Capitulo 3/4
Ninguno de los cuatro éramos vírgenes cuando nos liamos. Ellas habían tenido su par de rollos cada una, de poquísima duración, Coque se había follado a una inglesa cuando sus padres le enviaron un verano a Inglaterra y yo un par de polvos con una chica en su casa tras una fiesta. Eso era todo.
La semana siguiente continúo la rutina, pero un viernes todo cambió. Mi hermano mayor tenía un pequeño grupo que se dedicaba a tocar en bodas, verbenas y hoteles. Para ensayar usaban un pequeño local que había heredado mi padre de mi abuelo. Lo habían acondicionado para usarlo como sitio de ensayos. Había sido una tienda antiguamente y lo había dejado de cine. A parte del material de ensayo, habían colocado un par de sofás viejos que habían retapizado, luces, una nevera y una tele, y hasta tenía un aseo con ducha.
El día antes me pasé por allí tras dejar a Sonia en su casa para ver como ensayaban. Y cuando me dijo que al día siguiente actuaban en una boda por la noche se me iluminó la cabeza. ¡Cómo no se me había ocurrido antes! Le pregunté si me podía dejar las llaves para ir con mis amigos a pasar el rato, poner música o ver la tele. No tuvo inconveniente. Al día siguiente me dejó unas llaves en casa.
Yo sabía que hacia media tarde se iban para tener tiempo de montar el equipo y todo. Así que no perdí el tiempo, quedé con Sonia, de paso a buscarla compré en el super unas bebidas y cosas para picar y fuimos al local.
-¿Qué es este lugar? – preguntó ella.
-El local donde ensaya le grupo de mi hermano. Hoy tocan en una boda en un pueblo y me ha dejado las llaves – respondí.
Levanté el cierre de persiana y abrí la puerta. Entramos y eché la llave por dentro.
-Uaaalaaa, que chulo el sitio – se sorprendió Sonia.
-No sé cómo no se me había ocurrido antes –respondí yo. Ella me miró con una sonrisa.
Dejé la bebida en la nevera y no perdimos el tiempo. Enseguida nos enrollamos, besándonos de pie. Empecé a desnudarla con cierta ansiedad. Ella fue haciendo lo mismo conmigo. Yo ya estaba completamente empalmado cuando me quitó los calzoncillos. Se sentó en un sofá y me la empezó a chupar.
-Uou, uou, uou, para un poco, que así me voy a correr muy rápido – le dije.
-Bueno, tenemos tiempo por delante, ¿no? – respondió ella
-Eso sí, jajaja – aunque le indiqué que fuera más despacio.
-Saca un condón – me pidió Sonia. Busqué uno y me lo puse, con cierto nerviosismo.
Se levantó y se puso en el sofá a cuatro patas. No se había quitado las bragas y se las bajé yo hasta dejárselas en las corvas de las rodillas. La penetré con bastante facilidad y empecé a follarla cogida por las caderas. La ansiedad me pudo y me corrí bastante rápido.
-Joder, vaya mierda. Perdona Sonia, no sé, pero estoy bastante acelerado – le dije con cara de pesar.
-Tranquilo, no pasa nada, vamos a tomárnoslo con más calma -contestó ella de forma comprensiva.
Me quité el condón y me limpié los restos con un pañuelo. Después me levanté para buscar la bebida de la nevera y preparé dos vasos en una pequeña mesa que había al lado. Con 18 años uno no se “relaja” con la misma rapidez que con 50. Y menos si tienes a una chica desnuda al lado con la que esperas seguir enrollándote. Así que mi polla seguía prácticamente igual de erecta. Me di la vuelta con un vaso en cada mano y me acerqué a ella para ofrecerle uno.
-Jajajajaja – Sonia se rió
-¿Qué pasa? – respondí
-Es que es muy gracioso, jajaja. Verte así, con un vaso en cada mano y la polla tiesa balanceándose al andar, perdona, jajaja, es que me ha hecho mucha gracia, jajaja.
