El Club

Capitulo 42/43

Nos quedamos de pie un rato secándonos al sol y luego nos sentamos en las toallas. Las dos chicas tenían sus toallas como a unos veinte metros. Siguieron jugando un rato y más, luego dejaron las palas, se metieron en el agua unos minutos y salieron a echarse al sol.
Mientras, Sonia y Lore estaban boca abajo tomando el sol. Coque y yo contemplábamos el panorama.
Las dos vecinas de playa hablaban entre ellas pero no se les escuchaba.

-¿Habéis jugado a las palas alguna vez? Supongo que alguna, ¿no? – pregunté
-Yo sí – dijo Coque.
-Yo también – contestó Sonia – Bastante con mi hermano.
-Pues yo debo ser la tonta, porque no he jugado nunca – dijo finalmente Lore – Una vez fui a jugar al tenis con una amiga y fue un desastre, no daba una.
-Yo he jugado algunas veces, no muchas, pero no es tan difícil, es cogerle el tranquillo.

-¿Qué, ya tienes más claro de dónde son? – me pinchó Sonia.
-Pues sabes qué, se lo voy a preguntar y de paso les pido que si nos dejan las palas un rato – contesté levantándome.

Lore levantó la cabeza de pronto mirándome fijamente y se echó a reír.

-¿Quieres verlas de cerca, eh pillín, eso es lo que quieres? – dijo levantando las cejas varias veces.
-¡Que no es eso, coño! Además, sabéis que no tengo problema en decirlo si fuera así. Me apetece jugar a la palas un rato y a lo mejor hay suerte.

Sonia se sentó en la toalla y me miró riéndose también.

-Te acompaño – dijo Coque.
-El otro! – soltó Lore
-Tú quieto ahí – le dije a Coque – que seguro que las asustas.
-¿Qué?! Ahí vá lo que ha dicho! – respondió – Lore, ¡dile algo! – añadió entre risas.
-Pelea de gallos – soltó Lore meneando la cabeza. Sonia se reía sin parar.
-A ver, Coque, estamos con nuestras novias aquí, queda raro ir los dos.
-“Nuestras novias” uuuuuhh ¿has oído Sonia? Somos sus novias – siguió Lore mientras movía las piernas arriba y abajo.
-Que pasa, ¿acaso no lo sois o qué? – le respondí.
-Es la primera vez que os oigo a alguno decir lo de “novias” – respondió de nuevo – nuestras novias, nuestras novias – repitió varias veces con un tonito de burla.
-Ay, madre mía, ¡que cruz! Tú y yo vamos a tenerla – le advertí señalándola con el dedo.
-Uy, qué miedo jajajajaja – prosiguió pinchando.
-Ya verás – rápidamente me senté encima de su culo y empecé a hacerle cosquillas.
-Ay no no no no cosquillas no, cosquillas no no no …jajjajaja cosquillas no – se retorcía lo que podía suplicando que no siguiera – para para que me meo…

Sonia al lado intentaba contener las carcajadas tapándose la boca.

-Sonia, dile que pare por favor ay ay no no no para para – suplicaba Lore.

Por fin me paré. Esperé a que Lore se fuera recuperando de las cosquillas y rodé a un lado quedando boca abajo. Antes de poder reaccionar Lore dio un brinco y se me sentó en las piernas y empezó a darme azotes.

-Te vas a enterar – dijo entre risas – zas zas…zas.
-Ay, pero bueno…a traición…ay ay jajajajaja. Sonia socorrooo. Sonia. ¿Sonia?
-Mira quien te ha comido la tostada - dijo Lore señalando en dirección a las chicas.

Sonia se dirigía a ellas toda decidida. Estuvo como cinco minutos de pie hablando con las chicas y luego regresó con las palas.

-Venga, ¿quién quiere jugar? – dijo nada más llegar.
-Yo mismo – se adelantó Coque que había estado tranquilo viendo toda la escena.
-Pero, pero…¿qué les has dicho? – dije yo intrigado.
-Que si nos podían dejar las palas para jugar – me miró encogiéndose de hombros.

Miré a Coque, miré a Lore y ambos se encogieron de hombros.

-Ya lo has oído – dio Lore.
-Pero si has estado un buen rato allí con ellas! – siguieron mirándome igual.
-Venga, vaaale, me lo merezco – dije agachando la cabeza.
-Pues no, ni francesas ni italianas, listo! Son españolas. De aquí al lado, de Mallorca. Les he preguntado si iban a quedarse mucho en la playa, me han dicho que una horita y les he pedido si me dejaban las palas, que estamos aquí al lado. Y eso es todo.- explicó Sonia abriendo los brazos – Venga, ¿quién hecha una partida?
-Por cierto, por si os interesa, son lesbis – añadió.
-¿Y eso como lo sabes? – preguntó Coque.
-¿Porque cuando me acerqué estaban cogidas de la mano? – respondió con gesto irónico.
-Aaah.

Coque se levantó el primero. Los dos se pusieron en la orilla a jugar un rato. Se notaba que habían jugado antes porque duraban mucho los puntos.
Luego nos pusimos Lore y yo a jugar, o eso pretendíamos, porque fue todo un show. Lore no daba una, se pasaba más tiempo recogiendo la bola del suelo que jugando. Yo me desesperaba, pero ella insistía una y otra vez sin hacerme caso a los consejos.
Miraba a las chicas al fondo que trataban de disimular su risa al verla jugar.

-Me rindo – dijo por fin – soy una negada, esto no es lo mismo.

Luego jugamos Coque y yo un rato largo y al final con Sonia otro rato.
Por fin Sonia se acercó a devolverle las palas a las chicas. Y se entretuvo un buen rato hablando con ellas. De vez en cuando Sonia miraba en nuestra dirección señalando hacia aquí. Al final vemos que se levantan, ellas cogen su bolsa y sus toallas y vienen hacia nosotros junto a Sonia.
-Joder - me salió del alma.
-Hola, ¿qué tal estáis? – dijo primero la más alta, mientras dejaba la toalla a nuestro lado.

Nos levantamos por cortesía para saludar.

-Hola, bien ¿y vosotras? – dijo Lore.

Nos fuimos presentando entre todos y luego nos sentamos todos.
Al estar ya previamente todos desnudos no fue nada incómodo. Aunque yo luchaba por mirarles a la cara cuando hablaba con ellas, dejando las miradas furtivas para otros momentos. La alta se llamaba Alicia y la otra Nati.

-Me contaba Sonia ¿Sonia verdad? – dijo dirigiéndose a ella – que si sabíamos sitios para salir de marcha por la noche.
-Sí, llevamos día y medio aquí solamente y aunque no somos muy nocturnos sí que nos gustaría conocer algún sitio de marcha – contesté yo.
-Bueno, esto no es Ibiza. Nosotras tampoco lo conocemos en exceso pero creo que hay alguna disco en uno de los núcleos, pero sobre todo lo que funciona son las fiestas al atardecer y primeras horas de la noche de los chiringuitos de playa. Unos con más ambiente y fama que otros – siguió explicando con amabilidad.
-Eso mola – intervino Lore – fiesta en la playa a la luz de la luna y con música. Mola.
-¿Dónde os hospedáis? – preguntó Nati.
-En una casa aquí cerca, a unos ciento cincuenta metros al interior por aquel camino – dijo Coque - ¿Y vosotras?
-Nosotras en aquel pequeño edificio de apartamentos de allí – dijo señalando en esa dirección – Como veis no hay muchos grandes edificios, como mucho son de dos plantas y pocos.
-Sí, ya nos dimos cuenta, eso es lo mejor, y la mayoría entre pinos, muy integrados en la naturaleza. Es precioso – dijo Sonia.

Ya me había dado cuenta de que eran algo mayores que nosotros, no mucho, pero igual dos o tres años.

-Sonia nos ha dicho que sois de aquí al lado, de Mallorca.
-No exactamente – interrumpió Alicia – vivimos en Mallorca pero somos de Zaragoza.
-Ya notaba yo que el acento no me cuadraba jajaja – dije riendo.
-¿Desde hace mucho? – preguntó Lore
-Es que somos enfermeras y encontramos trabajo ahí y bueno, bien – en días libres puedes ir a la playa jajaja – comentó Nati – Solo llevamos un año, desde que acabamos los estudios. ¿Y vosotros que hacéis?
-Pues vamos a empezar el segundo curso de la Uni ahora – respondí
-¿Todos?
-Sí.
-Uy que jovencitos sois – dijo Alicia riendo con gracia.
-Bueno vosotras tampoco parecéis muy mayores, eh – replicó Coque
Las dos rieron.

-Gracias por las palas por cierto – dijo Lore – ya habéis visto, supongo, que a mí no se me da muy bien.
-Uy, tendrías que haberme visto a mí hace unos meses. Nati se desesperaba. jugando conmigo.
-¿Vais a estar muchos días? – pregunté. Sonia me miró de reojo.
-Aún nos quedan dos días de vacaciones más – dijo Alicia.
-Os ganamos, nos quedan 4 y pico jaja – repliqué
-Bueno pues nada, habrá que aprovecharlos – dijo Nati.
-Sí, aún nos queda mucho por ver, sobre todo las playas del lado más cercano a Ibiza.
-Esas son las mejores – señaló Nati - espectaculares de verdad, no os las perdáis.
-Mañana vamos a esa zona – apostilló Coque.

El sol estaba ya muy bajo. Yo me levanté y me fui al agua a darme el último baño.

-Voy a darme el último del día – dije mientras me levantaba y me dirigía al agua.

Al darme la vuelta en la orilla, venían todos al agua también. El repaso visual a las chicas por supuesto fue inevitable.
En el agua formamos un corrillo nadando y seguimos charlando. Sobre todo de playas, sitios que ver y dónde comer bien y barato. No sólo de ahí, también nos hablaron de la propia Ibiza y de Mallorca. Sin darnos cuenta nos metimos más dentro y Lore empezó a no hacer pie y alegando que estaba cansada se me subió a caballito. Nos fuimos moviendo luego hacia la orilla.

-Hala, aquí ya no te cubre –le dije.
-Gracias, estoy bien así – me soltó con todo el morro.

Ante mi amago de protesta me dio un beso, pero se quedó dónde estaba, de hecho se enganchó más con las piernas a mi cintura.
Por fin fuimos saliendo del agua y tuve que llevarla a cuestas hasta la orilla.

-¡Anda que ya te vale! – le solté cuando se bajó en la misma orilla, seguido de un cachete en el culo.

Nos quedamos unos minutos más de pie para ir secándonos y luego empezamos a vestirnos.

-Si queréis luego podemos quedar y os enseñamos uno de esos chiringuitos, nosotras íbamos a ir igualmente.
-Estupendo – dijo Sonia – ¿a qué hora?
-Más o menos en hora y media o así, ¿os parece? – preguntó Alicia.
-Perfecto – nos daba tiempo a ducharnos y cenar algo.
-¿Tenéis coche? – preguntó Coque.
-Sí, hemos alquilado uno.
-Vale, nosotros también, podemos pasar a buscaros y vamos todos en uno.
-Perfecto - nos indicó como llegar a su apartamento y nos despedimos.

Caminamos de regreso a la casa.

-Parecen majas – comentó Sonia.
-Y tienen unos buenos culos – dijo Lore como si nada.

Coque y yo la miramos entre sorprendidos y jocosos.

-¿Qué pasa? Pero si me he adelantado a vosotros, que os conozco, jajajaja – añadió burlándose.

El resto del camino fue entre bromas, burlas y risas.

-Venga, Coque y yo preparamos hoy una cena ligera, unos sándwiches, id a daos una ducha chicas.
En un momento preparé varios sándwiches y los saqué en una bandeja a la mesa del jardín junto a los vasos y la bebida. Las chicas estaban dentro y tardaron un rato en salir, así que me adelante y me duche primero, y luego Coque. Por fin salieron.

-¿Qué hacíais ahí dentro? – pregunté.
-Cosas nuestras – contestó Sonia.
-Aah – claudiqué. Cuando una chica te suelta lo de “cosas nuestras” más vale no insistir.

Se ducharon las dos juntas rápidamente y enseguida con la toalla a la cintura se sentaron a cenar y no tardaron en meterse de nuevo para dentro para vestirse. Lo nuestro fue rápido, unos pantalones cortos finos y la primera camisa que pillamos. Ellas que si me pruebo esto, que qué te parece y luego maquillarse un poco, casi se nos hizo la hora. Al final llegamos justo, las chicas ya estaban abajo esperando.

-El coche no es muy grande, iremos algo apretados pero como las distancias no son muy grandes no importa – dije yo.

Se acomodaron atrás un poco apretadas las cuatro y listo.
Alicia me fue guiando para llegar y en unos diez minutos estábamos, aparcamos en un descampado y andamos hasta el chiringuito. Según nos acercábamos la música se iba escuchando más alta y se veía a gente en la misma playa en corrillos y bebiendo.
Lo cierto es que la música no estaba muy alta, lo cual se agradece para poder también charlar. Había una serie de faroles que iluminaban tenuemente la zona. Fuimos a pedirnos unas copas, todos nosotros cervezas. Las chicas nos dijeron que este era de lo que más ambiente y mejor música tenían de los que conocían y que hay gente de todas partes, que se escuchan unos cuantos idiomas.

Las chicas se fueron animando y se pusieron a bailar en una especie de tarima de madera sobre la arena. Coque y yo que no somos mucho de bailar nos quedamos bebiendo y mirando el personal semisentados en una pared baja de piedra. Había algunas chicas espectaculares vestidas de la manera más variopinta. Desde vestidos blancos semilargos y vaporosos a pantaloncitos cortos floreados e incluso algunas directamente en bikini y camiseta. Los sujetadores brillaban en general por su ausencia.
Alicia y Nati vinieron de la mano hacia nosotros y les hicimos hueco en la pared.
Mientras apurábamos nuestras bebidas seguimos contemplando el paisaje.

No tardaron varios tíos en entrarles a las chicas, que seguían bailando muy animosamente. Pero se las apañaron para espantarles. Hasta que llegó el pesado de turno que se acercó a darla la lata a Sonia, ella le hacía gestos negando con la cabeza pero el tío se iba y regresaba insistiendo. Creo que si hubiera entrado así a Lore se habría ganado ya una bronca. Sonia tiene más paciencia, pero es igual de resolutiva. Entonces, ante la insistencia del tío, Lore se fue acercando lentamente a Sonia mientras bailaba, la agarró por la cintura para seguir bailando cogidas. Ay, madre – me dije en voz baja. Le di un codazo a Coque y me acerqué a su oído:

-Observa – le dije señalando con la vista donde estaban las chicas.

Lore empezó a contonearse mientras bailaba cogida con Sonia, acercaron sus caras y empezaron a besarse. No un pico, un beso largo mientras seguían bailando apretadas. El tipo se sorprendió y desistió no sin antes hacer un aspaviento con la mano.
Miré de reojo a Alicia y Nati por si lo estaban viendo, y efectivamente las estaban mirando y habían visto lo que había ocurrido. Sonia y Lore aún siguieron bailando unos minutos más. Cuando regresaban, Lore le pasó el brazo por el cuello a Sonia mientras ambas reían y le dio un beso en la mejilla. Llegaron cogidas de la cintura riéndose. Coque y yo les cedimos el sitio para que se apoyaran y les dimos sus bebidas.

-Habéis visto al tío pesao ese? – dijo Sonia.
-Sí, sí – respondí – el tío no cejaba en el empeño - ¿Qué te decía?
-Y yo que sé, si no entendía nada. Si hubiera sido inglés hubiera pillado algo.
-Hay mucho tio solo siempre – señaló Alicia – Y también muchas chicas solas o en grupitos de amigas.
-Y muy desesperados – respondió Lore.

Me acerqué a Sonia, la abracé e inclinándome la besé. Coque y Lore habían intercambiado sitios y ella estaba apoyada sobre él, que la tenía sujeta por la cintura mientras charlaban animádamente con Nati.

-¿Queréis otra copa? - dijo Alicia – Nosotras vamos a pedirnos algo.
-Voy con vosotras – les dije - ¿Alguna cosa más? – pregunté
-Coque y Sonia pidieron otra cerveza y Lore se lo pensaba.
-Mmm… quiero uno de esos cocteles de verano, no se…espera que voy contigo y así veo que tienen.

Lore me echó la mano a la cintura hasta llegar a la barra del chiringuito. Iba dando saltitos.

-Me encanta este sitio, gracias chicas por enseñárnoslo – dijo dirigiéndose a Alicia y Nati. Se la veía más contenta que a una niña el día de Reyes.

Al final se pidió un coctel de cuyo nombre raro ya ni me acuerdo. De regreso con las copas y después de repartirlas seguimos charlando y bebiendo hasta que las chicas regresaron otro rato a bailar.

-Lore está dándolo todo – le comenté a Coque riendo, al ver como bailaba.
-Está realmente contenta de estar aquí, sí – me comentó.
-Se nota.

Cuando regresaron las cuatro pregunté a Alicia y Nati que cuando querían irse.
Dijeron que les daba igual, que cuando nosotros quisiéramos. Coque apuntó que nosotros no solíamos trasnochar mucho para poder ir temprano de excursión.

-Ah, bueno, si queréis nos vamos, no hay problema – dijo Alicia – Nosotras ya llevamos unos días y también estamos cansadas.

Así que enfilamos para el coche y emprendimos el camino del apartamento. Las dejamos en la puerta.

-Si mañana vais por la playa, nosotras estaremos en el mismo sitio sobre la misma hora – dijo Nati – Nos gusta acabar el dia con un baño vespertino.
-Muy bien chicas, encantados de conoceros. Seguro que nos vemos.
-Igualmente, que lo paséis bien. Buenas noches.
 
Capitulo 44

Lore se pasó al asiento trasero con Coque y por el retrovisor vi como vinieron todo el corto camino de vuelta enrollándose. Se la veía aparentemente contenta y bastante cachonda.
No era muy tarde todavía cuando llegamos a casa. Tras entrar y asegurar la puerta, hubo carreras al cuarto de baño y al aseo auxiliar de la casa y luego las chicas se quedaron quitándose el poco maquillaje que llevaban. Abrimos atrás para salir al jardín, Coque sacó el radio casette fuera y puso algo de música suave y sacó un cuenco con galletitas para matar el hambre y un par de botellines de agua que dejó en la mesa de la terraza. Luego fue el más rápido en agenciarse el sofá-columpio.

Yo me eché en una de las hamacas. No había mucha luz ya que sólo funcionaba una de las luces de fuera, las otros debían estar fundidas. Pero como había luna casi llena compensaba un poco.
Sonia apareció por la puerta en braguitas y con una camiseta corta que dejaba ver casi todo su vientre. Miró para un lado y otro hasta que me localizó en la penumbra. Se acercó caminando en plan insinuante y pasando una pierna por encima de la hamaca se sentó sobre mí para luego estirar las piernas a lo largo.

-Hola – dijo bajito con una graciosa mueca en su cara - ¿qué haces aquí tan comodón?
-Te estaba esperando - respondí también en voz baja y ofreciéndole mis labios.

Me dio un leve y tierno beso.

-Chicos – se escuchó la voz de Lore desde la puerta – Creo que no me encuentro bien.

Sonia reaccionó inmediatamente, levantándose de un brinco.

-¿Qué te pasa, cariño?

Coque también se levantó del sofá y ya estaba sujetándola de un brazo.

-Creo que algo me ha sentado mal – dijo con mala cara – llevo un ratito como con nauseas y el estómago revuelto.
-En el baño te había visto que tenías la cara blanca, pero pensé que era cosa de la luz – dijo Sonia.
-Ha debido ser el puto cóctel ese que me tomé, igual no ha mezclado bien con la cerveza de antes… o vete a saber qué… bufff, estoy fatal.
-Tranquila, vamos, siéntate aquí en esta silla – dijo Sonia – Chicos buscad entre los armarios a ver si hay alguna infusión.

Rápidamente encontramos unos sobres de poleo y le preparamos una infusión.

-Como dice mi abuela – dijo Sonia – O te lo asienta o te hace potar, jajaja.

Lore esbozó una leve sonrisa.
Estuvimos un buen rato sentados en la mesa con ella hasta que se le fue pasando.

-Será mejor que me acueste – dijo con cara de circunstancias.
-Sí, será lo mejor – apostilló Coque – mañana amaneces como nueva ya lo verás.

Coque se fue a acostar con ella y después de recoger y cerrar todo, Sonia y yo hicimos lo mismo. Me desnudé y me eché sobre la cama. Un minuto después, Sonia apareció por la puerta, cerró, se quitó la camiseta y se echó encima de mí.

-¿Por dónde íbamos? – preguntó de nuevo con su tono más insinuante.
-Creo que me habías dado un beso – respondí
-¿Quieres otro? – siguió ella muy melosa.
-Quiero much…– intenté responder.

Interrumpió mi respuesta besándome e inmediatamente buscando mi lengua con la suya. Nos besamos apasionadamente mientras yo deslizaba las manos por dentro de sus bragas para acariciar y apretar su culo. Interrumpió el beso, para echándose un poco a un lado, quitárselas por fin. Volvió de nuevo a colocarse encima deslizando su cuerpo sobre el mío mientras volvíamos a besarnos.
Cuando notó mi incipiente erección me miró sonriente.

-Ahamm – sin dejar de mirarme se fue deslizando hacia atrás insinuándose todo el tiempo hasta colocarse entre mis piernas, de rodillas con el culo en pompa. Miró mi polla a medio armar y esbozó una media sonrisa, la sujetó con dos dedos haciendo que bailara.
-Jijijiji – se rió como una colegiala y por sorpresa se la metió entera en la boca.

Empezó a masajearla con la lengua sin abrir la boca y sin dejar de mirarme.
Al ir creciendo en su boca, poco a poco se iba congestionando porque además se empeñaba en no abrirla, hasta que no pudo más y se retiró de golpe buscando el aire.

-Uou…uuahh – dijo entrecortádamente seguido de una amplia sonrisa.

Luego dejó caer un chorrito de saliva para pajearme con suavidad.

-Ummm, que dura está ahora.
-Mira como me pones…
-La tienes durísima - volvió a exclamar con cara de satisfacción.

Se acercó arrodillándose hasta alinearse con mi polla y en rápido movimiento se la colocó en el sitio justo y se sentó sobre ella.

-Ohhh…ummm…diooos, como me gusta hacer esto.

Alargué las manos para acariciarle las tetas pasando los pulgares por sus pezones ya estaban duros de por sí.

-Umm…hmmm… - colocó las manos en mi pecho y empezó a mover las caderas muy despacio.

Cerró los ojos y mordiéndose ligeramente los labios empezó a acelerar sin cesar sus movimientos hasta tener que sujetarla fuerte de las caderas.

-Soniaaa…

Bajó el ritmo y abrió los ojos de nuevo. Pensé que estaba increíblemente guapa esa noche, y esa mezcla de ternura, lujuria y diversión que ponía me perdía. De nuevo se inclinó sobre mí para besarnos otra vez y pasar a golpear fuerte con sus caderas.

-Sonia…me voy a correr – le advertí, intentando mirar para otro lado.

Me agarró la cabeza con las dos manos para hacer que la mirara.

-Mírame… ¡córrete! – me pidió sin parar de batir sus caderas.
-Dioooss, me corrooo…- sentir las contracciones voluntarias de su vagina ayudó a que explotara rápidamente dentro de ella – oh oh oooh uuuuffff.

Me acarició el pelo con dulzura y me dedicó una de sus sonrisas. Luego se echó a mi lado y empezó a masturbarse mientras yo, apoyado en el codo, la miraba…

-Aaahhh, aaaah, ahora.. sí.. sí….sí…ooooohhh – apretó entre sus piernas con las dos manos mientras las juntaba con fuerza y su cuerpo temblaba – ooohh ummmmm…

Y al final, su sonrisa de satisfacción.
Nos besamos de nuevo, y tras recuperarnos un poco pasamos por el baño a asearnos. Nos acostamos y me dio la mano un rato que estuvimos en silencio. Me di cuenta de que se había quedado dormida al dejar de notar la presión de su mano. Le dí un beso en la frente, y le eché un trozo de sábana sobre el vientre antes de apagar la luz.

Dia 3

Cuando desperté, temprano como siempre, y después de ponerme un bañador y pasar por el baño me fui para el salón. No había nadie. Me hice un café instantáneo para ir tirando hasta que se despertaran todos y me asomé al porche para ver el día. Cielo azul al fondo, me asomé luego detrás y había bastantes nubes. No habrían pasado cinco minutos cuando escuché la cisterna del baño.
Segundos después apareció Lorena. Me vio enseguida al estar apoyado en la encimera de la cocina bebiendo la taza de café.

-¡Hola madrugadoor! – exclamó al verme.
-Buenos días, veo que ya estás recuperada.

Me abrazó y me dio un beso en la mejilla.

-Gracias por cuidarme anoche. Estoy estupendamente – dijo mientras cogía una taza del armario para prepararse un café.
-¿Hacemos café del bueno ya? Si estos tardan que se calienten más la leche – sugerí.
-Peeerfecto – respondió.

Vestía una camiseta bastante larga.

-Veo que hoy si te has levantado vestida – le dije riendo.
-Jeje, hoy para verme el culo tendrás que esperar a la playa – me respondió con su jovialidad habitual.
-Jajajaja
 
Capitulo 45

Salimos detrás con las tazas de café y las galletas y nos sentamos a desayunar.

-Está nublado por ahí – señaló Lore
-Sí ya me he dado cuenta antes, por delante se ve despejado. A ver si no nos llueve.

Sonia apareció al poco rato, en bragas y desperezándose. Se preparó el café y después de darnos un beso a cada uno se sentó a desayunar.
Como siempre el más remolón era Coque al que hubo que ir a despertar.

Tras las tareas de recoger y fregar empezamos a dejar preparadas las mochilas y cargamos un par de sombrillas en el coche. Aún así, era pronto para ir a la playa, así que en vez de ir directamente nos dirigimos a alguno de los sitios que no habíamos visitado todavía. Luego directamente por caminos sin asfaltar hasta donde podíamos para seguir andando hasta la playa.
Hacía un día perfecto salvo por unas nubes amenazadoras a lo lejos. Ibamos andando por la orilla buscando un sitio para plantar las sombrillas.

-Nunca había visto tantas pollas a la vez – dijo de pronto Lore.
-Jajajajaja – soltamos la carcajada casi al unísono.
-Ah, sí, ¿cuántas habías visto antes juntas? – la pinché un poco.
-Pues la tuya, la de éste – señalando a Coque – y la de Manu.
-¿Seguro? – seguí pinchando

Me dedicó una de sus miradas fulminantes. Sonia me miró riéndose.

