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El día siguiente Mónica recibió un mensaje de Elvira con el lugar y la hora para cenar, se lo enseñó a Álex.
-¿Por qué te lo envía a ti?- Preguntaba Álex.- El otro día también te llamó a ti.
-No lo sé, no tendrá confianza contigo.- Se cachondeaba Mónica.
-¿Sabes donde tenemos que ir?
-Es una calle céntrica, por allí solo hay buenos restaurantes.- Respondía Mónica.
-Pues se va a gastar una pasta en la cena.
-No ves como viste y que coche tiene, Elvira tiene pasta de sobras, no sé cómo se lo hace con el sueldo de…
Mónica paró de hablar en seco mirando a Álex, él también la miraba a ella.
-¿Estás pensando en alguna conspiración rara?- Preguntaba Álex.- Desde que ha llegado Elvira solo te has fijado en ella.
-No, no, lo que pasa es que sorprende, ya me fijé la otra vez que vestía ropa cara, y lleva un reloj caro, y las pocas joyas que lleva son caras, y lo del coche…
Mónica paró de hablar, no quería que Álex pensara que hablaba de Elvira con envidia o por celos, pero lo que pensaba tenía su qué. Elvira cuando se fue con Álex de la ciudad a la academia de policía era una chica normal, normal en el sentido económico, ella había visto el negocio de sus padres y donde vivían, no parecía que tuvieran una fortuna guardada ¿Cómo era posible que años más tarde pudiera tener ese poder económico? El coche que conducía, ellos con los dos sueldos, nunca podrían comprarlo y menos mantenerlo, el reloj que llevaba, los relojes, porque ella recordaba haberle visto tres, y los tres de marcas muy caras, igual que la ropa y el calzado, siempre vestida de forma impecable con ropa de marca, de marca cara. Si hasta el día que se metieron en aquel túnel de película de terror para llegar al cementerio de la universidad, que era un día para llevar ropa cómoda y barata, porque no sabías donde tendrías que meterte y la ropa se podría manchar y estropear, como le pasó a ella y a Álex, con toda la trifulca en el almacén, peleas, caídas por el suelo y demás, la tuvieron que tirar a la basura. Pues ese día, Elvira llevaba unos vaqueros carísimos, y el jersey que llevaba debajo del chaleco antibalas era de cachemir, guapísimo por cierto, y las botas, le encantaron las botas, claro que aquel no era el momento para hablar de botas, si estuvo a punto de morir, como para hablar de las putas botas.
Por la noche, a la hora acordada, o mejor dicho, la hora que les envió Elvira sin consultar si les iba bien o no, se notaba que ella siempre mandaba y los demás obedecían. Caminaban por la calle Álex y Mónica agarrados por la cintura, se encontraron de frente con Elvira y Fran, ellos también iban agarrados, se miraron los cuatro, era como confirmar que todos estaban bien con sus parejas, se sonrieron, se saludaron y entraron, como pensaban Mónica y Álex, en el mejor restaurante de la ciudad.
-Elvira, no hace falta que nos invites a un sitio tan caro, podemos ir a otro restaurante más barato y no pasa nada.- Le decía Mónica.
-Sí hace falta, vosotros os portasteis muy bien con nosotros ayer, hoy toca agradecéroslo.- Contestaba Elvira.
-Es el tipo de sitio que le gusta a ella, no os preocupéis.- Les decía Fran.
-Nosotros no hemos venido nunca, es demasiado caro.- Seguía comentando Mónica.
-No os preocupéis por el dinero, pago yo.
Eso esperaba Mónica, la reacción de Elvira, su ‘investigación’ de la economía de Elvira continuaba. Les acompañaron a la mesa, antes de sentarse Mónica agarró del brazo a Elvira.
-Acompáñame al baño, por favor.- Le pedía Mónica a Elvira.- Ya sabéis que las chicas vamos siempre de dos en dos.- Les decía a Álex y Fran. Entraron en el cuarto de baño.
-¿Qué te pasa Mónica? Porque tú no tienes ganas de mear.
