JuanPablo
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Seguimos contando.
Lo que había comenzado como un deseo a mediados de mayo había llegado como una realidad repetida a finales de junio.
A este tercer encuentro acudimos con más ganas si cabe debido tanto a lo bien que lo habíamos pasado en los dos anteriores como a que íbamos a estar hasta septiembre sin poder volver a vernos (dado que nosotros nos íbamos de vacaciones en julio y Pepe en agosto).
La particularidad de este encuentro es que días antes del mismo yo había hablado con Pepe y le había comentado que podíamos intentar jugar con nuestra parte bisexual a ver cómo respondía Raquel.
Él me dijo que estaría encantado, dado que tenía muchas ganas y más después de haber estado durante los dos encuentros aguantando las ganas de comernos la polla mutuamente.
Ambos nos reímos (porque yo también tenía ese deseo), y le dije que dejaba en sus manos el modo de dar el paso.
Esta vez quedamos el domingo por la tarde en lugar del sábado. Y allí nos presentamos, de nuevo Raquel dejando las bragas (no, no lleva nunca tanga, siempre braguitas) y en este caso también el sujetador en la guantera.
Raquel vestía blusa rosa y falda plisada del mismo color, y en el camino desde donde aparcamos el coche hasta la casa de Pepe me hizo saber que esta súper cachonda.
Pepe nos recibió en pantalón corto y camiseta, ambos blancos. Y después del correspondiente morreo a Raquel, le dijo:
- Hoy he hecho como tú el otro día y no llevo ropa interior.
Raquel acercó su boca al oído de Pepe y mientras le sacaba la polla del pantalón le dijo:
- Prueba a buscar rastro de mi ropa interior.
Volvieron a morrearse mientras Pepe comprobaba la ausencia de sujetador y bragas de Raquel, que masturbaba la dura polla de Pepe con ganas.
Pepe la desnudó y, cogiéndola de los pezones, la llevó sin dejar de soltárselos al salón, donde la hizo sentar en el sofá y, desnudándose él, le dijo:
- Hoy me apetece mucho esto, poniéndose a continuación de pie en el sofá y empezando a meterle la polla hasta la garganta a Raquel. Cuando la tenía dentro del todo, Pepe comenzó un metesaca furioso, follando la garganta de Raquel, quien a duras penas podía aguantar esa embestida pero que aún así agarraba el culo de Pepe para sentir su polla más dentro de la garganta.
Yo estaba caliente a más no poder, y tras desnudarme me dediqué a comer el mojadísimo coño de Raquel, haciendo que se corriera tres veces, hasta que Pepe le dio un respiro saliendo de su boca y, dándole un beso le preguntó si estaba bien, a lo que ella respondió que le había encantado que la tratara así.
Nos sentamos los tres en el sofá con Raquel enmedio, y fue entonces cuando Pepe dijo:
- Mira cómo está Pablo de caliente, el pobre. Quieres descansar un poco y yo me encargo yo de él?
Raquel no acabó de entender lo que decía Pepe, así que este, ni corto ni perezoso, se puso de rodillas delante de mí y comenzó a masturbarme primero y a mamármela lentamente después.
Ya no recordaba lo bien que lo hacía, y me puso mucho más cachondo de lo que ya estaba mientras Raquel primero con mirada atónita pero después con sonrisa lasciva no quitaba ojo a la mamada de Pepe ni a mí cara.
Pepe se adelantó a cualquier acontecimiento y le dijo a Raquel:
- Quieres ayudarme?
Raquel no dijo nada, solo se agachó y junto a Pepe comenzaron a hacerme una mamada a dúo que me tuvo en éxtasis durante varios minutos. Se alternaban polla y huevos, se comían la boca, e incluso Raquel se animó a meterme un dedo por el culo, lo que me tuvo a punto de correrme, así que les pedí que parasen.
Lo hicieron, y fue entonces cuando Raquel dijo:
- A ver, contadme qué ha pasado, que o estoy muy equivocada o esto ya lo habíais hecho antes.
Pepe y yo nos reímos, y dejé que fuese él quien empezaste a contar que cuando estuve intimando con él y con su ex, él ya me propuso hacer esto (tener una experiencia bisexual) y yo acepté encantado, al igual que acepté de buen grado también mamársela yo a él.
Raquel detuvo el relato para decirme:
- Así que te gusta mamar pollas?
- De momento, la de Pepe sí.
- Quiero verlo, replicó Raquel.