No pude menos que sumarme a sus carcajadas.
-¿Y qué le voy a hacer, viéndote así como estás tú? Jajajaja.
Bebimos un poco y dejamos los vasos en el suelo. Luego le pasé el brazo por el hombro y volvimos a besarnos. Ella enseguida me echó mano a la polla para pajearme de nuevo, aunque esta vez mucho más suave y despacio. Casi una caricia. Acabamos echándonos en el sofá conmigo encima y frotándome contra su coño mientras nos comíamos la boca. Luego bajé hasta las tetas para chuparle sus durísimos pezones a la vez que se las masajeaba. Bajé la mano para buscar el coño y darme cuenta de que estaba empapada. Dos dedos entraron con facilidad pero al estar justo encima en el sofá me resultaba un poco incómodo, así que hice que se sentará de nuevo y me puse a su lado. En cuando bajé de nuevo la mano abrió las piernas otra vez y volví a meterle los dedos. Seguíamos besándonos sin parar.
-Déjame a mí ahora – dijo Sonia. Se inclinó sobre mi polla y se puso a chupármela.
Yo estaba en una nube en ese momento. Instintivamente empujé un poco su cabeza sin darme cuenta y le dio una arcada. Se levantó rápido y me miró mientras boqueaba. No dijo nada, volvió a metérsela en la boca y la fue engullendo hasta que se la tragó entera. Ni la toqué, aguantó abajo unos segundos mientras sentía como su lengua acariciaba la base de mi polla. De pronto se levantó dejando caer un montón de babas y boqueando de nuevo.
-Sonia, madre mía – exclamé.
-¿Te ha gustado? – preguntó ella excitada.
-No sabía que pudieras hacer eso – respondí
-Ni yo, jajajaja – dijo entre risas.
-Quiero follarte otra vez – le dije prácticamente besándola a la vez.
-Lo estoy deseando – respondió – Siéntate tú en el sofá y yo me pondré encima.
Me puse otro condón y me senté. Ella se subió al sofá con un pie a cada lado, y fue flexionando sus piernas hasta quedarse en cuclillas, luego se la metió y se sentó del todo sobre mí.
Agarrándola del culo acompañé sus movimientos. Ahora estaba mucho más relajado y disfrutándolo mejor. Soltando una de sus manos del respaldo del sofá se agarró una teta y me la ofreció.
-Chúpamelas. Así, así, me encanta, oh, oh, oh, ummmm – repetía.
Aprovechando que en una de sus sentadas mi polla se salió, propuse cambiar de postura. Nos tumbamos a lo largo del sofá, yo encima, sus piernas sobre mis hombros para follarla fuerte y bien profundo. Noté su mano entre ambos para masturbarse.
-DIOS, OH OH OH me voy a CORREEEERRR, me corro, me corro – no dejé de empujar mientras notaba sus temblores. Me dejé caer sobre ella, pero no me corrí. Cuando dejó de temblar me miró.
-Sigue, dame, dame, vamos – continué follándola más fuerte.
-Me corro, Sonia, me corro – me dio tiempo a un empujón más antes de lo inevitable.
Después de correrme me tumbé sobre ella de nuevo, con sus piernas abrazando mi espalda hasta que sentí como la polla se iba ablandando.
-Voy a sacarla para que no se salga el condón – me retiré y después de sentarla me lo quité.
Ella me sorprendió echándose sobre mí y lamiendo los restos de semen con su lengua. Pasó la lengua por sus labios para añadir;
-No está tan mal, pensaba que sería más agrio o así. Tiene un sabor entre salado y dulzón – dijo riendo.
-Joder Sonia, no dejas de sorprenderme.
Me fui a lavar al aseo y después fue ella. No había toallas así que nos secamos con papel higiénico. Al regresar al local nos volvimos a fundir en un largo beso.
-Recuérdame que traigamos una toalla la próxima vez – se me ocurrió decir entre medias.
-Calla y bésame – me cortó Sonia.