-Bueno, ¿nos quedamos aquí? – pregunté – no hay mucha gente alrededor.

Todos asintieron y plantamos las sombrillas, extendimos las toallas, nos desnudamos y nos fuimos a dar un primer baño. El agua estaba bastante caliente y había que meterse mucho para dejar de hacer pie. Al ir saliendo del agua las chicas no paraban de hacer comentarios jocosos sobre la “equipación” de algunos de los tíos que se paseaban por la orilla.

-Chicos, ¿os acordáis del primer día que nos bañamos en pelotas los cuatro? – dijo Lore – ¡Como estabais los dos! Jajajaja. Os pasasteis el día “contentos”, jajajaja.
-Y vosotras más – replicó Coque

Sonia asintió divertida con la cabeza.
Pasamos un par de horas en esa playa disfrutando de su belleza y de sus aguas transparentes hasta que el día se torció. Cuando nos quisimos dar cuenta teníamos unos nubarrones acercándose amenazadores.

-Puf, chicos, esto se va a poner feo – señalé yo hacia el norte – mirad esas nubes, no me gustan un pelo.
-Bah, seguro que pasan de largo – replicó Coque.
-Bueno, bueno, ya veremos. - Diez minutos después la cosa empeoró.
-Mirad eso chicos – se levantaron todos – Veis, vienen hacia aquí, ahí ya está lloviendo, mirad la cortina de agua.
-Joder, como no corramos nos vamos a empapar – dio Sonia.
-Eso es lo de menos, el problema es que se nos va a mojar toda la ropa, no me gusta un pelo.
-Venga, vámonos - dije yo – viendo como mucha gente recogía sus cosas y se largaba.

Salimos casi corriendo hacia el coche.

-Jajaja, nos vamos a mojar en el coche – dijo Lore.

Nos montamos y salimos a toda leche hacia casa. El aguacero nos pilló casi llegando, pero fue suficiente para empaparnos nosotros, las sombrillas y las toallas.

-Id hacia la parte de atrás, yo abro aquí y luego os abro detrás – dijo Coque

Corrimos y nos resguardamos debajo del porche de atrás que no era tan amplio como el delantero y sólo cubría la mitad de la terraza.
Nos desnudamos allí mismo y dejamos toda la ropa en un montón en el suelo.
Cuando Coque abrió Sonia se metió a buscar toallas nuevas para secarnos.

-Esperemos que sólo sea la típica tormenta de verano – dijo Coque.
-Tiene toda la pinta – añadí – a ver.

Nos secamos y nos sentamos los cuatro en el columpio, un poco apretados, que al estar bajo el porche estaba seco. Había bajado un poco la temperatura pero veníamos de días de mucho calor y se podía estar perfectamente.
El cielo empezó a abrirse y no tardó en salir el sol de nuevo.

-¿Qué hacemos? – preguntó Sonia.
-Pues por la hora que es ya, no sé si nos compensa regresar hasta allá.
-¿Tenéis hambre? – pregunté yo
-Yo puedo comer – contestó Sonia
-Y yo – respondió Lore.
-Hay un chiringuito de hamburguesas caseras para llevar que vi el otro día al pasar. No está lejos. ¿Os apatecen?

Todos dijeron que sí. Coque y yo cogimos el coche para darnos un salto y entre ir, esperar y volver no pasó ni media hora. Al regresar pasamos directamente por un lateral hasta atrás. Vimos la ropa y las toallas tendidas.
Habían sacado las hamacas al sol y estaban las dos tumbadas bastante espatarradas. De hecho Lore estaba con las piernas muy abiertas y los pies apoyados en el suelo.

-¡Pero bueno chicas! – exclamó Coque – ¿Y si llegamos a venir con más gente? Menudo panorama se encuentran.
-Jajajaja – se rieron las dos
-¿A cuánta gente conocéis aquí, listillos, a dos? – dio Sonia.
-Podríamos haber hecho amigos en el chiringuito – insistí bromeando mientras dejaba la comida en la mesa.
-O amigas – insinuó riendo Sonia – eso es lo que os gustaría.
-No digo que no – apostillé guiñándole el ojo.

Se levantaron y se acercaron a la mesa y tras enrollarse en un pareo se sentaron a comer.

-Mmmm, que bien huele, me encanta el olor a hamburguesa – comentó Lore.

Como siempre, la comida trascurrió entre chascarrillos, bromas y risas. Y lamentos por la brusca tormenta.
Después de comer propuse sentarnos dentro a jugar a alguno de los juegos de mesa que había en la casa.

-A ver, tenemos parchís, dominó, dados, cartas ¿a qué queréis jugar? - pregunté
-Podemos jugar a los dados y el que pierda, una prenda – soltó Coque sin pensarlo mucho.

Lore le miró con cara de estupefacción.

-A ver Coque, cariño, ¿tú te das cuenta de que jugando a las prendas se acaba la partida en dos minutos?
-Ups! Ni había caído – se justificó.
-Claaaro, tienes cuatro tetas a la vista y ni habías caído, jajajajaja – le soltó Sonia.
-Si es que después de comer este ya sólo piensa con la polla - soltó Lore poniéndose una mano inmediatamente en la boca al darse cuenta de lo que acababa de decir.
-Jajajajajajajjaja – nos reímos todos menos él, que puso cara de mosqueo.

Lore se levantó y le achuchó por detrás.

-No te enfades, anda – le dijo tras darle un beso y le dijo algo que no oímos al oído. Coque esbozó una sonrisa y la miró moviendo la cabeza.

Al final echamos una par de partidas de parchís. Y cuando se hizo la hora, nos preparamos para ir a la playa.
Fuimos andando como los días anteriores y cuando llegamos al sitio del días anterior vimos que Alicia y Nati estaban allí. Nos saludamos y tras colocar las toallas en la arena nos desnudamos.

-¿Qué tal el día, chicas, os ha pillado la tormenta? - pregunté
-Síiii, nos pilló en la playa esta mañana y suerte que estábamos cerca de un chiringuito. Media playa ahí apretujada hasta que pasó – contó Alicia.
-A nosotros nos pilló en la playa, salimos corriendo y nos cayó cuando llegábamos a la casa – dijo Sonia.
-Menos mal que fue pasajera y ha vuelto el sol.

Nos fuimos todos al agua a darnos un chapuzón y después de salir les pedí las palas para jugar un poco. Fuimos alternándonos de dos en dos para jugar. Lore no quería jugar.

-Venga Lore, ven a jugar un poco – le rogué.
-Que no, que no se me da bien – insistió ella.
-Venga, Lore, si es muy fácil, el truco está en moverse un poco – le decía Coque

Al final cedió y se levantó para jugar conmigo. Empecé a tirarle la bola para que le pudiera dar bien. Al principio solo le daba una o dos veces y se enfadaba. Menos mal que el enfado le duraba dos segundos.

-Venga, ¡otra vez que puedes! – le gritó Sonia desde la toalla.

Me hacía gracia la cara que ponía cuando le daba a la bola sacando la lengua por un lado. Poco a poco le fue cogiendo el tranquillo.
De pronto se paró un momento y se agarró las tetas.

-¡Son las tetas! – dijo riendo.
-¿Queeeé? – respondí con sorpresa.
-Que son estas tetas las que me impiden jugar bien – contestó convencida.
-Claro, va a ser eso – le respondí riendo – Jajaja.

Miré a los demás que se estaban desternillando de risa.

-Venga, lanza – me ordenó.
-Bien, así, sigue, bieeen, muy bieeen, cinco, seis…. – iba contando los golpes que aguantaba sin fallar.
-Otra vez – seguimos jugando.

Cuando llegó a las 20 y falló se puso más contenta que una cría pequeña

-20 ¡he hecho 20, yujuuu! – soltó la pala y vino corriendo hacia mí pillándome por sorpresa. Saltó sobre mí colgándose de mi cuello y agarrándola instintivamente del culo nos fuimos los dos al agua del impulso.
-Jajajajajajaja – se levantó del agua partiéndose de risa – Ay!
-Pero Lorena!
-¡¿Habeis visto?! – preguntó a los demás a voz en grito – Me voy a comprar unas palas.

Nos fuimos a sentar un rato a la toalla y luego me puse boca abajo a secarme. Me debí quedar un ratito traspuesto, porque al levantar la cabeza y mirar a un lado y a otro, sólo vi a Coque leyendo una revista.

-¿Dónde están? – pregunté
-Están ahí hablando en la orilla – respondió.

Me di la vuelta y las vi a las cuatro. Pasaron dos tíos y les dieron un repaso visual de arriba abajo. No me extrañó tampoco.

-Están hablando de tetas – le dije a Coque.
-¿Cómo lo sabes? – respondió con un ojo en la revista y otro en la orilla.
-Pues porque cuando entre tías una o más se las toca como sopesándolas y se las mira es que hablan de tetas – le contesté riendo.
-Jajajaja.
-Es así – zanjé - bueno me estoy empezando a poner malo de ver esos culos delante tanto tiempo, me voy a dar un baño.

Me levanté y antes de que la cosa se pusiera más seria entre corriendo al agua.
Nadé unas cuantas brazadas y me di la vuelta. ¡Hala, ahora cuatro peluches!, pensé.

-¡Sonia! – le grité, y le hice un gesto con la mano.

Sonia me vio, se metió en el agua y vino nadando hasta mí.

En cuanto se abrazó a mí la notó.

-Uuuuuh – dijo con una amplia sonrisa - ¿y esto? ¿por qué estás tan contento?
-De verte ahí de pie – le dije – me puse a imaginar y mira, tuve que salir corriendo
-Jejeje ¿imaginar qué? – siguió
-Lo que te voy a hacer esta noche – le dije después de besarla.
-Mmmm… me gusta la idea jajaja – respondió con su sonrisa embaucadora – Pero ahora me dirás como piensas salir del agua, jajaja.
-Jejeje – me fui a dar unos cuantos largos para bajar la excitación, mientras ella se volvía a la orilla.

Cuando salí estaban todos sentados en la orilla. Según me acerqué me di cuenta de que Nati me miraba directamente la entrepierna. Me senté entre ella y Lore. Y entonces llegó la pregunta de Alicia.

-Una cosa chicos, es por curiosidad, pero…eeh bueno si no queréis no tenéis por qué contestar, eh – dijo – pero entre Nati y yo estábamos hablando cuando os vimos llegar que… quienes sois las parejas… bueno si sois pareja? – acabó con una sonrisa de curiosidad.
 
Capitulo 46/47

-Él y yo - dijo Lore, señalando a Coque - y ellos dos – añadió señalándonos a Sonia y a mí.
-Ah! – respondió Alicia con una expresión que denotaba cierta confusión.

Iba a decir algo, pero después de mirar de reojo a Coque y a Sonia dejé que hablaran ellas.

-¿Por qué lo preguntas? – añadió Sonia.
-No, curiosidad… es que viéndoos a los cuatro estos dos días… y vuestro lenguaje corporal por así decirlo… - continuó Alicia
-¿Te refieres a lo del beso de anoche en el chiringuito? – preguntó Lore.
-No sólo, por eso nuestra curiosidad de ver quiénes erais pareja…– dijo Alicia – Sois muy majos todos.
-Lo del beso fue que Lore vino a rescatarme – dijo Sonia con una sonrisa – No somos bisex. ¿Vosotras sois pareja? – acabó de sopetón y con toda la intención.
-Eeh… sí, ¿no se nota? Jajaja – respondió Nati riendo.
-Sois muy majas también y os agradecemos mucho las indicaciones y consejos que nos disteis sobre la isla – dijo Lore.
-¿Os vais mañana, no? – pregunté
-No, mañana es nuestro último día entero, nos vamos pasado – respondió Alicia.
-Ah, vale, pues si os apetece cenar con nosotros, estáis invitadas – dije yo. Se miraron las dos.
-¿Hoy? – preguntó Nati.
-Hoy…. o mañana si os va mejor, cuando queráis – replicó Coque
-Pues casi mejor hoy, mañana queremos dejar todo recogido – dijo Alicia.
-Estupendo, podéis venir a partir de las ocho y pico cuando queráis – dije yo.

Les describí como llegar y un poco la casa para que la identificaran bien.
Fuimos a darnos otro baño y regresamos. Y entonces ocurrió una anécdota que me llevó a darme cuenta de todo, de cómo nos comportamos inconscientemente cuando estamos los cuatro solos. Sólo que esta vez no estábamos solos.
Sonia se quedó mirando en la orilla las conchitas y piedrecitas que arrojaba el mar, estuvo un buen rato mirando hacia abajo y paseando de un lado a otro, agachándose y cogiendo cosas.
Coque se levantó y fue hacia donde ella para acompañarla y ver que hacia. No sé de qué hablaban pero en un momento dado Sonia soltó una carcajada que hizo que miráramos. Igual fue un chiste de Coque, o cualquier cosa que la hizo reir. Ella le dio un achuchón y el instintivamente la besó en la sien mientras le acariciaba el culete. Ahí me di cuenta. Miré a Alicia y Nati. Alicia estaba haciendo un gesto con la cabeza y los labios expresando su incomprensión. Y Nati casi lo mismo. Vi como se miraban. Y se dieron cuenta de que las miraba.

-Ya lo entiendo… a que os referíais – les dije – y no, Sonia no me la está pegando con Coque – les dije riendo – digo yo que lo harían en un sitio más discreto, ¿no?

Lore me miró riéndose también.
Alicia y Nati pusieron cara de mosqueo, pensando que les estábamos tomando el pelo o riéndonos de ellas.

-Chicas de verdad, no os enfadéis. No me río de vosotras, es que…vale, a ver como lo explico…

Lore, que no se lo piensa dos veces, puso la directa.

-Nos lo montamos juntos – les soltó sin aviso previo.

Las dos pusieron una cara de sorpresa enorme.

-Qué… - exclamó en voz baja Alicia
-Hay una palabra en inglés…mmm… pero no me acuerdo…viene a ser intercambio de parejas – siguió Lore.
¿En serio? - llegó a musitar Nati.

Lore asintió con la cabeza. Me miraron a mí e hice lo mismo.

-Algo así llegué a pensar – reconoció Alicia – pero me resultaba muy extraño. Dos parejas tan jóvenes y bueno, no sé…
-A ver, no penséis que nos comportamos así en cualquier situación, sólo que ahora estábamos de vacaciones, no nos conoce nadie aquí…y lo que habéis visto es un gesto de cariño, poco común quizá, pero es lo que es – expliqué.
-Ahora entiendo muchas cosas – dijo Alicia.
-Chicos, venid un momento – les grité a Sonia y Coque.

Los dos se acercaron y de reojo también me pude dar cuenta otra vez como no perdían oportunidad de echarle un ojo a la entrepierna de Coque.
Lore volvió a largar.

-Os han pillado – les soltó con una sonrisa de oreja a oreja
-¿Qué?! – respondió Coque.
-Que os han pillado haciéndoos carantoñas – siguió apenas aguantándose la risa.

Sonia se dio cuenta de qué iba y se tapó la boca y abrió los ojos con sorpresa.

-Antes cuando le has dado un beso y tocado el culo a Sonia os han visto, os hemos visto, y claro se han quedado un poco extrañadas, pero ya se lo he contado – continuó Lore.
-¿Contado el qué? – repondió Sonia.
-¿Qué va a ser?! – siguió Lore señalándonos de manera cruzada a los cuatro con la mano queriendo expresar el intercambio.

Sonia se rió y se sentó.

-Caray – exclamó Alicia – Perdonad que me sorprenda pero es que no habíamos conocido nunca a nadie como vosotros.
-A mí lo que me sorprende de este tipo de relaciones – empezó Nati – es que se puedan dar entre amigos, porque se os ve muy amigos, no sé si me explico. Yo había oído hablar evidentemente de intercambios, de tríos y todo eso, pero siempre pensé que es entre gente que no se conoce, que quedan para experimentarlo y luego cada uno por su lado. Aunque no conozco a nadie.
-Yo tampoco – añadió Alicia – Oye, que conste una cosa, repito, me parecéis gente genial y encantadora.
-Entiendo lo que quieres decir – contestó Lore con su sonrisa de siempre – pero en nuestro caso la amistad con ellos vino al mismo tiempo casi que nuestro primer digamos… “intercambio”. Yo ya salía con Coque cuando ellos dos empezaron a salir. Fuimos conociéndonos y haciéndonos amigos al mismo tiempo. Bueno a Sonia la conocía ya de mucho antes.
-Caray – exclamó de nuevo Alicia alucinada.

Ahora se las veía ya mucho más relajadas pero también más curiosas.

-Pero, ¿cómo sucedió, fue intencionado…? – preguntó curiosa Nati.
-Pues… casi sin darnos cuenta, de forma casi espontánea – contestó Sonia riendo supongo que al recordar alguna de las primeras situaciones.
-Bueno que se está haciendo tarde – dije yo levantándome – que hay que ir a ducharse y a comprar algunas cosas.
-Tienes razón – apostilló Alicia – tenemos que ir hasta el apartamento y hacer lo mismo jeje.

Nos fuimos vistiendo y empezamos a recoger la cosas.
Al llegar a un punto, nos separamos, nosotros andando y ellas a coger su coche.

-Nos vemos en un rato – dije
-Perfecto, hasta luego chicos.

Se alejaron y me fije que iba hablando entre ellas y gesticulando.

-Creo que se han marchado flipadas – comentó Coque mientras íbamos andando a casa
-Igual ni vienen, total no nos conocen de nada ni probablemente nos volveremos a ver nunca – añadió Sonia.
-Yo creo que sí van a venir, y os diré más, las veo con curiosidad, fijaos lo que os digo – dije yo todo chulo.
-¿Curiosidad sobre qué? – dijo Coque
-De probar otras cosas – le contesté medio en serio medio en broma.

Me miraron los tres con cara de asombro.

-Tú también estás flipado – respondió Lore.
-Ya, ya, pero Nati no le quitaba el ojo al badajo de este, igual se le ha abierto otro tipo de apetito y quiere experimentar, jajaja.
-Yo me dejo – soltó Coque con su gracejo habitual.

Lore le dio un cachete.
Después de llegar a la casa y ducharnos fuimos con el coche a comprar algunas cosas para cenar y regresamos rápidamente para prepararlas.

-¿Dentro o fuera? – pregunté.
-Fuera, aunque la mesa es más pequeña y hay poca luz, mejor fuera que estaremos algo más frescos – replicó Coque.

Dejamos todo preparado, nos pusimos una ropa algo más formal y sólo quedaba esperar a que llegaran nuestras invitadas.
Se hizo la hora y no aparecieron, pasaron los minutos y nada.

-A ver si han pasado por delante y no han identificado bien la casa – sugirió Sonia.
-Pues se lo expliqué claramente y recalqué algunos detalles de la casa para que la identificaran, como no hay número…
-Voy a salir fuera a ver si las veo pasar – se ofreció Coque.

Pasaron otros diez minutos y no aparecía nadie. Media hora y nada.

-Creo que al final se han rajado – dije yo
-Igual han tenido algún problema con el coche o alguna se ha puesto mala – dijo Sonia
-Dejamos pasar diez minutos más y nos ponemos nosotros a cenar – sentenció Lore.
-Nada, que aquí no viene nadie, ellas se lo pierden – dijo al final Sonia antes de sentarse a la mesa.

Nos pusimos a cenar los cuatro tranquilamente mientras charlábamos como siempre y hacíamos planes para el día siguiente. Después de cenar y de recoger Coque sacó el radiocasete a la puerta y puso algo de música, mientras yo preparé unos gin tonics.

-¿Quién quiere el columpio para sentarse? – pregunté yo.
-Yo prefiero echarme en una hamaca – dio Lore

Sonia también hizo lo mismo, se colocó una hamaca al lado de Lore y antes de echarse fue a apagar la luz de fuera y también la de dentro. Enseguida me di cuenta del porqué. El cielo nocturno.

-¿Os acordáis de la vez que acampamos en la playita? – preguntó Lore – Pues aquí se ven mucho mejor las estrellas.

Cogí una hamaca y me uní a ellas. Coque se quedó en una de las sillas.
Pasamos un rato largo mirando el cielo, sólo con la música suave e intentando ver estrellas fugaces. Sonia se levantó y se metió dentro encendiendo la luz. Paró la música, metió otra cinta y unos segundos después empezó a sonar, más alto, el famoso tema de Joe Cocker de Nueve Semanas y Media. Me incorporé de la hamaca al verla salir por la puerta, iluminada solo por la luz que salía de dentro, y contoneándose al ritmo de la canción. Como sólo vestía una faldita corta y una camiseta empezó imitando los gestos de ir quitándose la chaqueta…
 
Capitulo 48


Fue avanzando despacio bailando a golpe de caderas, subiendo los brazos, girando sobre sí misma, acercándose lentamente a nosotros con una sonrisa de pícara enorme en su cara. Primero se acercó a Coque que estaba sentado en una de las sillas y dándose la vuelta bajó el culo para frotárselo por su regazo. Lore empezó a silbar. Estaba casi más entusiasmada que yo, que la miraba embelesado. Volvió a darse la vuelta para acercarse a él, abriéndose de piernas para bailarle encima. Por fin se sentó sobre las piernas de Coque y sin dejar de mover el tronco se quitó la camiseta en un rápido movimiento colgándosela a él del cuello y dejando sus tetas bailar libremente. Coque fue a acercar una mano y Sonia le dio un manotazo sin dejar de menearse. Por fin se inclinó sobre él, le agarró la cara con las dos manos para darle un besazo en los labios y luego soltarle de golpe. Se levantó para continuar bailando hacia donde estábamos Lore y yo. Casi no podía contener la risa y apretaba los labios para evitar carcajearse. La animábamos con gestos y silbidos.

Acercándose a Lore se fue desabrochando la faldita y dedicándole unos cuantos pasos de baile. Por fin se la quitó y la agitó con una mano en lo alto antes de lanzársela. Lore empezó a aplaudir con entusiasmo y muerta de risa. Luego se dirigió hacia mí continuando con el baile, la canción se estaba terminando. Se acercó e hizo que me echara de nuevo en la hamaca, luego puso una pierna a cada lado y empezó a bajar el culo meneándolo lentamente hasta rozar mi entrepierna.

Lore seguía silbando y gritando, ahora se había levantado también y estaba un par de metros a un lado empezando también su particular striptease. Coque, al fondo, mirando entusiasmado.

Sonia seguía meneando las caderas, ahora acercándose hacia mi cara para amagar y retroceder de nuevo. No paraba de mirarme y pasarse la lengua por los labios. Se le notaba que estaba esforzándose por mantener esa postura con las piernas tan abiertas y las caderas tan bajas, y yo hacía esfuerzos por no agarrarla y atraerla por fin hacia mí.
Le salvó el que la canción se terminó y en ese mismo instante se dejó caer sobre mí muerta de risa. La abracé para reírme con ella. Lore, ya sólo en braguitas, empezó a aplaudir alborozada.

-¿Qué, qué os ha parecido? – preguntó Sonia todavía entre risas.
-¡Bestial! - exclamamos casi a la vez Lore y yo - Has estado genial – añadí yo.
-¿Cómo se te ha ocurrido semejante cosa? – pregunté
-Vi la cinta por la mañana y hace un rato se me ocurrió, dije, voy a darles una sorpresa – contestó ella con una sonrisa.

Poco a poco se le fue pasando la risa, se estiró sobre mí, me miró ya más calmada y nos besamos, un beso largo y húmedo, de los que hacen que empiece a excitarme.

-Uuuhhh – exclamó guiñándome un ojo – esto se pone serio, eh?!

No tardé en meter las manos en el interior de sus bragas para acariciarle el culo y poco después ella metió la mano por dentro para desabrocharme el pantalón. Lo intentó pero estaba un poco complicado para quitármelo estando en cima.
Me besó antes de levantarse para tirar de mis pantalones y de paso quitarse ella las bragas. Contemplar su silueta desnuda recortada contra la luz que salía del interior hizo que me empalmara rapidamente.
Sonia empezó a tocarse de pie, mirándome y relamiéndose. Mi mirada se trasladó uno segundos hacia los otros, para darme cuenta de que Lore estaba en cuclillas chupándosela a Coque que seguía sentado en la misma silla.
Sonia giró un momento la cabeza para verles y luego me miró sonriendo.

Se acercó a mí de nuevo y ésta vez mirando hacia mis pies y pasando otra vez una pierna sobre la hamaca se agachó para chupármela mientras me ofrecía su coño. No habíamos practicado mucho el 69, no creo que llegaran a 2 ó 3 veces. Al menos por mi parte prefiero siempre ver su cara cuando me hace una mamada o cuando se lo estoy comiendo. En cuanto le acaricié el coño con las yemas de los dedos empezó a gemir. Su excitación aumentó al lamerla y luego a penetrarla con la lengua. Levantaba su cuerpo para apretar un poco más todavía sobre mi cara, para inclinarse de nuevo a chupármela en cuando yo relajaba la presión.

-Mmmm… oh, oooh, así, así… más por favor…asíii - sus gemidos iban en aumento.

No puede evitar darle un par de cachetes en el culo.

-Aughh, mmmm.. me encanta – murmuró

Se levantó y me tendió la mano.

-Vamos a follar – dijo – llevándome de la mano hasta una silla.

Lore estaba sentada abrazada a Coque en su silla moviendo sus caderas con nervio mientras se besaban.
Retiré una de las sillas de la mesa para sentarme como a unos tres metros de ellos y Sonia inmediatamente se acomodó sobre mí para metérsela y empezar a subir y bajar apoyando sus manos en mis hombros. Nos besamos con pasión de nuevo.

-Ohh, asiiiiii….diooosss… como me gusta – decía repetidamente.

Durante unos minutos fue como si Lore y Coque no estuvieran casi al lado haciendo lo mismo. A veces nos evadíamos tanto estando juntos que los ignorábamos, y ellos a nosotros.
Sonia se levantó para darse la vuelta y volver a metérsela dándome la espalda. La sujeté de las caderas para acompañar sus sentadillas. Miré a Lore que se había colocado en la misma posición y estaba mirandonos. Se escuchaba el sonido de sus carnes al chocar con un desfase respecto al de Sonia, y como por arte de magia fui notando como se fueron acompasando hasta coincidir en el mismo instante las dos. Sus gemidos se hicieron más fuertes en cuanto empezó a tocarse al mismo tiempo.

-OOOOHH SIIIII, me corro cariño, me CORRROOOO – empezó a temblar como siempre, y como siempre tuve que sujetarla más fuerte de las caderas de para controlar las sacudidas de su cuerpo.

