Capitulo 42/43
Nos quedamos de pie un rato secándonos al sol y luego nos sentamos en las toallas. Las dos chicas tenían sus toallas como a unos veinte metros. Siguieron jugando un rato y más, luego dejaron las palas, se metieron en el agua unos minutos y salieron a echarse al sol.
Mientras, Sonia y Lore estaban boca abajo tomando el sol. Coque y yo contemplábamos el panorama.
Las dos vecinas de playa hablaban entre ellas pero no se les escuchaba.
-¿Habéis jugado a las palas alguna vez? Supongo que alguna, ¿no? – pregunté
-Yo sí – dijo Coque.
-Yo también – contestó Sonia – Bastante con mi hermano.
-Pues yo debo ser la tonta, porque no he jugado nunca – dijo finalmente Lore – Una vez fui a jugar al tenis con una amiga y fue un desastre, no daba una.
-Yo he jugado algunas veces, no muchas, pero no es tan difícil, es cogerle el tranquillo.
-¿Qué, ya tienes más claro de dónde son? – me pinchó Sonia.
-Pues sabes qué, se lo voy a preguntar y de paso les pido que si nos dejan las palas un rato – contesté levantándome.
Lore levantó la cabeza de pronto mirándome fijamente y se echó a reír.
-¿Quieres verlas de cerca, eh pillín, eso es lo que quieres? – dijo levantando las cejas varias veces.
-¡Que no es eso, coño! Además, sabéis que no tengo problema en decirlo si fuera así. Me apetece jugar a la palas un rato y a lo mejor hay suerte.
Sonia se sentó en la toalla y me miró riéndose también.
-Te acompaño – dijo Coque.
-El otro! – soltó Lore
-Tú quieto ahí – le dije a Coque – que seguro que las asustas.
-¿Qué?! Ahí vá lo que ha dicho! – respondió – Lore, ¡dile algo! – añadió entre risas.
-Pelea de gallos – soltó Lore meneando la cabeza. Sonia se reía sin parar.
-A ver, Coque, estamos con nuestras novias aquí, queda raro ir los dos.
-“Nuestras novias” uuuuuhh ¿has oído Sonia? Somos sus novias – siguió Lore mientras movía las piernas arriba y abajo.
-Que pasa, ¿acaso no lo sois o qué? – le respondí.
-Es la primera vez que os oigo a alguno decir lo de “novias” – respondió de nuevo – nuestras novias, nuestras novias – repitió varias veces con un tonito de burla.
-Ay, madre mía, ¡que cruz! Tú y yo vamos a tenerla – le advertí señalándola con el dedo.
-Uy, qué miedo jajajajaja – prosiguió pinchando.
-Ya verás – rápidamente me senté encima de su culo y empecé a hacerle cosquillas.
-Ay no no no no cosquillas no, cosquillas no no no …jajjajaja cosquillas no – se retorcía lo que podía suplicando que no siguiera – para para que me meo…
Sonia al lado intentaba contener las carcajadas tapándose la boca.
-Sonia, dile que pare por favor ay ay no no no para para – suplicaba Lore.
Por fin me paré. Esperé a que Lore se fuera recuperando de las cosquillas y rodé a un lado quedando boca abajo. Antes de poder reaccionar Lore dio un brinco y se me sentó en las piernas y empezó a darme azotes.
-Te vas a enterar – dijo entre risas – zas zas…zas.
-Ay, pero bueno…a traición…ay ay jajajajaja. Sonia socorrooo. Sonia. ¿Sonia?
-Mira quien te ha comido la tostada - dijo Lore señalando en dirección a las chicas.
Sonia se dirigía a ellas toda decidida. Estuvo como cinco minutos de pie hablando con las chicas y luego regresó con las palas.
-Venga, ¿quién quiere jugar? – dijo nada más llegar.
-Yo mismo – se adelantó Coque que había estado tranquilo viendo toda la escena.
-Pero, pero…¿qué les has dicho? – dije yo intrigado.
-Que si nos podían dejar las palas para jugar – me miró encogiéndose de hombros.
Miré a Coque, miré a Lore y ambos se encogieron de hombros.
-Ya lo has oído – dio Lore.
-Pero si has estado un buen rato allí con ellas! – siguieron mirándome igual.
-Venga, vaaale, me lo merezco – dije agachando la cabeza.
-Pues no, ni francesas ni italianas, listo! Son españolas. De aquí al lado, de Mallorca. Les he preguntado si iban a quedarse mucho en la playa, me han dicho que una horita y les he pedido si me dejaban las palas, que estamos aquí al lado. Y eso es todo.- explicó Sonia abriendo los brazos – Venga, ¿quién hecha una partida?
