Raquel

Sabes que quedasteis al lado de donde yo vivía y de donde voy de vez en cuando? 😉
 
El sábado llegó rápidamente. Nuestra excitación era máxima.

Raquel quería causar la mejor impresión posible, y estaba preocupada por si debía ir muy maquillada, arreglada... Yo la tranquilicé diciéndole que solo debía ser ella misma, que esto no era un concurso y que todo iría bien. Y que si en algún momento no estaba cómoda, lo dejábamos y nos íbamos a casa tranquilamente.

Vestida con un sencillo vaquero y una camiseta, el sábado a las 17.30 horas salimos de casa dirección Ciudad Lineal, adonde llegamos en 20 minutos.

Aparcamos en el parking del centro comercial, y mientras subíamos en las escaleras mecánicas envié un mensaje a Pepe para hacerle saber que estábamos por allí, a lo que él me contestó que ya nos estaba esperando.

Efectivamente, allí estaba él, tan elegante como siempre había sido, con su pelo blanco impecablemente cortado, un moreno de piscina y vestido con un polo verde y un pantalón chino.

Nos saludó afablemente. A mí con un abrazo y a Raquel con dos besos, retirándole la silla para que se sentara.

Todo fue muy fácil y fluido. Hablamos de lo humano y lo divino, nos reímos. E incluso Raquel quiso saber algo más sobre la relación que había tenido yo con Pepe y Charo, y Pepe le dio los mismos detalles que yo: que lo pasábamos muy bien, que incluso me quedaba algunas veces a dormir con ellos, que otras veces solo quedábamos para cenar sin sexo de por medio...

Habría transcurrido aproximadamente una hora cuando Pepe fue al aseo y en ese momento yo le pregunté a Raquel qué tal estaba. Ella me dijo que muy bien, muy cómoda, lo cual me alegró. Le dije que casi con seguridad Pepe nos invitaría a ir a su casa, y Raquel me dijo:

- Por mí, perfecto, estoy tan bien que creo que nada puede salir mal.

Estaba dándole un beso a Raquel cuando volvió Pepe del aseo. Diez minutos después, y tras preguntar él si nos apetecía ir a su casa, estábamos subidos en el coche (Pepe iba en el suyo) dirección a El Corte Inglés de Campo de las Naciones, zona en la que Pepe vive.
 
Prosigo.

Durante el camino siguiendo al coche de Pepe, Raquel y yo apenas hablamos pero prácticamente no me soltó la mano y no dejaba de sonreírme con una mirada entre admiración y pasión.

No tardamos en llegar junto al bloque de pisos en el que Pepe vive. Él aparcó cerca de la puerta de entrada y después subió a nuestro coche porque quería que nosotros aparcáramos en su plaza de garaje.

Así lo hicimos, y en cuestión de minutos subíamos los tres en el ascensor hacia la casa de Pepe. Fue un trayecto breve, pero duró lo suficiente para que yo le comiera la boca a Raquel y le indicase a Pepe que la acariciara, algo que hizo agarrando sus tetas desde atrás.

Nos separamos al llegar al tercer piso, el del rellano donde Pepe vive, y el silencio de los tres indicaba que no tardaría en continuar lo iniciado en el ascensor.

Entramos en su enorme vivienda, y nos invitó a ponernos cómodos en el gran sofá del salón (el mismo en el que yo había jugado tantas veces con él y con su ex). Nos ofreció tomar algo pero ambos lo rechazamos. Y a mí se me ocurrió inventarme una visita al aseo para dejarles solos, esperando que sucediera algo. Así que me disculpé y fui derecho al aseo (que ya conocía de sobra), y me hice el remolón el tiempo suficiente para, al llegar al salón, encontrarme la escena que tanto anhelaba...

Pepe y Raquel fundidos en un extraordinario beso. Más que beso, morreo.
 
Se viene lo bueno, y a lo mejor a ella le queda gustando en el tiempo y se da algo entre ellos que a veces pasa sin querer.
 
Continúo.

Como he mencionado, al regresar del baño entro en el salón y me quedo parado justo en la puerta disfrutando de la imagen:

Pepe y Raquel sentados en el sofá. Abrazados y comiéndose la boca.

Un beso largo, con mucha lengua, donde él (como yo le había indicado) también se lanzaba al cuello de Raquel (uno de sus puntos de más placer) y donde ella le apretaba contra su cuerpo.