Se dejó caer sobre mi pecho aun con mi polla dentro. Y los dos nos quedamos mirando como Lore alcanzaba también el clímax entre jadeos y gemidos. Cuando Lore se recuperó nos miró con una cara de satisfacción enorme, y se le escapó una sonrisa de complicidad.
Las dos se habían corrido bastante rápido y Coque y yo aún no.
Sonia se levantó y yo detrás de ella. Me cogió de la mano y me condujo hacia el interior. Antes de llegar a la puerta se giró un momento hacia ellos,

-Chicos ¿venís a la cama?
 
Capitulo 49

-Ahora vamos – le contestó Lore.

Vi de reojo que se quedaron besándose. Nosotros pasamos por el baño un momento y entramos en la habitación. Sonia se dejó caer de espaldas sobre la cama, con las piernas colgando. Yo me subí gateando sobre ella para inclinarme y besarnos otra vez. Sonreía dulcemente al mirarla.

Lore entró la primera y se recostó al lado, mirando a Sonia. Mientras yo, sobre ella a cuatro patas la besaba, Lore empezó a acariciarla, el vientre, las tetas, bajando hasta los muslos, subiendo hasta su cuello. Sonia la miró y la atrajo hacia ella para besarse. Me retiré un poco a un lado para mirarlas, mi polla se puso a tope de nuevo y empecé a pajearme. Mientras, Coque había entrado y se había puesto al otro lado junto al cabecero, mirando también. Lore se acomodó mejor y continuó besándola, no solo en la boca, también en el cuello, en los hombros…Sonia, con los ojos cerrados se dejaba llevar, disfrutando del roce de la piel de Lore y comenzaba a gemir. Lore continuó bajando por su cuerpo besándole cada rincón, sus pechos, sus pezones, el vientre hasta, deslizándose a los pies de la cama, empezar a lamerle el coño con suavidad. Sonia empezó ya a gemir con más intensidad. No se entretuvo mucho Lore y regreso hacia arriba hasta llegar de nuevo a su boca, volvieron a besarse de nuevo, con más ternura si cabe que antes. Se miraban y se sonreían. Yo me estaba pajeando mientras disfrutaba con lo que estaba viendo. Coque igual al otro lado.

-Estas mojadita, cariño – le dijo Lore en voz muy baja.

Sonia sonrió y empezó a incorporarse. Todo trascurría de forma fluida, casi por inercia. Se colocó de rodillas frente a Coque y esperó a que este se acomodara mejor en el centro de la cama y estirara las piernas. Luego se acercó de rodillas hacia él y colocándose en posición le agarró la polla con una mano y se la metió, dejándose caer sobre sus muslos.
Me quedé a un lado y Lore al otro viéndoles follar y acariciándola al mismo tiempo.

Sonia se inclinaba sobre Coque de vez en cuando para cambiar la inclinación de la penetración y luego volvía a erguirse. Lore se puso de rodillas a su lado para besarse de nuevo, cada vez con más intensidad, sus lenguas asomaban por las comisuras de los labios y los gemidos de placer de las dos inundaban el dormitorio.
No había visto que Coque estaba masturbando a Lore con la otra mano al mismo tiempo.

Yo me moví un poco para colocarme detrás de Sonia entre las piernas de Coque. Empecé a acariciarle las tetas desde atrás, la cintura, los muslos, mientras ella no paraba de moverse. A besarle y mordisquearle el cuello y chuparle los lóbulos. Estaba excitadísima, jadeando como nunca, moviendo sus caderas en todas direcciones sin parar. Únicamente se escuchaban respiraciones, jadeos y gemidos de las dos. Lore dejó un momento a Sonia y empezó a besarme a mí, me metió la lengua hasta el fondo, agarrándome la cabeza con una mano para atraerme hacia ella, luego volvió a Sonia y de nuevo a mí.

Por fin me senté un poco sobre mis talones sin dejar de acariciarla, bajé las manos hacia sus nalgas y se las separé un poco. Se veía como la polla de Coque entraba y salía completamente lubricada por los jugos de Sonia, que estaba ardiendo de placer, lo mismo que Lore, que si Coque la soltaba en algún momento ella continuaba masturbándose.

En un momento dado me mojé el dedo con saliva y me dispuse a acariciarle el ano, con suavidad, sin penetrar, solo presionando en circulitos. Sin dejar de hacerlo me incorporé un poco para seguir besándole el cuello.
Me miró con esa mirada suya de deseo y ternura a la vez. Presioné un poco en el ano y le metí medio dedo. Lore lo estaba viendo y era consciente de lo que proponía. Sonia asintió entre jadeos. Lore me miró, yo también asentí con la mirada y se levantó un momento a buscar el bote de lubricante que estaba en la mesita desde el primer día. Le dio otro beso a Sonia y lo abrió poniendo un poco en sus dedos. Los acercó al ojete de Sonia y se lo untó bien por dos veces. Luego dejó caer un buen chorro en mi polla y me lo esparcí bien.

A pesar de llevar casi un año de esta maravillosa relación entre los cuatro, nunca habíamos practicado el sexo anal estando juntos, ni siquiera entre las parejas. No sé por qué, probablemente era más complicado en el local o en la playa el hacerlo con paciencia. El caso es que ahora no solo iba a follarle el culo a mi novia delante de mis amigos sino que además iba a ser una doble penetración, una de mis fantasías descubierta en aquellas revistas que encontré aquel día en el local.
Me acerqué con cuidado para ponerme bien detrás de ella, ella se agachó al máximo sobre Coque. Ni siquiera se giró para mirarme y decirme algo, tal era la confianza que tenía. Lore al lado, super excitada también, le acariciaba el pelo mientras la besaba en la cara.

Después de meterle un par de dedos para tantear, coloqué la polla frente a su agujerito y presioné un poco para ver su reacción. No dijo nada y seguí presionando muy despacio hasta que un respingo suyo junto con un leve gritito me diera la respuesta que esperaba. Ella había dejado de moverse momentáneamente mientras la penetraba. Continué presionado hasta entrar del todo, luego me quedé ahí un par de minutos, acariciando su espalda y viendo como Lore también la acariciaba toda. Sonia jadeaba hondo y gemía, se notaba como su cuerpo se estremecía por dentro. Empecé a entrar y salir despacio y enseguida pude notar la polla de Coque cada vez que alguno de los tres se movía. Al principio pareció un poco de descontrol pero poco a poco nos fuimos sincronizando.
En un momento me fije que Lore tenía el lubricante en la mano y se estaba untando ella misma en su ano.
La intensidad aumentó rápidamente, Sonia empezó a gemir muy alto, casi a gritar. Miró a Lore.

-Tócame, te lo pido, tócame… – le suplicó entrecortadamente

Lore metió la mano entre ella y Coque y empezó a masturbarla. Sonia se aceleró todavía más hasta que por fin estallo de placer.

-AAAHH…DIOS DIOS DIOOOSSSS, AAAHHHHH QUE GUSTOOOOO POR DIOSSSSS – se estremecía de placer.

Por fin se dejó caer sobre Coque, jadeando, yo se la saqué y me senté en una esquina, y aún no me había corrido, sin saber por qué, puede que estuviera más pendiente de ella que de mí. En una situación igual, unos meses antes me hubiera corrido nada más meterla.
Sonia también se retiró por fin y se acercó a mí, nos miramos sin decir nada y nos abrazamos. Mientras, Coque se levantaba y Lore, excitadísima, se ponía a cuatro patas en el borde de la cama, se tocaba detrás y luego nos miraba a nosotros.

Coque ya no necesitó más. Se acercó y apuntando la polla se la metió entera en el culo de una tirada. Lore levantó la cara dando un grito de placer.
Coque la agarró de las caderas y empezó a follarla sin piedad. Lore se empezó a tocar al mismo tiempo. Mientras, Sonia, que sabía que no me había corrido se sentó de lado y empezó a masturbarme mientras les mirábamos.

Cuando Coque empezó a embestirla con más potencia, chocando fuerte contra sus nalgas, Lore empezó a gritar y a resoplar, poco a poco fueron dejándose caer sobre la cama. Coque se salió un momento para echar otro chorro de lubricante y la volvió a encular. Lore había agarrado una almohada y se abrazaba a ella, gritando de placer.
Coque apretó todavía más, dándole realmente fuerte, y los golpes de sus muslos contra las nalgas de Lore retumbaban en la habitación.
Le pedí a Sonia que acelerara y apoyándome en los codos boca arriba me corrí sobre mi propio cuerpo. Sonia se acercó a besarme. Seguimos mirándolos a los dos.

-Me voy a correr, Lore - avisó Coque – me voy a correeerrr
-Dentro, córrete dentro – apenas se escuchó a Lore

Un par de golpes secos más y Coque estalló dentro de Lore entre espasmos, dejándose caer a continuación.
Se quedaron así como un minuto. Coque se salió por fin y se sentó contra el respaldo de la cama a recuperar el aliento. El cuerpo de Lore temblaba todavía.
Luego se dio la vuelta y siguió tendida, exhausta. Su sonrisa no tardó en aparecer. Miró a Sonia que también sonrió. Cuando por fin tuvo una pizca de aire.

-¿Que ha sido esto, chicos? – dijo a duras penas Lore.
-Sexo, puro sexo…y ha sido genial – le respondió Sonia antes de acercarse a ella para abrazarla y besarla
 
Capitulo 50

Me quedé echado en la cama durante unos largos segundos, con los ojos cerrados y reviviendo lo que acababa de suceder. Hasta que Sonia, siempre atenta, me dio un leve beso para despertarme y pasándome un dedo por el vientre y enseñándomelo luego me sugirió que me fuera a duchar.

-¿Me puedes acercar un pañuelo de papel? – le pedí.

Lore, que lo estaba oyendo, alargó la mano hasta la mesita y me lanzó un paquete.
Después de limpiarme un poco me levante y me dirigí al baño a darme una ducha.
Mientras estaba debajo del chorro de la ducha, los demás fueron entrando a lavarse un poco para volver luego al dormitorio. Me entretuve bajo el agua mientras una y otra vez venía a mi mente lo vivido. Y volví a excitarme de nuevo.
Mientras me secaba la excitación se rebajó un poco pero caí en la cuenta de que no se les escuchaba nada. ¿Qué estarían haciendo esos tres? Cuando entré de vuelta en el dormitorio la escena que contemplé hizo que la excitación regresara a su máximo de nuevo.

Sonia estaba atravesada en la cama boca abajo, con la cabeza elevada lo justo para chupársela a Coque que estaba de pie frente a ella, y Lore estaba semi recostada junto a ella besando su espalda mientras le acariciaba el culo. Cuando Lore me vió lo excitado que estaba, me tendió la mano en un gesto para que me acercara. Antes de alcanzarla, ella, dejando de acariciar a Sonia, se sentó rápidamente en la cama y me la agarró, me miró desde abajo y empezó a lamérmela.
No se alargó mucho, ya que rápidamente se levantó, me besó tiernamente y me guió hacia la cama para que me echara en ella. Mientras, Sonia, sin pedírselo, se había sentado en la cama para dejarme sitio. Es como si estuvieran compenetradas.

No tuve duda de lo que iba a venir a continuación. Lore se subió encima de mí, se colocó en posición y se la metió hasta el fondo al tiempo que lanzaba un profundo gemido.
Sonia giró la cabeza para mirarme y me sonrió. Alargó su brazo y le cogí la mano brevemente. Luego me centré de nuevo en Lore, que empezaba a moverse sobre mí con suavidad mientras se inclinaba para que le besara sus tetas bailonas. Luego empezó a acelerar y no paraba quita, lo mismo me cogía de las manos para sujetarse y golpear con sus caderas sobre mí, que se sentaba y las movía como una batidora. A veces me miraba seria, con un rictus de placer desbordado y otras me regalaba una de sus amplias sonrisas expresando lo divertido que se lo estaba pasando.
Sonia dejó de chupársela a Coque y se arrodilló junto a nosotros, sobre la cama.

Las dos se miraron y se besaron. Fue como si se interrogasen con la mirada. Sonia cogió el lubricante y dejó caer una buena cantidad en la polla de Coque para que este se la extendiera, luego extendió otro poco en el ano de Lore.
Después de cerrar el bote, volvieron a besarse. Coque se puso detrás de Lore y después de acercarse y colocarse adecuadamente empezó a metérsela por el culo.

Lore estaba ligeramente inclinada sobre mí, apoyada en sus manos, mirándome. A través de su rostro fui adivinando lo que sucedía. Como vencía la ya débil resistencia de su esfínter, como se adentraba en ella y luego, ya sintiendo su polla presionando sobre la mía, como entraba finalmente hasta el fondo. Coque se mantuvo quieto ahí durante unos largos segundos, aprovechados por Lore para inclinarse aún más sobre mí y besarme. De reojo miré a Sonia, que estaba echada a lo largo masturbándose mientras nos contemplaba.

Noté como Coque empezaba a moverse, entrando y saliendo lentamente al principio para ir aumentando el ritmo gradualmente. Lore estaba disfrutando, su cara y sus gemidos, más agudos y fuerte cada vez lo reflejaban. Y poco a poco ella empezó a moverse también, lo que facilitó que yo también lo hiciera. En unos pocos segundos los movimientos de los tres quedaron perfectamente sincronizados y Lore estaba completamente extasiada del placer que estaba sintiendo.

-Necesito correrme – logró articular mientras miraba a Sonia.

Como siempre, esta acudió en su ayuda y metiendo la mano entre ella y yo, empezó a estimular su clítoris hasta que estalló de placer, haciendo que su pequeño cuerpo temblara sobre mí.

-¡Mírame! - le pedí. Era la primera vez que se lo pedía. A Sonia se lo pedía muchas veces cuando se iba a correr, me excita mucho que lo haga en ese momento, y esta vez sentí la necesidad de decírselo a ella también.
Se acercó más a mí, temblando más aún y luego nos besamos intensamente.
Cuando por fin el temblor de su orgasmo fue pasando, se incorporó un poco, Sonia no le dio tregua y continuó besándola y acariciando sus tetas con dulzura.
Coque y yo nos habíamos corrido hacia poco tiempo y teníamos aún cuerda para un rato. Sin haberse salido ni un instante, empezó a follarla de nuevo con fuerza durante unos minutos mientras yo permanecía quieto y Sonia me besaba.

-Hacedla disfrutar otra vez– me susurró Sonia al oído. Eso me puso más cachondo aún. Agarré a Lore de las caderas para indicarle que ella se moviera sobre mí.

Al poco, Coque, que se estaba cayendo un poco hacia adelante, se detuvo y se la sacó brevemente para ponerse más lubricante, lo que hizo que Lore levantara de nuevo su cuerpo unos instantes y volviera a batir sus caderas sobre mí mientras me miraba sonriendo. Me agarró las manos para llevárselas a sus tetas y apretármelas contra ellas. En ese instante Coque se acercó y empujando un poco su espalda se la volvió a clavar entera. Desde ahí ya no hubo más parones, empezó a follarla con ímpetu inclinado sobre su espalda hasta que Lore avisó de que quería correrse de nuevo. Sonia repitió lo mismo de antes y la masturbó al mismo tiempo para ayudarla a alcanzar un tremendo orgasmo que la hizo tiritar de placer casi al mismo tiempo que yo me vaciaba dentro de ella. Coque se retiró sin correrse y se acercó a Sonia meneándosela con fuerza. Esta tomó su lugar y acabó de pajearle hasta que soltó toda su leche sobre la espalda de Lore que todavía permanecía recostada sobre mí.

Aun permaneció así un par de minutos más, mientras yo le acariciaba el pelo.
Por fin, ya recuperado el aliento, se fue incorporando, me miró, me dedicó una de sus sonrisas y un beso antes de levantarse del todo y encaminarse hacia el baño seguida por Sonia.

Cuando Coque y yo entramos poco después estaban las dos bajo la ducha riendo y ayudándose entre ellas a frotarse con jabón. Si me hubiera quedado un poco mirándolas me hubiera empalmado de nuevo, de eso estaba seguro. Así que usé el bidet para limpiarme un poco y Coque el lavabo.

Minutos después estábamos los cuatro echados en la cama, ellas dos en el centro y Coque y yo sentados a cada lado. No hablamos mucho. Las miradas y las caricias lo decían todo. Coque apagó la luz de arriba y dejó la de la mesita, mucho más suave.

Yo me levanté para ir a beber un poco a la cocina, y al regresar vi como las dos se estaban quedando dormidas. No dije nada, ni Coque tampoco, sólo vi como se dormían con una sonrisa en sus labios.

Me levanté y le dije a Coque que saliera fuera.

-Las dejamos que duerman aquí, no las vamos a despertar ahora – le sugerí – ya nos apañamos nosotros en la otra cama.
-Sin problema – contestó.

Me acerqué un momento y les eché una sábana por encima, apagué la luz y nos fuimos a la otra habitación.
Era muy tarde y no tardamos en quedarnos dormidos.

Dia 4.

Me desperté más tarde de lo normal, debían ser ya las 9 de la mañana. Coque seguía roncando al otro lado de la cama.
Después de vestirme y desayunar abrí para ver como estaba el día. Perfecto para ir de playas otra vez.
Me senté un rato en el sofá a leer y pasado un rato y viendo que nadie se levantaba decidí despertarlos, para que no se nos hiciera tarde. Si había sueño luego, ya dormiríamos la siesta.
Entré en el dormitorio de las chicas y vi una estampa preciosa. El sol entre las rendijas de la persiana iluminaba medio cuerpo de Sonia, abrazada a Lore por detrás de ella y las dos solo cubiertas por el vientre con la sábana. Me senté en el borde y acaricie la carita de Sonia primero.

-Pssss…chicas, despertar – susurré – que hay que aprovechar el día.

Ronronearon un poco y volví a insistir.

-Venga chicas – repetí – acariciando ahora la carita de Lore, que abrió un ojo e inmediatamente me sonrió.

Poco a poco se fueron desperezando y entre bostezo y bostezo me preguntaron la hora.

-Venga, que son casi las 10.
-Valeee, ya vamos.

Sonia se levantó y me abrazó apoyando su cara en mi pecho. Nos besamos y luego fue para el baño. Lore se levantó también por fin y con un ojo abierto y el otro graciosamente cerrado me miró.

-Buenos días guapo.
-Buenos días, preciosa.

Me dio un beso y siguió hacia el baño.

-Os voy haciendo el desayuno – les dije
-Gracias – escuché repetido.

Pasé por la puerta de Coque y le lancé un grito para que despertara.
Luego fui a la cocina a prepararles el desayuno.

En ese momento sonó el timbre de la puerta.
 
Capitulo 51/52

-¿Ha sonado el timbre de la puerta? – escuché a Coque desde dentro.
-Sí, voy a ver – que raro, pensé.

Quité el cerrojo, y abrí.

-Hola!, Hola!

Me quedé sorprendido al ver a Alicia y Nati y tardé un par de segundos en reaccionar.

-¡Hola chicas! ¡Qué sorpresa!
-Veníamos a disculparnos por lo de anoche – dijo Alicia – Tuvimos un problema con el coche, no arrancaba, y se nos hizo muy tarde intentándolo, no sabíamos que hacer si venir andando o no, y ya era muy tarde…lo sentimos mucho – añadió compungida.

-Pasad, pasad – les invité – No pasa nada, le puede pasar a cualquiera.
-Hasta esta mañana no han mandado a alguien para arreglarlo.

En ese momento asomó por la puerta Coque, en pantalón y sin camiseta.

-Cooño! Que sorpresa ¿cómo estáis chicas?
-Bien, que se nos estropeó el coche y nos hemos pasado a disculparnos – dijo Nati

Aparecieron Sonia y Lore.

-Hola guapas ¿cómo estáis? – dijo Alicia y volvió a disculparse.
-¡Hola! – contestaron casi a la vez – ya hemos oído, tranquilas no pasa nada…
-Íbamos a desayunar, que hoy nos hemos dormido – dijo Coque - ¿habéis desayunado?
-Sí, tranquilo, vosotros a lo vuestro – contestó Nati
-Habíamos pensado en invitaros a comer como compensación – dijo Alicia.
-Vaaa, no os preocupéis, de verdad, que no es para tanto – dijo Lore.
-Ya, pero insistimos. Os queremos invitar a comer en un chiringuito que conocemos y que está muy bien, os va a gustar – insistió Alicia.

Nos miramos entre los cuatro.

-Bueno, venga, vale – dije yo – nosotros aún tardaremos un rato en ponernos en marcha.
-Si queréis podemos quedar en un sitio a una hora. Nosotras vamos a ir a la Playa de Ses Illetes, es la que más nos gusta y por ser el último día repetiremos.
-Hacemos una cosa – dijo Coque – vosotras iros ya a la playa, nosotros vamos en un rato y os encontramos seguro. Y luego desde ahí vamos a comer todos ¿os parece?
-Estupendo! Bueno chicos, nos vemos luego.
-Hasta luego - nos despedimos.
-Menuda sorpresa, ¿eh? – dijo Coque – Esto sí que no me lo esperaba.
-Son buenas chicas, se las veía algo apesadumbradas por lo ocurrido – añadió Sonia.

Se sentaron los tres a desayunar, yo me tomé otro café de pie y luego me puse a preparar mi mochila. Cuando terminé salí fuera y me entretuve recogiendo cosas que dejamos desordenadas las noche anterior en el jardín. Y fui a cargar las sombrillas en el coche. Al regresar al interior ocurrió el momento surrealista del día.
Me dirigí al baño a lavarme los dientes y las manos, y vi que la puerta estaba entreabierta con la luz encendida. Pensé que alguno se la había dejado encendida y entre directamente para encontrarme a Lore sentada en la taza del váter con una pierna apoyada en el bidé y pasándose la maquinilla por una de sus ingles.

-Perdón – dije instintivamente antes de empezar a cerrar la puerta de nuevo.
-¡Pero serás bobo! – contestó ella riendo – Para, ven aquí – añadió – a no ser que vengas a cagar, puedes entrar… – continuó entre risas.
-Es que no quería interrumpir algo tan íntimo – dije YO.
-¿Intimo? Jajajajaja – se rió a base de bien – ¡Ay madre! Jajajaja, ¿Lo de anoche que fue entonces?, jajajajaja. Intimo...jajajaja.
-Sólo venía a lavarme los dientes y las manos – contesté
-Y yo sólo me estoy arreglando un poco las ingles, anda, anda, entra de una vez – insistió riendo.

Al final entré y me puse a lo mío. Mientras, ella acabó con lo suyo, se acercó por detrás de mí para dejar la maquinilla en una repisa y me dijo al oído con recochineo.

-Innntimoooo, jijijiji – luego me pellizcó una nalga y salió. No pude menos que reírme para mis adentros.

Cuando salí ya estaban prácticamente listos, miré a Lore que al mirarme meneó la cabeza de lado a lado sonriendo. Salimos y nos desplazamos en el coche hasta llegar cerca de la playa, luego continuamos a pie, primero por unos caminos y luego ya por la orilla de la playa pendientes de buscar a las chicas.
-Joder, chicos, que playa más bonita y espectacular - exclamé
-Es preciosa.
-Mirad que agua, es increíble...
-Y que poca gente, está espectacular.
-Están ahí delante – dijo Sonia – esas dos que están jugando a las palas en la orilla.

Cuando llegamos a su altura, nos saludamos y nos instalamos al lado.
Pasamos una mañana muy agradable entrando y saliendo del agua, jugando a las palas y charlando. En ningún momento volvieron a hacer referencia a nuestra relación y a ellas mismas se las veía más relajadas e incluso tuvieron numerosas muestras de cariño entre ellas delante de nosotros. Las vi besándose en el agua, abrazadas en la orilla mientras hablábamos todos en corrillo o poniéndose crema solar la una a la otra en el culete.
Llegada la hora de comer, recogimos el campamento y nos dirigimos al chiringuito después de dejar las sombrillas en los coches.
Después de la excelente comida que tuvimos, Coque sugirió regresar a casa a ducharnos para quitarnos la sal del cuerpo y tomarnos algo a la sombra. Así que nos subimos a los coches y allí nos dirigimos. Como siempre, mientras uno abría por delante los demás fuimos directamente atrás por un lateral.

-Mirad – les dije - Si os queréis duchar, aquí fuera tenemos esta ducha. Nosotros nos duchamos aquí, pero si queréis ducharos dentro podéis pasar a la ducha del baño ahora en cuando Coque abra. Como queráis.

Mientras se decidían Lore y Sonia ya se estaban desnudando tranquilamente.
Coque abrió la puerta de atrás y yo abrí el grifo de la ducha.
Alicia y Nati se miraron y se encogieron de hombros.

-Va, nos duchamos aquí, total venimos de hacer nudismo jajajaja – dijo Alicia
-Ya nos hemos visto todo… – añadió Nati con una media sonrisa.
-Jajajaja – me reí con ellas.
-Anda, si tenéis una piscina hinchable – exclamó Alicia - ¿la usáis?
-Jejeje, sí la llenamos el primer día y la hemos usado una par de veces, pero no hemos cambiado el agua, jajajaja – respondió Coque.

Mientras hablábamos Lore y Sonia estaban bajo la ducha y no tardaron en salirse.

-Habéis visto, que útil la ducha aquí fuera, y al estar alta prácticamente se pueden duchar dos a la vez – dije yo
-Pues sí, ya veo – dijo Nati, mientras se quitaba la camiseta dejando de nuevo sus tetas al aire.

Alicia la imitó y en un momento estaban las dos desnudas. Sonia y Lore ya fuera de la ducha se estaban secando al sol.
Coque, mientras, estaba dentro preparando una cafetera para tomarnos unos cafés con hielo y un licor.
Cuando salieron ellas de la ducha me metí yo, y después de una rápida ducha y secarme entré dentro a relevar a Coque para que se duchara.

Un rato después salí con los cafés y los licores en una bandeja que dejé encima de la mesa. Alicia y Nati estaban sentadas todavía con una toalla enrollada en todo el cuerpo. Sonia y Lore estaban también sentadas, Lore en una silla y Sonia a horcajadas en una hamaca sólo con la braguita del bikini. Y Coque en bañador también en el sofá-columpio.

-No penséis que os lo voy a servir, eh, comodones! – dije en plan coña - el que quiera que se levante y se sirva.

Se levantaron prácticamente todos a la vez.

-¡Que era bromaaa! Aunque ya que estáis.. jajajaja –

Entre risas y bromas fue pasando el rato. Aún calentaba el sol, y nos entraba la modorra, a pesar del café.
Vi que Coque se levantó del sofá para meterse dentro y me lancé sobre él. Como no regresó supuse que se había quedado en el de dentro. Como así fue. A mí me entró más somnolencia y me quedé frito igual una hora. Cuando entreabrí los ojos, la situación era otra bien distinta. Alicia y Nati estaban tomando el sol desnudas boca abajo sobre las hamacas, con la cabeza en la sombra del porche. Lore estaba también desnuda en una hamaca boca arriba mientras leía una revista y Sonia arrodillada detrás de ella dándole un masaje en la cabeza mientras parecía que comentaban cosas de la revista.