-¡Escucha! Qué buena policía eres, lo que has descubierto, que no tengo ganas de mear, que lista eres. Pues mira, me pasan dos cosas, una ¿Qué has venido a hacer? Porque lo de presentarnos a tu novio no te lo crees ni tú ¿Y esa carita de enamorada que se te pone cuando hablas con Álex? Dímelo claramente ¿Me tengo que preocupar por algo? Yo nunca me había colgado tanto de un hombre, Álex es una persona especial que me ha conquistado totalmente ¿Lo puedo perder por tu culpa? ¿Has cambiado de opinión…?
-Para, Mónica, para, que te aceleras tu sola ¡Coño! Escúchame, no he cambiado ninguna opinión, te lo dije entonces y te lo vuelvo a decir ahora, Álex no es la persona que quiero para acompañarme en la vida, Paco es muy probable que sí lo sea. Por eso os lo he presentado… Vale, te confesaré algo, haber encontrado el amor con Paco me ha permitido poder volver a recuperar la amistad con Álex ¿Lo entiendes? Él está enamorado de ti, yo lo estoy de Paco, ahora podemos seguir siendo amigos como lo hemos sido siempre. Te quiero pedir una cosa, por favor, no quieras romper la amistad entre Álex y yo, por favor, para mí también es una persona muy especial, como amigo, siempre lo ha sido, siempre lo será, como amigo, solo como un buen amigo desde pequeños.
Mónica se tapaba la cara con una mano, no se esperaba esa respuesta de Elvira, tan segura de ella misma, tan contundente. Por eso lo apartó de ella cuando llegó la otra vez, por eso quería que fuera mi pareja, pensaba Mónica, ella sabía que cuando ella encontrara algún hombre, podría volver a tener la amistad con Álex que siempre han tenido, está clarísimo, y yo dudando, si es que no te enteras tía.
-No me has contestado.- Decía Elvira.
-¿A qué?- Preguntaba Mónica afectada por la respuesta de Elvira.
-Si estás en contra de mi amistad con Álex y querrás romperla, me harías una putada muy grande.
-No, no ¿Cómo voy a querer romperla? Sé que él también te quiere mucho, como amiga ¡Eh!
Elvira sonreía, sabía que su respuesta había afectado a Mónica.
-¿Y la segunda cosa?- Preguntaba Elvira.
-¿Qué?- Preguntó Mónica despistada.
-Me has dicho que tenías dos cosas, una ya la hemos hablado, y espero que lo tengas claro a partir de ahora ¿Y la otra?
-La otra… la otra, da igual, no es importante.
-No me importa contestarte lo que sea, si Álex es mi amigo, su pareja también lo es, además, estuvieron a punto de matarnos a las dos juntas, tenemos cosas en común.- Reía Elvira.
-Con la respuesta de antes creo que ya se me han ido las dudas, todo está bien.
-¿Todo está bien?- Preguntaba Elvira.
-Todo está bien.- Respondía Mónica.
Elvira agarró a Mónica del brazo.
-¿Podemos ir ya a disfrutar de una buena cena con nuestros novios?
-Claro que sí.
Respondió Mónica, pensando que la respuesta que le dio con el tema de Álex la había convencido totalmente, incluso le permitía entender las formas de comportarse Elvira antes, cuando llegó la primera vez por sorpresa a la comisaría ¿Para qué preguntarle por su nivel de vida? Si tenía dinero para poder vivir así, que lo hiciera. Para ella lo importante era Álex, lo demás, secundario.
Salieron las dos del baño, agarradas por el brazo, Mónica miró la mesa, vio a Álex y Fran tomándose una cerveza, hablando, riendo.
-Es qué… te lo has buscado igual que él- Le decía Mónica a Elvira.- míralos, si se parecen en todo, hasta en la melena, Álex la tiene más larga…
-¿Cómo sabes que Álex la tiene más larga?- Se cachondeaba Elvira.
-Hablo de la melena ¡Coño! Lo otro, tú sí que lo sabes, te los has follado a los dos…
-¡Cállate anda!
Las dos se acercaron a la mesa riendo. Los chicos las miraron, Fran le hizo una señal al jefe de sala para que les trajeran las cervezas a las chicas.
-¿Todo bien?- Preguntó Álex, sospechaba que al baño habían ido a algo más que mear.
-Sí, sí, todo muy bien.- Respondía Mónica sonriendo mientras le daba un piquito a su novio, Elvira hacía lo mismo con Fran.
Los cuatro sentados se tomaban las cervezas, les trajeron las cartas para escoger, Elvira la abrió y la cerró al momento.