Yo me empalmé de inmediato. Estaba durísimo. Y aunque me moría de ganas de sumarme, decidí dejarles continuar.

Pepe comenzó a acariciar las tetas de Raquel por encima de la camiseta y ella empezó a hacer lo propio con su polla. Y lo que tocó le debió gustar tanto que no puedo evitar soltar un:

- Joder, lo que debes tener ahí.

(Aquí hago un inciso para decir que otra de mis razones para quedar con Pepe es que tiene una buena polla, larga y gorda. La mía es normal, así que yo siempre tuve claro que si algún día Raquel debía probar otra polla, al menos que fuese un buen pollón, cual era este caso).

Yo no pude esperar más y me senté al otro lado de Raquel. Y sin darle descanso, entre Pepe y yo la besamos, lamimos, acariciamos por encima de la ropa... Hasta que yo le invité a desnudarla, y Pepe no tardó en quitarle la camiseta y el sujetador, dejando liberadas las preciosas tetas de Raquel que tenía los pezones a punto de estallar, lo que aprovechamos Pepe y yo para comérselos, mordérselos, lamerlos...

Raquel empezó a correrse entre espasmos mientras decía:

- Uf, esto es increíble, cariño, cuánta razón tenías.
- Pues es solo el principio, tesoro, prepárate para lo mejor, respondí yo al tiempo que la besaba mientras Pepe empezó a bajar por las piernas de Raquel deshaciéndose de sus vaqueros.

Raquel tenía las bragas empapadas, algo que a Pepe le encantó y aprovechó para besarla por encima de ellas. Pero no tardó en quitárselas y en comenzar a comerle el coño delicadamente.

Pero fue poner la punta de su lengua en el clítoris y Raquel empezó a correrse empapando la cara de Pepe quien, encendido mucho más, se lanzó a comerle el coño dejando a un lado la delicadeza para dar paso a una comida salvaje.

Mientras Pepe se afanaba con el coño de Raquel, yo me había sacado la polla, me había puesto de pie en el sofá y había dejado que Raquel me hiciera una mamada. Pero de tan excitada que estaba y de tantas veces como empezó a correrse, más que hacerme una mamada engullía mi rabo.

Así estuvimos varios minutos hasta que Pepe se incorporó, se desnudó y, subiéndose igualmente al sofá, puso su pollón junto a la boca de Raquel. Cuando ella lo vio, no pudo menos que decir:

- Dios, qué rabazo.

Nos reímos los tres, y Raquel me pidió disculpas por si me sentía ofendido o humillado. Yo le dije que todo lo contrario, que precisamente y además de todas las razones que le expuse en su momento, si también quería que fuese Pepe el elegido era por el tamaño de su polla, que para normalita ya tenía la mía.

Y añadí:

- Venga, hazla tuya.

Con una mirada lasciva, Raquel se empleó a fondo en regalarle a Pepe una extraordinaria mamada. Pepe solo repetía lo maravillosa que era y lo que le estaba gustando. Yo aproveché ese momento para seguir donde lo había dejado Pepe antes de darle de mamar, esto es, en su coño.

Hice que se corriera varias veces más, lo que hacía que ella volviera loco a Pepe con su mamada, hasta que él pidió una tregua porque necesitaba parar ya que no quería correrse.

Nos sentamos los dos a su lado y mientras volvíamos a besarla y antes de preguntarle yo nada, Raquel me dijo que tenía razón, que era una auténtica gozada un trio así, y nos dio las gracias a los dos volviendo a comernos la boca por turnos. Nosotros no nos quedamos quietos y la masturbamos con nuestras manos y dedos, e incluso le sugerí a Pepe que jugase con su culo, lo que hizo que Raquel diera un respingo de placer al sentir mis dedos en su coño y dos dedos de Pepe en su culo.

Instantes después, Pepe nos sugirió ir a la cama, donde estaríamos más cómodos. Y allí que fuimos. Fue muy morboso ver a Raquel yendo de la mano de Pepe hacia el dormitorio, y al llegar a él se volvieron a fundir en un largo beso. Yo me puse a la espalda de Raquel y entre Pepe y yo la acariciamos sin descanso hasta que Pepe dijo:

- Túmbate en la cama, por favor, estoy deseando follarte.

