El paso del tiempo

FranRel

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Hola. Empiezo la "re-publicación" de mi tercer relato. Ya sabéis, recomiendo haber leído antes mis relatos "Apariencias" y "El paso del tiempo". Este relato tiene bastantes"flashbacks" que van enmarcados entre líneas de puntos suspensivos. Gracias por leerme ;)

LIBRO 1

1


"Un libro es un espejo y sólo podemos encontrar en él lo que ya llevamos dentro"
La sombra del viento - Carlos Ruiz Zafón


Febrero 2010 En una ciudad de España

ANA


“Bueno ¿Qué? ¿Me vas a decir con quién estuviste anoche?” me preguntó Susi mientras me miraba haciendo aspavientos. Llevaba dándome la tabarra con eso desde que habíamos salido de la residencia. Negué con la cabeza mientras le volvía a decir:​

  • Pero que coñazo estás…​
  • Venga, Anita, que esa carita que llevas hoy es de haber follado y bien follado, a mí no me engañas jajaja​
  • Tengo cara de lunes y de necesitar un buen café jeje​
  • No, no… tienes cara de estar bien follada, y sé que con Jorge no ha sido​
  • Tía, y ¿Tú qué sabrás? jajaja​
  • Porque nos dejaste tirados el jueves y el sábado me dijiste que me tenías que contar algo así que venga, desembucha​
  • Bueno, sí, algo tengo que contar, pesada jajaja​
  • Pues venga, cuenta, que para dejarnos tirados a mí y a Jorge tiene que ser con alguien muy especial ¿no?​
  • Jajaja​
  • Joder, con la tía petarda, QUE ME CUENTES jajaja​
  • Tirados seguro que no os quedasteis ¿eh? que alguna cosita haríais jajaja​
  • Pues claro que hicimos, me lo follé y bien follado, pero ya sabes que el plan era otro, más atrevido, entre los tres, y me dejaste tirada, zorra​
  • Jajaja​
  • Y hoy, un lunes, llegas a las ocho de la mañana a la residencia, con una cara de haber echado un buen polvo que lo flipas, y tienes el morro de hacerte de rogar​


Miré hacia el cielo haciendo ver que estaba harta pero pensando “joder, que cabrona ¿Tanto se me nota?”. Porque era verdad, había estado follando, y bien, muy bien. La tarde anterior había ido a casa de Diego y habíamos follado, no una sino varias veces “ufff, había sido genial, como sabe follarme ese chico”. Y me quedé a dormir y esta mañana, uno rapidito pero que me había sentado de maravilla, como siempre con él. Y sonreí al recordarlo. Entonces Susi me dio un pequeño empujón y dijo:​

  • Pero mira que sonrisa pone… Estás pensando en esa polla, venga, confiesa, zorra​
  • Jajaja pero que salida eres, la que solo piensa en sexo eres tú​
  • Ya, seguro que solo pienso yo ¿Quién es? ¿Felipe? ¿Edu?​


Me costaba contarle que era Diego, el friki, el raro, el callado, el… el que me folla como nadie y del que me había enamorado perdidamente, esa era la verdad pero era mi secreto, ”Susi se reirá de mí todo el resto de la carrera cuando lo sepa” pensé, pero ya había decidido que se lo contaría, pero más tarde, ahora estaba muy feliz y no quería escuchar sus reproches y burlas cuando supiera con quien me acostaba. Susi le había cogido manía a Diego y se llevaría una gran sorpresa y no lo entendería. Entonces se paró y dijo:​

  • Joder, al final me voy a enterar, lo sabes, estos tíos no guardarán el secreto ni cinco minutos​
  • Pues venga, pregúntales​
  • Mira, allí están, vamos​


Nos acercamos riendo a donde estaban Luis, Jorge, Felipe y Edu. En teoría, Luis era el rollete de Susi y Jorge el mío. No eran nuestras parejas pero si a los que nos tirábamos de vez en cuando, o más bien, me lo tiraba porque ahora solo estaba con Diego. La verdad es que los cuatro chicos eran guapos y atractivos, cada uno con su estilo, y me había follado a dos, a Jorge y a Luis. Susi se había tirado a los cuatro.



Cuando nos pusimos a su lado vimos que hablaban animadamente sobre algo. Jorge nos miró y dijo:​

  • J: ¿Os habéis enterado?​
  • S: No ¿Qué pasa?​
  • J: Hace una hora han atropellado a alguien aquí cerca, ha sido espectacular, ha volado por los aires​
  • S: Coño​
  • J: ¿Y sabéis quién era?​
  • S: Pero si nos acabamos de enterar ¿Quién?​
  • J: Diego, mi excompañero de piso, el friki rarito​


Me quedé sin respiración y no escuché más. Lo siguiente que vi fue el suelo y mis amigos llamándome. Me recuperé un poco y me sentaron en el banco. Susi dijo:​

  • S: Tía, te has puesto blanca y has caído redonda​
  • J: Le ha impresionado​


Jorge me miraba con los ojos muy abiertos, sorprendido. Susi me abrazaba en el banco mientras decía:​

  • S: Pero si no sabemos quién es​
  • L: Sí, tía, el friki aquel al que le gastamos la broma ¿no te acuerdas?​
  • S: No… ahhhh, el del cumpleaños​
  • J: Ese​
  • S: Joder, ya me acuerdo, el rarito​


Conseguí decir:​

  • A: ¿Está bien?​
  • L: Que va, no has visto como ha volado, ese se ha partido la cabeza, no veas como ha sonado​


Y me puse a llorar desconsoladamente. Susi me abrazó y dijo:​

  • S: Chica, que sensible, pero si no lo conocemos de nada​
  • A: Está en mi clase​
  • L: Más bien “estaba” jaja​
  • J: Tío, no seas gili ¿No ves lo afectada que está?​
  • L: Vale, vale… pero míralo por el lado bueno, al menos con aquella broma se ha ido al otro barrio habiendo visto unas buenas peras en directo jajaja​
  • S: Que gilipollas eres​
  • L: ¿Qué? ¿Es mentira? Ese en su vida hubiera visto a dos tías buenas como vosotras en bolas​


Me levanté y me fui corriendo, me daban asco y no podía más que pensar en Diego. Susi y Jorge me llamaron pero pasé de ellos. No sabía donde llamar, fui a secretaría y pregunté, nadie me decía nada hasta que alguien se apiadó de mí y me dijeron el hospital donde se lo habían llevado. Cogí un taxi y durante el trayecto recordé cuando nos conocimos…



3 Meses antes

Ingresé en Informática porque siempre se me han dado bien los ordenadores y me gustaban, o eso pensaba hasta que empecé la carrera y comprobé que no era nada hábil comparada con mis compañeros, pero esa es otra historia. No era hábil con la programación pero sí era el centro de atención de mis compañeros porque, no es por presumir, pero soy guapa, atractiva y llamativa, con mi pelo rubio natural, mis ojos azules, y una sonrisa preciosa. Además, tengo un tipito que vuelve loco a muchos aunque intimido también a otros porque soy alta, 1,75m y eso, a muchos tíos, no les gusta. Pero, quitando mi estatura, soy delgada, vientre liso y un culito sensacional. Piernas largas y delgadas, tobillos estrechos, unos pies preciosos y, dejo para lo último mis tetas, redondas y perfectas pero no muy grandes, me gustarían que fueran como las de Susi, pero se quedaron en unas tetitas que se cubren con una mano pero poco más, pero son mías y me gustan así que a quien no les guste, que no las mire.



El primer día de clase, solo de un vistazo, me di cuenta que allí daba la nota. Las pocas chicas que había eran mmmm bueno… eran de otro nivel, por decirlo delicadamente, y no era porque todas fueran feas sino porque todas tenían un gusto horrible vistiendo. Y los chicos, algunos no eran feos del todo pero no eran mi tipo para nada, o gordos, o fofos, o desgarbados o con una pinta de raritos que asustaban… en fin, que allí yo no iba a pillar nada, lo tuve claro a los dos minutos. Eso sí, los chicos fueron todos muy complacientes conmigo desde el primer momento, solo tenía que preguntar algo para que todos quisieran darme sus apuntes, sus libros, sus explicaciones… me sentía “especial” con ellos jaja. Y me llevaba bien con muchos, pero eso, sin ningún interés físico por mi parte, pero tampoco busqué aprovecharme de ellos gracias a mi aspecto, que conste. Y esos días, ni me fijé conscientemente en ese chico alto, desgarbado, con gafas, pelo largo, peinado horrible, mirada esquiva, increíblemente tímido, que no buscaba destacar…



En esos primeros días hice piña con una compañera de la residencia donde me hospedaba, Susi, una morena pequeñita pero guapa, extrovertida, con un culazo y un buen par. Nos hicimos amigas desde el primer día y enseguida empecé a salir con ella y a ligar, era fabulosa para ligarse a tíos buenos.



Yo venía de tener un novio desde los 16 pero nos habíamos peleado ese verano y había sido una mala relación, así que iba con ganas de conocer chicos y de experimentar, que solo había follado con mi ex. Además, siempre había sido una buena chica, estudiosa, responsable… y ahora quería ser lo contrario, frívola, superficial…. necesitaba un cambio y ahora era el momento perfecto ya que era mi primer año de universidad y estaba fuera de casa, con libertad y con una amiga como Susi, así que la cosa fue tremenda, fiesta cada dos por tres y enrollarme con tíos cada vez que salía. A la semana de estar allí, Susi y yo conocimos a dos chicos y nos llevaron a casa de uno de ellos a follar. Eran Luis y Jorge. Esa primera noche, me enrollé y follé con Luis, alto, rubio, musculoso… fue toda una nueva experiencia aunque el sexo, bueno… digamos que podría haber sido mejor y de más duración, pero como primera experiencia sexual en la universidad me encantó.



La siguiente vez que salimos con ellos, cambiamos de pareja y me enrollé con Jorge. Jorge era muy diferente a Luis. Era un moreno guapísimo, con pinta de malote, musculoso, con un pelo fabuloso con su melenita sedosa y estudiante de psicología. Me fui a su casa a follar y me dejó muerta, había pasado de solo haberme acostado con un chico en toda mi vida, a haber follado con dos pibones en una semana, la cosa prometía. Esa noche, al salir de su habitación para irme, me tropecé con Diego y el pobre ni me miró, todo cortado, y entonces le dije:​

  • Oye, tú… tú estás en mi clase ¿no?​
  • S… s… síi​
  • Soy Ana​
  • Lo sé​
  • ¿Y tú?​
  • mmmm D… D… Diego​
  • Ah, vale, pues nada, ya nos veremos​


Y me fui sin volver a acordarme de él. Lo vi en clase y ni caí que era él, así era yo, en esos momentos solo tenía ojos para los chicos buenorros. Todo iba genial, mis salidas con Susi siempre acababan en risas, morreos, magreos o folleteo con Jorge. Y un día, Susi y yo nos fuimos al piso de Jorge con Luis. Allí fumamos, bebimos, nos reímos… Entonces, Susi volvió del cuarto de baño diciendo:​

  • S: Tienes a un rarito aquí​
  • J: Ah, sí, el raro ese, ni caso, se pasa el día en su cuarto, está grillao con el ordenador. Esta casa es de los padres​
  • S: Que poco me gustan esos raritos, esos son los que te matan mientras duermes y se follan tu cadáver​
  • A: ¡¡¡Tía!!! no seas burra jajajaja​
  • S: Que sí, que sí… esos se matan a pajas en su cuarto y están mal de la cabeza​
  • A: Anda ya, seguro que es un buen chico, no seas loca​
  • S: ¿Buen chico? Pues anda, ve y fóllatelo y yo me quedo con estos dos jajaja​
  • A: ¡¡Qué dices!! jajaja​


Y entre porros y bebidas, cogimos un buen colocón. Entonces Jorge nos llevó a su cuarto, y allí, por primera vez, participé en una orgía, que no fue gran cosa, Jorge y yo follamos en un lado de la cama y Susi y Luis en el otro, pero fue morboso vernos follar.



Cuando terminamos, Jorge encendió otro porro y nos lo fumamos, los cuatro desnudos en la cama. Escuchamos como se abría una puerta y, al poco, se volvía a cerrar. Jorge dijo:​

  • J: Será el rarito, que habrá ido a mear​
  • S: Que asco​
  • J: Pues creo que hoy es su cumple, lo escuché antes hablando con su familia​
  • S: No hables de ese, me cortas el rollo​
  • L: Ese es virgen ¿Por qué no lo desvirgáis como regalo de cumpleaños?​
  • S: Pero que asco, no seas puerco​


Mientras le daba un pequeño empujón. Nos reímos y entonces Luis dijo:​

  • L: Vamos a quedarnos con él​
  • J: ¿Qué estás pensando?​
  • L: Que vayan las chicas y tonteen con él, lo calienten, se piense que se las va a follar, y nos cachondeamos de él​
  • A: No seáis malo con el pobre​
  • J: Sí, sí.. y que hagan como que se enrollan entre ellas, se va a poner malo jajaja​
  • L: Eso, eso jajaja​
  • S: Jajaja, que malos sois​
  • L: Venga, chicas, vamos a reírnos un rato​
  • A: Dejadlo tranquilo, se habrá ido a dormir​
  • J: Que va, el bicho raro ese se tira hasta las tantas con su ordenador​
  • S: Pajeándose viendo videos guarros, seguro​


Y nos estuvimos riendo, y al final, Susi se picó y cogiendo dos toallas, me llevó con ella al cuarto de Diego, allí nos enrollamos las toallas al cuerpo y entramos. En efecto, Diego estaba con su ordenador. Cuando nos vio, se quedó con la boca abierta. Susi empezó a tontear de una forma vergonzosa y muy ridícula. Me tocaba, se acariciaba, me dio un par de piquitos… el chico nos miraba abobao y yo me sentí mal, no me gustaban ese tipo de bromas, no entendía como había accedido a hacer algo así, sería por los porros. Además, estaba incómoda por él, no estaba bien intentar reírnos de él pero también estaba incómoda por las miradas de Susi que noté que se había puesto cachonda con los besos y caricias conmigo, era la primera vez que yo hacía algo así con una chica y, aunque fue todo muy ligero con mucha tontería, noté que podría ir a más si me involucraba. Decidí cortar aquello, por Diego y por mí, cada vez más avergonzada por haberme dejado convencer. Y entonces, los cabrones de Luis y Jorge, nos quitaron las toallas y nos quedamos desnudas delante de Diego. Fueron dos segundos hasta que reaccionamos. Susi se cabreó y les gritó. Yo me cubrí como pude y salí. Escuché a Jorge decir:​

  • J: Venga, chicas, si le habéis alegrado la noche, ahora tiene material para un montón de pajas jajaja​
  • S: Que asco que ese raro se haga pajas pensando en mis tetas, eres un hijo de puta​
  • L: Pero si te encanta enseñar las tetas​
  • S: A tíos buenos, no a bichos, cabrón​


Y nos fuimos a la habitación de Jorge entre el cabreo de Susi, mi vergüenza y malestar, y las risas de Luis y Jorge. Al rato, Susi y Luis se fueron al piso de éste último y yo me quedé a dormir con Jorge, estaba mareada y no tenías ganas de irme. Me dormí pero me volví a despertar al poco. Seguía mareada y también muy sedienta. Me levanté sin hacer ruido para no despertar a Jorge. Estaba desnuda así que me puse una camiseta suya y fui a la cocina. Pasé por la puerta de Diego y vi luz. Me paré y sentí vergüenza por la estupidez que habíamos hecho y por las palabras de Susi a gritos metiéndose con el pobre chico. Llamé y entré. Diego me miró sorprendido. Le dije:​

  • Oye, perdona por lo de antes… es que estábamos colocados y…​
  • N… n… no pasa… nada​
  • Sí, sí pasa, ha sido una gilipollez, lo siento y no hagas caso a la loca de Susi, estaba colocada y decía muchas tonterías​
  • Va… va… vale​


Entonces me fijé en la pantalla y me acerqué. Noté como se ponía más nervioso aún. Pensé “Lo mismo es la primera vez que una chica casi desnuda se le acerca tanto”. Le dije:​

  • ¿Estás programando algo?​
  • Sí​
  • ¿El qué?​
  • Una.. una… una tontería​
  • Estás en mi clase ¿no?​
  • Sí​
  • No conozco ese lenguaje, no lo hemos visto en clase ¿no?​
  • No, es que… mmm yo… mmm​
  • Te gusta aprender cosas nuevas ¿no?​
  • S.. s... sí, algo así​
  • ¿Y qué estás programando?​
  • Puesss… es algo de do… do… domótica, solo eso, es una to… to… tontería​


No sabía ni lo que era “domótica”. Diego me lo explicó con pasión y me enseñó que estaba haciendo, tenía conectada una placa a su ordenador, me dejó sorprendida. Hablaba con tal pasión y seguridad, que parecía otro, y se olvidó de su nerviosismo, ni tartamudeaba ni nada. Pensé que era un chico muy listo. Estuvo como diez minutos contándome cosas y no me aburrió nada, se expresaba bien, con resolución, seguridad… entonces, me acordé que estaba sedienta y le dije que iba a la cocina a beber algo:​

  • ¿Cómo te llamas?​
  • D… D… Diego​
  • Yo soy Ana​
  • Lo sé​
  • ¿Vienes a la cocina?​
  • ¿Y… y… yo?​


Entonces recordé que ya nos habíamos presentado y me fijé que, en cuanto salía de su zona de confort, le volvía su tartamudeo. Le dije que sí, que viniera y me siguiera contando. Me miró sorprendido pero me siguió. Me tomé un vaso de agua mientras él me seguía contando, otra vez con seguridad, sus planes y proyectos con eso de la domótica. Y no sé si porque aún estaba algo colocada o porque me gustaba su aplomo y verlo así, le dije:​

  • Oye, Diego, lo de antes...​
  • ¿Q… Q.. Qué pasa?​
  • ¿Te gustó lo que viste?​


Se quedó callado. Le dije:​

  • No te apures, no fue culpa tuya, si te quieres hacer pajas pensando en las tetas de Susi, háztelas sin problemas, no hagas caso de las estupideces que dijo​
  • Mmmm​
  • ¿Te da corte? yo lo veo natural​
  • No es eso​
  • ¿Entonces?​
  • Que me las haré pensando en las tuyas​


Me dejó sorprendida, lo había dicho sin tartamudear y con desparpajo. Me reí y dije:​

  • Las de Susi son más grandes​
  • No sé, solo me he fijado en las tuyas​
  • ¿Sí?​
  • ¿Te molesta?​
  • No, pero no te creo​
  • Tienes un lunar en el pecho izquierdo, debajo de la areola del pezón​
  • Jajaja que observador​
  • Y eres rubia natural​


Me quedé sorprendida y me volví a reír, tenía una pequeña franja de pelo rubio ahí abajo. Sí que le había dado tiempo a verme. Me acerqué a él y le dije:​

  • ¿Ya te has pajeado pensando en mí?​
  • Hoy no​


Me sorprendió de nuevo. Le dije:​

  • ¿Y antes?​
  • Sí​
  • Pero si no nos conoc…​
  • Te he visto en clase​
  • Ahhh​
  • ¿Te molesta?​
  • Eres un guarro, pero no, no me molesta​


Me acerqué aún más a él. No entendía que me pasaba pero estaba caliente. Le dije:​

  • ¿Te ha hecho alguna vez una paja una chica?​
  • No​
  • ¿Te gustaría?​
  • Sí​


Entonces le metí la mano por dentro del pantalón del pijama que llevaba y le cogí la polla que, inmediatamente, se puso dura en mi mano. Lo miré divertida y se la saqué diciendo:​

  • A ver, a ver qué tienes ahí​


Miré su polla, me pareció de buen tamaño según mi poca experiencia con pollas, mi mano no la abarcaba del todo, pero estaba sin pellejo y eso me sorprendió, era la primera que veía así y me quedé unos segundos mirándola y decidí que era la polla más bonita de las que había visto hasta ese momento de primera mano (que no eran muchas, cuatro con esa). Moví mi mano lentamente. Me pegué aún más a él para que notara mis pechos en su cuerpo. Diego era más alto que yo y lo miré alzando un poco la cabeza. Vi que me miraba alucinado. Aumenté el ritmo de la paja y pensé que se iba a correr rápidamente pero no, aguantaba. Eché un poco de saliva sobre su polla y moví la mano con más fluidez mientras pensaba “pero ¿Qué me pasa?”. Era la primera vez que hacía algo así pero no quería parar.



Diego estaba quieto como una estatua, casi sin respirar. Yo, en cambio, estaba alterada y me notaba cachonda, muy cachonda. Le dije:​

  • Me puedes tocar si quieres​
  • ¿Qué?​
  • Las tetas, tócamelas​


Diego puso una mano sobre mi teta derecha y la apretó. Le dije:​

  • Por dentro, Diego, por dentro de la camiseta​


Diego me miraba flipado. Metió la mano por dentro y me tocó suavemente la teta. Luego, el pezón y jugó con él pero le saqué la mano y le chupé los dedos, luego se la volví a poner dentro de mi camiseta y le dije:​

  • Así, tócame el pezón así​


Y me pellizcó el pezón con los dedos mojados. Gemí, lo tenía muy duro y me encantaba. Estaba flipando con todo eso, con lo cachonda que estaba y con las ganas de follármelo que me estaban entrando. Le cogí la mano y se la bajé a mi coño. Diego fue muy torpe tocando, seguro que era su primera vez. Le tuve que enseñar:​

  • Toca ahí con los dedos, primero mójalos en mi rajita, eso, así y ahora toca ahí, sííí, así, así​


Rápidamente cogió el truco de donde tocar y me estremecí. Noté que me quería correr. Le dije:​

  • Méteme un dedo pero sigue con el pulgar ahí, sííí, asíiiii, sííííí​


Y noté como me iba llegando un orgasmo y entonces lo besé, y él me devolvió el beso, y le metí la lengua y él respondió bien, sorprendentemente bien y me corrí gimiendo en su boca mientras él se corría en mi mano y en el suelo.



Me quedé jadeando en su boca y echada sobre él, con las piernas temblando y agarrándome a su polla y a su cuerpo. Entonces me separé y miré abajo. Me reí y le dije:​

  • Madre mía, que cantidad has echado jaja​
  • Lo… lo… siento​
  • Bueno, limpia esto ¿Vale? yo me voy a limpiar la mano​


Y me fui hacia la puerta pero entonces volví y le dije:​

  • De esto, ni una palabra ¿eh?​
  • Ehhhh, no, claro… nadie me creería​
  • Jajaja, bueno, buenas noches​
  • A… a… adiós​
  • Ah, y feliz cumpleaños​
  • Gra.. gra… gracias​


Y le di un piquito. Me fui al baño. Allí miré mi mano, llena de semen y me chupé un dedo. Me sorprendió. Sabía bien, no como el de Jorge que era muy ácido. Me reí y me eché agua en la mano. Luego, volví a la cama con Jorge. Menuda locura acababa de hacer, pero tenía que reconocer que había sido una pasada, me había gustado mucho, y menuda sorpresa con el chico.



Al día siguiente, cuando fui a clase, pensé que iba a tener encima a un Diego baboso y pesado, pero no, Diego estuvo como siempre, ahí pero sin hacerse notar. Los días siguientes lo mismo, no se me acercaba, no lo pillaba mirándome… el chico era muy introvertido. Y un día me acerqué a él tras una clase y le dije:​

  • Hola Diego​
  • Ho… ho… hola A.. A… Ana​
  • Oye, eso que me explicaste la otra noche me pareció muy interesante ¿Me podrías enseñar?​


Se me quedó mirando sin comprender. Le dije:​

  • Eso de la domótica, me gustaría aprender por mi cuenta pero no sé por donde empezar​
  • Ah pu… pu… pues...​
  • ¿Quedamos en tu casa esta tarde y me pasas algo de información?​
  • Bu… bu… bueno​
  • Vale, pues me paso a eso de las mmmm ¿cinco?​


Me despedí y me fui. Llevaba todos estos días pensando en él, no me lo podía creer pero tenía ganas de volver a verlo y, sentía curiosidad de si me volvería a pasar lo mismo, las mismas ganas que aquella noche en la cocina. Además, lo de que me hablara de la domótica me interesaba de verdad. Y sabía que Jorge no iba a estar ese día, llevaba varios días con sus padres y no volvería hasta el día siguiente, así que nadie se tenía que enterar de esa visita.​
 
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2



ANA

Llegué puntual a casa de Diego. Lo encontré más nervioso aún de lo normal, con un tartamudeo imposible y casi sin mirarme. Nos fuimos a su cuarto y, en cuanto empezó a explicarme cosas, se le pasó todo y se convirtió en otra persona, ahora era un chico seguro, hablando sin parar, nada de tartamudeos, y apasionado con lo que contaba.



Yo lo miraba y me calentaba cada vez más. Y no lo entendía, pero estaba cachonda, muy cachonda. Y lo escuchaba, me interesaba lo que decía, pero se me iba la cabeza. Recordé la noche anterior. Como Jorge llevaba varios días fuera, yo estaba de sequía y me empecé a tocar en mi cama. Pensé en Jorge, en su cuerpo musculoso, su pelo, lo bien que folla… y me estaba poniendo muy a tono, cuando, de repente, recordé a Diego, sus torpes manos, su polla, su boca y me corrí con eso, fue pensar en él y llegarme el orgasmo. Me había quedado alucinada.



Intenté concentrarme en lo que Diego me contaba, de verdad que quería aprender aquello, me interesaba mucho y yo no era tonta para nada, pero no podía, no había forma de que me concentrara. Me fijé en sus manos, muy torpes pero que aprendieron rápido, y eran bonitas. Me fijé en su cara, no era feo, era descuidado, tenía un corte de pelo horrible, y unas gafas que le quedaban fatal, pero no, no era feo, era guapo, y bastante. Y me fijé en sus ojos, ahora sí me miraba y me di cuenta que eran preciosos, verdes. Me sentí acalorada, sofocada, aquello me sorprendía y entonces, le pedí un descanso, necesitaba tomarme algo. Me fui a la cocina. Él se quedó en su cuarto.



En la cocina intenté calmarme “pero ¿Qué me pasa? ¿Tan salida estoy que solo pienso en sexo?”. Bebí agua y, al poco, escuché pasos y miré a la puerta de la cocina para ver a Diego quedarse en ella, sin atreverse a entrar. Lo miré atentamente, que desgarbado era, alto y con los hombros poco erguidos, esa mirada furtiva… y, a pesar de todo, como me ponía, no lo entendía. Me quité la chaqueta que llevaba, hacía buena temperatura, aún no había llegado el frío pero en ese momento estaba acalorada.



Él me dirigió una mirada rápida para luego volver a mirar a todos lados menos a mí. Me reí internamente pensando en lo cohibido que se sentiría porque yo iba monísima, con una camiseta de tirantes que remarcaba mi busto, y una minifalda vaquera que mostraba mis preciosas piernas. Lo miré y le dije:​

  • Eres muy inteligente​
  • N… no… que… que… va​
  • Anda que no, me cuesta seguirte​
  • Pe… pe… pero si to… to… todo es.. copi… copiado… de…​
  • Ya, ya… pero lo dominas, eres todo pasión explicándolo​


Se quedó callado. Le dije:​

  • Eso me gusta, incluso me pone​


Me acerqué a él y le dije:​

  • Si fueras así con las chicas, te las llevarías a todas de calle, te lo aseguro​


Le acaricié la cara y seguí hablándole:​

  • No eres nada feo, eres bastante guapo, solo que tienes un gusto horrible, necesitas urgentemente un cambio de look, de ropa, de peinado… pero estás muy bien​


Y bajé mi mano hasta su paquete y le dije:​

  • Y esto de aquí me gustó, es mmmm bonita y sexi​


Diego no decía nada, miraba abajo. Le alcé la cara para que me mirara y dije:​

  • Tienes unos ojos muy bonitos, debes mirar más a la cara, que se te vean​


Y fui a besarlo cuando él dijo:​

  • Ana ¿Esto es una broma?​
  • ¿Una broma?​
  • Sí, como el otro día, ponerme para luego reíros​


Me aparté enfadada. Lo miré y estuve a punto de mandarlo a la mierda pero entonces pensé en como era, y en como se debió sentir tras lo de aquella broma y con que ahora le hiciera caso una chica guapa. Le dije:​

  • Eso me ha sentado mal, pero te entiendo, después de la tontería del otro día…​
  • No es solo eso, Ana​
  • ¿No?​
  • Es que… tú eres preciosa y yo… no soy nada, esto no es normal​
  • Pero me pones, no lo entiendo pero me pones, y mucho​


Lo miré y entonces me di cuenta de una cosa. Me volví a acercar a él y le dije:​

  • Se te ha quitado el tartamudeo ¿Por qué?​
  • Mmmm​
  • Te has enfadado al pensar que estaba calentándote para luego reírme ¿no? Se te quita el tartamudeo con la pasión​
  • Es que no sé si creerte, me cuesta mucho entender esto​
  • A mí también pero ¿Crees que dejar que me metieras mano la otra noche sería parte de una broma?​
  • No sé​
  • No soy tan zorra, Diego​
  • No digo eso​
  • Pues me haces sentir así si piensas que haría algo como eso solo para gastarte una broma​
  • Lo siento, no es mi intención, no sé hablar con las chicas y esto es muy raro, tú eres guapísima, no puedes estar con un raro como yo​
  • Mmmm eso lo decidiré yo ¿no crees? Ven, vamos a tu cuarto​


Y me lo llevé de vuelta. Allí le dije:​

  • ¿Te gustó verme desnuda?​
  • Claro​
  • Pero fue un segundo​
  • Ya​
  • ¿Te has hecho pajas?​
  • Mmmm​
  • Contesta​
  • Sabes que sí​
  • ¿Y qué te gusta más de mí?​
  • Mmmmm​
  • Venga, no me voy a enfadar​
  • Tu sonrisa​
  • ¿Mi sonrisa? jajaja, que tontería​
  • No es una tontería​
  • Todos los tíos os fijáis en las tetas y el culo​
  • Ya pero… tu sonrisa es lo que veo todos los días en clase, y tus piernas​


Me quedé mirándolo, sorprendida. Él continuó:​

  • En realidad, todo me gusta de ti, es lo normal ¿No? eres preciosa​
  • No sé…​
  • Pero mis pajas son todas pensando en esas dos cosas, tu sonrisa y tus piernas… bueno, ahora además en el tacto, en lo que sentí al tocarte, y en tu sabor​


Lo miré, los dos de pie en su cuarto. Entonces le besé, primero un besito en los labios y luego le metí la lengua. Y me besó, y no lo hacía mal, al contrario. Cuando paramos, le pregunté:​

  • ¿A cuántas chicas has besado?​
  • Solo a ti​
  • ¿Seguro? Porque no besas mal, nada mal​
  • Y tan seguro​


Sonreí. Me pegué a él y le dije al oído:​

  • Te voy a contar un secretito, anoche me masturbé pensando en ti​


Y entonces lo empujé a la cama, donde él me miró con la boca abierta de asombro. Me quité los zapatos, la camiseta, y la falda, quedándome en ropa interior. Me eché sobre él, le desabroché el pantalón y tiré de él, y luego de sus horribles slips. Su polla saltó, ya dura. Se la cogí y le dije:​

  • Y pensé en esto, entre otras cosas​


Y se la lamí, y luego me la metí en la boca. Pensé que sería su primera mamada y tenía que dejarle un gran recuerdo así que me apliqué en hacerle una buena mamada y disfruté como una zorra. Al principio fui con cuidado, temiendo que se corriera enseguida al ser su primera mamada, pero no, el chico aguantaba y me animé aumentando el ritmo y metiendo mi mano dentro de mis braguitas para tocarme. Tras un par de minutos de intensa mamada, paré, cansada y cachonda, y me tiré encima de él para besarle y quitarle la camiseta. Lo miré, estaba muy delgado y sin pelos en el torso, pero no como Jorge que se depilaba, se notaba que Diego es que no tenía.



Volví a tirarme sobre él para besarlo, y entre besos, le dije que me quitara el sujetador. Diego lo intentó pero no atinaba. Al final me lo tuve que quitar yo. Me incorporé para que me las viera bien. Le dije:​

  • ¿Te gustan?​
  • S… sí​
  • Son bonitas ¿verdad?​
  • S… sí​
  • ¿Te parecen pequeñas?​
  • N… no​
  • Tócalas sin miedo​


Y me las cogió. Me reí. Notaba su polla erecta detrás mía, estaba sentada sobre él pero con su polla detrás mía. Me incliné sobre él y le dije que me las comiera. Diego me las chupó y lamió, me encantaba. Estaba muy cachonda y le dije:​

  • Ponte un condón y fóllame​


Entonces Diego paró y me miró confuso. Le dije:​

  • ¿Dónde los tienes?​
  • Es que…​
  • ¿No tienes?​
  • No​
  • ¿Quéee? ¿Por qué?​
  • Es que nunca… no pensé que yo…​
  • ¿Eres universitario y no tienes condones? ¿En serio?​
  • Es que yo…​
  • Vale, no has follado antes pero… no sé… todos los tíos tenéis, por si acaso ¿no?​
  • Yo no​
  • Mierda, pues hoy te desvirgo, voy a ver donde los tiene Jorge​


Y me levanté y fui a la habitación de Jorge. Busqué en sus cajones y nada, no recordaba de donde los cogía cuando lo hacíamos. Miré un poco más pero estaba cachonda y con poca paciencia. Volví a la habitación de Diego cabreada. Él estaba sentado en la cama, desnudo y con la polla tiesa, pero con una carita de angustia que hizo que se me quitara el cabreo.



Me quedé de pie, mirándolo, solo llevaba mis bragas y seguía muy cachonda. Me las quité y le dije:​

  • Bueno, pues lo hacemos a pelo, total, no me vas a pegar nada y tomo la píldora, pero no te corras dentro ¿eh? ¿Serás capaz de avisarme?​
  • No sé… supongo​
  • Más te vale​


Le empujé para que se tumbara y me senté encima. Era mi primera vez a pelo y eso aumentó aún más mi excitación. Me senté sobre él y me la metí despacio. Fui despacio y, mientras, me mordía el labio inferior, una manía que tenía cuando estaba nerviosa. Me sentí llena, tenía una buena polla, más grande que la de Jorge, y empecé a moverme despacio.



Miré a Diego que me observaba embobado. Le quité las gafas y le besé sin parar de moverme despacio. Me volví a enderezar y, poniéndole las manos en su pecho, me empecé a mover más rápido. Entonces él al fin reaccionó y me acarició la espalda bajando despacio hasta mi culo que apretó con sus manos. Luego, me tocó las tetas con suavidad. Yo seguí aumentando el ritmo y mis gemidos. Él se humedeció los dedos y jugó con mis pezones. Eso ya era lo que me faltaba. Me corrí casi de inmediato, derrumbándome sobre él.



Me quedé unos segundos como en otro mundo, con los ojos cerrados y notando mis contracciones. Entonces noté unos besos en mi cuello y abrí los ojos. Diego me besaba cuidadosamente en el cuello y me acariciaba la espalda. Tenía aún su polla dentro de mí. Le dije:​

  • No te has corrido​
  • No​
  • Ven​


Me tumbé boca arriba y le dije que se pusiera encima. Me volvió a penetrar y ahora era él el que se movía lentamente mientras me besaba con cuidado. Me volví a encender y le devolví los besos con ardor. Le cogí el culo y le arañé la espalda. Le pedí que me follara rápido y se movió cada vez más rápido. Noté como me iba a llegar otro orgasmo y cerré los ojos, abrazándolo fuerte. Entonces Diego dijo:​

  • Ana, me voy a correr​
  • No pares​
  • Es que no voy a aguantar​
  • Te mato como pares​


Y enrosqué mis piernas alrededor suyo, abrazándolo más fuerte. Y no sé como, me empecé a correr pero un orgasmo largo que no acababa y grité:​

  • CÓRRETE, CÓRRETE AHHHHHHH​


Y Diego explotó dentro de mí y yo seguí con mi orgasmo hasta acabar en un grito. Me quedé abrazada a él, sin permitirle moverse, mientras los dos temblábamos. Cerré los ojos y notaba las oleadas por mi cuerpo, que parecían no acabar. Tras lo que me pareció una eternidad, solté a Diego, que se salió de mí despacio. Me quedé temblando, sin abrir los ojos. Luego, giré la cabeza y lo miré. Él dijo:​

  • Lo siento, no he podido…​


Y lo besé. Me reí y le dije:​

  • ¿Te vas a disculpar?​
  • Es que me dijiste que no me corriera dentro​
  • Ufff, es que… uffff, que pasada Diego​
  • Para mí sí, pero lo siento por haberme corrido dentro de ti​
  • Pero si he sido yo la que no te ha dejado salir jeje, no te preocupes, tengo protección​
  • Pero no querías…​
  • Es que nunca… nunca se habían corrido a pelo dentro de mí​
  • Ah​
  • Ha sido sensacional, que pasada, uffff​


Nos quedamos callados, jadeando. Entonces, me incorporé y me puse encima suya, y sonriéndole le dije:​

  • Pues ya no eres virgen jeje​
  • No​
  • Buen estreno ¿no?​
  • Mejor imposible​
  • Jajaja​


Le besé, un beso largo y húmedo. Entonces me levanté y noté su semen resbalándome. Me fui a limpiarme y al volver, él ya estaba vestido. Me vestí y le dije que ahora, más tranquilos, me explicara todo de nuevo. Me fui un par de horas más tarde, aún flipando por el polvo y muy contenta porque, con la cabeza ya centrada, empecé a entender lo que me explicaba, me costaba seguir su ritmo pero sabía que al final lo entendería todo ya que en realidad siempre había sido muy estudiosa. Pero antes de irme, le dije:​

  • Y compra condones, los vas a necesitar​
  • Ah… va… vale​


Camino a mi casa lo tenía claro “ese chico y yo vamos a follar mucho, pero mucho, mucho”.



Las siguientes semanas pasaron rápidas para mí. Seguí saliendo con Susi y los chicos, con algún polvo con Jorge, me encantaba follar con él porque estaba buenísimo y sabía lo que hacía en la cama. Pero, a la vez, seguía viéndome con Diego y follando con él. Por primera vez en mi vida, estaba liada con dos chicos, alternando los polvos con ellos, y era incapaz de decidirme por uno de ellos, el divertido macizorro que me ponía a 100, o el callado inteligente que también me ponía a 100.



Diego, en clase, se seguía comportando como siempre, callado, alejado de todos, nunca me buscaba ni me dirigía la palabra excepto si yo iba a él. Aquello me molestaba porque siempre era yo la que lo buscaba y lo llevaba a un sitio escondido para darnos el lote. Al resto parecía que les daba igual que fuera tan introvertido, todos hablaban de Diego como “un crack”, todos lo admiraban. Cuando alguien le preguntaba algo técnico, todo el mundo se callaba y lo escuchaba. Me encantaba escucharlo en esas ocasiones, él hablando con aplomo y seguridad mientras los demás lo escuchábamos en silencio. Y luego estaban sus debates con algunos profesores, donde siempre salía ganador. Y era humilde hablando… bueno, más que humilde, él no le daba importancia a sus conocimientos, siempre decía “es que he leído, es que he visto en Internet…” y sí, leía mucho, pero luego meditaba y sacaba conclusiones e ideas, eso es lo que le hacía especial, no solo un empollón más.



Un día, antes de entrar a clase, vi a un grupo de compañeros hablando entre ellos y me acerqué para escuchar a uno decir:​

  • Pues se está sacando esta carrera y la de Matemáticas a la vez​


Pregunté:​

  • ¿Quién?​
  • Diego​
  • ¿En serio?​
  • Sí, mi novia estudia Matemáticas y me ha contado como un chaval se puso a discutir con un profesor y lo dejó sin argumentos, y es Diego, seguro​


Me quedé sorprendida, no me había dicho nada. Entonces lo vi llegar como siempre, sin levantar la cabeza, intentando pasar desapercibido. Pasó a mi lado sin mirarme y me cabreé. Entramos en clase y durante la segunda, le mandé un SMS para vernos donde siempre. En cuanto terminó la clase, me fui al sitio donde nos veíamos a escondidas. En cuanto llegó le dije:​

  • Estoy enfadada contigo​
  • ¿Qué?​
  • Me ignoras y me jode que nunca me digas de vernos aquí​
  • No… no… no te ignoro​
  • Sí, siempre, ni me miras, ni siquiera me saludas en clase​
  • Es… es… es que… no… no… quiero molestarte​
  • ¿Molestarme?​
  • Bu… bue… bueno… avergonzarte​
  • ¿Qué?​
  • No quieres que nadie sepa lo nuestro, siempre nos encontramos a escondidas​
  • No.. es que… mmm yo…​
  • Solo quedamos en mi casa cuando sabes que no va a estar Jorge, y me dijiste que nadie se podía enterar de lo nuestro, pero no me importa, lo entiendo​
  • Pero que no…​


Intenté excusarme pero era la verdad, no quería que Susi o mis amigos se enteraran de que me acostaba con él. Pasé de estar molesta con él, a sentir vergüenza, pero para mí era importante mi imagen ante mis amigos, sabía que estaba siendo una hipócrita pero no lo podía evitar. Intenté desviar el tema y le pregunté:​

  • ¿Es verdad que estás estudiando Matemáticas?​
  • Mmmm eeeee, es que…​
  • ¿En serio puedes con dos carreras a la vez? Dios, y yo con una y me cuesta horrores jaja​
  • Es que son muy parecidas en algunas asignaturas y se me dan bien...​
  • ¿Se te da mal algo? porque todo lo que te veo hacer se te da de puta madre, incluido el sexo jajaja​


Diego se ruborizó y me reí. Dijo:​

  • El sexo se te da bien a ti, yo solo te sigo…​
  • No, no, se te da genial​
  • Tú tienes más experiencia y yo solo…​
  • Oye, oye… ¿Me estás llamando guarra?​
  • ¡¡¡Nooo!!! solo digo…​


Me volví a enfadar. Lo miré airada y le dije:​

  • Pero ¿Con cuántos tíos te crees que me he acostado?​
  • No sé… no lo he pensado​
  • Pues con cuatro incluido tú, tres desde que llegué aquí, antes solo con mi ex ¿Te enteras?​
  • Ya pero…​
  • Y con uno de esos cuatro, solo una vez, y con el otro, con Jorge, llevo sin hacerlo desde hace unas semanas, y he follado mucho menos con él que contigo ¿eh? a ver si te crees que ando de cama en cama y…​


Entonces me callé, me acababa de dar cuenta que era cierto, llevaba semanas sin follar con Jorge, ahora solo follaba con Diego. Me quedé sorprendida, ni me había dado cuenta de forma consciente, cada vez que me había llamado Jorge para quedar, le había dado excusas con los estudios y, en cambio, siempre que podía, quedaba con Diego. Lo miré y él, visiblemente nervioso, dijo:​

  • Pero es que yo no… yo solo contigo y tú has tenido novio, por eso lo decía, no porque pensara que vas de cama en cama, eso no… yo...​


Lo vi tan angustiado que me reí y le dije:​

  • Ayy, si es que salto a la primera, perdona, que siempre se me olvida como eres de tímido e ingenuo jajaja​
  • Ya​
  • Lo siento​


Le besé pero entonces paré y le dije:​

  • Pero volviendo al tema, dos carreras a la vez, eres un súper dotado ¿no?​
  • No, yo no…​
  • Ahora resulta que me acuesto con un genio jajaja​


Diego sonrió tímidamente y le puse la mano en el paquete y le dije:​

  • Y de esto también estás bien dotado mmmm​


Nos miramos sonriendo y pensé “Es muy guapo, si levantara más la cabeza todo el mundo se daría cuenta pero siempre va pensando en sus cosas y mirando abajo”. Miré hacia atrás. Estábamos en la calle, en un lateral del edificio de la facultad, pero en una zona de difícil acceso por donde no pasaba nadie. Me moví para ponerlo a él de espalda a la calle y me agaché. Le dije:​

  • Tú vigila​


Y le bajé la cremallera y saqué su polla. Me la metí en la boca. No tardó nada en ponerse dura y se la chupé con ansia, mirándolo desde abajo. Diego se puso muy nervioso, mirando para todos lados y dijo:​

  • Pero, Ana, aquí no, nos pueden ver​


Seguí chupando. Él se volvió a quejar y le dije:​

  • Córrete​
  • ¿Qué?​
  • En mi boca​
  • ¿Se… seguro?​
  • Sí​


Y seguí con la mamada. Diego me miraba alucinado. No tardó en correrse. Retuve la corrida en la boca con intención de escupirla como siempre hacía pero se me ocurrió otra cosa. Le mostré mi boca llena de su leche y me la tragué. Le sonreí y me levanté. Le dije:​

  • Es la primera vez que me lo trago​
  • ¿Qué?​
  • Contigo… contigo hago muchas locuras, no sé​
  • ¿Te… te ha dado asco?​
  • No, me ha gustado, sabe bien​


Nos miramos mientras él se guardaba su polla. Le dije:​

  • Mmmm ¿Te daría asco besarme?​


Él me miró extrañado y dijo:​

  • Me encanta besarte ¿Cómo me va a dar asco?​
  • Por tu… corrida​
  • Ah, pero eres tú, jamás me vas a dar asco​
  • Pues a mí me pone que me beses ahora​


Y me besó inmediatamente, con lengua. Y efecto, me ponía mucho, noté como mojaba mis bragas. Él paró y dijo:​

  • ¿Quieres que yo…?​
  • ¿Comérmelo? ¿Aquí? Ni de coña​
  • No me importa​
  • A mí sí… esta tarde en tu casa​


Nos miramos y, entonces, tomé una resolución. Le cogí de la mano y lo llevé de vuelta a clase. Delante de la puerta había varios grupos de gente charlando, esperando a que llegara el profesor. Me puse más o menos en el centro de los grupos y me pegué a Diego para morrearlo en condiciones. Noté como todo el mundo se quedaba en silencio, mirándonos. Entonces, escuchamos como alguien carraspeaba, era el profesor. Paramos y miré a la gente, que nos observaban boquiabiertos. Cogí de la mano a Diego y entramos en clase. Ya era oficial que estábamos liados y me gustó la sensación de orgullo que sentí. Miré a Diego que me sonreía sorprendido y feliz. Pero quedaba lo difícil, contárselo a mis amigos, Susi incluida.

 
3



ANA

Esa tarde fuimos a casa de Diego. Jorge, por las tardes, iba al gimnasio, se estaba preparando para las pruebas de bombero y estaba obsesionado con superarlas a la primera.



Al principio, cuando iba a casa de Diego, intentaba estudiar con él, que me enseñara cosas o me contara que estaba haciendo, pero mis ganas de sexo me podían siempre. Ahora, lo primero que hacíamos era follar y luego estudiar, y más esa tarde que iba especialmente caliente por todo lo ocurrido esa mañana.



En cuanto entramos, nos comenzamos a besar y fuimos a trompicones a su habitación. Allí nos desnudamos y Diego me tumbó en su cama. Me besó por todo el cuerpo hasta llegar abajo y comenzar a comérmelo. Poco a poco había ido mejorando mucho en su habilidad oral, me volvía loca. Pronto empecé a jadear y a gemir sin poder contenerme, notando como me iba a llegar el orgasmo. Diego movía con habilidad dos dedos dentro de mí mientras su lengua me lamía el clítoris. Exploté en un orgasmo mientras le apretaba la cabeza contra mí, sin poder parar de temblar. Luego, me quedé tumbada, exhausta y temblorosa, pero feliz. Diego fue subiendo dándome besitos hasta ponerse a mi lado.



Entonces, escuchamos la puerta de la calle. Diego, rápidamente se levantó y cerró la puerta de su habitación. Escuchamos voces acercándose. Entonces una dijo claramente “¿No me digas que el bicho está aquí?”. Era Susi. Jorge contestó:​

  • J: Claro que está, es su casa​
  • S: Joder, que poco me gusta venir aquí a follar​
  • J: ¿Por qué?​
  • S: Seguro que se pajea escuchándonos​
  • J: ¿Y qué más te da?​
  • S: No me gusta​


Y se escuchó como se cerraba la puerta de la habitación de Jorge. Miré a Diego, apenada. No entendía como Susi le tenía tanta manía. Él me miró triste. Se sentó en la cama junto a mí y me dijo:​

  • Vete​
  • Mmmmm​


Me miró y dijo:​

  • ¿Estás triste porque Jorge se folle a tu amiga?​
  • ¿Qué? noooo​


Me sorprendió la pregunta de Diego, y me sorprendió más que fuera verdad mi respuesta, me importaba una mierda, lo que sentía ahora era que el polvo con Diego se había malogrado. Le abracé y le dije:​

  • Me da igual a quien se folle Jorge​
  • Pero… es con tu mejor amiga​
  • Ya, pero Jorge no es nada para mí, solo un amigo, puede hacer lo que quiera, y ella también​
  • Ya​
  • Además, sé perfectamente que Jorge estará follando con otras, seguro que han pasado muchas por aquí ¿no?​
  • Mmmmm​
  • Me da igual, de verdad, como si solo folla con Susi​
  • No, solo con ella no​
  • Pues eso, que es normal, me da igual​
  • Pero con Susi es con la que más​
  • Pues genial, me alegro por ellos​


Nos quedamos un rato así, los dos desnudos y yo abrazándole. Entonces, le dije:​

  • Anda, vamos a vestirnos y salimos​
  • ¿Para qué?​
  • Tenemos que hablar y me acompañas a la residencia​


Nos vestimos mientras escuchábamos los gemidos de Susi y Jorge mientras follaban. Salimos a la calle y empezamos a andar. Noté frío, quizás por tener el cuerpo aún estremecido por la excitación y el orgasmo. Me arrimé a Diego y le cogí por un brazo, pegándome totalmente a él. Andamos durante unos minutos, sin decir nada hasta que dije:​

  • Diego, estoy muy bien contigo​
  • Y yo contigo​
  • Pero…​
  • ¿Pero?​
  • No quiero una relación seria​
  • Ya​
  • No por ti, es que… vengo de una relación… una relación mala, y ahora tenía pensado ir por libre, no quiero atarme a nadie tan pronto​
  • Entiendo​
  • No sé si lo entiendes, no has tenido novia​
  • Entiendo que no quieres responsabilidades​
  • Algo así​
  • Entonces ¿Para qué lo de esta mañana?​
  • Para que veas que no me avergüenzo de tener un lío contigo, que no es eso​
  • ¿Se lo vas a contar a Susi y Jorge?​
  • Mmmm sí, pero no sé cuando​
  • ¿Por qué?​


Paré y lo miré. Me avergoncé y le dije:​

  • No sé… ella no te tiene aprecio, ya lo sabes​
  • Sí​
  • Y…​
  • ¿Se va a reír de ti?​
  • Eso me da igual…​
  • Entonces​
  • No quiero perderla como amiga​
  • No se lo digas, a mí no me importa​
  • A mí sí, me gusta estar contigo, me gusta follar contigo, y quiero hacerlo sin esconderme, que no pase como ahora, los dos con ganas pero nos hemos ido porque yo no quiero que lo sepa​


Nos miramos unos segundos y entonces él me abrazó y me dijo:​

  • No tengo muchos amigos, ya lo sabes​
  • Ya​
  • Pero no sé si me gustaría tener amigos que no me apoyan o se rían de mí si hago cosas que a mí me gustan pero a ellos no​


No dije nada durante unos segundos, pensando. Luego, dije:​

  • Tienes razón​
  • No lo sé, ya te digo que de amigos sé poco​
  • No, tienes toda la razón, me da miedo no tener su beneplácito, soy tonta. Si Susi se enfada o se ríe de mí por estar contigo, que le den por saco, no merece la pena​
  • Ana, tampoco quiero que rompas tu amistad con ella por mí​
  • Se lo voy a contar, lo tengo claro, pero… dame un poco de tiempo ¿Vale?​
  • Claro, y te lo repito, si no se lo quieres contar, también me parece bien​
  • A mí no​


Me miró fijamente durante unos segundos, algo raro en él. Entonces dijo:​

  • Ana ¿Por qué estás conmigo?​
  • Me gustas​
  • ¿Por qué? No te entiendo​
  • ¿El qué?​
  • ¿Por qué estás conmigo y no con Jorge?​
  • Te lo repito, me gustas​
  • Pero Jorge es… es un chico muy atractivo​
  • Sí, y tú también​
  • Je​
  • Sí, lo eres, te lo he dicho siempre, eres muy guapo​
  • No como él​
  • No, tienes más atractivos, o más bien, diferentes​
  • ¿Cómo para follar conmigo más que con él?​
  • Con él ya no follo​
  • Pues con más razón ¿Qué tengo?​
  • Eres guapo y muy bueno en la cama​
  • Él también ¿no?​
  • Mmmm sí​
  • ¿Entonces?​
  • Eres inteligente, muy inteligente​
  • ¿Él es tonto?​
  • Noooo, que va, pero…​


No sabía que decirle ¿Que me estaba enamorando de él? Pensé “Espero que no sea eso, no quiero una relación”. Decidí que no quería seguir por ahí y cambié el tono a algo de humor:​

  • Quizás es porque la tienes más grande​
  • Ya​
  • En serio, la tienes más grande que Jorge, no mucho más pero se nota​
  • ¿Y eso es importante?​
  • Da más gustito jeje, pero no, no es importante, tienes razón​
  • ¿Entonces?​
  • Quizás es que te estoy utilizando​
  • ¿Utilizando?​
  • Claro, para que me enseñes gratis, me hagas los trabajos…​
  • No te estoy haciendo trabajos​
  • Tiempo al tiempo jeje​
  • Estás de broma ¿no?​
  • ¿De broma? Nooo, uso mi cuerpo para conseguir lo que quiero​


Y lo miré sonriendo. Con Diego había que tener cuidado con las bromas, no las pillaba muchas veces. Él me miró sorprendido y entonces sonrió, se había dado cuenta que era una broma:​

  • Pues creo que conseguirías lo que quisieras de mí o cualquiera solo con esa sonrisa​
  • Quizás, pero así es más divertido, consigo que me hagas las tareas y, de camino, me llevo un buen polvo, dos por uno​
  • ¿Un buen polvo?​
  • O dos, no sé ¿Cuántos llevamos? ¿Más de tres?​
  • Alguno más​
  • Sí, quizás, 5 o 6 ¿no? ¿Cuántas cajas has comprado?​
  • Hoy hubiéramos empezado la tercera​
  • ¿En serio?​
  • Sí​
  • ¿Hemos gastado ya 24 condones? jajaja​
  • Sí​
  • Joe, si una caja de esas me duraba meses con mi ex​


Lo miré totalmente sorprendida. Estaba de broma cuando había reducido los polvos a 5 o 6 pero no era consciente que habíamos follado tanto. Pensé “Mierda, si es que me lo follaría a cualquier hora” y me estremecí. Lo volví a coger del brazo y seguimos andando. Entonces él dijo:​

  • Me ha gustado como has cambiado de tema con esa broma​
  • Jeje​
  • ¿Te puedo contar una cosa?​
  • Claro​
  • Me gusta mucho tener sexo contigo, muchísimo, eres guapísima y súper atractiva​
  • Eso ya lo sé jajaja​
  • Pero me gusta también mucho cuando estudiamos juntos porque no buscas eso de que te haga las tareas, quieres aprender, no paras de preguntar, te enfadas cuando no lo entiendes o te digo que yo te lo hago…​
  • Nadie va a hacer mi trabajo, eso lo tengo claro​
  • Lo sé, y eso me gusta, y que eres también muy inteligente​


Le abracé con más fuerza el brazo y me volví a estremecer porque me enorgullecía que una persona tan inteligente como Diego viera claramente que no era una aprovechada y me valorara.



Seguimos andando sin parar de charlar hasta que llegamos a mi residencia. Allí nos despedimos con un beso. Entré en mi habitación y me puse a estudiar. A eso de las 11 de la noche, llamaron a mi puerta. La abrí y entró Susi:​

  • ¿Dónde andas metida?​
  • Estudiando ¿Y tú?​
  • Por ahí​


La miré ¿Me diría algo de Jorge? Susi se sentó en mi cama y dijo:​

  • Ya nunca sales con nosotros​
  • Ya, es que los exámenes…​
  • ¿Estás viendo a otro?​
  • Claro​
  • ¿A quién?​
  • Pues a los de la clase, a la gente que me cruzo…​
  • Idiota​
  • Jajaja​
  • ¿Te estás follando a alguien?​
  • Ahhh, eso jeje​
  • Responde, zorra jeje​


Dudé, quizás fuera el momento de contárselo. Entonces llamaron a la puerta y abrí. Era otra compañera de la residencia con la que me volvía a casa de mis padres los viernes. Era para quedar el viernes. Hablamos unos minutos y luego cerré. Susi me miraba. Me dijo:​

  • El jueves vamos a salir, te vienes ¿no?​
  • Pufff, no sé​
  • Vamos a ir todos​
  • ¿Todos?​
  • Jorge también​
  • Ah​
  • Dice que ya no folláis​
  • Sí, bueno, no sé… ya te digo que estoy estudiando y centrada, no quiero distracciones y Jorge distrae mucho jeje​


Susi me miró fijamente. Resopló y dijo:​

  • Menudo cambio has dado en unas semanas​
  • ¿Cambio?​
  • De zorra deseando polla, a empollona​
  • Oye, oye, que parece que iba suspirando por ahí por cualquier tío​
  • No, por cualquiera no, por Jorge​
  • Ya​
  • ¿Seguro que no te estás follando a otro?​
  • Jajaja, a mis libros, sueño con ellos jajaja​
  • Tía, pues vente el jueves y descansas, salimos, bailamos y echas un buen polvo​
  • No sé…​
  • Jorge tendrá ganas, seguro​
  • Dudo mucho que Jorge se esté aguantando las ganas jeje​
  • No sé​


Pensé “Zorra mentirosa” y me reí por dentro. Le pregunté:​

  • ¿Y tú con Luis?​
  • Pues igual que antes, algún polvo de vez en cuando​
  • ¿Sólo con Luis?​
  • Por ahora​


Me reí de nuevo por dentro. Le dije:​

  • Fóllate a Jorge​
  • ¿Qué?​
  • Claro​
  • Es que es… tu chico​
  • ¿Mi chico? Para nada, es solo un amigo al que me tiro de vez en cuando​
  • ¿Seguro?​
  • Claro​


Susi me miró, estudiándome. Me reí de nuevo y le dije:​

  • Niña, que no tienes que tener mi permiso para eso​
  • Ya​
  • Jajaja​
  • Pero… mmmm​
  • ¿Qué?​
  • Se me ocurre algo​
  • ¿El qué?​
  • Vamos a follárnoslo entre las dos​
  • ¿Qué???​
  • Un trío ¿No lo has pensado nunca?​
  • Ves mucho porno jajaja​
  • Quizás pero creo que sería divertido ¿No te apuntarías?​


La miré sonriendo. Negué con la cabeza y le dije:​

  • No me descentres, Susi, que ya sabes que tengo los exámenes​
  • Pues justo, para que te relajes​
  • No​
  • Pues cuando los termines, una fiestecita entre los tres, seguro que nos divertimos​
  • Jorge seguro jajaja​
  • Y nosotras​


Y vi en su mirada que ella no estaba solo pensando en follarse a Jorge. Me revolví nerviosa en el asiento. Entonces, Susi se levantó y dijo:​

  • Bueno, te dejo, empollona, que estudies mucho​
  • Eso intento​
  • Pero piénsatelo, antes de irnos en Navidad, los tres​
  • Mmmm​
  • Piénsalo. Adiós, guarra​
  • Jajaja, quien fue a hablar​


Y entonces se inclinó y me dio un pico, para luego irse. Me quedé pensando, Susi cada vez escondía menos sus ganas de follar conmigo. Lo cierto es que alguna vez lo había pensado, como sería follar con una chica, pero me gustaban demasiado los chicos y nunca lo había intentado. Suspiré y volví al ordenador. Me sentía como en dos mundos, el alocado de Susi y el conservador con Diego.





Me quedé pensando unos segundos. Diego había roto todos mis planes de pasar un año universitario loco, de ir a la aventura y divertirme sin importar nada, de tener mucho sexo, probar cosas nuevas incluso con chicas, de ser frívola por una vez en mi vida. Quizás es que de verdad no podía serlo, que era demasiado responsable para eso aunque quisiera porque aquí estaba, estudiando y casi saliendo en una relación con un chico muy tranquilo y bueno. Meneé la cabeza y seguí trabajando.​
 
4



ANA

Al día siguiente, al llegar a la facultad, entré en clase para coger sitio. Luego, salí a la puerta a ver si veía a alguien con quien charlar mientras tanto. Entonces, se me acercaron dos de las pocas chicas de la clase, María y Natalia. Casi no había hablado con ellas en todo lo que llevábamos de curso. Las dos tenían un gusto horrible por la ropa, llevaban vaqueros caídos y camisetas muy holgadas. Una con el pelo muy corto y la otra con un moño. No eran atractivas aunque no eran feas, pero sí sabía que eran buenas con los ordenadores, Diego me lo había comentado una vez.



Las miré con curiosidad. Entonces, una de ella me preguntó directamente:​

  • ¿Estás saliendo con Diego?​


Las miré, se me había olvidado el numerito que monté el día anterior. Les sonreí y les dije:​

  • No creo que sea cosa vuestra​


Se miraron y luego la otra me dijo:​

  • Diego es… es muy buen chico​
  • Lo sé​
  • Él… socialmente hablando, no mmm no despunta​
  • Más bien lo contrario​
  • Mmmm no juegues con él ¿vale?​
  • ¿Cómo?​
  • No le des esperanzas y luego lo dejes tirado​
  • Pero… ¿Qué os pensáis…?​
  • Pensamos que nos cae muy bien Diego y no queremos que le hagas daño, pero se lo harás ¿Verdad?​


Las miré enfadada. Les iba a replicar pero la otra saltó:​

  • Cuando te aburras de él, sé delicada ¿vale?​
  • ¿Qué?​


E hicieron el gesto de irse, pero les dije:​

  • Esperad (enfadada)​
  • Mira, Ana, aquí eres la… mmm la princesa, eres guapa e impresionante, todos los chicos babean por ti​
  • Pero yo no…​
  • Cualquier chico de aquí haría lo que fuera solo por una sonrisa tuya​
  • Yo no voy pavoneándome por aquí​


Dije indignada. Las dos se miraron y dijeron:​

  • No te hace falta​
  • ¿Pensáis que me lo tengo creído y los uso? ¿Qué uso a Diego?​
  • No sabemos lo que te traes con Diego pero, por favor, no le hagas daño​
  • ¿Os gusta?​


Las dos miraron al suelo hasta que una dijo:​

  • Claro​


Las miré, las dos avergonzadas. Estaba enfadada porque sabía que pensaban que estaba con Diego para aprovecharme de él, pero les dije:​

  • Mirad, Diego y yo acabamos de empezar… mmm no sé que hemos empezado, pero también me gusta, no pienso hacerle daño​
  • Gracias​
  • No lo hago por vosotras, no pienso hacerle daño porque me gusta ¿Vale?​


Entonces, observé como ambas miraban a un lado mía, por detrás. Me giré y vi llegar a Diego. Observé como las dos lo miraban embobadas. Entonces busqué con la vista a las otras chicas de clase, todas lo miraban. Me quedé sorprendida, Diego tenía a todas las chicas coladitas por él. Sonreí y asentí, era normal, Diego estaba bueno y tenía ese aura inteligente que lo hacía aún más atractivo. Lo que me sorprendía de verdad era no haberme dado cuenta antes pero ahora, recordando, sí que lo había visto antes, esas caras escuchándolo abobadas, como se le acercaban tímidamente…



Las miré de nuevo, aunque me había enfadado que me vieran como una aprovechada, me gustó como habían reunido el valor para venir a pedirme por favor que lo cuidara y no le hiciera daño.



Las chicas se fueron y vino Diego, que me miró y saludó. Le sonreí, lo atraje hacia mí y le besé. Entramos en clase. En un descanso entre clase y clase, lo llevé fuera y nos situamos un poco apartados para darnos el lote. Ya no nos escondíamos pero tampoco lo hacía allí para dar envidia a las otras chicas, era solo para demostrarle a Diego que me gustaba besarle delante de todos, que no me avergonzaba nada. Cuando terminamos, me preguntó:​

  • El trabajo de computación ¿Lo hacemos juntos?​


Se refería a un trabajo que era parte de la nota y que nos acababan de contar. Le sonreí y le dije:​

  • Claro. He pensado que podríamos hacer…​


Y le expliqué una idea que se me había ocurrido. Diego me escuchó y dijo:​

  • Me parece muy buena idea​
  • ¿Sí?​
  • Sí, claro​
  • Ha dicho que pueden ser grupos de cuatro ¿no?​
  • Sí pero no necesitamos…​
  • ¿Crees que podrían ayudarnos María y Natalia?​


Me miró sin comprender. Entonces dijo:​

  • Sí, pero ellas lo harán solas, son muy capaces​
  • Ya, por eso mismo​
  • No sé si querrán​


Me reí pensando “me apuesto lo que quieras a que alucinarán”. Le dije:​

  • Ve y se lo pides​
  • ¿Yo? No​
  • ¿Por qué?​
  • Mmmm no van a querer, ellas lo hacen solas sin problema​
  • Y tú pero me lo has pedido ¿Es porque piensas que no voy a ser capaz de hacerlo?​
  • Noooo, no seas mala, sabes que eso no es así​
  • Pues pídeselo, mejor hacerlo entre cuatro​
  • Pero es que… yo soy… raro… no sé si les caigo bien​


Me reí de nuevo, Diego no tenía ni idea del efecto que causaba entre las chicas. Le dije:​

  • Anda, ve y pregúntales​
  • No, ve tú, eres más sociable, seguro que les caes bien​


Me volví a reír. En ese momento, todas me odiaban. Mi empeño en invitarlas al grupo era para hacerles ver que yo iba a trabajar como la que más, y que no estaba con Diego para aprovecharme. Si hacíamos el trabajo entre los dos, todas se pensarían que yo no había hecho nada, que era todo cosa de Diego. Y lo de que fuera Diego a invitarlas era porque sabía que a él no le dirían que no. Cogí de la mano a Diego y lo llevé junto a las dos chicas, que nos vieron llegar poniendo cara de asustadas, seguramente pensando que iba allí a echarles la bronca. Llegamos y las dos no sabían donde mirar. Los miré, los tres callados y mirando al suelo. Miré a Diego y, dándole con el codo, le hice una seña para que preguntara:​

  • D: Ho… ho… hola​


Las dos lo miraron, expectantes. Diego me miró, incómodo. No hice nada. Al final dijo:​

  • D: Lo… lo… del trabajo…​


Diego me miró, nervioso. Me estaba desesperando pero sonreí. Entonces, se envalentonó y dijo:​

  • D: Supongo… supongo que ya tenéis grupo o lo vais a hacer solas ¿no?​


Las dos se miraron sorprendidas. Diego siguió:​

  • D: He.. hemos pensado… que… quizás… podríamos hacerlo entre nosotros cuatro, si no os importa y os parece bien​


Las dos lo miraron con la boca abierta. Una dijo:​

  • M: ¿Hacerlo contigo?​
  • A: Con los dos, que yo también existo​
  • M: Ah, perdona, con los dos​
  • A: Eso​


Las dos se miraron con cara de “no me lo puedo creer”. Diego dijo:​

  • D: Ya… ya… tenéis grupo ¿no? no importa, es lógico, perdonad​


Y se retiró un paso pero una de ellas dijo:​

  • N: No, no, pensábamos hacerlo entre las dos pero sí, con vosotros mucho mejor, sí​
  • D: Ah ¿seguro?​
  • M: Sí, sí​
  • D: ¿Habéis pensado en algo?​
  • N: Pues aún no, lo estábamos hablando ahora mismo pero aún no hemos concretado nada​
  • D: A Ana se le ha ocurrido una buena idea​


Y les contó la idea. Las dos me miraron sorprendidas. Seguramente no se creían que fuera idea mía. Diego terminó diciendo:​

  • D: A Ana se le da muy bien organizar el trabajo, si os parece, que ella piense como repartirnos el trabajo entre los cuatro ¿Vale?​
  • M: Mmmmm​
  • N: Vale​
  • M: Sí, vale​
  • A: Bien, mañana os traeré un esbozo y lo concretamos entre los cuatro ¿Vale?​
  • M: De acuerdo​
  • A: Muy bien, voy al cuarto de baño antes de que empiece la clase​


Y los dejé. Al salir, las dos me esperaban. Las miré y me dijeron:​

  • M: ¿Por qué nos has invitado al grupo?​
  • N: Está claro que es cosa tuya pero no lo entendemos​
  • A: Pues porque Diego os tiene en alta estima técnica, piensa que sois muy buenas​


Las dos abrieron los ojos y se miraron. Continué:​

  • A: Y porque quiero dejaros claro que no estoy con Diego para que me haga los trabajos, estoy con él porque me gusta y porque…​


Las miré fijamente y dije:​

  • A: Porque es muy bueno en la cama​


Las dos se echaron para atrás, de la sorpresa. Las miré y durante unos segundos, ninguna habló hasta que una dijo:​

  • N: Nos estás vacilando​


No dije nada, solo las miraba. La otra dijo:​

  • M: ¿Te… te acuestas con él?​
  • N: Tía, que parece que te has caído de un guindo ¿No has visto como se besan?​
  • M: Ya pero… ¿En serio es bueno?​


Empecé a andar sin decir nada, sonriendo. Las dos, nerviosas, me siguieron hasta ponerse a mi lado, y la otra dijo:​

  • N: ¿Qué te había dicho? Que además de inteligente y estar como un tren, seguro que follaba bien​


Aquí me reí en alto y ellas también. Les dije:​

  • A: No os hacéis una idea​
  • M: Tía, cuenta, cuenta​
  • A: Jajaja, nooooo​
  • N: Tiene las manos grandes, seguro que lo otro también ¿no?​
  • A: Jajaja​


Y volvimos a clase las tres riendo. Me acababa de ganar la admiración de las dos, y sin saberlo, a mis mejores amigas en el futuro.



Al terminar las clases, Diego me dijo:​

  • Quedamos esta tarde en mi casa ¿no?​
  • No​
  • ¿No? ¿Por qué?​
  • Me has puesto tarea, tengo que hacerla​
  • ¿Qué? Ah, lo de repartir el trabajo… bueno, vente y te ayudo​
  • No​


Me miró sin comprender. Le dije:​

  • Lo tengo que hacer sola​
  • Pero no me molesta ayudarte​
  • Lo sé​
  • ¿Entonces?​


Lo miré y le iba a explicar cuando, de repente, dijo:​

  • Ah​
  • ¿Ah?​
  • Creo que lo entiendo​
  • ¿El qué?​
  • Es por ellas, no quieres que piensen que no eres capaz tú sola ¿no?​


Le sonreí. Dijo:​

  • Pero eso es una tontería, claro que eres capaz, y mejor que yo​
  • Eso lo sabes tú, no ellas​
  • Pero…​
  • Me ha gustado como lo has dicho, como si fuera lo más normal que me encargara yo​
  • Claro, sé perfectamente lo organizada que eres​
  • Te ha salido sin pensártelo​


Me miró como si no comprendiera el valor de eso, que para mí era mucho. Me acerqué a él y le besé, buscando su lengua. Paré el beso y le dije:​

  • Y esa perplejidad que muestras ahora va a tener premio, pero no esta tarde​


Diego me miró sin comprender nada. Para él era de lo más lógico asignarme esa parte del trabajo y valorarme así, no entendía que eso me hubiera encantado, pero para mí significaba mucho, que por acostarme con él no me diera un trato de favor inmerecido. Ya me conocía y sabía lo que se me daba mejor o peor.



Nos despedimos y estuve toda la tarde creando las tareas, indicando sus requisitos, sus dependencias, condiciones... un trabajo de bastantes horas que intenté realizar lo mejor posible.



Al día siguiente, tras una clase, nos acercamos a María y Natalia. Hablamos de donde quedar para ver el trabajo. María dijo que en su casa y nos citamos allí aquella tarde. Terminamos cerca de las diez de la noche y cada uno nos fuimos a nuestra casa. Al día siguiente, jueves, repetimos lo de ir a casa de María. El día anterior me había quedado hasta tarde avanzando en mis tareas. Cuando les enseñé mis avances, resulta que no fui la única en tener la misma idea, todos habíamos trabajado intensamente. Revisamos todo, aclaramos dudas y seguimos trabajando, cada uno en su portátil pero en el salón de María. La madre nos trajo de merendar y luego nos dijo de cenar allí, pero preferimos irnos.



Me despedí de Diego con un largo y húmedo beso notando claramente su erección. Cuando terminamos, me miró con excitación. Le dije:​

  • ¿Quieres saber cuál va a ser tu premio?​
  • Claro​
  • Este finde me quedo contigo, me vas a tener contigo desde mañana noche​


Sabía que Jorge nunca se quedaba los fines de semana, se iba a casa de sus padres. Yo también pero ese finde me iba a quedar. A Diego se le iluminó la cara y sonrió ampliamente. Le dije:​

  • Pero no todo va a ser follar ¿Eh? también tengo que estudiar y avanzar en el trabajo​


Diego sonreía, sabía que sí que íbamos a follar y mucho. Le acaricié el paquete y le dije flojito:​

  • Aunque esto va a trabajar mucho, eso seguro​
  • ¿Te… te… te vas a quedar a dormir?​
  • Sí​


Sonrió ampliamente y nos volvimos a dar el lote y, cuando nos separamos, fue a regañadientes. Pensé “que ganas de follármelo” pero me fui a la residencia. En cuanto llegué, me puse el pijama, cogí algo de comida y seguí trabajando. Al rato, llamaron a mi puerta. Era Susi que me miró con los ojos abiertos y dijo:​

  • Pero, tía, ¿aún estás así?​
  • ¿Qué?​
  • Venga, vamos, que hemos quedado ya y vamos tarde​
  • Yo no he quedado​
  • Sí, me lo prometiste el otro día​
  • No, no hice eso​
  • Venga, vístete de una puta vez, tía​
  • Que no, no puedo, tengo mucha tarea​
  • Que le den por culo a la tarea​


Estuvo un rato intentando convencerme y, al final, se fue enfadada. Al rato, me llamó Jorge intentando convencerme también pero, en vez de entrarme ganas de irme con ellos, lo que pensé fue “Jorge no va a estar en varias horas, podría irme a ver a Diego” pero miré el portátil y desistí, tenía mucho que hacer. Al final, mi juerga consistió en trabajar con el portátil hasta las dos de la noche.



