El paso del tiempo

54



ANA

Me levanté de mi sitio y llamé a Nati, María y Antón y los llevé al despacho. Nos sentamos y les dije:​

  • A: Me acaba de llamar Cristina
  • M: ¿Y?
  • A: Dice que viene de camino con el acuerdo definitivo
  • M: ¿Y todo bien?
  • A: Dice que ha hecho unos cambios pero a mejor para nosotros
  • N: ¿A mejor?
  • A: Eso dice
  • N: No te fías ¿No?
  • A: Mmmmm, no sé que traman, la verdad es que me ha dejado intranquila, pero esperemos a ver que son esos cambios
Hablamos un poco más sobre posibilidades y como debíamos reaccionar en cada caso. Tras un rato, llamaron a la puerta y entró Cristina sonriendo. Nos saludó a todos y sacó su portátil y unos papeles que los repartió entre todos. Empezó a decir:​

  • C: Anoche estuve repasando el acuerdo y el presupuesto y, como tengo mucha experiencia en proyectos de este tipo, creo que hay que hacer unos ajustes al presupuesto
  • A: Ayer lo acordamos, Cristina (dije muy seria, temiéndome una rebaja)
  • C: Espera, tranquila
  • A: Estoy muy tranquila
  • C: Déjame terminar, Ana, por favor
  • A: Bien
  • C: Abrid por la página 10… como veis, creo que deberíamos aumentar el plazo a 3 años con un presupuesto de 40 millones…
  • M: Eso es poco dinero para tres años, nuestro presupuesto era de 50 para dos años
  • C: Para un presupuesto anual de 40 millones, en total, 120 millones
Nos quedamos todos con la boca abierta. Cristina sonrió y continuó:​

  • C: En realidad, lo que he pensado es que sean dos años de desarrollo y un tercero para retoques finales y la campaña de comunicación, todo incluido en ese presupuesto total de 120 millones
  • A: A ver si lo entiendo bien ¿Queréis comprar el 49% de nuestra empresa, con las mismas condiciones que ayer pactamos, por 120 millones en vez de 40?
  • C: Exacto
  • A: Esto no puede ser ¿Dónde está la trampa?
  • C: No hay trampa, estamos tan seguros de vuestro éxito que solo os queremos apoyar con nuestra experiencia
Miré a mis socios que me miraban con la boca abierta. Dije:​

  • A: ¿Las condiciones no cambian?
  • C: Hay un pequeño cambio
  • A: Ah
  • C: Pero antes os tengo que decir que anoche estuve discutiendo esto con Diego y lo convencí, él da el visto bueno


La miré y lo vi claro, esto no era cosa de Cristina, era de Diego, estaba segura. Cristina ayer estuvo peleando con uñas y dientes cada coma y euro del acuerdo, rebajándolo todo lo que pudo. Había sido Diego quien había impuesto el nuevo presupuesto y las nuevas condiciones. Suspiré por dentro y dije:​

  • A: Bien, pero ¿Cuál es el cambio?
  • C: A partir del segundo año, en cualquier momento hasta los 8 siguientes, podéis volver a comprar ese 49% al mismo precio, sin intereses ni nada
  • M: ¿Qué?
  • C: Podréis recuperar la empresa al 100% si así lo queréis
  • A: ¿Por qué?
  • C: Para que confiéis en nosotros, esto lo tuve que luchar con Diego pero al final le pareció bien porque tanto él como yo queremos que nos veáis como un socio amigo, no fiscalizador ni controlador
  • N: Pero ¿Qué ganáis vosotros?
  • C: Queremos ganarnos vuestra confianza y que cuando veáis como trabajamos y que podemos aportar habilidades que vosotros no tenéis a día de hoy, podemos ser de mucha utilidad, pero siempre sin presionaros y dejándoos el control de todo, y si os gusta como trabajamos con vosotros, que no queráis recuperar la empresa y dejarnos continuar con vosotros, pero sin ninguna presión
Cristina terminó la frase con una gran sonrisa y pensé “Que poco me fío de ti, chica, todo esto es cosa de Diego y no tienes problemas en ponerte la medalla”. María preguntó:​

  • M: ¿Y no hay nada más?
  • C: El resto de condiciones son las que ayer dijimos, lo tenéis todo en los papeles del acuerdo. Revisadlo con tranquilidad y cuando queráis, vamos al notario y al banco a firmar todo
  • M: ¿Así de fácil?
  • C: Sí
Revisé rápidamente y no vi nada raro. Le dije:​

  • A: Veo que te has puesto como representante vuestro
  • C: Sí, os lo dije ayer ¿Algún problema?
  • A: No
  • C: Cualquier cosa que necesitéis, duda o apoyo, llamadme… yo no os molestaré, solo espero el informe mensual y las reuniones trimestrales
  • A: Bien


Cristina se levantó y dijo:​

  • C: Pues nada, leedlo, revisadlo con quien tengáis que revisarlo y quedamos un día para la firma
  • A: ¿Quién firmará por vuestra parte?
  • C: Yo
  • A: ¿Diego no?
  • C: Diego me ha dado todos los poderes para esta operación


Asentí y dije:​

  • A: De acuerdo, lo revisaremos hoy mismo y te llamaremos
  • C: Perfecto, a ver si lo podemos cerrar mañana mismo y me puedo volver a Madrid, espero vuestra llamada
Guardó su portátil y papeles y, tras despedirse, se fue.



Cuando vimos que salía por la puerta de la empresa, miré a mis socios con una gran sonrisa y Nati estalló en un grito. Nos reímos sin poder creérnoslo. Rápidamente llamamos a nuestro abogado mientras los cuatro leíamos el acuerdo. Pasamos la mañana con el acuerdo, revisándolo. Nosotros lo veíamos perfecto pero el abogado hizo algún cambio menor y se lo enviamos a Cristina que nos respondió que sin problema y agendamos la firma para el día siguiente.



Entonces, les dije a mis socios de ir a comer juntos pero Antón dijo que no podía así que nos fuimos las tres. En cuanto llegamos al restaurante pedimos unas cervezas y fui al grano:​

  • A: Esto parece que ha salido bien
  • M: Claro que ha salido bien
  • A: Pero tenemos que aclarar algunas cosas entre las tres
  • M: Estáis enfadadas conmigo
  • N: Tía, enfadadas no, muy enfadadas
  • M: Lo siento
  • A: Sí, María, pero yo no estoy enfadada porque sigas hablando con Diego, cada una habla con quien quiera… estoy enfadada porque lo has metido en nuestros asuntos
  • M: Pero es que…
  • A: Desde hace años
  • M: A ver, la primera vez fue una conversación casual, y él quiso ayudarnos pero no… no le pedí nada, yo…
  • A: Sí, lo entiendo, pero deberías habérmelo dicho
  • M: Tía, en aquellos años estabas aún colgada por él, y muy enfadada
  • A: Sí, seguía enfadada pero no colgada, ya estaba con Jorge, y muy bien con él, Diego ya era algo del pasado
  • M: Cierto pero te lo hubieras tomado a mal
  • A: Claro, no lo quiero en mi vida
  • M: Pero…
  • A: Mira, María, entiendo por qué te lo callaste, y tampoco hizo nada directamente, solo “empujó” a algunos clientes hacia nosotras, pero fuimos nosotras las que conseguimos convencer a esos clientes
  • M: Claro, te lo curraste todo y…
  • A: Nos lo curramos, fueron muchas reuniones y preparaciones
  • M: Sí, y tú tirando de todo, como siempre
  • A: Eso no es verdad, lo hicimos juntas
  • M: Ya, vale, pero…
  • A: Eso lo puedo entender, lo viste allí, le mencionaste que hacías y él, por motu proprio decidió ayudarnos… vale
  • M: Eso es
  • A: Pero que luego le buscaras para que nos comprara, eso me parece fatal
  • M: No fue tal cual, yo solo le comenté que estábamos buscando inversores y…
  • A: Y orquestaste con él una compra donde nos ocultabas quien estaba detrás
  • M: Eso sí
  • A: Eso no puede volver a pasar, somos amigas, las mejores, no podemos hacernos esas cosas por la espalda aunque sea por una buena razón
  • M: Yo… lo siento, no queríamos hacer nada malo, solo…
  • A: Lo sé, pero nos mentiste y ocultaste información
  • N: Sí, tía, años hablando con él y cada vez que decíamos “¿Qué habrá sido de él?” tú lo sabías y te lo callabas
  • M: Era por Ana, no quería hacerle daño
  • A: Más me haces ocultándome eso
  • M: Lo siento, de verdad que no lo hacíamos por una mala razón, pero tenéis razón, he hecho mal, soy una cabrona, os he mentido
Nos quedamos calladas, serias. María estaba a punto de echarse a llorar. Entonces dije:​

  • A: Sé que no era para hacer daño, por eso te perdono pero con una condición
  • M: ¿Cuál?
  • A: Ningún secreto más
  • M: Hecho
  • A: ¿No tienes nada más que contarnos de Diego? ¿Ningún otro secreto?
  • M: Nada más, lo juro
Y nos sonreímos. Entonces, María miró a Nati y dijo:​

  • M: ¿Tú me perdonas?
  • N: No sé, tía…
  • M: Nati, por favor
  • N: Joe, que yo estaba en la cama con Carlos y en cuanto me enteré, lo primero que hice fue mandarte un mensaje, con Carlos desnudo a mi lado y todo
  • M: Lo siento
Nati la miró seria pero luego sonrió:​

  • N: Te perdono, pero lo mismo, sin más secretos de mierda
  • M: Gracias, gracias a las dos
Y nos abrazamos. Luego, dije:​

  • A: Bueno, y ya que estamos con ese tema… ¿Qué tal con Carlos?
  • N: Jajajaja, muy bien
  • M: ¿Sí?
  • N: Funciona muy bien, me lo tiré varias veces esa noche jajaja
  • A: Jajaja
  • N: Buen chico, creo que me llamará algún finde para venir aquí jajaja
  • M: Normal jajaja


Y empezamos a cotillear, a hacer planes,... Luego, llamé a Jorge y le conté que ya íbamos a firmar y las nuevas condiciones. Se puso muy contento, sabía de sobra lo mal que lo había pasado con todo esto y él siempre se alegraba por mí. Le dije que teníamos que celebrarlo. Quedamos en irnos el fin de semana por ahí los dos juntos y solos. Sonreí, tenía ganas de eso, desconectar de todo.



Al día siguiente, viernes, firmamos todos los papeles en el notario. Cristina estuvo presente y firmó de parte de la empresa de Diego. Todo fue bien, sin problemas. Nos despedimos afablemente y luego se fue. Nosotros, por nuestra parte, nos fuimos a celebrarlo.



CRISTINA

Terminé de pintarme los labios y me miré al espejo. Sonreí al verme, estaba espectacular. Un nuevo vestido negro y ceñido con un escote sugerente y mis tacones me hacían una figura genial. Me giré sin dejar de mirarme al espejo y asentí satisfecha. Me puse los preciosos y caros pendientes que me había regalado Diego esa tarde. Habíamos pasado el sábado de compras en Marbella. Diego quiso quedarse para relajarnos y volvernos el domingo. Ahora, tocaba cena en un buen restaurante y quizás salir a bailar un poco, a Diego se le daba sorprendentemente bien.



Bajé por las escaleras mientras Diego me miraba con una sonrisa y me decía lo guapa que estaba, cosa que sus ojos ya me habían confirmado. Le di mi abrigo para que me ayudara a ponérmelo y salimos fuera a coger el coche.



Condujo tranquilamente mientras yo le indicaba el restaurante donde había hecho una reserva. Aparcamos y fuimos al restaurante. Al entrar, nos quedamos parados por la sorpresa al encontrarnos a Ana y un chico muy atractivo esperando a que les dieran mesa. La verdad es que nos quedamos los cuatro sin reaccionar hasta que el chico dijo:​

  • Coño, Diego, cuánto tiempo
Y se le acercó y abrazó. Diego, incómodo, musitó algo, no era de abrazos. Luego, me presenté:​

  • Hola, soy Cristina
  • Hola, soy Jorge, antiguo compañero de piso de Diego
Y me dio dos besos. El chico era un bombón. Miré a Ana que seguía quieta, como petrificada. Le dije:​

  • C: Hola Ana
  • A: Eh, sí, hola ¿Qué hacéis aquí?
  • C: Bueno, tenemos una casa aquí, en Marbella, y nos ha apetecido quedarnos este finde ¿Y vosotros?
  • J: Me quiere invitar a un sitio caro, por la venta jeje
  • C: Ah
Nos quedamos todos callados, incómodos. Miré a Diego que no había abierto la boca pero ya estaba acostumbrada a esos silencios suyos delante de otra gente. Iba a despedirme de ellos cuando Jorge dijo:​

  • J: Oye ¿Y si cenamos los cuatro juntos? Y así nos ponemos al día, Diego
Todos miramos a Diego que parecía que se quería meter en un agujero e hizo algo que hacía mucho que nunca le había escuchado porque me había contado que lo había corregido con tiempo y esfuerzo… tartamudeó:​

  • D: Y… y… yo n… n… no sé
  • J: Sí, anda, tío, que menuda sorpresa con eso de que eres millonario ¿No? jajaja
Jorge le pasó las manos por los hombros y lo llevó a la recepcionista para decir:​

  • J: Perdone, al final va a ser una mesa pero para cuatro, las dos parejas teníamos mesas reservadas pero mejor nos vamos a juntar ¿De acuerdo?
Miré a Ana mientras Jorge arreglaba todo. Claramente, no le había gustado el encuentro y estaba fastidiada, y eso me gustó. “Que se joda” pensé. Me acerqué a ella y le dije:​

  • C: Imagino que es tu chico ¿no?
  • A: Sí
  • C: Bueno, me parece que nos hemos quedado las dos sin cena romántica, parece que va a ser nostálgica ¿No?
  • A: No me gusta la nostalgia, el pasado, pasado es
  • C: Ya, claro pero se nota que estos dos se llevaban bien ¿No?
  • A: Pufff, que va
Entonces Jorge nos miró sonriente y nos hizo señas para que nos acercáramos y entramos en el salón donde nos guiaron a una mesa. Nos sentamos los cuatro. Jorge llevó la batuta de la conversación, era un chico muy simpático y ocurrente. Ana y Diego casi no participaban. Me estuve riendo mucho con Jorge y pensé “No sé como un chico así está con alguien tan soso como Ana, que sí, es guapa y atractiva, pero que poca gracia tiene la pobre”.



Cuando ya llevábamos allí casi media hora, con Jorge que no paraba de contar anécdotas de sus tiempos universitarios, le dije:​

  • C: Jorge, llevo un rato pensando que me suenas mucho
  • J: ¿Sí?
  • C: Sí ¿No nos hemos visto antes?
  • J: Me acordaría de una belleza como tú, Cristina jeje
  • C: Pues yo diría que sí…
Entonces intervino Ana:​

  • A: Te sonará de la tele
  • C: ¿De la tele?
  • A: Es el bombero que rescató a una pareja de ancianos cuando las inundaciones de hace un año
  • C: ¿Sí?
  • J: Jaja, bueno, yo y mis compañeros
  • A: Pero lo entrevistaron a él


Lo miré y pensé “Claro, bombero buenorro, normal que lo entrevistaran” pero dije:​

  • C: Mmmmm no, creo que no, yo creo que nos hemos visto antes
  • J: No sé ¿De dónde eres?
  • C: De Madrid
  • J: Hemos estado allí varias veces, pero no sé…


Entonces se puso a contar anécdotas de bomberos y lo escuché encantada, el chico era super simpático y daba gusto escucharlo. Mientras cenábamos, intenté enterarme de más cosas de la universidad y pregunté:​

  • C: Entonces, vosotros dos (Ana y Diego) estudiabais juntos ¿no?
  • A: Más o menos
  • C: Ya, él se fue al MIT, pero antes sí ¿No?
  • A: Sí
  • C: Tuvieron que ser buenos tiempos, alguien no “regala” 120 millones así como así
  • A: No es un regalo, ha comprado un 49% de mi empresa
  • C: Ya, claro (dije con tono de sarcasmo)
  • A: Y lo ha hecho porque ha querido
  • C: Naturalmente
  • J: Fueron novios
Me quedé de piedra y miré a Diego y luego a Ana. Dije:​

  • C: ¿Vosotros dos?
  • J: Sí
  • A: Un tiempo


Entonces me di cuenta y casi me reí, Ana estaba jodida con Diego por darle la patada para irse a estudiar al MIT. Sonreí y dije:​

  • C: Entiendo
  • A: Una tontería


Miré a Diego que casi no había hablado en toda la cena y me intranquilicé por un momento ¿Sentiría algo por ella? ¿Por eso lo de darle ese dinero? ¿Por eso este silencio y el tartamudeo? Pero no, Diego me quería con locura, estaba segura. Seguramente Ana le había traído recuerdos pero nada más. Pregunté:​

  • C: ¿Y eso cuándo fue?
  • A: Hace diez años
  • C: Ah, entiendo
  • A: No hay nada que entender, fue una chiquillada y ya está
Hubo un silencio incómodo hasta que dije:​

  • C: ¿Estáis casados?
  • J: No
  • C: Ah… pues nosotros nos casamos en septiembre
  • J: ¿Sí? Que listo eres, Diego jajaja
Miré a Ana para observar su reacción pero no dijo nada, solo me miraba. No conseguí descifrar su mirada. Al final dijo:​

  • A: Enhorabuena
  • C: Gracias
  • J: Nosotros estamos pensando ya en tener niños
  • A: ¡Jorge!
  • J: ¿Qué? Ya va tocando ¿No?


Ana lo miró enfadada, luego dijo:​

  • A: Van a pensar que una vez hecha la venta, me quiero quitar en medio con la baja maternal
  • J: Jajaja, Diego te conoce, sabe que no eres así jaja
  • C: Pues nosotros aún no, nos gusta viajar y disfrutar, para niños aún hay tiempo ¿Verdad, cariño?
Diego me miró pero no dijo nada. Continué:​

  • C: Lo que tengo claro es que serán dos, fui hija única y siempre eché en falta un hermano, y a Diego le pasa lo mismo, así que mínimo dos
  • J: Yo también lo tengo claro, dos mínimo


Seguimos comiendo sin parar de comentar cosas. Al terminar, hubo una discusión sobre quien pagaba, pero no fue entre los machitos sino entre Diego y Ana. Al final, Ana dijo:​

  • Lo dividimos en dos partes


Y así se hizo porque Ana no dio su brazo a torcer.



Salimos del restaurante y me abracé a Diego. Íbamos a despedirnos pero Jorge dijo:​

  • J: Me toca invitar a mí, vamos a tomar una copa
  • A: Jorge, que es tarde y tú estás de guardia
  • J: Bah, nadie ha llamado, no me puedo emborrachar pero sí tomar una última copa, que en la cena he sido bueno y solo me he tomado una cerveza
  • C: ¿Estás de guardia?
  • J: Sí, nos íbamos a ir a una casita rural pero al final no he podido cambiar la guardia así que no me puedo ir lejos por si me llaman
  • C: Ah
  • J: Venga, vamos, por aquí habrá algún bar en condiciones
Y fuimos andando las dos parejas, una al lado de la otra, pero me quedé junto a Jorge riendo sus cosas. Entramos a un bar que dijo Jorge y nos pedimos unas copas. Ana dijo de ir al baño y la acompañé. Allí le estuve contando los preparativos de nuestra boda.



DIEGO

Tenía ganas de irme pero más que nada por Ana, sabía que no estaba bien conmigo allí. Había estado toda la cena seria y callada y ella nunca era así, pero Cristina y Jorge habían hecho buenas migas y no veía la forma de decir que nos íbamos.



Mientras Jorge le contaba una anécdota sobre un gato al que tuvieron que rescatar con Cristina muriéndose de risa, Ana me miró por primera vez en toda la noche, y yo no pude apartar la vista de ella. Estaba realmente preciosa, con su melena rubia suelta y un vestido azul ajustado, realzando su figura. El vestido no tenía ni escote ni la falda demasiado corta, era muy normal, pero le quedaba genial, estaba increíblemente atractiva.



Entonces, se me acercó y me habló por primera vez en toda la noche:​

  • Lo de avisarte para la compra no ha sido cosa mía, yo no sabía nada de ti y tu relación con ese tema… fue cosa de María
  • L… l… lo sé (mierda, estaba tan nervioso que era incapaz de controlar mi tartamudeo)
  • Y no tengo por qué agradecértelo, lo has hecho porque has querido
  • S…sí
  • Bien, que quede claro… es mi empresa, mía y de mis amigas, tú solo pones el dinero


Asentí. Ana me miró intensamente. Pensé que me iba a decir algo más para ponerme en mi sitio pero me sorprendió:​

  • De todas formas, gracias por las condiciones y por no querer interferir, es mucho dinero y… te agradezco la confianza
  • Y…yo…
  • Pero espero que cumplas con las condiciones y no aparezcas nunca por la empresa
  • Te lo aseguro
  • Bien


Nos miramos hasta que aparté la mirada. Entonces dijo:​

  • Enhorabuena por tu boda
Y entonces se giró, dijo algo a Jorge y luego vinieron a despedirse. Cristina intentó que se quedaran un poco más pero Ana dijo:​

  • No podemos, mañana madrugamos porque tenemos planes
  • Oh
  • Ha sido una… una cena interesante… adiós


Nos despedimos y vi como se iban. Cristina se me enganchó del cuello y me besó. Dijo de ir a bailar. Tenía el cuerpo raro por tanta tensión pero asentí y salimos a buscar algún sitio.



Tras pasar un rato bailando, nos volvimos andando para buscar el coche. En el camino, Cristina me dijo:​

  • Así que novios
  • ¿Qué?
  • Tú y Ana
  • Ah, sí, algo así
  • Acabasteis mal ¿no?
  • Creo que aún no te ha perdonado porque está claro que tú la dejaste ¿Verdad?
  • Para irte a estudiar a EEUU
  • Hiciste bien, claro… A mí me pasó algo parecido con esa edad, tenía novio y nos íbamos a ir a vivir juntos a Londres pero me surgió una buena oportunidad profesional y… bueno, ahora que lo pienso, nos parecemos más de lo que creía, ambos sabemos ver lo importante
  • ¿A qué te refieres?
  • Nos dimos cuenta que eran amores de juventud y apostamos por el futuro profesional, y mira que bien nos va, acertamos jajaja
  • Mmmm sí, imagino
  • Está claro, has triunfado y tienes una novia preciosa y sexi ¿no?
Miré a Cristina, había bebido y estaba muy achispada. Sonreí:​

  • Sin duda, jeje, la más sexi
  • Jajaja


CRISTINA

Miré a Diego. Estaba serio aunque sonreía. Pensé en Ana, “esa zorra no me va a joder la noche”. Dije:​

  • Ana no me gusta
  • ¿Por qué?
  • Le has dado ese dinero y la tía ha sido una borde contigo, ni te ha hablado
  • No hacía falta
  • Sí, lo hacía, es mucho dinero, Diego, y lo vuestro fue hace diez años
  • Ya
  • Y ahora está pensando en tener niños, está claro que ha pasado página, ya podría haberte perdonado ¿no?
  • No hace falta
  • Es de esas personas que se guarda la bilis dentro, no me gusta
  • Ana no es así, es una gran mujer
  • Ya… pero no me gusta
  • No te tiene que gustar
  • No me fío de ella, no me fio de los rencorosos
  • Pues te equivocas, es una persona muy decente y va de frente


Seguimos andando. Me había equivocado al atacar a Ana, ahora la estaba defendiendo y poniendo por las nubes, y eso me jodía. Tendría que cambiar de táctica. Le dije:​

  • Mmmm, dejemos de hablar de ella
  • Claro
  • Tengo frío, abrázame


Diego me pasó el brazo por mis hombros y me abrazó contra él mientras seguíamos andando. En realidad, no hacía frío pero sí mucha humedad del mar. Paré y le besé, nos liamos en un morreo lento y sensual. Al terminar, le miré sonriendo y le dije:​

  • Mmmmm No me has dicho si me queda bien tu regalo
  • ¿Los pendientes?
  • Ajá
  • Claro, te queda todo bien, cariño
  • Jeje ¿Sí? ¿Estoy guapa?
  • Siempre
  • ¿Y sexi?
  • Por supuesto
  • Mmmm ¿Y estaré sexi solo con los pendientes?
  • Jajaja, mucho
  • ¿Tienes ganas de verme así?
  • ¿Desnuda?
  • Pero con los pendientes
  • Jajaja, siempre me gusta verte desnuda
  • Mmmm hoy estoy juguetona
  • ¿Sí?
  • Y con ganas de sexo guarro
  • Jajaja
  • Muy guarro, a ver que se te ocurre…
  • No sé
Diego tenía sus manos en mi espalda. Las bajé hasta mi culo y le dije al oído:​

  • Te puedo dar ideas
  • ¿Sí?
  • Sí… hace tiempo que no juegas con mi culito y puede que me apetezca
  • Ah
  • Todo depende de como te lo montes ahora en casa
  • Jajaja
  • Anda, vamos, que estoy impaciente por llegar
Diego se rio y seguimos andando, abrazados. El sexo anal no era algo que me gustara demasiado pero a todos los tíos les gustaba, y Diego no era una excepción, y de vez en cuando se lo pedía para tenerlo contento.



ANA

Me acosté enfadada. Todo había salido mal, fatal. El plan para irnos solos de escapada se jodió el día anterior cuando Jorge no pudo conseguir que le quitaran la guardia. Luego, la cena romántica se había fastidiado por el encuentro con Diego y Cristina. Tenía que confesar que me había quedado en shock al verlo. Para colmo, a Jorge no se le ocurrió otra cosa que decir de cenar los cuatro juntos cuando sabía que quería una cena con él.



La cena horrible, estaba muy enfadada con Jorge, con Cristina, con Diego… Y encima, no había podido parar de mirar de soslayo a Diego. Estaba irreconocible… bueno, no, era el Diego de siempre, guapo e introvertido, pero había cambiado totalmente de aspecto. Nuevo peinado, ropa que le quedaba como un guante… “joder, no solo es que está guapo, está más atractivo, joder”. Y encima, a Jorge le había caído muy bien Cristina, que era una tía insoportable. En el camino de vuelta no había parado de hablar de ella, de la suerte de Diego al tener una chica así, de lo divertida y atractiva que era,... “¿Y para qué coño le ha tenido que decir que vamos a tener niños?” recordé. Y la otra restregándome por las narices la boda… “Pues que se la meta por el culo, me da igual”.



Y para colmo, cuando reúno el valor de hablar con Diego para cantarle las 40 y dejarle claro que no quiero volver a verlo, me pongo a hablarle, le miro a los ojos y “joder, que es la misma mirada de siempre, honesta y sincera”... no había podido echarle la bronca, al contrario, como una tonta le había agradecido su ayuda “pero hay que reconocer que se ha portado genial con nosotras, con la compra de la empresa, eso está claro”. Me revolví en la cama, nerviosa.



Y el remate había sido a la vuelta en coche. Habían llamado a Jorge y me había dejado en casa para luego irse a la estación… “ni cena romántica ni polvo romántico ni nada”. Pero casi mejor, no tenía ni el cuerpo ni la cabeza para sexo después de esa cena tan horrible.



Intenté dormir pero estaba demasiado intranquila así que al final pensé “voy a ver si charlo un rato con Dimitri” y me levanté. Encendí el portátil y le escribí, pero como solía tardar en contestar, me lo tomé con calma. Entonces se me ocurrió una cosa. A lo largo de estos años había probado varias veces a buscar a Diego en la red profesional de LinkedIn pero nunca lo había encontrado. Lo volví a intentar pero con el mismo resultado, Diego nunca se había dado de alta en esa red. Entonces probé algo nuevo, lo busqué directamente en Google. Me salieron muchos que eran otros Diegos con apellidos iguales o similares.



Lo iba a dejar cuando vi un enlace a un video. Lo abrí y me sorprendí, era como una ponencia de Diego, en inglés. Vi que era en una universidad, hacía cuatro años. La escuché atentamente. Era un Diego apasionado, seguro, inteligente, sin tartamudeos ni vacilaciones. Tenía a todo el público atento, y lo que estaba contando era muy interesante. La escuché entera, casi una hora. Miré en los comentarios del video y leí como la gente lo elogiaba. Y vi un enlace. Lo pulsé y me llevó a una página de otra red donde habían creado un grupo de fans de Diego. Allí encontré montones de fotos, videos… muchos comentarios sobre él, ensalzando su inteligencia pero también su aspecto, era una web de fans y me reí asombrada. Miré las fotos. Lo cierto es que Diego siempre me había parecido muy guapo y atractivo pero tenía que reconocer que incluso había mejorado, estaba cañón. Había una foto de él corriendo, con unos pantalones cortos y una camiseta sin mangas, y vi que tenía musculatura tanto en brazos como en piernas. Entonces caí en una cosa, esa noche no lo había visto cojeando, nada de nada.



Me quedé un rato mirando esa foto y pensando en lo mucho que le habría costado reponerse de su lesión. Antes de dejarme ya se había aficionado a hacer deporte por la rehabilitación pero estaba demasiado delgado, sin musculatura. En cambio, ahora no, por lo que veía.



Cerré la foto y abrí otra donde se le veía leyendo. Me entró de todo por dentro porque era mi Diego, el de siempre. Cerré la foto. Entonces me di cuenta que Dimitri no me había contestado. Eso pasaba a veces. Él no salía pero se ponía con otras cosas o a jugar, y luego al día siguiente me escribía. Iba a cerrar todo pero antes, guardé en favoritos la página con las fotos y videos de Diego.



Miré la hora, estaba totalmente desvelada y no quería acostarme, sabía que solo daría vueltas en la cama. Fui al salón y encendí la consola. Jugaría hasta que me entrara sueño, así no pensaría en nada ni en nadie.​
 
55



MARIA

“Nene, voy llamando al ascensor” le dije a José. No teníamos prisa, eran solo las nueve y media del domingo, pero había pasado mala noche con el embarazo y me apetecía andar un poco. Queríamos ir andando hasta una cafetería que nos gustaba y tomarnos unos churros con chocolate.



Mientras esperaba a José, sonó mi móvil. Lo miré y me quedé extrañada, era Diego. Respondí:​

  • Hola, Diego ¿Pasa algo?​
  • Hola María, no, no pasa nada​
  • ¿Entonces?​
  • ¿Te he despertado?​
  • No, que va… vamos a ir a una cafetería a desayunar, estoy esperando a que salga José​
  • Ah, bien​


Se quedó callado y vi como salía José mirándome extrañado. Le dije flojito “Es Diego” y me puso una cara de sorpresa porque, aunque él sí sabía que me hablaba con él desde hacía años, nunca me llamaba al móvil. Entonces Diego dijo:​

  • Es que hoy me vuelvo a Madrid y he pensado…​


Se volvió a quedar callado. José se acercó y me miró como preguntando qué pasaba. Le hice un gesto de que ni idea. Diego siguió:​

  • Es que no sé si volveré por aquí y me gustaría verte para, bueno, agradecerte todo y… y también, si puede ser, ver a Nati​
  • Ah ¿Cuándo?​
  • Ahora, sé que es temprano pero…​
  • Uff, para Nati muy temprano, seguro que anoche salió​
  • Ya, pero es que no me gustaría irme otra vez sin… sin decir nada​
  • Ya… bueno, vente, te digo donde vamos a estar… intentaré llamar a Nati​
  • Gracias​
  • ¿Y a Ana?​
  • NO (dijo rápidamente), quiero decir, que ella ya sabes… no la molestes. De todas formas, ahora cuando nos veamos te cuento una cosa​
  • Bueno, vale, como quieras​


Le di la dirección de la cafetería y dijo:​

  • Estaré allí dentro de media hora ¿vale?​
  • Vale​
  • Hasta dentro de un rato​


Colgué y le expliqué a José que sonrió y dijo:​

  • Bueno, esta vez parece que ha aprendido algo, a irse sin dar la espantada jeje​
  • Ya, aquello fue muy raro​
  • Es un tío raro, ya lo sabes​
  • Sí pero todo aquello fue muy extraño, recuerda como estaba él con Ana, besaba el suelo por donde ella pasaba​
  • Sí, lo sé​
  • Y con nosotras también estaba muy bien​
  • Sí pero es lo que te digo, es un chico extraño, no ve las cosas como nosotros, siempre ha sido muy insociable, lo mismo ni se dio cuenta que lo hacía todo mal​
  • No sé, no sé… anda, vamos, que tengo hambre​


Por el camino llamé a Nati que tardó en coger el móvil pero insistí hasta que descolgó, contestando con voz de sueño total:​

  • ¿Qué pasa, pesada? ¿Has tenido ya el niño?​
  • Noooo, idiota, aún quedan meses jajaja​
  • Entonces déjame tranquila, estaba durmiendo​
  • Anda, vístete y vente, te invito a desayunar​
  • Pero… ¿Qué hora es?​
  • Una hora perfectamente buena para gente decente​
  • Yo no soy decente, vete por ahí​
  • Espera, espera… no cuelgues​
  • Tía, que llegué a casa hace unas cuantas horas​
  • ¿Estás sola?​
  • Mmmmm sí, creo que sí​
  • Jajaja ¿Chico o chica?​
  • Mmmmm los dos​
  • ¿Los dos?​
  • Una pareja con ganas de probar cosas nuevas​
  • Jajaja ¿Y bien?​
  • Ella mejor que él… mañana te cuento, déjame dormir, tía​
  • Noooo, vente, es que Diego se va y quiere despedirse​


Entonces Nati pareció despertarse y la imaginé dando un respingo:​

  • ¿Se va?​
  • Sí, y me ha dicho que te llame para despedirse​
  • ¿A mí?​
  • Sí, tonta ¿Vas a venir?​
  • ¿Ahora?​
  • Sí, despierta de una vez que estás atontada jeje​
  • Vale, vale… voy a ducharme y salgo​


Y colgó. A los pocos segundos me llamó:​

  • ¿Y dónde voy?​
  • Jajaja​
  • Hostia, tía, que me he puesto hasta nerviosa jaja​


Se lo dije y colgó. Llegamos a la cafetería veinte minutos más tarde ya que íbamos a paso lento por mi culpa. Pedimos y me noté nerviosa, llevaba años sin ver físicamente a Diego, desde aquella vez que lo vi en aquella conferencia. Había hablado bastante por chat o video, pero nunca más en persona. Cuando llegó venía con ropa de deporte y me pareció más guapo que nunca. Se nos acercó y me dio un abrazo largo, y luego otro a José. Me dijo:​

  • Que guapa estás, María​
  • Tonto, no mientas​
  • No, en serio​
  • Si tengo barrigón y todo hinchado y…​
  • Y muy guapa, de verdad​


Y lo noté emocionado, y eso me emocionó a mí. Nos dijo que había salido a correr pero que esta vez no podía irse sin vernos antes. Nos contó que la noche anterior había visto a Ana, que se habían encontrado en un restaurante. Dijo:​

  • Lo siento por ella, le estropeé la noche​
  • Bueno, no sé​
  • Estuvo seria y enfadada, y ya sabes que ella siempre ha sido muy…​
  • Diego, no es la Ana de hace diez años​
  • Lo sé pero…​
  • Ha cambiado​
  • Ya​
  • ¿Hablasteis?​
  • Un poco​
  • ¿De lo que pasó?​
  • ¿Hace diez años? No, solo me habló por la compra​
  • Ah​
  • Le dije que no me iba a meter… ya no me vais a volver a ver, os lo aseguro​
  • Tampoco es eso, Diego​
  • Sí, fui un… no me merezco que me perdonéis​
  • Déjate de tonterías, todos nos equivocamos​
  • No estoy seguro que fuera una equivocación​


Lo miré e iba a preguntar más cuando escuchamos:​

  • Joe, pero si es verdad​


Miramos para ver a Nati mirándonos pasmada. Diego se levantó y fue hacia ella. Se paró enfrente y le dijo:​

  • Nati, yo… perdona… no…​
  • Eres un gilipollas, Diego​
  • Lo sé​
  • Muy grande​
  • Lo sé​
  • Aquello fue una gran cabronada… a Ana la jodiste pero bien, pero a nosotras también ¿Cómo te pudiste ir así?​
  • Yo…​
  • Imbécil​


Y Nati se abrazó a él, llorando. Vi que a Diego también se le escapaban lágrimas y yo tampoco lo pude aguantar. Nati alargó un brazo y me hizo gestos. Me levanté y los abracé. Después de un rato, nos separamos y Nati dijo:​

  • Ni una llamada ni nada en tantos años​
  • Pensé que no querríais saber nada de mí​
  • Eres tonto, joe, eres muy tonto, que lo sepas​
  • Lo sé​
  • Y a la tonta ésta la he perdonado, pero vaya putada no contarme nada, es que mira que sois… idiotas los dos​


Me volví a mi sitio y me senté. Nati saludó a José que se había quedado sentado mirándonos. Luego, cogió del brazo a Diego y le dijo:​

  • Venga, nos tienes que contar todo lo que has hecho​
  • No hay mucho que contar​
  • Claro, por eso eres millonario, de no hacer cosas interesantes que merezcan la pena contar​
  • Bueno, eso es porque sé rodearme de gente que vale mucho… eso lo aprendí en la universidad de aquí​


Nati me miró con la boca abierta y le dijo:​

  • Joe, te has puesto cachas y sabes bromear ¿Dónde está el Diego delgaducho y tartamudo? jajaja​
  • Se fue​
  • Ya veo, estás cañón, nene​
  • Tú sí que estás guapa, Nati​
  • Lo sé, lo sé jajaja​


Nati lo bombardeó a preguntas mientras nos tomábamos los churros. Entonces, recibí un mensaje de Ana:​

  • ¿Vais a hacer algo hoy?​
  • Nada especial​
  • Es que Jorge acaba de llegar, ha estado toda la noche liado con la guardia y está reventado, se ha echado a dormir​
  • Ah​
  • Y no me apetece quedarme en casa ¿Salimos a comer fuera?​
  • Vale​


Entonces pensé en una cosa. Le dije:​

  • Vente a desayunar​
  • Vale​
  • Estamos en la del puente​
  • Ah, sí pero ¿Ya estáis ahí?​
  • Sí​
  • Bueno, salgo, esperadme​
  • Sí, no te preocupes​


Puse de nuevo la atención en la conversación. Nati seguía con sus preguntas y José escuchaba con atención. Al rato, apareció Ana que se quedó también parada pasmada, pero reaccionó rápido:​

  • A: No te veo en diez años y ahora dos veces seguidas en unas horas​
  • N: ¡¡PRINCESA!! Vente, vente​


Pero Ana no avanzó, la vi dudar. Diego se levantó y dijo:​

  • D: Ya me voy, Ana​
  • N: Ni hablar​
  • D: Sí, tengo que ir a por Cristina y coger el tren y…​
  • N: Ana, ven y te sientas, no seas tonta​


Pero Ana solo miraba a Diego, sin decidirse a entrar o irse. Diego se le acercó y le dijo:​

  • ¿Podemos hablar?​
  • No​
  • Solo un momento, por favor​


Y salieron fuera.



DIEGO

Miré a Ana. Iba vestida con un cuello alto y unos vaqueros azul claro que le quedaban genial. No llevaba maquillaje o casi nada, pero estaba aún más guapa que por la noche. Respiré hondo intentando recuperar la calma y no tartamudear. Le dije:​

  • Solo quería despedirme​
  • Ah ¿Sabes hacer eso?​
  • Lo sé, me lo merezco​
  • No sé que te mereces, Diego​
  • Solo quiero asegurarte que lo que te dije ayer es verdad, no me voy a meter en nada​


Ana me miró unos segundos y luego dijo:​

  • Diego, sé que me estoy comportando como una cría​
  • ¿Cómo?​
  • Es mucho dinero y tienes que velar por tu inversión​
  • No… no necesito hacer eso​
  • Sé que te sobra el dinero pero…​
  • No, me refiero a que sé que ese dinero está en buenas manos, no necesito velar por él​
  • Ya… pero seamos realista, lo que pasó fue hace años, eso ya da igual​
  • No creo que de igual​
  • A mí sí, y ahora somos adultos y esto son negocios… las cláusulas han sido una barbaridad por mi parte​
  • Me parecen bien​
  • Diego… no voy a consentir que nos controles pero tampoco veo normal que no interfieras nada, yo…​
  • Ana, tienes total libertad para hacer lo que mejor veas con ese dinero… lo de poner a Cristina con esas reuniones trimestrales o los informes mensuales no es por controlar, es por si os puede ayudar​


Ana me miró con cara de suspicacia. Le dije:​

  • Sé que sois muy buenas en lo vuestro, ahí no necesitáis ayuda, pero quizás sí necesitéis consejo en la parte más de negocio, y ahí Cristina os puede ayudar, tiene mucha experiencia​
  • Ya​
  • Pero hay una cosa que sí me da un poco miedo​
  • ¿El qué?​
  • Las dos sois mujeres inteligentes y de fuerte carácter, vais a chocar​
  • ¿No me digas?​
  • Creo que puede pasar​


Ana soltó una carcajada seca y dijo:​

  • Ya chocamos, Diego, constantemente​
  • Ah, bueno… no lo sabía​
  • Ya, veo que sigues igual, sin enterarte de las relaciones entre las personas ni pillando un sarcasmo​
  • Puede ser… pero Cristina no tiene mando, eso está claro por las cláusulas, quien manda eres tú​
  • Sí​
  • Por eso te quería decir que no te tomes lo que diga Cristina como algo impuesto, serán solo propuestas que tú decidirás si se aplican o no​
  • Yo no, los socios​
  • Eso​


Nos callamos y desvié la mirada, nervioso. Entonces ella dijo:​

  • ¿Algo más?​
  • No, solo era eso​
  • Bien​
  • Me voy a despedir de ellos y os dejo tranquilos​
  • Espera…​


La miré sin saber que quería. Me dijo:​

  • Ya no cojeas​
  • Ah, no, hace tiempo​


La miré extrañado pero no dijo nada más. Me volví para entrar en la cafetería y entonces dijo:​

  • Saluda a tus padres de mi parte​


La miré y le dije:​

  • Mis padres… murieron​


Ana puso una cara de sorpresa total y consternación. Le dije:​

  • Fue allí, un tiempo después de irnos… un accidente de coche​
  • Oh… lo siento mucho, Diego​
  • Gracias​
  • Yo… me caían muy bien​
  • Y tú a ellos​


Nos miramos y vi tristeza de verdad en los ojos de Ana. Le dije:​

  • Mi madre… mi madre siempre me dijo que me equivoqué al dejarte​
  • Ella no me cogía el teléfono…​
  • Lo sé… y me lo decía… ella quería que te llamara pero tampoco se quería meter mucho en mi decisión​
  • Tu decisión​
  • Sí, ellos estuvieron todo el tiempo en contra​


Miré los preciosos ojos de Ana y vi que se humedecían. Le dije:​

  • Pasó hace mucho​
  • Ya pero… yo me acabo de enterar… lo siento​
  • Gracias… Voy a entrar a despedirme​
  • Vale​
  • Adiós, Ana​


ANA

Lo vi entrar y abrazar a todos. Me había impactado muchísimo enterarme que sus padres habían fallecido. Empecé a llorar y me alejé andando. Al rato, llegué al paseo marítimo y me senté a mirar el mar sin poder dejar de llorar. Nati llegó y se sentó a mi lado:​

  • Nos ha contado que te ha afectado saber de la muerte de sus padres ¿Lloras por eso?​
  • Sí​
  • ¿Solo por eso?​
  • Sí, lo de Diego es pasado, pero sus padres… eran muy buena gente​
  • Nos ha preguntado por tus padres, le ha dado corte venir a preguntarte​
  • Ya​


Nos quedamos calladas. Entonces dije:​

  • Los odié durante un tiempo​
  • ¿A sus padres?​
  • Sí, por no cogerme el móvil… y resulta que quizás ya estaban muertos, je​
  • Ya​
  • Y yo puteándolos por dentro​
  • No lo sabías​
  • Y dice que sus padres no estuvieron de acuerdo con su decisión​
  • Ya​
  • Y yo pensando que quizás había sido cosa de ellos, para que su hijo prosperara y no languideciera con una rubia tonta​
  • Tonta sí que eres a veces por pensar así jeje​


Nati me abrazó pero era cierto, hubo épocas que los odié de verás, pensando que no había sido cosa de Diego sino que habían sido los padres quienes lo habían empujado a dejarme. Tras un rato, le pregunté:​

  • ¿Y María?​
  • Andando, con ese barrigón que tiene va a paso de tortuga​
  • Jeje​
  • ¿Estás mejor?​
  • Sí, no me esperaba eso, ha sido como un bofetón​
  • ¿Y qué tal con Diego?​
  • Mejor… la verdad es que se está portando bien con nosotras​
  • Sí, muy bien​


Nos volvimos a callar hasta que ella dijo:​

  • Está cañón ¿Eh, princesa?​
  • Uff, la Nati de siempre​
  • Es verdad, que lo he abrazado y está cachas y todo​
  • Jeje​
  • Y guapo​
  • Siempre ha sido guapo​
  • Lo sé… mi mejor trío, con la pareja más guapa y sexi del mundo​
  • Idiota jeje​
  • Es verdad, siempre será mi mejor trío y el tuyo también aunque solo sea porque es el único​
  • Jajaja, y tú que sabrás​
  • Lo sé, princesa, lo sé jeje​


Vimos a María y José acercarse. Esperamos calladas hasta que le dije:​

  • ¿Sabes? Me alegra haber vuelto a hablar con él​
  • ¿Sí?​
  • Me ha costado pero creo que lo necesitaba​
  • Ya​
  • Nunca ha sido mal chico, al contrario, y veo que sigue igual en ese aspecto… lo había demonizado por dejarme, pero no, no lo es​
  • ¿Volverás a hablar con él?​
  • Pues imagino que sí, por negocios​
  • ¿Solo?​
  • Y le felicitaré por su boda y él a mí por la mía o por mis hijos… no sé, ya se verá​
  • ¿Y quizás quedemos para jugar a la consola?​
  • ¿Nunca te vas a cansar de que te gane a todo?​
  • Jajaja, serás guarra, que la última vez te di una paliza​
  • ¿Tú? Ni en sueños jejeje​
  • Jajaja​


Y nos levantamos riendo mientras María nos miraba con una sonrisa.



CRISTINA

Me desperté de pronto y miré a mi lado, Diego no estaba. Eso me fastidió, me gustaba despertarme a su lado pero casi siempre Diego se levantaba antes. Me estiré en la cama y, al notarme el cuerpo cansado, sonreí porque se debía al sexo de la noche. Me palpitaba un poco el ano pero era normal después del sexo anal de esa noche.



Miré de nuevo al lado de la cama de Diego y pensé “¿Dónde estará? Con el ordenador, seguro”. Estaba siempre trabajando, daba igual el día y la hora, aunque seguro que también estaba tan cansado como yo, había sido un sexo largo y extenuante. En realidad, el sexo con Diego siempre era igual, me dejaba muerta. “Folla genial” pensé. Y era verdad, era un amante buenísimo. “Y pensar que me costó acostarme con él” y recordé como lo conocí, estando yo en EEUU por trabajo. Nos habíamos conocido por casualidad y me pareció un tío guapo pero extraño, no me gustó demasiado por ser muy introvertido. Al ser español trabé amistad con él pero nada más. Luego, me llevó a algún sitio para enseñarme aquello y a algunos espectáculos nocturnos. Unos días antes de volverme a España habíamos salido de noche y bebí algo más de la cuenta y como desde que estaba en EEUU solo me había acostado con un par y fueron bastante malillos, al final me lo llevé a la cama, y fue sorprendente porque tenía cuerpazo, una buena polla y follaba de lujo.



Follé con él alguna vez más hasta que me fui. Antes de irme, me pidió si me podía llamar si iba a Madrid y le dije que sí, pero lo cierto es que en cuanto llegué a Madrid, lo olvidé, había estado bien pero nada más.



Unas tres-cuatro semanas después, estando en la cama con Cloe, descansado después de un intenso polvo, recibí un mensaje y al coger el móvil, vi que era un tal Diego que no supe relacionar porque lo tenía olvidado. Tras unos segundos, lo recordé y me reí. Era Diego diciéndome que iba a estar unos días en Madrid, si nos veíamos. Cloe, al verme reír, me preguntó y le conté todo, que había conocido a un friki introvertido en EEUU, que me lo había tirado algunas veces y que ahora me quería volver a ver. Cloe se rio diciendo que era normal que quisiera verme. Le dije que sí pero que iba a pasar de él. Entonces, le enseñé una foto que tenía de nosotros dos en un parque y la reacción de Cloe me sorprendió.



Al ver la foto, Cloe se incorporó y dijo:​

  • ¿Éste es?​
  • Sí ¿Qué pasa?​
  • ¿No sabes quién es?​
  • Diego, un español que trabaja allí​
  • ¿Sabes a qué se dedica?​
  • Mmmm informático, creo que me dijo eso​
  • Jajaja​
  • ¿De qué te ríes?​
  • Es Diego Masneda​
  • No recuerdo el apellido​
  • Lo vi en un evento hace un par de años​
  • ¿Y?​
  • Es difícil de olvidar, es muy guapo y atractivo​
  • Sí, pero es rarito​
  • Y lo veo cada mes por video​
  • ¿Y eso?​
  • En las reuniones del consejo, chérie, es el dueño de la empresa donde trabajas jeje​
  • ¿Cómo?​
  • Chérie, yo soy la directora pero él es el dueño desde hace casi un año, le vendimos más del 50% ¿No te acuerdas?​
  • Sí, pero fue a un holding americano ¿no?​
  • Sí… de él​
  • ¡¡¡No me digas!!! pero si es… no sé, tenía un coche normal y su casa no era… ¿Me estás tomando el pelo?​
  • No, es verdad que es introvertido y raro, pero es muy rico​
  • Joe, pues no me suena de nada​
  • No le gusta salir en público, pero es un genio, o eso dicen… no lo conozco personalmente ¿Le dijiste donde trabajas?​
  • No, solo le conté mis responsabilidades y esas cosas​


Seguimos charlando y volvimos a follar. Luego, por la noche en casa, busqué información sobre Diego. No había demasiado. Cogí el móvil y le contesté:​

  • Vaya… pensaba que ya te habías olvidado de mí​


No tardó ni cinco segundos en responder:​

  • No, perdona, es que yo…​
  • Pensaba que me habías follado y ya está, a por otra​
  • Nooooo, de verdad no es eso… es que no quería… ser un pesado​
  • Jajaja, y yo esperando a ver si me escribías​


Le estaba mintiendo pero era parte del juego. Diego se puso a pedirme perdón y, al final, quedé con él porque pensé que no era nada malo en la cama y que si era rico, podría ser interesante. Me visitó unas cuantas veces más durante los siguientes meses y siempre follábamos de lujo, el chico era buenísimo en la cama. Pero no fue hasta la pandemia que no me contó todo. El confinamiento lo pilló en mi casa y estuvimos unos meses sin salir, los dos juntos en mi casa. Follábamos muchísimo pero también me contó sus negocios. Me hice la tonta pero la verdad es que ya, a esa altura, estaba enamorada de él.



Me levanté y bajé a la planta de abajo llamándolo. No estaba. Pensé que habría salido a comprar el desayuno. Me fui a la ducha. Al salir, aún no había vuelto y le escribí. Mientras tanto, me puse un café y me senté a esperarlo.