Dicho y hecho. Esta vez fui yo quien se puso entre las piernas de Pepe y comencé a hacerle una lenta mamada. Raquel alucinaba pero estaba tan caliente que no pudo evitar empezar a masturbarse, corriéndose varias veces hasta que yo dejé de mamarle a Pepe e, incorporàndome, le dije a Raquel que acercara su cara a la mía y a la de Pepe y entonces nos comimos los tres la boca a la vez.
El resto de la tarde fue una mezcla muy morbosa de sexo bisexual con la consiguiente ración de doble penetración a Raquel, quien, cuando sintió que Pepe estaba a punto de correrse, le pidió que lo hiciera en nuestras bocas, lo que tanto Pepe como yo aceptamos encantados.
Raquel y yo nos arrodillamos y, tras comerle la polla a Pepe durante unos pocos minutos, bufó avisando de su corrida, Raquel pegó su boca y su cara a la mía y cuando Pepe empezó a correrse, entre los dos recibimos su leche caliente, la cual compartimos del todo fundiéndonos en un caliente beso al tiempo que Raquel se corría mientras yo le masturbaba.
Fue una experiencia increíble, tal es así que a mí no me hizo falta correrme a pesar de que tanto Pepe como Raquel me pidieron que lo hiciera. Pero había disfrutado tanto que no necesitaba correrme para ser más feliz.
Pasamos el resto de la tarde 'confesándonos'. Pepe confesó que habían intentado penetrarle en alguna ocasión pero que tenía el culo demasiado cerrado y que era imposible penetrarle sin hacerle una fisura. Yo confesé que a mí sí me habían penetrado en alguna ocasión y que me había gustado. Y Raquel confesó que entre sus fantasías no se encontraba el sexo con otra mujer pero, por ejemplo, sí se había imaginado alguna vez teniendo sexo con un negro o con un moro y que le había gustado ese sueño.
Tras tomar café y desearnos felices vacaciones, salimos de casa de Pepe muy felices.
Las vacaciones resultaron ser eróticamente divertidas pero en ningún caso se nos pasó por la cabeza hacer un trio con otro hombre. Eso sí, fantaseamos mucho, hablamos mucho con Pepe y, sobre todo, Raquel jugó mucho con mi culo.
Lo que pasó a la vuelta de vacaciones lo contaremos en cuanto tengamos oportunidad.
Esperamos os sigan gustando nuestras aventuras sexuales
Lo que había comenzado como un deseo a mediados de mayo había llegado como una realidad repetida a finales de junio.
A este tercer encuentro acudimos con más ganas si cabe debido tanto a lo bien que lo habíamos pasado en los dos anteriores como a que íbamos a estar hasta septiembre sin poder volver a vernos (dado que nosotros nos íbamos de vacaciones en julio y Pepe en agosto).
La particularidad de este encuentro es que días antes del mismo yo había hablado con Pepe y le había comentado que podíamos intentar jugar con nuestra parte bisexual a ver cómo respondía Raquel.
Él me dijo que estaría encantado, dado que tenía muchas ganas y más después de haber estado durante los dos encuentros aguantando las ganas de comernos la polla mutuamente.
Ambos nos reímos (porque yo también tenía ese deseo), y le dije que dejaba en sus manos el modo de dar el paso.
Esta vez quedamos el domingo por la tarde en lugar del sábado. Y allí nos presentamos, de nuevo Raquel dejando las bragas (no, no lleva nunca tanga, siempre braguitas) y en este caso también el sujetador en la guantera.
Raquel vestía blusa rosa y falda plisada del mismo color, y en el camino desde donde aparcamos el coche hasta la casa de Pepe me hizo saber que esta súper cachonda.
Pepe nos recibió en pantalón corto y camiseta, ambos blancos. Y después del correspondiente morreo a Raquel, le dijo:
- Hoy he hecho como tú el otro día y no llevo ropa interior.
Raquel acercó su boca al oído de Pepe y mientras le sacaba la polla del pantalón le dijo:
- Prueba a buscar rastro de mi ropa interior.
Volvieron a morrearse mientras Pepe comprobaba la ausencia de sujetador y bragas de Raquel, que masturbaba la dura polla de Pepe con ganas.
Pepe la desnudó y, cogiéndola de los pezones, la llevó sin dejar de soltárselos al salón, donde la hizo sentar en el sofá y, desnudándose él, le dijo:
- Hoy me apetece mucho esto, poniéndose a continuación de pie en el sofá y empezando a meterle la polla hasta la garganta a Raquel. Cuando la tenía dentro del todo, Pepe comenzó un metesaca furioso, follando la garganta de Raquel, quien a duras penas podía aguantar esa embestida pero que aún así agarraba el culo de Pepe para sentir su polla más dentro de la garganta.