Al día siguiente, viernes al fin, nos reunimos las tres tras una clase porque Diego estaba ese día en la facultad de matemáticas. Les dije:​

  • A: Ayer noche avancé bastante​
  • N: Y nosotras​
  • A: ¿Os parece que hoy nos tomemos un descanso? Lo he hablado con Diego y a él le parece bien​


Las dos se miraron. Les dije:​

  • A: Ayer me acosté tarde trabajando, y estoy que me caigo de sueño, quiero echarme un rato esta tarde​
  • M: A mí me parece bien, mi madre quería que fuera con ella a comprar​
  • N: Vale​
  • A: Genial​
  • N: Yo seguiré este finde​
  • M: Y yo​
  • A: Nosotros también, este finde me quedo por aquí y trabajaremos en el proyecto​


Me quedé mirándolas y sonreí:​

  • A: Es el primer finde que paso con él, me quedo a dormir con él​
  • M: A dormir dice, jajaja​
  • N: Oye, Ana, dinos ¿En la cama es igual de cortadillo o no?​
  • A: Jajaja​
  • M: Venga, cuenta eso​
  • A: No, no lo es​


Las dos se rieron, nerviosas. En realidad, aunque Diego era un buen amante y siempre gozaba en los polvos con él, aún le quedaba mucho que aprender, sabía que tenía potencial para más. Las vi dispuestas a interrogarme más y cambié de tema. Dije:​

  • A: Estoy pensando… mañana por la mañana os podéis venir a casa de Diego para trabajar juntos, seguro que a él no le importa​


Las dos se miraron. Les dije:​

  • A: Bueno, pensadlo, pero voy a llamarlo, por si acaso no puede en su casa o a esa hora, esperad​


Llamé a Diego porque me había pasado invitándolas a su casa sin su permiso… éramos solo amigos, no tenía ningún derecho a eso. Hablé con él y no puso ninguna pega. Volví con las chicas y les dije:​

  • A: Diego no tiene problemas​
  • N: Nosotras tampoco​


Les di la dirección y volvimos a clase. Al terminar, me fui a la residencia y dormí varias horas. Luego, me duché, me puse ropa cómoda (unos leggins y una camiseta con un jersey), metí en una mochila ropa para el finde y el portátil, cogí un abrigo y me fui a casa de Diego.



Diego me abrió la puerta sonriente. Entré, dejé la mochila en el suelo y me abalancé sobre él. Me lo comí a besos mientras lo iba llevando a su habitación. Allí lo desnudé y se la chupé con ansia. No me podía creer lo caliente que estaba, se la mamaba a una velocidad de vértigo. Mi ex o Jorge ya se habrían corrido pero Diego aguantaba, con la polla totalmente dura y mirándome extasiado.



Paré un poco para recuperar el resuello pero seguí lamiéndosela, pasándole la lengua por el glande, mientras recuperaba la respiración. Entonces me incorporé y me desnudé rápidamente. Al quedarme en ropa interior, él intentó incorporarse para tocarme pero lo empujé a la cama. Me quité el sujetador y las bragas y me senté encima de él. Le pasé mis dedos por el pecho, clavándole un poco las uñas y arañándole superficialmente. Estaba super caliente, quería tranquilizarme un poco haciendo tiempo antes de metérmela pero era aún peor, lo miraba y me ponía aún más.



Le cogí la polla y fui a sentarme sobre ella pero él dijo:​

  • Espera, el condón​


Lo miré, seguro que con mirada de vicio, y le dije:​

  • No, este finde no​
  • ¿No?​
  • Es parte del premio, me vas a follar todo el finde a pelo​


Él me miró inseguro. Le dije:​

  • Ninguno follamos con otros así que no nos vamos a pegar nada, y yo estoy protegida, no te preocupes​


Yo era un reloj con mi píldora, jamás se me olvidaba. Lo cierto es que eso no formaba parte del “premio”, se me acababa de ocurrir pero es que deseaba sentir bien su polla, sin plástico. Me metí su polla lentamente, sintiéndola centímetro a centímetro dentro de mí. Pensé “ahora despacito, disfrutándola” pero en cuanto me empecé a mover, lo de ir despacio se me hizo imposible. Diego me tocaba los pechos, el culo, y yo cada vez más rápido cabalgándolo y gimiendo como una posesa.



El orgasmo me llegó y grité, notaba las oleadas y seguí gritando. Entonces, Diego me sorprendió, me cogió y me puso boca arriba, sin sacármela, y se puso a follarme rápido. El orgasmo seguía, pero en vez de disminuir, subía de intensidad. Le clavé mis dedos en la espalda, le apreté con mis piernas, el orgasmo u orgasmos no acababan durante esos segundos. Al final, él explotó dentro de mí y grité de nuevo. Cerré los ojos con fuerza, notando aún el orgasmo, que ahora sí iba disminuyendo de intensidad.



Diego se derrumbó sobre mí, exhausto. Me buscó con su boca, besándome lentamente por el cuello hasta llegar a la mía. Nos besamos durante unos segundos, él aún dentro de mí, yo aún estremeciéndome. Lo abracé sin dejarle ir. Cuando me calmé, lo solté. Él se incorporó con una gran sonrisa. Dijo de ir a buscar papel para limpiarme. Cuando se giró, vi su espalda y me sobresalté. Me incorporé y dije:​

  • Madre mía, tu espalda​
  • ¿Qué?​


Diego se giró mirándome sin comprender. Le dije:​

  • Tienes sangre​
  • ¿Cómo?​


Entonces puso cara de dolor y dijo:​

  • Au, no me había dado cuenta​


Me miré los dedos, tenía un poco de sangre, le había clavado bien las uñas. Me levanté y le dije de ir a curarlo pero entonces noté como me resbalaba su semen por la pierna y lo detuve. Él dijo que esperara. Volvió al poco con papel, me limpié y luego fuimos para que le echara algo en la espalda. Me sentía mal, ni me había dado cuenta. Él se reía.



Cuando terminé de limpiarle la sangre y de echarle algo, nos miramos, los dos desnudos en su cuarto de baño. Le acaricié la cara y le dije:​

  • Si no llega a ser por el susto que me ha dado verte así la espalda, aún estaría en la cama sin poder moverme, noto las piernas temblorosas​
  • ¿Sí?​
  • Me has dejado muerta, Diego jeje​
  • Y tú a mí​


Lo besé y le dije:​

  • Has empezado poniendo el nivel muy alto, lo tienes difícil para superar esto el resto del finde​


Que equivocada estaba… Él se rio y dijo:​

  • ¿Me estás metiendo presión?​
  • Claro, ahora a ver como me vas a satisfacer que sea mejor que este polvo, no soy de las que se conforman con un polvete cualquiera​


“Anda que no, me conformaba con eso antes de conocerte” pensé. Lo miré seria mientras él ponía cara de preocupación y entonces me reí. Le dije:​

  • Ayyy, pero tonto, como si tuvieras algún problema en satisfacerme jajaja​


Él puso cara de sorpresa, seguía sin captar muchas bromas. Nos fuimos a su cuarto y nos vestimos. Dijimos de salir a comer algo y luego, de vuelta en la casa, volvimos a follar, provocándome varios orgasmos durante una hora de folleteo intenso. Cuando terminamos, Diego se quedó rápidamente dormido. Puse mi cabeza sobre su pecho, escuchando su corazón. La cama era estrecha, para una persona, y teníamos que dormir pegados, pero no me molestaba. Notaba como palpitaba mi coño, seguro que hinchado y sonrojado de tanto follar. Mis piernas y la parte inferior del estómago las tenía entumecidas, de los orgasmos. Me dolía un poco la garganta porque se la había chupado todo lo que había sido capaz de metérmela en la boca, más a fondo que con mi ex o Jorge. Y me sentía muy satisfecha. Sonreí y me dormí.

 
5



ANA

Nos despertamos por el sonido del móvil, una llamada en el mío. Lo ignoré pero volvieron a llamar varias veces. Al final, me levanté y vi que era María. Nos habíamos quedado dormidos. Estaban en el portal, esperando. Les dije que subieran y avisé a Diego que se vistió rápidamente mientras yo me metía en el baño para intentar arreglar algo mi cara de sueño.



Escuché como entraban y salí al poco con la cara lavada, peinada, mis leggins y mi jersey. Ellas se rieron al verme, mi cara tenía que decir claramente “anoche me follaron de puta madre”.



Hicimos el desayuno mientras charlábamos y luego nos pusimos a trabajar. No fue una mañana productiva, al menos para mí. Diego se aisló rápidamente y se puso a trabajar pero yo no podía concentrarme. Tardé más de una hora en poder hacer algo útil.



Estábamos todos concentrados en nuestros portátiles cuando escuché que me llamaban. Levanté la cabeza y vi que María me hacía gestos para que fuera. Fui pensando que quería saber la siguiente tarea o algo así. Pero no, era para una consulta técnica. Me extrañó pero me puse a verlo con ella. Cuando acabé, me llamó Nati, también para otra consulta técnica. Lo vimos entre las dos y luego volví a mi sitio. Vi que Diego me miraba sonriendo. Entonces caí en la cuenta. Estas cosas siempre se lo habían estado preguntando a Diego, no a mí. Era la primera vez que me consultaban sobre cuestiones técnicas, no organizativas. Me habían aceptado. Sonreí a Diego que asentía, feliz, él se había dado cuenta rápidamente. Me acerqué a él y le besé.



A la hora de comer, las chicas dijeron que ya se iban, la idea era solo trabajar por la mañana. Propuse comer juntos, pedir una pizzas o lo que fuera y comer allí antes de que se fueran. Aceptaron todos y pedimos. Comimos charlando y contándonos cosas entre risas y buen ambiente. Cuando ya estábamos terminando, Nati dijo:​

  • N: Pues esta tarde no pienso abrir el portátil​
  • A: Yo tampoco ¿Y qué vas a hacer?​
  • N: Jugar con la consola, con mi hermano​
  • A: ¿Qué consola?​
  • N: La Wii​
  • A: Ah, yo tengo una​
  • N: ¿Juegas?​
  • A: Bueno, es de mi hermano pero sí… jugaba​
  • N: ¿Ya no?​
  • A: No, a mi ex no le gustaba​
  • N: ¿Y por eso dejaste de jugar?​
  • A: No es que me lo prohibiera o algo así, es que como no le gustaba, pues para hacer otras cosas que nos gustara a ambos… Y porque ya me veía mayor para estar jugando a videojuegos, no sé​
  • M: Que gilipollez, niña​
  • A: Ya pero, no sé… lo fui dejando y hace más de dos años que no juego​
  • N: Pues yo juego mucho, demasiado jeje​
  • M: Y yo​
  • D: Y yo​


Lo miré extrañada. Pregunté:​

  • A: ¿Tienes consola?​
  • D: Sí, varias​
  • N: ¿Cuáles?​
  • D: La Wii, la Playstation 1, 2 y 3, una Xbox, una 3ds…​
  • A: Joe​
  • N: Jajaja, eres de los míos, yo tengo todas esas​
  • M: ¿De verdad jugabas, Ana?​
  • A: Que sí​
  • N: Sería a los sims y cosas así jajaja​
  • A: No, idiota, en la play 2 me terminé un montón de juegos​
  • N: ¿Cuáles?​
  • A: Los God of war, algún resident evil,... pasaba horas jugando, menudas peleas con mi hermano para ver a quien le tocaba jeje​
  • N: Pero ¿Te los terminabas tú o te ayudaba tu hermano?​


La miré enfadada. Luego miré a Diego y le dije:​

  • A: Pon la Wii, que os voy a apalizar al mario kart​
  • N: Jajaja​
  • A: O la play y os doy una manta de palos al Tekken​
  • M: ¿Jugabas al Tekken?​
  • A: Pero ¿Seréis tontas? Venga, nene, ponla, que estoy desentrenada pero os vais a enterar​
  • D: Vale, vale​
  • A: Y os advierto que soy muy competitiva, os voy a crujir​
  • N: Yo también lo soy​


Y recogimos todo y nos pusimos a jugar, enfadándome cada vez que perdía, o riéndome de ellos cuando ganaba, porque sí, cuando juego no tengo amigos, solo rivales jeje.



Entonces, tras bastantes partidas al tenis, los coches, marios… Nati dijo:​

  • N: Anda lo que acabo de descubrir​
  • A: ¿El qué?​
  • N: Mira​


Enseñándome una caja de un juego, el Just dance. Me sorprendió y miré a Diego, que miró a otro lado. Le pregunté:​

  • A: ¿Lo juegas?​
  • D: Mmmm…​
  • A: ¿Sí? Que guay, ponlo, ponlo​


Nati rápidamente lo puso. Fue la primera en romper el hielo y nos dejó a todos sorprendidos por lo bien que se movía bailando. Luego, me puse yo, y luego María, que también bailaba bien. Entonces, se lo dijimos a Diego que, avergonzado, dijo que él no sabía. Al final, se puso y nos dejó a todas con la boca abierta, bailaba bien, con gracia y soltura. A partir de ese momento, bailamos, cantábamos las canciones… Fue una tarde estupenda, hacía mucho que no me divertía así.



Cuando ya estábamos reventados de tanto reír y movernos, las chicas dijeron de irse. Diego recogió todo y se lo llevó a su cuarto para guardarlo. Entonces, se me acercó María y me dijo:​

  • M: Ana…​
  • A: ¿Qué?​
  • M: Perdónanos por… por juzgarte sin conocerte​


Me reí y le pregunté:​

  • A: ¿Ya no soy una princesa que se aprovecha de los tíos?​
  • N: Sigues siendo una princesa, pero una princesa friki​


Las miré sonriendo. Le dije:​

  • A: Para mí eso no es un insulto​
  • N: Para nosotras es un apelativo de admiración​
  • A: Pues lo acepto con orgullo jeje​


Y entonces, las dos me abrazaron. Al separarnos, Nati dijo:​

  • N: Eres una tía guay​
  • A: Vosotras también​
  • M: Ana, nosotras vamos a salir esta noche ¿Os queréis venir?​


Las miré sorprendida. Entonces, Nati dijo:​

  • N: ¿Ahora quién nos juzga? jeje porque sí, salimos y hasta follamos ¿Sorprendida?​
  • A: Jajaja, que cabrona, como me la has devuelto jaja​
  • M: Vamos a salir con… con un amigo mío​
  • N: Su noviete​
  • M: No es novio, solo follamos de vez en cuando​
  • N: De vez en cuando… y llevan casi un año así, solo follando entre ellos​
  • M: Idiota​
  • N: ¿No es verdad, tía? Solo tienes ganas de tu José jajaja​


María meneaba la cabeza riendo. Dije:​

  • A: ¿Y tú, Nati? ¿Llevas pareja?​
  • N: No, voy por libre, a ver si pesco algo interesante jeje​
  • A: Jajaja​
  • N: Salimos los tres junto con algunos más, veniros, anda​
  • A: Pues…​


La verdad es que me apetecía pero no sabía si Diego querría, él no era de salir. Miré hacia su habitación y dije:​

  • A: No sé si querrá​
  • N: Seguro que lo convences jeje​
  • A: ¿Quieres que aproveche mi cuerpo para que haga lo que yo quiera? Eso está muy feo​
  • N: Feísimo, pero verás como funciona jajaja​
  • A: Jajaja​


Entonces llegó Diego que nos miró extrañado porque estábamos partidas de risa. María le dijo:​

  • M: Ana tiene ganas de salir esta noche de juerga, te apuntas ¿no?​


Diego me miró, dubitativo. Dijo:​

  • D: Pues… no sé​
  • N: Venga, Diego, y bailamos todos juntos​
  • D: Yo no sé…​
  • N: Bailas mejor que cualquier tío con el que haya salido, así que déjate de tonterías, veniros ¿vale?​


Diego me miró, indeciso. Dije:​

  • A: A mí me apetece​
  • D: Bueno, vale, pero yo soy muy aburrido​
  • N: Pero nosotras no, tranquilo jeje​


Cuando se fueron las chicas, me enganché del cuello de Diego y, tras darle un buen morreo, le dije:​

  • Me lo he pasado muy bien​
  • Yo también… y ellas dos​
  • Sí​
  • Ya te van conociendo, ya saben lo lista que eres​
  • Mmmm​
  • Ya te valoran por ti, no por tu físico, es lo que querías ¿no?​
  • Sí​
  • Pues objetivo cumplido​


Me reí. Era verdad, estaba muy contenta y ellas me caían muy bien. Le dije:​

  • No sabía que te gustara bailar​
  • No me gusta​
  • ¿No? Pues lo haces muy bien​
  • Es un juego​
  • Pero se ve que lo has jugado bastante​
  • Es… es el único que podía jugar con mi madre, es cosa de ella​
  • Ya, pobrecito, y se ve que lo odiabas jajaja​


Diego me miró riéndose, estaba claro que había disfrutado bailando con el juego. Y la verdad es que me había puesto. Le dije:​

  • Pero yo ya sabía que sabes moverte jeje​
  • ¿Sí?​
  • Sí, un poquito… te mueves muy bien cuando me follas​


Y lo besé, sacando mi lengua para metérsela en su boca, buscando la suya. Lo saboreé, notando como cada vez estaba más cachonda. Paré y, mirándolo con ganas, le dije:​

  • ¿Sabes que, además de apalizarte en los videojuegos, te puedo dejar reventado con otras cosas?​
  • ¿Sí? jeje​
  • ¿No te lo crees?​
  • Me gustaría verlo​


Entonces miré al sofá. Allí no habíamos follado aún. Ahí solo se la había chupado un poco a Jorge una vez, para acabar follando en su cuarto. Fue pensar eso y parecerme que eso había pasado en otra vida, en un tiempo muy lejano, en algo que no me apetecía para nada repetir. Miré sonriendo a Diego y le dije:​

  • En realidad, te puedo dejar reventado en cualquier sitio​


Diego me miró sin comprender. Le llevé al sofá y le dije:​

  • Aquí aún no lo hemos hecho​


Y nos besamos con ansia delante del sofá. Entonces, le empujé al sofá y me senté sobre él. Me lo comía a besos mientras él me acariciaba y me metía la mano por dentro del jersey. Rápidamente, me quité el jersey, al que siguió la camiseta de tirantes y el sujetador. Luego, le quité su jersey y camiseta, quedando los dos con nuestros torsos desnudos mientras nos comíamos la boca con ansia y nuestras manos acariciaban el cuerpo del otro.



Me obligué a intentar calmarme, me ponía a 1000 con Diego. Paré de besarle intentando ir más lenta pero Diego no ayudaba mientras me cogía las tetas y jugueteaba con mis pezones. Me incorporé para quitarle los zapatos, los calcetines, el pantalón y los slips. Lo miré, sentado en el sofá, totalmente desnudo y con la polla dura. Me encantaba esa polla. Me arrodillé entre sus piernas y se la lamí. Tiré de él para que se sentara en el borde del sofá y le lamí también los huevos para luego metérmelos en la boca y chuparlos mientras le cogía la polla y lo masturbaba lentamente. Diego gemía de gusto. Subí lamiendo su tronco y le lamí el glande, mirándolo. Él no perdía detalle. Me la metí en la boca y comencé a mamársela.



Estuve un par de minutos chupándosela con ganas pero me moría por follar. Me levanté y me quité las zapatillas de deporte. Entonces, me giré dándole la espalda y me quité los leggins, de forma que viera bien mi culo. Luego, me quité las bragas, inclinándome para que tuviera un primer plano de mi culo. Él se incorporó un poco y me cogió el culo y me besó en las nalgas. Me giré hacia él e intentó lamerme el coño, pero lo empujé de nuevo y me senté sobre él, metiéndome su polla. Le dije:​

  • Te voy a follar hasta dejarte seco​


Comencé a moverme encima de él. Diego me cogía el culo, las tetas, me las besaba, lamía mis pezones… perdí la noción de todo y me moví más rápido, notando el orgasmo como me iba llegando. Exploté y grité, sin parar de moverme:​

  • ME CORRO, ME CORROOOOO, JOOOODERRRRRR​


Me derrumbé sobre él. Diego me besaba suavemente mientras yo temblaba sobre él, notando su polla dentro de mí, sin correrse. Entonces me levanté y me senté a su lado. Miré su polla, totalmente dura, mojada de mis flujos… Miré a Diego que se moría por seguir follando pero yo necesitaba descansar. Notaba mi coño ardiendo, muy sensible como para follar. Le iba a decir que me dejara 5 minutos pero entonces, él se levantó, me giró y me puso a cuatro sobre el sofá. Me sorprendió tanto que no dije nada hasta notar como me penetraba. Me molestó el coño e iba a protestar cuando él tiró de mí para incorporarme un poco y, girándome la cabeza, me besó con pasión.



Saboreé su lengua mientras él se empezaba a mover lentamente. Me olvidé de las molestias y correspondí al beso con ansia hasta que me soltó y me eché sobre el sofá, a cuatro. Diego me cogió de las caderas y aumentó el ritmo. Las molestias se convirtieron en placer. Cerré los ojos sorprendida, volvía a estar caliente, ahora no quería que parara. Le dije:​

  • Fóllame rápido​


Diego me agarró con más fuerza de las caderas y aumentó el ritmo. Comencé a gemir sin parar pensando “no pares, no pares”. De nuevo, noté que me iba a correr, estaba flipada. Le grité:​

  • CÓRRETE, CÓRRETE AGHHHHHHH​


Mientras me corría, noté como él hacía lo propio dentro de mí. Cerré los ojos mientras gritaba. No me di cuenta cuando me derrumbé en el sofá. Cuando abrí los ojos, él me limpiaba y también el sofá. Me reí como una tonta, alucinada, menudos orgasmos tenía con Diego.



Nos quedamos los dos abrazados desnudos en el sofá durante un buen rato, sin hablar, solo recuperándonos. Cuando ya noté que me podía poner de pie, le dije:​

  • Anda, vamos a ducharnos y a vestirnos, que tenemos que salir​


En ese momento no me apetecía nada, pero ya habíamos quedado. Diego se fue y se duchó. Yo miré en mi mochila y vi que no había cogido nada para salir. Cuando Diego salió de la ducha le dije:​

  • Tengo que ir a la residencia, no he cogido ropa para salir​
  • Ah​
  • Y solo tengo estas zapatillas de deporte, tengo que coger una zapatos en condiciones​
  • Vale, me visto y voy contigo​
  • Vas a tener que esperar abajo, no dejan a los chicos subir a las habitaciones​
  • No hay problema​


Diego se vistió. Cuando salió de su cuarto, negué con la cabeza. Llevaba unos vaqueros horribles, y un jersey aún más feo. Le dije:​

  • Tenemos que revisar bien tu armario, es urgente que cambies tu forma de vestir​
  • ¿Qué le pasa? Es cómoda​
  • Mira que eres guapo, pero con esa ropa no lo pareces tanto pero ya arreglamos eso un día de esto, te acompañaré a comprar la que mejor te quedaría​


Le sonreí y me metí en el cuarto. Busqué pero no tenía nada decente. Le quité el jersey y la camisa de cuadros. Le puse una camiseta y le dije que se pusiera el abrigo:​

  • Dentro hará calor, con la camiseta vas bien​
  • ¿Seguro?​
  • Sí, confía en mí​


Se puso el abrigo, también horrible. Miré y solo tenía ese, ni una cazadora, solo ese abrigo con gorro. Entonces, me metí en el cuarto de Jorge y le cogí una chupa de cuero. Se la di a Diego que se la probó. Le estaba ancha pero le daba otro estilo “Mucho mejor con esa chupa que con el abrigo” pensé. Con los vaqueros no pude hacer mucho, no tenía nada decente. Salimos y fuimos a la residencia.



Me duché, arreglé, pinté y me vestí. Salí tras dejarlo casi una hora esperando pero no se quejó nada, se quedó mirándome abobado y pensé “otro punto para ti”. Había decidido llevar un vestido cortito con algo de escote, tacones, pantys y una chupa también de cuero. La reacción de Diego me indicaba que iba bastante bien y sonreí, besándole.



Llamamos a las chicas y quedamos en una hamburguesería. Allí conocimos a sus amigos, unos cuantos chicos y chicas. Solo me quedé con el “amigo” de María, un chico bastante corpulento y bastote, callado pero se le veía simpático, José. Las chicas parecían otras. María llevaba un vestido que remarcaba sus curvas, que eran amplias porque estaba algo rellenita pero para nada gorda y el vestido era sexy, con un buen escote. Lo peor era su pelo, el corte no le sentaba bien. Pero la que de verdad me sorprendió fue Nati porque ella sí que parecía completamente otra chica. Lo primero era que llevaba maquillaje. Luego que llevaba piercings en la nariz, orejas y en la lengua. Luego, cuando se quitó la chaqueta, vi que también llevaba en el ombligo. Nati había optado por un pantalón ajustado, casi unas mallas pero de vestir y encima una chaqueta. La sorpresa fue cuando se la quitó. Debajo de la chaqueta llevaba una camiseta con un hombro y el ombligo al aire. La camiseta era muy ajustada, marcándole unos pechos grandes que llamaban la atención porque es una chica muy delgada. Además, no llevaba sujetador y se le marcaban claramente los pezones, o más bien unos piercings en ellos. A Diego tampoco le pasó desapercibido el aspecto de Nati, pero no me molestó.



Me fijé también que Nati tenía un tatuaje en la espalda, sobre el omóplato que tenía al aire, y otro en un tobillo. Charlé con ella sobre los tatuajes y piercings y me estuvo contando de donde venían. A mí siempre me habían llamado la atención los piercings, sobre todo en el ombligo pero nunca me había atrevido, por miedo al dolor. Ella me estuvo contando que no era para tanto. Estaba alucinando con Nati, era totalmente diferente por la noche que por el día. Y no entendía como con esa figura tan sexy que tenía, en clase o en el día a día llevara una ropa tan horrible y poco favorecedora.



Comimos y charlamos, riéndonos. Diego, en su línea, se quedó casi mudo, con tanta gente, parecía incapaz de hablar, pero Nati y yo lo manteníamos entretenido hablando con él, mientras María estaba más pendiente de José.



Luego fuimos a una discoteca. Allí, a Diego le costó animarse. Le veía angustiado con tanta gente, ruido… pero conseguí que bailara con el grupo y luego solo conmigo. Bebí bastante, junto con Nati y María. Diego no probó nada de alcohol. En un momento dado, vi a María comiéndose a José a besos, en un morreo de escándalo, con las manos de él recorriéndole todo el cuerpo. De María nos podíamos ya olvidar. Nati, en cambio, bailaba con unos y otros, acercándose a menudo a nosotros. Entonces, una de las veces que yo estaba bailando solo con Diego y ella con unos cuantos de sus amigos, vi como ella se paraba mirando a una pareja que estaba cerca. De repente, se puso seria y me picó la curiosidad. Miré a la pareja. Ella era una morena bastante guapa y llamativa, con grandes curvas en pechos y culos. Él era también atractivo, alto, guapo, musculoso, pero con un deje chulesco que se notaba desde lejos. No me gustó demasiado.



Observé a Nati que no les quitaba ojo. Pensé “será un ex y está cabreada por verlo con otra”. Me apunté mentalmente preguntarle otro día y olvidé el tema. Me morreé con Diego y le puse sus manos en mi culo.



Tras un buen rato bailando y bebiendo, tuve que ir al cuarto de baño. Al entrar, los oídos me zumbaban por la diferencia de ruido. Me metí en un reservado y oriné. Entonces, los oídos se me acostumbraron y escuché claramente unos gemidos en el reservado de al lado. Sonreí pensando que había una parejita follando. Entonces, escuché una voz de chica decir:​

  • Así, zorra, cómeme el coño así, que bien lo haces​


Me sorprendió, eran dos chicas, era una pareja de lesbianas. Terminé de orinar en silencio, sin querer interrumpirlas y cuando ya me subía los pantys, escuché como la chica se corría, sin intentar ocultarlo. Luego, se escucharon besos y la otra chica dijo claramente:​

  • Fóllame, Vane, fóllame​


Me quedé de piedra, era la voz de Nati. La otra chica hacía ruidos de succión. Nati dijo:​

  • Mete otro dedo, otro, más rápido, así, así…​


Y más gemidos. Salí rápidamente, incómoda. Cuando estuve fuera del cuarto de baño pensé que me había equivocado, no podía ser Nati. Fui a por Diego pero me quedé mirando al cuarto de baño. Varios minutos después vi salir a Nati y la morena de antes, de la pareja que ella había mirado insistentemente hacía un rato. Vi que discutían. Nati se le acercaba como pidiendo perdón pero la otra la apartaba de mala manera, gritándole o insultándole. Al final, se fue dejando a Nati sola que, claramente, seguía pidiéndole perdón por algo. Vi que empezaba a llorar y se dirigía a la salida de la discoteca casi corriendo. Le dije a Diego:​

  • Espera, ahora vengo​
  • ¿Dónde vas?​
  • He visto a Nati salir llorando​
  • ¿Qué? ¿Ha pasado algo?​
  • Mal de amores​
  • ¿Cómo?​
  • Que le han dado calabazas, voy a ver como está, espérame aquí​


Dejé a Diego solo y salí. Me encontré a Nati sentada en un escalón, llorando en silencio. Me senté a su lado sin decir nada. Ella lloró un poco más y luego me miró:​

  • ¿Qué haces aquí?​
  • Te he visto​
  • ¿Qué has visto?​
  • Como discutías con esa chica​
  • Ah​
  • Vanessa ¿no?​


Me miró extrañada. Le dije:​

  • Lo siento, estaba en el baño cuando vosotras…​
  • Ah​
  • No quiero ser cotilla pero tampoco te quiero dejar aquí sola así, no hace falta que me expliques nada, te hago compañía hasta que quieras volver a entrar​
  • No, entra tú, ahora voy​
  • No, hace frío, te espero para estar segura que no te congelas jeje​
  • Me da igual​
  • No has cogido abrigo​


Iba solo con la camiseta que tapaba poco. Ella dijo:​

  • Ni me he dado cuenta del frío​
  • Ya​


Nos quedamos en silencio. Entonces dijo:​

  • Vane es… una vieja amiga​
  • Ah​


De nuevo silencio por unos minutos. Me estaba muriendo de frío y pensé que ella aún más. Le pasé el brazo por encima de los hombros y me arrimé a ella. Le dije:​

  • Así nos damos calor entre las dos​


Nati echó su cabeza sobre mí, sollozando suavemente. Le dije:​

  • Me has sorprendido, pensaba que te gustaba Diego​
  • Y me gusta​
  • ¿Sí? Pero…​
  • Me lo follaría sin pensármelo, yo y cualquier chica de la clase​
  • Eso me parecía​
  • Pero lo has conseguido tú, normal​
  • ¿Normal?​
  • Eres la más guapa​
  • Anda ya​
  • También te follaría a ti​
  • ¿A mí?​
  • Sí​
  • Pero entonces ¿eres lesbiana o no? que estoy hecha un lío jeje​
  • No lo soy pero me gustan chicos y chicas, bueno, el género en sí me da igual, me gusta la persona y que me parezca atractiva, claro​
  • Ah​


Se volvió a callar durante unos minutos hasta que dijo:​

  • He follado con más chicos que chicas​
  • Ajá​
  • Bueno, quiero decir que en cuanto a personas diferentes, habré follado con unos mmm con muchos tíos, más de 40, y unas… no, con 5 chicas exactamente​


Pensé “Joder, menuda vida sexual más variada que tiene, y yo solo con 4”. Nati siguió:​

  • Pero en cuanto a polvos, he follado más con chicas​
  • ¿Porque has tenido una pareja chica?​
  • No, nunca he tenido pareja​
  • ¿Entonces?​
  • Vane… Vane es vecina mía, nos conocemos desde crías​
  • Ah​
  • Y… bueno… me hacía la vida imposible, me tenía amargada, me daba hasta miedo salir a la calle por si me la encontraba​


Me quedé callada, extrañada. Nati siguió:​

  • Pero en segundo de instituto cambió, me empezó a hablar amablemente y, poco a poco, nos hicimos amigas​
  • Ajá​
  • Y luego, amantes​
  • Ya​
  • Sus padres vuelven tarde del trabajo, es fácil quedar para follar en su casa, solemos quedar una o dos veces por semana, por eso te digo que en cuanto a número de polvos, más con chicas, por ella​
  • Entiendo​
  • Es… es buenísima en la cama, muy fogosa, me enamoré de ella rápidamente​
  • ¿Y ella?​
  • También pero… no quiere una relación, dice que le gustan los hombres y su novio​
  • Ah​
  • Se moriría si se descubriera lo nuestro pero… siempre está cachonda conmigo, seguro que con el novio no se pone tanto, aunque ella dice que sí​


No dije nada, no tenía ni idea. Ella continuó:​

  • El novio es un gilipollas, siempre la menosprecia, es una machito de libro​
  • Pero a ella le gusta​
  • Eso dice​
  • ¿Y qué ha pasado antes?​
  • Pues… la vi llegar, la seguí al baño y hemos follado​
  • Ya​
  • Pero luego se ha enfadado, le suele pasar, es capaz de estar follando una hora como una loca, pero al terminar, le entran remordimientos y se pone a gritarme y a decirme que no la vuelva a llamar, que no me quiere ver…​
  • Ah​
  • Y hoy me ha acusado de acosarla, que la he seguido hasta esta discoteca​


Pensé que muy acosada no parecía en los baños por los gemidos que daba y como se había corrido. Apreté a Nati contra mí y le dije:​

  • Supongo que será por esos remordimientos que dices que le dan cuando termináis ¿no?​
  • Sí, pero me duele cada vez más cuando me grita de esa forma​
  • ¿Te gustaría algo serio con ella?​


Se quedó callada un rato hasta decir:​

  • Sí, pero nunca va a pasar​


Nos callamos y entonces dijo:​

  • ¿Sabes? En unos días me volverá a llamar, me pedirá perdón y follaremos como si no hubiera pasado nada​
  • ¿Sí?​
  • Sí, siempre es lo mismo, pero cada vez me duele más cuando se pone así​
  • Ya​
  • Pero soy tonta, cuando me llame, correré a verla​


Otro silencio de varios segundos hasta que dijo:​

  • Anda, vamos a entrar, ahora sí noto el frío y nos vamos a poner malas aquí​


Nos levantamos y entramos, pero antes de ir a las pistas, me dijo:​

  • Ana​
  • ¿Qué?​
  • Gracias​


Me abrazó y me dio un beso en la mejilla. Me miró y dijo:​

  • Nunca le había contado a nadie lo mío con Vane, solo lo sabe María, pero es que a ella le cuento todo​
  • Ah​
  • Me ha venido bien​
  • Me alegro​
  • Eres una tía… engañas mucho con esa pinta de princesita pija jeje​
  • ¿Otra vez con eso?​
  • Claro, tan rubia, tan guapa, princesita total, pero eres una gran tía​
  • Que va, soy demasiado superficial a veces​
  • No, para nada, quieres aparentarlo pero no lo eres, no me engañas​


Nos miramos sin decir nada. Entonces dijo:​

  • Voy a emborracharme, buscar a un tío y follármelo ¿Me acompañas?​
  • A lo de beber, sí, a lo otro, ya tengo al mío jeje​
  • Pues venga, te invito, te emborracho y que Diego te haga de todo luego​
  • Jajaja, Diego tiene barra libre conmigo, no necesita emborracharme​


Entonces me acordé de él y dije:​

  • Ay, que lo he dejado solo, con lo cortaillo que es, tiene que estar pasándolo mal​
  • Ve a buscarlo, ahora te llevo la bebida​
  • Vale​


Y busqué a Diego. Lo vi apartado, esperando. Cuando me vio llegar, vi su cara de alivio. Me dijo:​

  • ¿Todo bien?​
  • Sí, más o menos​
  • ¿Se ha ido?​
  • No, dice que me va a emborrachar para que luego te sobrepases conmigo​
  • ¿Qué?​
  • Para que me folles como quieras​


Diego me miró con los ojos abiertos. Me reí diciendo:​

  • Pero le he dicho que ya me follas como quieres, que no necesitas que esté borracha jajaja​


Diego meneó la cabeza como diciendo “estás loca”. Lo besé y lo llevé a bailar. Al poco apareció Nati con tres bebidas. Diego probó una, hizo un gesto de asco y a los pocos minutos se le había subido. Bailamos y reímos un buen rato.



La noche terminó a las tantas, con Diego y yo tumbados en su cama, borrachos, y Nati a saber con quien porque la perdimos de vista durante la noche mientras se enrollaba con un tío.​
 
6



ANA

A la mañana siguiente, domingo, nos despertamos tarde y resacosos, sobre todo Diego que no estaba nada acostumbrado a salir y beber. Tras desayunar algo, le dije de salir a pasear, yo casi no conocía la ciudad y hacía buen día, frío pero con sol.



Como Jorge podía volver en cualquier momento del día, metí todo en mi mochila y dejé la chupa de Jorge en su armario. Salimos y dejamos la mochila en la residencia. Luego fuimos a dar ese paseo, comer fuera, hablar…



Pasamos un buen día, tranquilos, con mucho beso y caricia. Tenía ganas de follármelo pero también estaba cansada y pensé que me vendría bien tomármelo con calma, me estaba enganchando demasiado al sexo con Diego pero ¿solo al sexo? Tenía mis dudas al respecto de si era solo sexo o no. Él, en cambio, no disimulaba nada sus ganas de mí. Las chicas nos escribieron preguntando si Diego estaba bien, lo habían visto muy pasado con el alcohol y eso que casi no bebió. Se estuvieron riendo de él un rato. Estuve tentada de quedar con ellas porque lo de estar tanto tiempo con Diego me estaba agobiando un poco, por un lado estaba genial con él, pero por otro, no quería llevar esta relación a algo serio y cada vez me parecía que iba más en esa línea. Pero estaba tan a gusto con él en ese día soleado, que en realidad no tenía ganas de estar con nadie más.



A eso de las cuatro de la tarde, estábamos los dos sentados en un banco de un parque, al sol. Yo estaba en plan lagarto, con mis gafas de sol mirando al cielo, para que me diera bien el sol. Diego, a mi lado, me acariciaba la pierna suavemente. Me sentía bien, muy bien, pero estaba preocupada. Diego me gustaba de verdad, quizás demasiado, y no entraba en mis planes iniciar una relación seria. Tras romper con mi ex lo tenía claro, en la universidad me iba a divertir, nada de emparejarme. Y todo iba bien, en pocas semanas había salido un montón, me había enrollado con algunos y acostado con un par, sin ataduras, pero de pronto apareció Diego y se acabó, “ahora solo estoy con él y solo follo con él, esto no es lo que necesito” pensé.



Miré a Diego de reojo, que me miraba de una forma que me encantaba pero, a la vez, me preocupaba. Entonces dijo:​

  • Ana​
  • ¿Sí?​
  • Este finde…​


Se calló, buscaba las palabras. Al fin se volvió a arrancar:​

  • Este finde me lo ha pasado genial​
  • Yo también​
  • Ha sido…​
  • ¿Te gustó la discoteca?​
  • Nunca había ido a una​
  • Ya lo sé​
  • Me gustó porque… porque estabas tú​
  • Jajaja​
  • Si estás tú, todo es mejor​


No me moví pero pensé “ay, ay, que se está enamorando de mí”. La verdad es que era normal, era su primera chica y él veía que me gustaba estar con él. Pensé “Al final, sí que le voy a hacer daño” pero no porque lo dejara por aburrirme de él, como pensaban las chicas, sino porque aquello no iba a terminar en nada serio por mi parte, pero él querría eso y se llevaría una gran decepción. Diego era un gran chico, y me gustaba de verdad pero yo quería ir por libre, necesitaba esa libertad tras estar atada en una mala relación durante dos años. Suspiré por dentro y decidí rebajarle las expectativas. Le dije:​

  • Ayer las chicas se pusieron muy guapas ¿no?​
  • Ehhh, sí, pero tú…​
  • Te sorprendieron ¿no?​


Él se calló. Le dije:​

  • No me molesta, es normal, iban muy atractivas​
  • Sí​
  • Nati tiene un buen par ¿eh?​
  • ¿Qué?​
  • Sus tetas, son grandes​


Diego no dijo nada. Le iba a hablar más cuando dijo:​

  • No tenía ni idea de que tenía tanto​
  • ¿No?​
  • No, con la ropa de diario no se le notan, siempre va con ropa holgada​
  • No lo habrás notado tú, nene jeje​
  • Ya​


En su mirada vi que él quería decirme que solo tenía ojos para mí. Seguí:​

  • Y María iba muy sexy con ese vestido​
  • Mmmm sí​
  • ¿Te las follarías?​


Diego me miró extrañado. Continué:​

  • Porque ellas estarían encantadas​
  • ¿De qué?​
  • De follar contigo​
  • Anda ya​
  • Sí, nene ¿Y tú?​


Él dudó hasta que dijo:​

  • Yo es que…​


Y supe que iba a decir “yo es que solo quiero follar contigo” pero le corté diciendo:​

  • Lo tendrías muy fácil, incluso con las dos a la vez​


Él miró al suelo y dijo:​

  • ¿Estás de broma?​
  • No, nene, te lo digo totalmente en serio​
  • Pero es que yo…​


De nuevo me lo iba a decir, así que fui a cortarlo de raíz diciéndole:​

  • El otro día Susi me propuso un trío​
  • ¿Qué?​
  • Con Jorge​
  • Ah​


Ahora sí me miró. Le dije:​

  • Quizás lo haga, no tengo pareja y tengo ganas de experimentar cosas nuevas​
  • Ah​
  • Te cuento esto porque te tengo confianza, eres mi amigo, bueno, un amigo con derecho a roce​


Y le sonreí. Él no, estaba serio. Me dolió, estaba siendo frívola con él, pero mejor ahora que dejarlo ilusionarse, pero con Diego no era fácil hablar, no entendía las bromas ni las segundas intenciones así que decidí serle totalmente franca. Le dije:​

  • Porque sabes que solo somos amigos ¿no?​
  • Claro​
  • No somos pareja, no quiero pareja ahora mismo​
  • Entiendo​
  • Diego, no es por ti, es que no quiero eso​
  • Sí, te entiendo​
  • Bien​


Diego retiró su mano de mi muslo. Nos callamos unos segundos. Le dejé que pensara sobre lo que le acababa de decir. Tras un rato, dijo:​

  • ¿Estás… estás rompiendo conmigo?​
  • Romper ¿El qué?​
  • ¿No quieres que… nos acostemos más?​
  • ¿Qué???? Pero ¿Por qué dices eso?​
  • No sé…​
  • A ver, Diego, te estoy diciendo que no quiero pareja pero me encanta follar contigo​
  • Ah​
  • Y estar contigo en plan amigos​
  • Ah​
  • Pero no más, no quiero que te ilusiones con algo que yo no busco​
  • Vale​
  • ¿Seguro?​
  • Sí​


Lo miré, estaba triste. Me pegué a él y le dije:​

  • Te cuento estas cosas porque quiero que veas que tienes más opciones, no solo conmigo​
  • No lo creo​
  • Sí, tienes muchas opciones, eres guapo, interesante, atractivo…​
  • Para ti​
  • No, no solo para mí​
  • Te refieres a María y Nati ¿no?​
  • Entre otras​
  • Me cuesta creerte​


Me reí. Le dije:​

  • Inténtalo con ellas, verás que fácil lo tienes​
  • ¿Me estás incitando a acostarme con otras?​
  • Te estoy aclarando que tienes más opciones además de acostarte conmigo​
  • Te estás cansando de mí​
  • Noooooo, mierda, Diego, que no es eso… ¿Cómo me voy a cansar con el sexo tan increíble que hemos tenido estos días?​
  • Es que… si tan bueno ha sido ¿Por qué quieres que me acueste con otras?​
  • No es que lo quiera, te informo de opciones porque solo somos amigos, si no te quieres acostar con otras, vale, es decisión tuya, pero no imposición mía ¿Entiendes?​


Me miró unos segundos y asintió. Quise dejarlo aún más claro, aunque le doliera. Dije:​

  • Y yo lo mismo, si me quiero acostar con otros, lo haré​
  • Claro​
  • Y si lo hago, no será nunca para hacerte daño, eso te lo aseguro… te cuento esto así de “crudo” para que no te lleves una decepción conmigo​


Pero pensé “Ya te la has llevado, lo veo en tu cara” pero las tiritas había que arrancarlas de un tirón, no poco a poco. Él asintió. Dije:​

  • Pues si lo entiendes, vuelve a poner esa mano donde estaba, que ahí estaba muy bien​


Él sonrió por primera vez desde que empezamos a hablar y puso su mano en mi muslo. Me subí las gafas de sol, me enderecé y lo besé, buscando su lengua. Cuando paramos, nos miramos pegados, los dos sonriendo. Me volví a poner las gafas, me eché para atrás y levanté la cabeza al sol, diciéndole:​

  • No te vas a librar tan fácilmente de mí después del sexo de este finde​


Nos volvimos a callar mientras él seguía acariciándome el muslo. No estaba segura de si había rebajado lo suficiente sus expectativas en cuanto a nuestra relación. Al rato dijo:​

  • Lo del trío…​
  • ¿Sí?​
  • ¿Es una fantasía tuya?​


Me quedé pensando “¿Es una fantasía para mí?”. Pues no lo había pensado seriamente. Le dije:​

  • Pues… sinceramente, no sé qué decirte​
  • ¿No tienes fantasías?​
  • Jajaja, pues claro que tengo jajaja​
  • Ah​
  • Y veo porno, no mucho pero de vez en cuando​
  • Ah​
  • Muchas veces por calentarme pero la mayoría de las veces es en plan “investigación”​
  • ¿Cómo?​
  • Por ver que se puede hacer, tomar ideas… ya sabes​
  • ¿Sí?​
  • Sí, y no recuerdo ahora mismo haber visto muchos tríos​
  • Ah​
  • Me gusta ver mamadas y…​
  • ¿Y?​
  • Pues… ahora me da corte contártelo jeje​
  • Venga, Ana, ya no me puedes dejar así​
  • Jajaja, pues… a veces veo también videos de lesbianas​
  • Ah​
  • Por curiosidad, nunca he intentado nada con una chica pero tengo esa curiosidad​
  • Aquella vez, en mi cuarto, con Susi, os tocabais y besabais​
  • Bueno, eso era de broma, para calentarte, ya sabes, no fue nada, solo besitos y caricias tontas​
  • Ah​
  • Pero te diré que creo que a Susi le gustó​
  • ¿Le… le harías… cosas a… Susi?​
  • Mmmmm no sé, es mi amiga​
  • Ya​
  • Pero creo que a ella le gustaría acostarse conmigo​
  • ¿SÍ?​
  • Creo que sí, y creo que si hiciéramos ese trío, me metería mano de verdad​
  • ¿Y te gustaría?​
  • Pues… es que no lo he pensado bien, te lo estoy contando tal como me surge, cuando me dijo lo del trío me reí y no lo tomé muy en serio​
  • Ah​
  • Pero ella lo propuso en serio​


Nos callamos. Me quedé pensando si sería capaz o no de hacer ese trío. Meneé la cabeza pensando que en ese momento era algo que me apetecía poquísimo. Dije:​

  • ¿Y tú?​
  • ¿Yo qué?​
  • Tus fantasías​
  • Ah, pues… eras tú​
  • Jajaja​
  • En serio, desde el primer momento que te vi​
  • Y mira ahora, fantasía cumplida jajaja​
  • Sí, es increíble​
  • No, nene, para nada increíble​
  • Sí, lo es​
  • ¿Y fantasías con el resto de chicas?​
  • A veces pero nunca pensé que alguna me hiciera caso de verdad, mucho menos tú​


Me reí con una carcajada. Él me miró asintiendo y dijo:​

  • Pues eso mismo, para reírse​
  • No, nene, me rio porque no tienes ni idea​
  • ¿De qué?​
  • Tienes a las chicas tontas por ti y ni te enteras​
  • Eso no es cierto, las chicas siempre me han visto como un raro, jamás me han hablado​
  • No, no​
  • Mira Susi, ella lo dice claramente​
  • Susi es… es una cabrona, no tiene ni puta idea​
  • La tiene, y María y Nati, si me hablan es por ti, y supongo que han visto que tú conmigo y… no sé, tendrán curiosidad ¿no?​
  • Jajajaja​
  • Si no es porque me besaste allí delante de todos, seguirían ignorándome​
  • Ayyy, nene, ninguna te ignora, te miran babeando​
  • Que tontería​
  • Jajaja​


Me enderecé y lo besé, que ingenuo era. Le dije:​

  • Pero ¿De verdad no te das cuenta como te miran todos cuando hablas?​
  • Casi no hablo​
  • Cuando debates con alguien, un profesor, un compañero…​
  • No… no miro a los demás, me pondría muy nervioso​
  • Pues todos te miramos atentamente​
  • No sé que tienen que mirar, normalmente solo digo tonterías u obviedades​
  • Jajajaja, dios mío, que tonto eres a veces jaja​


De pronto, se había nublado y el frío se notaba mucho más. Miré al cielo, había nubes oscuras, de lluvia, el día había empeorado repentinamente. Me levanté y le dije que volviéramos. Me estaba poniendo cachonda y si seguía así, le diría de ir a su casa, con el riesgo de encontrarnos a Jorge. Le cogí de la mano y echamos a andar. Seguimos hablando:​

  • Cuando hablas de un tema que controlas, eres muy apasionado​
  • No, tartamudeo y me pongo muy nervioso​
  • No, en esos momentos te olvidas de los nervios, te pones muy sexi​
  • Jajajaja​
  • En el sexo te pasa lo mismo, al principio nervioso pero luego, pura pasión y cada vez más, como en los polvos de este finde​
  • Pero eso es por ti que me pones…​
  • Será por mí, pero nadie me folla como tú, con esa pasión​


Me paré y lo besé. Nos morreamos hasta que empezamos a notar gotas y, de repente, se puso a llover fuerte. Nos quedamos sorprendidos pero entonces le cogí de la mano y salimos corriendo, riendo pero poniéndonos empapados. Vi una marquesina al lado del camino que tenía un tejadillo y giré hacia allí. El suelo estaba lleno de basura pero estaba más o menos seco gracias al pequeño tejado. Ahora caía una lluvia torrencial. Nos resguardamos riéndonos y empapados. Nos miramos sin dejar de reír y, de pronto, Diego se abalanzó sobre mí. Me besó con ardor, y yo a él. La lluvia caía como un manto de agua mientras él metía su mano por debajo de mi jersey y camiseta empapadas y me cogía una teta, y con la otra mano el culo. Noté su erección contra mí.



Entonces paró de besarme y vi su mirada encendida. Yo le tenía que estar mirando igual, estaba cachondísima, y él lo tuvo que ver porque me giró contra la pared y me bajó los leggins y las bragas. Se puso detrás mía y me la metió arrancándome un gran gemido. El ruido de la lluvia contra el tejado era ensordecedor pero no ahogaban mis gritos de placer mientras Diego me follaba rápido y fuerte. Noté como se corría dentro de mí y, acto seguido, me llegó un orgasmo bestial, que me sacudió de una forma tan repentina y fuerte que me dejó sin aliento.



Cerré los ojos intentando controlar mis temblores pero fue superior a mí y resbalé hacia el suelo, era imposible que mis piernas me sostuvieran pero antes de caer, Diego me cogió. Se quitó el jersey como pudo mientras me sostenía y lo puso en el suelo donde me dejó con cuidado, aún con los leggins y las bragas por las rodillas. El pobre no había querido dejarme caer al suelo lleno de papeles, latas y demás basura. Yo temblaba de forma incontrolable, pero no de frío, era por el orgasmo tan fuerte. Él, pensando que sería por el frío, me abrazó y movió sus manos sobre mi espalda. Cuando me calmé, empecé a notar el frío. Quise subirme la ropa pero él quiso limpiarme antes el semen que salía de mí. Miré como Diego, con su jersey, me limpiaba lo mejor que podía. Luego, me ayudó a ponerme bien la ropa. Nos quedamos abrazados, viendo caer la lluvia, sin decir nada. Ahora sí temblaba de frío, tras el calentón del momento me había bajado la temperatura del cuerpo y la ropa mojada no me ayudaba. Me acurruqué contra él intentando captar algo de calor.



Cuando amainó, salimos y fuimos hacia mi residencia, temblando los dos. Diego me llevaba abrazada, con su jersey en la mano. Casi no hablamos en todo el rato. En la puerta, lo miré, le sonreí aún temblando y lo besé tiernamente. Le dije:​

  • Anda, vete a casa y abrígate, que vas a coger una pulmonía​
  • Sí, hace algo de frío (dijo mientras temblaba visiblemente)​


Lo miré unos segundos y le dije:​

  • ¿Ves como no me puedo aburrir de ti?​


Le acaricié la cara y entré. Me dirigí rápidamente a mi habitación donde me desnudé y me di una larga ducha caliente hasta que empezó a salir el agua fría porque había gastado todo el depósito. Tenía el cuerpo aún cortado, pero no sabía si por el frío o por el gran orgasmo que había tenido. Diego me tenía alucinada, no entendía como conseguía provocarme esos orgasmos tan bestiales. Me acosté sin quitarme la bata. Me quedé dormida rápidamente.



Me desperté desorientada pero con el cuerpo ya caliente y bien. Me di cuenta que me había despertado una notificación del móvil. Lo miré. Tenía varios mensajes. Primero miré los de Diego. Me preguntaba como estaba, que estaba preocupado porque me había visto mala cara. Pensé “Me has visto cara de bien follada” y me reí sola. Le escribí que estaba bien, que me había duchado, metido en la cama y dormido, pero que estaba bien. Me respondió inmediatamente con alivio. Le pregunté como estaba él y me dijo que bien. Intercambiamos unos cuantos mensajes más y luego miré y contesté los mensajes de mi madre y de mi hermano, solo preguntando por mi finde ”Si ellos supieran” pensé riéndome de nuevo.



Por último, vi un mensaje de Susi diciéndome que la avisara cuando llegara a la residencia. Pensé si avisarla o no, estaba muy a gusto en la cama pero me tenía que levantar, no eran ni las 8 de la tarde. La avisé que estaba y me levanté. Dos minutos después, llamaba a mi puerta. La abrí y me miró extrañada diciendo:​

  • ¿Ya estás en pijama y con bata?​
  • Es que… este finde he estado aquí​
  • Ah​


Me miró aún más extrañada. Le dije:​

  • Ya te conté que tengo mucha tarea y en casa no me dejan tranquila​
  • ¿Te has quedado para estudiar? joder, tía​


Me senté en la cama, aún tenía el cuerpo y la mente medio dormida. Susi dijo:​

  • Anda, que menudo aburrimiento… vístete y salimos a tomar algo​
  • No, no me apetece​


Me volvió a mirar callada durante unos segundos. Dijo:​

  • Estás muy rara, tía​
  • Anda ya​
  • Antes era decirte salir y corrías, ahora siempre con excusas​
  • Antes no tenía exámenes​


”Y no me follaba a alguien a escondidas de ti” pensé. De nuevo, medité si sería el momento de decírselo pero ella saltó diciendo:​

  • Pues el jueves nos lo pasamos muy bien​
  • Normal​
  • No entiendo como ahora no te vienes​
  • Porque me descentráis​
  • Se te echa de menos, tía​
  • Ya​
  • Jorge mucho​
  • Jajajaja​
  • Sí, tía​
  • Dime la verdad, te lo follaste ¿no?​


Susi me miró, dudando. Me reí y le dije:​

  • Tía, que no es mi novio​
  • Mmmm​
  • Que es normal que folle con otras​
  • Bueno, vale, sí, me lo tiré​


Sonreí, le había costado. La noté muy nerviosa e intuí que había algo más. Supuse que era que se lo llevaba tirando hacía días pero le costaba decírmelo, pero me sorprendió cuando dijo:​

  • En realidad, me los tiré a los dos​


Abrí mucho los ojos y dije:​

  • ¿Cómo?​
  • A Jorge y a Luis​
  • ¿A la vez?​
  • Sí​


Me reí incrédula. Susi dijo:​

  • Estábamos muy pedos, colocados y… no sé, no sé como surgió​


La miré con la boca abierta hasta que le pregunté:​

  • Y ¿Cómo fue la… experiencia?​
  • Tía, pues no lo sé, estaba tan colocada que casi no me acuerdo, solo como de flashes​
  • ¿Te follas a dos y no te acuerdas?​
  • Casi nada… al menos sé que el culo no me lo desvirgaron, no me duele jajaja​
  • Jajaja, que bruta eres jajaja​
  • Pero vamos, porque ellos no quisieron, seguro que me hubiera dejado tal como estaba de colocada y cachonda jajajaja​


Nos reímos un rato, con ella contando los detalles que recordaba, todo con mucho humor. Luego dijo:​

  • Joder, menuda mierda, hago un trío y ni me acuerdo​
  • Jajaja​
  • Pero vamos, el que hagamos tú y yo con Jorge, en ese no me coloco, lo tengo claro​
  • Jajaja​
  • Va a ser la puta ostia y no quiero perderme detalle jejeje​
  • Que no te he dicho que lo vaya a hacer, guarra jajaja​
  • Sí, cuando dejes el hábito de cláusula y termines los putos exámenes, vamos a celebrarlo por todo lo alto y con polvazo, ya verás jajaja​


Nos seguimos riendo pero sabía que ella hablaba muy en serio. Al final, de verdad que me lo tendría que plantear si hacerlo o no. Entonces, recibí un mensaje en el móvil. Lo miré, era Jorge. Pensé que era muy oportuno, justo ahora que hablábamos de él. Me decía:​

  • Hola preciosa, acabo de llegar y no tengo nada para comer ¿Vamos a comer? Te invito que hace tiempo que no charlamos​


Susi me miró. Le dije:​

  • Mi madre​
  • Ah​
  • Espera, le contesto​


Le escribí a Jorge que no podía, que estaba cansada y con algo de mal cuerpo, que había cogido frío. Me respondió que él me calentaba el cuerpo, con risas. Le dije que seguro. Luego me dijo que hacía un montón que no lo hacíamos. Le dije que era verdad. Me insistió en que fuera… tenía ganas de un polvo, pero yo no. Le di largas y me despedí de buenas maneras. Miré a Susi y le dije:​

  • Ya, que como no he ido el finde, está muy pesada​
  • Normal, su niñita jajaja​
  • Sí jeje​


Entonces sonó otra notificación pero esta vez no era en mi móvil. Susi miró el suyo y se le iluminó la cara. Me dijo:​

  • Mi madre​


Y me reí por dentro pensando que una mierda era su madre. La vi teclear sonriendo. Esperé mientras la miraba, tenía sonrisa boba. Cuando terminó, dijo:​

  • Entonces ¿No sales a tomar algo?​
  • No​
  • Pues nada, aburrida, me voy​
  • Vale​
  • Pero esta semana a ver si salimos​
  • Ya veremos​


Y la vi irse, con prisas. Imaginaba a donde iba. Me puse a ver una serie en el portátil y cuando acabó, aburrida, le escribí a Diego:​

  • ¿Qué haces?​
  • Acostado ¿Y tú?​
  • Viendo series… espera, tú acostado ¿A estas horas?​


Era extraño porque Diego era de los de estar hasta las tantas con el ordenador. Me dijo:​

  • Sí, es que… me ha dado algo de frío​
  • ¿Te encuentras mal?​
  • No, es solo un poco de frío​
  • Mmmmm​
  • No es nada​
  • Hacía frío, estabas empapado, sin jersey…​
  • El jersey iba a servir de poco tal como estaba de mojado jeje​
  • Ya pero… ¿Te has tomado algo?​
  • Sí, pero que no es nada​


Entonces lo llamé. Me respondió y le noté la voz cogida, se había resfriado. Normal, su casa estaba a 20 minutos andando de la residencia, y había ido mojado y con frío. Debería haberle dado una toalla o algo para que se secara pero estaba tan muerta de frío que ni caí. Le dije:​

  • Voy​
  • Noooo ¿Para qué vas a venir?​
  • Seguro que te has resfriado bien​
  • No, además, está Jorge aquí​
  • Me da igual​
  • Y Susi​
  • Me lo imaginaba​
  • No puedes venir, se darían cuenta​
  • Pues voy, me da igual que se enteren de una vez​
  • Te lo repito ¿Para qué vas a venir? ¿Para verme en la cama? Que tontería​
  • Pero si te pones peor…​
  • No, me he duchado con agua caliente y me he metido en cama con muchas mantas, ahora estoy genial​
  • He hecho lo mismo​
  • Pues eso, voy a leer un rato y me quedaré dormido​
  • Mmmmm​
  • En serio, no es nada​


Me quedé callada, pensando si iba o no. Diego tenía razón, poco podía hacer pero ¿Me lo estoy pensando por Jorge y Susi? No estaba segura. Pensé que era tonta, superficial y una hipócrita, se lo tenía que contar a estos dos de una puta vez. Suspiré levantándome y dirigiéndome al armario para sacar ropa y vestirme. Entonces, Diego dijo:​

  • Estoy que me caigo de sueño​
  • Es temprano​
  • Pero la pastilla esa que me he tomado siempre me da sueño​
  • ¿Qué es?​
  • Una para la congestión que me tomo cuando la alergia​


La voz se le notaba congestionada. Le dije:​

  • Pues no te duermas, estoy allí en media hora​
  • No, Ana, de verdad, me voy a quedar dormido en unos minutos​


Me quedé parada, con el armario abierto, pensando. Entonces dije:​

  • ¿Seguro, Diego?​
  • Sí​
  • Me importan una mierda Susi y Jorge​
  • Vale​
  • Si no voy, no es por ellos, es porque tú no quieres​
  • Claro, es que me vas a encontrar dormido, de verdad​
  • Bueno… vale​
  • Gracias por preocuparte​
  • Ya ves tú…​


Cerré el armario no muy convencida y me senté de nuevo. Le dije:​

  • Pero si te encuentras peor…​
  • Te aviso​
  • Bien​


Nos callamos. Entonces le dije:​

  • El polvo en el parque…​
  • Lo siento, no era el sitio pero es que… te he visto tan increíblemente guapa​
  • ¿Guapa? ¿Con el pelo chorreando y la ropa igual? jajaja​
  • Guapa no, increíblemente guapa… no he podido resistirme, me ha entrado una cosa por dentro…​
  • Ha sido un polvazo, nene​
  • ¿Sí? ¿Te ha gustado?​
  • Joder, Diego ¿En serio me lo preguntas?​
  • Es que… ha sido muy rápido​
  • E intenso, y apasionado y… un día de estos me vas a matar jeje​
  • Yo es que…​
  • ¿Te acuerdas que te dije el viernes?​
  • Mmmm no sé…​


Le noté la voz rara, se estaba adormilando de verdad. Le dije:​

  • Te dije que habías puesto el listón muy alto tras el primer polvo​
  • Sí​
  • Estaba de broma pero era verdad que fue un polvazo… y con los siguientes lo has ido subiendo más​
  • Mmmm​
  • Cuando terminamos un polvo, pienso que mejor no puede ser, y al siguiente, me sorprendes de nuevo con algo aún mejor​
  • ¿De… verdad? (con voz claramente somnolienta)​
  • Al final, el que se aburrirá de mí eres tú, porque yo pienso seguir siendo tu folla amiga durante mucho tiempo​
  • ¿Fo… fo… folla amiga? (le costaba hablar, pero no de nervios, era porque le costaba mantenerse despierto)​
  • Sí… por ahora​
  • ¿Por… ahora?​


Le noté ya casi dormido. Le dije:​

  • Sí, por ahora, pero no porque me vaya a aburrir​


No dijo nada más, le escuchaba respirar. Pensé que se había quedado dormido. Dije:​

  • ¿Diego?​


Nada:​

  • ¿Diego?​


Solo su respiración. Le dije:​

  • Por ahora porque creo que me estoy…​


Me callé, pensando. Hice un repaso mental al fin de semana y todo lo que me venían eran imágenes de él sonriendo, mirándome, escuchándome,... Suspiré y dije:​

  • Creo que me estoy enamorando de ti​


Esperé. Seguí escuchando su respiración inalterada. Dije:​

  • Y eso me cabrea, yo solo quería rollos sin importancia, nada de líos serios… he sido siempre una buena chica, jamás miré a otros cuando estaba con mi novio, ni ganas, siempre con él, siempre sin hacer cosas raras…​


Callé para continuar rápidamente:​

  • Quería soltarme el pelo, colocarme, beber, salir, follar, experimentar,... quería ser una zorra, disfrutar del momento, eso nunca lo he hecho, siempre he sido responsable, una buena estudiante, siempre haciendo lo correcto, y quería cambiar eso… Y llegas tú y… y me fastidias todo… mierda, que me estaba tirando a tíos buenísimos, de esos por los que todas suspiramos y ahora… ahora solo pienso en un tío bueno, solo pienso en ti, mierda, mierda y mierda​


Suspiré de nuevo:​

  • Te quiero​


Me quedé esperando, la respiración no cambió. Colgué.​
 
7



ANA

Empecé la semana recriminándome la llamada de la noche anterior, o más bien, los últimos segundos “¿Cómo es posible que le dijera eso? Ya, ya sé que estaba dormido pero ¿Qué es eso de que estoy enamorada de él? pero si lo conozco desde hace unas semanas”. No paraba de pensar en eso mientras me duchaba y luego me arreglaba. Pensé ”Tiene que ser el sexo, que me está volviendo tonta ¿Seré adicta?” porque sí, tenía que reconocer que en el sexo, Diego era espectacular pero ya está, no podía estar enamorada de él solo por eso ”¿Tan superficial soy que me enamoro de un tío porque sabe follar bien?” pensaba para luego seguir ”Pero Jorge sabe follar también muy bien y de él tengo claro que no estoy enamorada, aunque… es verdad que Diego es que folla mejor ¿no? ¿O folla mejor porque me gusta más y eso hace que lo disfrute más? diossss, me voy a volver loca”.



Salí de mi habitación con la cabeza dándome vueltas. Pensé en ir a por Susi, para irnos juntas pero imaginé que estaría en casa de Jorge y, además, no tenía ganas de que me volviera más loca aún con sus cosas. Me fui sola, cogiendo el autobús y poniéndome música en los auriculares, a mucho volumen para no pensar.



Cuando llegué, vi a María y me acerqué a ella. Charlamos sobre el finde hasta que vimos llegar a Nati, con bastante mala cara ”Otra que no para de darle vueltas a la cabeza, mierda de amores” pensé. Ella dijo que no había dormido bien. Llevaba unas gafas de sol y decía que le dolía la cabeza con la luz. Hablamos sobre el trabajo, ninguna había hecho nada más desde el sábado por la mañana. Mientras hablábamos, con la mirada buscaba a Diego. Esa mañana, al despertarme, había mirado el móvil por si tenía mensajes de él pero nada. Le escribí preguntándole y me respondió que estaba mejor. Pensé ”Joder, que tiene guasa que lo primero que he hecho al despertarme es pensar en él y escribirle, estoy fatal”.



Cuando estábamos a punto de entrar en clase, apareció Diego y no traía buena pinta. Tenía los ojos rojos y la nariz hinchada. Nos vio y se acercó. Su voz era gangosa, tenía un buen resfriado. Le dije:​

  • Pero ¿Para qué vienes estando así?​
  • No, estoy bien, me he tomado un paracetamol​
  • ¿Has tenido fiebre?​
  • No, no creo, no sé​
  • Pero vete a casa y te acuestas​
  • Que no, que estoy bien​


Entramos en clase. Al final no se fue, no estaba al 100% pero tampoco mal. Entre clase y clase, hablamos para quedar esa tarde. Diego dijo que él no iba a poder, que tenía que ir a la facultad de matemáticas. Al final, quedamos en ir a casa de María pero sin Diego. Él dijo que recuperaría el tiempo por la noche.



Tras almorzar en la residencia, fui a casa de María donde estuvimos solas, no estaba la madre ni se presentó Nati. La llamamos y nos dijo que seguía mal, que mejor descansaba esa tarde. Yo podía imaginar perfectamente lo que le pasaba. Miré a María que dijo:​

  • Nati es que… a veces, tiene malos días​
  • Ya​
  • Es por… por alguien​
  • ¿Chico o chica?​


María me miró extrañada. Le dije:​

  • Sé de sus… preferencias​
  • Ah​
  • Es bisexual ¿no?​
  • Sí, supongo​
  • Y es por la tal Vanessa ¿No?​


María me miró totalmente sorprendida. Entonces le expliqué lo que pasó el sábado en la discoteca y la charla posterior con Nati. María asintió y dijo:​

  • A Nati le cuesta mucho hablar sobre Vanessa​
  • Ya​
  • No conozco a esa hija de puta pero le sacaría los ojos por lo que le está haciendo​
  • Se está portando mal con ella ¿no?​
  • ¿Mal? Es una hija de puta con todas las palabras, se me rompe el corazón cada vez que la denigra así… yo por Nati haría cualquier cosa y de verdad que me pongo mala cuando la veo así​
  • Os lleváis muy bien​
  • Es mi mejor amiga, la única de verdad y es una gran persona, no sabes el corazón y la generosidad que tiene dentro, es… ufff, y esa hija de puta la machaca constantemente​
  • ¿Fue su novia?​
  • Nati nunca ha tenido pareja​
  • Ah​
  • Pareja seria, me refiero​
  • Ya​
  • Porque ligar, liga un montón, tiene mucha facilidad increíble para eso​
  • Ya lo vi la otra noche​


Nos quedamos calladas hasta que dije:​

  • ¿Desde cuándo os conocéis?​
  • Pues… un par de años​
  • Ah ¿Solo? Pensaba que os conocíais de siempre ¿Fue en el instituto?​
  • No… mmmm​


Y se quedó callada. Me extrañó pero no dije nada. Miré mi pantalla y me disponía a seguir cuando María dijo:​

  • En un bar​


La miré, sonriendo, y dije:​

  • ¿Te entró?​
  • Sí.. y antes de que preguntes, no, no soy bisexual​
  • Ah​
  • Pero… yo es que era… era muy…​
  • ¿Muy introvertida?​
  • Gorda, pesaba 20 kilos más que ahora​
  • ¿Y?​
  • No me entraba nadie​


La miré sin decir nada más. María, nerviosa, se levantó y fue a la cocina. Desde allí me llamó y me dijo:​

  • ¿Café o té?​
  • Mejor té​


Puso agua a calentar y prosiguió:​

  • De vez en cuando salía con unas amigas, bueno, más bien casi nunca, para mí era un martirio, pero mi madre insistía, ya sabes, las madres siempre nos ven guapa pero para mí era hacer el ridículo​


Y se rio sin ganas. Continuó:​

  • Esa noche, como siempre que salía, me pasó lo mismo que siempre, mis amigas ligaban y yo me quedaba sola en un rincón​
  • Ajá​
  • Y cuando ya estaba pensando en irme porque siempre intentaba no volver a casa demasiado pronto para no aguantar a mi madre y sus preguntas, Nati se sentó a mi lado​


Asentí y María prosiguió:​

  • Me empezó a hablar, al principio pensé que me estaba dando conversación por pena, seguro que parecía muy patética allí sentada mientras todos bailaban y se divertían​
  • Pero no era eso​
  • Nooo, jeje, como había mucho ruido, Nati se acercó mucho para hablarme, no me pareció raro. Y hablando de esto y aquello, le dije que a mí lo que me gustaba era estar en mi casa jugando a mi consola, que prefería eso a estar allí​
  • Y Nati te comprendió ¿no?​
  • Sí, y me preguntó a qué jugaba, y se lo dije, y para mi sorpresa, ella también jugaba, y nos pusimos a hablar de videojuegos​
  • Jajaja​
  • Sí, estaba alucinando y me animé un montón, por primera vez me lo estaba pasando bien en una discoteca. Encima, resulta que ambas jugábamos a un juego online japonés muy poco conocido aquí, y que teníamos niveles parecidos​
  • Estabas flipando​
  • Totalmente, y entonces me dijo de salir fuera, que con tanto ruido no se podía hablar, y la seguí sin sospechar nada​
  • Jajaja​
  • Y ya fuera, fui a seguir hablando de ese juego cuando, de repente, ella me besó, me quedé de piedra… mi primer beso me lo dio Nati, y menudo beso, fue tierno, sensual, apasionado… Al principio, me quedé de piedra pero luego lo acepté y, uffff, que pasada​


Sonreí viendo la cara de María, se le notaba que lo recordaba como algo muy especial. Continuó:​

  • Nos enrollamos, noté sus manos por mi cuerpo, ¡alguien me besaba al fin, y me metía mano! Estaba alucinada, pero entonces escuché ruido cerca y me entró miedo, ya sabes, el qué dirán y salí casi corriendo. Busqué un taxi y me volví a casa​
  • Vaya​
  • Sí, estaba hecha un lío ¿Y si resultaba que era lesbiana y yo sin saberlo? Porque me había gustado… esa noche me acosté preocupada​
  • Entiendo​
  • Al día siguiente, cuando me puse con el ordenador y entré en el juego, tenía una solicitud de amistad, era el usuario de Nati, lo recordaba de la conversación. La acepté. Empezamos a hablar, le dije que era mi primera vez, que me asusté, ella fue muy comprensiva, que no me preocupara y nos pusimos a jugar y a charlar​
  • Ya​
  • Pasaron días donde no paraba de jugar con ella y charlar… me moría de ganas de quedar con ella, quería decirle de salir un sábado o algo, pero no me atrevía y tampoco tenía claro si lo quería de verdad ¿Entiendes?​
  • Creo que sí​
  • Al final, un día le dije que viniera a mi casa, a jugar​
  • ¿A jugar a…?​
  • Sí, bueno, la excusa era jugar a las consolas pero mi intención era esa otra​
  • ¿Y qué pasó?​
  • Pues….​


………………………………………

Dos años atrás.



MARÍA


Escuché como llamaban a la puerta y, como estaba sola, fui a abrir. Antes de abrir, me miré al espejo, nerviosa. Había invitado a Nati a mi casa aprovechando que mi madre iba a estar fuera toda la tarde. La invitación era para jugar a las consolas pero mi intención era… era… no sabía que cual era, estaba hecha un lío. Tomé aire y abrí la puerta.