Me seguía molestando un poco el culo pero nada que ver con como lo tendría si me hubiera follado por ahí Paco. Diego la tenía grande pero como la de Paco había pocas. Lo cierto es que ninguno de los dos me solía follar por detrás, el que más lo hacía era Juan y él no la tenía tan gorda como los otros. A Juan le pasaba como a Sebas, otro obseso con el sexo anal. Me quedé pensando, hacía mucho que no pensaba en Sebas. Había sido una relación rara, habíamos follado mucho pero sin ser algo serio, era un tío divertido y me había presentado a mucha gente famosa e interesante ¿Qué habrá sido de él? Lo último que me dijo Cloe es que se había casado con una venezolana de 20 años o algo así “Espero que le vaya bien, siempre me gustó Sebas”. Lo había ido dejando de ver cuando empecé a salir con aquel chico futbolista del R. Madrid. Desde entonces, había tenido varias parejas serias pero que sabía que no eran nada especial. No fue hasta conocer bien a Diego que sentí que me enamoraba de verdad.



Miré de nuevo el móvil, Diego no me había leído. Me empecé a impacientar ya que tenía ganas de verlo y, además, hoy teníamos que volver. Miré fuera y vi que no estaba el coche. Volví a pensar en mis relaciones, en cuanto me casara, tenía que cortar con todos, con Cloe, Paco y Juan, iba a ser difícil pero no pensaba ponerle cuernos a Diego siendo su mujer. Además “con el sexo con Diego voy a tener de sobra, nos lo pasamos genial y siempre tenemos ganas” pensé, y era verdad, cuando Diego no viajaba, ni pensaba en los demás… el problema era cuando se iba de viaje, pero eso también lo tenía que cortar.



Fui hacia el móvil para llamarlo cuando escuché como entraba un coche en el recinto. Miré y vi que era Diego. Fui casi corriendo a la puerta, justo para abrirle la puerta cuando él estaba a punto de hacerlo. Le abracé para luego besarlo. Le dije:​

  • ¿Dónde estabas, cariño?​
  • He salido a correr y luego…​


Lo volví a besar, vi que traía una bolsa con comida, el desayuno. Le dije:​

  • Te he echado de menos al despertarme​
  • Ya, es que me desperté y…​
  • Anda, vamos a desayunar​
  • Sí, te he traído unas cuantas cosas​
  • Vale​
  • Pero antes me voy a ir a duchar​
  • Voy preparando todo​
  • Bien​
  • ¿Dónde has ido a comprar esto? Pone que es de una panadería de Málaga​
  • Es que he ido a despedirme de mis antiguos amigos​
  • ¿Quién?​
  • María, Nati y… Ana​
  • Ah​


Lo vi subir y llevé la bolsa a la cocina. Allí empecé a sacar platos y tazas, pero luego paré ¿Por qué había ido a despedirse de esas tías? Y había dicho “Ana” con un tono raro. Me mosqueé un poco. Pensé “No voy a permitir que tenga en la cabeza a esa estúpida rubia”. Subí, me desnudé y me metí en el baño. Abrí la puerta de la ducha para ver a Diego enjabonándose. Le sonreí y le dije:​

  • Anda, déjame a mí​


Él sonrió y se dejó hacer. Le dije:​

  • Anoche me lo pasé genial​
  • Sí, yo también​
  • Me encanta como me follas, cariño​
  • Creo que el mérito es tuyo​
  • De eso nada, es de los dos, por lo mucho que nos queremos​
  • Jajaja, puede ser​
  • De puede ser nada, es por eso, y porque estás buenísimo jajaja​
  • Jajaja, tú eres la que estás increíble​
  • Te quiero, nene​
  • Yo también, Cristina​


Le cogí la polla con mis manos llenas de espuma y las moví, poniéndose rápidamente dura. Le dije:​

  • Me duele un poquito el culo​
  • Oh, lo siento​
  • No me importa, me gustó mucho pero ¿Sabes como se arregla eso?​
  • No​
  • Follándomelo más veces​
  • Jajaja​
  • Lo digo en serio, cuando quieras​
  • Pero si te duele​
  • Pero me gusta, me gusta todo lo que me haces, cariño​
  • Ya pero no me gusta hacerte daño​
  • Me pones tan cachonda que eso ni lo noto jeje​
  • Jajaja​


Entonces le besé, pero un morreo en serio. Sus manos me acariciaron la espalda y el culo. Cogí una de ellas y la llevé a mi pecho, sin parar de meterle la lengua en su boca. Al parar, le dije:​

  • Ahora sería un buen momento​
  • ¿Ahora? Pero si te duele​
  • Ya no, ahora solo estoy cachonda… pero antes​


Me arrodillé, eché agua sobre su polla para quitarle la espuma, y luego me la metí en la boca. Le hice una mamada lenta, para excitarlo todo lo posible. Tras un rato, me levanté, le di la espalda y me incliné. Diego me cogió por las caderas, me la metió en el coño y me folló rápido. Le dejé follarme así hasta que me noté lo suficientemente cachonda. Entonces le dije:​

  • Por detrás, nene​
  • No, te duele​
  • No, fóllame el culo, nene, deprisa​
  • ¿Seguro?​
  • Y tanto​


Me eché hacia adelante para que la sacara y luego, la cogí y la dirigí a mi ano. Me volví a inclinar y esperé mientras Diego la metía despacio. Me dolió bastante pero, a la vez, estaba excitada. Me toqué mientras él aumentaba el ritmo de sus embestidas a mi pobre culo. Pronto, dejé de notar dolor y, acariciándome el clítoris, me llegó mi orgasmo.



Tras correrme, Diego seguía follándome el culo pero empezó a molestarme seriamente así que lo paré, me agaché y le dije:​

  • Córrete en mi cara, nene​


Abrí la boca, saqué la lengua y esperé. No tardaron en llegar los latigazos de semen. Luego, se la chupé un poco, tras lo cual, me levanté, le di un beso y le dije:​

  • Genial jeje​
  • Ufff​
  • Te quiero​
  • Yo también​


Nos volvimos a enjabonar y luego salimos de la ducha riendo. Diego se fue a la habitación con una sonrisa mientras yo me secaba el pelo. Me volvía a doler el culo, esta vez bastante más, pero merecía la pena “Ahora seguro que no está pensando en esa rubia resentida” pensé sonriendo.



Esa tarde cogimos el AVE a Madrid, volvíamos al fin a casa.



JORGE

Miré a Ana que, sobre mí, se movía despacio, moviendo sus caderas lentamente, sintiendo mi polla dentro de ella. Tenía los ojos cerrados y sus manos en mi pecho, gimiendo flojo, disfrutando. Sus pechos estaban apretados entre sus brazos, con sus pezones resaltando duros. Puse mis manos en su culo y se lo apreté. Entonces, ella abrió los ojos, me sonrió y empezó a moverse arriba y abajo, cada vez más rápido.



Ese día, cuando me desperté, no estaba en casa pero me había dejado un mensaje en el móvil, estaba con las chicas. La llamé y me fui a comer con ellas y José. Luego, antes de volver a casa, dimos un paseo y me contó que la noche anterior había estado muy incómoda, que no entendía por qué, si íbamos de cena romántica, había insistido en que nos acompañaran Cristina y Diego.



Le dije que tenía curiosidad pero lo cierto es que quería conocer las intenciones de él, no me fiaba de Diego, era un buen tío pero muy raro, a saber qué estaba tramando, pero al conocer a Cristina me había tranquilizado, esa chica era un bombón y Diego se podía dar con un canto en los dientes de la suerte que tenía. Pero a Ana le había molestado bastante la cena, me dijo que yo debería saber más que nadie que no quería ningún contacto con Diego, que sí, que ahora era socio pero las condiciones eran claras, no lo quería en su vida más allá de lo necesario por el trabajo. También se puso a criticar a Cristina que a mí me había caído muy bien, la veía muy simpática y espectacular, no entendía que veían las tías buenas en Diego pero estaba claro que algo tenía, primero Ana y ahora Cristina, las dos unas bellezas.



Ana me había contado también que esa mañana Diego había ido a despedirse de María y Nati, y que lo había vuelto a ver de casualidad “Años sin verlo y ahora hasta en la sopa” dijo enfadada para continuar “Al menos, se ha ido ya a Madrid, no lo veremos por una temporada, espero que larga”.



Cuando llegamos a casa, Ana seguía enfadada y se metió en el baño a ducharse. Me puse a pensar que era verdad que no debería haber insistido en cenar los cuatro juntos, ella estaba muy emocionada con la cena y yo lo había fastidiado por mis ganas de saber de Diego y sus intenciones.



Me puse a preparar la cena y preparé la mesa con dos velas. Cuando Ana salió con su bata de estar por casa y vio la mesa, se quedó de piedra. Luego se rio y se metió en el cuarto para salir al rato con un vestido y maquillada. Cenamos tranquilamente, sin hablar de trabajo ni de Diego, solo haciendo planes para las vacaciones.



Luego, la llevé al dormitorio donde la desnudé y empezamos a follar. Ahora, Ana se movía muy rápido, a punto de correrse. Se agachó para besarme sin parar de moverse, un beso apasionado, húmedo. La tumbé boca arriba y la follé rápido hasta corrernos a la vez. Luego, nos abrazamos, nos dijimos que nos queríamos y me dormí.



ANA

Miré a Jorge que había caído dormido casi de inmediato. Me levanté y me limpié el semen de la entrepierna. Luego, me puse el pijama y me volví a acostar. Lo miré unos segundos. Esa tarde habíamos discutido y me había enfadado con él porque no le había dado importancia a echar a perder la cena de anoche, pero luego, en casa, se lo había currado muy bien, Jorge para esas cosas era muy detallista.



Luego, el sexo había estado bien, muy apasionado. No había conseguido correrme, pero me había encantado. Sonreí con tristeza pero es que estaba muy cansada, anoche me había ido a dormir cerca de las seis por la maldita consola y esta mañana me había levantado temprano al escuchar a Jorge llegar, estaba reventada. Suspiré, necesitaba esas vacaciones de las que habíamos estado hablando durante la cena.​
 
56



3 meses después. Abril 2022

ANA


Miré a Nati, María y Antón intentando contener mi enfado. Estábamos en la sala de reunión de nuestras nuevas oficinas y acabábamos de cortar la video conferencia con Cristina, la primera reunión trimestral y Cristina no había parado de preguntar y meterse en todo, intentando imponer su opinión en todos los temas e incluso cambiar nuestros planes. Entre esto y todo el estrés que llevaba encima con la adquisición de nuevo equipamiento, la nueva oficina, la incorporación de nuevos programadores, la planificación de los trabajos… estaba a punto de darme algo y lo notaba. Había esperado que con el apoyo económico de la venta del 49% estaría más tranquila pero había sido totalmente lo contrario, estaba más estresada que nunca.



En ese momento, María carraspeó y dijo:​

  • M: Ha sido una reunión… tensa​
  • A: Joder ¿Tensa? ¿En serio?​
  • M: Sí, bueno…​
  • A: Esa tía nos ha tratado como inútiles​
  • M: Ya, pero…​
  • N: No sé, yo creo que es que se expresa así, que tampoco es eso, princesa​
  • A: ¿Tú has estado en la misma reunión que yo? Porque parece que no​
  • AN: Calma, calma, tampoco es para tanto​
  • A: ¿No es para tanto? Me ha dicho directamente que debería quedarme en la parte técnica y dejar la gestión a los que saben, es decir, a ella​
  • M: Eso habrá sido por la tensión del momento​
  • A: De verdad que no sé en qué pensáis, esa tía es…​
  • N: Una zorra, lo sabemos​


Los miré tratando de controlarme. Entonces pregunté:​

  • A: ¿Os creéis lo que ha dicho sobre Diego?​
  • N: ¿Que él no se ha interesado por nosotros porque no somos nada?​
  • A: Sí​
  • M: Yo creo que no es exactamente así, Diego no quiere involucrarse por respeto a lo que nos dijo​
  • A: Ella lo ha dicho como si le importáramos una mierda​
  • M: Ya pero Ana, conoces a Diego, sabes que eso no es así​


Suspiré y dije:​

  • A: Ya pero… No sé…​
  • M: ¿Ahora quieres que se meta?​
  • A: NO, eso no pero… me extraña que él no sepa de esas ideas de Cristina​
  • M: Pues yo creo que no lo sabe… si quieres, le pregunto​
  • A: No, no hace falta, me da igual​
  • M: ¿No sería buena idea que se involucrara más?​
  • A: No, María, para nada​
  • M: Él tiene empresas mucho más grandes que la nuestra, seguro que sabe como debemos…​
  • A: Que no, esto es nuestro, y nosotros lo llevaremos, para bien o para mal​
  • M: Pero siempre viene bien un consejo​


La miré. Tenía razón, y sí que pensaba que Diego era alguien fiable, pero esa noche lo meditaría. Les dije:​

  • A: No, Diego que siga con sus cosas. Y Cristina, ella no puede imponernos nada, ladrará pero ya está… nosotros seguimos con el plan ¿Os parece bien o esa z… o Cristina os ha hecho cambiar de parecer?​


Los miré uno a uno y todos negaron rápidamente excepto Antón que dudó pero al final negó. Dije:​

  • A: Entonces seguimos como hasta ahora ¿De acuerdo?​


Todos afirmaron. Les di las gracias y levanté la sesión. Luego, me fui a mi despacho y me encerré. Necesitaba tranquilizarme, de verdad que me iba a dar algo con tanta tensión y el miedo que sentía por si me estaba equivocando.



CRISTINA

Miré la pantalla del ordenador mientras pensaba “Zorra pija estúpida”. Había sido una reunión surrealista. La rubia seguía con su idea de trabajar sin publicitar nada, como si nadie más pudiera tener una idea similar y adelantarnos por la derecha. Lo que teníamos que hacer era empezar a hablar con posibles socios, vender el proyecto aunque le quedaran dos años de desarrollo, pero la estúpida no quería, solo quería presentarlo cuando estuviera totalmente desarrollado “Como si un software estuviera alguna vez totalmente desarrollado, inepta”.



Pero lo que peor me había caído había sido cuando dijo “Esto es idea de Diego ¿No?”... “Como si yo no pudiera tener ideas, será gilipollas” pensé apretando los dientes. Diego ni había preguntado por ellos en tres meses, pasaba totalmente de ellos, le importaba una mierda, como tenía que ser, eran insignificantes. Yo sí les podía sacar de ese nivel y subirlos muy alto, pero esa estúpida nunca se dejaría aconsejar.



Suspiré… tenía que pensar en algo, “si yo dirigiera esa empresa, haría ganar mucho dinero a Diego… y a mí, pero esa estúpida va a tirar todo a la mierda con su forma tan conservadora de dirigir una empresa, maldita zorra”.



Miré la hora. Las doce de la mañana. Pensé en llamar a Diego pero allí serían las tres o las cuatro de la noche. Diego llevaba unos días en California y se me estaba haciendo larguísimo “A ver si viene de una vez” pensé. Entonces, cogí el móvil y le escribí a Juan:​

  • ¿Nos vemos a las 21:00 en el restaurante de siempre?​


Esperé a que contestara. Al fin, Juan contestó afirmativamente. Por lo menos, echaría un buen polvo esa noche.



JORGE

El cabecero de la cama no paraba de dar contra la pared a cada embestida mía. Estaba sudando y vi como ella también sudaba, hacía calor en esa habitación, quizás porque llevábamos un buen rato follando. La tenía a cuatro sobre la cama y veía su espalda arqueada mientras sus manos agarraban con fuerza las sábanas. Agarré su melena rubia y tiré de ella para incorporarla un poco. Giró la cabeza y nos besamos sacando nuestras lenguas. Luego, la solté y seguí follándola duro hasta que sentí que me venía. Se la saqué y me corrí sobre su espalda y culo, para después, derrumbarme a su lado. Miré el techo, intentando recuperar el aliento. Entonces escuché:​

  • Como venías hoy ¿no?​
  • Sí, con ganas​
  • ¿Sigues sin follar con Ana?​


La miré. Blanca me observaba, tumbada boca abajo. Estábamos en su casa. Era una compañera de mi unidad y llevábamos acostándonos desde hacía casi un año. Antes no le había puesto los cuernos a Ana pero lo de Blanca surgió sin pretenderlo y ahora no podía dejarlo, era un volcán en la cama, estaba muy buena y nos entendíamos. Tenía 28 años y un cuerpo atlético. Estaba delgada pero tenía un culo increíble y unas tetas preciosas. Además, era guapa, estaba soltera y le encantaba follar. Le dije:​

  • Poco… mucho menos de lo que me gustaría​
  • Ya​
  • Puto trabajo… nunca tiene ganas​
  • Pues es extraño, follas genial y eso viene bien para desestresar​
  • Ya, y eso dice, pero le cuesta arrancar, se tira hasta las tantas con el puto ordenador​
  • ¿Os va bien, Jorge?​
  • Sí, sí… es solo eso, el sexo, que no tiene ganas, pero hablamos mucho y nos contamos todo​
  • ¿Le cuentas también de mí?​
  • No, claro que no​
  • Ah​
  • ¿Te gustaría que le contara algo?​
  • Noooo, eres solo un rollo, solo follamos y nos divertimos, nada más​
  • Ya​
  • Además, eres mi jefe jeje​
  • Sí ¿Y?​
  • Tampoco quiero que se sepa y piensen que me follo al jefe para conseguir un ascenso​
  • Haces mérito para eso​
  • ¿En la cama?​
  • En la cama haces muchos méritos, pero no, sabes que el ascenso no es por esto, es porque eres buena en el trabajo​
  • Bien, bien… me alegra saberlo​


Nos quedamos callados unos minutos. Luego, ella se puso boca arriba y dijo:​

  • ¿Qué hora es?​
  • Casi la una de la tarde​
  • Bien… podemos hacer dos cosas​
  • ¿Qué cosas?​
  • Nos duchamos y vamos a comer al restaurante para luego ir a la estación a las 15:00 que empezamos el turno o…​
  • ¿O?​
  • O esperamos a que te recuperes, volvemos a follar y luego comemos algo rápido en el burger​
  • Mmmm​


Mientras se subía sobre mí y me ponía las tetas en la cara, dijo:​

  • ¿No sabes que opción elegir?​
  • Creo que ya me he decidido​
  • Jajajaja​


CRISTINA

Miré el móvil, las 21:30 y Juan sin aparecer. Llevaba media hora esperándolo y el cabrón ni me había llamado. Fui a llamarlo pero pensé “Una mierda, que me llame él… lo espero cinco minutos más”.



Pasaron los cinco minutos y me levanté con un cabreo del diez. Me fui a casa. Cuando estaba llegando, me llamó:​

  • Nena ¿Dónde estás?​
  • Vete a la mierda, Juan​
  • ¿Qué pasa?​
  • Otra vez me has hecho esperarte​
  • No, no es eso, es que un cliente…​
  • Y ni me llamas​
  • Pero es que no podía, el cliente…​
  • Vete a la mierda​
  • No te enfades, Cris​
  • Sí, me enfado, es una falta de respeto​
  • Pero…​
  • En la puta cama me puedes insultar lo que te dé la gana pero fuera de ella me debes respeto y me he hartado, es la última vez que me haces esto​


Y le colgué. Volvió a llamarme repetidamente pero lo ignoré. Esa noche se la tendría que cascar. Lo malo es que tenía ganas de sexo, pero no pensaba acostarme con él. Si Cloe y Paco no estuvieran en París, me habría ido a su casa.



Abrí la puerta del chalet y entré con el coche. Tras aparcarlo, fui hacia la casa y entonces recordé que había dado la noche libre a María porque mi plan era cenar fuera y luego traerme a Juan para follar. Entré en la casa y me fui a la cocina. Miré por si María había dejado algo preparado pero no vi nada que me apeteciera. Suspiré. Podría hacerme algo de comer pero ni me apetecía ponerme a cocinar ni tenía humor para ello, Juan me había dejado de mala hostia. Pensé que me iba a dar un baño largo, tomarme algo de fruta y acostarme.



Me quité la ropa y me puse una bata. Luego, fui al baño a preparar la gran bañera. Eso me relajaría. Entonces, volvió a sonar mi móvil. Fui al dormitorio y vi que era Juan. Le corté la llamada. Volvió a insistir y le volví a cortar. Entonces, sonó otra llamada distinta, la del portero electrónico. Fui y vi que Juan estaba en la puerta. Descolgué y le dije:​

  • Vete a la mierda​
  • Espera, Cris, espera​
  • No​
  • Perdona, de verdad que ha sido imposible…​
  • Te he dicho que me he hartado​
  • Déjame entrar y te explico​
  • No​
  • Preciosa, no seas así, sabes que…​


Colgué. Pero volvió a llamar. Le dije:​

  • Vete, no estoy de humor para nada​
  • Pero, tendrás que cenar ¿no?​


No dije nada mientras veía como levantaba los brazos y me mostraba unas bolsas. Dijo:​

  • Les he pedido que me lo pusieran en un tupper, anda, abre y comemos, luego me voy​
  • Ya, seguro​
  • Que sí, venga, cariño, que llevamos sin vernos más de un mes​


Eso era verdad, Diego no se había ido de viaje durante más de un mes y si él estaba aquí, yo no quedaba con otros. Dudé. Juan dijo:​

  • Mira, hasta traigo el vino, venga, Cris, preciosa​


Abrí la puerta de fuera. Fui a la puerta de la casa y la abrí. Hacía frío y me apreté bien la bata. Lo vi acercarse sonriente. Era un hombre muy guapo y apuesto, más cercano a los 40 que a los 30, pero que se mantenía muy en forma. A pesar del frío, solo llevaba una chaqueta abierta, una camisa y vaqueros. Estaba muy atractivo. Cuando llegó a mi altura fue a darme un beso en la boca pero me aparté. Le dije:​

  • Ve a la casita, ahora voy​
  • Pero dame un beso, mujer​
  • No… prepara la mesa mientras me visto, me iba a dar un baño​
  • Bueno, nos lo podemos dar juntos​
  • No… cenamos y te vas​
  • No seas así, Cris​


Cerré la puerta. Cuando Juan venía, nos quedábamos en la casita de invitados, no me gustaba ponerle los cuernos a Diego en su propia cama. Subí al dormitorio y me quité la bata. Pensé en ponerme algo cómodo, unas mallas y una camiseta pero entonces me paré pensando “¿A quién trato de engañar? Está claro que me lo voy a tirar” pensé y, lanzando un suspiro al aire, busqué ropa interior sexi, medias, y un vestido con un buen escote. Me puse las medias y la ropa interior. Me miré al espejo, estaba muy sexi y había escogido un culotte negro que realzaba mi culo “que seguro que querrá follármelo esta noche” y lo cierto es que me apetecía, Juan sabía follarme muy bien por detrás. Cuando me iba a poner el vestido, tuve una idea y lo dejé en la cama. Me calcé unos bonitos tacones y luego me maquillé y peiné.



Bajé solo con la ropa interior pero antes de salir hacia la casita, me puse un abrigo abrochándolo hasta arriba. Cerré la casa y vi las luces de la casita. Al entrar, Juan tenía ya preparada la mesa. Me dijo:​

  • Quítate el abrigo y siéntate, yo me encargo de todo​
  • No, tengo frío​
  • Pero si he puesto la calefacción​
  • Da igual, ahora mismo tengo frío​
  • Como quieras​


De nuevo, intentó besarme pero lo esquivé. Protestó pero dije:​

  • Te lo vas a tener que currar un poco más para que se me quite el enfado​


Era mentira, esa noche íbamos a follar sí o sí, pero tenía que hacerle sufrir un poco. Me senté y su mirada se dirigió a mis piernas ya que el abrigo me llega a medio muslo y al sentarme, se había subido un poco mostrando las medias. Sonreí al ver su mirada. Entonces, Juan me dio una copa con vino y se sentó en la silla de al lado mía mientras probaba su copa. Dijo:​

  • Habría que calentar la comida un poco​
  • Ahí hay un microondas​
  • Ya, pero antes vamos a beber un poco y te cuento​
  • No me des más excusas​
  • No son excusas, Cris​
  • Ya​
  • Sabes como es mi trabajo, si estoy investigando, no puedo dejar las cosas para hacer una llamada​
  • ¿A esa hora estabas investigando?​
  • Sí, llevo toda la tarde siguiendo a mi objetivo y la cosa se puso interesante​
  • ¿Otra vez investigando cuernos? (dije desdeñosa)​


Juan tenía una empresa de servicios variados relacionados con la seguridad, y dentro de esos servicios, estaba el de investigar infidelidades. Juan asintió y me dijo:​

  • ¿Quieres ver lo que he descubierto?​


Lo miré sorprendida, jamás me enseñaba ni hablaba de sus clientes. Juan se levantó y fue a la barra americana que teníamos en la casita. Allí, buscó en una bolsa y sacó una cámara grande. La encendió y me hizo un gesto para que me acercara. Me levanté con la copa en la mano. Giró la cámara mostrándome la pantalla. En ella, se veía la foto de una ventana. Dijo:​

  • Estaba subido a esa verja un rato antes de nuestra cita​
  • Ajá​
  • Intentando encontrar un buen ángulo para esa fachada​
  • No se ve nada​
  • Pasa las fotos​


Así hice. Vi como la cámara se movía a otra ventana, y a otra, hasta llegar a una donde se veía claramente a un tipo tumbado y a una que se la estaba chupando. Me quedé sorprendida porque reconocí al tío. Dije:​

  • Pero ese es…​
  • Sí​
  • ¿Es tu objetivo?​
  • No, es ella​
  • ¿Quién es?​
  • Sigue pasando fotos​


La mujer era morena pero solo la veía de perfil y no muy bien. Pasé varias fotos hasta que ella se ponía encima, lo cabalgaba. Seguía sin verla hasta que en una foto se levantaba y se ponía a 4 de cara a la ventana. Entonces vi su cara y me quedé más sorprendida aún. Era una famosa política, mujer de otro político, y el hombre de ese cuarto era también otro político casado pero no era su marido ni era del mismo partido. Lo miré flipada. Juan reía con ganas y dijo:​

  • ¿Entiendes por qué no podía llamarte?​
  • No me jodas ¿Están liados?​
  • Ya lo ves​
  • Madre mía jajaja​
  • Cariño, jamás dejaría pasar una cita contigo, lo sabes bien, pero es que esto se alargó bastante, y no podía irme, lo siento​
  • Vale, vale, pero podrías haber avisado​
  • No sabía lo que iba a pasar, estaba a punto de dejar la vigilancia para ir a la cita contigo cuando lo vi aparecer​
  • Que fuerte​
  • Ve al final, mira como acaban​


Pasé un montón más de fotos hasta al final y lo miré riéndome. En ella, se veía un zoom de la mujer donde se veía a la morena muy sonriente con la cara llena de leche y la polla del hombre casi pegada a ella. Entonces, Juan me acarició la cara y dijo:​

  • Esta noche te pienso dejar igual esta preciosa cara​
  • ¿Sí?​
  • Sí​


Lo miré sin dejar de sonreír. Juan se agachó y me besó. Esta vez no le esquivé. Nos liamos en un profundo morreo. Cuando paramos, dejé la cámara en la barra y bebimos de nuestras copas. Ya estaba super cachonda pero quería ir más despacio, disfrutar del momento. Miré de nuevo la cámara y dije:​

  • No tiene una gran polla que digamos​
  • Pues ella parece muy satisfecha​
  • Sí, bueno, a veces nos conformamos con poco jeje​


Y acaricié su paquete por encima del vaquero. Estaba siendo mala porque Juan no la tenía para nada pequeña, aunque de mis tres amantes, era la de menor tamaño, pero muy decente. Él se rio, seguro de sí mismo, cosa que me encantó. Me preguntó:​

  • ¿Te lo follarías?​
  • ¿A ese?​
  • Claro​
  • No, es un picha corta, jamás follo con tíos así, me gustan grandes​
  • Ya​
  • Quizás cuando terminemos de cenar, llame a algún amigo​
  • ¿Sí?​
  • Sí, tengo algún amigo con mucho más que eso (señalando la cámara)​
  • Ya, ahora resulta que la mía no te vale ¿No?​
  • Pufff, pues no sé, ya ni me acuerdo como es, hace mucho que no te la veo​


Mucho eran 4-5 semanas y me acordaba perfectamente del tamaño, forma y sabor de su polla, pero el tonteo me gustaba. No había dejado de acariciarle el paquete notando como crecía rápidamente y en ese momento le bajé la cremallera y metí mi mano dentro. Le dije:​

  • Mmmmm, quizás este pequeñín me pueda servir de algo esta noche​
  • ¿De algo?​
  • Quizás para darme gustito, poco más, no sé​


Se la saqué del pantalón con algo de esfuerzo, estaba ya totalmente dura. La acaricié con mi mano y luego, empecé a desabrocharle la camisa despacio, botón a botón, mientras daba pequeños sorbos a mi copa y le miraba a los ojos. Cuando terminé, le acaricié el torso y el pecho. Juan tenía un cuerpo estupendo, marcando abdominales y pectorales, totalmente depilado.



Me terminé la copa y, tras dejarla en la barra, le cogí la polla que seguía totalmente dura. Me moría de ganas de chupársela pero el abrigo me estaba agobiando, ahora sí que tenía calor. Me separé de él y le di la espalda. Me quité el abrigo y lo dejé caer. Giré la cabeza y lo miré. Juan me miraba con vicio, sin apartar los ojos de mi culo.



Me di la vuelta y me dirigí despacio hacia él. Vi la cámara aún encendida en la barra y le pregunté:​

  • ¿Y tú? ¿Te la follarías?​
  • Mmmm sí, me gustan las zorras​
  • ¿Sí?​
  • Sí, pero tiene poco de esto​


Cogiéndome las tetas por encima del sujetador. Luego dijo:​

  • Y a zorra, no hay quien te gane, nena​


Le volví a coger la polla y a acariciarle el torso. Entonces nos volvimos a besar, un largo beso muy húmedo y profundo. Al terminar, Juan me empujó hacia abajo. Me arrodillé y lamí su polla, para luego metérmela en la boca. Se la chupé despacio pero Juan no estaba para muchas historias y me levantó, me llevó a la mesa, barrió con la mano todos los platos y vasos que cayeron al suelo rompiéndose. Me tumbó sobre la mesa y me arrancó las bragas para luego follarme rápidamente mientras ponía mis piernas sobre sus hombros.



Mientras me penetraba rápidamente, tiró del sujetador con fuerza, haciéndome un poco de daño. Me arqueé y me lo desabroché. Juan me agarró las tetas con fuerza pellizcando mis duros pezones. Me corrí al verlo correrse y notar su corrida dentro de mí, un polvo de segundos pero intensísimo.



Se retiró derramando su semen en el suelo. Me incorporé mareada y él me besó apasionadamente. Me reí y le dije:​

  • Vaya desastre has montado​
  • Que se jodan los platos​
  • Jajaja​
  • Te tenía que follar, me tenías malo, pequeña zorrita​
  • Ya he visto, ya jaja​


Me había roto mis bragas y el sujetador no estaba mucho mejor. Fui al baño y luego al dormitorio, allí tenía algo de ropa, por si acaso. Me puse unas mallas y una camiseta y volví al saloncito. Juan había echado a un lado los cristales y puesto a calentar la comida. Había que recuperar fuerza porque la noche sería larga.



ANA

Miré la pantalla de mi portátil, indecisa. Jorge se había ido a la cama pronto diciendo que estaba muy cansado. Le di un beso de buenas noches y me vine al despacho para trabajar un rato. Cuando me di cuenta, eran la una de la noche. Iba a irme pero ahora estaba pensando si acostarme ya o hablar un rato con Dimitri. Al final, escribí:​

  • Hola D​


Al poco, me contestó:​

  • Hola, Ana​
  • ¿Qué tal?​


Y nos pusimos a charlar de esto y aquello, pero yo quería comentarle lo de la reunión. Pronto me puse a contársela y cuando acabé, le pregunté:​

  • ¿Qué opinas, D?​
  • No sé, Ana, ya sabes que yo solo entiendo de código​
  • Ya pero… ¿Crees que deberíamos ir vendiéndolo ya?​
  • Mmmmm​
  • ¿Crees que alguien puede adelantarnos?​
  • No lo sé, Ana​
  • Joe, D, dime tu opinión​
  • ¿Tienes dudas?​
  • Claro que tengo​
  • Pero tu instinto es seguir con el plan inicial ¿no?​
  • Sí​
  • ¿Por cabezonería?​
  • ¿Cómo?​
  • Esa Cristina te cae mal ¿Crees que es por llevarle la contraria?​


Me puse a pensar. Luego, le escribí:​

  • Creo que no​
  • Entonces es porque sigues pensando que es lo mejor ¿no?​
  • Sí​
  • Pues no hay más que hablar​
  • Pero me puedo equivocar​
  • Claro, como todos​
  • ¿Y si me equivoco?​
  • Ana, tengo absoluta confianza en tu instinto y tu inteligencia, sé que lo que pienses es lo correcto​
  • Anda, ya, D​
  • Sí​
  • Diego me dijo que Cristina tiene mucha experiencia en temas de negocio y mercado​
  • ¿Y?​
  • Pues que él la ha puesto aquí para estas cosas​
  • ¿Y?​
  • Joe, que yo no sé nada de esas cosas​
  • Ana, nadie sabe del mercado ni lo que hacen otras empresas… eso lo piensa Cristina por otras experiencias pero no lo sabe​
  • Ya, pero eso, por experiencias​
  • Pero que no son certidumbres​
  • Uffff, estoy agobiada con esto y muchas más cosas​
  • Ana, nuestra confianza en ti es también por nuestra experiencia contigo​
  • Os puedo defraudar, estoy cansada y no pienso bien y…​
  • Ana, tómate un descanso, vete con tu novio de vacaciones y vuelve con las pilas cargadas​
  • Ya pero ahora no puedo, hay tantas cosas que hacer​
  • Si tú fallas, todo falla, eres el alma de la empresa​


Miré la pantalla… otra vez con lo del alma. Sonreí triste, menuda alma que es todo indecisión. Dije:​

  • Nati no para de decirme que me vaya aunque sea una semana por ahí con Jorge, sin móvil ni portátil​
  • Estoy de acuerdo​
  • Pero es que no puedo​
  • Delega en ellas​
  • No puedo, María no está para este estrés con el embarazo y en cualquier momento se da de baja, y Nati no quiere tomar decisiones, ya lo sabes, y Antón pasa de todo​
  • Tú eres más importante que la empresa​
  • No sé… la empresa es nuestro futuro​
  • Tú eres la empresa, Ana, y si tú no estás bien, la empresa no está bien​
  • No​


Me pasé las manos por la cara. Le dije:​

  • En serio, D, sé que confías en mí pero contéstame ¿Crees que debería hacer lo que dice Cristina? ¿Dejarle mi puesto y encargarme solo de la parte técnica?​


Dimitri no escribió nada en varios minutos. Luego puso:​

  • No​
  • ¿Por qué?​
  • Lo he estado meditando, no ha sido una respuesta sin pensar​
  • Vale pero ¿Por qué?​
  • He estado a punto de ponerte sí​


Eso me sorprendió. Esperé:​

  • Porque si haces eso, creo que te encontrarías más cómoda, te relajarías algo más, menos responsabilidad… te vendría bien​
  • Puede ser​
  • Pero eres una luchadora, nadie tiene derecho a imponerte algo en tu empresa… Es tu idea, tú has sacado esto adelante… no, no debes hacer eso que quiere Cristina​
  • Mmmm​
  • Pero debes replantearte las cosas, de verdad que tienes que descansar… Ponte un plan, habla con tus socios, planificad tus vacaciones​
  • Sí, eso debería hacerlo​
  • Y no dejes que nada las mueva, cógete un vuelo lejos, sin llevarte nada electrónico, desconecta de todo​


Sabía que tenía razón, todo iba mal en mi vida personal, me encontraba todo el tiempo cansada, apática, y el sexo… bueno, más bien la falta de sexo, estaba totalmente sin ganas, y Jorge no se merecía eso.



Dimitri dijo:​

  • Y empieza a delegar, eso es lo que hace una buena jefa​
  • Ya​
  • O contrata a alguien en quien delegar, tienes dinero​
  • Jeje, sí, ahora sí​
  • De verdad, Ana, piensa en ti, no solo en los demás​


“Si pensara en los demás, pensaría en Jorge” pensé sintiéndome muy culpable. Seguí hablando un rato más hasta que cortamos. Me quedé mirando la pantalla hasta que la cerré y pensé “Gracias, Diego”. Porque sabía desde hacía casi dos meses que Dimitri era Diego, ahora lo tenía clarísimo. Todo fue por una tontería, por una discusión con Jorge sobre mi trabajo. En esa discusión, Jorge me había dicho algo que le había contado Diego durante aquella cena “Ana es el alma de esa empresa”. Jorge veía eso de forma negativa pero Dimitri me lo decía siempre de forma positiva. Que dos personas dijeran lo mismo con la misma palabra “el alma de la empresa”, me puso en alerta. A partir de esa sospecha, fui poniéndole pequeñas trampas a Dimitri en las conversaciones y ahora estaba segura, o casi.



Cuando me di cuenta de esto me había enfadado, me había sentido engañada y manipulada. Quería llamarlo y gritarle. Pero luego recapacité, y pensé en mis conversaciones con Dimitri, jamás me había intentado convencer de algo que no fuera técnico, en nuestras conversaciones más personales se mantenía a distancia, sin querer dar su opinión ni nada, solo repitiendo que lo que yo pensara estaría bien. Pensé que quería conocer sus intenciones con lo de Dimitri así que, ahora yo controlaría la información que le llegaría a Diego y vería como actuaba.



Lo cierto es que técnicamente nos había ayudado de forma absolutamente esencial, y en lo personal, siempre me había apoyado y dado confianza. Pensé mucho en nuestras conversaciones sobre la venta, jamás me había empujado hacia la venta a Diego, solo decía que lo que yo pensara sería lo mejor. Y luego, él me había dado ideas para las cláusulas y mantener a Diego alejado. Lo cierto es que a Diego le daban igual las cláusulas porque se enteraba de todo por mí o las chicas cuando hablábamos con Dimitri, pero esas cláusulas le impedía tomar decisiones o influir en ellas, cosa que él sí había impulsado siendo Dimitri para negarse a sí mismo cualquier posibilidad de control. Como Dimitri sí influía, y mucho, en las decisiones técnicas, pero no influía nada en las tomas de decisiones funcionales o de gestión. Ese mismo día me había costado muchísimo que me diera su opinión sobre lo de Cristina, estaba claro que no quería meterse en esas cosas.



Aún no se lo había contado a Nati y María, y no sabía por qué… Quizás porque la otra vez que les dije que Dimitri era Diego me hicieron sentir como una paranoica y como estaba segura pero no al 100%, por ahora me lo había callado aunque se lo pensaba contar porque habíamos quedado en que nada de secretos entre nosotras.



Me enfadaba el engaño en sí, y no tenía ni idea de como se había hecho pasar por otro cuando hablábamos por video, pero Diego era la persona más inteligente que conocía y seguro que tenía medios y actitudes para hacer algo así. Pero ese enfado se diluía al pensar en toda la ayuda desinteresada que nos había dado, sin otorgarse ningún mérito y sin usarlo para que le perdonáramos. Y tampoco podía obviar lo mucho que me había apoyado mientras se hacía pasar por Dimitri.



Había pensado mucho en cortar toda relación con Diego/Dimitri pero no podía, en el fondo lo necesitaba, me encantaba hablar con él, tanto de la parte técnica como de la parte personal, y el saber que era Diego incluso me había hecho abrirme aún más sin ser consciente del todo de ello. No, no podía pasar sin estos ratos. La parte técnica ya casi no tenía importancia, todo lo importante iba adelante sin problemas y más con el nuevo personal incorporado, aunque siempre era un reto hablar con Diego sobre el código, pero esas conversaciones personales… esas no podía dejarlas.​
 
57



CRISTINA

Me desperté temprano, tenía que ir al trabajo. Miré a mi lado, Juan dormía profundamente. Me levanté con cuidado de no despertarlo, aún era de noche. Me vestí y me puse el abrigo. Fui a la casa. Al entrar, olí el aroma del café y fui a la cocina:​

  • Buenos días, María​
  • Buenos días, señora​


Rápidamente, se acercó con una taza de café que empecé a tomar a sorbos. Le dije:​

  • Me voy a duchar, prepara desayuno para dos​
  • Sí, señora​
  • Pero dentro de media hora, tostadas, café y zumo​
  • Sí, señora​


Terminé el café y subí. Con María tenía mucha confianza, llevaba conmigo ocho años y sabía a quien “invitaba” de vez en cuando. No tenía miedo a que le contara algo a Diego, ella estaba contenta conmigo y le pagaba bien, tanto a ella como a su marido que se encargaba del mantenimiento del chalet.



Me duché y me vestí para el trabajo. A la media hora bajé y vi que Juan aún no estaba. Salí fuera y entré en la casita. Escuché la ducha. Fui y le dije:​

  • Venga, date prisa, que me tengo que ir​


Juan abrió la mampara y me dijo:​

  • Buenos días, Cris​
  • Buenos días​


Admiré su cuerpo mojado y me entró un cosquilleo, pero no, no podía, tenía una reunión a primera hora. Suspiré y dije:​

  • María ya está preparando las tostadas​
  • Voy en cinco minutos​
  • Vale​


Y volví a la casa. Me senté mientras María servía el café y traía las tostadas y el zumo. Me puse a leer correos en el móvil. Juan apareció al poco y dijo:​

  • Buenos días, María​
  • Buenos días, señor​


Juan se sentó con toda familiaridad y se puso a prepararse una tostada mientras decía:​

  • Una cosa, María, luego si puedes, pásate por la casita, que anoche se cayeron unos vasos y hay cristales por todos lados​
  • Bien, señor​


Sonreí al escucharlo “algunos vasos jeje”. Dije:​

  • María, al verte aquí, sabe que tiene que pasarse por la casita para limpiarla​
  • Ah, vale​


Entonces vi en mi móvil un correo de Anatim y lo abrí. Tras leerlo, bufé y él preguntó:​

  • ¿Problemas?​
  • No, la zorra de…​
  • ¿Quién?​
  • De la empresa esa que te conté de Málaga… la subnormal no se entera de como son las cosas​
  • ¿Qué ha pasado?​
  • Ayer tuvimos una reunión y les hice varias propuestas para avanzar y acaba de mandar un correo diciendo que me lo agradece pero rechazan todas​
  • Ya​
  • No tiene ni puta idea, de verdad que se va a cargar la empresa y a tirar a la mierda el dinero de Diego, no sabes como me cabrea​
  • Ya lo veo jeje​
  • Si yo dirigiera esa empresa la llevaría muy alto, pero esta tonta la va a arruinar​
  • ¿Por qué no la diriges? ¿No me dijiste que tenéis la mitad?​
  • Casi la mitad, pero Diego no quiere​
  • Ah​
  • Solo podemos proponer, no imponer​
  • Ya​
  • La única forma sería que me votaran por mayoría para dirigir yo la empresa y no esa estúpida​
  • Pues convence a los demás socios​
  • Imposible, le lamen el culo a la tonta​


Ya estaba de mal humor, con lo contenta que me había levantado. Suspiré y cogí una tostada. Entonces, Juan dijo:​

  • Busca trapos sucios​
  • ¿Cómo?​
  • Sí, de esa mujer o de sus socios​
  • ¿Para qué?​
  • Para… presionarles, claro​
  • ¿Chantajearles?​
  • Digamos mejor “presionar en la dirección adecuada”​
  • Jajaja, que sutil​


Pero me quedé pensando. Entonces pregunté:​

  • Tu empresa… ¿Encontraría algo?​
  • Si hay algo, claro​
  • Mmmmm​
  • Recuerda lo que te enseñé anoche​
  • ¿Qué vais a hacer con eso?​
  • Nosotros nada, nuestro cliente…​
  • ¿Los va a chantajear?​
  • Seguro, para eso nos ha contratado​
  • Joder, que fuerte​
  • Nena, se consiguen muchas cosas si tienes información​
  • Mmmm​
  • ¿Te gustaría que probáramos?​
  • ¿El qué?​
  • A buscar trapos sucios de la gente de esa empresa​
  • Mmmm​
  • Todo el mundo tiene algún muerto en el jardín… y si lo encontramos, la empresa sería tuya ¿no?​
  • Jeje, vale, probemos, pero solo de los socios, la rubia es intocable, Diego se enfadaría​
  • ¿Y con los socios no?​
  • Bueno, como has dicho, si encontraras algo, podría “presionarlos” también con que no contaran nada​


Y le sonreí. Juan se rio y dijo:​

  • Vas aprendiendo, pequeña​
  • Jajaja​
  • Dame los datos e investigaremos​
  • Te mando luego un correo con todo​
  • Vale​


Seguimos desayunando y charlando. Luego, nos levantamos y salimos fuera. Fui a mi coche pero antes de abrir, se me acercó Juan que me dio un buen morreo y dijo:​

  • ¿Nos vemos esta noche, nena?​
  • ¿No has tenido suficiente con lo de anoche?​


Me agarró el culo y dijo:​

  • Nunca tengo bastante de esto​


Le sonreí y asentí mientras decía:​

  • Te escribo luego​


Le abrí la puerta y salió a coger su coche.



CARMEN

“Hola Tere ¿Está Luis en su despacho?” le pregunté a la secretaria de Luis, una jovencita de veinte y pocos, muy atractiva. Ella me sonrió y dijo:​

  • Hola Carmen. No, Luis está en una reunión​


Le sonreí aunque me fastidiaba la familiaridad de esta chica. Se lo había dicho muchas veces a Luis “Debes hacerte respetar, te tienen que tratar de usted todos tus subordinados” pero él no me hacía caso. Además, tampoco me gustaba lo joven y guapa que era. Le dije:​

  • ¿Y le queda mucho?​
  • Mmmm no lo sé, pero pasa a su despacho, Carmen​
  • ¿Pero está con clientes?​
  • Sé que está con Lucía​
  • Pues dile que estoy aquí​
  • De acuerdo​


Abrí la puerta y entré en el amplio despacho de Luis. Ahora que era director financiero, tenía un despacho acorde a su puesto, así como un magnífico sueldo. Me asomé a la ventana, las vistas no eran gran cosa pero al menos, entraba mucha luz.



Al poco, entró Tere que dijo:​

  • Luis dice que tardará un poco, está en una videoconferencia con unos clientes​
  • Ah​
  • Dice que te sientes y te pregunte si quieres algo​
  • Sí, tráeme un poco de agua, por favor​
  • Por supuesto​


Al poco, apareció con un pequeño botellín de agua, sin vaso ni nada “Que poca clase tiene esta chica” pensé. Le dije:​

  • ¿No traes un vaso?​
  • Ah, perdona, es que Luis siempre lo toma directamente de la botella… espera​


La observé como abría un armario y se inclinaba. Llevaba una falda ajustada y muy corta, con tacones y panties. Era evidente que tenía unas bonitas piernas y culo, así como un generoso busto. “Si se pone así delante de Luis, sacando culo para coger cosas…” pensé teniendo un pequeño ataque de celos, pero rápidamente lo deseché, Luis solo tenía ojos para mí, lo tenía clarísimo. Recordé una pequeña discusión que tuve con él un día. Le recriminé la contratación de Tere. Él dijo que no la había contratado, que había sido RRHH. Cuando se dio cuenta que eran celos, se rio con ganas y dijo “pero cariño, si tengo la mujer más guapa y atractiva del mundo ¿Cómo voy a querer algo con otra?” riendo de buena gana como si fuera el mejor chiste del mundo. Luego terminó zanjando el tema diciendo “si ya me cuesta estar a la altura en la cama contigo, como para estar con dos jajaja”. Pero lo cierto es que desde el susto de su pequeño amago de infarto hacía cinco años, había empezado a tomarse más en serio la salud, a hacer algo de deporte, comer mejor… y estaba más guapo que nunca, y por eso me entraban estos pequeños ataques de celos aunque sabía de sobra que Luis no me era infiel, no era su forma de ser, no como yo aunque hacía ya mucho que no le ponía los cuernos, desde el pequeño infarto, me había llevado tal susto que me volqué en él dejando mi lado de zorra solo para él. Lo cierto es que, ya antes del infarto, cada vez quedaba menos con Paco así que no fue algo traumático. Alguna vez tonteaba con Paco pero el sexo con él lo había dejado definitivamente, lo tenía clarísimo, mi cuerpo había cambiado, quizás la menopausia, las hormonas,... pero ya no sentía ese deseo por el sexo como antaño.



Mientras esperaba, cogí el móvil y revisé mis mensajes. Llamé a Cristina que no me cogió el móvil. Llamé a su despacho. Me lo cogió su secretaria:​

  • Despacho de Cristina Valle ¿En qué puedo ayudarle?​
  • Hola, Ceci ¿Está Cristina disponible?​
  • ¿De parte de quién?​
  • Soy Carmen​
  • Ah, perdone, Carmen, no la había reconocido… Ahora mismo está reunida​
  • Ah​
  • ¿Quiere que le deje un mensaje?​
  • Sí, dile que nos vamos a retrasar un poco, que mejor quedamos a las dos y media en el restaurante​
  • De acuerdo, se lo diré a la señora Valle de su parte​
  • Gracias​


Colgué. “Así es como debe tratar una secretaria a su jefe, con respeto, y a su familia igual… Luis es demasiado familiar con los que están por debajo de él” pensé. Aburrida, me puse a mirar noticias en el móvil hasta que alguien llamó a la puerta. Dije:​

  • Pasa​


Entró Lucía, sonriente. Se me acercó y me dio dos besos diciendo:​

  • Hola Carmen ¿Cómo estás?​
  • Aburrida ¿Le queda mucho a Luis?​
  • Un poquito, ha tenido que hacer otra llamada pero me ha dicho que te avisara que serán diez minutos​
  • Ufff​
  • Vais a comer con Cristina ¿no?​
  • Sí, esa era la idea​


Miré a Lucía. Era otra mujer atractiva pero ya madura, de unos cuarenta y tantos. Estaba delgada y no tenía mucho pecho, pero sí una bonita figura. Vestía de forma mucho menos llamativa que Tere, una camisa y un pantalón de vestir. Lo más llamativo de ella eran sus ojos azules, una morena de ojos azules, pero no eran de un azul brillante, eran de un azul apagado que le hacía parecer que tenía aspecto triste aunque sonriera. Cuando Luis no era aún director, había sido su ayudante / secretaria, pero al ascender Luis, él también la había ascendido porque confiaba mucho en ella. También tuve en el pasado alguna discusión y ataque de celos con Lucía pero lo cierto es que no era el tipo de Luis, e igual, Luis jamás me hubiera puesto los cuernos con ella.



