La Destartalá

Bien comidos, bien bebidos y bien follaos, el campamento de la felicidad. Bueno, menos la pobre Mari, que se va a desgastar los dedos de tanta paja, cuando coja a Víctor lo seca en un pispas.

Es el momento de subir la apuesta de los ataques. Como estarán más pendientes de las sucursales, aprovechar para dar un ataque directo a la central de la Logia, posiblemente menos protegida.
 
Es el momento de subir la apuesta de los ataques. Como estarán más pendientes de las sucursales, aprovechar para dar un ataque directo a la central de la Logia, posiblemente menos protegida.
Ahí, con dos cojones ... a por el pez gordo.
No sé yo, a estos les cortas una cabeza y les crece otra que estaba deseando aparecer.
A mi la estrategia de Elvira de sacar a la luz las barbaridades que cometen ya me estaba bien, eso tal vez cree cierta condena social y ganas de esclarecer de más gente.
Pero, efectivamente, cada vez se pone más complicado.
Lo que me gustaría es que a partir de las acciones de Elvira, otros como ella o simplemente gente como sus padres, se animasen a sacar a la luz otras sucursales ... está muy sola, demasiado sola ante el peligro ... es el momento en el que, cuando menos se espera, los vecinos del pueblo aparecen ante el sheriff para ofrecer su ayuda ...
 
Última edición:
los vecinos del pueblo aparecen ante el sheriff para ofrecer su ayuda ...

¿Pero que coño de relato está leyendo este hombre? ¿Lee este o está leyendo uno del oeste y se le mezclan en el cerebro?

Te lo pregunto yo, Elvira, de vez en cuando subo a la cima para leer los comentarios y este... este me ha sacado de mis casillas ¿Que estás leyendo hombre? Si no fuera porque no puedo salir de aquí así como así te haría una visita, te iba a aclarar las ideas rápido a ti. Sheriff, sheriff ¿Eso que coño es?

¡Hostia! Lo envío rápido que el jodido autor casi me pilla escribiendo aquí...
 
¿Pero que coño de relato está leyendo este hombre? ¿Lee este o está leyendo uno del oeste y se le mezclan en el cerebro?

Te lo pregunto yo, Elvira, de vez en cuando subo a la cima para leer los comentarios y este... este me ha sacado de mis casillas ¿Que estás leyendo hombre? Si no fuera porque no puedo salir de aquí así como así te haría una visita, te iba a aclarar las ideas rápido a ti. Sheriff, sheriff ¿Eso que coño es?

¡Hostia! Lo envío rápido que el jodido autor casi me pilla escribiendo aquí...
Pues ve haciéndote a la idea, Elvirita, de que nadie en el pueblo va a mover un puto dedo por ti ... la Logia pillará a tu "amado", sea este el que sea y tú estarás sola, sola ante el peligro, con su vida en tus manos ... espero que te vaya tan bien como a Gary Cooper, que está en los cielos.

Y no solo estarás sola y sin ayuda, rodeada de cobardes, encima, cuando todo acabe, tras tirar tu placa al suelo con desprecio, montarte en un carro con tu amado o amada y emprender viaje a una isla donde comer fruta procedente de la otra punta del mundo y pescado ultracongelado ... cuando creas que todo acabó, alguien que yo me sé, te enviará a la fiscalía y te enchironarán por cómplice de los asesinatos de la Logia.

Venga, piensa en eso, a ver si así te siente más segura y recuperas la confianza en ti misma ... ¡Floja! Que eres una floja.
 
Última edición:
Toma sheriff, este si que es un tipo duro, no como tú, ahí, con tu papá y tu mamá en la cabaña de la montaña ... ¡Llorona!

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:rolleyes: ... :unsure: ... bueno, tal vez sí que mezcle cosas, no sé, está todo tan confuso ... ¿Cuándo aparecerán los Jedi para rescatar a la princesa Mari?

Que la Fuerza os acompañe.
 
...

A media mañana del domingo, subieron a la cima Mónica, Elvira y García, estiraron un par de mantas, se desnudaron y se pusieron a tomar el sol.

-Nenas, tengo que reconocer que me da un poco de vergüenza estar así con vosotras.- Les decía García.
-Así como ¿Tomando el sol?- Preguntaba Elvira.
-No, en pelotas, me da cosa estar al lado de dos cuerpos como los vuestros, es que estáis muy buenas tías.
-¡Va García! Que ya tenemos una edad mujer, que no somos unas adolescentes.- Le contestaba Mónica.
-Vicente y yo estamos pasados de peso…
-¡Qué manía! ¿Y qué? Tampoco estáis gordos.
-Y yo parezco un botijo al lado de dos superwoman´s como vosotras.
-¡Eh, eh! Aquí la única súper modelo que hay es Mónica, que tiene un cuerpazo que flipas.- Les decía riendo Elvira.
-¿Queréis parar de decir tonterías las dos? Tomemos el sol ¡Coño!- Les recriminaba Mónica.
-Sí, sí, tomemos el sol, pero a ti no se te va a quitar el cuerpazo y lo guapa que eres, ni a mí me va a arreglar lo fea que soy.

Elvira y Mónica se incorporaron sentándose en la manta, miraban a García que seguía estirada.

-Lo siento chicas, es una manía que tengo desde la adolescencia, toda la vida me ha perseguido, pensaba que nunca tendría novio, empecé a ir con Vicente porque no creía que otro hombre se fijaría en mí…
-¡Una cosa! ¿No me dirás que te casaste con tú marido por qué…?- Decía Elvira.
-Sí, me quise casar y tener hijos pronto para atraparlo.

Mónica y Elvira no sabían que decir, había un incómodo silencio. Mónica pensaba que nunca podría hacer algo así, tenía dudas de si García era feliz.

-¿Entonces…? Perdona la pregunta- Le decía Mónica.- ¿Tú… eres feliz con…?
-Sí- No le dejó acabar la frase García.- soy feliz, con el tiempo he aprendido a querer y amar a Vicente, es muy buen padre y nos quiere mucho a todos...
-¿Estás bien con él? ¿Te llena la vida?- Preguntaba Elvira.

García las miraba, sin decir nada, pensando.

-Tengo que reconocer que en el plano sexual hemos mejorado mucho, follamos mejor que nunca. Hemos venido a tomar el sol ¿No?- Respondió García.

Esa respuesta les dio a entender tanto a Elvira como a Mónica, que García tenía sus demonios interiores, como muchas personas los tienen, tal vez por estar en aquella situación, García les confesó algo que no hubiera hecho jamás en su vida cotidiana.

Cuando pasó un ratito sin que ninguna dijera nada.

-Como se lo digáis a Vicente os mato.- Las tres se pusieron a reír.



En el campamento, Vicente, el marido de García, estaba sentado leyendo un libro, de historia, claro, a la sombra en la entrada de su tienda, los niños todavía dormían. Se acercó Mari, Vicente, como persona educada, dejó de leer y le acercó una silla para que ella también se sentara.

-¿Cómo llevas estar aquí tantos días?- Le preguntaba Vicente.
-En realidad no son tantos días, pero es aburrido estar aquí sin hacer nada.
-Podías haber subido a tomar el sol con las chicas.
-Bueno, prefiero alejarme de Elvira, me pone nerviosa con sus bromitas.
-Por lo que sé te ha salvado la vida dos veces, una dándote una identidad nueva para que no te encontraran, y otra literalmente cuando estaban a punto de matarte.
-Eso es verdad, y le estoy muy agradecida… sabes que pasa, que ella tiene un carácter muy fuerte, es muy segura de ella misma, se atreve con todo, justo lo contrario de cómo soy yo, yo solo quiero casarme y tener una familia, no quiero emociones fuertes en mi vida.
-Eres como yo, me gusta leer, dar clases a mis alumnos y vivir tranquilo, la parte de emoción en mi vida la ponen García y sus compañeros, por eso me gusta ir a tomar algo con ellos al bar algunos viernes, explican anécdotas de la policía y me gusta escucharlos.
-¿Cómo es el matrimonio? ¿Cómo es estar casado con otra persona y tener hijos? Yo tengo ganas de hacerlo pero no tengo experiencia, no sé si es bueno o malo, es lo que nos vende la sociedad como normal, pero… ¿Es así?

Vicente la miraba sonriendo, pensaba que contestarle.

-Que preguntita Mari, te voy a responder lo que yo creo o lo que he vivido yo, supongo que cada persona tendrá su experiencia. No todo el mundo tiene el mismo motivo para casarse y tener hijos, unos lo hacen por interés, otros por obligación, han dejado embarazada a la novia y se sienten obligados moralmente, por ejemplo, hay culturas que los padres escogen la pareja para sus hijos, después tienen que aprender a quererse, o no, otros por amor, porque la pareja se quiere y desean tener una vida juntos, ese es el mejor motivo, para mí, claro, y es el que espero que te pase a ti.

Mari, notó algo raro en Vicente.

-¿Y tú? ¿Por qué motivo lo hiciste?

Vicente miraba fijamente a Mari, no sabía si contestarle, o contestarle una mentira.

-Yo lo hice por amor, quería y quiero mucho a García… y sabía que ella no me quería a mí…
-¡No jodas!- Se le escapaba a Mari.
-Ella era la que tenía ganas de casarse y de tener hijos, pero no me quería, lo notaba, esas cosas se notan, sabes.
-No lo entiendo.
-Porque tenía miedo de quedarse soltera y estar toda la vida sola, llegué a pensar que cuando tuviéramos los hijos se separaría de mí, que con sus hijos ya se sentiría acompañada y yo le sobraría… y no pasó eso, aprendió a quererme, a amarme, se lo noté en los ojos, en cómo me miraba, algo cambió dentro de ella.
-Esa historia es muy triste.
-Con un final feliz, por suerte.
-La verdad es que se os ve una familia muy bonita.
-Lo somos, por eso te decía que hay muchas maneras de llegar a esto.

Mari miraba con una sonrisa a Vicente, creía haber aprendido algo, pensaba que Vicente era una persona culta que sabía explicar las cosas muy bien, seguramente porque es profesor, pensaba Mari.

-¡Me cago en la puta! Tiras la bola como el culo y tienes la suerte de tocar la mía y apartarla.
-Lo he hecho expresamente ¿O no te has dado cuenta? Zoquete.

Volvían a discutir los hombres de la petanca. Las mujeres, desde la puerta de la cabaña, los miraban.

-Estos hombres están muy tensos, no paran de discutir.
-¿Será por estar aquí varios días sin salir?
-Que va, mujer.

La madre de Álex le dijo algo al oído a la de Elvira, las dos reían, se metieron en la cabaña y poco después salían. La madre Álex se acercó a su marido.

-Ven cariño, vamos a dar una vuelta.
-¿Ahora? ¿No puedes esperar a que acabemos la partida?
-Ven, ya la acabaréis después.

El otro hombre miró a su mujer, desde la entrada de la cabaña le hacía gestos para que se acercara.

-¿Por dónde quieres dar esa vuelta?
-Vamos hasta la charca de las ranas, hace tiempo que no la veo.- Le contestaba la mujer.

Los dos caminaron tranquilamente, dando un paseo, hasta que llegaron a la charca. La mujer se le acercó con una sonrisa, sin decir nada, le bajó la cremallera del pantalón, le agarró la polla y se la sacó, empezó a hacerle una paja.

-¿Y esto?- Preguntó el marido extrañado.
-Creo que tienes que relajarte, te veo últimamente muy tenso.
-Será por el aire fresco de la montaña.
-Será eso, porque no ha pasado una semana desde la última vez.

Hablaban, sin dejar ella de pajearlo. El marido no tardó en tener la polla como una estaca, agarró a la mujer por la cintura, la giró, hizo que apoyara las manos en un árbol, le levantó el vestido, le bajó las bragas, ella se las quitó metiéndoselas en un bolsillo, él se mojó la mano con saliva y le lubricó el coño, varias veces, para que estuviera muy mojado, se agarró la polla y se la metió, con cuidado, suavemente. Cuando notó que entraba y salía con fluidez, que su mujer empezaba a gemir de gusto, aumentó el ritmo y la dureza, la penetraba con fuerza, con decisión, la mujer notaba que se le movía todo el culo cada vez que él la penetraba.

-Que dura que la tienes, que bien me follas.