Nati me saludó sonriente. Me llevé una pequeña decepción porque iba muy… muy normal. Llevaba el pelo corto y despeinado, una camiseta ancha y un pantalón de chándal enorme. Estaba sin maquillar. La recordaba diferente de aquella noche. La recordaba más guapa, con el pelo de otra forma, más sexi, con un escote sugerente, unas mallas ajustadas, zapatos con tacón, y maquillada. Pensé que no había captado mis segundas intenciones con la invitación. La saludé:​

  • Hola Nati​
  • Hola María​


Me quedé parada en la puerta, sin moverme. Yo sí me había maquillado un poco, el pelo suelto, y llevaba falda, que nunca me ponía en casa pero ese día sí, por ella. Nati me miró con gesto inquisitivo y dijo:​

  • ¿Puedo pasar?​
  • Ah, sí, claro, pasa, pasa​


La llevé al salón, hablándole nerviosa de esto y aquello. A ella la veía muy tranquila, mirando a todos lados, observando la casa. Me dijo:​

  • Entonces ¿Solo estáis tu madre y tú?​
  • No, mi madre no está, tenía turno de tarde y…​
  • Digo que solo vivís aquí vosotras ¿no?​
  • Ah, sí, mi padre cuando se divorció se fue a Barcelona​
  • Ah​
  • Pero nosotras estamos bien, mejor que con él​
  • ¿Os maltrataba?​
  • Nooooo, me refiero a que había mal rollo entre mis padres, mal ambiente en casa, pero nada físico, solo se hablaban poco y cuando lo hacían, discutían… ya sabes​
  • Ya​
  • Pero se fue hace más de cinco años, lo tenemos muy superado​
  • Bien​


La miré nerviosa mientras ella se giraba observando los cuadros, los muebles… Le iba a preguntar a qué quería jugar cuando me dijo:​

  • Bueno, enséñame el resto de la casa ¿no?​
  • Eeeee, vale, ven​


Y le mostré la cocina, la salita, el baño… entonces dijo:​

  • Me interesa más ver tu cuarto​
  • ¿Mi cuarto?​
  • Seguro que me gusta la decoración ¿no?​
  • Ah, sí, bueno, no sé, es un poco friki​
  • Por eso​


La llevé a mi dormitorio. Ella miró las estanterías, mis libros, mis figuritas de videojuegos y anime,... Me preguntaba por alguna que no conocía y yo le iba explicando. A mis amigas, mis aficiones les parecían de niñas pequeñas, de frikis, nunca venían ya a casa, pero Nati sonreía mirando y cogiendo las figuras. Tras un rato, me miró y le dije:​

  • Bueno ¿A qué quieres jugar? Las consolas las tengo en el salón, vamos y revisamos los juegos y elig…​


Entonces, se sentó en mi cama y palmoteó en el colchón, al lado suya. Me senté donde indicaba y dijo:​

  • He venido a jugar, pero no a las consolas​
  • ¿Qué? yo…​


Entonces, se inclinó y me besó en los labios. Por reflejo, me aparté un poco. Ella sonrió y dijo:​

  • Tranquila, relájate​


Me acarició la cara suavemente, sonriéndome. Pasó su mano por mi pelo diciendo:​

  • Estás muy guapa​


Se volvió a inclinar y me besó de nuevo en los labios. Esta vez no me aparté pero estaba como paralizada. Noté la lengua de Nati recorriéndome los labios lentamente. Sentí su mano en mi muslo y me estremecí al notar como su lengua presionaba mis labios intentando abrirlos. Abrí la boca y su lengua buscó la mía. Nos besamos lentamente. Estaba muy excitada y sorprendida, me gustaba. Recordé como casi cada noche me había estado masturbando recordando esos besos en la puerta de la discoteca. Nati me empujó, tumbándome en mi cama y me besó con más avidez, notaba su lengua explorando, entrelazada a la mía, saboreándome… mientras sus manos acariciaban mi cuerpo.



Pronto, sus manos se metieron dentro de mi ropa, acariciando mis tetas por encima del sujetador y tocándome en las bragas. Yo, en cambio, estaba como paralizada, no conseguía moverme, todo lo hacía ella. Me quitó la camiseta y luego el sujetador, me lamió los pezones, los chupó, mordisqueó… durante un buen rato. Pero cuando empezó a bajar por mi estómago, me entró miedo y la paré diciendo:​

  • Espera, espera​
  • ¿Qué pasa?​
  • Eso.. eso no​
  • ¿El qué?​


La miré atemorizada y me incorporé buscando mi camiseta. Entonces, ella me paró y dijo:​

  • Estoy muy cachonda, me pones muy cachonda​
  • No, eso no es verdad​
  • Sí, lo es​
  • Estoy gorda, soy asquerosa​


Nati me miró seria. Entonces, cogió mi mano y la metió dentro de sus pantalones, y me hizo tocarle las bragas para decir:​

  • Las he mojado, y es por ti​
  • Pero…​
  • Pero nada, me pareces muy sexy​


Me cogió la camiseta de las manos y la tiró al suelo. Me volvió a tumbar y me besó en el estómago, en mi enorme barriga. Me estremecí pero no de gusto, me daba auto asco. Entonces, desabrochó mi falda y tiró de ella. Solo tenía mis bragas. Ella sonrió, eran de Mario. Dijo:​

  • Me gustan​
  • Nati, no puedo…​
  • Chisttt​
  • No estoy cómoda desnuda, no puedo…​
  • A mí me pone lo que veo​
  • Pero…​
  • Eres virgen ¿no?​
  • Sí​
  • Pero te masturbas ¿verdad?​
  • S… sí​
  • ¿Te metes los dedos?​
  • No​
  • Vale, pues voy a hacerte lo mismo que te haces tú, no te preocupes, no voy a ir más lejos ¿vale?​
  • Mmmmm​
  • Con mis dedos solo por fuera, y con mi lengua​
  • Pero Nati…​
  • Chissttt​


Empezó a besarme en mis muslos, notaba su lengua pasar por ellos mientras me tocaba por encima de las bragas. Me iba a dar algo de los nervios pero la dejé hacer. En algún momento, me quitó las bragas y me abrió las piernas. Noté su lengua lamiendo mis labios, mi raja, mi clítoris, mientras sus dedos acariciaban por fuera. Lo hacía bien, muy bien pero no conseguía excitarme, no como yo esperaba. Al final, me incorporé y le dije:​

  • Lo siento, Nati, no soy… no soy lesbiana, lo he intentado pero no lo soy​
  • Yo tampoco​
  • ¿Qué? Pero si tú…​
  • Me gustan los chicos y las chicas​


La miré sorprendida. Me sonrió y dijo:​

  • En realidad, me acuesto con más chicos que chicas, tú eres mi segunda chica​
  • Ah​
  • Pero no soy inexperta, con la primera, una amiga, lo hago mucho​


Nos miramos. Ella se había incorporado. Me sonrió y dijo:​

  • No te preocupes, si no quieres seguir, lo entiendo​
  • Lo siento​


Dije con un hilo de voz. Ella volvió a sonreír comprensiva y le pregunté:​

  • ¿Por qué… por qué me entraste?​
  • Ufff, pues porque me gustaste, claro​
  • Eso no es verdad​
  • Sí, lo es​
  • Sentiste lástima ¿no?​
  • No, bueno, te vi sola, me pareciste atractiva, y nunca le había entrado a una chica, así que lo intenté​
  • Pero si dices que te acuestas con una amiga​
  • Sí, con una amiga, no una desconocida en una discoteca​
  • Ah​
  • Y cuando hablamos, me caíste realmente bien así que quise tema contigo jeje​


Meneé la cabeza, incrédula. Nati dijo:​

  • ¿Te… te puedo pedir una cosa?​
  • Dime​
  • Estoy muy cachonda, me gustaría masturbarme ¿Puedo?​
  • ¿Cómo? ¿Ahora?​
  • Sí, claro​
  • Mmmm bueno, espera, te dejo a solas​
  • No, me gustaría hacerlo mirándote, así, desnuda ¿Puedo?​


La miré con la boca abierta. Ella sonreía, esperando. Asentí. Nati se levantó y se quitó la camiseta, pantalón y ropa interior en un momento. Me quedé mirándola, tenía un cuerpo muy bonito, delgado pero con buenos pechos y un culo redondo. Y estaba totalmente depilada, no como yo que tenía mucho pelo ahí abajo. Sentí más vergüenza al comparar nuestros cuerpos y me retraje. Le dije:​

  • Jo, tía, que envidia de cuerpo​
  • Que tontería​
  • Sí, joe, si yo tuviera ese cuerpo…​
  • Tienes el tuyo, que es excitante​
  • Ya, seguro​


Entonces, se tumbó a mi lado y, tras tocarse, me mostró los dedos y dijo:​

  • Mira como estoy, y no veo aquí a nadie más que me haya puesto así​


Miré sorprendida los dedos mojados. Le dije:​

  • ¿Qué hago?​
  • Nada, solo mírame​
  • ¿Cómo me pongo?​
  • Así, las dos de lado, mirándonos​


Eso hice mientras ella se tocaba. Nati estaba tumbada a mi lado sobre su lado izquierdo. Con su mano derecha se apretaba los pechos, y con la izquierda se tocaba el coño. Veía sus ojos recorrerme el cuerpo mientras gemía flojito. Le dije:​

  • Si quieres, tócame​
  • ¿Puedo?​
  • Sí​


Puso su mano derecha sobre mi pecho, apretándolo, luego la bajó despacio recorriendo mi cuerpo hasta mis muslos y la volvió a subir hasta apretarme de nuevo un pecho. Sus gemidos eran más altos. Me incliné y la besé. Ella buscó mi lengua y empezó a gemir más fuerte mientras su mano se movía más rápidamente. Se corrió gimiendo en mi boca.



Nati cerró los ojos y se giró para tumbarse boca arriba, respirando entrecortadamente. Luego, me miró y dijo:​

  • Genial​
  • ¿Sí?​
  • Sí… ¿Quieres tú…?​
  • No, lo siento, es que… no me excito lo suficiente, eres increíble pero, parece ser que solo me van los tíos​
  • Jajaja, no te preocupes, no estoy ofendida​
  • Menos mal​
  • Gracias por dejarme terminar​
  • De nada​
  • Y ahora ¿A qué jugamos?​
  • ¿Te quieres quedar?​
  • Claro, que no te quieras acostar conmigo no quiere decir que no me caigas bien​


Y nos vestimos riendo para luego ir al salón.



………………………………………


  • ¿Y qué pasó?​
  • Pues…. no pasó casi nada… lo intenté y no pude, no era lo mío​
  • Ah​
  • Pero Nati lo entendió, y nos hicimos amigas, solo amigas, y empezó a llamarme para salir, me presentaba a chicos… gracias a ella me enrollé con mi primer chico, tuve sexo… si no llega a ser por ella, aún sería virgen​
  • Anda ya​
  • Sí, sí, fue un cambio total para mí… me apoyó durante mi dieta y… me presentó a José​
  • Ah​


………………………………………

Un año atrás.



NATI


Miré el móvil mientras andaba rápido. Llegaba tarde, como siempre. María estaría enfadada, y con razón porque siempre la hacía esperar. La vi desde lejos, andando de un lado a otro de la plaza, impaciente. La observé bien mientras aceleraba el paso. En el año que la conocía, se había convertido en mi mejor amiga y compañera de caza. Bueno, en realidad quien cazaba era siempre yo, ella se mantenía en segundo plano pero poco a poco se iba soltando.



Pero, a pesar que ya hacía seis meses que había terminado la jodida dieta, y cuatro meses desde que había perdido la virginidad, seguía insegura por su imagen. Lo de la dieta fue una pesadilla para ella pero consiguió perder casi 20 kilos. Siempre sería una chica rellenita, con un buen culo y un buen par, una chica de muslos amplios, pero no por eso dejaba de tener atractivo, al revés, a muchos chicos les gustaba más una chica donde agarrar que una canija como yo, pero María no se daba cuenta de eso.



Pero si su dieta fue complicada, su primera vez lo fue más. Ella, al principio, decía que no se podía acostar con un chico sin sentir algo por él. Me reí de eso diciéndole que con sentir atracción era suficiente pero ella decía que no solo eso, que ella necesitaba más. La primera noche que salimos tras la dieta, ligamos con un par de universitarios. Yo me acosté con el mío y ella me contó después que solo se morreó y dejó tocar. Al día siguiente salimos de nuevo, ligamos y lo mismo, yo polvo con un chico y ella solo besos y tocamientos. Al volver a casa me confesó que se había quedado con ganas de “tocar polla” de verdad, no solo por encima del pantalón. Me reí y le dije que seguro que no había sido cosa del chico que ella no tocara.



A la semana siguiente, tocó polla, le hizo una paja al chico. A la siguiente, chupó polla y se dejó masturbar. Tras varias semanas chupando, me dijo:​

  • Quiero follar​
  • ¿Te has enamorado?​
  • No​
  • Entonces no puedes follar, tienes que sentir algo, ya sabes​


Le dije sonriendo. María se rio:​

  • Que zorra eres, tía jaja​
  • Jajaja pero ¿Tienes candidato?​
  • No​
  • ¿Te quieres follar al siguiente que nos liguemos?​
  • Si está bueno, sí​
  • Jajaja, pues buscaremos a un par de tíos buenos​


Pero no fue tan fácil, pasaron varias semanas hasta que al fin se decidió y la desvirgaron. Fue un amigo mío, que sabía que follaba bien, bien dotado aunque no excesivamente y era guapo y simpático. Lo preparé todo sin que María se enterara. El chico se portó bien y María apareció una hora después con cara de tonta, se había corrido. Nos emborrachamos para celebrarlo.



Las siguientes semanas seguimos saliendo de caza pero casi siempre volvíamos sin haber mojado, ni ella ni yo nos conformábamos con cualquiera y si el mío estaba bueno pero el de ella no, no seguíamos, no la quería dejar sola. En esas semanas ella se acostó con un par de chicos más pero no fueron gran cosa según me contó, no consiguió correrse, cosa que sí hizo con el primero.



Y ahí estábamos hoy, con ganas de mojar. Vi que María iba vestida para la ocasión, falda corta, ajustada a su culo, escote… Cuando me vio, me miró enfadada diciendo:​

  • Tía, media hora esperándote, serás cabrona​


Corrí los últimos pasos y me lancé sobre ella, abrazándola, dándole besos en las mejillas y pidiéndole perdón. María reía y me dijo:​

  • Solo te perdono si hoy me buscas a uno realmente bueno​
  • A ver si te los buscas tú, que ya eres mayorcita​
  • Ufff, a ti se te da genial, mejor te encargas tú​
  • Pero si vas enseñando esos tetones que tienes, seguro que se nos acercan todos jajaja​
  • Tía, que no enseño nada​
  • Nada dice, si estoy mojando las bragas solo de verte jajaja​
  • Serás guarra jajaja​


Y nos fuimos riendo buscando un buen bar mientras yo le decía todo lo que le haría si me dejara y ella me hacía callar mirando a todos lados, colorada. Primero bebimos para animarnos. Mientras bebíamos y nos reíamos, nos entraron varios pero era demasiado pronto, nuestro nivel de exigencia estaba arriba del todo, aún no habíamos bebido bastante ni había pasado suficiente tiempo como para ir bajándolo, así que los mandábamos por ahí sin mucho miramiento.



Tras un par de copas, nos fuimos a bailar. Ahora sí era el momento para aceptar candidatos. Nos entraron varios pero no pasaron el corte, aún había tiempo. Entonces, vi en la barra a un chico interesante. Ya me lo había follado un par de veces y lo recordaba bien porque tenía una buena polla y me gustaron mucho los polvos con él. Se llamaba José. Le hice una seña a María y le dije:​

  • Mira el grande de la barra​
  • ¿Cuál?​


Mirando. Dijo:​

  • ¿El de la camiseta negra?​
  • Sí​
  • ¿Qué pasa?​
  • Me lo he follado un par de veces​


María me miró extrañada porque yo no era de repetir mucho. Le dije:​

  • Me lo follaría una tercera vez​
  • Vaya, sí que tiene que ser bueno​
  • Es que tiene un pollón alucinante​
  • ¿Muy grande?​
  • No, bueno, no la tiene muy larga, pero la tiene muy gorda​
  • Ah​


María lo miró unos segundos y dijo:​

  • Pues está bueno​
  • No está mal, es muy tímido, le cuesta hablar​
  • Ah​
  • Pero eso me gusta, no es de los que no paran de decir chorradas​
  • Entonces ¿Ese para ti?​
  • Sí, y a ver si tiene un amigo que esté bien ¿Voy?​
  • Mmmmm bueno, pero el que está a su lado no me gusta​
  • Espera, voy​


MARIA

Vi como Nati iba resuelta hacia el chico. En cuanto llegó a su lado, al chico se le iluminó la cara, se ve que tenía buen recuerdo de ella. Se dieron dos besos y se pusieron a hablar, bueno, más bien ella y él asentía. Me fijé bien en él. Era grande, corpulento, quizás un poco demasiado corpulento, es decir, cercano a estar gordito, pero como era grande, pues lo llevaba bien. De cara me pareció interesante. Y pensé en lo de su polla. Nati era para todo muy exagerada, a saber si era verdad o no. Pensé en los chicos con los que había estado, ni a los que se la había chupado ni con los que me había acostado me parecían que sobresalieran en tamaño, al menos comparándolas con las pornos que había visto. Tampoco es que me parecieran pequeñas, pero no enormes ¿Cómo sería su polla para que Nati se lo hubiera tirado dos veces y quisiera repetir?



Entonces, vi como Nati me señalaba y me hacía señas. Me acerqué. Nati nos presentó. El chico me dio dos besos y vi que me miraba el escote de forma disimulada, cosa que me gustó. También me presentaron al amigo, no me gustó, era pequeñito y feo. Miré a Nati que me entendió, pero cuando esperaba que nos despidiéramos, ella se quedó hablando con ellos, y yo a su lado. Noté claramente que Nati se lo quería follar pero yo no iba a querer nada de nada con el amigo, eso lo tenía claro. Dijeron de bailar y nos fuimos los cuatro dentro de la zona de baile.



Allí, bailé con el amigo mientras Nati tonteaba descaradamente con José. Vi claro que esa noche o yo misma me buscaba las habichuelas, o me tendría que ir a casa sin mojar nada de nada, porque con el amigo ni morreo ni nada. Cuando los chicos dijeron de ir a por bebida, le dije a Nati:​

  • Tía, yo me voy a ir y te dejo con el buenorro​
  • El amigo no te gusta nada ¿no?​
  • No​
  • Mmmm vale​
  • Bueno, pues me voy antes de que vengan​
  • Espera​
  • ¿Qué?​
  • Que… te quedes tú con José​
  • ¿Qué???​
  • Sí, fóllatelo tú​
  • Pero si lo estás deseando​
  • Sí pero, ya verás, vas a alucinar, fóllatelo tú​
  • Pero… pero si el chico quiere contigo, se le nota​
  • No ha dejado de mirarte, le molas​
  • Anda ya​
  • Sí​
  • Eso me lo dices para convencerme​
  • No, te lo digo en serio​


La miré. Ella asentía. Le dije:​

  • No, tía, ese es tuyo, me voy yo por mi cuenta​
  • Que no, intenta tú con él, verás como tengo razón​
  • ¿Y tú?​
  • Pues a ver como es el amigo, casi no lo he mirado, bailo con él y a ver si me hace gracia o no​


Meneé la cabeza, lo dudaba muchísimo. Le iba a decir que no, que me iba, cuando llegaron los chicos y Nati, en una hábil maniobra, hizo un intercambio de pareja y me encontré bailando con José. La miré como diciéndole que estaba loca, pero ella me ignoró. Bailé con José que me miraba y vi que sí, que le gustaba. Lo cierto es que me ponía pero me sentía mal por Nati.



Bailamos un buen rato y José empezó a meterme mano de forma disimulada, una mano en la cadera que bajaba poco a poco a mi culo, se pegaba, me hablaba al oído… me estaba poniendo muy cachonda, tanto que me olvidé de Nati. Cuando volvimos a parar de bailar, cogí a Nati de la mano y me la llevé al baño. Allí le dije:​

  • ¿y?​
  • Que me voy a ir, te dejo con José​
  • Tíaaaaa​
  • No importa, pero luego quiero todos los detalles ¿eh?​
  • Pero si era para ti​
  • Yo me ligo a otro, como si eso fuera un problema​
  • Pero éste te gusta​
  • Sí, como tantos​
  • Joe​
  • Anda, diles que me he ido, el otro chico, además de feo, es un manos largas y un poco gilipollas, no tiene ni puta gracia​
  • Ya​
  • Mañana me cuentas ¿eh?​
  • Joe, Nati…​


Me dio dos besos y se dirigió a la puerta. Entonces, se paró y volvió hacia mí. Me dijo:​

  • Se me ocurre otra cosa​
  • ¿Qué?​
  • Un trío​
  • ¿Quéeeee????​
  • Sí, nos lo follamos las dos​
  • Pero, tía, estás como un cencerro​
  • Que no, ya verás, ese puede con las dos​
  • Pero ¿Un trío? Tú ha visto mucho porno​
  • Claro​


La miré. Ella sonreía. Le dije:​

  • Tú… ¿has probado eso antes?​
  • Claro​
  • ¿Sí?????​
  • Sí, pero solo con dos chicos, me falta probar un trío con chico y chica​


Me quedé mirándola con la boca abierta hasta que me empecé a reír, es que no sabía como aún me podía sorprender con Nati, ya debería esperarme cualquier cosa. Le dije:​

  • Pero yo… yo no soy como tú, no sabría ni que hacer​
  • Pues… se la chupamos entre las dos y luego, que nos folle por turnos​


La miré sin saber que decir, para ella, en el sexo, todo era fácil. Nati dijo:​

  • Tranquila, no follaremos entre nosotras, ya sé que no te va​
  • Joe, Nati​
  • Aunque algo de mano te meteré, que no soy de piedra jajaja​
  • Que idiota eres jajaja​
  • Entonces ¿Se lo propongo?​
  • Pero… ¿Y si no quiere?​


Nati se carcajeó durante unos segundos hasta que se tranquilizó y dijo:​

  • Claro, un tío no va a querer un trío, eso sería lo más normal del mundo jajajaja​
  • Joe, Nati, y yo que sé, para mí esto es…​
  • Muy guarro, lo sé, pero es morboso ¿no?​


Nos miramos y le dije:​

  • Bueno, va, pregúntale pero ¿Y el amigo?​


Nati se quedó pensando y dijo:​

  • A mí me da igual ese tío​
  • Ya pero… no sé, pobrecillo ¿no?​
  • Bueno, le diré a José que nosotras nos vamos a un bar, que se deshaga de él y que venga al bar solo ¿Vale?​
  • Sí, mejor​


Y salimos del baño. Nati, totalmente resuelta, se dirigió hacia los chicos y, hablándole al oído, le contó el plan a José, el cual puso cara de “ya, te estás quedando conmigo”. Nati se le quedó mirando, sonriendo. Entonces, él me miró. Asentí y se sorprendió. Le dijo algo a Nati que le respondió. Me imaginé que le estaría diciendo algo como “¿De verdad que no es una broma?”. Nati le habló y él me volvió a mirar. Luego miró a Nati y de nuevo a mí. Le sonreí y Nati le dijo algo más y se fue. Vi que el amigo nos miraba y le preguntaba algo. Él solo nos miraba.



Salimos fuera y Nati me confirmó lo que yo había supuesto, que le había costado creérselo, que a ver si venía o no porque seguía pensando que era una broma. Nos fuimos al bar y esperamos en la barra. A los 15 minutos, pensamos que ya no vendría hasta que lo vimos aparecer por la puerta. Se puso a nuestro lado y dijo:​

  • J: Pero ¿Estáis segura de esto?​
  • N: Claro​
  • M: Sí​
  • J: Yo… yo nunca he hecho algo así​
  • M: Yo tampoco​


Eso lo alivió, se le notó claramente. Nos quedamos todos callados y me sentí muy incómoda, me sentía como una guarra, lo acababa de conocer y le proponía un trío. Miré a Nati, me estaba pensando seriamente en irme, que follaran ellos dos y ya está.



NATI

Vi como me miraba María, se estaba echando para atrás. Y él tampoco las tenía todas consigo, si María decía que no estaba segura, él también se rajaría. Tenía que actuar rápidamente. Pedí unos chupitos, los bebimos, pedí otros, los bebimos, pedí más… vi como a María se le subían, tenía sonrisa tonta mientras se reía con mis tonterías. José nos miraba con una media sonrisa, tímido. Pensé “Con lo grande es, necesitará muchos chupitos para emborracharse”. Le dije:​

  • N: Bueno, José, esto será una fantasía para ti ¿no?​


Él se rio nervioso y dijo que sí. Entonces preguntó:​

  • J: ¿Entre vosotras también vais a…?​
  • M: NO (soltó María rápidamente y luego se partió de risa)​
  • N: No, es muy mojigata jaja​
  • M: Mojigata no, coño, que voy a hacer un trío jajaja​


José sonreía. María, ya bastante alcohol en su cuerpo, dijo:​

  • M: Que fuerte, un trío con un tío al que acabo de conocer y con el que prácticamente solo he bailado​
  • N: Te llevo por el mal camino jajaja​
  • M: El del vicio, tía jajaja​
  • N: Estabas mejor antes ¿no?​
  • M: No, tía, antes no pero es que se va a pensar que soy una guarra​


Hablábamos como si José no nos escuchara, pero él no perdía detalle. Le dije:​

  • N: ¿Te parece una guarra, José?​
  • J: No​
  • M: Anda que no, y tú, idiota ¿Cómo le preguntas eso? ¿Qué te va a decir?​
  • J: Me parece una chica muy atractiva y guapa​


María se partió de risa. José me miró, nervioso. Le dije:​

  • N: Cree que no es atractiva​
  • J: ¿Y eso?​


Y lo preguntó con un tono y cara de sorpresa tan grande que María paró de reír y lo miró con extrañeza. Entonces dije:​

  • N: Yo creo que ya va siendo hora de que se lo demuestres ¿no?​
  • J: ¿Que es atractiva?​
  • N: Que te pone, sí​


José miró a María, nervioso, pero se inclinó y la besó en los labios. Luego, sonriendo torpemente, dijo:​

  • J: Llevaba toda la noche deseándolo​


María lo atrajo para sí y le dio un morreo de escándalo. A partir de ese momento, las dudas se disiparon. Seguimos bebiendo y riendo, y luego nos fuimos al piso de José que estaba cerca. Era el típico piso de estudiantes pero sus compañeros no estaban ese fin de semana. Entramos riendo y nerviosos. Lo seguimos a su dormitorio. Yo lo recordaba bien de las dos veces que había estado allí.



Nos echamos los tres en la cama, que era de matrimonio y José nos besó a las dos, tocándonos y desnudándonos poco a poco. Primero fue a por las tetas de María, que eran más grandes que las mías y lo tenían loco. Las besó, chupó, lamió durante un buen rato. Luego fue mi turno y lo gocé mientras María le quitaba la camiseta y besaba su espalda y hombros. Y entonces llegó el momento que estaba deseando. Lo tumbamos y le quitamos los zapatos, calcetines y el pantalón.



María se quedó mirando el enorme bulto que se marcaba en sus calzoncillos. Ella ya había estado tocándole ahí abajo y se había dado cuenta que estaba muy bien, pero ahora que se veía tan claramente, se quedó de piedra. Tiré de los calzoncillos y una polla dura y muy gorda apareció como de un resorte. María dijo:​

  • ¡¡¡Hostia puta!!!​
  • Jajaja ¿Qué te dije?​


A María le entró una risa tonta mientras cogía la polla y veía que ni de lejos la podía rodear con la mano. Me miró y dijo:​

  • Pero ¿Esto no duele?​
  • Jajaja​
  • Joe, tía, es enorme​
  • Ya verás que gustito da​


Entonces me incliné y me la metí en la boca. Costaba hacerle una buena mamada, había que concentrarse solo en la punta y lamerle el tronco. María me miraba hasta que José tiró de ella y la besó, morreándose los dos mientras yo se la chupaba. Luego, María vino y le pasé la polla. Ella la lamió con ganas antes de metérsela en la boca. Fui a besar a José mientras María se aplicaba en una buena mamada. Luego, bajé y lamí el tronco mientras ella mamaba la punta. Paró y me dijo muy bajito:​

  • Tía, estoy súper cachonda​
  • Pues fóllatelo​
  • ¿Ya?​
  • Claro​


María se incorporó y dijo:​

  • M: ¿Dónde tienes los condones?​
  • J: En ese cajón​


Vi como iba, buscaba y sacaba una caja. Entonces, se desnudó completamente. José y yo la observábamos. María se puso nerviosa y no conseguía ni romper el plástico del condón. Lo cogí y le puse el condón a José. Entonces, María se sentó encima de él y, despacio, se la metió. Cuando la tuve dentro, dijo:​

  • Diosssssss​


Comenzó a moverse y se corrió en tiempo récord, ni 30 segundos. Se quedó temblando encima de José mientras él la miraba embobado. El espectáculo de sus tetas moviéndose durante la corta cabalgata lo había dejado atontado. María me miró, asombrada y se quitó. Me puse en su lugar y lo cabalgué también rápidamente. María besó a José mientras yo iba notando como llegaba mi orgasmo. Tardé bastante más que María pero me llegó también rápido. Mi grito lo tuvieron que escuchar los vecinos pero me dio igual.



Me tumbé en la cama, exhausta. Entonces, José se puso encima de María y la folló rápidamente hasta que los dos se corrieron casi a la vez.



Nos quedamos los tres en la cama, cansados pero contentos. José tenía una sonrisa tonta, de no creérselo. Miré el móvil, era temprano, ni las dos de la noche, aún había tiempo para uno o dos polvos más. Las otras veces que había estado allí, José me había follado varias veces cada noche así que hoy haría lo mismo.



Estábamos cada una a un lado de José, es decir, él en el centro. María le acariciaba el cuerpo suavemente mientras me echaba miradas de complicidad, estaba claro que quería follar más. Me levanté para ir al baño y, mientras orinaba, entró María. La miré sonriendo porque María traía cara de estar alucinando:​

  • Tía, ha sido… ¡¡me he corrido dos veces!!​
  • Jajaja​
  • Joder, que bueno está​
  • Y que polla tiene​
  • Joder, tía, joder​
  • ¿Nos vamos ya?​
  • Una mierda, sigo cachonda​
  • Jajaja​
  • ¿Podrá echar otro más?​
  • Seguro​
  • ¿Sí? Joe, no me puedo ir así jajaja
María estaba atacada. Entonces, pensé una cosa:​

  • ¿Quieres follar ya?​
  • Claro​
  • Hay una forma de animarlo rápidamente​
  • ¿Sí? ¿Cuál?​


Me reí de su ingenuidad con los tíos. Le dije:​

  • Tú sígueme el juego​


Salimos del baño riendo. Cuando llegamos al dormitorio, ella fue a echarse en la cama pero no la dejé. La cogí y la besé. Ella se sorprendió pero entonces comprendió. Me siguió el juego, morreándome con ganas mientras nos tocábamos. La cara de José era un poema. En cuanto me puse a chupar un pezón de María, vi que ya tenía la polla dura. Aproveché para tocarla y besarla un poco más y luego le dije al oído:​

  • Fóllatelo​
  • Venga, vamos​
  • No, tú sola​


María me miró sin comprender. Miró a José que nos miraba extrañado. Le dije otra vez al oído:​

  • Fóllatelo con calma, yo miro​
  • Pero…​
  • Tengo ganas de veros follar​
  • Pero…​
  • Pero nada, venga​


María me miró y me sonrió agradecida. Fue a por José. Los vi follar durante un rato. Esta vez, José duró más y reventó a María a orgasmos. Se olvidaron de mí y yo me toqué mirándolos. Me corrí mucho antes de que ellos terminaran pero disfruté del espectáculo. Luego, me tumbé al lado de María, que abrazaba a José. Pensé “descansamos un poco y nos vamos” pero me dormí.



Me desperté a oscuras pero escuchando murmullos. Eran María y José hablando bajito a mi lado. Él le estaba contando lo que estudiaba y hablándole de su pueblo. Me quedé escuchándolos. Me di cuenta que ni sabía de dónde era o qué estudiaba. A los diez minutos se pusieron de nuevo a follar. Me volví a dormir. Me desperté de nuevo con María sacudiéndome. Me dijo:​

  • Nati, que son casi las cinco​


Me levanté de un salto, era tardísimo. Lo normal era estar en casa a eso de las tres de la noche. Nos la iban a liar bien nuestros padres. Me vestí mientras María iba al baño. Entonces entró José y me dijo:​

  • J: Nati…​
  • N: Buena noche ¿no? jeje​
  • J: Ufff, la mejor de mi vida​
  • N: Jeje​
  • J: ¿Te.. te puedo… preguntar una cosa?​
  • N: Dime​
  • J: María… María no tiene pareja ¿no?​


Sonreí. Le dije:​

  • N: No tiene pareja ni es una guarra, es la primera vez que hace esto y tampoco liga mucho​
  • J: ¿No liga? ¿Por qué?​
  • N: Eso que te lo cuente ella​
  • J: ¿Crees que podría… querer salir conmigo algún día?​
  • N: Te gusta ¿no?​
  • J: Es… es una chica… increíble​


Sonreí aún más pero entonces María salió del baño. Terminamos de vestirnos y, cuando íbamos a irnos, José se acercó y dijo:​

  • J: María…​
  • M: ¿Qué?​
  • J: ¿Pu… puedo… llamarte… algún día?​


María me miró y dije:​

  • N: Dale ya tu móvil, niña, que vamos súper tarde​
  • M: Bueno, vale, sí, podemos salir otro día los tres​
  • N: No, que te llame para ir al cine, para dar una vuelta, los dos​


Entonces lo miré y le dije:​

  • N: ¿O solo la quieres llamar para follar y hacer tríos?​
  • J: No, yo… bueno, si pero no eso… yo… para salir, si quieres ¿no?​


El pobre, tan grande como era, estaba hecho un flan. María y yo nos reímos mientras ella le daba el móvil. Salimos casi corriendo para buscar una parada de taxi. Mientras andábamos, miré a María que caminaba nerviosa pero feliz. Me contó que mientras yo dormía, habían estado hablando mucho rato, y que habían follado dos veces más. Me sentí feliz por ella. Entonces, el móvil de María vibró. Lo fue a mirar diciendo “Mi madre, seguro” pero entonces se le iluminó la cara. Dijo:​

  • Es José, que dice que nos lleva​


Al poco, nos recogió. Dijo:​

  • J: Perdonad, estoy tonto, no he caído en llevaros, estoy atontao, lo siento, es que ha sido una noche…​
  • M: Anda, anda, si estamos muy agradecidas​


Nos llevó. Primero me dejó a mí. Luego, a María, que me escribió para decirme que había llegado bien y que le había pedido ir al cine ese miércoles. Me alegré un montón, hacían buena pareja.



………………………………………




  • Sí, ella se lo había ligado antes, y habían follado un par de veces, pero luego me lo presentó y… se apartó​
  • Ah​
  • Y le gustaba, digo José, pero… Nati es así, es generosa​
  • Pero a José le gustarías tú ¿no?​
  • Sí, él se lo dijo a Nati, que yo le ponía, y entonces fue cuando ella decidió apartarse y dejármelo​
  • Bueno, no sé si eso de dejártelo sería así, si a él le gustabas…​
  • Sí, le gustaba pero no se atrevía a intentar algo conmigo, es un poco tonto jeje​
  • Jajaja​
  • Pero me gusta​
  • Ya os vi​
  • En fin, no sé por qué te he contado esto​
  • Me ha gustado la historia​
  • Ah, sí, porque me has preguntado desde cuando nos conocíamos y donde fue​
  • Eso es​
  • Pues ya está, así nos conocimos y así es Nati, la persona más maravillosa y generosa del mundo, y ojalá pudiera ayudarla pero no quiere dejar esa relación tan tóxica con esa chica​
  • Ya​
  • Me jode muchísimo no poder ayudarla​


Nos callamos. Entonces dijo:​

  • Hoy no voy a poder seguir con el trabajo​
  • Ya​
  • Creo que voy a ir a verla y estar con ella​
  • De acuerdo​
  • ¿Quieres venir?​
  • ¿Puedo?​
  • Claro​
  • ¿No le molestará?​
  • ¿Por qué le va a molestar?​
  • No sé, si está mal quizás prefiera estar solo contigo​
  • Le caes bien y te contó lo de esa chica​
  • Bueno, vale, pues vamos​


Salimos y fuimos a casa de Nati.​
 
8



ANA

Cuando llamamos a la puerta de la casa de Nati nos abrió un chico de 15-16 años, el hermano. Nos miró atentamente, dándonos un buen repaso. Luego, señaló hacía dentro y se volvió a su cuarto. María entró en la casa y la seguí hasta llamar a una habitación donde se escuchaba música alta. Nos abrió Nati con enfado pero al vernos, le cambió la cara a sorpresa. La miré y dije:​

  • ¡¡¡Joder!!! ¿Y ese ojo?​


Porque Nati tenía un ojo colorado, claramente de un golpe. Nati suspiró y dijo que entráramos. Apagó la música y las miré sin comprender nada. María la miraba airada. Dijo:​

  • M: ¿Ha sido la zorra esa?​
  • N: ¿Qué? ¿Quién?​
  • M: La guarra esa que te tiene amargada la vida​
  • N: ¿Vane? noooo, ella no pega así, me azota de vez en cuando pero no así​


Lo dijo como si fuera una gracia pero yo estaba totalmente en shock. María no le rio la gracia, al revés, se la veía muy cabreada. Nati suspiró y dijo:​

  • N: No, no tiene nada que ver con Vane, fue un accidente el sábado​
  • M: ¿Un accidente con un puño?​
  • N: Con un codo… creo​
  • M: Nati, tía…​
  • N: ¿Qué? No me acuerdo, me coloqué mucho​
  • M: ¿Quién fue?​
  • N: No sé, un tío​


Yo las miraba con la boca abierta, me parecía surrealista que Nati hablara tan normal con un ojo así. María la miraba enfadada y Nati volvió a suspirar y dijo:​

  • N: El sábado tuve bronca con Vane ¿vale? y estaba jodida, y…​
  • M: ¿Y?​
  • N: Y llamé a Jon​
  • M: ¿Quéee? ¿A ese puto enfermo? Me prometiste no volver a llamarlo​
  • N: Estaba borracha y colocada, quería marcha dura ¿vale?​
  • M: Mierda, Nati​


Intervine, totalmente perdida:​

  • A: ¿Quién… quién es Jon?​
  • M: Un cabrón de primera​
  • N: Un amigo​
  • M: Es un cabrón, lo sabes​
  • N: No, solo le gusta el sexo duro​
  • M: ¿Y te pegó?​
  • N: No, bueno, él dice que fue el otro, con un codo, sin querer​
  • A: ¿Qué? ¿El otro?​
  • N: Le dije que llamara a un amigo, que quería que me follaran entre dos ¿vale?​


María y yo nos miramos. Yo estaba aún más en shock. María dijo:​

  • M: ¿Y te pegaron?​
  • N: Ay, que no tía, que fue un golpe sin querer, yo que sé, si ni me duele ni nada, solo está feo​
  • M: Ya, claro​
  • N: Más me duele el culo​
  • A: ¿Quéeee??? ¿Te lo desvirgaron?​
  • N: ¿Qué? Noooo​
  • A: Ahh​
  • N: Eso fue hace años jajaja​


Miré pasmada a María que meneaba la cabeza. Nati dijo:​

  • N: Jon tiene una polla enorme y cada vez que me da por culo, después estoy días que me duele​


Yo alucinaba. Nati dijo:​

  • N: Bueno ¿Qué queréis?​
  • M: Ver como estabas​
  • N: Estoy bien​
  • M: Una mierda, estás con la música a toda pastilla y has tenido sexo a lo bestia, esas cosas solo las haces cuando estás muy jodida​
  • N: Bueno, sí, pero ya ha pasado​
  • M: No, no ha pasado, tienes los ojos rojos, has estado llorando hace poco​


Nati la miró y, entonces, se echó sobre ella, abrazándola y rompió a llorar. Cuando se calmó, dijo:​

  • N: Me ha bloqueado, nunca lo había hecho​
  • A: ¿Vanessa?​
  • N: Sí, me ha bloqueado en todas las redes y en todo, y no me atrevo a ir a su casa, no creo poder soportar otra bronca​
  • M: Venga, cuéntame​


Y Nati le contó lo que había pasado esa noche, y luego que hoy había estado intentando escribirle después de comer para disculparse pero se había dado cuenta que estaba bloqueada. Y estaba de los nervios. Lloró un rato más hasta que se calmó. Entonces María dijo:​

  • M: ¿Y para qué coño intentas disculparte? ¿Hiciste algo malo?​
  • N: María, tía, ya lo sabes​
  • M: No, no tengo ni puta idea​
  • N: Ella se enfadó conmigo​
  • M: ¿Y? ¿De verdad la acosaste?​
  • N: No​
  • M: Cuando entraste al baño ¿La obligaste a follar?​
  • N: Ya sabes que no​
  • M: ¿Entonces? ¿Qué coño de disculpa le vas a dar?​
  • N: No sé​
  • M: ¿Quién se lió con quien en el baño?​


Nati miraba al suelo. María dijo:​

  • M: Porque fue ella, fijo ¿Verdad?​
  • N: No sé…​
  • M: ¿No sabes? una mierda, a ver ¿Cómo fue?​
  • N: Mmmm la vi con el novio​
  • M: Ya​
  • N: Y ella me vio mirándola​
  • M: ¿Y se cabreó?​
  • N: Mmmmm no sé, María, no sé​
  • M: ¿Por qué la seguiste al baño?​
  • N: Mmmmm​
  • M: ¿Te hizo una seña?​
  • N: No exactamente​
  • M: ¿Entonces?​
  • N: Me miró fijamente y luego se fue al baño, y la seguí​
  • M: Porque te pareció que quería que hicieras eso ¿no?​
  • N: Sí, pensé que quería hablar​
  • M: Y allí dentro ¿Discutisteis?​
  • N: No​
  • M: ¿Y qué pasó?​
  • N: Entré y no la vi… fui a los reservados y…​
  • M: ¿Y?​
  • N: Y ella tiró de mí y me besó​
  • M: Joe, Nati, menuda mierda de acosos que haces​
  • N: Idiota​
  • M: Es ella la que se tiene que disculpar, no tú​
  • N: Ella es la que se enfadó​
  • M: Y te acusó por nada, y te diría de todo ¿no?​
  • N: Sí​
  • M: Y por eso quisiste comportarte como una puta y que te pegaran esos dos ¿no?​


Nati miró hacia otro lado. María dijo:​

  • M: Porque si ahora te digo que te desnudes, no solo vamos a ver ese morado del ojo ¿verdad?​


Nati empezó a llorar de nuevo. María la abrazó mientras yo flipaba por lo que había contado. María me hizo señas de que me callara, notó mis ganas de comprender. Las dos se quedaron abrazadas en la cama mientras Nati lloraba. Me senté a su lado y también la abracé. Lloró durante un rato mientras las dos la abrazábamos. Cuando se calmó, María dijo:​

  • M: Nati ¿Y por qué no me buscaste la otra noche?​
  • N: No… no os quería molestar​
  • M: Sabes que nunca eres una molestia, jamás, ni para mí ni para José​
  • N: Y necesitaba… pasarlo mal​
  • M: Ya… pues te voy a decir dos cosas muy en serio​
  • N: Ya lo sé​
  • M: La próxima vez, me buscas, da igual con lo que esté o con quien esté, me buscas, no te puedes quedar sola en esos momentos​


Nati se sorbió la nariz sin decir nada. María dijo:​

  • M: Y borra el móvil de ese puto cabrón​
  • N: Eso ya lo hice, la otra noche fue demasiado hasta para mí​
  • M: Joe, Nati​
  • N: Encima, es que todo lo pedí yo, soy así de…​
  • M: Nati, no sigas​
  • N: De idiota, hoy ya no me siento como una puta, solo como una idiota​
  • M: Bien, porque así te has portado, como una idiota​


Entonces, Nati se volvió a mí y me dijo:​

  • N: Menuda imagen te estoy dando de mí ¿eh?​
  • A: Jeje, estoy un poco flipada, sí​
  • N: A veces se me va la cabeza​
  • A: A ver, Nati, puedo comprender que te sientas así de mal​
  • N: No lo creo​
  • A: Mi ex era… era especialista en hacerme sentir una mierda, solo con gestos o palabras, o más bien, falta de palabras… me hacía sentirme fatal​


Las dos me miraron con curiosidad. Les dije:​

  • A: Nunca me pegó ni gritó, alguna discusión pero no eran nada del otro mundo… lo peor eran las miradas de desprecio que a veces me lanzaba, o su tono… no sé… me hacía sentir realmente mal​
  • M: Tía…​
  • A: Ya, ya sé que no es lo mismo, pero que entiendo que, si esa chica te grita y te insulta, luego te sientas una mierda y hagas tonterías, lo entiendo​


Entonces Nati me abrazó y me dijo:​

  • N: Gracias por no juzgarme​
  • A: Nada, nena, ya sabes, soy la princesa pija, solo juzgo superficialidades jeje​
  • N: Eres mi princesita, sí, y una gran chica​


Y me dio un beso en la mejilla. Se levantó y dijo:​

  • N: Gracias por venir, estaba totalmente hundida, llevaba toda la tarde llorando sin parar​
  • M: Y no me llamas, te voy a matar​
  • N: No tenía ánimo ni para eso​
  • M: Me da igual, me llamas y ya está​


Nos callamos. Entonces, Nati dijo:​

  • N: ¿Te quedas esta noche, María? No quiero que me de otra vez el bajón​
  • M: Claro que me quedo​
  • N: Vale ¿Y tú, princesa?​
  • A: ¿Yo? ¿Quieres que me quede a dormir?​
  • N: Si quieres… puedo sacar el colchón inflable​
  • A: ¿Y tus padres?​
  • N: No van a decir nada, María se queda a menudo​


Las miré y asentí:​

  • A: Vale, pero tendré que ir a la residencia a por el pijama ¿no?​
  • M: Y yo a por el mío y avisar a mi madre​
  • N: Bien, noche de chicas​
  • M: Chicas no bolleras​
  • N: Ohhhhh jajaja​
  • A: Jeje​
  • N: ¿Vais ya? Aviso a mis padres y pedimos unas pizzas​
  • M: Vale. Ana ¿Vamos?​
  • A: Sí​


Y salimos fuera. Una vez en el portal, María se quedó atrás, mirando los buzones. Entonces entró una mujer y María le preguntó:​

  • Perdone ¿Sabe en qué piso vive Vanesa?​
  • ¿Vanesa?​
  • Una chica de mi edad, morena, guapa​
  • Ah, sí, en el sexto D, creo, o B​
  • Vale, gracias​


La mujer salió y miré a María extrañada:​

  • ¿Qué vas a hacer?​
  • Lo que tenía que haber hecho tiempo​
  • ¿El qué?​
  • Hablar con ella y dejarle claro que la deje de putear​
  • Pero…​
  • A mí de pequeña también me puteaban pero yo me revolvía, me peleaba, Nati no es así y por eso esta cabrona se aprovecha de ella​
  • Pero ¿Le vas a pegar o qué?​
  • Si hace falta…​
  • ¡¡¡Tía!!!​
  • ¿Qué pasa? Y lo a gusto que me voy a quedar​


La miré asustada, la veía muy resuelta. Dijo:​

  • Tú no sabes la de veces que putea a Nati, la de veces que la he visto así, ya estoy harta, esto va a peor y al final, le pasará algo​
  • Pero…​
  • En una hora nos vemos aquí​


Y vi que se dirigía al ascensor. La miré y corrí detrás de ella. Me miró y dijo:​

  • ¿Qué haces?​
  • Acompañarte​
  • No descarto pegarle una buena torta​
  • Si se lo merece…​


Entramos y subimos. Miramos y pulsamos en un piso. Al poco nos abrió la tal Vanesa. Al principio puso cara de extrañeza y dijo muy borde:​

  • V: ¿Qué pasa?​
  • M: Pasa que me tienes hasta el coño​
  • V: ¿Qué???​
  • M: Como vuelvas a putear a Nati, te vas a enterar​


Nos miró sorprendida y se echó a reír. Dijo:​

  • V: ¿Eres la novia de esa tortillera? Que asco​


Y fue a cerrar. Entonces, María puso el pie y empujó. La chica trastabilló para atrás, y sorprendida más que enfadada dijo:​

  • V: ¿Qué coño haces, gorda?​


María se acercó a ella hecha una furia. Fui detrás rápidamente y cerré la puerta. La chica se encogió al tener a María casi pegada que le dijo muy calmada y lentamente:​

  • M: Tortillera lo eres tú, zorra​
  • V: ¿Qué? No sé que coño te ha contado esa zorra pero yo a esa ni con un palo…​


María se acercó aún más y la chica retrocedió asustada. Me miró como pidiendo ayuda. No hice nada. María dijo:​

  • M: Nati es la mejor persona del mundo, la mejor, y tú te aprovechas de que sea tan buena persona, no paras de putearla, lo has hecho toda la vida​
  • V: Yo no…​
  • M: Calla, y escucha, puta abusadora​


La chica la miró asustada pero no dijo nada. María continuó:​

  • M: Es mi mejor amiga, la quiero con locura, pero no soy bollera como tú​


Se calló y Vanesa no replicó. Siguió:​

  • M: Te lo advierto, si no dejas de putearla…​
  • V: Es que ella me persigue, me…​
  • M: Una mierda, eres tú la que la llama, la que la busca... sabes que ella te espera siempre y cuando te pica el coño, la llamas para follar​
  • V: Yo no…​
  • M: No mientas, hija de puta, que lo sé todo​


Vanesa tragó saliva pero no se atrevió a contradecirla. María se inclinó y ella dio otro paso atrás. La miró y le dijo:​

  • M: ¿No te das cuenta lo feliz que está cuando la llamas, folláis y no la puteas? Pero eso ocurre cada vez menos, la llamas, folláis y luego la puteas, la insultas, y cada vez que lo haces, le rompes algo por dentro y se tira días muy jodida, mucho​
  • V: Yo no sabía…​
  • M: Llorando, sintiéndose lo que la llamas, cuando sabes perfectamente que no es así​
  • V: Pero es que…​
  • M: ¿Qué? ¿Qué excusa me vas a dar para tratar así a una persona que te quiere? Venga, dime ¿Qué excusa?​


Vanesa se calló. María siguió:​

  • M: Vuelve a hacerle eso y vendré y esa cara tan bonita que tienes te la voy a reventar a golpes ¿Te enteras?​


Vanesa me miró, asustada. Dijo:​

  • V: Vale, no la llamaré más​
  • M: No he dicho eso​
  • V: ¿Qué?​
  • M: Te he dicho que no la putees más, no que no folles más con ella​


Vanesa puso cara de no entenderla. María dijo:​

  • M: No sé que coño ha visto en una persona tan repugnante como tú, pero algo ha visto, y le gusta, y a mí me gusta verla feliz, se le ilumina la cara cuando la llamas para quedar, y luego tú, cuando la has usado, la tratas como basura​


Vi que Vanesa empezaba a llorar. María dijo:​

  • M: Y no voy a ser yo la que le impida tener sexo contigo o lo que sea, pero sí te voy a impedir destrozarla más ¿Entiendes ahora?​
  • V: S… sí​
  • M: ¿Qué has entendido?​
  • V: E… eso​
  • M: ¿QUÉ HAS ENTENDIDO? (lentamente y alzando la voz)​
  • V: Que no la insulte ni puteé más​


María se retiró. Me miró y nos dirigimos a la puerta. Entonces, la escuchamos decir:​

  • V: Yo no sabía…​
  • M ¿Qué no sabías?​
  • V: Que… que… que Nati se ponía así​
  • M: ¿Tan estúpida eres? ¿O es que eres así de egoísta y solo ves lo tuyo?​


Y nos fuimos. Entramos en el ascensor y entonces abracé a María y le dije:​

  • Joe, tía, que forma de defender a Nati​
  • Es que… no sabes lo que me duele verla así​
  • Ya lo veo, ya lo veo​
  • Me ha costado no darle una buena torta​
  • Me he dado cuenta, temblabas intentando reprimirte​
  • No soy violenta ¿eh? Pero yo por Nati…​


Y, aunque a mí tampoco me parecía bien la violenta, estaba feliz, me gustaba mucho como se apoyaban. Y esa tía se merecía que la pusieran en su sitio.



Nos fuimos y una hora después estábamos de vuelta. Conocí a los padres, personas normales y corrientes. Nos metimos en la habitación de Nati y cerramos. Pusimos videojuegos, comimos, bebimos refrescos… e hicimos a Nati olvidar sus malos rollos entre risas, revanchas y enfados por perder. Luego, nos pusimos los pijamas y Nati puso el colchón inflable en el suelo. Yo me acosté en él, y María en la cama con Nati. Apagamos la luz y nos quedamos calladas hasta que Nati dijo:​

  • N: Princesa​
  • A: ¿Qué?​
  • N: Siento mucho lo de tu relación​
  • A: Ya​
  • N: No eres exactamente una princesa de cuento ¿no?​
  • A: Jeje, no, no todo es bonito​
  • N: ¿Lo dejaste o fue él?​
  • A: Lo dejé, estaba agobiada, me tenía totalmente controlada y sumisa​
  • N: ¿Qué hizo que tomaras la decisión?​
  • A: Ufff, pues que me exigió que no me viera aquí a estudiar​
  • N: Ya​
  • A: Fue… fue duro​


Nos volvimos a callar. Nati dijo:​

  • N: Princesa​
  • A: Dime​
  • N: Aquí hay sitio​


Me levanté y me metí en la cama. Recordar lo que pasó con mi ex me había dejado mal cuerpo. Nati me abrazó, como intuyendo algo, y noté también las manos de María, las tres abrazadas, con Nati entre media, pero no había nada sexual, era reconfortante. Entonces dijo:​

  • N: A veces me pongo a pensar como me pude enamorar de mi acosadora​
  • A: ¿Y lo has averiguado?​
  • N: No, no sé… quizás fue su cambio de actitud, ella… un verano cambió. Había suspendido varias asignaturas. Yo aprobaba todo sin problema y con buenas notas. Un día de verano apareció en mi puerta y me pidió si la podía ayudar con esos suspensos​
  • A: ¿Te pidió perdón?​
  • N: No, nunca, pero pasó de los insultos y desprecios a mucha amabilidad​
  • A: Fingida​
  • N: Al principio pensé que era una trampa o algo así, pero no, no lo era… ese verano nos hicimos amigas y aprobó todo​
  • A: Ya ¿Y como se portaba luego en clase o aquí?​
  • N: Bien, ya no volvió a acosarme, ni las demás. De pronto, todo se volvió normal​
  • M: Pero no te uniste a su grupo ¿no?​
  • N: No, pero casi todos los días estudiábamos juntas en su casa​
  • A: ¿Y cómo pasasteis de amigas a amantes?​
  • N: Ese verano empecé a salir, y perdí la virginidad​
  • A: ¿Con ella?​
  • N: Con ella me estrené con chicas, pero la virginidad la había perdido antes​
  • A: Me refiero a salir con ella​
  • N: Ah, no, salía sola​
  • A: ¿Sola?​
  • N: Sí, siempre me ha gustado salir sola a por chicos, siempre iba sola hasta que conocí a María​
  • M: Cuando me conoció, era mi “conseguidora” de tíos jeje​
  • N: Sí, la tonta esta les tenía miedo, pero yo no​
  • A: Muy valiente eso de salir sola ¿no? yo sería incapaz​
  • N: Iba a lo que iba, y era muy fácil​
  • A: Bueno, y ¿Qué pasó? ¿Te la encontraste en un bar y te la ligaste?​
  • N: No, una noche fuimos a una fiesta del instituto. Yo nunca iba, en el instituto no me gustaba ligar, los chicos eran gilipollas jeje. Pero ese día fui porque era para recaudar dinero para el viaje fin de curso​
  • A: Ah​
  • N: Me puse falda y escote, algo que nunca hacía. La gente me miraba, estaban acostumbrados a la empollona en vaqueros o chándal jeje​
  • A: Fuiste la sensación​
  • N: No, lo fue Vane, como siempre… iba preciosa, con minifalda, botas, una camiseta turquesa que le hacía un tipazo… me acuerdo perfectamente​
  • A: ¿Y ligaste allí?​
  • N: No, ella estaba rodeada de gente, y de su novio de aquel momento, claro​
  • A: Ah​
  • N: Entonces, cuando ya iban a cerrar aquello, dije de irme a casa… la fiesta era en el instituto, a cinco minutos andando de aquí​
  • A: Sigue, está interesante​
  • N: Jeje, pues eso, dije de irme, a mí me había tocado estar en la barra, sirviendo copas y había estado allí toda la noche. Cuando ya me iba, llegó Vane y me dijo “¿Te vas?”. Me dijo que la gente decía de ir a una discoteca. Le dije que yo pasaba. Entonces me dijo “yo tampoco tengo ganas, espera y vuelvo contigo”. Me extrañó, ella siempre se apuntaba a todo. La vi despedirse del novio, diez minutos estuvieron tonteando, besándose y él intentando convencerla. Al final, me sorprendió y no se dejó convencer. Volvimos andando, solas.​
  • A: Ajá​
  • N: Por el camino me estuvo contando lo baboso que era el novio, siempre tocándola, queriendo hacerlo a todas horas… ella ya me había contado durante el verano que no era virgen, y muchos detalles del sexo con el novio. Mientras andábamos, se quejaba de que el novio había intentado convencerla de que se la chupara pero a ella no le gustaba. Me decía “tía, cuando lo hagas ya verás, chuparle por donde mean, que asco me da”. Ella daba por sentado que yo nunca había estado con un tío, yo no le contaba esas cosas, me daba corte, pero en realidad ya me había acostado con bastantes tíos, y me encantaba chupárselas jajaja​
  • A: Jajaja​
  • M: Jajaja​
  • N: Bueno, llegamos al portal y entramos. Fuimos al ascensor, y de pronto me dijo “Ven, te voy a enseñar donde se la chupo, por si alguna vez traes a un amigo”. Me cogió de la mano y me llevó por la escalera hacia el garaje. Allí me guió entre los coches hasta una esquina medio oculta y me contó…​


……………………………………….



NATI




Entramos en el espacio que hacía la esquina y una pared y me dijo:​

  • Aquí me agacho y se la chupo, nadie nos puede ver y se escucha la puerta del garaje o de la escalera​
  • Ya​


Entonces, nos quedamos calladas, una frente a la otra, a muy corta distancia. Me había pasado la fiesta mirándola, tan guapa y atractiva. Siempre había sido el centro de atención, todos los chicos babeaban por ella, era súper popular, y esa noche había sido aún más el centro de atención y desde la barra había visto como todos los chicos la miraban y murmuraban sobre ella. De repente dijo:​

  • Hoy estás muy guapa​


Y no pude aguantarme más y la besé. Un beso rápido en los labios del que me arrepentí inmediatamente. Ella puso una cara extraña y yo seguro que de miedo. Me iba a disculpar y salir corriendo cuando ella se acercó y me devolvió el beso. Me quedé de piedra mientras ella abría la boca y me metía su lengua. Respondí al beso buscando su lengua. Noté sus manos tocándome las tetas y el culo. Hice lo mismo, totalmente excitada y extasiada. Una mano de Vane bajó a mi pierna, la acarició y empezó a subir. Los besos no terminaban nunca, no parábamos de buscar los labios y la lengua de la otra. Su mano llegó a mis bragas, me tocó por encima de ellas y me estremecí.



Hice lo mismo, bajé mi mano, la acaricié y la toqué por encima de las bragas, estaban húmedas. Vane intentó bajarme las bragas pero con una mano no podía. Paré de besarla y tocarla y me bajé las bragas hasta los tobillos. Ella hizo lo mismo con las suyas. Volvimos a besarnos y a tocarnos. Noté sus dedos en mi sexo y estuve a punto de correrme. Mis dedos entraron en ella, los moví notando lo mojada que estaba. Nos masturbamos, cada una a la otra, hasta corrernos sin dejar de besarnos. Vane se echó sobre mí, respirando entrecortadamente, igual que yo. Habíamos gritado sin control. Si hubiera llegado alguien al garaje, ni nos habríamos enterado.



Entonces, Vanesa me miró espantada y, subiéndose las bragas rápidamente, empezó a moverse hacia la puerta. Intenté pararla pero dijo:​

  • Mierda, mierda ¿Qué puta mierda he hecho?​
  • Vane, espera​
  • No, no te acerques, déjame en paz​


Y salió corriendo. Me quedé hecha polvo, apoyándome contra la pared, con las piernas aún temblando y las bragas por los tobillos. Me puse a llorar.



…………………………………….


  • N: … me contó que allí se enrollaba con el novio y, no sé que me entró, que la besé, y ella a mí. Nos enrollamos, nos tocamos y fue todo fantástico. Cuando terminamos, ella se arrepintió y salió corriendo, dejándome allí, angustiada. Y no lo entendía, había sido magnífico para las dos, lo tenía claro, lo había visto en sus ojos al terminar pero… se asustó​
  • A: ¿Y qué pasó?​
  • N: Cuando me calmé, fui a mi casa y me acosté. Estuvimos días sin hablar, me ignoraba cada vez que me acercaba a ella en clase. Lo pasé muy mal esos días​
  • A: Claro​
  • N: Entonces, llegó el sábado. Bajé al kiosco a comprarme una revista que, por falta de ganas de todo, no había comprado durante la semana. Y al volver, la vi esperando el ascensor, venía de comprar pan y estaba allí junto a una vecina, charlando de tonterías mientras esperaban. Me acerqué y di los buenos días. La vecina me devolvió el saludo pero Vane me ignoró…​




…………………………………….

NATI


El ascensor tardaba mucho, se me hizo eterna la espera por la incomodidad de la situación. Estaba algo detrás de Vane y la miré. Tan temprano y ya estaba preciosa. Llevaba unas mallas, zapatillas de deporte sin calcetines, los tobillos al aire, y una camiseta algo ajustada, remarcando sus pechos. Llevaba el pelo recogido en una cola de caballo y la cara limpia y perfecta, guapísima.



Miré hacia el lado, hacía los espejos que había en el portal. Nos vi reflejadas en ellos. Vi la figura de Vane, súper atractiva, perfecta. Y me vi a mí misma. Llevaba un chándal y una camiseta holgada, Ni el pantalón ni la camiseta resaltaban algo de mi figura. Además, el pantalón me estaba algo grande porque me gustaban así, y además de muy ancho, arrastraba algo por el suelo. Y llevaba el pelo aún húmedo porque me había duchado antes de salir. En esa época ya lo llevaba corto, nunca había estado cómoda con el pelo largo y, además, mi pelo no me gustaba, era demasiado fino. Recordé una conversación que tuve hacía unas semanas en la cama con un chico tras echar un polvo. Me dijo:​

  • Eres una tía peculiar​
  • ¿Por qué?​
  • Pensé que eras lesbiana​
  • ¿Por?​
  • No sé, el corte de pelo, tu cara…​
  • ¿Mi cara?​
  • Eres… no sé, no eres ni guapa ni fea​
  • Ah​
  • Eres…, pareces un chico… bueno, no, no pareces un chico pero tienes rasgos de chico… creo que eres un poco andrógina​


Me quedé mirándolo sin comprender. El chico, del que ya no recordaba el nombre, era un universitario de letras, 24 años o así. Le dije:​

  • No sé qué es eso​
  • Pues que tienes rasgos que no son completamente de tu sexo… no sé, tu mandíbula quizás, no lo tengo claro, pero tienes un aire masculino y por eso quizás no parezcas guapa, pero tampoco eres nada fea, eres extraña​
  • Ah​
  • Pero luego, tu cuerpo es muy femenino, un culo redondo, buenas tetas, y follas de puta madre… te has corrido ¿no?​
  • Sí​
  • Pues eso, pensé que eras lesbiana cuando empezamos a hablar pero está claro que te gusta follar con tíos​


Y sí, me gustaba, y mucho “pero también me pone mucho ese culo” pensé mirando el culo de Vane. Mi primera experiencia lésbica me había dejado alucinada, me había encantado aunque todo el encanto se rompiera por la huida apresurada de Vane.



Al fin llegó el ascensor y entramos las tres. Se hizo un silencio incómodo. El ascensor paró en la tercera planta y la vecina salió despidiéndose. Cuando se cerró la puerta, miré a Vane con ganas de hablarle, pedirle perdón, lo que fuera, pero ella miraba hacia otro lado, ignorándome. Suspiré por dentro y miré a la puerta. El ascensor se paró en mi planta, la cuarta. Se abrió la puerta y salí, pero antes de cruzar la puerta me paré y la miré queriendo decirle algo pero no me atreví. Ella seguía mirando al suelo. Me giré para irme cuando, de repente, escuché:​

  • Espera​


Me volví inmediatamente, llena de esperanza. Vane me miraba y dijo:​

  • Entonces eran verdad los rumores de que eres tortillera ¿no?​


No fui capaz de decir nada. Noté en su mirada algo de hastío, resignación,... no supe identificarlo. Ella continuó:​

  • Tengo novio, follo con él y me gusta​
  • Lo sé​


No dijo nada más durante unos segundos. Entonces dijo:​

  • ¿Has desayunado?​
  • No​
  • Pues sube, tengo pan, desayunamos y hablamos… mis padres hoy trabajan todo el día​
  • B… bueno​


Volví a entrar en el ascensor. No hablamos más hasta que el ascensor paró y Vane salió dirigiéndose a su casa. La seguí. Abrió la puerta y entró. Me hizo una seña para que entrara. Cuando estuve dentro, cerró la puerta y echó la llave. Entonces se giró y me miró durante unos segundos. Iba a disculparme cuando, de repente, dejó caer la bolsa con el pan y se abalanzó contra mí, empujándome contra la pared mientras me besaba apasionadamente.



Vanesa me comía la boca, el cuello… sus manos me recorrían el cuerpo apretando mis tetas, mi culo,... Yo estaba alucinada. Paró a tomar resuello, mirándome pegada, notaba su aliento sobre mi cara, veía sus ojos de vicio total. Aproveché para besarla en el cuello mientras la tocaba pero ella me volvió a empujar contra la pared. Me cogió del cuello con una mano mientras me besaba de nuevo, casi con furia. Su mano bajó de mi cuello a mis tetas. Luego, se coló por dentro de la camiseta y me desabrochó el sujetador, para luego cogerme una teta y apretarme el pezón. Su otra mano bajó y la metió dentro del pantalón y mis bragas. Comenzó a masturbarme sin dejar de besarme.



Eran besos con mucha lengua, muy rápidos y ardientes. Volvió a parar tomando aire y me quitó la camiseta y el sujetador. Volvió a meter la mano dentro de mis bragas mientras me comía las tetas. Chupaba y mordisqueaba mis pezones con ardor, sin parar de masturbarme. Noté que me iba a llegar un orgasmo. Gemí sin parar. Entonces, volvió a parar y me miró con vicio. Se agachó y tiró de mi pantalón hacia abajo. Luego, mis bragas siguieron el mismo camino. Me recorrió el cuerpo con la mirada desde abajo. Miró mi coño y sonrió con vicio. Ya en esa época lo tenía totalmente depilado.



Me lo comió con ansia, lamiendo sin parar mientras me agarraba el culo con sus manos. No tardé en correrme con su lengua lamiéndome. Me apoyé en la pared para no caerme mientras mi cuerpo se estremecía con espasmos. Vane se incorporó y me besó, ahora lentamente, con mucha lengua. Noté perfectamente el sabor de mi coño en su boca.



Luego, se volvió a agachar y me quitó las zapatillas de deporte, los pantalones y las bragas, quedándome totalmente desnuda. Me cogió de la mano y me llevó a su dormitorio. Allí nos volvimos a besar, nos tumbamos en la cama y la desnudé. La miré, tenía un cuerpo precioso, me encantaron sus tetas. Se las comí, y le comí el coño que tenía una franja de pelo oscuro. Era mi primer coño y me calenté tanto que cuando vi que le llegaba su orgasmo, me toqué y me corrí inmediatamente.



…………………………………….


  • N: Cuando estuvimos solas en el ascensor me dijo de ir a su casa a hablar, estaba muy seria, pero fue entrar y se abalanzó hacia mí. Fue una pasada, una auténtica pasada. Nos tiramos todo el día follando sin parar, pero sin exagerar ¿eh? Parábamos, nos recuperábamos y volvíamos a follar. Ese día conocí cada milímetro de su cuerpo, y ella del mío.​
  • A: Joe, tía, que guay​
  • N: Sí, y luego seguimos así durante unas semanas, follando a diario en su casa porque sus padres nunca estaban pero un día le llegaron los remordimientos, que ella no era lesbiana, que todo era culpa mía… me echó de mala manera… a los días me volvió a llamar para follar y estábamos bien varios días hasta que le volvían y me mandaba a la mierda. Y cada vez eran menos los días de felicidad y más los días de enfado… hasta ahora​
  • A: Pero me dijiste que en unos días te volverá a llamar ¿no?​
  • N: Esta vez… esta vez creo que no​
  • A: ¿Por los bloqueos?​
  • N: Y porque… llevaba muchos días rehuyéndome, no enfadada sino como si… no sé… algo le pasa​


Me quedé pensando en Vanesa, en como la habíamos dejado tras la bronca de María. Nati siguió:​

  • N: Está rara… la otra noche cuando la vi, fui tras ella al baño no para follar, era para hablar pero ella solo quiso follar… cuando terminamos intenté hablar con ella pero se puso hecha una furia… bueno, ya lo viste​
  • A: Ya​
  • N: En fin… gracias por estar aquí conmigo, si llego a estar sola, estaría llorando sin parar​


María la abrazó con fuerza. Entonces, Nati dijo:​

  • N: Dejemos mis problemas, animadme, chicas​
  • M: No te vamos a follar​
  • N: Jajaja​
  • M: ¿Qué te contamos?​
  • N: No sé ¿Cuántas veces follasteis tú y José el sábado?​
  • M: Pero serás bruta jajajaja​
  • N: Es que José cuando folla, no es de un solo polvete​
  • M: Ya te digo que no jajaja​
  • N: Entonces​
  • M: Tres, tres veces​
  • N: Jajaja, princesa, es que aquí donde la ves, se vuelve loca con el pollón de José​
  • M: Tíaaaaa​
  • A: jajaja​
  • M: Pero es verdad, me vuelve locaaaaa jajaja​
  • N: Chistttt, que va a venir mi madre jajaja​
  • M: Pues no me hables del pollón de mi José, que sabes que me descontroloooo jaja​
  • A: ¿Tan grande es?​
  • N: Más que grande, es muy gorda​
  • M: Así​


Y con los dedos hizo una circunferencia sin cerrar. Puse cara de no creérmelo y me reí:​

  • N: Que sí, princesa, así la tiene​
  • A: Anda ya​
  • N: Si alguna vez María se folla a otro, ni se va a enterar​
  • M: Ya te digo jajaja​
  • N: ¿Y Diego cómo la tiene?​
  • A: Jajaja​
  • M: Venga, tía, yo lo he contado​
  • A: La tiene… bien​
  • N: Huy, “bien”, que mal suena eso jajaja​
  • A: No, tonta, jajaja, la tiene… es la polla más grande que yo he tenido, eso seguro​
  • N: ¿Sí? A ver, a ver, enséñanoslo​


Y con mis manos se lo mostré. Las dos se quedaron calladas y, de repente, se partieron de risa:​

  • N: Toma, nena, ¿Ves como siempre acierto?​
  • M: Suerte​
  • N: Se lo dije, princesa, Diego la tiene grande, pero la tonta no me creía​
  • A: Yo estoy muy contenta jajaja ¿Sabéis que lo desvirgué?​
  • N: ¿Sí? jajaja​
  • A: Pensé que en cuanto se la tocara, se iba a correr, pero que va, el tío tiene un control total​
  • N: Muchas pajas jajaja​
  • M: Jajaja​
  • A: Jajaja, será eso pero… joder, en el primer polvo me dejó alucinada, me corrí dos veces, y eso tan seguido nunca me había pasado​
  • N: Y en su primera vez, tiene mérito el chico​
  • A: Sí, sí y…​


Busqué mi móvil en la mesita de noche. Busqué y les enseñé la primera foto que encontré de Jorge en sus redes sociales donde estaba en la playa. Les mostré a Jorge y les dije:​

  • A: Y en ese momento me estaba tirando a éste​
  • N: Joder, que macizo ¿no?​
  • M: Está cañón​
  • A: Sí, y es bueno en la cama, pero… no sé… lo dejé por Diego… Es raro ¿No?​
  • M: A nosotras nos gustó Diego desde el primer día​
  • N: Y a toda la clase​
  • A: Yo ni me fijé en él​
  • N: Entonces, ¿Cómo fue?​
  • A: Es que Jorge y Diego comparten piso, y cuando iba allí con Jorge, pues lo vi, me di cuenta que era de la clase, hablé con él y, no sé, me pareció guapo e interesante… Era un chico un poco raro, eso sí pero… ¿Sabéis que no tenía ni condones?​
  • N: Jajaja​
  • A: Me quedé sorprendida pero Diego es así, bastante ingenuo con estas cosas​
  • N: Vale, tiene una buena polla y me dijiste que no tartamudea cuando lo hacéis pero ¿algo más?​
  • M: Que idiota jajaja​
  • A: jaja, no es que hablemos mucho mientras lo hacemos​
  • N: ¿No te llama zorra y esas cosas?​
  • A: Noooo jaja​
  • N: Ohhh, que lástima, eso me pondría jajaja​
  • A: Tengo una duda, a ver que opináis​
  • M: A ver, di​
  • A: ¿Puede ser que me guste follar más con Diego que con Jorge solo por el tamaño?​
  • M: Jajaja​
  • A: En serio, es que con Jorge o los otros con los que he estado, cuando me corro, ya no quiero seguir más, pero con Diego… con él sigo con ganas de más​
  • N: Puede ser​
  • A: Pero es que Jorge también la tiene bien, no hay tanta diferencia, y ya veis como está de bueno​
  • N: Pufff, no sé, yo me he corrido a lo bestia con tíos con buenas pollas y con pollas normales, no sé, depende mucho del momento, pero en general me gustan grandes incluso por detrás aunque luego me duela horrores​
  • A: Tía, no entiendo como lo haces por ahí​
  • N: Me encanta ¿No lo has probado?​
  • A: Nooooo jajaja​
  • N: Pues deberías​
  • M: A mí me gustaría probarlo pero con lo de José me da pánico jeje​
  • A: Joder, normal​
  • M: Pero cuando me mete un dedito o dos, flipo​
  • A: ¿Qué??? ¿En serio?​
  • N: Tía ¿No lo has probado?​
  • A: Noooo​
  • N: Pues no sabes lo que te pierdes​
  • A: Pufff, paso, paso jajaja​


Y nos estuvimos riendo un rato hablando de sexo. Cuando nos calmamos, les dije:​

  • A: Me tiene un poco agobiada lo mío con Diego​
  • N: ¿Por?​
  • A: Creo que… me está gustando demasiado​
  • M: ¿Demasiado?​
  • A: Yo… no quiero una relación, después de lo de mi ex, necesito ir por libre, nadie que me controle ¿Entendéis?​
  • N: Sí pero Diego no parece de esos​
  • A: No, no lo parece pero… no sé, no quiero responsabilidades con nadie​
  • N: Ya​
  • A: Y creo que Diego está enamorado de mí​
  • N: Seguro​
  • A: Y que le voy a hacer daño sin quererlo, no como vosotras pensasteis de aprovecharme de él para los trabajos sino de que se enamorará mucho y le acabará jodiendo que yo no quiera ir más allá con él, solo como estamos ¿entendéis?​
  • N: Sí​
  • A: Y se lo he intentado decir, que no quiero una relación, que somos solo amigos que nos gusta tener sexo pero ya está​
  • N: Y no lo ha entendido ¿no?​
  • A: No lo sé, incluso le he dicho que él puede follar con otras pero no sé…​
  • N: ¿No quiere?​
  • A: No sé… dice que vosotras estáis muy bien, Nati, te lo podrías follar, a ver si se le quita su enamoramiento conmigo ¿no?​
  • N: ¿Tú estás tonta?​
  • A: No, es que no sé…​
  • N: Tía, él se estará enamorando, pero tú también… me odiarías por eso​
  • A: Que va​
  • N: Sí, lo harías, y paso de perder una amiga por un polvo, aunque sea con Diego​
  • A: No creo… y no sé si me estoy… enamorando, no sé… no quiero eso​
  • N: No querrás pero creo que es evidente​
  • A: Uff…​


Nos callamos. Entonces les dije:​

  • A: El domingo le hablé de todo esto, se puso triste pero pareció aceptarlo, no sé…​
  • N: Lo aceptará por ti pero eso no significa que deje de estar enamorado​
  • A: Ya, ya sé… esa tarde llovió de repente​
  • N: Sí ¿Y?​
  • A: Nos pilló en el parque, nos pusimos empapados aunque conseguimos resguardarnos en un sitio del parque​
  • N: Ya​
  • A: Y allí follamos, lloviendo a cántaros y en pleno parque. Me miró y no pudo reprimirse, fue un polvazo, me dejó temblando… y luego va y me dice que estaba tan guapa mojada que no pudo contenerse… ya ves tú, empapada, con el pelo chorreando, la ropa… y el pobre…​
  • N: ¿Y él como estaba?​
  • A: ¿Él? mmmm estaba… guapísimo​
  • N: Ayyy, princesita, queriendo domar a tu corazón indomable jajaja​
  • A: Que tonta jajaja​
  • N: Si estás coladita por él​
  • A: Mmmm quizás pero no quiero estar así​
  • M: Tu cabeza dice eso pero tu corazón…​


Seguimos charlando y riendo durante mucho rato. Al final, me quedé dormida junto a ellas, muy cómoda.​
 
9



ANA

Al día siguiente nos despertamos con mucho esfuerzo y tuvimos que correr. Me había llevado ropa para el día siguiente así que nos aseamos y vestimos allí y luego nos fuimos a la facultad las tres juntas. Allí nos encontramos con un Diego aún resfriado y con mala cara. Nos contó que con tanto estornudar, le había costado dormir y había avanzado bastante en el trabajo. Nosotras nos miramos, no habíamos hecho nada, solo de cháchara y riendo sin parar. Nos sentimos un poco culpables pero nos lo habíamos pasado muy bien las tres juntas.



