pezones. También le hacía algunas succiones y le daba pequeños mordiscos juguetones. Continué bajando por su cuerpo hasta llegar a sus caderas. Noelia se estaba empezando a retorcer pese a no haberle hecho nada de estimulación por el momento. Pasé de largo de hecho después de besarle un poco el pubis y sus ingles, llegándome su olor más íntimo, el cual encontré muy excitante.
Mi nuevo objetivo fueron sus piernas, por las cuales bajaba entre besos y algún mordisco pequeño. Al final le quité los tacones, porque llevaba mucho rato con ellos y pensé que sin ellos estaría más cómoda. Le besé los pies, mirándome ella con atención y comencé a subir por sus piernas para acabar a la altura de sus caderas. Otra vez estaba nerviosa, pero ya no quería esperar más, por lo que le empecé a comer el coño. Lo hice muy lentamente, aunque para ella era demasiada estimulación por cómo reaccionaba y se movía. Trataba de que se tranquilizara al parar y empezar a darle besos por los alrededores, pero cuando volvía a ello, Noelia no tardaba en ponerse de la misma manera con suma rapidez. Como veía que se iba a correr de un momento a otro, preferí que lo hiciera con mi polla dentro. Se lo acaricié un poco, estando ella temblando y con su respiración muy entrecortada. Se la metí lentamente, dando unas tres o cuatro embestidas lentas también, pero eso fue más que suficiente para que ella acabara.
Intentó reprimir su orgasmo, pero no pudo hacerlo, abrazándome con todo su cuerpo y apretando su cara contra mi hombro. Paré en seco, notando como me estrujaba ahí abajo y cómo también se escurrían sus fluidos, pero rápidamente reaccionó. Lo primero que hizo fue pedirme perdón por haber acabado tan rápido, aunque le dije que no importaba. Luego comentó que le había parecido una maravilla todo lo que había hecho. Yo seguía con la polla durísima y seguía con ganas de más, por lo que le pregunté si se veía bien para seguir, respondiendo ella que podía hacer lo que quisiera. Así que la empecé a follar de nuevo, pero de la misma manera, levantando mi cuerpo para apoyarme en mis brazos y poder así mirarnos a la cara, aunque no me alejé mucho de ella. La cara de Noelia era un poema, por sus expresiones que mezclaban placer y ternura, acariciándome la cara varias veces cuando sus manos no estaban en mi culo, apretándolo y acompañándolo en mis pequeñas embestidas.
-Lo querías así, ¿no?
-Sí... Me encanta... -decía casi extasiada.
-¿Quieres hacérmelo tú a mí también?
-Como tú quieras.
-Venga, ponte ahora tú encima.
En un rápido movimiento, nos moví a los dos, ocasionando una pequeña risa en ella, aunque rápidamente continuamos. Noelia pegó su cuerpo al mío para besarnos, hincándome sus pezones en el pecho, aunque su culo robó el protagonismo a aquello cuando puse mis manos sobre él. Sin despegarse de mí, ella empezó a mover su culo hacia arriba y abajo, empezando lento, aunque los movimientos cogían rapidez de manera uniforme. No paraba de besarme y yo de devolverle los besos, aunque pasados varios minutos ya sí que se animó a incorporarse para ponerse de manera vertical. Me miró con una sonrisa preciosa, poniendo sus manos en mi pecho y continuando con sus movimientos. Ahora lo hacía como más me gustaba a mí. Y lo hacía fenomenal, porque subía y bajaba el ritmo marcando buenos tiempos. Tampoco dejaba de acercarse para besarme en los minidescansos que hacía, pero la notaba cerca de acabar y yo no me notaba así.
-¿Quieres que acabe yo también?
-Sí. Quiero que acabemos juntos -respondió con una voz muy dulce.
-Ven -dije haciéndole un gesto con el dedo para que se acercara.
-Dime.
-Sigue así. Y cuando veas que no puedas más, me besas el cuello.
-¿Estás seguro? -preguntó de manera inocente, parándose por completo.
-Sí.
-Pero...
-Noelia, si es lo que quieres, hazlo. Disfruta el momento, ¿vale?