Le decía la mujer para excitarlo más, y lo conseguía, el marido la penetraba sin miramientos, se la follaba a lo salvaje, todo lo salvaje que la edad le permitía, claro, ya no eran unos críos. La mujer separaba más los pies, el marido sabía porque lo hacía y apretó más la follada, la corrida de la señora fue épica, a la vez que se meaba de gusto, por eso separaba los pies, él continuó dándole caña, hasta que no pudo más, su mujer se giró, le agarró la polla y dándole unos cuantos meneos, el hombre se corrió, le salieron varios disparos de leche que ya querría un tío más joven hacerlo. La mujer fue aflojando la paja hasta que lo dejó seco.

-Que dura se te pone todavía y como te corres, eso no es normal a tu edad.
-Sí, sí, pero sabes que no puedo hacerlo cada día.
-¡Coño! Solo faltaba eso.

La mujer, sacó del bolsillo del vestido, papel de cocina que había agarrado antes de dar el paseo, sabía lo que pasaría y se preparó, se limpió, después se puso las bragas y se agarró al brazo de su marido, que ya se había subido los pantalones, para volver al campamento dando otro bonito paseo.


La otra señora, metió a su marido en la habitación de la cabaña, le sacó la polla y se la pajeó, al marido le costó un poco más ponérsela dura, no tenía el vigor que su compañero. Una vez la tuvo a punto, le dijo a su mujer que se colocara, ella se arremangó el vestido, se quitó las bragas y se colocó en el borde de la cama a cuatro patas, el marido buscó en el cajón de la mesita de noche, el tubo de lubricante, se puso en una mano y se la pasó por el coño a su mujer, sin perder más tiempo se la metió, la penetró, gruñendo suavemente, mientras él se la follaba, ella, por debajo, se acariciaba el clítoris, ya se conocían y lo tenía todo controlado, cuando él empezó a correrse, a llenarle el coño de leche, ella acababa su paja corriéndose al mismo tiempo.

Un rato más tarde, las dos señoras, con una sonrisa, miraban a sus maridos como habían reemprendido la partida de petanca.

-Muy bien tirada esa bola.
-No creas, la tuya ha sido mucho mejor.
-No tengo claro quién gana, está muy justo.
-No, no, está clarísimo que tu bola está más cerca, has ganado tú.

Las mujeres se miraban, se reían y se metían dentro de la cabaña, salían de nuevo con una cerveza cada una, volvía la paz, por unos días.

Llegaron las chicas que estaban tomando el sol, pasaron por delante de la cabaña, allí estaban las dos señoras bebiendo cerveza.

-¿No es un poco pronto para beber cerveza, señoras?- Preguntó con inocencia García.
-Bebemos cerveza cuando nos sale del coño.- Respondió sin pensárselo la madre de Elvira.
-Desde luego nena, como se nota que es tu madre.- Le decía sorprendida García a Elvira. Las cinco mujeres reían.

Vieron a Mari y Vicente jugando con los niños.

-¿Qué tal?-Preguntó García a su marido.
-Bien ¿Sabías que Mari se cuidaba de los niños en el orfanato? Sabe muchos juegos para ellos.
-No, no lo sabía ¿Qué habéis hecho?- Se le notaba a García celosa.
-Nada, hemos hablado un rato antes de que los chicos se despertaran.
-¿Solo hablado?
-¡Por favor! ¿Qué pregunta es esa?- Se quejaba Vicente.
-Lo siento… yo mejor me voy.- Se disculpaba Mari.
-¡Mamá! ¿Ahora se tiene que ir Mari?- Se quejaba uno de los niños.

Mari se apartaba triste, García respiraba profundamente, se daba cuenta de que se había pasado, caminó hasta ponerse a la altura de Mari.

-Lo siento Mari, he sido muy injusta contigo.
-Solo me he acercado a hablar con Vicente porque me aburría, no pretendo nada, lo único que quiero es volver a ver a mi novio.
-Ya lo sé, Mari, lo siento ¿Puedes quedarte con los niños un rato?
-Claro, me lo paso muy bien con ellos.

García se acercó a su marido agarrándolo de la mano.

-Ven conmigo, tú y yo vamos a subir a la cima.

Vicente sonreía contento, Mónica y Elvira que se habían quedado por allí cotilleando, se tapaban la boca para no reír.


Álex y Fran, tomaban un café sentados dentro de la tienda, cuando aparecieron Mónica y Elvira.

-¿Queréis tomar algo?- Les preguntaba Álex.
-Yo me serviré café también.- Decía Elvira.
-Yo prefiero un refresco, estoy acalorada de tomar el sol.
-Voy a buscarlo.- Le decía Álex mientras salía de la tienda.

Cuando volvió Álex, los cuatro sentados hablaban.

-A partir de ahora será más difícil- Hablaba Elvira.- han visto que tenemos misiles para destruir desde la distancia, intensificaran la vigilancia, no solo controlaran el edifico, también las calles más próximas. El círculo de seguridad será más amplio y más complicado para nosotros acercarnos. No sé como lo haremos.
-Se tendrá que estudiar a fondo cada situación, intentar avanzarnos a ellos.- Comentaba Fran.
-Eso es lo que hemos hecho hasta ahora, sorprenderlos, a partir de ahora será más difícil.- Añadía Elvira, Mónica y Álex escuchaban sin decir nada, ellos parecían mucho más experimentados en cosas así.


En Madrid, en la sala de reuniones del presidente, había seis personas reunidas, el presidente y cinco personas de su confianza.

-Actuó varios días seguidos, después dejó pasar un día o dos, creo que en ese momento se fue de Madrid, en este último atentado contra una de nuestras sucursales, esto tenemos que estudiarlo.- Les decía el presidente, en la pared tenía un mapa de España.- Su última acción fue aquí, imaginemos que está escondida, ella y más gente, como sabéis no hay ningún familiar, ni ningún amigo localizable, eso es porque estaba preparado, se han escondido todos, si es así ¿Por qué fue aquí su último ataque? Si fuera yo, escogería un lugar que no estuviera muy lejos de mi escondite, pero tampoco demasiado cerca.
-Si hacemos un círculo a… pongamos dos horas de camino en coche, es demasiada extensión, no podremos investigar tanto terreno.- Opinaba uno de los presentes.
-Sí, es cierto, pero… ¿Os habéis dando cuenta? Ciudadseca entra dentro de ese posible círculo ¿Por qué? ¿Es posible que para esconder a su familia y amigos? ¿Lo haya escondido cerca de la ciudad? Así corría menos peligro que trasladándolos más lejos.
-Intensificaremos las investigaciones en Ciudadseca.- Comentaba otro asistente con la confirmación del presidente.


Aquella noche, Elvira subió a la cima para hablar con el jefe, la noticia le había llegado, le pidió a Elvira precaución, el presidente había dado luz verde para investigar por Ciudadseca. Elvira no se preocupó demasiado, ya esperaba que los hombres del presidente investigaran por la ciudad, habían desparecido sus padres, y los de Álex, y los amigos como García y su familia, y la novia de Álex, estaba claro que se habían escondido, si no habían descubierto nada hasta ese momento, no tenían porque descubrirlo a partir de esa noche.

Cuando llegó al campamento, como cada noche la esperaba el resto de la gente, para saber si había alguna novedad importante. A esa hora, después de cenar, los niños ya dormían y los demás se juntaban con ella en la entrada de la cabaña, Elvira les explicó lo que le había dicho el jefe.

-Están cerrando el círculo, solo es cuestión de días que descubran algo.- Opinaba Fran.
-¿Quieres decir? Hasta ahora no han descubierto nada y ya estaban investigando.- Se extrañaba Elvira.
-Si el jefe te ha dicho que ha intensificado las investigaciones, es porque saben que debemos estar cerca, o se lo imaginan.
-Nadie sabe que existe esta cabaña ¿Verdad?- Preguntaba Álex a sus padres y a los de Elvira.
-No, siempre la hemos mantenido en secreto.- Contestaba uno de los hombres.
-Nadie sabe que existe.- Afirmaba una de las señoras.

Elvira, muy seria, suspiraba.

-Si nos encuentran, no habrá servido de nada todo lo que se ha hecho, y… tengo que reconocer que no sé qué hacer a partir de ahora, para seguir descubriendo sucursales nos la vamos a tener que jugar mucho, no sé.- Decía Elvira mirando el cielo estrellado, como si quisiera encontrar algo de inspiración allí arriba.

Fran le pasó el brazo por los hombros y se la llevó para la tienda, el grupo se fue disgregando, si a Elvira se la veía tan preocupada, no era nada bueno.

Al día siguiente por la mañana, cuando estaban desayunando, los niños todavía dormían.

-Tenemos intercomunicadores a distancia, podríamos cargarlos con la batería de los coches y tener a alguien vigilando la entrada del camino, si ve entrar a un grupo de coches podría avisar y estar preparados aquí arriba.- Comentaba Álex.
-No es mala idea, podríamos irnos turnando, hacer unos turnos de guardia.- Opinaba Fran.
-En eso podría ayudar yo, es mi trabajo en la comisaria.- Se ofrecía García.
-Tranquilos, tranquilos- Entraba en la conversación Elvira.- es verdad, no es mala idea, y si es necesario lo haremos, de momento no creo que sea necesario, si ponemos alguien en el camino de entrada, aunque esté escondido, es posible que algún coche que pase lo vea, eso nos pondría más en peligro, no quiero darles ninguna ventaja.

Los demás movían la cabeza dándole la razón. Salieron de la cabaña, Mari, García, Vicente, Mónica y Álex, dentro, el padre de Elvira le preguntaba a su hija.

-¿Tenemos que preocuparnos?
-Un poco, no os voy a engañar, como dice Fran se están acercando, tengo que pensar, tengo que pensar en algo… y pronto.
-Hija- Le decía su madre a Elvira.- si tenemos que luchar lucharemos, a mí dame una pistola y pegaré tiros como el primero.
-¡Mamá por favor!- Se escandalizaba Elvira.
-Tú madre es capaz de hacerlo.
-Ya lo sé papá, eso es lo que me preocupa.

Salía Elvira y Fran de la cabaña, a Fran se le escapaba la risa. No quisieron decirle nada al resto del grupo de la conversación con los padres, no quisieron preocuparlos. A media mañana, Mari, vio como Mónica y Álex entraban en el camino de la cima, sabía a lo que iban, aquellos dos follaban cada día, y a veces por la mañana y por la tarde, doble sesión.

Mari hizo su movimiento de disimulo habitual, rodeó la cabaña, esperó un poco y los siguió. Cuando llegó a su escondite preferido los miró, se estaban besando y metiendo mano, Mónica le agarraba la polla por dentro del pantalón del chándal y él el coño, por los movimientos de las manos parecía que ese día estaban especialmente calientes. Álex se quitó la ropa, Mónica se arrodilló delante de él, le agarró la polla y se la metió en la boca, le estaba haciendo una buena mamada, con ganas, metiéndose la polla hasta la garganta de vez en cuando, cuando se la sacaba veía la polla de Álex llena de saliva, muy mojada. Mari se había quitado la ropa, menos las bragas, se metía la mano por dentro frotándose el coño, viendo como Mónica se la estaba comiendo a su novio con un hambre voraz. Álex le sujetaba la cabeza, dejando que Mónica se la chupara como quisiera, de vez en cuando se le metía hasta la garganta, metiéndosela y sacándosela unas cuantas veces, provocando arcadas en Mónica, ella no se quejaba, lo aceptaba, parecía que se ponía más caliente.

Álex se apartó, estiró a Mónica de espaldas en la manta, le quitó el pantalón y las braguitas, ella se quitaba la parte de arriba, él le abría las piernas, metía la cabeza en medio y le empezó a comer el chichi, a Mónica se le escapó un gemido que pudo escuchar Mari, pensó que nunca la había oído, eso quería decir que Mónica estaba realmente caliente, como ella, que se había quitado las bragas, se había mojado los dedos con saliva… y se los pasaba por el coño con ganas, pensando en Víctor, su novio, como le comía el coño, con que delicadeza, no como Álex hacía en ese momento, se le veía mover la cabeza entre las piernas de Mónica, ella enredaba sus dedos en la melena de Álex y movía todo el cuerpo, de gusto, de placer que debía sentir al notar la lengua de su novio recorrerle el coño.