-Por cierto, por si os interesa, son lesbis – añadió.
-¿Y eso como lo sabes? – preguntó Coque.
-¿Porque cuando me acerqué estaban cogidas de la mano? – respondió con gesto irónico.
-Aaah.
Coque se levantó el primero. Los dos se pusieron en la orilla a jugar un rato. Se notaba que habían jugado antes porque duraban mucho los puntos.
Luego nos pusimos Lore y yo a jugar, o eso pretendíamos, porque fue todo un show. Lore no daba una, se pasaba más tiempo recogiendo la bola del suelo que jugando. Yo me desesperaba, pero ella insistía una y otra vez sin hacerme caso a los consejos.
Miraba a las chicas al fondo que trataban de disimular su risa al verla jugar.
-Me rindo – dijo por fin – soy una negada, esto no es lo mismo.
Luego jugamos Coque y yo un rato largo y al final con Sonia otro rato.
Por fin Sonia se acercó a devolverle las palas a las chicas. Y se entretuvo un buen rato hablando con ellas. De vez en cuando Sonia miraba en nuestra dirección señalando hacia aquí. Al final vemos que se levantan, ellas cogen su bolsa y sus toallas y vienen hacia nosotros junto a Sonia.
-Joder - me salió del alma.
-Hola, ¿qué tal estáis? – dijo primero la más alta, mientras dejaba la toalla a nuestro lado.
Nos levantamos por cortesía para saludar.
-Hola, bien ¿y vosotras? – dijo Lore.
Nos fuimos presentando entre todos y luego nos sentamos todos.
Al estar ya previamente todos desnudos no fue nada incómodo. Aunque yo luchaba por mirarles a la cara cuando hablaba con ellas, dejando las miradas furtivas para otros momentos. La alta se llamaba Alicia y la otra Nati.
-Me contaba Sonia ¿Sonia verdad? – dijo dirigiéndose a ella – que si sabíamos sitios para salir de marcha por la noche.
-Sí, llevamos día y medio aquí solamente y aunque no somos muy nocturnos sí que nos gustaría conocer algún sitio de marcha – contesté yo.
-Bueno, esto no es Ibiza. Nosotras tampoco lo conocemos en exceso pero creo que hay alguna disco en uno de los núcleos, pero sobre todo lo que funciona son las fiestas al atardecer y primeras horas de la noche de los chiringuitos de playa. Unos con más ambiente y fama que otros – siguió explicando con amabilidad.
-Eso mola – intervino Lore – fiesta en la playa a la luz de la luna y con música. Mola.
-¿Dónde os hospedáis? – preguntó Nati.
-En una casa aquí cerca, a unos ciento cincuenta metros al interior por aquel camino – dijo Coque - ¿Y vosotras?
-Nosotras en aquel pequeño edificio de apartamentos de allí – dijo señalando en esa dirección – Como veis no hay muchos grandes edificios, como mucho son de dos plantas y pocos.
-Sí, ya nos dimos cuenta, eso es lo mejor, y la mayoría entre pinos, muy integrados en la naturaleza. Es precioso – dijo Sonia.
Ya me había dado cuenta de que eran algo mayores que nosotros, no mucho, pero igual dos o tres años.
-Sonia nos ha dicho que sois de aquí al lado, de Mallorca.
-No exactamente – interrumpió Alicia – vivimos en Mallorca pero somos de Zaragoza.
-Ya notaba yo que el acento no me cuadraba jajaja – dije riendo.
-¿Desde hace mucho? – preguntó Lore
-Es que somos enfermeras y encontramos trabajo ahí y bueno, bien – en días libres puedes ir a la playa jajaja – comentó Nati – Solo llevamos un año, desde que acabamos los estudios. ¿Y vosotros que hacéis?
-Pues vamos a empezar el segundo curso de la Uni ahora – respondí
-¿Todos?
-Sí.
-Uy que jovencitos sois – dijo Alicia riendo con gracia.
-Bueno vosotras tampoco parecéis muy mayores, eh – replicó Coque
Las dos rieron.
-Gracias por las palas por cierto – dijo Lore – ya habéis visto, supongo, que a mí no se me da muy bien.
-Uy, tendrías que haberme visto a mí hace unos meses. Nati se desesperaba. jugando conmigo.
-¿Vais a estar muchos días? – pregunté. Sonia me miró de reojo.
-Aún nos quedan dos días de vacaciones más – dijo Alicia.