Me levanté para ir al baño y ni se enteraron, pasé al lado de Coque que estaba como un tronco. Al volver me quedé en la puerta mirándolas. Sonia y Lore, comentaban bajito, se miraban y se reían. Al final Sonia la abrazó por detrás achuchándola cariñosamente y luego la besó en la frente antes de levantarse. Por fin me vio, me sonrió y se acercó a mí.

-Veo que ya te despertaste – dijo, antes de levantar la cara para besarnos.
-Buff, me pilló bien el sueño, eh – dije yo.

Me abrazó por la cintura y le acaricié el culete de forma instintiva.

-¿Están dormidas? – pregunté
-No – dijo Nati, levantando la cabeza.
-Yo tampoco – añadió Alicia riendo.
-Se está tan bien ahora aquí que ya no pega tan fuerte el sol, que gustazo – siguió Nati.
-¿Tenéis agua fresca? – preguntó Alicia
-Claro, espera ahora te la traigo – me metí rápidamente a buscar un botellín.

Cuando regresé con el agua, se había levantado echándose la toalla por la cintura pero dejando al aire sus pequeñas tetitas bronceadas.

-¿Me das un sorbo? – dijo Nati.
-Te traigo otro botellín – le dije yo.
-No, no te preocupes, con un par de sorbos me vale – respondió Nati levantándose tranquilamente si taparse con la toalla. Se las veía realmente muy cómodas entre nosotros, sin vergüenza alguna. Alicia se acabó quitando la toalla, que había estado sujetando a duras penas con una mano mientras bebía y la dejó sobre la hamaca. Curiosamente era yo el único medio vestido, pero no parecía cohibirles en absoluto.
Lore se había metido dentro a despertar al dormilón de Coque.

-Os propongo una cosa – dije – en cuanto baje un poco más el sol, nos acercamos a la playa de ahí enfrente. Nos damos un baño vespertino y luego regresamos aquí, cenamos y vamos a tomar algo, o nos quedamos aquí y nos lo tomamos igual… en el bar de la casa hay casi de todo y tenemos refrescos y hielo. ¿Qué os parece?

Nati y Alicia se miraron, hicieron una mueca las dos.

-Por nosotras bien – dijo Alicia.

Sonia, que estaba agarrada con las dos manos a mi cintura, bajó una de sus manos para recorrer media raja de mi culo con uno de sus dedos. Eso me hizo dar un respingo que no vieron las otras dos por un milisegundo.

Me giré y la miré intentando contenerme para no pellizcarla. Se metió riendo para dentro, mientras Alicia y Nati se volvieron a sentar en las hamacas, ahora ya casi todas en sombra. Poco después salieron los tres, y se sentaron en las sillas.

-Hombreee, la bella durmiente se ha despertado – bromee
-Gracias, gracias – dijo haciendo una reverencia – He oído que vamos a darnos un chapuzón, no?
-Ahora en un rato – dije yo.

Estuvimos otro largo rato charlando los seis, hasta que las chicas empezaron a vestirse para irnos.
Cuando nos dispusimos a marchar, Sonia se acercó a mí.

-Luego te cuento - me dijo al oído.
 
Capitulo 53/54

Íbamos por el camino hacia la playa, apenas unos doscientos metros entre pinos,
Delante Alicia y Nati hablando, un poco detrás Coque y Lore. Y luego algo más retrasados Sonia y yo.

-¿Qué es eso que me tenías que contar? – le pregunté.
-Mmmmm, mientras estabas durmiendo la siesta estuvimos hablando con ellas dos, y ya sabes como Lorena se las arregla para sonsacar a su manera, no? – respondió hablando bajito.
-Lo sé, lo sé – dije riendo en voz baja - ¿Qué preguntó, o que les dijo…?
-Pues estuvimos un buen rato hablando de todo un poco y al final con la confianza, ellas se abrieron mucho y empezamos a hablar de relaciones.
-Tampoco lo veo tan raro – respondí.
-No, ya, pero como las conocemos de un par de días sólo….pero bueno, son bastante abiertas…Primero les preguntó cuánto tiempo llevaban saliendo y creo que dijeron que unos tres años o así.
-Interesante – se me ocurrió decir – sigue contando – que era lo que yo quería.
-Ellas se volvieron a interesar por lo nuestro y entre las dos les contamos más o menos como empezó todo, sin entrar en detalles por supuesto, eh!, nuestra manera de ver las cosas, la broma de El Club y eso…
-¿Broma? ¿Cómo que broma? Jejeje – respondí metiendo un poco de pimienta al asunto. Me dio un cachete.
-¡Bobo!
-Jajaja, sigue, sigue.
-Luego Lore fue directa y les preguntó si habían tenido alguna pareja masculina o algún rollo pasajero con tios.
-Y, y? – casi la corté deseando saber cotilleos.

Me miró con cara de asombro pero riéndose por dentro.

-Pues resulta que Alicia sí salió con chicos antes, en su adolescencia y hasta un poco antes de conocer a Nati. Pero Nati no ha tenido parejas masculinas, aunque tuvo varios rolletes con otras chicas.
-Esto se pone muy interesante – dije yo
-Ah, por cierto, nos dieron su número de teléfono en Mallorca por si un día vamos por allí, que las llamemos y nos harán de guía.
-¡Qué bien! – respondí – ¿Y alguna cosa más? – continué deseando oír más.
-Pues poco más, luego hablamos de cosas de chicas – acabó

Llegamos a la playa, había muy poca gente y nada más dejar las toallas en la arena, nos desnudamos rápidamente y fuimos corriendo al agua. Pasamos un buen rato en remojo, nadando a ratos o charlando en corro en el agua.

Y ocurrió una cosa curiosa. Estábamos un poco separados todos después de hacer unas brazadas y vi que Alicia nadaba hacia mí.

-¿Qué tal las vacaciones? – le dije. Por decir algo
-Muy bien, ya nos queda poco, vamos a acabar de disfrutarlo – respondió
-Eso está bien, hay que disfrutar mientras se pueda, que son cuatro días – le dije soltando esa frase típica.
-¿Puedo decirte una cosa? – dijo dejándome intrigado.
-Por supuesto – repliqué
-Cuidad a esas dos chicas porque merecen mucho la pena – dijo tranquilamente.
No sé si al ser algo mayor que nosotros se sentía como en una posición maternal o qué, pero no sólo no me molestó, si no que interiormente le agradecí sus palabras.
-Lo sé, Alicia, son fantásticas – le respondí.
-Antes estuvimos hablando un rato y me sorprendieron, me hicieron pensar sobre algunas cosas – añadió sonriendo y sin entrar en detalles. Luego se alejó nadando de espaldas mientras seguía sonriendo.
-No os las dejéis escapar - dijo finalmente al alejarse.

Yo me entretuve un poco más dando unas cuantas brazadas y cuando fui a salir el panorama era hermoso. Coque caminando por la orilla a varias decenas de metros buscando conchas o lo que fuera, pero ellas cuatro sentadas en la orilla con las manos apoyadas en la arena, charlando amigablemente y jugando con sus piernas y la arena y las pequeñas olas que llegaban mansamente a la orilla.
Me excité ligeramente al verlas así, sobre todo cuando abrían y cerraban las piernas jugando con la arena, y en vez de levantarme me acerqué nadando o más bien reptando en un palmo de agua hasta ellas.

-¿Qué tal chicas? – les dije
-Hola majo! – saludaron las enfermeras
-¿No te levantas? – dijo Lore con toda su intención.
-Ehhhh, no, estoy bien así – contesté mirando a otro lado.
-Jijijiji – se escuchó su risa – Te vas a encorchar con tanto agua.
-Así luego tú me alisas de nuevo – le solté guiñándole el ojo.
-Jajajaja – se rieron Alicia y Nati.
-Con una somanta azotes es con lo que te voy a alisar – respondió ella.

Estaba yo un poco contento todavía, digamos algo menos que morcillón, pero decidí levantarme. La verdad es que me daba igual y además estaba deseando que me vieran, ¡que leches! A ver que pasaba.
Me levanté y Alicia no miró, pero Nati me echó el ojo claramente y esbozó una levísima sonrisa, luego apartó la vista. Sonia, que estaba mirando hizo un gesto con la cara y luego la apartó para reírse.
Pero bien, en un momento me relajé del todo y me senté de lado detrás de Sonia y Lore a la que no puede evitar hacerle unas cosquillas. Dio un respingo y me dio un sopapo con la mano abierta en la pierna.

-Auh! -exclamé

Coque regresó de su paseo y se sentó al otro lado junto a Nati. No por mucho tiempo porque el sol acababa de meterse y la temperatura empezaba a bajar, no era lo mismo que en pleno verano dónde puedes pasarte mucho más rato así.

-Habrá que pensar en irse, no? – dije

Todos estuvieron de acuerdo, y nos fuimos levantando para dirigirnos a las toallas.
Nos vestimos y nos encaminamos de vuelta.

-Bueno, ¿que queréis hacer luego, después de cenar, lo habéis pensado? – pregunté
-Nosotras lo que queráis, nos va bien todo – respondió Nati
-Vamos a cenar primero y lo que surja, ya veremos como estamos de animados – propuso Sonia.
-Vale, ya lo iremos viendo – contesté finalmente

Nada más llegar a la casa repetimos lo mismo que al mediodía.
Nos fuimos duchando todos fuera pero esta vez nos secamos con las toallas y nos pusimos algo de ropa encima. Aunque pude notar claramente como Alicia se tomaba con mucha calma lo de vestirse.
Sonia había entrado para dentro para peinarse en el baño y yo fui detrás de ella.
Me la encontré delante del espejo, todavía sin la camiseta puesta y no pude evitar pillarla por detrás y acariciarle las tetas.

-Como me gustan estas tetitas – le dije mientras le besaba el cuello.
-Que haaaaces – se quejó falsamente mientras reía y trataba de peinarse.
-Hoy no he tenido muchas ocasiones para besarte y necesito hacerlo.

Dejó el peine en la repisa, se dio la vuelta, me sonrió como siempre y nos besamos largo rato. Tanto que Alicia entró sin saber que estábamos ahí y nos pilló.

-Uy! lo siento – se disculpó
-No pasa nada, tranquila, ya salimos – dije riendo. Ella sonrió también.

Salimos y ella entró. En la cocina Lore y Coque estaban preparando cosas para cenar y mientras Nati preparaba la mesa de fuera.

Después de cenar y recoger un poco las cosas, Alicia y Nati insistieron en fregar los platos mientras los demás ordenábamos las cosas.

Nos sentamos fuera un rato, pero empezó a levantarse un poco el aire y decidimos meternos dentro. La temperatura tampoco era la del día anterior y hacia también más humedad.
En el interior, a parte de la mesa de comer y las sillas, había un sofá de tres plazas y otro más pequeño de dos y una mesa baja. Así que nos repartimos entre los dos. Coque cambió la iluminación, apagando las luces principales del techo y encendiendo un par de lamparitas que había en una mesa y en un rincón mientras yo preparaba unas copas. Alicia y Sonia estaban sentadas juntas en el sofá pequeño, y Lore, Nati y Coque en el otro, como llegué el último con las copas en una bandeja, me senté en una de las sillas.

Después de un rato de conversación interesante aunque tibia, las copas empezaron a hacer algo de efecto y Lore, como casi siempre puso la pimienta.

-¿Esta es la primera vez que hacéis nudismo? – preguntó

Las otras no se cortaron nada, de hecho se las veía cada vez más locuaces y divertidas.

-No, que va – respondió Alicia – lo descubrimos a principios de verano en la misma Mallorca. El año pasado, como llegamos a final de verano, casi no tuvimos tiempo de playas, y este año fuimos recorriendo la isla y dimos con una playa nudista. Luego descubrimos otras.
-Apunta, Coque – dije yo – para cuando visitemos Mallorca jajaja.
-¿Y vosotros? – preguntó de vuelta Nati.
-Pues el año pasado, por casualidad… no sé si os han contado las chicas lo del primer día de playa, que me he enterado de que habéis estado hablando largo y tendido mientras dormíamos jajaja – contesté explayándome.

Lore, casi enfrente, me miró y se rió.

-Algo nos han contado, sí – dijo Alicia entre risas después de darle un sorbo a la copa.
-La verdad es que no hay comparación entre bañarse con bañador o desnuda – añadió Sonia – en todos los sentidos.
-Completamente de acuerdo – dijo Alicia – aunque no es lo mismo aquí que no nos conoce nadie que en casa. Allí me daría mucho corte – añadió.

Sonia se levantó de pronto y me dijo que me sentara, que no quería que estuviera en la silla. Luego se sentó a medias sobre el reposa brazos y mis piernas y se agarró a mis hombros.

-Pues sí – continuó Coque – la mayoría de la gente se siente muy cohibida con esto del nudismo, no se sí os lo han contado las chicas, pero un día vinieron a la playa otra pareja de amigos y a ella le costó mucho, al final nos reconoció que había sido una experiencia genial.

Acto seguido se levantó a poner otra cinta. Esta vez de baladas suaves. Al volver me miró y me guiño el ojo.
Alicia estaba ahora más estirada en el sofá, como si estuviera en su casa, con el culo casi en el borde y las piernas ligeramente abiertas y enseñando bastante tripa al subírsele la camiseta un poco. Nati guardaba más la compostura, pero tampoco paraba de hablar.

Sonia me miró y bajando un poco la cabeza nos besamos sin más.
Cuando acabamos de besarnos y me giré vi que Nati nos estaba mirando. Dibujó una tenue sonrisa al cruzarnos las miradas. Sonia continuó acariciándome el pelo suavemente.

Coque debió meter la cinta muy avanzada porque de repente se terminó. Se levantó de nuevo y metió otra.

-A ver si os gusta – dijo al darle al botón.

Empezó a sonar Springsteen, y durante las primeras dos o tres canciones las chicas no paraban de llevar el ritmo con los pies o el cuerpo. De repente, cuando empezó a sonar el Dancing in the Dark, Sonia se levantó a bailarlo, se fue animando, imitando el baile del video que tantas veces había visto. Mientras, los demás la animábamos con las palmas. Por fin, le tendió la mano a Alicia para que la acompañara. Y esta, encantada, no se lo pensó y se pusieron las dos a bailar. Lore y Nati también se levantaron y desde su sitio también empezaron a imitar el baile. Se estaba acabando la canción y las cuatro se partían de risa. Cuando acabó, inmediatamente empezó una de sus baladas suaves.

Y entonces sucedió.
 
Capitulo 55/56


Sonia se acercó a Lore y la agarró por la cintura para bailar con ella. Alicia se acercó un momento a la mesa para beber un largo trago e inmediatamente buscó a Nati que se había quedado durante unos segundos un tanto trastocada al verse sola de pie. Fueron unos breves instantes, hasta que Alicia la agarró y se abrazaron para seguir bailando lentamente.
Coque, flipando como yo, se sentó junto a mí. Se me acercó al oído

-Me estoy poniendo palote, tío.
-Y yo que crees- le respondí

Sonia empezó a acariciar el pelo y la carita a Lore mientras bailaban y a hablarle al oído. Lore se reía y se miraban con ternura. Reposó su cabeza en el hombro de Sonia y se apretaron más todavía. Me acordé de la primera vez que las vi así, y como al poco tiempo estaban sin camiseta. Metro y medio al lado de ellas, Alicia y Nati también se estaban apretando cada vez más, se miraban dulcemente, y se daban cuenta de lo que hacían Sonia y Lore. Coque de repente se me acerca otra vez al oído.

-Ostras, esta es la última canción del disco. Esto no puede acabar.

Se levantó corriendo y buscó entre las cintas para tener algo parecido preparado.
Antes de que acabara la canción Sonia y Lore empezaron a besarse, piquitos suaves primero, amagando y tanteándose los labios. Eso me pone a cien cuando las veo hacerlo, y ellas lo saben. En una de sus vueltas, Sonia me miró y sacó levemente la lengua simulando un lametazo. Me estaba poniendo burraco. Y más me puse cuando las otras dos empezaron a acariciarse también y luego a besarse.
La canción se terminaba. Miré a Coque que estaba al tanto. En cuanto terminó sacó a toda prisa la cinta y metió otra de música suave.

Las chicas ni se inmutaron, seguían besándose las cuatro. Sonia y Lore se estaban literalmente comiendo la boca cuando las volví a mirar. Alicia y Nati estaban aún en una fase más almibarada, mirándose, sonriéndose y haciéndose confidencias al oído. Se las veía tan a gusto que parecía que Coque y yo no estuviéramos.
No tenía ni idea de por dónde iban a salir, pero lo estaba deseando. Y si se quedaba en eso tampoco me iban a defraudar. Nos íbamos a llevar un gran recuerdo de ellas y quién sabe si una bonita amistad.

Continuaron bailando, Sonia estaba besando a Lore en el cuello, que se deshacía de gusto según reflejaba su rostro. Alicia y Nati se estaban morreando más intensamente y acariciándose el cuerpo la una a la otra.
Me esperaba que Lore tomara la iniciativa, pero para mi sorpresa fue Alicia la que la tomó. Tras alguna confidencia al oído con Nati, se acercaron a las dos y en un abrir y cerrar de ojos las parejas se cambiaron. Alicia se emparejó con Sonia y Nati con Lore. No sé si fue por azar o porque lo quisieron así, ni me importaba.
Estaba con un ojo en cada una. Lo mismo que Coque sentado ahora en el otro sofá.

Alicia empezó a acariciar el pelo a Sonia, sonriéndole y diciéndole también algo al oído. Sonia reaccionó dándole un beso rápido en los labios, y quedándosela mirando, como buscando a su vez su reacción. Alicia le devolvió el beso, leve también, para luego casi inmediatamente besarla de nuevo, más largo, pero también de manera superficial, volvieron a mirarse se rieron y Sonia interrumpió la risa lanzándose a su boca. Ahora sí, las lenguas entraron una dentro de la otra y comenzaron a devorarse. Instintivamente me llevé la mano a la entrepierna. Si hubieran sido Lore y Sonia ya estaría hacía tiempo desnudo y pajeándome, pero decidí dejarlas y que ellas decidieran. Y Coque lo mismo.

Por el otro lado Lore y Nati a parte de no parar de morrearse, se estaban metiendo mano, Lore tenía bien agarrada del culo a Nati con las dos manos y esta la estaba acariciando los hombros y los brazos y a punto de meterle una mano por debajo de la camiseta.
Estaba decidido a levantarme y acercarme a Sonia y Alicia a ver que pasaba, y se lo había indicado a Coque. Justo cuando me iba a levantar fue ella la que se abrió y alargando el brazo me invitó a unirme a ellas.

Ni lo dudé, me levanté y me acerqué a ellas, las abracé a las dos formando un triángulo. Primero besé a Sonia, un beso ansioso y profundo. Llevaba largo rato deseando hacerlo. Luego a Alicia por primera vez. Un beso suave, sin presionar mucho al principio, tanteando su respuesta. En cuanto noté que me apretaba un poco más con su mano en mi cintura, le metí la lengua y nos dejamos llevar.
Desde ese momento apenas volví a prestar atención a lo que sucedía alrededor. Además la música ayudaba más a aislarse.

Continuamos besándonos alternativamente los tres. Sonia enseguida notó mi polla presionando contra su pierna y sonrió. Alicia estaba cada vez más desatada, besando a Sonia por todo su cuello, metiendo la mano por debajo de su holgada camiseta, acariciándole las tetas, y Sonia estaba disfrutando y suspirando hondo.

De repente se detuvo, me miró fijamente, luego a Alicia. En un instante supe que era el momento. Me agarró de la mano y tiró de mí hacia el dormitorio, sin esperar a lo que hiciera Alicia. Lo último que vi en el salón es a Lore sentada sobre las piernas de Nati, ambas sin la camiseta y besándose mientras Coque estaba acariciando su espalda sentado al lado de ellas.

Entramos en el dormitorio y Sonia me empujó sobre la cama. De pie frente a mí se quitó la camiseta larga que llevaba puesta haciendo que sus tetas bailaran con gracia al hacerlo. En ese momento entró Alicia por la puerta con su vaso en la mano. Empujó ligeramente la puerta, dio un trago largo a su bebida y lo dejó en la mesita.

Poniéndose detrás de Sonia, la agarró de la cintura y la besó en el cuello, mirándome fijamente al mismo tiempo por encima de su hombro, para acto seguido agarrarle las tetas y acariciárselas con mimo. Sonia suspiró de nuevo.

Me dejé hacer, cediendo completamente la iniciativa, porque además quería que fuese Alicia la que eligiera hasta donde quería llegar.
Sonia se echó a mi lado y empezó a acariciarme el pecho, e inclinándose nos besamos de nuevo efusivamente. De reojo observé como Alicia se tumbó detrás de ella para acariciarla a su vez y besarle el cuello, los hombros. Sonia interrumpió su dedicación a mí para girarse y tumbarse de espaldas a mí lado. Y Alicia se colocó encima de ella, con una rodilla a cada lado de su cuerpo, se inclinó y empezó a lamerle las tetas, chupando sus pezones.

Yo estaba con una empalmada descomunal, aún con el pantalón corto puesto, pero al no llevar calzoncillos, aquello era como el monte Everest. Metí la mano por dentro y empecé a tocarme.
Alicia se incorporó para quitarse la camiseta, descubriendo sus tetitas uniformemente bronceadas y, aprovechando esa postura, se colocó a continuación sobre mis piernas. Miró a Sonia, como si buscara su permiso. Esta le sonrió y le acarició el brazo suavemente. Me miró de nuevo a mí y echándose hacia atrás hasta casi quedar de rodillas en el borde de la cama, tiró del pantalón lentamente para quitármelo haciendo que mi polla saliera rebotada de un lado a otro bailando durante un par de segundos. Alicia sonrió al verlo. Sonia no se quedó quieta, se levantó de la cama y se desnudó del todo. Luego se colocó detrás de Alicia, inclinándose sobre su espalda, acariciándola toda, devolviéndole los besos que antes había recibido y luego haciendo que esta se incorporara de nuevo para besarse más cómodamente ambas sentadas a mis pies.

Finalmente Alicia se puso de nuevo de pie para quitarse las bragas. Aproveché para incorporarme y ponerme en el centro sentado sobre mis talones. Las dos se subieron de nuevo a la cama, acercándose de rodillas hacia mí. Las abracé a las dos a la vez y nos besamos los tres.

Sonia se sentía cómoda y estaba disfrutando. Se le notaba en la mirada. Me agarró una mano y la acercó al coño de Alicia. En cuando mis dedos la tocaron esta miró a Sonia y luego cerró los ojos moviendo la cabeza y disfrutando del momento. Primero pasé mis dedos entre su tupido vello púbico, más poblado aún que el de Sonia, si bien igual de sedoso, Luego abrí ligeramente sus labios con un dedo. Estaba ya muy mojada. Fue el primer y débil gemido que escuché de su parte. Me sujetó la muñeca con sus dos manos y al mismo tiempo que se sentaba sobre sus propios talones y abría las piernas me apretó la mano contra su coño provocando en ella más gemidos. Le metí un par de dedos y ella me acompañó en el movimiento sujetándome la mano.

Mientras, al otro lado, Sonia se estaba masturbando mirando lo que yo hacía con Alicia, y de tanto en tanto se acercaban, se acariciaban y se besaban. No habíamos pronunciado una palabra todavía, y no hacía falta.
Alicia se separó un poco y se volvieron a tumbar de nuevo las dos, ahora enfocándose en mi polla. Sonia la agarró con la mano mientras Alicia acariciaba mis huevos, ambas empezaron a lamerla, una por cada lado y luego se fueron metiendo el capullo en la boca alternativamente lo justo cada vez para una ligera chupadita. Es como si ninguna quisiera acaparar. Por fin Sonia, se colocó mejor y se la metió poco a poco en la boca hasta engullirla entera provocando que Alicia abrirá los ojos con sorpresa y sonriendo a continuación. Cuando Sonia la soltó se miraron y se rieron. Alicia se la metió a continuación pero sin profundizar tanto, luego empezó a pajearme mientras se concentraba en chuparme los huevos.

El que empezó a gemir fui yo. Era una locura lo que estaba ocurriendo, no daba crédito todavía. Me vino a la cabeza por un instante que estarían haciendo Lore, Coque y Nati…

De pronto Sonia se subió sobre mí, colocando una pierna a cada lado, se inclinó para besarnos de nuevo y levantado un poco las caderas, me la cogió con un par de dedos para metérsela entera de una sentada como le gusta hacer. Lanzó un fuerte gemido en ese instante y empezó a cabalgarme con fuerza desde el principio.
Alicia se quedó de rodillas al lado, masturbándose mientras nos miraba follar.

Sus gemidos fueron en aumento hasta que por fin apretó mucho la mano al tiempo que cerraba los muslos con fuerza al sobrevenirle el orgasmo. Sonia la miró para ver como se corría y yo empecé a empujar también hacia arriba ya que no iba a durar mucho más dada mi excitación. Sonia empezó a temblar entre espasmos y yo no la alcancé por segundos, en cuanto abrió los ojos para mirarme tras correrse, exploté dentro de ella, me incorporé y nos abrazamos los dos. Cuando nos fuimos relajando aún abrazados, Alicia se acercó y se abrazó a nosotros. Luego se echó en la cama boca arriba, Sonia a su lado y yo al lado de Sonia, los tres en silencio, respirando profundamente. Pasaron un par o tres de minutos.
Poco a poco Alicia empezó a reírse, le entró una especie de risa floja. Se incorporó ligeramente y nos miró.

-Aún no me creo que haya hecho esto, de verdad os lo juro – dijo.

Acarició la carita de Sonia y la besó en la frente con cariño.

-En serio, no lo había hecho nunca y nunca lo hubiera imaginado – continuó.

Sonia seguía sonriendo callada y yo no sabía que decir tampoco.

-Pero me ha encantado, ha sido genial… - se detuvo un instante – y no, no me arrepiento – añadió con un gesto gracioso.
-Eres estupenda Alicia – acerté a decir yo.
-Lo importante es ser consciente de lo que se hace y estar tranquila contigo misma y disfrutarlo sin complejos ni culpas – dijo Sonia.
-Joder Sonia, es que eres genial. – exclamó Alicia riendo – que tía. Si no fuera porque estoy enamorada de Nati, te levantaba a la novia jajajaja – dijo mirándome entre risas.