Álex se apartó, se incorporó, Mónica abrió más las piernas, él se colocó en medio, se besaron con pasión mientras él se agarraba la polla apuntándosela en el coño, se dejó caer de golpe, penetrándola con dureza, Mónica gritó de gusto. Mari se metió dos dedos en el coño, como si a quien se estuvieran follando fuera a ella. Álex le estuvo dando caña a su novia un buen rato, sin bajar el ritmo, haciéndola gritar sin parar, parecía que Mónica estaba a punto de llegar al orgasmo pero no llegaba nunca, se la veía disfrutar de una manera sorprendente, al menos se sorprendía Mari, que estaba a punto de correrse viendo follar a aquellos dos. Álex se incorporó, arrodillado, le agarró las caderas a Mónica y se las levantó, le apuntó otra vez la polla y la penetró sin contemplaciones, Mónica se llevó las manos a la cara y la frente, el gusto que notaba tal como se la estaba follando su novio no era normal, se iba a correr… y se iba a correr de manera espectacular, lo notaba. La que empezó a correrse fue Mari, no aguantó más, se tapaba la boca con la mano, en realidad tenía ganas de gritar y gritar aunque se enterara todo el mundo, verlos follar la ponía muy cachonda, mucho. A la que le temblaba el cuerpo y ponía los ojos en blanco corriéndose era Mónica, retorcida como estaba al sujetarla Álex en el aire, a la vez él hacía fuerza atrayéndola para penetrarla con más dureza, Mónica parecía una muñeca en las manos de aquel hombre, alto y fuerte. Mari pensó que su Víctor no podría hacerle eso, se necesitaba demasiada potencia muscular.

No había acabado de recuperarse Mónica del primer orgasmo, que Álex ya la tenía a cuatro, volviendo a follársela a buen ritmo, con fuerza, con ganas, con interés, con todo lo que podía. Ella seguía gritando de gusto… y Mari volvía a meterse los dedos en el coño, si estos no acaban yo no me puedo ir, pensaba Mari, me pone demasiado verlos, no puedo quitarles la vista de encima. Álex se follaba a Mónica tan alocado como Mari se movía los dedos por dentro del chichi, cuando llevaba un buen rato sin parar, Mónica parecía que no paraba de correrse, Álex le sacó la polla del coño y se la apuntó en el culo, entró suave, sin quejas de Mónica, que la aceptó a la primera, sin dolor, más bien con placer y morbo, seguía gimiendo. Mari los miraba con los ojos muy abiertos, veía como la polla de Álex entraba y salía claramente del culo de Mónica. Cuando Álex convulsionó al empezar a correrse, Mari se empezó a correr otra vez, se corrieron a la vez, uno llenándole de leche el culo a Mónica, y la otra escondida en el bosque, apretando los labios para no pegar un alarido de gusto.

...
¿Es Mari el eslabón más débil? ¿Será ella quien cometa algún error fatal en cuanto a la localización?
 
¿Pero que coño de relato está leyendo este hombre? ¿Lee este o está leyendo uno del oeste y se le mezclan en el cerebro?

Te lo pregunto yo, Elvira, de vez en cuando subo a la cima para leer los comentarios y este... este me ha sacado de mis casillas ¿Que estás leyendo hombre? Si no fuera porque no puedo salir de aquí así como así te haría una visita, te iba a aclarar las ideas rápido a ti. Sheriff, sheriff ¿Eso que coño es?

¡Hostia! Lo envío rápido que el jodido autor casi me pilla escribiendo aquí...
Elvira, aprovecho tu presencia para decirte que tus horas están contadas, más vale que te hagas la muerta, porque si el karma no te pega... te pego yo :mad:
 
Apreciado Jodío Autor, sirvan estas letras para poner en tu amable conocimiento que alguno de tus personajes se te está desmadrando y, a tus espaldas, a proferido amenazas contra mi humilde persona. Te exhorto a que procedas a poner orden y conmines al personaje díscolo a que retire sus amenazas y se disculpe públicamente tragándose su desmesurado orgullo.
En caso de que persista en su actitud intolerable, me veré obligado a poner los hechos en conocimiento del fiscal @javieron ... implacable donde los haya.
 
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Ahí, con dos cojones ... a por el pez gordo.
No sé yo, a estos les cortas una cabeza y les crece otra que estaba deseando aparecer.
A mi la estrategia de Elvira de sacar a la luz las barbaridades que cometen ya me estaba bien, eso tal vez cree cierta condena social y ganas de esclarecer de más gente.
Pero, efectivamente, cada vez se pone más complicado.
Lo que me gustaría es que a partir de las acciones de Elvira, otros como ella o simplemente gente como sus padres, se animasen a sacar a la luz otras sucursales ... está muy sola, demasiado sola ante el peligro ... es el momento en el que, cuando menos se espera, los vecinos del pueblo aparecen ante el sheriff para ofrecer su ayuda ...

Están cerrando el círculo sobre ellos, cada vez es más peligroso seguir atacando sucursales y se complica el plan de ir descubriéndolas una a una, por eso opino que es el momento de subir la apuesta y atacar a la cabeza. Sin el Presidente operativo, sería el momento de que "los buenos" tomaran el poder dentro de la organización.
 
-ELVIRA, ven aquí ahora mismo.

-Yo ¿Por qué?

-¿Por qué? Que cara tienes ¿Cómo se te ocurre difamar y amenazar a uno de nuestros lectores? ¿No sabes que los lectores siempre tienen la razón?

-¡Eso si que no! ¿Tú has leído lo que han dicho de mí? Entérate.


Pues ve haciéndote a la idea, Elvirita, de que nadie en el pueblo va a mover un puto dedo por ti ... la Logia pillará a tu "amado", sea este el que sea y tú estarás sola, sola ante el peligro, con su vida en tus manos ... espero que te vaya tan bien como a Gary Cooper, que está en los cielos.

Y no solo estarás sola y sin ayuda, rodeada de cobardes, encima, cuando todo acabe, tras tirar tu placa al suelo con desprecio, montarte en un carro con tu amado o amada y emprender viaje a una isla donde comer fruta procedente de la otra punta del mundo y pescado ultracongelado ... cuando creas que todo acabó, alguien que yo me sé, te enviará a la fiscalía y te enchironarán por cómplice de los asesinatos de la Logia.

Venga, piensa en eso, a ver si así te siente más segura y recuperas la confianza en ti misma ... ¡Floja! Que eres una floja.
Y

Toma sheriff, este si que es un tipo duro, no como tú, ahí, con tu papá y tu mamá en la cabaña de la montaña ... ¡Llorona!

Y todavía más.

Elvira, aprovecho tu presencia para decirte que tus horas están contadas, más vale que te hagas la muerta, porque si el karma no te pega... te pego yo :mad:


-¿Tú crees que eso se puede perdonar? Voy a por ellos, me los cargo a los dos.
-Elvira cálmate, no se te ocurra volver a entrar en mi cuenta y escribir en el chat, como lo hagas te corto la cabeza y se la envío a ese presidente que tantas ganas tiene de verte muerta.
-Jefe…
-A mí no me llames jefe, el jefe es ese tío con el que hablas y te avisa de cosas…
-Perdona, jod… autor…
-¿Cómo?
-Autor, autor, perdona, no quería molestarte, pero… déjame agarrar el escopetón y visitar a esos dos que escriben los comentarios tan alegremente…
-Que te estés quieta ¡Coño! Bastante trabajo tienes con solucionar los problemas que te están llegando, estate quieta y no me toques más los cojones, anda.
-Jefe…
-Que no me llames jefe ¡Hostia!
-Perdón, perdón, autor…
-Eso está mejor.
-Déjeme al menos visitar a uno, uno solo, de verdad, con uno me conformo…
-¿Tú estás loca o que te pasa? Que los dejes en paz ¡Coño!
-Solo uno, vaaa porfa.
-Ni uno ni pollas, dedícate a lo tuyo y deja de tocar los huevos.
-¿Seguro?
-Mira, es la última vez que te aviso, o dejas de escribir en el chat o te liquido a las primeras de cambio, aquí el que decide soy yo.

Se hace un silencio, el autor escuchaba la respiración nerviosa de Elvira.

-Está bien…
-¿Está bien qué?
-Eso, que dejaré de meterme en el chat…
-Prométemelo por Álex.
-No puedo.
-Me lo prometes o acabaremos muy mal.

Otro silencio.

-De acuerdo, lo prometo.
-Por Álex.
-Por… por… ¿Es necesario?
-Lo es.
-Está bien… lo prometo por…
-¿Por quién?
-Por Álex ¡Coño! Por Àlex ¿Estás contento autoooor?
-Sí, y no entras más.
-No entro más.
-Ni visitas a nadie con el escopetón.
-¡Joder jefe!
-No visitas a nadie.
-Valeee.
-Te dedicas solo a lo tuyo.
-Ok.
-¿Qué quieres decir con ‘Ok’?
-Que sí, que te hago caso, voy a acabar de pensar que pasará a partir de ahora.
-Eso, y deja de tocar los cojones por aquí.
-De acuerdo jefe.
-¿Cómo?
-Autor, autor, ya lo he entendido, me dedico a mis cosas.
-Va, sigue con lo tuyo.
-Vale.

Bueno chicos, ya la tengo controlada, todos tranquilos.

:sneaky: 🤭
 
-ELVIRA, ven aquí ahora mismo.

-Yo ¿Por qué?

-¿Por qué? Que cara tienes ¿Cómo se te ocurre difamar y amenazar a uno de nuestros lectores? ¿No sabes que los lectores siempre tienen la razón?

-¡Eso si que no! ¿Tú has leído lo que han dicho de mí? Entérate.



Y



Y todavía más.




-¿Tú crees que eso se puede perdonar? Voy a por ellos, me los cargo a los dos.
-Elvira cálmate, no se te ocurra volver a entrar en mi cuenta y escribir en el chat, como lo hagas te corto la cabeza y se la envío a ese presidente que tantas ganas tiene de verte muerta.
-Jefe…
-A mí no me llames jefe, el jefe es ese tío con el que hablas y te avisa de cosas…
-Perdona, jod… autor…
-¿Cómo?
-Autor, autor, perdona, no quería molestarte, pero… déjame agarrar el escopetón y visitar a esos dos que escriben los comentarios tan alegremente…
-Que te estés quieta ¡Coño! Bastante trabajo tienes con solucionar los problemas que te están llegando, estate quieta y no me toques más los cojones, anda.
-Jefe…
-Que no me llames jefe ¡Hostia!
-Perdón, perdón, autor…
-Eso está mejor.
-Déjeme al menos visitar a uno, uno solo, de verdad, con uno me conformo…
-¿Tú estás loca o que te pasa? Que los dejes en paz ¡Coño!
-Solo uno, vaaa porfa.
-Ni uno ni pollas, dedícate a lo tuyo y deja de tocar los huevos.
-¿Seguro?
-Mira, es la última vez que te aviso, o dejas de escribir en el chat o te liquido a las primeras de cambio, aquí el que decide soy yo.

Se hace un silencio, el autor escuchaba la respiración nerviosa de Elvira.

-Está bien…
-¿Está bien qué?
-Eso, que dejaré de meterme en el chat…
-Prométemelo por Álex.
-No puedo.
-Me lo prometes o acabaremos muy mal.

Otro silencio.

-De acuerdo, lo prometo.
-Por Álex.
-Por… por… ¿Es necesario?
-Lo es.
-Está bien… lo prometo por…
-¿Por quién?
-Por Álex ¡Coño! Por Àlex ¿Estás contento autoooor?
-Sí, y no entras más.
-No entro más.
-Ni visitas a nadie con el escopetón.
-¡Joder jefe!
-No visitas a nadie.
-Valeee.
-Te dedicas solo a lo tuyo.
-Ok.
-¿Qué quieres decir con ‘Ok’?
-Que sí, que te hago caso, voy a acabar de pensar que pasará a partir de ahora.
-Eso, y deja de tocar los cojones por aquí.
-De acuerdo jefe.
-¿Cómo?
-Autor, autor, ya lo he entendido, me dedico a mis cosas.
-Va, sigue con lo tuyo.
-Vale.

Bueno chicos, ya la tengo controlada, todos tranquilos.

:sneaky: 🤭
No paras de sorprenderme jodió autor 😂😂😂😂 ♥️
 
-ELVIRA, ven aquí ahora mismo.

-Yo ¿Por qué?

-¿Por qué? Que cara tienes ¿Cómo se te ocurre difamar y amenazar a uno de nuestros lectores? ¿No sabes que los lectores siempre tienen la razón?

-¡Eso si que no! ¿Tú has leído lo que han dicho de mí? Entérate.



Y



Y todavía más.