-Menú degustación, escogeremos el menú degustación, es la manera más fácil de probar los mejores platos del restaurante, y con maridaje, claro.
-No sé Elvira…- Empezaba a decir Mónica al ver el precio del menú, del menú y de todos los platos.
Elvira la miró fijamente, Mónica dejó de hablar y asintió con la cabeza. No, si al final nos entenderemos sin hablar, pensaba Mónica.
-¿Vosotros tenéis algo que decir?- Preguntó Elvira a los chicos.
-No, cualquiera dice algo.- Se cachondeaba Fran.
Rieron, hablaron, una conversación amena. Les trajeron los platos, fueron comiendo opinando de los diferentes platos.
-Yo quiero preguntarte algo.- Le dijo de golpe Álex a Elvira, Fran y Mónica prestaron atención.
-Tú dirás.
-¿Cómo es que te puedes permitir vivir así?
Mónica abrió los ojos como platos, ese tema no quiso tocarlo con Elvira en el baño, pero interesada lo estaba. Fran también paró de comer, pensó que Elvira tendría que buscarse una escusa, no es que él supiera lo que hacía Elvira, la tía no soltaba prenda, que era algo más que un policía estaba clarísimo, ahora, en lo que estaba ella metida no había manera que se lo dijera.
-Bueno, en la central pasan muchas cosas, allí nos llegan todas la noticias de las cosas que pasan por todo el país, ya sabéis, casos importantes. Pues solo somos unos cuantos los que tenemos hecho un curso especial para afrontar esos casos, gracias a eso tenemos una paga especial, bastante buena, por cierto. He pasado muchos años sola, casi sin gastar…
-¡Coño! Sin gastar dice la tía.- Se le escapó a Mónica.
-Bueno, de acuerdo, en los últimos años me he comprado todos los caprichos que he querido.
-¿Y tú?- Le preguntó Mónica a Fran.
-¿Yo?
-Qué a qué te dedicas tú, te está preguntando.- Le contestaba Elvira con una sonrisilla, pensando, a ver si tienes cojones de decirle la verdad.
-Yo… yo, tengo un negocio, viajo mucho solucionando problemas.
Como Álex y Mónica lo seguían mirando, esperando que les explicar algo más, Fran no tuvo más remedio que seguir hablando.
-Quiero decir, por ejemplo, dos personas no se ponen de acuerdo en un negocio, una de ellas me pide que actúe, pues eso, yo…
-Haces de intermediario.- Decía Álex.
-Eso, eso mismo, no me salía la palabra.
Acabó diciendo Fran, resoplando, por un momento se había quedado en blanco agobiado, había estado a punto de decirles que se dedicaba a quitar a gente del medio, que le dieran por culo a todo. Elvira, con aquella sangre fría que le caracterizaba, lo miraba con una risilla, sabía que lo había pasado mal.
-Después hemos quedado para tomar algo con los amigos, a las copas invitamos nosotros.- Les informaba Álex.
La cena se alargó, es lo que tiene tener que probar tantos platos, llegaron más tarde de lo previsto al bar. Allí les esperaban García con su marido y Susan con Benítez, después de los saludos y pedir la primera copa.
-¿Cómo estás subinspectora García? Ya se te ha pasado el susto, la última vez que te vi estabas fatal.- Le preguntaba Elvira, con un tonito de cachondeo.
-No te cachondees que nos salvó el pellejo…- Decía Álex.
-¿Cómo?- Preguntó sorprendido Fran.
-Entramos Álex, Mónica y yo en un almacén, las cosas se pusieron muy feas, a Álex le pegaron un tiro en la espalda, suerte del chaleco, nosotras estábamos en el suelo a punto de… de cascarla vamos, suerte que García entró pegando tiros a diestro y siniestro…
-Diestro y siniestro, no- Apuntaba García.- les disparé a los encapuchados, vacié el cargador…
-Y no acertaste ni un tiro.- Se seguía cachondeando Elvira.
-¡Coño! Nos sirvió para que se distrajeran y poder abatirlos nosotras.- Defendía Mónica a su amiga.
-Cierto.- Confirmaba Álex dándole un trago a la copa.
-Tú tienes siete vidas como los gatos ¡Eh cariño!
Le susurraba Fran a Elvira al oído, ella le miró a los ojos.