Sonia negó con la cabeza riendo también.

-Lo sé, lo sé – continuó Alicia – se que prefieres los tios, jajaja. Y me alegro.
-Una pregunta Alicia – dije yo - ¿lo hablaste con Nati antes? Supongo que si no estabais de acuerdo no hubiera pasado…
-Sí, tranquilo, lo habíamos hablado, somos muy abiertas la una con la otra, y después de hablar con estas dos esta tarde aún más. No hay problema. No sé que habrá hecho ella con los otros pero seguro que se lo ha pasado bien, jajaja.

Alicia se levantó de la cama por fin para ir vistiéndose. Fuera no se escuchaba nada, igual habían acabado también en el dormitorio.

-Por cierto – preguntó Alicia ya más serena - ¿No usáis preservativo?
-No, Lore y yo tomamos anticonceptivos – respondió Sonia.
-Ah!, estupendo – exclamó Alicia.
-Más cómodo y…
-Y no te cortan el rollo, ¿verdad? Jejeje
-Exacto – acabó Sonia riendo.

Acabamos de vestirnos y salimos al salón. No estaban ahí.
 
Capitulo 57/58

-Deben de estar en el dormitorio – dije yo

Los tres nos asomamos de nuevo al pasillo y vimos la luz que salía de la puerta del otro dormitorio.

-Voy a ver – dijo Sonia
-Yo les dejaría y que salgan cuando quieran – le sugerí
-Tranquilo que no entro – respondió.

Sonia se dirigió hasta la puerta y acercó la cara a la rendija. Casi inmediatamente nos llamó con la mano y nos acercamos.

-Toc toc ¿se puede? – preguntó Sonia
-Pasad, pasad, jajaja - se escuchó a Lore desde dentro

Cuando entramos vimos que los tres estaban a medio vestir, Coque apoyado en el cabezal de la cama sin camiseta, Lore recostada sobre su pecho en braguitas y Nati lo mismo sentada con las piernas cruzadas sobre la cama de cara a ellos, charlando.
Alicia se sentó junto a Nati y la besó en un hombro tras abrazarla. Nadie hizo comentario alguno a lo vivido.

-Nati nos estaba contando cosas de Mallorca – dijo Lore – y me estaban entrando ganas de ir directamente desde aquí jajaja.
-Tenéis que venir a visitarnos – dijo Alicia.
-Bueno, bueno – dije yo – vamos a tener que ahorrar para ello jajaja.

Charlamos de viajes y otras cosas intrascendentes hasta que dijeron que se estaba haciendo tarde y tenían que marcharse ya. Al día siguiente temprano regresaban a Mallorca.
Las acompañamos hasta su coche y la despedida fue muy efusiva. Cuando desaparecieron por el camino regresamos al interior de la casa.

-Bueno, habría que darles los carnés números 5 y 6 de El Club, ¿no? – dijo Coque riendo.
-Jajajajaja – nos reímos todos.
-Aunque sea un carné temporal jajaja – añadi yo.
-Va, venga chicos, no seáis malos – dijo Sonia.
-Son buena gente, me ha gustado mucho estar con ellas estos dos días – añadió Lore.

Como solíamos hacer siempre entre nosotros, lo que pasó, pasó, lo vivimos, lo disfrutamos y ahí se quedó, en nuestras mentes. Si sólo alguno no hubiera querido, no habría ocurrido. El sexo se queda en la cama, todo lo demás continúa. Continuamos hablando de otras cosas mientras nos estirábamos en los sofás.
Pero evidentemente, una cosa es lo que habláramos todos, y otra que Lore y Sonia no hablaran entre ellas. Hablaban, y mucho. Y esa relación de confianza y complicidad que tenían entre ellas era la gran responsable de que nos encontráramos cómodos entre nosotros. Coque y yo hablábamos mucho menos.
Nos fue entrando el sueño, y al poco, tras desearnos las buenas noches, nos fuimos a dormir algo antes de lo habitual. Llevábamos ya unos cuantos de días de mucho trote y estábamos cansados.

Dia 5

Amanecía nuestro último día completo en la isla. Y al abrir los ojos vi, que sorprendentemente Sonia no estaba a mí lado. Me levanté, me puse el pantalón corto y tras pasar por el baño salí al salón. Tampoco estaban, pero sí que olía a café. Enseguida vi la puerta de delante abierta y me acerqué.
Estaban las dos apoyadas en la baranda del porche, hablando bajito. Sonia en braguitas y Lore todavía desnuda. Me quedé en silencio contemplando la doble visión, el sol saliendo y sus figuras recortadas sobre el fondo.
Alguna cosa pisé porque me oyeron y se giraron a la vez hacia mí.

-Buenos días chicas – saludé – estáis esplendidas por la mañana.
-Buenos días – contestó Sonia
-Hola, guapo – dijo Lore.

Me acerqué a ellas, besé a Sonia y Lore me dio uno de sus abrazos.

-¿Qué tal habéis dormido, chicas? Si que te has levantado pronto hoy – dije mirando a Sonia - porque lo de Lore es normal, pero lo tuyo…
-Jejeje, es que me meaba – dijo con sinceridad - y ya vi que Lore estaba levantada y me quedé con ella hablando y contemplando esta maravilla.
-Voy a ponerme el café – dije volviendo adentro.
-Y yo a ponerme algo encima jeje – dijo Lore guiñándome un ojo.

Lore se fue al dormitorio a vestirse y Sonia se sentó conmigo para acompañarme mientras desayunaba. Estuvimos mirando donde ir.
Después de preparar las cosas nos dirigimos a otra de las playas a pasar la mañana.

Una calita no muy concurrida pero que al ser pequeña y con zonas de roca y piedras hacía que estuvieras más cerca de otra gente. Una mezcla de nudistas y textiles en convivencia pacífica. Sonia y Lore eran con seguridad las más jóvenes de la playa y a mí me divertía mucho fijarme en los tíos como las seguían con la vista cuando entraban o salían del agua. Pero por lo demás, gente muy tranquila relajándose al sol o disfrutando del agua cristalina. Alargamos algo más la mañana que los días anteriores porque el sol no pegaba tanto, de vez en cuando una nube caprichosa lo ocultaba un rato y luego volvía a asomar. Por fin decidimos recoger e irnos a tomar un aperitivo al pueblo más cercano. Y después a comer a un chiringuito ya que habíamos consumido casi todo lo comprado y para un día que quedaba no queríamos entretenernos en comprar y cocinar.
Después de comer, regresamos a casa a reposar un rato.

Sonia fue al dormitorio y yo detrás. Y ahí fue cuando, al quitarse el pareo que llevaba atado, descubrí que había estado toda la mañana desnuda, incluido el bar y el chiringuito.

Se adentró en el dormitorio y se dio la vuelta. Mientras me miraba con esa expresión lujuriosa que pone sólo cuando tiene ganas de mambo, se quitó el pareo con una calma ceremoniosa, desatándose el nudo y abriéndoselo despacio hasta dejárselo como una capa.
Yo me quedé con la boca abierta y mi polla empezando a presionar contra mi pantalón.

-Pero… - empecé a decir.

Sonia se pasó la lengua por los labios y bajó la cabeza para mirar mi entrepierna.
En un santiamén me quité los pantalones y la camiseta. Del nerviosismo casi me trastabilleo y me caigo. Logré guardar el equilibrio, sin dejar de mirarla, majestuosamente desnuda aguantando el pareo.

-Plas plas plas plas – escuché a mis espaldas en ese momento.

Me di la vuelta para ver a Lore en la puerta aplaudiendo.
Le hizo un gesto de aprobación con el dedo a Sonia y después de fijarse en mi polla semi erecta otro a mí y después le entró la risa.
Cuando miré de nuevo a Sonia esta estaba aguantándosela también.

-Ehmmm, siento haber interrumpido, chicos, que lo paséis bien – dijo Lore antes de lanzarnos un beso y entornar la puerta. La escuché alejarse riendo.

Me acerqué a Sonia, que aún estaba apretando los dientes y la abracé riendo.

-Jajaja, me ha encantado, jajaja.
-Me voy a dar una ducha para quitarme la sal y el antisolar ¿me acompañas? – me dijo volviendo a poner la cara de deseo del principio.
-No pienso dejarte sola – le contesté.

Fuimos al baño y abrí el grifo de la ducha. La invité a entrar primero y luego me metí yo. Nos enjabonamos y frotamos mutuamente, algo que hizo que mi polla se disparara de nuevo, esta vez a tope.

-Veo que el agua tibia te sienta bien – dijo Sonia mientras me la agarraba y la masajeaba lentamente.
-Sí, pero le sientan mejor tus manos – respondí antes de besarla.

Mientras nos besábamos con pasión, el agua que caía sobre nosotros iba aclarando nuestros cuerpos semi cubiertos de espuma.
Con su pelo ya perfectamente aclarado y echado hacia atrás me miró tiernamente y empezó a flexionar las rodillas deslizando sus manos por mi cuerpo para sujetarse hasta quedar arrodillada frente a mí. Mi polla estaba a reventar, pero en vez de que, como ansiaba, se la metiera en la boca para chupármela, me agarró los testículos para acariciarlos como si fueran de terciopelo. Tirando suavemente de ellos hacia abajo hacía que la polla se balanceara. Eso le provocó una nueva sonrisa.

-¿Cómo lo ves? – preguntó insinuante - ¿Me la como, o lo dejamos para la noche?
-Nunca dejes a medias lo que has empezado, proverbio chino – solté la primera parida que se me ocurrió.
-Aaaaah, - exclamó con cara de falsa sorpresa – ¿quién dijo eso? – continuó sin dejar de mirarme ni de acariciarme los huevos.
-Un tio muy sabio – contesté con la risa contenida.

Sin darme apenas cuenta se la metió en la boca casi hasta la mitad.

-Uaaauuuhh.

Se la sacó un momento para volver a la carga, más lentamente, tragándosela poco a poco hasta rozar con su nariz mi vello púbico. Instintivamente le sujeté la cabeza apretando aún más. Sentía su lengua intentado moverse cerca de la base. Levantó la vista mientras seguía un poco más hasta casi congestionarse.

-Buoofff – exclamó al soltarse de golpe y retirar su boca – Aggh aggh.
-¡Guau!...Soniaaa.

Repitió varias veces lo mismo, acabando cada vez más ahogada.
Por fin se levantó y nos besamos de nuevo. Salió de la ducha para secarse y yo detrás de ella. Dejamos las toallas colgadas y tiró de mi mano hasta el dormitorio.
De pie los dos nos volvimos a besar y me llevó una mano hasta su coño. Mis dedos entraron con facilidad para comprobar lo lubricada que estaba ya. Se subió de espaldas a la cama hasta colocarse en el centro Abrió las piernas y empezó a masturbarse. Yo me subí también, de rodillas frente a ella. Alargó su mano invitándome a acercarme más. Me incliné sobre ella y agarrándomela con los dedos la centró para que la penetrara.

Fue un polvo largo y lento, de piel con piel todo el tiempo, de miradas tiernas y suspiros entrecortados, más de mente que físico y con la excitación creciendo despacio pero sin parar. Sólo al final, cuando ella metió la mano entre los dos cuerpos para tocarse aceleré lo mínimo para corrernos los dos casi a la vez.
Me dejé caer casi sin fuerza a su lado. Permanecimos los dos callados unos minutos recuperándonos un poco. La miré y tenía la cara más sonrosada que otras veces. Y al igual que yo, estaba empapada en sudor. El calor colaboraba también en ello. Me miró y su sonrisa provocó la mía. Me cogió de la mano.

-Ha sido….ha sido…- intentaba hablar – ha sido genial, que gozada cariño – dijo al fin.

Me incorporé sobre ella para besarla de nuevo. Tras unos pocos minutos más, Sonia se sentó en la cama para levantarse.

-Necesito beber – dijo
-Yo también – respondí levantándome

Los dos fuimos a la cocina a beber. Fuera se escuchaba el ruido de la ducha.

-¿Se están duchando todavía estos? – se extrañó Sonia.

Salimos fuera con los vasos en la mano y vimos que Coque y Lore estaban los dos bajo la ducha.

-Hola chicos – dio Sonia - ¿todavía os estáis duchando?
-Jajajaja – se rió Lore – a ver si te crees que sois los únicos que os habéis dado un homenaje, jajaja.

Nos reímos todos juntos.

-Pues nosotros vamos a necesitar otra duchita, ¿verdad Sonia? – dije yo
-No me extraña – respondió Coque – parecéis dos gambas recién cocidas de lo colorados que estáis jajaja.

-Hacía calor ahí dentro, sí.

Nos dimos una ducha rápida y nos sentamos directamente en una tumbona a secarnos a la sombra.

-Bueno, ¿qué queréis hacer luego? – preguntó Coque.
 
Capitulo 59

Casi nos atropellamos sugiriendo cosas.

-Podríamos ir a cenar al puerto…
-Cogemos el coche y vamos a respirar por ahí, por algún acantilado.
-¿Y si vamos a un chiringuito por la noche?
-Con calma, una cosa detrás de la otra, jajaja - dijo Coque.
-Podemos hacerlo todo jajaja - dijo Sonia al final.

Cuando bajó el sol cogimos el coche y recorrimos alguno de los sitios que nos quedaba por ver, incluido algún otro faro. Nos hicimos unas cuantas fotos. Luego fuimos a cenar y tras una larga sobremesa nos llegamos hasta uno de los chiringuitos de playa que nos habían indicado Alicia y Nati,

Las chicas se lo pasaron bien bailando, sobretodo Lore que estaba desatada y cada vez que se acercaba a dónde estábamos a beber, se sentaba a horcajadas sobre Coque y no paraban de morrearse. Por lo demás, no había mucha gente y se estaba bien con la brisa marina.
De vuelta a casa en el coche, mirando por el retrovisor vi como Lore y Coque fueron comiéndose la boca todo el camino

-Bueno, bueno, bueno, como está la parte de atrás del coche, va a echar a arder con tanto fuego desenfrenado – comenté en voz alta.

Sonia se giró y se puso a reir.

-Tú lo que tienes que hacer es mirar a la carretera – sentenció Lore – que no quiero que este sea mi último beso.
-Ya miro, ya miro, jajaja.

Esa noche hacía más calor y humedad que las dos anteriores, y sobre todo las chicas que se habían movido bastantes estaban empapadas en sudor.
Después de pasar por el servicio y la cocina para beber algo, las dos se metieron rápidamente en la ducha. Después de elegir, con Coque, alguna cinta de música para poner me fui al dormitorio a quitarme la ropa para darme también una ducha rápida. Al entrar en el baño ellas estaban ya secándose, salí un momento de nuevo a la puerta para dejarles espacio, y al pasar Lore me dio un soberano azote.

-Auh! Pero que he hecho ahora?! – exclamé confuso.
-Eso es por no mirar adelante cuando conduces, así lo recuerdas a la próxima – contestó ella divertida.
-Bien hecho – la apoyó Sonia riendo.
-Pero si miraba por el retrovisor que para eso está – me defendí –aunque cayó en saco roto porque no me hicieron ni caso y se fueron a los dormitorios.

Cuando acabé de ducharme entró Coque y después de vestirme salí al salón.
Las dos estaban sentadas en un sofá mirando revistas. Pasé por delante de ellas para ir otra vez a la nevera a beber.

-Oye Lore, me has dado bien, eh! – dije frotándome el culo – Aún me pica.

Lore levantó la vista de la revista.

-Ya será menos, quejica – contestó divertida de nuevo.
-A ver – dijo Sonia.

Me acerqué y me di la vuelta bajándome un poco el pantalón.

-¡Hostia! - exclamó Lore, llevándose la mano a la boca.
-Caray. Le has dejado los cinco dedos marcados, jajajaja – se rió Sonia.
-Ay, pobre, se me ha ido la mano – se disculpó Lore - ¿me perdonas?

La miré fijamente intentando no reírme.

-Mi venganza será terrible.
-No, no, no, por fa, por fa, cosquillas no, cosquillas no – suplicaba. Las cosquillas son su kriptonita.

Lore se levantó sin dejar de mirarme por si me acercaba a ella y se metió por el pasillo a ver que hacía Coque. Se la oyó pegarle una bronca para que saliera ya de la ducha.

-Verás – le dije a Sonia antes de meterme en el pasillo yo también.

Me quedé esperando a que saliera del baño del dormitorio. Cuando salió por la puerta se topó conmigo por sorpresa. Se quedó inmóvil mirándome, seria. Poco a poco se acercó a la pared sin perderme de vista, y yo hice lo mismo en la pared de enfrente. Fuimos avanzando lentamente uno en cada dirección bien peqaditos a las paredes, hasta que ella no pudo más y se empezó a reir.

-¡Serás payaso! – me dijo desternillándose ya.
-Venga, tira antes de que me arrepienta – le contesté riendo también.

Me miró con ojitos de suplicar perdón, me dio un beso rápido y salió delante del mí al salón.

Se sentó en el sofá otra vez con Sonia y yo pasé de largo hacia la nevera de nuevo para sacar un refresco.

-¿Queréis algo chicas?
-Tráeme un poco de agua – pidió Sonia.
-Yo nada, si eso le doy un sorbo al suyo – añadió Lore

Cuando me acerqué a dejarles el agua en la mesa, Lore estaba echada boca arriba con la cabeza apoyada sobre la pierna de Sonia y esta la estaba acariciando suavemente el pelo mientras las dos leían una revista. Me apetecía estar con ellas en vez de en el otro sofá y me senté en el lado contrario al de Sonia haciendo que Lore reposara sus piernas en las mías. Mientras hablábamos y ellas hojeaban a la vez las revistas empecé a acariciarle las piernas a Lore. La miré, me miró, sonrió y me lanzó un beso al aire.

-Mmm, que bien, sigue porfa – me dijo bajito.

Después de hacerle un pequeño masaje de pies recorrí de nuevo sus pantorrillas para luego continuar por el interior de sus muslos apenas rozando su piel y subiendo cada vez un poco más. Me pareció detectar un ligero repelús, no sé sí de placer o de cosquillas, pero no dijo nada.

-Ummm – exclamó con un hilo de voz – umm, dios, que bien…

Se miraron las dos, Sonia se inclinó sobre ella y le dio un suave beso en la frente. Yo seguí acariciando sus muslos.

-Mmmhh, sabes que me estás poniendo caliente? – me dijo Lore
-Lo sé – contesté parando de acariciarla.
-No te he dicho que te pares – dijo mirándome seria y relamiéndose los labios.

Me coloqué un poco más de lado y empecé a subir la mano por su muslo. Ella levantó un poco las piernas lo que hizo que su camiseta se deslizara dejándome ver sus bragas. Me incitó aún más al abrir ligeramente una de sus piernas sin dejar de mirarme.
En ese momento llegó por fin Coque, que viendo la escena, se sentó en el otro sofá a mirarnos.

Sonia hizo que Lore levantara un poco más su torso y pasándole un brazo por sus hombros para sujetarla, se inclinó y empezaron a besarse. Lore la agarró de la cabeza alargando y alargando el beso. Se metió la otra mano por dentro de sus bragas para tocarse, y momentos después me agarró la mía para llevármela a su coño. No aguantó mucho así y con una mano, como pudo, empezó a quitarse las bragas.

-Déjame a mí – le dije
-Oh sí – musitó.

Mientras se las quitaba vi que Coque se estaba desnudando y como luego se acercó medio empalmado hasta nosotros.

Me bajé al suelo para colocarme entre las piernas de Lore y sujetándola por ambos muslos metí mi cabeza entre ellas. Levanté un momento la vista para ver como Sonia agarraba la polla de Coque y empezaba a lamerla. Después volví a bajar la vista para centrarme en Lore, lamiendo lentamente sus ingles y sus labios. Lore empezó a gemir entrecortadamente al principio, hasta que enterré por completó mi boca en su coño, metiéndole la lengua todo lo que podía. Ahí empezó a gemir fuerte y a retorcer su cuerpo impregnado en placer. No quería que se corriese antes de follarla así que me paré poco a poco. Ella adivinó las intenciones y se incorporó un poco. Sonia estaba sentada en el borde del sofá pajeando y chupándosela a Coque.

-Chicos, vamos a la cama – susurró a penas imperceptible Lore, levantándose acto seguido
 
Capitulo 60/61


En cuanto la abracé se me colgó del cuello agarrándose con sus piernas alrededor de mi cuerpo. La sujeté del culo y caminé con ella en dirección al dormitorio.

-Te tengo atrapada, ahora no te me escapas, te vas a enterar – le dije.

Me miró con esa graciosa sonrisa suya de labios apretados para que no se le escape la carcajada.
Al llegar al dormitorio la senté en la cama, ella se quitó la camiseta y se echó para atrás abriendo ligeramente las piernas.
Casi al mismo tiempo Sonia se echó a su lado con Coque encima de ella.

-Sigue – me dijo Lore.

Y seguí. Seguimos.
Terminamos casi a la vez. Y tras un largo silencio mientras nos recuperábamos miré a Sonia, echada entre Coque y yo. Nos abrazamos y la besé. Me levanté por el fondo de la cama. Lore seguía echada, con las manos cruzadas sobre su vientre, una sonrisa enorme y la mirada perdida en el techo. No pude menos que acercarme a ella y darle otro beso.
Me fui a la ducha el primero y fueron pasando todos detrás. Luego a la cocina ya que estaba hambriento. Estaba frente a la meseta de la cocina preparándome un vaso de leche y unas galletas, cuando sentí una caricia en mi nalga y un beso en el hombro.

-¿Reponiendo fuerzas, eh? – era Sonia
-¿Quieres un vaso? – pregunté.
-No, prefiero uno de zumo si hay.
-Mira en la nevera.

Sonia se sirvió un vaso y los dos nos apoyamos en la encimera mientras bebíamos yo la leche y ella su zumo.
En esto apareció Lore radiante por la puerta.

-¡Qué! ¿Recargando la pistolita?! - exclamó
-Eh? – no caí al principio en la broma
-Bueno, el pistolón – añadió señalando a mi entrepierna.
-Jajajajaja – estallé de risa.

A Sonia casi se le sale el sorbo de zumo por la nariz.

-Jajajaja, como eres, anda ven aquí – le dije para darle un achuchón.
-Buuuff, que sofocón pillé – siguió Lore
-¿Sofocón por qué? – la pinché
-Andaaa! – me dio otro cachete en el culo, aunque esta vez mucho más flojito.

Coque se sumó a nosotros para tomar algo también. Y luego nos sentamos los cuatro en los sofás a charlar. Se nos pasó un rato largo hablando hasta que nos fue entrando el sueño. Tras varios días seguidos de sol y mucho trajín se notaba el cansancio. Nos dimos las buenas noches y nos fuimos a dormir. En la cama, Sonia se me quedó dormida abrazada a mí y tuve que soltarla con delicadeza para no despertarla.


Dia 6

Amaneció el último día de estancia en la isla. Teníamos que dejarlo todo listo porque nos íbamos a media tarde y habíamos quedado en ir a darnos un último baño por la mañana.
Nada más despertarme ya escuché ruidos en el salón. Sonia seguía dormida a mi lado y me levanté sigilosamente. Me puse el pantalón y tras pasar por el baño salí al salón. Lore estaba haciendo café, está vez en braguitas.

-Ponme una taza también a mí – le dije entrando en el salón
-¡Marchando! – respondió ella.

Sacó otra taza del armario y la puso junto a la suya esperando que saliera el café.

-Buenos días preciosa – le dije dándole un beso
-Hola guapo! – me sonrió como cada mañana.
-Esto se acaba – dije yo.
-Ayyy, ¿por qué nos tenemos que ir? ¿no podemos quedarnos un par de días más? – dijo quejándose y riendo.
-Jajajaja, ya me gustaría, ya – le respondí – el año que viene si hay suerte volvemos!
-Es que esto es fantástico, es tan bonito, y me lo he pasado tan bien…

Nos sentamos a tomar el café en la mesa, uno delante del otro.
Al terminar de desayunar se me quedó mirando con una extraña sonrisa.

-¿Qué? – le pregunté sabiendo que algo tramaba.
-Hmmm… te quiero hacer una pregunta – dijo.
-Dime.
-¿Qué te parecen mis tetas? – soltó a bocajarro.
-Qué! – exclamé sorprendido, aunque ya pocas cosas me sorprendían en ella.
-Pues eso, que si te gustan, qué opinas – prosiguió
-Pero Lorena, ¿por qué me preguntas eso?
-Me ha dado por pensar en operármelas – dijo tranquilamente
-¿Qué?... espera, QUÉ?! – más sorprendido aún
-No se lo he dicho a Coque aún.
-Pero tú estás bien de la cabeza?! ¿Quieres ponerte más?! – pregunté
-Noooo, quiero quitarme y arreglármelas –
-Espera, espera, espera… que quieres quitarte?! ¿Pero por qué? – ya muy extrañado – me estás tomando el pelo, verdad, es una de tus bromas…
-No, que no, es en serio…
-Pero que es lo que no te gusta de ellas?
-Son muy grandes, se me van a caer muy rápido…y estos pezonazos tan grandotes.
-¿Por qué me lo preguntas a mí y no a Coque?
-Porque no sé cómo decírselo a Coque...
-Te va a decir lo mismo que yo – le respondí.
-Todavía no me has dado tu opinión – insistió.
-Lore, mírame – le dije – tienes unos pechos preciosos…son grandes, sí, pero no son enormes, están bien, y además… ejemm, no sólo es la vista, al tacto son espectaculares y esos pezones a mí me encantan y a Coque también, ya te lo digo yo – acabé riendo.

Se rió al escucharme.

-Olvídate de operaciones, en serio – me levanté a dejar las tazas del café y al volver la abracé por detrás y le di un beso en la sien.
-Vaaale – respondió

Apareció Sonia por la puerta y después de besarnos a los dos se puso el café y se sentó a desayunar.

-Voy a despertar al dormilón – dijo Lore

Yo salí fuera para empezar a recoger cosas. Meter las hamacas en el trastero y demás cosas.

Cuando todo estuvo recogido y preparado, nos dirigimos a la playa cercana por última vez a pasar la mañana.
No había mucha gente, de hecho cada día había menos. Queríamos aprovechar el día porque hacia bueno y pasamos mucho rato entrando y saliendo del agua.

Ellas dos se pasaban mucho tiempo de pie en la orilla hablando y Coque y yo a la sombra. En una de estas que íbamos nosotros al agua Coque se acercó por detrás y les metió mano a la vez a las dos en el culo, dándoles un pequeño pellizco.