-Os ganamos, nos quedan 4 y pico jaja – repliqué
-Bueno pues nada, habrá que aprovecharlos – dijo Nati.
-Sí, aún nos queda mucho por ver, sobre todo las playas del lado más cercano a Ibiza.
-Esas son las mejores – señaló Nati - espectaculares de verdad, no os las perdáis.
-Mañana vamos a esa zona – apostilló Coque.
El sol estaba ya muy bajo. Yo me levanté y me fui al agua a darme el último baño.
-Voy a darme el último del día – dije mientras me levantaba y me dirigía al agua.
Al darme la vuelta en la orilla, venían todos al agua también. El repaso visual a las chicas por supuesto fue inevitable.
En el agua formamos un corrillo nadando y seguimos charlando. Sobre todo de playas, sitios que ver y dónde comer bien y barato. No sólo de ahí, también nos hablaron de la propia Ibiza y de Mallorca. Sin darnos cuenta nos metimos más dentro y Lore empezó a no hacer pie y alegando que estaba cansada se me subió a caballito. Nos fuimos moviendo luego hacia la orilla.
-Hala, aquí ya no te cubre –le dije.
-Gracias, estoy bien así – me soltó con todo el morro.
Ante mi amago de protesta me dio un beso, pero se quedó dónde estaba, de hecho se enganchó más con las piernas a mi cintura.
Por fin fuimos saliendo del agua y tuve que llevarla a cuestas hasta la orilla.
-¡Anda que ya te vale! – le solté cuando se bajó en la misma orilla, seguido de un cachete en el culo.
Nos quedamos unos minutos más de pie para ir secándonos y luego empezamos a vestirnos.
-Si queréis luego podemos quedar y os enseñamos uno de esos chiringuitos, nosotras íbamos a ir igualmente.
-Estupendo – dijo Sonia – ¿a qué hora?
-Más o menos en hora y media o así, ¿os parece? – preguntó Alicia.
-Perfecto – nos daba tiempo a ducharnos y cenar algo.
-¿Tenéis coche? – preguntó Coque.
-Sí, hemos alquilado uno.
-Vale, nosotros también, podemos pasar a buscaros y vamos todos en uno.
-Perfecto - nos indicó como llegar a su apartamento y nos despedimos.
Caminamos de regreso a la casa.
-Parecen majas – comentó Sonia.
-Y tienen unos buenos culos – dijo Lore como si nada.
Coque y yo la miramos entre sorprendidos y jocosos.
-¿Qué pasa? Pero si me he adelantado a vosotros, que os conozco, jajajaja – añadió burlándose.
El resto del camino fue entre bromas, burlas y risas.
-Venga, Coque y yo preparamos hoy una cena ligera, unos sándwiches, id a daos una ducha chicas.
En un momento preparé varios sándwiches y los saqué en una bandeja a la mesa del jardín junto a los vasos y la bebida. Las chicas estaban dentro y tardaron un rato en salir, así que me adelante y me duche primero, y luego Coque. Por fin salieron.
-¿Qué hacíais ahí dentro? – pregunté.
-Cosas nuestras – contestó Sonia.
-Aah – claudiqué. Cuando una chica te suelta lo de “cosas nuestras” más vale no insistir.
Se ducharon las dos juntas rápidamente y enseguida con la toalla a la cintura se sentaron a cenar y no tardaron en meterse de nuevo para dentro para vestirse. Lo nuestro fue rápido, unos pantalones cortos finos y la primera camisa que pillamos. Ellas que si me pruebo esto, que qué te parece y luego maquillarse un poco, casi se nos hizo la hora. Al final llegamos justo, las chicas ya estaban abajo esperando.
-El coche no es muy grande, iremos algo apretados pero como las distancias no son muy grandes no importa – dije yo.
Se acomodaron atrás un poco apretadas las cuatro y listo.
Alicia me fue guiando para llegar y en unos diez minutos estábamos, aparcamos en un descampado y andamos hasta el chiringuito. Según nos acercábamos la música se iba escuchando más alta y se veía a gente en la misma playa en corrillos y bebiendo.
Lo cierto es que la música no estaba muy alta, lo cual se agradece para poder también charlar. Había una serie de faroles que iluminaban tenuemente la zona. Fuimos a pedirnos unas copas, todos nosotros cervezas. Las chicas nos dijeron que este era de lo que más ambiente y mejor música tenían de los que conocían y que hay gente de todas partes, que se escuchan unos cuantos idiomas.