-Elvira, cuando me dijeron que estabas por aquí con tu novio, no me lo creía, y ya ves, si haces cara de enamorada y todo.- Le decía García.
-¿Qué pasa? ¿Tan jodida me viste?
-Jodida no sé, ahora, mala hostia la que quieras, si ni nos hablabas, y cuando lo hacías era para tocarnos los cojones.
-Eso sigue haciéndolo todavía.- Confirmaba Fran.
Todos reían.
-Yo también te encuentro mejor, solo con la cara pagas.- Le decía Benítez a Elvira.
-Gracias Benítez ¿Y tú Susan, cómo estás?
-Bien, gracias Elvira.- Le agradeció Susan.
-Parece que fuiste la más hija de puta que pasó por esta comisaría ¡Eh!
Le volvía a susurrar Fran al oído.
-No estaba en mi mejor momento, dejémoslo así.- Contestó Elvira.
-Hola a todos ¿Cómo están?- Se presentaba Lita, la forense, acababa de entrar al local.
Mónica la abrazó, hacía tiempo que no se veían, Lita había tenido mucho trabajo desmontando el cementerio de la universidad e investigando las identidades de los cuerpos.
-¿Cómo estás?- Le preguntó Álex después de darle dos besos.
-Bien, por fin he podido enterrar a mi hermana como se merecía.
-Desde luego, todo lo que ocurrió fue horrible.- Comentaba Susan.
Lita se abrazó con Susan.
-¿Cómo estás Susan?
-Bien, parece que todo vuelve a la normalidad.
-Me alegro.
Bebieron, rieron, hablaron, se contaron anécdotas, García explicó lo nerviosa que estaba antes de entrar en el almacén, que hasta se le cayó la pistola al suelo, no me pegué un tiró en el pie de milagro, dijo, no te preocupes, no habrías acertado, se cachondeó Elvira, ahora sí que acertaría, ha estado practicando mucho, le informó Álex. Le pidieron a Álex que cantara una vez más, lo hizo, con Mónica y Elvira a su lado, haciéndole los coros, las dos pasándose la mano por la cintura, el alcohol hace milagros a veces, pensaba Álex mientras cantaba. Acabaron la noche, alegres y borrachos.
Salieron del local, fueron a buscar los coches, antes de marcharse se despidieron, Elvira les informó que el día siguiente, domingo, se iban de la ciudad. Álex y Mónica llegaron a su apartamento.
-¿La última?- Le preguntó Mónica a Álex.
-Venga, la última.
Mientras Álex las preparaba.
-Se le ve bien a Elvira con Fran.- Le decía Mónica.
-Estoy contento de que pueda hacer la vida en pareja, se le ve más feliz.
-Eso seguro, la última vez que la vimos parecía amargada la tía… Yo creo que no le importaba…
Álex levantó la cabeza mirándola.
-Qué no le importaba ¿Qué?- Le preguntó a Mónica.
-Cuando estábamos allí, en el suelo, esperando que aquellos tipos nos dispararan, porque no podíamos hacer nada, yo estaba cagada de miedo, pero ella… ella estaba tan tranquila, como si no le importara una mierda que la mataran, esa fue la sensación que me dio.
-Supongo que debe haber vivido casos muy dramáticos, debió ser por la experiencia y la sangre fría que se necesita para esos momentos, no sé.
-Seguramente.
Contestó Mónica, ella seguía pensando que Elvira en aquel momento estaba muy mal, la expresión de su cara lo indicaba, estaba tranquila, esperando que le pegaran un tiro, como si así pudiera descansar de todo.
Se tomaron la última copa y cayeron rendidos en la cama.
Por la mañana, Elvira miraba por la ventana de la habitación de uno de los últimos pisos del hotel, cerraba los ojos y dejaba ir lentamente el aire de sus pulmones, estaba desnuda, arrodillada encima de un sillón con las tetas apoyadas en el respaldo, con el culo levantado, para ofrecerle a su novio Fran el coño. Él detrás de ella, también desnudo, la acababa de penetrar, le había metido la polla hasta el fondo y movía las caderas haciendo círculos, por eso ella cerraba los ojos, por el gusto que sentía.
-Supongo que tendremos que seguir viniendo por aquí, para ver a tus padres y a Álex.- Le decía Fran mientras follaba.