En clase me costó concentrarme. No paraba de pensar en mi relación con Diego y que, tras hablar con las chicas y con Susi en otras ocasiones, no podía evitar pensar que mi vida sexual, aunque había mejorado mucho, era bastante pobre. Todas se habían acostado con más tíos, habían experimentado más, y yo había follado poco y normalmente mal. Solo ahora, primero con Jorge y sobre todo con Diego, me sentía más satisfecha con mi vida sexual.



A media mañana recibí un mensaje, era Jorge:​

  • Hola, preciosa​
  • Hola, Jorge​
  • Andas muy perdida​
  • Ya ves, estudiando​
  • ¿Me has olvidado?​
  • Para nada jeje​
  • ¿Quedamos hoy para comer?​


Me quedé pensando, dudando. Entonces continuó:​

  • Tengo una noticia​
  • ¿Cuál?​
  • Vente a comer y te lo cuento​
  • No sé…​
  • Comer tienes que comer ¿no? ¿o es que ni comes por estudiar?​
  • Jajaja, que tonto​
  • Quedamos y te cuento​
  • Mmmm​
  • Venga, Ana, tengo muchas ganas de verte ¿Tú no?​
  • Sí​
  • Bien, genial, me paso y te recojo ¿A qué hora terminas?​
  • En dos horas​
  • Perfecto, te espero en la puerta de tu facultad dentro de dos horas​
  • Vale​


Al terminar las clases salí con las chicas. Diego se había quedado hablando con un profesor. Ni me acordaba de Jorge. Íbamos hablando sobre quedar esa tarde en casa de María y trabajar, que llevábamos retraso. Entonces, de repente, alguien me cogió de la cintura, me giró y me dio un beso en la boca. Me sorprendió, era Jorge. Nos separamos y lo miré sorprendida. Las chicas también nos miraban con los ojos muy abiertos. Les presenté a Jorge que dijo:​

  • Tengo el coche mal aparcado ¿Vamos?​
  • Ehhh, vale​
  • Venga​
  • Chicas, nos vemos a las cuatro​


Y me fui detrás de Jorge que corría un poco hacía su coche en doble fila porque estaban pitando. Entonces, me volví. Vi a las chicas mirándome, y varios pasos detrás a Diego. Les saludé aunque me sentí mal ¿Habría visto Diego el beso?



Entré en el coche y Jorge arrancó y nos fuimos rápidamente. Jorge, muy hablador, me estuvo contando esto y aquello. Lo escuchaba pero me preocupaba Diego. Estuve a punto de escribirle que solo iba a almorzar con Jorge pero entonces pensé “¿Por qué tengo que justificarme? Diego es mi amigo, solo mi amigo, como Jorge”. Decidí dejar esas tonterías y me centré en Jorge y en lo que me contaba.



Llegamos a una hamburguesería, y tras pedir y tener la comida en la mesa, Jorge dijo:​

  • Estás guapísima​
  • Ya, seguro​
  • Pues eso me parece, será por la cantidad de días que no nos vemos​
  • Estoy súper liada​
  • Yo también, ahora he intensificado mis ejercicios físicos, para las pruebas de bombero​


Y se puso a contarme su plan de ejercicios. Lo escuchaba y lo miraba. Estaba ya muy cachas y no entendía que necesitara tanto ejercicio, pero él decía que sí, las pruebas eran duras y necesitaba más fondo. Tras un rato, me dijo:​

  • Bueno ¿No tienes curiosidad?​
  • ¿De qué?​
  • De mi noticia​
  • Ah, pensé que era eso de los ejercicios​
  • No, bueno, eso era una cosa, la otra es que… me mudo con Luis​
  • ¿Con Luis?​
  • Sí, hemos encontrado un piso mejor situado y moderno, es bestial, un ático casi diáfano, nos vamos a montar allí un pequeño gimnasio, Luis también se va a presentar a las pruebas​
  • Ah​
  • Me mudo mañana​
  • ¿Y el piso de ahora?​
  • Pues esta noche se lo digo a mi compañero​
  • ¿Tan rápido?​
  • Sí, estoy un poco harto de ese piso​


Y entonces pensé “Ya no voy a tener problemas para ir allí cuando quiera”. Y acto seguido “Pero seré falsa… problemas… como si lo mío con Diego tuviera que ocultarlo”. Miré a Jorge e iba a decirle lo de Diego cuando dijo:​

  • Es un piso muy barato pero Diego es un tío súper raro, casi no lo veo, todo el día metido en su habitación, me cuesta horrores que me hable o me cuente algo​
  • Pero…​
  • No me entiendas mal, no es mal chico, pero a mí la gente así no me gusta, me gustan las personas sociables, normales como nosotros​
  • Ya​
  • Y creo que registra mis cosas, a veces al volver de mi casa, me he encontrado cosas movidas​


Eso era culpa mía, seguro, que a veces le había buscado ropa, condones… Jorge siguió:​

  • Es un tío listo, pero como dice Susi, esos tíos están piraos, me lo imagino en su cuarto cascándosela mientras follo​


Me revolví en mi asiento. Lo cierto es que Diego se ponía auriculares para no escucharlo excepto cuando era yo, me lo había confesado. Decía que le parecía feo eso de escuchar a su compañero, pero que conmigo no pudo evitarlo. Ahora no me apetecía nada contarle lo mío con Diego. Seguimos comiendo y charlando. Cuando terminamos, fuimos a su coche. Le dije:​

  • Me tengo que ir ya, he quedado​
  • ¿De verdad?​
  • Sí, ya lo has escuchado antes, he quedado con María y Nati​
  • Ah, sí pero, no sé, hace mucho que no estamos juntos​
  • Ya​


Entonces, se paró, me cogió de la cintura y me besó. Fue un buen beso, tierno pero apasionado. Entrelacé mi lengua con la suya. Le pasé mis manos por su espalda notando lo cachas que estaba. Me excité. Jorge paró el beso y me dijo:​

  • Vente a mi casa, podemos pasar la tarde en la cama​


Me lo pensé un poco. Diego no estaría, también iba a casa de María, sería una buena oportunidad. Entonces me di cuenta, ahora estaba pensando en ocultarle a Diego lo mío con Jorge pero ¿Qué me pasaba? Ocultando a todo el mundo cosas. Le dije:​

  • No puedo, Jorge, he quedado​
  • ¿En serio?​
  • Sí​
  • Pues esta noche​
  • Mmmm​
  • Tenemos que despedirnos de esa cama en condiciones ¿no?​
  • Es que… no sé a qué hora terminaré​
  • Yo te recojo a la hora que sea​
  • No sé, Jorge, mejor no, otro día​


Jorge me miró algo enfadado. Me volvió a besar y, de nuevo, me puso a 1000. Terminó y dijo:​

  • Estás cachonda​
  • Claro​
  • Venga, vente​
  • Que no, Jorge​
  • Esta noche​
  • No​


Me separé de él y le dije:​

  • No ayudas nada a que me concentre, me tengo que tirar toda la tarde programando y tú poniéndome cachonda​


Jorge sonrió. Me dijo:​

  • Bueno, vale, pero este jueves hay fiesta de inauguración de la nueva casa, a esa no puedes faltar​
  • Mmmm bueno​
  • Tenemos que estrenar la nueva cama​
  • No creo que te falten candidatas​
  • Nadie como tú​
  • Mmmmm​
  • Tengo tu promesa de venir ¿no?​
  • Bueno, sí, claro​
  • Bien, genial, te paso la dirección​
  • Vale​
  • Venga, te llevo​
  • No, está aquí cerca, me voy andando​
  • No me molesta​
  • Si es que es aquí al lado​


Nos despedimos con otro largo beso. Me fui con las piernas temblando. No estaba cerca pero necesitaba calmarme y pensar. Cuando llegué a casa de María ya me había auto convencido que no había hecho nada malo con los besos y que me apetecía quedar y follar con Jorge, cosa que no tenía tampoco nada de malo. Diego ya sabía de sobra que no éramos pareja, no estaba haciendo nada mal pero sí que no pensaba follar con Jorge en la casa de Diego, eso sería como restregárselo por la cara. Lo haría en la nueva casa de Jorge.



Subí a la casa de María y vi que ya estaba allí Nati pero no Diego. En cuanto me senté, me interrogaron. Les dije:​

  • A: El beso no me lo esperaba, había quedado con él para comer y ni me acordaba​
  • N: Pues a él no se le había olvidado, está claro​
  • A: Ya​
  • M: Está más bueno en persona​
  • A: Ya os lo dije​
  • N: Cuenta, cuenta ¿Qué ha pasado?​
  • A: Nada, tonta​
  • N: Traes cara de que ha pasado algo​
  • A: No me lo he tirado, si te refieres a eso​
  • N: Jajaja​
  • A: Aunque ha intentado convencerme​
  • M: ¿Y no lo ha conseguido?​


La miré poniendo cara “pero estás tonta”. Le dije:​

  • A: Obviamente no, estoy aquí​
  • N: Pues está como un queso​
  • M: Está buenísimo​
  • A: Sí, y sabe follar​
  • N: Pero no tanto como Diego ¿no?​


La miré con mala cara y dije:​

  • A: Pues no lo tengo tan claro… Nos hemos enrollado un poco y me ha costado resistirme​
  • N: Ajá​
  • M: Pero no has podido porque estás coladita por Diego​
  • A: No, no lo estoy. Sí lo estuviera ni me lo habría planteado y tampoco me hubiera morreado con él​
  • M: ¿Planteado? ¿El qué?​
  • A: Acostarme con Jorge, claro​
  • M: Ah, que en serio te lo has planteado​
  • A: Pero ¿Has visto como está?​
  • N: Jajaja​
  • A: Me ha invitado a una fiesta el jueves, seguramente pase la noche con él​


Las dos se miraron. Les dije:​

  • A: No me hagáis sentir culpable porque no estoy haciendo nada malo​
  • N: Ya​
  • A: Ya no, ni Diego es mi pareja ni le debo fidelidad ni mierdas, yo decido y ya está, joe​
  • N: Tienes razón, a Diego le has advertido​
  • A: No le he advertido de nada, solo le he contado cual es la realidad ¿Vale?​


Las miré enfadada y en esas entró Diego estornudando. Se disculpó y dijo que no nos acercáramos mucho, por si nos lo pegaba. Se puso en la esquina de la mesa y nos pusimos a trabajar. Estuve de mal humor un buen rato hasta que se me fue pasando. Cuatro horas después dijimos de cortar, nos había cundido la tarde. Nati dijo que se quedaba a cenar con María y la madre, pero Diego y yo nos fuimos. Fuimos andando un buen rato sin hablar. Entonces le dije:​

  • Hoy he almorzado con Jorge​
  • Ah​
  • Me ha recogido en la facultad​
  • Lo sé​
  • ¿Lo sabes?​
  • Lo he visto​
  • Ah​


Seguimos andando y él me dijo:​

  • Estaba cerca cuando te… besó​


“Genial, lo vio, menuda mierda” pensé porque no quería hacerle daño. Le dije:​

  • Diego, ya sabes…​
  • Sí, lo sé, no te preocupes​
  • ¿Seguro?​
  • Sí​
  • Estás raro​
  • Como siempre​
  • No, como siempre no, ni siquiera me has dado un beso cuando has llegado​
  • Es que…​
  • Estás enfadado ¿no?​
  • No, no es eso​
  • ¿Entonces?​
  • No te quiero dar asco​
  • ¿Cómo?​
  • Por el resfriado, ya sabes​


Me paré y lo miré. Entonces me reí. Le dije:​

  • ¿Solo por eso?​
  • Claro​


Lo abracé y le dije:​

  • Me puedes dar un piquito de cariño, tonto​


Y le besé en los labios, un beso rápido. Él sonrió. Seguimos andando. Le dije:​

  • Estás con más estornudos que ayer​
  • Sí, lo siento​


Seguimos andando y le dije:​

  • Jorge me ha contado una cosa…​
  • ¿El qué?​


Y le conté lo de su nuevo piso. Diego se calló. Le dije:​

  • Cuando te lo cuente, muéstrate sorprendido​
  • Vale​
  • ¿Te molesta que se vaya?​
  • No… no sé​
  • ¿Por qué?​
  • Por un lado sí estoy molesto, no sabía que estaba mal​
  • Mal no estaba pero Luis es su amigo de juergas, entiéndelo​
  • Ya​
  • ¿Y por el otro?​
  • Pues… será más sencillo quedar contigo ¿no?​
  • No sé, pienso contarle que eres… bueno, que a veces nos acostamos​
  • Ah​
  • Me ha invitado este jueves a su fiesta de inauguración​
  • Ah​
  • Creo que iré​
  • Ya​


Seguimos andando. Entonces dijo:​

  • Te puedes acostar con él sin problema​
  • ¿Cómo?​
  • Que te acuestes con él si quieres​


Paré y lo miré, enfadada. Le dije:​

  • ¿Me estás dando tu permiso para acostarme con Jorge?​
  • No, no… digo…​
  • Porque a mí nadie me controla, ni me da permisos para nada​
  • No, ya, no es eso…​
  • Y tú no tienes ningún derecho para eso ¿Te enteras?​


Diego me miró angustiado y dijo:​

  • Es que…​
  • ¿QUÉ?​
  • Como estoy con este resfriado y me va a durar… no sé… lo que quería decirte es que como conmigo no… lo siento, no quería darte ni permiso ni decirte con quien te puedes acostar, solo era… lo siento​


Me estaba controlando para no gritarle y entonces dijo:​

  • Yo solo… no sé, Ana, solo era para que sepas que por mi parte no estás haciendo nada malo si decides eso, solo eso, de verdad, tú no me debes explicaciones de nada, ni yo quiero decirte lo que tienes que hacer, por favor, no te enfades, no sé bien como expresarme y a veces digo las cosas…​


Lo vi tan apenado y angustiado que me sentí fatal. Además, él lo había hecho para hacerme sentir mejor, solo eso. Suspiré. Le dije:​

  • Perdona, Diego, es que… no me gusta que me controlen, solo eso​
  • Lo siento, de verdad que yo no quería controlarte​
  • Lo sé, lo sé… es que me altero si… perdona, sé que no eres así​


Seguimos andando, los dos sumidos en nuestros pensamientos hasta que Diego dijo:​

  • Ana​
  • ¿Qué?​
  • ¿Te… mmm… es… crees que…?​


No le salía lo que quería preguntarme. Le dije:​

  • Dime​
  • Es que me da… miedo de… miedo por…​
  • Diego, no pasa nada, pregunta​
  • Es que… puedes enfadarte otra vez​
  • No, tú dime​
  • No, déjalo​
  • No, ya me dices​
  • Es que… no sé… es lo del…​
  • Diego, me estás poniendo nerviosa​
  • ¿Vas a hacer el trío en la fiesta?​


Me reí y le dije:​

  • Ay, y yo que sé jajaja​
  • No sé, es… curiosidad​
  • Es una fiesta, ni siquiera sé si me acostaré con Jorge, si solo beberé, si acabamos en una orgía… ni idea jajaja​
  • Ah​
  • Lo del trío fue solo un comentario, no algo que quiera hacer con seguridad, pero sí que me gustaría soltarme el pelo en cuanto a sexo se refiere, que siempre he sido demasiado buena chica y me gustaría probar cosas​
  • Ya​
  • Mira contigo, joder, que me follaste el otro día en medio de la calle jajaja, que pasada, eso no es nada normal para mí​
  • Lo siento​
  • No, Diego, de lo siento nada, ese tipo de cosas son las que nunca había hecho y quiero probar, pero tampoco quiero llevar una lista de cosas por probar e ir tachando, ni ponerme un número de tíos a los que me quiero follar… quiero que surjan​
  • Entiendo​


Nos callamos mientras seguíamos andando a paso lento. Le dije:​

  • Diego​
  • Dime​
  • ¿Crees que soy una guarra?​
  • ¿Qué? Noooo​
  • No, en serio, seguro que te sorprende que te diga que me estoy pensando en montarme un trío y cosas así ¿no? O con todo el sexo que tengo contigo, no sé, a veces pienso que me tienes que ver como una guarra​
  • No, jamás​
  • No sé si creerte​


Diego se paró y me dijo muy serio:​

  • Pienso que eres una mujer independiente, inteligente y muy curiosa, tanto en los estudios como en el sexo​
  • ¿En serio?​
  • Sí​
  • Puff, no sé, a veces la líbido me puede y pienso más en eso que en el resto de cosas​
  • Estamos en la edad para pensar mucho en el sexo ¿no?​
  • No sé, se supone que es antes ¿no? en la adolescencia, pero a mí me ha llegado ahora jajaja​
  • No lo sé​
  • Es que pienso mucho en el sexo, por eso creo que soy un poco guarra​
  • Que no lo eres, yo también pienso mucho en el sexo y no me considero un guarro​
  • Jajaja, para los tíos es diferente​


Y seguimos andando y entramos en la calle donde estaba mi residencia. Le dije:​

  • ¿Soy una mujer independiente?​
  • Claro​
  • ¿Por no querer novio?​
  • No, bueno, no sé, estaba pensando más en los estudios, no dependes de nadie, por ejemplo​
  • Te pregunto y estudio mucho contigo​
  • Pero no dependes de mí para aprobar ¿Verdad?​
  • Cierto​
  • Pues por eso, y no dejas que nadie te domine, tienes ideas propias y claras​


De eso no estaba tan segura, tenía el ejemplo del secreto de mi relación con él. Llegamos a la puerta y le di un pico rápido. Entonces, le abracé y le dije al oído:​

  • Pero en el sexo sí me gusta que me dominen un poquito​


Entré dentro, sonriéndole mientras él me miraba con esa carita que se le quedaba de tonto abobao que tanto me encantaba. Por la noche, una vez me acosté en la cama, estaba intranquila, dándole vueltas a todo. Era totalmente cierto que últimamente pensaba mucho en el sexo, y ahí estaba, sin poder dormir, pensando en Diego, Jorge, Susi, las chicas… Al final, cogí el portátil y me puse a ver porno. Empecé con los tríos y vi varios, con solo chicos y con chico y chica. Luego puse varios de lesbianas. Tras ver trozos de algunos, cerré el portátil suspirando ¿De verdad quería probar esas cosas? Estaba excitada pero no tenía claro si era por lo que había visto o por la sensación de probar algo así. Entonces recordé el sexo anal, en uno de los tríos, la chica era penetrada a la vez, por delante y por detrás ¿Sería capaz de probar eso? Solo pensar en tener algo como lo de Diego detrás me daba mucho miedo… ¿o no? Abrí el portátil y busqué videos anales. Tras ver algunos trozos de varios, volví a cerrar el portátil convencida que eso tenía que doler mucho y que sería algo más para él que para mí ¿no? porque ¿Cómo me va a gustar eso? Pero ¿Y las mamadas? Me encantaban y me ponían muchísimo sin tocarme. Quizás lo que más me excitaba no era el acto en sí sino la situación ¿Sería es posible?



Dejé el portátil en la mesa y cerré los ojos. Estaba claramente excitada. Bajé mis manos y me empecé a acariciar suavemente. Pensé en algunas de las anécdotas sexuales que Nati y María me contaron aquella noche en la cama de Nati. Recordé como Nati nos contó que un día, en una zapatería, se folló a la dependienta en la trastienda, un polvo imprevisto que le había encantado y que todo empezó por una caricia de pasada de la dependienta en el pie de Nati. O como María contó la primera noche que José pasó en su casa, que la madre les dijo que podían tener sexo pero con protección, y que esa noche María se tuvo que morder la mano para no gritar mientras la follaba, para no escandalizar a su madre aunque sabía que lo estaban haciendo. O como ambas se reían de la cantidad de semen que echaba José mientras yo pensaba que eso también me llamaba mucho la atención en Diego…. Diego, lo mucho que me asombraba… como en el parque, ese polvo rápido pero tan intenso… la lluvia cayendo a cántaros, sus manos en mis caderas, su polla llenándome y… metí mi mano dentro de mis bragas y, casi al momento, me llegó un orgasmo tan rápido que me sorprendió y grité, y tuve que morder la almohada con fuerza gritando en ella mientras me estremecía con el orgasmo.



Me quedé dormida sin darme cuenta.​
 
10



ANA

Y llegó el día de la inauguración del nuevo piso de Jorge y Luis. Jorge me había enviado un montón de mensajes para asegurarse que iba. Susi también. Esa tarde fui a casa de María para seguir trabajando. Diego, que ya estaba casi recuperado de su resfriado, no pudo ir porque tenía clases en la otra facultad.



Esa tarde, ninguna teníamos ganas de trabajar y nos pusimos a charlar. Les dije:​

  • A: Pues o nos ponemos ya o no vamos a hacer nada, que hoy me tengo que ir antes​
  • M: ¿Y eso?​
  • A: He quedado, ya sabéis, la fiesta​
  • M: Ahhh, es verdad… entonces, vas a ir ¿no?​
  • A: Claro​
  • M: ¿Y…?​
  • A: ¿Qué?​
  • N: Que si te vas a follar al buenorro​
  • A: Ah, jaja, pues no sé, dependerá de como se lo monte ¿No?​


Las dos se sonrieron, como si supieran que iba a pasar. La verdad es que yo iba con esas intenciones. María dijo:​

  • M: Pues yo tengo que ir con José, que ha quedado con sus amigos y quiere que vaya​
  • A: ¿Por qué?​
  • M: Porque van algunos con parejas​
  • N: Te vas a aburrir​
  • M: Ya, pero bueno, luego en casa seguro que no​


Sonriendo ampliamente. Nati dijo:​

  • N: Yo esta noche salgo para ligarme a algún buenorro, que me pica el chichi jajaja​
  • M: Jajaja​
  • A: ¿No sabes nada de Vanesa?​
  • N: Que va, ya os dije que esta vez es diferente, algo le pasa pero me da miedo ir a verla, ya me dirá algo, supongo​


María y yo nos miramos, recordando la visita que le hicimos. Le dije:​

  • A: Oye, Nati ¿Por qué no te vienes a la fiesta?​
  • N: ¿A tu fiesta?​
  • A: Sí, Jorge tiene muchos amigos que están muy bien, seguro que tienes donde elegir​
  • N: Mmmmm​
  • A: Anda, vente​
  • N: No sé, princesa, quizás sois demasiado pijos para mí jeje​
  • A: Yo no soy pija, idiota​
  • N: Jajaja ¿Y me vas a dejar al buenorro?​
  • A: Una mierda, jajaja​
Estuvimos un rato riendo y bromeando y no hicimos nada. Me fui a la residencia a prepararme para la fiesta. Me duché, depilé y maquillé a conciencia. Me puse medias, tacones y un vestido negro ajustado, ni demasiado corto ni largo. Me miré al espejo, me gustaba lo que veía. Me giré para intentar ver mi culo. Con los tacones, el vestido me hacía un culo genial. Miré el vestido, me hacía una figura perfecta, realzando mi busto y remarcando mis caderas, pero no enseñaba nada, ni un poquito de escote. Arrugué la nariz con disgusto, me hubiera gustado llevar algo más sugerente pero no tenía en la residencia nada más. Al menos llevaba ropa interior súper sexi, negra con encajes, a juego con las medias.


Escuché como llamaban a la puerta. Abrí y entró Susi. Ella, para variar, si llevaba un buen escote, mostrando esas tetazas que tenía y sabía que eran su fuerte. Me dijo:​

  • Joe, tía, estás genial​
  • Tú también​
  • Lo sé jajaja ¿Estás lista?​
  • Espera​


Cogí un bolso y metí algunas cosas en él, incluido unos cuantos condones, por si acaso. Le dije que ya, y entonces Susi me dijo:​

  • Tengo planes para esta noche​
  • ¿Con Luis?​
  • Mmmmm, no sé… prefiero otro tipo de plan​
  • ¿Cuál?​
  • Lo que te dije ¿Te atreves?​
  • ¿El… trío?​
  • Sí​


Me quedé mirándola y sonreí diciendo:​

  • No sé si voy a beber lo bastante para eso, que mañana tengo clase temprano jeje​
  • En serio, Ana, me gustaría probarlo… y contigo​


Vi que daba un paso vacilante hacia mí y me entró pánico. Me giré hacia la puerta diciendo:​

  • Bueno, ya veremos como va la noche​


Cogí una chaqueta y salí. Me giré y vi que me miraba seria. Suspiró y salió de mi habitación. Entonces me dijo:​

  • No pienso beber mucho, quizás colocarme un poco pero no tanto como para no recordar nada mañana​
  • Jeje​
  • Y quién sabe, quizás podríamos hacer más diabluras, no solo un trío​
  • ¿Qué?​
  • Irnos a la cama con los dos, una pequeña orgía entre los cuatro ¿No estaría bien?​
  • Ya nos hemos ido a la cama los cuatro​
  • Pero esta vez todos revueltos​
  • Puffff​


Y me cogió de la mano y salimos. Cogimos un taxi y llegamos a casa de Jorge y Luis. Nos enseñaron aquello mientras iba llegando gente. Jorge me miró con una sonrisita mientras me sentaba en su cama para que la probara. Fuimos al salón que era salón, sala, cocina, recreativo… muy amplio. El piso estaba muy bien. Nos contaron que era un piso antiguo con cinco o seis habitaciones pequeñas pero que estaba remodelado dejando solo la sala principal, dos dormitorios y un baño.



Cuando ya llevaba allí una hora hablando con unos y otros, alguien me cogió del brazo, y al mirar, vi que era Nati. Me dio mucha alegría. Le di dos besos diciendo:​

  • Que bien, has venido​
  • Tenía curiosidad​
  • Ven, te presento​


Y le presenté a Jorge, Luis y Susi. Nati iba muy normal, no iba de fiesta. Eso sí, no llevaba la ropa súper holgada que solía llevar. Tenía unos vaqueros superceñidos que remarcaban un culito redondo y buen puesto, y una chaqueta abrochada hasta el cuello, que también era ceñida. Tras la presentación, Jorge le dio una copa y Nati se quitó la chaqueta. Llevaba una camiseta clara de tirantes con el ombligo al aire, mostrando su piercing. Y la camiseta era muy ajustada, marcando claramente unos pechos sin sujetador y los piercings de los pezones. La cara de Luis y Jorge fue un poema, al igual que la de Susi que me miró como diciendo “Pero esta guarra ¿Quién es?”



Miré a Nati que hacía como si no se hubiera enterado de las sensaciones que había levantado entre los chicos. Se había maquillado bastante, sobre todo para ocultar el morado que aún se le notaba un poco en el ojo pero que, gracias al maquillaje, pasaba desapercibido. Me miró y dijo:​

  • ¿Dónde puedo dejar esto?​


Mostrándome la chaqueta. La llevé al cuarto de Jorge donde echó la chaqueta sobre la cama. Le dije:​

  • Estás genial​
  • Voy de caza jajaja​
  • Ya te veo​
  • Tú sí que estás guapa, princesa​
  • No tan sexi como tú, me temo jajaja​
  • Oye, princesa, entonces el rubito y la lagarta ¿Están liados o puedo ir a por él? Está bueno​


Se refería a Luis y Susi. Le dije:​

  • Pues hoy Susi tiene otros planes​
  • Entonces está libre ¿no?​
  • Sí​
  • Bien… ¿Qué planes tiene? ¿Hay más buenorros?​
  • No, bueno, sí pero sus planes son… un trío conmigo y Jorge​
  • Ahhhhh, mírala que lista jajaja​
  • Jeje​
  • ¿Lo vas a hacer?​
  • No sé… aún es pronto para pensar en esas cosas​
  • Pues yo ya estoy pensando en la follada que me voy a pegar con el rubio​


Y me cogió del brazo para sacarme del cuarto mientras se reía. Estuvimos juntas, separadas, hablando con unos y otros. Vi a Nati morreándose con Luis. Jorge y yo nos morreamos un par de veces. Susi estaba por allí y nos miraba a todos enfadada.



Durante el último morreo con Jorge, él se me pegó para que notara su erección. Pensé “Ya sé que me tienes ganas pero yo… necesito beber más”. Le puse una excusa y me fui a por las bebidas. Me gustaban los besos y como me tocaba pero me pasaba algo, no estaba tan excitada como sería lo normal. Mientras miraba las botellas pensaba si sería por la presión de Susi y el trío, si por Jorge, si por Diego… otra vez las dudas. Entonces, llegó Nati y me dijo:​

  • Oye, que me voy​
  • ¿Qué? Pero ¿Y Luis?​
  • Es un cabrón, paso de él, me voy por ahí​
  • Pero ¿Qué ha pasado?​
  • Nada, mañana te cuento​


Y se metió en el cuarto de Jorge. La seguí y, mientras ella buscaba su chaqueta, le dije:​

  • Pero ¿Te ha hecho algo o qué?​
  • No me gustan los abusones, bastante los he sufrido ya​
  • ¿Qué? ¿A qué te refieres?​
  • ¿No sabes qué le pegó a Diego?​
  • ¿Qué???? ¿Cuándo?​
  • Mañana te cuento, adiós princesa​


La cogí del brazo y le dije:​

  • Espera, me voy contigo​
  • ¿Qué? No, voy a salir a buscar un tío​
  • Te acompaño y me cuentas​
  • Pero ¿y Jorge?​
  • Mmmm ya veremos, no sé, no estoy a tono con él, no sé que me pasa… salgo un rato contigo, me despejo y me cuentas​


Me miró unos segundos y encogió los hombros. Dijo:​

  • Venga, pues vámonos​
  • Vale, vamos a tomar algo en un bar y me cuentas, luego veré si vuelvo​


Busqué mi abrigo y bolso y salimos sin despedirnos de nadie. Cogimos un taxi y Nati me llevó a un bar que conocía. Casi no hablamos hasta sentarnos con las bebidas. La miré y dijo:​

  • Me estaba enrollando con él y todo iba bien, está bueno aunque de polla creo que anda justito ¿no?​
  • Mmmm Sí, un poco​
  • Ya me ha parecido… en fin… que entre morreo y morreo, me ha preguntado que estudiaba y le he dicho que cuando me presentaste lo habías dicho, que soy compañera tuya de clase, pero claro, estaba mirándome las tetas y no te escucho​
  • Jejeje, ya te digo​
  • Entonces, va y me dice “Pues parece que en informática las tías estáis bien y no sois unas raras como el tío raro ese que era compañero de Jorge” y le digo “¿Quién? ¿Diego?” y me dice que sí, que menudo tío raro, que le daba muy mal rollo. Aquí empecé a cabrearme​
  • Ya​
  • Y me cuenta una broma que le gastasteis a Diego, que os quedasteis desnudas delante de él para abochornarle​
  • No fue así​


Y se lo expliqué. Entonces dijo:​

  • Lo que no sabes es que al día siguiente….​


………………………..………………………..

LUIS


Unas semanas atrás



Llamé de nuevo hasta que me abrió Jorge. Le dije:​

  • Joder, que ya bajo, coño​
  • Tío, que me meo​


Y entré corriendo y fui al baño. Al salir, fui a la cocina y miré para comer algo. Entonces llegó Jorge y dijo:​

  • ¿Ya tienes hambre?​
  • Sí​
  • No toques eso, que es de Diego​
  • Que le den​


Y cogí pan y embutidos. Mientras me hacía un bocadillo, le pregunté:​

  • ¿Volviste a follar con Ana cuando nos fuimos?​
  • No, que va, me quedé frito​
  • Yo tampoco con Susi aunque la tía quería pero con la puta hierba ya no podía más​
  • Ya​
  • Menudo par de guarras son, mira que les gusta una polla​
  • Bueno, no sé…​
  • Las dos, Susi no lo esconde y Ana lo quiere disimular pero está deseando follar, no me digas que no​
  • Sí, le gusta​
  • Pero mira ayer, las dos cachondas perdidas por follar delante de otros, menudas guarras​
  • Bueno, los dos hemos follado con las dos, tampoco había nada que ocultar​
  • La próxima vez hacemos intercambios, a esas les va esas cosas, seguro, incluso follárnoslas a la vez​
  • ¿A la vez? Eso ya lo hicimos ayer​
  • Digo a la vez, uno por delante y otro por detrás​
  • Ah, no creo​
  • Que sí, que son unas guarras, y Ana, con lo modosita que parece, la que más, es una buena putita​


Entonces, escuchamos:​

  • No digas eso​


Los dos miramos a la puerta. Allí estaba Diego, que nos miraba enfadado. Luis se rio y dijo:​

  • L: Ah, el pajillero jajaja ¿Qué? Menudo regalito te hicimos ayer ¿eh? Te corriste al ver a esas dos putitas desnudas ¿no? jajaja​
  • D: No llames así a Ana​
  • L: ¿Qué? Pero ¿Qué dices, bicho raro? jaja​
  • D: Trátala con respeto​


Me descojoné de risa. Miré a Jorge que tenía cara de extrañeza. Le dije:​

  • L: ¿Respetar a unas zorras? Paso​
  • D: Te prohíbo que vuelvas a entrar a mi casa​


Me partí de risa. Entonces, Diego entró en la cocina, y de un manotazo, tiró mi bocadillo. Me levanté, lo cogí del cuello y lo estampé contra la pared. Le grité:​

  • L: Pero ¿Qué coño haces, friki de mierda?​
  • J: Tío, déjalo​
  • L: Una mierda​
  • J: A ver si me buscas un lío que es su casa, déjalo tranquilo​


Lo solté pero me costó. Fui de nuevo al frigorífico a sacar más comida para hacerme otro bocadillo mientras decía:​

  • L: Será subnormal el friki de mierda, ve a unas putas desnudas y ahora se ha enamorado, valiente tío mierda​


Entonces, Diego me empujó y me di contra la mesa. Dijo:​

  • D: Te he dicho que no la llames así​


Me volví y le pegué un puñetazo en el estómago. Diego se dobló sobre sí y se cayó al suelo donde le pegué un par de patadas en el cuerpo hasta que vino Jorge y me echó a un lado:​

  • J: Pero tío ¿Qué coño haces?​
  • L: Este mierda no me va a empujar y quedarse tan pancho​
  • J: Vete a mi cuarto, anda, que estás fatal​


Lo miré y me fui. Tampoco era cosa de buscarle problemas en el piso.



JORGE

Levanté a Diego del suelo y le dije:​

  • Perdona, Diego, Luis se ha puesto nervioso​
  • No quiero que entre más en mi casa​
  • Bueno, tranquilo, que no ha sido para tanto​
  • No, si entra más, te vas​
  • Mira, me iré si me sale de los cojones, Diego​


Diego me miró enfadado y respiré hondo. Dije:​

  • A ver, vamos a calmarnos​
  • No quiero verlo más por aquí​
  • Pero que ha sido todo por una tontería​
  • ¿Una tontería? Ana está en mi clase, ayer noche la desnudasteis delante mía, de un compañero suyo que casi no conoce de nada y puede ir contando cosas de ella​
  • Pero tú no harías eso​
  • No, pero ella no me conoce, piensa en como se puede sentir​
  • Ya, pero solo fue una broma​
  • Una broma para ti, para ella no creo​
  • No le importó, se rio​
  • Estaba colocada, Jorge​
  • Ya pero…​


Era verdad, y me empezaba a sentir mal. Diego siguió:​

  • Y eso de tratarla como una guarra y una puta…​
  • Eso son cosas de Luis, yo no lo hago​
  • Pero no se lo impides, le ríes la gracia​
  • Ya, bueno…​
  • ¿Crees que Ana es la típica rubia tonta?​
  • No, no lo…​
  • Porque no lo es, la he visto en clase, de tonta no tiene un pelo​


Lo miré y le dije:​

  • Perdona, Diego, lo de anoche no tuvo ni puta gracia ni para ti ni para ellas, lo sé​
  • Conmigo no te tienes que disculpar​
  • Ya, lo haré con ella, de verdad​


Entonces se fue y se metió en su habitación, dejándome con mal cuerpo.



……………………………………………..



ANA

  • Nati: …al día siguiente discutió con ellos​
  • Ana: ¿Diego con Luis y Jorge?​
  • Sí, les recriminó la broma​
  • ¿Por qué?​
  • Ana ¿No lo sabes?​
  • No… yo…​


Entonces caí, Diego me tenía endiosada, para él había sido una falta de respeto aquella broma. Le dije:​

  • Ya​
  • Te defendió y Luis le pegó​
  • ¿Qué le hizo?​
  • No lo sé, solo se ha reído de como le tumbó y que Diego le debería haber estado lamiéndole el culo después de enseñarle dos bellezas desnudas​
  • Que gilipollas​
  • Ya​
  • Pero la verdad es que gracias a eso conocí a Diego​
  • ¿Por?​
  • Fui y me disculpé con él, sabía que era un chico muy cortado y aquello lo habría puesto nervioso, y más por lo que dijo Susi que lo llamó raro y cosas así​
  • Vaya amigos que tienes, princesa​


La miré asintiendo. Le dije:​

  • Vamos fuera​


Me acompañó. Una vez fuera, cogí el móvil y llamé. Cuando Diego descolgó, puse el manos libre:​

  • D: ¿Hola?​
  • A: ¿Te peleaste con Luis?​


Silencio. Insistí:​

  • A: Al día siguiente de la broma de las toallas ¿Te peleaste con Luis?​
  • D: Yo…​
  • A: ¿Por qué?​


Otra vez silencio. Esperé hasta que dijo:​

  • D: Lo… lo siento, Ana​
  • A: ¿Qué sientes?​
  • D: Yo… no te enfades​
  • A: ¿Enfadarme?​
  • D: No era mi… mi… no quería parecer… yo…​
  • A: Diego, habla claro​
  • D: No podía… aguantarme… escuchar eso… lo siento​
  • A: ¿El qué?​
  • D: Lo que decían​


Miré a Nati extrañada. Pensaba que me iba a decir que le dijo algo de la broma de las toallas pero ahora no entendía nada. Le dije:​

  • A: ¿Qué decían?​
  • D: Era… era… ya sabes… tonterías​
  • A: ¿Qué decían, Diego?​
  • D: Que… mmmm Ana, no debería haberme metido, sé que no te gusta que nadie te controle ni te… lo siento…​


Diego estaba claramente angustiado. Cada vez más extrañada pregunté:​

  • A: Pero ¿Qué fue?​
  • D: Que… que… eras… mmm​
  • A: Diego, por dios, dilo de una vez​
  • D: Una guarra, me molestó mucho y no pude evitarlo, no te enfades​


Miré a Nati pasmada. Entonces ella dijo:​

  • N: ¿Esos dos decían que Ana era una guarra?​
  • D: ¿Qué? ¿Quién eres…? ¿Nati?​
  • N: Sí, estoy aquí con Ana​
  • D: Ah… mmmm​
  • A: ¿Y por qué decían eso de mí?​
  • D: No, bueno, decían… de las dos, pero a mí me molestó que lo dijeran de ti… y no, no lo decían, Jorge no, era solo Luis​
  • A: ¿Jorge no decía nada?​
  • D: No, él no, solo Luis​
  • A: Pero solo interviniste tú ¿no?​
  • D: Yo… no entiendo ¿Estás enfadada conmigo por meterme?​
  • N: ¿Cómo va a estar enfadada contigo por defenderla?​
  • D: Yo… es que Ana es muy independiente, no quiere que yo le diga… ¿No?​


Diego estaba muy confundido, se veía claramente que no sabía que decir por miedo a meter la pata. Me puse en su lugar, después de mi enfado del otro día con lo de su permiso para acostarme con Jorge, ahora esta llamada le habría parecido que se había equivocado de nuevo. Me reí y le dije:​

  • A: Nene, no estoy enfadada contigo, al revés, es solo que no pensaba que esos dos me vieran así, pensaba que eran mis amigos pero… bueno, supongo que es normal que pienso eso de mí, no sé​
  • D: Jorge no lo dijo​


Diego, en vez de aprovechar para meter mierda sobre Jorge y evitar que me acostara con él, lo defendía. Meneé la cabeza y dije:​

  • A: No lo dijo pero tampoco me defendió como tú ¿no?​
  • D: No… no sé, yo solo estaba molesto con Luis y…​
  • A: Ya​
  • D: Luego Jorge me dijo que se iba a disculpar contigo por la broma​


Recordé que, en efecto, se disculpó y yo le quité importancia, pero me gustó. Nos quedamos todos callados hasta que Diego dijo:​

  • D: ¿De verdad no estás enfadada conmigo?​
  • A: No, tonto, es solo que a Nati le ha caído muy mal Luis porque le ha dicho que te pegó, y yo no lo sabía​
  • D: Ah, pero no fue nada​
  • A: Ya… bueno, te dejamos​
  • D: Vale​
  • N: Adiós, superfrikiman jajaja​
  • D: ¿Qué? Ah, ufff,​


Y colgamos. Le hice un gesto y volvimos a entrar en el bar. Nos pedimos otra copa y dije:​

  • Menudo capullo Luis​
  • Ya te lo dije​
  • Y Jorge… bueno, parece que no se portó mal, y sí que se disculpó aunque no le di mucha importancia a la broma​
  • Pero no te defendió como Diego​
  • No, pero la verdad es que… lo entiendo​
  • ¿Por?​
  • Porque yo he hecho lo mismo, Susi habla muy mal de Diego y nunca lo he defendido… soy una cobarde​


Nati me miró. Tuve miedo de que me estuviera juzgando pero dijo:​

  • Es normal, todos queremos integrarnos en grupos y no pelearnos, no lo veo mal​
  • Pero tampoco está bien, aquí solo Diego se ha portado bien​
  • ¿Vas a volver a la fiesta?​
  • Mmmm no sé​
  • ¿Te estás planteando ir a ver a Diego?​


Sonreí, pues sí que se me notaba. Le dije:​

  • Quizás​
  • Jajaja​
  • Pero… no sé… tenía un plan “interesante” esta noche​
  • ¿El polvo con Jorge?​
  • Sí, y otro plan​
  • ¿Cuál?​
  • Un trío con él y Susi​


Nati me miró con curiosidad. Dijo:​

  • ¿Con posibilidad de algo entre vosotras?​
  • Quizás, no sé, nunca he hecho algo así​
  • Ya​
  • Lo más cercano a algo así que he hecho fue follar con Jorge en la misma cama donde estaban follando Luis y Susi, y eso fue porque estaba muy colocada y porque con Luis ya había follado antes​
  • Bueno, algo diferente has hecho jeje​
  • Sí, lo único… mi vida sexual es muy… normal, demasiado, creo… y es algo en lo que pienso mucho últimamente, no sé…​
  • Quieres experimentar​
  • Sí, creo… pero tampoco es algo que…​


Teníamos varios vasos de nuestras bebidas en la mesa. Nati los cogió y, sacando un pinta labios de un bolsillo de su chaqueta, puso en ellos unas letras. El primero una D, el segundo una J y el tercero un T, es decir, un vaso para Diego, otro para Jorge y otro para el trío. Me reí. Le dije:​

  • Susi también habló de quizás una orgía entre los cuatro​


Nati me miró sonriendo y puso una O en el cuarto. Entonces me dijo:​

  • Ordénalos por lo que más te pide el cuerpo ahora mismo​


La miré riendo, notándome un poquito mareada por la bebida, pero me hacía gracia el juego. Lo pensé solo un segundo y puse el orden tal como había dibujado:​

  1. D​
  2. J​
  3. T​
  4. O​


Nati lo miró y asintió. Entonces dijo:​

  • Y ahora, sitúalos según las ganas que sientes de cada uno​
  • ¿Cómo?​
  • Más cerca de la pared es menos ganas, y más cerca tuya, más ganas​


Estábamos en una mesa pegada a una pared, las dos sentadas en unos taburetes, una al lado de la otra. Ahora sí me lo pensé durante unos segundos. Nati dijo:​

  • Cierra los ojos y piensa en todas esas situaciones​


Lo hice y tras un ratito empecé a mover los vasos. El de la orgía lo pegué a la pared, ese lo tenía claro, no quería acostarme con Luis. El de Diego lo pegué a mí. Dejé el de Jorge y el del trío en el centro, pero, tras pensarlo unos segundos, moví un poco hacia la pared el del trío, dejando el de Jorge en el centro y el del trío a medio camino entre el centro y el de la orgía. Nati los observó y dijo:​

  • Mmmm Tienes claro que te apetece más acostarte con Diego que con el resto​
  • Sí​
  • Y te atrae más acostarte solo con Jorge que con él y la chica ¿no?​
  • Mmmm sí, creo que sí​
  • Pero tienes ganas de experimentar​
  • Es que… no sé… creo que con Susi no me veo… ya sabes​
  • No te ves follando​
  • Eso​
  • ¿Por qué? ¿No te atrae?​
  • Mmmmm pues no, es decir, es atractiva y guapa, lo sé pero…​


Y negué con la cabeza. Nati me miró fijamente hasta decir:​

  • Pero tienes curiosidad​
  • Sí​
  • ¿Has besado alguna vez a una chica?​
  • Besar, besar… como a un chico, no​
  • ¿Quieres hacerlo?​


La miré pensando. Entonces, me acerqué a ella y la besé. Fue un beso tierno, con un poquito de lengua, pero poco. Nos separamos y me noté la cara encendida. Nati sonreía ampliamente. Dijo:​

  • ¿Qué tal?​
  • Muy bien jajaja​
  • ¿Quieres repetir?​


Asentí y ahora fue Nati la que me besó. Esta vez fue un buen morreo, con mucha lengua. Al parar, nos miramos sonriendo. Le dije:​

  • Besas muy bien​
  • Y tú, princesa​


Nos miramos unos segundos. Entonces, Nati se levantó y dijo:​

  • Vamos a ir a bailar​
  • Vale​


Y me llevó a un local que no conocía. Al entrar, vi a muchas parejas del mismo sexo bailando y morreándose. Nati pidió bebidas y nos sentamos en otra mesa, charlando normal. Me estuvo contando que iba poco a ese local pero era un sitio donde era muy fácil ligar con chicas, pero que a ella normalmente le gustaba más ligar con chicos porque, para chica, solía tener a Vane. Me estuvo contando anécdotas de ligues y echamos unas risas. Luego, me dijo de bailar. Mientras bailábamos, nos volvimos a morrear. Sus manos recorrían mi cuerpo, y yo me atreví a hacer lo mismo. Era excitante, sin duda. Pedimos más bebida y bailamos más. Luego, nos volvimos a sentar. Le dije:​

  • Me gusta el piercing de la lengua​
  • ¿Verdad?​
  • Sí, da mucho juego jaja​
  • Y a los chicos les encanta cuando se la chupo con él jajaja​
  • ¿Sí?​
  • Sí, y a las chicas… es una sensación diferente, ya sabes​


Pensé que me gustaría probarlo. Le dije:​

  • Y el de los pezones, me dan ganas de mordisquearlos jaja​
  • Sí, también suele ser un éxito, pone mucho​


Nati me miró unos segundos, pensativa. Entonces, volvió a poner los vasos como antes, pero ahora, en otro puso una N y dijo:​

  • Te propongo otro plan, conozco un hotel aquí cerca, barato pero que está bien… podríamos irnos juntas​


La miré con una sonrisa tonta. El alcohol se me había subido pero era consciente de todo. Nati me dio el vaso con su letra. Lo miré y miré los demás vasos, colocados como en el otro bar. Pensé durante unos segundos y lo puse en la mesa, entre el de Jorge y el de Diego. Nati me miró sonriendo y dijo:​

  • Diego… y dices que no estás pillada por él jajaja​


Admitiendo su derrota pero sin enfadarse. Nos miramos y le dije:​

  • Sí, me pone mucho y no paro de pensar en él​
  • Ya​


Nos callamos unos segundos. Entonces dije:​

  • Te propongo yo otro plan​
  • ¿Cuál?​


Cogí otro vaso y puse en el DAN. Separé un poco del vaso de Diego de mí, solo un poco, y puse el nuevo vaso totalmente pegado a mí. Nati me miró con los ojos muy abiertos y dijo sonriendo:​

  • ¿En serio?​
  • Sí​
  • Pero ¿Entre los tres? ¿Quieres que me lo folle?​
  • Sí, claro​
  • Y a ti​
  • Sí, bueno, no sé si seré capaz pero sí… algo, no sé​


Y reí nerviosa. Nati me miró. Volvió a preguntar:​

  • Diego ¿Querrá?​
  • No lo sé, pero somos dos chicas muy atractivas, imagino que no pondrá muchas pegas jajaja​


Nati siguió mirándome un rato, pensando. Entonces dijo:​

  • Ufff, la noche ha mejorado increíblemente desde que salimos de ese piso jeje​
  • ¿Sí?​
  • Ya te digo, los dos sois una fantasía para mí​
  • Jajaja​
  • Me encantaría pero…​
  • ¿Pero?​
  • Me da miedo que esto luego joda nuestra amistad, princesa​
  • Mmmm No lo sé, pero me gustaría probar algo así, y contigo mucho mejor… y con Diego mejor que con Jorge​
  • Joder, es que… venga, vamos, estoy muy cachonda, ahora mismo pienso más con mi chichi que con la cabeza​
  • Yo también jajaja​


Y salimos del bar riendo. Pedimos un taxi y fuimos a la casa de Diego. Llamé al portal y nadie respondió. Le mandé un mensaje y Diego contestó al momento:​

  • Ana ¿Pasa algo?​
  • Que estoy abajo y no me abres​
  • Ah ¿Eres tú? Pensé que alguien se había equivocado​
  • Pues abre​
  • Pero… sí claro, voy pero… ¿Estás bien? ¿Pasa algo?​
  • Que quiero follarte jajajaja​
  • Ah​


Nos abrió y subimos entre risas. Yo iba hecha un flan de los nervios, la bebida…



NATI

Diego abrió la puerta y se quedó de piedra al vernos a las dos. Ana entró corriendo diciendo:​

  • Sitio, sitio… que me meoooooó jajaja​


Y se fue para el cuarto de baño. Diego me miró confundido. Claramente no se esperaba mi presencia. Le sonreí y me quité la chaqueta. Sus ojos se fueron a mis tetas, lo normal, seguro que tenía bien marcados los pezones y los piercings. Rápidamente miró al suelo poniéndose rojo. Sonreí pensando “que mono”. Fui a la cocina. Él me siguió y me preguntó:​

  • Pero… ¿ha… ha… ha pasado algo?​
  • Pasan muchas cosas​
  • Pero Ana… Ana ha… había quedado… con… Jorge​
  • ¿Para follar? Sí​


Él me miró angustiado. Dijo:​

  • ¿Se… ha… enfadado con él?​
  • No​
  • ¿Entonces?​
  • Que tu vaso estaba más cerca de ella que el de Jorge​


La cara de Diego fue de incomprensión total. Me reí y lo miré bien. Llevaba una sudadera y un pantalón de pijama azul oscuro, con unas zapatillas horribles, y a pesar de todo, lo encontré muy sexi. Pensé “¿De verdad me los voy a follar? ¿Ana se atreverá?”. Me entró un estremecimiento entre las piernas. Esa noche había salido con ganas de beber, olvidar y echar un polvo con un desconocido, pero ahora me encontraba con la parejita a punto de hacer un trío con ellos. Abrí el frigorífico mientras le decía:​

  • ¿Tienes algo de beber?​
  • Pues… no sé, zumos… creo​
  • ¿No tienes cervezas?​
  • No​


“Mierda, nos vendría bien seguir bebiendo un poco” pensé. Él dijo:​

  • ¿De verdad que no ha pasado… nada?​
  • Muchas cosas​
  • Nati, en serio, que ella quería… creo… quería con Jorge…​
  • Ya, follárselo​
  • Por eso… es raro que no esté allí​
  • No, no es raro​
  • Sí, algo ha pasado, seguro​
  • Claro que ha pasado, que prefiere follar contigo​


Diego me miró con los ojos muy abiertos. En eso entró Ana a la cocina y se tiró al cuello de Diego, besándolo con ganas. Diego, sorprendido, respondió abrazándola mientras ella, colgada de su cuello, lo rodeaba con sus piernas. Los miré sonriendo, entonces vi algo en el fondo del frigo y saqué una botella diciendo:​

  • Anda, pero ¿Esto qué es?​


Los dos pararon de besarme y me miraron. Diego dijo:​

  • D: De… debe ser de Jorge, se le olvidaría​
  • A: ¿Vodka?​
  • N: Sí​
  • A: Vamos a brindar jajajaja​


Se descolgó de Diego y buscó vasos. Sirvió tres vasos con un par de dedos y los repartió. Diego lo miró como si fuera veneno pero dije:​

  • N: Por el chico más sexi y guapo de la facultad​
  • A: Eso, eso… por Diego​


Y brindamos los vasos con él, que nos miraba con cara de no estar entendiendo nada. Ana y yo nos lo bebimos del tirón y nos quedamos mirándole. Él miró el vaso y luego se lo bebió también del tirón, para luego toser. Le echamos otro y volvimos a brindar, y luego otro. Diego se puso rojo por el alcohol. Ana se fue al salón con la botella y la seguimos, allí puso música y se puso a bailar conmigo y Diego. Nos bebimos la botella rápidamente entre los tres. Diego estaba con una sonrisa tonta, se le había subido rápidamente el alcohol.



Tras un rato bailando y riendo, dije:​

  • N: Hoy Ana está preciosa ¿Verdad, Diego?​
  • D: Siempre lo está​
  • A: Jajaja, adulador​
  • D: Es la verdad​
  • N: Eso es cierto, pero hoy especialmente ¿no?​
  • D: Mmmm está muy sexi​


Y fue a darle un beso, pero Ana se le escapó y vino a mí. Dijo:​

  • A: ¿Te cuento un secreto, Diego?​
  • D: Claro​
  • A: Hoy he besado por primera vez a una chica​


Diego puso cara de no entender. Ana dijo:​

  • A: Me refiero a un morreo​
  • D: Ah​
  • A: ¿Adivinas con quién?​


Nos miró y puso cara de “OH”. Nos reímos con ganas al verle la cara. Dije:​

  • N: Tu chica besa muy bien​
  • A: No soy su chica, tonta​
  • N: Pero su vaso estaba más cerca de ti y no te lo pensaste mucho, princesa​
  • A: Jajaja​
  • D: Pero ¿Qué es eso del vaso? No lo entiendo​
  • A: Nada, tonterías de Nati​
  • N: No son tonterías, no, no, jajaja​
  • A: Jajaja​


Ana tenía risa de borracha, se le había subido totalmente el vodka y se le notaba. Entonces, me abrazó y luego, bajó sus manos a mi culo. Lo agarró y dijo:​

  • A: Estos vaqueros te hacen un culo genial​
  • N: jajaja​
  • A: Y lo tienes duro, tía​
  • N: No, que va​
  • A: Anda que no…​


Bajé mis manos a su culo y dije:​

  • N: Tu culo me gusta más​
  • A: Jajaja​
  • N: ¿Cómo es su culo, Diego?​
  • D: Ufff, lo mejor​
  • N: ¿Se lo has follado?​
  • D: ¿Qué? No, no​
  • A: Jajaja​
  • N: Ohhh, que lástima, seguro que es una gozada follarse este culito​
  • A: Jajaja, que idiota… oye, entonces ¿Es verdad que te gusta?​
  • N: ¿Que me follen el culo? Claro​


Ana miró a Diego y le sonrió picaronamente. Diego nos miraba nervioso. Ana dijo:​

  • A: ¿Y cuál es la mejor postura?​
  • N: ¿La mejor? ¿Para que me dé más gusto?​
  • A: Y para que duela menos​
  • N: Tiene que doler algo, ahí está la gracia​
  • A: Jajaja, que bruta eres​
  • N: A cuatro me gusta mucho​
  • A: A mí me gusta mucho a cuatro pero normal, Diego me folla genial así jajaja​
  • N: Diego ¿Cómo te gustaría follarle el culo?​
  • D: ¿Qué? Yo no… no sé​
  • A: Venga ¿Cómo?​


Entonces la giré para ponerla de espalda a él, y levanté su falda para mostrarle el culo. Ana se rio pero se dejó hacer. Le dije:​

  • N: Mira que preciosidad ¿Cómo te lo follarías?​
  • A: Jajaja​
  • D: Pues… ufff, me gustan esas medias​
  • N: Jajaja, son sexis ¿eh?​
  • D: Sí, mucho​
  • N: Responde ¿Cómo te follarías este culo?​


Diego tragó saliva, nervioso, pero el alcohol le dio valor porque dijo:​

  • D: A cuatro​
  • A: Jajaja​
  • N: Muy bien, así esta zorrita disfrutaría ¿A qué sí?​
  • D: No la llames así, no está bien​
  • N: Sí está bien en estas circunstancias ¿Verdad, princesa?​
  • A: Verdad jaja​


Diego me miró confundido, sus ojos iban del culo de Ana a mi cara, muy nervioso. Vi claramente su erección, el pijama no ocultaba nada. Le dije:​

  • N: Diego ¿Quieres follarte este culito?​


Ana se asustó un poco porque dijo:​

  • A: Hoy no​
  • N: ¿Cuándo?​
  • A: Mmmm, otro día jaja​


Entonces se separó de mí y se bajó la falda. Le echó una mirada a Diego de puro vicio y dijo:​

  • A: Ya la tiene dura jaja​
  • N: Ya me he dado cuenta jeje​


Diego se avergonzó y se disculpó. Le dije:​

  • N: Si no se te pone dura viendo ese culo, mal está la cosa​
  • A: Jajaja, es verdad​


Entonces Ana se le acercó y le dio un buen morreo mientras le metía la mano dentro del pijama y se la cogía. Cuando terminaron, Ana dijo:​

  • A: ¿Quieres ver como nos besamos?​
  • D: Eeee, sí​


Ana se giró y vino a mí. Nos besamos, al principio suavemente, en los labios, besitos pequeños, pero luego abrimos la boca y entremezclamos las lenguas. Tras unos segundos, Ana miró a Diego y le dijo:​

  • A: ¿Te ha gustado?​
  • D: Cl.. claro​
  • A: Nati besa genial y el piercing le da un puntito​
  • D: ¿Piercing?​
  • A: Nena, enséñaselo​


Abrí la boca y saqué la lengua. Ana tocó suavemente mi lengua y el piercing. Dijo:​

  • A: Ven, Diego, tócalo​


Diego se acercó y puso un dedo en el piercing. Cerré la boca y le chupé el dedo. Diego me miró con los ojos abiertos mientras Ana sonreía. Abrí la boca y Diego quitó el dedo. Entonces busqué mi chaqueta y volví con tres pastillas. Les dije:​

  • N: Tengo esto ¿Os atrevéis?​
  • A: Jajaja​
  • D: ¿Qué es?​
  • N: Algo que hace el sexo más interesante​


Diego miró a Ana. Ella alargó la mano para coger una pastilla pero la quité. Ana dijo:​

  • A: Jo, tíaaaa jajaja​
  • N: Así no se toma​
  • A: ¿Cómo es?​


Me la puse en la lengua y la besé. Le metí la pasti en la boca y se la tragó. Me miró sonriente. Entonces, miramos a Diego. Él dijo:​

  • D: Yo… nunca he tomado…​
  • N: Vale, no pasa nada, vas a estar muy animado, hoy va a ser una noche de primeras veces​
  • D: ¿Qué? ¿Cómo?​
  • N: Primer trío, primera vez que me vas a follar, primera vez que Ana me va a follar…​


Diego nos miró a las dos con su cara de sorpresa. Entonces se recuperó y, sonriendo, dijo:​

  • D: Vale, voy a probar esa pastilla​
  • N: Jaja así me gusta, valiente​


Me puse la pasti en la lengua y se la enseñé. Él miró a Ana y luego se me acercó y me besó. Me sorprendió porque me esperaba un beso tímido pero no, Diego me besó en plan morreo, saboreando mi lengua durante unos segundos. Luego, se apartó sonriendo. Nos quedamos los tres casi pegados pero separados, mirándonos expectantes. Entonces, Ana besó a Diego, y luego a mí, y de nuevo a Diego. Nos turnamos con los besos mientras nos acariciábamos.



Ana metió una mano dentro del pijama de Diego. También metí una mano y agarré una polla totalmente dura y de buen tamaño. Con mi otra mano acariciaba el culo de Ana por encima del vestido. Noté la mano de Diego sobre una de mis tetas y una mano de Ana sobre mi culo. Diego no tardó en colar su mano dentro de mi camiseta para acariciarme directamente. Por mi parte, subí mi mano por la espalda de Ana y le bajé la cremallera del vestido.



Tras unos minutos de besos y sobeteos, Ana se separó un poco y se quitó el vestido, quedándose en ropa interior, negra al igual que sus medias. Le dije:​

  • N: Guau, que sexi​


Ana sonrió, mirándonos. Diego se había quedado paralizado, mirándola con cara de bobo. Entonces Ana me dijo:​

  • A: Quiero verte las tetas, esos piercings​


Y me quitó la camiseta. Me miró y dijo:​

  • A: Tía, me encantan tus tetas​
  • N: Jajaja​
  • A: Son geniales y los piercings me encantan​


Y entonces me chupó los pezones, mordisqueándolos. Diego hizo lo mismo, los dos a la vez. Cerré los ojos muy excitada. Cuando pararon, Ana dijo:​

  • A: ¿No se la quieres ver?​
  • N: Claro​


Ana se agachó tirando del pijama de Diego y sacando su polla. La miré, era grande, no la más grande que había tenido pero sí de buen tamaño. Nos miramos Ana y yo y nos reímos. Dijo:​

  • A: ¿A qué es bonita?​
  • N: Mucho… y es excitante​
  • A: Y grande, me vuelve loca jajaja​


Entonces me agaché junto a ella y miramos a Diego desde abajo, que nos miraba abobado. Ana comenzó a lamérsela despacio. La miré hasta que se la metió en la boca. Lo hacía bien y era excitante. Paró y me la dejó. Me la metí en la boca y se la chupé con ganas. Nos turnamos varias veces y luego comenzamos a lamérsela y chupársela a la vez. Diego aguantaba y no debía serle fácil. Entrelazamos nuestras lenguas en la punta de su polla, mirándolo. Él gemía flojito. Le cogí los huevos, eran grandes, hinchados,... el pobre tenía que estar a punto de reventar. Se me ocurrió algo excitante. Dije:​

  • N: Ana, abre la boca y saca la lengua​


Ella me miró con extrañeza. Le dije:​

  • N: Quiero ver como se corre sobre ti​


Ana sonrió e hizo lo que le dije. Cogí la polla y le masturbé rápido mientras le decía:​

  • N: Córrete en su cara​


Diego miró a Ana, temeroso. Ella asintió sonriente, con la boca abierta y la lengua fuera. La primera descarga no tardó en llegar, cayendo sobre su frente. Redirigí mejor la polla y las siguientes cayeron sobre las mejillas y la boca de Ana, que reía mientras recibía la leche. Cuando Diego terminó, Ana se la metió en la boca para chupar lo que quedara. Luego, me miró sonriente. Pensé “Ufff, Diego estaba cargadito, que cantidad le ha echado” porque Ana estaba bañada en leche. Me acerqué a ella y lamí una de sus mejillas, recogiendo la leche y luego besándola. Ana me devolvió el beso con ansia. La notaba caliente, mucho.



Le metí una mano dentro de las bragas y la toqué, estaba muy mojada. Ella gimió en mi boca al notar mi mano. La levanté, le quité el sujetador y las bragas. La miré, con la cara llena de leche y desnuda excepto por las medias. La senté en el sofá y la masturbé mientras le comía las tetas o la boca. No tardó nada en correrse, con un Diego mirándonos atentamente. Cuando terminó de correrse Ana, lo miré, la volvía a tener dura. Me levanté, me desnudé y busqué en mi chaqueta. Saqué un condón que le puse y, tras sentarlo en el sofá al lado de una Ana traspuesta, me senté sobre él y lo follé rápidamente. Él me comió las tetas mientras Ana nos miraba echada en el sofá, aún respirando entrecortadamente. No tardé mucho en correrme.



Me quité de encima de él y me eché en el sofá, exhausta. Nos quedamos los tres respirando audiblemente, Ana y yo cansadas tras nuestros orgasmos, pero Diego aún con la polla dura, no se había corrido conmigo. Al poco, Diego se movió. Tiró de Ana para tumbarla. Me moví al otro sofá para dejarles sitio. Él se puso encima y la folló despacio mientras la besaba. Los miré. Ella aún con la cara mojada de su leche, pero él besándola sin importarle. Me puse cachonda otra vez y me acerqué a ellos para unirme a sus besos.



Tras un rato, Ana dijo de irnos a la cama. Nos dirigimos a un cuarto pero Ana dijo:​

  • A: Mejor al otro, tiene una cama más grande​


Pasamos de largo el cuarto de Diego y nos dirigimos a otro que supuse debió ser el de Jorge. Allí nos tumbamos en la cama mientras seguíamos con los besos y caricias. Estuvimos una o dos horas, no lo sé, perdí la noción del tiempo. Cuando terminamos, Ana dormía y a mí me costó levantarme, tenía que irme a mi casa para que no se preocuparan mis padres. Los miré, los dos desnudos sobre la cama, los dos muy atractivos. Diego me dijo:​

  • D: Quédate, hay otra cama si aquí no quieres​
  • N: No, mis padres se preocuparían​
  • D: Ah​
  • N: Estoy reventada, con ganas me echaría a dormir con vosotros jeje​
  • D: Ya​
  • N: Ha estado muy bien, mañana hablamos​
  • D: Vale​


Y me fui al salón a coger mi ropa. Mientras me vestía intenté pensar en cuantos orgasmos había tenido… me resultó imposible concretarlo. Los dos habían estado muy activos y desinhibidos, me había corrido con los dos. Ana me había sorprendido, me había follado de verdad, me había comido el coño y todo el cuerpo, y ella se había corrido mientras yo se lo comía. Y Diego sabía follar y con esa polla que se gastaba me había corrido varias veces. Salí de la casa con una gran sonrisa.​
 
11



ANA

Me desperté con un dolor inmenso de cabeza, casi no podía abrir los ojos. Me arrastré hasta el baño porque encima me estaba orinando. Tras terminar, me miré al espejo y me quedé espantada, menuda cara tenía, vaya ojeras. Me eché agua en la cara y me volví a mirar, no había mejorado nada. Encima, el pelo lo tenía fatal, pegado. Entonces recordé porqué lo tenía así y sonreí. Era una fantasía que tenía desde hacía mucho pero no me había atrevido a pedir por darme mucho corte y parecerme algo humillante pero, a la vez, excitante. Y Diego había echado mucha cantidad, como siempre. “Este niño mira que tiene leche” pensé sonriendo.



Busqué en el armarito hasta encontrar paracetamol. Cogí uno y me lo tragué. Me quedé pensando y al final decidí ducharme, para ver si me despejaba. Cuando terminé, salí del baño y fui hacia el cuarto, con intención de volver a acostarme pero entonces pensé que mejor no, que con ese dolor de cabeza no iba a poder dormir de nuevo. Fui al cuarto de Diego y busqué una sudadera que me puse. Luego fui a la cocina y, sin encender la luz, me preparé un café cargado. Me senté a tomármelo a oscuras. Y mientras, pensé en la noche de sexo loco. Meneé la cabeza recordando las cosas que había hecho con Nati y sonreí sorprendida, había estado muy bien todo, así como lo que ella me había hecho. Recordé un detalle y pensé “La muy cabrona me metió uno o dos dedos por detrás, y le enseñó a Diego”. Sonreí de nuevo “Bueno, la verdad es que me gustó, está bien eso de que le enseñara”.



Entonces recordé otra cosa y eso no me gustó, me puso de mala leche. Y era que me había llegado a la cabeza imágenes de ellos dos besándose, follando… Noté que hasta me enfadaba y pensé “Mierda, pero si lo he organizado todo yo ¿Ahora por qué me molesta eso?” pero sí, me molestaba, y mucho, prefería no recordarlo. Suspiré, estaba molesta pero no con ellos, era conmigo.



Estuve sentada más de una hora, pensando, dormitando, tomando otra pastilla, otro café… la resaca ya remitía mientras la cocina se iluminaba con la luz del día. No tenía ni idea de la hora que era, pero sí que era viernes y teníamos clase, pero no tenía ninguna ganas de ir, solo pensaba en todo lo ocurrido, no paraba de darle vueltas, como me fui de la casa de Jorge, las conversaciones con Nati, el sexo… Recordé el móvil, estaría en el salón. Jorge y Susi me habían llamado mogollón de veces mientras estaba con Nati de bares pero lo había silenciado. En ese momento de la noche tenía clarísimo que prefería estar con Nati que con ellos, y también tenía claro que quería sexo, pero no con Jorge, lo quería con Diego.



Y me asaltó un pensamiento “¿Qué pensaría Diego de mí?” porque la noche de sexo había sido una locura “¿Pensaría que soy una guarra?”. Lo que pensaran Luis o Jorge me daba casi igual, quizás de Jorge no tanto como igual, pero de Luis sí que me daba igual. Pero de Diego no, como me viera Diego me importaba y mucho. Me empecé a preocupar “¿Y si me ve como una guarra? ¿Y si ahora piensa que hay muchas como yo y quiere estar con otras? ¿Y si prefiere a Nati?”. Me empecé a agobiar pensándolo y a la vez pensaba “Pero ¿Qué me pasa? No paro de pensar y decir que quiero libertad y ¿Ahora me preocupa que él quiera eso mismo para él?”. Y empecé a notar por dentro una presión muy fuerte, estaba realmente preocupada y agobiada. Entonces escuché a mis espaldas:​

  • Ho… hola


Me giré y lo vi en la puerta de la cocina. Llevaba un chándal y una sudadera, el pelo despeinado y cara de sueño. Me levanté de inmediato y fui hacia él para abrazarlo con fuerza. Me sorprendí de mi reacción, me había agobiado tanto que fue verlo y necesitar abrazarlo. Él, sorprendido, me abrazó también. Como yo no dejaba de apretarle contra mí, dijo preocupado:​

  • ¿Te… te pasa algo?
  • No
  • Mmmm
  • ¿Qué piensas de mí?
  • ¿Qué?
  • Dímelo
  • ¿A... a qué te refieres?
  • ¿Soy una guarra?
  • ¿Qué??? noooo, pero ¿qué…? ¿Es por lo de Luis?
  • No, Luis me importa una mierda, quiero saber que piensas tú
  • Yo…
  • Anoche me descontrolé mucho
  • Ah, ya…


Entonces me separó y me miró sonriendo. Dijo:​

  • Pienso que eres maravillosa
  • En serio, Diego, anoche me pasé y…
  • No, bueno, sí, jeje, anoche descontrolamos todos, y nos drogamos, pero…
  • ¿No estás molesto?
  • ¿Qué? ¿Yo molesto? Pero… a ver Ana, eso lo tengo que preguntar yo que soy el que siempre dice o hace tonterías, tú no
  • Anda que no, no hago nada bien, nunca, y…
  • Ana, a ver… tiene que ser tu resaca o algo lo que te hace decir eso pero eres la persona más… más perfecta que conozco, y sí, anoche descontrolamos y… vale, bueno, todos fuimos guarros pero… no sé, bebimos, nos tomamos esa pastilla, no sé… yo pensaba que te lo habías pasado bien, pero ahora estoy preocupado
  • Anoche sí me lo pasé bien pero es importante para mí saber como me ves
  • Te veo maravillosa, eso siempre
  • ¿Con esta cara? me mientes, pero no me refiero a mi cara, me refiero a como me ves como mujer
  • No, Ana, te veo maravillosa como persona y como mujer, y guapísima, como siempre… no sé, no te entiendo… yo estaba preocupado por si me pasé mucho anoche haciendo algo que no debería haber hecho, pero no esperaba esta reacción tuya, no sé, para mí…
  • ¿Prefieres a Nati?
  • ¿Qué???