Lucía me hizo compañía hasta que llegó Luis. Hablamos de la futura boda de Cristina, los preparativos y demás. Le dije:​

  • Tú estás invitada, por supuesto​
  • Sí, me lo dijo Luis, muchas gracias​
  • Llevarás pareja ¿no?​
  • Ufff, no sé​
  • ¿No sales con nadie?​
  • Ahora mismo no​
  • Pero una mujer tan guapa como tú seguro que no tendrá problemas en encontrar un acompañante​
  • Jajaja, bueno, ya tengo una edad que solo me entran otros divorciados como yo​
  • ¿Y eso es malo?​
  • A veces sí, a veces no jeje​


Entonces llegó Luis. Abrió la puerta agobiado y diciendo:​

  • L: Lo siento, cariño, me han liado y…​
  • C: No te preocupes, amor, Lucía me ha tenido entretenida​
  • LU: Bueno, siempre es un placer hablar contigo, Carmen​
  • C: Le estaba diciendo que se fuera buscando un acompañante para la boda​
  • L: ¿Qué? ¿Cómo?​
  • C: Que no tiene ahora mismo pareja, pero que de aquí a septiembre seguro que tiene ¿No, Lucía?​
  • L: ¿Qué?​


Luis casi no nos escuchaba, estaba rebuscando en sus papeles y dijo:​

  • L: Lucía, no encuentro el informe ¿Me lo he dejado en la sala de reuniones?​
  • LU: Espera​


Lucía fue hacia él, cogió sus papeles y al momento, sacó unos cuantos y dijo:​

  • LU: Está aquí​
  • L: Ah, gracias, gracias… que haría yo sin ti​
  • LU: Perder papeles jeje​
  • L: Cariño ¿Qué decías?​
  • C: Nada, que mejor nos vamos ya, que vamos tarde​
  • L: Sí, sí… Lucía ¿Te puedes encargar de enviarles las cifras a…?​
  • LU: Sí, no te preocupes, lo tengo todo anotado​
  • L: Genial, muchas gracias ¿Vamos, cariño?​
  • C: Vamos​


Salimos del despacho y Luis dijo:​

  • L: Tere, vuelvo en una hora​
  • C: Mejor en una hora y media​
  • L: Bueno, sí, mejor​
  • T: De acuerdo, Luis​
  • C: Adiós, Lucía​
  • LU: Nos vemos, Carmen​


En el ascensor, miré a Luis. Seguía siendo un hombre muy atractivo, y el traje le quedaba muy bien. Le cogí del brazo y le di un beso. Él sonrió. Le dije:​

  • Me gusta la falda de Lucía​
  • ¿Sí?​
  • Sí, le hace una figura muy bonita ¿No crees?​
  • Sí, puede ser​
  • ¿No te gusta ese color?​
  • Mmmmm ¿Qué color?​
  • El de la falda​
  • Ah, sí… ¿Azul?​
  • No, cariño, era color crema​
  • Ah, sí, es bonito​


Le miré sonriendo, Luis ni se había fijado que Lucía llevaba pantalones gris oscuro. Continué con el juego:​

  • ¿Crees que me quedaría bien esa falda?​


Luis me miró sonriente y dijo:​

  • Cariño, a ti te queda bien todo​
  • ¿Sí?​


Le cogí la cara para que me mirara a los ojos y le dije:​

  • ¿De qué color es la falda que llevo?​
  • Es mmm marrón claro​
  • Casi jajaja, es beige​
  • Soy hombre, solo nos sabemos siete u ocho colores jeje​
  • Jajaja​
  • Y te queda genial, te hace un culo fantástico​


Y, sin dejar de mirarme a los ojos, puso una de sus manos en mi culo. Solté una carcajada y dije:​

  • Has aprobado​
  • ¿Era un examen?​
  • Sí, de percepción visual​
  • Bueno, era fácil, sabes que no puedo dejar de mirarte jeje​
  • Mmmm esta noche recibirás tu diploma jeje​
  • Jajaja​


Y nos dimos un buen beso hasta que el ascensor paró.



Llegamos al restaurante pero Cristina aún no había llegado así que nos pedimos unas cervezas. Luis me contó cosas de su trabajo que escuché sin mucho interés. Entonces me llegó un mensaje. Miré el móvil pensando que sería Cristina pero no, era Paco que me decía que volvían al día siguiente. Entonces dijo Luis:​

  • Ahí está Cristi​


Y la saludó con la mano. Cristina llegó sonriente y nos besó a los dos. Se había convertido en una mujer guapa, atractiva, elegante y muy segura de sí misma. Nos pusimos a hablar de esto y aquello. Entonces dijo:​

  • Hoy me ha dicho Diego que no vuelve el fin de semana, menudo fastidio​
  • Ah, vaya​
  • Pero por lo menos vuelven Cloe y Paco, que me han dejado sola en la empresa todas estas semanas​


Cristina mantenía una estrecha relación con la pareja, más que nada porque eran sus jefes, pero se llevaban genial. Lo cierto es que era muy tranquilizador que los tuviera como jefes aunque seguía sin gustarme Cloe, tenía algo que me seguía generando desconfianza después de tantos años “Aunque debería ser al contrario, que ella desconfiara de mí, que su marido ha estado años poniéndole los cuernos conmigo” pensé sonriendo por dentro.



Miré a Cristina que no paraba de hablar y sonreír, se la veía muy contenta. La verdad es que Cristina había sido muy afortunada al estar tan apoyada por Paco y Cloe, pero también por encontrar a un buen chico como era Diego, que sí, que era algo raro y callado, pero tal como se miraban, me recordaban mucho a Luis y a mí, y me hacía muy feliz que Cristina al fin hubiera sentado la cabeza porque los novios que había tenido hasta entonces eran guapos pero no me gustaban nada como parejas de ella, pero con Diego había acertado, era un chico muy guapo, apuesto y rico, y que además, la adoraba. Eran una pareja perfecta.



CRISTINA

“ME CORRO, ME CORRO, AGHHHHH” grité mientras agarraba con fuerza las sábanas con una mano mientras que con la otra me masturbaba mientras Juan me daba duro por el culo y me tiraba del pelo, y entonces estalló mi orgasmo, y me convulsioné con fuerza y luego, me derrumbé boca abajo en la cama, sudando y agotada, y Juan se salió de mi culo.



Me quedé temblando en la cama, sin poder dejar de sentir los estremecimientos del orgasmos que parecían no acabar nunca. Juan, que no había acabado, se puso sobre mi con intención de seguir follándome el culo pero le dije:​

  • No, para, para, estoy muerta​
  • Coño, nena, que estoy a punto​
  • Córrete sobre mí, échamelo todo, nene​


Juan me puso boca arriba, se quitó el condón, y se masturbó rápidamente apuntando a mi cara. Abrí la boca y saqué la lengua pero recibí todo en mi cara. Cogí su polla y se la chupé sacando las gotas de semen que aún quedaban. Luego, él también se derrumbó a mi lado.



Nos quedamos los dos callados durante varios minutos, recuperándonos. Luego, me levanté y me metí en la ducha, estaba pegajosa y la corrida me había llegado al pelo.



Cuando salí estaba totalmente destrozada, llevábamos un buen rato follando, y no tenía ni ganas de secarme el pelo. Me lo envolví en una toalla y me tumbé en la cama. Juan ya dormía. Esa noche habíamos quedado para cenar. Allí me contó que había empezado a buscar información sobre los socios de Anatim pero que tuviera paciencia. Luego, habíamos venido a casa y habíamos echado un par de polvos, el último muy largo y extenuante.



Lo miré y pasé mis dedos por sus cicatrices. Tenía varias en el cuerpo, un disparo y 4 o 5 por navajas, de su época de policía. Lo habían echado por mala praxis, a saber que había hecho, nunca me lo había querido contar.



Lo había conocido de casualidad hacía casi tres años. En esa época, lo mío con Diego iba camino a ser algo serio aunque aún no lo era del todo. Fue en San Sebastián donde había ido a una semana de conferencias. La idea era ir con Cloe, pasar casi una semana las dos solas, pero a última hora, Cloe tuvo que cancelarlo y me fui sola, muy enfadada y frustrada porque lo teníamos planificado desde hacía tiempo.



La primera noche salí sola a cenar, y luego, con el enfado que tenía, me fui a un bar a buscarme un lío. Allí lo vi, me entró y follamos. Él también estaba allí por trabajo. Me gustó mucho el sexo con él y nos dimos los móviles para quedar más. Al final, estuve toda la semana follando con él.



Al volver a Madrid me olvidé de él hasta que unos meses después me llamó, quedamos y volvimos a follar, y así llevábamos todo este tiempo, viéndonos de vez en cuando pero teniendo un sexo buenísimo. Lo cierto es que me atraía mucho, demasiado, y quizás era porque Juan era todo lo contrario a Diego. Los dos eran muy atractivos pero Juan era un atractivo malote, pero donde más notaba la diferencia era en la cama porque Diego follaba genial pero era más tranquilo, apasionado pero un sexo dentro de los límites que se pueden considerar normales. En cambio, Juan era un cabrón en la cama, insultaba, pegaba un poco y era mucho más guarro, muchísimo más. Seguro que lo echaría de menos cuando me casara y me convirtiera en una mujercita fiel.



Me levanté de nuevo y me quité la toalla. Me peiné un poco y luego me volví a acostar. Lo abracé y puse mi cabeza en su gran pecho. Aspiré su olor, olía a sudor y sexo… olía a macho y eso me gustaba y me ponía… mucho.​
 
58



CRISTINA

Al fin los vi aparecer por la puerta de la terminal. Llevaba allí media hora, esperando. Les saludé con la mano hasta que me vieron y se acercaron sonrientes. Eran las doce del mediodía del sábado y Barajas estaba llena de gente, pero ellos destacaban, sobre todo Cloe, con una minifalda y taconazos. Cuando llegaron a mi altura los abracé y besé, me alegraba mucho que estuvieran de vuelta.



Me dijeron que no tenía que haber ido a recogerlos pero me daba igual, estaba en casa impaciente. Los llevé al aparcamiento mientras charlábamos sin parar. En el coche, mientras conducía, Paco dijo:​

  • P: Tony y Robi dicen que a ver cuando los visitas​
  • C: Jajaja ¿Cómo están?​
  • CL: Guapos y potentes como siempre​
  • C: ¿Habéis follado mucho?​
  • CL: Con ellos nunca es mucho​
  • C: jajajaja​


Llevaba años sin verlos y los echaba de menos. Los había invitado a la boda pero lo de nuestras juergas ya iba a ser imposible cuando estuviera casada “aunque… un trío de despedida antes de casarme…” pensé sonriendo. Cloe se rio y dijo:​

  • CL: Esa cara… a saber que estás pensando​
  • C: Piensa mal y acertarás jajaja​
  • CL: Yo a eso lo llamo pensar bien, chérie​
  • C: jajajaja​


Fuimos a comer y luego los llevé a su casa. El plan era salir esa noche a cenar junto a mis padres, los cinco juntos.



PACO

Tras terminar la cena, habíamos ido a un bar cercano para tomar algo antes de dar por finalizada la velada. En el bar, bailé un poco con Carmen, nada fuera de lo común y sin tocamientos, aunque me costaba contenerme, pero los dos íbamos con cuidado. Cuando ya estábamos terminando, Carmen me preguntó:​

  • ¿Qué tal os va a ti y a Cloe?​
  • Genial ¿Y a vosotros?​
  • También genial​
  • Hecho de menos nuestros… encuentros​
  • Ya, pero eso se acabó, Paco​
  • Lo sé, pero los echo de menos​


Ella sonrió. Tras terminar el baile, volvimos con el resto que bebían en la barra. Allí, Cloe y Cris reían por algo mientras Luis las escuchaba con una sonrisa. Carmen intentó convencer a Luis de bailar pero él dijo que cuando se terminara la copa. Carmen tiró de Cris y Cloe y se las llevó para bailar con ellas. Me quedé con Luis. Se le veía bien, contento y feliz, algo achispado… esa noche iba a echar un buen polvo, eso seguro.



Nos quedamos mirando a las chicas y él dijo:​

  • Paco, somos muy afortunados​
  • ¿Por?​
  • Tenemos buenos trabajos, pero sobre todo, mira que mujeres, son espectaculares​


Asentí sonriendo. Las tres iban muy bien, cada una con su estilo. Carmen con un vestido ajustado y escotado, como a ella le gustaba llevar. Cloe con un vestido también ajustado, sin mangas y con un lateral abierto, pero sin escote. Cris con un vestido más juvenil, corto y también un buen escote. Las tres estaban genial.



Luis sonrió y dijo:​

  • Espero que Diego se de cuenta de lo afortunado que es con Cristina, mírala, es preciosa y muy inteligente​
  • Sí, Luis, lo es​
  • Como ese tío le falle… me lo cargo jajaja​
  • Jejeje​
  • No, en serio, creo que hacen muy buena pareja, es un poco raro pero es muy buen chico ¿No te parece?​
  • Y muy rico​
  • Sí, eso está bien, pero a mí me interesa más que se porte bien con ella, que la quiera y no haga tonterías​
  • Diego no es un cabeza loca​
  • Ya, lo sé, por eso me gusta para ella… y me gusta que sea humilde, nunca fanfarronea ni quiere destacar ni mostrar el dinero que tiene… es un buen chico​
  • Que sí, Luis, la has colocado bien​
  • ¿Colocado? Jajaja, Cristina jamás permitiría que nosotros le impusiéramos un novio​
  • Jeje​
  • Es una mujer independiente, mírala, podría tener a quien quisiera y dejar de trabajar, pero no, es una currante de las buenas​
  • Ya​
  • Y pronto me dará mi primer nieto, estoy seguro, y va a ser tan buena madre y esposa como Carmen​


Lo miré sonriendo. Él dijo:​

  • Cristina ha tenido suerte de poder fijarse en dos mujeres tan fuertes e inteligentes como Carmen y Cloe, son ejemplos a seguir, cada una en su vertiente​
  • ¿Cómo?​
  • Cloe en lo profesional y Carmen en lo familiar​
  • Ah​
  • Carmen es súper cariñosa, atenta… adora a su familia​
  • Oye, que Cloe también me adora y es muy cariñosa aunque parezca que no​
  • Ya, ya… lo digo por… bueno, Carmen y Cristina están súper unidas y eso se queda, Cristina será igual con sus hijos​
  • Ya​


Miré a las tres… Luis seguía en su mundo, llevaba años sin enterarse de como eran en realidad Carmen y Cristina. “fieles Carmen y Cristina… la que es fiel es Cloe, que jamás me ha mentido aunque me haya puesto muchos cuernos, pero siempre consentidos y sin ocultarme nada… la confianza que tenemos Cloe y yo no la he visto en nadie más”. Entonces vimos como se les acercaban un grupo de tíos y como ellas, riendo, pasaban de ellos. Luis rio al ver la escena y dijo:​

  • Mira como les entran​
  • Ya​
  • Jajaja, pardillos​


Reí pensando que en otra noche, estando Cloe y yo solos, quizás uno de esos tíos habría tenido suerte y habría acabado en la cama con Cloe y conmigo… o quizás dos si a Cloe le gustaban, pero esas cosas solo las hacíamos estando los dos solos y, además, ya teníamos otros planes para esa noche, planes más interesantes.



Miré a Luis que sonreía satisfecho y tranquilo. Pensé, no por primera vez, que si algún día se enterara de lo mío con Carmen y Cristina ¿Qué le molestaría más? ¿Que me hubiera follado a Carmen durante tantos años o que me estuviera aún follando a su hija? Suspiré y pensé que esperaba que nunca se enterara, ninguno queríamos hacerle daño, era solo sexo, no había maldad contra él, nunca la había habido.



CARMEN

“Chicas, voy a ir al baño” dije. Cristina asintió y dijo:​

  • Pues voy a aprovechar y llamo a Diego, ahora vengo​


Y la vimos dirigirse a la salida. Cloe me miró y dijo:​

  • Te acompaño​


Fuimos al baño pero había una pequeña cola y tuvimos que esperar. Miré a la barra y busqué a nuestros hombres. Los saludé con la mano y ellos sonrieron. Cloe dijo:​

  • Están guapos ¿Eh?​
  • ¿Qué? ¿Quiénes?​
  • Paco y Luis​
  • Ah, sí, claro, siempre han sido muy guapos​
  • Cada uno con su estilo, pero sí, son hombres atractivos, mucho​


La miré y asentí sonriendo y pensando “Y a los dos me los he follado, zorra, que llevas años sin enterarte de nada”, pero luego me arrepentí de ese pensamiento porque lo mismo sería aplicable a Luis y eso me dolía aunque ya no le pusiera los cuernos.



CRISTINA

“Adiós, amor, te echo mucho de menos, intenta volver cuanto antes… te quiero” le dije a Diego que me dijo lo mismo antes de cortar. Había intentando convencerle para que se volviera ya porque era verdad que lo quería aquí, de vuelta, pero tenía mucho lío. “Cuando nos casemos, lo acompañaré en sus viajes” pensé no por primera vez. Por una parte lo pensaba porque me sentía muy sola cuando no estaba, y por otra porque así no tendría tentaciones.



Encendí un cigarrillo y fumé tranquilamente. Esto sería otra cosa que dejaría cuando me casara. “Seré una mujer modélica, como mi madre” pensé. A Diego no le gustaba que fumara aunque no me lo prohibía, pero claramente no le gustaba… lo dejaría en la misma boda, ya me lo había prometido. También dejaría a mis amantes. Dejaría mis dos vicios principales el mismo día. Sabía que sería duro pero siempre había conseguido lo que me proponía.



Tiré el cigarro y lo aplasté con el zapato mientras pensaba “pero aún quedan unos meses para eso… esta noche me dedicaré a mi vicio favorito, Cloe y Paco” y sonreí mientras me dirigía a la puerta para volver a entrar.



Dentro, mis padres dijeron que se querían ir ya así que decidimos irnos todos. Los llevé a mi coche y, primero dejé a mis padres en su casa, y luego me dirigí a la mía, con Cloe y Paco. Durante el trayecto, Paco contó algunos de sus encuentros con Tony y Roby durante sus semanas en Francia. Miré a Cloe y le dije:​

  • Te han dejado satisfecha ¿No, cariño?​
  • Sí, muy contenta​
  • Jajaja​
  • Pero faltabas tú, chérie​
  • Ya me hubiera gustado a mí jeje​
  • ¿Cuándo se fue Diego?​
  • Hace una semana​
  • ¿Llevas una semana sin echar un polvo?​
  • Sí​


Era mentira pero ellos no sabían lo de Juan y no se lo quería contar, no tenía claro por qué. Cloe rio y dije:​

  • Así que espero que no estéis muy cansados porque hoy tengo ganas de guerra​
  • Jajaja​


Llegamos a mi casa y abrí la verja para dejar el coche dentro. Luego, nos dirigimos a la casita de invitados, mi picadero. Fuimos directos al dormitorio, besándonos y desnudándonos por el camino.



PACO

Me levanté con cuidado de no despertar a Cloe y Cris, que dormían profundamente. Me vestí en silencio y fui a la casa principal. Eran casi las nueve de la mañana. Llamé y me abrió María:​

  • Hola María​
  • Buenos días, señor Paco​


Entré y le di dos besos. Ella cerró la puerta y me dirigí a la cocina. Conocía a María desde el primer día que empezó a trabajar para Cris. Me preguntó:​

  • ¿Le preparo un café?​
  • Sí, por favor​
  • ¿Y la señora viene ya?​
  • No, durmiendo, se despertarán tarde​
  • Ah, de acuerdo ¿Le preparo el desayuno a usted?​
  • Por favor​


Me dio una taza y la tomé despacio. Le pregunté:​

  • ¿Cómo están tu marido y tu chaval… digo chavala?​
  • Bien, señor, bien… Antonio está fuera, con el jardín​


Antonio era su marido. La miré esperando y dijo:​

  • Y mi Toñi sigue en Londres​
  • ¿Está contenta?​
  • Mucho, señor​


Y María me miró sonriendo. Dijo:​

  • Le manda muchos recuerdos​
  • Devuélveselos de nuestra parte​
  • Sí, señor​


El hijo de María había pasado por una grave depresión hacía unos años, con intento de suicidio incluido. María y Antonio habían quedado muy afectados y Cris se había encargado de llevarlo a un especialista y luego, cuando confesó su preocupación y causa de su depresión, corrió con los gastos de todas las operaciones y clínicas para que el chico cambiara de sexo. Luego, le había conseguido un trabajo en Londres porque era donde quería ir allí a trabajar y estudiar. María siempre le estaría eternamente agradecida por ello. En realidad, el trabajo se lo habíamos conseguido Cloe y yo, y María lo sabía por lo que siempre se mostraba muy solícita con nosotros.



Cris siempre se había portado genial con ellos y ellos siempre habían sido muy discretos con todos los amantes de ella. Es más, María adoraba a Cris.



Charlé un poco más con María mientras desayunaba, y luego salí al jardín y charlé con Antonio. Los dos estaban cercanos a los 65 años y Cris se echaba a temblar pensando en su jubilación, pero les daría todas las facilidades cuando llegara el momento.



Al rato, escuché voces dentro de la casa y entré. Cris estaba hablando con María mientras tomaba un café. Le di los buenos días y nos fuimos fuera. Cris llevaba unas mallas y una camiseta. María le trajo el desayuno y, mientras Cris comía, le pregunté:​

  • ¿Y Cloe?​
  • Durmiendo​
  • Ah, bien​
  • Yo también debería, pero me he despertado de pronto​
  • Pues acuéstate​
  • Debería, estoy muy cansada​
  • Jeje​
  • Y…​


Bajó el tono de voz y se me acercó diciendo:​

  • Y mi culo no es el de tu mujer, ella está acostumbrada pero yo no, so bestia​
  • Jeje​
  • No te rías, que me duele​
  • Pero Diego te lo folla ¿no?​
  • A veces, pero no demasiado, y nunca tan bestia, animal​


Dijo, pero sonriendo. Luego siguió:​

  • Nos lo pasamos bien ¿Eh?​
  • Claro, pequeña​
  • Os voy a echar de menos cuando me case​
  • Ya​
  • Sí, no pongas esa sonrisita, esto se acabará cuando me case, os lo llevo diciendo desde hace meses​
  • Lo sé​
  • No me creéis, pero os vais a llevar una sorpresa​
  • Que sí, jaja​
  • Idiota​


Pero me sonreía. Al rato llegó Cloe, que se puso a charlar con María y luego salió trayendo una taza y una pequeña tostada. Me dio un beso y otro a Cris. Hacía algo de frío pero como daba el sol, nos apetecía estar allí fuera.



Nos pusimos a charlar de tonterías pero luego, Cris sacó a colación el trabajo y se puso a contarnos diversos problemas. Por último, comentó:​

  • C: Y tuve la reunión con los de Anatim​
  • CL: Ah ¿Y qué tal?​
  • C: Un desastre​


Nos contó todo, con un cabreo evidente. Cloe dijo:​

  • CL: Cris, no te lo tomes así, ya sabes que en realidad no es un negocio​
  • C: ¿No es un negocio? Son 120 millones, Cloe, no lo olvides​
  • CL: Lo sé pero ya nos lo dijo Diego, no es un negocio, es un préstamo a unos viejos amigos​
  • C: Pero no por eso me voy a quedar tan tranquila viendo como desperdician ese dinero​


Miré a Cloe que me devolvió la mirada. Dije:​

  • P: Déjalo estar, Cris​
  • C: Una mierda​
  • P: Que Diego…​
  • C: Diego podrá decir lo que quiera, pero nosotros estamos para estas cosas, para cuidar sus inversiones, y no pienso dejar que esas… idiotas lo tiren​
  • P: Pero…​
  • C: Pero nada… si yo dirigiera Anatim lo llevaría muy lejos​
  • P: Ya pero…​
  • C: Esa inversión de 120 millones la multiplicaría por 10 o más​
  • P: Que sí, Cris, lo sabemos​
  • C: Pues deja ese tono, que me haces parecer tonta​
  • P: No, no es eso… es tono de que es una batalla perdida, no gastes energías ahí​
  • C: Quiero esa empresa, Paco​


Cloe y yo nos volvimos a mirar. Esta no era la primera vez que Cris se ponía así con esa empresa. Cloe intervino:​

  • CL: Cris…​
  • C: No, estoy harta, estoy más que preparada para ser directora de una empresa, de tomar esa responsabilidad, y esa imbécil de Ana no tiene ni puta idea, y ahí está, va a hacer perder mucho dinero a Diego​
  • CL: Puede ser, pero que esto no va de que estés o no preparada, va de que es algo donde Diego no quiere meterse, nos lo dejó claro​
  • C: No quiere meterse hasta que vea que está perdiendo ese dinero y entonces sí querrá​
  • CL: No creo​
  • C: Yo lo sé… Diego es un desastre con el dinero y por eso confía en nosotros para eso, así que es nuestra responsabilidad​
  • CL: No en este caso​
  • C: Pues yo digo que sí​
  • CL: Cris, vas a enfadar a Diego​
  • C: Diego hace lo que yo quiera, por esa parte no hay problema ¿Me vais a ayudar con esto o no?​


Volví a mirar a Cloe que dijo:​

  • CL: Ayudar ¿En qué?​
  • C: En hacernos con la empresa​
  • CL: Pero si ellas blindaron la adquisición y no…​
  • C: Siempre se puede hacer algo​
  • CL: No sé, Cris​
  • C: Quiero esa empresa, Cloe, la quiero… hace años que os ayudé en vuestros… chanchullos, ahora os toca a vosotros ayudarme​


Nos quedamos todos callados. El ambiente estaba tenso. Entonces dije:​

  • P: Es domingo y aquí estamos, discutiendo por el trabajo, vamos a dejarlo, chicas​


Cris me miró enfadada pero luego suavizó el gesto y dijo:​

  • C: Tienes razón, lo siento​
  • P: Bien​
  • C: ¿Nos damos un baño?​
  • P: ¿Está funcionando la climatización de la piscina?​
  • C: Claro​


Entonces llamó a María que vino enseguida. Cris le dijo:​

  • Nos vamos a la piscina, prepara el almuerzo que te dije antes​
  • Sí, señora​


Y nos levantamos mientras María recogía la mesa. Nos fuimos a otro edificio que estaba adyacente al principal. Entramos y Cris encendió las luces cerrando la puerta. Luego, se desnudó y se tiró al agua. La seguimos. El agua estaba fantástica.



Nadamos un rato mientras charlábamos sobre París y otros viajes. Tras un buen rato de relax, Crístina empezó a tontear y a calentarnos. Comenzamos a besarnos y tocarnos, sin salirnos del agua. Cloe atrajo hacia sí a Cristina y se liaron en un gran morreo. Me puse detrás de Cris y se la metí despacio, comenzando un folleteo lento mientras ellas no paraban de besarse.



De repente, se abrió la puerta y se escuchó:​

  • Perdón, señora​


Miré a la puerta pero María no había entrado, hablaba desde fuera. Cristina paró el beso y gritó muy enfadada:​

  • JODER, MARÍA, SABES QUE NO DEBES MOLESTARNOS CUANDO ESTAMOS AQUÍ​
  • Sí, señora, lo siento pero…​
  • PERO ¿QUÉ?​
  • Es el señor, al teléfono​


La cara de Cris cambió radicalmente y dijo:​

  • ¿Diego? ¿Qué pasa?​
  • Dice que quiere hablar con usted​


Cristina me empujó ligeramente y me salí de ella. Entonces salió de la piscina diciendo:​

  • Pero ¿Pasa algo? Es muy raro que llame a esta hora y aquí a la casa​
  • No lo sé, señora, dice que la estaba llamando al móvil pero…​
  • Joder, me lo he dejado en la casita​


Comenzó a secarse con una toalla y dijo:​

  • Tráeme uno de los albornoces del armario, María​


María dudó y Cris gritó:​

  • DATE PRISA, COÑO​


María entró y fue al armario. Volvió con un albornoz que abrió. Cris terminó de secarse y se lo puso, muy nerviosa. Dijo:​

  • ¿Dónde está el teléfono?​
  • Lo he dejado en la sala, por si se escuchaba algo…​
  • Bien, bien, gracias María​


Y salió casi corriendo.



MARIA

Seguí a la señora lo más rápido que pude porque ella iba corriendo. Al llegar a la sala, le indiqué donde había dejado el teléfono y fue a por él:​

  • Diego, amor ¿Pasa algo?​


Escuchó unos segundos y dijo:​

  • Perdona, cariño, me he dejado el móvil en la habitación, estaba en la piscina​


Entonces me fui. No entendía a la señora, con lo mucho que quería al señor y le ponía constantemente los cuernos. Y el señor estaba muy bien, una vez los había visto follando y él tenía todo muy bien, todo, y era guapo y agradable, aunque muy reservado, pero era siempre muy cariñoso con la señora y conmigo.



Suspiré. No me gustaba que la señora le pusiera tantos cuernos, el pobre no se los merecía, pero siempre la apoyaría y la querría, aunque fuera un poco zorra, pero se había portado genial con mi Toñi y eso jamás lo olvidaría ni dejaría de agradecérselo.



CRISTINA

Busqué a María y la encontré en la cocina:​

  • María, Diego está cogiendo ahora un avión, llegará esta tarde​
  • Ah, bien señora​
  • Sí, muy bien​


Sonreí una gran sonrisa, tenía muchas ganas de verlo. Le dije:​

  • Cloe y Paco se quedarán a almorzar, pero luego tenemos que preparar una buena cena para Diego y para mí​
  • Bien​
  • Algo especial, él no querrá salir, siempre llega cansado de estos viajes, muchas horas de avión​
  • Claro, señora​
  • Prepararemos mmmm algo ligero, vete pensando…​
  • Sí, señora​
  • Y algo de postre, hazle ese bizcocho que tanto le gusta​
  • Claro, señora​
  • Que alegría me ha dado​


María me sonrió. Me había dado un subidón al saber que volvía. Le di algunas instrucciones más a María y volví a la piscina.



Al entrar, vi a Paco y Cloe secándose. Les dije:​

  • Diego está cogiendo un avión​
  • Ah​
  • Que bien, pensaba que no iba a volver en toda la semana, que alegría me ha dado​
  • Genial, pensábamos que pasaba algo​
  • Ya, me ha dado un susto, pero no jajaja​


Los miré y dije:​

  • ¿Qué hacéis fuera del agua?​
  • Queríamos ir a ver que pasaba​
  • Nada, nada… volved al agua, hay tiempo de sobra y hemos dejado una cosilla a medias jeje​


Me quité el albornoz y besé a Cloe para luego llevarla de nuevo a la piscina.



MARIA

Me acababa de dar cuenta que no podía hacer el bizcocho, me faltaba para hacer el relleno y eso era indispensable para el señor. Me acerqué con cuidado a la piscina por si podía avisar a la señora, pero a unos metros de la puerta ya se escuchaban los gemidos de la señora y Cloe. Suspiré y pensé unos segundos. Luego, fui a buscar a mi Antonio y lo mandé a comprar el relleno.



DIEGO

Vi a Cristina esperándome junto a la puerta. Estaba leyendo algo en el móvil y la observé mientras iba hacia ella. Su melena morena y abundante no le tapaba la cara porque la tenía echada a un lado. Llevaba puesta una cazadora de cuero negra y una mini falda vaquera, con pantis y unas botas hasta el tobillo. Estaba muy sexi. Vi que los hombres la miraban atentamente cuando pasaban a su lado pero ella no les prestaba atención.



Cuando estaba a diez pasos de ella, levantó la cabeza, me vio y sonrió ampliamente. Vino corriendo y me saltó a los brazos, dándome besos. Durante el camino a casa no paró de decirme lo contenta que se había puesto con la sorpresa de que me volviera antes de tiempo del viaje. Lo cierto es que me había sentido culpable tras la conversación del día anterior con ella y por eso había decidido adelantar mi vuelta.



Llegamos a casa y me dijo que le había dado la noche libre a María, que ella se encargaba de la cena. Yo estaba bastante cansado del viaje, nunca conseguía dormir en los vuelos, y el jet lag de los vuelos desde EEUU a España eran mucho peores que al contrario. Me fui a darme una ducha mientras ella se metía en la cocina.



Cenamos una deliciosa comida y luego un buen postre. Cristi dijo:​

  • He ayudado a María con el postre, que conste​
  • ¿Sí? ¿En qué?​
  • En ponerlo en el plato jajaja​
  • Jajaja​
  • No, tonto, y la cena la hemos hecho entre las dos​
  • Ya​
  • Para mi amor, lo mejor, claro​
  • Jajaja​


Cristina estaba de un humor excelente, pero yo estaba destrozado de verdad. Pronto le dije de ir a la cama. Ella aceptó rápido. Tras ir al baño a limpiarme los dientes, me tumbé en la cama. Cristi se metió en el baño y me adormilé hasta que Cristi llegó y se tumbó a mi lado, abrazándome. La abracé también, notando sus pechos contra mi costado, y como ella entrelazaba su pierna contra las mías y ponía su cabeza en mi pecho. Lanzó un suspiro de gusto y dijo:​

  • Así me gusta dormir, no sola​
  • Ya, cariño​
  • Cuando nos casemos, voy contigo a todos los viajes​
  • Bueno​
  • Voy a ser una mujer lapa jeje​
  • Jajaja​


Metió su mano dentro de mi camiseta y me acarició. Luego, bajó la mano hasta mi paquete y dije:​

  • Uff, Cristi, de verdad que estoy cansado​
  • Lo sé pero… ¿Y si hago yo todo el trabajo?​
  • Jeje pero no sé, lo mismo ni se me levanta, estoy casi dormido​
  • Mmmm ¿En serio crees que no voy a saber levantar esto?​
  • Jajaja​
  • Que conste que te pensaba dejar descansar pero es que me pones tan cachonda que no puedo resistirme jeje​
  • Jajaja​
  • Anda, nene, me apetece un montón… uno rapidito, yo hago todo el trabajo, tú solo disfruta ¿vale?​
  • ¿Cómo voy a poder resistirme?​


Entonces empezó a besarme en la cara y luego a lamerme la oreja, pasando su lengua lentamente mientras movía su mano por mi paquete que no tardó en ponerse duro. Luego buscó mi boca y nos liamos en un largo y húmedo beso. Al parar, ella rio y dijo:​

  • Y pensabas que no sería capaz de ponértela dura​
  • No he dicho eso​
  • Lo has dudado, malo​


Se incorporó y encendió la luz de su mesita de noche. Entonces, se quitó el pijama y me dejó admirarla mientras me miraba sensualmente. Cogió una de mis manos y la llevó a su pecho. Tenía el pezón duro y lo pellizqué. Ella gimió y dijo:​

  • Me muero de ganas de follarte, nene, pero antes…​


Y retiró la sábana y me desnudó. Luego, se metió mi polla en su boca y comenzó a mamar despacio, sin parar de gemir y mirarme, se le daba de vicio. Tras un rato, se incorporó y se sentó sobre mí, empezando a follarme despacio. Poco a poco fue aumentando la velocidad hasta que empezó con los gritos diciendo que se iba a correr:​

  • Córrete, cariño, CORRETEEEEE​


Pero ella se corrió antes que yo y se derrumbó sobre mí. La dejé descansar unos segundos y luego la tumbé boca arriba y la follé rápido. Después, la puse boca abajo y la follé desde atrás, más rápido aún. Cristina no paraba de gemir y gritar, con su cabeza contra la almohada. Cuando se volvió a correr, me corrí yo también dentro de ella.



Cuando me tumbé a su lado, ella rápidamente me abrazó y dijo:​

  • Pues no estabas tan cansado jijiji​
  • Complicado no excitarse contigo, Cris​
  • Te quiero, nene​
  • Yo también, Cris​


Y me dormí sintiendo su abrazo.



CRISTINA

Escuché la respiración de Diego y supe que se había dormido. El pobre estaba muy cansado, siempre le pasaba igual con los vuelos de vuelta desde EEUU, pero tenía ganas de follar con él y sabía perfectamente que con solo calentarlo un poquito, me echaría un buen polvo. “Si es que es muy fácil de manipular, hace lo que yo quiero” pensé satisfecha, tanto por el buen sexo como por mi control sobre él.​
 
59



Una semana más tarde

ANA


Releí el correo que me había enviado Nati. Luego la llamé a mi despacho y le dije:​

  • ¿Quieres ir a esto?
  • Claro, princesa
Le puse mala cara. Era un evento en Madrid, con varias conferencias. Le dije:​

  • ¿Cómo te has enterado de esto? ¿Te lo ha dicho Diego?
  • Que va, me enteré por otro lado y se lo he tenido que sacar casi a la fuerza, sigue siendo tan reservado como siempre jajaja


Sabía que él y Nati hablaban bastante, o más bien, Nati hablaba con él, me podía imaginar a Nati sin parar de hablar y a Diego solo escuchando. Nati había reanudado la amistad con muchas ganas. Le pregunté:​

  • ¿Entonces?
  • Pues estuve buscando información sobre lo que me dijiste y preguntando por ahí, y me enteré que la empresa que más está avanzando en machine learning da una conferencia ahí
  • Ah
  • Son unos cracks, todo el mundo me los ha aconsejado
  • Mmmm
  • Tenemos que ir a escucharlos y creo que estaría bien tomar contacto con esa empresa, no sé, eso te lo dejo a ti
  • Ya… y que Diego también tenga una conferencia no tiene nada que ver ¿no?
  • Jajaja, bueno, un poquito sí
  • Pufff
  • Princesa, no me digas que no te mueres de curiosidad por escucharlo… y podríamos tomar algo con él
  • No, ni hablar de eso
  • Bueno, ya veremos, pero molaría mucho escucharlo
La miré intentando que no se me notara nada en la cara. La realidad es que había escuchado todas sus conferencias, al menos las que había conseguido. Y sí, me encantaría escucharlo en directo. Dudé y le dije:​

  • Mmmm, la conferencia de la empresa esa es el miércoles
  • Podríamos ir mañana martes por la noche y…
  • No, la de Diego es mañana martes
  • Ya pero…
  • Pero nada, lo quiero escuchar
  • ¿De qué va? ¿Le has preguntado?
  • Pufff, claro que le he preguntado, pero ya sabes como es, quitándose importancia, que solo será una pequeña presentación, que no es nada especial… lo típico en él


Sonreí, no había cambiado nada. Le dije:​

  • Pero tendríamos que irnos mañana por la mañana
  • Sí, mira, cogemos el AVE y llegamos con tiempo de sobra, su conferencia es a las 12
  • Ya
  • Venga, princesa, no hace falta que le saludes si no quieres, pero yo sí pienso acercarme y darle un abrazo
  • No es eso, es que tenemos mucho trabajo y…
  • Esto es parte del trabajo
  • ¿Escuchar a Diego?
  • Sabes como es, nunca dice nada que no sea interesante, y luego está lo de la empresa de machine learning, necesitamos coger contactos, tú lo dijiste, si nos ponemos nosotros a ver ese tema por nuestra cuenta, tardaremos años
  • Ya, ya… me parece que pones la excusa de la conferencia esa para poderte escaquear unos días y ver a Diego y a Vane
  • Jajaja, anda, princesa, nos vendrá bien, a las dos
La miré e hice como si lo pensara pero lo tenía claro. Sonreí y le dije:​

  • De acuerdo, dile a Clara que reserve billetes y vuelo
  • SÍÍÍÍ jajaja
  • Nos vamos mañana pero volvemos el miércoles por la tarde
  • No, mira, el jueves también está esta otra que es interesante


Meneé la cabeza suspirando. Dije:​

  • Bueno, vale, el jueves por la tarde
  • Yo lo mismo me quedo
  • ¿Vas a quedar con Vane el fin de semana?
  • Con Vane quedaré entre semana, es imposible que ella pueda quedar en fin de semana con los niños
  • Ah, ¿Entonces?
  • Bueno, está Carlos allí jiji
  • Ahhh, no me acordaba
  • Aprovecharé y que me enseñe aquello
  • Te refieres a que te enseñe los bares y su cama, claro
  • Claro, claro jajajaja
  • Como eres jeje
  • Pero fliparía mucho más si pasara el fin de semana completo con Vane pero es imposible que encuentre una excusa, su marido la deja con los niños y se va con los amigos a jugar al fútbol y esas cosas
  • Ya
  • Pero si consigo verla dos veces durante la semana ya es un triunfo, ufff, solo pensarlo me pongo a temblar jejeje
Y se fue riéndose, muy feliz. Nati era saber que iba a ver a Vane y le daba subidón.



Volví a mirar la pantalla y medité en lo de volver a ver a Diego. Entonces pensé que tenía que llamar a Jorge para contarle lo del viaje, pero me avisó un compañero para ver algo del programa y se me olvidó. No me acordé hasta la noche cuando volvía a casa. Abrí la puerta y saludé pero me fijé que las llaves de Jorge no estaban. Le escribí aunque me imaginaba que estaría con alguna urgencia del trabajo.



Me fui a la ducha y preparé el equipaje. Jorge llegó cerca de las doce. Le conté el viaje sintiéndome culpable por dejarlo varios días solo, sin avisarle con tiempo. Le pregunté si quería cenar algo pero me dijo que no, que estaba muy cansado, que se iba a duchar y acostarse. Me metí en la cama y entonces pensé que llevábamos otra vez semanas sin hacerlo, y que el pobre se merecía un polvo antes de irme.



Lo esperé hasta que llegó y se acostó. Fue a darme las buenas noches pero me pegué a él y lo besé. Fui a agarrarle la polla pero él dijo:​

  • Ana, estoy reventado
  • Ya, lo sé, pero… no sé, voy a estar unos días fuera y…
  • No pasa nada
  • Venga, uno rápido, cari
  • No hace falta
Lo miré extrañada. No es que yo tuviera realmente ganas, pero ya que iba a estar fuera varios días, quería compensarle. Lo intenté de nuevo, besándole y cogiéndole la polla pero entonces dijo:​

  • Es que… me he hecho una paja en la ducha


Me incorporé y le pregunté asombrada:​

  • ¿Cómo?
  • Es que… no sé, para dormir del tirón y…


Lo miré con la boca abierta y le dije:​

  • No… no hagas eso
  • ¿El qué?
  • Masturbarte… si tienes ganas, dímelo, soy tu pareja
  • Ya pero… no sé
  • ¿Es porque lo hacemos poco? ¿Porque nunca tengo ganas? ¿Eso piensas?
  • No, no sé, Ana, yo…
  • Joder, Jorge, si tienes ganas, dímelo… es verdad que últimamente estoy muy… estresada pero si quieres echar un polvo, dímelo
  • Ya, ya…
  • Joder, mierda
  • Perdona
  • No, no te tengo que perdonar, es que… menuda mierda de pareja soy si te tienes que hacer una paja en la ducha
  • Que solo ha sido esta vez, yo…


Y me giré y me eché. Él me abrazó y dijo:​

  • Perdona, cari, de verdad que yo no…
  • No estoy enfadada contigo, lo estoy conmigo
  • No, tampoco es eso
  • Sí, lo es
  • Pero Ana, que es…
  • Buenas noches


Me giré hacia él y le di un pico en los labios y luego me volví a girar cogiendo la almohada. Tenía ganas de llorar.



JORGE

“Joder, he metido la pata hasta el fondo” pensé mientras miraba la espalda de Ana. “Ya es casualidad que justo esta noche quisiera tema” pensé. Me había pasado la tarde con Blanca, follando como conejos y estaba totalmente agotado y seco, no podía echar otro polvo. Me había inventado lo de la paja pensando que eso no la molestaría, que me dejaría como imbécil y ya está, pero Ana se lo había tomado fatal.



Me eché y suspiré, “Encima que le pongo los cuernos, la hago sentir mal” pensé lleno de rabia porque no quería que ella estuviera mal.



ANA

No conseguía dormir. Escuchaba la respiración de Jorge, dormido, y sentía una gran rabia dentro de mí. “Mi novio se tiene que hacer pajas en la ducha porque no follo ni lo mínimo” pensaba sin parar. Todo era por mi culpa, lo tenía claro, él siempre tenía ganas, era yo la que no tenía ganas. “Tengo que hacer lo que me dicen todos, las chicas y Dimi… Diego, relajarme y desconectar… eso haré, lo tengo que hacer, tengo que delegar, e irme de vacaciones con Jorge, y follar hasta dejarlo agotado, se lo debo, y me lo debo a mí”.



Me levanté porque era consciente que, con esa rabia que tenía dentro, no me iba a dormir en mucho rato. Fui al despacho y abrí el portátil. Escribí y al poco apareció Diego en la forma de Dimitri. Necesitaba desconectar de mis problemas de pareja y me puse a hablar con él de nuestros temas favoritos, la informática. Cerré el portátil cerca de las cinco de la noche, y el tren salía a las siete… iba a ser un día muy largo sin haber dormido. Suspiré y me fui a la cama donde me dormí casi de inmediato, más relajada tras horas de conversación con Diego.



A los cinco minutos (o eso me pareció a mí pero en realidad había pasado una hora y pico), sonó el despertador. Me duché, arreglé y me fui tras despedirme de Jorge, aún molesta conmigo misma.



Nati llegó al tren casi en un último minuto, produciéndome una ansiedad que me quitó todo el sueño. Tras echarle la bronca mientras ella se partía de risa, me puse a trabajar mientras ella se dormía. Llegamos a Madrid, dejamos las maletas en el hotel y fuimos a IFEMA. Allí, buscamos la sala y entramos. Era enorme. Al poco, empezó a llenarse y a las doce, estaba hasta arriba. Nati y yo nos miramos sorprendidas. Luego, salió Diego y comenzó a hablar muy resuelto. Era como siempre, cuando hablaba de lo suyo, se le olvidaban de todos sus miedos.



Fue empezar y Nati me dijo al oído “madre mía, está más guapo que nunca”. La miré enfadada pero era verdad, llevaba ropa que le sentaba genial, su corte de pelo, su cuerpo no parecía el que yo recordaba, tan delgado y sin musculatura, ahora se notaba más fuerte… Pero pronto me olvidé de eso y me metí de lleno en lo que contaba. Era súper interesante. El tiempo transcurrió sin darme cuenta, cuando acabó y todo el mundo empezó a aplaudir, incluida yo, me di cuenta que Diego llevaba casi dos horas hablando y me había mantenido totalmente absorta.



Tras terminar, nos levantamos e íbamos a irnos a comer cuando Nati dijo que quería ir a saludarlo y se fue. Diego estaba con un montón de gente rodeándolo y felicitándolo. Nati se metió entre la gente y tiró del brazo de Diego, que al verla, sonrió ampliamente y le dio un abrazo y dos besos. Nati, muy efusiva, le decía lo bien que había estado. Entonces dijo:​

  • Y mira quien me acompaña
Y me señaló. Diego miró en la dirección de su mano y me vio. Le cambió el semblante a preocupación. Inspiré y me acerqué. Le dije:​

  • Hola Diego
  • Ho… hola A… Ana
  • Ha sido muy interesante
  • Gra… gracias


Y nos quedamos callados. Entonces dijo:​

  • No es… no es nada mío, son… conceptos de… que he leído por ahí… que…
  • Ya, solo lees, solo eso
  • Sí, y tengo la suerte de… trabajar con gente muy buena y…
Intentaba estar seria pero no puede evitar sonreír porque Nati tenía razón, era el mismo Diego de siempre, intentando no darse ningún mérito. Nati lo tenía cogido del brazo y dijo:​

  • Nos vamos a ir a comer ¿Vienes Diego?
Miré a Nati con rabia, lo que me faltaba, comer con él. Diego dijo:​

  • No… no puedo, tengo…
  • Vamos Nati ¿No ves como todo el mundo quiere hablar con él?
Diego me miró un segundo y luego apartó la vista para decir:​

  • Sí, lo siento
  • Ohh, que lástima, pero nos alegra mucho haberte visto ¿Verdad, Ana?
Lo miré y afirmé con la cabeza. En realidad no es que me alegrara, es que me había encantado. Nos despedimos, Nati con dos besos y yo con un saludo con la mano, y nos fuimos a comer.



DIEGO

Las vi alejarse. Ana estaba guapísima y me habría encantado ir a almorzar con ellas. Era cierto que tenía otro almuerzo pero habría pasado de él si no hubiera visto la cara de Ana y sus pocas ganas de mi presencia. Suspiré y me volví cuando alguien me llamó desde atrás para irme con ellos a comer.



ANA

Estábamos esperando el primer plato y le dije a Nati:​

  • ¿Para qué le dices que venga a comer?
  • ¿Por qué no?
  • Porque… porque no, Nati
  • Pero no seas cría, princesa
  • No es ser cría, idiota, es…
  • ¿Te da miedo?
  • ¿Miedo? Ja
  • ¿De volver a pillarte por él?
  • Estás tonta, Nati
  • Jajaja, ya has visto lo guapo que está
  • ¿Y te crees que por eso me voy a olvidar lo que me hizo?
  • Todo el mundo merece el perdón ¿No?
  • No, no todos, y además, tonta, tengo novio
  • Lo sé, lo sé… estoy de broma
  • Pufff
  • Pero no pasa nada por volver a ser amigos
  • No puedo ser su amiga, Nati
  • ¿Por qué no?


Levanté los ojos al techo. Nati rio y dijo:​

  • Vane me dio la patada y seguí siendo su amiga
  • Porque te la querías volver a follar
  • Jajaja, bueno, sí pero no
La miré esperando que siguiera. Dijo:​

  • Nunca dejé de quererla y no podía pensar en no volver a hablar con ella
  • Ya, mira, ahí tienes una diferencia, yo no quiero ya a Diego
  • Vale, pero… no sé, todos cometemos errores, él la cagó, contigo y conmigo, pero yo ya lo he perdonado
  • Enhorabuena
  • Ya sé que lo tuyo es mil veces peor pero… Diego no es malo, princesa, lo sabes
  • ¿Y qué?
  • No te digo que te lo folles pero puedes ser su amiga, o al menos, intentarlo
  • No me interesa, Nati… piensa en lo que me hizo y lo que siento cuando lo veo, no es amor, es rabia y me siento como una estúpida por esos meses que estuve esperándolo… no, paso de él
  • Pufff, princesa
  • Ni pufff, ni pafff, que no… no le deseo mal pero no quiero tenerlo a mi lado… por ahora no
  • ¿Por ahora?
  • Quizás dentro de 20 años, pero ahora no
  • Jajaja, bueno, al menos hay esperanza
Meneé la cabeza y me reí. Le dije:​

  • ¿Esperanza?
  • Para que los rescoldos vuelvan a calentarse
  • Yaaaa, claroooo con 50 años jajaja
  • Mira Vane y yo, estuvimos casi cinco años sin vernos, solo hablando por teléfono y mensajes, y fue vernos y…
  • Ya, ya… pero tú eres tú y yo soy yo… tú perdonas fácilmente, yo no
  • ¿Seguro?
  • Segurísimo… y déjame de Diego, tengo hambre, vamos a comer


Tras el almuerzo, volvimos a las conferencias. Nos metimos en otra pero Nati se levantó al poco al empezar a vibrar su móvil. Salió fuera y volvió al poco para decirme:​

  • Me voy al hotel
  • ¿Qué? ¿Por qué?
  • He quedado con Vane, ahora puede
Con una amplia sonrisa en su cara. Me dio un beso en la mejilla y se fue rápidamente. Intenté seguir escuchando la conferencia pero era un tostón y pensé en Nati. Me maravillaba como podía perdonar tan fácilmente. Con María había estado enfadada solo unas horas por haberle ocultado lo de Diego. Y con Vane, que la puteó y la dejó tirada, había seguido intentándolo hasta conseguir volver a estar con ella aunque solo fuera en momentos.



