Masturbarse en público, chicos y chicas

Os cuento mi primera experiencia sexual con corrida. Yo era bastante chaval y salimos de fiesta con el grupito de amigos. En nuestro grupo había dos chicas. Una de ellas era la más espabilada de todas. La mitad de nosotros éramos vírgenes, la otra mitad habría follado una o dos veces, mientras que ella ya había follado con muchos y había hecho de todo. Hablaba de sexo con más naturalidad que nosotros, era un punto marimacho (lo digo con todo el cariño del mundo, solo para que os hagáis una idea). El caso es que yo estaba bastante colado por ella, y habíamos hecho alguna cosilla: besos, tocar por encima de la ropa, etc. Ella me quería a su manera. Los amigos sabían que tonteábamos y haciamos esas cosas, de hecho siempre bromeaban con el típico: a ver si te lo follas ya de una vez.

Estábamos en un pub oscuro, sentados en unas sillas bajitas y con una mesa enorme y alta que tapaba todo. Mientras hablábamos de cualquier cosa noté que ella pone su mano en mi pierna y la va subiendo poco a poco, mi polla ya estaba dura en cuanto noté que empezaba a subir. Eso me lo había hecho alguna vez, pero todo paraba ahí. Esa noche me agarró fuerte la polla y empezó a sobar por encima del pantalón. Mientras, con una habilidad increíble para hacer dos cosas a la vez, ella dirigió la conversación de la mesa hacia el tema sexo. Contaba entre risas y cubatas que llevaba un tiempo caliente y masturbándose más de lo normal. Yo no pude articular palabra mas que algún monosílabo mientras duró el asunto. En un momento dado, mientras ella seguía frotando, yo notaba que no me iba a aguantar. Me cogía del glande y daba círculos, la soltaba, la frotaba, la agarraba, etc. Me entró pánico pensando en correrme ahí delante de todos, pero no pude evitarlo. Abrí un pelín más las piernas, me la agarro y frotó un poco más rápido. Ya no había vuelta atrás, los chorros de semen salieron contra la tela del boxer. Ella no se terminó de dar cuenta de lo que había pasado, le aparté la mano y volvía beber del cubata que se me estaba calentando. Al poco, le envíe un whatsapp diciéndole: lo siento...es que me he corrido. Ella me contestó: me encantas.

Estuve mucho más tiempo tonteando con esa chica, aunque paradójicamente, no llegó a desvirgarme ella.
Buena historia. No entiendo los de “lo siento, es que me he corrido”…ella sabría que te ibas a correr sí o sí y seguro que eso es lo que querría que pasara
 

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