Me miró con cara de absoluto pasmo. Le dije:​

  • Ahora ya sabes que más mujeres te encuentran atractivo, sabes que no lo vas a tener complicado, y puedes…


Me miró preocupado. Dijo:​

  • No sé si te estoy entendiendo ¿Esto es por lo que me dijiste el otro día de que te quieres acostar con otros?
  • No exactamente, ahora estoy hablando de ti, no de mí
  • Yo lo tengo claro, Ana, como tú no hay nadie para mí


Lo miré y, entonces, él se acercó y me besó tiernamente. Me volvió a mirar preocupado. Le dije:​

  • ¿Te duele la cabeza?
  • Un poco
  • Te necesito dentro de mí ¿Puedes ahora o quieres tomarte una pastilla antes, o un café?
  • ¿Qué? Yo…


Me miró unos segundos, y luego me cogió de la mano y me llevó al dormitorio. Allí me desnudó mientras me besaba. Me tumbó en la cama y me besó en el cuerpo. Cuando fue bajando, le paré y le dije:​

  • No, ahora no, te quiero dentro, por favor


Me miró sonriente y se puso encima. Me la metió lentamente. Suspiré de gusto. Le dije:​

  • Házmelo lentamente, por favor


Diego me folló lentamente, con muchos besos y miradas. Noté como todo mi cuerpo respondía a la excitación que sentía. Lo acaricié intentando reprimir mi orgasmo, quería que aquello durara, pero al final no pude más y comencé a gemir fuerte y le dije:​

  • Córrete conmigo


Y en cuanto noté como se corría dentro de mí exploté en un orgasmo intensísimo que me dejó sin respiración. Cuando me recuperé, abrí los ojos y le dije:​

  • Te quiero


Diego me miró con los ojos como platos y solo consiguió decir:​

  • ¿Qu…qué?
  • No es la réplica que esperaba


Él me miraba totalmente asombrado. Le dije:​

  • Me esperaba un “también te quiero” o algo así
  • Yo… yo…


Entonces se recompuso y me dijo:​

  • Sabes que te quiero desde el primer momento que te vi, Ana
  • ¿Sí?
  • Claro, te quise platónicamente desde la distancia, y ahora te quiero tanto que me dolía todo al saber que ibas a acostarte con Jorge
  • Lo siento, no quería hacerte daño, pero ¿Por qué no me lo dijiste?
  • No quería controlarte, te respeto mucho, Ana
  • Pero eso…
  • Eso lo sabías, no eres nada tonta, Ana
  • Cierto, en el fondo lo sabía
  • Pero en vez de quedarte con Jorge, viniste aquí


Me miró intensamente y me dijo:​

  • Te quiero
  • Eso está mejor (sonriéndole tras darle un beso)


Diego aún seguía encima, mirándome, aunque se había salido de mí. Nos mirábamos. Pensé “¿Le he dicho que le quiero porque me da pánico perderlo ahora que sabe que otras chicas le encuentran atractivo? ¿Le he dicho eso porque estoy celosa? Sí, estoy celosa, está claro, pero no, no se lo he dicho por eso, se lo he dicho porque llevo enamorada de él desde hace semanas y no lo quería reconocer, he necesitado ver que no me excitaba con otro chico para ceder ante la evidencia, ahora estoy segura”. Entonces, me preguntó:​

  • Esto… ¿Qué quiere decir?
  • ¿El qué?
  • Que… que me quieres, ¿Qué quieres decir eso?
  • Quiere decir que quiero que seas mi chico
  • ¿Sí? pero si no paras de decir que no quieres…
  • Ayer noche me di cuenta que me estaba engañando, intentaba convencerme que no estaba enamorada de ti pero en realidad, solo tenía ganas de estar contigo
  • Ah
  • Y yo quiero ser tu chica


Me miró sonriendo. Le dije:​

  • Soy muy celosa ¿eh? Que lo sepas
  • ¿Qué quieres decir?
  • Que lo de anoche con Nati… no creo poder soportarlo de nuevo
  • ¿Acos… acostarte con ella?
  • No, veros juntos
  • Ah, eso no es problema
  • ¿Seguro?
  • Segurísimo jeje, pero no por Nati que es genial, es por ti, nadie es igual a ti
  • Yo tampoco me acostaré con otros ¿Eh? que esto es recíproco
  • Genial


Nos abrazamos y estuvimos así unos segundos hasta que le dije:​

  • Anoche hicimos muchas locuras ¿Verdad?
  • Sí, muchas
  • No me creo de verdad que me haya acostado con Nati
  • Te… te gustó ¿no?
  • Sí, pero ahora sin alcohol en mi cuerpo no lo veo igual
  • ¿Te arrepientes?
  • No, no es eso, me refiero a que… no sé, no me apetece volver a probarlo, tenía ganas de probarlo pero en realidad pensaba que no me iba a atrever a mucho
  • Y te atreviste
  • Sí, demasiado quizás ¿no?
  • No sé, Ana… yo creo que esa pastilla nos desinhibió mucho
  • Eso seguro
  • Sin esa pastilla no sé si hubiera sido capaz de estar con las dos, no sé…
  • Estuviste muy suelto, eso es verdad
  • Sí, pero es que me sentía como si no fuera yo
  • Ya…
  • Me da corte volver a ver a Nati
  • Jajaja, me pasa algo parecido, pero no te preocupes, ella es muy natural con estas cosas
Nos miramos, los dos pensando en la noche pasada con Nati, y los dos algo cortados. Entonces le dije:​

  • Anda, levántate, vamos a desayunar
  • Hay que ir a clase
  • No, a las clases que les den, luego tu “novia” te va a enseñar cosas más interesantes, por ejemplo, a donde tienes que apuntar porque no me vas a volver a dejar el pelo como anoche jeje
  • ¿Qué? Yo… lo siento
  • Jajaja, no me molestó, estaba de broma, tonto, aunque para tu información, eres el primero que se corre en mi cara ¿eh? que no soy tan guarra como parece
  • Ah, jeje
  • Pero sí que pienso ser muy guarra contigo, porque para que lo sepas, voy a ser una novia muy muy guarra y salida, con muchas ganas de sexo jajaja


Y nos levantamos riendo. Me sentía liberada, llevaba días agobiada dándole vueltas a la cabeza con lo que sentía por Diego y, ahora que al fin había tomado una decisión, estaba feliz.



Pasamos la mañana en la cama, o durmiendo o follando. Luego, nos duchamos y comimos algo. Durante el almuerzo le dije:​

  • Nene, me voy a ir después de comer
  • Ah
  • Me encantaría quedarme el finde pero el anterior no fui a mi casa y de éste no me puedo librar, a mis padres les daría algo si no voy
  • Vale, lo entiendo
  • Pero el domingo me vengo por la tarde temprano ¿vale?
  • Genial
  • ¿Tú no vas a ir a ver a tus padres?
  • No, están de viaje, desde que se jubilaron están siempre por ahí
  • Ah


Me vestí y me fui. Diego me acompañó. Me costó despedirme de él pero tuve que subir rápidamente porque la chica con la que volvía al pueblo iba a salir pronto. Me cambié de ropa e hice la maleta. Me senté a esperar y entonces miré el móvil. Tenía un montón de llamadas perdidas y mensajes. Abrí primero los de mis padres preguntando cuando salía para casa. Les respondí. Luego leí el de Nati donde me preguntaba que tal, si llevaba muy mal la resaca y lo de anoche. Noté un deje de preocupación. Sonreí. La llamaría más tarde pero le escribí que muy bien, que había pasado la mañana en la cama con Diego y que la llamaría en cuanto pudiera, con eso entendería que iba todo bien.



Luego leí los mensajes de Susi. Estaba enfadada. Le escribí dándole una excusa y diciéndole que la llamaría después, que estaba en el coche (era mentira pero no tenía ganas de hablar con ella). Por último, leí los de Jorge. Me dio lástima, casi suplicaba por saber de mí. Le respondí que me había ido con Nati porque se sintió mal. En cuanto le escribí, me llamó. Me pensé si cogerlo pero al final lo hice:​

  • Joe, Ana, estaba preocupado
  • Lo siento, acabo de ver los mensajes
  • ¿Ahora? Pero ¿Te ha pasado algo?
  • No, es que ayer noche cuando Nati se quiso ir, la acompañé y…
  • ¿Y?


Suspiré y decidí contárselo:​

  • Jorge, es que estoy… estoy con alguien


Silencio. Continué:​

  • Ayer noche me di cuenta que siento algo fuerte por él y no pude… lo siento
  • Ah


Se quedó callado. Al rato dijo:​

  • Que suerte tienen algunos ¿eh?
  • O algunas tenemos suerte
  • No creo… en fin, ya te notaba rara desde hacía tiempo
  • Ya
  • No me ha contado nada Susi
  • No lo sabe aún, se lo contaré el lunes cuando la vea, es que… ufff, no era algo…
  • ¿Es serio?
  • Espero que sí
  • Ya
  • Es tan serio que me ha impedido acostarme contigo así que no es algo… ya entiendes
  • Claro


Se volvió a quedar callado hasta que dijo:​

  • Los hay con suerte (como hablando consigo mismo)


Me dio mucha lástima su tono. Jorge no era mal tío, para nada. Le dije:​

  • Siento haberte dejado tirado así
  • Ya, bueno, ahora lo entiendo, no quisiste ponerle los cuernos pero no entiendo que vinieras a la fiesta y te enrollaras conmigo
  • Es que… estaba hecha un lío
  • Y enrollarte conmigo te aclaró las ideas
  • No, no es eso (era eso, ahí me di cuenta que solo quería estar con Diego)
  • Ya, bueno, es lo que tiene el amor ¿no? jeje


Se rio tristemente. Entonces llamaron a mi puerta. Era la chica con la que me iba. Le dije:​

  • Te tengo que dejar, me están llamando para irme a mi pueblo
  • Ya
  • Hablamos la semana que viene, si quieres
  • Bien
  • Jorge, no es por ti, eres un tío estupendo
  • Ya, ya… en fin… no puedo decir que me alegro, jeje, entiéndeme
  • Ya
  • Pero bueno, si así estás bien, pues es lo que cuenta… adiós Ana
  • Adiós, Jorge


Y colgué apenada pero muy segura de mi decisión.



El sábado, en mi casa con la familia, estuve nerviosa, echando de menos a Diego. Estaba alucinada de lo fuerte que me había dado lo mío con él. Por la tarde me llamaron Nati y María, estaban juntas en casa de María y, solo descolgar escuché a María:​

  • M: ¡¡¡¡Tía!!!!! ¡¡¡¡¡QUE FUERTE!!!!
  • A: Jajaja
  • M: Un trío y de verdad, QUE FUERTEEEEEEEEE jajaja
  • A: Anda que ha tardado Nati en contártelo
  • M: Y mucho ha tardado, la cabrona no me dijo nada ayer
  • N: Lo sientoooo, no tengo secretos para mi María jajaja
  • A: Un momento


Me levanté, estaba en el salón con mis padres que, con los gritos de María, me miraban extrañados. Me metí en mi cuarto y cerré:​

  • A: Estaba con mis padres, que con los gritos que das, no sé que habrán escuchado jeje
  • M: Perdona pero es que estoy alucinada, QUE FUERTE
  • A: Sí, muy fuerte jeje, me emborrachó y drogó, la muy perra jajaja
  • N: Ya, ya, ahora la culpa es mía
  • A: Jajaja
  • N: Y la que me metía mano en el bar no era mi princesa, no, era otra jajaja
  • A: Jajaja


Estuvimos un rato riéndonos mientras Nati me ponía colorada contando cosas. Después de un rato de risas, me dijo:​

  • N: Bueno, princesa, ahora en serio ¿Cómo estás?
  • A: Bien
  • N: ¿Bien? A ver si lo entiendo, nos corremos una juerga de vértigo, follamos no se cuantas veces, hacemos todo tipo de guarradas y ¿Sólo estás bien?
  • A: Jajaja, a ver, en serio…


Inspiré hondo. Ellas estaban calladas, esperando. Dije:​

  • A: Sobre las cositas que hicimos tú y yo, sigo alucinando, de verdad, eres espectacular, y me alegro mucho de que haya sido contigo
  • N: ¿Seguro?
  • A: Sí, fue alucinante, no me esperaba que fuera tan intenso, en serio
  • N: Bien y ¿Lo mío con Diego?
  • A: Bueno…
  • N: ¿Ves? ¿Qué te había dicho? (hablando con María)
  • M: Espera
  • N: Sabía que eso no era buena idea, está colada por él
  • A: Espera, espera, a ver como lo digo…
  • N: Estás molesta ¿no?
  • A: No, contigo no, ni con Diego, me molesta que me moleste
  • M: ¿Celosa?
  • A: Sí, pero sé que Nati no tiene la culpa, fui yo la que lo propuso y, bueno, durante el sexo no me pareció mal, fue al día siguiente, pensando
  • N: Ya ¿Me odias?
  • A: No, Nati, para nada
  • N: ¿De verdad?
  • A: Sí, joe, de verdad, no son celos de querer mataros jeje, es solo eso, me cabrea tener esos celos, pero es cabreo conmigo misma, ni contigo ni con Diego
  • N: Mmmm
  • A: Para que veas que no me ha afectado nada, ayer nos pasamos la mañana en la cama, haciéndolo
  • M: Jajaja, y nosotras pensando que por la juerga se les habían pegado las sábanas jajaja
  • A: Jajaja, que va, no salimos de la cama en toda la mañana, estaba… uffff, es que todo ha sido una pasada
  • N: Me alegro, princesa, ya te dije que no te quiero perder
  • M: ¿Sabes que me ha dicho la guarra esta?
  • A: ¿Qué?
  • M: Que los dos folláis genial, incluso Diego, dice que lo sorprendió mucho
  • A: Es que es sorprendente jeje
  • N: Sí, me lo pasé genial con los dos, que pasada, sí jaja
  • A: Pero…
  • N: ¿Pero?
  • A: No se va a repetir, Nati, lo siento
  • N: Me lo imaginaba
  • A: Y ha pasado algo más…
  • M: ¿Qué?


Inspiré otra vez hondo. María se impacientó:​

  • M: Tía, que suspense, nos vas a matar jeje
  • A: Jeje
  • M: Cuentaaaaaa
  • A: Voy… a ver… Nati ya lo sabe, en la fiesta que fuimos las dos me enrollé con mi amigo Jorge
  • M: Ya
  • A: Pero… no pude seguir adelante, solo pensaba en Diego…
  • N: Como si eso nos sorprendiera jeje
  • A: Jajaja, pues yo sí me sorprendí
  • N: Porque te negabas a verlo
  • A: Ya… pues eso, que ayer me puse a pensar en eso, en mis celos, en estas semanas…
  • N: ¿Y?
  • A: Le dije que le quiero


Las dos se quedaron calladas hasta que María dijo:​

  • M: Tíaaaa, mira que has tardado jajaja
  • N: Me alegro, mucho
  • M: Joder, que mal tienes que follar Nati como para que, después de hacerlo contigo, ahora solo quiera estar con Diego jeje
  • N: Que idiota eres jajaja
  • A: Jajaja
  • M: ¿Y Diego?
  • A: Se asombró, se quedó sin palabras, pero al final, también me lo dijo
  • N: ¿Sois pareja oficialmente?
  • A: Sí
  • M: BIENNNNNNNN
  • N: Me alegro mucho, princesa
  • A: Estoy flipando, de verdad, estoy como en una nube, no sabía lo mucho que necesitaba decirlo, yo…


Y me puse a llorar como una tonta. Las dos se rieron porque mis lágrimas eran de alegría. Nati dijo:​

  • N: Ana, es que estaba clarísimo pero también te entendíamos con lo de tu relación anterior, pero Diego es… es un cielo, nena, está totalmente enamorado de ti y te tiene en un pedestal
  • A: Lo sé


Por la noche ni tuve ganas de salir con mis amigos del pueblo, me quedé en mi casa y me pasé una hora hablando con Diego al teléfono. Al día siguiente, domingo, solo miraba el reloj para volver con Diego. En cuanto llegué, dejé las cosas en la residencia y me fui corriendo a casa de Diego. Pasamos la tarde follando, charlando y jugando a la consola. Esa noche me quedé a dormir. El lunes me desperté feliz, con mi chico a mi lado, la vida me sonreía, o eso pensaba yo… era el lunes del accidente. Echamos un polvo rápido muy satisfactorio y me fui corriendo a la residencia rebosante de alegría y con ganas de contárselo a todo el mundo, incluidos Jorge y Susi.​
 
12



La mañana del accidente

ANA


Salí del taxi y entré en el hospital con el corazón en un puño. Casi no me salían las palabras mientras intentaba preguntar. Al final, me indicaron la sala de espera en la UCI. Nadie me contaba nada porque no era familia pero lloraba tanto que unas enfermeras se apiadaron de mí y me contaron que lo estaban operando, que seguía vivo pero, por sus caras, intuí que no estaba fuera de peligro.



Al rato llegó Jorge. Me sorprendió verlo pero me abracé a él llorando sin parar. Jorge me consoló. Estuvo allí conmigo toda la mañana. Al ver mi reacción en la facultad había atado cabos. Me acordé de Nati y María y les envié un mensaje. También llegaron al poco, llorando. Sabían del accidente pero no quien era hasta que yo se lo había dicho en el mensaje. Los compañeros de la clase querían saber, llamaban, preguntaban, esperaban fuera del hospital. Jorge estaba impresionado, no tenía ni idea de que Diego fuera tan conocido.



Tras varias horas, salió un médico. Como los padres de Diego estaban de viaje y nadie conocía a más familia, el médico me contó la situación. Yo estaba tan mal que cogí a Jorge y lo llevé conmigo, necesitaba apoyo y alguien que se enterara bien de todo. Nati y María estaban como yo y no confiaba que mantuvieran el tipo. El médico titubeó, dudaba sobre lo que contarme al no ser familia, pero al final lo hizo. No estaba fuera de peligro, lo habían operado, un fuerte golpe en la cabeza, la cadera rota, costillas, la columna afectada… pero estaba estabilizado. Tendrían que operarlo varias veces, la cabeza y la columna les preocupaba. Estaba en coma inducido.



Me quedé allí todo el día. Nati y María también se quedaron. Jorge estuvo casi todo el tiempo, se fue a comer cuando llegó Susi, la cual no entendía nada, no entendía que me encontrara así. Más tarde Jorge le tuvo que explicar algo porque me miraba sin poder creérselo pero sin decirme nada al respecto, solo estuvo allí apoyándome, cosa que agradecí.



Por la noche llegaron los padres, así los conocí, llorando en un hospital. Los padres se mostraron más enteros que yo. Hablaron con los médicos y luego me explicaron. Resulta que sabían lo mío con Diego, él les había contado de mí, y el sábado les contó que estábamos juntos. La madre me abrazaba, consolándome ella a mí. Luego, Jorge nos arrastró a Nati, María y a mí a comer algo, pero casi no pudimos. Conseguí convencerles de que se fueran, que me iba a quedar un rato con los padres y luego me iría a dormir. No pude irme, me quedé toda la noche.



Los días pasaron con pocas noticias aunque Diego seguía estable. Fue una semana horrible. Mis padres llegaron, no sabían nada de Diego pero les conté que estábamos saliendo y lo del accidente, y vinieron corriendo. Los médicos dejaron de preocuparse por su muerte aunque nos enteramos que había tenido un paro del que casi no consigue recuperarse. Diego despertó, lo pudimos ver un poco pero estaba muy entubado. La siguiente preocupación fue su columna, había posibilidades de que no volviera a andar. Lo operaron varias veces.



Durante esos días, hablé mucho con los padres. Me enteré que Diego sí les había hablado mucho de mí, desde el primer día de clase. Diego se había fijado en mí por mi físico pero también les contaba que me había visto con un libro de programación lleno de notas, que hacía buenas preguntas a los profesores,... y la madre me dijo:​

  • ¿Sabes que un día me llamó y me contó muy emocionado que eras la chica perfecta porque, además de guapa, eras muy inteligente?​
  • Es muy exagerado​
  • No, no creo… me contó que te había escuchado hablar con otros compañeros, y que comentaste que habías hecho un programa de gestión para tu padre, para su tienda, y que los demás se rieron y bromearon que sería un excel, pero tú les explicaste como era tu programa​


Me quedé mirándola, me acordaba de aquella conversación. Me sentí un poco humillada, algunos se rieron de mí tomándome por la rubia tonta. Les intenté explicar como lo había hecho, como lo había pensado, estructurado… casi no me hicieron caso y me sentí ofuscada. Le dije a la madre:​

  • ¿Él escuchó eso?​
  • Sí, y llegó a casa lleno de admiración hacia ti​
  • ¿De verdad?​
  • Sí​
  • Pero si él hace cosas increíbles, yo solo había hecho un simple programa…​
  • No, él escuchó como lo habías hecho y me contó que estaba bien pensado, y que se notaba que te sentías orgullosa​


Se me saltaron las lágrimas “Mierda, Diego ¿Por qué no me dijiste algo en ese momento? Aquel día me sentí ridícula y torpe al intentar explicarme y viendo como los demás me miraban con indulgencia”. Le dije a la madre:​

  • No me comentó nada​
  • Era incapaz de dirigirte la palabra, incluso de mirarte directamente​
  • Ya​
  • Pero si no llegas a ser inteligente, no se habría enamorado de ti, quizás solo sexo pero nada más, y te aseguro que para él no eres solo sexo​


La miré pasmada. Dijo:​

  • No te preocupes, también nos contó lo del sexo​
  • ¿Qué????​
  • No con detalles, claro, solo que lo hacéis, y me alegré muchísimo cuando me lo contó​


“Lo mato, pero de verdad” pensé mientras me ponía totalmente colorada. Ella se rio y dijo:​

  • Es normal a vuestra edad, lo que no era normal era lo suyo, incapaz de hablarle a una chica jeje​
  • Yo… yo…​
  • Es que Diego nunca ha tenido amigos, nosotros somos sus mejores amigos, su padre y yo, jugábamos con él y nos contaba todo, siempre… para él fue un trauma que le dejáramos solo en la casa pero su padre y yo pensamos que le vendría bien, y le buscamos un compañero que nos pareció buen chico​
  • Jorge​
  • Sí, sabemos que tú y Jorge… pero Diego lo veía normal, admiraba a Jorge, decía que era todo lo contrario a él y que era normal que una chica como tú se fijara en él​


Me quería morir, hablando con su madre de mis ligues y de sexo, pero la madre lo decía todo con naturalidad, sin reproches o malas intenciones. Me gustaba, rápidamente me sentí cómoda con ella, y con el padre.



Poco a poco fui de nuevo a clase. Allí, todo el mundo preguntaba por Diego. Me apoyé mucho en María y Nati. Diego iba a perder el curso, le esperaban semanas postrado y con más operaciones, y luego una dura rehabilitación si conseguían solucionarle los problemas en la columna.



Tras la última operación, el médico nos contó que todo había ido de maravilla, que volvería a andar si ponía de su parte aunque quizás con cojera. Cuando le dieron el alta lo celebramos en su casa, con sus padres, Nati, María y Jorge. Aquellos días Jorge se portó muy bien, no intentó nada conmigo, fue respetuoso en todo momento, pero sí visitaba cada dos por tres el hospital y luego la casa. Se sentía culpable por como se había ido de la casa, tal como me dijo una vez. También se sentía tonto por no haberse dado cuenta de nada, me dijo que lo de Diego conmigo era evidente pero que jamás se le había ocurrido lo mío con Diego, aunque ahora que lo pensaba, lo veía normal.



Quien dejó de llamarme y visitarme fue Susi. Pasadas unas semanas tuvimos una discusión. No se explicaba que veía yo en Diego y me enfadé. Acabamos mal.



Por su parte, Nati tuvo esos días un gran disgusto. Una noche nos llamó llorando. Había estado con su amiga Vanesa y algo había pasado. Nos fuimos a su casa, a dormir y consolarla. Nati nos contó que Vanesa le había enviado un mensaje para quedar en su casa esa tarde y hablar.



NATI

Miré a María y Ana, las dos en mi dormitorio, mirándome nerviosas, esperando a que les contara que había pasado. Lo que había pasado es que esa tarde había ido nerviosa a casa de Vane, intuía que algo pasaba…



…………………………………



Llamé a la puerta y me abrió una Vanesa muy seria y desmejorada. Se le notaba que había estado llorando. Se me partió el corazón verla así y quería abrazarla pero no me atreví. Vane me llevó al salón. Allí me dijo:​

  • Nati, yo…​


La miré incapaz de hablar, muy nerviosa. Vane inspiró y dijo:​

  • Yo… siento haber sido tan hija de puta contigo, de verdad​
  • No… no pasa nada​
  • Sí, sí pasa… siempre te he puteado, con mucha mala leche, y tú nunca te lo has merecido, pero yo… no sé… al principio era por quedar bien con las chicas, y luego, cuando ya nos enrollamos… fue por miedo​
  • Sé que te da miedo pero…​
  • Espera, déjame terminar, esto me cuesta mucho​
  • Sí, lo siento​
  • Nosotras siempre nos reíamos de ti pensando que eras tortillera, ya sabes, siempre descuidada, con cosas de chicos… y eso me chocaba mucho, no lo entendía​


Se levantó, nerviosa. Se rio sin humor y dijo:​

  • La primera vez que me dijiste que te acostabas con chicos me llevé toda una sorpresa​
  • Lo noté​
  • Y eso tampoco lo entendía, me decías que disfrutabas mucho del sexo tanto con chicos como con chicas, y yo…​


La miré. Ella se debatía. Entonces dijo:​

  • Yo nunca he disfrutado del sexo con chicos, nunca me he corrido, me… no me da asco, o no demasiado, no sé… pero… no… no consigo…​
  • Ya​
  • Pero contigo es todo diferente, mis ganas de sexo contigo son increíbles, mis orgasmos…​


Se sentó de nuevo y me miró fijamente. Dijo:​

  • Me enamoré de ti aquel verano pero nunca me atreví… me despreciaba por esos sentimientos​
  • Oh​
  • Me daba asco a mí misma por mis ganas de… de follarte y me enfada, y la pagaba contigo, pero luego, me comían los celos pensando con quien estarías, con quien te acostarías…​
  • Cariño, yo…​
  • Espera… uffff… la pagaba contigo insultándote pero esos insultos eran contra mí aunque te los decía a ti, tú siempre has sido sincera, siempre has estado ahí, soy yo la hija de puta, siempre lo he sabido pero…​
  • No pasa nada, Vane, yo…​


Fui a tocarla pero ella se levantó. Me dio la espalda y dijo:​

  • Me voy a Madrid a vivir con Ilde​
  • ¿Qué?​
  • Tiene familia allí y le han conseguido un trabajo y… nos vamos este fin de semana​
  • Pero… pero…​
  • Buscaré algo allí y viviremos juntos​
  • Pero Vane, yo te quiero y tú a mí… ¿no?​
  • Sí, te quiero pero no podemos estar juntas​
  • ¿Por qué?​
  • Mi madre… a mi madre le daría algo, odia a las tortilleras​
  • Vámonos las dos juntas, donde sea​
  • No, no puedo hacerle eso a mi madre, la mataría​
  • Pero…​
  • Mi familia, mis padres, son lo más importante para mí y…​


Empecé a llorar. Ella se giró y me miró, llorando también:​

  • Y quiero tener una familia, Nati, quiero tener niños​
  • Pero no serás feliz​
  • Seré feliz con los niños, no sé, eso espero​


Me levanté y la abracé sin parar de llorar. Vane no se movió, no me abrazó, lloramos. Entonces dijo:​

  • Sé que es difícil, me iba a ir sin decirte nada pero no te mereces eso, eres una gran chica, no te mereces más desprecios por una hija de puta como yo​
  • No, no eres eso​
  • Sí, lo soy… tus amigas… ellas me han hecho darme cuenta que he tenido una gran suerte contigo, te he odiado por mostrarme que soy lesbiana pero eres lo mejor que me ha pasado​
  • ¿Mis amigas?​
  • La chica… rellenita y la rubia guapa​
  • ¿María y prin… y Ana?​
  • No lo sé, vinieron a verme, me hablaron claro… bueno, la rellenita fue la que habló, pensé que me iba a pegar… ojalá lo hubiera hecho, me lo merecía​
  • Es… son mis mejores amigas, de la uni​
  • Ya, yo no tengo a nadie así, mis amigas son una puta mierda como yo… pero es normal que tú tengas amigas de verdad, eres la mejor persona del…​
  • No, no lo soy, soy un desastre y no quiero que te vayas, Vane​
  • Me voy, Nati, me voy, eso está decidido​
  • No, me niego​
  • Nati, es lo mejor para las dos, olvídate de mí, encuentra a una buena persona​
…………………………………



Estuve allí un buen rato más, intentando convencerla, haciendo planes imposibles de huida, pero estaba claro que la decisión ya estaba tomada. Me dijo que en realidad desde hacía un par de meses, por eso había estado tan esquiva conmigo, tan cruel…



Miré a las chicas, había perdido al amor de mi vida pero tenía a mis mejores amigas conmigo que habían llegado corriendo en cuanto las llamé. Esa noche se quedaron a dormir, consolándome. Esa noche no hubo risas ni tonteos, me quería morir pero ellas estaban conmigo. Y me contaron su visita a Vane, y las quise más que nunca.





ANA

¿Y Diego? Tuvo una gran depresión y muchos dolores. Le dolía la cadera, una pierna, la espalda y grandes migrañas que le daban de vez en cuando. Intentaba animarle, le contaba cosas de clase, de las chicas… a veces estaba de buen humor pero otras no, sobre todo cuando tenía dolores. Cuando estaba de mal humor se encerraba, no externalizaba sus sentimientos. Y un día, pasados casi dos meses desde su accidente, me quedé a solas con él y me dijo:​

  • Ana…​
  • ¿Qué?​
  • Yo…​


Estaba en su silla de ruedas, en el salón de su casa. Le miré mientras él miraba al suelo:​

  • No… no tienes…​
  • ¿Qué, Diego?​
  • No quiero que seas mi novia​


Lo miré sorprendida. Dijo:​

  • Ana, ahora soy una carga, un lastre…​


Respiré hondo, enfadada. Lo miré pero él a mí no. Siguió:​

  • Ni siquiera sé si alguna vez podré volver a… a tener sexo​
  • Diego​
  • Espera… yo creo que lo mejor es que seamos amigos, odio ser una carga y… tú… quiero que seas feliz, no infeliz cargando conmigo​


Me levanté, muy enfadada. Me paseé por la habitación intentando calmarme. Al rato, me senté y le dije:​

  • Lo primero ¿Tan superficial me crees?​
  • No, yo…​
  • Te quiero, Diego, no me da igual el sexo pero, mierda, es que no tengo ni ganas ¿Sabes el miedo que pasé?​
  • Ya pero…​
  • Pero nada, joder, no sabes el cabreo que tengo ahora mismo, no me esperaba esto de ti​
  • Pero…​
  • ¿Me quieres?​
  • ¿Qué? Eso no tiene nada que ver​
  • ¿Me quieres o no?​
  • Sabes que sí​
  • Entonces ¿Para qué mierdas me dices que no me quieres como novia?​
  • Yo… solo quiero que seas feliz​
  • Soy feliz contigo​
  • No, eso no es verdad​
  • La situación es la que es, pero no he dejado de quererte​
  • Yo… bueno, vale pero… no sé… Ana, lo que…​
  • ¿Qué, Diego?​
  • A ti te gusta el sexo​
  • Pues claro​
  • Pues… mientras yo esté así… si quieres​


Lo miré asombrada. Dijo:​

  • Puedes verte con otros, si quieres​
  • Una mierda, Diego​
  • Pero…​
  • Pero mierda, Diego, soy tu novia y yo no pongo cuernos, ni siquiera consentidos​
  • No te das cuenta de mi situación, Ana, puede que no vuelva a poder tener…​
  • No lo sabes, la doctora dijo…​
  • Dijo que aún es pronto para saberlo​
  • Pues eso, no saques conclusiones​


Nos miramos. Entonces dijo:​

  • Si se confirma, rompemos​
  • No​
  • Sí, Ana, sabes que algo así no duraría​
  • Es solo sexo​
  • Sí, “solo” ¿Te parece poco?​


Nos miramos. Entonces dije:​

  • Bien, te entiendo, dejaremos esta conversación para cuando se sepa​
  • Bien​
  • Pero sí te digo que me es imposible pensar en tener sexo con alguien que no seas tú​


Me miró. Entonces escuchamos la puerta y dejamos el tema. No volvimos a sacar el tema aunque yo no paraba de preguntarme si sería capaz de seguir con él si se confirmaban sus peores temores. Pensé en hablarlo con las chicas pero me daba reparo por Diego. Finalmente quien sacó el tema fue la madre. Me pidió paciencia, que Diego era una persona muy tenaz y luchadora, que estaba segura que se recuperaría, que él haría cualquier cosa por mí. Le dije que yo no pensaba dejarlo. Unas semanas después, en una revisión, me quedé a solas con la doctora y le pregunté por el sexo. Me dijo que no había ningún problema físico, pero que estas cosas requerían un tiempo porque psicológicamente Diego estaba muy afectado. Cuando se lo conté a la madre me dijo que se iban a ir para dejarnos espacio. Dejaron a Diego solo en la casa y me mudé con él. Dormíamos juntos pero sin sexo, no quise presionarlo.



Mientras Diego seguía con su dolorosa rehabilitación y recuperación, el curso avanzó y llegaron los exámenes finales. Cuando terminaron, Diego ya volvía a andar un poco, con ayuda de muletas pero poco tiempo, la mayoría del tiempo iba en sillas de ruedas. Se presentó a los exámenes sin asistir a clase y lo aprobó todo. Dijimos de salir a celebrarlo pero esa tarde cuando terminé de vestirme, Diego se me quedó mirando desde la puerta. Le dije:​

  • ¿Aún estás así?​
  • Sí, es que… no voy a salir​
  • ¿Qué? ¿Por qué?​
  • Porque no tengo ganas de ir con la silla… cuando ya pueda ir sin ella ¿vale?​


Lo miré. Yo ya estaba vestida y me estaba peinando. Me enfadé, quería salir, no salía desde hacía cuatro meses, desde el accidente, pero lo entendí. Suspiré y le dije:​

  • Vale, pues las llamo y les digo que no vamos​
  • No​
  • ¿No qué?​
  • Ve tú​
  • Sin ti no​
  • Sí, por favor, llevas meses aquí metida, estudiando y sin salir, te mereces salir a divertirte​
  • Pero sin ti no es lo mismo​
  • Más adelante, pero, por favor, sal hoy, ríete con las chicas, baila…​


Lo miré unos segundos. Me apetecía un montón pero me parecía mal por él. Dijo:​

  • De verdad que no me molesta, al revés, me harías feliz, por un día no quiero ser una carga, por favor​


Lo miré y le dije:​

  • Bueno, salgo con ellas a cenar pero vuelvo pronto​


Y me fui al armario y busqué unos vaqueros. Diego dijo:​

  • ¿Qué haces?​
  • Cambiarme​
  • ¿Por qué? Estás genial​


Me había puesto una minifalda y un palabra de honor con una chaquetita aprovechando que ya hacía muy buen tiempo. Le dije:​

  • Si no estás tú, así parece que salgo a ligar​
  • Yo te veo muy guapa, hacía tiempo que no te arreglabas, sal así​


Lo miré y me acordé de mi anterior novio, en la vida le hubiera parecido bien que saliera así sin él. Entonces pensé otra cosa:​

  • No estarás pensando que ligue con alguien ¿no?​
  • ¿Qué? no, es solo… que estás muy guapa… vamos, siempre lo estás, me refiero a que estás sexi, no sé… no, no es para que ligues. Estuve pensando en aquello que te dije y no me gustaría, y tengo absoluta confianza en ti, sé que no vas a salir en ese plan… no sé, Ana, no te lo tomes como que quiero decirte como vestirte, no era mi intención, tú vístete como estés más cómoda pero es que estás muy guapa y…​


Lo vi angustiado. Le sonreí para tranquilizarlo. Me miré al espejo y sí, me apetecía arreglarme por un día. Lo miré de nuevo y le dije:​

  • Mmmm No sé, Diego​
  • ¿Por qué no sabes? Mírate, estás guapísima​
  • Ya pero…​


Entonces se levantó, me abrazó y me besó, pero un beso de verdad, no un piquito. Me temblaron las piernas, llevaba meses sin besarme así. Me dijo:​

  • Por favor, sal, diviértete y baila​
  • No, ceno y vuelvo​
  • No, por favor, Ana, que yo sé lo mucho que te has esforzado estos meses, conmigo y con las clases, diviértete esta noche, por mí​


Pensé “por mi te follaba ahora mismo” pero me callé, aún era un tema tabú, seguía esperando que él dijera algo del sexo. Finalmente salí esa noche. Salimos solo las tres chicas, José, el novio de María, salió por su cuenta. Cenamos, nos reímos y bailamos. Me lo pasé bien pero no estaba cómoda. Nos entraron bastante tíos, nos reímos con unos cuantos pero no pasó nada. Nati sí se ligó a uno y desapareció. María y yo nos fuimos a eso de las dos.



Entré en la casa con cuidado. Miré y Diego dormía. Me desvestí y me metí en la cama con las bragas y una camiseta de dormir. Al tumbarme me noté mareada, había bebido un poco. También noté los oídos zumbando aún por el ruido. Entonces noté que Diego estaba despierto. Dije:​

  • ¿Te he despertado?​
  • Sí​
  • Lo siento​
  • No importa ¿Te lo has pasado bien?​
  • Sí, pero ha sido raro sin ti… es la última vez que salgo sin ti, que lo sepas​
  • Vale​


Cogí la mano de Diego y me la puse en la cintura, me gustaba dormirme sintiéndolo. Le dije:​

  • Nene​
  • ¿Qué?​
  • El beso de antes…​
  • ¿Sí?​
  • Hacía mucho que no me besabas así​
  • Lo sé​
  • Me ha gustado mucho​
  • A mí también​
  • ¿Me das otro beso igual?​


Lo miré en la oscuridad y noté como se acercaba. Nos besamos lentamente pero pronto me encendí y le besé con ganas, y bajé mis manos hacia su paquete. Entonces él me paró:​

  • Espera, Ana, espera​
  • ¿Qué? (le dije sin parar de besarlo)​
  • No… no puedo​
  • Vamos a intentarlo, nene​
  • No… no quiero… decepcionarte otra vez​


Paré y encendí la luz. Le miré y le dije:​

  • Nunca me has decepcionado​
  • Sí, llevamos meses sin…​
  • Diego, casi te mueres ¿Te crees que estoy decepcionada por no tener sexo? Ni tú tenías ganas ni yo, es solo pensar en aquello y se me quitan todas las ganas… así que no vuelvas a decir eso, jamás me has decepcionado​
  • Yo…​
  • No pasa nada si aún no, de verdad​


Diego me miraba acomplejado. Le sonreí y le dije:​

  • Ya mismo, ya verás​
  • Ya (dudando)​
  • Perdona, nene, no te debería haber presionado así, es que ese beso me hizo… me temblaron las piernas jeje​
  • ¿Sí?​
  • Claro, y ahora, entre que he bebido un poco y que me vuelves loca, pues eso… perdona, se hará cuando tú veas, no hay problema, de verdad​
  • Gracias​


Nos quedamos callados, yo intentando calmarme las ganas. Entonces preguntó:​

  • Ana ¿Te… te masturbas mucho?​
  • ¿Qué? No, nada​
  • ¿Por qué?​


Le miré y le dije:​

  • Porque no he tenido ganas de sexo, ya te he dicho que para mí todo esto ha sido horrible, el susto que me llevé…​
  • Pero pensé que…​
  • No, no he estado… a tono​


Nos quedamos callados. Entonces le dije:​

  • ¿Te gustaría que… me tocara?​
  • ¿Cómo?​
  • Pues eso, masturbarme​
  • Claro, hazlo cuando te apetezca, no me molesta, era solo curiosidad​
  • Me refiero ahora, delante tuya​
  • Ah​


Lo miré inquisitiva. Le dije:​

  • Nunca he hecho algo así, pero me gustaría probarlo contigo​
  • Bien​
  • ¿Bien? ¿Eso contestas?​
  • Perdona, jeje, sí, me gustaría​


Me incorporé y me quité la camiseta y las bragas. Encendí la luz de la mesita de noche. Luego me tumbé boca arriba. Me sentí avergonzada, lo de masturbarme siempre había sido algo muy íntimo y pensé que no iba a poder hacerlo. Vi como él me recorría el cuerpo con los ojos y eso me gustó pero le dije:​

  • Jo, ahora estoy cortada​
  • ¿Y eso?​
  • Lo de tocarme siempre ha sido algo mío​
  • Ya, claro​


Entonces puso su mano sobre mi vientre y lo acarició suavemente mientras decía:​

  • Eres… eres tan preciosa, Ana​
  • ¿Sí?​
  • Muchísimo​
  • ¿Me… me tocas mejor tú? ¿Quieres?​
  • Claro que quiero​
  • Pues hazlo, tonto (dije respirando con alivio)​


Diego me acarició suavemente por todo el cuerpo, recreándose en mis pechos y mi cara. Luego, me besó mientras su mano jugaba con mis pezones. En esos momentos volvía a estar cachonda. Bajé mi mano y me toqué suavemente. Sus besos se hicieron más apasionados, su mano más juguetona, tirando de mis pezones. Me froté con fuerza y gemí. Entonces, él se retiró y me miró. Eso me encendió aún más y me pellizqué yo misma mis pezones mientras mis dedos entraban dentro de mí. Me corrí mientras él no dejaba de mirarme. Cuando me calmé, le miré, me notaba colorada. Dijo:​

  • Ha sido espectacular​


Le sonreí. Entonces él se abalanzó sobre mí, besándome la boca, el cuello, los pezones y bajó y me comió el coño, encendiéndome otra vez. Noté su lengua en mi clítoris, sus dedos dentro de mí. Tardé un poco pero me volví a correr. Me abrazó con fuerza mientras yo temblaba. Cuando me recuperé me moría de ganas de cogérsela, chupársela, hacerle de todo, pero no me atreví, no quería ponerlo a la defensiva y perder el momento. Nos dormimos abrazados.



A la mañana siguiente me desperté y, cuando recordé mis orgasmos, sonreí. Miré al lado, Diego dormía. Me giré hacia él y lo abracé. Entonces noté su erección. Metí la mano dentro de su pijama y se la cogí. Me entró una alegría inmensa, la tenía totalmente dura. Me metí debajo de la sábana y le bajé los pantalones con cuidado. La miré sin poder dejar de sonreír, estaba preciosa, como siempre. La lamí y me la metí en la boca. Diego seguía dormido y se la chupé con ansia. Se corrió muy rápido y se despertó gimiendo, lo noté mientras me tragaba todo. Luego, me incorporé sonriendo. Él me miraba perplejo. Le dije:​

  • No he podido contenerme jiji​
  • Pero… pero…​
  • Estaba así cuando me he despertado, muy dura y preciosa​
  • Yo… ¿Cómo?​
  • No sé, tú sabrás con lo que soñabas​
  • Creo… creo que contigo​


Me reí y me eché sobre él con cuidado, su espalda no estaba para muchos meneos, pero le besé con ansia. Entonces me dijo:​

  • Estoy confundido, pensaba que no…​
  • Estaba todo en tu cabeza, nene​
  • No sé…​
  • Mírala, aún está medio dura​


Y se la cogí. Él no me apartó, miraba como mi mano recorría su polla y como se ponía dura de nuevo. Nos sorprendimos ambos, se acababa de correr pero de nuevo estaba dura. Me puse encima y me la metí, lanzando un gran suspiro. Follamos despacio, con cuidado por su espalda pero pronto me desboqué. Me corrí pero seguí cabalgándolo hasta que se corrió y yo con él al notar su leche dentro de mí. Había vuelto.



Pasamos el verano juntos, casi siempre bien excepto cuando le llegaban sus dolores, o su rehabilitación que lo dejaban agotado, pero en general fue muy buen verano, follando cada dos por tres. En cuanto pudo dejar la silla, empezamos a salir a dar paseos, con las chicas…



Luego empezamos el nuevo curso (octubre de 2010). Lo pasamos genial los cuatro estudiando juntos. Un día se me ocurrió una idea para un negocio y se lo conté a Diego que le pareció muy buena idea. Le dije:​

  • Cuando termine la carrera, montaré una empresa y desarrollaré mi idea​
  • ¿Sí? ¿Quieres ser empresaria?​
  • Sí, y tú y las chicas estaréis en mi empresa​
  • Jajaja​
  • Sí, y os haré millonarios con mi idea​
  • No parece que sea fácil​
  • No me asusta lo difícil, si resucité esto (acariciándole el paquete), puedo hacer cualquier cosa ¿no? jajaja​
  • Jajaja​


Diego mejoró mucho con la espalda. Ya casi no necesitaba usar muletas aunque a veces le dolía la espalda. Los dolores de cabeza iban y venían, a veces con frecuencia, y otras veces no aparecían en semanas. Lo que peor llevaba era su cojera, le daba rabia y la pierna era lo que más le dolía cuando acababa el día, y tenía miedo a quedarse cojo toda la vida así que siguió con rehabilitación y se apuntó a un gimnasio. Ese segundo año fue muy especial, afianzamos nuestra relación con mucho sexo pero también trabajando y viviendo juntos, contándonos todo,... Me sentía feliz a su lado, él me valoraba y yo a él, y nos apoyábamos siempre, era mi pareja pero también mi mejor amigo, mi confidente, mi alma gemela, lo tenía clarísimo. Además, Diego no tenía nada que ver con mi ex, era totalmente respetuoso conmigo, cariñoso, atento… Aprobamos todos sin problema, y la relación con María y Nati también se afianzó, los cuatro quedábamos y salíamos juntos, estudiábamos juntos…



En julio (2011) me fui a mi casa, mis padres necesitaban ayuda en verano y el anterior no les ayudé por Diego, pero ahora que estaba bien, sí fui. Agosto sí lo pasaría con él.



No veía la hora de que llegara agosto. Llevaba sin ver a Diego desde principios de julio, él también se había ido con los padres. En cuanto pude, hice la maleta y me fui a casa de Diego impaciente por estar con él, pero todo se torció. Me extrañó que no me recogiera en la estación de autobús. Cuando llegué a su casa, abrí con mi llave y me lo encontré en el salón, sentado, esperándome. Lo noté raro, muy serio. Me acerqué a besarlo pero me dijo:​

  • Ana, tenemos que hablar​


Me alarmé, el tono había sido muy cortante, algo inusual en él. Me senté con las piernas temblando de nerviosismo. Me dijo:​

  • Ha pasado algo…​
  • ¿Qué?​
  • Me han ofrecido una beca para una universidad de EEUU​
  • ¿Cómo?​
  • La he aceptado​


Me quedé de piedra. Él no me miraba, miraba al suelo. Me entró pánico pero luego pensé que era normal, era algo importante. Le dije:​

  • Bueno, lo entiendo​
  • No, no lo entiendes​
  • ¿Qué no entiendo?​
  • Tenemos que cortar​


Me quedé sin poder respirar, no lo comprendía. Dijo:​

  • No puedo tener… distracciones​
  • ¿Cómo?​
  • Es algo que me importa mucho y…​
  • Pero ¿Cortar? ¿Por qué?​
  • Ya te lo he dicho, no quiero distracciones, es algo que…​
  • No hace falta cortar por eso, podemos tener una relación a distancia, vernos cuando podamos, lo podemos intentar, nos queremos mucho y…​
  • No​
  • ¿No? ¿Y ya está?​
  • Sí, ya está​


Lo miré sin comprender. Él se levantó y se paseó nervioso. Le dije:​

  • No pienso aceptarlo​
  • ¿El qué?​
  • Que me dejes por eso​
  • Es lo que hay, Ana, piénsalo un poco​
  • Lo pienso y no lo entiendo​
  • Tú y yo no podemos… a distancia no, lo tengo claro​
  • Yo no​
  • Esta tarde me voy​
  • ¿Qué????​
  • Esta tarde cogemos el avión​
  • ¿Tan pronto?​
  • Sí​


Empecé a llorar, estaba enfadada pero, sobre todo, destrozada, no entendía nada… solo unos días antes hacíamos planes para agosto, y ahora, de pronto, esto. Se lo dije y me contestó:​

  • Tengo que ir a hacer unas entrevistas, ha surgido de imprevisto y no puedo rechazarlo​
  • Entiendo que no puedas rechazarlo pero no entiendo por qué tienes que romper conmigo​
  • Porque tengo que estar concentrado allí, es muy importante​
  • Mierda, Diego (sin poder parar de llorar)​


Discutimos, le supliqué, me arrodillé delante de él, pero él ni me miraba, solo decía que no… Se fue dejándome sola en su casa. Me quedé llorando allí sin ser consciente de nada hasta que se hizo de noche. Le mandé mensajes, le llamé, llamé a los padres… todos estaban fuera de cobertura o apagados, entonces caí en lo que me había dicho, que se iban esa misma tarde así que imaginé que estarían en el avión. Lloré totalmente desolada hasta quedarme dormida. A la mañana siguiente llamé a las chicas que se quedaron de piedra. Me consolaron como pudieron pero yo no paraba de llorar, tenía todo roto por dentro.



Intenté llamarlo mil veces, le dejé mensajes. Al final, la madre me contestó. Le supliqué que intercediera pero me sorprendió diciendo:​

  • Mira, Ana, esto es una decisión de Diego, puedo estar de acuerdo o no, pero él lo ha decidido así y no va a cambiar​
  • Pero yo… dígale que lo esperaré y…​
  • No, Ana, él ya lo tiene claro, y tú debes tenerlo también, ha roto definitivamente​
  • Pero…​
  • Ana, no te hagas más daño, de verdad, eres muy buena chica pero él ahora tiene la cabeza en otras cosas, él siempre ha sido así, se fija un objetivo y… esto es importante para él, Ana​


Lloré. Esperaba una aliada en ella pero me encontré a una persona totalmente a favor de la decisión de su hijo, o más bien, de apoyar a su hijo. No la volví a llamar, ni a Diego. Me hundí el resto del verano. Luego, al empezar el curso, me centré en estudiar y solo en eso, tenía roto el corazón.




FIN LIBRO 1
 
Libro 2
13



Uno no sabe lo que es la sed hasta que bebe por primera vez”

El juego del ángel de Carlos Ruiz Zafón




Madrid, junio 2013

CRISTINA


Miré como Borja se reía con sus amigos mientras yo me aburría como una ostra. La música del bar no me gustaba ni sus amigos ni las novias de sus amigos, siempre me aburría con su grupo de amigos, todos de su facultad pero con menos neuronas que un mosquito, a mi modo de ver. Los miré, ninguno era ni listo, ni interesante ni especialmente guapo. Borja, mi novio, era el más guapo aunque tenía claro que no era nada especial. Eran todos niños pijos de papá, con sus buenos coches y bastante dinero en la cartera, pero a parte de eso, poco que resaltar de ellos.



Borja y yo llevábamos saliendo desde hacía algo más de un año. En su momento me había gustado porque era simpático y divertido, y me llevaba a buenos sitios. Lo miré y, aunque me parecía atractivo, supe que en unos años, con lo que le gustaba la cerveza, perdería su buen tipo y tendría barriguita, y que esas entradas en su cabeza crecerían. Estaba pensando en eso por puro aburrimiento cuando, al fin, Borja dijo de irnos.



Nos montamos en su coche y miré la hora, las once y media de la noche pasadas. Estaba que me caía de sueño. Borja arrancó y cerré los ojos, pero los abrí rápido, casi me había quedado dormida. Entonces me fijé que no era el camino a mi casa. Le pregunté:​

  • ¿Dónde vas?​
  • Vamos a divertirnos un poquito ¿no?​


Quería un polvo. Suspiré y dije:​

  • ¿Ahora?​
  • Sí​
  • Joder, Borja, que son casi las doce y me he levantado a las seis para ayudar a mi madre​
  • Uno rapidito​


Suspiré de nuevo y no dije nada. Borja condujo hasta un sitio que usábamos a menudo de picadero. Allí, nos pasamos al asiento de atrás donde dejé que me besara y me desnudara dejándome en tetas. No tenía ganas y sus caricias eran bruscas y toscas, como siempre, pero cuando empezó a chuparme el cuello y los pezones, me fui poniendo a tono poco a poco. Metió sus manos por debajo de mi falda y me acarició el coño por encima de las bragas. Le dije que fuera con cuidado, que aún no estaba a tono del todo. Entonces, Borja se bajó los pantalones y los slips, mostrando su polla dura. La cogí y se la chupé. No era una gran polla, muy normalita, me cabía entera en la boca sin problema.



Se la chupé un minuto y empecé a tocarme para ponerme a tono y follar rápido. Noté como me humedecía y entonces, de imprevisto, Borja me sujetó la cabeza y se corrió en mi boca, sin avisarme. Me atraganté pero el muy gilipollas seguía sujetándome la cabeza impidiéndome sacarla de mi boca. Cuando terminó de correrse, me liberó y empecé a toser, me había llegado a la garganta. Abrí la puerta y escupí. Cuando me recobré de toser, le dije:​

  • ERES GILIPOLLAS​
  • Lo siento, me ha venido de repente​
  • JODER, PERO NO ME SUJETES ASÍ, TE LO HE DICHO MIL VECES​
  • Ya, ya, es que no me doy cuenta, lo siento​
  • JODER​


Tosí de nuevo. Le dije:​

  • Pero ¿No querías follar?​
  • Sí​
  • ¿O solo querías una mamada?​
  • No, quería follar, ha sido sin querer​
  • Mierda​


Estaba cabreada. Entonces él dijo:​

  • Esperamos un ratito y follamos​
  • No, una mierda, nos vamos ya​
  • Pero…​
  • Pero nada​


Dije mientras me vestía y me ponía delante. Borja se subió la ropa y se puso también delante. Arrancó y se dirigió a mi casa. No hablamos. Poco a poco se me fue quitando el cabreo. Al llegar a mi casa, le dije:​

  • Mañana ¿Te vienes con mis padres o vamos en tu coche?​
  • ¿Qué? Ah, eso… es que…​


Lo miré sin poder creérmelo. Le dije:​

  • Ah, no, no me vengas ahora con excusas​
  • Es que no puedo, mis padres..​
  • Borja, lo sabes desde hace una semana​
  • Ya pero es que hoy me han dicho mis padres que…​


Salí del coche y me fui dando un portazo. Me tenía harta. Lo escuché llamándome pero le hice una peineta y me metí en mi portal. Al entrar en mi casa, saludé a mis padres con la mano y me fui al baño. Cuando salí, ya más calmada, fui y les di un beso. Luego, me fui a mi dormitorio, me desvestí, me puse el pijama y me eché en la cama. Miré el móvil, tenía varios mensajes de Borja. Los ignoré y me dormí.



A la mañana siguiente, domingo, me desperté y recordé el plantón de Borja. Imaginé el cabreo que iba a coger mi madre y me levanté resignada a escucharla despotricar durante un rato. Fui a la cocina y se lo conté. Menudo cabreo cogió, echándome toda la culpa.



Desayuné y me fui a mi dormitorio. A eso de las once, mi madre me dijo que me fuera preparando. Era junio, acababa de terminar el curso e íbamos a casa de unos amigos de mis padres, bueno, a casa de mi padrino al que no veía desde hacía diez años cuando se separó de su mujer y se fue con una francesa al extranjero. Había vuelto hacía unos meses y hoy era su cumpleaños y nos había invitado a su chalet. Sería un reencuentro.



En principio, no íbamos a ir, llevábamos diez años sin saber de él, pero antes de eso sí habíamos tenido mucha relación, lo veíamos todas las semanas y muchas veces me quedaba con mi padrino y su mujer mientras mis padres iban de viaje o algo parecido.



Lo que hizo que cambiáramos de opinión fue pura conveniencia. Mi novio se iba el curso que viene a Inglaterra, y mi madre decía que me tenía que ir con él porque si no, adiós a la relación y “ese tiene mucha pasta como para dejarlo ir así como así”. Sí, mi madre lo veía como un buen partido por su dinero. El problema era que mis padres no tenían dinero como para costearme una estancia allí. Mi padre estaba a punto de perder su trabajo y mi madre solo trabajaba unas horas al día. Entonces, mi madre se enteró que mi padrino Paco tenía negocios y vivienda en Inglaterra y se le ocurrió la idea de que me ayudara a encontrar trabajo y casa. Hoy íbamos solo para eso, para pedir un favor para mí. Y a mi madre le había molestado mucho que no fuera Borja porque nos quería presentar como una parejita feliz.



Pensé en qué ponerme. La invitación decía que había posibilidad de bañarnos en la piscina si hacía buen tiempo, y lo hacía, pero a mí no me apetecía ponerme allí en bikini, más que nada porque tengo poco pecho y estaba algo acomplejada con eso. Así que el bikini descartado. Me pondría un vestido de verano. Me lo puse y me miré al espejo. La falda me llegaba a las rodillas pero me quedaba genial, resaltando mi figura, delgada pero con un bonito culo. Torcí el gesto al mirarme los pechos, pero el resto me gustaba, mis piernas, mis tobillos delgados, mis pantorrilas, mis brazos, y mi cara, no es que fuera un gran bellezón pero sí que era consciente de que era guapa, había salido a mi madre en eso aunque no en el pecho. Mi melena también era la de mi madre, abundante y morena.



Salí y vi a mi madre en el baño. La miré sorprendida, se había arreglado mucho. También iba con un vestido pero algo ajustado. Mi madre, Carmen, con 44 años, estaba aún cañón gracias a sus curvas, un buen culo y un buen pecho, la envidiaba. Le dije:​

  • ¿Y esto?​
  • ¿Qué?​
  • Tan arreglada para un cumpleaños​
  • Es un viejo amigo y no voy a ir como una pordiosera como tu padre​


Busqué con la mirada a mi padre, Luis, de 47 y muy delgado. Llevaba un polo y unos pantalones bermudas. No iba tan arreglado como mi madre, pero era lo normal, él nunca se arreglaba, prefería ir cómodo. Era mi madre la que siempre iba de punta en blanco, con su pelo bien peinado, su maquillaje y su ropa ajustada. Mi madre dijo:​

  • ¿Eso vas a llevar?​
  • Sí​
  • ¿Y el bikini?​
  • Paso​
  • Llévatelo​
  • Que no​
  • No sabemos quien va a ir​
  • ¿Y qué?​
  • Puede ir alguien interesante para ti​
  • Mamáaaaa​
  • Ya que el idiota de tu novio no viene, que se joda… anda, ponte algo más cortito, que enseñes esas bonitas piernas que tienes​


Suspiré y me metí de nuevo en mi cuarto. Busqué y saqué otro vestido de verano, algo más corto. Me cambié y me miré. En efecto, mis piernas eran bonitas, algo delgadas igual que el resto de mi cuerpo, pero me gustaban mucho mis piernas. En general, con mis 22 años, estaba muy bien, sabía que los chicos me miraban con interés a pesar de mi poco pecho. Me arreglé un poco el pelo, mi bonita melena morena y lisa que me llegaba a los hombros.



Salí. Mi madre me miró y asintió dándome el visto bueno. Al rato, bajamos y fuimos al garaje. Me monté atrás mientras mi padre conducía y mi madre decía:​

  • M: Que pocas ganas tengo de ver a esa tía​
  • P: Que manía le has cogido a la muchacha​
  • M: Tú me dirás, esa fue a dar el braguetazo con Paco​
  • P: Paco nos dijo que tenía dinero​
  • M: Ya, seguro, y por eso se lía con un tío mucho mayor que ella​
  • P: Se llevan diez años, tampoco es tanto​
  • M: ¿No? una chica de 27 escapándose con uno de 37… la cosa está clara​
  • P: A mí me pareció simpática cuando la conocimos​
  • M: Simpática… ya, una guarra es lo que es… si es que lo supe en cuanto la vi en aquella fiesta​


Estaban hablando de hacía diez años, cuando mi padrino conoció a Cloe, una francesa de 27 años y se fue con ella a los pocos meses, dejando a su mujer y divorciándose poco después. Mi madre siguió despotricando contra la chica, acordándose de la pobre Marisol, la ex de mi padrino. Mi padre callaba aunque estaba claro que para él la chica no era una guarra. Yo no la recordaba, tenía doce años cuando ocurrió aquello y solo la había visto una vez y ni me fijé mucho en ella más allá de que hablaba gracioso con su acento francés. Entonces escuché decir a mi madre:​

  • M: A ver como le dices a Paco lo de la niña​
  • P: ¿Qué? ¿Yo?​
  • M: Claro​
  • P: Mejor tú​
  • M: No, es tu amigo, se lo pides tú​
  • P: A mí no se me da bien pedir favores​
  • M: Pues te jodes, Luis, es tu hija, vas y se lo pides, y de camino, un trabajo para ti​
  • P: No, de eso ni hablar​
  • M: Mira que eres tonto a veces​
  • P: No voy a ir a llorarle un puñetero trabajo, que hace diez años que no nos vemos​
  • M: Seguro que no le importa​
  • P: Me da igual… vamos por lo de Cristi, solo por eso ¿Entendido?​
  • M: Tú sabrás​
  • P: Sí, yo lo sé​


Se quedaron callados. Estaban hablando de interceder por mí para conseguirme las facilidades para irme a vivir un año a Inglaterra con mi novio, y por otro lado, por la situación de mi padre, en una empresa que no le pagaba la nómina desde hacía tres meses y en cualquier momento cerraría dejándolo en la calle.



Al rato, mi padre preguntó:​

  • P: ¿Qué le has comprado al final? (era el cumpleaños de Paco)​
  • M: Unos gemelos muy bonitos​
  • P: ¿Cuánto?​
  • M: Eso no importa​
  • P: ¿Cuánto, Carmen?​


Se quedó callada. Papá insistió y dijo:​

  • M: 900​


Mi padre casi se sale de la carretera. Dijo:​

  • P: Pero ¿ESTÁS LOCA, CARMEN?​
  • M: No íbamos a presentarnos con una mierda de regalo​
  • P: Joder, pero si sabes como estamos, que no tenemos ni para pagarle el avión a Cristi y te gastas eso en un puto regalo?????​
  • M: Es una inversión​
  • P: Me cago en la puta, Carmen, joder​
  • M: No te preocupes tanto, cariño, ya verás como dentro de poco estamos bien​
  • P: Ya, seguro… mierda, joder​


Mi padre fue refunfuñando todo el camino. Lo estaba pasando fatal por el trabajo, se le notaba en el ánimo, el humor, había perdido peso y eso que era delgado, nunca sonreía ya, solo cuando me veía e intentaba disimular su mal ánimo. Yo le había dicho que no quería ir a Inglaterra, que en otro momento, que mejor me quedaba y buscaba algún trabajo para colaborar, pero él decía que no, que era solo un bache, aunque yo sabía que no. Era mi madre la que no cejaba en su intención de enviarme a Inglaterra.



Cuando al fin llegamos y vi la casa, me quedé de piedra. Era un gran chalet, con una parcela enorme y un jardín precioso. Salieron a recibirnos Paco y una morena guapa y delgada, la francesa. Todos nos dimos besos y halagos, mi madre super falsa con la francesa. Miré a mi padrino, se conservaba bien, muy parecido a como lo recordaba pero ahora tenía un aire a lo Richard Gere por las canas. Había envejecido pero no parecía un hombre de 47 años. Estaba moreno, muy sonriente, una dentadura muy blanca, perfectamente afeitado, las piernas torneadas y morenas… Se notaba que se cuidaba.



Luego observé a la francesa. Era guapa aunque no deslumbrante. Llevaba un vestido azul más corto que el mío y observé sus bronceadas piernas. Tenía músculos marcados y noté que en los brazos también. Pensé “ésta se pasa el día en el gimnasio”. Llevaba un buen escote. Me miró sonriente y me dio dos besos, me encantó su colonia. Luego, se me acercó mi padrino y dijo:​

  • Madre mía, Cristi, estás hecha toda una mujer, y preciosa​


Me abrazó y me dio otros dos besos. También olía bien. Los dos usaban perfumes caros. Se puso a contar cosas de cuando me cogía en brazos de pequeña, de como me reía… se le veía contento de vernos. A mi padre lo abrazó con ganas, dándose fuertes palmadas y diciéndole:​

  • Coño, Luis, te vas a quedar en los huesos como no comas más jajaja​


Y con mi madre también se abrazó, piropeándola mientras ella sonreía satisfecha. Entramos en la casa y nos llevaron al jardín donde vimos a bastante gente por allí y varios niños en la piscina. Miré y no vi a nadie de mi edad, eran casi todo parejas de 30 o 40 años y niños de hasta 10 años. Pensé “Me voy a aburrir como una ostra, voy a matar a Borja”.



CARMEN

Llevábamos allí dos horas, escuchando a todos estos pijos con sus pijadas y sonriéndoles sus chorradas, pero eso lo podía aguantar. Lo que no aguantaba era ver a Luis apartado y sin hablar con nadie, y mucho menos con Paco al que parecía que incluso esquivaba. Fui a por él:​

  • ¿Qué haces?​
  • Aburrirme​
  • Joder, Luis, sociabiliza un poco​
  • No tengo nada en común con esta gente, Carmen​
  • Y yo tampoco, pero hay que hablar, no quedarse apartado, Luis​
  • Yo paso, Carmen, si ni siquiera quería venir​
  • Estamos aquí por la niña​
  • Lo sé​
  • Anda, sé bueno, cariño, ven a hablar con la gente​


No me podía enfadar con él, sabía que lo estaba pasando muy mal con lo del trabajo, ese era otro motivo por el que estábamos allí, a ver si se relajaba un poco pero no, no lo hacía. Me acerqué a él y, acariciándole el brazo, le dije:​

  • Estás muy guapo hoy​
  • Ya, seguro​
  • Sí, y sexi, siempre me han gustado tus piernas, ya lo sabes​


Él se rio con algo de humor. Me alegré. Entonces me dijo:​

  • Guapa estás tú, como siempre​
  • Gracias, amor​


Y le di un poquito. Hacía meses que no lo hacíamos y pensé que ya iba siendo hora de volver a follar, pero no le quería presionar, tenía el ánimo por los suelos. Le dije:​

  • Anda, ven, te voy a presentar a esos pijos​
  • No, de verdad, no estoy de humor​
  • Mira tu niña, no conoce a nadie y ahí está, hablando con estos pijos​
  • Cristi es mayor y muy sociable​


Me desesperé. Le dije:​

  • Mierda, Luis, al menos ¿Has hablado con Paco?​
  • No​
  • ¿Y a qué esperas?​
  • No voy a hablar con él de eso​
  • ¿No vas a interceder por tu niña?​
  • No, no sirvo para eso​


Lo miré furibunda. Me tenía harta con ese orgullo suyo. Quería gritarle pero sabía que no serviría de nada y, además, no me iba a poner como una loca ahí. Le dije:​

  • ¿Me vas a hacer que se lo tenga que pedir yo?​
  • Sí, a ti se te dan bien esas cosas​
  • Joder, Luis​


Y me fui enfadada. No quería hablar con Paco a solas, estaba muy resentida con él, con la forma en la que escapó, sin avisar a nadie, ni siquiera a mí. Me fui al baño e intenté tranquilizarme. Cuando lo conseguí, busqué a Paco y le dije:​

  • ¿Podemos hablar a solas, Paco?​


Él me miró con una sonrisita. Me dieron ganas de partirle la cara. Asintió y me llevó a un despacho. Cerró la puerta. Fui al grano y le dije:​

  • Tienes que hacernos un favor​
  • ¿Un favor?​
  • Para Cristina​
  • ¿Qué le pasa?​


Y le expliqué todo. Él me miró y dijo:​

  • ¿Quieres que le pague la estancia allí?​
  • No, quiero que los primeros meses la ayudes allí, ella solo necesita eso, luego se las apañará, estoy segura​
  • Allí tengo una empresa​
  • Lo sé​
  • ¿Quieres que la contrate o qué?​
  • Eso sería fantástico… y que le pagarás los primeros meses por anticipado​


Él se rio meneando la cabeza. Me enfadé pensando que se iba a negar y le dije:​

  • Se lo debes, Paco, eres su padrino y no la has llamado ni una vez en todos estos años​


Él me miró serio, eso no le había gustado. Seguí:​

  • Y también nos lo debes a Luis y a mí, Paco​
  • ¿Deberos? ¿Por qué?​
  • Por lo cabrón que fuiste​
  • No sé de qué me hablas​
  • Te fuiste de repente, por esa zorra, sin decirnos nada…​
  • Es mi mujer​
  • ¿Te has casado?​
  • Sí​


Lo miré más enfadada aún. Me acerqué a la ventana para tranquilizarme. Noté como me miraba pero no dijo nada ni se movió, esperando. Me volví y le dije:​

  • Y quiero que contrates a Luis​
  • ¿Qué?​
  • Le van a echar​
  • ¿Y eso?​
  • Su empresa cierra, lleva tres meses sin cobrar​
  • Joder​
  • Tiene 47 años y cree que no va a volver a encontrar trabajo, contrátalo​


Paco se rio desdeñosamente. Me acerqué a él y le dije:​

  • Se lo debes​
  • ¿También?​
  • Sí, me estuviste follando durante años a espaldas de él​
  • ¿Y?​
  • Se lo debes por esos cuernos​
  • A mi modo de ver, no le debo nada, yo os presenté y él se ha estado follando a una zorra de primera todos estos años gracias a mí​


Y se rio. Intenté darle un bofetón pero me sujetó y me acercó a él, pegándonos. Me miró casi pegado a mi cara y dijo:​

  • Sigues estando muy buena, Carmen​


Me temblaron las piernas pero me recompuse y me aparté de él. Me dijo:​

  • Y sigues enfadada​


Lo miré, pues claro que estaba enfadada. Dijo:​

  • Por no haberte follado una última vez antes de irme ¿no?​


Me acerqué a él de nuevo y esta vez sí le di un bofetón, pero él se rio. Me giré y fui a la puerta. Entonces él dijo:​

  • Espera, Carmen​


Paré. Él dijo:​

  • Ven​


Me quería ir pero no me moví. Entonces dijo:​

  • Te he dicho que vengas (lentamente pero con esa forma de ordenar que siempre me había puesto muy cachonda)​


Me giré y fui hacia él.



PACO

La miré. Quizás me había pasado con el juego pero con Carmen siempre me pasaba lo mismo, me gustaba provocarla, enfadarla,... pero habían pasado 10 años y ella estaba resentida de verdad. Le dije:​

  • Perdona, Carmen, te estaba vacilando… siento haberme ido de esa forma, sé que te dejé tirada en el hotel aquella tarde pero es que todo se torció muy rápido… tuve que salir corriendo por un tema… complicado​
  • Te fuiste con la francesa​
  • Sí pero hubo otro problema con… unos “socios”​


Ella me miró como si no le sorprendiera, seguro que pensando “Los chanchullos de Paco”. Le dije:​

  • Hasta ahora no he podido volver​
  • Ah​
  • Aquella tarde tenía muchas ganas de verte y follarte, de verdad, pero… no pude, en serio, imposible​
  • No me has llamado ni una puta vez​
  • Ya, lo siento, no quise mmmm mezclarte en nada más, ni a Marisol, por eso me separé tan rápidamente, lo de Cloe fue más tarde​


Me miró con cara de incredulidad, Dije:​

  • Esa gente… si llegan a vernos juntos u olerse algo… no sé, era mala gente, Carmen​


Vi que dudaba si le estaba contando la verdad o no. Le acaricié el pelo y le dije:​

  • Lo de Cristina, lo hablaré con Cloe, no te preocupes​
  • ¿Con Cloe? ¿Por qué?​
  • Ella es la dueña de la empresa de Londres, todo está a su nombre, ahí no tengo ningún cargo oficial​
  • Ah​
  • Pero seguro que no pondrá pegas​
  • Gra… gracias​
  • Y lo de Luis… déjame pensarlo​
  • ¿Te tienes que pensar contratar a tu amigo para ayudarlo?​
  • No, pensar donde lo pongo… déjame unos días y te llamo ¿Vale?​


Me miró con desconfianza. Le sonreí diciéndole:​

  • Tranquila, confía en mí, le buscaré un buen puesto, Luis lo vale​
  • Sí, lo vale, y mucho, pero no le digas nada de que yo te lo he dicho ¿vale?​
  • ¿Por qué?​
  • Su orgullo, ya sabes como es, no se lo hieras​
  • Aún lo quieres ¿no?​


Ella dio un pequeño respingo como si la hubiera golpeado. Me miró fijamente y dijo:​

  • Siempre lo he querido, ya lo sabes​
  • Ya​
  • Y ahora lo estoy pasando fatal viéndole como está con el puto trabajo​
  • Entiendo​
  • Lo quiero, claro que sí, siempre, incluso cuando tú y yo follábamos, o con los… juegos… todo eso solo eran… pasatiempos, él es mi hombre, mi amor​


Me miró muy seria y dijo:​

  • Por favor, no lo humilles ni en broma con lo del trabajo, Luis no se merece lo que le está pasando​


Y vi que le temblaba el labio, estaba a punto de llorar. Le acaricié la cara y le dije:​

  • Tranquila, ahora voy y hablo con él, y que sea él el que me cuente, me haré el sorprendido​
  • Gracias​
  • Volvamos a la fiesta antes de que nos busquen​


CARMEN

Y salió del despacho, dejándome allí, con las piernas temblando. Entonces pensé en como lo conocí, de una forma muy fortuita, y de nuevo, como siempre que me acordaba de aquello, no sabía si deseaba que aquello nunca hubiera pasado o no.



…………………..

Madrid, 1988


Fue en una fiesta en un piso de estudiantes. Tenía 19 años y había ido con mi novio de entonces, un universitario de 22 años cuyo nombre ni recordaba ya. La fiesta era un muermo y me aburría. Le dije a mi novio de irnos pero me dijo “dentro de un rato, nena”. Salí a la terraza a fumar. Paseé por ella y entonces, vi que se encendía una luz de una habitación de la casa. Miré a la ventana por reflejo, más que por curiosidad. La ventana daba directamente a la terraza donde yo estaba. Vi entrar a una pareja comiéndose a besos. Los observé, no los había visto en la fiesta, al menos a él no, eso seguro porque me habría fijado en él, me parecía muy atractivo, alto y fuerte, como me gustaban.