Me quedé por allí intentando ver stands y tomar contactos pero a las seis y pico me harté, estaba fundida y deseando tumbarme en la cama. Llegué al hotel y al salir del ascensor, me topé con Vane. Nos miramos y vi que estaba llorando. Me alarmé y le dije:​

  • Vane ¿Pasa algo?
  • No… no
  • ¿Seguro?
  • Nati está bien… es solo… soy yo… no le he hecho nada, es…
Y se metió en el ascensor. Las puertas se cerraron y me quedé preocupada. Recordaba bien como eran sus despedidas, con reproches y malos ratos y me dirigí muy preocupada a la habitación de Nati. Llamé y Nati no respondió. Me preocupé más y llamé más insistentemente hasta que apareció Nati con una toalla alrededor del cuerpo y me dijo:​

  • ¿Qué pasa? ¿Qué pasa?
  • ¿Estás bien?
  • Sí, estaba duchándome
Di un suspiro de alivio mientras Nati me miraba sin comprender. Le dije:​

  • He visto a Vane
  • Ah
  • Estaba llorando
  • ¿Aún?
  • ¿Va todo bien?
  • Es que… mmmm lo está pasando mal
  • ¿Te ha hecho… daño?
  • No, eso no… ya no es como antes… no se enfada conmigo, al revés… es que… no está bien
La miré sin saber si creerla o no, pero la veía bien. Me dijo:​

  • Mira, ahora en la cena te cuento, que me has pillado a media ducha ¿Vale?
  • Vale… pero seguro que estás bien ¿No?
  • Sí, ha sido una tarde fantástica… es solo que a Vane le cuesta mucho la vuelta a la realidad
  • Ah
  • Venga, déjame terminar la ducha… o si quieres, apúntate jajaja
  • No jajajaja
  • Quedamos a las nueve para ir a comer ¿Vale?
  • Vale


Me fui a mi habitación donde me duché, me tumbé en la cama y luego me vestí sin ganas de nada. Llamé a la puerta de Nati que, como siempre, no estaba lista. Al final, hasta las 10 no estábamos sentadas en un restaurante. Allí, charlamos de esto y aquello hasta que le insistí sobre lo de esa tarde. Nati me dijo:​

  • El sexo ha sido magnífico, como siempre, Vane es… es mi amor, ya lo sabes, y me encanta el sexo con ella
  • Ya
  • Y a ella hacerlo conmigo… pero cuando ya se tenía que ir, ha empezado a llorar sin parar… le pasa siempre desde hace un año o así
  • ¿Por qué?
  • Porque no está bien, no quiere a su marido pero está atada a él por los niños, por el qué dirán… esas cosas
  • Ah
  • Los padres de ella, sus hermanos… Dice que la repudiarían si se enteraran que es lesbiana
  • Tiene que ser duro
  • Mucho… ya casi no folla con el marido, al menos de eso se libra, ella cree que tiene un lio pero le da igual porque no lo quiere, lo odia cada vez más y… cuando está conmigo se olvida de todo pero cuando tiene que irse…
  • Ya
  • Se fue cuando se calmó pero ya veo que seguía llorando ¿no?
  • Un poco, tenía mala cara
  • Me parte el corazón
  • Pero ¿No se plantea dar el paso?
  • No, tiene mucho miedo a que sus hijos y su familia no le hablen… y la entiendo aunque me jode
  • Al final… estas cosas al final explotan
  • No, estas tardes conmigo son una válvula de escape, luego puede estar unas semanas bien, recordando estas tardes hasta que volvemos a quedar
  • Pero Nati… esto no puede acabar bien, lo sabes
  • Es que no podemos hacer otra cosa, princesa
  • Ya pero…


Me dolía en el alma escucharla porque sabía lo mucho que quería Nati a Vane. Le cogí la mano y se la apreté cuando vi una lágrima caer por su mejilla. Se la limpié y dije:​

  • Mírate, ella lo pasa mal pero tú…
  • Claro que lo paso mal, nos hemos hinchado a llorar pero no pienso presionarla, bastante tiene con lo suyo como para que yo la presione
  • Ay, Nati, no te mereces esta situación
  • Nadie la merece, pero al menos, tengo a una persona que me quiere, eso lo tengo clarísimo… y unas amigas que me quieren también… soy afortunada
Sonreí con tristeza. No era para nada afortunada, era un dramón lo que ella tenía. Y estaba segura que eso no iba a acabar bien. Le apreté de nuevo la mano y le dije:​

  • Sabes perfectamente que puedes contar conmigo y con María, para lo que necesites
  • Lo sé, princesa, lo sé


Y ella también me apretó la mano. Entonces, de repente, se rio y dijo:​

  • Van a pensar que estamos enamoradas, princesa
  • Que piensen lo que quieran, me da igual
  • Jajaja
  • Pero vamos, que menudo partido soy
  • El mejor
  • No, soy una mierda de partido
Y entonces le conté lo que había pasado la noche anterior con Jorge. Terminé diciendo:​

  • El pobre se tuvo que hacer una paja porque no lo hago con él ¿Te puedes imaginar? Y ni se queja, soy una cabrona
  • Jeje, una cabrona no, pero ya te he dicho que tienes que follar más
  • Ya pero… no me apetece
  • ¿Desde cuándo llevas así?
  • Pufff, yo que sé… meses
  • Ya.. pues nena, tienes que cambiar
  • Lo sé, lo sé
  • ¿No te atrae Jorge?
  • Claro que me atrae
  • ¿Entonces?
  • Es que… no sé, el estrés, que duermo poco… no sé…
La miré y le dije:​

  • Pero es que encima, cuando lo hacemos, no consigo correrme, Nati, nada, cero
  • ¿No?
  • No, y Jorge es muy bueno en la cama pero… no consigo… joder, es que no lo entiendo, no sé que me pasa
Y noté que ahora era yo la que estaba a punto de llorar. Nati me dijo:​

  • Necesitas desconectar, princesa
  • Ya, todos me lo decís, tú, María, Die… Dimitri
  • ¿Dimitri?
  • Sí, a él no le he contado que no follo ni me corro, pero sí que estoy estresada
  • ¿Y qué dice?
  • Que delegue, que me vaya de vacaciones
  • Eso te lo he dicho yo mil veces y no me haces caso
  • Lo sé, lo sé pero siempre hay tantas cosas que hacer que…
  • Pero nena, que vas a explotar, María y yo lo vemos, estás más delgada, más nerviosa, saltas por cualquier cosa, te cuesta sonreír, joder, que tienes la sonrisa más bonita del mundo y casi no sonríes
  • Jeje, que tonta
  • De tonta nada, es la verdad
  • Gracias pero es que… no sé, tienes razón, tengo el humor cambiado, estoy irritable, gruñona… lo sé, lo sé
  • Tómate esas vacaciones y folla con Jorge sin parar
  • Ya… pero María se dará de baja cualquier día de estos, Antón pasa de todo lo administrativo y solo te quedas tú, no te voy a dejar con todo
  • Pues… no sé, tenemos mucha pasta, contratamos a alguien ¿no?
  • Eso dice Dimitri
  • ¿Ves? Es un ruso loco pero a veces tiene buenas ideas
  • Ya pero ¿A quién, Nati? ¿Te crees que me iría tranquila dejando el negocio en manos de un desconocido?
  • Ya, pero tenemos que pensar en algo
  • Sí, antes de que Jorge me de la patada jeje
  • ¿Jorge? Lleva loco por ti desde los veinte
  • Todo el mundo tiene un límite y a él lo tengo abandonado desde hace unos meses
  • Bueno, la semana que viene nos reunimos María, Antón, tú y yo y pensamos seriamente como planificar tus vacaciones
  • Gracias, Nati
  • Este verano te vas un mes, lo tengo claro
  • ¿Un mes? jajaja
  • Sí, ríete pero te vas a ir un mes para volver totalmente desintoxicada del trabajo y follada, bien follada jajaja


Tras un rato hablando de otras cosas, Nati me dijo con voz melosa:​

  • Princesa
  • ¿Qué?
  • He estado pensando una cosa


La miré sospechando. Ella continuó:​

  • Ya que estamos aquí…
  • ¿Sí?
  • Podríamos quedar mañana noche a cenar con Diego ¿No?
  • Joe, Nati, no me haces ni caso... ¿No hemos hablado de esto durante el almuerzo?
  • Ya pero... no sé, solo una cena de viejos amigos
  • Que no quiero saber nada de él, te lo he dicho mil veces
  • Pero…
  • Pero nada
  • Y luego, quizás ir a bailar ¿Te acuerdas lo bien que se movía?
La miré unos segundos enfadada, pero gracias al vino, me puse a reír y dije:​

  • Sí, era sorprendente jeje
  • Ya te digo, como nos dejó a las tres con la boca abierta cuando se puso a bailar la primera vez con la consola jajajaja
  • Sí, jajaja, pero a mí no me extrañó demasiado
  • ¿No?
  • No, ya me había demostrado que se sabía mover bien jeje
  • Pero eso en horizontal jajajaja
  • Sí, bueno, se movía bien en todas las posturas jajaja
  • Entonces ¿Quedamos?
  • No, yo no, tú haz lo que quieras
  • Pero princesa...
  • Que no, Nati
  • Solo por los viejos tiempos
  • No
  • Pues yo voy a llamarlo mañana para quedar
  • Tú haz lo que quieras pero a mí no me metas… Además, se apuntaría la petarda de su novia, paso de ella
  • ¿Tú crees? Eso sería una mierda
  • Seguro


Seguimos charlando y riendo. Al volver al hotel, llamé a Jorge pero estaba tan avergonzada conmigo misma que no abordé el tema de la paja. Pensé en hablar un poco con Diego/Dimitri pero estaba agotada. Me acosté y, por una vez, me dormí de inmediato.​
 
60



ANA

Llegamos a la cafetería y pedimos el desayuno. Miré a Nati. Para variar, se había traído a Madrid ropa normal y no llevaba esos jerseys y pantalones horribles que tanto le gustaba ponerse. Iba muy mona con el pelo de un solo tono rubio, un pantalón vaquero ajustado y un jersey de cuello alto también ajustado, ambas prendas dejaban ver su figura delgada pero de curvas generosas. Eso sí, casi sin maquillaje, pero estaba muy guapa. Se lo dije y ella se rio:​

  • Creo que es por el sexo de ayer tarde jajaja, que me rejuvenece jajaja
  • Pues te sienta genial jeje
  • Toma nota, nena, el sexo rejuvenece jajaja
  • Entonces tengo que tener pinta de vieja que debe asustar jajaja
Mientras comíamos, miré el programa de conferencias y le dije:​

  • Hasta las doce no es la que nos interesa
  • Ajá
  • Solo dura una hora, no será tan larga como la de Diego
  • ¿Se te hizo pesada?
  • No, Diego tiene un don cuando habla de algo que le gusta, no aburre nada, nunca lo ha hecho ¿no?
  • Cierto ¿Te acuerdas cómo nos quedábamos todos abobados escuchándolo en las escaleras de la facultad cuando se ponía a debatir con alguien sobre no se qué tecnología?
  • Sí, y él ni se daba cuenta de que todos lo admirábamos
  • En fin… Si quieres, podemos ir a este stand antes, me gustó lo que vi ayer sobre sus servidores, podríamos preguntar
  • Vale
E hicimos planes de lo que queríamos ver. Luego, fuimos a IFEMA y nos paseamos tranquilamente, preguntando y cogiendo información y contactos. Luego, buscamos la sala. Era la misma donde habló Diego el día anterior. Llegamos de las primeras y nos pusimos cerca. Sabíamos que esta conferencia había creado bastante expectación entre los profesionales y muchos nos habían dicho que no se la querían perder. Un poco antes de empezar, nos fijamos en que también se había llenado. Habíamos preguntado por ahí y nos habían dicho que iba a hablar una experta muy conocida. A las doce en punto salió una mujer y todo el mundo se calló. Ella sonrió y dijo:​

  • Hola, buenas tardes, me alegra ver que la sala está llena, sé que a quien queréis escuchar es a mi compañera Marta pero antes os quiero contar un poco quienes somos y lo que hacemos, pero tranquilos, seré breve


Había un silencio total en la sala. La mujer imponía, guapa, elegante y muy atractiva. Era una morena de unos cuarenta pero muy bien llevados. Llevaba un traje pantalón que le quedaba como un guante. Tenía la chaqueta abierta y dejaba ver una camisa rosa clara que no ocultaba el generoso pecho que tenía, pero sin mostrar nada ya que llevaba casi todos los botones cerrados. Continuó:​

  • Mi nombre es Sonia Gartán y soy la directora general de AnSI Dev España


Siguió hablando y Nati me dijo al oído:​

  • Madre mía, que pedazo de tía
  • Sí, impone
  • Está buenísima, me está poniendo cachonda jaja
Me reí por lo bajo, Nati como siempre pensando en lo mismo. Volví a prestar atención a la conferencia. Sonia continuaba explicando y entonces dijo:​

  • Pero esto mejor os lo cuenta nuestro gerente de desarrollo, Daniel SanMartin
Y entonces entró un chico joven, de unos treinta, de nuestra edad. Muy guapo y atractivo. El chico dio las gracias a Sonia y siguió contando cosas de la empresa. Miré a Nati que puso los ojos en blanco, también le gustaba, pero era algo obvio, el chico era guapo, atractivo y simpático, se metió rápidamente al público en el bolsillo. Tras cinco minutos contando experiencias y trabajos, dijo:​

  • Bueno, pero no os voy a cansar más, es hora de que os presentemos a la estrella de la conferencia, nuestra compañera y experta, Marta Solvento, a la que todos estáis deseando escuchar
Y entró una chica rubia, bajita, delgada y con gafas. Llevaba una falda ejecutiva que mostraba una figura sexi aunque de pocas curvas comparada con su compañera. La chica entró sonrojada y algo cortada, no tenía la desenvoltura de sus compañeros. Nati se me acercó al oído y dijo:​

  • Ufff, que tía más sexi, parece una profe sexi, la mataba a polvos jajaja, bueno, a los tres jajajaja
Sus compañeros se retiraron del escenario. Me fijé que ella miraba fijamente a Daniel, temerosa, y que él sonreía y ella le devolvía la sonrisa tímidamente. Luego, Sonia pasaba a su lado y le decía algo bajito sonriendo, claramente le estaba dando ánimos, y Marta rio bajito. Entonces, una vez sola, comenzó a hablar algo insegura y con voz baja, pero poco a poco, se le quitó la timidez y observé que le pasaba como a Diego, en cuanto empezaba a hablar de algo que dominaba y controlaba, era un pozo de conocimiento y saber. Además, se explicaba bien, con ejemplos claros y sin muchos tecnicismos.



Al terminar, le dije a Nati:​

  • Tenemos que conseguir la colaboración de esta gente
  • Ha estado genial ¿Verdad?
  • Una pasada, ven, corre, intentemos hablar con ellos
Vimos que se había reunido un montón de gente alrededor de los tres. Nos acercamos a Daniel y nos presentamos. Él dijo:​

  • Llamadme Dani
Le contamos que estábamos con un proyecto donde íbamos a necesitar implementar algo como lo que había contado Marta, y que nos gustaría hablar con ellos para ver si era posible una colaboración. Dani nos preguntó algunas cosas de nuestra empresa y le estuvimos contando. Llevábamos como diez minutos hablando cuando él dijo de repente:​

  • Ay, mierda
  • ¿Qué pasa?
  • Perdonad, tengo que ir… un momento
Y salió casi corriendo. Vi que iba hacia donde estaba Marta rodeada de gente preguntando y felicitándola. Vi que Marta tenía cara de estar pasándolo mal, agobiada. Dani llegó donde ella estaba y la cara de ella cambió a alivio absoluto. Vi como ella le cogía la mano y se la apretaba con fuerza. Dani hablaba con todos, sonriendo, pero mirando a Marta constantemente. Le dije a Nati:​

  • Esos dos… esos dos son pareja
  • ¿Sí?
  • Míralos, él ha ido a rescatarla
  • Jajaja
  • Sí, tú ríete, pero esa chica es tímida, y cuando él se ha dado cuenta como estaba, ha ido corriendo a rescatarla


La actitud de Marta cambió con él a su lado. Sonreía y contestaba, ya no parecía agobiada. Entonces, él nos miró y dijo algo para venir hacia donde estábamos nosotras pero trayendo a Marta. Dijo:​

  • D: Ana, Nati, os presento a Marta, nuestra megacrack
  • M: Dani, no seas tonto
  • D: Es la verdad, ellas se han quedado maravilladas después de escucharte, cariño
Marta alzó los ojos al techo y luego dijo:​

  • M: Lo que no dice es que yo solo soy una más del equipo, y que me obliga a venir a estas cosas aunque no me gusta hablar en público
  • D: Pero si lo haces genial ¿Verdad, Ana?
  • A: Ha sido súper interesante y muy bien explicado
  • M: Gracias, pero como digo, somos un equipo, cualquiera podría haber explicado esto
Estuvimos un rato hablando, los dos me cayeron genial desde el primer momento, bromeaban mucho y tenían mucha complicidad entre ellos. Marta, con pocas personas, no era tan tímida, o más bien, no era tímida cuando estaba con Dani porque cuando él se fue un momento, se volvió a quedar como cortada. Le dije:​

  • Sois… pareja ¿No?
  • Es mi marido
  • Ah
  • Por eso es tan exagerado, siempre es exagerado con sus alabanzas hacia mí, no le hagáis mucho caso jeje
  • A mí me parece que tiene mucha razón, de verdad que has estado muy bien
  • Gracias pero… esto no es lo mío jeje
  • Ya, pero con más razón, no es lo tuyo y lo has bordado
Marta se puso colorada. No era una persona que le gustara ser centro de atención y le costaba recibir piropos, estaba claro. Entonces, llegó Dani con Sonia, nos presentó y Sonia nos dijo:​

  • S: Ah, Anatim… os conozco
  • A: ¿A nosotras? Pero si somos una pequeña empresa de Málaga
  • S: Tengo contactos, querida, y no sois tan pequeños
  • D: Ufff, Sonia sabe todo de todo el mundo jeje
  • S: Sé lo importante, y a vosotros os conozco, sé que habéis tenido una fuerte inversión hace poco
  • A: Ehhhh, sí (extrañada)
  • S: ¿Y qué necesitáis de nosotros?
Le expliqué de nuevo lo mismo que a Dani. Sonia escuchó y luego dijo:​

  • S: Lo podemos hablar sin problema, pero ahora tenemos que irnos al almuerzo
Nos miró y dijo:​

  • S: ¿Os apuntáis? Quizás os aburráis pero habrá gente interesante
Miré a Nati. Ir con ellos a un almuerzo y conocer más gente y hacer contactos era una pasada. Les dije que encantada y nos apuntamos.



El almuerzo fue interesante. Nos sentamos junto a Dani, Marta y Sonia. Observé que todo el mundo trataba con mucho respeto a los tres, y como Sonia sabía manejarse en ese ambiente de negocios, porque eso era, un almuerzo de negocios. Me dio mucha envidia ver como hablaba Sonia, era una mujer segura y fuerte, una directora de verdad, no como yo. Y esa fuerza que mostraba contrastaba con su belleza. Con tanta gente, la que casi no hablaba era Marta, que se notaba claramente que no estaba cómoda. Nati bromeaba con ella y rápidamente congeniaron, riendo las dos por lo bajo. Mientras, yo hablaba con Dani que me contaba cosas de la gente de la mesa y me metía en conversaciones.



Al terminar, nos fuimos a despedir. Quería pedirles una cita para hablar con más detalle de una colaboración y Sonia me dijo:​

  • De acuerdo ¿Cuándo volvéis a Málaga?
  • Mañana por la tarde
  • Pasaos por la mañana a las diez, tomad


Y me dio su tarjeta. Le di la mía y Marta preguntó:​

  • ¿Vais a ver alguna conferencia más?
  • Sí, creo que sí
  • Bien… nosotros tenemos un par de reuniones, quizás nos veamos por ahí
Y nos despedimos de ellos. Nati y yo nos fuimos muy contentas, nos habían gustado mucho los tres y si conseguíamos un acuerdo, nos encantaría trabajar con ellos.



JORGE

Estábamos terminando el turno y se me acercó Blanca:​

  • ¿Nos tomamos una cerveza?
  • Mmm, no sé, Blanca
  • ¿Qué pasa?
  • Nada
  • Nada los cojones, cuenta
  • Que no pasa nada
  • Sí, algo pasa… venga, vamos a por esa cerveza y me cuentas
Me fui con ella. En el bar le conté lo que me había pasado con Ana. Blanca se tronchaba de risa:​

  • ¿Que le contaste que te habías pajeado en la ducha??? jajaja
  • Joe, Blanca, que no tiene gracia, estoy preocupado
  • Pero nene jajajaja, vale, es verdad que ese día te dejé seco jajaja pero, no sé, dile que estás cansado
  • Pues me siento fatal, solo se me ocurrió eso y ahora ella se siente culpable y yo no quiero hacerle daño a Ana
  • Le pones los cuernos
  • Ya pero no se va a enterar y ojos que no ven…


Blanca me sonreía meneando la cabeza. Le dije:​

  • Es que también es mala suerte, para una vez que lo quiere hacer
  • Jajajaja
  • Estaba totalmente reventado
  • Lo sé, nos pasamos mucho ese día follando
  • Muchísimo
  • Pero estuvo de puta madre
  • Sí, jeje


Blanca me miró, estaba super guapa y me entró un escalofrío por todo el cuerpo. Ella dijo:​

  • Al día siguiente lo arreglarías ¿no?
  • ¿Arreglar?
  • Que te la follaste ayer noche
  • Ah, no… se ha ido de viaje
  • ¿De viaje?
  • Sí, unos días
  • Ahhh, que estás de rodríguez jeje
  • Sí, más o menos
  • Mmmmm interesante
  • No, Blanca, ya te he dicho que me siento mal
  • Pero eso lo arreglo yo, nene
Y me besó, y le devolví el beso con ansia.



ANA

Tras varias horas dando vueltas y entrando en alguna conferencia más, decidimos irnos cuando nos encontramos con Dani y Marta. Nos saludamos de nuevo y Dani nos preguntó:​

  • ¿Habéis venido con vuestras parejas?
  • No, no, nosotras solas
  • ¿Tenéis planes para esta noche?
  • Ehhh, no, bueno, buscaremos un restaurante para cenar
  • Si os apetece, veniros con nosotros, que vamos a tomar unas cervezas para celebrar la gran presentación de Marta
Marta le dio un pequeño empujón y dijo:​

  • Pero serás… no es por eso, es que vamos a ir a tomar algo con Sonia y su marido
  • Ah, pero no queremos molestar
  • No, mujer, si nos habéis caído muy bien, a los tres, veniros, anda
  • ¿Sí? Bueno… ¿Nati?


Nati, muy sonriente, dijo:​

  • Claro que iremos


Dani y Marta fueron a llamar a Sonia y Nati me apartó un poco y dijo:​

  • Seguro que el marido está como un tren
  • ¿Por?
  • Ya la has visto a ella, no es de las que se conforman con cualquiera
  • Jeje, por cierto ¿Tú no ibas a quedar con Diego?
  • Ayer me chafaste mi idea… Quedaría con él si fuera para estar solo los tres, pero si viene Cristina no será lo mismo. Y además, éste es un buen plan


Marta se nos acercó y dijo:​

  • Hemos quedado en un bar ¿Cogemos un taxi y vamos juntos?
  • Claro


Cuando llegamos, aún no estaba Sonia y empezamos a tomar algo. Al poco llegaron Sonia y un apuesto hombre de unos cuarenta. Los saludamos y él se presentó:​

  • Hola, soy Fran
  • Yo soy Ana
  • Y yo Nati
Corriendo nos pusimos a charlar y reír, pero antes, Nati me dirigió una mirada de “¿Ves como tenía razón?” porque sí, había acertado, el marido estaba muy bueno.



Nos lo pasamos muy bien con ellos, bebiendo y comiendo. Cuando nos despedimos fue una pena, pero al día siguiente tenían que trabajar y nosotras también. Nati y yo nos volvimos en taxi y mientras esperábamos, ella me dijo:​

  • Me encantan esos cuatro
  • Sí, son muy simpáticos
  • Y están muy buenos jajaja
  • Sí jeje
  • Me los follaba a todos jeje
  • Ya, eso seguro
  • Pero son dos parejas que se quieren mucho, te has dado cuenta ¿no?


Lo cierto es que se notaba, se acariciaban mucho, se sonreían… y sus miradas, eran miradas de amor. Marta era quien más muestras daba, siempre tocando a Dani, mirándolo de una forma que mostraba que lo adoraba, pero es que Dani era igual, menudos dos tortolitos. Sonia y Fran eran menos descarados pero eran igual, se les notaba que ahí había amor de verdad. Le dije:​

  • Me parece que Marta y Dani llevan poco tiempo juntos ¿no?
  • Que va… desde los veinte
  • ¿En serio?
  • Sí, eso me ha contado Marta
  • Joe, y aún están así… increíble
  • Que bonito ¿no?
  • Ufff, que envidia jajaja
  • ¿Sabes a quién me han recordado?
  • No
  • A ti y a Diego
  • Tía, vete por ahí
  • No, en serio, cuando estabais juntos erais así


Me callé unos segundos y luego dije:​

  • Era muy joven e ingenua
  • Tía, lo querías con toda tu alma
  • Sí, bueno, lo dicho, tonta e ingenua
  • Era muy bonito veros juntos
  • Hace mucho de eso
  • Nunca entenderé como pudo dejarte, si te miraba todo el tiempo abobado
  • Pues se ve que no era para tanto
  • Se lo he preguntado varias veces, pero siempre sale con lo mismo, que si fue una decisión que tuvo que tomar, que si fue lo mejor…
  • ¿Lo mejor? Será cabrón
  • Aquello fue muy raro
  • Ya lo dice él, tomó una decisión
Nos callamos y luego ella dijo:​

  • Y ahora está con Cristina que no te llega a la suela de los zapatos
  • Jajaja, algo tendrá
  • Ya, tiene que ser una fiera en la cama
  • Oye, tonta, que yo era una fiera con él, que ahora esté así no quiere decir que no sea buena en la cama
  • Jajaja
  • Era muy buena, que te enteres, no parábamos de hacerlo, y también lo era con Jorge hasta hace un tiempo
  • Pero princesa, que lo sé perfectamente, que tuve la suerte de estar con los dos
  • Jajaja, pues eso, que Jorge esté descontento conmigo por mis pocas ganas lo entiendo, pero te aseguro que Diego no estaba nada descontento, que por el sexo no fue por lo que me dejó
Me callé recordando y dije:​

  • Joe, como he cambiado, Nati, con Diego estaba todo el día cachonda y ahora… ahora me he vuelto una frígida
  • No, eso no
  • Pues tú dirás, no tengo ninguna ganas de sexo, pero ninguna, lo hago por… por obligación, no por ganas
  • Pero eso cambiará cuando te relajes
  • No sé yo…
Nati me abrazó y dijo:​

  • Cuantas más vueltas le des, más te vas a agobiar con ese tema, tienes que dejar que surja, no planificarlo
  • Lo sé, lo sé… pero me tiene muy preocupada
Entonces llegó el taxi y entramos, dejando la conversación.



DANI

Entramos en nuestro dormitorio charlando sobre el día. Me quité la ropa escuchando a Marta contar cosas mientras ella se quitaba los zapatos, la falda y los pantis, quedándose en bragas y con la camisa que le llegaba por la cintura. Se levantó y fue al baño sin parar de hablar, mientras yo no quitaba ojo de su culo, bien marcado por un culote negro.



Habíamos bebido algo más de la cuenta y ambos estábamos con la risa tonta. Marta contaba como alguien le había preguntado una tontería y ella se reía porque se había visto en un compromiso de como responderle sin hacerle parecer tonto. Fui al baño y la vi delante del espejo, quitándose el maquillaje. Ella me vio a través del espejo y me sonrió. Luego, se agachó para echarse agua en la cara y al ver su culo en pompa, ya no pude aguantarme más y me situé en su espalda.



Cuando Marta se incorporó, me pegué a ella y se rio al notar mi erección. Dijo:​

  • Espera, nene, deja que me limpie la cara
  • Hoy estabas súper sexi
  • ¿Sí? jajaja
  • Sí, de buena ganas te hubiera follado allí en el escenario
  • Que mal estás jajaja
Marta se secó la cara con una toalla y luego se giró, poniéndose de cara a mí y me dijo:​

  • Déjame cinco minutitos, que termine de limpiarme
  • Que guapa eres, Marta
  • Pero si ya casi no tengo maquillaje jajaja
  • Por eso, así estás muchísimo más guapa
  • Que tonto
Y me besó y nos liamos en un largo y húmedo beso mientras le desabrochaba la camisa y la tiraba al cesto de la ropa sucia. Luego, siguió su sujetador y le acaricié los pezones, muy duros. Ella, mientras, me había sacado la polla de mis boxers y movía su mano a lo largo de ella, masturbándome despacio. Entonces paramos el beso y me dijo:​

  • Mmmm aunque estoy enfadada contigo
  • ¿Conmigo?
  • Sí, me dejaste sola y teníamos un trato
  • Jajaja pero…
  • Pero nada, el trato era que yo hablaba en la conferencia pero luego tú respondías las preguntas, y me dejaste sola, malo
  • Estabas con Sonia, lo vi
  • Pero a ella no paran de saludarla y hablarle, lo sabes
  • Lo siento, nena, fui corriendo en cuando te vi sola
  • Mmmm Creo que te mereces un castigo
  • ¿Un castigo?


Entonces me empujó hasta la cama y me tiró en ella pero ella se quedó de pie mirándome y dijo:

  • Sin sexo por dejarme sola
  • Jajaja, que mala
  • Sí, lo pasé muy mal allí sola
  • Pero si solo fueron treinta segundos


Marta me miraba intentando no sonreír, casi desnuda porque solo tenía el culotte. Intentaba hacerme sufrir, y así era porque la miraba y me costaba no cogerla y arrastrarla a la cama conmigo, notaba como mi polla palpitaba de excitación sin poder apartar mi mirada de ella. Entonces Marta suspiró y dijo:



  • Jooo, que mierda
  • ¿Qué pasa?
  • Estoy pensando con qué te puedo castigar ¿Sin sexo oral? ¿Sin sexo anal? ¿Sin sexo?
  • Que mala jajaja
  • Pero es que todo me gusta, sería más bien un castigo para mí, no te puedo castigar con algo de sexo, imposible


Entonces se subió a la cama y me cogió la polla mientras decía:​

  • No es justo, todas las mujeres pueden usar el sexo como arma y yo no
  • Yo creo que sabes usar muy bien el sexo
  • No, estaba intentando pensar en algo para castigarte pero viendo esto (moviendo su mano a lo largo de mi polla) solo podía pensar en las ganas que tengo de chuparla
  • Jajaja


Entonces, se inclinó, sacó la lengua y me la lamió lentamente, para luego metérsela en mi boca lanzando uno de sus suspiros de satisfacción que tan bien conocía.



FRAN

Entré en nuestro dormitorio y escuché correr el agua en el lavabo del baño. Me desvestí y salió Sonia del baño, cepillándose el pelo. Le dije:​

  • Basura tirada ¿Algo más?
  • ¿Has mirado a los niños?
  • Claro, siguen dormiditos
  • Bien, a ver si aguantan toda la noche
  • Pufff, sería un milagro jeje
Sonia llevaba puesto un camisón corto de tirantes. Me metí en el baño y me limpié los dientes. Al salir, me acosté sin ver a Sonia aunque imaginaba que había ido a ver de nuevo a los niños. Al volver, se sentó en la cama y cogió de nuevo el cepillo. Dijo:​

  • Vaya día, odio estar todo el día fuera de la oficina
  • Odias aguantar a la gente
  • Sobre todo si son gilipollas
  • Pero esas dos chicas te han caído bien ¿no?
  • Sí, ellas sí


Me incorporé y le bajé un tirante para besarla en un hombro desde atrás. Le dije:​

  • ¿Uno rapidito?
  • ¿Rapidito? No, cariño, uno completito
  • Jeje, pensaba que estabas cansada
  • Sí, mucho, pero no para eso
Sonreí mientras le echaba a un lado el pelo para besarla más en el hombro y cuello, mientras que con la mano, bajaba más el tirante dejando un pecho al descubierto. Se lo acaricié sin dejar de besar su cuello y oreja. Sonia dejó el cepillo y se giró para besarme y nos tumbamos en la cama sin parar de besarnos. Luego, bajé a su pecho y lo besé y chupé con ansia. Sonia, a pesar de los dos embarazos, seguía teniendo unas tetas geniales, bien puestas y grandes, y seguía manteniendo su figura, nadie diría que había tenido dos niños.



Le subí el camisón un poco, no llevaba bragas y le pasé un dedo por el coño, ya mojado. Me puse encima de ella con intención de penetrarla pero ella dijo:​

  • Espera, cariño, antes quiero chupártela
Me tumbé boca arriba mientras Sonia bajaba y me cogía la polla lamiéndola y luego metiéndosela en la boca, chupando despacio. Tiré de ella y la puse encima, comenzando un 69 con mi lengua lamiendo su clítoris.



Tras unos segundos, escuchamos “PAPIIII, MAMIIII, BUAHHHHH” y nos paramos. Sonia dijo:​

  • No, no, no…
Entonces se quitó de encima y me miró con cara de circunstancia. Se levantó y mientras se recomponía la ropa, dijo:​

  • Con las ganas que tengo… espera a ver si no es nada
Y se fue, pero yo sabía que no, que cuando la pequeña se despertaba así… Y en efecto, al poco escuché como venía Sonia diciendo “Ya está, tesoro, si no pasa nada, es solo una pesadilla…”. Al poco, entró Sonia con nuestra pequeña en brazos, que lloriqueaba y sorbía. Me vio y dijo:​

  • Papi, los monstruos
  • Bichito, que no existen, ya lo sabes
  • Sí, pero…
Y se puso a llorar. Sonia me la pasó y la puse en la cama. Sonia me miró meneando la cabeza y luego, sacó unas bragas y se las puso, para luego tumbarse con la nena entre los dos. Al poco, la peque ya dormía en un sueño intranquilo. Sonia me miró y dijo:​

  • Lo siento, amor
  • Yo también, pero es lo que toca
  • Ya…
Sonia suspiró y dijo:​

  • Este fin de semana les dejamos los niños a mi hermana y aprovechamos ¿Vale?
  • Claro
Sonia me miró con una sonrisa triste y la besé tiernamente. Nos miramos sonriendo y cruzamos nuestras manos sobre la peque. Me dijo:​

  • Te quiero, Fran
  • Te quiero, Sonia, muchísimo
  • Buenas noches, amor
Y nos volvimos a dar un beso tierno.​
 
61



SONIA

Salí del despacho para ir al encuentro de Ana que me esperaba en recepción. Le di dos besos y le pregunté:​

  • ¿Y Nati?
  • Ha preferido ir a ver una conferencia… no le gustan estos temas de negociaciones jeje
  • Ah, de acuerdo…Pasa, pasa…
Y la llevé a mi despacho. Ana sonreía mirando nuestras oficinas que eran grandes y espaciosas. Le dije que luego la llevaría donde estaban Marta y Dani. Al entrar en mi despacho, Ana vio a Diego y le cambió el semblante. Les dije:​

  • Me ha dicho Diego que os deje solos unos minutos para explicarte una cosa, ahora vengo


Y salí para ir a ver a Marta que estaba en su despacho, con la cabeza metida entre sus tres monitores. La saludé pero no se enteró hasta que la toqué en el hombro y le dije:​

  • Tierra a Marta
Entonces levantó la cabeza y me sonrió diciendo:​

  • Perdona, estaba intentando…
  • En tu mundo, ya
  • Jeje, sí
  • Ha llegado Ana
  • Ah, bien
  • Está con Diego
  • Ya ¿Se ha enfadado como Diego creía que podía pasar?
  • No, no, más bien estaba desconcertada
Esa mañana, Diego y yo nos habíamos reunido para hablar de varios temas y cuando le comenté que había conocido a Anatim y que hoy nos visitaría, dijo que quería hablar con nosotros tres, Conmigo, Marta y Dani. Nos habíamos reunido y nos había explicado que conocía a Ana y Nati desde la universidad y que había invertido en su empresa (cosa que yo sabía porque solía estar al tanto de muchas inversiones de Diego). Nos dijo que estaba en sus planes proponer una cooperación de AnSI con Anatim pero que si ya habíamos tomado contacto, entonces mucho mejor, así él no se tendría que involucrar. Nos dijo que le gustaría que los tratáramos de forma preferente si nos parecía bien… y que actualmente Ana no se llevaba bien con él, y por eso, antes de comenzar Ana y yo las negociaciones, él quería explicarle un poco sobre nuestra empresa, porque Diego era el accionista mayoritario de AnSI a nivel de España pero también del resto del mundo, era su empresa principal aunque él no tenía ningún puesto “público” concreto, prefería quedar en un anonimato especial respecto al tema de administración porque lo que le gustaba y apasionaba era la parte tecnológica y de investigación. Lo último que nos dijo Diego es que Ana lo mismo no se tomaba a bien que él fuera el dueño de AnSI.



Marta me sonrió y dijo:​

  • Para mí que entre ellos hubo algo
  • Es evidente por como ha hablado de ella
  • Mmmm… Si él no está enfadado pero ella sí, imagino que él la dejó ¿No?
  • Sí, seguro
  • Que raro, Ana es preciosa e inteligente
  • Ya ves tú, y luego acaba con ese pendón de Cristina
  • Jajaja, la tienes atravesada
  • Es una chula engreída
  • Algún día convencerá a Diego para trabajar aquí
  • Ese día me iré, no trabajaré nunca con esa trepa


Lo tenía clarísimo, sabía perfectamente como eran las personas como Cristina y lo manipuladora y borde que era. Había tenido un par de discusiones con Diego al respecto, con cuidado porque al fin y al cabo, era su prometida, pero se lo había dejado claro. Él, por ahora, lo había entendido pero también sabía que cuando ella quisiera, lo manipularía para entrar en la empresa, tenía claro que eso acabaría por ocurrir, y ese día, me iría.



Miré a Marta que sonreía mucho. Le pregunté:​

  • ¿Y Dani?
  • En una reunión
  • Estás muy sonriente, seguro que anoche os lo pasasteis bien ¿Eh?
  • Jajajaja
  • Que suerte
  • ¿Vosotros no?
  • Ya quisiéramos… la peque volvió a tener pesadillas
  • Oh
  • Con el vino y la tontería estaba con muchas ganas pero… no pudo ser
  • Pero ¿Empezasteis y os interrumpió o fue antes de empezar?
  • Se la estaba chupando, nena, y disfrutándolo con ganas, imagínate
  • Jajaja, lo sientoooo
  • Ya, más lo siento yo.. últimamente no podemos echar un polvo decente, todos rápidos, que me gustan ¿eh? todo lo que sea con Fran me gusta, pero… necesito echar uno de nuestros polvos, de los “especiales”
  • Jajaja
  • A ver si este finde puedo dejar a los niños con mi hermana aunque es difícil pillarla
  • Nos los dejas a nosotros
  • ¿Podéis?
  • Claro, sin problema
  • Ay, gracias, Marta, que no sabes como necesito que Fran me eche un buen polvo
  • Jaja
  • Sí, tú ríete, ya te enterarás cuando tengas a tus niños
  • Aún falta
  • Pero todo llega
  • Jeje
  • Bueno, y no te pregunto por tu polvo porque ya te veo la cara
  • Jajaja, fabuloso, como siempre jajaja
Sonreí, Marta era totalmente transparente, se le notaba muchísimo cuando estaba contenta o desanimada. Le dije:​

  • Bueno, te dejo, voy a ir a ver si Dani necesita algo
  • Vale
  • Luego vendré con Ana, si es que no se va enfadada
  • Espero que no
  • Hasta luego


Marta me sonrió y luego, volvió a sus monitores.



DIEGO

  • Ho… ho… hola, Ana
  • No me jodas, Diego
  • ¿Qué?
  • ¿Esto es tuyo?
  • Bueno, sí… esta es mi empresa principal, lo de GR es solo una inversión
  • ¿Y esto lo has organizado tú? ¿Todo lo de ayer con Sonia, Marta y Dani?
  • No, mmmm no
  • Joder, no me lo puedo creer
  • Déjame explicarte ¿Te… te sientas? Por favor…


Ana me miró seria. No parecía enfadada, más bien cansada o hastiada. La miré un segundo pero aparté la vista. Estaba preciosa, con su pelo rubio suelto, y un traje con falda que le quedaba genial, muy profesional. La escuché suspirar y luego se sentó. Le dije:​

  • Yo…
  • Tú te tienes que meter en todos nuestros asuntos ¿no?
  • No, no es eso, Ana
  • ¿Entonces?
  • Es que… mmmm por favor, escúchame antes de tomar una decisión
Ella no dijo nada, esperando. inspiré y le dije:​

  • Sí, soy el dueño de AnSI, y Sonia es mi mano derecha aquí en España y en el resto de Europa, ella dirige todos los AnSI de Europa
Vi que eso la sorprendía pero continué:​

  • La fundé hace años en Estados Unidos y aquí vinimos hace casi cinco años. Un amigo me recomendó a Sonia y fue la mejor recomendación de mi vida, es una mujer de total confianza, trabajadora, eficiente, inteligente,... es una gran profesional
  • Ya
  • En la primera entrevista ya supe que la quería en mi equipo, y luego, al conocer a su marido, también lo intenté pero él nunca ha querido, dice que no hay que poner todos los huevos en el mismo cesto
Había intentando bromear pero Ana me seguía mirando seria. Continué:​

  • Luego, Sonia me presentó a Marta y Dani en una fiesta y también supe que los quería en mi equipo. Dani también es muy eficiente y muy bueno en lo que hace, cosas que a mí no se me dan nada bien, ya sabes, interactuar con la gente, y Marta es… bueno, ya la has conocido ¿no?
  • Es… es una mujer súper inteligente y…
Me levanté nervioso. Di unos pasos y luego continué:​

  • Ella es… es como tú, Ana
  • ¿Cómo yo?
  • Sí, trabajar con ella es como cuando trabajaba contigo, es una persona que te hace pensar y plantearte las cosas, que capta todo a la primera, que…
  • Diego, no te acuerdas como era yo
  • Sí, perfectamente
  • No, a mí todo me ha costado siempre muchísimo, me costaba entenderte
  • No, Ana, verás… hay pocas personas con las que me guste hablar, debatir, porque la gente o no me entiende o me sigue el rollo sin saber de qué hablo ¿Entiendes?
  • No
  • Tú me preguntabas sin cesar hasta entenderlo perfectamente, pero se notaba que captabas la idea rápidamente, tus preguntas las hacías para ir cerrando el cerco… y esas preguntas eran a veces tan sorprendentes que muchas veces me hacías replantearme cosas o se me ocurrían otras
La miré ansioso pero ella no dijo nada:​

  • Con Marta me siento así, me encanta hablar con ella porque me plantea ideas o dudas o nuevas vías para resolver algo porque ella no para de plantearse cosas
  • No sé que me quieres decir con esto
  • Quiero decir que formé aquí un gran equipo, con Sonia como directora, con Dani como segundo de ella aquí en España y con Marta como investigadora principal
  • Enhorabuena
  • Gracias
  • Pero ¿Qué tiene que ver con por qué estoy aquí? Además de ese intento de halagarme con una mentira
  • ¿Qué mentira?
  • Compararme con una chica que evidentemente es mucho más lista que yo
  • Eso no es cierto… me refiero a que sea más lista, las dos lo sois… y no te quería comparar… yo… era para que vieras que es… bueno…


Me levanté otra vez nervioso. Le dije:​

  • Por Nati sabía que veníais a las conferencias y sabía que ibais a asistir a la de Marta
  • Ya
  • Y sé que en Anatim os vendría bien ayuda en una parte técnica y quizás de administración, por eso pensaba proponerle a Nati que te dijera de cooperar con AnSI, porque estaba seguro que tras escuchar a Marta, veríais que es una persona que os puede ayudar
  • ¿Sabes que necesitamos ayuda en esa parte? ¿Has incumplido nuestro acuerdo de que no te ibas a meter?
  • No, no
  • Entonces ¿Cómo sabes eso?
  • Yo…


ANA

Miré a Diego disfrutando por haberlo puesto en un compromiso. Me había desarmado al escuchar como recordaba aquellos años en los que estábamos juntos, como recordaba mis preguntas, mi ganas de aprender… No me veía como alguien especialmente inteligente pero sí intentaba comprenderlo todo.



Y ahora lo que me parecía es que estaba intentando halagarme para soltarme algo gordo, y al escuchar lo de la ayuda, supe por donde iba pero quise hacerle sufrir un poco. Le dije:​

  • Prometiste no inmiscuirte en nuestra empresa
  • Y no lo he hecho, de verdad
  • ¿Entonces?
  • Yo…
Sabía cómo conocía mis problemas, por Dimitri. Esperé ansiosa a ver si era capaz de reconocerlo pero dijo:​

  • Nati me lo dijo
  • ¿El qué?
  • Que… la reunión con Cristina, tus dudas y… que estás estresada y… y lo de la nueva rama de trabajo y…
  • Espera, espera… ¿Nati te ha contado que estoy estresada?
  • Sí, está preocupada por ti
  • ¿Y qué? Es normal que esté estresada
  • Ya pero ella… Mira Ana, Sonia te puede apoyar si lo necesitas
  • ¿Sonia? ¿Una desconocida?
  • Sí pero…
  • ¿Quieres meter a Sonia en mi empresa?
  • No, no… espera
Lo miré, estaba totalmente angustiado. Dijo:​

  • Sé que con Cristina no hay… no hay buena relación
  • Ajá
  • Y he pensado en… si te parece bien, solo si te parece bien…
  • ¿Qué?
  • Cambiar a Cristina por Sonia
Lo miré sorprendida. Dijo:​

  • Solo si estás de acuerdo
  • Yo…
Ahora era yo la que no sabía que decir ¿Quería quitar a su novia porque yo no me llevaba bien? ¿O ella le había dicho que estaba harta de nosotras? Dije:​

  • ¿Es cosa de Cristina?
  • ¿El qué?
  • No querer seguir con nosotros ¿no?
  • No, ella… ella aún no lo sabe
  • ¿No lo sabe?
  • No… yo… tengo que tratar con ella este tema con cuidado


Lo miré aún más sorprendida. Estaba moviendo todo esto al margen de Cristina, y con lo que sabía de ella, seguro que le armaría un buen pollo. Me reí y le dije:​

  • ¿Eres consciente de como se lo tomará ella?
  • Sí pero… Ana, te dije que no quería ni meterme ni poneros obstáculos, y si Cristina lo es, lo hablo con ella
  • ¿En serio?
  • Pero… No conozco a Sonia
  • Lo sé, por eso te iba a proponer una cosa
Lo miré sin decir nada. Dijo:​

  • Contratad a Marta y al equipo que necesitéis, y que Sonia participe de enlace… trabaja con ella, verás que no es como Cristina… sé que Cristina es muy… muy impulsiva y a veces de ideas fijas y de querer imponerlas… Sonia es muy diferente, es muy exigente, mucho, y le gusta tener todo controlado y planificado, pero eso te gustará de ella, en eso sois iguales, metódicas y exigentes… prueba a trabajar con ella unos meses y luego decides… esto es solo una propuesta, si no quieres, lo dejamos tal como está, no hay problema
  • Ya
  • Sí, de verdad… yo creo que Sonia te puede… ayudar con la gestión, quitarte peso si quieres
  • ¿Quieres darle a ella el control de mi empresa?
  • No, Ana, de verdad que no voy por ahí… te digo lo mismo que con la compra, pon todas las condiciones que quieras para quedarte tranquila, para asegurarte que no busco el control
No dije nada, mirándolo. Él, nervioso, dijo:​

  • Y con Marta, con Marta sé que vas a trabajar genial, es una persona maravillosa, no es solo muy inteligente, es que es muy buena persona, nunca va con segundas intenciones… es…
  • A ver si me aclaro, quieres que negocie con Sonia la contratación durante un tiempo de Marta y parte de su equipo
  • Y que Sonia me ayude en temas más… más de gestión
  • Sí, si quieres
  • Y si te digo que me gusta trabajar con Sonia, quitarás a Cristina y la pondrás en su lugar
  • Sí, o si no te gusta, puedo cambiar a Cristina por otro administrador, alguien diferente
  • Mmmmm
  • Ana, es solo una idea… tú mandas, yo me voy ya y os dejo, no volveré a preguntar nada más, de verdad
  • No te hace falta, te lo cuentan otros
  • Pero yo no les pregunto, te lo puedo prometer


Eso era verdad, como Dimitri, nunca insistía en conocer cosas de la gestión de la empresa. Le pregunté:​

  • ¿Saben Sonia o Marta algo de mi proyecto?
  • No
  • ¿No le has contado nada?
  • Nada, yo…
  • Porque tú no sabes nada
Diego se levantó y me miró nervioso. Sonreí por dentro ya que él no me podía decir que lo conocía por Dimitri. Dijo:​

  • Me voy, aviso a Sonia para que venga
  • Vale
  • Me… me alegro de haberte visto, Ana
No dije nada. Él dudó que hacer, si despedirse de alguna forma o no. Al final decidió que mejor se iba ya y se fue hacia la puerta. Me miró una vez más y se fue.



Me quedé sola en el despacho y pensé en todo. Si no había trampas, y dudaba mucho que Diego intentara ponerme una trampa, la propuesta era magnífica, me quitaría de encima a Cristina y Sonia me parecía mucho mejor, más tratable y me caía infinitamente mejor. “Diego no se mete pero se mete, aunque siempre para ayudar” pensé y sonreí. Me moría de ganas de hablar esta noche con Dimitri y preguntarle a ver que le parecía. “A ver que dice” pensé sonriendo más. Entonces llamaron a la puerta y entró Sonia:​

  • ¿Qué tal?
  • Bien
  • ¿Todo aclarado?
  • ¿Hablamos?
  • Claro
  • Antes, vamos a dejar las cosas claras… yo no sabía nada de ti hasta ayer cuando te presentaste… conocía tu empresa pero porque se ha nombrado en varios círculos, sabía que era cosa de Diego lo de la inversión, pero me he enterado esta mañana que tú y Diego os conocéis de antes
  • Ah
  • Con esto te quiero decir que lo de ayer era interés de verdad porque confío mucho en Diego y si él ha invertido en vosotros será por algo, pero lo de la noche, lo bien que nos lo pasamos anoche era genuino, sin segundas intenciones, nos caéis bien
  • Ah, jeje, ni lo había pensado
  • No ahora pero quien sabe si luego podrías pensar que lo de anoche era parte de un juego de manipulación por parte mía y de Diego, y no, era solo pasar un buen rato entre amigos
  • Entiendo
  • Diego no nos ha contado mucho, solo que le gustaría que cooperáramos pero me ha dicho que como lo hagamos e incluso si lo hacemos o no, es cosa nuestra, de las dos, es decir, él no me ha “ordenado” cooperar contigo sea como sea, así que la negociación será de verdad
  • ¿De verdad?
  • Sí, me tienes que convencer porque Marta está muy ocupada y solicitada, no la puedo mover de proyecto así como así
  • Ah, claro, es normal
  • Ella es… indispensable en muchas cosas, es complicado moverla ¿Entiendes?
  • Y ella decidirá si le gusta tu proyecto o no, a mí me pueden parecer bien las condiciones pero si ella dice que no le interesa, no habrá cooperación
  • Vaya
  • No sé como diriges tu empresa pero yo escucho mucho a Dani y Marta, son mis amigos pero también mis manos derechas… yo mando pero los tengo muy en cuenta
  • Bien, me pasa lo mismo con mis socias
  • Pues entonces me entiendes ¿Verdad?
  • Bien, una vez aclarado todo esto… cuéntame
Y le sonreí, como me gustaba esta mujer tan franca y clara, me transmitía una confianza y seguridad total. Dudé un momento pero empecé a contarle el proyecto y el plan. Luego, ella llamó a Marta que vino con Dani. Me escucharon de nuevo, los tres muy interesados. Quedamos en que lo mejor era que nos hicieran una visita y se lo enseñáramos. Marta estaba entusiasmada y lo dejó bien claro. Sonia, tras mirar a Dani y Marta, me dijo que sí, la semana siguiente nos visitarían en nuestra oficina, y que pensaría en un plan de trabajo y en las condiciones porque, en principio, les interesaba cooperar.