No tardó Raquel en tumbarse boca arriba y con las piernas bien abiertas. A mí en ese momento me dio mucho morbo sentirme un cornudo y se lo hice saber. Es más, además de cornudo me convertí en mamporrero y abriendo bien las piernas de Raquel, le dije a Pepe:

- Adelante, amigo, fóllate a mi mujer.
 
Buen relato de lo que pasó con Pepe y lo bien que Raquel se lo estaba pasando ella. (y)(y)(y)(y)
 
Muy bueno el relato. A mi me esta encantando y calentando. Ansiosos nos tenéis por saber como continua.
 
Sigo.

Aquél era mi momento soñado. Y lo saboreé lentamente.

Pepe comenzó a meter su pollón en el coño empapado de Raquel, quien con tan solo sentir el capullo de Pepe dentro ya se corrió, primera de otras muchas corridas que vinieron a continuación producidas por el lento pero firme mete y saca de Pepe, quien sacaba su polla casi del todo para después volver a meter su rabo hasta los huevos dentro de Raquel.

Yo era un mero espectador del cuerpo fornido de Pepe encima del de Raquel. Él bufando y ella gimiendo incluso gritando.

Pero no pude ni quise esperar más para sumarme. Más que nada, porque si estábamos ahí era para que Raquel supiera lo que era tener dos pollas para ella sola.

Así que me subí a la cama y le puse mi polla en la boca mientras jugaba con sus pezones. Raquel apenas podía disfrutar de mi polla debido a las ahora embestidas de Pepe, cuyas gotas de sudor caían sobre las tetas de Raquel, a quien también besaba de vez en cuando.

Estuvimos de este modo durante varios minutos, hasta que Pepe se detuvo mezcla de cansancio y ganas de correrse. Ambos le preguntamos a Raquel qué tal estaba, a lo que ella respondió que le temblaban las piernas de tanto placer y que estaba gozando muchísimo.

Sin solución de continuidad y para que Pepe descansara, le dije que se tumbara él en la cama y así yo podía follarme a 4 patas a Raquel mientras ella le podía hacer una mamada a él.

Así lo hicimos, y la imagen que yo veía mientras la follaba, tan morbosa comiendo la polla a Pepe (o, incluso, dejando que él le follara la boca), hacía que mis penetraciones fuesen fuertes y rápidas, como le gustan a Raquel, de quien perdimos la cuenta de todas las veces que llegó a correrse.

No tardó mucho Pepe en decir que no podía aguantar mucho más, y Raquel hizo con él lo que tanto le gusta hacer conmigo: empezó a acelerar el ritmo de su mamada, al tiempo que yo empecé a aumentar la intensidad de mi follada.

No tardó mucho Pepe en gritar que se corría, algo que hizo dentro de la boca de Raquel, que siguió mamando hasta que dejó la polla de Pepe completamente limpia.

En ese momento, con un golpe de cadera definitivo yo me corrí dentro del coño de Raquel, que terminó aquel encuentro llena y rellena de nuestra leche

Respiramos. Nos miramos. Nos reímos. Coincidimos en que había sido increíble. Y, lo más importante, Raquel nos hizo saber que había sido la mejor experiencia sexual de su vida.

Ninguno de los dos sabíamos todo lo (bueno) que estaba por llegar.

Gracias por leernos.

Escribo esto con la ayuda de Raquel, que afortunadamente tiene mejor memoria que yo y no se olvida apenas de los detalles. Ella está un poco decepcionada porque esperaba mayor recepción a nuestra experiencia, espero no se arrepienta de lo hecho hasta aquí y quiera que sigamos contándoos todo lo que nos ha ido pasando posteriormente.

Feliz domingo.
 
Sigues deleitándonos con tu relato.
Ya que Raquel colabora contigo, podríais intercalar algún relato de como lo vivió ella.
En cualquier caso, muy bueno. Ansioso y caliente, espero más.
 
Sigues deleitándonos con tu relato.
Ya que Raquel colabora contigo, podríais intercalar algún relato de como lo vivió ella.
En cualquier caso, muy bueno. Ansioso y caliente, espero más.
Gracias por tu recepción. Lo que aquí se cuenta es una mezcla de los dos. Es más, los momentos en que se menciona a Raquel y sus sensaciones son exactamente las que ella me está transmitiendo.
 
Sigo.

Aquél era mi momento soñado. Y lo saboreé lentamente.