Vi como el chico metía la mano por dentro de la camiseta de ella, sin dejar de besarla. Pensé en irme pero la escena me puso. Entonces, ella se agachó y le bajó los pantalones, sacando a relucir una enorme polla que me dejó sorprendida. La chica tenía que ser la primera vez que se la veía porque puso cara de sorpresa, la misma que la mía, eso seguro. Luego se rio y se la lamió. Comenzó a chupársela con esfuerzo. Observé atentamente la escena, notando como se me mojaban las bragas. Estaba hipnotizada por ese pollón.



Pasaron unos segundos, no sé cuantos, cuando de repente la chica se incorporó, él se giró y entonces me vio. A la vez, se abrió la puerta y entró un chico gritando, que cogió a la chica y se la llevó. El chico del pollón me miraba sonriendo mientras se guardaba con tranquilidad la polla. Me giré y miré hacia fuera, totalmente cachonda. Cerré los ojos y fumé hasta que escuché:​

  • ¿Te ha gustado?​


Me giré y lo vi a mi lado, sonriendo. Le dije:​

  • No está mal​
  • ¿Verdad?​
  • ¿Quién era esa chica? ¿Tu novia?​
  • ¿Mi novia? No, que va… la acabo de conocer en un bar y me dijo que venían aquí​
  • Ah, ¿y el chico?​
  • Su novio jajaja​


Lo miré, se estaba tronchando de risa. Entonces, se calmó y me dijo:​

  • ¿Quieres acabarla tú?​
  • ¿El qué?​
  • La mamada​


Lo miré sorprendida. Él se rio de nuevo. Me gustaba su risa. Insistió:​

  • ¿Quieres?​


Pues claro que quería, me moría de ganas, pero negué con la cabeza. Él dijo:​

  • ¿Seguro?​
  • Sí, seguro​
  • Eres muy guapa ¿Vamos a algún bar?​
  • No​
  • ¿Tienes a tu novio aquí?​
  • Sí​
  • Pues dale esquinazo, vamos a tomar algo y luego a follar​


Me temblaron las piernas de solo pensarlo, pero volví a negar:​

  • Qué lástima, eres muy guapa y estás muy buena, seguro que follas genial​


Me reí, era la forma de ligar más rara con la que me habían entrado, tan directa y sin tapujos. Le dije:​

  • Sí, follo genial, pero no contigo​
  • Pues no sabes lo que te pierdes​


Pensé “creo que lo sé muy bien, y me jode perdérmelo”, pero me reí. Entonces dijo:​

  • Voy a estar en el “Sams”, por si te lo piensas mejor y le das esquinazo a tu novio ¿Sabes dónde está?​
  • Sí​
  • Pues estaré allí una hora o así, te espero​


Y se fue, sin esperar respuesta. Lo miré irse pensando que era un caradura pero que me gustaba su seguridad, desparpajo, su cara, su físico y, sobre todo, su polla, pero que era un gilipollas si creía que iba a ir. Respiré hondo y entré a buscar a mi novio.



Estuvimos allí unos minutos más y luego nos fuimos. Me acompañó a mi casa donde nos morreamos un rato y luego se fue. Entré en el portal y llamé al ascensor. Y cuando estaba ya llegando, me giré y salí de mi casa. Busqué un taxi y le di la dirección de “Sams”. Entré y miré a mi alrededor. Lo vi en la barra charlando con una chica. Me acerqué hasta estar a unos tres metros. Cuando me vio, no mostró sorpresa. Me hizo una seña para que me acercara. Cuando estuve a su lado, me dijo:​

  • ¿Cómo te llamas?​
  • Carmen​
  • Yo soy Paco​


Y me besó, nos morreamos con ganas. Bebimos, bailamos enrollándonos sin parar, y luego, me dijo de irnos a su casa, cosa que acepté de inmediato. Fuimos andando, parándonos a morrearnos cada dos por tres. Mis manos se iban siempre a su paquete, notaba su polla dura dentro de sus vaqueros y eso me encendía aún más. En una de esas paradas, me dijo:​

  • Tienes ganas de mi polla ¿eh?​


No le respondí, le besaba el cuello mientras mis manos apretaban su paquete. Él me metía la mano por dentro de la camiseta, apretando mis tetas. Dijo:​

  • Me gustan tus tetas, quiero vértelas​


Miré a mi alrededor y me subí la camiseta, y él bajó el sujetador, sacando mis tetas. Las miró y apretó, deleitándose. Escuchamos pasos y me bajé la camiseta. Nos besamos hasta que dijo:​

  • Seguro que la chupas bien ¿Verdad?​
  • Soy la mejor​


Le dije entre besos. Estaba exagerando pero sabía que no se me daba mal, llevaba chupando pollas desde hacía cuatro años y habían sido bastantes, experiencia tenía. Entonces, él me cogió de la mano y me llevó a un callejón mal iluminado. Se la sacó y dijo:​

  • Demuéstramelo​


Miré a los lados y me arrodillé en el suelo. Admiré la polla de cerca y la lamí. Lo miré, estaba ansioso esperando. Me la metí en la boca y comencé a mamársela. Con diferencia, era la polla más gorda y grande que me había comido. Se la chupé con ansia, y casi sin darme cuenta, me desabroché mi vaquero y me metí la mano dentro de mis bragas, tocándome. Tras un rato, él se dio cuenta y dijo:​

  • ¿Te estás tocando?​


No dije nada, seguí con la mamada y mi paja. Entonces él dijo:​

  • Joder, eres más guarra de lo que me esperaba​


Entonces me levantó y protesté. Me empujó contra la pared y metió su mano dentro de mis bragas. Dijo:​

  • Coño, sí que estás mojada​


Mojada era poco, estaba muy cerca del orgasmo. Quise agacharme para continuar pero él me lo impidió. Me giró, me puso contra la pared y me bajó el pantalón hasta la rodilla. Protesté débilmente, mirando a mi alrededor. Él se puso detrás, y cogiéndome de las caderas, me la metió despacio. Gemí profundamente notando esa polla como entraba en mí. Él dijo algo de que estuviera tranquila, que él controlaba, refiriéndose a no correrse dentro de mí, pero a mí me daba igual, a pesar de no tomar la píldora ni él ponerse condón, estaba totalmente descontrolada. Le dije:​

  • Fóllame, joder​


Y me folló allí en ese callejón de mala muerte. Y yo me mordí el brazo para no gritar. Me corrí casi enseguida mientras él no paraba de follarme. Con mis últimos espasmos del orgasmo, él me la sacó, me volvió a girar y me empujó ligeramente hacia el suelo. Casi que me derrumbé en ese suelo sucio. Entonces él dijo:​

  • Mírame, me voy a correr en tu cara​


Levanté la cara y lo miré. Comenzó a correrse de forma abundante, lanzando unos latigazos de semen como nunca había visto. No era mi primera corrida en la cara, pero sí la más abundante. Me bañó en semen, la frente, la nariz, los ojos, la cara, la boca… cuando terminó, abrí la boca y se la chupé. Él se rio y dije:​

  • ¿Siempre echas tanto?​
  • Me tenías malo, joder​
  • ¿Tienes algo para limpiarme?​
  • No​
  • Joder…​


Busqué en mis bolsillos y encontré un pequeño pañuelo con el que conseguí limpiarme algo. Cuando pude abrir los ojos, lo miré. Seguía con la polla fuera, ya no estaba dura pero tampoco floja, la tenía morcillona. Me dijo:​

  • Venga, vamos a mi casa​
  • ¿Más?​
  • Sí ¿No tienes ganas?​
  • Yo sí​


Y me levanté, subiéndome las bragas y los pantalones. Llegamos a su casa, un piso de estudiantes, y me fui al baño. Allí me lavé la cara, oriné y me fui a su habitación. Me ordenó que me desnudara, y eso hice. Se quedó mirándome unos segundos y dijo:​

  • Sí, tienes unas tetas preciosas, grandes pero bien puestas, vuélvete​


Me giré. Dijo:​

  • Y un buen culo ¿Follas por ahí?​
  • No​
  • Lástima, venga, vente a la cama​


Aquella noche me folló como nadie me había follado antes. Su polla me encantó, pero también su forma de follar, dominante y dura. Y su aguante, me folló una y otra vez durante más de una hora, arrancándome varios orgasmos increíbles. Se corrió una vez en mis tetas y otra en mi boca… no entendía como se recuperaba tan pronto para seguir follando tras correrse, pero lo hacía y no paraba de follarme, me dejó agotada.



Esa noche fue la primera de muchas. A partir de entonces estuvimos follando ininterrumpidamente durante 14 años, a veces una vez al mes, otras veces cuatro a la semana, siempre cuando él quería. Incluso estando embarazada de Cristina. Y luego estaban los juegos… con Paco no tenía ningún control, hacía lo que él quería, hasta el día que desapareció.

…………………………………..

 
14



CRISTINA

Miré a mi alrededor, estaba muy aburrida. Las conversaciones donde me había incorporado eran todas sobre viajes, colegios de niños, vacaciones… todo muy pijo. Esto estaba siendo un soponcio. Entonces, escuché a mi lado:​

  • No te había visto antes ¿Quién eres?​


Miré a quien me había hablado. Era una mujer alta y delgada, de unos 40 años. Llevaba un vestido hasta las rodillas y el pelo corto pero con un corte muy femenino. Era guapa aunque tenía cara de no ser muy simpática, o quizás era que se le notaba que no estaba contenta. Le dije:​

  • Soy… Paco es mi padrino, mis padres y él se conocen desde hace más de 20 años​
  • Ah​


Se quedó callada y entonces dijo como a sí misma:​

  • Se van a matar​
  • ¿Cómo?​
  • Esos dos de la piscina son mis hijos​


Miré y vi a 7 o 8 niños, pero ella señalaba hacia un lado donde solo había dos críos de unos 5-6 años. Le dije:​

  • Ah​
  • Y el padre pasando de ellos… ese de allí es mi marido​


Miré, un hombre medio calvo y bastante gordo, de unos 40-50 años, que hablaba con otros sin mirar a la piscina. Entonces la mujer me miró y dijo:​

  • Y yo soy Ade​
  • Cristina​
  • Encantada​
  • Igualmente​


Y nos dimos dos besos para luego ponernos a charlar. Me contó que era abogada y su marido también. Que su marido era el abogado de Paco desde hacía años. Me estuvo contando cosas interesantes, para variar. Aunque tenía gesto serio y parecía enfadada por estar allí, tenía sentido del humor aunque negro y ácido. Empezó a criticar a varios de la fiesta, “que vestido lleva fulanita, que horror”, “ese casi se arruina el año pasado invirtiendo en África, le engañaron como a un tonto”, “Esos de allí no tienen un euro, es todo fachada”... Le dije:​

  • Eres la primera con la que hablo que trabaja de verdad​
  • ¿Cómo?​
  • Que las demás son solo amas de casa ¿no?​
  • ¿Amas de casa? Si te refieres a estar todo el día sin dar un palo al agua, pues sí… ninguna trabaja excepto Cloe y yo​
  • ¿Cloe? ¿la…?​
  • La mujer de tu padrino​
  • Ah ¿Ella trabaja?​


Me miró extrañada y dijo:​

  • Pero ¿No eres su ahijada?​
  • De él, a ella casi no la conozco​
  • Ah​
  • Se fueron hace 10 años​
  • Ya, entiendo… pues Cloe es una mujer de negocios​
  • ¿Sí?​
  • Ni te imaginas… en ese matrimonio, ella es la que pone la pasta, no él​
  • ¿En serio? Pensaba…​
  • ¿El qué?​
  • Que ella se había casado con un hombre mayor por su dinero​
  • jajaja, que vaaaa, por dinero te aseguro que no jajaja​


Se reía pero sin ganas. Cuando paró dijo:​

  • Pero tienes razón, ella y yo somos de las pocas de aquí con una profesión “seria”​


Entonces vimos llegar a una pareja. Los miramos. Tendrían veinte y muchos. Él, bastante guapo y sonriente. Ella, una rubia bajita y con muchas curvas, guapa y llamativa. Llevaba unos shorts blancos y una camiseta con un generoso escote. Casi todos los tíos de la fiesta la miraban. Vi como Ade se enfadaba y decía por lo bajini “será zorra”. Le pregunté:​

  • ¿Quiénes son?​
  • Esa zo… esa es Lola y él Guille, son muy amigos de Cloe​


Vimos como Lola se abrazaba a Paco y le daba dos sonoros besos. Me reí de lo exagerado que fue, pero Ade casi echaba humo. Entonces dijo:​

  • “Esa” jamás ha trabajado ni lo hará, es tonta de remate, solo sabe usar esos tetones que tiene​


Entonces, Lola fue hacía el grupo donde estaba el marido de Ade y vi como a él se le iban los ojos al escote de ella. Ella, aparentemente sin darse cuenta de nada, hablaba y se reía a carcajadas. Ade refunfuñó y dijo:​

  • Será lagarta, voy a buscar algo de alcohol​


Y se giró y se metió dentro de la casa. Me reí pensando que ahí tenía que haber una buena historia de celos y quizás cuernos. Miré a la rubia, que ahora se quitaba la camiseta y los shorts para quedarse en bikini, con todos los tíos mirándola con las bocas abiertas. Pensé “patéticos”. Entonces ella se tiró al agua y empezó a jugar con los críos. Miré a mi alrededor y vi las caras de las mujeres, Ade no era la única enfadada con la rubia pija. Me reí más por dentro.



Me giré y vi como Paco se acercaba a mis padres y se ponía a hablar con ellos. Luego, mi madre venía hacía mí y los dejaba solos. Cuando llegó mi madre dijo:​

  • ¿Has hablado con Cloe?​
  • Un poco​
  • Pues habla más con ella​
  • ¿Por qué? ¿No era una zorra?​
  • Sí pero resulta que es la que maneja el tema de Inglaterra​
  • ¿Maneja?​
  • La empresa de allí está a su nombre​
  • Ah​
  • Anda, búscala y sé simpática con ella​


Mi madre se fue con un grupo de mujeres y busqué a Cloe con la mirada pensando “así que ahora resulta que no hay que hacerle la pelota a Paco sino a Cloe”. Me puse a pasear buscándola. Pasé cerca de mi padre y Paco y escuché como mi padre le decía:​

  • Sí, la empresa va regular, pero espero que remontemos​
  • ¿Seguro?​
  • Sí, es solo un bache​
  • ¿Y no te gustaría cambiar?​
  • ¿Cambiar?​
  • De trabajo​
  • Ah, no, estoy mayor para nuevas aventuras​
  • ¿Mayor? tenemos la misma edad y me siento joven, Luis​
  • Eso tú, pero yo…​
  • Pues el otro día un cliente me decía que estaban buscando a alguien de tu perfil, creo​
  • ¿Mi perfil?​
  • Sí, con experiencia… ¿Les pregunto?​
  • No sé, Paco, yo…​


Y me alejé… Meneé la cabeza, mi padre haciendo como si no pasara nada cuando estaba super deprimido y triste. “Pues ya hablaré yo con Paco y le diré que le busque otro trabajo, no quiero seguir viéndolo así” pensé.



Seguí paseando sin ver a Cloe. Me puse a hablar con unos y otros pero eran super aburridos todos. Vi a Ade hablando con otras mujeres y no quise molestarla mientras pensaba que era la única interesante de toda la fiesta. Hablé un poco con la rubia Lola. Era divertida pero un poco cabeza hueca, aunque más tonto me pareció el novio y pensé “son tal para cual”.



Entré en la casa y me puse a cotillear un poco, mirando los muebles, las fotos, las habitaciones… Cloe tenía buen gusto, estaba todo muy bien. Vi una escalera a la segunda planta y subí para seguir cotilleando. Había varias habitaciones y entré en la principal, el dormitorio de Cloe y Paco. Era enorme, una cama grande, un cuarto de baño más grande que nuestro salón. Estuve un rato mirando todo. Entonces vi una puerta. La abrí y era un vestidor. Entré y se encendió una luz. Me quedé de piedra, cantidad de zapatos, vestidos, trajes… impresionante. Pasé la mano por ellos pensando “algún día tendré un vestidor así, y una casa así”. Salí del vestidor e iba a salir del dormitorio cuando escuché pasos. Me entró pánico, si Cloe me pillaba allí ¿Qué pensaría? Menuda forma de hacer la pelota, cotilleando sus cosas.



Miré alrededor y me metí en el vestidor, dejando la puerta un poco abierta. Vi un interruptor y apagué la luz. Tras unos segundos, entró alguien. Era Lola. Dio unos pasos dentro y se paró. Pensé que estaba haciendo lo mismo que yo, cotillear. Se dirigió a la ventana y miró fuera. Llevaba los shorts pero no la camiseta, solo el bikini. Tenía el pelo húmedo. Se quedó allí un par de minutos y pensé que no, no estaba cotilleando, parecía esperar a algo o alguien. Me puse nerviosa.



Al poco, entró alguien más en la habitación. Escuché:​

  • ¿Qué hace ella aquí?​


Era Ade. Entonces, se escuchó otra voz:​

  • Me estoy cansando de vuestras peleas​


Era Paco. Lola dijo:​

  • L: Yo no he hecho nada​
  • A: ¿Nada? Enseñar las tetas y pavonearte, zorra​
  • L: Eh, yo no he enseñado nada​
  • A: ¿Nada? Pero ¿Te has visto? Menudo bikini traes, para tener a todos los tíos babeando por tus tetas​
  • L: ¿Qué? Es un bikini, solo eso​
  • A: Y tonteando con todos, con mi marido también, que zorra eres​
  • L: Yo no he tonteado​
  • P: Un poco sí, Lola​
  • L: ¿Eso es tontear? Anda ya​
  • A: Pufff​
  • L: Bueno, quizás un poco, pero la culpa es tuya, Ade​
  • A: ¿Queeeé? ¿Mía?​
  • L: Sí, quería vengarme​
  • A: ¿De qué?​
  • L: Llevas días burlándote de mí, poniéndome de tonta, ridiculizándome delante de todos​
  • A: Pero… son bromas, lo sabes​
  • L: El otro día en la cena ¿Qué? Que sí, que tienes una carrera y eres muy lista, pero tonta no soy​


Se quedaron callados. Entonces Paco dice:​

  • P: Tiene razón, Ade​
  • A: Pero yo…​
  • P: Te has portado muy mal con Lola​


Vi como Ade se callaba y los otros dos la miraban. Entonces dijo:​

  • A: A veces soy una estúpida engreída, lo sé​
  • L: ¿A veces? Llevas días así​
  • A: Es que… me das envidia​
  • L: ¿Envidia?​
  • A: Claro, eres guapa, joven y súper atractiva, y yo…​
  • L: También eres guapa y sexi, tonta​


Y se abrazaron. Paco sonreía y dijo:​

  • P: Venga, quiero ver una reconciliación en condiciones​


Entonces, las dos se besaron, pero no fue un simple beso en las mejillas, fue un morreo total. Me quedé con la boca abierta. Ellas se besaron durante bastantes segundos. Vi como una mano de Ade cogía una teta de Lola y la apretaba para luego echarle a un lado el bikini y acariciarle el pezón.



Paco las miraba con una sonrisa. De pronto terminaron el beso y miraron a Paco que asintió. Entonces, se echaron en la cama y Ade le chupó la teta que había sacado del bikini. Luego le quitó el bikini, los shorts y la parte inferior del bikini, dejando a Lola desnuda sobre la cama. Estaba alucinando ¡¡iban a follar!! y delante de Paco. Ade se incorporó y se quitó el vestido sonriendo a Lola. Luego, se quitó la ropa interior. Las miré, eran un contraste total. Lola estaba bastante morena, y tenía unas tetas enormes. Tenía el coño totalmente depilado. Ade, en cambio, era muy delgada, con unas tetas pequeñas y un coño con un triángulo de pelo negro.



Tras desnudarse, miró de nuevo a Paco que volvió a asentir. Ade se echó sobre Lola, besándola por todo el cuerpo hasta llegar abajo. Vi como su cabeza se hundía entre las piernas de Lola que gemía sin parar. Siguieron así un rato hasta que Paco dijo:​

  • Haced un 69​


Las chicas se movieron en la cama y Ade se puso sobre Lola, en la posición del 69. No me explicaba que pasaba allí ¿Por qué obedecían a Paco? Se escuchan ruidos húmedos entre los gemidos de las dos. Entonces, Paco sacó algo de un cajón, se bajó los pantalones y se quedó desnudo. Me quedé flipando, tenía su polla dura y era enorme, pero grande de verdad. Paco se echó algo líquido sobre la polla y se puso tras Ade, se la iba a follar. En ese momento, Ade dijo:​

  • A: No, por el culo no​
  • P: Sí, has sido una chica mala​
  • A: Pero…​
  • P: Chistttt​


Ade gimió y se tensó “¿En serio le iba a meter eso por el culo? Dios, pero ¿Es posible?” pensé. Pero sí, se la metió despacio, poco a poco. Ade gemía y vi como agarraba las sábanas con fuerza, pero no se apartó. Tras unos segundos, Paco empezó a moverse y ella volvió a hundir su cabeza entre las piernas de Lola. Estuvieron un par de minutos follando así hasta que Ade se tensó de nuevo y gritó con un orgasmo “Flipo, se ha corrido con eso metido por detrás”. No salía de mi asombro.



Ade se derrumbó en la cama, temblando, mientras Lola reía y se movía para ponerse a su lado. La besó mientras Ade seguía estremeciéndose con los ojos cerrados. Entonces Paco les dijo:​

  • Besaos con lengua, quiero verlo​


Las chicas, tumbadas en la cama, se besaron sacando la lengua y Paco, se la meneó hasta correrse sobre ellas, echando una cantidad increíble sobre sus caras y lenguas. Tras terminar, Ade se la chupó un poco y luego Paco se vistió y se fue, dejando a las chicas tumbadas.



No veía la hora de salir de allí, me sentía muy incómoda con todo lo que había visto pero aquello no había terminado. Ade comenzó a besar de nuevo a Lola y la masturbó, las dos con la cara llenas de leche. Lola se corrió rápidamente. Se quedaron tumbadas, sin decirse nada. Luego, Lola se levantó y empezó a vestirse. Ade dijo:​

  • Estaba enfadada contigo porque te acostaste con esa perra de Nieves​
  • ¿Eso? Fue una tontería​
  • Pero me dijiste que solo follabas conmigo​
  • Contigo, con mi novio, con Paco…​
  • Esos no cuentan, lo sabes​
  • Cielo, solo fue un polvillo de nada​
  • Pues no me gusta​
  • Anda, vístete y vamos a lavarnos, que no veas como nos ha puesto​
  • Como siempre​
  • ¿Cómo tienes el culo? Te ha dado fuerte​
  • Bien, estaba muy cachonda contigo y me ha gustado aunque el cabrón sabe que no me gusta por el culo​
  • Jajaja​


Ade se reincorporó y se vistió. Fueron al baño de la habitación. Tras unos minutos, alisaron la cama y se fueron. Respiré aliviada “Pero ¿Qué se traen entre todos estos?”. Estaba totalmente en shock. La escena había sido muy guarra pero no me había excitado, estaba tan impactada por lo que estaba viendo que no lo había sabido digerir aún. Salí del vestidor y bajé.



Al salir, vi a Lola de nuevo en la piscina. Ade hablaba con el marido. Parecían las dos tan normales después del sexo que acababan de tener. Vi a mis padres hablando. Los observé. Últimamente, con el mal ánimo de mi padre, la relación entre ellos estaba fría. Mi madre, como siempre, estaba pendiente de él. Era una esposa muy clásica, siempre atenta a cualquier detalle con su marido, a hacerle los platos que más le gustan, postres… siempre besándolo cuando se iba al trabajo o volvía. Cuando por la noche veían la tele en el salón, ella se pegaba a él y veían la tele abrazados, vamos, que en mi madre no había notado ningún cambio pero a él lo notaba distante.



Mientras los miraba, vi a mi padre sonreír “vaya, eso está bien”. Mi madre también sonreía y entonces lo besó, no un simple piquito, fue un beso con lengua, pero de un par de segundos. Puse cara de asco pero bueno, no era algo extraño, al revés, ella siempre buscaba besos así. Recordé con espanto una noche un año atrás que llegué a casa antes porque Borja se puso malo. Fui a mi habitación y entonces los escuché, estaban follando pero con unos gritos de ella y un meneo de la cama que, primero me dejaron asombrada, y luego sentí repulsión. Me metí corriendo en mi habitación y, para mi sorpresa, el polvo fue largo, demasiado. Me puse unos auriculares para no escucharlos. Recuerdo que pensé “pero ¿Qué coño hacen con más de 40 años follando así?”. También pensé “Pero ¿Aún tienen ganas? ¿Aún se le levanta?” y mira por donde, hoy había visto a un hombre de la edad de mi padre en plena acción, y desde luego, estaba muy en forma.



Miré a mi alrededor recordando que tenía que hablar con Cloe, hacerle la pelota, y pensé “Joder, su marido le acaba de poner los cuernos con esas dos, en su propia cama… que fuerte”.



CARMEN

Terminé de besar a Luis y pensé “Estoy cachonda, si esta noche sale Cristi con el novio, follamos”. Llevábamos meses sin hacerlo, demasiadas preocupaciones. Pero ahora veía a Luis contento, la charla con Paco le había animado. Me había contado que habían hablado de los viejos tiempos y que le había dicho que un cliente suyo buscaba un economista con experiencia, que quizás le pasaría su contacto, y a Luis eso le gustaba y le asustaba, pero por lo menos era una opción interesante. Sabía que Luis no me contaba toda la verdad sobre la empresa, para no asustarme, pero no era tonta, lo veía en él, no iban a pagarle lo que le debían ni a pagarle en el futuro, él llevaba las cuentas de la empresa, eso lo tenía que saber de sobra.



Me cogió de la mano y me llevó hacia la piscina mientras me contaba anécdotas que había recordado junto a Paco. Sabía que era buena idea venir aquí aunque para mí fuera un poco humillante, pero merecía la pena si conseguíamos lo de Cristi y por ver así a Luis.



Vimos a Cristi hablando con Cloe y nos acercamos.



CRISTINA

Vi como se acercaban mis padres mientras Cloe me contaba trivialidades. Llevaba cinco minutos hablando con ella sobre la casa. Mientras la escuchaba no paraba de pensar “joe, tía, menudos cuernos te acaban de poner y tú ni enterarte, y en tu propia cama”.



Entonces llegaron mis padres y se pusieron a hablar con Cloe. Me partía de risa por dentro viendo a mi madre tan simpática con Cloe. Admiré lo bien que disimulaba lo mal que le caía Cloe.



En ese momento, llegaron con una tarta enorme. Le cantamos el cumpleaños feliz a Paco, repartieron tartas, los regalos… Tras un buen rato, mi madre me llevó de nuevo con Cloe. Se puso de nuevo a hablar con ella, elogiando su buen gusto en la casa, en los regalos… Al rato se fue, echándome una mirada mi madre del tipo “sé simpática, dale bola”. Me quedé con Cloe y le pregunté por el trabajo, que qué era lo que hacía. Entonces llegó Ade:​

  • A: Cloe, guapa, nos vamos ya​
  • CL: ¿Ya?​
  • A: Sí, los niños están cansados​
  • CL: Ah, claro
  • A: Pero nos lo hemos pasado muy bien​


No pude evitar una sonrisa “claro, zorra, menudo polvo has echado”. Miré a Ade, se la veía claramente contenta, nada que ver con la cara seria y enfadada de cuando la conocí “joder, como se le nota que ha follado y bien”. Tras unos minutos, le dio dos besos a Cloe y luego, mirándome me dijo:​

  • A: Mmmm, Cristina ¿no?​
  • C: Sí​
  • A: Bueno, niña, encantada de conocerte, espero verte más​
  • C: Pues no sé…​
  • CL: Claro que sí, cuando quieras te vienes a la piscina, igual que vosotros, Ade, con los niños​
  • A: Gracias, guapa, bueno, me voy​


Y me dio dos besos para luego irse. Iba a reanudar la conversación con Cloe pero entonces llegaron otros, y luego otros… Me quedé por allí, haciendo como que me interesaba lo que decían pero intentando quedarme a solas con ella, pero nada, imposible.



Estuvimos allí un par de horas más y no pude volver a hablar a solas con Cloe porque pusieron música y bailó con Paco y con mucha gente.



Cuando nos fuimos noté un cambio en el ambiente del coche. Ahora mi padre sonreía, y mi madre no despotricaba contra Cloe, al contrario. Cuando llegamos a casa era ya de noche. Mi madre dijo:​

  • ¿Vas a salir?​
  • No​
  • ¿Por qué?​
  • No tengo ganas de ver a Borja​
  • Niña, no digas tonterías​
  • Ha sido un cabrón​
  • Los tíos son unos cabrones egoístas, todos menos tu padre​
  • Ya, claro​
  • Sí, Borja ha hecho mal en no venir, pero no se lo tengas tan en cuenta​
  • Bueno, ya veremos, pero hoy paso​


Y me metí en mi cuarto. Tenía varios mensajes de Borja pero no le había contestado, que sufriera por mi enfado. Me puse el pijama, para luego echarme eché en la cama y ponerme a ver series hasta dormirme.



CARMEN

Terminé de limpiarme los dientes y escupí en el lavabo. Me miré al espejo. Para mis 44 años estaba aún muy bien, me sentía aún atractiva y… cachonda, tenía ganas de un buen polvo pero Cristina no había salido. Suspiré y apagué la luz saliendo. Luis ya estaba acostado, con su luz apagada. Me eché a su lado abrazándolo. Luis me besó, un beso rápido en los labios, de buenas noches.



Nos quedamos así, pero no paraba de notar mis ganas. Le metí una mano por dentro de la camiseta y le acaricié suavemente, mientras le besaba en el cuello. Él dijo:​

  • Carmen, que la niña…​
  • Estará durmiendo ya​


Y seguí besándolo. Él volvió a protestar:​

  • Carmen, que sabes que no se duerme tan pronto​
  • No voy a hacer ruido, de verdad​


Luis se rio y dijo:​

  • Sabes que eso no es verdad​


Le seguí besando y bajé mi mano para encontrarme su polla dura, él también tenía ganas, esto no lo iba a desaprovechar. Le dije:​

  • Solo una mamada​
  • Carmen…​
  • Me muero de ganas, cariño​


Y me metí debajo de las sábanas, se la saqué y me la metí en la boca, suspirando de gusto “¿De verdad llevamos meses sin hacerlo?” pensé mientras se la chupaba con ganas. Metí una mano dentro de mi pijama y me toqué mientras seguía con la mamada. Al rato pensé “No, no puedo dormirme sin follar”. Me incorporé y me desnudé rápidamente. Luis protestó:​

  • Carmen, la niña…​
  • Chisstttt, me pongo encima, uno rapidito​


Me senté sobre él y me la metí. Gemí de gusto. Luis tenía una buena polla, de buen tamaño aunque no tanto como la de Paco pero a mí me encantaba. Empecé a follarlo despacio mientras él me cogía las tetas. Me incliné y le dije:​

  • Cómemelas​


Luis me chupó las tetas mientras yo aumentaba el ritmo y entonces lo noté, me iba a correr, y me abandoné. Me moví más rápido jadeando, cada vez más fuerte hasta que noté como Luis se corría dentro de mí y yo le seguí, lanzando un fuerte “AHHHHHHHHHHHHHHHHH”.



CRISTINA

Me desperté sobresaltada y sin saber donde estaba. Miré a mi alrededor y vi el ipad encendido, aún con una serie puesta. Me había despertado un grito y pensé que habría sido en el ipad. Cerré los ojos, escuchando como la serie seguía. Entonces me levanté, guardé el ipad y me volví a echar. Cerré los ojos y entonces pensé “Creo que he estado soñando con el polvo de esta tarde entre esos tres”. Pensé que el sueño había sincronizado el grito en la serie con el grito de Ade al correrse porque aún retumbaba ese grito en mi cabeza como un grito de sexo, no de una serie.



Me giré varias veces en la cama, de un lado, de otro, de frente… ahora no conseguía dormir, estaba intranquila y no paraba de pensar en esa escena. No me había resultado erótica, o bueno, sí, pero no me había resultado excitante en ese momento, había estado tan sorprendida por todo que ni me había podido poner con lo que veía. Y de todos modos “¿Cómo me va a poner ver a dos tías liadas y a un viejo follándose por el culo a una de ellas? imposible, me tendría que dar asco” pero no, no me daba asco, me tenía… “no sé, no sé como me tiene ¿intrigada? ¿Qué pasará entre esos tres? porque está claro que eso no ha sido por primera vez, y esa sumisión de ellas dos con él… Joe, pero si Ade me ha parecido una tía fuerte y muy inteligente, y ¿Se deja dominar así por un viejo?”



No me explicaba nada de nada. Y entonces recordé a Paco desnudo “menuda barbaridad lo que tiene entre las piernas ¿no? desde luego, Borja no tiene algo así ni de lejos, y menos mal ¿no? Eso tiene que doler” pero Ade la había tenido dentro de su culo “¡¡de su culo!! esa… cosa tan grande… y le había gustado, se había corrido… flipante”. Y luego esas dos… “esas dos tortilleras ¿no? aunque follan con tíos”. Me quedé pensando en todo lo que había visto y entonces me di cuenta, estaba excitada “¿En serio? ¿Me voy a excitar por ver a dos tortilleras y un viejo? ¿Tan mal estoy?”. Me giré enfadada. Pensé “Será por ver algo erótico ¿no?” aunque había visto muy poco porno, no era algo que me llamase la atención o me excitara.



Suspiré y cerré los ojos con fuerza, me quería dormir. Entonces, abrí los ojos sorprendida, me estaba acariciando, tenía una mano acariciándome el vientre y la otra un muslo “Pero ¿Qué estoy haciendo?”. Porque nunca me masturbaba… bueno, si, alguna vez pero ya hacía mucho, “en cuanto empecé a salir con chicos lo dejé” pensé, aunque la verdad es que lo había hecho muy pocas veces, más por experimentar y descubrir cosas que por ganas “pero hoy sí tengo ganas”. Y me metí la mano dentro del pijama y la otra a un pecho, acariciándome suavemente.



En realidad, era de tener pocos orgasmos, alguna vez los tenía con Borja, pero pocas veces, “y con los otros dos chicos con los que me he acostado nada de nada”. El sexo no me parecía mal, pero me costaba llegar a un orgasmo y casi siempre tenía sexo más por Borja que por mí. Me metí un dedo dentro, notando lo mojada que estaba, sorprendiéndome aún más. Me toqué más rápido. Bajé la otra mano para acariciarme el clítoris mientras me metía dos dedos y de nuevo me sorprendí al notar el orgasmo “¿En serio? ¿Tan rápido?” pensé sin creérmelo “pero si nunca me corro tan rápido, siempre necesito un buen rato” pero ahí estaba, casi llegando. Cerré los ojos con fuerza, concentrada y entonces, me llegó una imagen, la cabeza de Ade entre las piernas de Lola, y me corrí. Ahogué el grito girando rápidamente la cabeza y gritando contra la almohada.



Tras calmarme me recriminé “¿Me he corrido pensando en esas bolleras? ¿De verdad?”. No me lo podía creer. Me quedé tumbada, respirando rápido “¿Y si soy bollera?” pero no, nunca me habían atraído las tías, pero sí muchos tíos, eso era evidente… tenía que ser otra cosa, tenía que ser por haberlos espiado… “sí, tenía que ser eso…” y me dormí.​
 
15



CARMEN

Nos levantamos comenzando una nueva semana. Luis se metió en el baño para ducharse y afeitarse, como siempre hacía. Yo me fui al otro baño y luego a la cocina para prepararle el desayuno. Me sentía de muy buen humor, el sexo siempre me sentaba genial. El de la noche anterior había sido un polvo rápido pero muy intenso, me había encantado. Además, ver a Paco también me había gustado, aunque siguiera enfadada con él. Y estaba la posibilidad de que arreglara lo de Cristina y que encontrara un nuevo trabajo para Luis, confiaba en Paco para esas dos cosas aunque no se lo mereciera.



Al rato apareció Luis totalmente arreglado para el trabajo. Lo miré. Seguía siendo un hombre muy atractivo pero ya tenía esa cara de agotamiento y depresión. Me imaginaba sus pensamientos mientras se afeitaba, pensando “otra vez a mi mierda de trabajo”, o algo parecido. Me acerqué a él y le besé para luego decirle:​

  • Mmmm anoche estuviste genial​
  • Pero si no hice nada, todo lo hiciste tú​
  • Puede… pero sin esto (cogiéndole el paquete) no hubiera estado genial​
  • Y ya ves que yo tenía razón​
  • ¿Sobre qué?​
  • No puedes ser silenciosa, seguro que nos escuchó Cristi​
  • Cristina ya es mayor, y si no soy silenciosa es por tu culpa, por lo cachonda que me pones​


Conseguí que se riera mientras se sentaba. Le serví el café y las tostadas. Comimos charlando de esto o aquello. Entonces dijo:​

  • ¿No despiertas a Cristi?​
  • No, ya ha terminado la facultad ¿No te acuerdas?​
  • Ah, sí, es verdad​
  • Ya solo le queda esperar las notas, pero saldrá con todo bien, como siempre​
  • Seguro, ha salido tan lista como tú​
  • Sin duda jajaja​


En realidad, yo había dejado los estudios con 17 años, era él el que tenía carrera y había sido un empollón. Terminamos de desayunar y, mientras yo recogía, él se levantó y se fue al baño a limpiarse los dientes. Cuando regresó, cogió sus llaves y fue hacia la entrada de la casa. Lo seguí, y antes de que abriera, nos besamos como siempre, pero esta vez el beso de despedida se prolongó, le metí la lengua y saboreé el sabor de la menta de su pasta dentífrica. Y él me respondió con ganas mientras sus manos me cogían el culo y lo apretaban. Nos separamos a regañadientes, yo totalmente cachonda y él con cara de pena. Se fue y me quedé junto a la puerta pensando que me quedaba con las ganas de un buen polvo con él.



Terminé de arreglar la cocina y me fui a la ducha. Luego me vestí y salí hacia la tienda.



CRISTINA

Me desperté tarde y cansada. En casa no había nadie así que me preparé un café, no tenía ni hambre. Estuve vagueando el resto de la mañana hasta que llegó mi madre y nos pusimos a hacer la comida. Ella no paraba de hablar, como siempre, de las cosas de la tienda y de la fiesta del día anterior. Yo la escuchaba sin ganas. Entonces, sonaron varios mensajes en mi móvil. Miré y vi que era Borja. Lo había estado ignorando toda la mañana. Mi madre preguntó:​

  • ¿Quién es?​
  • Borja​
  • ¿No le contestas?​
  • Paso​
  • ¿Por qué?​
  • Ayer me dejó tirada, paso de él​
  • mmmm​
  • ¿Qué?​
  • Los hombres son así, tienes que aprenderlo ya​
  • ¿Cómo?​
  • Egoístas, todos lo son, menos tu padre, y por eso estoy con él, es el hombre más bueno y atento que conozco​
  • Ya​
  • Sí, de verdad, y Borja es como todos, solo piensa en él​
  • Pues por eso paso de él​
  • Pero pasar… ¿A qué te refieres?​
  • A que le voy a hacer sufrir unos días​
  • Ah​


Nos quedamos calladas hasta que dijo:​

  • ¿Te refieres al sexo o a algo más?​
  • ¡¡¡Mamáaaaa!!!​
  • ¿Qué? Como si fuera la primera vez que hablamos de sexo​
  • Joe​


Dije levantándome de la mesa, incómoda. Ella dijo:​

  • No seas cría, siéntate​


Me senté. Ella estaba de espalda a mí, cortando la carne. Se giró y me dijo:​

  • El sexo es un arma que tenemos pero hay que saber usarla​


No dije nada, solo pensaba que me quería ir. Ella siguió:​

  • Si usas mucho la amenaza del sexo puede cansarse, hay que usarla cuando merezca la pena​
  • Es un cabrón​
  • Sí, pero te vas a ir a vivir con él cuando estéis en Inglaterra​
  • No me voy a ir a vivir con él, él se va con sus tíos​
  • Eso al principio, luego os buscaréis algo, está claro​
  • No sé, ya veremos, mamá​
  • Está clarísimo…​


Entonces, mi teléfono empezó a sonar. Era Borja. Mi madre lo miró y dijo:​

  • Cógelo​
  • Te he dicho que paso​
  • Parece que tienes 15 años… habla con él y dile que estás enfadada, es normal que lo estés, pero habla​


Me levanté a regañadientes pero descolgué y salí de la cocina. Borja estaba en plan llorón, que qué me pasaba, que él no lo había podido evitar, que si su familia… Al final, quedé con él por la tarde. Volví a la cocina. Mi madre me miraba interrogativamente. Le dije:​

  • He quedado luego con él​
  • Bien​


Nos callamos. Me puse a cortar lechuga. Al rato dijo:​

  • ¿Y qué vas a hacer con el sexo?​
  • Mamáaaa, por dioossssss​
  • ¿Qué? Somos adultas​
  • No quiero hablar de eso contigo​
  • Haz una cosa​


No dije nada pero sentí en la nuca como mi madre se giraba y me miraba. Dijo:​

  • Ponte algo que le guste mucho, una minifalda o algo así, y cuando quiera tema, le dices que no, pero solo hoy​
  • ¿Por qué solo hoy?​
  • Para que él se de cuenta que no le conviene enfadarte, y solo hoy porque tampoco quieres que él se enfade ¿no?​
  • Mmmmm​
  • Tú hazme caso​


Seguimos charlando y terminando la comida. Luego, comimos y me fui a mi cuarto. Estuve toda la tarde vagueando. Mi padre llegó sobre las ocho, con la cara de cansancio y tristeza de siempre. Le di un beso, me metí en la ducha y luego me vestí. Me puse una minifalda que a Borja le encantaba, y una blusa sin sujetador. Cuando Borja me avisó que estaba en la calle, me despedí de mis padres. Mi madre me miró con una sonrisita.



Salí del portal y vi el coche aparcado en doble fila. Entré y le di un beso. Borja se quedó mirándome las piernas, siempre le han gustado mis piernas y sabía que lo iba a calentar así. Me llevó a cenar y estuvo simpático y atento, intentando resarcirse conmigo. Al principio estuve un poco fría, aún cabreada, pero se portó tan bien que se me fue quitando el cabreo.



Cuando terminamos de cenar dimos un paseo y luego fuimos al coche. Al entrar, me metió mano poniendo su mano en mi muslo. Nos morreamos un rato y le dejé tocarme todo lo que quisiera. Me acarició las piernas, metió la mano entre ellas, me tocó por encima de las bragas, metió su mano por dentro de mi camiseta hasta mis tetas… Lo dejé porque me estaba gustando y me estaba poniendo cachonda. Yo también le toqué y noté su polla dura.



Cuando paramos, él sonreía. Sabía que quería. Arrancó y le dije:​

  • Llévame a casa​


Él me miró perplejo. Dijo:​

  • ¿Cómo que a casa?​
  • Sí, estoy cansada​
  • Pero…​
  • Pero ¿Qué?​
  • Vamos a follar ¿no?​
  • No​
  • ¿Qué? ¿Por qué?​
  • Sigo cabreada​
  • Pero si… pero si tú…​
  • ¿Yo qué?​
  • Estás cachonda​
  • No, estoy cabreada… venga, vamos​
  • Pero…​
  • Pero nada, vamos​


Me miró unos segundos y entonces condujo. Estuvimos callados hasta llegar a mi casa. Allí, lo volvió a intentar entre besos y súplicas pero no me dejé convencer. Abrí la puerta y entonces dijo:​

  • Me estás castigando​
  • Claro que te estoy castigando​
  • Pero si yo no tuve la culpa, fue mi familia que…​
  • Borja, que no soy tonta​
  • Joe, cari, ¿Me vas a dejar así? (señalándose el paquete)​
  • Sí​


Y salí del coche, pero antes de cerrar le dije:​

  • Me lo he pasado muy bien ¿Mañana quedamos?​


Él me miró enfurruñado y dijo:​

  • Claro​
  • Bien​
  • Por la mañana he quedado para jugar al tenis ¿Te vienes?​
  • Mmmmm vale​
  • Te recojo a las 10​


Le di otro beso y me despedí. En casa, mis padres se habían quedado dormidos viendo la tele. Los desperté y nos acostamos todos. En la cama, noté que seguía cachonda. Me empecé a tocar, por segundo día consecutivo. Y cuando me estaba llegando, recordé la escena y me corrí de nuevo mientras pensaba en Ade, Lola y Paco.



El día siguiente lo pasé con Borja y sus amigos, bastante aburrida tomando el sol mientras ellos jugaban varios partidos de tenis. También fueron algunas de las novias de los otros chicos y charlé un poco con ellas, pero en general, me aburrí. Lo mejor era cuando Borja descansaba tras un set o partido porque se acercaba donde yo estaba y veía como se le iban los ojos a mis piernas ya que llevaba un pantalón corto y ajustado. Entonces, me metía mano en las piernas o el culo si estaba de pie, y le notaba la erección que rápidamente le aparecía en su pantalón. Me gustaba que me metiera mano y me divertía ver como se ponía cachondo rápidamente.



A eso de la una de la tarde, terminaron y nos metimos en el coche para irnos. Me volvió a meter mano y nos morreamos. Entonces dijo:​

  • Cari, podrías…​
  • ¿Qué?​
  • Ya sabes​
  • No, no sé​
  • Chupármela​
  • ¿Chupártela con lo que has sudado? Ni hablar​
  • Pero, nena, si a ti te gusta…​


Lo miré. Era verdad que me gustaba chupársela y el pobre tenía ganas, pero llevaba horas al sol y corriendo, eso tenía que olerle. Negué con la cabeza y me dijo:​

  • ¿Sigues enfadada?​
  • No, no es por eso, es porque llevas horas corriendo, no me apetece meterme en la boca tu cosa sudada​


Se calló. Entonces le dije:​

  • Bueno, si tienes ganas de sexo, me lo puedes comer tú a mí​
  • ¿Qué? No, no es lo mismo​
  • ¿Ah, no?​
  • No, además, siempre me dices que lo hago muy mal​


Era verdad, no tenía ni ritmo ni le ponía ganas. Siguió diciendo:​

  • Y tú lo haces genial, se te da muy bien​
  • Claro, te hago muchas mamadas, para que no me salgan bien​
  • Pues eso…​
  • Pero tú también sabrías comerme el coño si lo intentaras más ¿no?​
  • Pero…​
  • Venga, nos vamos atrás y me lo comes, yo te enseño​
  • No, bueno, otro día, estoy muy cansado​
  • Serás…​


Nunca le había gustado comérmelo. La verdad es que no tenía ganas, estaba sedienta y hambrienta, era por vacilarle, pero ahora estaba un poco cabreada. Arrancó y nos fuimos. Comimos juntos y se me pasó el enfado porque estuvo bien, atento y divertido. Luego me llevó a casa. Esa tarde él tenía que irse con el padre así que me quedé en casa viendo la tele y charlando con mi madre.



Al día siguiente estuve con unas amigas, y por la noche fui al cine con Borja. Al salir, me dijo de ir a nuestro picadero particular y le dije que sí, tenía ganas de un poco de sexo. En cuanto llegamos, nos pusimos en la parte de atrás del coche y nos enrollamos. Lo notaba ansioso, demasiado ansioso, mientras sus manos recorrían mi cuerpo y su lengua se movía dentro de mi boca. Me desnudó rápidamente, dejándome en tetas. Me las chupó un poco y luego le bajé los pantalones. Cuando se la iba a chupar, le advertí:​

  • No te corras, que quiero follar​
  • Vale​
  • Te lo digo en serio, si te vas a correr, párame​
  • Que sí, que sí, yo también quiero follar​


Se la chupé durante unos minutos, atenta por si le notaba demasiado entusiasmado, y sin querer mamársela muy rápido. Luego, me incorporé un poco y me bajé las bragas mientras él se ponía un condón. Me senté sobre él y me la metí despacio. Comencé a moverme lentamente encima de él, concentrada en sentir bien su polla dentro de mí. Estaba bastante cachonda y quería disfrutarlo un rato. Él me chupó los pezones y me animó a moverme más rápido. Le hice caso y comencé a cabalgarlo cada vez más rápido. Estaba siendo un buen polvo, lo estaba disfrutando y notaba como me iba llegando poco a poco el orgasmo, cuando, de repente, él se corrió casi sin darme cuenta. Lo escuché gemir mientras me apretaba el culo y me enfadé, a mí todavía me quedaba un poco.



Pensé en decírselo, que era un cabrón, pero decidí no decirle nada, se había portado bien los últimos días y el pobre tendría ganas, no había podido aguantar. Me quedé encima de él notando como empequeñecía su polla hasta salirse. Entonces, me senté a su lado. Él respiraba pesadamente, con los ojos cerrados. Cuando los abrió, me sonrió con una sonrisa bobalicona. Le di un beso y luego me puse las bragas. Dijo:​

  • Nena, eres genial​
  • ¿Sí?​
  • Como follas​
  • ¿Solo eso?​
  • Y como la chupas​
  • ¿Y ya está?​
  • Y estás buenísima​
  • Ah, vale​


Nos vestimos y nos pusimos delante. Él estaba de muy buen humor y dijo de ir a tomar algo pero mi humor no era el mismo así que le dije que me llevara a casa. Nos despedimos cariñosamente. Esa noche volví a masturbarme, y pensé de nuevo en el trío.



CARMEN

Estaba colocando unos artículos en el escaparate de la tienda cuando escuché mi móvil. Dejé las cosas como pude y miré el móvil. Me sorprendió, era Paco. Descolgué la llamada:​

  • Hola Paco​
  • Hola Carmen ¿Te pillo bien?​
  • mmm estoy en la tienda pero dime​
  • Ah, oye, he estado mirando lo que me pediste​
  • ¿Has solucionado lo de Cristina y Luis​
  • ¿Comemos juntos y te cuento?​
  • mmmm no puedo, tengo que ir a casa a preparar la comida y Luis viene a comer…​
  • Dile a la niña que la haga​
  • mmm​
  • Venga, la niña ya es mayorcita, seguro que puede hacer un almuerzo para ella y el padre​
  • Claro pero…​
  • Pero ¿Qué?​
  • ¿Para qué quieres que comamos juntos?​
  • Para contarte, coño​
  • Pues cuéntame ahora​
  • No, mejor en persona, he estado preguntando y… mejor te lo cuento tranquilamente​
  • ¿No vas a poder arreglar lo de Cristina? ¿Es eso?​
  • Que no, coño, quedamos en un sitio muy bueno que conozco y te cuento​
  • No sé​
  • Yo invito, claro​


Me quedé pensando ¿Qué excusa podría darle a Luis? Se me ocurrió algo y dije:​

  • Vale, de acuerdo​
  • Genial, paso a recogerte​
  • No, dime donde, voy yo​
  • Vale​


Y apunté el sitio. Quedamos allí a las dos de la tarde. Colgué y escribí a Cristina:​

  • Cristi ¿Estás en casa?​
  • Sí​
  • ¿Puedes hacer tú el almuerzo?​
  • ¿Por?​
  • Tengo lío aquí, vamos a remodelar un poco la tienda y me voy a quedar a ayudar si tú puedes quedarte con tu padre​
  • Claro​
  • Genial, mira, en el frigorífico…​


Y le expliqué que podía hacer. Luego le escribí a Luis:​

  • Cariño, hoy comes solo con Cristina​
  • ¿Y eso?​
  • Vamos a remodelar la tienda y voy a ayudar​
  • Ah​
  • Puedo ¿no?​
  • Claro, no me tienes que pedir permiso para eso​
  • Bien, pues nos vemos por la noche​
  • Vale, pero no trabajes mucho​
  • jaja, vale, te quiero​
  • Yo también​


Y seguí con el escaparate sin parar de pensar en lo que querría Paco. Se me hizo muy larga lo que quedaba de mañana hasta que pude ir al metro. Entré en el restaurante donde ya me esperaba Paco. Me dio dos besos y me senté al frente de él. Me piropeó un rato hasta que le dije:​

  • Bueno, cuenta​
  • Espera, vamos a pedir​


Pedimos y, mientras traían la comida, no conseguí que me contara nada, Comimos el primer plato charlando de tonterías. No quiso empezar a contarme hasta que tuvimos un café en la mesa. Entonces dijo:​

  • Mira, lo de Cristina, Cloe la va a llamar hoy para hablar con ella​
  • ¿Por qué?​
  • Quiere ver con ella que puede hacer, para ver si encaja o no​
  • Pues claro que encaja, no me jodas, Paco​
  • Espera, tranquila, que a ver si encaja en cual de sus empresas allí​
  • Ah​
  • Te aseguro que sea donde sea, va a ir con una casa y un trabajo, tranquila​
  • Ah, gracias​
  • Bien, eso es fácil… lo complicado es Luis​
  • ¿Qué pasa? ¿No le has encontrado nada?​
  • Sí pero… a ver, he estado haciendo averiguaciones sobre su empresa​
  • Va mal, lo sé​
  • Mal, no, fatal​
  • Lo sé, Luis lleva tres meses sin cobrar un euro​
  • ¿Tres meses?​
  • Sí​
  • Mmmmm​
  • ¿Qué pasa?​
  • No lleva tres meses, lleva ocho​
  • ¿Qué dices?!!! Lleva tres, tanto no habríamos podido…​
  • Creo que él no te cuenta todo, Carmen​
  • Pero…​


Me había quedado en blanco ¿Sería verdad? Paco dijo:​

  • Como te he dicho, he hecho averiguaciones, y eso ya no tiene remedio​
  • Pero… pero…​
  • Y Luis ha estado pidiendo préstamos para poder pagar las facturas​
  • ¿Qué? ¿Préstamos?​
  • Sí, está bastante endeudado​
  • Joder, yo… no lo sabía​
  • Ya, se ve que no quería preocuparte​
  • Con razón está tan mal… dios…​


Dije llevándome las manos a la cabeza. Paco dijo:​

  • He pedido un favor en el banco, tengo allí varios contactos, y sé como estáis​
  • ¿Cómo estamos?​
  • En rojo, Carmen, en rojo​
  • Dios…​
  • Y se cumple este mes uno de los préstamos y no tiene forma de devolverlo​
  • Pero…​
  • La casa… bueno… ya sabes, es lo que tenéis pero aún estáis pagando la hipoteca y…​
  • ¿Nos la pueden quitar?​
  • No es mucho dinero, pero si no lo paga…​
  • Dios ¿Cuánto debemos?​
  • Unos 30.000 €​
  • ¿Tanto? pero ¿Cómo?​
  • Tenía que pagar la hipoteca todos los meses, la comida, la universidad… ya sabes, todo son gastos y sin ningún ingreso​
  • Pero ¿Qué vamos a hacer?​
  • Mira, le he conseguido una entrevista, es una de mis empresas pero él no va a saberlo, estoy de accionista pero por medio de otra empresa… en fin, que no se va a enterar a no ser que lo investigue, y no creo que llegue a tanto​
  • Ah​
  • Así que podrá ir con tranquilidad de no sentirse herido en su orgullo​
  • Gracias, Paco, yo…​
  • Pero eso no evitará el pago que tiene que hacer a final de mes​
  • ¿Cuánto es?​
  • 6.000 €​
  • Pero, si estamos en rojo… ¿Qué pasará si no pagamos?​
  • La casa…​
  • No, dios…​
  • Pero he hablado con el del banco, va a retrasarlo un poco​
  • Gracias, gracias​
  • Pero al final, tendrá que pagarlo, es solo un retraso​
  • Claro, pero si lo contratan, con su sueldo…​
  • Él sabe de cuentas, lo tendrá que regestionar, pero sí, con un sueldo en condiciones, ya podrá hablar con el banco y llegar a un acuerdo, estaré atento, tranquila​
  • Gracias, Paco, de verdad​


Me quedé pensando, yo siempre había sido un desastre con la contabilidad de la casa, gastaba sin pensar, no miraba la cuenta,... ni me había dado cuenta de la situación. Era verdad que desde que él me dijo que no le pagaban la nómina me había controlado mucho en los gastos pero, a pesar de eso, alguna tontería había hecho, y él ni me lo había reprochado… Conocía bien a Luis y sabía que conmigo y la niña era siempre muy generoso, y no era capaz de decirnos no a nada. Me sentí fatal. Entonces Paco dijo:​

  • He pensado en una cosa​
  • ¿El qué?​
  • Estáis en rojo, no tenéis ni para llegar a fin de mes​


Entonces, sacó un sobre de su chaqueta y lo dejó en la mesa. Lo miré y pregunté:​

  • ¿Eso qué es?​
  • Son 3.000€​


Lo miré sin decir nada. Él sonrió y dijo:​

  • ¿Recuerdas nuestro juego?​


Lo miré fijamente. “Nuestro juego” podía significar varias cosas, habíamos “jugado” a bastantes cosas, pero me estaba imaginando por donde iba. Dijo:​

  • Son 1.000 por tu boca, 1.000 por tu coño y 1.000 por tu culo​
  • Paco, yo ya no…​
  • Ya no ¿Qué?​
  • Ya no le soy infiel a Luis​
  • ¿No?​
  • No, y además, tengo 44 años, estoy mayor para…​
  • Estás muy buena, Carmen, llevo pensando en follarte desde el domingo​


Me miró seriamente. Le devolví la mirada. Entonces dijo:​

  • Carmen, siempre has sido una zorra de primera, y muy puta​


Me dolió escucharlo, era humillante, pero a la vez, me recorrió un escalofrío de excitación por el cuerpo, y el cabrón lo notó. Sonrió y dijo:​

  • Quiero follarte toda la tarde, por todos tus agujeros​


Me revolví nerviosa y le dije:​

  • Paco, que ya no hago eso​
  • ¿No? ¿Seguro?​
  • Seguro​
  • No sé si creerte, eres muy puta, Carmen, me cuesta imaginarte solo follando con Luis​
  • Pues es lo que hay​
  • ¿Seguro?​


Entonces, cogió la billetera y sacó un billete de 500€. Lo puso sobre el sobre y dijo:​

  • 500 más si contestas a todas mis preguntas​
  • ¿Sobre qué?​
  • Sobre lo que me dé la gana​


Miré el billete. A Paco siempre le había puesto que le contara cosas de sexo o ver como me follaban otros. Suspiré por dentro. Le dije:​

  • Paco, aunque acepte el juego, no me puedo quedar con el dinero​
  • Esta vez sí​
  • No, nunca me lo he quedado, lo sabes, era un juego, me pagabas pero luego me lo gastaba en ti, en un regalo, en un buen restaurante contigo…​
  • Lo sé, pero esta vez sí te lo vas a quedar, serás mi puta de verdad​
  • No puedo…​
  • Sí, Carmen, lo necesitáis… mira, voy a ser un buen tío por una vez​
  • ¿Tú?​
  • Sí, yo… coge el dinero y vete, no tienes que hacer nada si no quieres, pero llévate el dinero, de verdad que lo necesitáis​
  • ¿Por qué me lo vas a dar?​
  • Porque me siento mal por no haberos llamado ni una vez en todos estos años, he sido un cabrón… venga, llévatelo​


Lo miré unos segundos y le dije:​

  • ¿Y qué voy a hacer con ese dinero? ¿De dónde le digo a Luis que lo he sacado?​
  • Eres lista, algo se te ocurrirá​


Me quedé pensando y sí, se me ocurrió algo. Él se dio cuenta y dijo:​

  • ¿Qué se te ha ocurrido?​
  • Podría decirle… podría decirle que es un dinerillo que tenía guardado de mi sueldo, que lo he ido reuniendo para unas vacaciones o algo​
  • ¿Se lo creerá?​
  • Él se cree todo lo que yo diga​


Paco se rio con ganas. Entonces dijo:​

  • Pues todo arreglado, cógelo y vete a casa​


Lo miré de nuevo durante unos segundos, en silencio hasta que él, sonriendo, dijo:​

  • Pero sé que estás deseando que te folle, que cogerás el dinero y serás mi puta​


Nos miramos unos largos segundos hasta que alargué la mano, cogí el sobre y guardé dentro el billete de 500. Luego, lo metí en mi bolso y lo miré. Él sonreía, esperando. Dije:​

  • Pregunta​
  • Jajaja​


Se inclinó un poco, y mirándome, dijo:​

  • ¿Te estás follando a otros?​
  • Te he dicho que no​
  • No vale mentir​
  • No te miento​


Me miró unos segundos y asintió. Entonces dijo:​

  • ¿Desde cuándo no follas con otros?​
  • Desde… desde hace unos ocho años y pico​
  • ¿Tanto?​
  • Sí​
  • Joder, me cuesta creerlo, con lo que te gusta follar​
  • Tengo a Luis​
  • Ya, siempre lo has tenido pero eso no te ha impedido follar como una zorra​
  • Pues ahora solo con Luis​
  • ¿Y por qué dejaste de follar con otros?​


Dudé. Él dijo:​

  • Tienes que contármelo, he pagado​


Suspiré y dije:​

  • Me… asusté​
  • ¿Y eso?​
  • Fue una situación… complicada​
  • Cuéntamela​


No me gustaba recordar aquello y me costaba empezar. Miré a Paco que esperaba con algo de impaciencia. Dije:​

  • Cuando te fuiste…​
  • ¿Sí?​
  • Me enfadé mucho​
  • Ya, lo imagino​
  • Cuando Luis se iba de viaje dejaba a la niña con los abuelos y salía sola, y me ligaba a alguno, no pensaba mucho, solo quería desahogarme por tu culpa…​
  • Ya​
  • Entonces, Luis cambió de trabajo y dejó de viajar, cosa que me alegró pero, por otro lado, me fastidió mis… salidas​
  • ¿Y qué hiciste?​
  • Me apunté a un gimnasio y empecé a follar con algunos chicos​
  • Jajaja​
  • La cosa iba bien, eran jóvenes, atractivos, buenos cuerpos…​
  • ¿Follaste con alguna chica?​


Torcí el gesto y le dije:​

  • Ya sabes que no es lo mío​
  • Eso dices siempre pero te he visto correrte como una loca con chicas​
  • Me acostaba con ellas por ti, porque tú querías, y me ponía verte mientras follaba con ellas, solo eso​
  • Jajaja​
  • ¿Me dejas continuar?​
  • Claro​
  • Pues empecé a acostarme con un chico de unos veinte y pocos, guapo y un poco chulo, pero follaba muy bien​
  • Íbamos a su casa, vivía solo con sus hermanos, los padres ni idea, nunca estaban, creo que no vivían allí, no sé, solo iba a follar​
  • Ya​
  • Y una de las veces, cuando terminamos de follar, me di cuenta que teníamos espectadores​
  • ¿Amigos o los hermanos?​
  • Los dos hermanos, el chico me había dejado medio muerta pero cuando los vi, me incorporé tapándome con la sábana, entonces el chico dijo “¿Qué os había dicho? Es una guarra y folla de puta madre ¿Eh?”​
  • Jajaja​
  • Los miré, los dos chicos estaban empalmados, con las pollas en la mano, se la estaban cascando. Entonces el chico dijo: “¿Quién se la quiere follar primero?” Los dos rieron acercándose a la cama y dije: “Ah, no, de eso nada, me voy ya” y me levanté buscando mi ropa, pero el chico se puso… agresivo, me empujó a la cama y dijo “de aquí no te vas hasta que te hayan follado mis hermanos”. Me asusté un poco, pero a la vez me… me gustó, me excité​
  • Jajaja, eso seguro​
  • Miré a los hermanos, eran más jóvenes que él. Miré al más joven y pregunté “Pero ¿Tú eres mayor de edad?”. Todos se rieron y el chico dijo “Ahora te lo voy a demostrar”. El jovencito se desnudó rápidamente y me folló. No fue gran cosa, lo mismo lo desvirgué, no sé. Luego me folló el otro, fue algo mejor, me corrí​


Me quedé callada, recordando. Hasta ahí había estado bien, había sido excitante. Paco preguntó:​

  • ¿Te follaron a pelo?​
  • Sí​
  • ¿Dónde se corrieron?​
  • En mi coño, lo tenía lleno de la leche de los tres​


Sonriendo, sabía que estos detalles le ponían. Continué:​

  • Miré la hora y me quise ir, tenía que irme a casa, ducharme e ir a recoger a Cristina al cole, pero no me dejaron, el primer chico volvió a follarme​
  • ¿Te gustó?​
  • Sí, y luego, cuando terminó, les dijo a los hermanos que me follaran a la vez​
  • ¿Y te los follaste?​
  • Sí, uno me follaba y al otro se la chupaba, se alternaron un rato hasta correrse ambos en mi cara​
  • ¿Y se acabó?​
  • No, entonces el primero me folló por el culo, y luego los otros dos​
  • ¿Por el culo?​
  • Sí​
  • ¿Las tenían grande?​
  • Normales​
  • No te dolió​
  • No especialmente, pero estaba ya cansada, me quería ir​
  • ¿Y por qué no te ibas?​
  • Los chicos estaban… con ganas​
  • ¿Y tú no?​
  • Mmmm sí, quizás, pero se me hacía tarde​
  • ¿Entonces?​
  • Se pusieron algo agresivos​
  • ¿Agresivos?​
  • Un poco​
  • ¿Te pegaron?​
  • Alguna bofetada… el sexo se volvió… duro​
  • ¿No disfrutaste?​
  • A ratos​
  • ¿Te follaron a la vez?​
  • Sí, los tres​
  • ¿Por el coño y el culo a la vez?​
  • Sí​
  • ¿Te asustaste?​
  • No por ellos, es decir, fue duro y estaban exaltados pero no para asustar​
  • ¿Entonces?​
  • Estaba cansada y me quería ir​
  • No era tu primera orgía​
  • No, claro que no​
  • ¿Te acuerdas de la última orgía donde estuvimos?​
  • Claro​


Y recordé. 11 años atrás o algo así. Paco estaba con unos clientes y me llamó. Me hizo pasar por puta junto a otra chica que sí lo era. La chica tendría veinte y pocos, muy delgada y pocas tetas. Los clientes eran cinco. Empezamos enrollándonos las dos, no lograba acordarme de su cara a pesar de que le comí el coño y ella a mí, pero sí me acordaba bastante de los hombres, todos de media edad, no muy en forma, alguno rellenito y con pollas normalitas. Follé con todos y, aunque no me corrí con ninguno, me lo pasé muy bien, y en menos de una hora estaban los cinco fuera de combate. Paco no participó, solo miró. Luego, cuando nos fuimos, me llevó a un hotel y me folló como un loco y ahí sí me corrí varias veces. Sonreí al recordarlo, había sido una noche muy divertida. Paco dijo:​

  • Esa noche te follaste a… ¿Cuatro?​
  • No, eran cinco​
  • Todos te follaron​
  • Sí​
  • Vi como te follaban varios a la vez y disfrutabas​
  • Sí, no estuvo mal​
  • Jajaja, se fueron muy contentos, todos hablaban de la puta de tetas grandes​


Torcí el gesto pero me reí. Paco conseguía que sus insultos y vejaciones me pusieran, siempre lo había conseguido. Entonces dijo:​

  • Y con esos chicos, di la verdad ¿Disfrutaste todo el rato o no?​
  • Mmmmm​
  • ¿No lo sabes?​
  • Es que… a ver, recuerdo bien hasta que me follaron los tres a la vez, hasta ahí muy bien​
  • ¿Y luego?​
  • Pues ellos ya se habían corrido varias veces y necesitaban descansar, es cuando intenté irme, ya bastante apurada de tiempo, pero no me dejaron. Querían un polvo más, me convencieron de quedarme, fumamos un porro y me dieron una pastilla. Desde ese momento, los recuerdos son un poco borrosos… los tengo como a retazos​
  • Te colocaste​
  • Sí… me follaron varias veces más, creo, pero no estoy segura​
  • ¿Te corriste más veces?​
  • Sí, recuerdo algún orgasmo más​
  • Entonces fue una buena orgía​
  • Sí, pero es que… fue mucho rato, demasiado​
  • ¿Cuánto?​
  • Varias horas​
  • Joder​
  • Sí, estaba mmm preocupada por Cristina, tenía que recogerla, pero los chicos no dejaban que me fuera​
  • ¿Qué pasó?​
  • Al fin se cansaron y me pude ir, corrí, cogí un taxi porque no podía conducir, llegué muy tarde al cole, Cristina me esperaba dentro con una profesora, muy nerviosa… encima yo llegué colocada, la profe se dio cuenta​


Suspiré y dije:​

  • Lo pasé muy mal, mi niña sola mientras yo…​


Suspiré de nuevo. Paco me miraba sin decir nada. Dije:​

  • Cuando llegó Luis por la tarde, la niña estaba aún enfadada, y se lo conté todo​
  • ¿Le contaste la orgía?​
  • No, quiero decir que le conté que la recogí tarde e iba… le dije que iba algo borracha, que tras el gimnasio había salido con algunas amigas y que bebí, se me hizo tarde…​
  • ¿Qué te dijo?​
  • No se enfadó, Luis siempre ha sido muy comprensivo, ya lo sabes, pero no le gustó, claro​
  • Pues anda que si llega a saber la verdad jeje​
  • Fue la última vez, me di cuenta que estaba haciendo locuras, estaba descontrolada, no volví al gimnasio ni a acostarme con otros, ni a colocarme​


Paco me miró un rato, con una media sonrisa. Sabía que se había puesto cachondo, le encantaban este tipo de historias. Entonces dijo:​

  • ¿Y el sexo con Luis?​
  • Bien, como siempre​
  • ¿Folláis mucho?​
  • mmm últimamente no, poco​
  • ¿Por?​
  • Su estado de ánimo no es bueno​
  • Pero tú sabes como animar a un tío​
  • Ya pero… Luis lo está pasando muy mal, y ahora lo entiendo mejor con lo que me has contado​
  • ¿Cuándo follasteis por última vez?​
  • El domingo​
  • ¿El día de mi cumpleaños?​
  • Sí, estaba más animado y…​
  • Y tú también ¿no?​
  • Sí​
  • Te gustó verme​
  • Claro​
  • ¿Fue un buen polvo?​
  • Sí, siempre lo son con Luis​
  • ¿Y antes del domingo?​
  • Ufff, meses, ya te he dicho que no estaba bien​
  • Joder, con lo buenas que estás… que desperdicio​


Sonreí pero a Luis no le podía reprochar nada, y menos ahora sabiendo como estábamos en realidad. Tenía que hablar con él, sabía que me lo había ocultado para protegerme, pero no era bueno esa carga para él solo. Entonces Paco preguntó:​

  • ¿Te da mucho por el culo?​
  • Mmmm no, no mucho​
  • ¿Cuándo fue la última vez?​
  • Uff, no lo sé​
  • ¿No te acuerdas?​
  • Un año o algo así, no sé​
  • Mmmm lo vas a tener cerradito, mejor, jajaja​


Nos quedamos callados, mirándonos, hasta que dijo:​

  • Venga, vámonos​
 
16



CARMEN

Salimos fuera del restaurante y lo miré. Dijo:​

  • Tengo el coche aquí al lado, vamos​
  • ¿Qué? ¿A dónde?​
  • Al hotel​
  • Pero… ¿hoy? ¿Ahora?​
  • Claro, llevo queriendo follarte desde el domingo, y con lo que me acabas de contar, aún más, vamos​
  • Pero…​


Pensé rápidamente ¿Qué ropa interior llevaba? Hice memoria, nerviosa. Entonces me acordé, era negra, lisa y práctica, pero no estaba mal. Eso era pasable, y los pelos… las piernas bien, estaba segura y las axilas también… Entonces dije:​

  • De acuerdo​
  • ¿A qué hora llega Luis a casa?​
  • Sobre las ocho de la tarde​
  • Bien, tenemos tres horas, te voy a reventar​
  • Paco, que tienes ya una edad (dije sonriendo)​
  • ¿Lo dudas?​


Y nos fuimos riendo. Me llevó a un hotel que no conocía. Me dijo que se lo habían recomendado para echar un polvo, era un hotel por horas. Entramos en la habitación y vi que era un picadero total, con un espejo sobre la cama, a los lados, bastante hortera la decoración. Sonreí al ver el panorama. Entonces, Paco se sentó en la cama y me dijo:​

  • Desnúdate​
  • Espera, voy antes al baño y…​
  • No, quiero verte desnuda, hace mucho que no veo esas tetas que tienes​


Comencé a desnudarme lentamente. Iba con ropa cómoda, una blusa de manga larga, unos vaqueros azules ajustados, zapatos con algo de tacón pero no mucho y una chaqueta de entretiempo. Me quité la chaqueta. Entonces, Paco dijo:​

  • Espera, vuélvete​


Me giré y dijo:​

  • Joder, que culo te hacen esos vaqueros​


Sonreí. Dijo:​

  • El domingo se la pusiste dura a más de uno​
  • Ya, jaja​
  • A mí seguro, y varios te miraban​
  • ¿Sí?​
  • Claro… sigue​


Sabía perfectamente las miradas que me habían echado varios, incluido él, pero estaba jugando. Me giré de nuevo para mirarle. Me quité los zapatos y los calcetines, y me bajé el pantalón. Me lo quité con un poco de esfuerzo, era de los muy ajustados. Luego, me quité la blusa y me quedé en ropa interior. Me giré y le di la espalda. Mis tetas, aunque grandes, no eran las mismas que él había visto hacía 10 años. Me preocupé, evidentemente la gravedad se había hecho notar, y Cloe era más joven y con tetas operadas y en su sitio. Me quité el sujetador. Suspiré por dentro y me volví hacia él, ansiosa por ver su cara, pero a la vez con miedo.