Las chicas se fueron animando y se pusieron a bailar en una especie de tarima de madera sobre la arena. Coque y yo que no somos mucho de bailar nos quedamos bebiendo y mirando el personal semisentados en una pared baja de piedra. Había algunas chicas espectaculares vestidas de la manera más variopinta. Desde vestidos blancos semilargos y vaporosos a pantaloncitos cortos floreados e incluso algunas directamente en bikini y camiseta. Los sujetadores brillaban en general por su ausencia.
Alicia y Nati vinieron de la mano hacia nosotros y les hicimos hueco en la pared.
Mientras apurábamos nuestras bebidas seguimos contemplando el paisaje.
No tardaron varios tíos en entrarles a las chicas, que seguían bailando muy animosamente. Pero se las apañaron para espantarles. Hasta que llegó el pesado de turno que se acercó a darla la lata a Sonia, ella le hacía gestos negando con la cabeza pero el tío se iba y regresaba insistiendo. Creo que si hubiera entrado así a Lore se habría ganado ya una bronca. Sonia tiene más paciencia, pero es igual de resolutiva. Entonces, ante la insistencia del tío, Lore se fue acercando lentamente a Sonia mientras bailaba, la agarró por la cintura para seguir bailando cogidas. Ay, madre – me dije en voz baja. Le di un codazo a Coque y me acerqué a su oído:
-Observa – le dije señalando con la vista donde estaban las chicas.
Lore empezó a contonearse mientras bailaba cogida con Sonia, acercaron sus caras y empezaron a besarse. No un pico, un beso largo mientras seguían bailando apretadas. El tipo se sorprendió y desistió no sin antes hacer un aspaviento con la mano.
Miré de reojo a Alicia y Nati por si lo estaban viendo, y efectivamente las estaban mirando y habían visto lo que había ocurrido. Sonia y Lore aún siguieron bailando unos minutos más. Cuando regresaban, Lore le pasó el brazo por el cuello a Sonia mientras ambas reían y le dio un beso en la mejilla. Llegaron cogidas de la cintura riéndose. Coque y yo les cedimos el sitio para que se apoyaran y les dimos sus bebidas.
-Habéis visto al tío pesao ese? – dijo Sonia.
-Sí, sí – respondí – el tío no cejaba en el empeño - ¿Qué te decía?
-Y yo que sé, si no entendía nada. Si hubiera sido inglés hubiera pillado algo.
-Hay mucho tio solo siempre – señaló Alicia – Y también muchas chicas solas o en grupitos de amigas.
-Y muy desesperados – respondió Lore.
Me acerqué a Sonia, la abracé e inclinándome la besé. Coque y Lore habían intercambiado sitios y ella estaba apoyada sobre él, que la tenía sujeta por la cintura mientras charlaban animádamente con Nati.
-¿Queréis otra copa? - dijo Alicia – Nosotras vamos a pedirnos algo.
-Voy con vosotras – les dije - ¿Alguna cosa más? – pregunté
-Coque y Sonia pidieron otra cerveza y Lore se lo pensaba.
-Mmm… quiero uno de esos cocteles de verano, no se…espera que voy contigo y así veo que tienen.
Lore me echó la mano a la cintura hasta llegar a la barra del chiringuito. Iba dando saltitos.
-Me encanta este sitio, gracias chicas por enseñárnoslo – dijo dirigiéndose a Alicia y Nati. Se la veía más contenta que a una niña el día de Reyes.
Al final se pidió un coctel de cuyo nombre raro ya ni me acuerdo. De regreso con las copas y después de repartirlas seguimos charlando y bebiendo hasta que las chicas regresaron otro rato a bailar.
-Lore está dándolo todo – le comenté a Coque riendo, al ver como bailaba.
-Está realmente contenta de estar aquí, sí – me comentó.
-Se nota.
Cuando regresaron las cuatro pregunté a Alicia y Nati que cuando querían irse.
Dijeron que les daba igual, que cuando nosotros quisiéramos. Coque apuntó que nosotros no solíamos trasnochar mucho para poder ir temprano de excursión.
-Ah, bueno, si queréis nos vamos, no hay problema – dijo Alicia – Nosotras ya llevamos unos días y también estamos cansadas.
Así que enfilamos para el coche y emprendimos el camino del apartamento. Las dejamos en la puerta.
-Si mañana vais por la playa, nosotras estaremos en el mismo sitio sobre la misma hora – dijo Nati – Nos gusta acabar el dia con un baño vespertino.
-Muy bien chicas, encantados de conoceros. Seguro que nos vemos.
-Igualmente, que lo paséis bien. Buenas noches.