-¿Tú crees que eso se puede perdonar? Voy a por ellos, me los cargo a los dos.
-Elvira cálmate, no se te ocurra volver a entrar en mi cuenta y escribir en el chat, como lo hagas te corto la cabeza y se la envío a ese presidente que tantas ganas tiene de verte muerta.
-Jefe…
-A mí no me llames jefe, el jefe es ese tío con el que hablas y te avisa de cosas…
-Perdona, jod… autor…
-¿Cómo?
-Autor, autor, perdona, no quería molestarte, pero… déjame agarrar el escopetón y visitar a esos dos que escriben los comentarios tan alegremente…
-Que te estés quieta ¡Coño! Bastante trabajo tienes con solucionar los problemas que te están llegando, estate quieta y no me toques más los cojones, anda.
-Jefe…
-Que no me llames jefe ¡Hostia!
-Perdón, perdón, autor…
-Eso está mejor.
-Déjeme al menos visitar a uno, uno solo, de verdad, con uno me conformo…
-¿Tú estás loca o que te pasa? Que los dejes en paz ¡Coño!
-Solo uno, vaaa porfa.
-Ni uno ni pollas, dedícate a lo tuyo y deja de tocar los huevos.
-¿Seguro?
-Mira, es la última vez que te aviso, o dejas de escribir en el chat o te liquido a las primeras de cambio, aquí el que decide soy yo.

Se hace un silencio, el autor escuchaba la respiración nerviosa de Elvira.

-Está bien…
-¿Está bien qué?
-Eso, que dejaré de meterme en el chat…
-Prométemelo por Álex.
-No puedo.
-Me lo prometes o acabaremos muy mal.

Otro silencio.

-De acuerdo, lo prometo.
-Por Álex.
-Por… por… ¿Es necesario?
-Lo es.
-Está bien… lo prometo por…
-¿Por quién?
-Por Álex ¡Coño! Por Àlex ¿Estás contento autoooor?
-Sí, y no entras más.
-No entro más.
-Ni visitas a nadie con el escopetón.
-¡Joder jefe!
-No visitas a nadie.
-Valeee.
-Te dedicas solo a lo tuyo.
-Ok.
-¿Qué quieres decir con ‘Ok’?
-Que sí, que te hago caso, voy a acabar de pensar que pasará a partir de ahora.
-Eso, y deja de tocar los cojones por aquí.
-De acuerdo jefe.
-¿Cómo?
-Autor, autor, ya lo he entendido, me dedico a mis cosas.
-Va, sigue con lo tuyo.
-Vale.

Bueno chicos, ya la tengo controlada, todos tranquilos.

:sneaky: 🤭
Capisci.
Si tiene que ser Elvira, totalmente desnuda y sin nada entre manos...
 
-ELVIRA, ven aquí ahora mismo.

-Yo ¿Por qué?

-¿Por qué? Que cara tienes ¿Cómo se te ocurre difamar y amenazar a uno de nuestros lectores? ¿No sabes que los lectores siempre tienen la razón?

-¡Eso si que no! ¿Tú has leído lo que han dicho de mí? Entérate.



Y



Y todavía más.




-¿Tú crees que eso se puede perdonar? Voy a por ellos, me los cargo a los dos.
-Elvira cálmate, no se te ocurra volver a entrar en mi cuenta y escribir en el chat, como lo hagas te corto la cabeza y se la envío a ese presidente que tantas ganas tiene de verte muerta.
-Jefe…
-A mí no me llames jefe, el jefe es ese tío con el que hablas y te avisa de cosas…
-Perdona, jod… autor…
-¿Cómo?
-Autor, autor, perdona, no quería molestarte, pero… déjame agarrar el escopetón y visitar a esos dos que escriben los comentarios tan alegremente…
-Que te estés quieta ¡Coño! Bastante trabajo tienes con solucionar los problemas que te están llegando, estate quieta y no me toques más los cojones, anda.
-Jefe…
-Que no me llames jefe ¡Hostia!
-Perdón, perdón, autor…
-Eso está mejor.
-Déjeme al menos visitar a uno, uno solo, de verdad, con uno me conformo…
-¿Tú estás loca o que te pasa? Que los dejes en paz ¡Coño!
-Solo uno, vaaa porfa.
-Ni uno ni pollas, dedícate a lo tuyo y deja de tocar los huevos.
-¿Seguro?
-Mira, es la última vez que te aviso, o dejas de escribir en el chat o te liquido a las primeras de cambio, aquí el que decide soy yo.

Se hace un silencio, el autor escuchaba la respiración nerviosa de Elvira.

-Está bien…
-¿Está bien qué?
-Eso, que dejaré de meterme en el chat…
-Prométemelo por Álex.
-No puedo.
-Me lo prometes o acabaremos muy mal.

Otro silencio.

-De acuerdo, lo prometo.
-Por Álex.
-Por… por… ¿Es necesario?
-Lo es.
-Está bien… lo prometo por…
-¿Por quién?
-Por Álex ¡Coño! Por Àlex ¿Estás contento autoooor?
-Sí, y no entras más.
-No entro más.
-Ni visitas a nadie con el escopetón.
-¡Joder jefe!
-No visitas a nadie.
-Valeee.
-Te dedicas solo a lo tuyo.
-Ok.
-¿Qué quieres decir con ‘Ok’?
-Que sí, que te hago caso, voy a acabar de pensar que pasará a partir de ahora.
-Eso, y deja de tocar los cojones por aquí.
-De acuerdo jefe.
-¿Cómo?
-Autor, autor, ya lo he entendido, me dedico a mis cosas.
-Va, sigue con lo tuyo.
-Vale.

Bueno chicos, ya la tengo controlada, todos tranquilos.

:sneaky: 🤭

Noche de viernes🥃🥃🥃🥃🥃🥃
 
-ELVIRA, ven aquí ahora mismo.

-Yo ¿Por qué?

-¿Por qué? Que cara tienes ¿Cómo se te ocurre difamar y amenazar a uno de nuestros lectores? ¿No sabes que los lectores siempre tienen la razón?

-¡Eso si que no! ¿Tú has leído lo que han dicho de mí? Entérate.



Y



Y todavía más.




-¿Tú crees que eso se puede perdonar? Voy a por ellos, me los cargo a los dos.
-Elvira cálmate, no se te ocurra volver a entrar en mi cuenta y escribir en el chat, como lo hagas te corto la cabeza y se la envío a ese presidente que tantas ganas tiene de verte muerta.
-Jefe…
-A mí no me llames jefe, el jefe es ese tío con el que hablas y te avisa de cosas…
-Perdona, jod… autor…
-¿Cómo?
-Autor, autor, perdona, no quería molestarte, pero… déjame agarrar el escopetón y visitar a esos dos que escriben los comentarios tan alegremente…
-Que te estés quieta ¡Coño! Bastante trabajo tienes con solucionar los problemas que te están llegando, estate quieta y no me toques más los cojones, anda.
-Jefe…
-Que no me llames jefe ¡Hostia!
-Perdón, perdón, autor…
-Eso está mejor.
-Déjeme al menos visitar a uno, uno solo, de verdad, con uno me conformo…
-¿Tú estás loca o que te pasa? Que los dejes en paz ¡Coño!
-Solo uno, vaaa porfa.
-Ni uno ni pollas, dedícate a lo tuyo y deja de tocar los huevos.
-¿Seguro?
-Mira, es la última vez que te aviso, o dejas de escribir en el chat o te liquido a las primeras de cambio, aquí el que decide soy yo.

Se hace un silencio, el autor escuchaba la respiración nerviosa de Elvira.

-Está bien…
-¿Está bien qué?
-Eso, que dejaré de meterme en el chat…
-Prométemelo por Álex.
-No puedo.
-Me lo prometes o acabaremos muy mal.

Otro silencio.

-De acuerdo, lo prometo.
-Por Álex.
-Por… por… ¿Es necesario?
-Lo es.
-Está bien… lo prometo por…
-¿Por quién?
-Por Álex ¡Coño! Por Àlex ¿Estás contento autoooor?
-Sí, y no entras más.
-No entro más.
-Ni visitas a nadie con el escopetón.
-¡Joder jefe!
-No visitas a nadie.
-Valeee.
-Te dedicas solo a lo tuyo.
-Ok.
-¿Qué quieres decir con ‘Ok’?
-Que sí, que te hago caso, voy a acabar de pensar que pasará a partir de ahora.
-Eso, y deja de tocar los cojones por aquí.
-De acuerdo jefe.
-¿Cómo?
-Autor, autor, ya lo he entendido, me dedico a mis cosas.
-Va, sigue con lo tuyo.
-Vale.

Bueno chicos, ya la tengo controlada, todos tranquilos.

:sneaky: 🤭
No me fio un pelo ... y no me ha pedido perdón ... 😒

Voy a contratar seguridad privada ... ¿Dónde habré metido mi teléfono satelital? ... aquí está ... a ver +881 658 732 y tres números más

- Sí ¿Dígame?
- Hola, soy er Pilis ¿Eres Paco?
- Fran, soy Fran.
- Fran, Paco, qué más da, yo te llamaré Paco.
- Ya empezamos ...
 
Última edición:
...

Aquella noche, Elvira subió a la cima con Fran, tenía un mal presentimiento que le había contado a su novio y él no quiso que subiera sola. Faltaban metros para llegar arriba cuando un mensaje le salió en el móvil.

-Llámame en cuanto puedas, es urgente.

Elvira, muy seria, se lo enseñó a Fran, él hizo una mueca de preocupación. Elvira llamó.

-Elvira, estoy todo el día esperando la llamada, escucha, una señora de Ciudadseca, la madre del carnicero, supongo que es el oficio, les ha dicho a la Logia que teníais una cabaña en la montaña.
-¡Joder! ¿Cómo se ha enterado esa tía?
-Por lo visto se le escapó a una tal señora Satu en la tienda, supongo que en la carnicería.
-¡Me cago en la puta! Gracias jefe.
-¿Qué vas a hacer ahora?- Preguntaba nervioso el jefe.
-Mejor que no lo sepas, llevo días pensando en ello.

Bajaron al campamento, Elvira todo el camino estuvo muy pensativa, Fran no se atrevió a decirle nada, la veía concentrada, seguramente pensando en los siguientes pasos a seguir, pensó Fran. Cuando llegaron la estaban esperando, como cada noche, Elvira esta vez entró en la cabaña, los demás la siguieron.

-Sentaros por favor.- Les pidió a los demás.

Se sentaron alrededor de la mesa, igual que lo hacían cuando desayunaban.

-Está bien- Empezaba diciendo Elvira.- Fran tenía razón, están estrechando el cerco, saben que estamos en una cabaña en el bosque…
-¡No puede ser!- Exclamaba su padre.
-Sí papá, a Satu se le escapó en la carnicería, dijo que había estado de vacaciones con vosotros en la cabaña.
-¡Claro! El carnicero.- Pensaba en voz alta Mónica.
-¿El carnicero? ¿Qué pasa con el carnicero?- Preguntó inocentemente Mari.
-Lo matamos cuando entramos en la universidad.- Contestó Elvira, como si eso fuera lo más natural del mundo.
-¡Coño!- Dijo entre dientes Mari sorprendida.
-La familia está dolida, es normal, matasteis a su hijo.- Decía la madre de Elvira.
-Mamá, era un asesino sangriento sin escrúpulos, no se merecía menos.
-Estuvo a punto de matarnos a nosotras, fue en defensa propia.- Añadía Mónica.
-Lo sé, sería como sería, pero si a mí me tocan a mi hija, yo me vuelvo loca y hago cualquier cosa.- Continuaba diciendo la madre de Elvira.
-¿Qué es lo que pasó?- Preguntaba tímidamente Mari.
-Nos tenían encañonados, a los tres, a Elvira, a Álex y a mí, García apareció pegando tiros, distrajo a los tíos que estaban a punto de dispararnos, ella y yo recuperamos nuestras armas y… esta le pegó un tiro entre los ojos al carnicero, eso es todo.- Explicó Mónica.
-Así, García fue una heroína.- Dijo Mari.

García carraspeaba, contenta del reconocimiento.

-Sí, lo fue, gracias a ella estamos vivos.- Confirmó Elvira, García todavía se sentía más orgullosa.


A Álex le vino a la cabeza las vacaciones de navidad de Satu, él sabía que no tenía familia, al final había descubierto con quien estaba, precisamente en esos días también estaban fuera sus padres y los de Elvira, aunque lo de los padres de Elvira en aquel momento no lo sabía.