Cuando ya me iba a ir, Marta me dijo:​

  • Me gustaría enseñarte lo que hacemos pero hoy es imposible ¿Cuándo vuelves a Málaga?
  • Esta tarde
  • Oh, que lástima
  • Pero podría irme mañana
  • ¿Sí? Perfecto, mañana sí te podemos organizar una presentación en condiciones de mi equipo y mostrarte algunos proyectos que tenemos, creo que te gustarán
  • Pues me apunto
  • Genial


Me fui de allí muy contenta.



CRISTINA

Miré el móvil y vi que era Juan. Dudé si cogerlo o no pero al final descolgué:​

  • Hola Juan
  • Hola preciosa
  • Estoy en mi despacho, trabajando, hablamos luego
  • Espera, preciosa
  • ¿Qué?
  • ¿Comemos juntos?
  • No puedo
  • Tengo cosas… “interesantes”
  • ¿Interesantes?
  • Sobre ese asuntito que me encargaste
  • Ah… bien… cuenta
  • No, mejor nos vemos
  • No te hagas el interesante, Juan
  • Lo que te interesa mío lo tengo claro, zorrita
Sonreí pero no dije nada. Juan continuó:​

  • Es que te tengo que enseñar unos papeles y explicarte
  • ¿Son buenas o malas noticias?
  • Buenas
  • Ah, bien
  • ¿Quedamos?
  • Mmmmm espera
Miré mi agenda en el ordenador y dije:​

  • Está bien, puedo cancelar una reunión y decirle a Diego que no puedo almorzar con él
  • ¿No se extrañará?
  • No, le diré que es por una reunión, pasa a menudo
  • Bien, pues nos vemos a las dos donde siempre
  • De acuerdo
  • Chao, guapa
  • Bye


Colgué y sonreí… “Buenas noticias… a ver si echo a la rubia y me quedo con la empresa de una puta vez” pensé contenta.



Cuando llegué al restaurante, Juan ya estaba sentado. Me acerqué y se levantó para darme un pico en los labios. Era un restaurante donde no me podía encontrar con nadie conocido así que iba sin miedo. Me senté y nos tomaron nota. Luego le dije:​

  • A ver, enséñame eso
  • Directa al grano
  • Tengo prisa
  • Nena, hace más de una semana que no nos vemos
  • Está Diego, ya sabes que estando él…
Lo cierto es que en todos estos días ni había pensado en Juan, es lo que siempre me pasaba, si estaba Diego, no pensaba en otros. El problema era que ahora, viéndolo sentado a mi lado, noté un cosquilleo. Por eso no me gustaba quedar con él, no me fiaba de mí.



Juan sacó una carpeta y me mostró unos papeles. Me contó:​

  • Es sobre el socio, Antonio Gutiérrez o Antón para los amigos
  • Ah, sí, el maricón
  • Ese mismo
  • ¿Qué le pasa?
  • Vive con su novio y conseguí colarle un ransomware
  • ¿Le has hackeado su ordenador?
  • Sí, le mandé una chorrada y el novio picó
  • ¿Y?
  • Nada, entré en el ordenador, estuve buscando… ven demasiado porno gay, por cierto
  • ¿Y?
  • Nada, eso no importa, era solo un dato
  • Son maricones, no querrás que vean a tías
  • Quien sabe, una vez conseguí información gracias a que descubrí que el novio de uno veía porno hetero a escondidas
  • ¿Y lo chantajeaste con contárselo al otro maricón?
  • ¿Y eso funcionó?
  • Nena, no sabes lo que la gente hace por mantener sus secretitos ocultos jeje
  • ¿Y qué has encontrado?
  • Algo más normal, que no tienen un euro
  • ¿No?
  • No, están en números rojos
  • Mmmm
  • Supongo que en esa situación económica, será sencillo convencerle que un cambio de dirección donde los beneficios lleguen antes puede convenirle ¿no?
  • Sí, puede
Entonces me enseñó sus cuentas y eran peores de lo que me imaginaba, debían dinero, y seguían pidiendo préstamos. Sonreí, iba a ser muy sencillo convencer al maricón. Ya tenía mi primer apoyo. Miré a Juan y, con una gran sonrisa, le dije:​

  • Vale, sí que era interesante
  • Sabía que te iba a gustar
  • ¿Algo más?
  • Sobre las otras socias, poco cosa… he pensado en ir la semana que viene a Málaga
  • ¿Para qué?
  • Para investigar in sito
  • ¿Qué vas a hacer?
  • Quizás colarme en sus casas y ver si saco algo
  • ¿Colarte? ¿En serio?
  • Sí, nena
  • ¿Para buscar en sus papeles?


Entonces noté la mano de Juan en mi rodilla, y como iba acariciándome lentamente. Él me miró a los ojos y dijo:​

  • Sí, por ejemplo, pero hoy en día eso da poco información, nadie guarda ya papeles en casa
  • ¿Entonces?
  • Les pondré micros
  • ¡¡Venga ya!!


La mano de Juan subía por mi muslo, por la parte interna y noté como subía también mi excitación, gracias a esa mano y a lo que me estaba contando, que me ponía. Dijo:​

  • Quizás alguna cámara
  • ¿Para qué?
  • Por si los pillamos en alguna situación… especial
  • ¿Follando?
  • No exactamente, que follen con sus parejas se da por hecho, eso no sirve para presionar a nadie
  • ¿Entonces?
  • Por si follan con otros, o alguna conversación interesante… ese tipo de cosas
  • Ahhh
Entonces la mano llegó a mis bragas y noté un dedo tocándome. Bajé mi mano y le toqué el paquete, la tenía dura. Me dijo al oído:​

  • Quiero follarte, Cris
  • Eso ya lo sé
  • Hoy
  • No puedo
  • Cris, no me jodas
  • Mmmmm, creo que no, no te voy a joder hoy
Su dedo presionaba y solté un gemido flojito. Noté su lengua en mi oreja y agarré con fuerza su paquete. Entonces llegó la camarera y le dije:​

  • ¿Nos lo puedes preparar para llevar?
Ella asintió y se fue. Miré a Juan y le dije:​

  • Eres un cabrón, me has puesto cachonda
Y lo besé con pasión. Cuando paramos dije:​

  • Vamos a tu casa, luego comemos


Me levanté arreglándome la falda. Por estas cosas no me gustaba verlo cuando estaba Diego, no podía controlarme. Suspiré y me dirigí a la salida.



En cuanto llegamos a su casa, dejamos los tuppers en una mesa mientras nos íbamos besando y desnudando. Al llegar a la cama, lo tiré en ella y le quité los pantalones para luego abalanzarme sobre su erecta polla que me metí en la boca chupándosela con ansia mientras me quitaba el sujetador y la falda.



Entonces, él se incorporó, y cogiéndome del cuello, me tumbó boca arriba y me dijo:​

  • Con que no querías que te follara, zorra
Y apretó mi cuello con fuerza. Me costaba respirar mientras él seguía apretando y me miraba fijamente. Le arañé los brazos y entonces me soltó. Respiré rápidamente mientras él me quitaba las bragas y se ponía encima. Me penetró rápidamente mientras nos besábamos y me llegó un primer orgasmo. Grité en su boca mientras él seguía follándome. Cuando me calmé, me giró poniéndome boca abajo y dijo:​

  • Te voy a follar el culo, zorrita
Me separé las nalgas y él echó saliva sobre mi ano. Me penetró despacio, con cuidado, para luego empezar a moverse cada vez más rápido. Grité contra la cama notando como su polla me hacía daño pero, a la vez, me encantaba. Tiró de mi pelo y me giró la cabeza para besarme. Bajé mi mano y me empecé a tocar. Pronto, noté que me llegaba otro orgasmo. Me corrí antes que él que siguió follándome duro hasta correrse dentro de mi culo. Se echó a mi lado y nos quedamos respirando entrecortadamente.



Cuando me calmé, me levanté y fui al baño donde me limpié y me miré en el espejo. Le dije:​

  • Joder, Juan, como me salgan marcas en el cuello te mato
  • No he apretado tanto como otras veces
  • Ya pero, coño, que Diego no es ciego
Me miré un poco más, lo tenía rojo pero quizás no se notaran en un rato. Suspiré y salí del baño. Le dije:​

  • Pon la mesa ¿No?
  • Voy
Lo miré mientras se levantaba y se vestía. Busqué mi ropa e hice lo mismo mientras sonreía, me encantaban los polvos cuando se ponía duro aunque me dolía el culo y el cuello, pero merecía la pena.



ANA

Llegué al hotel por la tarde. Había estado toda la tarde en IFEMA, sola porque Nati había quedado con Vane. Entré en mi habitación y quise poner a cargar el móvil pero me di cuenta que no tenía cargador, se lo había prestado el día anterior a Nati que se le había olvidado. Le escribí que me avisara cuando pudiera para darme el cargador.



Al poco me escribió que me pasara cuando quisiera. Me levanté y salí fuera. Llamé a su puerta y me abrió Nati en tetas, solo con unas bragas. Me quedé cortada y ella se rio y me dijo:​

  • Espera, te traigo eso


Entré y cerré la puerta, cualquiera que pasara la iba a ver, pero me quedé junto a la puerta. Escuché ruido en el baño y como Nati movía cosas en la habitación. Apareció con el cargador. Le dije muy flojito:​

  • Perdona, pensaba que ya no estaba Vane
Y justo en ese momento, salió Vane en bragas y sujetador. Me vio y sonrió diciendo:​

  • Ya me voy
  • Ah, bueno, yo también
  • Espera Ana, no te vayas


Me quedé esperando y me dijo Vane que pasara. Fui a la habitación. Las dos se estaban vistiendo. Vane me dijo:​

  • El otro día… Me pillaste de bajona
  • Ah, ya
  • Te contó Nati que no era por ella ¿Verdad?
  • Es que… se me hace muy cuesta arriba dejarla
  • Te entiendo pero no me debes explicaciones
  • Ya pero… que ya no soy una cabrona con Nati, la quiero de verdad


Nati se le acercó y le dio un beso. Sonreí y le dije:​

  • Lo sé, Vane, te lo repito, no me des explicaciones
  • Ya, pero… así me siento mejor
Terminó de vestirse, le dio un largo beso a Nati y luego me dio un abrazo y se fue. Nati ya estaba vestida y dijo:​

  • Hoy está mejor
  • Ya veo… por cierto, aquí apesta a sexo
  • Jajaja, pero sexo del bueno jajaja
  • ¿Salimos y te cuento lo de esta mañana?
  • Claro, vamos a tomar unas cervecitas, estoy seca jeje
Dejé mi móvil cargando y nos fuimos a buscar un bar donde le conté todo, la conversación con Diego, que esa empresa era suya,... Nati se quedó igual de flipada que yo. Le dije:​

  • Y tú ¿Para qué le cuentas como estoy?
  • ¿Yo?
  • Le has dicho que estoy estresada ¿no?
  • Ah, sí, quizás, no sé…
  • Tía, no le cuentes nada mío a Diego
  • ¿Por qué?
  • Porque no… mira, sabes que me cuesta aceptarlo como socio y que no lo quiero como amigo
  • No sé porqué eres tan cabezona
  • Pues lo soy
  • Pero si Diego es un encanto
  • Sí, de encantamientos y magia sabe, mira como desapareció
  • Jajajaja, jajajajajaja, pero si ya bromeas y todo con eso
  • ¿Te pregunta por mí?
  • Mmmm no, se toma muy en serio la promesa que te hizo de no meterse en tus cosas
  • ¿Que se toma eso en serio? ¿Y lo de hoy que ha sido?
  • Solo te quiere ayudar, princesa
  • No necesito ayuda de él
  • Sí, la necesitamos, y tú más que nadie
  • ¿Yo?
  • Sí, princesa, solo piensa en el cambio, Sonia por Cristina, joe, no hay color ¿no?
  • No, no lo hay


Dije sonriendo porque era verdad, con Cristina desde el primer momento hubo mal rollo. En cambio, con Sonia había sido todo lo contrario. Seguimos charlando, bebiendo y comiendo y luego volvimos al hotel. Me puse a revisar correos, hablé con Jorge y luego, a las doce, le escribí a Dimitri.



DIEGO

Esa noche, Cristina se había acostado temprano, decía que había tenido un día con mucho lío y estaba destrozada. Yo me quedé trabajando, y pensaba apagar ya cuando vi el mensaje de Ana. Dudé si aceptar la conversación o no, pero mis ganas de hablar con ella me pudo:​

  • Hola, Ana
Ana se puso a contarme las conferencias a las que había asistido y alguna cosa más del trabajo. Entonces me contó lo de la colaboración con AnSI y su encuentro conmigo. Al final me dijo:​

  • ¿Te lo puedes creer? Ahora me encuentro a Diego hasta en la sopa
  • Ya
  • En serio, años y años sin aparecer y ahora resulta que es dueño de todo el mundo
  • Tampoco será eso
  • No, estoy bromeando pero… es raro
  • ¿Te molesta?
Ana tardó bastante en contestar. Al final escribió:​

  • No
  • ¿Seguro?
  • Creo que no… a ver, es Diego, sé que no es malo, y que está intentando ayudar… o eso quiero pensar
  • ¿Lo dudas?
  • La gente cambia
  • ¿Qué puede hacer?
  • Volver a traicionarme
Me dolía que pensara que yo la podía traicionar, pero la entendía. Suspiré y no dije nada. Entonces ella preguntó:​

  • ¿Crees que debo hacerle caso?
  • ¿A qué te refieres?
  • A que es verdad lo que me cuenta y aceptar su propuesta
  • No lo sé, Ana
  • Pero ¿Tú qué harías?
  • No te puedo decir, no tengo suficientes datos
  • Mierda, D… solo dime que harías si estuvieras en mi lugar
  • Yo… me gusta la idea de que te libere de trabajo pero te entiendo que no es de fiar… creo que deberías ponerle muchas condiciones
  • ¿Condiciones?
  • Para quedarte tranquila si intenta traicionarte
  • ¿Crees que me va a traicionar?
  • No, no digo eso, me refiero a que lo primero es que tú estés tranquila… No sé, pon en el acuerdo que AnSI nunca tendrá acceso al código, ni a nada del proyecto que no sea imprescindible
  • Ya, claro
  • Y sobre la dirección de la empresa, cúbrete las espaldas, por si acaso
  • ¿Cómo?
  • Pues… haz firmar a Diego que se compromete a devolverte el porcentaje que te compró si intenta hacerse con el control de la empresa
  • Anda ya, no puedo poner eso en un acuerdo
  • Ponlo, si no lo firma, que le den por saco
  • Jajaja
  • Lo que veas para que estés tranquila
  • Pero va a pensar que estoy paranoica
  • Da igual, que ese idiota piense lo que quiera, lo importante eres tú
  • Mmmm ¿Sabes que si hace lo que dice se va a meter en un problema con la novia?
  • ¿Piensas que miente por eso, es decir, porque no se va a meter en problemas con la novia?
  • No sé
  • Haz una cosa, en el acuerdo, pon que se compromete a cambiar eso
  • ¿El qué?
  • La persona que está controlando su parte en tu empresa
  • Ah
  • Ponle un plazo… si no lo hace, te devuelve su parte de tu empresa
  • Jajaja
  • En serio, ponlo
  • No puedo poner eso, D
  • Ponlo
Sabía que lo de Cristina me iba a traer muchos problemas, se enfadaría y me la liaría, pero también sabía que ni Ana ni Cristina estaban a gusto trabajando juntas así que lo mejor era quitarla. Ya pensaría que le contaría a Cristina pero tenía claro que había sido un error poner a Cristina a controlar mi parte de Anatim.



ANA

Miré el mensaje. Diego iba a por todas, las cláusulas que me estaba diciendo eran imposibles, nadie admitiría algo así excepto él. Diego siguió dándome ideas de cláusulas, todas muy duras si incumplía. Se notaba que no sabía como decirme que le daba igual lo que pusiera, que él lo que quería era ayudar. Le dije que me lo pensaría y corte.



Me quedé mirando la pantalla. Desde luego, Diego no intentaba manipularme siendo Dimitri, al contrario, buscaba que yo controlara todo y que estuviera tranquila. Sonreí. No, Diego nunca me haría algo malo, lo tenía claro. Decidí que aceptaría lo de Sonia, intentaría aprender de ella, a ver si era tan buena como Diego decía.



Me planteé de nuevo si debía acabar con esta farsa de Dimitri. Los dos engañábamos al otro, pero tenía claro que por parte de Diego no había maldad, es más, estaba segura que se sentía mal por esto. Y por mi parte, también me sentía mal pero es que sabía que si desenmascaraba a Diego, no podría hablar de esta forma con él, y me encantaban estas charlas. Suspiré… no, por ahora seguiría igual.



Me acosté tranquila. Eran las 12:30 y me dormí pronto.



De repente, me desperté con las manos agarrando la sábana y notando mucho calor y… “¿Qué está pasando?” pensé intentando calmarme. Cuando conseguí soltar las sábanas, miré el móvil, las tres de la noche. Había tenido un sueño muy vivido. De pronto, metí la mano dentro y me toqué las bragas, las tenía húmedas. Entonces me di cuenta, había tenido un orgasmo muy intenso. Me olí los dedos y sin duda era mi flujo vaginal. Y recordé el sueño. Había revivido la reunión con Diego, pero el final había sido distinto, él se me había acercado y besado en la mejilla, y noté su calor, su olor, y… me corrí, solo con eso.



“Mierda, mierda, mierda pero ¿Cómo he tenido un orgasmo con algo así y sin tocarme?” pensé sin poder explicármelo. Llevaba meses sin tener un orgasmo, ya estaba pensando que me había vuelto frígida y ahora, por un puto sueño donde Diego me daba un beso en la mejilla, voy y me corro. Giré la cabeza y ahogué un grito de rabia.



Pensé que ya no me iba a dormir, que me había desvelado, que mejor me levantaba y trabajaba pero me volví a dormir sin darme cuenta.​
 
62



CLOE

Escuché el ruido de tacones acercándose, y por la forma de caminar, adiviné quien era. Al momento, llamaron a la puerta y dije:​

  • Entra, Cris
Cristina entró sonriendo, tan guapa y llamativa como siempre. Me levanté y nos encontramos a medio camino, dándonos un rápido pico. Le señalé el sofá y nos sentamos. Al sentarse, la falda se le subió un poco y vi el encaje de sus medias. Pensé que no hacía mucho, sentarnos así nos hubiera llevado a liarnos, pero ya no, los encuentros eran cada más espaciados aunque los seguíamos disfrutando mucho cuando se producían. Además, yo ya iba cuesta abajo, era consciente de ello, mientras Cristina estaba en su apogeo, más guapa y sexi que nunca. Cristina era un volcán sexual, muy buena en la cama, insaciable y una seductora nata. Recordé a aquella chiquilla inexperta de cuando la conocí, y ya no tenía nada de inexperta. Suspiré por dentro y nos pusimos a repasar varios temas de la empresa, concretando alguna cosa para una reunión. Al terminar, Cris me miró y dijo:​

  • Esta tarde voy al despacho de Ade
  • Ah
  • Para concretar el acuerdo matrimonial con Diego
  • Bien
  • Sí, es algo importante
  • Claro que sí
Hacía muchísimo que no veía a Ade, seguíamos siendo amigas pero nos habíamos distanciado. Y no follábamos desde antes de la muerte de Pablo, el pobre Pablo. Y la pobre Ade, que mal lo pasó. Sonreí a Cris y le dije:​

  • Dale recuerdos de mi parte
  • Claro
  • Y a Lola
Ahora vivían juntas, eran pareja. Cuando el ataque al corazón de Pablo en su oficina, Ade había quedado destrozada. Paco, Lola y yo la apoyamos pero estaba totalmente hundida. Dejó su trabajo y se quedó en la casa, sin ganas de nada. Pero poco a poco conseguimos que saliera y al final, Lola se fue a vivir con ella y Ade abrió su propio despacho. Ahora, seguía echando mucho de menos a su Pablo pero había rehecho su vida, cosa que me alegraba. Tenía que llamarla.



Cris asintió y dijo:​

  • Y otra cosa… ya sé como voy a quedarme con Anatim
Miré a Cris sin decir nada pero pensando que era un error. La dejé continuar:​

  • Voy a “convencer” a dos socios para que me voten en la siguiente reunión
  • ¿Cómo?
  • Con dinero, claro
  • Pero Cris…
  • Espera, no empieces con tus sermones, escucha
  • Dime
  • Uno de ellos anda fatal de pasta, a ese le voy a decir que me vote y luego le compraré su parte
  • Cómprasela directamente
  • No, no quiero que la rubia se huela algo, o que le convenza de comprársela ella
  • De acuerdo
  • Y luego… a una de las otras socias lo mismo
  • ¿También tienen problemas económicos?
  • No lo sé, pero o es eso, o será otra cosa
  • ¿Qué cosa, Cris?
  • Algo, ya veré, tengo a un investigador en ello
La miré sorprendida, sí que iba en serio. Le dije:​

  • Cris…
  • De Cris nada, no me vengas con ese tonito
  • Pero…
  • Cosas peores hemos hecho, os he ayudado a hacer muchas cosas en los negocios
  • ¿Cómo qué?
  • Como cuando follé con aquel friki de los pies para conseguiros evidencias para echar a Claudia y al marido
  • No te lo follaste por eso
  • Pero estaba en su casa porque tenía que ayudaros
  • Ya, pero…
  • O cuando amenazamos a aquella empresa…
  • A ver, Cris… no eran amenazas, eran negociaciones donde se se informa de acciones que podíamos tomar pero todo económico, no "otras cosas", y lo de Claudia y su marido, o eran ellos o yo, era una guerra y en una guerra, vale todo dentro de lo profesional
  • Ya, pues esto de Anatim es mi guerra
  • Pero te vas a buscar un lío por tan poca cosa
  • ¿Tan poca cosa?
  • Sí, es una empresa pequeña y Diego se va a enfadar
  • Diego hace lo que yo diga
  • Pero…
  • Pero nada… quiero esa empresa, quiero ser directora de una puta vez
  • Mira, sobre eso… Paco y yo hemos estado pensando una cosa
  • ¿Qué cosa?
  • Irnos de aquí y dejarte a ti como directora
  • Ah, no, de eso nada
  • ¿Por qué? Esta es mucho mejor empresa y…
  • Y yo sería directora enchufada, no me lo habría ganado, no, de eso nada, quiero ganármelo, coger esa mierda de empresa y subirla alto, que todo el mundo vea lo que valgo
  • Ya pero…
  • Y luego, venderla bien, hacerle ganar mucho dinero a Diego, y con toda esa reputación, ser la directora de AnSI
  • ¿De AnSI? Pero Sonia…
  • Esa guarra se puede ir a tomar por culo, seré la directora de AnSI por méritos propios, no por ser la mujer de Diego
  • Pero, a ver, Cris… Diego y Sonia se llevan muy bien y…
Cristina se levantó echando chispas por los ojos. Dijo:​

  • ¿Insinúas que se la folla?
  • No, no he dicho eso
  • Porque Diego no me engaña, te enteras
  • Ya, Cris…
  • Lo tengo muy contento y satisfecho, porque a zorra en la cama nadie me gana, ni siquiera tú
  • Pero…
  • Joder, que Diego me engaña, UNA PUTA MIERDA, CLOE
Me levanté y fui a por Cris, que no paraba de moverse echa una furia. La cogí por los hombros y le dije:​

  • Nunca he dicho tal cosa, eso para empezar
Cris me miraba enfadada. Le dije:​

  • Y lo segundo, lo de que a zorra no te gano está por ver
Y le sonreí, intentando calmarla. Cris me miró y, tras unos segundos, sonrió y dijo:​

  • Bueno, las dos somos muy zorras jeje
  • Sí, mucho
  • Jajaja
Cris se calmó tan rápido como antes se había puesto hecha una furia. Dije:​

  • ¿Por qué te has puesto así?
  • Porque… esa tía, Sonia, no me gusta nada
  • Pero ¿Tienes alguna sospecha o qué?
  • No… bueno, de ella no me fío… una vez le pregunté a Diego si habían estado liados antes de conocerme y se rio diciendo que no, que Sonia estaba súper enamorada de su marido, como si eso impidiera acostarse con otros ¿Verdad?
  • Jeje
  • Joder, pero le sacaría los ojos si me enterara que ella y Diego…
  • Chérie, Diego no es de los que engaña
  • Lo sé, lo sé
  • Además, tú sí le engañas
Cris se apartó, de repente enfadada, y dijo:​

  • Solo con vosotros y porque somos amantes desde hace mucho, pero con nadie más
  • Ya, pero son cuernos
  • Sí, pero… eso tiene fecha de caducidad, cuando me case…


Le sonreí, siempre decía lo mismo, se intentaba auto engañar, mientras Diego era hombre de una sola mujer, ella no era de un solo hombre, ya se daría cuenta. La llevé al sofá y nos volvimos a sentar. Le dije:​

  • Olvida eso de los cuernos, Diego no te engaña
  • Bien
  • Lo que te quería decir es que ella y Sonia se llevan genial, trabajan muy bien juntos
  • Mejor trabajará conmigo
  • Ya pero… chérie, ve con cuidado
  • Lo voy a tener, pero cuando me haga con la mierda de empresa esa, me tenéis que apoyar, tú y Paco
  • Claro que sí, chérie
  • En serio, Cloe, sé que Diego se enfadará pero no demasiado, me adora. Eso sí, si os pregunta, apoyadme
  • Claro, eso no debes ni dudarlo
  • Bien
  • Pero… ¿Quieres saber qué pienso?
  • Lo sé, Cloe, que no lo haga, pero me da igual, lo quiero hacer, quiero coger esa empresa y llevarla a lo alto, sé que puedo hacerlo y esa rubia estúpida no


La miré, estaba totalmente convencida, y cuando se ponía así, no cambiaba de opinión. Suspiré y le dije:​

  • Ten mucho cuidado con hacer daño a sus amigas, para Diego sería algo personal
  • No pienso hacerles daño, al revés, les voy a dar mucho dinero
  • Chérie, el dinero no lo es todo para todo el mundo
  • JA, una mierda, todos bajan el lomo ante el dinero, ya verás


Cris se levantó y dijo:​

  • Tengo que irme
  • De acuerdo
  • Y por cierto, una mierda os vais a ir
  • No sé, Cris
  • No, os quedáis aquí, conmigo… cuando sea la dueña de Anatim, hablamos, pero no, no os vais y ya está


Y salió de mi despacho. Suspiré y llamé a Paco para contarle todo, me tenía muy preocupada Cris, su ambición estaba desbordada.



CRISTINA

Me senté en mi despacho, aún nerviosa por mi reacción en el despacho de Cloe. Nunca me había gustado Sonia, era una puta chula, con esos aires que se da siempre, tan segura de sí misma, pavoneándose con todos los tíos babeando ante ella, ese marido tan apuesto y que seguro que era un calzonazos, sus perfectos hijos… “No, a esa puta la pienso echar yo, vaya que sí, y como lo disfrutaré” pensé porque estaba totalmente convencida que esa guarra se había follado a Diego en algún momento, o intentado, o lo intentaría, era ese tipo de persona que hacen lo que sea por conseguir lo que quieren… seguro que su marido tenía un montón de cuernos, y al entender que Cloe estaba insinuando algo así había explotado porque siempre había estado un poco celosa de la relación entre ellos.



Suspiré y cogí mi móvil. Vi un mensaje de Juan diciendo que ya tenía reservado el billete para Málaga, que me mantendría informada. Sonreí al recordar la tarde del día anterior. Había sido genial, al final me había quedado con Juan toda la tarde, follando, comiendo, fumando… Luego me sentí muy culpable y me fui a la cama enfadada conmigo misma, y Diego se había quedado extrañado. “Pobre Diego, pero será la última vez que me folle a alguien estando él aquí… esta noche se lo pienso compensar, eso seguro”. Y pensé en Cloe, en como le había mentido con que solo me acostaba con ellos… Meneé la cabeza, demasiadas mentiras pero no quería que me juzgara después de decirle tanto que solo quería estar con Diego.



Volví a pensar en las dos zorras, Sonia y Ana, la morena y la rubia. Iba a disfrutar a lo grande echando a la puta morena y a la rubia estúpida… primero la rubia, luego la morena, pero a las dos las pensaba mirar a los ojos cuando les dijera que se iban a la puta calle, y sonreí pensando como sería.



Entonces llamaron a la puerta y entró Diego. Me levanté de un salto, no lo esperaba:​

  • Diego, amor, no sabía que venías hoy
Dije mientras me acercaba a él y le daba un beso. Él me sonrió y dijo:​

  • Tengo una reunión luego y he venido con tiempo
  • Ah ¿Con quién?
  • Con Sonia, he quedado con ella para almorzar
  • Ah, pero si habíamos quedado nosotros ¿no?
  • No, eso fue ayer, pero no pudiste ¿No te acuerdas?
  • Ah, sí
Cerré mis manos apretándolas como un puño, iba a quedar con esa puta engreída. Le dije:​

  • Me apunto con vosotros
  • ¿Al almuerzo?
  • Claro
  • Pero… vamos a hablar de negocios
  • ¿Es secreto?
  • No, no… es porque creo que te vas a aburrir
  • No, nunca me aburro cuando te escucho, cariño
  • Bueno…. como quieras
  • Bien
  • Hemos quedado a las tres en el Negato
  • Vale
De repente me acordé, había quedado con Ade a las tres y media, no me iba a dar tiempo a llegar. Podía llamar a Ade para cancelarlo, pero no quería retrasarlo más, llevaba semanas retrasándolo. Suspiré y, aunque me jodía profundamente dejar a esa puta sola con mi chico, dije:​

  • Oh, no voy a poder ir
  • ¿Por?
  • Tengo una reunión a las tres y media, no me da tiempo
  • Bueno, no pasa nada, ya te digo que te ibas a aburrir


“Ya, y voy a dejar a esa tía manipularte como le dé la gana” pensé enfadada. Lo miré, los dos estábamos de pie en el centro de mi amplio despacho. Entonces pensé “Pero no te voy a dejar irte con esa tía sin dejar claro que aquí mando yo”. Me acerqué a él y lo miré alzando la cabeza mientras le ponía una mano en la nuca para que se agachara. Lo besé con pasión, metiéndole la lengua. Diego me devolvió el beso extrañado. Cuando terminé, le dije:​

  • Nene, siento lo de anoche
  • ¿El qué?
  • Acostarme así, es que me dolía la cabeza
  • Ah, ya, no importa
  • A mí sí
Volví a besarlo mientras me pegaba a él. Diego puso sus manos en mi espalda y yo se las bajé hasta mi culo, que apretó con fuerza. Noté su erección contra mí y, entonces, me separé de él y abrí la puerta de mi despacho:​

  • Ceci, que no nos molesten
  • Sí, señora


Cerré y volví con Diego sonriéndole de forma provocativa. Entonces, me puse de cuclillas y le desabroché el pantalón. Diego me miró con los ojos muy abiertos y dijo:​

  • Pero ¿Qué haces, Cristi?
  • Chistttt
  • Aquí no podemos…
  • Chiiissstttt
Y se la saqué y la lamí. Lo miré y me la metí en la boca, comenzando a mamar lentamente. Me encantaba ver su cara mientras se la mamaba. Me planteé las opciones. Me moría de ganas de follar, estaba muy cachonda, pero lo descartaba porque nunca podía contener los gritos. Podría decirle que me tapara la boca o me metiera las bragas en la boca para amortiguar los gritos. Juan me lo hacía cuando me follaba en un lugar público, pero Diego no era así, nunca me taparía la boca con fuerza, así que lo de follar, descartado.



Podría dejar que se corriera en mi boca o en mi cara, las dos opciones me gustaban pero Diego era de corrida abundante, seguro que me manchaba la ropa si me lo echaba en la cara. Mejor en la boca aunque tendría que tener cuidado de no dejar escapar nada y que me manchara la camisa o la falda. Paré la mamada y le dije:​

  • Córrete, cariño
  • Pero Cris
  • En la boca, dame todo


Y seguí mamando con ganas hasta que se corrió y empecé a tragar.



CECI

Se abrió la puerta del despacho y escuché como se daban un beso y Cristina decía:​

  • Nos vemos esta tarde, cariño
  • Sí, hasta luego


Salió Diego del despacho con una amplia sonrisa. Le sonreí y él me dijo:​

  • Hasta luego, Ceci
  • Hasta luego, señor
  • Diego, Ceci, por favor
  • Ay, perdón… sí, hasta luego, Diego


Me sonrió, era muy guapo y tenía una sonrisa preciosa. Se giró para irse y entonces me acordé:​

  • Perdone, señ… Diego, ha llamado la señora Cloe y le gustaría que se pasase por su despacho si puede
  • Ceci, tutéame, por favor
  • Ehh, si, lo siento
  • Vale, gracias, sí, ahora me paso, muchas gracias por el aviso
  • De nada… Diego
  • Hasta luego
Y lo vi alejarse contento. Sabía por qué estaba tan contento. Cuando Cristina había dicho que no la molestaran, me había acercado a la puerta y puesto la oreja. Se escuchaban claramente gemidos, o estaban follando o era una mamada. Imaginé que no era un polvo porque eran gemidos apagados y, o ella se autocontrolaba mucho o tenía la boca ocupada. “No, seguro que ha hincado las rodillas y se la ha chupado” pensé.



Suspiré por dentro sin dejar de mirarlo, tenía hasta buen culo, estaba como un queso, y además con dinero, lo tenía todo. En la empresa casi nadie lo sabía pero Diego era el dueño de verdad, no Cloe. La gente pensaba que era Cloe pero yo había escuchado y leído cosas, y no, era Diego aunque casi nunca aparecía por la empresa. “Te vas contento con esa mamada pero si hubieras probado mi boca, te irías alucinando” pensé porque era una experta en mamadas, me lo decían todos, y además, buenísima en la cama. “Algunas mira que tienen suerte, pero si fueras mío te tendría seco y me compraría rodilleras si hiciera falta” pensé sonriendo tristemente.



Entonces sonó el telefonillo de mi mesa y lo cogí:​

  • ¿Sí, señora?
  • Ceci, llama a Esteban y dile que venga a mi despacho, el gilipollas no se entera de nada, menuda mierda de informe me ha enviado
  • Claro, señora
  • Y tráeme un café y una botella de agua
  • Ahora mismo, señora
Y cortó. “De nada, zorra” pensé. Llamé a Esteban y le dije que viniera. Al cortar pensé que se iban a escuchar los gritos de Cristina en toda la empresa, le esperaba una buena bronca.



Me levanté para hacer el café mientras pensaba en esa pareja. Con lo buena persona que se veía a Diego y lo bruja que era Cristina. “Pobrecito, esta zorra seguro que lo tiene bien sujeto a base de sexo”.



DIEGO

Saludé a Sonia con la mano cuando la vi entrar en el restaurante. Cuando me vio, se acercó sonriendo. Nos dimos dos besos y se sentó. Nos pusimos a charlar mientras esperábamos la comida. Al rato, le pregunté:​

  • ¿Qué tal con… Ana?
  • Bien, muy bien
  • ¿Sí?
  • Hoy han estado en la oficina, Marta les ha estado enseñando algunas cosas
  • Ah, genial


Esperé a ver si Sonia seguía pero no dijo nada y se quedó mirándome. A los pocos segundos dijo:​

  • ¿No me vas a contar de qué va ese proyecto misterioso?
  • No… no puedo
  • Pero sabes de qué va ¿no?
  • Un poco
  • ¿Por eso invertiste?
  • No… no he invertido, es una especie de préstamo
  • Ya
  • Son viejas amigas, quiero ayudarlas
  • Pero el proyecto es interesante ¿no?
  • Mucho
  • Y si sale bien, te llevarás una buena tajada ¿no?
  • No, ya te he dicho que es solo un préstamo… me lo devolverán cuando puedan y ya está, no me llevo nada
  • Pero…
  • Sonia, no me interesa hacer negocio aprovechándome de su trabajo, quiero que sean ellas quienes ganen el dinero


Sonia se me quedó mirando con una sonrisita. Luego dijo:​

  • Ya hemos hablado de como va a ser la cooperación
  • Bien
  • Marta tiene mucha curiosidad y la semana que viene vamos los tres a verlos y a que nos enseñen el misterio proyecto
  • A Marta le va a gustar, eso seguro
  • Ya, eso cree
Sonia siguió mirándome con esa sonrisita diciéndome con ella que sabía que aquí había algo más. Le dije:​

  • Les debo mucho a las tres, por eso hago esto
  • ¿A las tres o a Ana?
  • A las tres… pero sobre todo a Ana
  • Ya
  • No quería que ella se enterara que yo andaba detrás de esto, por eso no hice la inversión a través de AnSI donde es más fácil encontrarme
  • Ajá
  • Pero se descubrió todo y casi se rompe el trato, pero al final siguió adelante
Sonia bebió y luego dijo:​

  • Me gusta Ana
  • ¿Por qué?
  • La veo resuelta, entusiasta, sin aparentar…
  • Y es muy inteligente
  • Ya, tu tipo de mujer
  • Claro, me encantan las mujeres inteligentes, por eso me llevo tan bien contigo
  • Jajaja, que adulador
  • Es la verdad ¿Habéis… habéis hablado de condiciones?
  • ¿Condiciones?
  • Sí, para la cooperación
  • Pues… lo normal, confidencialidad, plazos… ¿Por?
  • ¿Nada más?
  • Nada más… nos falta decidir cuando empezamos y el tiempo que vamos a invertir
Sonreí muy contento, al final Ana no iba a imponerme cláusulas ¿Estaría ya confiando en mí? Le dije:​

  • Sonia, yo… yo si pongo una condición
  • Dime
  • Bueno, dos
Sonia me miró con extrañeza. Le dije:​

  • Quiero que tú la ayudes, lo que te dije ayer
  • En la gestión
  • ¿Quieres ponerlo en el acuerdo?
  • Eso lo habláis entre vosotras pero, por favor, ayúdala, Ana es muy buena pero no tiene tu experiencia
  • Ajá
  • Y la segunda, ésta sí la pones como cláusula, la confidencialidad es total, solo para los que participéis
  • Claro
  • No, quiero que se pongan los nombres de nuestra gente que va a tener acceso al material de Anatim y que el mío no aparezca
  • Te quieres quedar al margen
  • Quiero que Ana esté segura que no voy a intervenir ni a meterme en sus cosas
  • Pero eso significará que no te podré contar nada
  • Lo sé, y no te lo voy a pedir
  • Si firmo eso, no te lo pienso contar aunque me preguntes
  • Lo sé… esto que a Ana le quede muy claro ¿Vale? Nadie sabrá de su proyecto, solo vosotros
  • De acuerdo
  • Gracias
  • Es importante para ti que ellas triunfen ¿Verdad?
  • ¿Y Ana? ¿Qué buscas con ella?
  • Nada, solo que… viva mejor
  • ¿Mejor?
  • Está muy estresada y agobiada, por favor, ayúdala… es una persona que se involucra mucho y que se echa todo a la espalda, pero le cuesta pedir ayuda


Sonia me puso su mano sobre la mía y dijo:​

  • Tranquilo, creo que nos vamos a llevar muy bien con ellas, todo va a salir bien
  • Gracias, Sonia
  • Ana debería saber lo que te preocupas por ella
  • NO
Y me puse rojo al darme cuenta que lo había gritado. Le dije​

  • Perdona, lo siento
  • No pasa nada
  • Pero no, por favor, quiero estar al margen
  • No es tonta, Diego
  • Para nada pero… en el pasado le fallé y no confía en mí, y si yo estoy involucrado no le gustará
  • Ya, entiendo. Sabes que en Marta, Dani y en mí puedes confiar
  • Lo sé, por eso os pido esto que es muy importante para mí y…
  • ¿Y?
  • Otra cosa… la compra se hizo a través de GR Consulting porque pensé que sería más fácil mi anonimato y confiaba que Paco y Cristina lo cerrarían rápido
Vi como se le cambiaba la cara a Sonia. Continué:​

  • Una vez efectuada la adquisición de un 49% de Anatim, la relación de ellos con GR es a través de Cristina


Sonia no dijo nada pero su cara lo decía todo. Dije:​

  • Ella y Ana no se llevan muy bien que digamos
  • Ya
  • Quiero, me gustaría, si a Ana le parece bien, que tú sustituyas a Cristina... Es más, quiero que ese 49% sea de AnSI, no de GR
  • ¿Y Cristina qué dice?
  • No lo sabe aún


Sonia soltó una carcajada seca y dijo:​

  • Vas a tener una buena bronca
  • Lo sé… Ana me dijo lo mismo
  • ¿Ana está de acuerdo?
  • No exactamente, aún no te conoce, pero estoy seguro que cuando te conozca bien, te preferirá a Cristina
  • Ya
  • ¿Te… te podrías encargar tú?
  • Claro que sí
  • Pero depende de Ana, ella decide ¿Vale?
  • Sin problema
  • Gracias, Sonia, de verdad que me produce un gran alivio saber que tú vas a estar con Ana porque sé lo mucho que ella apreciará tus consejos
  • De nada, pero no me gustaría estar en tu pellejo cuando se lo cuentes a Cristina
  • Ya


Entonces trajeron los platos y dejamos de hablar. Tras unos minutos, Sonia dijo:​

  • Marta ha convencido a Ana de quedarse también esta tarde para enseñarle más cosas
  • Ah
  • Se vuelve mañana por la mañana
  • Bien
  • Pásate luego y la saludas
  • No, ya te digo que no quiero molestarla
  • ¿Seguro que la molestas?
  • Sí, seguro
  • Como veas… por cierto, Marta ha hecho muy buenas migas con Nati
  • ¿Sí?
  • Sí, creo que le recuerda a una vieja amiga nuestra
  • Me alegro, me cae muy bien Nati, y la otra socia, María, también os gustará… ya la conoceréis la semana que viene
  • Sí, hablan mucho de ella… son una piña ¿No?
  • Sí, como tú, Fran, Marta y Dani
  • Eso me gusta
  • Lo sé, a mí también me gusta que Ana tenga tan buenas amigas
  • ¿Y la pareja de Ana?
Preguntó Sonia mirándome fijamente. Sonreí y dije:​

  • Jorge, un buen tío
  • Ya
  • Bombero, guapo, atractivo… también te gustará
  • No voy a ligar con él
  • Jajaja, eso espero jeje


Seguimos charlando de otras cosas. Con Sonia era muy fácil hablar y ella me decía las cosas claras, sin ocultar nada, y no tenía pelos en la lengua cuando consideraba que me equivocaba, cosa que también me gustaba porque me daba aún más confianza de que no se callaba las cosas por no enfadarme. Además, prácticamente siempre tenía razón en todo, así que siempre la escuchaba atentamente.



Cuando nos despedimos, me dijo:​

  • Creo que deberías pasarte y saludarlas
  • No
  • Es tu empresa, no les va a extrañar que estés allí
  • Puede pero… quiero que Ana esté tranquila y conmigo no lo estará
Sonia me miró seria y, tras unos segundos, le dije:​

  • Venga, suéltalo
  • Tenéis que hablar, si te ocultas, nunca resolverás nada
  • Ya pero… no es buen momento, ella está muy estresada y no necesita que yo… quizás más adelante
  • Es un error
  • Puede pero prefiero dejarla tranquila
  • Tú mismo, Diego
  • Gracias Sonia, por todo
  • De nada
Nos despedimos con dos besos y la vi alejarse mientras los tíos se volvían al verla pasar. Sonreí.​
 
63



ANA

Me levanté temprano y, tras ducharme, empecé a hacer la maleta. Entonces llamaron a mi puerta y al abrirla, vi a Nati que me dio los buenos días y entró en mi habitación diciendo:​

  • Me vuelvo contigo​


La miré extrañada. Le pregunté:​

  • ¿Pasó algo anoche?​
  • Muchas cosas​


La noche anterior, ella se había ido a cenar con Vane a su casa aprovechando que el marido estaba fuera. Solo iba a cenar porque Vane estaba con sus hijos. La miré esperando que me dijera algo y comentó:​

  • No me apetece quedarme​
  • Pero ¿No ibas a quedar con ese chico?​
  • Sí, con Carlos pero… no sé, no tengo cuerpo de eso​
  • Te pasó algo con Vane ¿Os habéis peleado?​
  • No, es solo que… me gustó verla con los niños, en plan ama de casa y madre… no sé, me entró algo por dentro​
  • Quieres eso​
  • Claro que quiero eso, con ella​
  • Pufff, Nati​
  • Ya sé, ya sé, jamás lo tendré pero eso lo hace peor, no crees​


Y se sentó en mi cama, con lágrimas en los ojos. La abracé y, después de un rato sin decirnos nada, se levantó y dijo:​

  • Tengo todo preparado ¿Nos vamos?​
  • Sí, vamos​


Fuimos a recepción y luego cogimos un taxi. En el tren de vuelta a casa, Nati estaba muy callada, mirando por la ventana, y me preocupé. Lo tenía muy jodido con esa relación. Tras más de una hora así, pensé en animarla algo y le dije:​

  • Anoche, salí a cenar​


Ella me miró sin mucho interés. Continué:​

  • Iba a ir a un restaurante pero pasé por un bar y había mucho ambiente​


Ahora sí me miró con interés. Dije:​

  • Entré y resulta que jugaba el Madrid no se qué partido​
  • Pero si no te gusta el fútbol​
  • Ya pero tenía ganas de ese ambiente​
  • ¿Y?​
  • Fue muy divertido, me tomé unas cuantas cervezas, grité con los goles, me alegré… sin saber ni quien marcaba jajaja​


Estaba exagerando. En realidad me senté y me tomé un par de cervezas y algo de comer mientras veía el jolgorio y me reía, pero Nati se descojonaba imaginándome saltando como una hincha. Entonces le dije:​

  • Y me entró un tío​


Nati cambió de postura y me miró con los ojos muy abiertos. Preguntó:​

  • ¿Te lo llevaste a la cama?​
  • Nooooo, idiota​
  • ¿No estaba bien?​
  • Sí, bastante bien​
  • ¿Y?​
  • Que no pasó nada​
  • Tía, cuenta de una vez​
  • Si no hay más que contar, se sentó conmigo, charlamos, tonteó, no le dejé y nada más​
  • ¿Seguro?​
  • Serás tonta… y tan seguro, jamás le pondría los cuernos a Jorge​


Nos quedamos calladas y luego Nati estalló en unas carcajadas diciendo:​

  • Serás bruja, conmigo vas de restaurante y sola te vas por ahí de parranda​
  • No me fui de parranda, tonta​
  • A ligar​
  • Que no ligué, no seas…​


Pero Nati se descojonaba. Al final, cuando se calmó, me dio un beso en la mejilla y dijo:​

  • Gracias, necesitaba pensar en otra cosa​
  • De nada​
  • ¿De verdad te fuiste a un bar y te entró un tío?​
  • Y tanto​


Nos reímos un poco más y luego, más calmada le confesé:​

  • Luego, en la cama, pensé una cosa​
  • ¿Qué?​
  • Lo sencillo que hubiera sido llevármelo al hotel y probar una cosa​
  • ¿Qué cosa?​
  • Si lo mío (bajé mucho la voz) si mi frigidez…​
  • Ahora la tonta eres tú​
  • Bueno, ya sabes… si es cosa mía solo o no​
  • ¿Piensas que puede ser cosa de Jorge?​
  • Más que de Jorge, de los años juntos ¿No crees?​
  • Puede ser, la monotonía ¿no?​
  • Eso​
  • ¿Ahora piensas que puede ser monotonía y no estrés?​
  • Pienso que pueden ser las dos cosas​
  • ¿Te… te pusiste a tono con ese chico?​
  • No, para nada… a ver, me hizo gracia que me entrara pero nada más​
  • Y ¿No te tocaste?​
  • No, tía​
  • Que no es malo​
  • Ya pero… no, ya te he dicho que ganas no tengo​
  • Ya​
  • Aunque el otro día…​
  • ¿Qué?​
  • Tuve un sueño guarro y… creo que me corrí​
  • ¡¡¡No jodas!!! jajaja​
  • No estoy segura pero creo que sí​
  • ¿Y cómo fue el sueño?​
  • No me acuerdo (mentí)​
  • ¿Seguro?​
  • Creo que no fue guarro, es decir, no de sexo, sexo​
  • ¿Entonces?​
  • De mmmm sensaciones, no sé, es que no lo recuerdo bien​
  • ¿Fue con Diego?​
  • Que tonta eres​
  • A ver, es el tío bueno que has visto estos días ¿no?​
  • ¿Y Dani? ¿O Fran?​
  • ¿Fue con ellos?​
  • No, eran ejemplos​
  • Ah… bueno, tu subconsciente te está diciendo algo​
  • ¿El qué?​
  • Que necesitas sexo jejeje​
  • Quizás pero sigo sin ganas​
  • ¿Vas a hacer algo con Jorge este finde?​
  • Claro, algo haremos​
  • Pero no te apetece​
  • Ya me apetecerá​
  • Id a un hotel, algo nuevo, no sé, romped la monotonía​
  • Quizás esté bien eso​
  • También puedes ayudarle en la ducha con la paja jeje​
  • No sé para que te cuento algo, tonta​
  • jajaja o también podéis llamar a una amiga que sabe como romper la monotonía y…​
  • Jajaja, que idiota​
  • Tú te lo pierdes​
  • Eso ya lo sé​


Y le di un pico rápido en los labios y ella puso los ojos en blanco e hizo como que se desmayaba de la emoción. A partir de ese momento, fue la Nati de siempre, hablando, riendo y bromeando sin parar hasta que llegamos a Málaga.



Nos fuimos directas a la oficina, teníamos ganas de contarle todo a María y Antón. Nati y yo estábamos entusiasmadas con Marta y así se lo contamos a ellos. Empezamos a planear la visita de ella, Dani y Sonia para la semana siguiente. Luego, me fui a almorzar con Jorge, que tenía turno de noche. Me alegré de verlo. Esa noche me volví a acostar sola aunque esta vez en mi cama.



Jorge llegó a las nueve de la mañana tras su turno de noche. Estaba visiblemente cansado. Yo ya estaba levantada. Nos dimos un beso y él se fue a la ducha. Cuando escuché que se acostaba, fui al dormitorio y me metí en la cama con él. Echamos un polvo que me gustó pero no consiguió ponerme a tono aunque lo disimulé. Era incapaz de recordar la última vez que había follado por la mañana.



