Año 2009. Diciembre. Yo con 19 años cumplidos en noviembre y ella con los 19 recién de octubre. Los dos éramos alumnos de un ciclo de economía, yo había intentado uno de informática pero lo había dejado y ella había repetido un curso no sé si de la ESO o de Bachillerato. Cena-salida de la clase para celebrar el fin del 1ºer trimestre. En mi caso, mi primera salida de todo: salida nocturna, salida con compañeros de clase, salida con alcohol, salida de discoteca... ¿Otros tiempos? JA. El problema de tener padres autoritarios y antisociales...
La chica os la puedo resumir como la típica tonta tetuda: bajita de estatura, buenas caderas, buenos pechos, voz de niña pequeña, pelo castaño largo liso recogido en una cola de caballo y gafas. ¿Para los aficionados al nopor? Salvando las distancias, una "Leana Lovings" con más caderas y un poco más de pechos (sin exagerar). Cuando aquella noche llegó al bar-restaurante me costó identificarla: vestido, pelo liso suelto, fuera gafas y gran maquillaje. Eran dos chicas diferentes aunque a mí me gustaban las dos, jajaja.
Yo le había confesado a una compañera de clase que me gustaba ("gustar"... bendita inocencia) y se había corrido el rumor por la clase. Así fue la noche: bar-restaurante, 1ºa discoteca, 2ºa discoteca, 3ºa discoteca... Fuimos perdiendo a gente hasta que a las 3-4 de la mañana quedamos media docena de personas. La chica más avispada del grupo pidió un taxi para seguir la fiesta en el piso de una o uno y de paso dejarnos a los dos solos con la "promesa" de que fuéramos andando hasta allí... guiño, guiño.
Nos pusimos a caminar hasta que ella quiso orinar y, ni corta ni perezosa, se colocó detrás de dos mamotretos de metro, metro y medio para reciclar papel y vidrio. Estuve tentado de ir a espiar pero me contuve porque la zona estaba bastante concurrida. Cuando acabó, vino hacia mí sonriente con las bragas en la mano, bragas que luego guardó en el bolso.
Seguimos andando hasta que por el cansancio, fingido o no; se apoyó en la barandilla de piedra del paseo marítimo de la ciudad en la que estábamos. Y yo, detrás de ella, intentando reunir el valor para lanzarme pero eran muchas cosas en contra... 1º Ella no iba borracha, iba contenta pero a mi cerebro (totalmente sobrio) le pareció que iba a aprovecharme de su estado... 2º Era virgen y, aún más, no me había liado con nadie, nunca... 3º Mi fimosis estaba todavía sin operar... y 4º, lo más patético de todo, la quería como pareja y no para un rato...
Os aseguro que pasados solo 2-3 años y con las mismas condiciones de aquella noche (sobrio, primerizo y con fimosis) hubiera hecho todo lo que mi fisionomía (fimosis) me hubiera permitido: borrar mis huellas dactilares sobando sus tetas... lamer, chupar y morder sus pezones hasta dejarlos listos para cortar cristal... meter uno, dos, incluso tres dedos en su coñito dejando mis uñas impregnadas con su fragancia interna durante días... sus bragas misteriosamente desaparecidas de su bolso para pajearme oliéndolas y rociándolas de semen hasta que no dieran para más... una buena mamada entre dos coches, en mi portal o en el suyo... y, por ultimo, una gran corrida en sus tetas, cara y/o boca...
Por desgracia, no me atreví a nada, empezó a chispear (no de la manera que pensáis, pervertidos), pedimos un taxi y cada uno a su casita.
Hubo más situaciones desaprovechadas con otras chicas pero la que acabo de narrar fue el tren, autobús, barco, avión, cohete... que solo pasa una vez en la vida y de la que, incluso hoy en día con pareja, sigo acordándome y arrepintiéndome...