Nos quedamos de pie un rato secándonos al sol y luego nos sentamos en las toallas. Las dos chicas tenían sus toallas como a unos veinte metros. Siguieron jugando un rato y más, luego dejaron las palas, se metieron en el agua unos minutos y salieron a echarse al sol.
Mientras, Sonia y Lore estaban boca abajo tomando el sol. Coque y yo contemplábamos el panorama.
Las dos vecinas de playa hablaban entre ellas pero no se les escuchaba.
-¿Habéis jugado a las palas alguna vez? Supongo que alguna, ¿no? – pregunté
-Yo sí – dijo Coque.
-Yo también – contestó Sonia – Bastante con mi hermano.
-Pues yo debo ser la tonta, porque no he jugado nunca – dijo finalmente Lore – Una vez fui a jugar al tenis con una amiga y fue un desastre, no daba una.
-Yo he jugado algunas veces, no muchas, pero no es tan difícil, es cogerle el tranquillo.
-¿Qué, ya tienes más claro de dónde son? – me pinchó Sonia.
-Pues sabes qué, se lo voy a preguntar y de paso les pido que si nos dejan las palas un rato – contesté levantándome.
Lore levantó la cabeza de pronto mirándome fijamente y se echó a reír.
-¿Quieres verlas de cerca, eh pillín, eso es lo que quieres? – dijo levantando las cejas varias veces.
-¡Que no es eso, coño! Además, sabéis que no tengo problema en decirlo si fuera así. Me apetece jugar a la palas un rato y a lo mejor hay suerte.
Sonia se sentó en la toalla y me miró riéndose también.
-Te acompaño – dijo Coque.
-El otro! – soltó Lore
-Tú quieto ahí – le dije a Coque – que seguro que las asustas.
-¿Qué?! Ahí vá lo que ha dicho! – respondió – Lore, ¡dile algo! – añadió entre risas.
-Pelea de gallos – soltó Lore meneando la cabeza. Sonia se reía sin parar.
-A ver, Coque, estamos con nuestras novias aquí, queda raro ir los dos.
-“Nuestras novias” uuuuuhh ¿has oído Sonia? Somos sus novias – siguió Lore mientras movía las piernas arriba y abajo.
-Que pasa, ¿acaso no lo sois o qué? – le respondí.
-Es la primera vez que os oigo a alguno decir lo de “novias” – respondió de nuevo – nuestras novias, nuestras novias – repitió varias veces con un tonito de burla.
-Ay, madre mía, ¡que cruz! Tú y yo vamos a tenerla – le advertí señalándola con el dedo.
-Uy, qué miedo jajajajaja – prosiguió pinchando.
-Ya verás – rápidamente me senté encima de su culo y empecé a hacerle cosquillas.
-Ay no no no no cosquillas no, cosquillas no no no …jajjajaja cosquillas no – se retorcía lo que podía suplicando que no siguiera – para para que me meo…
Sonia al lado intentaba contener las carcajadas tapándose la boca.
-Sonia, dile que pare por favor ay ay no no no para para – suplicaba Lore.
Por fin me paré. Esperé a que Lore se fuera recuperando de las cosquillas y rodé a un lado quedando boca abajo. Antes de poder reaccionar Lore dio un brinco y se me sentó en las piernas y empezó a darme azotes.
-Te vas a enterar – dijo entre risas – zas zas…zas.
-Ay, pero bueno…a traición…ay ay jajajajaja. Sonia socorrooo. Sonia. ¿Sonia?
-Mira quien te ha comido la tostada - dijo Lore señalando en dirección a las chicas.
Sonia se dirigía a ellas toda decidida. Estuvo como cinco minutos de pie hablando con las chicas y luego regresó con las palas.
-Venga, ¿quién quiere jugar? – dijo nada más llegar.
-Yo mismo – se adelantó Coque que había estado tranquilo viendo toda la escena.
-Pero, pero…¿qué les has dicho? – dije yo intrigado.
-Que si nos podían dejar las palas para jugar – me miró encogiéndose de hombros.
Miré a Coque, miré a Lore y ambos se encogieron de hombros.
-Ya lo has oído – dio Lore.
-Pero si has estado un buen rato allí con ellas! – siguieron mirándome igual.
-Venga, vaaale, me lo merezco – dije agachando la cabeza.
-Pues no, ni francesas ni italianas, listo! Son españolas. De aquí al lado, de Mallorca. Les he preguntado si iban a quedarse mucho en la playa, me han dicho que una horita y les he pedido si me dejaban las palas, que estamos aquí al lado. Y eso es todo.- explicó Sonia abriendo los brazos – Venga, ¿quién hecha una partida?