Se quedó unos segundos mirándome fijamente a los ojos, pero no tardó mucho en empezar a moverse, reanudando sus movimientos lentos, aunque cogieron rapidez en pocos minutos. Hacía lo que podía tratando de retener su orgasmo, pero le estaba costando horrores. Hasta apretaba sus ojos con fuerza y lanzaba gemidos de queja por lo mismo, pero yo la tranquilicé, diciéndole que podríamos seguir después si quería. Pareció funcionar, empezando a dejarse llevar, aunque en menos de 5 minutos ya estaba otra vez así, echando mano a mi cuello, empezando a correrse ella con gemidos lastimeros y haciéndolo yo también en su interior. Era una locura cómo temblaba Noelia. Su cuerpo vibraba y yo también estaba teniendo un buen orgasmo, aunque ella no parecía ser consciente de aquello, porque estaba muy ida. De hecho, tardó bastante en recuperarse de su orgasmo con tantos espasmos que le daba su cuerpo, aunque se le empezó a pasar cuando le acaricié el cuerpo.
Cuando ya ambos estábamos recuperados por completo, nos limpiamos con papel y toallitas. Noelia me miraba mucho, estando seria, aunque cuando yo le devolvía la mirada ella me sonreía. También me empezó a dar muchos besos, pareciendo seguir con ganas de más por los cariñitos que me hacía. Así que no tardamos en volver a empezar, aunque esta vez lo hicimos tapados, pues ya era bastante tarde y hacía frío, además de que nos habíamos enfriado en ese proceso largo de recuperación. Ella se volvió a poner sobre mí para darme besos, aunque acabó con aquello para comerme la polla, porque aún no lo había hecho. La dejé hacer todo lo que quiso y se volvió a clavar mi polla, quedando sobre mí. Ahora no le costaba tanto durar y nos lo tomamos con más calma si cabía. De esa postura pasamos al típico misionero en el que ella mantenía sus piernas bien abiertas, pero quería acabar como a ella le gustaba, poniéndola a cuatro.
Se la metí muy lentamente, moviéndome de la misma manera, aunque también subía el ritmo, jugando con aquello. Mis manos sujetaban sus caderas y también acariciaban su culo y su espalda, pero la manera en la que quise acabar fue estando más pegados. Lo que hice fue poner mi cuerpo sobre el suyo con cuidado, pegándolo para estar piel con piel. Ella quedó bocabajo y yo sobre ella, abrazándola con mis brazos a la altura de su cuello y de su esternón al pasar mis manos por allí. Noelia estaba muy cómoda por lo que podía intuir. Parecía que había dado con una postura que le había gustado mucho, porque además de empujar con su culo para colaborar en la estimulación, no paraba de decirme que le encantaba y que se iba a correr en nada. Lo acabó haciendo, procurando yo que su cara quedara de lado sobre la almohada, besándola en el proceso y volviendo a descargar yo en su interior, cosa que hizo que su orgasmo se amplificara. De la misma manera que antes, tuvo un orgasmo muy intenso. El mío no lo fue tanto, por eso no me costó recuperarme y empezar a limpiarla con papel, tapándole el coño con él para que absorbiera y luego ya hacerlo con toallitas una vez estuviera más tranquila.
Al final me quedé a dormir con ella una vez nos terminamos de limpiar. Me quedé bocarriba en la cama y ella bien abrazada a mí, estando los dos bien tapados. Ella acariciaba mi pecho con su mano y yo hacía lo propio con su espalda. Noelia empezó a decir lo bien que había ido el día, no recordando haber tenido uno tan bueno como ese en general. Se me hacía muy evidente que media sus palabras al milímetro, suponiendo yo que, para no enfadarme, aunque con todo lo que había pasado ese día debería ver que estaba siendo muy permisivo con prácticamente todo. Pero ella parecía preferir salvar las distancias por si acaso. Yo estuve más pensativo que otra cosa, sobre todo con el tema de su padre, porque me dio por imaginar cómo iría la situación una vez se diera. En realidad, me costaba mucho imaginármela y no sé cómo acabé pensando en Elena y en la reacción que podría haber tenido al ver a su padre hablar con su hermana, aunque no tenía ni idea de si estaba con él en ese momento o no, suponiendo que no era así al ser ya bastante tarde cuando aquella llamada tuvo lugar y teniendo en cuenta que al día siguiente era día laboral.
-¿Te ha llamado tu hermana? -solté sin pensar.
-Javi... ¿Aún piensas en ella?