-Auuh! – las dos dieron un bote y un grito al pillarles de improviso – ¡Cabrón! Joder, pensaba que era un tio de los que se pasean por la playa el que me había metido mano – dijo Sonia.
-Jajajaja, menudo bote habéis dado – dije riendo.

Lore no pilló a Coque por poco para darle una torta.

-Ya te pillaré, ya – le soltó.

Entramos corriendo al agua y nos metimos bastante dentro para nadar en paralelo a la orilla un poco. Cuando paramos ellas seguían de pie hablando, Lore estaba abrazada a la cintura de Sonia con los dos brazos apoyando la cabeza en su hombro.

-Míralas – me señaló Coque.
-Ya las veo, ya.
-¿Tú las has visto alguna vez enfadadas o discutir en serio? – comentó – Porque yo nunca.
-Me maravilla lo bien que se llevan. Me sorprende incluso.
-Y a mí. Cualquier día nos dan la patada y se van juntas – dijo jocosamente.
-Jajajajajaja.

Salimos fuera para ir secándonos ya y Lore hizo un amago de darle un cachete a Coque, que la agarró fuerte y la levantó en vilo. Al final acabaron besándose, como siempre.

-Bueno, habrá que irse – dije yo – Tenemos que acabar de hacer las maletas y revisar todo.
-Jo!, que pena – exclamó Sonia – ¡Hay que volver!...Más días, jajaja.
-La próxima a Mallorca, eso está claro.

Nos dirigimos a la casa para acabar de prepararlo todo, revisar la casa y cerrar todo bien. Una vez todo revisado, nos montamos en el coche y nos dirigimos a entregarlo, antes de coger el barco para Ibiza. Aprovechamos la espera de la salida del barco para comernos un bocata y hacernos unas fotos en el puerto.

Luego nada, barco, taxi al aeropuerto y a esperar el avión.

El viaje de vuelta fue lo peor de todo, cuando ya bajábamos empezó a moverse como una montaña rusa y casi echo la pota. Sonia casi me arranca el brazo de los nervios que le entraron.
Y cuando por fin aterrizamos, y salimos fuera, Lore estaba pálida y temblando de lo mal que lo había pasado. En cuanto a mí, la procesión iba por dentro.
No pudo ir nadie a recogernos así que tuvimos que pillar un taxi, y nos fuimos tranquilizando por el camino. Una vez llegamos, nos costó mucho despedirnos, aunque nos íbamos a ver no tardando. Los abrazos fueron largos con las chicas y por fin nos tuvimos que decir adiós.
Aún quedaban algunas semanas de verano y buen tiempo que queríamos aprovechar para hacer alguna excursión.

Y ciertamente nos íbamos a encontrar con más de una sorpresa inesperada
 
Arco 4

Capitulo 62/63


Durante la siguiente semana retomamos las clases particulares para niños que dábamos las chicas y yo para sacarnos algunos dinerillos. Y a penas nos vimos con los otros. Sólo quedamos una tarde para tomar algo en una de nuestras terrazas favoritas.
Tampoco tuvimos disponible el local ningún día, así que el sexo se redujo a cero. O más bien a pajotes nocturnos después de hablar un rato con Sonia por teléfono.

Después de la intensa semana de Formentera lo de subirse al rellano del último piso de casa de Sonia nos resultaba muy cutre.
Y luego también estábamos muy liados con la preparación del curso venidero y las matrículas.
Un día quedaron ellas para ir de compras, pero a eso Coque y yo no nos apuntábamos. Esa noche hablando con Sonia sacó el tema de ir a la playita el siguiente sábado.

-¿Y si vamos a la playita el sábado o domingo a pasar el día? – sugirió.
-Por mí encantado, ya sabes. Si hace buen tiempo, vamos.
-No hemos encontrado a Isabel en la calle y hemos ido a tomar algo.
-Ah, ¿y que tal está? Hace tiempo que no la vemos, semanas por lo menos.
-No sé, la he visto un poco rara al principio, algo apagada. Luego se fue animando.
-Vaya. Tendría un mal día.
-Pues al final fue ella la que nos preguntó si pensábamos ir otro día a la playita. Y que si íbamos que la avisáramos que se apuntaba.
-¡Ah, mira! Eso es que al final se lo pasó bien aquel día.

Llegó el sábado y fuimos a la parada del bus, que era dónde habíamos quedado todos. Coque y Lore ya estaban allí. Lore me dio un abrazo enorme y larguísimo.

-Hola, guapo! Cuanto tiempo, jajaja – dijo riendo
-Hola preciosa, ya te echaba de menos

-Esa que viene por allí es Isa, no? – dijo Coque.
-Pues sí – confirmó Lore.
-Viene sola. Habrá quedado con Manu aquí – especulé yo.

-Hola chicos – saludó Isa al llegar.
-Hola Isa, ¿cómo te va? – todos le dimos dos besos.
-Bien, bien – dijo con una sonrisa. No parecía lo apagada que me contó Sonia.
-¿Y Manu, no viene? – pregunté intrigado.
-Eh? no, no. No viene – contestó un tanto nerviosa.

No insistí más pero me barruntaba que algo pasaba. También imaginé que si hablaba sería con las chicas a solas con las que tiene mucha más confianza.

-Me tenéis que contar que tal por Formentera – dijo cambiando de tema.
-Por supuesto – dijo Lore – hay mucho que contar. Si tienes ocasión de ir alguna vez, te lo pasarás genial.

Subimos al autobús y como otras veces nos tuvimos que sentar cada uno donde pudo. Iniciamos la caminata y cuando bajábamos por el sendero hacia la playita se lo comenté a Sonia aprovechando que íbamos un poco retrasados respecto a los otros.

-Algo le pasa con Manu – le dije
-Sí, yo también lo creo, si fuera algo habitual, que está enfermo o algo en su casa, lo habría dicho – contestó ella.
-Bueno, ya veremos si quiere contar algo.

Llegamos a la playita y después de colocar las toallas y las sombrillas nos empezamos a desnudar. Me acordé de la primera vez y de los apuros de Isa. Esta vez fue todo muy distinto. Se desnudó con la mayor naturalidad a la vez que los demás.

-Isa, veo que has perdido toda la vergüenza – dijo Coque entre risas.
-¡He perdido toda la vergüenza! – exclamó ella abriendo los brazos en cruz y echándose a reir.
-Así me gusta – apostilló Lore.

La verdad es que estaba espectacular, tenía un tipazo, y además por lo que nos había contado hacia ejercicio regularmente. Y era evidente que no había vuelto a hacer nudismo en todo el verano, al ser muy morena se notaba muchísimo la marca del bikini y ese precioso tapiz de vello negro azabache resaltaba sobremanera sobre su blanca piel.

-Hay que igualar el bronceado, Isa – le dije
-Eso mismo pienso yo, jajaja, lástima que ya estemos a final de verano – contestó ella – el próximo me apunto desde el principio – añadió.
-Jajajaja, así me gusta – dijo Coque.

Reímos todos y nos metimos en el agua a continuación.
Como siempre Coque y yo, después de unos cuantos largos fuimos los primeros en salir. Ellas se quedaron un buen rato en el agua, bastante alejadas de la orilla, charlando. No se les escuchaba bien, salvo alguna palabra o alguna risa.
Cuando salieron del agua se quedaron otro rato de pie en la orilla secándose.

-¡Chicas! Que uno no es de piedra – les grité.
Se giraron las tres.
-Pues ponte boca abajo – contestó Sonia.
Lore me sacó la lengua y se rio. Isa también, y algo comentaron entre ellas.

Por fin se vinieron a sentar junto a nosotros. El día transcurrió agradable como siempre, entre baños y bromas. También hubo tiempo para hablar sobre el nuevo curso.
Por fin llegó la hora de recoger, mucho antes que a principios de verano porque el sol cada vez se metía más pronto. De camino a la parada se me acercó Sonia hablando bajito.

-Ya sabemos que ha pasado con Manu. Han roto – dijo.
-¡Cóño! ¿Y eso? – pregunté un poco más fuerte sin darme cuenta - ¿Quién...qué ha pasado?
-Lo decidió ella – hizo una pausa. Los de delante se giraron para mirarnos y aunque iban bastantes metros adelantados, Sonia me hizo un gesto. – Y no te puedes imaginar cual fue la causa – añadió.

Me dejó intrigado, iba a preguntar pero me mandó callar.

-Chsst, ya te contaré, vas a flipar – acabó diciendo, dejándome más intrigado aún.
-Venga, acelerad que vamos a perder el autobús – gritó Lore.
-Bueno, que prisa tienes, ya pasará otro – respondí yo
-Ya!, media hora después, no?! – contestó – venga que tengo que ir a casa de mis abuelos que es el cumple de él y quedé para merendar con ellos.

Al final lo pillamos por los pelos. Y al llegar de vuelta, Lore y Coque se despidieron rápido y quedamos en llamarnos.
Sonia, Isa y yo fuimos caminando más tranquilamente y al pasar por delante del local:

-Bueno, Isa, nosotros nos quedamos aquí – dije yo.

Ella sonrió nerviosamente al darse cuenta de que estábamos en la puerta. Sin duda le vinieron recuerdos de ocurrido la otra vez.

-Si quieres entrar a ducharte, no hay problema, eh – dijo Sonia – También hay para beber.
-Os lo agradezco, pero supongo que querréis estar solos – respondió ella.
-Que no, mujer, es pronto todavía, y hasta tu casa hay un trecho, seguro que se te hace más llevadero después de una ducha, te quitas la sal del cuerpo y además vas más fresca – insistió Sonia.

Isa me miró y yo con un gesto le di la razón a Sonia.

-Vale, está bien, pero me dejáis invitaros luego a un helado.
-Hecho!

Subí la persiana y abrí la puerta para entrar.

-Bueno Isa – dije – aquí tenemos una norma, como la ducha es un termo eléctrico y no hay mucha agua caliente, tres minutos cada uno, pero como hoy somos tres, lo aumentamos a cuatro, jejeje. Normalmente la mezclamos con fría y tenemos un poco más.
Isa se rio.

-También nos sorteamos a los chinos quien va primero pero como eres invitada te cedemos ese honor jajajaja.
-No, no, no, de ninguna manera. Yo como los demás, a suertes.
-Que no, entra primero – insistí.
-Que no, que no, ni hablar, venga a los chinos.
-Como quieras.

Sorteamos y le tocó a Sonia la primera, luego Isa y yo el último.

Sonia entró y mientras se duchaba le estuve enseñando un poco los aparatos que había. No dio tiempo a mucho, ya que Sonia terminó rápido.
Salió por la puerta, como siempre hacia, desnuda y con una toalla secándose mientras andaba. Isa se sorprendió un poco, y se le notó.

-El baño es tan pequeño que es más fácil secarse aquí fuera, pero se puede dentro, si quieres, eh – le dijo Sonia.

Isa entró seguidamente a ducharse.

-¿No me vas a contar nada? – le dije a Sonia.
-Cuando se vaya te lo cuento – respondió ella.
-¿Ni un avance? – insistí yo - ¿Asunto de cuernos? – añadí.
-Noooo – dijo en voz baja pero con brío.
-Vale, vale.

Isa salió por la puerta envuelta toda en la toalla y yo entré inmediatamente.

-Sí que es pequeño, sí – comentó – lo más grande es la ducha, jajaja.
-Ya te lo dije, es más cómodo secarse fuera – dijo Sonia.

Cuando yo salí todavía estaban sin vestir, Isa envuelta en la toalla y Sonia con la toalla a la cintura y las tetas al aire. Yo salí evidentemente en bolas, secándome el pelo. Isa se dio la vuelta buscando su bolsa y empezó a vestirse.
Era curioso el cambio de actitud de estar en la playa desnuda a estar en otro sitio. Se bajó la toalla para ponerse el sujetador y luego dándome la espalda, se puso las bragas. Mientras, Sonia también se estaba vistiendo y yo acabando de secarme.
Sólo cuando se puso el short fue cuando se dio la vuelta y no pudo evitar mirarme la entrepierna.
Me acabé de vestir mientras ellas se peinaban y luego salimos los tres a la plaza a tomarnos el helado al que nos invitaba.
Estuvimos el rato justo de comernos el helado. Luego nos despedimos de ella y regresamos al local.

Nada más de entrar nos quedamos mirando unos segundos y nos lanzamos el uno a la boca del otro. Tras un beso intenso y húmedo nos separamos un poco y nos empezamos a desnudar con presteza. Nos volvimos a besar con pasión mientras nos masturbábamos mutuamente. Luego la tumbé en el sofá y colocándome entre sus piernas la penetré.
Fue un polvo corto pero intenso, casi rabioso, de los de estar muchos días sin follar.
Sonia regresó de limpiarse del baño y se tumbó en el sofá reposando sus piernas sobre las mías.

-¿Y bien…? – le dije mirándola – Entonces no son cuernos... ¿Celos?
-No
-¿Discusión fuerte? Parece buen tío…
-No, nada de eso – Sonia se incorporó un poco.
-¿Entonces? – pregunté ya mosqueado – Si dices que fue ella la que rompió es que la culpa es de él. Si fuera de ella…no os habría contado nada.
-Asuntos de cama – dijo por fin Sonia haciendo un gesto con su barbilla.
-Cómo…qué?!! - exclamé sorprendidísimo.
-Como te lo cuento… y como nos lo ha contado ella.
-Caray, no sabía que tuvierais tanta confianza.
-Ya, también nos sorprendió a Lore y a mí, pero Lore hizo algún comentario picante e inocente, no recuerdo que fue, y ella aprovechó para meter una pulla a Manu, y luego ya Lore le tiró de la lengua. Al final se ve que tenía ganas de desahogarse.
-Pero asuntos de cama…como qué… ¿el insistía en hacer algo que ella no quería, era rudo, no se le levantaba?, eso no me lo creo, Isa es un cañón de tía…

Sonia se rió.

-Te lo resumo en una frase suya: “Para hacer eso, ya me lo hago yo solita” o algo así dijo.
-Vengaaa, Sonia, no me tomes el pelo – respondí
-Que no, a ver…dice que llevaba ya un tiempo dándole vueltas, que se lo había insinuado unas cuantas veces, casi desde el principio, pero él no cambiaba. Y como es guapete estaba un poco encoñada con él, pero… insatisfecha – añadió encogiéndose de hombros.
-¡Que me dices! – exclamé otra vez.
-Se ve que cuando se acostaban era bastante egoísta, él se corría y ella se quedaba a dos velas siempre. La manía de muchos tíos que creen que todo es meterla o que todo es su propio placer.
-¡Este tío es gilipollas! ¡Pero gilipollas perdido!
-Pues eso parece.
-Joder, no lo entiendo, está con una chica guapísima y… en fin…sin palabras.
-Hay más tíos guays en el mundo, seguro que encuentra a alguien.
-Jajaja, y recuerdo cuando especulábamos en broma si se incorporarían al club, ay madreeee…jajaja. A ella se la veía mejor al final del dia. Seguro que se le pasa ¿Cuánto llevaban saliendo? - continué.
-Algo más que nosotros, creo, pero no mucho más.

Me acerqué a ella y tras acariciarle el pelo la besé con mimo.

-Sabes una cosa… - le dije mirándole a los ojos – yo no podría estar satisfecho nunca si tú no lo estás…. Si es lo que más me pone, el ver como… - me paré ahí pensando como decirlo finamente.
-Ver como qué – dijo ella con esa sonrisa pícara.
-Ver como disfrutas… si ya lo sabes…
-Dímelo – dijo mientras me pasaba un dedo por un brazo.
-Me pone mirarte cuando te corres – le dije finalmente.

Se abrazó a mí.

-Lo sé – me dijo al oído. Luego nos besamos apasionadamente de nuevo - Pero siento aguarte la fiesta hoy, pero nos tenemos que ir – añadió echándome un jarro de agua fría.
-Ooooohhhh – exclamé.
-¡Payaso! – dijo ella riendo.

Me levanté a regañadientes y ella detrás, y empezamos a vestirnos de nuevo.

-¡Este tío es gilipollas! - exclamé inconscientemente de nuevo.
 
Capitulo 64/65

Al día siguiente no vimos a las chicas en todo el día. Coque y yo fuimos a jugar al futbol-playa con otra gente y ellas se fueron a caminar. Les gustaba salir y darse largas caminatas dónde aprovechaban para hablar de sus cosas y a las que muchas veces se apuntaban otras amigas. No nos pasábamos todo el día juntos.

La amistad de las chicas con Isa se fue acentuando, imagino que bastante tenía que ver el que ella se sentía más sola desde que lo dejó con Manu. Sonia y Lore eran un apoyo para ella y habían sintonizado bien desde que se conocieron. Salieron varios días solas de compras o a tomar algo cuando nosotros estábamos ocupados o hacíamos otra cosa.

Llegado el fin de semana, tuvimos la sorpresa de disponer de un coche, la madre de Coque nos dejó el suyo, algo que repetiría a menudo. Tenía que conducir yo porque el perezoso de Coque no se había sacado el carnet todavía. La ventaja era que llegábamos antes y más cómodos.
Dejamos el coche aparcado lo más cerca posible, y al bajar por el camino vimos una moto al lado atada a un árbol.

-¡Una moto! – exclamó Lore
-Parece que hay alguien más por aquí – dijo Coque.
-¿En la playa?
-Igual están de caminata por los senderos de la zona.
-Bueno, vamos a ver – dije finalmente.

Cuando avistamos la playa desde arriba despejamos las dudas. Efectivamente había gente en la playa. Se veían las piernas de dos personas. Hasta que no llegamos al último recodo no vimos claramente que se trataba de una pareja, aparentemente treintañeros y estaban desnudos.

-¿Qué queréis que hagamos, seguimos o….? – preguntó Coque.
-¿Qué problema hay? – respondió Sonia – De la misma forma que venimos nosotros puede venir otra gente.
-Sí, la suerte es que hasta ahora no nos habíamos encontrado a nadie, pero seguro que en Julio o Agosto viene más gente – dije yo.
-Venga, tira para abajo – dijo Lore, empujando un poco a Coque.
-¡Están desnudos! – exclamó Isa en voz baja.

Sonia y yo nos reímos ante la obviedad. Cuando llegamos abajo, nos oyeron y ambos se incorporaron de la toalla para sentarse. Sobre todo la chica, recogió mucho las piernas para taparse. Se notó un montón.

-Buenos días – saludó primero Lore que iba unos pasos por delante. Los demás saludamos también.
-Hola buenos días – respondió el chico.

Pasamos por delante de ellos y fuimos hacia el lado de la sombra de las rocas. Como la playa es tan pequeña, la separación entre ellos y nosotros no sería ni de diez metros.

-Me da un poco de vergüenza – susurró Isa a Sonia, pero pude oírla bien.
-¿Por qué, Isa? – respondió Sonia – Están igual que nosotros.
-No es obligatorio ponerse en pelotas, si no te ves cómoda no pasa nada, eh – le dije.

La pareja estaba en la misma postura recogida, mirando al mar o a nosotros de reojo, estaban como a la expectativa. Claramente les habíamos sorprendido. Nosotros plantamos las toallas y nos fuimos desnudando, Isa también, aunque al principio tapándose un poco detrás de todos.
Lore, sin complejos, se acercó un poco a ellos.

-¿Venís mucho por aquí? – les preguntó – No os habíamos visto antes.
-La verdad es que es la primera vez que venimos a esta playa – repondió el chico.
-¿Es chula, eh?
-Mucho, está muy bien.
-¿Qué tal está el agua? – preguntó Coque
-Pues no está muy fría todavía, para ser ya final de verano – dijo el chico.

Sonia, Isa y yo nos metimos en el agua mientras ellos seguían de charla un par de minutos más. Luego se unieron a nosotros.

-Son de un pueblo a unos cincuenta kilómetros o así han dicho – contó Coque luego.
-Estaban un poco cohibidos, sobre todo ella – añadió Lore.

Se acostumbraron a nuestra presencia y por fin se levantaron para meterse en el agua. Charlamos un rato con ellos, sin mucha trascendencia y luego salieron, se secaron y se vistieron para irse.

-Bueno chicos, encantado, hasta otra – dijo el chico en voz alta al tiempo que ella se despedía con la mano.
-Igualmente, adiós, que vaya bien – respondimos agitando también las manos.
-Pues al final no ha sido para tanto. Seguramente nos encontraremos más gente cualquier otro día.
-Jajajajajaja – a Lore le entró la risa de repente.
-¿Qué te pasa Lore? – preguntó Sonia.
-No, nada, jajajaja, es que me estaba acordando del primer día que vinimos aquí, jajaja, anda que si llega a aparecer alguien por ahí – añadió señalando el camino.

-Jajajaja – me reí – se lleva una sorpresa jajaja y nosotros otra.
-JAJAJAJAJAJAJAJA

Isa estaba un poco descolocada pero se dio cuenta enseguida.

-No quiero ni preguntar – dijo riéndose también.
-Sí, mejor no – contestó Coque entre risas también.

Salimos fuera a secarnos de pie al sol.
Isa se encontraba cada vez más a gusto con nosotros. Se notaba en que estaba más risueña hablando o en que aún estando desnuda, no trataba de taparse nada con sus manos de forma consciente.

Por otro lado, eso también nos hacía bajar la guardia a nosotros y a veces comportarnos, sin pretenderlo, como si no estuviera. Ocurrieron un par de anécdotas que me hicieron recordar lo ocurrido con las enfermeras al principio, en Formentera.

Estábamos charlando y comiendo alguna cosa, seguro que alguna fruta, a la sombra, sentados en corro todos menos Sonia que estaba tumbada al sol, pero también hablando. En esto ella también se levantó y se puso de rodillas detrás de Coque, en el poco de sombra que quedaba, abrazándose a él y apoyando la barbilla en su hombro para seguir atenta a la conversación. Coque le ofreció algo de lo que comía y Sonia se lo mordió de su mano. Y luego hizo una cosa tan normal como darle un beso en la mejilla y para rematar se entretuvo en peinarle el pelo enmarañado que tenía con los dedos y al final le besó de nuevo. Eso tan simple llamó la atención de Isa, se le notó en una sonrisita nerviosa, aunque no dijo nada.

Más tarde cuando ellas estaban bañándose de nuevo y Coque y yo tumbados a la sombra, al salir del agua se quedaron en la orilla hablando y mirando al mar, por tanto ofreciéndonos la vista de sus culos, de tres tonalidades de tostado. No recuerdo que broma les soltó Coque, pero Lore hizo una bola de arena y la lanzó contra él, con tan mala puntería que me dio a mí en la tripa.

-Uy! – exclamó inmediatamente llevándose las manos a la cara – perdón, perdón, perdón…

Me incorporé y le hice el gesto con la mano de que le iba a dar un azote. Repitió mil perdones y cuando hice amago de levantarme salió corriendo al otro lado de la playa. Me levanté y me acerqué a la orilla. Lore se mantenía a distancia.

-Ven, que no te voy a hacer nada – le dije, mientras las otras dos se reían.

Me metí en el agua para quitarme la arena mojada, y al salir me acerqué a ella de nuevo cuando vi que parecía que bajaba la guardia, y la pillé por sorpresa.

-Ay, no no no no no – repetía entre risas – no me pegues, no me pegues, por fa…
-Pero si no te voy a pegar – le dije, e inmediatamente empecé a hacerle cosquillas.
-No no no , para para para, nooooooo – gritaba retorciendo sin parar e intentando escapar.

Al final acabamos en el suelo conmigo encima de ella sujetándole las manos contra la arena. Cuando se fue relajando, puso esa sonrisa suya de labios apretados y ojitos achinados que pone, entre inocente y traviesa. Y no pude evitar darle un beso en los labios. Fue un beso rápido, pero en los labios, como otras muchas veces antes. Pero estaba Isa delante y me di cuenta el segundo después. Luego me dio uno de sus abrazos.
Miré para ellas en el justo instante en el que Isa apartaba la vista.

-Estoy que parezco una croqueta – dijo Lore levantándose.
-Anda que yo…voy a limpiarme al agua – respondí.

Me metí en el agua y Lore detrás de mí. Les hice una seña a los demás pero ya no quisieron meterse.

-¡Es tarde ya! - gritó Sonia.

Aprovechando que ya estaba en el agua di unas cuantas brazadas y regresé junto a Lore que estaba tranquilamente flotando.

-Habrá que ir saliendo – le comenté. Ella puso otra vez esa cara de pilla que pone cuando piensa en maldades o en travesuras.
-No lo hemos hecho nunca en el agua – dejó caer como si nada.
-¿El qué? - respondí yo algo despistado al no estar muy atento por mirar a los otros.
-Follar - lo dijo en un tono que sonó a sucio a más no poder, lo cual era claramente su intención.
-Pues ahora que lo dices, no, vamos yo no, tú no sé – respondí temiéndome su siguiente frase.

Se acercó a mí de repente y me acarició la polla con su mano.

-Pero Lorena! – exclamé sorprendido.
-¿Qué pasa, no te atreves? – siguió – Porque yo estoy que quemo – añadió afilando la mirada.
-Pero Lore, que está Isa ahí al lado – insistí alucinado.
-Lo sé… ¿y qué? Que no mire – continuó toda seria.

Yo flipaba por momentos, y lo peor, se me estaba poniendo dura.

-Lore que te veo venir, anda sal del agua que ahora voy – le dije.
-En cuanto se te baje ese pedazo de erección que debes tener, eh – prosiguió aún más.
-Cuando te pille te voy a calentar el culo – la amenacé.
-Ummm, a ver si es verdad pero antes…no sabes las ganas que tengo de meterme ese pollón en la boca – continuó más provocativa todavía.
-Chicos, que ya nos vamos – gritó Sonia de nuevo. Ya estaban vistiéndose y recogiendo las cosas.
-¡Lorena! – exclamé – ¡Para ya! Venga tira para afuera.

Por fin enfiló hacia la orilla y al llegar se giró y me dedicó una sonrisita.
Vi como se acercó a Sonia a decirle algo al oído y esta se echaba a reir.

-¿Qué te pasa, te has puesto contento en el agua? – me gritó Sonia riendo.

Isa nos miraba sin entender nada.

-Ahora salgo, tranquilos, me estoy quitando la arena del…
-Pero tío, sal ya – dijo Coque.
-Id tirando que ahora salgo – dije intentando que arrancaran ellos.

Me di la vuelta para no verles.

-Bueno, tú verás, nosotros vamos subiendo – dijo por fin Sonia.
-Tranquilos, id subiendo que yo le espero – añadió Lore que todavía estaba secándose con la toalla.

Me acerqué reptando casi hasta a la orilla y cuando vi que casi llegaban al inicio del camino me levanté todavía con media erección.
Lore se estaba vistiendo ya y me miraba sonriente. Me sequé y me vestí a toda velocidad.