-Por cierto, por si os interesa, son lesbis – añadió.
-¿Y eso como lo sabes? – preguntó Coque.
-¿Porque cuando me acerqué estaban cogidas de la mano? – respondió con gesto irónico.
-Aaah.
Coque se levantó el primero. Los dos se pusieron en la orilla a jugar un rato. Se notaba que habían jugado antes porque duraban mucho los puntos.
Luego nos pusimos Lore y yo a jugar, o eso pretendíamos, porque fue todo un show. Lore no daba una, se pasaba más tiempo recogiendo la bola del suelo que jugando. Yo me desesperaba, pero ella insistía una y otra vez sin hacerme caso a los consejos.
Miraba a las chicas al fondo que trataban de disimular su risa al verla jugar.
-Me rindo – dijo por fin – soy una negada, esto no es lo mismo.
Luego jugamos Coque y yo un rato largo y al final con Sonia otro rato.
Por fin Sonia se acercó a devolverle las palas a las chicas. Y se entretuvo un buen rato hablando con ellas. De vez en cuando Sonia miraba en nuestra dirección señalando hacia aquí. Al final vemos que se levantan, ellas cogen su bolsa y sus toallas y vienen hacia nosotros junto a Sonia.
-Joder - me salió del alma.
-Hola, ¿qué tal estáis? – dijo primero la más alta, mientras dejaba la toalla a nuestro lado.
Nos levantamos por cortesía para saludar.
-Hola, bien ¿y vosotras? – dijo Lore.
Nos fuimos presentando entre todos y luego nos sentamos todos.
Al estar ya previamente todos desnudos no fue nada incómodo. Aunque yo luchaba por mirarles a la cara cuando hablaba con ellas, dejando las miradas furtivas para otros momentos. La alta se llamaba Alicia y la otra Nati.
-Me contaba Sonia ¿Sonia verdad? – dijo dirigiéndose a ella – que si sabíamos sitios para salir de marcha por la noche.
-Sí, llevamos día y medio aquí solamente y aunque no somos muy nocturnos sí que nos gustaría conocer algún sitio de marcha – contesté yo.
-Bueno, esto no es Ibiza. Nosotras tampoco lo conocemos en exceso pero creo que hay alguna disco en uno de los núcleos, pero sobre todo lo que funciona son las fiestas al atardecer y primeras horas de la noche de los chiringuitos de playa. Unos con más ambiente y fama que otros – siguió explicando con amabilidad.
-Eso mola – intervino Lore – fiesta en la playa a la luz de la luna y con música. Mola.
-¿Dónde os hospedáis? – preguntó Nati.
-En una casa aquí cerca, a unos ciento cincuenta metros al interior por aquel camino – dijo Coque - ¿Y vosotras?
-Nosotras en aquel pequeño edificio de apartamentos de allí – dijo señalando en esa dirección – Como veis no hay muchos grandes edificios, como mucho son de dos plantas y pocos.
-Sí, ya nos dimos cuenta, eso es lo mejor, y la mayoría entre pinos, muy integrados en la naturaleza. Es precioso – dijo Sonia.
Ya me había dado cuenta de que eran algo mayores que nosotros, no mucho, pero igual dos o tres años.
-Sonia nos ha dicho que sois de aquí al lado, de Mallorca.
-No exactamente – interrumpió Alicia – vivimos en Mallorca pero somos de Zaragoza.
-Ya notaba yo que el acento no me cuadraba jajaja – dije riendo.
-¿Desde hace mucho? – preguntó Lore
-Es que somos enfermeras y encontramos trabajo ahí y bueno, bien – en días libres puedes ir a la playa jajaja – comentó Nati – Solo llevamos un año, desde que acabamos los estudios. ¿Y vosotros que hacéis?
-Pues vamos a empezar el segundo curso de la Uni ahora – respondí
-¿Todos?
-Sí.
-Uy que jovencitos sois – dijo Alicia riendo con gracia.
-Bueno vosotras tampoco parecéis muy mayores, eh – replicó Coque
Las dos rieron.
-Gracias por las palas por cierto – dijo Lore – ya habéis visto, supongo, que a mí no se me da muy bien.
-Uy, tendrías que haberme visto a mí hace unos meses. Nati se desesperaba. jugando conmigo.
-¿Vais a estar muchos días? – pregunté. Sonia me miró de reojo.
-Aún nos quedan dos días de vacaciones más – dijo Alicia.