Le dejé dormir gran parte del día. Por la tarde salimos a comprar y de paseo. Luego cenamos en un buen restaurante donde bebí algo más de la cuenta. Al volver a casa, volvimos a follar y al terminar, cuando él se durmió, yo no pude. “Dos veces el mismo día, todo un acontecimiento” pensé con tristeza. Estaba agobiada. Había pensado que con el vino y lo bien que nos lo habíamos pasado, conseguiría correrme pero ni me había acercado. Se la había chupado un buen rato, le había dejado que me lo comiera y era algo que se le daba muy bien, y luego había probado bastantes posturas, pero nada de nada. Tenía todo pensado, que posturas hacer y que me gustaban más, como tocarle, como dejarme tocar… había estado toda la mañana planificándolo pero nada, me había encontrado otra vez teniendo que simular gemidos y orgasmos.



Me levanté y me hice una tila, estaba de los nervios. Tenía que hacerle caso a los demás, tranquilizarme, no pensar más en ello porque cada vez me agobiaba más, dejarme llevar o irnos a un hotel o las vacaciones “sí, voy a dejar de pensar en el sexo hasta las putas vacaciones, para pasarme el día relajándome tomando el sol y luego follando”. Tenía que hacer eso, lo sabía, pero no dejaba de darle vueltas al tema ¿Y si me pasaba algo? ¿Tendría que ir al médico? Porque no era normal que me gustase que me tocara y me besara pero luego, nada de nada. “Algo me pasa” pensé y me fui con el ordenador, y luego a dormir.



La semana empezó ajetreada preparando la visita de nuestros futuros colaboradores. Hablé con mis socios sobre que enseñar y no, y al final los convencí de enseñarles todo, ir sin secretos, necesitábamos convencerlos y yo confiaba en ellos.



La visita fue genial, dejamos a Marta y Dani alucinados y deseando trabajar con nosotros. Antes de irse, me senté con Sonia para concretar aún más los puntos del contrato de colaboración. Sonia traía un principio de acuerdo, para que lo viéramos juntas y dejármelo para tratarlo con los demás socios y nuestros abogados. Lo leí con ella y llegué a un punto donde ella había puesto “PONER AQUÍ LISTA DE NOMBRES CON ACCESO CONFIDENCIAL”. Le pregunté por este punto:​

  • Imagino que AnSI pone en el contrato de sus trabajadores una cláusula de confidencialidad ¿no?​
  • Claro​
  • Entonces ¿Por qué esto?​
  • Por Diego​
  • ¿Cómo?​
  • Diego quiere que estés segura que él no podrá acceder a vuestra información​


La miré unos segundos. Luego dije:​

  • No hace falta​
  • ¿El qué?​
  • Esta cláusula​
  • ¿Seguro?​
  • Sí​


Era una tontería, Diego conocía con detalle nuestro producto, era parte esencial de él, pero no dije nada. Sonia dijo:​

  • Él me insistió en esto, quiere que tú no tengas dudas sobre este punto​
  • Mira, quiero que colaboremos de una forma sincera y con confianza… si vosotros por vuestros contratos personales tenéis esa cláusula, esto es redundante ¿no?​
  • Sí, pero Diego lo que busca con esto es tu tranquilidad respecto a…​
  • Sé que busca, Sonia, y no hace falta… poned en el contrato que hay confidencialidad pero no restringiremos los nombres para que Diego no esté. Entiendo que Marta decidirá el equipo y ella se encargará de la seguridad de la información por vuestra parte ¿no?​
  • Sí​
  • Pues bien, me parece correcto​


Sonia me sonrió y me dijo:​

  • Me parece perfecto​
  • Pues ya solo queda concretar cuando empezáis​
  • Marta dice que le gustaría venirse la semana que viene​
  • Puede trabajar desde Madrid​
  • Sí, pero dice que los primeros meses quiere estar aquí, con vosotras, tomando requisitos y aprendiendo como va el proyecto​
  • Por mí perfecto, mucho mejor​
  • Inicialmente vendrán ella y Dani. Dani no estará al 100%, lo tengo metido en muchos líos, pero Marta sí estará con vosotros a tiempo completo​
  • Genial… sobre su alojamiento aquí ¿Quieres que os ayudemos a buscar un piso o van a estar en hotel?​
  • Pues siendo varios meses, Marta prefiere una casa, pero Diego les ha ofrecido un chalet que tiene en Marbella​
  • Ah​
  • Iremos ahora a verlo antes de volvernos, nos da tiempo​
  • Seguro que es mucho mejor que una habitación de hotel​
  • Seguro​


Nos despedimos todos muy contentos. Luego, me fui con mis socios a tomar una cerveza y celebrarlo, crecíamos en cantidad y calidad. Por mi parte, estaba exultante, sabía que esto iba a ahorrarnos meses de quebraderos de cabeza y presión, confiaba en el trabajo de Marta y Dani.



JUAN

Llevaba toda la semana buscando información sobre las dos socias, Nati y María. No había encontrado nada interesante. Había entrado en la casa de María sin problemas, vivía en un edificio donde era fácil entrar y la puerta no me supuso ningún problema. Estuve buscando algo útil pero no encontré nada, así que puse un par de minicámaras, una en el dormitorio y la otra en el salón, muy disimuladas, y las conecté a la corriente y al wifi de la casa.



La casa de Nati sí fue más problemática. Tenía un portero y no quise dejarme ver. Conseguí entrar durante su descanso para encontrarme una cerradura que no conseguí abrir rápido, necesitaría tiempo y tal como era la disposición de la planta del piso, no había posibilidad de tener un rato a solas. El jueves decidí seguirla viendo que se había arreglado un poco. Tras salir del trabajo, vi que iba a un bar con otros compañeros. Después, vi que se iba sola, pensé que a casa, pero entró en otro bar. La seguí y me senté cerca. Vi como observaba a la gente, estaba de caza y sonreí. Tomé contacto visual con ella, empezamos a hablar y nos enrollamos rápidamente.



Tras unas copas, me dijo de ir a su casa. Acepté encantado, todo estaba saliendo mucho mejor de lo que imaginaba. Allí, quiso llevarme a su habitación pero antes le dije de beber algo. Serví unas copas y a la suya le eché una pastilla, quería dormirla después del sexo, para poder rebuscar tranquilamente.



Al terminar las copas, la empecé a desnudar, excitándome mucho al ver su figura. Ella, al quitarme la camisa, pasó sus dedos por mis cicatrices y me preguntó:​

  • ¿Y esto?​
  • Soy un chico malo, preciosa​
  • ¿Sí? Mmmm me gustan los chicos malos y que follan duro​
  • Pues soy tu hombre, zorrita​


Se agachó bajándome los pantalones y cogiendo mi polla con una mano mientras me miraba con una sonrisita. La lamió despacio y luego se la metió en la boca haciéndome una buena mamada. Tras un rato, le cogí la cabeza y se la metí hasta la garganta, ahogándola unos segundos. Cuando se la saqué, tosió y le dije:​

  • Otra vez, hasta el fondo, zorrita​


Ella me miró desde abajo, con los ojos llorosos por el atragantamiento, pero se la volvió a meter en la boca y ahora fue ella la que se la metió hasta la garganta una y otra vez. Era una auténtica experta.



Luego fuimos a su cama donde me puse un condón y comencé a follarla duro. Ella gemía sin parar pero me di cuenta que poco a poco gemía menos, se estaba quedando dormida por la pastilla. La cogí del cuello y le di un par de bofetadas:​

  • No te duermas, zorra, aún no​
  • No sé… que me… pasa​
  • Te quiero dar por el culo, putita​
  • No… termina… tengo… sueño​
  • Una mierda​


La giré y la puse boca abajo. Ella dijo algo pero la ignoré. Tiré de su cadera para levantarle el culo y se le metí de un tirón. Ella protestó un poco pero se dejó follar. Estaba claro que no era su primera vez. Tras un rato, noté que ya no aguantaba más y la giré boca arriba, me quité el condón y me corrí sobre su cara. Me tumbé a su lado para recuperarme y vi que como se dormía del todo.



Descansé un rato y luego me levanté y rebusqué un poco. No encontré nada. Intenté acceder a su portátil pero no pude. Luego, bajé a mi coche y subí con mi mochila con los dispositivos. Coloqué dos cámaras, en el dormitorio y salón respectivamente. Lo dejé todo conectado y antes de irme, la miré. Seguía dormida, con mi corrida en su cara. Observé con detenimiento su cuerpo desnudo, “la zorrita está muy buena y sabe follar” pensé mientras le acariciaba un pecho. Luego, me fui.



MARIA

“Tía, ya era hora” le dije a Nati cuando se sentó en su silla. La miré, llevaba un cuello alto y gafas de sol, rápidamente supe que había estado de juerga follando hasta las tantas. Ella se rio y dijo:​

  • Me he levantado tardísimo, lo siento​
  • Saliste anoche ¿no?​
  • Sí​
  • Y follaste​
  • Claro, salí para eso​
  • ¿Y bien?​
  • Pues…. sí, creo que sí​
  • ¿Crees?​
  • No sé, recuerdo… trozos​
  • ¿Te emborrachaste?​
  • Creo que sí, aunque, no sé, no recuerdo haber bebido mucho​
  • Joe, tía, estás fatal​
  • Jajaja, ya​
  • ¿Y te acuerdas del tío?​
  • Sí, me acuerdo de casi todo, creo… bueno, no de todo​
  • ¿No te acuerdas como fue el sexo?​
  • Sí, de eso sí… fue bueno y duro​
  • ¿Duro?​
  • Sí, mira​


Se bajó un poco el cuello y vi marcas en él. Puse los ojos en blanco y le dije:​

  • ¡¡¡Nati, tía!!!​
  • No es para tanto​
  • Pues te agarró fuerte​
  • Sí pero… no me acuerdo de eso​
  • ¿No?​
  • Ni de que me diera por el culo, pero me duele así que me lo follaría fuerte, imagino​
  • Joe, de verdad que lo tuyo…​
  • Jejeje​


Miró alrededor y dijo:​

  • Me he despertado sola, desnuda y con… semen en la cara, seco, claro​
  • Joe, anda, deja de contarme​
  • Me tuvo que dejar muerta para haberme dormido sin limpiarme​
  • Un desconocido ¿no?​
  • Sí​
  • ¿Y has mirado si te ha robado algo?​
  • Sí, no tengo mucho que robar, pero estaba el portátil y mis pocas joyas jeje​
  • Un día de estos…​
  • Ya, ya… nunca suelo descontrolar tanto la primera vez con alguien, por eso te digo que me tuvo que follar bien jeje​


Y la tía me lo decía tan contenta sin ver el peligro que era eso. Puse de nuevo los ojos en blanco y dije:​

  • Nati…​
  • Ya sé, no me des el sermón, sé que me pasé anoche, no sé qué ocurrió, me descontrolé, hacía mucho que no me pasaba​
  • Ya, pero un día de estos…​
  • Lo sé, lo sé, tendré más cuidado​
  • Joe, ven…​


Y la abracé diciéndole:​

  • Me preocupas ¿Fue por Vane?​
  • Llevo días sin poder parar de pensar en ella, necesitaba desconectar​
  • Ya…​


Ana nos vio y se acercó:​

  • A: ¿Ha pasado algo?​
  • M: Nati y su forma de desconectar​
  • A: Ah, saliste para beber, follar y olvidar ¿no?​
  • M: Eso es, pero descontroló mucho​


Y le conté un resumen. Ana puso cara de preocupación y dijo:​

  • A: Nati, por favor, no hagas eso más​
  • N: Lo sé​
  • A: Que hay gente muy loca y mala​
  • N: Lo sé​
  • A: ¿Estás bien?​
  • N: Sí, solo me duele un poco el cuello y el culo jeje​
  • A: Lo harías con condón ¿No?​
  • N: Sí, de eso me acuerdo, y me lo dejó allí de regalito en el suelo jeje​


Ahora fue Ana la que puso los ojos en blanco y luego se rio diciendo:​

  • A: Bueno, que solo sea eso, anda, ven, vamos al baño a ver si podemos disimular esas ojeras​
  • N: Sí​


Y las dos se fueron hacia el baño como tantas veces cuando Nati llegaba con ojeras hasta abajo tras una noche de juerga. Ana se enfadaba y preocupaba igual que yo por Nati pero a mí me era imposible poner buena cara. Ana, en cambio, la hacía sonreír y eso me encantaba, era lo que necesitaba Nati en esos momentos.



ANA

Fui a coger mi bolso y luego me metí en el baño con Nati. La miré atentamente pensando en como atacar esas ojeras con el maquillaje que llevaba en mi bolso cuando Nati me dijo:​

  • Ana​
  • ¿Qué?​


Entonces la miré a los ojos y me di cuenta que pasaba algo. Le dije:​

  • No nos has contado todo ¿no?​
  • No​
  • ¿Qué más ha pasado?​
  • Creo… creo que ese tío me drogó​


La miré estupefacta. Ella bajó la mirada y continuó:​

  • Pero no lo entiendo… creo que fue ya en mi casa, cuando estaba claro que íbamos a follar, no sé para qué me drogó​
  • Pero ¿Seguro que te drogó?​
  • Sí, estábamos follando y de pronto me entró una flojera… no podía ni hablar​
  • Mierda, Nati​
  • Pero… ¿Para qué drogarme?​
  • ¿Te ha robado?​
  • No, quizás ese era su plan pero como no tengo casi nada de valor, pero no se ha llevado el portátil ni el teléfono ni la consola…​


Me quedé pensando sin saber que decirle. Ella siguió:​

  • Quizás… quizás es un raro que le pone hacerlo con chicas dormidas ¿No?​
  • Pero folló contigo ¿no?​
  • Sí, y bien, lo estaba pasando muy bien​
  • No sé, Nati​
  • Esta mañana tenía semen en mi cara, quizás me folló luego… no sé​
  • Joder, Nati​


La abracé y ella empezó a sollozar. Dijo:​

  • Me ha entrado mucho miedo cuando me he dado cuenta esta mañana, princesa​
  • Ya te digo​
  • El tío tenía… cicatrices, y una de ellas tenía pinta de ser de un disparo​
  • Joe, menudo personaje​


Pensé rápido y le dije:​

  • Cambia la cerradura de tu casa​
  • ¿Tú crees?​
  • Sí, por si acaso​
  • Vale​
  • Y esta noche te vienes a dormir a mi casa, esta noche y las que quieras, claro​
  • No hace falt…​
  • Sí, te vienes y punto​
  • Gracias, princesa​


Seguimos abrazadas y luego, al calmarse, se apartó y dijo:​

  • No le digas nada a María, que se pondría hecha una furia y en su estado…​
  • Ya veremos, nena​


Nos quedamos calladas y entonces dije:​

  • Vete a casa y descansa​
  • No… me da un poco de miedo estar allí sola​
  • Ya… bueno, mira, vamos las dos, cambiamos la cerradura, coges algunas cosas y te vienes unos días a casa​
  • Pero....​
  • Pero nada, vamos​
  • ¿Y María?​
  • Le digo que te llevo a casa, que te caes de sueño​
  • Bueno…​
  • Anda, vamos​


Recogimos sus cosas y fuimos a su casa para esperar a un cerrajero. Tras un buen rato, la cambiaron y luego nos fuimos a mi casa donde dejé a Nati en la cama tras tomarse una pastilla para tranquilizarse. Llamé a María y le conté todo de una forma suave, era imposible que no se enterara. María quiso venir pero le dije que no, que me quedaba yo con ella, que iba a trabajar desde casa.



Nati pasó varios días en mi casa pero luego insistió en volver a la suya. También llegaron Dani y Marta, y como Nati había congeniado muy con ellos, le vino muy bien porque salía con ellos a enseñarle la ciudad y los bares. Poco a poco, fue olvidando al tipo ese.​
 
64



ANA

Los días fueron pasando. Cada día hablaba con Sonia y le pedía consejos sobre diversos temas. Sonia siempre me atendía de buena gana y me ayudaba mucho, cosa que me facilitó mucho la toma de decisiones que antes me estresaban tanto. Además, Marta y Dani se integraron sin problemas en el equipo, aportando rápidamente ideas y soluciones. Por las noches intentaba hablar a diario con Diego-Dimitri, a veces hablábamos horas y otras veces solo minutos, pero el tiempo era lo de menos, esos ratitos me producían un bienestar interior que necesitaba.



El proyecto avanzaba sin problema, mi estrés había bajado bastante, y estaba aprendiendo mucho de Sonia, Marta y Dani. Todo iba genial en lo profesional. En lo personal, el sexo seguía igual de malo, era poco y sin resultado para mí más allá de complacer a Jorge, pero había decidido tomármelo de otra forma, me preocuparía cuando llegaran las vacaciones, entonces le dedicaría toda la atención a ese tema.



Nati mejoró mucho de ánimo. Un día empezó a saltar de felicidad y nos contó que Vanessa iba a venir unos días por trabajo. Nati no cabía en sí de felicidad. María y yo nos miramos preocupadas porque esos días serían de felicidad pero luego vendría la depresión y, posiblemente, a intentar olvidar mediante sexo con desconocidos. Estaríamos atentas.



Unas semanas después



CARMEN


Me levanté al escuchar como llamaban a la puerta. Fui a abrir sabiendo que serían los que venían a traer la nueva lavadora y llevarse la vieja que se había estropeado.



Abrí y dejé pasar a dos hombres que metieron una enorme caja de cartón dentro de casa. Uno tendría cuarenta y muchos y el otro menos de treinta. Les indiqué donde estaba la lavadora vieja y se pusieron a desmontar y a sacar la nueva. Los miré hacer su trabajo y observé que el más joven me miraba cada dos por tres, pero no le hice mucho caso. Cuando terminaron, se fueron llevándose la lavadora estropeada y me fui a la cocina a prepararme un té. Al rato, llamaron de nuevo a la puerta y cuando miré por la mirilla, vi al más joven. Me extrañó pero abrí pensando que habrían olvidado algo.



Le pregunté:​

  • ¿Se os ha olvidado algo?​
  • No, Carmen​


Me pareció raro el tono del chico. Además, antes solo había hablado el mayor tratándome de usted y señora, pero ahora este chico me tuteaba y me llamaba por mi nombre. Reaccioné y le pregunté:​

  • ¿Entonces?​
  • ¿No te acuerdas de mí, Carmen?​


Lo miré atentamente. Sí, era verdad, me sonaba de algo. Él sonrió y dijo:​

  • Claro, con tantos clientes, normal que no te acuerdes de uno al que te follaste solo una tarde​


Me quedé de piedra y entonces lo reconocí, era el hijo del peluquero de Paco. Lo metí en casa corriendo, asustada de que un vecino lo escuchara. Le dije:​

  • Pero ¿Qué haces aquí?​
  • ¿Tus vecinos no saben que eres puta?​
  • Yo… yo no soy… eso​
  • ¿No eres puta?​
  • No​
  • ¿Por qué? Sigues estando muy buena​


No sabía qué decir, estaba asustadísima, me costaba pensar. Le dije:​

  • Lo… Lo dejé hace tiempo​
  • Ah, joder, que lástima​
  • Por favor, vete​
  • ¿Por qué? Charlemos un poco​
  • No, yo… tengo que salir​


El chico se dirigió al salón y se sentó. Lo seguí totalmente angustiada. Le dije:​

  • No te he invitado a entrar​
  • ¿Cuánto cobrabas, Carmen?​
  • ¿Qué?​
  • Te estuve buscando para volver a follar contigo pero no hubo forma, y Paco nunca quiso decirme como contactar contigo​
  • Yo no…​
  • Me gustaría volver a follar contigo, Carmen ¿Cuánto me costaría?​
  • Te he dicho que ya no…​
  • Venga, Carmen, por los viejos tiempos, fue una tarde inolvidable para mí​
  • Ya está bien, te he dicho que ya no hago eso, vete, por favor​


Entonces se levantó y me arrinconó contra la pared, pegándose a mí de una forma muy amenazante. Me dijo:​

  • ¿Cuánto, Carmen?​
  • No…​


Pegó un manotazo contra la pared, al lado de mi cabeza. Repitió:​

  • ¿CUÁNTO, PUTA?​


Intenté no temblar pero estaba aterrorizada, pero a la vez, me notaba excitada. Él continuó hablándome pegado a mi cara:​

  • Cuando se ha sido puta, se es para toda la vida así que dime el precio, puta​


Le intenté empujar pero no puede, y le dije:​

  • Te he dicho que ya no hago eso​
  • Pues de aquí no me voy sin follarte, puta, ya sea por dinero o gratis, tú verás​


Pensé rápidamente las opciones que tenía. Lo primero era impedir que Luis se enterara de esto, y para ello, tendría que contentar a ese tío o asustarlo, estaba claro. Inspiré resignada y le dije:​

  • Espera, no seas tan agresivo… Estaba a punto de tomarme un té ¿Quieres uno?​


El chico me miró sorprendido. Entonces sí conseguí apartarle y me fui a la cocina. Él me siguió y le pregunté:​

  • ¿Café o té?​
  • Yo… una coca-cola​
  • Bien​


Abrí el frigorífico y le di una lata. Entonces cogí mi taza, intentando calmarme. Le miré y le dije:​

  • A ver… ¿Cómo te llamas?​
  • Ramón​
  • Ramón, a ver si lo entiendes, ya no soy puta, no te voy a cobrar por sexo​
  • Pero…​
  • Espera, déjame terminar​


Él me miró extrañado. Di un sorbo a mi taza y dije:​

  • Recuerdo bien aquella tarde, fue divertida​
  • Ya te digo​
  • Te propongo una cosa, por el recuerdo de aquella tarde, te vas ahora y no ha pasado nada​
  • No, quiero follarte​
  • No​


Él me miró enfadado, a punto de saltar. Le sonreí y le dije:​

  • Ramón, no vamos a follar, otra cosa diferente sería acabar mal entre los dos, y no querrás eso ¿no?​
  • A mí me da igual eso​
  • ¿Quieres que llame a Paco?​
  • ¿Paco? Me importa una mierda Paco​
  • Ya pero Paco tiene amigos… amigos que me cuidan o ¿Te crees que las putas vamos por libre?​


El chico puso cara de no entender y luego lo captó y se removió intranquilo. Le dije:​

  • Te vas, no le digo nada y todos contentos​


Lo miré, era un momento clave. Si no se creía la amenaza, iba a acabar todo muy mal. El chico bebió de la lata, nervioso. Dijo:​

  • Paco es… ¿Es tu chulo?​


No le dije nada. Él asintió tomando mi silencio como confirmación. Dijo:​

  • Está bien, me voy pero…​


Se levantó y se me acercó. Dijo:​

  • Quiero una mamada​
  • No​
  • Sí, Carmen, una mamada y no me verás nunca más​


Iba a negarme pero vi en esos ojos determinación. El chico no estaba bien, seguía siendo agresivo y me parecía un poco desequilibrado, pero a la vez, me excitaba ver como me miraba. Me dijo:​

  • Una mamada y quiero volver a ver y tocar tus tetas​


El chico se me acercó y nos miramos unos segundos. Dejé la taza en la encimera y me quité la camiseta y el sujetador. El chico me las miró sonriendo y me las cogió. Le dejé sobarme las tetas unos segundos y luego me agaché para sacarle la polla del pantalón. La tenía medio dura. Me la metí en la boca y se la chupé, y rápidamente se puso dura del todo.



Se la chupé rápido y no tardó en correrse dentro de mi boca. Me lo tragué y me levanté. Le sonreí mientras me ponía el sujetador y la camiseta. Le dije:​

  • Adiós, Ramón​
  • Mmmmm​
  • Espero no volver a verte si no quieres que llame a Paco y te vayan a visitar sus… amigos​
  • Descuida​


Y se fue. Me fui al baño para enjuagarme la boca. Allí me di cuenta que estaba cachonda, la situación me había asustado pero también excitado, con ganas me lo hubiera follado pero me había prometido no volver a ponerle más cuernos a Luis. La mamada había sido un recurso para evitar ir a más, pero no quitaba que no me hubiera gustado.



Me planteé si llamar a Paco y contarle todo pero decidí que no. Lo mismo Paco se enfadaba o lo mismo se excitaba y me pedía quedar para darle más detalles y no me fiaba de mí si Paco se calentaba. Mejor lo dejaba estar. El chico se había ido satisfecho. Si volvía, entonces sí llamaría a Paco. Entonces caí en una cosa ¿Por qué había seguido con la historia de que era una puta? Pensé unos segundos y me di cuenta que era algo que me excitaba. Mi realidad actual era más aburrida, una ama de casa con mucho tiempo libre que se metía en esas historias para excitarse. Echaba de menos esos encuentros, esa excitación,... Fui a la cocina y cogí de la mesa la tarjeta que me había dejado el otro técnico, con el teléfono de la empresa y, tras mirarla unos segundos, la guardé sonriendo.



JUAN

  • Juan, ha llegado tu visita​
  • Gracias, Beli, hazla pasar​


Al poco, escuché pasos de dos mujeres en tacón. Llamaron a mi puerta y Beli dijo:​

  • Pase… ¿Quieres algo, Juan?​
  • No, gracias, Beli… cierra la puerta​


Cristina entró en mi despacho diciendo:​

  • Esperaba un sitio oscuro y cochambroso​
  • Ves muchas películas​
  • Será eso… ¿De verdad esto es una agencia de investigación?​
  • Entre otras cosas​
  • Parece más una consultora​
  • También lo somos​


Cristina se paseo por las ventanas, mirando fuera. La admiré con detenimiento. Llevaba una minifalda hasta medio muslo, medias (seguro que no eran panties), tacones altos y una camisa con bastantes botones desabrochados, y encima una chaqueta abierta. Me miró sonriendo y dijo:​

  • Qué lástima, esto es como cualquier oficina, no tiene glamour jeje​


Me acerqué y nos dimos un largo beso con lengua. Desde antes de mi viaje a Málaga no nos veíamos. Le dije:​

  • Siéntate​


Ella lo hizo y me miró expectante. Le dije:​

  • Tengo un par de cosas que enseñarte​
  • ¿Me van a servir?​
  • No lo sé, eso lo decidirás tú​
  • A ver​


Giré la pantalla para que la viéramos los dos. Puse algunos videos de la casa de María. Ella miró sin mucho interés porque las imágenes eran anodinas, situaciones cotidianas de una pareja. Le dije:​

  • Si quieres, te pongo las escenas de sexo​
  • ¿De esos dos? No, que asco, no me apetece ver a una gorda follando​
  • Pues lo hacen bastante para esa barriga que tiene​
  • Estará muy necesitada, esa habrá follado poco​


Y me sonrió con una sonrisa de mala hostia, Cristina escupía veneno muchas veces, y eso me gustaba de ella. Le dije:​

  • Aquí no hay nada interesante​
  • ¿No tienes nada que pueda usar para presionarla?​
  • No tengo nada de ella, pero sí del marido​


Entonces puse imágenes de él en su trabajo. Le dije:​

  • ¿Ves a su compañero?​
  • Sí​
  • Es su socio​
  • ¿Y?​
  • Tienen una empresa de homologación de instalaciones en edificios​
  • Vale​
  • Y el socio acepta sobornos​
  • ¿Cómo lo sabes?​
  • Me pasó la información un colega que lo está investigando por unas deudas​
  • ¿Qué tiene que ver con el marido de la gorda?​
  • Que el socio es un listo, nunca firma él, firma el marido​
  • Ah​
  • Y si alguna vez los pillan, quien se comerá el marrón será el maridito que no se entera de nada, por lo que me dicen​
  • Joe, pero eso es… no sé, pensaba en chantajearles con dinero y esas cosas, y ese tío no ha hecho nada, ha sido su socio ¿no?​
  • Así es​
  • Es una putada chantajearle con algo que no ha hecho​
  • Nena ¿Vas a tener escrúpulos? ¿No querías esa empresa?​
  • Sí, pero… no sé​
  • Además, la embarazada no va a dejar que le pase nada a su maridito​
  • Sí, eso seguro… mmmmm ¿Y tienes pruebas?​
  • Sí… mi colega tiene mucha información que nos pasará por una módica cantidad de dinero… él no la necesita porque lo que busca es algo contra el socio​
  • Bien, bien… consigue esas pruebas​
  • Habrá que pagarle​
  • No hay problema​
  • Bien, así me gusta, que vayas a por todas​


Cristina sonrió ampliamente. Quité todo de la pantalla y puse otros videos, esta vez de la casa de Nati. En unos de ellos, se veía a Nati desnuda en su cuarto, mientras escogía ropa para vestirse. Cristina me miró y dijo:​

  • ¿Cómo te colaste en sus casas?​
  • En la de María fue sencillo, tienen una mierda de cerradura y viven solos en su planta​
  • Ah​
  • Pero la de Nati fue más problemática, tiene buena cerradura y vive en una planta con un montón de vecinos​
  • ¿Entonces?​
  • Salí a vigilarla y, en un bar, me ligó​
  • ¿Te ligó?​
  • Sí​
  • Le entrarías tú​
  • No, no, ella a mí​
  • Será guarra​


Me reí recordando como nos conocimos Cristina y yo, fue muy parecido a lo de Nati, Cristina me entró con ganas de follar, pero no dije nada. Cristina miraba la pantalla y preguntó:​

  • ¿Te la follaste?​
  • Sí​
  • Que bajo has caído, esa tía no vale nada… espero que te pusieras condón, esa guarra seguro que se folla a cualquiera​
  • Pues tiene un cuerpo muy sexi… y claro que me puse condón​
  • Pensaba que era bollera, no veas como me miraba cuando nos conocimos​
  • Pues… creo que le gusta todo, mira​


Le puse otro video donde se veía a Nati y otra chica follando. Cristina sonrió y dijo:​

  • Lo sabía, una zorra bollera​
  • No es bollera del todo, te lo aseguro​
  • Mírala, esa es bollera… anda, quita eso​
  • ¿No te gusta?​
  • No​
  • Pues lo hacen muy bien​
  • No me van las tías​
  • ¿Nunca has follado con una mujer?​


Cristina me miró unos segundos y luego dijo:​

  • Sí, pero no es lo mío​
  • Jeje​
  • Bueno, quita eso y cuéntame​
  • Espera, lo pongo al final del polvo, ahí está lo interesante​


Moví el video hasta llegar al momento que las dos se tumbaban cansadas. Entonces, se ponían a hablar. Le di volumen. La otra chica se quejaba de su marido, de su vida, y lloraba mientras Nati la consolaba. Cristina me miró sin comprender. Le dije:​

  • De esto hablan varias veces, en la cama y en el salón​
  • ¿Y a mí qué?​
  • Parece que se llevan acostando desde hace años, ella está casada pero es lesbiana, pero no sale del armario por la familia, sus hijos…​
  • ¿Y? ¿Quieres que las chantajee con publicar como follan?​
  • No, no exactamente​
  • ¿Entonces?​
  • Esa chica, la otra, tiene miedo de su familia, del qué dirán, de perder a sus hijos…​
  • Pero… ahhhhh, que la podría chantajear con informar a su familia​
  • Sí, las dos se muestran muy preocupadas por si la descubren​
  • Mmm joe, pero esa chica es la que se llevaría el palo, no la zorra​
  • Sí, pero Nati también sufriría, ya las has escuchado, esas dos se quieren​
  • Pero, no sé… esto es ya demasiado, Juan, estamos hablando de joder la vida de otra persona que no tiene nada que ver​
  • ¿Y?​
  • Que no me parece bien ¿no?​
  • Bueno, si quieres lo intentamos solo con la embarazada, pero también es ir contra su marido, no contra ella directamente​
  • Mmmmm ya… Además, no me fio de esa gorda​
  • ¿Entonces?​
  • Pero esto… es muy fuerte, Juan, que es una madre​
  • Mira, tal como yo lo veo, Nati nunca permitirá que esa chica lo pase mal, se sacrificará​
  • ¿Seguro?​
  • Sí, y si no lo hace ¿Cómo la deja a ella? Como una cabrona egoísta ¿no?​
  • Mmmmm​
  • Puedes lanzar la caña de las dos, una seguro que pica, y si la otra no lo hace, pues ya decides que hacer​
  • Ya… no sé​
  • Además, eres una mujer de negocios ¿no?​
  • Claro​
  • Una dura mujer de negocios, sin escrúpulos​
  • Mmmm​
  • Que pisoteará a quien se le ponga por delante si hace falta para conseguir sus objetivos​
  • Eso seguro​
  • Pues esta es una de las armas de una mujer de negocio, saber manejar la información​
  • Mmmmm sí, tienes razón… Me puede valer​


Seguimos escuchando unos segundos más a las dos lesbianas lloriqueando y Cristina dijo:​

  • Joder, son patéticas… que se jodan, sí, lo voy a hacer​
  • Así me gusta, una chica dura​
  • Jeje, ni te imaginas​
  • ¿Estás libre esta noche?​
  • No, Diego está​
  • Mierda​
  • Ya​


En el video, las dos chicas volvían a liarse y me quedé mirándolas, eran muy sexis. Cristina dijo:​

  • ¿Te ponen?​
  • Claro, están muy bien​
  • Y te habrás pajeado mirándolas, eres un guarro​


Se levantó y miró por la ventana. Me puse detrás de ella y le dije al oído:​

  • Quiero follarte​


Mientras besaba su cuello y le cogía las tetas desde atrás. Ella gimió y dijo:​

  • No puedo quedar​
  • Pues te follo aquí​
  • ¿Aquí?​
  • Sí​


Se giró y me miró con una sonrisita lasciva. Nos besamos apasionadamente y dijo:​

  • Vale, fóllame​


Le desabroché la camisa y saqué una teta del sujetador para chuparla con fuerza. Luego, la llevé a mi mesa. Ella se inclinó dándome la espalda. Le subí la falda y le bajé las bragas a los tobillos. Le di un fuerte azote y ella gritó. Cogí las bragas y se las metí en la boca. Luego, me la saqué y la follé rápidamente.



Tras unos minutos, paré y me senté en mi silla. Ella se sentó sobre mí, dándome la espalda y comenzó a follarme mientras yo le agarraba las tetas desde atrás. Después, la tumbé sobre la mesa y, poniendo sus piernas en mis hombros, la follé hasta correrme dentro de ella.



Al terminar, ella se quitó las bragas de la boca y las dejó en mi mesa. Cogió unos pañuelos de papel de mi mesa y se limpió. Luego, se bajó la falda, se atusó el pelo, sacó un pintalabios y tras arreglarse, me miró sonriendo y me dijo:​

  • Mándame todo eso, pensaré como usarlo​
  • Bien​


Me dio un beso en los labios y se fue meneando su culo y sin bragas, que seguían en mi mesa. Las cogí y las guardé en un cajón, sonriendo. Cristina me tenía loco, estaba muy enganchado a ella. Si conseguía esa empresa, me encargaría de convencerla para que me metiera porque ella estaba segura que sería un pelotazo y yo quería sacar tajada. Además, era una zorra de cuidado, siempre cachonda y con ganas de sexo. Pensaba follar con ella mucho tiempo.



Miré la cámara que había en el cuadro de la habitación y me conecté al ordenador. Puse el video del polvo que acabábamos de echar.



CRISTINA

Me metí en el taxi y pensé en lo que acaba de pasar “mierda, mierda, otra vez le he puesto los cuernos a Diego estando aquí” pensé pero es que perdía la cabeza con Juan cuando se ponía así. Cuando acabara todo esto de Anatim y tuviera el control de esa empresa, dejaría de ver a Juan, era un peligro, no me podía fiar de mí si estaba con él a solas.



Pero entonces sonreí al recordar lo cachonda que me había puesto verlo en su ambiente, con esas grabaciones, y ver a esas dos putitas follando. Juan me ponía demasiado y todo esto de la investigación me excitaba. Suspiré y meneé la cabeza, tenía que dejar de pensar en él. Repasé mentalmente lo que me quedaba del día, un par de reuniones en la oficina y otra con un cliente “Y yo sin bragas y con esta falda” pensé. Además, tenía que hablar con Cloe y Paco sobre Anatim, pero eso sería ya por la noche, tenía el día muy ocupado. Miré por la ventanilla y le dije al taxista que parara, tenía que ir a comprarme unas bragas.



CLOE

  • No me puedo creer lo que me estás contando​


Cristina me miraba enfadada. Respondió:​

  • ¿Qué pasa? Son negocios​
  • Estás hablando de chantajear a personas por su vida personal​
  • ¿Y?​
  • Haciendo daño no solo a esas personas sino a otros​
  • Mira, nadie va a salir dañado, ellas me votaran y todos contentos, nadie sabrá sus secretitos, y al final ganarán mucho dinero cuando la empresa suba gracias a mí​
  • A ver, Cristina, piensa bien lo que me estás diciendo​
  • Te estoy diciendo que en la próxima reunión de Anatim me voy a quedar con la empresa y echaré a la rubia pija del puesto de directora… Lo que ella haga luego es cosa suya, por mí que se vaya o se quede como programadora, ya veremos​
  • Pero… así no se hace, Cristina​
  • Así o como haga falta​
  • Además de que es un acto de chantaje totalmente fuera de lugar ¿Te has parado a pensar qué dirá Diego?​
  • Nada, él no sabrá nada​
  • ¿Cómo que no? Le contarán todo, son sus amigas​
  • ¿Y a quién va a creer? ¿A esas desconocidas o a su mujer? Además, les dejaré muy claro que como cuenten algo, se sabrá todo​


Meneé la cabeza, Cristina estaba totalmente descontrolada. Le dije:​

  • Cris, de verdad, detente a pensar, esto es… es una locura​
  • Tú has hecho cosas peores​
  • ¡¡¡¡¡¡Nunca he hecho algo así!!!!!​
  • Chantajeaste a Claudia​
  • Sí, con cosas del trabajo, no de su vida personal​
  • Es lo mismo, es un chantaje​
  • No, no es lo mismo, Cris​


Cristina se levantó enfadada, echando chispas por los ojos. Dijo:​

  • Ahora no me vengas con lecciones de moralidad, Cloe​
  • No es eso, Cris, pero… hay otras formas​
  • No​
  • Sí, no tengas tanta prisa, por favor, solo tienes 31 años​
  • Es mi momento​
  • No, eres muy joven, ten paciencia, todo te llegará​
  • No, lo quiero ahora, y quiero esa empresa, y luego AnSI, ya te lo dije​
  • Pero… Cris, de verdad, ve más despacio, quédate con GR, no hay problema, si en realidad eres quien más negocio trae a la empresa, quien ha reestructurado la empresa y ahora es mucho más productiva, quien me ha convencido hacia qué negocios debemos ir y…​
  • Que no quiero GR, métetela por el culo, Cloe​


Me miró y dijo:​

  • ¿No piensas ayudarme?​
  • Con ese plan no, Cris​
  • Vete a la mierda, Cloe​
  • Cris, entiéndelo, eso es…​
  • VETE A LA MIERDA​


Y se fue hacia la salida de mi casa. Antes de llegar a la puerta dijo:​

  • Lo haré yo sola pero me has decepcionado, mucho, Cloe​
  • Pero Cris…​
  • No, ni Cris ni hostias… no quiero saber más de ti, puta francesa loca del coño, vete a la mierda​


Y se fue dando un portazo. Miré hacia la puerta conmocionada. No me podía creer lo que acababa de pasar ni lo que iba a intentar. Sin poder tranquilizarme llamé a Paco para contarle todo. Él me dijo que la iba a llamar para razonar con ella.



Paco llegó a casa dos horas después. Me dijo:​

  • Cloe, Cris no va a ceder​
  • Joder, que desastre​
  • Tenemos que ayudarla para minimizar este desastre​
  • ¿Hablamos con Diego?​
  • No, eso no, Diego… Diego no se tiene que enterar, como se entere, mínimo rompe con ella, parece que Cristina no lo conoce tan bien como cree, Diego es un tío recto, íntegro, jamás permitirá algo así​
  • Ya​
  • Voy a ver esas “pruebas” que tiene contra las socias y a aconsejarle​
  • No, no te metas, Paco​
  • No la podemos dejar sola, Cloe​
  • Pero… si te metes, serás tan culpable como ella​
  • Pero al menos no irá a lo loco… tenemos que ayudarla​
  • Yo no me pienso meter, esto es demasiado para mí… no puedo… me recuerda a las maniobras de mi familia contra mí… no puedo, lo siento, no puedo​
  • Bien, lo hago yo, no hay problema​
  • Habla con Carmen​
  • Mmmm​
  • Ella la convencerá​
  • Vale, lo intentaré​
  • Está muy descontrolada, da miedo, Paco​
  • Ya​
  • Alguien la está aconsejando y la lleva por un camino que no va a acabar bien​
  • La ayudaré, no te preocupes​


PACO

Unos días después quedé con Carmen en una cafetería. Nos saludamos, hablamos de nimiedades y saqué rápido el tema. Le expliqué todo. Carmen escuchó sin decir nada. Al acabar dijo:​

  • ¿Y?​
  • ¿Cómo? ¿No te parece una locura?​
  • No, me parece que Cristina es un tiburón de los negocios ¿No se dice así?​
  • Carmen, eso no es ser un tiburón, es ser una hija de puta, con perdón​
  • Oye, no te pases​
  • Lo siento pero lo que quiere hacer Cris a esas chicas no tiene nombre​
  • Solo está usando las debilidades del adversario​
  • Pero son temas personales​
  • ¿Y? En el amor y la guerra todo vale ¿No dicen eso?​
  • Pero… a ver ¿Me has escuchado bien? ¿Entiendes lo que quiere hacer?​
  • Sí​


Inspiré y le dije:​

  • Mira, Cloe lo ha pasado fatal con estas cosas, en su familia son una panda de hijos de puta que han estado siempre usando su vida personal para hacerle la vida imposible y chantajearla​
  • Pues debería saber que debe ir con cuidado con su vida personal​
  • Carmen, por favor​
  • ¿Qué?​
  • Imagina cómo te sentirías si alguien te chantajeara con contar lo nuestro a Luis​


Carmen me miró visiblemente enfadada y me dijo muy despacio:​

  • ¿Me estás amenazando?​
  • No, coño, Carmen, todo lo contrario, no me jodas​
  • Mira, Paco, deja a mi hija tranquila, es mayor y muy inteligente, si ella piensa que eso debe hacerlo, yo la apoyo​


Intenté convencerla y no hubo forma. Nos despedimos con tristeza por mi parte y enfado por la suya.



Un par de horas más tarde me llamó Cristina hecha una furia, su madre se lo había contado todo y me dijo que jamás volvería a confiar en mí, que no la llamara más, que no quería saber nada de Cloe y de mí… estaba hecha una furia. Y me amenazó que si contábamos algo a Diego, iba a tirar de la manta de todos nuestros temas. Me cortó con amenazas de todo tipo.



Volví con Cloe que se puso a llorar. Pocas veces lloraba, solo por su familia, y Cris era como de la familia. No sabíamos qué hacer y decidimos esperar acontecimientos.​
 
65



CRISTINA

Varios días después


Me senté en el tren. Llevaba todo preparado. Le había dicho a Diego que tenía una reunión en Barcelona pero en realidad iba a Málaga. Había preparado todo para las entrevistas con los tres socios. Lo había tenido que preparar sin ayuda de Cloe y Paco que me habían traicionado, menos mal que tenía a Juan que sí me ayudó a preparar cada reunión.



Al pensar en Cloe y Paco me invadió por dentro una oleada de enfado y tristeza, no podía terminar de creerme lo que me habían hecho, me sentía traicionada por ellos, pero lo cierto es que poco a poco me había ido tranquilizando con este tema. Estos días no había ido a la oficina, había trabajado desde casa. Diego se había extrañado pero no me había insistido mucho. Estar con Diego y todo el sexo maravilloso que había tenido con él estos días me había tranquilizado. Además, estaba haciendo todo esto en gran parte por él, para hacerle ganar más dinero, y para que estuviera orgulloso de mí cuando viera lo que iba a conseguir con esa empresa. Les iba a demostrar a todos lo buena que era en los negocios, sin ayuda de nadie, ya tenía preparado un plan estratégico para Anatim.



Suspiré y volví a pensar en Cloe y Paco, me iba a costar perdonarlos. Desde luego, yo no pensaba dar ese paso, lo tendrían que dar ellos, y no se lo iba a poner fácil. Tenía que pensar si les decía que ya no estaban invitados a la boda. Quizás cuando tuviera Anatim y vieran que yo tenía razón, vendrían arrastrándose y les perdonaría… Sí, les perdonaría si se disculpaban en condiciones y me daban la razón, al fin y al cabo, eran mis únicos amigos de verdad.



Miré el reloj, el tren estaba a punto de salir y Juan no había llegado. Entonces lo vi correr con la maleta y me reí. Llegó respirando rápido y sonriendo. Me dio un beso y se sentó a mi lado. Nos pusimos a repasar todo. Después, nos pusimos a charlar. Juan me dijo:​

  • Cuando tengas esa empresa, tenemos que celebrarlo a lo grande
  • Claro que sí, cariño
  • Tengo un pequeño apartamento en Ibiza, nos podríamos ir un fin de semana, aquello está de puta madre para colocarnos y follar sin parar
  • Mmmm jeje
  • Ya verás
  • Me encantaría pero no sé si podré
  • Seguro que puedes encontrar una buena excusa para Diego
  • Mmmm seguramente
Y le sonreí imaginándonos en Ibiza follando y colocándonos.



Una vez llegamos a Málaga, tuvimos la primera reunión con el socio, Antón. Con él fue todo sencillo, solo hablamos de cifras hasta llegar a un acuerdo. Salí contenta porque el chico estaba desesperado por tener dinero en efectivo, no promesas de aquí a tres años.



La segunda reunión fue con María, en su casa. Se sorprendió al verme, y se sorprendió aún más cuando le enseñamos los papeles que llevábamos porque ella no sabía nada del asunto. Estuvo un buen rato revisando los documentos, con cara de perplejidad y de miedo. Le expliqué que le podía ocurrir si se descubría y que todo quedaría debidamente olvidado si ella me votaba en la reunión de la semana siguiente. María se quedó boquiabierta. Me divirtió mucho porque al principio nos había tratado con desdén pero al final, estaba casi llorando. Nos despedimos diciendo que si no me votaba o si le contaba a Ana o Diego o a Nati esta conversación, esas pruebas que involucraban a su marido en estafas en sus homologaciones llegarían al organismo pertinente ese mismo día.



La siguiente fue Nati. Fue la más divertida. Se quedó con cara de tonta al ver a Juan. Le dijo:​

  • Tú.. tú me drogaste
  • No, te quedaste dormida en pleno polvo
  • Una mierda, me drogaste y a saber que mierda hiciste
Ahí intervine y le dije que de eso veníamos a hablar. Cuando le enseñé el video de ella y su amiga follando, y luego su conversación, estaba que no salía de su asombro. Le advertí que pasaría si no me votaba en la reunión o se lo contaba a Diego o Ana o María, que la familia de su amiga, sus vecinos, sus hijos… verían el video completo. Nos fuimos dejándola en su salón, inmóvil, sin reaccionar.



Después, Juan y yo nos fuimos al hotel, a follar como si no hubiera un mañana, súper cachondos y excitados, exultantes por como había ido todo.



MARIA

Había tenido una larga discusión con José. José se había derrumbado diciendo que él sospechaba algo pero no tanto. El pobre estaba fatal, su socio lo había engañado, aprovechándose de él. Decidimos consultar a un abogado para ver alternativas porque yo no estaba dispuesta a traicionar a Ana tan fácilmente, eso lo tenía claro, pero tampoco quería a mi marido en la cárcel. Tenía un gran dilema y no sabía como resolverlo.



NATI

Cuando escuché la puerta cerrarse, me levanté de un salto y fui a mi dormitorio. Busqué la cámara y la destrocé. “El cabrón me drogó para ponerme cámaras” pensé. Busqué más por toda la casa pero solo encontré otra en el salón.



Luego, me eché a llorar. No podía hacerle eso a Vane, pero tampoco a Ana. Cualquier decisión destrozaría una vida, Vane sería capaz de hacer cualquier locura, y Ana jamás me perdonaría. Lloré sin parar. Necesitaba contárselo a alguien. Cogí el móvil y busqué el contacto de Diego, él me ayudaría. Pero antes de marcarlo pensé "Pero... es su novia, su mujer dentro de unos meses... ¿Me ayudará por delante de ella?". Es que era ponerlo en la misma tesitura que tenía yo, elegir entre una amiga y su pareja. Además, la loca de Cristina me lo había dejado claro, si se lo contaba a alguien, enviaría el video. Dudé durante un buen rato y luego desistí, me puse a buscar el contacto de María pero al final tampoco la llamé. “Tienes que pensar, idiota, esta tía es capaz de haber puesto micros en todos sitios, y si me escucha contarle esto a alguien…” pensé temblando de impotencia.



ANA

Miré el móvil y luego a Sonia y Marta. Les dije:​

  • A: Pues ni Nati ni María pueden venir al final
  • M: Oh, vaya
Habíamos quedado las cinco para tomar algo. Dani estaba en Madrid y Sonia había venido un par de días para ayudarme con un tema de papeleo de unas subvenciones que me había aconsejado.