Pepe comenzó a meter su pollón en el coño empapado de Raquel, quien con tan solo sentir el capullo de Pepe dentro ya se corrió, primera de otras muchas corridas que vinieron a continuación producidas por el lento pero firme mete y saca de Pepe, quien sacaba su polla casi del todo para después volver a meter su rabo hasta los huevos dentro de Raquel.

Yo era un mero espectador del cuerpo fornido de Pepe encima del de Raquel. Él bufando y ella gimiendo incluso gritando.

Pero no pude ni quise esperar más para sumarme. Más que nada, porque si estábamos ahí era para que Raquel supiera lo que era tener dos pollas para ella sola.

Así que me subí a la cama y le puse mi polla en la boca mientras jugaba con sus pezones. Raquel apenas podía disfrutar de mi polla debido a las ahora embestidas de Pepe, cuyas gotas de sudor caían sobre las tetas de Raquel, a quien también besaba de vez en cuando.

Estuvimos de este modo durante varios minutos, hasta que Pepe se detuvo mezcla de cansancio y ganas de correrse. Ambos le preguntamos a Raquel qué tal estaba, a lo que ella respondió que le temblaban las piernas de tanto placer y que estaba gozando muchísimo.

Sin solución de continuidad y para que Pepe descansara, le dije que se tumbara él en la cama y así yo podía follarme a 4 patas a Raquel mientras ella le podía hacer una mamada a él.

Así lo hicimos, y la imagen que yo veía mientras la follaba, tan morbosa comiendo la polla a Pepe (o, incluso, dejando que él le follara la boca), hacía que mis penetraciones fuesen fuertes y rápidas, como le gustan a Raquel, de quien perdimos la cuenta de todas las veces que llegó a correrse.

No tardó mucho Pepe en decir que no podía aguantar mucho más, y Raquel hizo con él lo que tanto le gusta hacer conmigo: empezó a acelerar el ritmo de su mamada, al tiempo que yo empecé a aumentar la intensidad de mi follada.

No tardó mucho Pepe en gritar que se corría, algo que hizo dentro de la boca de Raquel, que siguió mamando hasta que dejó la polla de Pepe completamente limpia.

En ese momento, con un golpe de cadera definitivo yo me corrí dentro del coño de Raquel, que terminó aquel encuentro llena y rellena de nuestra leche

Respiramos. Nos miramos. Nos reímos. Coincidimos en que había sido increíble. Y, lo más importante, Raquel nos hizo saber que había sido la mejor experiencia sexual de su vida.

Ninguno de los dos sabíamos todo lo (bueno) que estaba por llegar.

Gracias por leernos.

Escribo esto con la ayuda de Raquel, que afortunadamente tiene mejor memoria que yo y no se olvida apenas de los detalles. Ella está un poco decepcionada porque esperaba mayor recepción a nuestra experiencia, espero no se arrepienta de lo hecho hasta aquí y quiera que sigamos contándoos todo lo que nos ha ido pasando posteriormente.

Feliz domingo.
Pues que no se decepcione más y que sepa que nos encanta saber qué es/sois muy apetecible según lo leído y según lo visto.

TODOS SOMOS PEPE
 
Gracias por la acogida. Vamos a proseguir con el relato de lo que sucedió después de nuestro primer encuentro con Pepe.

Tras habernos corrido los tres, caímos en la cama cansados pero felices.

Pepe le dio las gracias a Raquel por tan extraordinario momento como había pasado, repitiendo varias veces que había sido uno de los mejores encuentros sexuales de su vida.
Yo le di las gracias a él por su modo de tratarnos a los dos en general y a Raquel en particular; y le di las gracias a Raquel por haber confiado en mí.
Y Raquel nos dio las gracias a ambos. A mí por no haberla mentido ni exagerado (porque se lo había pasado de cine) y haberle puesto en manos de un hombre como Pepe: a él por su modo de tratarla; y a los dos en general por todo el placer que le habíamos dado.

Pepe nos invitó a pasar la noche allí pero teníamos planes, así que tras una ducha y una café nos despedimos con la promesa de volver a repetir a no muy tardar.

Cuando volvíamos a casa en el coche, Raquel lo hizo con su cabeza ligeramente apoyada sobre mi brazo derecho, muy relajada y feliz, y repitiendo en un par de ocasiones entre risas que lo de tener dos pollas es una experiencia única.

Esa noche no intimamos. La mañana siguiente fue explosiva, y dos semanas después volvimos a quedar con Pepe.