-Venga, vamos – le dije a Lore.
-Espera – se acercó a mí y me peinó un poco con sus manos – que vas hecho un gañan… ya está!

Me dio un beso en la mejilla y luego un achuchón abrazándose a mí.

-Eres increíble – le dije.

Subimos acelerando el ritmo y les pillamos a medio camino.

-¿Pero que te pasaba? – preguntó inocentemente Isa.
-Nada, un problema anatómico masculino – se me ocurrió la chorrada.

Isa puso cara rara.

-¡Que estaba empalmado! – soltó Coque.

Todos se rieron y yo me encogí de hombros al ver su cara.
Después de coger el coche de vuelta, dejamos a Isabel primero en su casa.

-Bueno chicos, me lo he pasado genial con vosotros, espero veros pronto – se despidió.
-Adios Isa, nos vemos pronto, nos llamamos – contestamos.

No disponíamos del local esa tarde así que tuvimos que irnos cada uno a su casa a ducharnos. Después de cenar quedamos para salir a dar una vuelta como muchos sábados, pero no pudimos llegarnos al local porque estaba mi hermano con su grupo de amigos.

Pasaron los días de septiembre, bastante rutinarios, empezaron las clases del segundo curso y además las chicas y yo, seguíamos impartiendo algunas horas de refuerzo a alumnos de primaria.
En cuanto al sexo, otra vez al mínimo. Sonia y yo pudimos ir un solo día al local en mitad de semana. ¡Que ganas teníamos de acabar y poder alquilar un piso! Aunque aún faltaba mucho, y además había que encontrar luego trabajo.

Pero afortunadamente, pronto tendríamos otra oportunidad de vernos. Fue un fin de semana bien aprovechado y de alto voltaje.
 
Capitulo 66/67

Había pasado más de un año desde el día en que Lorena me presentó a Sonia, y no hacía el año aún desde aquel día de Navidad en el que tuvimos el primer breve intercambio.

Una noche al meterme en la cama empecé a darle vueltas a lo sucedido y había algo que me preocupaba. Viéndolo en perspectiva estaba claro que al principio la relación con Sonia era puramente física, la que podrían tener un par de jóvenes descubriendo el sexo. Los primeros días, e incluso semanas, sólo pensaba en follar con ella. Al ir conociéndonos, podría haber salido mal, podríamos no haber tenido otras cosas en común, podríamos no haber compartido otras inquietudes, como le pasaba a mucha gente a esa edad. A ellas mismas por ejemplo. La gente salía, cortaba, se liaba con otro o con otra. Rollos de juventud sin más. Incluso las primeras veces los cuatro juntos me parecían travesuras juveniles, muy atrevidas, pero travesuras al fin y al cabo.

Pero el asunto duró, supongo que porque dio la casualidad de que sintonizamos los cuatro, mejor dicho Coque con Sonia y Lorena conmigo, que éramos los que no nos conocíamos de antes. Duró y al mismo tiempo se fue afianzando una amistad y un cariño muy fuertes.

De forma progresiva, las relaciones cruzadas se estaban haciendo más íntimas, pasaron de ser una “travesura o entretenimiento sexual” a algo más asentado que alcanzó su cima en los días de Formentera. Cuando estaba con Lore me sentía muy a gusto, y lo mismo les pasaba a Sonia y Coque. Y no sentía culpa, ni celos, ni nada negativo. Y aparentemente era recíproco.

Aun así, por alguna razón, me preocupaba si lo que yo a veces veía como exceso de intimidad con Lore pudiera llevar a malas interpretaciones por su parte. Aunque estaba seguro de que era más una preocupación mía que suya y que me parecía que ellas tenían las cosas muy claras, pero aun así, necesitaba despejar esa inquietud.
Todo eso me lo fui guardando, pero sentía la necesidad de liberarme de ello, aunque no sabía cómo ni cuándo.
Un día, paseando hacia casa después de tomar algo, y aprovechando que Sonia y Coque iban más adelantados hablando de cualquier cosa, me lancé sin pensar.

-Lore…
-Dime.

Me quedé callado, dubitativo.

-Dime – insistió – que ibas a decir.
-No, nada, no sé – balbuceé.

Me agarró del brazo.

-¿Pasa algo?, venga desembucha – soltó con su gracejo habitual que te hacía sentir tan bien.
-Verás… a veces me pongo a pensar en una cosa…no sé cómo explicarlo, nos conocemos desde hace un tiempo ya, y nos llevamos fenomenal… y no solemos hablar de eso…fuera de…
-¿De sexo? Te refieres a eso? – dijo sin cortapisas -¿Tienes algún problema?
-No, no, jejeje, no es eso… es sobre esta relación tan peculiar que tenemos.
-¿Qué te preocupa? – preguntó tranquilamente
-¿Tú lo tienes claro? Quiero decir...
-Yo lo tengo muy claro, cariño. ¿Pero qué te preocupa? ¿Sonia? Somos amigas desde la infancia, nos conocemos como hermanas, hablamos de todo y te aseguro que ella también lo tiene claro…
-No, si ya....Vale – respondí escuetamente, pero sin quedarme tranquilo del todo.

Se agarró a mí del brazo para darme un achuchón.
Yo no continué con el asunto y cambié de tema.

-¡Chicooooos! – gritó – ¡Esperad, leñe!
-Esa es mi Lore – exclamé.

Pasaron varias semanas sin que ocurriera nada trascendente. No tuvimos la ocasión de poder quedar los cuatro hasta que un día me llamó Sonia a los diez minutos de acabar de colgar el teléfono después de estar hablando largo rato.

-Me acaba de llamar Lore, que dice que el fin de semana que viene se queda sola en casa y que le gustaría que fuéramos. ¿Qué dices? Parece que va a hacer muy mal tiempo para ir a algún lado.
-Por mí estupendo.
-Pues nada le digo que cuente con nosotros.

En las últimas semanas había visto a Lore y a Coque un par o tres de veces. El curso ya estaba en marcha y apenas nos veíamos el viernes o sábado de noche si salíamos un rato. Un par de días antes del fin de semana, Sonia y yo nos pudimos escapar al local.

Llevábamos sin follar un par de semanas por lo menos. Enchufé las placas eléctricas porque ya no hacía la temperatura de semanas atrás y no dio ni tiempo a calentar el ambiente. Nos desnudamos el uno al otro rápidamente y nos tiramos sobre uno de los sofás con un ansia descontrolada. Fue otro de esos polvos intensos y rápidos de cuando llevas tiempo sin hacerlo.
Después de desfogarnos, Sonia estaba como siempre recostada sobre mí mientras yo la acariciaba.

-El otro día después de clase quedamos con Isa a tomar un café – dijo
-Ah, sí. ¿Qué tal le va? - pregunté
-Bueno, bien…le gusta un chico, pero él no se fija mucho en ella - dijo con una sonrisita
-Joder, eso es que es miope o ciego del todo – contesté en tono jocoso.
-Jajaja, eso le dijimos nosotras – rió.
-También hablamos de sexo…y de relaciones – continuó
-Uu-uuhh – exclamé abriendo los ojos al máximo, y provocando de nuevo su risa – Cuenta, cuenta…
-Bueno, se siguió explayando sobre lo que había pasado con Manu y se la veía indignada, de hecho se arrepentía de no haber cortado mucho antes con él.
-Ya, normal.
-Pero eso no es lo más interesante – añadió para pasar luego a un largo silencio
-¡Pero habla! – dije yo impaciente
-Jajajaja – se incorporó para darme un pico y luego se volvió a echar.
-Venga, no me dejes así jajaja.
-Pues nada, volvió a interesarse por lo nuestro, ya sabes...
-Pero si ya se lo explicasteis.
-Ya, pero no sé, tenía curiosidad por saber cómo habíamos llegado hasta aquí.
-Yo pensaba que lo había entendido… si le hubiera parecido, digamos, indecente no creo que hubiera seguido acercándose a nosotros.
-No, no, si no es eso. Ella lo entiende, entiende que hay parejas abiertas, liberales, que hacen intercambio o tríos y tal. Además, le caemos estupendamente y está encantada de haber compartido esos días de playa con nosotros, dice que se lo pasa bien y se siente a gusto…
-¿Entonces? Es pura curiosidad?
-Supongo que la confianza nos hace preguntar cosas que antes no haríamos. Sobre todo tenía curiosidad más que por cómo empezó, que eso ya se lo explicamos la otra vez, por como lo llevamos entre nosotros, es por lo que más curiosidad siente...
-Vamos, que podía entender que un día de locura nos hubiéramos enrollado y montado una orgía o como quiera llamarle, pero que le cuesta entender como podemos llevar ese tiempo y seguir tan amigos sin que hubieran surgido roces ¿a eso se refiere?
-Básicamente.

Me quedé un rato pensativo y luego le hice la misma pregunta que a Lore semanas atrás.

-Sonia, ¿tú lo tienes claro, verdad? – le pregunté mirándola a los ojos – Me refiero a todo a lo que…
-Ya sé a qué te refieres – dijo sonriendo – y sí, también hemos hablado Lore y yo sobre el asunto…y sí, lo tengo claro. Se que es cada cosa, se cuál es mi relación contigo, y se que relación tenemos con Lore y Coque.
-Estuve inquieto semanas atrás dándole vueltas al coco y hablé un poco con Lore sobre el asunto, me daban miedo los malentendidos…

Se me quedó mirando con una media sonrisa.

-¿Qué piensas cuando me ves con Coque? – me soltó a bocajarro.

"Que lista es la jodía, jajaja", pensé, le da la vuelta a la tortilla para hacérmelo ver.

-Porque yo no te veo preocupado ni nervioso, yo te veo a lo tuyo con Lore jajaja…- continuó
-Eeehmmm, jaja – la miré sonriendo también – Te veo pasártelo bien, disfrutar…
-¿Aunque nos veas comiéndonos la boca? ¿Te excitas al verme?
-Sabes que sí.
-Pues entonces, eso es lo mismo que veo cuando te miro a ti con Lorena. Te veo pasártelo bien y a ella también. Y me excito tanto o más que tú. Pero se que tú eres tú, Coque es Coque y Lore es Lore y…
-Y no podrías hacerlo de otra manera si no hubiéramos llegado a la situación en la que estamos.
-Ahí!, eso es…
-Si un día, hipotético jajaja, por cualquier circunstancia, conociéramos a una pareja y nos diera la locura de enrollarnos con ellos, sería muy distinto a con Coque y Lore.
-Jajajajaja – se rió de lo lindo – ya estás con tus fantasías, jajajajaja.

Se incorporó a horcajadas sobre mí y nos besamos.

-Uff, me quedan muchas en la recamara – le dije
-Jajaja, no lo dudo, que pieza eres y me encanta – respondió
-Jajajaja – me reí con ella.

Luego me miró de nuevo.

-Hablé con Lore del asunto – hizo una pausa – ya sabes que nos contamos casi todo. Y me comentó tu preocupación, te caló enseguida. Te voy a decir una cosa, Lore te quiere un huevo, y hablando claro, no podría follar contigo sin que le dieras ese calor que le das, igual que yo no podría con Coque sin lo mismo. Ya no es como el primer día, que fue una locura, una divertida locura jajajaja. Podríamos ser dos parejas que se conocen una noche y quieren experimentar, lo hacen y quedan cada mes para repetir o no repiten, es lo mismo, y entremedias no se ven, una experiencia puramente sexual, pero resulta que nos vemos casi a diario y somos amigos ¿cómo lo llevas? Pues como hacemos.

La escuchaba obnubilado y a la vez con admiración al comprobar la claridad de ideas que tenía.

-Caray Sonia, empezamos hablando de cotilleos de Isa y hemos acabado hablando de nuestras intimidades más profundas. Y me alegro que me hayas ayudado a tener las cosas más claras.
-Jajajajajaja – me miró otra vez - ¡Bésame!
-¡A la orden! – nos besamos apasionadamente de nuevo y ella llevó su mano a mi polla.
-Uy, esto se está animando de nuevo…
-Pero sabes una cosa – dije sin que ella dejara de acariciármela – a mí lo que me pone realmente es veros a ti y a Lore juntas, uummmm, no veas como me pone – añadí con sonrisa perversa.
-Ah, síi? – respondió acelerando a la vez su movimiento de mano - ¿Y te pondría mucho vernos a una de las dos con... Isa… más a mí con ella o más a Lore con ella, o más a las tres juntas? Eh, dime… - dijo con una voz lujuriosa que me puso la polla como una barra de acero en un segundo.
-Bufff, lo que daría por veros a las tres juntas – mientras nos provocábamos ella seguía masturbándome cada vez más rápido – esos tres culitos danzando, pufff.
-Mírale! , y con qué culo te quedas? – preguntó parando de pronto de pajearme y afilando su mirada.
-Con el tuyo por supuesto – respondí aguantando mi risa.
-Así me gusta – dijo reprendiendo la paja de nuevo, mientras sonreía con picardía.

Continuó pajeándome fuerte y me dijo que le avisara cuando quisiera correrme.

-Estoy empapada – añadió haciendo que la tocara con mi mano.

Dejó de masturbarme y poniendo los pies a cada lado se sentó en cuclillas para metérsela entera, agarrarse a mis hombros y empezar a subir y bajar sus caderas mientras yo la acompañaba con mis manos en sus nalgas.

-Así, asíiiiiii, me encanta, así, que bien, me estoy poniendo mala cariño, MMMMM – empezó a gemir cada vez más alto – Tócame, tócameeee – DIOSSS, me corro, me estoy corriendo, vamos cariño, correte tú también, sí, síiii, síiiii, lléname el coño, DÁMELA TODA, SIIIIIIIIIII, OOOHHHHHH, ooohhh, madremiaaa – al tiempo que me vacié dentro de ella se recostó sobre mi temblando de placer. Sentía su respirar contra mi pecho y como se iba recuperando poco a poco. Por fin me miró sonriente como siempre. Nos besamos de nuevo.

-Guaaauuuu – exclamó – que polvazo cariño.

No tenía palabras y le acaricié la carita y el pelo antes de besarla de nuevo.
Se levantó para ir al baño a lavarse y yo fui un minuto detrás. Mientras ella se lavaba delante del espejo, miré su reflejo en el mismo y su sonrisa. Frunció levemente el ceño.

-Humm, a ti te ha puesto contento la fantasía de las tres juntas, eehhh?! – dijo con intención.
-Jajajaja, no digo que no – se la devolví también con intención, mientras volvía a acariciar esa piel tan suave de sus nalgas.
 
Capitulo 68/69


El fin de semana siguiente, Lore se quedó sola en casa y lo pasamos ahí los cuatro desde el viernes noche hasta el domingo al mediodía. Como le daba miedo usar la cama de los padres y las otras dos habitaciones tenían cama-nido en vez de doble y no eran muy grandes, nos montamos una cama continua con tres de los colchones en el suelo del salón. Nos pasamos esos casi dos días desnudos, creo que sólo nos levantamos de ahí para ir al baño y a la cocina a buscar comida. Incluso desde ahí mismo, apoyados en un sofá veíamos la tele. Estuvo todo el fin de semana lloviendo y ni nos movimos.

Cuando nos despedimos el domingo después de ayudar a dejarlo todo ordenadito nos reímos mucho al comentar que había sido la reunión más cutre que habíamos tenido. ¡Que habíamos parecido hippies en una cabaña!

Fueron pasando los días de otoño. Nos veíamos mucho menos, no más de un par de veces entre semana y luego los “findes”. Sonia y yo aprovechamos el local cada momento que sabía que estaba libre, que no eran muchos.
Por lo que contaban las chicas, en la Uni, la relación con Isa era cada vez mayor, cada vez más desenvuelta y dicharachera. También lo notamos nosotros cuando ocasionalmente quedábamos para tomar algo alguna tarde y ella venía. Siempre recordaba los días de playa pasados juntos.

Entonces, un fin de semana de muy buen tiempo decidimos ir de excursión al monte. A hacer una caminata, respirar aire puro y pasar un día divertido. Isa se apuntó con nosotros. El plan era, después de dejar el coche al inicio de un sendero, llegar a comer a un sitio que Coque conocía de haber ido de chico con sus padres, en el que había algunas mesas y un hogar de piedra para hacer una fogata y poder torrar, y que estaba junto a un pequeño arroyo. El día acompañó, y el sol calentaba más de lo habitual para esa fecha del año.

Tras un par de horas de camino llegamos a la hora que más calentaba al sitio, casi asfixiados de calor. Prácticamente nos dejamos caer en el suelo a recuperarnos. Tras beber y descansar un ratito, nos repartimos la tarea. Coque y yo nos fuimos a buscar ramas para hacer la fogata y las chicas se quedaron sacando la comida de las mochilas y preparando la carne para torrar y algo para aperitivo.

No nos alejamos mucho y tampoco tardamos, pero lo suficiente para llevarnos la sorpresa al volver con la leña.

-¿Pero...tú estás viendo eso? – le dije a Coque.
-Están locas... – fue su contestación.


Las chicas se habían acercado al arroyo, a unos veinte metros. Sonia e Isa estaban con el agua a media pantorrilla, y Lore, como un metro más adentro, estaba subida a una piedra que sobresalía del agua. De espaldas a nosotros, se habían quedado en ropa interior, camiseta y bragas, y estaban hablando y riéndose.
Coque y yo nos quedamos parados con las ramas en los brazos, embelesados contemplándolas.

-No, si ya sabía que estaban chaladas desde hace tiempo…– dije yo – Por eso me encantan…jajaja.
-Están para hacerles una foto – dijo Coque – Lástima no haber traído una cámara.

Lore, además, llevaba las bragas bastante subidas, mostrando graciosamente la mitad de su culete. Levantó los brazos hacia el cielo sacando el pecho hacia adelante, como buscando respirar profundo.
-Bufff – exclamó Coque al verla – Si es que no puedo mirar, si es que no puedo mirar…
-Jajajajaja.

Nos acercamos para dejar la leña y al pasar junto a la mesa vimos sus pantalones y sudaderas encima y también tres sujetadores.

-Oye – le dije a Coque – puedo entender lo de los pantalones para meterse en el agua, pero lo de los sujes…
-Jajaja… les debían apretar mucho y tendrían calor jajaja – contestó descojonándose.
-¡Chicas, ¿pero que hacéis?! – les grité yo.

Se giraron las tres a la vez y Lore casi se cae al agua.

-Uy! Por los pelos – exclamó divertida.
-Eso, tú mójate y a ver luego como te secas, que no tenemos toallas – dijo Coque.
-Sí tenemos, yo traje una por si había que sentarse en el suelo y Lore ha traído un mantel grande para lo mismo – contestó Sonia.
-Caray! eso es previsión – dije yo.
-¿Qué pasa, tanto calor teníais? – pregunto de nuevo Coque.

Lo cierto es que a esa hora apretaba el sol, no hacía nada de viento, y después de la caminata el sofoco había sido considerable.
Mientras nosotros fuimos preparando la hoguera, ellas, que ya habían dejado todo preparado en la mesa, siguieron a lo suyo.

-¿No queréis ni meter los pies? – gritó Sonia – No está muy fría.
-Ahora iremos – contestó Coque.
-¡Que no está muy fría! Si dice eso es que está helada, jajaja – apostillé yo.

Dejamos la hoguera encendida para que se fueran formando las brasas, y nos acercamos al rio.
Me coloqué entre Sonia e Isa, me agaché para meter la mano en el agua, y comprobar, que efectivamente no estaba tan helada como pensaba.
La miré y le di la razón. Nos descalzamos y metimos también los pies en el agua. Acabamos todos sentados en alguna piedra esperando a que las brasas estuvieran listas. De vez en cuando, o Coque o yo nos acercábamos para ver como iba todo.
En una de estas, al volver, me arrodillé detrás de Sonia, la abracé e inconscientemente le agarré las tetas mientras la besaba cariñosamente.

-Me encantan así, sueltecitas – le susurré al oído. E inmediatamente me di cuenta de que Isa estaba a un metro.

Sonia se giró un poco para pedirme un beso poniendo morritos. Se lo dí y luego crucé la mirada con Isa, que a su vez nos estaba mirando con esos profundos ojos azules que tiene. Me sonrió con cierta dulzura, sin vergüenza, y al apartar la vista para mirar a lo lejos siguió sonriendo.

-Bueno Isa, ¿qué tal, tienes hambre ya? – me dirigí a ella para que no se sintiera cohibida.

Me miró de nuevo más sonriente.

-Pueeess… la verdad que mi estómago está empezando a quejarse jejeje – respondió.

Coque ya avisaba desde lejos que casi estaba. Y nos fuimos levantando y calzando para acercarnos. Cuando estuvo todo a punto, las chicas se encargaron de asar la carne y nos pusimos a comer en la mesa. Mientras comíamos, Isa cada vez más suelta, nos pidió que le contáramos más del viaje a Formentera. Y entre anécdotas que se podían contar, alguna algo picante y otros chascarrillos se fue pasando la comida.

-Jo, qué envidia me dais – dijo ella – a la próxima me apunto…bueno – hizo una pausa – si me queréis jajaja.
-Claro que sí mujer – dije yo mirando de reojo enfrente a Lore, que me puso su típica sonrisa picarona.
-Tenemos que buscarle un noviete a Isa – soltó Lore riendo.
-Bufff, está fatal el mercado jajajaja – contestó ella riéndose también.
-Que no, mujer, cuando menos te lo esperes salta la liebre – dijo Sonia – Ya verás.
-En la Uni hay unos cuantos tíos que no están mal – dijo Lore de nuevo.
-¡Pues a ver si me los señalas! – exclamó Isa – Jajajaja.

Se notaba que estaban un poco alegres por el vino que había acompañado a la carne.

-Eso está hecho – contestó Lore.
-Porque ya se me va a olvidar…- empezó Isa para pararse al darse cuenta de donde se metía. Le entró la risa de repente y nos reímos todos.
-¿A olvidar el qué? - le pinchó Coque entre risas.
-Nada, no he dicho nada – respondió ella sin poder aguantar tampoco la risa.

Me gustaba porque tenía una risa fácil, sincera y contagiosa. Y además se encontraba a gusto, se le notaba.

-Eso no se olvida nunca… – añadió Sonia a carcajadas.
-JAJAJAJAJAJA – nos contagiamos todos.

Acabamos de comer y empezamos a recoger las cosas. Lore sacó el mantel que había traído y lo puso en el suelo bien extendido. Cuando Coque y yo nos dimos cuenta las tres habían acaparado el sitio echándose una junto a la otra a tomar un poco el sol. Nos tuvimos que conformar con los bancos de la mesa.

Nos echamos boca arriba, Coque se quedó dormido, porque este era capaz de dormirse hasta de pie, pero yo fui incapaz, me levanté y me puse a hacer solitarios a las cartas. Mientras, las tres señoritas tumbadas a la bartola al sol.
Me alejé luego a mear un momento y al regresar se fue Lore a lo mismo. Al volver vio que Coque estaba sobado en el otro banco y se sentó conmigo.

-Hola guapo! – dijo, como me decía siempre.
-Hola preciosa, ¿ya te cansaste de estar echada? – le respondí.
-Un poco – me sonrió – Creo que están medios sobadas también.

Se sentó con una pierna a cada lado del banco dándome la espalda.

-Gírate, anda – me pidió.

Me puse como ella y se recostó sobre mí

-Mírala que lista – le dije.

Me miró dedicándome su irresistible sonrisa. Luego estiró el cuello para darme un beso y yo la abracé por la cintura.
Estuvimos hablando un ratito así, en voz baja de cosas del curso y trivialidades. De vez en cuando le acariciaba el vientre o los muslos. Me acordé de lo que había hablado con Sonia días atrás y me sentí muy a gusto. En esto que vimos como Isa se levantaba algo desorientada, como si se hubiese despertado, se dio la vuelta y nos vio.

-Ups! – dije bajito.

Isa se alejó también a buscar un sitio para orinar.

-Naaah, si lo sabe todo ya - dijo Lore – Me miró levantando la cabeza hacia atrás para sonreír.
-No si ya, jajaja.

Cuando Isa regresó se acercó a nosotros en vez de tumbarse de nuevo.

-¿Quieres sentarte? – le pregunté.
-Eh, no, tranquilos, estoy bien de pie, he pasado un buen rato echada jejeje.
-¿Sonia está dormida? – le pregunté.

Antes de que Isa contestara se escuchó a la propia Sonia.

-Noooo – dijo con sorna. Luego se levantó también y se acercó a nosotros.
-En cambio ese sigue roncando – añadió.
-Ya le conoces – dijo Lore.

Sonia se agachó a darme un beso y le dio un piquito a Lore.

-Me fascina vuestra naturalidad – dijo de repente Isa, creo que quedándose sorprendida ella misma de decirlo.
-¿Quieres uno? - le respondió Sonia bromeando.
-Jajajajaja, no, no es eso, Sonia – respondió Isa riendo también – Ya me entiendes.
-¿Qué, que pasa, que pasa? – dijo de repente Coque levantándose medio grogui todavía.
-Jajajaja – se rió Lore – Nada, que Isa quiere un beso – continuó picando.
-Aaah – dijo medio embotado todavía – pues que alguien le de uno. ¡Buff, voy a mear! – y se alejó medio dormido todavía.
-Que malos sois, chicos – dijo Isa medio ruborizada.
-Bueno, habrá que ir recogiendo, que se va a hacer tarde, y son un par de horas – dije yo.

Nos fuimos levantando. Y Lore, siempre cariñosa, al levantarse le dio un gran abrazo a Isa para que viera que estábamos de broma. Aunque por un momento pensé que le iba a plantar un beso en los labios. Isa la abrazó también. En ese momento creo que bajó su último escudo hacia nosotros.
De hecho, poco después cuando nos estábamos preparando fue la primera en quitarse la camiseta para ponerse el sujetador, sin ningún pudor.

Cuando estuvimos listos, y tras asegurarnos que la hoguera estaba bien apagada, emprendimos la marcha de vuelta.
Luego en el coche sugerí ir al local después de cenar a escuchar música o ver una película. Lore y Coque dijeron que sí por supuesto, Isa no dijo nada. A la primera que fui a dejar a su casa fue a ella. Me sabía muy mal realmente dejarla como abandonada pero tampoco sabía si decírselo. Si venía, nosotros no íbamos a estar solos, con lo que eso suponía.
Cuando aparqué para dejarla me salió sin pensarlo

-¿Quieres venirte luego, Isa? – le pregunté pensando que diría que no.

Por unos segundos se lo pensó.

-Vale – dijo sonriente.
-Estupendo – respondí – queda luego con Coque y Lore y vais para allá. A partir de las 10 venid a la hora que queráis. Por cierto, Isa, al local vamos siempre muy informales, no hace falta ponerse de fiesta.
-Vale – respondió riendo de nuevo.