-Os ganamos, nos quedan 4 y pico jaja – repliqué
-Bueno pues nada, habrá que aprovecharlos – dijo Nati.
-Sí, aún nos queda mucho por ver, sobre todo las playas del lado más cercano a Ibiza.
-Esas son las mejores – señaló Nati - espectaculares de verdad, no os las perdáis.
-Mañana vamos a esa zona – apostilló Coque.
El sol estaba ya muy bajo. Yo me levanté y me fui al agua a darme el último baño.
-Voy a darme el último del día – dije mientras me levantaba y me dirigía al agua.
Al darme la vuelta en la orilla, venían todos al agua también. El repaso visual a las chicas por supuesto fue inevitable.
En el agua formamos un corrillo nadando y seguimos charlando. Sobre todo de playas, sitios que ver y dónde comer bien y barato. No sólo de ahí, también nos hablaron de la propia Ibiza y de Mallorca. Sin darnos cuenta nos metimos más dentro y Lore empezó a no hacer pie y alegando que estaba cansada se me subió a caballito. Nos fuimos moviendo luego hacia la orilla.
-Hala, aquí ya no te cubre –le dije.
-Gracias, estoy bien así – me soltó con todo el morro.
Ante mi amago de protesta me dio un beso, pero se quedó dónde estaba, de hecho se enganchó más con las piernas a mi cintura.
Por fin fuimos saliendo del agua y tuve que llevarla a cuestas hasta la orilla.
-¡Anda que ya te vale! – le solté cuando se bajó en la misma orilla, seguido de un cachete en el culo.
Nos quedamos unos minutos más de pie para ir secándonos y luego empezamos a vestirnos.
-Si queréis luego podemos quedar y os enseñamos uno de esos chiringuitos, nosotras íbamos a ir igualmente.
-Estupendo – dijo Sonia – ¿a qué hora?
-Más o menos en hora y media o así, ¿os parece? – preguntó Alicia.
-Perfecto – nos daba tiempo a ducharnos y cenar algo.
-¿Tenéis coche? – preguntó Coque.
-Sí, hemos alquilado uno.
-Vale, nosotros también, podemos pasar a buscaros y vamos todos en uno.
-Perfecto - nos indicó como llegar a su apartamento y nos despedimos.
Caminamos de regreso a la casa.
-Parecen majas – comentó Sonia.
-Y tienen unos buenos culos – dijo Lore como si nada.
Coque y yo la miramos entre sorprendidos y jocosos.
-¿Qué pasa? Pero si me he adelantado a vosotros, que os conozco, jajajaja – añadió burlándose.
El resto del camino fue entre bromas, burlas y risas.
-Venga, Coque y yo preparamos hoy una cena ligera, unos sándwiches, id a daos una ducha chicas.
En un momento preparé varios sándwiches y los saqué en una bandeja a la mesa del jardín junto a los vasos y la bebida. Las chicas estaban dentro y tardaron un rato en salir, así que me adelante y me duche primero, y luego Coque. Por fin salieron.
-¿Qué hacíais ahí dentro? – pregunté.
-Cosas nuestras – contestó Sonia.
-Aah – claudiqué. Cuando una chica te suelta lo de “cosas nuestras” más vale no insistir.
Se ducharon las dos juntas rápidamente y enseguida con la toalla a la cintura se sentaron a cenar y no tardaron en meterse de nuevo para dentro para vestirse. Lo nuestro fue rápido, unos pantalones cortos finos y la primera camisa que pillamos. Ellas que si me pruebo esto, que qué te parece y luego maquillarse un poco, casi se nos hizo la hora. Al final llegamos justo, las chicas ya estaban abajo esperando.
-El coche no es muy grande, iremos algo apretados pero como las distancias no son muy grandes no importa – dije yo.
Se acomodaron atrás un poco apretadas las cuatro y listo.
Alicia me fue guiando para llegar y en unos diez minutos estábamos, aparcamos en un descampado y andamos hasta el chiringuito. Según nos acercábamos la música se iba escuchando más alta y se veía a gente en la misma playa en corrillos y bebiendo.
Lo cierto es que la música no estaba muy alta, lo cual se agradece para poder también charlar. Había una serie de faroles que iluminaban tenuemente la zona. Fuimos a pedirnos unas copas, todos nosotros cervezas. Las chicas nos dijeron que este era de lo que más ambiente y mejor música tenían de los que conocían y que hay gente de todas partes, que se escuchan unos cuantos idiomas.