-¿Estamos jodidos?- Preguntó Vicente.- Si es así mejor saberlo.
-Lo negativo es que este bosque es el único más o menos cerca de Ciudadseca, lo positivo es que es muy grande, tremendamente grande, eso les ocupará varios días como mínimo para encontrarnos.
-De acuerdo ¿Qué haremos?- Preguntaba Mónica.- Hay que buscar una solución.

Todos se quedaron en silencio, esperaban que Elvira tuviera la respuesta.

-Estar todos atentos, esta noche descansaremos, mañana abandonaremos el campamento, dejaremos lo justo para que si lo encuentran se piensen que todavía estamos aquí, dejaremos el coche de Vicente, comida, las tiendas como si alguien viviera en ellas, ropa tendida en las cuerdas, cosas así. De esta manera ganaremos tiempo, mientras ellos se reunirán todos aquí para esperarnos.
-Buena idea.- Comentaba Álex.
-En mi coche, en el cuatro por cuatro, tiene siete plazas, vendrán conmigo, García, su marido Vicente y los dos niños. Papá, tu coche es más potente, se lo llevará Fran…
-No, no, es mejor el de él.- Decía el padre de Elvira señalando al padre de Álex.
-Nos llevaremos el tuyo y no se hable más.- Cerró la discusión Elvira con autoridad.
-Con Fran- Seguía explicando Elvira.- Irán, Álex y Mónica.
-¿Y nosotros?- Preguntaba preocupada su madre.
-Vosotros cuatro y Mari, os iréis en tu coche- Señalaba Elvira al padre de Álex.- os daré la dirección exacta de donde tenéis que ir ¿Todo el mundo lo ha entendido?

Todos movían la cabeza confirmándolo, menos Fran, él pensaba que para tener que improvisar no tenía mala pinta el plan de Elvira, al menos la primera parte. Cuando salieron fuera, Elvira se acercó a García y Mónica.

-Vosotras dos venir conmigo, tenemos unas llamadas que hacer antes de irnos a dormir.

Mónica y García la siguieron, en esos momentos ni preguntaban, confiaban en ella. Fran le pidió a Álex que le acompañara, entraron en la tienda de Fran y Elvira, volvió a abrir una de aquella cajas, sacó dos pistolas, comprobó que tenían el cargador y balas, seguidamente le entregó una a Álex.

-Por si acaso esta noche…

Álex la recogió y se la puso por detrás sujeta por el pantalón. Las chicas llegaron a la cima, Elvira manipulaba el móvil.

-Primero Mónica, te pondré con tu familia, avísales de que mañana llegaran cinco personas, que estarán con ellos hasta nueva orden.

Mónica agarró el móvil, contestó su madre, se lo explicó lo más tranquilamente que pudo, no quería alarmarlos, se dijeron cuatro cosas sin importancia, Elvira esperó con paciencia, sabía que tenía que disimular Mónica. Después le dio el móvil a García.

-Llama a Benítez, dile que lo necesitaremos en Madrid a las cuatro de la tarde, ya le daremos por la mañana la dirección, por supuesto que no le diga nada a nadie, nos va la vida.

García habló con Benítez, le habló seria y al grano, con él no tenía que disimular nada, Benítez se puso a su disposición con ganas de colaborar. Elvira suspiró mirando al cielo.

-¿Será peligroso?- Preguntó García.
-Lo será, luchamos por nuestras vidas ¿No? Peligroso es ¿Seréis capaces de estar a la altura?- Les preguntó Elvira.
-Seguro que sí, acabemos con esto de una puta vez.- Contestó Mónica.
-Acabemos con esto.- Confirmó García.


Tal como propuso Elvira, al día siguiente se llevaron parte de la ropa y dejaron otra. Cargaron los intercomunicadores durante la noche con las baterías de los coches.

-¿Preparados?- Le preguntaba a sus padres y a los de Álex junto a Mari, cuando estaban dentro del coche a punto de partir.
-Nos vamos.- Decía el padre de Álex al volante.
-Yo he dejado colgadas en la cuerda de la ropa secándose, las bragas más feas que tengo, que se jodan si llegan hasta aquí.- Gritaba su madre.

El vehículo se puso en marcha, los que se quedaban sonrían por las palabras de la señora. Elvira le entregó a Fran un intercomunicador.

-Iremos conectados, conduciremos tranquilos, te iré esperando hasta llegar a la carretera, a partir de allí, vamos a hacer una carrera contra reloj hasta llegar a la autopista y recorrer unos cuantos kilómetros, no quiero que nos vean en este territorio.- Le comunicó Elvira.

Nadie dijo nada, nadie se atrevió, si Elvira lo decía, se obedecía.

-¿Carrera contra reloj? ¿Eso quiere decir conducir rápido?- Le preguntaba Vicente a su mujer antes de subir al coche.
-Muy rápido Vicente, muy rápido.- Le contestó García.
-Ya me estoy acojonando.

Salieron de allí los dos coches, poco a poco durante todo el camino de tierra, sobre todo el que conducía Fran, si hubiera ido muy rápido se podía dejar parte de los bajos en algún bache. Cuando estaban a punto de llegar a la carretera, Elvira se comunicó.

-¿Estás preparado?
-Estamos preparados.- Contestó Álex por el intercomunicador desde el asiento de copiloto.
-¿Os gusta la velocidad?- Preguntó Elvira a los niños.
-Sí, sí.- Respondían como si fuera un juego.
-Yo conduzco pisando huevos, creo que no va a ser una buena experiencia para mí.- Decía Vicente preocupado.

En ese momento los coches pisaban el asfalto, salieron de allí como si fuera la salida del Gran Premio de España de Fórmula 1 en Montmeló. García se agarró al asiento, los niños gritaban entusiasmados, Elvira sonreía por la reacción de los críos, y Vicente… Vicente se agarraba donde podía, cerraba los ojos y rezaba lo que sabía, y eso que nunca había sido creyente.

La bajada de la montaña y parte de la carretera hasta entrar en la autovía fue de locos, Elvira conduciendo a una velocidad endiablada y Fran siguiéndola a pocos metros, a muy pocos, casi enganchado el coche al de Elvira, tenía experiencia de cuando había que hacer de guardaespaldas de alguien importante. Una vez se calmó la estampida y se condujo a velocidad legal.

-¿Supongo que vamos a Madrid? Para juntarnos esta tarde con Benítez ¿No?- Preguntaba García.
-Así es García, así es.- Le contestaba Elvira.- Benítez y tú nos ayudaréis, Vicente se quedará cuidando a vuestros hijos en un lugar seguro.- Miró un momento a García apartando la vista de la carretera, García le sonrió.
-Perfecto, lo que necesites.

García le envió a Benítez la dirección, Elvira llamó a una persona de las que limpiaban y cuidaban de su apartamento mientras no estaba, para darle indicaciones de lo que necesitaría, básicamente comida y bebida para algunos días.

Los dos vehículos, tan juntos que parecían uno, llegaron al garaje de Elvira, ella metió el suyo dentro, Fran lo dejó aparcado en la calle. Se vieron todos en el apartamento, los niños, Vicente y García lo miraban asombrados, de lo grande y lujoso que era, en ese momento abrió la puerta Fran, entrando también Mónica y Álex.

-¿Aquí vives tú? Preguntó extrañado Álex, se dio cuenta que Elvira no era la Elvira que él conocía, tenían que haber pasado muchas cosas para que ella se pudiera permitir vivir así, ya sabía que conducía coches caros y vestía bien, como le había dicho Mónica, pero aquello, aquello era demasiado.

Alguien llamó al telefonillo de la calle.

-Debe ser Benítez, voy a abrirle.- Dijo Elvira.

Sí, era él, se juntó todo el equipo en el apartamento, Elvira le agradeció a Benítez su ayuda, Benítez se abrazó con sus compañeros saludándose.

-Vale, os voy a explicar los siguientes pasos, ahora descansaremos un rato, sobre todo tú, Vicente y los niños, se os ve cansados. Fran saldrá a hacer unas gestiones… y esta noche, mientras cenamos nosotros y los niños estén durmiendo…
-Yo también dormiré con ellos, prefiero no saber nada de lo que tengáis que hacer.- Añadía Vicente.
-Vale, lo que decía, esta noche cenando os explicaré el plan.- Los demás confirmaron con la cabeza.

-Fran se despidió y se fue, los demás se sentaron a comer algo, no habían comido desde el desayuno de esa mañana, después, sentados en los sofás, le explicaban a Benítez su experiencia en el campamento y lo ponían al día de la Logia.

Fran, esa tarde, fue a ver a sus amigos proveedores, de ellos consiguió, armamento, chalecos antibalas, una furgoneta negra con los vidrios traseros tintados y… algunas cosas más.

Durante la cena, Elvira les explicó su plan, todos la escuchaban serios, lo que les estaba diciendo no era ninguna broma. Eso sí, Elvira era una gran profesional, sabía explicarlo de manera que no parecía peligroso y fácil de realizar. Esa noche, por muy bien que lo explicó Elvira, costó dormir, sobre todo a los que sabían el plan y tenían que intervenir al día siguiente por la tarde.

Por la mañana desayunaron fuerte, una buena cantidad de comida, al medio día comieron algo suave y a primera hora de la tarde, García se despedía de su marido y sus hijos. Bajaron al garaje privado de Elvira, dentro vieron la furgoneta que consiguió Fran el día anterior. El mismo Fran les enseñó todo lo que llevaba, el armamento que utilizarían, menos dos maletas que les dijo que serían para él, les instruyó en cómo colocarse un auricular junto a un micrófono que les caía a la altura de la boca para poder comunicarse entre ellos, también les enseñó algunas cosas que les harían falta para la primera fase de la misión. Elvira, abrió el maletero de su coche y recogió algo, que escondió en una mochila. Cuando todos tuvieron las cosas claras, se subieron a la furgoneta y se pusieron en marcha. Se fueron acercando, hasta dos calles antes de llegar al edificio donde estaba la oficina del presidente.

-Ese es el edificio, el edificio donde tiene su oficina el presidente de la Logia.- Les comunicaba Elvira.
-Parece muy impresionante y seguro, será difícil entrar.- Comentaba García.
-Ya os lo dije, el único punto débil que tiene es el restaurante chino.
-Hay que ver que un edificio como ese lo pueda tumbar un chino.- Decía, intentando ser gracioso, aunque no lo consiguió, Benítez.

Fran giró por una estrecha calle.

-Muy bien, Mónica ¿Estás preparada?- Dijo Fran.
-Lo estoy.- Respondió Mónica, abrió la puerta de la furgoneta y salió.

Por la calle caminaba una chica, con gorra y gafas de sol, a aquellas horas había mucha gente joven vestida de igual manera por la calle, pasaba totalmente desapercibida. Se acercó y entró en el restaurante chino, pidió un café que pagó al instante, se quedó allí, sentada, sin hacer nada, sin llamar la atención. Un buen rato después, entró en el local, una señora, toda tapada, con una joroba notable, evidentemente era árabe, se le notaba en la vestimenta, delante de ella un señor, también árabe, los dos se dirigieron a los baños, Mónica se levantó, entró al baño, se encontró con Benítez y Elvira, que se estaba quitando el disfraz de señora árabe. Se lo puso Mónica, Benítez sacó un cojín, que llevaba escondido en la americana y se lo colocó a Mónica en la espalda, para que pareciera una joroba, Mónica se tapó la cara y se ajustó el vestido, mientras tanto, Benítez ayudaba a Elvira a subir al conducto del aire acondicionado con una pesaba mochila que llevaba en la espalda. Elvira movió la mano despidiéndose de sus amigos, antes de cerrar la trampilla del aire acondicionado por donde había entrado. La pareja árabe salió del baño, el señor le dio las gracias a un camarero chino que los miró al pasar, el camarero miró la mesa donde antes una señorita se había tomado un café, pensó que se había ido y él no se había dado cuenta.

La pareja árabe giró la esquina donde estaba aparcada la furgoneta, las puertas traseras se abrieron y entraron rápidamente dentro. Mónica y Benítez se quitaron los disfraces.

-¿Ha ido bien?- Preguntó Fran. Mónica se daba un beso con Álex por reencontrarse.
-Perfectamente, Elvira ya está en los conductos.
-Como os parecéis, yo diría que era la misma persona que entró en el restaurante que la que salió.- Decía García.
-Porque somos de la misma altura más o menos.- Decía Mónica.
-Y también estáis igual de delgaditas.- Añadía García.
-García ¡Coño!- Le recriminaba Mónica.
-Vale, ya me callo.
-Solo nos queda esperar a que Elvira se comunique, después iniciaremos la segunda fase.- Les decía Fran poniéndose cómodo, dando a entender que tardaría un rato en decir algo Elvira.