Yo estaba caliente a más no poder, y tras desnudarme me dediqué a comer el mojadísimo coño de Raquel, haciendo que se corriera tres veces, hasta que Pepe le dio un respiro saliendo de su boca y, dándole un beso le preguntó si estaba bien, a lo que ella respondió que le había encantado que la tratara así.
Nos sentamos los tres en el sofá con Raquel enmedio, y fue entonces cuando Pepe dijo:
- Mira cómo está Pablo de caliente, el pobre. Quieres descansar un poco y yo me encargo yo de él?
Raquel no acabó de entender lo que decía Pepe, así que este, ni corto ni perezoso, se puso de rodillas delante de mí y comenzó a masturbarme primero y a mamármela lentamente después.
Ya no recordaba lo bien que lo hacía, y me puso mucho más cachondo de lo que ya estaba mientras Raquel primero con mirada atónita pero después con sonrisa lasciva no quitaba ojo a la mamada de Pepe ni a mí cara.
Pepe se adelantó a cualquier acontecimiento y le dijo a Raquel:
- Quieres ayudarme?
Raquel no dijo nada, solo se agachó y junto a Pepe comenzaron a hacerme una mamada a dúo que me tuvo en éxtasis durante varios minutos. Se alternaban polla y huevos, se comían la boca, e incluso Raquel se animó a meterme un dedo por el culo, lo que me tuvo a punto de correrme, así que les pedí que parasen.
Lo hicieron, y fue entonces cuando Raquel dijo:
- A ver, contadme qué ha pasado, que o estoy muy equivocada o esto ya lo habíais hecho antes.
Pepe y yo nos reímos, y dejé que fuese él quien empezaste a contar que cuando estuve intimando con él y con su ex, él ya me propuso hacer esto (tener una experiencia bisexual) y yo acepté encantado, al igual que acepté de buen grado también mamársela yo a él.
Raquel detuvo el relato para decirme:
- Así que te gusta mamar pollas?
- De momento, la de Pepe sí.
- Quiero verlo, replicó Raquel.
Dicho y hecho. Esta vez fui yo quien se puso entre las piernas de Pepe y comencé a hacerle una lenta mamada. Raquel alucinaba pero estaba tan caliente que no pudo evitar empezar a masturbarse, corriéndose varias veces hasta que yo dejé de mamarle a Pepe e, incorporàndome, le dije a Raquel que acercara su cara a la mía y a la de Pepe y entonces nos comimos los tres la boca a la vez.
El resto de la tarde fue una mezcla muy morbosa de sexo bisexual con la consiguiente ración de doble penetración a Raquel, quien, cuando sintió que Pepe estaba a punto de correrse, le pidió que lo hiciera en nuestras bocas, lo que tanto Pepe como yo aceptamos encantados.
Raquel y yo nos arrodillamos y, tras comerle la polla a Pepe durante unos pocos minutos, bufó avisando de su corrida, Raquel pegó su boca y su cara a la mía y cuando Pepe empezó a correrse, entre los dos recibimos su leche caliente, la cual compartimos del todo fundiéndonos en un caliente beso al tiempo que Raquel se corría mientras yo le masturbaba.
Fue una experiencia increíble, tal es así que a mí no me hizo falta correrme a pesar de que tanto Pepe como Raquel me pidieron que lo hiciera. Pero había disfrutado tanto que no necesitaba correrme para ser más feliz.
Pasamos el resto de la tarde 'confesándonos'. Pepe confesó que habían intentado penetrarle en alguna ocasión pero que tenía el culo demasiado cerrado y que era imposible penetrarle sin hacerle una fisura. Yo confesé que a mí sí me habían penetrado en alguna ocasión y que me había gustado. Y Raquel confesó que entre sus fantasías no se encontraba el sexo con otra mujer pero, por ejemplo, sí se había imaginado alguna vez teniendo sexo con un negro o con un moro y que le había gustado ese sueño.
Tras tomar café y desearnos felices vacaciones, salimos de casa de Pepe muy felices.
Las vacaciones resultaron ser eróticamente divertidas pero en ningún caso se nos pasó por la cabeza hacer un trio con otro hombre. Eso sí, fantaseamos mucho, hablamos mucho con Pepe y, sobre todo, Raquel jugó mucho con mi culo.
Lo que pasó a la vuelta de vacaciones lo contaremos en cuanto tengamos oportunidad.
Esperamos os sigan gustando nuestras aventuras sexuales