-De tanto en tanto, ya viste la alegría de mi madre, aunque creo que fue más por ver que tenía novio que por otra cosa.
Fran le sacó la polla todo lo que pudo y se la volvió a meter de un pollazo, Elvira gritó de gusto.
-Álex también estaba contento de verte.- Seguía Fran.
-Paco, Álex está contento de que seamos amigos, de que siga nuestra amistad.
-Que no me llames Paco ¡Coño!
Se quejaba Fran aumentando el ritmo de la follada.
-Eso Paco, eso, dame fuerte, que parecía que me llevabas de paseo por el campo.- Lo picaba Elvira.
Y lo conseguía, Paco o Fran, como se llamase, se estaba dejando la vida follándosela, los dos gemían, gruñían y jadeaban como animales. Hasta que se corrió Elvira apoyando la mano en el cristal de la ventana, después se giró, le agarró la polla, se arrodilló en el suelo y le pegó una mamada hasta que se corrió en su boca que lo volvió loco.
Mónica y Álex se despertaron, lo primero que hicieron fue entrar al cuarto de baño, lavarse los dientes y meterse en la ducha. Mónica, allí dentro, con el agua calentita, le agarró la polla a su novio, se la meneaba lentamente, observando cómo le crecía, él no decía nada, la miraba sonriendo. Ella se arrodilló, le miró a los ojos y se fue metiendo el cipote en la boca, chupándolo delicadamente, amasándole los huevos a la vez, él cerraba los ojos, le empezaba a dar un gustillo muy bueno. Mónica se fue animando, hasta el punto que la mamada empezaba a ser peligrosa, Álex pensaba que en cualquier momento se iba a correr y llenarle la boca de leche, la agarró levantándola, la apoyó contra la pared de la ducha y la besó, mientras tanto con una mano le abrió las piernas y le acarició el coño con dos dedos, recorriéndolo desde el agujerito de la vagina hasta el clítoris, presionando suavemente, masturbándola, haciéndole una paja como sabía que a ella le gustaba. Mónica le miraba a los ojos, a la vez le acariciaba el pelo, la melena, aquella melena que tanto le gustaba y tan bien le sentaba a Álex, y sentía, y tanto que sentía, aquel hombre había descubierto como tocarla, como acariciarla en sus partes más íntimas y darle mucho placer, como el que estaba sintiendo en esos momentos. Álex se arrodilló, le apartó las piernas y se tiró a comerle el coño directamente, ella levantó una pierna apoyándola en el hombro de Álex para que pudiera comérselo bien comido, le seguía acariciando el pelo, cerraba los ojos de gusto, notando como su lengua le daba vueltas a su hinchado clítoris, como no lo voy a tener hinchado con lo que me hace este hombre, pensaba Mónica.
Álex se levantó, le besó los labios metiéndole la lengua en la boca, ella la aceptó notando como su novio le levantaba una pierna y le metía la polla en el coño, de un certero golpe de cintura la penetró, Mónica gritó de gusto, se agarró a la musculada espalda de Álex, se relajó y dejó que se la follara así mismo, empotrándola contra la pared de la ducha. Álex conseguía moverse al ritmo adecuado para follarse a Mónica, a la vez le besaba la boca, el cuello, o bajaba a comerle los pezones, le gustaba sentir en su boca los excitados y duros pezones de Mónica ¿Y ella? Ella gritaba, se tensaba y notaba que empezarían a entrarle los temblores del orgasmo, Álex le agarró la otra pierna subiéndosela, rodeando su cintura con ella, Mónica juntó los pies por detrás de Álex, a la altura del culo apretando, haciendo que se la follara con más fuerza, con más ímpetu, proporcionándole más placer, igual que debía de sentir él por la manera que gemía y gruñía, se iban a correr a la vez, lo notaba, y así ocurrió, Mónica temblaba gritando del gusto del orgasmo, sintiendo como Álex se corría dentro de ella, como le mojaba la vagina lanzándole lechazos de su polla dura.
El bonito despertar de un domingo que no tienes ningún plan, no tenían ningún plan de entrada, durante el día fueron saliendo cosas para hacer. Follar en el sofá, en la habitación, mamada en la cocina, que acabó con una follada por el culo histórica, en fin, cosas que se hacen los domingos ¿O no?
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