Pedimos unas cervezas y tapas y estuvimos hablando un buen rato de trabajo, hasta que Marta dijo:​

  • M: Chicas, ya está bien de tanto trabajo ¿no?
  • A: Lo siento, es que tengo que aprovechar que tengo aquí a Sonia jeje
  • S: Pero Marta tiene razón, mejor lo dejamos
Nos quedamos calladas y al cabo de unos segundos, les dije:​

  • A: Os quiero agradecer a las dos, y a Dani, toda la ayuda que nos estáis dando
  • M: Pero si esto es lo más divertido con lo que hemos estado desde hace meses jeje
  • S: Sí, se lo están pasando muy bien
  • A: Y a ti, Sonia, por tu paciencia con mi torpeza
  • S: Jeje, no he notado torpe en nada
  • A: Yaaaa jajaja, seguro
Nos sonreímos, y continué:​

  • A: Estamos muy cómodas trabajando con vosotros, de verdad, y os habéis ganado nuestra confianza, ha sido la mejor decisión que hemos podido tomar
  • M: Jeje
  • S: Pues ya sabes a quien se lo debes agradecer


La miré sonriendo, se refería a Diego. Le dije:​

  • A: Lo sé
  • M: ¿Ya te podemos preguntar qué pasó entre vosotros? Porque nos morimos de curiosidad jeje
  • S: ¡¡Marta!!
  • M: ¿Qué? Como ella bien dice, estamos todos muy cómodos y hay confianza ¿no?
  • A: Jejeje, sí… pues… Diego y yo fuimos novios hace diez años
  • M: Eso ya lo imaginábamos ¿Y qué pasó?
  • A: Me dejó para irse a estudiar al MIT
Las dos se miraron y Sonia dijo:​

  • S: ¿Solo por eso?
  • A: Sí, eso me dijo, que yo sería una distracción en algo tan importante
  • M: Mmmm no suena a Diego
  • S: Para nada
  • A: Pues es lo que me dijo
  • S: Pues o ha madurado mucho, o ha cambiado mucho… el Diego que conocemos no daría jamás tanto valor a un tema así por encima de una relación o amistad, jamás hace alarde de sus conocimientos y es muy generoso, muchas veces me he enfadado con él por lo laxo que es con sus empleados, siempre dice que lo primero es que la gente esté contenta en su vida personal y muchas veces retrasa entregas para no estresar a la gente mientras él trabaja como un burro
  • A: Pues fue lo que pasó…y me dejó mmmm destrozada
  • M: Oh
  • A: Por eso ahora me cuesta relacionarme con él
  • S: ¿Y por eso su empeño en ayudaros como sea? ¿Para que le perdonéis?
  • A: Supongo, pero es difícil perdonar algo así y, aunque valoro mucho lo que está haciendo por nosotras, no quiero ser su amiga
  • M: Ya
Nos callamos. Entonces dije:​

  • A: ¿Y vosotras?
  • M: ¿Nosotras?
  • A: Tú, por ejemplo, cuando os conocí pensé que tú y Dani llevabais poco tiempo juntos
  • S: Por el tonteo que se traen ¿no?
  • A: Sí jeje
  • M: Jajaja, que va, llevamos más de diez años juntos, fue amor a primera vista por mi parte, la primera vez que lo vi en la facultad
  • S: Y esta tonta no sabe vivir sin él
  • M: ¿Yo? ¿Y tú con Fran qué? jajaja
  • S: Nena, que pareces una adolescente enamorada, todo el rato con esas miraditas, esos cariñitos…
  • M: Jajajaja, sí, pero tú eres igual con Fran
  • S: Una mierda, yo soy adulta
Y le sacó la lengua a Marta que se tronchaba de risa. Dije:​

  • A: Bueno, Sonia, no quiero decir nada, pero os he visto juntos a ti y a Fran y también os miráis de una forma que… ufff, que envidia jeje
  • M: Jajaja, la verdad, Ana, es que las dos estamos muy tontas con nuestros chicos
  • S: Tú más
  • M: Jajaja, no, no, lo que pasa es que yo no lo escondo


Sonia me miró sonriente y dijo:​

  • S: Las dos hemos tenido la inmensa suerte de encontrar a nuestras medias naranjas, eso lo tenemos claro
  • M: Sí
  • S: Ella muy pronto, con veinte añitos, yo tardé bastante más
  • A: ¿Sí?
  • S: Sí, es mi segundo marido
  • A: Ah


Dije totalmente sorprendida. Sonia puso cara de circunstancias y dijo:​

  • S: Errores que se cometen por cabezonería y orgullo… me casé con un hombre al que quería pero del que no estaba enamorada porque en verdad es que ya estaba enamorada del hombre perfecto pero no lo quería reconocer
  • A: Oh
  • S: De verdad que ahora lo pienso y… en fin, era otra, muy orgullosa y cabrona, Fran me cambió a mejor persona, tanto en el trabajo como en lo personal, siempre tuvo paciencia conmigo y aguantó mis malos modos y…
  • A: ¿Malos modos?
  • S: Éramos compañeros de trabajo y yo era una zorra total, no sabía trabajar con los compañeros y no tenía paciencia jeje
  • A: ¿Tú? Venga ya, pero si conmigo demuestras una paciencia total
  • S: Tú no eres tonta, me enfadaba con los tontos y los despreciaba, pero Fran me enseñó a tratar con la gente


Miré a Marta sonriendo, me costaba creer que Sonia hubiera sido de otra forma a como se comportaba conmigo. Marta dijo:​

  • M: Los conocí cuando ella y Fran ya estaban juntos y Sonia era la gran mujer que es ahora
  • S: No seas pelota, nena
  • M: Jajaja
  • S: Y Marta, bueno, lo de ella y Dani lo viví casi en persona, menudo dramón entre estos dos jeje
  • A: ¿Dramón?
  • S: Sí, de malos entendidos, no hablar las cosas… bueno, bueno, vaya dos… todos lo veíamos claro menos ellos
  • A: ¿Claro?
  • S: Que estaban hechos el uno para el otro
  • M: Jajaja, ahora es muy fácil decirlo, pero en aquellos momentos fue muy difícil, yo tenía novio aunque estábamos pasando una fase de distanciamiento, pero volví con él por miedo y creer que no era lo suficiente buena para Dani... En aquellos años, yo estaba muy acomplejada y era muy insegura
  • S: ¿Estabas? Eres el complejo hecho persona
  • A: ¿Complejo? ¿Por?
  • S: Por sus tetas, por su delgadez, por su inteligencia, por su…
  • M: Vale, vale… sí, tenía algún complejo, pero ya no
  • S: JA
  • M: Bueno, ya no tanto
  • A: Pero si eres una chica preciosa
  • M: Ya, claro
  • S: ¿Ves?
  • M: Jajaja


Y nos estuvimos riendo un buen rato contando chismes y recuerdos. Me lo estaba pasando genial con ellas. Entonces, tras varias cervezas más, Sonia dijo:​

  • S: Yo, el día que Fran me mire o me toque y no sienta un escalofrío, me dará algo, o al contrario, el día que Fran no me mire como me mira ahora, me muero
  • A: Con tanto tiempo que lleváis juntos ¿Y aún te pasa lo de los escalofríos?
  • S: Nena, solo con mirarme me pongo mala
  • M: A mí me pasa lo mismo
  • A: ¿Sí?
  • S: ¿A ti no te pasa eso con tu chico?
  • A: Mmmmm creo que nunca he sentido algo así con Jorge
  • S: ¿No?
  • A: No… solo con…


Ellas me miraron y asintieron. Dije:​

  • A: Diego me rompió algo por dentro, creo que jamás podré querer de esa forma a nadie más
  • S: Con Diego voy a tener que hablar seriamente
  • M: ¿De qué?
  • S: Dejar a Ana y acabar con una arpía como Cristina
  • M: Ah, jajaja
  • A: ¿Arpía?
  • M: La tiene atravesada
  • S: Entre arpías nos reconocemos, y esa tía es una arpía pero de las malas
  • A: Jeje
  • S: Lo supe desde el primer momento, no sé qué coño ve Diego en esa tía
  • M: Es muy guapa
  • S: Será que le ciegan sus tetas operadas, no sé
  • A: Jajaja


Estuvimos un rato poniendo a caldo a Cristina hasta que dije:​

  • A: Sonia, pienso pedirle a Diego una cosa que me ofreció
  • S: ¿El qué?
  • A: Ponerte a ti a cargo de su parte de Anatim
  • S: Ya has tardado, chica, no sé como puedes aguantar a esa arpía jeje
  • A: Jajaja, ya, pero es que… tampoco quería meter en problemas a Diego
  • S: Le vendrá bien poner en su sitio a esa tía


Seguimos charlando y riendo más y más, con más cervezas. Sonia preguntó:​

  • S: Conociste a Diego en la facultad, igual que Marta a Dani ¿no?
  • A: Sí, pero lo mío no fue amor a primera vista jeje
  • M: ¿No?
  • A: Que va, ni me fijé en él… fue más tarde, era el compañero de piso de… de un amigo y… pasó
  • M: Ah
  • A: Él sí se había fijado en mí
  • S: Normal
  • A: Jeje… pero lo nuestro no fue inmediato, a ver, fue algo… sorprendente, yo no quería una relación, acababa de salir de una y solo buscaba divertirme, pero Diego… sin darme cuenta, me enamoré de él
  • M: Ohhhh
  • A: Luego vino su accidente
  • S: ¿Accidente?
  • A: Sí ¿No os lo ha contado?
  • S: No
  • A: Lo atropellaron y estuvo a punto de morir… y yo me quería morir con él… solo he estado muy mal dos veces en mi vida, cuando su accidente y cuando me dejó, no recuerdo momentos más duros. Además, dijeron que lo mismo no podía volver a andar y…
Meneé la cabeza para quitarme de encima esos pensamientos. Les sonreí y dije:​

  • A: Pero se recuperó con mucho esfuerzo, muchísimo, Diego perseveró hasta recuperarse del todo, y luego… me dejó
  • M: No sabíamos nada de ese accidente
  • A: Fue hace mucho tiempo pero es un ejemplo de superación, os lo aseguro, veía a Diego como sufría intentando recuperar la movilidad, con grandes dolores, y muy tocado anímicamente… Quizás no supe estar a la altura, no supe apoyarlo como él necesitaba, no sé, nunca me he explicado por qué me dejó para irse con la beca que le dieron
Nos habíamos puesto todas muy serias. De repente, Sonia dijo:​

  • S: ¿Sabes una cosa Ana?
  • A: ¿Qué?
  • S: El día que te conocí me di cuenta de algo
  • A: ¿El qué?
  • S: Sabes que la empresa de Diego se llama AnSI Dev ¿No?
  • A: Mmmm, sí
  • S: La abreviamos con AnSI
  • A: Ya
  • S: ¿Sabes qué es ANSI? Todo en mayúsculas
  • A: Algo de estándares ¿no?
  • S: Sí, pero nosotros no tenemos nada que ver. Muchas veces se ha propuesto cambiar el nombre de la empresa, quitar lo de AnSi porque lleva a equívocos con la de los estándares pero Diego se ha negado, y siempre ha dicho que se escriba así, AnSI. Tampoco ha permitido cambios de logos que conlleven cambiar esas letras
  • A: Vale
  • S: Una vez le pregunté y no quiso darme detalles, solo me dijo una cosa
Buscó en su bolso y, tras bastantes segundos rebuscando, sacó una tarjeta que puso en la mesa. Era mi tarjeta. La señaló con el dedo y dijo:​

  • S: Diego me dijo que era su forma de homenajear a la persona más increíble y brillante que jamás ha conocido, y le pregunté quién era y solo me dijo que era una mujer


Y dio unos golpecitos a mi tarjeta. La miré con los ojos muy abiertos porque mi nombre completo es Ana Sierra Ibarra. La miré y dije:​

  • A: Son… ¿Son mis iniciales?
  • S: Tú me dirás
  • A: No puede ser, me tomas el pelo
  • S: No… Marta, díselo
  • M: Le preguntamos hace unos días cuando nos vimos en Madrid el fin de semana que fuimos
  • A: ¿Y?
  • M: Sonrió y dijo “Es lo que pasa cuando me rodeo de gente tan inteligente, uno no puede tener secretos”
Las miré sin saber qué decir. Sonia dijo:​

  • S: Diego habrá sido un gilipollas, pero es un buen tío, no te digo que le des una oportunidad pero está haciendo méritos para que le perdones o le hables ¿no crees?
  • A: Yo…
  • S: Y nena, una persona que guarda un recuerdo así de otra, que seguro que ve el nombre de su empresa y piensa en esa chica constantemente, esa persona no piensa que no supiste apoyarle en su momento más duro, eso seguro, más bien será al contrario


De pronto no sabía ni que decir, no me esperaba nada de esto. Marta intervino:​

  • M: Tienes que hablar con él, decirle lo que te pasó cuando se fue, como te sentiste, y que él se explique… quizás así podáis ser amigos o algo… algo más
  • A: No, yo no quiero…
  • S: Recuerda lo que te dije antes, mi orgullo y cabezonería
  • M: Y mis problemas por no hablar… no cometas nuestros mismos errores, Ana
Las miré y les dije:​

  • A: Tengo novio y…
  • S: Yo tenía novio, y luego fue marido, y eso no impidió que mis sentimientos siguieran siendo los que eran
  • A: Pero…
  • M: No nos envía Diego para convencerte, Ana, es solo que nos da rabia ver que no habláis y queremos mucho a Diego, y tú nos caes genial… solo te aconsejamos que habléis, deja de lado tu orgullo, conoces a Diego y sabes que le encantaría que le perdonaras, o al menos, que lo intentaras
  • S: Y si sigue con los mismos argumentos de mierda, le mandas al cuerno, pero al menos, te quitarás eso de encima
  • M: ¿No te gustaría que te explicara todo? ¿Volver a hablar con él? Porque te aseguro que a él le encantaría, lo conocemos bien, cuando habla de ti es casi con devoción, te tiene en un altar, chica


“Ya hablo con él casi a diario, y me encanta” pensé. Pero me levanté y me excusé, me estaba agobiando. Fui al baño y me eché agua en la cara. Al volver, Sonia me dijo:​

  • S: Perdona por insistirte, te dejamos tranquila
  • A: No, es que… es un tema que aún me afecta
  • M: Ya
  • S: Disculpa mi insistencia, estoy ya como las señoras mayores, dando lecciones a los más jóvenes jeje
  • A: Jeje
Las chicas dejaron el tema de Diego y volvimos a hablar de otras cosas, pero mi ánimo había cambiado. Nos despedimos poco después. Volví a casa en taxi, mareada y sin poder parar de pensar en lo que me habían dicho.



JORGE

Miré el reloj, era ya tarde, habíamos acabado el turno algo más tarde de lo normal por una urgencia y salí rápido para coger el coche. Cuando iba a entrar en mi coche, escuché a Blanca llamarme:​

  • Jorge, Jorge
Me volví. Blanca venía hacia mí con el semblante serio. Le dije:​

  • Es muy tarde, Blanca, me voy a casa
  • Espera, coño


Llegó a mi lado y me dijo en tono bajo:​

  • Vamos al bar
  • No puedo, mira la hora que es
  • Tengo que contarte una cosa
  • Mañana
  • No, Jorge, ahora
  • Blanca, mañana


Fui a meterme en el coche cuando Blanca dijo:​

  • Estoy embarazada
Me quedé de piedra. Levanté la cabeza y la miré. Estaba muy nerviosa. Le pregunté:​

  • ¿Es mío?
  • Serás cabrón
  • No lo sé, Blanca, no somos pareja, puedes follar con otros
  • Llevo un año follando solo contigo, con todo lo que follamos ¿Crees que tengo tiempo para buscarme otros líos?
  • Joder, Blanca ¿Cómo ha pasado? Me dijiste que tomabas la puta píldora ¿No?
  • Y la tomo pero… no sé qué ha pasado, Jorge, pero ha pasado


Nos miramos sin decir nada. Después de un rato, le dije:​

  • Vas a abortar ¿No?
  • Creo que no, Jorge
  • ¿Por qué? Yo no puedo hacerme cargo de…
  • No hace falta
  • Joder, Blanca, es increíble, esto es increíble
Dije meneando la cabeza y enfadado. Ella se enfadó también y dijo:​

  • ¿Es increíble? Si no paramos de follar, follas conmigo muchísimo más que con tu novia
  • Ya pero…
  • Jorge, te quiero
  • ¿Qué?
  • Ya está, ya te lo he dicho, estoy enamorada de ti
  • Pero ¿Qué quieres decir?
  • Y creo que tú también me quieres
  • No, estoy con Ana y…
  • ¿Con Ana? ¿Quieres a Ana? ¿O quieres su imagen idealizada? Porque no paras de quejarte de ella
  • Ya pero es una racha…
  • ¿Una racha de más de un año?
Me miró angustiada. Dijo:​

  • Mira, sé que lo nuestro empezó como sexo, ese que no tienes con Ana, y molaba pero ha ido cambiando a sentimientos, por lo menos por mi parte
  • Yo…
  • Y creo que por la tuya también, lo noto
  • No… no lo sé
  • Coño, despierta, Jorge, sabes que tienes más ganas de estar conmigo que con ella
  • No, no es eso
Nos miramos y le dije:​

  • Blanca, no puedo dejar a Ana
  • ¿Por qué?
  • Porque… la quiero
  • ¿Seguro?
Blanca me miró unos segundos y luego se fue. Me metí en el coche. Menudo lío, menuda mierda. Le di un fuerte golpe al volante. Lo de Blanca era solo diversión y ahora se había complicado al máximo. Si Ana se enteraba, me dejaba, eso seguro. Miré hacia donde se había ido Blanca ¿Sería capaz de contarle algo a Ana?​
 
66



CRISTINA

La vuelta a Madrid la hicimos a la mañana siguiente. Estaba bastante cansada y dolorida por el sexo con Juan, pero muy contenta, Juan sabía ponerme muy cachonda y lo de la noche anterior había sido una locura pero de las buenas.



En el viaje, recibí un mensaje de Diego, que tenía que ir a Londres unos días. Me entristeció pero a la vez me alegró porque pensé “más sexo con Juan”. Tenía que aprovechar estas oportunidades, cada vez quedaba menos para mi boda.



Además, no pensaba ir al trabajo, no quería ver a Cloe y Paco. Ya se me había ido quitando el cabreo con ellos pero no les perdonaría. Dejaría ese trabajo y me centraría totalmente en Anatim, así ni los tendría que ver.



Aproveché para llamar a mi madre y luego a mi padre. Mi madre sí que me había apoyado, ella me entendía y sabía lo importante que era esto para mí. Quedé con ellos para almorzar, que no los veía desde hacía una semana.



Luego, miré a Juan que estaba trabajando en su portátil y le dije:​

  • Diego se ha ido de viaje unos días​
  • Ah​


Y me miró con una sonrisa. Le dije:​

  • Esta noche podemos ir a cenar y luego…​
  • Mmmm vale​


Nos despedimos en la estación y me fui a casa donde me relajé hasta la hora del almuerzo que fui a por mis padres. Mi padre no sabía nada de mis “negociaciones” y prefería que siguiera así, pero mi madre si me estuvo preguntando y le conté. Las dos estábamos contentas.



Tras el almuerzo me di un capricho y fui a que me mimaran un poco con unos masajes, crema… Salí como nueva, preparada para una larga noche de sexo.



JUAN

Me puse la chaqueta y bajé a buscar un taxi. Por el camino fui pensando en todas las movidas de estos días. Las reuniones con los socios de Anatim habían ido muy bien, esto pintaba de maravilla. Con un poco de suerte, dejaría este puto trabajo de trapicheos y fotos a escondidas y Cristina me colocaría en Anatim, un buen puesto, con un buen sueldo, y a seguir follándomela. Si hacía falta, me mudaría a Málaga, no me importaba. Y si, por lo que sea, Cristina no se mostraba cooperativa con ese trabajo, tenía algún video interesante de ella follando conmigo que seguro que la persuadirían, pero esperaba no tener que llegar a eso.



Pensé en Cristina. Era una mujer de armas tomar pero una bestia en la cama, le gustaba más el sexo que respirar, y se encendía de 0 a 100 en segundos. Además, era muy guarra y eso me encantaba. Esta noche tenía previsto un plan con ella que seguro que le gustaría. Sonreí.



CRISTINA

Me vestí para la ocasión, con un vestido sexi, escotado, corto y provocativo. Cuando llegué al restaurante me sorprendió ver a otra pareja con Juan. Me presentó a la pareja, Silvio y Francesca, unos italianos de unos 30 años que eran amigos suyos y llevaban en España bastantes años. Nos lo pasamos bien los cuatro. Luego, fuimos a bailar.



Mientras bailaba con Juan y me morreaba con él, me dijo al oído:​

  • Esta noche quiero verte follando con Francesca​


Lo miré sorprendida. Luego miré hacia la pareja. La verdad es que la chica era atractiva, delgada, de largas piernas, poco pecho pero guapa, una morena guapa. Él estaba mejor, moreno y buen cuerpo, más guapo aún. Pensé un poco, hacía mucho que no participaba en una orgía, desde que estaba con Diego, y me dije “A la mierda, tengo que aprovechar estas últimas locuras antes de casarme”. Le dije a Juan:​

  • Vale, pero si luego me folláis tú y Silvio​
  • Hecho​


Me separé de él y fui hacia la pareja. Morreé primero a Francesca y luego a Silvio. Al poco estábamos todos dentro de mi coche, camino de mi casa. Silvio se sentó en el asiento de delante, y Juan y Francesca atrás. Pronto estaban enrollándose mientras Silvio me acariciaba el muslo.



Cuando dejé el coche dentro del recinto de mi casa, salimos del coche. Francesca ya tenía el vestido por la cintura, con sus tetas al aire. La besé y acaricié sus pechos mientras nos dirigíamos a la casita. Silvio, detrás mía, me besaba en la espalda.



En cuanto entramos, llevé a Francesca a la cama y nos desnudamos, quedándonos las dos de rodillas en la cama, una frente a la otra. Miré a Juan mientras acariciaba lentamente el cuerpo de la chica. Nos comenzamos a besar lentamente, con mucha lengua. La chica sabía besar y nos liamos durante un buen rato. Luego, bajé por su cuello y le lamí un pezón. Sus tetas eran más bien pequeñas pero me gustaron y la besé y chupé durante varios minutos, haciéndola gozar. Luego, la tumbé y pasé mi lengua sobre su vientre hasta llegar a su coño que lamí lentamente.



Los chicos empezaron a desnudarse y vi como Silvio se ponía detrás mía, a mirarme el culo y el coño mientras yo comía el de su chica. Llevé mi mano a mi coño y lo abrí y me metí un dedo, acariciándome mientras seguía comiéndoselo a Francesca. Escuché como Silvio resoplaba al verme.



Francesca no tardó en correrse y se incorporó para besarme con pasión. Luego, me tumbó y me hizo lo mismo, comiéndome las tetas y luego el coño. Estaba tan caliente sabiéndome observada por dos hombres que pronto me follarían, que me corrí también rápidamente. Quise incorporarme para ir a por ellos pero Francesca me paró y quiso hacer un último numerito, nos pusimos en la postura de las tijeras frotando nuestros coños el uno con el otro, para disfrute de los chicos.



Entonces fue cuando ellos se incorporaron, besándonos y tocándonos. Pronto tuve la polla de Silvio en mi boca mientras Francesca chupaba la de Juan. Los chicos se pusieron un condón y nos follaron sin parar durante un buen rato. Luego, les pedí una doble penetración, hacía años que no disfrutaba de una que no fuera usando un juguete.



Disfruté como una loca, Silvio sabía follar bien, y Francesca era un buen acompañamiento.



Fue una noche memorable.



CARMEN

Estaba medio adormilada en el sofá, junto a Luis, viendo la tele cuando, de repente, empezaron a llamar a la puerta con insistencia. Me incorporé y miré a Luis que se levantó para ir a ver que pasaba. Lo primero que pensé fue que estaba pasando algo, un incendio o algo.



Cuando Luis abrió, escuché voces y salí del salón y me quedé petrificada. Era Ramón y estaba o borracho o colocado. Gritaba que quería follarse a la puta. Me quise morir. Luis le estaba cerrando la puerta cuando Ramón me vio y dijo:​

  • Ahí está la puta, quita viejo, me la voy a follar​


Y empujó a Luis que cayó de culo dándose un golpe en la cabeza contra la pared. Ramón entró cerrando y se dirigió hacia mí diciendo:​

  • Ven Carmen, vamos a follar, so puta​


Intenté agacharme para ver como estaba Luis pero Ramón me cogió del cuello y me llevó a rastras hasta el salón donde tiró de mi ropa rompiéndola y dejándome los pechos al aire. Luis apareció en la puerta, balanceándose y diciendo:​

  • Pero ¿Qué coño haces?​
  • Me la voy a follar, viejo​


Intenté empujar a Ramón pero me agarró con fuerza. Entonces se acercó Luis dispuesto a enfrentarse a él y Ramón sacó una navaja y me la puso al cuello:​

  • Siéntate, viejo, si no quieres que le raje el cuello a la puta​


Luis me miró con los ojos muy abiertos, asustado. Asentí y se sentó. Mientras tanto, Ramón me manoseaba las tetas sin quitarme la navaja del cuello y decía:​

  • Joder, que tetas tienes, cabrona, llevo soñando con ellas desde hace años​
  • Por favor, vete y…​
  • Calla, puta… hoy no me voy a conformar con una mamada, hoy quiero tu coño, y tu culo​


Miró a Luis y dijo:​

  • Eres su cliente de esta noche ¿no? Lo siento, viejo, esta noche me toca a mí, me supo a poco la mamada que me hizo el otro día en la cocina, aunque la muy zorra la chupa bien ¿Eh? jeje​


Me comenzó a besar y lamer el cuello y la cara. Intenté apartarme pero me sujetó con más fuerza. Dijo:​

  • Cuando acabe con ella te la paso, viejo, pero no sé si tendrá fuerzas para más jeje​


Y siguió babeándome la cara y cogiendo con fuerzas mis tetas. No sabía que hacer, solo miraba a un Luis que no era capaz de reaccionar. Ramón dijo como para sí pero en alto:​

  • Mira que he estado con putas desde nuestro encuentro hace diez años pero ninguna como tú​


Entonces miró a Luis y dijo:​

  • Este fue mi primer culo, y que culo, como disfrutaba la muy zorra, y también fue la primera que me comió a mí el culo, es una puta de primera, está claro​


Luego, dirigiéndose a mí, me dijo:​

  • Que bien nos lo pasamos ¿Verdad, zorra?​


Y mirando a Luis:​

  • Me la follé tres veces… bueno, la primera me corrí sobre su cara, luego me la folle dos veces, y la cabrona seguía con ganas porque cuando me fui, luego volví para pedirle el teléfono y la tía se estaba follando a Paco, no veas como gritaba la hija puta ¿eh, zorra?​


Luis entonces salió de su estupor y dijo:​

  • ¿Paco? ¿Qué Paco?​
  • El tío que me hizo el regalo de esta puta, uno con pinta de Richard Gere ¿eh, zorrita? Te lo follaste con ganas ¿Verdad?​


Miré a Luis con pánico y dije:​

  • No le hagas caso, está colocado, me confunde con otra, yo no…​


Ramón rio con ganas y dijo:​

  • ¿Te confundo con otra? ¿La mamada de la cocina también?​
  • Luis, de verdad, está loco​
  • En esa cocina de ahí, de encimera gris, con las sillas con respaldos naranja​
  • Él… vino a traer la lavadora, está colocado, no le creas​
  • Recuerdo bien tu coño, zorra, con esos tres lunares en forma de triángulo, casi pegados al muslo ¿También me confundo con otra zorra con los mismo lunares?​


La cara de Luis estaba totalmente blanca. Me sentí desfallecer. Entonces Ramón dijo:​

  • Vamos a follar... viejo, vete o te quedas escuchando, me da igual, pero no entres​


Y tiró de mí hacia las habitaciones. Entonces, Luis se levantó y le pegó con el marco de una foto de Cristina que había en una mesa. Ramón tiró la navaja y se llevó las manos a la cabeza, le empujé y Luis comenzó a pegarle puñetazos. Ramón cayó redondo al suelo. Miré a Luis que dijo:​

  • Llama a la policía​


LUIS

Cuando la policía se fue llevándose al chico ya repuesto, y nos quedamos solos, miré a Carmen que estaba muy nerviosa. Ella dijo:​

  • Luis, no te creas nada​
  • Carmen, ya está bien de mentiras​
  • Pero él no…​
  • ¿También se ha inventado lo de los lunares?​
  • Yo…​
  • El chico dice que le dijiste que eras una puta, y Paco tu chulo ¿Has sido su puta, Carmen?​


Carmen se echó a llorar. La miré sin moverme hasta que paró. Entonces dijo:​

  • No, no es eso, Luis… Fue hace mucho, era solo… un juego, no era nada, Luis, yo siempre te he querido​
  • ¿Un juego?​
  • Lo de ser puta… solo fue un juego esa tarde, te lo juro, solo eso​
  • Te has follado a un chico y a Paco y a saber a quien más​
  • Solo fue esa vez, un juego que se nos fue de las manos y…​
  • ¿Solo esa vez? Joder, Carmen, me has tomado por tonto todos estos años y sigues haciéndolo​
  • Pero que yo te quiero, siempre te he querido, eso fue hace años, ya no…​


La miré y fui al dormitorio. Ella me siguió suplicándome y dando excusas. Me vestí y ella se tiró al suelo cogiéndose a mis piernas. La aparté como pude y me fui, dejándola llorando en el suelo.



LUCIA

Entré en el despacho de Luis y lo observé. Parecía una sombra del hombre que siempre era. Miraba por la ventana y ni se dio cuenta de mi presencia. Le dije:​

  • Luis​


Nada. Me acerqué a él y le toqué en el brazo:​

  • Luis ¿Qué ocurre?​


Entonces me miró, tenía lágrimas en los ojos y estaba demacrado. Llevaba así desde hacía dos días. Su ropa arrugada y con manchas en la camisa. Le puse una mano en el hombro y observé su rostro hundido. Le dije:​

  • Luis, de verdad, nos tienes muy preocupadas ¿Qué pasa?​
  • Nada, Lucía, nada​
  • No, algo pasa, mírate​
  • Estaba pensando​
  • ¿En qué?​
  • Nada​
  • ¿Desde cuándo no comes?​
  • No importa​


Eran las cinco de la tarde. Llevaba todo el día intentando hablar con él pero estaba en ese plan. Pensé que le habría ocurrido algo a Cristina pero no, no podía ser eso, si a Cristina le hubiera pasado algo, ni siquiera estaría aquí, adoraba a su hija. Tenía que ser Carmen pero no la quería llamar, sospecha por donde iban los tiros.



Tiré de él y lo levanté. Él se dejó dócilmente. Le dije:​

  • Vámonos abajo, te invito a un café​
  • No, no tengo ganas​
  • Luis, te vienes abajo, y me cuentas, y ya está​


Tiré de él hacia la puerta, con delicadeza pero sin cesar. Él me siguió. Le dije a Tere:​

  • Vamos a la cafetería, si llama alguien, di que está reunido​
  • Vale pero ¿Qué le pasa?​
  • No lo sé, Tere, a ver si lo averiguo​


Cuando nos sentamos, le traje un café pero Luis ni lo tocó. Lo miraba sin decir nada. Le estuve insistiendo pero no hablaba, hasta que de pronto, empezó a contarme y me quedé de piedra. Terminó diciendo:​

  • No soy un hombre, mi mejor amigo se acuesta con mi mujer y aquí estoy, incapaz de ir y partirle la boca o coger y comprar un arma y…​
  • Luis, por favor​
  • Eso haría un hombre de verdad​
  • No, eso es una locura… Y tú eres un hombre de verdad, de los buenos​
  • Soy un mierda​
  • No, Luis… a mí me salvaste, fuiste el único que vio algo en mí hace años, en mi peor momento, me valoraste y…​
  • Yo solo me aproveché, estabas sobre cualificada para el puesto de secretaria, me aproveché y te di un puesto muy por debajo de tus capacidades y te di trabajos que no eran de ese puesto, sin pagarte más, me aproveché, el mismo mierda de siempre​
  • No, Luis, me contrataste como secretaria y poco a poco viste algo en mí que yo creía perdido, y me ayudaste a valorarme, eso… eso nunca lo olvidaré​
  • No… no tiene ningún mérito​
  • Tiene todo el mérito del mundo, estaba hundida y me salvaste. Cuando empecé a trabajar para ti todo cambio, me levantaba animada y con ganas de venir al trabajo, para estar contigo​
  • Ya… pero aquí estoy, sin reaccionar ¿Qué hago? ¿Les pego un tiro a cada uno? ¿Solo a Paco?​
  • Luis, por Dios…​


Le acaricié la mano. Me dolía el alma de verlo así. Le pregunté:​

  • ¿Dónde estás durmiendo?​
  • No duermo​
  • ¿Estás en la calle?​
  • No, en un hotel pero no consigo dormir​
  • Déjate de hoteles, vente a mi casa, tengo una habitación libre y…​
  • No, no quiero molestarte​
  • No eres una molestia, al contrario, me quedaré mucho más tranquila, vente​


Me miró sin ninguna luz en sus bonitos ojos. Me entró de todo por dentro. Lo levanté y lo llevé a mi coche. Luego, fuimos a mi casa. Le di una tila con un somnífero que se tomó sin preguntar nada. Lo llevé al cuarto de invitados. Le quité la ropa sucia y arrugada y él se dejó. Le dejé solo unos boxers que llevaba. Luego, lo tumbé en la cama y lo miré hasta que vi que dormía. Entonces salí de la habitación llevándome la ropa sucia y la eché en la lavadora.



Salí de casa y fui a comprarle más ropa y cosas de aseo y para afeitarse. Cuando volví seguía dormido. Miré la hora, eran las nueve de la noche. Lo dejé dormir, el pobre estaba agotado. Me hice algo de cena mientras pensaba en lo que le había pasado, no conseguía entender a Carmen, como le había podido hacer algo así a Luis.



ANA

“Hola D” escribí y esperé. Estaba preparando la reunión de seguimiento trimestral que sería en unos días. Iba a ir adelantándole a Diego que quería fuera a Cristina. Estaba contenta porque sería la última reunión con Cristina. Había estado pensando mucho si pedirle a Diego el cambio antes o después de la reunión pero al final había pensado que mejor después, me daba algo de lástima decírselo solo unos días antes y de forma apresurada… pero era lástima por Diego, no por ella. Mejor que Diego se tomara su tiempo para ver como se lo explicaba, seguro que iba a ser un mal trago para él que iba a hacer ese cambio por mi causa.



Pensé entonces en mis socios. Llevaban los tres unos días raros. Nati y María no estaban viniendo a la oficina. María decía que por dolores, y Nati por un resfriado. Si no se presentaban mañana o pasado mañana, iría a verlas, no recordaba la última vez que habían faltado tanto tiempo al trabajo. Y Antón me esquivaba pero era un chico raro, lo mismo tenía problemas en casa con su novio, a veces se peleaban y se pasaba días como alma en vela.



Suspiré y pensé en Marta y Sonia, y nuestra conversación de hacía unos días. Me había dejado muy tocada. Saber que Diego nunca me había olvidado me había llevado a tener que confesarme que aún tenía abierta la herida por la ruptura con él. Quizás tenían razón y debía hablar con él para cerrar definitivamente ese tema. Y recordé con envidia las relaciones de Sonia y Marta, las había mirado atentamente mientras hablaban de sus parejas y, aunque bromeaban y se hacían reproches, a las dos les brillaban los ojos al pensar en sus parejas. Y luego esos escalofríos que decían que sentían… yo los recordaba de cuando estaba con Diego, esa sensación. Jamás la había sentido con Jorge, estaba segura, pero lo achacaba a que Diego me había roto algo por dentro. Pensé una vez más que tenía algo mal dentro de mí.



Suspiré y miré la pantalla. Diego no respondía. Pensé en Jorge, lo quería, estaba segura, y me sentía bien a su lado, me gustaba estar con él pero… no estaba enamorada de él, no como lo estuve de Diego, eso seguro, pero ¿He llegado a estar alguna vez enamorada de Jorge como lo estuve de Diego? Porque Jorge siempre había estado ahí, era algo cómodo y era muy atractivo y bueno, pero… “Dios, es que no siento el amor que debería sentir por él… maldito Diego, me has dejado tocada para toda la vida, jamás querré a nadie, maldito seas” y noté como mis lágrimas estaban a punto de salir.



JORGE

Miraba al techo de la habitación. No podía dejar de pensar en Blanca. Desde que me había contado lo de su embarazo no habíamos vuelto a hablar, nos esquivábamos, pero no por ello podía dejar de pensar en ella. Iba a tener un hijo mío, eso era muy fuerte, y algo que quería tener, se lo había dicho mil veces a Ana pero ella siempre decía lo mismo “Aún no”. Y ahora, Blanca me daría un hijo, la preciosa Blanca.



Me revolví en la cama, intranquilo. Quería a Ana, estaba seguro pero también quería a Blanca, no me veía sin ella. Recordé su sonrisa, sus bromas, su cara de placer durante el sexo,... y recordé lo buena compañera que era, siempre dispuesta a ayudar, a pringarse. Recordé su olor, su pelo,... y noté como mi polla comenzaba a crecer “Joder, estoy fatal” me dije. Pensé en Ana, siempre tan trabajadora, su sonrisa, sus ojos tan tristes… Meneé la cabeza y me levanté para ir a la cocina.



Me eché agua y entonces escuché un ruido detrás mía, era Ana que me miraba desde la puerta. Me dijo:​

  • Jorge, tenemos que hablar​


Y asentí, en efecto, teníamos que hablar.​
 
67



La reunión trimestral de Anatim

ANA


Dejé todo preparado en la sala de reunión y esperé dándome unos minutos para descansar. Habían sido unos días de locos. No había podido hablar con Diego para hacerle la petición sobre Cristina pero eso no importaba ahora mismo, no urgía. Además, Sonia tampoco estaba, había ido a un viaje.



Quienes sí estaban hoy eran María y Nati. Las había visto y parecían nerviosas, pero bien, decían que ya estaban recuperadas y eso me alegró. Tenía que contarles algo muy importante: Jorge y yo habíamos roto. Habíamos charlado abriendo nuestros corazones, sin reproches, pero diciendo lo que sentíamos, o más bien, lo que ya no sentíamos. Los dos nos habíamos dado cuenta que, aunque nos llevábamos muy bien, en nuestra relación no había amor, solo había cariño. Había sido una charla muy cordial, extrañamente cordial. Y Jorge me había dicho que había empezado a sentir algo por una compañera. Supe inmediatamente a quien se refería, a Blanca. Y no me enfadé. Imaginé que incluso se habían acostado juntos, algo que solo unos días antes me hubiera hecho estallar, pero ya no, ahora lo veía hasta normal, había abandonado a Jorge hacía mucho. Jorge me preguntó por mis sentimientos por Diego y le dije la verdad, solo sabía que seguía resentida con él.



Al día siguiente ayudé a Jorge a recoger sus cosas y a llevarlas a su coche. Un amigo le había dejado su casa ya que se había mudado a otra ciudad y la quería alquilar. Le ayudé a llevar las cosas a esa casa, a sacarlas de las bolsas y ponerlas en los armarios, incluso limpié un poco. Fue todo súper civilizado y extraño, tras tantos años juntos, pero es que habíamos acabado siendo solo eso, amigos. Y nos despedimos con lágrimas en los ojos y un abrazo, así de fácil, porque llevábamos ya mucho tiempo siendo poco más que amigos, si acaso alguna vez habíamos sido algo más por mi parte.



Después de la reunión les contaría todo y mi decisión de tomarme unos meses. Necesitaba desconectar, había llegado a mi límite, confesarme a mí misma lo de Jorge había sido la gota que había colmado el vaso de mi ánimo. Me iría sola y pensaría en mi futuro. Le dejaría la gestión de la empresa a Sonia y a Diego, ellos se encargarían y confiaba en ellos. Y estaba segura que María y Nati me entenderían y apoyarían.



CRISTINA

Estaba nerviosa, no lo podía evitar. Nerviosa por la votación pero también porque la noche anterior había llamado a mis padres y había notado muy rara a mi madre “Si llego a estar en Madrid, hubiera ido a verla” pero estaba en Málaga desde ayer. Le había dicho a mi madre que me pasara con mi padre y me había dicho que estaba ya durmiendo. Me extrañó y sospeché si le había dado otro ataque pero mi madre me había asegurado que no, que me centrara en mi reunión y que a mi vuelta hablaríamos, que tenía que contarme una cosa. Le pregunté, asustada, si era algo de salud, pero me dijo que no.



Colgué muy intranquila, algo pasaba. Me dieron ganas de llamar a Paco y preguntarle si sabía algo pero no podía, seguía enfadada con ellos. No había tenido ni ganas de follar con Juan porque la llamada con mi madre me había dejado mal cuerpo. Tampoco pude tranquilizarme hablando con Diego porque tenía un vuelo a esa hora y no podía hablar con él.



Inspiré con fuerza y pensé “Vamos paso a paso, primero esto de la votación y luego lo de mis padres cuando llegue a Madrid”. Abrí la puerta y entré en Anatim.



ANA

Entonces escuché tacones dando pasos rápidos y giré la cabeza para ver entrar a Cristina en la sala. Me sorprendió que estuviera presencialmente pero no le pregunté. Me dedicó un saludo con la cabeza y una sonrisa, su sonrisa de arpía, como decía Sonia. Le devolví el gesto y al poco llegaron mis socios. Nos sentamos todos en la mesa y di comienzo a la reunión.



Empecé proyectando una presentación con los avances y retrasos. Mencioné a AnSI y específicamente a Sonia, Marta y Dani y vi como Cristina torcía el gesto, se notaba que los sentimientos eran recíprocos. Entonces, iba a cambiar de diapositiva de la presentación cuando Cristina dijo:​

  • Quiero cambiar el orden de la reunión
La miré extrañada. Pregunté:​

  • ¿Cómo?
  • Quiero añadir un punto, y quiero hacerlo ahora
  • ¿Qué punto?
  • Una votación para decidir si cambiamos de dirección o no
La miré con la boca abierta. Se refería a votar si yo seguía o no como directora. Miré a mis socios que miraban a la mesa y me entró pánico, aquí pasaba algo y no me había dado cuenta de nada. Carraspeé y dije:​

  • No estaba previsto y…
  • Pero podemos añadirlo ¿No? Según los estatutos de la empresa, en cualquier momento un socio puede solicitarlo
  • Sí, pero… hace falta mayoría para hacer un cambio de dirección
  • Lo sé
Y me mostró una sonrisa triunfal. Fue como una puñalada, eso solo podía significar que tres socios votarían a favor del cambio, y uno era Cristina así que dos de mis amigos me iban a traicionar sin avisarme ni nada. Los miré y noté como no podía controlar mis sentimientos de dolor. Ellos no me miraron. Cristina urgió a la votación y acepté. Dije:​

  • ¿Quién está a favor de que haya un cambio en el puesto de directora de la empresa?
Y los miré. Cristina levantó la mano de inmediato, sonriendo. Antón la siguió, sin mirarme. Todos miramos a Nati y María que miraban a la mesa. Entonces, las dos levantaron la vista y miraron a Cristina. Esperé a ver cual de las dos me iba a dar la puñalada pero entonces, la dos me miraron y me sonrieron. Y sonreí agradecida. Miré a Cristina que tenía cara de perplejidad. Dije:​

  • Dos votos a favor ¿Quién vota en contra?
Y las tres levantamos las manos. Miré a Cristina y dije:​

  • Se rechaza el cambio… ¿Seguimos?
Cristina se levantó echa una furia. Dijo:​

  • Os vais a acordar de esto, idiotas


Mientras atravesaba con la mirada a Nati y María, que le sonrieron. Cristina salió de la sala hecha una furia. Miré a mis tres socios y dije:​

  • ¿Quién me va a explicar lo que acaba de pasar?


CRISTINA

Fui casi corriendo al parking del edificio. Allí me esperaba Juan dentro del coche de alquiler. “Se van a enterar estas zorras ¿Se creen que no voy a ser capaz de sacar sus trapos sucios? Se van a llevar una sorpresa, jodidas zorras” iba pensando mientras apretaba mis manos clavándome las uñas, llena de rabia.



Vi el coche y me dirigí hacia él. No había nadie más en el parking. Vi a Juan mirando hacia fuera, echado en el coche, dándome la espalda. Le llamé y cuando estaba a unos metros, se giró y vi que tenía la ropa con sangre y se ponía un pañuelo ensangrentado en la cara. Me paré sorprendida y le dije:​

  • ¿Qué te ha pasado?
Entonces, escuché detrás mía una conocida voz:​

  • Ha sido un intercambio de opiniones, querida
Me adelantó Diego y le dio algo a Juan, un pañuelo limpio y mojado. Juan se quitó el ensangrentado y vi que tenía una ceja rota y bastantes magulladuras en el rostro. Lo miré con la boca abierta. Miré a Diego y vi sus manos, tenía los nudillos hinchados, se habían pegado a puñetazos, pero Diego no tenía ninguna herida aunque sí tenía la ropa algo manchada de sangre. Dije:​

  • Ca… cariño, pero ¿Qué ha pasado? Juan es un colaborador, un investigador que he contratado para…
  • Ya te lo he dicho, un intercambio de opiniones, sobre si está bien o no acostarse con las parejas de otros
Lo miré con la boca abierta. Dije:​

  • ¿Qué… qué insinúas?
  • No insinúo nada, Cristina
Se puso frente a mí y dijo:​

  • Bien ¿Por qué venías con tanta prisa?
  • Yo…
  • ¿Quizás a decirle a tu… colaborador que distribuyera cierta información?
Lo miré atónita. Diego siguió hablando:​

  • ¿Sabes? Estos días he estado un poco ocupado… Por ejemplo, hablando con Vanessa, la amiga de Nati, o con el socio de José, el marido de María
  • Pero…
  • Cristina, sé que te va a ser difícil comprenderlo visto lo visto, pero ya te lo dije, esas personas de Anatim son mis amigas, y los amigos se quieren, se apoyan y se ayudan, y se son fieles, ya sé que es una palabra que desconoces, pero es así
  • No te consiento que…
  • Nati y María me llamaron en cuanto se vieron en un apuro tan grande como en el que las metiste, porque ellas saben que pueden confiar en sus amigos… porque ellas jamás traicionarían a Ana, jamás… y yo jamás dejaría que alguien destruyera esa amistad entre ellas


Diego me miró de una forma que me dio miedo. Di un paso atrás. Él continuó:​

  • Pero hasta de las villanías se pueden sacar cosas buenas… Hablé con Vanessa como te he dicho. Le expliqué todo y ella lo tuvo claro, no quiere volver a hacerle daño a Nati y la llamó inmediatamente para decirle que no se sometiera a ese chantaje. Hemos estado unos días ajetreados porque no ha sido fácil su salida del armario pero el marido es otro personaje es para darle de comer aparte… Tenía un lío y ha sido fácil “convencerlo” de dejarla tranquila e irse con su lío, y le va a dejar incluso a los niños a Vane, siempre con un poco de ayuda económica que gustosamente he proporcionado porque para mí Nati es importantísima y haría lo que fuera por ella si me lo pide
Diego sonrió y dijo:​

  • La familia de Vane es otra cosa, ahí no puedo interceder, pero Vane lo ha asumido. Por cierto, gracias a ti Vane se viene a Málaga para vivir con Nati, has juntado a una pareja que llevaban años separada, es muy bonito
  • Son negocios, Diego, solo eso, yo solo pensaba en ti, en tu dinero y…
  • Te dije que no eran negocios, que era algo personal, Cristina
  • Pero tú no sabes gestionar tu dinero, para eso estoy yo y…
  • No, para esto, no… pero déjame continuar… El socio de José… Eso ha sido algo más complicado, es un tipo de persona que, en fin, da asco. Fui a verlo de buena fe, para que corrigiera sus errores pero el tipo se puso violento, lo tuve que convencer de otra forma
  • ¿También le has pegado?
  • No, eso solo a tu mmm colaborador. A ese tipo le tuve que amenazar, cosa que no me gusta, pero eran amenazas legales, con mis abogados. Al final, ha accedido y corregirán todos sus estudios falseados, y recibirán una buena multa. Me ofrecí a pagar la parte de José, pero él se ha negado, dice que ha sido un error suyo por confiar en la gente que no se merece su confianza. Es un buen tipo José, siempre me ha gustado para María, y la quiere con locura, y ella a él
  • Es un delincuente
  • No, el delincuente es su socio, no él, a él lo han engañado, y lo sabes perfectamente
Diego se puso a pasear, mirándome. Dijo:​

  • Así que si quieres distribuir tu mierda, tú misma, pero no sirve de nada, como ves
  • Yo… Diego, esto lo he hecho por ti, ya te lo he dicho
  • No, Cristina, tú haces las cosas por ti
  • No es verdad, estaba velando por tus intereses
  • No, eso no es cierto
  • Y tú no eres violento, no sé porqué te has peleado con Juan, lo conozco desde hace poco, me lo recomendaron como investigador y…
  • Cristina, ya vale
  • Pero es la verdad, no entiendo como…
Diego sacó el móvil, buscó algo y me enseñó la pantalla. Vi el recinto de nuestra casa, y como llegaba mi coche, y salíamos de él Juan, Silvio, Francesca y yo, y como me enrollaba con ellos. Lo miré horrorizada y le dije:​

  • Eso… eso… fue solo ese día, me emborraché y…
  • Cristina, esa cámara graba cada vez que detecta movimiento, y guarda los videos durante un año ¿Quieres que te enseñe todas las visitas que has llevado a la casa de invitados?
  • ¿Qué? Yo…
  • Porque para conocerlo desde hace poco, llevas invitándolo a casa desde hace mucho…
  • Diego…
  • Incluso has invitado a Cloe y Paco, Cristina
  • Pero… No significan nada, solo son… solo es sexo, cuando nos casemos, eso no volverá a pasar, es solo… díselo Juan, es solo sexo, y dile cuanta veces te he dicho que cuando me case no volveré a acostarme contigo, díselo
Juan meneó la cabeza y dijo:​

  • Cristina, déjalo
  • No, una mierda


Y me puse a llorar.



DIEGO

Miré a Cristina que lloraba pero más que nada eran lágrimas de impotencia. Había sido un palo tremendo enterarme de todo. La primera que me había llamado había sido Nati, y al poco, María. Me había quedado anonadado. Las dos estaban seguras que yo no tenía nada que ver y me pedían ayuda, y naturalmente, se la di.



Había sido duro, no se me daba bien hablar con la gente. Lo de Vanessa había sido lo peor, se había puesto de los nervios pero cuando se calmó, lo tuvo claro, no dejaría que Nati lo pasara mal por su causa. Fueron días difíciles para Vane pero, gracias a Dios, todo se había arreglado. El marido llevaba años poniéndole los cuernos y estaba a punto de largarse con su amiga, no se había ido antes por falta de dinero, Vane era la que llevaba el dinero a esa casa. Le había ofrecido una buena cantidad a ese tipo con la condición de divorciarse, dejarle a los niños e irse fuera de España. El tipo lo aceptó todo encantado, un asco de persona.



Luego, le había ofrecido a Vane un trabajo en Málaga porque ella se quería ir a vivir con Nati pero no podía dejar su trabajo. Y Nati estaba feliz como nunca la había visto, eso había sido lo mejor.



Lo del socio de José fue otro tipo de complicación, menudo personaje. El tipo hasta había intentado pegarme pero lo contuve. Ese día me tuve que retirar pero volví con mis abogados. Lo amenacé con acciones legales, y mis abogados le dejaron claro mis contactos. Al final, reculó. La multa sería grande y la pagarían y disolverían la sociedad. Ayudaría a María y José durante un tiempo siendo socio de la nueva empresa que montaría José, pero lo haría a mi modo, sin que él se enterara que yo estaba detrás. María me lo había pedido, que José no se enterara de mi ayuda ya que él tenía su orgullo y ella no quería hacerle daño.



Y a Ana le habíamos ahorrado tenerse que involucrar en todo esto, bastantes cosas tenía encima como para también arreglar los problemas de los demás. Lo habíamos hablado los tres, Nati, María y yo, y habíamos decidido no molestarla con esto a no ser que fuera necesario. Ellas estaban muy preocupadas por Ana y su estrés, y yo también. Solo les pedí que cuando se lo contaran todo, porque ellas se lo querían contar, no le dijeran nada de mi participación, no quería que me viera otra vez metido en sus cosas.



Cristina seguía llorando. Había sido muy malo enterarme de sus chantajes, pero también lo de sus infidelidades. Había sido muy tonto al no ver como era en realidad. Me había enterado por Nati que, con mucho tiento, me dijo que vio algo que la hizo sospechar, un gesto de confianza entre Cristina y el tipo ese cuando fueron a chantajearla, y su intuición no le había fallado. Además, también me contó que Carlos de GR le había dicho que había rumores sobre Cristina y Paco e incluso Cloe, pero que lo había olvidado totalmente hasta que vio a esos dos juntos. No quise creer nada de esto pero lo investigué contratando a una empresa que pronto me envió fotos en mi propia casa y, al inspeccionar los videos de seguridad del recinto de mi casa vi más cosas. Se me revolvió todo por dentro, y más cuando seguí viendo grabaciones de meses anteriores para descubrir que también me engañaba con mis socios, Cloe y Paco.