En la furgoneta estaban todos preparados, con sus armas listas, sus chalecos antibalas colocados, sus intercomunicadores puestos y comprobados. García y Benítez se ponían nerviosos con la espera, Álex y Mónica se miraban, así se daban fuerzas, Fran descansaba, con los ojos medio cerrados, como si con él no fuera la cosa. De pronto todos escucharon una voz.

-¿Me copiáis?- Preguntaba Elvira.
-Alto y claro.- Respondía Fran levantándose de golpe.
-Es la hora, he tardado más de lo esperado, el conducto era más largo de lo que calculé, ya estoy delante del monta cargas, necesito que me limpiéis el camino. Suerte chicos.
-Vale.- Contestó Fran.- ¿Tenéis alguna duda?- Le preguntó al grupo.
-Acabemos con esto de una puta vez.- Dijo García.

Fran saltó al asiento del conductor, puso la furgoneta en marcha, giró la esquina y volvió a girar en otra esquina.

-¿Habéis visto donde tenéis que situaros?- Preguntó Fran.
-Está claro, detrás de los coches al otro lado de la calle.- Contestó Álex.
-Muy bien, esperad que os de la señal, Álex comandará al grupo.

Fran agarró un par de maletas de la furgoneta, salió y se dirigió al edificio de enfrente de la oficina del presidente, ya lo conocía, se colocó en el mismo sitio donde apuntó con su rifle a Elvira, el día que salía ella por la puerta principal. Abrió una maleta, sacó un rifle de precisión con un cargador puesto, a punto para disparar. De la otra maleta sacó un lanzagranadas y varias granadas para ir recargando.

-Ya podéis colocaros, todo está preparado.- Ordenó por el intercomunicador.

Álex se bajó la capucha que le tapaba la cara y saltó de la furgoneta, los demás hicieron lo mismo y lo siguieron, se colocaron detrás de los coches, justo delante de la puerta principal del edificio. Fran sacó el móvil e hizo una llamada.

-Buenas tardes.- Le contestó el agente de seguridad que había en la entrada del edificio.
-Buenas tardes señor, me haría un favor y saldría de ese edificio, es para que no resulte herido.
-Mire, ya estoy harto de llamaditas de este tipo, deje de hacer bromas de mal gusto.
-De acuerdo, puede mirar debajo del mostrador, hay una cosa que quiero que vea.- Le decía Fran.

Vio desde lo alto como el señor se agachaba, apuntó y disparó con el lanzagranadas, entró rompiendo la vidriera y explotó dentro, lo destrozó todo, sofás, sillones, mesitas, cuadros de las paredes, las lámparas, todo, el agente de seguridad se salvó porque lo evitó el mostrador de obra forrado de mármol donde estaba agachado. El tío al ver aquello, salió corriendo que se daba con los talones en el culo. El edificio tembló, el restaurante chino que había en la parte trasera se vació, la gente salió corriendo al escuchar la tremenda explosión.

Todo el personal de seguridad del presidente, al escuchar el estruendo en la entrada principal se puso en marcha, en cuanto aparecieron los primeros, Benítez, García, Álex y Mónica empezaron a disparar, Álex escuchaba los disparos de Fran, disparo, tío abatido, disparo, otro tío abatido, se acordó del día del cementerio, se dio cuenta quien fue el tirador misterioso, era él, seguro, pensó Álex. Elvira, cuando escuchó la primera explosión espero un poco más, cuando empezaron los disparos accionó la palanca para llamar al montacargas.

En la entrada del edifico había un show de puta madre, se cruzaban disparos, cuando se acumulaban muchos tíos en el hall, Fran cargaba de nuevo el lanzagranadas y les pegaba un pepinazo de puta madre, se cargaba a un montón de tíos, los de abajo no dejaban de disparar. Elvira subía por el montacargas, miró para arriba, se subió al techo, por si acaso, hizo bien, cuando llegó arriba, un tío armado sacó la cabeza para mirar si había alguien dentro, Elvira le disparó en la cabeza con una pistola con silenciador, lo dejó tieso allí mismo, salió del montacargas, caminó con cautela por un pasillo, al llegar a la esquina, miró un momento, delante de la puerta de la oficina del presidente había un tío muy grande custodiándola. Respiró profundamente y abrió la mochila.

Fuera seguían los disparos y las explosiones de las granadas dentro del edificio. El tío que estaba en la puerta de la oficina del presidente, que parecía un armario ropero de tres puertas, giró la cabeza, vio una persona vestida muy rara, parecía un nazareno con unos zapatos muy raros, intentó sacar un arma, tarde, Elvira ya le había disparado en la cabeza, abrió la puerta de la oficina, vio al presidente totalmente concentrado mirando la pantalla del ordenador, estaba viendo con los ojos muy abiertos el follón que se había liado en la entrada del edificio, explosiones, disparos, lámparas que caían, Elvira se acercó, el Presidente estaba solo en su oficina, esperando que fuera un lugar seguro. Cuando se dio cuenta, vio a alguien vestido como se vestían ellos para los sacrificios, además le estaba apuntando con un lanzagranadas.

-¿Qué coño es esto?

Elvira no contestó, se quitó la capucha.

-¿Tú? ¿Cómo coño has llegado hasta aquí?
-Sabe, presidente, este lanzagranadas lo recogí del lugar donde intentaron matarme con mis amigos, es un lanzagranadas que era para matarme a mí, y ya ve, aquí está.
-Tú y tus putos amigos, tu puto novio protegido y la madre que te parió ¿Crees que así acabarás con la Logia? ¿Estás loca? No podrás con nosotros, si no estoy yo estará otro, todo seguirá igual.
-No, no seguirá igual, se darán cuenta que también son vulnerables, que también se os puede matar, la Logia seguirá, pero no igual, seguirá como siempre tenía que haber sido. Presidente, esto es por todas las chicas inocentes que han matado durante tantos años… y es por joderme la vida, por obligarme a separarme de la persona que más quiero en este mundo, he estado esperando este momento mucho tiempo, mucho, seguramente demasiado, pero ya ve, todo llega más tarde o más temprano, se acabó…
-Me cago en tu puta madre Elvira…

El presidente intentó meter una mano en un cajón de su escritorio, tarde, Elvira disparó, la granada le dio en medio de la barriga, el presidente salió para atrás con el sillón con ruedas, atravesó la cristalera y salió volando, Fran, Álex, Mónica, García y Benítez, veían incrédulos como un tío sentado en un sillón con ruedas caía desde la última planta, de pronto, pegó una explosión desintegrándose, llovía rojo, sangre y trocitos del presidente. El sillón cayó delante de la entrada hecho un amasijo. Los que quedaban dentro no entendían nada, Fran disparó un par de granadas más.

-Seguir disparando, ahora os aviso.- Ordenó Fran.

Bajó corriendo, se subió a la furgoneta, la puso en marcha y salió a la calle.

-Vamos, vamos, volver a la furgoneta.- Gritaba Fran por el intercomunicador.

Se subieron todos, Fran salió rápido, atravesó la calle y giró por la parte trasera del edificio, paró delante del restaurante chino, salió Elvira caminando tranquilamente, se subió a la furgoneta y se fueron, se escuchaban sirenas de la policía acercarse.

-Justito de tiempo, pero bien.- Decía contenta Elvira.
-Desde que lanzamos la primera granada, calculamos diez minutos, han pasado once, tan mal no ha estado.- Afirmaba Fran.
-¿Diez minutos? Se me ha hecho una eternidad.- Comentaba García con la aprobación de Benítez.
-Pues a mí se me ha pasado rápido, no tenía tiempo de pensar de la tensión y ha sido rápido.- Decía Mónica con la aprobación de Álex.
-Enhorabuena chicos, habéis estado geniales.- Les felicitaba Fran.
-Elvira es la que le ha puesto la guinda al pastel, nos tienes que explicar con pelos y señales lo que ha pasado.- Le pedía Mónica.
-Os lo explicaré después, con tranquilidad.

La furgoneta avanzaba por las calles, dentro todos contentos. Fran la aparcó dentro del garaje y subieron al apartamento. Vicente abrazó a García y le dio un beso en la boca.

-¿Por qué vais todos manchados de eso rojo por la ropa?- Preguntaba Vicente.
-Mejor que no lo sepas cariño, me voy a duchar.

García les pasó la mano por la cabeza a sus hijos en un gesto de cariño y se fue a la ducha, como llevaban guantes y la capucha que le tapaba la cara, era en los únicos sitios que no tenían sangre del presidente.

Cuando se ducharon, Elvira salió a la terraza, la acompañaron, Mónica y García. Se colocó un cigarro en la boca, se sentó en un sillón de exterior y se encendió el cigarro, Mónica y García también se sentaron, la miraban mientras hablaba con el jefe.

-Ya lo sé jefe, era muy arriesgado… -Sí, pero no teníamos otra salida, al final nos hubieran encontrado y liquidado, eso hubiera sido peor ¿No?... –Vale les trasladaré tu enhorabuena ¿Ahora qué pasará?... - De acuerdo, espero tú llamada.

Cuando colgó, las dos la miraban esperando que les dijera algo, ella volvió a marcar colocándose el móvil en el oído.

-Papá, todo ha salido bien, en un par de días sabremos algo.

Colgó la llamada y miró a sus amigas, sus amigas la miraban a ella esperando que hablara.

-Ya lo habéis oído ¿No? Tenemos que esperar un par de días para saber que ha pasado.
-¿Por qué?- Preguntó García.

Elvira levantó la voz y avisó a los que estaban dentro para que salieran. Vicente miró a su mujer, se entendieron, él se quedaría dentro con los niños. Salieron los demás, Elvira seguía sentada junto a Mónica y García.

-Bien, la situación es la siguiente, Benítez, te puedes ir cuando quieras, a ti no te busca nadie, te agradezco mucho tu colaboración, ha sido esencial, si quieres puedes volver con Susan.
-Si no os importa, me gustaría quedarme un par de días más, he hablado con Susan para tranquilizarla y le he dicho que volvería en un par de días.
-Como quieras, aquí cabemos todos. Por lo demás… no se lo esperaban, pensaban que el edifico era inexpugnable y el presidente estaba seguro si no entraba nadie por la entrada principal, se equivocaron y lo pagaron caro. Esta es una situación nueva para ellos, nunca habían matado a un presidente, sinceramente, creo que nuestro bando, ahora mismo tiene más fuerza que el otro. Se tendrán que reunir y decidir qué pasa con la Logia de ahora en adelante, por eso lo de esperar un par de días.

...
 
...

Aquella noche, Elvira subió a la cima con Fran, tenía un mal presentimiento que le había contado a su novio y él no quiso que subiera sola. Faltaban metros para llegar arriba cuando un mensaje le salió en el móvil.

-Llámame en cuanto puedas, es urgente.

Elvira, muy seria, se lo enseñó a Fran, él hizo una mueca de preocupación. Elvira llamó.

-Elvira, estoy todo el día esperando la llamada, escucha, una señora de Ciudadseca, la madre del carnicero, supongo que es el oficio, les ha dicho a la Logia que teníais una cabaña en la montaña.
-¡Joder! ¿Cómo se ha enterado esa tía?
-Por lo visto se le escapó a una tal señora Satu en la tienda, supongo que en la carnicería.
-¡Me cago en la puta! Gracias jefe.
-¿Qué vas a hacer ahora?- Preguntaba nervioso el jefe.
-Mejor que no lo sepas, llevo días pensando en ello.

Bajaron al campamento, Elvira todo el camino estuvo muy pensativa, Fran no se atrevió a decirle nada, la veía concentrada, seguramente pensando en los siguientes pasos a seguir, pensó Fran. Cuando llegaron la estaban esperando, como cada noche, Elvira esta vez entró en la cabaña, los demás la siguieron.

-Sentaros por favor.- Les pidió a los demás.

Se sentaron alrededor de la mesa, igual que lo hacían cuando desayunaban.