Esta vez, directamente en su casa.

Raquel vestía un vestido estilo ibicenco, estaba preciosa. Llegando a casa de Pepe, le propuse darle una sorpresa, y la invité a quitarse las bragas y dejarlas en el coche. Muerta de risa y animada, Raquel no tardó en deshacerse de sus bragas y dejarlas en la guantera. Me hizo saber que ya se había puesto muy cachonda y me cogió la mano para que la sintiera, pero la encendí más al negarme y decirle que prefería que fuese Pepe quien probara ese coño caliente.

Llegamos a casa de Pepe, a quien Raquel dio un buen morreo nada más entrar. Pepe alucinaba, y dijo:

- Vaya, veo que vienes con ganas.
- Ni te imaginas, dijo Raquel. Quieres comprobarlo?

Y llevando la mano de Pepe a su coño, él volvió a alucinar al tocar su coño desnudo y empapado, y no pudo evitar decirle:

- Vas a perdonarme, pero eres un poco zorrita, Raquel.
- No, soy una auténtica zorra caliente, respondió ella.

Sin dejar de besarse nos dirigimos directamente a la habitación, y allí Pepe hizo que Raquel pusiera una de sus piernas sobre un reposapiés que tenía junto a la cama. Con esa pierna así, Raquel le abrazó sin dejar de besarle y él solo tuvo que levantar un poco el vestido para tener acceso fácil a su coño, el cual empezó a masturbar primero despacio y luego con fuerza, lo que provocó una corrida tras otra de Raquel.

Mientras, yo me había desnudado, y cuando terminaron de besarse desnudé a Raquel y la hice ponerse de rodillas para que me la mamase. No tardó en hacerlo, igual que no tardó Pepe en desnudarse y colocarse al otro lado de Raquel, quien alternaba una polla con otra, incluso llegó a probar a meterse los dos capullos a la vez, de lo caliente que estaba.

Con las pollas ya muy duras, Pepe me pidió permiso para follársela, permiso que no necesitaba y que no tardó en aceptar. Se tumbó en la cama boca arriba y le pidió a Raquel que le cabalgara. Ella no tardó en coger el pollón de Pepe y dejarse caer sobre él lenta y profundamente, hasta tenerlo completamente dentro mientras se corría.

Pepe la trajo hacia él y se fundieron en otro de sus largos morreos. En esa postura a mí me quedaba el culo de Raquel bien abierto, así que aproveché para lamérselo bien y, una vez que lo sentí palpitante, me incorporé y le dije a Pepe:

- Amigo, disfruta de la primera doble penetración de Raquel.

Poco a poco (no porque pensara que le iba a doler, algo improbable porque el sexo anal era práctica habitual entre nosotros, sino porque quería que Raquel lo disfrutara al máximo) fui metiendo mi polla en el culo de Raquel, quien solo acertaba a decir:

- Jodeeeeer, me vais a partir de gusto, qué gozadaaaa.

En el momento en el que mis huevos toparon con los de Pepe, esto es, el momento en que nuestras dos pollas estaban completamente dentro de Raquel, ella volvió a correrse tipo meada, empapándonos, lo que nos dio pie a Pepe y a mí a comenzar a movernos alternativamente, provocando una corrida tras otra de Raquel.

Así estuvimos varios minutos hasta que yo salí de su culo, y pedí a Raquel que descabalgara a Pepe y se sentase sobre su polla al revés, mirando para mí, pero cabalgándole sobre su culo. Ella estaba completamente desatada, así que se dió la vuelta, se colocó sobre su polla y de nuevo dejándose caer, pero esta vez sobre su culo, el pollón de Pepe terminó engullido por el culo de Raquel.

Otra corrida abundante mientras que Pepe la masturbaba hizo que yo le pidiera a Raquel que se tumbase sobre el pecho de Pepe, para así poder metérsela yo en el coño y volver a hacer un sándwich con ella.

Pepe bufaba, resoplaba, gemía y, literalmente, flipaba con todo lo que estaba sucediendo. Hasta que dijo que no podía aguantar más y se corrió en el culo de Raquel al tiempo que ella lo hacía por enésima vez.

Yo detuve mi follada poco a poco, y cuando la polla de Pepe salió del culo de Raquel, también lo hizo un hilo de leche de Pepe que mojó los muslos de Raquel.