Las chicas se fueron animando y se pusieron a bailar en una especie de tarima de madera sobre la arena. Coque y yo que no somos mucho de bailar nos quedamos bebiendo y mirando el personal semisentados en una pared baja de piedra. Había algunas chicas espectaculares vestidas de la manera más variopinta. Desde vestidos blancos semilargos y vaporosos a pantaloncitos cortos floreados e incluso algunas directamente en bikini y camiseta. Los sujetadores brillaban en general por su ausencia.
Alicia y Nati vinieron de la mano hacia nosotros y les hicimos hueco en la pared.
Mientras apurábamos nuestras bebidas seguimos contemplando el paisaje.
No tardaron varios tíos en entrarles a las chicas, que seguían bailando muy animosamente. Pero se las apañaron para espantarles. Hasta que llegó el pesado de turno que se acercó a darla la lata a Sonia, ella le hacía gestos negando con la cabeza pero el tío se iba y regresaba insistiendo. Creo que si hubiera entrado así a Lore se habría ganado ya una bronca. Sonia tiene más paciencia, pero es igual de resolutiva. Entonces, ante la insistencia del tío, Lore se fue acercando lentamente a Sonia mientras bailaba, la agarró por la cintura para seguir bailando cogidas. Ay, madre – me dije en voz baja. Le di un codazo a Coque y me acerqué a su oído:
-Observa – le dije señalando con la vista donde estaban las chicas.
Lore empezó a contonearse mientras bailaba cogida con Sonia, acercaron sus caras y empezaron a besarse. No un pico, un beso largo mientras seguían bailando apretadas. El tipo se sorprendió y desistió no sin antes hacer un aspaviento con la mano.
Miré de reojo a Alicia y Nati por si lo estaban viendo, y efectivamente las estaban mirando y habían visto lo que había ocurrido. Sonia y Lore aún siguieron bailando unos minutos más. Cuando regresaban, Lore le pasó el brazo por el cuello a Sonia mientras ambas reían y le dio un beso en la mejilla. Llegaron cogidas de la cintura riéndose. Coque y yo les cedimos el sitio para que se apoyaran y les dimos sus bebidas.
-Habéis visto al tío pesao ese? – dijo Sonia.
-Sí, sí – respondí – el tío no cejaba en el empeño - ¿Qué te decía?
-Y yo que sé, si no entendía nada. Si hubiera sido inglés hubiera pillado algo.
-Hay mucho tio solo siempre – señaló Alicia – Y también muchas chicas solas o en grupitos de amigas.
-Y muy desesperados – respondió Lore.
Me acerqué a Sonia, la abracé e inclinándome la besé. Coque y Lore habían intercambiado sitios y ella estaba apoyada sobre él, que la tenía sujeta por la cintura mientras charlaban animádamente con Nati.
-¿Queréis otra copa? - dijo Alicia – Nosotras vamos a pedirnos algo.
-Voy con vosotras – les dije - ¿Alguna cosa más? – pregunté
-Coque y Sonia pidieron otra cerveza y Lore se lo pensaba.
-Mmm… quiero uno de esos cocteles de verano, no se…espera que voy contigo y así veo que tienen.
Lore me echó la mano a la cintura hasta llegar a la barra del chiringuito. Iba dando saltitos.
-Me encanta este sitio, gracias chicas por enseñárnoslo – dijo dirigiéndose a Alicia y Nati. Se la veía más contenta que a una niña el día de Reyes.
Al final se pidió un coctel de cuyo nombre raro ya ni me acuerdo. De regreso con las copas y después de repartirlas seguimos charlando y bebiendo hasta que las chicas regresaron otro rato a bailar.
-Lore está dándolo todo – le comenté a Coque riendo, al ver como bailaba.
-Está realmente contenta de estar aquí, sí – me comentó.
-Se nota.
Cuando regresaron las cuatro pregunté a Alicia y Nati que cuando querían irse.
Dijeron que les daba igual, que cuando nosotros quisiéramos. Coque apuntó que nosotros no solíamos trasnochar mucho para poder ir temprano de excursión.
-Ah, bueno, si queréis nos vamos, no hay problema – dijo Alicia – Nosotras ya llevamos unos días y también estamos cansadas.
Así que enfilamos para el coche y emprendimos el camino del apartamento. Las dejamos en la puerta.
-Si mañana vais por la playa, nosotras estaremos en el mismo sitio sobre la misma hora – dijo Nati – Nos gusta acabar el dia con un baño vespertino.
-Muy bien chicas, encantados de conoceros. Seguro que nos vemos.
-Igualmente, que lo paséis bien. Buenas noches.