Se despidió y arranqué.

-Uyyyyyy – bromeó Coque- uyyyyyyy
-Va, no seas malo – dijo Lore – no la íbamos a dejar colgada después de todo el día.
-No soy malo – respondió Coque – Uyyyyyyyy
-Jajajaja

Lore le dio una colleja.
Luego les dejé a ellos en sus casas y por fin a Sonia.

Tres horas después Sonia y yo estábamos de camino al local. Me hubiera gustado ir antes con ella pero se retrasó bastante.
Pusimos música y nos sentamos en el sofá esperando que los otros se retrasaran el máximo posible. Se colocó a horcajadas sobre mí y empezamos a besarnos.
Entre gemido y gemido susurraba cosas cada vez más provocadoras.

-Mmm, estoy muy cachonda esta noche…mmmm…¿sabes qué?, Isa es encantadora…uummm…oohhh…y ya sabes lo que me excita…que nos vean…oohh… el pensar que ella nos vea follando me está poniendo muy muy cachonda.

Se desabrochó el botón del pantalón y se lo bajó un poco, se volvió a sentar y me cogió la mano.

-Ummm, tócame y verás lo que te digo…oohh…ummmm.

Tenía el coño tan empapado que prácticamente me absorbió un par de dedos..

-Joder Sonia… como estás – le susurré.
-Te lo estoy diciendo, tengo unas ganas locas de follar…ummm…oohhh - repetía.

Yo estaba ya prácticamente empalmado.
Sonia se levantó y me miró con esa cara de lujuria que pone en los momentos de mayor deseo.

-Bájate los pantalones – me ordenó. Mientras, ella se bajaba los suyos y las bragas.

Luego se dio la vuelta, se sentó sobre mí y se la metió entera para empezar a cabalgarme de espaldas. Aceleró desbocada desde el principio, gimiendo y moviendo la cabeza al mismo tiempo.

-Ohhh, así, así, me encanta…mmmm.

De pronto escuchamos golpear la puerta.

-¡Maldita sea! – exclamó parándose prácticamente en seco.
-Joder, no esperaba que llegaran tan pronto, no son las diez.

Otra vez golpearon la puerta.

-¡Somos nosotros! – se escuchó la voz de Lore.
-Ya vooooy – grité.

Sonia se levantó y se subió los pantalones rápidamente y antes de dirigirse hacia la puerta para abrir me miró meneando la cabeza un poco contrariada. Al llegar a la puerta ya había cambiado su expresión.

-¡Hola chicos! – dijo Lore que entró la primera y que me pilló abrochándome el botón del pantalón y subiéndome la bragueta. Se rió y luego se señaló el ojo como diciéndome: “os hemos pillado“. Se acercó a mí y nos abrazamos.

-Uyyyyyy – me susurró al oído – luego me miró y nos dimos un pico.
-Hola Isa – saludé. Siempre nos habíamos saludado con dos besos y esa fue la primera vez que además me abrazó, y la primera que sentí sus pechos contra el mío.

Isa venía bastante informal, como le había sugerido, un pantalón holgadito y una cazadora.
Al quitársela dejó ver una fina rebeca y debajo asomaba lo que parecía una blusa.

-Poneos cómodos – les sugerí - Coque, prepara unas bebidas anda – le pedí.

Mientras, moví un poco los sofás para enfrentarlos a la televisión por si querían ver alguna peli, y los coloqué formando una uve muy abierta.
Dentro no hacía frio, pero tampoco calor, y en previsión de que fuera disminuyendo la temperatura había encendido una de las placas eléctricas.
Coque sacó a una mesa lo que había para beber y a petición de cada uno fue preparando las copas. Por momentos parecía el camarero.

En principio nos sentamos en un sofá Sonia, Isa y yo, y en el otro Lore y Coque.
Isa se comportaba como una más, perfectamente acoplada a las bromas y chistes de los demás, riéndose a mandíbula batiente como el resto de nosotros con las ocurrencias de alguno. Y no desaprovechó algún momento para soltar alguna pullita sobre Manu.

Media hora después empezamos a notar el calor humano sumado al de la calefacción. Lore estaba colorada y se había quitado la rebeca quedándose con la blusa de botones. Una blusa algo estrecha que le dibujaban mucho sus grandes pechos. Sonia no tardó en hacer lo mismo, en este caso llevaba una camiseta. Coque y yo hacía rato que estábamos con un polo desde el principio.
E Isa, se quitó también la rebeca para quedarse únicamente con su blusa.
-Pues sí que hace calor ahora, sí - comentó.
-Ahora apago un poco la placa - dije yo levantándome a hacerlo.
 
Hola,

Bueno, tengo salvada todo la Historia Principal. Voy a ir poniéndolo aquí poco a poco, algunos capítulos cortos los fusionaré.
Y si luego tengo tiempo iré copiando las otras historias que vinieron después y las subiré en orden cronológico de como fueron sucediendo, no en el orden en el que las posteé, que sabéis que iba para adelante y para atrás. Si no tengo tiempo de copiarlas todas, y cierran el antiguo foro, pues se perderán, que le vamos a hacer.

Por cierto, no me había dado cuenta de que en este nuevo foro habían separado los relatos de las experiencias y fantasías. Tal vez lo debería de haber colocado en el otro subforo, pero ya se va a quedar aquí.


Saludetes.
Que bueno!!!!, lectura de corrido 👏👏👏👏👏👏👏
 
Capitulo 70

Aproveché para apagar algunas luces y dejar encendida sólo una, que iluminaba tenuemente la estancia.

-Bueno, que preferís, seguir escuchando música, ver alguna película, bailar, jugar a algo…? – pregunté en general.
-Yo estoy algo cansada de hoy, prefiero que pongas una película – dijo Lore
-Yo también – añadió Isa
-Venga, por una pelicula – añadió Coque.

Enchufé la tele y el video y busqué cualquier película en la estantería. No recuerdo ni cual era, probablemente alguna de acción de serie B muy mala. Nos pusimos a verla.

Intuía que algo iba a pasar pero no el qué ni cuando ni de qué forma. Y estaba casi seguro de que Isa también lo sabía. Después de todo lo pasado con ella, de todo lo que le habían contado las chicas, y de saber a qué solíamos venir al local, si no sintiese una mínima curiosidad hubiera declinado la oferta.

Los otros no estaban tan apretados como nosotros tres y Lore no tardó en acurrucarse sobre Coque. De vez en cuando alguien se inclinaba sobre la mesa para darle un sorbo a su bebida. Un buen rato después vi como Lore se levantaba y se dirigía al baño. Por un momento pensé que Coque la seguiría pero no fue así.
Lore regresó y se estiró en el sofá, apoyando la cabeza en la pierna de Coque.
Dada la situación en la que estábamos, podía ver lo que hacía cada uno. La película era malísima y mi mente estaba a otras cosas.
Creo que nunca miré más veces de reojo en mi vida como esa noche. Así, con el paso de los minutos pude ver como Coque tenía una mano metida en los pantalones de Lore y la estaba acariciando sutilmente. Ella misma, acalorada, se había desabrochado varios botones de la blusa.

Sonia se recostaba cada vez más sobre mi pecho, teniendo que girar la cabeza más para poder seguir viendo la tele. Yo tenía una mano rodeando su cintura para medio sujetarla y de vez en cuando era inevitable que le acariciara suavemente uno de sus pechos. E Isa, por su parte estaba tranquilamente sentada en su sitio, y de vez en cuando nos miraba de reojo.

-Vaya puta mierda de película nos has puesto – dijo de pronto Lore, provocando las carcajadas de todos - ¿Ponemos música, mejor?
-Adelante, tú misma – dije yo – pon lo que quieras.

Lore se incorporó de su posición, se levantó y se acercó al aparato de música, buscó un rato en la estantería alguna cinta que le gustara y la puso.

-Esto – dijo para sí. Y empezó a sonar música de jazz al piano. Una increíble y embriagadora música ideal para enrollarse.
“Que puñetera es” pensé.

Al darse la vuelta vimos claramente como tenía el botón del pantalón desabrochado y media cremallera bajada y lo más llamativo y que no me había dado ni cuenta de cuando, se había quitado el sujetador y su blusa sólo estaba abrochada por un botón.

-Qué música más bonita – susurró Isa, después de beber otro trago.

Lore se arrodilló sobre el sofá entre las piernas de Coque, la luz lateral que la iluminaba permitía apreciar perfectamente sus tetas colgando a través de la fina tela de su blusa. Se comportaba como si no hubiera nadie más, como siempre. Se echó finalmente sobre Coque y empezaron a hacerse carantoñas y a besarse. Codo con codo de los sofás, Isa movía lentamente la cabeza al ritmo de la música mientras cerraba los ojos. Me di cuenta de que se había desabrochado un botón de la blusa, imagino que por el calor que hacía.
Sonia se levantó para ir al baño y aproveché para decirle algo a Isa.

-Veo que te gusta esta música, Isa – le comenté.
-Es preciosa, me encanta – dijo – mi padre siempre escucha jazz y estoy muy acostumbrada. Aunque no todo, algunas cosas me resultan muy estridentes pero esto es precioso.

Continuó sintiendo la música, y a veces miraba de reojo a Lore y Coque que estaban dándose el lote muy tranquilamente.
Cuando regresó Sonia en vez de ponerse como antes, se sentó a horcajadas sobre mis piernas. Nos besamos, un beso tierno e intenso, sin brusquedad. Sabía que Isa nos estaba mirando. Sonia, siempre sobre mí, seguía también la música moviendo la cabeza. Miré a Isa que me sonrió tímidamente.

Y entonces ocurrió la magia.

Lore nos vio, algo susurró al oído a Coque y luego se levantó. Seguía con un único botón abrochado de su blusa. Se acercó a nosotros y se arrodilló en el sofá entre Isa y nosotros dos. Después de pasarle un brazo el cuello a Sonia, se besaron suave y brevemente en los labios. En eso momento miré a Isa, que las estaba mirando serenamente, para nada nerviosa o sorprendida.
Lorena le tendió una mano.

-Ven – le dijo en voz baja y con una expresiva dulzura.

Isa parecía que estaba flotando, y era como si se moviese a cámara lenta. Le cogió la mano tendida y se subió al sofá, acercándose un poco más a nosotros y sentándose sobre sus talones. No dejaba de mirarla.
Sonia se apartó, y Lore y yo nos besamos. Cuatro o cinco mordisquitos suaves en los labios. Luego se separó a su vez y mirando a Isa y alargando un brazo le acaricié el pelo y el rostro. Ella sonrió tímidamente de nuevo.

-No me puedo creer que esté haciendo esto – dijo con voz entrecortada – es…
-¿Estás incómoda? – preguntó Lorena acariciándola al mismo tiempo.

La miró, me miró, y volvió a mirarla otra vez, con esos ojos azules tan bonitos que tiene. No dijo nada, lo dijo todo con la mirada y levemente con la cabeza.
Se acercó más a mí, acercó su cara y yo la mía. Y nos besamos. Un primer beso leve en el que nuestras lenguas a penas de rozaron. Me miró de nuevo y también a Lore, y volvió a escapársele una dulce y tímida sonrisa. Acerqué otra vez mi cara a la suya y nos besamos de nuevo. Esta vez abrió más los labios y ni lengua penetró en su boca. Una boca cálida pero una lengua nerviosa e inquieta. Seguimos besándonos y cuando le puse una mano en uno de sus brazos y se lo acaricié noté como se fue relajando y eso quedó reflejado en el movimiento de su lengua. Nos comíamos la boca cada vez con más intensidad pero con menos brusquedad. Por fin al separarnos, me miró y sonrió como no creyéndose todavía lo que acababa de ocurrir. Entre ellas dos pude ver como en el otro sofá Sonia estaba sentada sobre Coque, besándose.
 
Capitulo 71

Me descalcé y me arrodillé sobre el sofá para sentarme sobre mis talones frente a ella. Lore se levantó para dejarnos sitio. Isa tenía los labios ligeramente abiertos y me miraba con cierta ansiedad, aunque no parecía nerviosa. No pensaba decirle nada pero me salió de dentro.

-Voy a besarte otra vez – le dije

Se mordió nerviosamente el labio y asintió con la cabeza. Sus ojos me decían que lo estaba deseando.
Esta vez le cogí la cara con las dos manos y acerqué mi boca entreabierta. Su respuesta fue inmediata, me metió la lengua y me agarró del cuello. Fue un beso mucho más intenso y largo que el anterior. Cuando lo interrumpimos se echó para atrás para sentarse de nuevo. Me pareció que me miraba más tímidamente que antes, mirándome de abajo arriba. No sonreía con la boca, sino con la mirada. Alargué las manos y le desabroché un botón de la blusa y luego otro mientras observaba como su pecho subía y bajaba con la respiración. Cuando le desabroché el último, ella misma se quitó la blusa y luego el sujetador liberando sus firmes pechos de areola pequeña y pezón puntiagudo. Sin siquiera tocárselos se podía adivinar que los tenía duros como el cristal.

Lore, de pie a nuestro lado ya se había quitado la blusa y sus tetas destacaban majestuosas en la semi penumbra al estar de espaldas a la luz. Me dieron ganas de levantarme y subir la iluminación pero sabía que no era el momento.
Mientras tanto, en un momento que desvié la vista al otro sofá, a espaldas de Isa, vi que Sonia estaba completamente desnuda estirada encima de Coque. Mientras hablaban bajito Coque le acariciaba lentamente el culo. La vi sonreír un momento y cómo Coque se lo agarraba para apretarle ambas nalgas al tiempo.

Me erguí sobre las rodillas para quitarme el polo que llevaba puesto. Y luego le desabroché el cinturón y el botón del pantalón. Ella seguía mirándome, con la boca entreabierta. Mirando un momento a mi lado, me di cuenta de que Lorena estaba prácticamente desnuda, ya sólo con las braguitas. Y otra vez al otro sofá me bastó para ver a Sonia inclinada sobre Coque chupándosela.
Me caía tan bien Isa que no pude evitar asegurarme de que no se arrepintiera de lo que estaba haciendo, de que estuviera a gusto.

-Isa, si no quieres seguir nos paramos – le dije mirándola fijamente. No lo dudó.
-Quiero estar con vosotros…quiero sentir lo que sentís – respondió prácticamente susurrando pero con seguridad.

Ella misma se empezó a quitar los pantalones, teniendo que sentarse al final para hacerlo. Le entró una risa nerviosa durante la maniobra. Por fin se sentó en el sofá, en braguitas, junto a Lorena. Me levanté y me quité los míos en un momento. Me acerqué a ellas, ya bastante empalmado.

-Le has visto desnudo muchas veces ya… – le dijo Lore riendo para destensar del todo la situación. Isa se rió también.

Me bajé por fin los calzoncillos y mi polla salió algo rebotada. Isa alargó la mano para tocarme el muslo, y mientras yo la miraba fue subiéndola hasta tocármela tímidamente. Lore hacía lo mismo por la parte de atrás del otro muslo hasta acariciarme la nalga.
Esto hizo que mi polla se endureciera del todo. Isa pasó su mano lentamente a lo largo sin apretar mucho. Luego la agarró con más firmeza, como tanteando su dureza un poco y soltándola de nuevo. Por fin se acercó un poco para sentarse más en el borde del sofá y mirándome desde abajo se metió la punta en la boca. Le sonreí y le dije que sí con la cabeza.

Se la metió de nuevo, un par de centímetros más, y noté su lengua acariciarla tímidamente alrededor del glande.
Volvió a soltarla y me sonrió al mirarme. Eran una sonrisa y una mirada mezcla de muchas cosas, timidez, dulzura, inquietud y satisfacción todo al mismo tiempo.

Lore, justo al lado observaba todo, con las piernas ligeramente abiertas y la mano metida en sus bragas.
Isa miró al otro sofá y vio, al igual que yo, a Sonia como se la estaba chupando a Coque, como jugaba son su polla golpeando sus labios, como le sonreía, como Coque la acariciaba con mimo. Luego me miró de nuevo con una sonrisa. Empezó a chupármela con más energía, lamiéndola a lo largo y metiéndosela más dentro. Es como si el ver por fin claramente a los otros le hubiera bajado el último velo de timidez y hubiera acabado por fin de entendernos.
Lore se acercó a mi polla también y dirigiéndose a Isa

-Eh, aquí se comparte – le dijo con su guasa habitual.
-Jajaja – rió por fin Isa en voz alta.

Lore tomó el relevo por unos instantes chupándomela con profundidad y energía. Al mismo tiempo le cogió la mano a Isa y la llevó a mis testículos. Esta empezó a acariciarlos con extrema delicadeza.
Innegablemente estaba disfrutando, pero creí que había llegado la hora de que disfrutara aún más. Había que ponerle más picante.
Me agaché de nuevo para besarlas a las dos, y luego empujé suavemente a Isa para que se echara en el sofá. Me arrodillé delante de ella y le acaricié las tetitas con ambas manos, deslizándolas luego por sus costados. Vi como me miraba impaciente porque sabía lo que iba a hacer. Fui besando su vientre muy despacio, y bajando en zigzag mientras observaba de reojo como Lore empezó a chuparle uno de sus pezones. Con una de mis manos pellizqué sutilmente el otro. Por primera vez dejó escapar un levísimo gemido.

Acerqué mis manos a sus caderas tanteando el elástico de sus bragas, la miré y asintió con la cabeza. Metí un par de dedos a cada lado y tiré de ellas justo en el momento en el que ella levantaba ligeramente el culo del sofá. Luego se las saqué del todo. Sin decirle nada abrió ligeramente las piernas. Se la veía muy serena, su respiración era tranquila. Miré hacia abajo para atisbar en la semi penumbra esa oscurísima espesura de vello negro. Y repetí lo que me gustaba hacer con Sonia y Lore, adentrarme en ella con mi nariz por delante. Desde el vientre fui bajando con la nariz, abriéndome paso y aspirando el aroma que emanaba de ahí. Cuando rocé su clítoris se estremeció levemente, luego continúe más abajo, saqué la lengua por fin y me adentré brevemente y por primera vez en su coño. Se volvió a estremecer un poco. Ayudándome de los dedos separé un poco sus labios y metí la lengua dentro, saboreando sus jugos ya que estaba muy mojada. Ahora sí empezó a mover sus caderas con pequeños quiebros bruscos. Y a gemir cada vez más continuado.

Paré un momento para mirarla de nuevo, estaba con la barbilla baja mirándome y su pecho subía y bajaba rítmicamente con su respiración.
Me acarició la cabeza como pidiendo que continuara. Luego vi como miraba a un lado. Yo miré también brevemente, para ver a Sonia cabalgando lentamente sobre Coque, los dos sentados en el sofá. Al otro lado de nuestro sofá, Lore estaba echada sobre el brazo del sofá masturbándose con una mano metida en sus bragas, mientras nos miraba.

Volví de nuevo sobre Isa, abriendo de nuevo sus labios con los dedos y empezando a lamerla toda, de abajo hacia arriba hasta rozar cada vez su clítoris. Ahí ya empezó a retorcerse cada vez con más brusquedad y a gemir cada vez más y más alto. Se dejó llevar del todo. Por fin abarqué su coño entero con mi boca, follándola prácticamente con la lengua para acabar finalmente en su clítoris, rozándolo, lamiéndolo y chupándolo entre espasmos cada vez más grandes, un par de dedos dentro fue suficiente para que sin dejar de chuparle el clítoris le sobreviniera un orgasmo intenso y largo, no menos de ocho o diez contracciones bruscas, apretando sus piernas contra mi cabeza, agarrándome fuerte de la cabeza para empotrarmela aún más en su coño.

-Ummm, aaah madremia…madremia…ooohhh, mmmm, diooss..AAAAHHHHH… - se explayaba sin dejarse nada dentro – UFFF UUFFF UUUUFFFF…ufff ufff, uf…u…
-Dios mío – pensé – sí que lo está disfrutando de verdad.

Cuando acabó de relajarse la miré y sonrió más que nunca.
Lore, se levantó y se quitó por fin las bragas. Se subió al sofá a cuatro patas y me miró.

-¡Fóllame! – me dijo.

No tardé ni medio segundo en levantarme, tantear su coño con los dedos y metérsela de un golpe. Estaba super mojada, como casi siempre. Le di fuerte al principio agarrándola por las caderas mientras ella se apoyaba con sus manos en el respaldo y con cada embestida mía ella venía con sus caderas a mi encuentro. Los chasquidos de nuestras carnes golpeándose sonaban más fuertes que la música de fondo. Miré a Sonia y Coque que seguían igual, follando lentamente. Sonia me miró y me lanzó un beso al aire con los labios.

Isa, recuperándose al lado nos miraba en silencio. Lore le tendió una mano y esta se la cogió. Se levantó arrodillándose sobre el sofá de nuevo y volvieron a besarse.
Sin sacársela a Lore, nos dimos la vuelta para sentarme yo en el sofá y ella sobre mí de espaldas para continuar subiendo y bajando, ahora más despacio. Isa se acercó a nosotros, de rodillas en el sofá. Le acaricié la carita, y le metí dos dedos en la boca para que los chupara, luego casi a tientas busque su entrepierna y se los metí en el coño suavemente. Levantó la cabeza gimiendo de nuevo y mientras yo la follaba con los dedos ella se masturbaba. No tardó en correrse de nuevo, muy rápido. Tras varios espasmos y temblores se sentó en el sofá como si estuviera avergonzada por haberse corrido otra vez. Yo la acaricié y ella se acurrucó sobre mi costado brevemente.

Cuando volví a mirar al otro sofá Coque estaba dándole fuerte a Sonia, a cuatro patas sobre el sofá y de cara a nosotros. Ahora eran sus golpeteos los que sonaban con fuerza. Isa les miraba también.
Isa sabía que las chicas tomaban anticonceptivos y que no usábamos condones, y por tanto no teníamos ninguno, si no fuera por eso estaba seguro que esa noche hubiera follado sin problemas. Estaba muy excitada, tanto que se estaba empezando a tocarse de nuevo al ver a Sonia mirándonos mientras Coque la embestía con esa fuerza. Lore tampoco dejaba de tocarse y me avisó de que iba a correrse, y yo no iba a dura mucho más dada la situación de extrema excitación. Lore por fin explotó temblando sobre mí y dejándose caer luego sobre mi pecho.

Luego se levantó y se acercó a Coque para besarle mientras este no dejaba de entrar y salir de Sonia, que por sus gestos estaba a punto de estallar también. Eso me dejó a mí solo, con la polla como un palo y a Isa a mi lado masturbándose. Le dije que se echara de nuevo en el sofá, y me cercioré de que se colocara mirando a los otros, y poniéndome entre sus piernas me zambullí de nuevo en su coño para comérselo poniendo toda mi alma. Empezó a gemir muy muy alto, retorciéndose mucho más que antes, mi cara estaba bañada en sus jugos y su vello púbico también mojadisimo. Se corrió de nuevo con espasmos bestiales.

-AAAHHHH… AAAHHH, MADREMIA MADREMIAAAA.. BUUUFFF BUUFFF BUFFFF NO NO NOOOO SIIIIIII SIIIIIIIIIIII AAAAGHHHH – acabó rendida en el sofá respirando entrecortadamente y casi con dificultad. Tardó en relajarse, pero sin dejar de mirarme. Cuando por fin recupero la respiración normal, se tapó la cara con ambas manos.
-Dios no me lo puedo creer, no me puedo creer esto que he hecho – dijo en voz baja, prácticamente sólo la podía oir yo.
-Hey, hey, Isa.. - le dije cogiéndola una mano – Tranquila.

La acaricie de nuevo una de sus piernas. Por fin se quitó las manos de la cara.
Y me sonrió tímidamente, yo le sonreí y ella volvió a sonreir más todavía.

-¿Estás bien? – le pregunté.
-Sí, sí, estoy bien – respondió con dulzura y un brillo en los ojos que no le había visto hasta ahora. Supongo que seria que al estar al otro lado la luz la iluminaba mejor ahora.

Se incorporó un poco y me abrazó cándidamente. Y fue cuando acabó de sorprenderme del todo.

-Gracias – me sururró al oído.
-¿Por qué, cielo? – le respondí
-Por hacerme sentir esto, por hacerme verlo de otra manera, por ser mis amigos… nunca podría haber imaginado esto…yo no era así… - estaba como ansiosa por querer hablar y contar sus sentimientos.
-Va, va, tranquila Isa.
-¿Y sabes que es lo mejor?- continuó
-¿El qué? - pregunté.
-Que no me arrepiento, que estoy contenta de esta aquí, esta noche, con vosotros.

El brutal orgasmo de Sonia interrumpió su confidencia. Y los dos nos reímos.
Mientras Coque y Sonia estaban derrumbados sobre el sofá, Lore regresó junto a mí, sabía que no me había corrido y de rodillas empezó a chupármela y a pajearme sin parar ya hasta hacer que me corriera.

-Me voy a correr Lore – le advertí.
-En la boca – casi no le dio tiempo a cerrarla de nuevo. Descargué todos los chorros en su boca entre espasmos de mis caderas, mientras abrazaba a Isa recostada sobre mí, que miraba la escena.

Lore retiró con sumo cuidado su boca intentando no reírse. Y salió disparada al baño a escupir mi semen. Isa se rió.

-Nunca me hubiera imaginado esto así – continuó confesando.
-¿Qué quieres decir, cómo te lo imaginabas?
-No sé, más frio todo, más mecánico, solo sexo.

Sonia que la estaba escuchando ahora mejor, después de que la música dejara de sonar le respondió.

-Si no fuera así, no lo haríamos, Isa. No podríamos – le dijo
-Ahora lo entiendo todo, todo lo que me habíais contado y sobre todo lo que notaba al veros juntos.

Lore regresó sonriendo como siempre.

-Madremia tio, ¿cuanto llevaba esta vez señor lechero? – dijo en su tono desenfadado.

Miro a Isa.

-No sabes lo que se corre este tío, jajajaja.

Isa me miró con cara de sorpresa y sonriendo.

-Esta Lore que siempre exagera.

Los otros se mondaban.

-Bueno, bueno, cambiemos de tema – dije yo.

El ambiente se fue apaciguando poco a poco y estuvimos un rato en silencio. Sonia echada sobre Coque, que había permanecido muy callado todo el rato. Lore echada sobre mí y con sus piernas sobre las de Isa. Le acaricié brevemente las tetas y me agaché a su oído para que solo me escuchara ella.

-Son preciosas, Lore – le dije. Ella supo por que se lo decía y me miró con esa sonrisa suya tan embaucadora.
 
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