Pepe nos pidió disculpas por no poder aguantar más, y Raquel le dijo que por favor no debía disculparse, que había sido genial. Raquel me dijo que si quería terminar (correrme), pero yo estaba muy bien y me daba lo mismo acabar que no.

Así estuvimos, tumbados en la cama con Raquel entre Pepe y yo, hablando y acariciándonos, hasta que Pepe dijo que iba a ducharse y le preguntó a Raquel si quería acompañarle.

Ella accedió y se metieron juntos en la ducha. Aunque a Pepe ya no se iba a volver a levantar, esa ducha juntos dio para mucho, porque Pepe le hizo una buena comida de coño a Raquel y ella a su vez y tras sugerírselo yo, le hizo una estupenda comida de culo a Pepe.

Después de la ducha, procedimos a tomar un café, siempre desnudos los tres, y como Pepe no estaba para mucha más fiesta, tras el café nos despedimos de él pero ya con una cita para la siguiente semana establecida.

Salimos de su casa y durante el trayecto de regreso en coche, Raquel me confesó que le había vuelto loca la doble penetración, sobre todo cuando Pepe le folló el culo.

Otra vez la semana pasó volando, has
ta que llegó el siguiente fin de semana, ya finales de junio.
 
Gracias por la acogida. Vamos a proseguir con el relato de lo que sucedió después de nuestro primer encuentro con Pepe.

Tras habernos corrido los tres, caímos en la cama cansados pero felices.

Pepe le dio las gracias a Raquel por tan extraordinario momento como había pasado, repitiendo varias veces que había sido uno de los mejores encuentros sexuales de su vida.
Yo le di las gracias a él por su modo de tratarnos a los dos en general y a Raquel en particular; y le di las gracias a Raquel por haber confiado en mí.
Y Raquel nos dio las gracias a ambos. A mí por no haberla mentido ni exagerado (porque se lo había pasado de cine) y haberle puesto en manos de un hombre como Pepe: a él por su modo de tratarla; y a los dos en general por todo el placer que le habíamos dado.

Pepe nos invitó a pasar la noche allí pero teníamos planes, así que tras una ducha y una café nos despedimos con la promesa de volver a repetir a no muy tardar.

Cuando volvíamos a casa en el coche, Raquel lo hizo con su cabeza ligeramente apoyada sobre mi brazo derecho, muy relajada y feliz, y repitiendo en un par de ocasiones entre risas que lo de tener dos pollas es una experiencia única.

Esa noche no intimamos. La mañana siguiente fue explosiva, y dos semanas después volvimos a quedar con Pepe.

Esta vez, directamente en su casa.

Raquel vestía un vestido estilo ibicenco, estaba preciosa. Llegando a casa de Pepe, le propuse darle una sorpresa, y la invité a quitarse las bragas y dejarlas en el coche. Muerta de risa y animada, Raquel no tardó en deshacerse de sus bragas y dejarlas en la guantera. Me hizo saber que ya se había puesto muy cachonda y me cogió la mano para que la sintiera, pero la encendí más al negarme y decirle que prefería que fuese Pepe quien probara ese coño caliente.

Llegamos a casa de Pepe, a quien Raquel dio un buen morreo nada más entrar. Pepe alucinaba, y dijo:

- Vaya, veo que vienes con ganas.
- Ni te imaginas, dijo Raquel. Quieres comprobarlo?

Y llevando la mano de Pepe a su coño, él volvió a alucinar al tocar su coño desnudo y empapado, y no pudo evitar decirle:

- Vas a perdonarme, pero eres un poco zorrita, Raquel.
- No, soy una auténtica zorra caliente, respondió ella.

Sin dejar de besarse nos dirigimos directamente a la habitación, y allí Pepe hizo que Raquel pusiera una de sus piernas sobre un reposapiés que tenía junto a la cama. Con esa pierna así, Raquel le abrazó sin dejar de besarle y él solo tuvo que levantar un poco el vestido para tener acceso fácil a su coño, el cual empezó a masturbar primero despacio y luego con fuerza, lo que provocó una corrida tras otra de Raquel.

Mientras, yo me había desnudado, y cuando terminaron de besarse desnudé a Raquel y la hice ponerse de rodillas para que me la mamase. No tardó en hacerlo, igual que no tardó Pepe en desnudarse y colocarse al otro lado de Raquel, quien alternaba una polla con otra, incluso llegó a probar a meterse los dos capullos a la vez, de lo caliente que estaba.