Mi primera reacción había sido de hundimiento, pero rápidamente me di cuenta que, en realidad, no estaba enamorado de Cristina, me llevaba muy bien con ella y me gustaba su pasión e inteligencia, pero no había sabido ver como era en realidad, y me había demostrado un lado oscuro que no me gustaba nada.



Le dije:​

  • Están guardando tus cosas en cajas, las llevarán a casa de tus padres
  • ¿Qué? ¿Qué dices?
  • Cristina, hemos roto
  • No
  • No, una mierda, tú no vas a romper conmigo
  • Cristina, sí
  • No, por esta tontería no
  • ¿Tontería? ¿Engañarme durante… meses, quizás desde que nos conocemos?
  • No… eso no importa, es solo sexo, ya te lo he dicho
  • Es confianza, Cristina, y ya no la tengo contigo
  • Pero…
  • Y esto que has hecho contra mis amigas, esto es… es imperdonable
  • QUE LO HE HECHO POR TI
  • No, lo has hecho por ti, para demostrar de lo que eres capaz
  • Diego, yo te quiero
  • Lo dudo mucho, Cristina, y de todos modos, yo no te quiero, ahora lo tengo claro
  • NO, TE PROHÍBO QUE ME DEJES
  • ¿Qué? jejeje
  • NO TIENES DERECHO, CON TODO LO QUE HE HECHO POR TI
  • ¿El qué?
  • TODO, iba a dejar todo por ti, a mis amigos, amantes, mis vicios, todo por ti
  • No lo creo, Cristina


Entonces se me acercó e intentó abrazarme pero la retuve de los hombros. Dijo:​

  • Estamos hecho el uno para el otro, eres el hombre de mi vida
  • No, Cristina, no lo soy
  • SI, LO ERES
  • No lo soy, no soy como tú
Entonces intentó darme una bofetada. La paré y le dije:​

  • Ya vale, Cristina
  • Eres una cabrón
La miré sin decir nada durante unos segundos. Ella empezó a insultarme y le dije:​

  • Por cierto, estáis despedidos, tú, Cloe y Paco, pasa a recoger tus cosas y tu finiquito cuando quieras
  • ¿Qué?
Cristina había abierto los ojos de una forma que me pareció hasta grotesca. La miré con lástima. Le dije:​

  • Adiós, Cristina
  • Eres… eres un maricón, no sabes follar, por eso me buscaba a otros, Juan sabe follar mil veces mejor que tú, hasta una tía me folla mejor, maricón de mierda, bicho raro…
Y me fui mientras ella me insultaba sin parar.



JUAN

Miré como se desarrollaba toda la escena, Cristina estaba histérica, insultando a su ex. Entonces, se giró hacia mí y dijo:​

  • ¿Y tú? (mirándome con odio)
  • ¿Qué?
  • Te has dejado dar una paliza por un friki de mierda
  • Él… me cogió de sorpresa
No era verdad, se había enfrentado a mí de cara. Quizás me había confiado, sabía que era un friki de los ordenadores y pensé que no tendría ni media hostia, pero el tío sabía moverse, estaba claro que practicaba alguna disciplina. No lo había podido ni rozar y él me había atizado bien. Había sido humillante pero sabía cuando alguien era superior a mí. Cristina me miraba con los ojos hinchados. Dijo:​

  • Quiero… quiero humillar a esas putas
  • Ya lo has escuchado, no tenemos nada
  • Me da igual, manda el video de esas dos zorras a… a su familia y…
  • Y te vas a buscar una buena demanda, me lo ha dicho antes de empezar a pelear, lo tiene todo atado, Cris… has perdido, acéptalo
Cristina lanzó un grito y se metió en el coche. Me dijo:​

  • Vámonos
  • ¿A dónde?
  • Al tren, idiota
Entonces la llamaron. Ella miró el móvil y contestó:​

  • Cloe…


CLOE

  • Cris, acaban de notificarme una cosa
  • Lo sé
  • Nos ha despedido a los tres
  • Sabe… sabe lo nuestro
  • Oh
  • Y sabe lo de los chantajes
  • Ya
  • Y… me ha dejado
  • Lo siento, Cris
La escuché llorar. Le dije:​

  • ¿Dónde estás?
  • En Málaga
  • Vuelve y vente a casa
  • No te preocupes por nada, es solo un trabajo, ya sabes que por ese tema no hay problema
  • Pero… me ha dejado, Cloe, me ha dejado
  • Ya, chérie, tú vente
Cuando colgué, miré a Paco. Le dije:​

  • Esto ha explotado, Diego se ha enterado de todo, incluido que nos acostamos con ella
  • Puffff
  • Está destrozada
  • Ya
  • Vendrá a casa unos días y la cuidaremos
  • Claro
  • Y la ayudaremos a levantar el vuelo, Cris es fuerte
  • Claro, cariño, claro
  • Todo se complica, Paco
  • Y que lo digas
Miré a Paco que tenía muy mala cara, llevaba varios días casi sin dormir por Carmen, que estaba fatal y no salía de casa llorando sin parar. Y se sentía peor aún por Luis, sabía que lo estaría pasando muy mal, peor incluso que Carmen, y se temía lo peor. Había intentado contactar con él pero no lo encontraba ni respondía al móvil. Paco suspiró y dijo:​

  • Lo de Cristina dudo que tenga arreglo, Diego quizás la perdone, pero no volverá con ella
  • Sí, eso está acabado
  • Pero espero solucionar lo de Carmen y Luis, aunque no me vuelvan a hablar, quiero que Luis la perdone
  • Lo sé, Paco


Me levanté y lo abracé, lo estaba pasando mal. Le dije:​

  • Si Luis le cuenta a Cristina lo tuyo con Carmen…
  • ¿Se enfadará Cristina?
  • Seguro
  • Mierda
  • Creo que lo mejor es que tú se lo cuentes
  • Pero no volverá a hablarme, tiene muy mal genio
  • Peor se pondrá si se entera por Luis
  • Que líos…
  • También se enfadará conmigo, pero tenemos que hacerlo
  • Ya
  • Cariño, me parece que hemos sembrado vientos y es hora de recoger tempestades e intentar apaciguarlas, pero es imposible que salgamos bien parados
  • Pero si nunca hemos querido hacer daño a nadie (mirándome tristemente)
  • Pero al final lo hemos hecho, sin quererlo, pero lo hemos hecho


ANA

Había sido un día de locos. Lo de la reunión, luego las historias de Nati y María y los chantajes, la traición de Antón por dinero,... y luego cuando les conté mi ruptura con Jorge y mi decisión de tomarme un tiempo sabático. Había conseguido hablar con Sonia que también se quedó alucinada con todo y lo primero que me dijo cuando le conté que necesitaba un descanso, que iba a explotar, fue:​

  • Vete, desconecta, nosotras nos encargamos
Y me había encantado, no había dicho “yo me encargo”, ya sabía que trabajábamos como un equipo y ella sería una más del equipo, y hablamos largo y tendido sobre Anatim. Se lo agradecí de corazón. Ya tenía mi billete, pensaba ir a visitar un montón de sitios, pero antes, tenía otro tema pendiente. Abrí el portátil y le escribí a Dimitri. Esta vez contestó rápido. Le escribí:​

  • Ponte el audio y la cámara
Y lo llamé poniendo mi cámara. Él apareció como Dimitri y le dije en español:​

  • Dejemos ya estas pantomimas
  • What?
  • Sé que eres Diego, ponte la cámara y tu voz
Tardó un poco en reaccionar pero al poco apareció. Lo miré, se le notaba agobiado. Dijo:​

  • Yo… lo siento, no… no quería… mentirte, ni…
  • Lo sé, Diego, ni mentirme, ni manipularme ni enterarte de cosas, solo querías ayudar
  • De verdad, yo…
  • Lo sé, Diego, no estoy siendo sarcástica, te conozco y… bueno, estuve enfadada por este engaño pero con el tiempo supe ver por qué lo hiciste
  • Lo siento, solo quise… entrar para ayudar con el rendimiento del proyecto pero luego… no lo pude dejar, me gustaba hablar con vosotras, yo…
  • Lo sé, lo sé… no te llamo por eso
  • ¿Entonces?
  • Por lo de Cristina
  • No… no sabía lo que se proponía Cristina, no es cosa mía, te lo aseguro, nunca te he querido quitar la empresa
  • Diego, que sé como eres, no es eso tampoco


Me miró sin comprender. Luego dijo:​

  • Cristina ya no está en GR y no lleva el control de la parte de Anatim, lo estoy moviendo a AnSI para que Sonia…
  • No, no hagas eso
  • ¿Cómo?
  • A Cristina la quitas, está claro que no la quiero volver a ver, pero no se lo asignes a Sonia
  • ¿Por qué? ¿No te… gusta?
  • Me encanta Sonia, estoy aprendiendo muchísimo de ella
  • Ah ¿Entonces?
  • Quiero que te lo asignes directamente
  • ¿Yo?
  • Sí, tú, Sonia le ha comprado su parte a Antón, ahora es socia de Anatim
  • ¿Qué?
  • Sí, se lo he pedido… en realidad han comprado la parte de Antón entre ella y Marta, a partes iguales, ahora somos seis socios, y Sonia será la directora
  • Ah
  • Y tú eres el sexto socio, te lo mereces tanto como cualquiera, sin ti, el proyecto hubiera fracasado hace tiempo
  • No, eso no es cierto
  • Sí, Diego, te lo dije cuando eras Dimitri, te mereces ser socio tanto como cualquiera de nosotras, así que así se queda
  • Yo… de acuerdo, pero no interferiré ni…
  • No, Diego, serás un socio más, con voz y voto, y sí participarás como el resto… dejémonos de chiquilladas ¿Vale?
  • Pero… la empresa es tuya, Ana, y la idea también y…
  • Y todo sigue adelante gracias al esfuerzo de todos, no solo mío, y todos participamos, y tú has sido indispensable
Diego me miró sin decir nada, sorprendido. Entonces le dije:​

  • Y gracias por resolver lo de Nati y María
  • Yo… no he hecho…
  • Diego, sin mentiras, sé que le has dicho que no me dijeran nada, pero no soy tonta
  • No, no he querido insinuar eso
  • Lo sé, Diego, solo te digo que dejemos las mentiras o, más bien, dejemos de ocultarnos cosas ¿Vale?
  • De acuerdo
  • Lo dicho, muchas gracias… Nati está… exultante, no sabes lo que me ha alegrado saber que viene Vane con sus hijos
  • A mí también me ha alegrado mucho


Me cubrí la cara con las manos y dije:​

  • Ha sido un día… complicado, pero todo ha acabado bien
  • Me alegro ¿Cómo estás?
  • Bien… espera, ahora soy yo la que oculta la verdad…. no, no estoy bien, Diego
  • El estrés ¿no?
  • No solo eso… tengo… Diego, dime la verdad ¿Por qué me dejaste?
  • Ya… ya te lo dije
  • No, no me lo creo, dime la verdad
Diego no dijo nada. Lo miré durante unos segundos y le dije:​

  • Sé que estabas loco por mí, como yo por ti, eso estaba… clarísimo


Diego no decía nada. Seguí hablando:​

  • Diego, me rompiste algo por dentro, yo… no he vuelto a ser la misma, no… creo que seas consciente de cómo me sentí
  • Ana, yo no quería hacerte daño
  • Era imposible no hacerme daño con eso, Diego, imposible, me pasé dos años llorando todas las noches, todas, Diego, todas
  • Lo… lo siento, yo no quería eso...
  • Entonces dime, si es verdad que te fuiste para estudiar ¿Mereció la pena? ¿Eres feliz con esa decisión?
Nos quedamos callados, mirándonos por la pantalla. Al rato, dijo:​

  • Nada merece la pena si tú no estás, Ana
  • ¿Entonces? ¿Te arrepientes?
  • No
  • No te entiendo, Diego, dices una cosa y luego la contraria
  • No… es que no me fui por lo de estudiar
  • Me mentiste
  • Lo sabía… ¿Cuál fue la causa? ¿Te agobié? ¿No te apoyé como esperabas? ¿Dejaste de quererme?
  • No, es imposible no quererte, Ana
  • ¿Entonces?
  • Yo…


Lo vi sufriendo. Esperé pero se me estaba acabando la paciencia. Al final dijo:​

  • ¿Te acuerdas cuando estuve en coma?
  • Sí, claro
  • Cuando desperté me dijiste que te habías querido morir, que lo habías pasado muy mal, que nunca te hiciera eso de nuevo
  • Yo… me sentí fatal por haberte hecho eso
  • No me hiciste nada, era una forma de hablar, para demostrarte mi amor
  • Yo… lo tomé literalmente
  • ¿Qué?
  • Con el accidente me descubrieron un tumor en la cabeza… intentaron de todo pero iba a peor constantemente
  • Tus dolores de cabeza (dije con un hilo de voz)
  • Sí, y más cosas que te ocultaba para no hacerte sufrir más
  • Diego, no, no, no (empecé a llorar)
  • Yo… me dieron meses de vida, Ana, meses
  • No, no
  • Y no podía hacerte pasar por lo mismo, no podía
  • No tenías derecho, Diego, no tenías derecho
  • Mis últimos meses contigo fueron… muy duros, intentaba aparentar que no pasaba nada pero me costaba mucho… y te veía tan feliz… no podía contártelo… mis padres encontraron una clínica en Estados Unidos y me llevaron con pocas esperanzas
  • Y no me dijiste nada, nada
  • No, decidí que como iba a morir, no te iba a hacer pasar por meses de calvario, verte sufrir de esa forma… no podía, Ana
  • Esa era una decisión mía, Diego
  • Y mía, yo… Ana, me era imposible verte sufrir de nuevo, no podía
  • NO, NO, NO TENÍAS DERECHO
Me levanté llorando. Él también lloraba y continuaba hablando:​

  • Pensé que lo mejor era hacer como con las tiritas, quitarlas de un tirón, que lo pasaras mal unas semanas y luego, me odiaras o lo que fuera, pero que no sufrieras
  • ¿Semanas? Años, Diego, fueron años de sufrimiento
  • No lo sabía, pensé que si me iba de esa forma, me odiarías y me olvidarías y…
  • Estuve meses llamando a tu madre para que intercediera contigo, para pedirle… no… para suplicarle que te dijera que te esperaría a que terminaras los estudios, y la llamaba, y la llamaba, y nunca me lo cogía porque… porque ya no estaba
  • Lo… sie…
  • Mierda, Diego, eres un… cabrón
  • Yo… No era lo que quería, de verdad, pensé…
  • ¿Y qué pasó? ¿Por qué no me llamaste cuando te recuperaste?
  • No fue rápido, fue mucho tiempo de terapia, y luego el accidente de mis padres, estuve hundido, no podía ni moverme
  • Yo debería haber estado ahí
  • No, fueron meses, Ana, meses sufriendo, no podía hacerte eso
  • No era tu decisión, era mía y me la quitaste
  • Pensé que era lo mejor
  • ¿Pensaste? (dije con enfado, llorando sin parar)
  • Cuando me recuperé y volví, tú ya habías rehecho tu vida, eras feliz y tenías tu pareja, tus amigas, tu empresa, me hizo muy feliz, de verdad
  • Me dejaste rota, nunca he vuelto a ser feliz de verdad
  • Yo… no lo sabía, te vi con Jorge y las chicas y pensé…
  • Y te fuiste sin decir nada
  • Eres… eres… no se pueden hacer las cosas así, Diego, así de mal
  • Yo… creo que fue lo mejor
  • No, tú no tienes ni puta idea, ni puta idea, Diego
  • Puede ser… después de verte desde lejos, me fui para no volver, me aislé y me centré en mi carrera y en el trabajo, no quería saber más de ti, me dolía, hasta que me encontré con María y me contó y… bueno, ya lo sabes
Lo miré sin decir nada, me sentía fatal, estaba rabiosa y sentía una pena enorme, todo a la vez. Cerré los ojos y dije:​

  • Te equivocaste
  • Piénsalo, casi seguro que iba a morir… si llego a morir, no te hubieras enterado y seguirías feliz
  • QUE NO SOY FELIZ, DIEGO, NO DESDE QUE ME DEJASTE ¿TE ENTERAS?
  • Pero…
  • Soy… soy muy diferente a aquella chiquilla enamorada, ahora no puedo enamorarme, no puedo, me da miedo volver a sufrir tanto, Diego
  • Pero…
  • Adiós, Diego


Y corté. Luego, pensé otra cosa y le llamé de nuevo:​

  • El tumor ¿Está controlado?
  • ¿No se va a reproducir?
  • Creen que no
  • ¿Me mientes?
  • No, ya no más
  • Bien
Sentí un gran alivio por dentro y me alegré. Lo miré durante unos segundos y corté la llamada. Me fui a la cama donde lloré sin parar. Al día siguiente cogí una mochila, metí algo de ropa y me fui al aeropuerto.​
 
68



Tres semanas después

LUIS


Escuché como entraba Lucía en la casa. Llevaba allí tres semanas, solo salía por las tardes para dar un paseo con Lucía. Seguía hundido, y hoy había cogido la llamada de Paco, y luego había salido a comprar una botella de whisky que me estaba bebiendo poco a poco.



Lucía me vio con el vaso en la mano y la botella en la mesa. Enarcó una ceja y preguntó:​

  • ¿Ha pasado algo?
  • ¿Qué?
  • He hablado con Paco
  • Ah


Se sentó a mi lado y cogió mi vaso y bebió un poco. Me dijo:​

  • Cuéntame
  • Nada, solo excusas, lamentaciones y que lo siente mucho
  • Ya
  • Y que todo es por su culpa, que Carmen me quiere mucho, que la llame, que la perdone, que él no nos molestará más, pero que Carmen no se merece esto, que ella no tiene la culpa


Lucía me miró sin decir nada. Continué:​

  • Claro, como si Carmen no hubiera tenido nada que ver en los cuernos… además, hacerse pasar por puta… no sé, eso no creo que se haga así como así ¿no? Ella dice que solo fue esa vez pero me parece todo muy raro, no la creo
  • Sí, es extraño
  • No sé… quedas a tomar un café con un amigo, él te dice “¿Por qué no te haces pasar por puta y te tiras a este chico y luego te follo yo?”... Para eso hace falta mucha confianza… Para mí que follaban desde hace tiempo


Y reí sin ganas. Continué:​

  • Y el cabrón de Paco ha salido bien parado y todo… Parece ser que Cloe sí le ha perdonado o que lo sabía, no le he entendido bien, pero siguen juntos, se han ido a París a vivir
  • Ah
  • Ahora tendré que coger un avión para ir a pegarle un tiro jeje
  • Luis…
  • Estoy bromeando… a quien se lo debería pegar es a Diego, por dejar a mi pequeña
  • Luissss
  • Otro cabrón infiel… hacerle eso a mi pequeña… y parecía buen chico pero el hijo de puta llevaba meses engañándola
  • Está claro que nunca terminamos de conocer a las personas ¿Has hablado también con Cristina?
  • Sí, esta mañana, ya está en Ibiza, intentando recuperarse. Está destrozada, no se esperaba que Diego la engañara así y la dejara tirada…
  • Ya, claro
  • Se ha ido con una amiga… Entre lo de Diego y enterarse que su madre se acostaba con su padrino…
  • ¿Cómo lleva lo de su madre?
  • No quiere ni hablar con ella, está enfadadísima con su madre, y con Paco ya te puedes imaginar, se siente traicionada… en fin, que mierda de vida… como se ha jodido todo
Lucía me miraba preocupada y preguntó:​

  • ¿Y qué piensas hacer?
  • No lo sé, Lucía
  • ¿Te vas a emborrachar?
  • Quizás
Me pasó la mano por la cara y dijo:​

  • Te has afeitado
  • Y duchado
  • Ya huelo, o mejor dicho, no huelo jeje


Sonreí. Lucía llevaba todo este tiempo aguantándome sin quejarse. Se estaba haciendo cargo de todo en el trabajo en la empresa y, gracias a eso, yo no estaba nada preocupado por ese lado, confiaba totalmente en ella. Lucía se levantó y fue a por un vaso. Dijo:​

  • Pues te acompaño en la borrachera
  • Jeje


Se sirvió y se volvió a sentar a mi lado. Bebimos despacio en silencio. Luego dije:​

  • Lucía, tengo que irme pronto, estoy abusando de tu hospitalidad
  • No, eso no es cierto
  • Llevo aquí tres semanas, un tío deprimido y sin ganas de nada, solo sintiendo pena por sí mismo y quejándose
  • Más tiempo estuve yo así cuando mi marido me dejó tras meses de infidelidades
  • Lo sé
  • Todo esto no es culpa tuya, es culpa de ella… Sé que uno tiende a culparse, lo sé bien, a veces aún pienso que no fui buena esposa y por eso mi marido me engañaba, pero es una tontería, me engañaba porque es un cabrón, solo eso
  • Ya
  • Luis, sé perfectamente por lo que estás pasando, te puedes quedar aquí todo el tiempo que quieras, no hay ningún problema
  • Gracias
  • Pero sí necesitaría que volvieras al trabajo, eres indispensable allí
  • Jajaja, con esa exageración, ya no sé si creerme lo de que me quede aquí más tiempo
  • No es una exageración, para mí eres indispensable, lo sabes bien


La miré sonriendo. Ella bebió y dijo:​

  • ¿Piensas volver con Carmen?
  • No lo sé, imagino que lo tiene que estar pasando muy mal sin mí y sin Cristina
  • ¿Sigues sin coger sus llamadas?
  • No puedo hablar ahora con ella
  • ¿Te ves capaz de perdonarla?
  • No… no lo sé, la confianza entre nosotros se ha roto, no sé si podría volver a vivir junto a ella
  • Yo sí lo hubiera perdonado, a mi ex, tenía tanto miedo de estar sola, y mírame ahora, me faltan solo los gatos jeje
  • Pero eso es porque no quieres buscarte una pareja, Lucía
  • Porque los hombres buenos ya están pillados, Luis


Nos miramos a los ojos. Lucía era muy guapa, con unos bonitos ojos azules, aunque quizás demasiado delgada, pero no tendría problema en encontrar a un hombre si quisiera. Sonrió y dijo:​

  • ¿Has pensado en el sexo por venganza?
  • ¿Eso qué es?
  • Sexo con alguien, para devolverle los cuernos, y entonces estar en paz y volver con ella
  • Ah… no, no lo he pensado
  • Quizás te vendría bien
  • ¿Tú lo hiciste?
  • No, lo pensé pero no tenía ánimo, pero quizás a ti te vendría bien
  • Jeje, estoy viejo para esas cosas, Lucía
  • ¿Sí? Pues pregunta a Tere
  • ¿A Tere? ¿A mi secretaria?
  • La misma que te pone ojitos y se luce delante tuya
  • Jajaja
  • Propónselo y verás como que te sorprende
  • ¿Proponerle?
  • Acostarse contigo
  • Jajaja
  • Lo digo en serio


La miré mientras terminaba de reírme, pero ella estaba seria. Le dije:​

  • Eso es imposible ¿Qué va a ver en un viejo una chica tan guapa?
  • Es de tu tipo ¿no? Buenas curvas
  • Jaja, es del tipo de cualquiera
  • Invítala un día a comer, verás que tengo razón
  • No… no, ni hablar, es… menor que mi hija, Lucía
Lucía bebió su vaso de un tirón y me miró para luego decir:​

  • ¿Y yo?
  • ¿Tú?
  • ¿Te acostarías conmigo para tener tu sexo por venganza?


La miré estupefacto. Ella se sonrojó y dijo:​

  • Sé que no soy tu tipo pero… me gustaría… si me encuentras… atractiva


Me reí pensando que estaba de broma pero ella no se reía nada. Corté mi risa y pregunté:​

  • ¿Estás hablando en serio?
  • Claro
  • ¿Conmigo? ¿Con este desecho?
  • Con este hombre tan atractivo y por el que me sentí atraída desde el día que lo conocí
La miré sin poder creerme lo que escuchaba. Le dije:​

  • Lucía, eres muy guapa y atractiva, de eso no hay duda
  • Ya (dijo ella en un tono triste y bajando la cabeza)
  • Y nunca te usaría para algo así, para vengarme de mi mujer, no, te respeto muchísimo como para hacerte eso, usarte así
Entonces Lucía levantó la cabeza y dijo:​

  • ¿Y si te acuestas conmigo por gusto? Sin venganza, solo porque te apetece, porque nos apetece
  • Yo…
Lucía se inclinó y me besó en los labios. Le dije:​

  • No me quiero aprovechar de ti, Lucía
  • Soy yo la que se va a aprovechar de ti, tonto


Y me besó de nuevo. Noté su lengua buscando sitio entre mis labios. Abrí la boca y su lengua buscó la mía. Nos liamos en un beso largo y húmedo. Al terminar, ella sonreía y se levantó cogiéndome de la mano y tirando de mí. Me levanté y la seguí a su dormitorio. Allí, nos tumbamos en la cama y seguimos besándonos y desnudándonos.



Hacía una eternidad que no tocaba y besaba a otra mujer, y me sentía hasta culpable. Ella se dio cuenta y paró, mirándome preocupada. Preguntó:​

  • ¿Todo bien?
  • Sí, perdona
  • Esto no está mal, no te sientas culpable, ahora mismo no tienes pareja, estás en un impasse


Me sorprendió su percepción de mi ánimo. Me reí y le dije:​

  • Sí, lo siento, es que hace mucho que no estoy con otra mujer
  • Lo sé, eres un hombre fiel, y eso me gusta, eres de los buenos, y sé que jamás me hubieras tocado en otras circunstancias
  • Pero no porque no seas atractiva
Me miró seria. Estaba con la camisa desabrochada, en sujetador, y aún con la falda y zapatos puestos. Yo estaba con la camisa abierta y una mano de ella en mi pecho. Nos habíamos quedado quietos. La atraje hacía mí y la besé, ella respondió a mi beso con pasión. Luego, pasó su lengua por mi pecho y bajó hasta mi ombligo. Me desabrochó el pantalón y tiró de él. Luego, tiró de mis bóxer y me sorprendió que mi polla estuviera dura. Ella la miró risueña y dijo:​

  • Vaya, esto no me lo esperaba
  • ¿Que me excitara contigo? Eres muy excitante, Lucía
  • No, jaja, gracias pero no me refería a eso
  • ¿Entonces?
  • Al tamaño


Y puso una cara de vicio que me encantó. Entonces, se levantó y se quitó la camisa y luego la falda. Me miró y vi que se sonrojaba. Se quitó el sujetador y luego las bragas. Vi sus pequeños pechos, su vientre liso y el pequeño triángulo negro. Ella se cogió un mechón de pelo y lo retorció nerviosa, como se lo había visto hacer miles de veces en todos esos años. Dijo:​

  • Lo siento, casi no tengo curvas
  • Pues a mí me encantan
  • Sé que tu tipo es…
  • Mi tipo son las mujeres bellas, y tú lo eres, y mucho, ven


Levanté mi mano y ella me la cogió y tiré de ella para ponerla sobre mí. Nos volvimos a besar mientras le acariciaba sus pequeños pechos y su culo, también pequeño pero redondo y bien puesto. Ella me cogió la polla y movió su mano a lo largo de ella. Cuando terminamos el largo beso, nos miramos pegadas las caras, sonriendo.



Entonces ella bajó por mi pecho, besándome por todo mi cuerpo hasta llegar a mi polla. Allí, me miró y riendo nerviosa, me dio un beso en el glande. Luego, sacó la lengua y la lamió lentamente. Me volvió a mirar mientras se la metía en la boca para comenzar una lenta mamada.



La miré pensando que era increíble todo esto. Llevaba años trabajando con Lucía y para mí era una gran profesional, seria, confiable, trabajadora,... Indudablemente era muy atractiva pero jamás la había mirado así, y jamás me hubiera imaginado que ella me deseara. Y ahora la tenía desnuda y nerviosa, con mi polla en su boca, haciéndome una estupenda mamada, que pronto tendría que parar porque mi excitación era enorme y si seguía más tiempo así, no iba a poder aguantar.



Me incorporé y le levanté la cabeza con cuidado. Ella me miró extrañada y la besé mientras la giraba y tumbaba boca arriba. Me preguntó nerviosa:​

  • ¿No te gusta?
  • Jajaja, claro que me gusta, ese es el problema
  • Ah, yo… es que no lo hago demasiado
  • ¿No te gusta hacer sexo oral?
  • Sí, mucho pero… no me acuesto con muchos hombres, hace tiempo desde el último y…
Estaba totalmente colorada. Me parecía increíble que una mujer así no tuviera muchos amantes. La besé y le dije:​

  • El problema es que como sigas así, no voy a aguantar mucho más
  • Ah, no me importa si…
  • Chisttt, quiero que esto dure un poco más ¿Vale?
  • Vale


La besé en el cuello y luego en sus pechos, y jugué con sus pezones con mi lengua. Lucía gemía bajito, dejándose hacer. Luego bajé y besé su vientre hasta llegar a su coño. Lo observé, estaba bien recortado, cuidado, me gustó… pasé mi lengua lentamente por sus labios, separándolos. Ella gimió más audiblemente cuando mi lengua lamió su clítoris. Se lo comí con ansia mientras le metía dos dedos hasta que ella se corrió, gimiendo sin parar aunque flojo, Lucía no era como Carmen que explotaba dando gritos, Lucía no, gemía flojo, conteniéndose, pero de una forma muy sensual. Me incorporé y me eché a su lado. Ella respiraba rápidamente y me miró totalmente sonrojada y dijo:​

  • Madre mía, Luis
Me besó apasionadamente y me cogió la polla, tirando de mí para ponerme encima de ella. Le dije:​

  • Espera, mejor me pongo un condón ¿no?
  • Me… me gustaría sentirte sin el plástico… ya sabes que no puedo quedarme embarazada
Asentí, sabía que eso le había producido una gran depresión y se culpaba por ello, y pensaba que era parte de las causas del fracaso de su matrimonio. Ella, visiblemente apurada, dijo:​

  • No… no lo hago nunca así, quiero decir, con los pocos hombres con los que he estado desde mi ex, con ellos siempre con condón pero contigo… me gustaría sentirte de verdad
Le acaricié el rostro y le dije:​

  • Por mí mejor, también hace mucho que no me pongo uno de esos
Me puse encima de ella y la fui penetrando despacio. Ella gimió muy flojo y dijo:​

  • Despacio, despacio, por favor
  • ¿Te molesta?
  • Es que… hace más de un año desde la última vez y…lo siento, te estaré pareciendo una cría pero es que la tienes grande y…
  • No, nada de eso, me pareces una mujer increíble ¿Prefieres ponerte encima para controlar mejor la penetración?
  • No sé, quizás


Me salí de ella y me tumbé boca arriba. Ella se puso encima y, muy nerviosa, se la empezó a meter despacio. Al poco, comenzó a moverse, mordiéndose un labio, concentrada. Luego, soltó un gemido largo y empezó a moverse más rápido. La admiré, era una mujer muy sensual a pesar de sus pequeños pechos. Se los toqué, tenía los pezones duros como piedras. Lucía seguía moviéndose mientras jadeaba bajito. Se inclinó hacia delante y puso sus manos en mi pecho, moviéndose aún más rápido, con su vagina ya adaptada totalmente a mi polla.



Quise pararla, me iba a correr, pero me tenía totalmente fuera de control. Le agarré las caderas sin que ella parara el ritmo. Sus sensuales gemidos, su mirada, su cuerpo… me corrí dentro de ella, y ella, al notarlo, arqueó la espalda y se paró, lanzando un gemido más alto. Se quedó así unos segundos y luego se derrumbó sobre mí. Tras unos segundos, dijo:​

  • Guau
Y me reí, abrazándola.



LUCIA

Acaricié su pecho con mis dedos. Había sido increíble, ni en mis mejores fantasías con él hubiera imaginado un polvo así. No solo era un buen hombre, era un gran amante. Miré hacia su polla flácida y sonreí. “Y muy bien armado jeje” pensé.



Al principio, me había dolido. Desde mi ex solo había estado con dos hombres, dos polvos en más de siete años, y no habían sido buenos. Había tenido muchas citas pero no pasaban de la primera, y esos dos habían sido casi por desesperación. Por eso con Luis me había notado tan torpe y con poca habilidad, y tan cerrada. Si hasta había dudado si se la estaba chupando bien y mi ex siempre me decía que era lo que mejor hacía.



Pero no me quería hacer ilusiones, sabía que Luis estaba en una situación difícil, tenía que tomar una decisión sobre su matrimonio, y no pensaba inmiscuirme en eso, aunque ya lo estaba haciendo con el sexo, pero no pensaba pedirle que la dejara definitivamente, eso lo tenía que decidir él solo.



Pero mientras tanto, si él quería, pensaba disfrutar con él, vaya que sí.



ANA

Acantilados de Moher, Irlanda


Escuché unos pasos detrás mía, pasos cautelosos. Sonreí y dije:​

  • Al fin apareces
Los pasos se pararon. Continué:​

  • Y al fin te decides a venir a hablar conmigo
Escuché unos carraspeos y como Diego decía:​

  • ¿Cómo sabías…?
  • Te he visto en el pueblo, escondido, observándome
  • Lo… siento
  • ¿Qué te pasaba?
  • Yo…
  • Ven, siéntate


Diego se sentó a mi lado, en la hierba y nos quedamos mirando el Atlántico. Al rato, le dije:​

  • ¿Por qué has tardado tanto en venir?
  • Yo… ejem
El Diego de siempre, que le costaba expresarse. Tras unos segundos de duda, dijo:​

  • Las chicas me dijeron que te habías ido sola
  • Has roto con Jorge
  • No… no lo sabía cuando hablamos
  • Ya, yo tampoco sabía que habías roto con Cristina, aunque lo suponía después de lo que intentó hacernos… me lo dijo Nati unos días después de irme
  • Sí, bueno, no era como pensaba
  • Ya…
  • Quise venir a buscarte pero… No me atrevía… Me das miedo, Ana
  • ¿Yo te doy miedo? je
  • Sí, tengo mucho miedo de volver a meter la pata, como siempre
  • Pero te has decidido
  • Casi tres semanas pensándotelo
  • No, fueron un par de días


Lo miré por primera vez. Estaba muy guapo con el viento moviéndole el pelo. Él me devolvió la mirada y dijo:​

  • Recordé lo que me dijiste cuando me estaba recuperando, cuando intentaba volver a andar
  • ¿Qué te dije?
  • Que haríamos un viaje, que querías ver el Coliseum y el Louvre conmigo. Estábamos viendo esa peli de Harry Potter y dijiste “Y esos acantilados los veremos juntos, están en Irlanda ¿Sabes?”
  • Sigues teniendo buena memoria
  • Sí… y empecé a buscarte en Roma, luego en París y ahora aquí
  • Y llegaste hace unos días
  • Sí, y como te he dicho, me das miedo y he estado pensando qué decirte y como
  • Bueno, deberías haber venido aquí primero, era evidente que necesitaba pensar y eso en Roma o París es más complicado que aquí, pero me ha venido bien que tardases, he estado pensando y meditando, mira que bonito es esto, da paz interior
  • Es bonito pero al lado tuya, esto palidece
Lo miré con una gran sonrisa. Diego y sus comentarios. Le dije:​

  • Bueno, pues ya que has decidido lo que me vas a decir, empieza
  • Sí… yo… He estado pensando mucho en nuestra conversación
  • Claro, yo también
  • Y… Creo que te entiendo cuando me decías que no tenía derecho
Lo miré expectante. Diego, miraba al suelo, sin saber como seguir. Al fin continuó:​

  • Y creo que tienes razón, me equivoqué al ocultarte mi diagnóstico
  • De eso no hay duda
  • Lo hice pensando que era lo mejor para ti, no para mí
  • Eso lo sé
  • Pero… me equivoqué, te causé un daño que no supe predecir
  • Al fin te das cuenta
  • E incluso, si llego a morir, hubiera sido injusto para ti no pasar esos últimos momentos juntos… Lo siento mucho, de verdad que no… Yo solo pensaba en ahorrarte ese sufrimiento
  • Lo sé ¿Con quién has hablado hasta llegar a esa conclusión?
  • Con… Con nadie… Me hubiera gustado hablarlo con Sonia, ella siempre me da buenos consejos y me dice a las claras si me he equivocado, pero no quería contarle nada sin tu permiso
  • No me hubiera molestado, con ella no, ni con las chicas
  • Ya pero no quería equivocarme y meter la pata de nuevo
  • Lo entiendo
  • Y… he tomado dos decisiones, bueno, tres


Lo miré con curiosidad. Diego estaba extrañamente tranquilo. Miró al mar unos segundos y luego, mirándome, me dijo:​

  • La primera es que jamás te ocultaré nada más, te lo prometo
  • Bien
  • La segunda es que… Voy a intentar que me perdones, sé que es complicado, mi error fue demasiado grande pero voy a intentarlo
  • ¿Cómo?
  • Quiero acompañarte en tus vacaciones, y día a día, ir haciendo méritos para que me perdones
  • Jaja ¿Méritos?
  • Sí, lo que sea, lo que me pidas, cualquier cosa
  • Ya, quieres acompañarme a Roma y París ¿no?
  • No exactamente… He pensado en un itinerario algo más largo, pero tengo una pregunta
  • ¿Cuál?
  • ¿Te gustaría un viaje mochilero o en hoteles y coches de lujo?
  • ¿En serio me lo tienes que preguntar?
  • Mmmm, no, pero tengo las dos cosas preparadas, por si acaso estás cansada
  • Entonces ¿Cuál prefiero?
  • El mochilero
  • Jejeje, aciertas


Nos miramos sonriendo. Le dije:​

  • ¿Y lo tercero?
  • Una vez me hayas perdonado, porque sé que me vas a perdonar ya que eres la mejor persona del mundo…
  • No seas pelota jeje
  • Jeje… Una vez me hayas perdonado, te volveré a conquistar
  • ¿Conquistar? ¿Soy un país?
  • No, bueno, yo…
  • Jejeje, te he entendido, te estaba tomando el pelo, sigue
  • Eso es todo, un plan en dos pasos o fases, perdón y conquista
  • Ya
Nos callamos y miré al mar, pensando. Entonces le dije:​

  • Como te he dicho, he estado pensando
  • Y he pensado mucho sobre lo que hablamos en nuestra última conversación
Diego se removió nervioso. Continué:​

  • Y tienes razón, te equivocaste totalmente, un error que es difícil de perdonar por el daño que me hiciste, pero no solo a mí, también a Nati y María, y a ti
  • Lo sé
  • Pero sé que lo hiciste con buena intención, nunca me has hecho nada con mala intención, todo lo contrario
  • Eso tenlo por seguro, jamás te hubiera dañado de esa forma si lo llego a saber
  • Lo sé… incluso sé que desde tu punto de vista fue muy altruista, nada egoísta, cargaste con todo para intentar que yo no llevara ese peso
  • Pero estaba equivocado
  • Sí, pero ahora te entiendo… lo entiendo pero me cuesta aceptarlo… y me duele mucho no haber estado allí contigo, no sabes como me duele eso
  • Ahora lo sé
  • Me duele de una forma… solo pensar en ti allí solo, sin mí, pensando que te ibas a morir… yo…


Me limpié las lágrimas con la mano. Diego miraba la hierba, totalmente compungido. Continué:​

  • Es muy duro, Diego
  • No sé qué decirte, Ana, no te puedo decir nada más
  • Lo sé, Diego, como sé que todo eso lo hiciste por amor hacia mí
Lo miré y tras unos segundos, le dije:​

  • Por eso, te perdono, te lo he puesto fácil con el primer paso ¿no?
  • ¿De verdad? ¿Me perdonas?
  • Sí, lo he pensado mucho y sí, lo tengo clarísimo
  • Gracias, gracias, Ana


Lo noté con ganas de abrazarme pero no se atrevió. Le dije:​

  • Y ahora, el segundo paso… la conquista… inténtalo
  • Sí, lo intentaré con toda mi fuerza y perseverancia
  • Pero no lo vas a tener tan fácil como el perdón, te lo advierto
  • Lo entiendo
  • Ven, quiero enseñarte algo
Y me levanté. Diego me siguió. Tras unos pasos, le señalé el acantilado y le dije:​

  • ¿Ves eso? Es lo que se veía en la peli
  • Te dije que lo veríamos juntos
Diego me sonrió. Pensé “Aprovecha a dar el primer paso de tu conquista” pero Diego no se atrevió a besarme. No me decepcionó, lo conocía bien, estaba acojonado. Le cogí de la mano y lo llevé de vuelta.



DIEGO

Estaba que me iba a dar algo por dentro, las miradas y sonrisas de Ana, tan limpias y puras, sin rabia ni nada negativo, y ahora su mano, tenía cogida su mano, y me había recorrido un estremecimiento por todo el cuerpo, todo estaba yendo mucho, pero mucho mejor de lo que había imaginado.



Estaba paseando al lado de ella, cogidos de la mano, por ese paisaje tan bonito… no me lo podía creer. Entonces paré y ella paró mirándome extrañada. La miré unos segundos y ella, sonriendo dijo:​

  • ¿Qué pasa?
  • Quiero… quiero guardar esto en mi cabeza
  • ¿Esto?
Estábamos en verano pero en Irlanda. Corría viento y hacía algo de fresco. Ana iba con un cuello alto pero con shorts y zapatillas de deporte. La miré, estaba bellísima, su pelo rubio al viento, su sonrisa, sus ojos brillantes… la admiré durante unos segundos. Entonces, me armé de todo el valor que conseguí reunir, me incliné y la besé. Nos quedamos pegados unos segundos, fue un beso tierno, sin lengua, solo nuestros labios. Luego, me separé avergonzado pero ella seguía sonriendo. Me volvió a coger de la mano y dijo:​

  • Ven, te quiero enseñar otra cosa
Me llevó hasta una moto y nos subimos. Fuimos al pueblo y paró delante de una pequeña casa. Me dijo:​

  • He alquilado esta casita, por un mes
  • Lo… lo sé
  • Era el tiempo que te daba para venir, casi no llegas a tiempo
  • Yo…
  • Ven, quiero enseñarte una cosa dentro


Y entramos. Ella me cogió de nuevo de la mano y me guio hasta el dormitorio. Me soltó la mano, se sentó en la cama y golpeó con la mano la cama. Me senté a su lado. Me dijo:​

  • ¿Te gusta?
  • ¿El qué?
  • La cama
  • ¿Cómo?
  • Porque la vamos a usar ahora mismo


Y se abalanzó sobre mí, besándome con pasión. Nos desnudamos rápidamente sin parar de besarnos y mirarnos. Quise saborearla, besarla por todo el cuerpo, pero ella me dijo:​

  • No, luego, ahora te quiero dentro de mí, rápido
Me puse sobre ella y la penetré despacio, mirándonos. Me moví despacio mientras Ana gemía en mi boca mientras seguíamos besándonos. Los dos nos corrimos a la vez, gimiendo sin dejar de besarnos. Me quedé sobre ella, sin poder dejar de mirarla y sin creerme lo que acababa de pasar. Ana, con los ojos cerrados, respiraba sobre mí, apretándome muy fuerte. Entonces abrió los ojos, me sonrió y me soltó. Me eché a su lado y la admiré, su cara, su nariz, sus labios, sus pechos, el mechoncito rubio entre sus piernas bien torneadas, sus pies,... era toda perfecta, no le encontraba ni un defecto, y me sentí exultante, no me lo podía creer.



Entonces habló:​

  • Ahora no te vayas a creer que la segunda fase de tu plan está hecha
  • ¿Cómo?
  • La conquista… el sexo no cuenta para eso
  • No… no te entiendo
  • El sexo no tiene ningún mérito, siempre se te ha dado muy bien, se nos ha dado muy bien…


Y me sacó la lengua riéndose. Luego dijo:​

  • Te he perdonado y quiero que seamos amigos, incluso folla amigos, pero de ahí al amor…
  • Ya
  • Además, la conquista debe ser con cosas que te cuesten un esfuerzo
  • Ah
  • Como el beso en el acantilado, que te armaste de valor para dármelo, eso fue un puntito
  • Jeje, te diste cuenta
  • Te conozco, Diego, (sonriéndome)
  • Sí, me costó atreverme pero estabas guapísima
  • Gracias, pero te lo vuelvo a decir, todo el sexo que vamos a tener durante estas vacaciones no cuenta, será sexo entre amigos… Vete pensando en otras cosas para conquistarme
Le sonreí con el corazón a punto de salirse del pecho. Tenía bastantes cosas pensadas. Ella continuó:​

  • Te has puesto cachas
  • Bueno, es que tras el tratamiento y con la depresión por lo nuestro y mis padres, perdí mucho peso y mucha masa muscular, tuve que hacer de nuevo rehabilitación y me aficioné a hacer deporte
  • Ya se nota
Pasándome el dedo por el pecho y el vientre. Sonrió:​

  • También hago algo de autodefensa
  • ¿Sí?
  • Sí, por curiosidad
  • Mmmm, bien, así tengo quien me defienda jeje
  • Jeje


Entonces ella paró sus caricias y me miró seria:​

  • Pero no te lo tomes al pie de la letra, que te conozco. Si nos atracan, nada de hacerte el héroe, le damos todo o salimos corriendo, nada de enfrentarse a los malos, te hacen algo y… te mato yo
  • Jejeje
  • Lo digo en serio, Diego, no quiero verte nunca más en una cama de hospital


Le acaricié el rostro con delicadeza mientras ella me miraba, ahora sonriendo. Le dije:​

  • Ana…
  • ¿Qué?
  • Te quiero, siempre te he querido, nunca he dejado de hacerlo
  • Lo sé, Diego, lo sé, pero yo… Tengo algo roto por dentro, no… No te puedo decir lo mismo
  • Lo sé, lo rompí yo, así que lo arreglaré yo… te lo prometo
  • Eso espero, nene
Y me besó.



ANA

Dos meses después. Roma - Septiembre


Hacía calor, demasiado calor para ser septiembre y llevábamos todo el día paseando. Era nuestro último día de vacaciones, volvíamos a Málaga porque María había dado a luz hacía poco y queríamos ir a conocer al bebé y ver a los felices papás, pero por nosotros seguiríamos más tiempo viajando aunque llevábamos ya casi dos meses de vacaciones, visitando muchos sitios y teniendo mucho sexo, sexo de verdad, nada de orgasmos simulados, mis ganas de sexo habían vuelto y eran increíbles. Y también hablando mucho de todo, de todo excepto de trabajo porque los dos habíamos delegado totalmente esa parte de nuestra vida en nuestros amigos. Ninguno de los dos había intentado ver algo de trabajo o preguntar por ello, solo hablábamos con nuestros amigos por temas personales, para interesarnos por ellos o contarles como nos iba.



Miré a mi alrededor y me senté en un banco a la sombra. Diego había ido a comprar agua. Lo busqué con la mirada, había mucha gente. Entonces lo vi delante de un puesto, esperando en una pequeña cola. Él, como si intuyera algo, giró la cabeza y me miró.



Entonces, me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo y, de repente, me di cuenta… Había cumplido su promesa. Diego me sonrió y sentí otro estremecimiento por todo mi cuerpo. Sonreí feliz.​

FIN
 
Hola. Empiezo la "re-publicación" de mi tercer relato. Ya sabéis, recomiendo haber leído antes mis relatos "Apariencias" y "El paso del tiempo". Este relato tiene bastantes"flashbacks" que van enmarcados entre líneas de puntos suspensivos. Gracias por leerme ;)
ANA

“Bueno ¿Qué? ¿Me vas a decir con quién estuviste anoche?” me preguntó Susi mientras me miraba haciendo aspavientos. Llevaba dándome la tabarra con eso desde que habíamos salido de la residencia. Negué con la cabeza mientras le volvía a decir:​
  • Pero que coñazo estás…​
  • Venga, Anita, que esa carita que llevas hoy es de haber follado y bien follado, a mí no me engañas jajaja​
  • Tengo cara de lunes y de necesitar un buen café jeje​
  • No, no… tienes cara de estar bien follada, y sé que con Jorge no ha sido​
  • Tía, y ¿Tú qué sabrás? jajaja​
  • Porque nos dejaste tirados el jueves y el sábado me dijiste que me tenías que contar algo así que venga, desembucha​
  • Bueno, sí, algo tengo que contar, pesada jajaja​
  • Pues venga, cuenta, que para dejarnos tirados a mí y a Jorge tiene que ser con alguien muy especial ¿no?​
  • Jajaja​
  • Joder, con la tía petarda, QUE ME CUENTES jajaja​
  • Tirados seguro que no os quedasteis ¿eh? que alguna cosita haríais jajaja​
  • Pues claro que hicimos, me lo follé y bien follado, pero ya sabes que el plan era otro, más atrevido, entre los tres, y me dejaste tirada, zorra​
  • Jajaja​
  • Y hoy, un lunes, llegas a las ocho de la mañana a la residencia, con una cara de haber echado un buen polvo que lo flipas, y tienes el morro de hacerte de rogar,Miré hacia el cielo haciendo ver que estaba harta pero pensando “joder, que cabrona ¿Tanto se me nota?”. Porque era verdad, había estado follando, y bien, muy bien. La tarde anterior había ido a casa de Diego y habíamos follado, no una sino varias veces “ufff, había sido genial, como sabe follarme ese chico”. Y me quedé a dormir y esta mañana, uno rapidito pero que me había sentado de maravilla, como siempre con él. Y sonreí al recordarlo. Entonces Susi me dio un pequeño empujón y dijo:​
  • Pero mira que sonrisa pone… Estás pensando en esa polla, venga, confiesa, zorra​
  • Jajaja pero que salida eres, la que solo piensa en sexo eres tú​
  • Ya, seguro que solo pienso yo ¿Quién es? ¿Felipe? ¿Edu?​
Me costaba contarle que era Diego, el friki, el raro, el callado, el… el que me folla como nadie y del que me había enamorado perdidamente, esa era la verdad pero era mi secreto ...

No me canso de leer este excepcional relato, es para mí una historia que reúne prácticamente todos los aspectos que un drama erótico debe tener, es un recorrido que arremolina emociones, que te sacude, te eleva, te deja caer, y que al final terminas deseando más.

Sin exagerar, si me dedicara al cine buscaría financiamiento y un buen director, sin dudarlo, ya es un guión ganador.
 
Es precioso sin duda.
He de reconocer que la primera parte la he leído rápido porque el final fue muy triste.
La Segunda parte es la que más coraje me da porque el protagonismo es de los 4 más ruin,miserables y repugnantes que no los puedo ni ver, Paco, Cloe, Carmen y Cristina.
Y ya la tercera parte aunque ha sido de sufrimiento hasta el final, pero merece la pena porque los 2 mejores, Diego y Ana acaban juntos y felices.
 
No me canso de leer este excepcional relato, es para mí una historia que reúne prácticamente todos los aspectos que un drama erótico debe tener, es un recorrido que arremolina emociones, que te sacude, te eleva, te deja caer, y que al final terminas deseando más.

Sin exagerar, si me dedicara al cine buscaría financiamiento y un buen director, sin dudarlo, ya es un guión ganador.
Oh, vaya, me lie, quería decir Apariencias y La ventana, claro... Ya no me deja editar ese post :(
 
Los he vuelto a leer. No es la segunda ni la tercera vez. Y cada vez me gustan más.
Como dice una canción, al leer tus historias "el mundo me parece más amable, más humano y menos raro"
Gracias por escribirlas y compartirlas.
 
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