-Está bien- Empezaba diciendo Elvira.- Fran tenía razón, están estrechando el cerco, saben que estamos en una cabaña en el bosque…
-¡No puede ser!- Exclamaba su padre.
-Sí papá, a Satu se le escapó en la carnicería, dijo que había estado de vacaciones con vosotros en la cabaña.
-¡Claro! El carnicero.- Pensaba en voz alta Mónica.
-¿El carnicero? ¿Qué pasa con el carnicero?- Preguntó inocentemente Mari.
-Lo matamos cuando entramos en la universidad.- Contestó Elvira, como si eso fuera lo más natural del mundo.
-¡Coño!- Dijo entre dientes Mari sorprendida.
-La familia está dolida, es normal, matasteis a su hijo.- Decía la madre de Elvira.
-Mamá, era un asesino sangriento sin escrúpulos, no se merecía menos.
-Estuvo a punto de matarnos a nosotras, fue en defensa propia.- Añadía Mónica.
-Lo sé, sería como sería, pero si a mí me tocan a mi hija, yo me vuelvo loca y hago cualquier cosa.- Continuaba diciendo la madre de Elvira.
-¿Qué es lo que pasó?- Preguntaba tímidamente Mari.
-Nos tenían encañonados, a los tres, a Elvira, a Álex y a mí, García apareció pegando tiros, distrajo a los tíos que estaban a punto de dispararnos, ella y yo recuperamos nuestras armas y… esta le pegó un tiro entre los ojos al carnicero, eso es todo.- Explicó Mónica.
-Así, García fue una heroína.- Dijo Mari.

García carraspeaba, contenta del reconocimiento.

-Sí, lo fue, gracias a ella estamos vivos.- Confirmó Elvira, García todavía se sentía más orgullosa.


A Álex le vino a la cabeza las vacaciones de navidad de Satu, él sabía que no tenía familia, al final había descubierto con quien estaba, precisamente en esos días también estaban fuera sus padres y los de Elvira, aunque lo de los padres de Elvira en aquel momento no lo sabía.

-¿Estamos jodidos?- Preguntó Vicente.- Si es así mejor saberlo.
-Lo negativo es que este bosque es el único más o menos cerca de Ciudadseca, lo positivo es que es muy grande, tremendamente grande, eso les ocupará varios días como mínimo para encontrarnos.
-De acuerdo ¿Qué haremos?- Preguntaba Mónica.- Hay que buscar una solución.

Todos se quedaron en silencio, esperaban que Elvira tuviera la respuesta.

-Estar todos atentos, esta noche descansaremos, mañana abandonaremos el campamento, dejaremos lo justo para que si lo encuentran se piensen que todavía estamos aquí, dejaremos el coche de Vicente, comida, las tiendas como si alguien viviera en ellas, ropa tendida en las cuerdas, cosas así. De esta manera ganaremos tiempo, mientras ellos se reunirán todos aquí para esperarnos.
-Buena idea.- Comentaba Álex.
-En mi coche, en el cuatro por cuatro, tiene siete plazas, vendrán conmigo, García, su marido Vicente y los dos niños. Papá, tu coche es más potente, se lo llevará Fran…
-No, no, es mejor el de él.- Decía el padre de Elvira señalando al padre de Álex.
-Nos llevaremos el tuyo y no se hable más.- Cerró la discusión Elvira con autoridad.
-Con Fran- Seguía explicando Elvira.- Irán, Álex y Mónica.
-¿Y nosotros?- Preguntaba preocupada su madre.
-Vosotros cuatro y Mari, os iréis en tu coche- Señalaba Elvira al padre de Álex.- os daré la dirección exacta de donde tenéis que ir ¿Todo el mundo lo ha entendido?

Todos movían la cabeza confirmándolo, menos Fran, él pensaba que para tener que improvisar no tenía mala pinta el plan de Elvira, al menos la primera parte. Cuando salieron fuera, Elvira se acercó a García y Mónica.

-Vosotras dos venir conmigo, tenemos unas llamadas que hacer antes de irnos a dormir.

Mónica y García la siguieron, en esos momentos ni preguntaban, confiaban en ella. Fran le pidió a Álex que le acompañara, entraron en la tienda de Fran y Elvira, volvió a abrir una de aquella cajas, sacó dos pistolas, comprobó que tenían el cargador y balas, seguidamente le entregó una a Álex.

-Por si acaso esta noche…

Álex la recogió y se la puso por detrás sujeta por el pantalón. Las chicas llegaron a la cima, Elvira manipulaba el móvil.

-Primero Mónica, te pondré con tu familia, avísales de que mañana llegaran cinco personas, que estarán con ellos hasta nueva orden.

Mónica agarró el móvil, contestó su madre, se lo explicó lo más tranquilamente que pudo, no quería alarmarlos, se dijeron cuatro cosas sin importancia, Elvira esperó con paciencia, sabía que tenía que disimular Mónica. Después le dio el móvil a García.

-Llama a Benítez, dile que lo necesitaremos en Madrid a las cuatro de la tarde, ya le daremos por la mañana la dirección, por supuesto que no le diga nada a nadie, nos va la vida.

García habló con Benítez, le habló seria y al grano, con él no tenía que disimular nada, Benítez se puso a su disposición con ganas de colaborar. Elvira suspiró mirando al cielo.

-¿Será peligroso?- Preguntó García.
-Lo será, luchamos por nuestras vidas ¿No? Peligroso es ¿Seréis capaces de estar a la altura?- Les preguntó Elvira.
-Seguro que sí, acabemos con esto de una puta vez.- Contestó Mónica.
-Acabemos con esto.- Confirmó García.


Tal como propuso Elvira, al día siguiente se llevaron parte de la ropa y dejaron otra. Cargaron los intercomunicadores durante la noche con las baterías de los coches.

-¿Preparados?- Le preguntaba a sus padres y a los de Álex junto a Mari, cuando estaban dentro del coche a punto de partir.
-Nos vamos.- Decía el padre de Álex al volante.
-Yo he dejado colgadas en la cuerda de la ropa secándose, las bragas más feas que tengo, que se jodan si llegan hasta aquí.- Gritaba su madre.

El vehículo se puso en marcha, los que se quedaban sonrían por las palabras de la señora. Elvira le entregó a Fran un intercomunicador.

-Iremos conectados, conduciremos tranquilos, te iré esperando hasta llegar a la carretera, a partir de allí, vamos a hacer una carrera contra reloj hasta llegar a la autopista y recorrer unos cuantos kilómetros, no quiero que nos vean en este territorio.- Le comunicó Elvira.

Nadie dijo nada, nadie se atrevió, si Elvira lo decía, se obedecía.

-¿Carrera contra reloj? ¿Eso quiere decir conducir rápido?- Le preguntaba Vicente a su mujer antes de subir al coche.
-Muy rápido Vicente, muy rápido.- Le contestó García.
-Ya me estoy acojonando.

Salieron de allí los dos coches, poco a poco durante todo el camino de tierra, sobre todo el que conducía Fran, si hubiera ido muy rápido se podía dejar parte de los bajos en algún bache. Cuando estaban a punto de llegar a la carretera, Elvira se comunicó.

-¿Estás preparado?
-Estamos preparados.- Contestó Álex por el intercomunicador desde el asiento de copiloto.
-¿Os gusta la velocidad?- Preguntó Elvira a los niños.
-Sí, sí.- Respondían como si fuera un juego.
-Yo conduzco pisando huevos, creo que no va a ser una buena experiencia para mí.- Decía Vicente preocupado.

En ese momento los coches pisaban el asfalto, salieron de allí como si fuera la salida del Gran Premio de España de Fórmula 1 en Montmeló. García se agarró al asiento, los niños gritaban entusiasmados, Elvira sonreía por la reacción de los críos, y Vicente… Vicente se agarraba donde podía, cerraba los ojos y rezaba lo que sabía, y eso que nunca había sido creyente.

La bajada de la montaña y parte de la carretera hasta entrar en la autovía fue de locos, Elvira conduciendo a una velocidad endiablada y Fran siguiéndola a pocos metros, a muy pocos, casi enganchado el coche al de Elvira, tenía experiencia de cuando había que hacer de guardaespaldas de alguien importante. Una vez se calmó la estampida y se condujo a velocidad legal.

-¿Supongo que vamos a Madrid? Para juntarnos esta tarde con Benítez ¿No?- Preguntaba García.
-Así es García, así es.- Le contestaba Elvira.- Benítez y tú nos ayudaréis, Vicente se quedará cuidando a vuestros hijos en un lugar seguro.- Miró un momento a García apartando la vista de la carretera, García le sonrió.
-Perfecto, lo que necesites.

García le envió a Benítez la dirección, Elvira llamó a una persona de las que limpiaban y cuidaban de su apartamento mientras no estaba, para darle indicaciones de lo que necesitaría, básicamente comida y bebida para algunos días.

Los dos vehículos, tan juntos que parecían uno, llegaron al garaje de Elvira, ella metió el suyo dentro, Fran lo dejó aparcado en la calle. Se vieron todos en el apartamento, los niños, Vicente y García lo miraban asombrados, de lo grande y lujoso que era, en ese momento abrió la puerta Fran, entrando también Mónica y Álex.

-¿Aquí vives tú? Preguntó extrañado Álex, se dio cuenta que Elvira no era la Elvira que él conocía, tenían que haber pasado muchas cosas para que ella se pudiera permitir vivir así, ya sabía que conducía coches caros y vestía bien, como le había dicho Mónica, pero aquello, aquello era demasiado.

Alguien llamó al telefonillo de la calle.

-Debe ser Benítez, voy a abrirle.- Dijo Elvira.

Sí, era él, se juntó todo el equipo en el apartamento, Elvira le agradeció a Benítez su ayuda, Benítez se abrazó con sus compañeros saludándose.

-Vale, os voy a explicar los siguientes pasos, ahora descansaremos un rato, sobre todo tú, Vicente y los niños, se os ve cansados. Fran saldrá a hacer unas gestiones… y esta noche, mientras cenamos nosotros y los niños estén durmiendo…
-Yo también dormiré con ellos, prefiero no saber nada de lo que tengáis que hacer.- Añadía Vicente.
-Vale, lo que decía, esta noche cenando os explicaré el plan.- Los demás confirmaron con la cabeza.

-Fran se despidió y se fue, los demás se sentaron a comer algo, no habían comido desde el desayuno de esa mañana, después, sentados en los sofás, le explicaban a Benítez su experiencia en el campamento y lo ponían al día de la Logia.

Fran, esa tarde, fue a ver a sus amigos proveedores, de ellos consiguió, armamento, chalecos antibalas, una furgoneta negra con los vidrios traseros tintados y… algunas cosas más.

Durante la cena, Elvira les explicó su plan, todos la escuchaban serios, lo que les estaba diciendo no era ninguna broma. Eso sí, Elvira era una gran profesional, sabía explicarlo de manera que no parecía peligroso y fácil de realizar. Esa noche, por muy bien que lo explicó Elvira, costó dormir, sobre todo a los que sabían el plan y tenían que intervenir al día siguiente por la tarde.

Por la mañana desayunaron fuerte, una buena cantidad de comida, al medio día comieron algo suave y a primera hora de la tarde, García se despedía de su marido y sus hijos. Bajaron al garaje privado de Elvira, dentro vieron la furgoneta que consiguió Fran el día anterior. El mismo Fran les enseñó todo lo que llevaba, el armamento que utilizarían, menos dos maletas que les dijo que serían para él, les instruyó en cómo colocarse un auricular junto a un micrófono que les caía a la altura de la boca para poder comunicarse entre ellos, también les enseñó algunas cosas que les harían falta para la primera fase de la misión. Elvira, abrió el maletero de su coche y recogió algo, que escondió en una mochila. Cuando todos tuvieron las cosas claras, se subieron a la furgoneta y se pusieron en marcha. Se fueron acercando, hasta dos calles antes de llegar al edificio donde estaba la oficina del presidente.

-Ese es el edificio, el edificio donde tiene su oficina el presidente de la Logia.- Les comunicaba Elvira.
-Parece muy impresionante y seguro, será difícil entrar.- Comentaba García.
-Ya os lo dije, el único punto débil que tiene es el restaurante chino.
-Hay que ver que un edificio como ese lo pueda tumbar un chino.- Decía, intentando ser gracioso, aunque no lo consiguió, Benítez.

Fran giró por una estrecha calle.

-Muy bien, Mónica ¿Estás preparada?- Dijo Fran.
-Lo estoy.- Respondió Mónica, abrió la puerta de la furgoneta y salió.