Con las pollas ya muy duras, Pepe me pidió permiso para follársela, permiso que no necesitaba y que no tardó en aceptar. Se tumbó en la cama boca arriba y le pidió a Raquel que le cabalgara. Ella no tardó en coger el pollón de Pepe y dejarse caer sobre él lenta y profundamente, hasta tenerlo completamente dentro mientras se corría.

Pepe la trajo hacia él y se fundieron en otro de sus largos morreos. En esa postura a mí me quedaba el culo de Raquel bien abierto, así que aproveché para lamérselo bien y, una vez que lo sentí palpitante, me incorporé y le dije a Pepe:

- Amigo, disfruta de la primera doble penetración de Raquel.

Poco a poco (no porque pensara que le iba a doler, algo improbable porque el sexo anal era práctica habitual entre nosotros, sino porque quería que Raquel lo disfrutara al máximo) fui metiendo mi polla en el culo de Raquel, quien solo acertaba a decir:

- Jodeeeeer, me vais a partir de gusto, qué gozadaaaa.

En el momento en el que mis huevos toparon con los de Pepe, esto es, el momento en que nuestras dos pollas estaban completamente dentro de Raquel, ella volvió a correrse tipo meada, empapándonos, lo que nos dio pie a Pepe y a mí a comenzar a movernos alternativamente, provocando una corrida tras otra de Raquel.

Así estuvimos varios minutos hasta que yo salí de su culo, y pedí a Raquel que descabalgara a Pepe y se sentase sobre su polla al revés, mirando para mí, pero cabalgándole sobre su culo. Ella estaba completamente desatada, así que se dió la vuelta, se colocó sobre su polla y de nuevo dejándose caer, pero esta vez sobre su culo, el pollón de Pepe terminó engullido por el culo de Raquel.

Otra corrida abundante mientras que Pepe la masturbaba hizo que yo le pidiera a Raquel que se tumbase sobre el pecho de Pepe, para así poder metérsela yo en el coño y volver a hacer un sándwich con ella.

Pepe bufaba, resoplaba, gemía y, literalmente, flipaba con todo lo que estaba sucediendo. Hasta que dijo que no podía aguantar más y se corrió en el culo de Raquel al tiempo que ella lo hacía por enésima vez.

Yo detuve mi follada poco a poco, y cuando la polla de Pepe salió del culo de Raquel, también lo hizo un hilo de leche de Pepe que mojó los muslos de Raquel.

Pepe nos pidió disculpas por no poder aguantar más, y Raquel le dijo que por favor no debía disculparse, que había sido genial. Raquel me dijo que si quería terminar (correrme), pero yo estaba muy bien y me daba lo mismo acabar que no.

Así estuvimos, tumbados en la cama con Raquel entre Pepe y yo, hablando y acariciándonos, hasta que Pepe dijo que iba a ducharse y le preguntó a Raquel si quería acompañarle.

Ella accedió y se metieron juntos en la ducha. Aunque a Pepe ya no se iba a volver a levantar, esa ducha juntos dio para mucho, porque Pepe le hizo una buena comida de coño a Raquel y ella a su vez y tras sugerírselo yo, le hizo una estupenda comida de culo a Pepe.

Después de la ducha, procedimos a tomar un café, siempre desnudos los tres, y como Pepe no estaba para mucha más fiesta, tras el café nos despedimos de él pero ya con una cita para la siguiente semana establecida.

Salimos de su casa y durante el trayecto de regreso en coche, Raquel me confesó que le había vuelto loca la doble penetración, sobre todo cuando Pepe le folló el culo.

Otra vez la semana pasó volando, has
ta que llegó el siguiente fin de semana, ya finales de junio.e
 
Está cardiaco el relato, parece que a Raquel le gusta más el sexo anal que el vaginal y lo de las doble penetración también, muy bueno.
 
Está cardiaco el relato, parece que a Raquel le gusta más el sexo anal que el vaginal y lo de las doble penetración también, muy bueno.
Buenos días.

Gracias por tus palabras.

Y si, efectivamente, a día de hoy (y más aún después de lo que ha ido pasando y que falta por contar) Raquel se corre más intensamente con el sexo anal que con el vaginal.
 
Gran relato, ya me gustaría ser a mí esa tercera persona para poder disfrutar de ella igual que Pepe..
 

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