Lo miré. Él no me miraba a la cara, me miraba las tetas, y sonreía, y sus ojos eran de vicio. Me entró una alegría enorme por dentro. Entonces, me quité las bragas, quedándome totalmente desnuda. Llevaba el coño con un triángulo de pelo espeso, recortado por los lados y bien cuidado, pero abundante. A Luis le gustaba así, y a mí también. Paco me lo había visto de todas las formas posibles pero, aún así, seguía nerviosa. Él repasó mi cuerpo durante unos largos segundos. Entonces me ordenó que me girara y dijo:​

  • Joder, que tetas y que culo tienes, putita​


Sonreí pero sin mirarlo. Dijo:​

  • Inclínate… así, así… ahora, sepárate las nalgas, quiero verlo bien​


PACO

Miré como Carmen, algo inclinada hacia delante, se separaba las nalgas mostrándome su ano. Le dije:​

  • ¿En serio Luis no te folla ese tremendo culo?​
  • No demasiado​
  • Joder, que desperdicio… hoy te lo voy a destrozar​
  • Mmmm​
  • ¿Qué pasa? ¿Ya no te gusta?​
  • Sí pero me vendría bien un poco de lubricante, que ya te he dicho que hace tiempo que no me lo follan​
  • Creo que he visto abajo que tienen juguetes y cosas así, seguro que tienen​
  • ¿Sí?​
  • Ahora bajo, pero gírate​


Carmen se giró y me miró. Me acerqué y le cogí las tetas mientras le decía:​

  • Joder, siempre has tenido unas tetas de infarto​
  • ¿Te siguen gustando?​
  • Joder, ya te digo… A Luis sigue gustándole que le hagas cubanas y correrse entre ellas ¿no?​
  • Sí, a veces​
  • ¿Y por qué no te folla este culazo? (mientras se lo cogía)​
  • Mmmm prefiere mi coño, mi boca o mis tetas, siempre les han gustado más​
  • Pues yo te voy a follar por todos lados, puta​


Le di una fuerte palmada en el culo y la besé. Carmen me devolvió el beso con ansia, buscando mi lengua y gimiendo. Le cogí las tetas y le metí mano en el coño, lo tenía húmedo y dije:​

  • Joder, estás deseando que te folle ¿No, guarra?​
  • Síííí​


Sus manos me palpaban el paquete y, pronto estaba intentando desabrocharme el pantalón pero me aparté. Ella me miró desconcertada. Le dije:​

  • ¿No ibas al baño?​
  • ¿Qué? Ah, sí​
  • Ve y bajo a ver si tienen lubricante​
  • Vale​


Salí. En efecto, tenían. Compré un bote y subí. Al abrir la puerta, la vi de pie dentro del jacuzzi que estaba en una esquina de la habitación. Carmen me daba la espalda y tenía el cuerpo lleno de espuma. La observé pensando que aún tenía un cuerpazo, siempre había sido una mujer con curvas increíbles y muy sexual, un verdadero volcán en el sexo. La comparé mentalmente con Lola porque las dos tenían una figura parecida, con un buen culo y grandes tetas, y aunque Lola era mucho más joven y sabía follar, Carmen tenía algo que atraía mucho más, era puro sexo. Noté mi erección dentro del pantalón.



Cerré la puerta y ella giró la cabeza para mirarme. Me preguntó:​

  • ¿Tenían?​
  • Sí​
  • Ah, mucho mejor… espera, ya acabo​
  • No, espera tú​


Me desnudé. Ella me miraba sin perder detalle, sonriendo al ver mi polla dura. Entré con ella en el jacuzzi y me echó agua caliente, para luego, con sus manos, echarme gel por el cuerpo. Le cogí las tetas y le dije:​

  • Sigues estando buenísima​
  • ¿Sí? No sé, han pasado 10 años, se nota​
  • No, que va, mira como me tienes (señalando mi polla)​
  • Jajaja, siempre has sido de erección rápida (cogiéndomela y moviendo su mano por ella)​
  • Te voy a reventar, Carmen​
  • ¿Seguro? Que a esto le puede pesar la edad ¿no?​
  • No, que va​
  • ¿No te hace falta una pastillita?​
  • ¿Con una zorra como tú? No​
  • Mmmm​


Me quitó la espuma y se agachó. Me miró desde abajo y acercó su boca a mi polla para metérsela dentro, pero me aparté. Me volvió a mirar y le pasé la polla por la cara, diciéndole:​

  • Tienes ganas de chupármela, ¿Eh, puta?​
  • Sí​
  • Abre la boca y saca la lengua​


Carmen, sin dejar de mirarme, me hizo caso. Pasé la punta de mi polla por su lengua. Luego, la aparté y escupí sobre su lengua y volví a pasar mi polla por ella. Al poco, se la metí en la boca y Carmen comenzó a chupármela. Estuve disfrutando varios minutos de su boca, a Carmen siempre se le habían dado muy bien las mamadas y no había perdido práctica. Chupaba, lamía, controlaba el ritmo, el uso de las manos,... y los huevos, sabía como tratarlos, que muchas se olvidan de ellos, pero Carmen no, los lamía, los chupaba y los masajeaba con la mano, todo con mucha saliva. Le dije:​

  • Joder, puta, sigues siendo una chupa pollas de primera​


Entonces ella empezó a meterse más dentro mi polla, atragantándose y parando cuando no podía más, respirando entrecortadamente por el esfuerzo. Puse una mano en su cabeza y presioné, para no dejarla sacársela de su boca cuando la tenía bien dentro. Los ruidos de Carmen, de ahogamiento, esfuerzo, sus babas… me ponían aún más. No se metía toda mi polla en la boca, no era capaz, pero lo intentaba sin parar.



Cuando noté que no iba a poder aguantar mucho más sin correrme, la paré. Nos fuimos a la cama donde la tumbé y le comí un poco el coño, lo tenía encharcado. Carmen, que nunca había sido de las silenciosas, gemía sin parar. Mis dedos entraban en su coño sin ningún problema, se escuchaba el chapoteo de los dedos por lo mojada que estaba. Cuando vi que se iba a correr, me puse encima de ella y la follé hasta que se corrió gritando como una salvaje.



Después la puse a cuatro sobre la cama y la follé rápido. Miraba los espejos de alrededor, viendo como sus tetas bailaban al son de mis embestidas, y eso me ponía aún más. Follamos unos minutos más hasta que le dije que se pusiera encima. Verla cabalgándome como una loca, con esos tetones danzando todo el rato, fue ya demasiado para mí y me corrí dentro de ella. Carmen se corrió también de nuevo y se desplomó sobre mí.



Nos besamos tiernamente y luego se echó a mi lado, exhausta. La miré, seguía siendo la misma diosa del sexo de siempre, todo ardor y pasión. Estuvimos sin decir nada unos minutos, recuperándonos. Entonces, sonaron unas notificaciones en un móvil y Carmen se levantó para mirar el suyo. Lo leyó y lo dejó sobre una mesa, para volver a tumbarse a mi lado. Dijo:​

  • Era Cristina contándome que había hecho de comer​
  • Ah​
  • Oye, Paco, con Cristina tienes que…​
  • Ya te he dicho que no te preocupes, hablará con Cloe y verán que puede hacer en Londres​
  • No, no es eso​
  • ¿Entonces?​
  • Para el verano, tienes que contratarla​
  • ¿Qué? ¿Y eso?​
  • Para que tenga un dinerillo antes de irse, no se va a ir allí sin un euro, que sabes que Luis y yo no vamos a poder darle nada​
  • Ya​
  • Pues vete pensando algo​
  • Jajaja​
  • No te rías, Cristina es una chica muy lista y trabajadora, ponla a trabajar contigo, para que vaya aprendiendo​
  • Acabas de follar, vas a seguir follando, y te pones a pensar en conseguirle un trabajo a tu hija​
  • Claro​
  • Eres como una leona cuidando de sus cachorros jaja, siempre pensando en ella​
  • Es mi hija, es normal, y es tu ahijada, tienes una responsabilidad con ella​
  • Jajaja​


La miré y le dije:​

  • Se ha convertido en una mujer muy guapa y atractiva​
  • Sí, mucho​
  • Y sigo sin verle parecido con Luis​
  • ¿Otra vez con eso?​
  • Es la verdad​
  • ¿Y le ves parecido contigo?​
  • No sé​
  • Te lo he dicho un montón de veces, es de Luis sin dudas, tiene un montón de rasgos de él, físicos y de su forma de ser, es muy lista y concienzuda, como su padre, y tiene sus mismos ojos, por ejemplo​
  • Pero en la época que te quedaste embarazada, follábamos mucho, y siempre sin condón​
  • Pero me tomaba la píldora, y ya te conté que Cristina fue un fallo mío, se me olvidaron las putas pastillas cuando nos fuimos de vacaciones y follamos mucho, me confié​
  • Ya​
  • Que no me quejo, Cristina es lo mejor de mi vida junto con Luis, y gracias a ese fallo, la tuve a ella y me casé con él​
  • Y seguiste follando conmigo​
  • Sí​


Nos callamos hasta que le dije:​

  • Lo curioso es que tampoco veo que haya sacado tanto de ti​
  • ¿A qué te refieres?​


Le cogí las tetas y ella se rio:​

  • Ah, eso… pues sí, la pobre tiene poco pecho, lo lleva mal​
  • ¿Sí? Bueno, se puede operar, como Cloe​
  • No es lo mismo​
  • No, desde luego que no, estas son unas maravillas (mientras le apretaba sus tetas)​
  • Pero es guapa y tiene un tipito como los que se llevan ahora, delgado pero atractivo ¿no?​
  • Sí​
  • Y tiene unas piernas preciosas, podría tener a cualquier tío, no sé que ha visto en el novio ese tan soso que tiene​
  • ¿No te gusta?​
  • Es… no sé, no se le ve muy listo ni atractivo, no sé que le ve… al menos tiene pasta, por ahí me quedo tranquila​
  • Jajaja, Luis nunca ha sido un tío de pasta​
  • No, por eso lo digo, me enamoré de un pobre, espero que ella se enamore de un rico jajaja​
  • Jajaja​
  • Bueno, entonces le vas a buscar algo para el verano ¿no?​
  • Vaaaale, lo hablo con Cloe​
  • Pufff ¿Todo depende de ella?​
  • Si va a trabajar en una de sus empresas, mejor que empiece ya desde aquí ¿no?​
  • Mmmmm puede ser​


No había dejado de tocarle las tetas y noté que otra vez me calentaba. Carmen empezó a besarme en el cuello y en el pecho, y luego buscó mi boca, metiéndome la lengua. Nos acariciábamos mientras el beso se convertía en morreo. Su mano me cogió la polla y empezó a masturbarme sin dejar de besarme. Mis manos recorrían su cuerpo, especialmente sus tetas, que me tenían loco.



Carmen dejó de besarme para lamerme el cuerpo desde el cuello hasta mi polla, lentamente. Mi polla ya estaba dura y la lamió despacio. Luego, me miró y cogiéndose las tetas, las puso sobre mi polla, masturbándome con ellas. Tras un rato, comenzó una nueva mamada. La dejé hacer durante unos minutos. Era buenísima con el sexo oral.



Tras un buen rato, le dije que se pusiera encima. Carmen se incorporó y fue a sentarse sobre mi polla pero le dije:​

  • No, por el culo​


Carmen me miró un par de segundos y luego se bajó de la cama para coger el botecito de lubricante. Esparció generosamente sobre mi polla y en su culo. Luego, se volvió a poner encima y, poco a poco, se la fue metiendo por el culo, con jadeos y gestos de dolor. Cuando tuvo metida la mitad, comenzó a moverse, al principio lentamente pero fue subiendo el ritmo poco a poco, así como sus jadeos.



Le cogí las tetas y jugué con sus pezones mientras no dejaba de mirarla. Su cara era una mezcla entre dolor y placer. Tras varios minutos, le dije que se pusiera a cuatro y se la metí por detrás. No fui delicado y ella gritó pero la follé duro. Cuando me cansé, la puse boca arriba y, tirando de ella hacia el borde de la cama, se la metí de nuevo por el culo y la follé así otro rato. Cuando ya no podía aguantar más, paré, se la metí en la boca y ella chupó hasta que me corrí en su boca y cara. Me tiré en la cama totalmente satisfecho pero destrozado.



CARMEN

Entré en el vagón del metro. Paco había insistido en llevarme a casa pero, por la hora que era, podíamos coincidir con la llegada de Luis, y preferí volverme en metro. El vagón estaba bastante repleto y me quedé de pie, sujetándome de una barra.



Estaba muy cansada, el tercer polvo me había dejado totalmente reventada. El primero había sido genial, el reencuentro, volver a probar su polla, y su vigor. El segundo había sido casi exclusivamente anal y bastante doloroso, Luis casi no me follaba por detrás y la polla de Paco era bastante más gruesa, así que lo había notado, tenía el culo desentrenado. Sonreí, “desentrenado” pensé. Pero a pesar del dolor, me había gustado y me había corrido. El tercero, después de descansar un buen rato, había sido largo e intenso, con mucho sexo oral, vaginal y anal, pero mezclándolo todo el rato. Era increíble el vigor de Paco, no lo había perdido. En ese tercer polvo había perdido la cuenta de los orgasmos que me había provocado. “Al final ha cumplido lo que decía, me ha dejado reventada” pensé mientras sonreía.



Notaba mi coño aún palpitante, el dolor de mi culo, incluso me dolía la garganta y un poco la mandíbula porque Paco la tenía demasiado gruesa y grande. Luis tenía una buena polla pero la de Paco es que la excedía en todo. Había sido un reencuentro perfecto, eso estaba claro. Paco se conservaba muy bien, tenía un poquito de barriga pero casi nada, y estaba algo fondón pero poco para como están otros de su edad. La verdad es que estaba genial físicamente, y sobre todo, su vigor era el mismo de antes, eso sí que me había sorprendido.



Pero lo mejor de todo había sido al final. Me había acompañado al metro y, antes de despedirnos, nos dimos un largo beso. Al terminar, me dijo:​

  • ¿Nos vemos aquí la semana que viene?​
  • Mmmm claro​
  • ¿Qué día te viene mejor?​
  • No sé ¿el miércoles?​
  • Genial, si puedo, quedamos para almorzar, pero si no, nos vemos en el hotel a las cuatro de la tarde ¿vale?​
  • De acuerdo​
  • Me lo he pasado genial, Carmen
  • Yo también, Paco
  • Eres... eres fabulosa
Quería repetir, eso me había hecho más feliz que los polvos, y los polvos me habían hecho sentir genial. Giré la cabeza y me vi reflejada en la ventanilla. Vi mi sonrisa, tenía sonrisa de buen follada. Entonces me fijé en unos chicos que estaban sentados detrás mía. Me miraban el culo y comentaban entre ellos por lo bajo. Pensé “Ay, chicos, si supierais lo que me duele mi culo, pero también si supierais lo bien follado que está” y solté una risita tonta sin poder evitarlo. Entonces me acordé del sobre. Tenía que hablar seriamente con Luis de nuestra situación económica. No estaba enfadada con él por ocultármelo, sabía que lo había hecho para no preocuparme, pero los problemas habían llegado demasiado lejos, ya debería habérmelo contado. Hablaría con él esta noche.



Entonces vi que llegaba mi parada. Me dirigí a la puerta y, por un espejo, vi que los chicos no me quitaban los ojos de encima. Estaba siendo una tarde estupenda.



Cuando llegué a casa, Luis aún no había llegado. Me duché rápidamente. Al salir, vi que había llegado Cristina. Me puse a charlar con ella y le dije que me ayudara con la cena. Luego, llegó Luis y cenamos los tres tranquilamente. Tras limpiar los platos entre Cristina y yo, nos sentamos los tres a ver la tele. Cristina se fue al poco, para ver una serie en su cuarto. Tras un rato, dije:​

  • Luis, hoy he estado en el banco​


Luis me miró con espanto, asustado. Le dije tranquilamente:​

  • Cuéntame​


Se incorporó nervioso y, poco a poco, me fue contando la verdad. Me contó lo mismo que me había dicho Paco, disculpándose todo el rato, diciendo que no me quería preocupar, que pensaba que todo se iba a solucionar… Lo abracé y le dije que no estaba enfadada pero que era algo que me debería haber contado, que lo entendía pero que yo, sin saberlo, no había intentando ser demasiado ahorrativa, y debería haberlo sido. Me dijo que él y su jefe lo habían intentado solucionar de varias formas durante estos meses pero que todo les fallaba. Y me contó los préstamos. Entonces, me levanté y fui al bolso. Saqué el sobre y le dije:​

  • Mira, he ido al banco porque todos los meses he ido guardando en otra cuenta una pequeña parte de mi sueldo, para poder darte una sorpresa con unas vacaciones​
  • ¿Qué?​
  • Toma, esto es lo que tenía ahorrado, habla con el banco, a ver como te lo pueden gestionar​
  • ¿Cuánto hay?​
  • 3.500€, sé que no es suficiente ni de lejos, pero servirá para calmar al banco ¿no?​
  • Sí, pero…​


Vi que Luis estaba a punto de derrumbarse. Lo abracé y le dije que íbamos a salir de esta, que entre los dos podríamos… Entonces él me dijo:​

  • Hoy me han llamado de…​
  • ¿De qué?​
  • De una empresa, creo que lo ha movido Paco, es para una entrevista​
  • Ah, que bien (haciéndome la sorprendida)​
  • Sí, pero, Carmen, no puedo irme ahora, los dejaría tirados, sería como salir huyendo y…​
  • A ver, Luis… a ellos no les debes nada​
  • Son muchos años, Carmen, siento una responsabilidad…​
  • No, tu responsabilidad es con tu hija y conmigo, esa es tu responsabilidad​
  • Pero…​
  • Pero nada, tu hija y yo, ¿Vas a poner en peligro nuestra casa, nuestra vida, por esa empresa que no es nada tuyo?​
  • Ya pero…​


Lo miré sin decir nada. Entonces, él bajó la cabeza y dijo:​

  • Tienes razón, tienes razón, lo sé, pero…​


No dije nada. Luis miraba al suelo y, al rato, dijo:​

  • Mañana hablaré con Tomás, mi jefe, y le diré que voy a comenzar a buscar otro trabajo, y luego llamaré para hacer la entrevista y si me quieren, iré con ellos​


Lo abracé muy feliz. Le di un beso y le dije:​

  • No es por el dinero, bueno, sí, no quiero perder la casa, pero es que no puedo verte más tiempo así, Luis, estás siempre tan triste, tan apagado… esto no puede ser​
  • Lo sé, lo sé​


Nos quedamos abrazados un buen rato, hablando de la entrevista, de lo que pensaba hacer con el dinero… Luego nos fuimos a la cama. Cuando nos metimos dentro, lo abracé. Aún me notaba el cuerpo entumecido por los polvos con Paco. Recordé los remordimientos que tenía cuando empecé a salir con Luis pero no podía dejar de follar con Paco. Incluso intenté dejar de verme con Paco, pero al cabo de pocos días, lo llamaba, siempre lo llamaba, así que al final lo asumí, así era yo, una zorra que necesitaba mucho sexo con Luis, Paco u otros. Llegó a convertirse en algo normal el follar por la tarde con Paco, y luego por la noche con Luis, y pasármelo genial con los dos. Entonces Luis dijo:​

  • Estoy hasta nervioso con lo de la entrevista​
  • ¿Sí?​
  • Claro, hace mucho que no hago una​
  • Eres muy listo y competente, no vas a tener problema​
  • No sé, estoy viejo, me siento viejo, cariño​


Y se me ocurrió una idea. Me metí debajo de las sábanas y le saqué la polla y me puse a chupársela.



LUIS

Me quedé sorprendido al notar la mamada de Carmen. No me merecía esto, la había engañado con nuestra economía, le había ocultado todo, y ella no se había enfadado, cualquiera otra me habría montado un buen follón pero Carmen estuvo súper comprensiva, y me había dado sus ahorros… me sentía fatal, y ahora, encima, esto. Le dije:​

  • Carmen, no, deja eso​


Pero ella siguió. Insistí:​

  • Carmen, por favor, yo… no me merezco esto, soy un inútil y te he tenido engañada, yo..​


Entonces, Carmen paró y la escuché decir:​

  • Ni se te ocurra volver a decir eso, tú te mereces todo, y de inútil no tienes nada, como lo vuelvas a decir, me enfado​
  • Pero…​
  • Pero nada, y me apetece un montón esto, quiero que te relajes y que te corras cuando quieras, sin presión, sin prisas…​
  • Carmen, yo…​
  • Y esto (moviendo mi polla con su mano) de viejo no tiene nada, es una hermosura, y ahora calla, que me muero de ganas de chupártela jaja​


Y siguió con la mamada. Me sentía muy culpable, sabía que Carmen debía estar muy insatisfecha conmigo, habíamos follado muy poco en los últimos meses, por mi culpa, ella siempre estaba dispuesta pero era yo el que no podía. Me sentía culpable, pero a la vez, en la gloria. Carmen se lo tomó con tranquilidad, chupando y lamiendo lentamente. Cogió una de mis manos y la puso en su pecho, para que disfrutara aún más de ella. Al final, aumentó un poco el ritmo y me corrí en su boca. Al poco, salió de debajo de la sábanas, sonriendo. Me dio un beso, me abrazó y nos dormimos. Tenía una mujer que no me merecía.​
 
17



CRISTINA

Me levanté y fui a la cocina. Eran ya las diez y mi padre hacía horas que se había ido al trabajo. Me preparé un café y entonces entró mi madre, que ese día no trabajaba en la tienda. Nos pusimos a charlar mientras me preparaba el desayuno. Pronto me di cuenta que estaba muy contenta y le dije:​

  • ¿Qué pasa, mamá?​
  • ¿A qué te refieres?​
  • Te noto contenta, y últimamente es raro veros contentos​
  • Ah, bueno, no es nada… aún​
  • ¿Aún?​


Entonces se acercó mi madre, como queriéndome hacer una confidencia y me dijo:​

  • Tu padre va a empezar a hacer entrevistas para cambiar de trabajo​
  • ¿Sí?​
  • Sí​
  • Bueno, eso está bien, pero no será rápido​
  • Sí, lo será​
  • Mamá, esas cosas tardan, y papá tiene una edad…​
  • Tu padre es súper inteligente y trabajador, no va a tener ningún problema para encontrar un trabajo mejor​
  • Mamá, no te ilusiones tanto…​
  • Ay, nena, que pesimista​


Seguimos hablando y luego me dijo que la ayudara a limpiar la casa, que quería quitar las alfombras porque ya hacía calor, y dar una limpieza general. Nos pusimos con el salón. Al rato, me llamaron al móvil. Lo miré, era un número de teléfono que no conocía. Descolgué y contesté, saliendo fuera porque teníamos música puesta.



CARMEN

Vi salir del salón a Cristina y descansé un poco. Miré por la puerta del balcón, hacía un día soleado. Aún tenía el cuerpo tenso por la cantidad de orgasmos que me había provocado Paco el día anterior, ya no estaba acostumbrada a tantos en tan poco tiempo, Luis me provocaba varios cuando me follaba, pero era de un solo polvo. En cambio, Paco siempre había sido insaciable y de rápida recuperación, y ayer me había demostrado que seguía igual. Sonreí recordando la tarde de ayer.



Menos mal que tenía algo que contarle a Cristina sobre mi buen humor, porque se me nota demasiado, no podía parar de sonreír. Y la verdad, el reencuentro con Paco y el despertar de Luis fueron lo mejor de ayer, mucho más que los polvos.



Escuché como Cristina volvía y me giré. Estaba sonriendo. Me dijo:​

  • Mami ¿Sabes quién era?​
  • No​
  • Cloe​
  • Ah​
  • Dice que me pase mañana por su oficina, para charlar y ver que me gusta​
  • ¿Para el trabajo en Inglaterra?​
  • Sí… será una especie de entrevista de trabajo ¿No?​
  • Bueno, sí, pero son amigos…​
  • Ya pero, no sé, ahora estoy nerviosa​
  • No te preocupes, será solo para ver donde ponerte y que te guste​


Y seguimos limpiando y charlando, ella muy nerviosa. Cuando llegó Luis para almorzar, fui a recibirle y le di un beso en los labios y un abrazo, como siempre. Luego, él entró al salón y Cristina, al verlo, se le acercó para darle también un beso y decirle:​

  • Papi, mañana tengo una entrevista de trabajo, como tú jajaja​


Luis la miró extrañado y luego a mí. Le dije que le había contado su decisión. Él suspiró y asintió. Entonces le preguntó:​

  • ¿Dónde es tu entrevista?​
  • Con Cloe​
  • Ah​


Y entonces Cristina lo acribilló a preguntas sobre entrevistas, que tenía que decir, que no, como ir vestida… los dejé para irme a la cocina. Al rato los llamé, con la mesa ya puesta. Los dos llegaron aún con su animada charla sobre entrevistas. Nos sentamos a comer y Cristina no se podía estar quieta, todo el rato moviéndose y hablando. Entonces preguntó:​

  • Papi, y tú ¿Cuándo tienes tu primera entrevista?​
  • Ufff, pues…​


Me miró y dijo:​

  • Hoy he hablado con mi jefe y se lo he contado, no le ha sentado bien pero lo entiende​
  • Claro​
  • Y luego he llamado a la empresa esa, hemos quedado el lunes​
  • ¿El lunes? ¿Y por qué no mañana viernes?​
  • Porque… tengo que ir al banco, a arreglar “eso”​


Cristina nos miraba, intrigada. Entonces, Luis la miró y dijo:​

  • Cristi, ayer tu madre nos salvó de la bancarrota total​
  • ¿Qué?​


Intervine:​

  • Tu padre es un exagerado, no le hagas caso​


Pero Luis siguió:​

  • Ya eres mayor, debes saber estas cosas… os he estado ocultando nuestra situación económica, que es muy mala, he estado pidiendo préstamos para poder seguir tirando pero ya estábamos llegando al límite, y ayer, tu madre que es increíble, nos ha dado aire​
  • ¿Qué? Pero ¿Tan mal estamos?​
  • Mucho, Cristi, mucho, he sido un tonto y no he medido bien… en fin, eso está ya hecho, pero lo importante es que tu madre estaba ahorrando de su sueldo para pagarnos a los tres unas buenas vacaciones, y ayer me dio ese dinero ahorrado para poder cumplir con el banco​


Cristina me miró con la boca abierta. Me sentí incómoda, mi intención era justificar ese dinero de una forma creíble, no echarme flores de esta forma, no había pensado que Luis se lo contaría a Cristina, pero ahora no veía la forma de evitarlo. Luis siguió:​

  • Tu madre es la inteligente de esta familia, y yo el tonto, así que aprende de ella, no de mi​
  • Luis, no digas tonterías, yo solo cogía unos euros y los iba guardando, no tenía previsto que fuera para…​
  • Carmen, las cosas hay que decirlas claras, que mucho me he callado, y Cristina lo tiene que saber, tiene que saber la mujer tan increíble que eres​


Entonces Luis se levantó, me levantó y me abrazó fuerte unos segundos. Le devolví el abrazo y noté que casi se le saltaban las lágrimas. Corriendo, para que no se pusiera en evidencia delante de Cristina, dije:​

  • Pero en cuanto tengas tu nuevo trabajo y paguemos las deudas, nos debes un buen viaje​
  • A donde quieras, cariño, a donde quieras, ten por seguro que de eso me encargo yo​
  • Anda, anda, tonto, que estoy de broma, que somos una familia, aquí todos nos ayudamos ¿Verdad, Cristi?​


Y Cristina se levantó con lágrimas en los ojos y nos abrazó. A mí también se me saltaron las lágrimas. Tras unos segundos, nos separamos y seguimos comiendo.



Cuando Luis se fue al trabajo, Cristina y yo seguimos limpiando. Tras un rato, le pregunté:​

  • ¿Tienes algún plan para este fin de semana, Cristina?​
  • Pues… no, nada especial ¿Por?​
  • Podríais hacer una escapadita​
  • ¿Qué? Si no tengo un euro​
  • Pero Borja sí, que te invite él​
  • Paso de pedirle nada​
  • Ay, hija, es tu novio, le encantará​
  • Que no, mamá​
  • Además, así podéis retomar el sexo con tranquilidad​
  • ¡¡MAMA!!​
  • ¿Qué? Es verdad​
  • Mira, paso de hablar contigo de esos temas, es super incómodo​
  • jajaja, que tonta ¿Con quién mejor vas a hablar de esas cosas que conmigo?​
  • Puffff​
  • Además, es que quiero que te vayas el fin de semana​
  • ¿Por qué?​
  • Por tu padre​
  • ¿Qué le pasa?​


La miré unos segundos y ella me miraba sin comprender. Le dije:​

  • Está muy tenso​
  • Ya lo sé​
  • El sexo relaja​
  • ¿Qué?​


Y Cristina se quedó con la boca abierta y dijo:​

  • ¡¡¡Por dios, mamá!!!​
  • Es la verdad​
  • Pufff​
  • Y tengo pensado que sea algo especial, sin que él tenga miedo a que llegues​
  • No quiero escuchar más​
  • Niña, que es algo natural​


Cristina refunfuñó y nos callamos, cada una limpiando. Al rato dijo:​

  • No sé como a vuestra edad seguís con eso​
  • ¿Qué? ¿Cómo que a nuestra edad?​
  • Que tenéis muchos años, mamá​
  • ¿Muchos? Estamos en la flor de la vida​
  • Ya, claro​
  • Y tu padre está mejor que nunca, mira lo guapo que está, y lo “suyo” le funciona perfectamente​
  • Aghhhh, mamá, por favor​
  • Y yo estoy estupenda, es normal que él quiera sexo conmigo ¿No crees?​
  • Paso, paso de hablar de esto, me vas a traumatizar​


Y se fue a otra habitación refunfuñando. Siempre hacía lo mismo, el sexo la incomodaba mucho, conseguía hablar con ella de esos temas a regañadientes.



CRISTINA

“Es increíble, es increíble que se ponga a hablarme de sexo entre ellos” me decía mientras barría con fuerza. Siempre me ponía de los nervios cuando empezaba con esos temas pero hoy es que incluso estaba dispuesta a darme detalles “arghhhh, que asco”. Es que era solo pensar en ellos dos liados y me daba algo.



Cuando me tranquilicé, me di cuenta que estaba siendo muy tonta. Hacía menos de una semana que había visto a otro hombre de la edad de mi padre teniendo sexo y muy guarro, y la “cosa” le funcionaba perfectamente y ganas tenía el hombre, no había dudas. Y era verdad que mis padres se conservaban muy bien, sobre todo mi madre, que tenía una figura envidiable.



Suspiré y pensé “Y papá se merece un poco de fiesta, que el pobre lleva mucho tiempo fatal, mira como estaba hoy, llorando…”. Cogí el móvil y empecé a escribir.



CARMEN

Tras un buen rato sola, al fin terminé con el salón y, cuando iba a salir, entró Cristina. Me miró y dijo:​

  • Mi cuarto ya está​
  • Bien​
  • Y otra cosa…​
  • ¿Qué?​
  • El finde nos vamos Borja y yo a Valencia, uno de sus amigos tiene una casa allí, bueno, los padres, y nos podemos ir con ellos… no con los padres, con el amigo, y pasar allí el finde​
  • Ah, genial, hija​
  • Y vosotros… divertíos pero no quiero saber nada más ni hablar más de vuestras… cosas​
  • Pero que tonta te pones con esto, de verdad que no te entiendo, si el sexo entre personas que se quieren es…​
  • Mamá, por favor, ya vale… ¿Con qué seguimos? ¿Los baños o tu dormitorio?​


Pasamos el resto del día juntas, de buen humor las dos. Al día siguiente, viernes, no pasó nada especial, solo que Luis consiguió hablar con el banco y retrasar unos meses los siguientes pagos de los préstamos y que Cristina habló con Cloe y llegó emocionada diciendo que esa mujer era muy lista. Le había ofrecido trabajo y empezaría la semana siguiente. Cristina daba saltitos de contenta.



Y llegó el sábado. Cristina se fue por la mañana con Borja y sus amigos a Valencia. Por la tarde, Luis salió con Paco, los dos a tomar algo y charlar. Aproveché para preparar una velada esa noche con Luis. Preparé una cena especial, una mesa con velas, y me preparé yo a conciencia.



Cuando volvió Luis, ya tenía casi todo preparado. Luis se sorprendió, no le había contado nada. Me había puesto un vestido con un escote muy sugerente y que me quedaba genial. Además, me había puesto medias y tacones, y pintado, estaba como para salir. Él se pensó que quería eso pero le dije:​

  • No, hoy cenamos aquí y luego, nos divertimos aquí​
  • ¿Qué? Pero…​
  • Ve a ducharte y ponte guapo mientras yo termino la cena​


Cuando Luis volvió iba vestido con pantalones de vestir, una camisa y chaqueta, muy guapo y atractivo. Nos dimos un buen morreo y luego nos sentamos a cenar. Él dijo:​

  • Pero ¿A qué viene esto?​
  • Para celebrar tu cambio de trabajo​
  • Carmen, que no he cambiado nada, que te piensas que ya tengo un nuevo trabajo y ni he hecho la entrevista​
  • Bah, sé que lo vas a conseguir​
  • Carmen, de verdad, no…​
  • Chistt, en cuanto vean lo listo y trabajador que eres, te contratan, no tengo dudas​
  • Yo sí las tengo, cariño, y muchas​
  • Yo ninguna​
  • No quiero que te lleves otra decepción conmigo, de verdad, yo…​
  • Jamás me he sentido decepcionada contigo, no digas tonterías​
  • Pero…​
  • Pero nada, y ahora, brindemos, por un nuevo futuro​


Luis titubeó, pero al final brindó. Nos pusimos a charlar animadamente. Me contó su conversación con Paco, se le notaba contento. Comimos tranquilamente, con el salón a oscuras, solo con las velas y música tranquila. Fue una velada magnífica. Además, a él se le iban los ojos a mi escote y eso me encantaba. No paraba de decirme lo guapa que estaba, lo sexi… El vino también ayudaba.



Luego, nos levantamos, encendimos alguna luz y pusimos música algo más animada para bailar mientras nos besábamos y acariciábamos, pero Luis no pudo refrenarse mucho y al poco me estaba bajando la cremallera del vestido por detrás, dejándolo caer y quedándome solo con mi tanga, mi liguero, las medias y los tacones. Luis se separó un poco y me miró admirado para decir:​

  • Dios, es que estás tremenda, cariño​
  • ¿Sí?​
  • Es increíble que una mujer como tú se fijara en un pardillo como yo​
  • Jaja, pero que tonto​


Luis me miraba con los ojos brillantes. Vi como se señalaba su erección en el pantalón y me relamí. Entonces, me giré para que me mirara por detrás, y le dije:​

  • ¿Te gusta como me queda este conjuntito?​
  • Diosssss, Carmen, me vas a matar​
  • Jajaja​


Ya no pudo aguantarse más y se abalanzó contra mí, agarrándome las tetas desde atrás y besándome los hombros. Me apartó el pelo para besarme y morderme el cuello. Me dejé hacer, pegando mi culo a su paquete, notando su erección.



Me giré y nos morreamos mientras le quitaba la chaqueta y la camisa. Luego, le lamí el cuello y los pezones, a Luis siempre le había gustado que le lamiera sus pezones. Mientras, le iba desabrochando el cinturón y el pantalón. Me arrodillé y le bajé el pantalón y sus slips, saltando su polla dura. Comencé una mamada rápida. Sabía que iba a ser un polvo rápido, los dos estábamos con ganas y algo achispados, pero me daba igual que fuera rápido, aunque antes pensaba hacerle disfrutar.



Se la chupé unos segundos pero noté que iba a durar poco como siguiera así. Le empujé contra el sofá, y al sentarse, le quité los zapatos, calcetines y el resto de la ropa. Entonces, me escupí entre las tetas y le hice una cubana unos segundos, pocos porque Luis estaba a puntito. Apreté mis tetas contra su polla, aprisionándola. Escupí más y moví mis tetas mientras Luis se derretía, siempre le había encantado mis cubanas.



Viendo como estaba, decidí parar. Me incorporé, me quité el tanga y me senté sobre él, metiéndome su polla rápidamente, estaba tan mojada que entró sin ningún problema. Lo cabalgué rápidamente mientras gritaba como me gustaba su polla. Luis me apretaba las tetas y el culo. Cuando me noté a punto, me salí, y tumbándome en el sofá, le dije:​

  • Fóllame tú, cariño, dame duro​


Luis se puso encima y me folló rápidamente. Nos corrimos casi a la vez, entre mis gritos y sus gemidos. Lo abracé fuerte hasta que noté que se le salía de dentro de mí. Me incorporé rápido para evitar que cayera su leche en el sofá. Me fui al baño donde me limpie. Al volver, cogí una mantita, me había dado frío. Luis estaba sentado en el sofá, respirando rápido. Me eché entre sus brazos y nos tapamos con la manta. Miré el reloj en la pared, las 23:26, era temprano, esto aún no había acabado pero Luis era de los que necesitaba bastante descanso entre polvo y polvo.



CRISTINA

Salimos del bar donde habíamos estado bebiendo y comiendo. Me estremecí, aunque ya hacía calor, por la noche aún refrescaba y hacía humedad, Valencia es una ciudad costera y se notaba. El problema es que siempre he sido muy friolera y había salido solo con una minifalda, sin pantys y ahora me arrepentía, pero en la disco entraría en calor. Miré el reloj, casi las 11 y media de la noche, aún era temprano. Entonces, uno de los amigos de Borja nos guió hasta una discoteca.



Entramos, allí sí hacía calor. Me quité la chaqueta que llevaba y que no me había quitado en el bar porque tenía frío. Debajo solo llevaba una camiseta corta, enseñando ombligo, y sin sujetador porque, para convencer a Borja para hacer este viaje, le había prometido un buen polvo en la cama, y lo llevaba calentando toda la noche.



Pedimos algo de beber y nos fuimos a bailar. Allí entré rápidamente en calor, y Borja aún más porque estuve todo el tiempo tonteando y calentándole, era muy sencillo y más con la ropa que llevaba. Íbamos con otras dos parejas pero yo pasaba bastante de ellos, no me caían bien. Entonces, descansamos y, mientras volvíamos a beber, una de las chicas señaló con un dedo hacia un lado. Allí había dos chicas besándose. Las novias de los amigos de Borja se escandalizaban con esas cosas, mientras los chicos decían que menudas zorras. Las miré un rato y me di cuenta que no me ponían nada, es decir, con las pajas nocturnas y la escenita del fin de semana anterior entre Ade y Lola, estaba pensando que quizás me ponía un poco ver a lesbianas, pero no, las miraba y no me ponían nada.



Volvimos a bailar otro rato hasta que se cansaron. Se fueron a por más bebidas pero me quedé bailando, sola, me apetecía. Estaba bastante achispada con las bebidas y cerré los ojos y me moví al son de la música. Entonces, los abrí y vi a un chico mirándome, a unos metros. Lo observé. Era alto, con la camisa abierta, se le notaba musculoso. Los brazos eran grandes y, aunque no era especialmente guapo, sí me resultó muy atractivo, con pinta de malote, muy moreno, tanto de piel como el pelo que lo llevaba largo. Nos miramos unos segundos. Entonces, llegaron Borja y el resto.



Bebí lo que me habían traído y luego, bailé con Borja, pegada a él. Nos morreamos mientras Borja me metía mano. Me cogía el culo y me llegó a meter la mano dentro de mi camiseta, acariciándome una teta. Lo dejé. Entonces, dejé de besarlo y él se puso a besarme el cuello. Cerré los ojos mientras me dejaba hacer por Borja. Cuando los abrí, vi al chico, mirándome. Nos miramos un buen rato mientras Borja seguía a lo suyo, metiéndome mano y besándome.



Cuando paramos, les dije que iba al baño, me estaba orinando. Al llegar, había algo de cola. Esperé. De repente, el chico estaba a mi lado. Nos pusimos a hablar. De cerca ganaba más, era mucho más alto que yo, y fuerte. Se puso a hablar de tonterías, que si no me había antes por allí, que si mucho calor… Cuando llegó mi turno, entré rápidamente, me costaba aguantarme. Al salir, no vi al chico. Volví con Borja pero entonces pensé en fumarme un cigarrillo. Se lo dije a Borja pero él no quiso. Cogí el paquete y un encendedor y salí fuera. En cuanto estuve fuera, me arrepentí, se me había olvidado coger la chaqueta. Estuve a punto de volver a entrar pero entonces, apareció el chico. Me pidió un cigarrillo y nos pusimos a fumar, uno al lado del otro. Entonces me dijo:​

  • ¿De dónde eres?​
  • ¿No lo notas?​
  • No​
  • Jajaja​
  • De… Madrid​
  • Premio​
  • ¿Qué me vas a dar de premio?​
  • Te he dado un cigarrillo​


El chico rio y dijo:​

  • Ese que te metía mano ¿Es amigo o novio?​


Lo miré unos segundos. Estaba por irme, casi temblaba de frío, pero me quedé. Le dije:​

  • Mi novio​
  • Ah, tiene suerte, estás muy buena​


Lo miré divertida, el alcohol me hacía mucho efecto y me reí como una tonta. Me dijo:​

  • Me has llamado la atención, eres guapa y sexi​
  • Ya​
  • Y bailas muy sensual, me la has puesto dura​


Me reí de nuevo. Entonces, se acercó un poco y dijo:​

  • Ahora mismo la tengo dura​
  • ¿Por hablar?​
  • No, viéndote las largas puestas​
  • ¿Qué?​


Y con una mano, me acarició un pezón. Le aparté la mano y le dije:​

  • Pero ¿De qué vas?​
  • Me has preguntado​
  • Pero no se toca, coño​
  • Tienes unos pezones grandes, me gustan así​


Lo miré incrédula. Él dijo:​

  • Grandes y duros ¿Estás cachonda?​
  • Tengo frío, gilipollas​


De nuevo movió la mano y pensé que me iba a tocar de nuevo, así que se la cogí. Él no se movió. Noté que tenía unas manos grandes, y rugosas, no eran como las de Borja, estas manos eran de algún trabajo físico. Se la solté, nerviosa, me había puesto muy nerviosa. Me quería ir, me debía ir, pero no me moví, Entonces, el chico casi se me pegó y me dijo:​

  • Estás muy, muy buena, y con esa forma de moverte bailando, seguro que follas de puta madre​


No le dije nada pero me llegó su olor, una colonia que no identifiqué y algo de olor a sudor, pero no era desagradable, al revés, me gustó, olía muy varonil, y su aspecto era muy varonil. Le miré a los ojos, los tenía oscuros, duros, me gustaron. Me apartó un poco el pelo de la cara y me estremecí. Me dijo:​

  • Vente conmigo​
  • ¿Qué? Estas como una puta cabra​
  • Quiero follarte​


Me puso una mano en la cintura, la noté contra mi piel, esa mano áspera, grande. Temblé de excitación, no lo pude evitar. Entonces, el chico agachó la cabeza, y casi pegado a mi cara me dijo:​

  • Y tú quieres que te folle​


Movió su mano hacia arriba, colándola dentro de la camiseta, y fue a besarme pero reaccioné, le paré la mano y giré la cabeza, evitando el beso en el último momento. Entonces, me escabullí por la pared. Él me miró, sin moverse. Nos miramos. Yo estaba temblando pero no de miedo o frío, estaba muy cachonda. Me dijo:​

  • Tengo una polla enorme, te va a encantar​


Entonces me reí, y cuando paré le dije:​

  • ¿En serio ligas así? ¿Hablando de tu polla?​
  • No la has visto, a todas os encanta​


Lo miré sorprendida “Menudo gilipollas engreído”. Me iba a ir pero antes me acerqué a él y le toqué el paquete. Era verdad, la tenía grande, muy grande. Me sorprendió y excitó pero lo oculté, diciéndole:​

  • No está mal pero para esto, tengo la de mi novio​
  • ¿Ese? Ese es un picha corta, seguro​


Me fui hacia la puerta, dándole la espalda. Él dijo:​

  • Te vas a arrepentir de no follar conmigo​
  • Más te vas a arrepentir tú​


Y me levanté la falda por detrás, mostrándole mi culo con el tanga que llevaba. Entonces, sin girarme, me despedí con la mano y entré. Me dirigí corriendo a una pared y allí me paré, intentando tranquilizarme. El tío, a pesar de ser un completo gilipollas, me había puesto muchísimo, no lo entendía “Pero si es un imbécil y he estado a punto de enrollarme con él, ha faltado el pelo de un calvo, dios… tiene que ser el alcohol”. Tras unos minutos, fui a por Borja mientras miraba la hora, eran las 12 y media pasadas, solo llevaba allí una hora y me parecía que llevaba horas, y encima, ahora con un calentón que me temblaban las piernas.



LUIS

Estábamos los dos desnudos en el sofá. Tenía a Carmen entre mis brazos, su espalda apoyada en mi pecho. Nos habíamos tapado con una manta y bebíamos vino. Habíamos estado charlando y riendo, recordando anécdotas del pasado y pensando en el futuro cuando Cristina se fuera a vivir fuera. Hacía mucho que no pasábamos una noche así y el sexo había sido increíble, como siempre con Carmen.



No acababa de entender a Carmen, se la veía feliz y cariñosa como siempre, pero debería estar enfadada conmigo, le había fallado de una forma total, y siendo un cobarde, sin atreverme a contarle la verdad. Me sentía como un mierda, y por eso aún la quería más.



La botella ya se había acabado y estábamos terminando la última copa. Miré el reloj, las 12:37, al menos llevábamos allí una hora, pero se me había pasado el tiempo rapidísimo. Carmen me estaba contando algo entre risas, pero no atendía a sus palabras, solo a su voz y risas, que me encantaban. Mis manos acariciaban sus piernas, pero subí una y le acaricié un pecho. Entonces, ella se calló, y girando su cabeza, me dijo:​

  • No empieces si no lo vas a acabar​
  • ¿No quieres que lo acabe?​
  • Claro que sí, pero tú…​
  • ¿Yo qué?​
  • ¿Tienes ganas?​


La verdad es que era raro en mí lo de echar dos polvos seguidos, pero esa noche tenía que satisfacerla, se lo merecía. Le dije:​

  • Ganas… pues no sé​
  • ¿No lo sabes?​
  • Sé que tengo ganas de una cosa​
  • ¿Qué cosa?​
  • Es que…​


Carmen se incorporó y se giró para mirarme bien. La manta se cayó dejando sus tetas al aire. Me excité inmediatamente. Ella esperó unos segundos y luego me espetó:​

  • ¿Se te ha olvidado?​
  • Es que… me has puesto nervioso​
  • Jajaja ¿Por estas? (cogiéndose las tetas) pero si las tienes muy vistas​
  • No lo suficiente jeje​
  • Jajaja ¿Entonces?​
  • Pues… hace tiempo que no… bueno… que no…​
  • ¿El qué? Me estás poniendo nerviosa​
  • ¿Te gustaría que te lo comiera… bien?​


Carmen se rio con ganas y dijo:​

  • ¿Y te tengo que contestar a eso? jaja​


Entonces se levantó pero trastabilló un poco y dijo:​

  • Me has emborrachado jajaja, anda, vamos a la cama, a ver como era eso que antes hacías tan bien jajaja​


Me dio la mano y me levanté. Carmen me llevó al dormitorio. Solo llevaba las medias y el liguero y estaba muy sexi. Entramos en el dormitorio y se giró para ponerse frente a mí. Me besó con pasión. Entre los besos, me dijo:​

  • Estoy borracha y cachonda, muy cachonda​
  • ¿Sí?​
  • Sí, mucho… dime lo que me vas a hacer (mientras reanudaba los besos)​
  • Te voy a comer el coño hasta que te corras​
  • ¿Sí? ¿Y qué más?​
  • Luego voy a follarte​
  • ¿Me vas a follar duro?​
  • Sí​
  • ¿Cómo a una puta?​


Me sentí incómodo, no me gustaba insultar a Carmen, pero ella, sin parar sus besos, insistió:​

  • ¿Me vas a follar como a una puta?​
  • Mmm ss..sí​
  • Quiero sentirme como una puta, hazme lo que quieras​


Carmen, a veces, se ponía así, aunque hacía mucho que no la veía tan exaltada. La empujé sobre la cama y la besé allí. Luego, le comí las tetas y luego el coño. Estuve mucho minutos comiéndoselo, jugando con mi lengua, mis dedos. Carmen gemía y jadeaba sin parar. Le lamí el ano y le metí un dedo. Ella chilló de placer. La llevé varias veces al orgasmo pero paraba, y ella gritaba frustrada para luego volver a gritar de placer. Tras un buen rato, la llevé al orgasmo final, con dos dedos en su culo y dos en su coño, mientras mi lengua lamía su clítoris. El orgasmo fue brutal, con Carmen chillando y temblando por la cama.



Me incorporé, con dolor de espalda pero contento. Carmen estaba echada de lado sobre la cama, temblando y con la cabeza entre los brazos. La cama estaba totalmente deshecha por sus constantes movimientos mientras se lo comía.



Entonces, se incorporó y tiró de mí. Me eché a su lado y me comenzó a besar por todos lados, diciendo:​

  • Fóllame, fóllame​
  • Espera, yo…​
  • Quiero tu polla dentro de mí, rápido, fóllame​


Pero mi polla no estaba a punto. Me gustaba comérselo pero no me excitaba tanto. Carmen seguía con sus besos y dijo:​

  • Fóllame duro, fóllame por el culo​
  • ¿Por el culo? Hace mucho que no…​
  • Sí, por el culo​
  • Pero te va a hacer daño, cariño​
  • Me da igual, quiero que me lo folles, y duro​


Entonces, me cogió la polla y se la metió en la boca. Rápidamente se me puso dura y ella se levantó para sentarse sobre mí. Me cabalgó sin parar de gritar. Estaba desatada. Tras un rato, se quitó de encima y se puso a 4 sobre la cama diciéndome:​

  • Fóllate a tu puta​


Cuando se ponía así me excitaba pero también me ponía incómodo. Hacía mucho, años, que no la veía así de excitada. Me puse detrás y la follé rápido hasta que me dijo:​

  • Rómpeme el culo, cariño​


Me paré. Ella se echó un poco adelante para sacarse mi polla de dentro. Giró la cabeza para mirarme mientras con una mano se cogía una nalga para mostrarme el ano. Dijo:​

  • Rómpele el culo a tu puta​


Le puse la punta en el ano y apreté despacio, no quería hacerle daño. Ella dijo:​

  • Escupe, mójala bien​


Eso hice y se la metí un poco. Esperaba encontrarme más problemas pero entró fácilmente, tenía que estar muy cachonda porque no se quejó nada, solo dijo:​

  • Hasta el fondo, dame duro​


Seguí moviéndome despacio pero ella estaba impaciente porque se movió hacia atrás para metérsela entera rápidamente, gritando:​

  • ARGHHHH, QUE GUSTO, QUE POLLA TIENESSSSS​


Ella misma empezó a moverse rápido hasta que la cogí de las caderas y la follé yo. Ella pedía que fuera más rápido, más duro,... escuchaba como se tocaba mientras yo le follaba el culo. No tardó en correrse, de nuevo temblando y gritando. Mi polla se salió de su culo porque Carmen, se tumbó boca abajo, sin poder parar de temblar. Me noté exhausto, mucha tensión. La miré, aún temblorosa. Entonces se giró boca arriba y me dijo:​

  • Ven, cariño, córrete entre mis tetas, como te gusta​


Me puse sobre ella pero antes de ponerse entre sus tetas, Carmen me cogió la polla y la chupó con ansia. Le dije:​

  • Espera, que ha estado en tu…​


Pero ella no me dejó, continuó chupando y mojándola bien. Luego, me dijo que le follara las tetas. Me puse entre ellas. Carmen apretó sus tetas y dijo:​

  • Fóllamelas, cariño, fóllamelas​


Me moví y no tardé en correrme, llegando mi leche a su cuello. Entonces me derrumbé a su lado, totalmente agotado por la tensión. No tardé nada en dormirme.



CRISTINA

Entramos en el taxi, me puse atrás con Borja mientras su amigo se ponía delante y su novia detrás con nosotros. Miré por la ventana, estaba cansada. Eran las tres de la noche. Había vuelto a ver al chico aquel en la disco, pero enrollándose con una rubia tetona. Y me daba igual, y así era, pero… “¿Pero qué? Si era un chulo y jamás hubiera pasado nada, que se folle a cualquier putita”. Pero estaba muy bueno, como un tren, eso no se podía negar. Suspiré. Borja entendió que lo hacía por cansancio y me dijo al oído:​

  • No te duermas, quiero follarte cuando llegamos​
  • Lo sé​
  • ¿Seguro que no te vas a dormir?​
  • Que no, tonto​
  • Me has estado poniendo malo toda la noche, eres mala​
  • ¿Yo? Que va​


Le dije sonriendo. No pensaba dormirme, tenía ganas de un polvo, quizás hasta más que él. Cogí su mano y la puse en mi muslo, y la mía la puse en su paquete de forma disimulada. Se le puso dura rápidamente. La novia de su amigo miraba por la ventanilla así que moví la mano para pajearle un poco. Él dijo:​

  • Para, para, no seas mala​
  • ¿No te gusta?​


Entonces la chica dijo algo y tuvimos que parar porque nos miró. Al fin llegamos y cada pareja se fue a su habitación. En cuanto entramos en la nuestra me abalancé sobre él, besándolo y desnudándolo. Lo llevé a la cama y le quité toda la ropa. Luego, me desnudé y me eché sobre él, besándolo y tocándolo. Se la chupé un poco pero él quería follarme. Me tumbé boca arriba mientras Borja se ponía un condón. Se puso encima y me penetró. Me folló rápido. Cerré los ojos sintiendo el placer, me notaba muy cachonda. De repente, Borja se paró y gimió. Abrí los ojos, se estaba corriendo. Me quedé sorprendida, ni 20 segundos de folleteo.



Borja se echó sobre mí, respirando entrecortadamente. Noté como mi enfado crecía y le dije:​

  • Pero ¿Ya? ¿No te podías contener, coño?​
  • Es que llevas toda la noche poniéndome malo​
  • Joder, para echar un buen polvo, no… no “esto”​
  • Es que es muy difícil controlarme, estás muy buena y…​


Intentó besarme pero yo estaba de muy mal humor y lo aparté de encima de mí. Le dije:​

  • Joder, Borja, que yo también estoy cachonda​
  • Bueno, no sé…​
  • Pues cómemelo ¿no?​
  • Puff, es que estoy molido​
  • ¿Qué? No me lo puedo creer…​
  • Espera, déjame 10 minutos y volvemos a follar​


Lo miré enfadada. A pesar de mi cabreo, seguía cachonda. Suspiré y me incorporé. Me mareé, había bebido demasiado. Me puse una camiseta y le dije:​

  • Voy al baño, pero ahora seguimos​
  • Sí, sí, tranquila​
  • Y me lo vas a comer un poco, para volver a ponerme a tono, que me has cortado el rollo​


No era cierto, increíblemente aún no se me habían quitado las ganas. Cuando salí fuera, escuché los gemidos de las otras parejas, cosa que me jodió aún más. Me metí en el baño para echar un pis. Cuando terminé, tras limpiarme, me miré en el espejo. Tenía los ojos hinchados por el humo y las horas que eran, y la mirada vidriosa por el alcohol, pero seguía notando el cuerpo vibrante de ganas de sexo. Pensé “Joder, es que se ha corrido con solo metérmela, como un puto crío de 15 años, menudo gilipollas, para una vez que podemos follar tranquilamente en una cama y probar más posturas,... JODER”.



Salí del baño para volver a escuchar los gemidos de esas dos guarras. Apreté los dientes con rabia. Entré en nuestra habitación y me acosté. Le dije:​

  • Nene ¿Ya?​


Lo miré y le toqué:​

  • Que si ya estás listo… nene…​


Entonces me incorporé y le zarandeé con fuerza:​

  • Vamos, no me jodas, BORJA, COÑO​


Pero nada, el cabrón se había dormido y ni moviéndolo fuerte se despertaba, estaba también borracho. Me tumbé soltando todos los insultos que me pude imaginar. Cuando me calmé, me dije “Pues ahora me pajeo, con las ganas no me quedo”. Y comencé a tocarme. Rápidamente me acordé del chulito de la disco. Recordé su mano en mi cintura, tan áspera y grande, su olor, su aliento… no tardé nada en correrme y no hice ningún esfuerzo en acallar mis gemidos y jadeos. Me quedé dormida al poco, mucho más tranquila.



A la mañana siguiente me levanté con un humor de perros. Casi no le hablé a Borja pero tampoco al resto. Me puse unas gafas de sol, me tomé un café y ya está. Tuve que aguantar las caras de felicidad de las dos idiotas de las novias de sus amigos. Les dije que tenía migraña y me quedé en un rincón, rumiando mi enfado. Hablaron de dar un paseo por la ciudad y hacer algo de turismo antes de volver. Cuando subimos a recoger las cosas, le eché una buena bronca a Borja. Él se disculpaba, que si estaba borracho, que si muy cachondo… pero le dije:​

  • Me tienes hasta el coño con tus jodidas excusas, Borja​
  • No son excusas, es que…​
  • Que no, Borja, eres un puto egoísta, te corres cuando te da la puta gana, nunca piensas en mí, solo buscas tu placer,... hasta el coño estoy de ti​
  • Pero no es eso, solo que…​
  • Que no, joder, que ni me lo quieres comer, te importa una puta mierda si yo me lo paso bien o no​
  • Eso no es verdad, cuando follamos pienso en ti y lo que más te gusta…​
  • ¿Y qué es lo que más me gusta? ¿eh? ¿Qué? ¿Qué?​
  • Pues… chupármela y que te folle​
  • Joder, increíble (meneando la cabeza)​
  • ¿Qué? Siempre me lo dices, que te gusta chupármela​
  • Porque me gusta que tú te lo pases bien, idiota, pero que menos que tú también pienses en mí, joder​
  • Pero si siempre te lo pasas bien, por una vez que...​
  • ¿Una vez? Joder, es increíble​
  • ¿Qué? Es la verdad​
  • Mira, ya hablaremos tú y yo de lo que es que me lo pase bien o mal, lo hablaremos muy seriamente porque así no voy a seguir ¿Te enteras?​
  • Bueno, bueno, cálmate, que solo fue un mal polvo​


Lo miré enfadada pero no quise seguir porque íbamos a montar el numerito delante de los demás. Bajé y metimos las cosas en los coches. Luego, nos fuimos a pasar el día por Valencia. Poco a poco, el cabreo se me fue quitando pero esto no lo pensaba olvidar.



CARMEN

Me desperté tarde, con el cuerpo molido, pero contenta. Miré a Luis que seguía durmiendo. Me levanté con cuidado para no despertarlo y me fui al baño. Allí me duché y me arreglé, casi queriendo cantar de lo contenta que estaba. La velada de la noche anterior había sido increíble, casi como las de antaño, y Luis se había comportado como un campeón, me había hecho gozar de verdad.



Cuando terminé, miré el reloj, casi las once. Lo dejaría dormir un poco más mientras preparaba un buen desayuno. Luego, le diría de salir a dar un paseo, hacía un día magnífico.



Cuando estaba preparando la mesa, apareció Luis, con cara somnolienta pero sonriente. Le di un beso y le dije:​

  • ¿Cómo está mi campeón?​
  • ¿Campeón? anda ya​
  • Sí, anoche te comportaste como un campeón, me dejaste muerta jaja​
  • Jeje, bueno, no sé…​
  • Sí, y muy satisfecha​


Me miró sonriendo. Entonces dijo:​

  • Me voy a duchar​
  • No, espera, vamos a comer antes que si no se enfrían las tostadas​
  • Bueno, vale, me muero de hambre​


Nos sentamos. Entonces dijo:​

  • Carmen, yo…​
  • ¿Qué?​
  • Anoche bebí demasiado y…​
  • Yo también jeje​
  • Ya pero… perdona si te dije alguna barbaridad o si te hice daño​
  • ¿Qué? De eso nada, cariño​
  • Ya pero…​
  • Pero nada, anoche estuviste genial en todo​
  • Pero… Carmen, llevabas más de un año sin probar por… detrás y… te tuvo que doler, eso seguro​


Me acordé de Paco y como con él sí que me dolió de verás, y él ni se inmutó, al contrario, eso le ponía más. Eran muy diferentes. Le dije:​

  • Ay, cariño, pero si estaba tan cachonda que solo notaba eso jajaja​
  • Ya pero…​
  • Pero nada, me lo pasé genial, y ya sabes como me pongo cuando bebo, me sale mi lado más… guarro jajaja​


Desayunamos riendo y charlando tranquilamente. Luego, Luis se duchó y salimos a pasear. El resto del domingo fue tranquilo, los dos muy cariñosos. Por la tarde llegó Cristina. Cenamos los tres juntos y nos fuimos a dormir temprano.​
 
18



CRISTINA

Pasaron las siguientes semanas muy rápido. Mi padre hizo la entrevista y lo contrataron. Había empezado en su nuevo trabajo y parecía otra persona, siempre con una sonrisa, con ánimo, con energía… volvía a ser mi padre. Mi madre también había cambiado mucho, ella nunca se había mostrado decaída pero sí se la veía preocupada por mi padre. Ahora ya no, siempre estaba feliz, cariñosa, y se arreglaba aún más que antes. Y en el cesto de la ropa sucia había visto que, una o dos veces por semana, se ponía ropa interior sexi por lo que imaginaba que ahora mis padres tenían más sexo, pero al menos, yo no los había escuchado, menos mal.



Por mi parte, comencé a trabajar con Cloe y estaba alucinando. Me encantaba trabajar con ella porque es súper inteligente, con mucho carisma y carácter, y nos llevábamos de maravilla. Y se estaba portando genial conmigo, no solo me había dado trabajo sino que me había puesto a su lado para aprender. Iba con ella a las reuniones, repasaba con ella la documentación, las cuentas… yo casi no aportaba nada, solo atendía y aprendía, pero era magnífico, y me daba cuenta que era muy afortunada por todo lo que estaba aprendiendo de ella y con ella.



Lo malo era mi vida personal, mi relación con Borja seguía adelante pero no estaba bien. Cuando follábamos intentaba darme placer pero no funcionaba, ya llevaba meses sin correrme con él. Y él estaba intentando cambiar, ahora incluso me hacía sexo oral de vez en cuando, pero era un desastre, se notaba demasiado que no le gustaba, o quizás era yo que pensaba que lo hacía obligado y me encontraba incómoda. No sabía que pasaba, solo tenía claro que no estamos bien. En unos días se iba de vacaciones con sus padres durante unas semanas, pero antes quería que nos fuésemos los dos solos de fin de semana, y, lo cierto, es que era algo que me apetecía, estar solos e intentar tener sexo tranquilamente, sin prisas, cómodamente… imaginaba que podía servir para remediar nuestra situación.



Esa mañana me desperté y me fui al baño tras dar besos de buenos días a mis padres que desayunaban en la cocina. Cuando salí del baño tras ducharme, me arreglé. Al llegar a la cocina, mi padre ya se había ido al trabajo y escuché que mi madre se estaba duchando aunque me había dejado el desayuno listo. Desayuné tranquilamente leyendo mensajes del móvil o noticias. Al terminar, me acordé de una cosa y fui a mi cuarto para meter en una mochila el bikini, una camiseta, un pantalón corto y unas sandalias. Llamé a la puerta del baño, ya no escuchaba la ducha. Mi madre abrió envuelta en una toalla. Se estaba cepillando el pelo. Detrás de ella, vi su ropa interior, negra con encajes, muy sexi para ir a trabajar. Me extrañó pero es que últimamente le había dado por ahí, vestirse con ropa más ajustada, con escote y usar ropa interior de ese tipo. Sonreí por dentro, mi madre estaba pasando por una crisis de edad, seguro que era eso. Le dije:​

  • Mami, hoy no vendré por la tarde​
  • Ah ¿Y eso?​
  • Cloe me ha dicho de ir a su casa, para que esté en una reunión con los ingleses, y luego estaremos en su piscina, me llevo el bikini y algo de ropa cómoda​
  • Ah, muy bien​
  • ¿Y esa ropa? (dije señalando la ropa interior)​


Ella giró la cabeza y sonrió:​

  • ¿No te gusta?​
  • Muy sexi para el trabajo ¿no?​
  • Es que lo mismo esta tarde le hago una visita a tu padre, si puede​
  • ¿Y?​
  • ¿Te lo tengo que contar?​
  • ¡¡¡Mama!!! ¿De verdad? ¿En el trabajo? (flipando totalmente)​
  • Hija, no sé, tu padre últimamente está…​
  • Vale, vale, no quiero saberlo​
  • Ay, que tonta​
  • A ver si os pillan y lo echan​
  • No, tonta, será si estamos solos​
  • Pufff, me voy​
  • Dame un beso, y diviértete​
  • Ya, venga, hasta luego​


Le di dos besos y me fui, rumiando sobre lo salidos que estaban los dos.



CARMEN

Escuché la puerta y respiré hondo “Creo que he salido bien del paso” pensé. La ropa interior era porque había quedado esa tarde con Paco. Si Cristina conociera bien a su padre, sabría de sobra que él jamás follaría en el trabajo, pero como ella jamás le preguntaría sobre eso, no había peligro.



Me quité la toalla y me puse crema por todo el cuerpo. Llevábamos estas semanas viéndonos en el hotel, una vez por semana, un sexo guarro y extenuante, que me dejaba muerta pero me hacía sentir genial, sexi, potente… Paco funcionaba en la cama genial, no había sido cosa del reencuentro, todos los días que quedábamos, me follaba durante más de dos horas, con sus descansos pero 2 o 3 veces.



Hoy habíamos quedado temprano, a eso de las 16:00 así que podía ser una tarde muy larga. Sonreí al pensarlo. Me vestí y me fui al trabajo.



Pasé la mañana impaciente, nerviosa. Cuando terminé la jornada, me fui al trabajo de Luis, los días que yo trabajaba, comía con él en un restaurante cerca de su oficina porque él trabajaba muy cerca de mi trabajo.



Durante el almuerzo observé a Luis, volvía a ser el de siempre, divertido, atento, halagador. No me había dado cuenta de lo mucho que añoraba a mi Luis, el hombre inteligente, seguro de sí mismo, responsable, generoso, bueno, siempre con una sonrisa al verme… el hombre que me enamoró. Recordé el día que Paco me lo presentó. Desde el primer momento me pareció un chico muy guapo y atractivo, muy inteligente. Su estilo era diferente al de Paco y, aunque también tenía desparpajo y seguridad, no tenía la agresividad de Paco. Luis tenía una seguridad diferente, de un hombre tranquilo que se sabía guapo, inteligente e interesante. Paco, cuando me conoció, fue directo al sexo. Luis no, él me conquistó con su forma de ser, sus atenciones y luego, con el sexo… Y ahora lo tenía de vuelta, era mi Luis de siempre, emocionado por su nuevo trabajo, sonriente, y con ganas de sexo. Y, como siempre al pensar en él, me sentí mal por los cuernos que le había puesto y le ponía ahora de nuevo, pero no tenía nada que ver con él, era por mí, por mi forma de ser, no podía evitarlo, me podía estar sin esa excitación. Entonces escuché como decía:​

  • Cariño, te estoy aburriendo ¿no?​
  • No, no, perdona, jaja​
  • Sí, es que me emociono hablando de cosas del trabajo, lo siento​
  • No, es que estaba pensando que vuelves a estar muy animado​
  • Sí, jeje, es verdad​
  • Y eso te sienta muy bien, estás muy guapo​
  • Jajaja​
  • Lo digo en serio, siempre has sido un hombre muy atractivo pero cuando estás contento, más aún​
  • Estoy contento, sí. Aún tenemos dificultades económicas pero ya no es lo mismo​
  • Lo sé​
  • En mi peor momento has sabido como apoyarme, como darme ánimos… me siento muy afortunado por tenerte a mi lado, Carmen​
  • Yo también tengo mucha suerte de tenerte, cariño​


Nos miramos sonriendo durante unos segundos. Luego, se le fueron los ojos a mi escote y dijo:​

  • Además, es que estás muy buena, Carmen jajaja​
  • Jajaja​
  • Me encanta ese escote​
  • Lo sé jajaja​


A Luis siempre le había gustado verme arreglada y sugerente, no era nada celoso “Si él supiera” pensé con amargura porque no estaba nada orgullosa de los cuernos que le ponía. Vi en su mirada deseo y eso me gustó. Le dije:​

  • Deja de mirarme así que ya sabes lo cachonda que me pones​
  • Jajaja​
  • Si quieres vamos a los servicios y…​
  • Jajaja​


Luis reía con ganas pero eso era algo en lo que fallaba, era demasiado correcto. Paco no hubiera dudado de follarme en el baño, en cambio, Luis no hacía esas cosas, aunque luego, durante el sexo, era muy bueno, pero le faltaba ese toque guarro y atrevido.



LUIS

Me reía pero sabía que Carmen era muy capaz de hacerlo en el baño pero yo no, me daba de todo si nos pillaban. Vi en sus ojos el deseo, las ganas, Carmen siempre con ganas de mí. Me alucinaba aún como no me había recriminado nada por ocultar nuestros problemas económicos.



Recordé cuando nos conocimos, me pareció la chica más sexi que había visto en mi vida. En aquella época, yo tenía bastante éxito con las mujeres, me encontraban atractivo y no me costaba demasiado ligar, pero fue conocer a Carmen y saber que era la mujer de mi vida, no volví a pensar en otra, ni a acostarme con otra. Le había sido fiel a pesar de haber tenido alguna oportunidad pero no me habían interesado nada, lo mismo que le pasaba a Carmen conmigo, nos queríamos tanto que no existían otros.



Sí, me sentía afortunado por tener una familia así, una mujer perfecta y una hija perfecta, y ahora, un buen trabajo y solventando poco a poco los problemas económicos. Me sentía muy bien.



CRISTINA

Terminó la reunión y Cloe me miró sonriendo. Me preguntó si tenía alguna duda y estuvimos charlando un poco para explicarme alguna última cosa. Entonces dijo:​

  • Bueno, ya está bien de trabajo, vamos a la piscina, subo arriba a cambiarme, te puedes cambiar allí (señalando una habitación)​


Fui y me puse el bikini. Luego salí a la piscina y me eché en una de las tumbonas. Al poco apareció Cloe. La miré fascinada porque, aunque sabía que estaba muy en forma, no me esperaba que tuviera un cuerpo tan marcado. Le había visto las piernas y los brazos, y se le notaban los músculos aunque no de una forma exagerada, pero ahora, al verla en bikini, me di cuenta que hasta el vientre lo tenía marcado. No eran músculos de tío pero sí se le notaban.



Cloe notó mi mirada y se rio diciendo:​

  • Me gusta el deporte​
  • Ya veo​
  • ¿No te gusta?​
  • Eh, sí, estás genial pero, no sé, no me lo esperaba​
  • Esto no es nada, tuve una época que me lo tomé muy en serio y estaba hinchada jajaja​


Cloe tenía un fuerte acento francés que era muy sensual, o eso me parecía a mí, incluso cuando se enfadaba en una reunión o se reía. Cogió el móvil y me enseñó unas fotos. Eran de una Cloe muy joven, y era verdad, estaba hinchada pero de músculos. Me contó que ahí tenía 20 años. Luego, se sentó en otra tumbona y se quitó la parte superior. Le miré las tetas, eran grandes y operadas. Ya sabía que eran operadas, me lo había dicho mi madre, pero no pude apartar la vista, las miré con interés porque yo había pensado muchas veces en ponerme pecho. Cloe notó mi mirada y dijo:​

  • ¿No haces topless?​
  • ¿Yo? Bueno, sí, en la playa con mi novio… a veces…​
  • Aquí no hay nadie, puedes hacerlo sin miedo​
  • Ya es que…​
  • ¿Qué?​
  • Me da un poco de corte​
  • ¿Por mí?​
  • Sí, y porque… las tengo pequeñitas​
  • Jajaja, que tonta, haz lo que quieras pero estás muy blanquita, se te va a notar mucho​
  • Y, no sé, ¿Y si llega Paco?​
  • No, hoy llega tarde, tenía algo que hacer​
  • Ah​


Se tumbó boca arriba y cerró los ojos. Seguí mirándola y al final, me quité la parte de arriba. Me tumbé. Estuvimos así varios minutos, sin decir nada. Entonces, Cloe dijo:​

  • Ponte crema, que estás muy blanca​
  • ¿Tienes? No he traído, se me ha olvidado​
  • Sí, espera​


Se levantó y volvió al poco. Me tendió la crema y me miró. Noté como me sonrojaba. Dijo:​

  • Es verdad que tienes un pecho pequeño pero son bonitas, redonditas… las mías eran horribles, más pequeñas que las tuyas y descompensadas, en un pecho casi no tenía nada y en el otro, un poco, un desastre​
  • ¿Cuándo te operaste?​
  • Con 19 y psicológicamente me ayudó un montón, estaba muy acomplejada, no me atrevía a que los chicos me las vieran jaja​
  • Ah, yo… he pensado mucho en eso, en operarme​
  • ¿Sí? Bueno, ya te digo que son bonitas, pero te entiendo​


Cloe se volvió a tumbar y empezamos a hablar de como fue su proceso, sus operaciones porque se lo había retocado varias veces. Me interesaba mucho el tema y la acribillé a preguntas. Nos metimos un poco en el agua y luego volvimos a las tumbonas. Me tumbé boca abajo y ella me dijo:​

  • ¿Quieres que te eche crema?​
  • Mmmm sí, gracias​


Cloe me echó la crema en la espalda y noté algo, me gustaba el tacto de sus manos por mi espalda. También me puso en las piernas pero no en el culo. Luego, ella desapareció dentro y volvió con otra crema. Dijo:​

  • Yo me echo esta, es menos factor, que yo no estoy tan blanca como tú​


Se echó por el cuerpo para volver a tumbarse boca arriba. Seguimos charlando, me estuvo contando sus años de entrenamiento, su éxito con los chicos cuando tuvo tetas,... La escuchaba atentamente, se mostraba muy abierta en todo lo que contaba. Me contó como conoció a Paco. Entonces, se puso boca abajo y me dijo:​

  • ¿Me echas?​
  • Claro​


Me levanté y le puse la crema. Me excité al tocar su musculosa espalda, no entendía que me pasaba. Le puse crema rápidamente mientras le decía nerviosamente:​

  • Guau, como se notan​
  • ¿El qué?​
  • Los músculos​
  • Jajaja, sí​
  • Pero ¿Cuándo haces deporte?​
  • Pues casi todos los días​
  • ¿Dónde?​
  • Aquí, tengo montado un pequeño gimnasio, y dos o tres veces por semana viene mi trainer personal​
  • ¿Tu qué?​
  • Mi entrenador​
  • ¿Tienes un entrenador?​
  • Sí, hay ejercicios de pesas que no puedo hacer sola​
  • ¿Y por qué no vas a un gimnasio?​
  • Ahora prefiero aquí, en invierno sí voy, pero ahora echo aquí mi rato de entrenamiento y luego a la piscina a relajarme​
  • Ah​
  • ¿Te gustaría apuntarte?​
  • ¿A hacer… pesas?​
  • Sí​
  • No sé, siempre he sido muy floja jajaja​
  • Bueno, es algo que engancha​
  • Anda ya, jaja​
  • Sí, sí… vente un día y pruebas, pero te advierto, Tony es despiadado con el entrenamiento​
  • Jajaja, pero si yo nunca hago deporte, seguro que no levanto nada​
  • Al principio, luego se va cogiendo musculatura… venga, apúntate y prueba​
  • No sé​
  • Mañana vente, hacemos como hoy, tras el trabajo, comemos y nos venimos aquí, tráete ropa de deporte​
  • Mmmm no sé​
  • Anda, sí, que esta semana no está Tony, se ha ido de viaje con su novio​
  • ¿Novio?​
  • Sí, a la playa​
  • Ah​
  • Te vienes y me ayudas con alguna máquina, y así pruebas​
  • Yo… bueno, vale​
  • Genial… anda, ponme en las piernas también, que no me he puesto antes por detrás​


Le puse crema en las piernas y miré atentamente su culo, se veía liso pero duro, fuerte. Le dije:​

  • Cloe, una pregunta​
  • Dime​
  • ¿Hay que hacer mucho deporte para tener un culo así? jajaja​
  • Jajaja, no te creas​
  • Se ve duro​
  • Toca, toca​


Se lo toqué y dije:​

  • Dios, pero si es una roca jajaja​
  • Sí, no está mal​
  • Uff, igualito que el mío, que ahora me parece fofo jaja​
  • Tienes un culito muy bien puesto​
  • ¿Sí? Me gusta pero, no sé, ahora no estoy tan segura​
  • No, lo tienes muy bien, no te tienes que preocupar por tu culo​
  • ¿Y por qué debo preocuparme?​
  • Eres delgada por genética, como yo, pero con el tiempo… ya sabes​
  • ¿El qué?​
  • El culo crece, se cae…​
  • Dios jajaja​
  • Por eso está bien trabajarlo aunque ahora no lo necesites​
  • Vale, vale… pues se lo diré a tu… entrenador, a…​
  • A Tony​
  • A Tony jajaja​


Me volví a mi tumbona, bastante nerviosa.