Por la calle caminaba una chica, con gorra y gafas de sol, a aquellas horas había mucha gente joven vestida de igual manera por la calle, pasaba totalmente desapercibida. Se acercó y entró en el restaurante chino, pidió un café que pagó al instante, se quedó allí, sentada, sin hacer nada, sin llamar la atención. Un buen rato después, entró en el local, una señora, toda tapada, con una joroba notable, evidentemente era árabe, se le notaba en la vestimenta, delante de ella un señor, también árabe, los dos se dirigieron a los baños, Mónica se levantó, entró al baño, se encontró con Benítez y Elvira, que se estaba quitando el disfraz de señora árabe. Se lo puso Mónica, Benítez sacó un cojín, que llevaba escondido en la americana y se lo colocó a Mónica en la espalda, para que pareciera una joroba, Mónica se tapó la cara y se ajustó el vestido, mientras tanto, Benítez ayudaba a Elvira a subir al conducto del aire acondicionado con una pesaba mochila que llevaba en la espalda. Elvira movió la mano despidiéndose de sus amigos, antes de cerrar la trampilla del aire acondicionado por donde había entrado. La pareja árabe salió del baño, el señor le dio las gracias a un camarero chino que los miró al pasar, el camarero miró la mesa donde antes una señorita se había tomado un café, pensó que se había ido y él no se había dado cuenta.

La pareja árabe giró la esquina donde estaba aparcada la furgoneta, las puertas traseras se abrieron y entraron rápidamente dentro. Mónica y Benítez se quitaron los disfraces.

-¿Ha ido bien?- Preguntó Fran. Mónica se daba un beso con Álex por reencontrarse.
-Perfectamente, Elvira ya está en los conductos.
-Como os parecéis, yo diría que era la misma persona que entró en el restaurante que la que salió.- Decía García.
-Porque somos de la misma altura más o menos.- Decía Mónica.
-Y también estáis igual de delgaditas.- Añadía García.
-García ¡Coño!- Le recriminaba Mónica.
-Vale, ya me callo.
-Solo nos queda esperar a que Elvira se comunique, después iniciaremos la segunda fase.- Les decía Fran poniéndose cómodo, dando a entender que tardaría un rato en decir algo Elvira.

En la furgoneta estaban todos preparados, con sus armas listas, sus chalecos antibalas colocados, sus intercomunicadores puestos y comprobados. García y Benítez se ponían nerviosos con la espera, Álex y Mónica se miraban, así se daban fuerzas, Fran descansaba, con los ojos medio cerrados, como si con él no fuera la cosa. De pronto todos escucharon una voz.

-¿Me copiáis?- Preguntaba Elvira.
-Alto y claro.- Respondía Fran levantándose de golpe.
-Es la hora, he tardado más de lo esperado, el conducto era más largo de lo que calculé, ya estoy delante del monta cargas, necesito que me limpiéis el camino. Suerte chicos.
-Vale.- Contestó Fran.- ¿Tenéis alguna duda?- Le preguntó al grupo.
-Acabemos con esto de una puta vez.- Dijo García.

Fran saltó al asiento del conductor, puso la furgoneta en marcha, giró la esquina y volvió a girar en otra esquina.

-¿Habéis visto donde tenéis que situaros?- Preguntó Fran.
-Está claro, detrás de los coches al otro lado de la calle.- Contestó Álex.
-Muy bien, esperad que os de la señal, Álex comandará al grupo.

Fran agarró un par de maletas de la furgoneta, salió y se dirigió al edificio de enfrente de la oficina del presidente, ya lo conocía, se colocó en el mismo sitio donde apuntó con su rifle a Elvira, el día que salía ella por la puerta principal. Abrió una maleta, sacó un rifle de precisión con un cargador puesto, a punto para disparar. De la otra maleta sacó un lanzagranadas y varias granadas para ir recargando.

-Ya podéis colocaros, todo está preparado.- Ordenó por el intercomunicador.

Álex se bajó la capucha que le tapaba la cara y saltó de la furgoneta, los demás hicieron lo mismo y lo siguieron, se colocaron detrás de los coches, justo delante de la puerta principal del edificio. Fran sacó el móvil e hizo una llamada.

-Buenas tardes.- Le contestó el agente de seguridad que había en la entrada del edificio.
-Buenas tardes señor, me haría un favor y saldría de ese edificio, es para que no resulte herido.
-Mire, ya estoy harto de llamaditas de este tipo, deje de hacer bromas de mal gusto.
-De acuerdo, puede mirar debajo del mostrador, hay una cosa que quiero que vea.- Le decía Fran.

Vio desde lo alto como el señor se agachaba, apuntó y disparó con el lanzagranadas, entró rompiendo la vidriera y explotó dentro, lo destrozó todo, sofás, sillones, mesitas, cuadros de las paredes, las lámparas, todo, el agente de seguridad se salvó porque lo evitó el mostrador de obra forrado de mármol donde estaba agachado. El tío al ver aquello, salió corriendo que se daba con los talones en el culo. El edificio tembló, el restaurante chino que había en la parte trasera se vació, la gente salió corriendo al escuchar la tremenda explosión.

Todo el personal de seguridad del presidente, al escuchar el estruendo en la entrada principal se puso en marcha, en cuanto aparecieron los primeros, Benítez, García, Álex y Mónica empezaron a disparar, Álex escuchaba los disparos de Fran, disparo, tío abatido, disparo, otro tío abatido, se acordó del día del cementerio, se dio cuenta quien fue el tirador misterioso, era él, seguro, pensó Álex. Elvira, cuando escuchó la primera explosión espero un poco más, cuando empezaron los disparos accionó la palanca para llamar al montacargas.

En la entrada del edifico había un show de puta madre, se cruzaban disparos, cuando se acumulaban muchos tíos en el hall, Fran cargaba de nuevo el lanzagranadas y les pegaba un pepinazo de puta madre, se cargaba a un montón de tíos, los de abajo no dejaban de disparar. Elvira subía por el montacargas, miró para arriba, se subió al techo, por si acaso, hizo bien, cuando llegó arriba, un tío armado sacó la cabeza para mirar si había alguien dentro, Elvira le disparó en la cabeza con una pistola con silenciador, lo dejó tieso allí mismo, salió del montacargas, caminó con cautela por un pasillo, al llegar a la esquina, miró un momento, delante de la puerta de la oficina del presidente había un tío muy grande custodiándola. Respiró profundamente y abrió la mochila.

Fuera seguían los disparos y las explosiones de las granadas dentro del edificio. El tío que estaba en la puerta de la oficina del presidente, que parecía un armario ropero de tres puertas, giró la cabeza, vio una persona vestida muy rara, parecía un nazareno con unos zapatos muy raros, intentó sacar un arma, tarde, Elvira ya le había disparado en la cabeza, abrió la puerta de la oficina, vio al presidente totalmente concentrado mirando la pantalla del ordenador, estaba viendo con los ojos muy abiertos el follón que se había liado en la entrada del edificio, explosiones, disparos, lámparas que caían, Elvira se acercó, el Presidente estaba solo en su oficina, esperando que fuera un lugar seguro. Cuando se dio cuenta, vio a alguien vestido como se vestían ellos para los sacrificios, además le estaba apuntando con un lanzagranadas.

-¿Qué coño es esto?

Elvira no contestó, se quitó la capucha.

-¿Tú? ¿Cómo coño has llegado hasta aquí?
-Sabe, presidente, este lanzagranadas lo recogí del lugar donde intentaron matarme con mis amigos, es un lanzagranadas que era para matarme a mí, y ya ve, aquí está.
-Tú y tus putos amigos, tu puto novio protegido y la madre que te parió ¿Crees que así acabarás con la Logia? ¿Estás loca? No podrás con nosotros, si no estoy yo estará otro, todo seguirá igual.
-No, no seguirá igual, se darán cuenta que también son vulnerables, que también se os puede matar, la Logia seguirá, pero no igual, seguirá como siempre tenía que haber sido. Presidente, esto es por todas las chicas inocentes que han matado durante tantos años… y es por joderme la vida, por obligarme a separarme de la persona que más quiero en este mundo, he estado esperando este momento mucho tiempo, mucho, seguramente demasiado, pero ya ve, todo llega más tarde o más temprano, se acabó…
-Me cago en tu puta madre Elvira…

El presidente intentó meter una mano en un cajón de su escritorio, tarde, Elvira disparó, la granada le dio en medio de la barriga, el presidente salió para atrás con el sillón con ruedas, atravesó la cristalera y salió volando, Fran, Álex, Mónica, García y Benítez, veían incrédulos como un tío sentado en un sillón con ruedas caía desde la última planta, de pronto, pegó una explosión desintegrándose, llovía rojo, sangre y trocitos del presidente. El sillón cayó delante de la entrada hecho un amasijo. Los que quedaban dentro no entendían nada, Fran disparó un par de granadas más.

-Seguir disparando, ahora os aviso.- Ordenó Fran.

Bajó corriendo, se subió a la furgoneta, la puso en marcha y salió a la calle.

-Vamos, vamos, volver a la furgoneta.- Gritaba Fran por el intercomunicador.

Se subieron todos, Fran salió rápido, atravesó la calle y giró por la parte trasera del edificio, paró delante del restaurante chino, salió Elvira caminando tranquilamente, se subió a la furgoneta y se fueron, se escuchaban sirenas de la policía acercarse.

-Justito de tiempo, pero bien.- Decía contenta Elvira.
-Desde que lanzamos la primera granada, calculamos diez minutos, han pasado once, tan mal no ha estado.- Afirmaba Fran.
-¿Diez minutos? Se me ha hecho una eternidad.- Comentaba García con la aprobación de Benítez.
-Pues a mí se me ha pasado rápido, no tenía tiempo de pensar de la tensión y ha sido rápido.- Decía Mónica con la aprobación de Álex.
-Enhorabuena chicos, habéis estado geniales.- Les felicitaba Fran.
-Elvira es la que le ha puesto la guinda al pastel, nos tienes que explicar con pelos y señales lo que ha pasado.- Le pedía Mónica.
-Os lo explicaré después, con tranquilidad.

La furgoneta avanzaba por las calles, dentro todos contentos. Fran la aparcó dentro del garaje y subieron al apartamento. Vicente abrazó a García y le dio un beso en la boca.

-¿Por qué vais todos manchados de eso rojo por la ropa?- Preguntaba Vicente.
-Mejor que no lo sepas cariño, me voy a duchar.

García les pasó la mano por la cabeza a sus hijos en un gesto de cariño y se fue a la ducha, como llevaban guantes y la capucha que le tapaba la cara, era en los únicos sitios que no tenían sangre del presidente.

Cuando se ducharon, Elvira salió a la terraza, la acompañaron, Mónica y García. Se colocó un cigarro en la boca, se sentó en un sillón de exterior y se encendió el cigarro, Mónica y García también se sentaron, la miraban mientras hablaba con el jefe.

-Ya lo sé jefe, era muy arriesgado… -Sí, pero no teníamos otra salida, al final nos hubieran encontrado y liquidado, eso hubiera sido peor ¿No?... –Vale les trasladaré tu enhorabuena ¿Ahora qué pasará?... - De acuerdo, espero tú llamada.

Cuando colgó, las dos la miraban esperando que les dijera algo, ella volvió a marcar colocándose el móvil en el oído.

-Papá, todo ha salido bien, en un par de días sabremos algo.

Colgó la llamada y miró a sus amigas, sus amigas la miraban a ella esperando que hablara.

-Ya lo habéis oído ¿No? Tenemos que esperar un par de días para saber que ha pasado.
-¿Por qué?- Preguntó García.

Elvira levantó la voz y avisó a los que estaban dentro para que salieran. Vicente miró a su mujer, se entendieron, él se quedaría dentro con los niños. Salieron los demás, Elvira seguía sentada junto a Mónica y García.

-Bien, la situación es la siguiente, Benítez, te puedes ir cuando quieras, a ti no te busca nadie, te agradezco mucho tu colaboración, ha sido esencial, si quieres puedes volver con Susan.
-Si no os importa, me gustaría quedarme un par de días más, he hablado con Susan para tranquilizarla y le he dicho que volvería en un par de días.
-Como quieras, aquí cabemos todos. Por lo demás… no se lo esperaban, pensaban que el edifico era inexpugnable y el presidente estaba seguro si no entraba nadie por la entrada principal, se equivocaron y lo pagaron caro. Esta es una situación nueva para ellos, nunca habían matado a un presidente, sinceramente, creo que nuestro bando, ahora mismo tiene más fuerza que el otro. Se tendrán que reunir y decidir qué pasa con la Logia de ahora en adelante, por eso lo de esperar un par de días.

...
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