CARMEN

Cuando terminamos de comer, me despedí de Luis con un buen beso y me fui al hotel pensando en lo zorra que era, pero a la vez, excitándome por serlo. Paco me mandó un mensaje con la habitación y fui directa. Llamé y me abrió Paco. Entré y me quedé parada, tenía compañía.



Miré al otro hombre que había en la habitación. Bueno, más que hombre, chaval. No estaba mal pero tendría veinte y pocos. Miré a Paco pensando “Ya estamos otra vez con los juegos”. Dudé si irme o no, ya le había dicho que no quería juegos, solo con él, no con terceros, “y va y hoy me trae a un chico que no conozco de nada”. Entonces, el chico dijo:​

  • ¿Esta es la puta? Pero si es… vieja​


Lo miré enfadada, no por lo de puta, sino por lo de vieja, eso me había jodido. Miré a Paco que se rio diciendo:​

  • Pero es de lujo, mira lo buena que está​
  • Pero a mí me van jóvenes, joder Paco, que tiene la edad de mi madre​
  • Ya quisiera tu madre estar tan buena jajaja​
  • Paco, no te pases​
  • Carmen, desnúdate​


Miré a Paco sin moverme. Los dos me miraban a un par de metros. Dejé el bolso en una silla y me quité la blusa y la falda, quedándome en ropa interior. Paco dijo:​

  • ¿No me digas que no está buena?​
  • Psee, no sé… quítate todo​


Me quité el sujetador y las bragas. Entonces Paco volvió a hablar:​

  • Joder, pero ¿Has visto que tetas tiene?​
  • Sí​
  • Y folla como una puta diosa, te lo digo yo​
  • Gírate, zorra​


Me giré y les di la espalda. Paco dijo:​

  • Mira que culo, a la muy zorra le encanta que se lo follen​
  • ¿Sí?​
  • Sí, disfruta como una loca​
  • Mmmm la verdad es que es difícil encontrar a una de mi edad que se deje follar el culo​
  • Pues aquí tienes a una hembra de verdad, que hace de todo y lo disfruta​
  • Mmmm no está mal para su edad​


Aquí me harté y me di la vuelta y los miré enfadada. Dije:​

  • Me voy, yo paso de desvirgar a críos​


Me agaché para coger mis bragas y al levantarme, me encontré al chico frente a mí, y al mirarlo, me soltó un bofetón que me giró la cabeza, más de la sorpresa que de la fuerza. Dijo:​

  • Será zorra, la muy puta, desvirgarme a mí, yo follo con un montón de tías mucho más buenas que tú, zorra​


Entonces Paco se acercó y dijo:​

  • Tengamos la fiesta en paz, chaval​
  • Pero si ella…​
  • Ella es una puta, hará lo que le pidamos por dinero, pero nada de violencia, a menos que lo habléis​
  • No sé, tío, no sé​


Paco me miró. Sabía que quería que me lo follara. Inspiré y dije:​

  • Mira, si quieres te la chupo, y si no te gusta, pues me voy y llamáis a otra puta, y si te gusta, me follas​


Paco dijo:​

  • Chaval, vas a flipar, de verdad, la chupa de muerte​


El chico me miró unos segundos y dijo:​

  • Bueno, vale, que me la chupe​
  • Bien, bien​


Paco se sentó en un sillón pero el chico dijo:​

  • ¿Qué haces?​
  • Nada, tú a lo tuyo​
  • Ah, no, paso de que mires​
  • Pero…​
  • Que no, coño, Paco, lárgate, que así no puedo​


Paco me miró pero se levantó y se fue. Entonces, le dije al chico:​

  • ¿Te quedas de pie o te sientas?​
  • Mmmm de pie​
  • Bien​


Me arrodillé delante de él y le desabroché el pantalón. Le bajé todo para ver una polla casi dura. La cogí y me la metí en la boca. Inmediatamente, se endureció del todo. Se la chupé con ganas. No tenía una polla grande, era bastante normalita. Le chupé los huevos, la polla, se la lamí, me la metí entera en la boca… Entonces, el chico me la sacó de la boca, intentó no correrse pero acabó echándomelo todo en la cara. Echó bastante cantidad, me caía por la frente, la cara, la barbilla, un ojo… Me limpié ese ojo y lo miré desde abajo. Le pregunté:​

  • ¿Me quedo y me follas o me voy?​
  • Mmmm no, quédate​
  • ¿Me puedo limpiar?​
  • Sí, límpiate​


Me levanté y me limpié con agua y una toalla. Luego, me acerqué a él y le dije:​

  • Hemos empezado con mal pie, me llamo…​
  • Me da igual como te llames, eres una puta y ya está​


Asentí. Entonces me preguntó:​

  • ¿Qué es lo que haces?​
  • ¿Cómo?​
  • ¿Qué cosas haces? ¿De verdad que te gusta por el culo?​
  • Sí​
  • Ah, y ¿Qué más?​
  • No sé ¿Qué te gusta a ti?​
  • Pues… todo​
  • Bien​
  • Pero ¿Haces de todo?​
  • No sé que es todo​
  • Pues… el sexo duro​
  • ¿Qué entiendes por sexo duro?​
  • Pues… coño, eso, duro​
  • ¿Follarme duro? ¿Insultarme? ¿Pegarme?​
  • Sí, eso​
  • Sí, hago todo eso, pero si pegas, con la mano abierta, y no seas bruto, que se pierde toda la gracia​
  • Va… vale​
  • Y solo follo con condón, nada de a pelo​
  • Vale​


Estaba excitada, el chico no era gran cosa pero tenía su qué. Y la situación era excitante, allí desnuda, hablando de esas cosas… sabía que cuando se lo contara a Paco, se iba a poner muy cachondo. Le dije:​

  • ¿Necesitas descansar o empezamos ya?​
  • No… No sé (nervioso)​
  • Déjame a mí​


PACO

Vi salir al chico tras casi dos horas esperando. Le saludé con la mano y vino a mí. Por su cara, estaba claro que venía de haberlo pasado de puta madre. Me reí por dentro y le pregunté:​

  • ¿Qué tal?​
  • La rehostia, menuda tía​
  • Ya te lo dije​
  • Una puta de lujo, sí, joder, la tía insaciable y está buenísima​
  • Jejeje​
  • Me la he follado tres veces, y la tía todo el rato pidiendo guerra, joder, que forma de follar​
  • Jajaja​
  • Paco, te debo una muy grande… ¿Es muy cara?​
  • Mucho​
  • Joder, seguro que no me la puedo permitir… bueno, muchas gracias, de verdad, ha sido bestial​
  • Jajaja, saluda a tu padre de mi parte​


Y se fue, aún con cara de emoción. Entré en el hotel y fui a la habitación. Carmen se estaba lavando en la bañera. La miré sonriendo. Ella me miró y dijo:​

  • Eres un cabrón​
  • ¿Yo?​
  • Te dije que nada de jueguecitos con otra gente​
  • Ha… ha surgido esta mañana​
  • ¿Quién coño es?​
  • Nadie​
  • Ya, claro, pues nadie me ha estado follando durante dos horas​
  • Sí, eso parece​
  • ¿Me vas a decir quién es?​
  • Es el hijo de mi peluquero​
  • ¿Qué? (mirándome sorprendida)​
  • Esta mañana he estado en la peluquería y el hombre estaba preocupado con su hijo​
  • ¿Por qué?​
  • Esta semana ha cumplido 18 años y…​
  • Joder ¿Me has hecho follar con un puto crío?​
  • Ya es un hombre, y más después de esa tarde jeje​
  • 18 años, Paco, le doblo por mucho la edad, que es más joven que Cristina​
  • ¿Me dejas continuar?​
  • Sí, sí… flipo contigo y tus juegos​
  • Pues eso, el hombre preocupado con su hijo porque dice que se ha vuelto muy taciturno, siempre enfadado, que nunca lo ve con chicas… vamos, que el hombre se estaba pensando que el chaval era maricón o le pasaba algo​
  • No, maricón no es, o no totalmente, eso seguro, pero sí es verdad que tiene mucha rabia dentro​
  • ¿Lo has desvirgado?​
  • No creo, a ver, se le nota que no folla mucho, pero algo sí había follado​
  • Al chico lo conozco de toda la vida, siempre he ido a esa peluquería excepto cuando he estado fuera estos años, y le he dicho esta mañana al padre que me lo dejara a mí, que lo iba a hacer un hombre jajaja​
  • De verdad que pareces de otra generación (poniendo los ojos en blanco)​
  • Y al chico, en cuanto le dije que le invitaba por su cumpleaños a estar con una puta de lujo, se le iluminaron los ojos​
  • Pues he estado a punto de irme, el cabrón me ha jodido bien con lo de llamarme vieja​
  • No tiene ni puta idea, mírate, la tengo dura de solo mirarte​
  • ¿Vas a querer hacer algo o nos vamos ya?​
  • Claro que te voy a follar​


Dije mientras me empezaba a quitar la ropa. Continué:​

  • El chaval me ha jodido la tarde, quería ver como te follaba​
  • Es bastante cortado y está muy verdecito para esas cosas​
  • Ya, pero es lo que tenía ganas, ver como te follaba otro, lo de su cumpleaños era un excusa que se me ocurrió para traerlo​
  • Bueno, ahora te cuento lo que hemos hecho ¿no?​
  • Claro​


Carmen salió de la bañera y se secó con una toalla mientras yo terminaba de desnudarme y me echaba en la cama. Luego, ella vino y se tumbó a mi lado. Nos besamos mientras ella me cogía la polla que la tenía durísima. Le dije:​

  • Venga, cuenta​
  • ¿Desde el principio?​
  • Claro​


Carmen me miró, y sin dejar de pajearme, empezó a contarme:​

  • Pues cuando te fuiste, se la chupé​
  • ¿La tiene grande?​
  • No, normalita, nada especial​
  • ¿Cómo se la chupaste?​
  • De rodillas, él de pie, es como quiso​
  • ¿Y?​
  • No tardó mucho en correrse, intentó sacarla y controlarse pero era ya tarde, me lo echó todo en la cara​
  • ¿Mucho?​
  • ¿Si me echó mucha leche? Sí, bastante… luego me limpié y le pregunté si quería follar o me iba… ah, por cierto, antes de chupársela seguía en plan agresivo, tratándome como una mierda, después de la mamada se fue suavizando poco a poco​
  • ¿No me digas que te ha follado tiernamente?​
  • No, no, ha sido bastante bruto todo el rato… quiero decir que durante los descansos empezó a tratarme como a una persona, no solo como a un objeto al que follarse… Al principio no quería saber ni mi nombre, luego sí me lo preguntó, así como si llevaba mucho tiempo dedicándome a esto y cosas así, me preguntó que cosas podía hacerme…​
  • ¿Qué le dijiste?​
  • Pues que de todo, pensé que un chaval así no iba a pedirme gran cosa, aunque luego me ha sorprendido varias veces​
  • ¿Con qué?​
  • Ya llegaremos ¿no?​
  • Vale, vale​
  • En general, la verdad es que le gusta un sexo muy agresivo, y tiene la mano larga, me ha dado algunos bofetones y azotes fuertes, pero bien, nada grave, y mucho insulto, está todo el rato insultando mientras folla​
  • ¿Te has corrido?​
  • Un par de veces​
  • Vaya, no siempre te corres con estos juegos​
  • No, es cierto, pero ha sido más por las situaciones que por el sexo en sí… ¿Sigo?​
  • Claro​
  • Después de la mamada, le pregunté si quería follar o me iba, me dijo que me quedara. Lo desnudé y lo traje a la cama. Aquí lo besé y acaricié hasta que se le puso de nuevo dura, bastante pronto, bendita juventud jeje​
  • Jajaja​
  • Por cierto, el chico se sorprendió cuando lo besé, me dijo que pensaba que las putas no besaban jajaja​
  • Jajaja​
  • Se la chupé un rato más, luego le puse un condón y follamos. Ese polvo no fue gran cosa, se volvió a correr rápido. Me puse encima, lo cabalgué un poco y se corrió mientras me agarraba las tetas​
  • Tú no te corriste ¿no?​
  • Que va, todo fue cosa de un par de minutos​
  • Ya​
  • Pensé que todo se había terminado pero él dijo que quería follarme más, que le diera unos minutos. Al rato, me dijo que quería mirarme mientras me masturbaba​
  • Ah​
  • Y nada, me toqué mientras me miraba​
  • ¿Te corriste?​
  • No, lo simulé, no estaba con muchas ganas, quería acabar y que vinieras para follarme de verdad​
  • Jajaja​
  • Pero al chico sí le gustó, me insultó, me tocaba,... cuando terminé el show, ya la tenía otra vez dura y esta vez sí me folló en condiciones, más rato, mucho más, y con muchas más ganas, muy agresivo, muchos insultos, azotes y me dio por el culo​
  • Sí, noté que eso le interesaba mucho​
  • Sí, me dijo que yo era su primer culo​
  • Jajaja​
  • En ese polvo sí me corrí​
  • ¿Cómo?​
  • A cuatro​
  • ¿Por el culo?​
  • No, pero fue más por la tensión de los insultos, su fuerza, los azotes… que por su polla​
  • ¿Y él se corrió en ese momento?​
  • No, él siguió un rato más, me dio por el culo, y cuando estaba a punto de correrse, se salió, me dio la vuelta, se quitó el condón y se corrió sobre mis tetas​
  • Te lo pasaste bien ¿no?​
  • Sí, sorprendentemente sí​


Entonces, Carmen me la empezó a chupar. Tras un rato, paró y me preguntó:​

  • ¿Follamos ya o termino de contarte?​
  • ¿Estás cachonda? ¿No quieres descansar un poco?​
  • No, quiero que me folles​


Me lo pensé unos segundos mientras ella reanudaba la mamada, me moría de ganas por follar, pero al final dije:​

  • Mejor termina de contar​
  • Vale… pues cuando terminamos ese polvo, pensé que ya se había acabado, el chico se había corrido tres veces. Le dije que se fuera, pero se enfadó, empezó a gritarme que tú le habías prometido toda la tarde con una puta, que solo llevábamos una hora… se alteró mucho. Le dije que de acuerdo, que un polvo más y ya está, que yo también estaba agotada, que me había follado mucho y bien​
  • Jajaja, donándole la píldora​
  • Claro… se tranquilizó y me dijo que de acuerdo, un polvo más pero que tenía que ser en condiciones​
  • Ajá​
  • Pero el chico estaba agotado, estaba claro que iba a tardar un buen rato, y yo ya tenía ganas de terminar con él, así que, tras unos minutos, comencé a chupársela, pero no había modo, aquello no se ponía duro, así que le intenté meter un dedito por el culo, que eso siempre funciona y me dio un empujón que me tiró de la cama, me di un buen golpe en el culo, mira​


Me enseñó el culo, tenía un morado. Le dije:​

  • Ah, pues se te va a notar​
  • Ya te digo… pues eso, me tiró al suelo del empujón, y luego me levantó por el cuello y me arrastró hasta esa pared, dando gritos de que no era maricón, me dio un par de bofetones fuertes y me entró algo de miedo, pero lo tranquilicé. Le expliqué que era una técnica para estimular su punto G y esas cosas​
  • ¿Y?​
  • Pues al final me dejó probar​
  • ¿Le comiste el culo?​
  • Un poco, y luego, con el dedito y chupándosela, se le volvió a poner dura​
  • Le gustó​
  • Sí, me dijo que se notaba que era una puta con muchas tablas​
  • Jajaja​
  • En fin, que volvimos a follar. Esta vez estuvo un buen rato, incluso me comió el coño, muy mal pero lo intentó​
  • Jajaja​
  • Me volvió a dar por el culo en varias posturas y terminó corriéndose de nuevo en mi cara, esta vez muy poca cantidad, estaba seco​
  • Jajaja ¿Y tú?​
  • Estando encima, me tiraba de los pezones o me los comía, me gustó y me corrí​


Nos besamos, ya no aguantaba más, mientras le comía las tetas, ella terminó de contar:​

  • Al final, se fue, se dio cuenta que no podía más… es un chico raro, mucha agresividad, pero al irse, me dio dos besos y las gracias, me piropeó… ha sido extraño después de como había actuado todo el rato​
  • Salió flipando, nena, lo has cambiado jajaja​
  • Pues falta le hace… yo creo que tiene algún complejo con la homosexualidad… lo mismo es bisexual y no lo quiere reconocer… Ahmmmm sigue, sigue así, me encanta como me comes las tetas donde se ha corrido el chico​


La cabrona sabía como ponerme. Al poco paré porque me acababa de acordar de una cosa:​

  • Carmen, al principio me dijiste que el chaval te sorprendió ¿Con qué?​
  • Ah, pues con varias cosas​
  • ¿Qué?​
  • Mmm, cuando me comió el coño, por ejemplo, no me lo esperaba​
  • Ya​
  • Y un 69 que quiso hacer, yo encima​
  • Te sorprendes con poca cosa​
  • Me chupó los pies​
  • Mmmm, le van los pies​
  • Sí, también me hizo pajearle con ellos​
  • Ya, típico​
  • Pero lo más extraño fue que me dijo que le pegara con las tetas en la cara​
  • Joder, jaja​
  • Sí, el chico es rarito… y todo eso fue en el último polvo, en los anteriores no pidió nada fuera de lo común​
  • Anda, túmbate, que no aguanto más sin follarte​


Carmen se tumbó boca arriba. Me puse encima y la penetré. Entré en ella sin problema, estaba muy mojada. La follé rápido, y mientras ella gemía y me clavaba los dedos en la espalda, le dije:​

  • Mira que eres puta, follarte durante dos horas a un crío​
  • Aghmmmm, síííí​
  • Y disfrutando ¿verdad, puta?​
  • Sííííí​
  • ¿Estabas así de mojada, zorra?​
  • Noooo, aghmmmmm… tu polla es mejor​
  • ¿Seguro?​
  • Sííííí AGHHHHHH​
  • Eres muy puta, te gustan todas las pollas​
  • Diosssss, me corrooooooo​


Y de pronto, se estremeció y dio un grito, poniéndose a temblar de forma descontrolada. No paré de follarla aunque bajé el ritmo, pero Carmen me empujó para que me saliera. Se quedó un rato temblando, con las manos en la cabeza, jadeando. Cuando se calmó, le dije:​

  • Joder, Carmen, sí que estabas cachonda​
  • Sí​
  • ¿Seguimos?​
  • Espera, espera​


Carmen seguía con los brazos cubriéndose la cabeza. La miré unos segundos, respiraba rápido, sin decir nada. Le puse una mano en el vientre y se lo acaricié, pero ella me apartó la mano diciendo:​

  • No, espera, estoy muy… sensible​


A los dos minutos, se quitó los brazos de la cabeza, y mirándome, me dijo:​

  • No voy a poder seguir follando, Paco​
  • ¿Por qué?​
  • Ha sido… este orgasmo ha sido muy intenso y llevo mucho rato follando, no puedo más, necesito descansar​


La miré. Estaba tumbada boca arriba, totalmente desnuda, sudada, muy sexi, y quería follarla. Le dije:​

  • Ya, tienes el coño fuera de servicio jeje ¿Y si te doy solo por el culo?​
  • No, Paco, no es mi coño, soy yo, no puedo​
  • Ah, perdona, entiendo​


Nos miramos. Era verdad que tenía cara de estar muy cansada. Me jodía porque quería follarla, pero era cierto que llevaba ya unas horas dale que te pego. No me moví, pensando alternativas, si dejarla descansar una hora, si irnos ya… entonces dijo:​

  • Córrete sobre mi​
  • ¿Qué? ¿Quieres que me pajee?​
  • Sí​
  • Mejor me la chupas ¿No?​
  • Me gustaría, pero ni para eso estoy​
  • ¿Y si descansamos una horita?​
  • No, Paco, es tarde, tengo que ir a casa a hacer la cena, y ni con una hora voy a estar recuperada, ahora mismo estoy totalmente reventada​
  • Vale, vale​


Me comencé a pajear mientras la miraba. Le dije:​

  • Abre las piernas, quiero ver tu coño​


Carmen las abrió. Comenté:​

  • Joder, sí que lo tienes rojo e hinchado​
  • No me extraña​
  • Pero te lo follaría ahora mismo​
  • Lo sé​


Entonces, ella alargó la mano y comenzó a acariciarme los huevos. Aumenté el ritmo y ella notó que me quedaba poco porque se movió para acercarse, abrió la boca y sacó la lengua. Me corrí sobre su cara, su boca y sus tetas. Paré tras unos segundos, jadeando por el esfuerzo. Entonces, Carmen se incorporó un poco y me la chupó, sacando algo de leche. Luego se volvió a tumbar. Me incliné y la besé, un beso tierno. Me tumbé a su lado y descansamos unos minutos.



CARMEN

Estaba destrozada, el orgasmo con Paco había sido increíblemente intenso, me había dejado totalmente fuera de combate. Tampoco era de extrañar, durante los polvos con el chico, me había ido calentando pensando en el polvo con Paco contándole todo y, luego, cuando ya estuve con Paco, aún me calenté más, muuuucho más.



“Tengo que levantarme, es tarde” pensé. Además, me tenía que duchar, tenía la cara y las tetas llenas de leche de Paco, incluso el pelo “Oh, no, me lo tendré que lavar, que el chico también me echó sobre el pelo”. Con un gran esfuerzo, me levanté y me metí en la ducha. Al terminar, salí con el pelo mojado. Me sequé el cuerpo y me puse la ropa interior, luego me sequé el pelo y me peiné delante de un espejo. Escuché como Paco también se vestía. Me miré la cara, estaba hecha una pena, una cara de cansancio total. Cogí el bolso e intenté arreglarme algo la cara. Entonces, escuché a Paco decir:​

  • Como sigas así mucho tiempo, al final te voy a follar​
  • ¿Qué?​
  • Estás muy sexi con esa ropa interior​
  • ¿Te gusta?​
  • Mucho​
  • Pero si ni os habéis fijado antes, corriendo quisisteis que me desnudara​
  • Yo sí me fijé, y bien​
  • Ya​
  • Sí, la semana que viene, tráela, te voy a follar con ella puesta, estás increíble​


Giré la cabeza para mirarle. Me observaba con cara de vicio, estaba hablando en serio. Sonreí y le dije:​

  • Ya, y luego me dura puesta un suspiro​
  • No, no, te voy a follar con ella puesta, otra cosa es saber su estado cuando termine contigo jajaja​
  • Jajaja​


Bromeamos un poco más mientras terminaba de pintarme, peinarme y vestirme. Salimos de la habitación riendo. Me temblaban las piernas, las notaba de goma, y aún sentía una tensión en el bajo vientre por el orgasmo, pero estaba feliz. Paco me llevó al metro y allí me despedí de él con un largo beso.



Al llegar a casa, vi que aún no había llegado nadie. Me cambié de ropa y me fui a la cocina. Entonces llegó Cristina, que entró en la cocina con una sonrisa, dándome dos besos y diciendo:​

  • Hola, mami ¿Se me ha pegado el sol?​
  • Ya te digo, cariño, a ver si te has quemado​
  • No, me puse crema​


Y se puso a contarme su tarde, y de cada dos frases, una era elogiando a Cloe. Y me contó lo de sus tetas operadas, y las preguntas que le había hecho. Cristina y yo habíamos hablado de eso muchas veces, ella estaba casi convencida y a mí no me parecía ni mal ni bien, siempre le había dicho que era cosa suya y que a mí me parecería bien su decisión, pero pensaba que le vendría bien.



Tras un rato de charla, me miró y dijo:​

  • Tienes cara de cansancio​
  • Ah ¿Sí?​
  • Sí ¿Por qué? ¿Te encuentras mal?​
  • Que va, es que esta tarde he andado mucho y…​
  • ¿Andado? ¿Dónde has ido?​
  • Cuando terminamos de comer y tu padre volvió al trabajo, no tenía ganas de volver y me fui a mirar tiendas​
  • Ah​


Entonces, me miró con una sonrisita y dijo:​

  • ¿Por andar o por hacer guarradas? jajaja​


Me sorprendió, jamás bromeaba con el sexo entre su padre y yo. Le dije:​

  • Ah ¿Ahora te interesa? ¿Quieres detalles?​
  • NOOOOO, POR DIOS, MAMA, que estaba de broma​
  • Jajaja, como te pones​
  • Estáis enfermos, parecéis unos críos​


Algo de razón no le faltaba, había follado con un crío. Me reí y le dije:​

  • No ha pasado nada, tu padre no estaba solo​
  • ¿En serio serías capaz de… hacerlo en su trabajo?​
  • Claro, si estamos solos ¿Por qué no? pero si hay alguien más, más emoción jajaja​
  • Dios, estáis fatal​
  • Jajaja​
  • Me voy a duchar, ahora te ayudo con la cena​


Y se fue refunfuñando. Me seguí riendo sola pero en ese momento escuché las llaves en la puerta. Salí rápido de la cocina para ver a Luis entrando en casa. Le di un beso y un abrazo, mientras le decía:​

  • Hola, cariño​
  • Hola, hola​
  • ¿Qué tal la tarde?​
  • Pufff, mucho trabajo, estoy reventado​
  • ¿Sí? Anda, vete al salón y te llevo una cervecita​
  • Vale​


Fui a la cocina y saqué dos cervezas frías del frigorífico. Luego, cogí dos vasos y me dirigí al salón. Luis ya estaba sentado en su sitio. Le di su vaso y botella y empezamos a charlar mientras nos las tomábamos:​

  • ¿Y Cristi?​
  • Duchándose​
  • Ah​
  • Entonces ¿Mucho lío?​
  • Sí, bueno, lo normal, al jefe que no le cuadraban unos informes y nos hemos puesto a repasarlos​
  • Ah, vaya​
  • Al final, mi informe estaba bien, era un fallo de su excel​
  • Jajaja​
  • Pero menuda tarde buscando el fallo​
  • Ya, claro​
  • ¿Y tu tarde?​
  • Bien, bien, fui de tiendas​
  • Ah ¿Te has comprado algo?​
  • No, solo a mirar, por entretenerme​
  • Carmen, si necesitas algo, cómpralo, que ahora la situación ha mejorado mucho y…​
  • Ya sé, ya sé, pero no, era solo por pasear y curiosear​


Entonces escuchamos:​

  • Hola, papi​
  • Hola, Cristi ¿Cómo ha ido el día?​


Cristina se acercó, aún en albornoz y el pelo mojado. Le dio dos besos y dijo:​

  • Súper bien, ahora te cuento pero antes, mami, me visto y llamo a Borja, que me ha llamado mientras me duchaba ¿vale? Papi, ¿Qué quieres cenar?​
  • Sorpréndeme​
  • Jajaja, verás que te pido comida china​
  • Noooo, que entonces no duermo por los viajes al baño jajaja​
  • Jajaja, ahora vengo, no empieces sin mí, mamá​


Cristina se fue y Luis y yo seguimos charlando mientras nos bebíamos las cervezas. Luego, llegó Cristina ya vestida diciendo:​

  • Vamos, mamá​
  • Voy​


Entonces, Luis dijo:​

  • Esperad, os ayudo​


Y las dos soltamos al unísono:​

  • NOOOOO​


Y nos reímos. Cristina dijo:​

  • Tú te quedas ahí, que tengo mucha hambre y quiero comer algo rico​


Y nos fuimos a la cocina riendo porque Luis era un desastre en la cocina, todo lo que tocaba lo arruinaba, lo quemaba, lo dejaba muy salado… Siempre nos reíamos de él por eso. En cambio, a Cristina y a mí nos gustaba cocinar, se nos daba bien y, además, charlábamos mucho mientras hacíamos la comida. Cristina no paró de contarme sus cosas, sobre el trabajo, sobre Borja, sobre Cloe,... Se la notaba muy contenta. Yo estaba tan cansada que la dejaba hablar. Cuando terminamos, pusimos la mesa y llamamos a Luis, que llegó ya con ropa de casa. Nos sentamos a comer. Rápidamente, Cristina se puso a contarle a su padre su día. Yo los escuchaba pero cuando se pusieron a hablar de cuentas, presupuestos, excels… desconecté y recordé la despedida del chico. Yo seguía desnuda, limpiándome su corrida de la cara delante de un espejo y con intención de darme una ducha para follar luego con Paco. Él ya estaba vestido. Lo escuché carraspear y me giré para mirarlo. Movía las manos nerviosamente y me dijo:​

  • Carmen, yo… es que… yo…​
  • ¿Sí?​
  • Nada que… a ver… yo…​


Lo miré esperando a ver con qué me salía ahora y pensando “ni hablar voy a follar otra vez con él”. Entonces dijo:​

  • Me lo he pasado muy bien, bueno, no, me lo he pasado… ha estado de put… no, bueno, genial, eso, genial, me lo he pasado genial​
  • Ah​
  • Y… eres una t… digo, una mujer increíble, guapísima y tremenda, no, digo, sí, quiero decir, una mujer guapísima y muy atractiva​
  • Ah, gracias​
  • Y tremenda foll… digo, en la cama, tremenda en la cama​


Me hizo gracia, estaba intentando ser amable. Le sonreí. Él siguió:​

  • Yo… eres la mujer más… más increíble de las que… con las que he estado, sí, de mucho​


Tragó saliva visiblemente. Siguió:​

  • Yo… perdona al principio fui… un gilipollas, no eres vieja, para nada, mírate, estás… increíble, eres… se me puso dura solo verte desnuda, yo… es que yo… no sé, esperaba otra…​
  • Ya, ya, no hace falta que te expliques​
  • Sí, es que… perdona las bofetadas, me pongo nervioso y no pienso, yo…​
  • No importa​
  • Has sido muy… no sé, paciente, eso… muy paciente conmigo, yo… gracias, gracias por todo​
  • De nada​


Se me acercó y me encogí un poco, pero me dio dos besos y se fue repitiendo:​

  • Gracias, gracias, de verdad​


Y se fue.



Sonreí tras recordar esa despedida. No tenía ganas de comer pero estaba contenta y pensé “Aún se la pongo dura a un chico, y bien dura jeje”. Miré como seguían hablando Cristina y Luis mientras yo recordaba mi tarde, y no sentía remordimientos, ninguno, pero porque tenía claro que esas cosas no influían en mi amor ni en mi familia, eran solo… juegos. Entonces dije en voz alta:​

  • Hoy me he caído​


Los dos callaron de pronto y me miraron alarmados, y diciendo a la vez:​

  • Pero ¿Está bien?​
  • ¿Te has hecho daño?​


Me reí y les dije:​

  • No ha sido nada, solo que me caí de culo​
  • ¿Cómo?​
  • Resbalé como una tonta​
  • ¡¡¡Mamá!!!​
  • Ahora me saldrá un buen morado, seguro​
  • Pero ¿Te duele, cariño?​
  • No, no, es que me acabo de acordar​


Los dos me preguntaron más cosas pero le quité importancia a todo porque no la tenía. Entonces, ya más calmados, Cristina dijo:​

  • Esta tarde he estado en casa de Cloe, papá​
  • ¿Ah, sí? ¿Para qué?​
  • Sí, para una reunión y luego tomar el sol en la piscina ¿No se nota?​
  • Ah, sí, es verdad, estás más morena​
  • ¿Verdad? jeje (muy contenta)​
  • ¿Has visto a Paco?​
  • No, no estaba, decía Cloe que tenía que hacer algo, no sé​


Casi me atraganté. “Claro que tenía que hacer algo, follarme” pensé intentando no reírme. Cristina siguió:​

  • Mañana también voy​
  • ¿Y eso?​
  • Resulta que Cloe tiene un entrenador personal​
  • ¿Entrenador de qué?​
  • Para estar en forma, no sabes el cuerpo que tiene, papá, tiene unos músculos…​
  • ¿Sí? Uff, eso no me gusta en una mujer​
  • ¿No? Pues a mí sí, porque no es como un tío, es femenino, aunque me enseñó unas fotos de cuando tenía mi edad y ahí sí que estaba hinchada, como un tío, no me gustaba así​
  • Las mujeres tienen que tener curvas, eso opino yo​
  • Pues yo tengo pocas, que soy muy delgada​
  • Pero tú eres mi niña, así mejor, jajaja​
  • Que tonto jajaja pero mañana voy para probar solo con Cloe​
  • ¿Para hacer pesas?​
  • No sé, a ver que me dicen​
  • Pero si nunca has hecho deporte, nunca​
  • Ya lo sé​
  • ¿Y ahora vas a querer?​
  • No sé, es por probar, seguramente no me guste ¿no?​
  • Seguro, si nunca te convencimos para jugar a algo cuando eras pequeña​
  • Ya​
  • Pues, ahora que me acuerdo, yo también voy a hacer deporte​


Cristina y yo lo miramos con cara de sorpresa total porque Luis jamás hacía nada de deporte. Le pregunté:​

  • ¿Qué? ¿Cómo? ¿Con quién?​
  • Jajaja, nada, si es solo que Paco quiere que vaya con él al golf este sábado​
  • Ah, eso no es deporte​
  • Eso le dije yo, pero él insiste que sí, que se anda mucho y se mueve el cuerpo​
  • Ya​
  • ¿Os venís?​
  • ¿Yo? Que va​


Dije riéndome. Tampoco era de hacer deporte. Entonces Cristina dijo:​

  • Este finde me voy con Borja, ya lo sabes​
  • Ah, sí​
  • Que se va de vacaciones con los padres y me quiere invitar antes​
  • Ya, ya, pues nada, no os reiréis viéndome intentando darle a la bolita con el palo jeje​
  • Ya te digo jajaja, graba videos jajaja​


Estuvimos un rato bromeando y riendo. Luego, recogimos todo y Cristina se fue a su cuarto y Luis y yo al salón donde pusimos la tele. Me acurruqué a su lado y me dormí casi de inmediato. En algún momento, me despertó para acostarnos, cosa que hice casi zombi. Había sido un día muy intenso.​
 
19



CRISTINA

Salí del coche de Cloe cogiendo mi mochila. Acabábamos de comer en un restaurante y ahora, la idea era hacer algo de deporte. Para ello, me había traído ropa de deporte y el bikini. Cloe señaló el mismo cuarto que había usado el día anterior para cambiarme y me dijo:​

  • Cámbiate y nos vemos en 15 minutos por si tienes que ir al baño​


Y se fue subiendo las escaleras. Entré en la habitación y me desnudé quedándome solo en bragas. Me puse unas mallas cortas, un sujetador deportivo y una camiseta. Luego, me puse unos calcetines y las zapatillas de deporte. Tras salir del baño, escuché a Cloe:​

  • ¿Estás, Cris?​
  • Voy​


Salí atándome el pelo en una coleta. Me quedé sorprendida al ver el indumentario de Cloe. Llevaba zapatillas sin calcetines, unos pantalones muy cortos y ajustados, y un top muy pequeño que dejaba todo el vientre al aire. Tanto los pantalones como el top muy ajustados y negros. Con esa ropa, parecía aún más fuerte. Me llevó a otra habitación que no había visto. Descorrió la cortina y era una gran sala llena de máquinas de deporte, parecía un gimnasio. Me enseñó todo, explicando la utilidad de cada máquina. Tras el repaso, se puso a calentar en una bici estática y yo con ella. Empezamos a ritmo suave pero ella pronto fue más rápido, aumentó la resistencia… tras un rato, me dejó para irse con las máquinas. La miré como hacía ejercicios de pesas, de máquinas. Vi como se tensaban sus brazos, sus piernas, sus abdominales… Cloe estaba todo el rato bebiendo líquido y secándose con una toalla, sudaba muchísimo.



Por mi parte, usé algunas máquinas pero con muy poco peso, y a pesar de eso, sudé, pero nada comparado con Cloe, que a veces me llamaba para ayudarla con algo, aunque a mí me costaba coger con las dos manos una de las pesas que ella usaba como si nada con una mano.



Tras una hora, totalmente mojada por el sudor, dijo:​

  • Bueno, por hoy ya está bien ¿no?​
  • Sí, por mí sí… ¿Y esto lo haces todos los días?​
  • ¿Esto? Esto no es nada, ya verás cuando vuelva Tony jajaja​
  • Madre mía​
  • Anda, vamos a la piscina​
  • Vale… ah, no, se me ha olvidado el bikini (recordando que cuando abrí la mochila, no lo encontré, me lo había dejado en la cama)​
  • Bueno, no pasa nada​


Y entonces, se quitó el top, las zapatillas y el pantalón, quedándose totalmente desnuda. Salió del gimnasio mientras yo la miraba con la boca abierta. Me llamó y la seguí a la piscina. Se tiró a ella y cuando salió dijo:​

  • Venga, está buenísima​
  • Pero… yo…​
  • ¿Te da vergüenza? jajaja​
  • No, no… es que…​


Sí, me daba muchísima vergüenza, pero tampoco quería quedar como una mojigata así que me desnudé hasta quedarme en bragas. Pensé si meterme con ellas o no. Cloe había estado nadando sin mirarme pero entonces paró y me dijo:​

  • ¿No estarás pensando en meterte aquí con las bragas?​
  • ¿Qué? Ah, no​


Y me las quité mientras Cloe me miraba. Noté como me ponía colorada pero corriendo, me tiré al agua. El agua estaba estupenda, y después de pasar tanto calor, se estaba en la gloria. Estuvimos un buen rato metidas en el agua, charlando de esto y aquello. Luego, Cloe salió y se tumbó. Me quedé en el agua porque me daba corte, pero al final salí y me tumbé. Al poco, Cloe se levantó y luego vino hacia mí diciéndome:​

  • Ponte crema, que te vas a quemar, y ponte ahí sobre todo (señalándome la zona de mi pequeña mata de pelo)​
  • Va… vale ¿Tú no te pones?​
  • No, yo tomo mucho el sol desnuda y ya no pega fuerte para mí…​
  • Ah​
  • Mira, si estoy muy morena ¿no?​


Y se señaló la zona del pubis, que lo tenía totalmente depilado. Luego se giró y me enseñó el culo. Era verdad, estaba casi igual que el resto del cuerpo, así que sí, tomaba mucho el sol desnuda. Se fue a su tumbona y dijo:​

  • Aquí no tenemos vecinos así que aprovecho​
  • Ya​
  • Con Tony, tras matarme a ejercicios ahí dentro, nos tumbamos aquí desnudos, a él le encanta​
  • Ah​


Pensando “claro, como es gay, te da igual, como conmigo”. Me terminé de poner la crema y me tumbé. Era verdad que ya pegaba menos el sol pero seguía dando fuerte y yo seguro que me quemaría si no me echaba crema. Me adormilé tras el deporte y el baño, hasta que de repente escuché:​

  • Hola, cariño​


Di un bote y me cubrí como pude con la toalla en el mismo momento que llegaba Paco a la piscina. Nos miró sonriendo y dijo:​

  • Ah, que tienes compañía​
  • Hola, guapo​


Paco se inclinó sobre Cloe dándole un buen beso mientras acariciaba sus pechos y vientre. Luego, me miró y dijo:​

  • Siento haberos molestado, Cristina​
  • N… no… es que…​
  • Ya, ya… estás incómoda, me voy​
  • Es que me he dejado el bikini y…​
  • Ah, que estáis las dos en pelotas jajaja, tranquila, que no he visto nada… en cambio, con Tony siempre le veo todo, mala suerte la mía jajajaja​


Y se fue riéndose. En cuanto lo vi entrar en la casa, me levanté y me puse la ropa rápido bajo la mirada divertida de Cloe que dijo:​

  • Perdona, Cris, no me he acordado de Paco​
  • Yo tampoco jeje​


Miré la hora en el móvil y le dije:​

  • Voy a llamar a Borja para que venga a recogerme​
  • Vale​


Fui a llamar y entonces dijo Cloe:​

  • ¿Por qué no os quedáis a cenar y así me lo presentas? Que hablas mucho de él pero no lo conozco​
  • Ah… no sé​
  • Sí, podemos pedir lo que más os guste​
  • No, sí yo…​
  • A Paco le gustará la idea, seguro​
  • Mmmm​
  • PACOOOOOO​


Al poco, se asomó Paco y dijo:​

  • ¿Qué pasa?​
  • Se quedan Cris y su novio a cenar ¿Vale?​
  • Ah, genial​
  • Lo ves, Cris​
  • ¿Qué hacemos, nena?​
  • Podemos pedir ¿no?​
  • Mmmm ¿Os gusta la carne a los dos, Cristina?​


Lo miré y asentí. Dijo:​

  • Pues hacemos una barbacoa ¿Cuándo viene?​


Cloe me dijo:​

  • Llámalo y que esté aquí sobre las 8 o 9​
  • Vale​


Y lo llamé mientras Cloe se lo decía a Paco. Borja, al principio, estuvo remiso, pero al final accedió. Llamé también a mi madre para contárselo y que no se preocupara. Luego, nos pusimos a charlar, preparar todo, llegó Borja, hicimos la carne, charlamos, reímos… Borja no congenió mucho con Paco, y yo con Paco tenía mi aquel porque estaba algo molesta con él por los cuernos a Cloe que ahora era mi heroína, y no comprendía como podía hacerle eso en su propia cama. De todas formas, nos reímos bastante. Cloe se había duchado y puesto un vestido de verano con un escote muy sugerente. Vi como a Borja se le iban los ojos más de una vez, pero lo entendía, no me molestó demasiado porque era disimulado.



Al final, entre una cosa y otra, nos fuimos pasadas las once de la noche. Mientras Borja iba conduciendo de vuelta a la ciudad, me entraron ganas de sexo a pesar de estar cansada. Le dije:​

  • Vamos a un picadero​
  • ¿Qué? ¿Ahora?​
  • Sí ¿No tienes ganas?​
  • Sí, claro… pensé que como mañana trabajas y es tarde, no querrías…​
  • Pues sí, quiero, tengo ganas​
  • Vale, vale​
  • ¿Sabes de algún sitio por aquí?​
  • Pues no… pero déjame pensar​


Al poco, dijo que se le ocurría un sitio y diez minutos después, aparcaba en una zona oscura. Me puse detrás quitándome las mallas rápidamente, mientras Borja se movía. Nos besamos y le llevé su mano a mis bragas para que me tocara. Tras unos minutos de besos y tocamientos, me quité la camiseta y el sujetador. Borja me comió las tetas mientras me metía unos dedos. Le dije:​

  • ¿Te gustan las tetas de Cloe?​


Borja se paró sorprendido. Le empujé la cabeza para que siguiera chupando mi pezón. Le volví a repetir la pregunta y entonces paró mirándome. Me dijo:​

  • No sé que debo contestar​
  • Pues es sencillo​
  • Seguro que te cabreas diga lo que diga, no sé para que me preguntas eso​
  • ¿Te gustan o no? Porque se las has mirado bastantes veces​
  • Estás cabreada​
  • No, solo pregunto, y no pares de mover los dedos​


Borja no dijo nada durante unos segundos pero movió los dedos sobre mi raja. Entonces dijo:​

  • No se las he visto, pero el escote era sugerente​
  • Ya​
  • Parece que las tiene grandes ¿no?​
  • Son operadas​
  • ¿Qué?​
  • Operadas​
  • Ah, no… no lo sabía​


Le volví a acercar la cabeza a mi pezón. Tras lo cual le dije:​

  • ¿Te gustaría que me las operara?​
  • ¿Qué? ¿Para qué?​
  • Pues para tener tetas, para qué va a ser​
  • Pero… a mí me gustan tus tetas​
  • Ya​
  • Sí, mucho​
  • Pero mejor más grandes ¿no?​
  • Es que… nunca he tocado una teta operada, no sé si me gustaría​
  • Al menos tendrías donde tocar, no como ahora​
  • Te he dicho que me gustan tus tetas​


Le cogí la cabeza y le besé. Luego, me quité las bragas, quedándome totalmente desnuda. Le saqué la polla diciéndole:​

  • Ve buscando el condón​


Y se la chupé unos minutos. Luego, me aparté para que se lo pusiera. Cuando terminó, me subí encima y me la metí. Lo cabalgué rápido, estaba muy cachonda. Por una vez, me corrí antes que él, aunque él no tardó casi nada en seguirme. Nos quedamos abrazados y me dijo:​

  • Guau ¿Qué ha sido eso?​
  • ¿El qué?​
  • Estabas… estabas muy…​
  • Tenía ganas, te lo había dicho​
  • Pero, hasta has gritado​
  • ¿Sí? No me he dado cuenta​


Ni me había dado cuenta. Nos vestimos en silencio hasta que él dijo:​

  • Si te quieres operar, por mí bien​
  • ¿Quieres?​
  • No, digo que si lo quieres hacer, a mí me parece bien, y si no quieres, igual​
  • Pareces mi madre​
  • ¿Qué?​
  • Nada… anda, vámonos, es tarde…​
  • Y mañana trabajas, ya sé​


Arrancamos y al rato me dejó en mi casa. Mis padres aún estaban despiertos, viendo algo en la tele. Los saludé, charlamos un poco y nos fuimos todos a acostarnos. Me quedé dormida casi inmediatamente.



CARMEN

Nos despertamos temprano para ser un sábado. Luis se levantó y se fue al baño mientras yo iba a la cocina a poner café. Al rato llegó vestido con un polo, unas bermudas y una gorra, era su día de deporte, Paco pasaría en un rato para llevarlo al campo de golf. Luis estaba nervioso, pensando que iba a hacer el ridículo, pero se le notaba que le hacía ilusión.



Estuvimos un rato tomando café y esperando hasta que Paco le envió un mensaje diciendo que estaba esperándolo abajo. Luis se levantó y lo acompañé a la puerta. Le di un beso y me dijo:​

  • Entonces, nos vemos en casa de Paco en unas horas ¿no?​
  • Sí, en un rato salgo para allá​
  • Pórtate bien con Cloe​
  • ¿Qué quieres decir?​
  • Ya lo sabes, le tienes manía a la pobre muchacha​
  • ¿Yo? No​
  • jajaja​
  • Además, ella es la que me ha invitado a ir allí para estar en la piscina un rato hasta que lleguéis​
  • Ya pero…​
  • Pero nada, soy muy educada​
  • Lo sé, lo sé, solo digo que…​
  • Anda, vete antes de que me enfade​
  • jajaja​
  • Y apunta bien, que anoche te falló la puntería​
  • ¿Qué?​
  • No la metiste en el agujerito pequeño jajaja​


Luis me miró un segundo sin comprender pero inmediatamente se asombró y luego se rio:​

  • Pero mira que las cosas que tienes​
  • Esta noche me muestras si has mejorado la puntería jajaja​
  • Eres la única que se le ocurre relacionar el golf con el sexo anal, estás fatal jajaja​


Y se fue meneando la cabeza pero riéndose. Cerré la puerta. Anoche, aprovechando que Cristina se había ido de fin de semana con el novio, follamos y no hubo sexo anal pero porque fue un polvo rapidito, pero esta noche nos lo tomaríamos con calma y seguramente me apetecería.



Pensé en Cristina. Ayer tarde, cuando se fue, estaba enfadada conmigo porque intenté hablar de sexo y, como siempre, se negó. Yo solo quería aconsejarle que ya que iban a estar unas semanas sin verse, que hiciera que el sexo fuera especial para que él estuviera esas semanas deseando volver a verla, pero Cristina era incapaz de hablar sobre sexo. Se fue dándome dos besos a regañadientes y refunfuñando. Luego, cuando llegaron me llamó y ya no estaba enfadada pero no había forma de poder tener una conversación seria con ella sobre sexo.



Me fui al baño a ducharme y prepararme. Que pocas ganas tenía de ir a ver a la buscona francesa, pero ayer tarde me había llamado para invitarme a ir, pasar la mañana en la piscina esperando a los chicos y luego comer todos juntos y pasar el día allí. Estuve a punto de negarme porque me parecía que la francesa lo hacía para restregarme por los morros su casa y piscina pero, acordándome de Cristina, acepté ya que nos convenía mucho que nos lleváramos todos bien. Luego, cuando llegó Luis me dijo que había sido cosa de él y Paco, lo de pasar el día juntos.



Cuando terminé de prepararme, cogí el coche y fui a la casa de la pareja. Allí me recibió Cloe. Tomamos un té en la cocina charlando. Me reventaba que elogiara tanto a Cristina, que si muy inteligente, que si muy despierta… como si yo no supiera todo eso, pero es que me parecía que me lo decía como para resaltar que ellas dos estaban a otro nivel por su inteligencia y conocimientos, frente a mí que nunca había estudiado. Me tragué la bilis que sentía dentro y le sonreía mientras pensaba “Sí, te llevas muy bien con mi hija pero yo te pongo unos cuernos que no sé como puedes pasar por la puerta”. Esos pensamientos hacían que me relajara y me fuera más fácil sonreír.



Luego, salimos a la piscina. Nos quitamos la ropa para quedarnos en bikini. La observé, Cristina tenía razón, esta mujer se pasaba el día en el gimnasio. No me gustó nada su cuerpo, que sí, que era muy esbelto y sin grasas, pero esos músculos me gustaban en un hombre, no en una mujer.



Nos metimos en el agua, charlamos un poco más y, al salir, me dijo:​

  • Si no te molesta, voy a hacer topless​
  • ¿Qué? Ah, sin problema, a mí también me gusta​


Y las dos nos quitamos la parte de arriba del bikini. Nos miramos estudiándonos, comentando y elogiando respectivamente nuestros cuerpos. Tenía unas tetas grandes y bien puestas, pero claramente operadas. Mientras hablaba, sonreía por dentro pensando como le gustaba a Paco mis tetas, que no paraba de mirármelas, tocármelas, chupármelas… seguro que era mucho más excitante tocar mis tetas que esas siliconadas.



Entonces, Cloe me dijo:​

  • Ahí abajo tienes cremas​
  • Ah, gracias​
  • Te pasa como a Cris, sois muy blanquitas​
  • Sí​
  • A Cris casi no se le nota la diferencia entre la piel del pecho y el resto​
  • ¿Cristina hace topless aquí?​
  • Sí​


Me sorprendió saber eso. Cristina me había contado que, por insistencia de Borja, el año pasado hizo topless un par de veces en una playa, y que estuvo todo el rato muy incómoda, que no le había gustado nada. Aquí, ellas dos solas, seguramente no se sentiría observada pero imaginé que sí habría estado incómoda. Le preguntaría.



Estuvimos un par de horas tumbadas o dándonos baños cortos, hablando de esto o aquello hasta que escuchamos unas risas dentro de la casa y luego, a Paco decir:​

  • Madre mía, menudo espectáculo, chicas​


Levantamos la cabeza para ver a Paco y Luis saliendo al recinto de la piscina. Los dos nos miraban atentamente con una gran sonrisa. Paco se acercó y besó a Cloe, y luego vino a mí y me dio dos besos. Luis se quedó atrás, cohibido aunque sonriente. Me levanté y le di un beso. Lo miré unos segundos para comprobar si estaba molesto o no, aunque sabía que no, el tema del topless ya lo teníamos más que hablado y a Luis le parecía bien. Además, había hecho muchas veces topless con Paco y Luis. No vi nada en su mirada, solo un poco de corte pero era por Cloe, no por mí, a Luis le cortaba mucho que otras mujeres hicieran topless delante suya porque decía que no podía evitar mirarles los pechos.



Ni Cloe ni yo hicimos ningún amago por cubrirnos. Nos pusimos a hablar con ellos y Paco nos contó lo buen alumno que era Luis, que se lo habían pasado muy bien, que traían la comida…Volvieron a entrar dentro y al poco salieron en bañador. Nos metimos todos en el agua y seguimos allí charlando. Allí, Paco dijo:​

  • Ah, nena, he invitado también a Pablo y Ade​
  • Ah, bien​
  • Ha estado jugando con nosotros y le he dicho que se venga con Ade y los niños​
  • Vale​
  • No os molesta ¿no? (mirándonos)​


Pensé y dije:​

  • No los conozco ¿no?​
  • Sí, de mi fiesta de cumpleaños, Pablo es mi abogado, gordito, calvo… y Ade es también abogada, delgada, pelo corto​
  • Ah, sí, la recuerdo​
  • Pues en un rato llegarán​
  • Vale​


Tras un buen rato de risas, salimos y fuimos a preparar todo para comer. Ahora sí me puse la parte de arriba del bikini pero no por mí, era por Luis, para que Cloe se lo pusiera también y Luis se relajara durante el almuerzo. Cloe, al verme, también se lo puso y me alegré. Además, no tenía ganas de que el tal Pablo me viera las tetas.



Al poco, llegó esa familia. Los niños se tiraron al agua y Cloe y Ade se sentaron a vigilarlos y charlar, mientras el resto preparábamos todos para la comida.



LUIS

Estábamos todos en la mesa del jardín, comiendo, bebiendo, charlando, riendo… miré a todos. Primero a Carmen, estaba guapísima y muy animada, hablando con Paco y Pablo, los cuales no paraban de mirarle los pechos, pero era normal, Carmen tenía unos pechos que eran imposibles de no mirar y más en bikini. Nunca me había molestado que ella hiciera topless, ni siquiera delante de Paco, o que se pusiera ropa sugerente.



Tras el golf, cuando llegamos y salimos a la piscina, a Paco se le fueron los ojos hacía Carmen, y a mí también, a pesar de que Cloe también estaba en topless, pero Carmen es que atraía las miradas, está clarísimo. Paco le había visto muchas veces los pechos a Carmen, muchos veranos juntos en la playa. Además, antes de conocernos, ellos dos se habían liado varias veces, sabía perfectamente que Paco se había acostado con Carmen antes que yo, ninguno lo había ocultado nunca, y a mí no me molestaba. Además, al final acabó conmigo, fui el vencedor, ella me eligió a mí.



Y con el paso de los años, mientras Paco avanzaba y conseguía dinero y triunfaba, Carmen siempre había estado a mi lado, a pesar de que yo ni triunfaba ni ganaba dinero más allá de lo necesario para vivir bien. Ni teníamos apartamento en la playa, ni piscina, ni grandes viajes… todo lo contrario a Paco. Pero, en cambio, yo tenía algo que él no, una familia maravillosa, con una mujer increíble y una hija igualmente increíble. Me sentía muy afortunado. Y Carmen siempre, siempre, apoyándome, solo había que ver como me había sacado del agujero que yo mismo me había cavado con el anterior trabajo. Cualquier mujer me había mandado a la mierda y con razón, pero ella no, igual de cariñosa que siempre, atenta y apasionada en la cama.



Miré a Cloe. Esta mujer me parecía muy extraña. Era guapa y atractiva, pero no para mí. No me atraía su cuerpo musculado, ni sus pechos operados, ni su acento,... pero se notaba que era muy inteligente. Me preocupaba un poco la influencia que ejercía en Cristina porque la veía como una mujer fría, poco cariñosa, nada que ver con Carmen.



Después estaba Ade, otra mujer extraña. Guapa, con un deje elegante hasta en bikini, pero muy delgada y desdeñosa. La escuchaba hablar y criticaba mucho a la gente. No me gustaba.



Volví a mirar a Carmen y volví a pensar lo que siempre pensaba “Es increíble la suerte que tuve el día que la conocí”.



PACO

Me sequé las manos y abrí la puerta para salir del baño, pero alguien me empujó dentro y cerró la puerta tras ella. Era Ade que me dijo:​

  • Paco, hace semanas que no me llamas​
  • ¿Qué? Joder, Ade, menudo susto me has dado​
  • Desde que se fue Lola de viaje, no me llamas para follar​
  • No sé, Ade​
  • Yo sí lo sé ¿No quieres follar conmigo a solas? ¿Solo cuando es un trío con Lola?​


Era verdad, siempre quedaba con las dos, pero es que eran unos tríos divertidos. Lola era una chica divertida en la cama, muy loca, y con un cuerpo que me recordaba mucho al de Carmen, pero ahora que volvía a tener a Carmen, acostarme con ellas había perdido interés, ninguna de las dos era capaz de ponerme tanto como Carmen. Le dije a Ade:​

  • Vamos fuera​
  • No, espera​
  • Ade…​
  • Prométeme que me llamarás esta semana​
  • Ade, no sé como voy a tener la semana​
  • Coño, Paco ¿Ni una puta hora para echar un polvo? ¿En serio? No me jodas​
  • Lo intentaré, Ade, pero no te lo puedo prometer​
  • Joder​


La eché a un lado suavemente, para salir, pero entonces ella se me abalanzó y mientras me besaba y me metía la mano dentro del bañador para cogerme la polla, me dijo:​

  • Fóllame ahora​
  • ¿Estás loca?​


Vi como se desabrochaba el pantalón corto que tenía y se lo bajaba así como el bikini. Le puse las manos en los hombros y la empujé firmemente contra la pared mientras le decía:​

  • Coño, Ade, piensa, estamos en el cuarto de baño de la planta baja, aquí es donde van a venir todos, tus niños incluidos si necesitan mear​
  • Pero…​
  • Pero nada, coño​


La solté y me giré para salir. Ade dijo:​

  • Subamos arriba y te la chupo​
  • No, Ade​
  • Joder, sí, lo necesito​
  • Que no Ade, estás loca, está ahí mismo tu marido​
  • Me da igual, es un cabrón, no sabe follarme, tú sí​
  • No sabes lo que dices​
  • Me da igual que se entere, que sepa que es un cornudo, me da igual​


La miré sorprendido y espantado. Le dije:​

  • Ade…​
  • Esta semana me tienes que follar​
  • Ya veremos​
  • No, me vas a follar, si no se lo digo a Pablo, me da todo igual​


La miré enfadado. Le iba a decir de todo pero conté hasta diez. Luego dije:​

  • Cálmate… y ya hablaremos… voy a salir​


Abrí la puerta con cuidado y miré. Salí al ver que estaban todos fueras. Cerré la puerta dejando a Ade dentro “Está como una puta cabra, joder”.



Salí a la piscina y fui donde Cloe. Le dije al oído:​

  • Ade está loca​


Cloe me miró asintiendo. Le dije:​

  • Luego te cuento​


Entonces vimos a Ade dirigiéndose a la piscina, visiblemente nerviosa. Nos miró echando fuego por los ojos y luego gritó a los niños. Cloe dijo:​

  • Ahora hablo con ella​
  • Bien​


Me fui con Luis y Pablo, que estaban sentados charlando. Al rato, entré de nuevo para tomarme algo frío, hacía calor. Y estando en la cocina, vi entrar a Carmen para dirigirse al baño. Salí de la cocina, la cogí por el codo y la subí arriba. Ella protestó diciendo:​

  • Déjame, Paco, que me estoy meando​
  • Ven arriba​
  • ¿Para qué?​
  • Para mear y que hablemos​


La llevé al cuarto de baño de arriba. Entramos y ella se bajó el bikini, se sentó en la taza y se puso a orinar mientras me miraba. Le dije:​

  • El otro día me dejaste muy jodido al no querer seguir follando​
  • Ya, lo siento, te lo compensaré esta semana​
  • No, me lo vas a compensar ahora​
  • ¿Ahora? Ni hablar​
  • Sí​
  • No vamos a follar ahora, eso tenlo por seguro​


Di dos pasos y me puse a su lado. Le acaricié los labios con un pulgar y luego se lo metí en la boca. Carmen me miraba aún sentada en la taza y me lo chupó. Le dije:​

  • Tú harás lo que yo quiera, que para eso eres mi puta ¿no?​


Le saqué el dedo de la boca y ella no dijo nada:​

  • ¿Qué eres?​
  • Tu puta​
  • Bien​
  • ¿Qué quieres? ¿Que te la chupe? Pues venga, rápido antes de que se pregunten donde estamos​
  • No, no me la vas a chupar​
  • Joder, Paco, follar no, que sabes que me descontrolo​
  • Tampoco​


Ella me miró extrañada y preguntó:​

  • ¿Entonces?​
  • Quiero ver como te follan​
  • ¿Qué? ¿Quién?​
  • Luis​
  • No​
  • Si no es Luis, es Pablo​


Entonces se levantó, cogiendo papel para limpiarse y diciendo:​

  • Una mierda, Paco, sabes que la única regla es no meter a nadie de nuestro ambiente en estas mierdas​
  • Pero si casi no lo conoces​
  • Conoce a Luis, coño​
  • ¿Y?​
  • Mira, nadie que nos conozca, esa es la regla. Nadie que se pueda reír de Luis a sus espaldas por ser cornudo, eso solo lo sabemos tú y yo, nadie más. Nadie debe humillar jamás a Luis, ni tú ni yo. Esa es mi puta regla.​
  • Nadie lo va a humillar​
  • Anda que no, coño​
  • ¿Es porque está gordo?​
  • Ya me he follado antes a gordos porque tú querías... no es eso, es porque conoce a Luis​


Me miró enfadada. Lo de Pablo no era en serio, era solo una forma de conseguir lo otro que quería ya que sabía que Carmen nunca follaría con nadie si había alguna posibilidad de que se lo contara a Luis o le llegara alguna información. Le dije:​

  • De acuerdo, pero quiero verte con Luis​
  • Pero ¿Cuándo?​
  • Ahora​
  • Pero ¿Cómo voy a follar ahora con él? Estás loco​
  • Súbelo a mi habitación y folláis​
  • Pero…​
  • Estaré mirando desde el vestidor, sin hacer ruido​


Me miró unos segundos. Luego dijo:​

  • ¿Ahora?​
  • Sí, ve a por él y te lo subes​
  • Pero no sé si querrá, Luis es muy… a él no le van estas cosas​
  • Carmen, seguro que sabes como convencerlo​


Ella suspiró y dijo:​

  • Bueno, lo intento, pero no te prometo nada​


Salimos con cuidado del baño. Nos paramos junto a mi habitación y le dije:​

  • Me meto ya en el vestidor, no tardes​
  • Te he dicho que no es seguro​
  • Creo que sabrás convencerlo jeje​
  • No sé, Paco​
  • Tú rózale con una de estas (cogiéndole una teta), ya verás como le entran ganas​
  • Ya… por cierto, coño, sé un poco más disimulado, no has parado de mirarme las tetas​
  • ¿Y qué?​
  • Que Cloe y Luis van a pensar…​
  • Mira, cariño, si un tío no te mira las tetas es que o es maricón o ciego, y ellos dos saben que no soy ninguna de las dos cosas, así que lo raro sería que no te las mirara, entonces sí podrían sospechar jeje​


Ella me miró con una sonrisa y luego se dirigió a la escalera. La cogí por el brazo y le dije:​

  • Otra cosa​
  • ¿Qué?​
  • Cuando terminéis, dile que baje y te metes en el baño de antes​
  • ¿Por qué?​
  • Para chupármela, no me vas a dejar cachondo perdido después de ver como te folla​


Ella meneó la cabeza y bajó las escaleras. Fui a mi habitación y miré por la ventana. Vi como llegaba Carmen y al poco, hablaba con Luis al oído. Al poco, entraron en la casa y me metí en el vestidor, dejando una rendija. Esperé hasta verlos entrar. Luis dijo:​

  • Pero ¿Qué hacemos aquí?​
  • Nada​
  • ¿Nada? A ver si vienen Paco o Cloe y…​
  • Están abajo​
  • No he visto a Paco​
  • Creo que ha salido a comprar algo que faltaba​
  • Ah, no me ha dicho nada​
  • Mira, Cloe está tumbada​
  • Vale, pero vamos abajo, aquí no pintamos nada​
  • Estoy cachonda​
  • ¿Qué? ¿Ahora?​
  • Sí​
  • Pero cariño, la gente…​
  • Chissstt​


Y Carmen lo besó con ganas. Luis intentó calmarla pero nada, Carmen ya estaba encendida del todo. Se quitó el bikini en un segundo, quedándose desnuda, y luego se arrodilló y tiró del bañador de Luis, haciendo saltar su polla ya dura. Se la chupó como una posesa, con un ansia que me extrañaba que Luis aguantara. No era la primera vez que los veía follar pero se notaba claramente que ella con Luis conectaba perfectamente.



Tras unos minutos de una mamada intensa, Carmen se levantó y se situó de pie, poniendo las manos sobre la cama y mirando hacia el vestidor. Dijo:​

  • Luis, fóllame fuerte​


Luis se puso detrás de ella, y cogiéndola por las caderas, se la metió y empezó a follarla. Al principio, Carmen no dejó de mirar hacia el vestidor pero al poco, vi como se iba dejando llevar y acabó agachando la cabeza en la cama, para ocultarla en ella y que sus gritos quedaran acallados por la colcha. Luis aumentó el ritmo, se escuchaban los plas plas de él contra ella, los gritos apagados de Carmen y los jadeos de Luis. Todo acabó con un gran espasmo de Luis, un pequeño grito suyo y los apagados gritos de Carmen mientras se corría junto a él.



Cuando Luis soltó sus caderas, Carmen se derrumbó en el suelo. Él se agachó junto a ella y la besaba y acariciaba. Estuvieron así unos minutos hasta que Carmen se levantó y, cogiendo su bikini, dijo:​

  • Cariño, vete abajo​
  • ¿Y esto?​
  • Lo arreglo yo, pero antes me voy a limpiar, venga, baja​
  • Te espero​
  • No, baja y vigila que no suba nadie​
  • Pero si quieren subir…​
  • Distráelos mientras limpio todo esto​
  • Que locura​


Salieron los dos. Escuché la puerta del baño y salí. Miré fuera a la piscina y hasta que no vi aparecer a Luis, no fui al baño. Me esperaba Carmen desnuda, limpiándose la corrida de Luis de las piernas. Me miró y dijo:​

  • ¿Contento?​
  • Mucho menos que tú jeje​
  • Siempre me corro con Luis​
  • Y conmigo​
  • Claro ¿Te ha gustado?​
  • Una pasada aunque muy cortito​
  • ¿Qué querías? ¿Un polvo de una hora?​
  • Jajaja Ven​


Y la besé. Nos enrollamos en un largo beso húmedo. Le cogí las tetas y el culo pero ella me paró:​

  • Venga, te la chupo ya, que se va a extrañar​
  • ¿No quieres follar?​
  • Contigo siempre, pero ahora no puede ser, Paco​
  • Lo sé​


Se agachó y me la sacó. Me la chupó con ganas, igual que a Luis. Vi como se tocaba mientras me la chupaba. Me entraron ganas de esperar a que se corriera pero era verdad que llevábamos mucho rato fuera, sobre todo yo. Al final, se la saqué y me corrí sobre sus tetas.



Le di un tierno beso y me fui. Cogí el coche y fui a por cervezas. Cuando llegué, Carmen estaba hablando con Cloe y Ade, y Luis tumbado a la sombra, mientras Pablo estaba en el agua con sus hijos.



Le llevé una cerveza a Luis y la bebimos en silencio. Miré a las chicas y entonces pensé “mmm quizás podría llevarme a Ade para follar con Carmen” pero rápidamente deseché la idea, Carmen no querría, Ade era conocida. Era una lástima, a Ade le encantaba follar con mujeres, se ponía de lo más cachonda.



CARMEN

A eso de las siete nos fuimos para nuestras casas, tanto nosotros como la otra pareja. Nos despedimos de todos y nos metimos en el coche. Al poco, Luis me dijo:​

  • ¿Y qué te ha dado antes?​
  • ¿Antes?​
  • Con lo de… ya sabes​
  • ¿El sexo?​
  • Claro​
  • Tenía ganas​
  • ¿Así? ¿De pronto?​
  • Pues sí, calentón​
  • Pero ¿Por qué?​
  • ¿Por qué? Pues porque estás bueno y quería tu polla​
  • Jajaja, a veces eres muy poco delicada jaja​
  • No sé, cariño, me apetecía hacer una diablura ¿No te ha gustado?​
  • Sí, claro, es solo que… ¿Y si nos pillan?​
  • Ahí está la gracia de la diablura jeje​
  • Jajaja​
  • Pero he sido buena ¿eh? Me tapé la boca para que no escucharán como mi marido me follaba en condiciones jajaja​
  • Jajaja, estás loca​


PACO

Terminé de recoger las sillas de fuera y entonces salió Cloe. Me dijo:​

  • Me voy a duchar​
  • Vale ¿Vas a salir?​
  • No lo sé​
  • ¿Has quedado?​
  • No… aún no​
  • Ya​
  • ¿Quieres que me quede?​
  • Si tienes ganas, claro​
  • Mmmmm, no sé si me apetece salir a bailar ¿Tú tienes ganas de salir?​
  • Que va, estoy cansado para eso​
  • Ya… bueno, me ducho y me lo pienso​
  • Vale​


La vi entrar. Imaginé que estaría pensando en algunos de sus “amigos”, a cuál llamar, o si saldría de “caza”. Entonces se paró y se giró para mirarme. Me dijo:​

  • Ade está estresada​
  • Ya​
  • Dice que no la llamas desde hace semanas​
  • Ya​
  • Desde que empezaste a follarte a Carmen ¿no?​
  • Sí​


Cloe me miró unos segundos. Luego dijo:​

  • ¿Te la has follado?​
  • ¿Hoy? No​
  • Ah, me había parecido…​
  • No, bueno, luego te cuento si quieres​
  • ¿Hay algo que contar?​
  • Sí​
  • Ya decía yo…​
  • Jeje​
  • Ade dice que te ha suplicado follar​
  • Sí, en el baño​
  • Estaba a punto de echarse a llorar de rabia, ya sabes lo orgullosa que es​
  • Ha sido cosa de ella, no iba a follármela ahí en ese cuarto de baño​
  • Claro, pero a Carmen sí te la habrías follado​
  • En ese sitio no, arriba​
  • ¿Y a Ade no?​
  • No, me tiene un poco harto con tantas exigencias​
  • Su marido… ya sabes​
  • Sí, que es un picha corta y no se entera de nada, lo sé, pero ese no es mi problema​
  • Dice que solo la llamas si está Lola​
  • Ahora ni eso​
  • Estás obsesionado con Carmen​
  • Es más… interesante, mucho más​


Cloe me sonrió. Dijo:​

  • Ade me ha dicho que la llamemos esta semana, se muere por un polvo con nosotros​
  • ¿Y qué le has dicho?​
  • Que ahora no estoy para eso, no me apetece con tías​
  • Ya​
  • ¿La vas a llamar?​
  • No sé, es que Ade es buena acompañante en un trío, pero a solas es… aburrida​
  • No le digas nunca eso​
  • Claro que no se lo voy a decir, pero algo le diré para cortar definitivamente​
  • Ten cuidado, no está bien​
  • ¿Se va a ir de la lengua con Pablo?​
  • Capaz es​
  • Pues ella sabrá, a Pablo le joderá pero va a tragar, no va a dejar nuestra cuenta por unos cuernos​


Cloe me miró unos segundos y luego dijo:​

  • Llámala esta semana y te la follas​
  • Pero si te he dicho…​
  • Paco, Ade está mal, no me fio de ella, y no quiero que vaya contando que me pones los cuernos con ella, o a saber que más cosas contaría​
  • Ah​
  • La tranquilizas, te la follas bien y, mientras, le buscaré otro amigo​
  • No sé, Cloe​
  • Hazlo por mí, tiene un buen polvo ¿no?​
  • Sí, claro​


Nos miramos sin decir nada. Entonces ella fue al frigorífico, sacó una cerveza, la abrió y bebió directamente de la botella. Luego, me la pasó y dijo:​

  • Y con Carmen ¿Qué?​
  • ¿Quieres que te lo cuente ahora? ¿No te ibas a duchar?​
  • Cuéntame​


Nos sentamos y le conté mientras nos pasábamos la botella. Cuando terminé, me dijo:​

  • ¿Folla bien Luis?​
  • Sí, a ella le encanta​
  • ¿Tiene una buena polla?​
  • Sí, no como la mía pero sí, es grande​


Cloe se quedó pensando y luego dijo:​

  • No sé, es atractivo pero me parece muy soso, no lo imagino como un buen amante​
  • Pues Carmen se lo pasa muy bien con él​
  • Mmmmm​


Nos quedamos callados. Entonces dijo:​

  • ¿Se la chupó a él mejor que a ti?​
  • Jajaja, pues no lo sé, creo que es algo que se le da muy bien y le gusta, sobre todo con Luis y conmigo​
  • Ya… por cierto, no le caigo bien​
  • Ya me lo has dicho​
  • Pero hoy ha sido claro, cuando nos quedamos en topless y le dije que Cris también lo había hecho, le vi que le había jodido y me odiaba​
  • Jajaja, que exagerada​
  • Sí, me odia, y se lo calla porque piensa que me está poniendo los cuernos sin yo saberlo y esa es su pequeña venganza​
  • Es que no deberías saberlo​
  • Eso ella no lo sabe, no sabe que nos contamos todo​
  • No lo sabe, no​


Entonces se levantó y dijo:​

  • Anda, vente y dúchate conmigo​
  • Vale​
  • Y si te portas bien y haces que me corra, salimos a cenar y luego buscamos a un chico que me folle mientras nos miras​
  • Jajaja​


Cloe me lo ponía fácil porque siempre se corría cuando follábamos. La seguí sonriendo.​
 

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