Compañeros

10​

Al día siguiente. Domingo 12:00
Cristina


Llevaba un rato despierta con mi cabeza apoyada en el pecho de Alberto que dormía respirando tranquilamente. “Me quedaría así todo el día” pensé. Estábamos los dos en mi cama, desnudos. Sara había ido a su pueblo a ver a su familia y me había dejado a Al solo para mí. Habíamos salido la noche anterior y nos lo pasamos genial. Y me había follado dos veces antes de quedarnos dormidos.

Entonces noté que no aguantaba más, tenía una urgente necesidad. Me levanté con cuidado y corrí al baño para orinar. Luego, me eché agua en la cara, me peiné, me limpié los dientes, me di con una toalla por el cuerpo, me puse desodorante y volví a la cama donde me acurruqué a su lado. Al poco noté un cambio sutil en su respiración y pensé que estaba a punto de despertarse. Miré su polla, la tenía medio erecta.

Me incorporé y me la metí en la boca. No tardó nada en ponerse totalmente dura. Lo miré para ver cuando se despertaba mientras le hacía una mamada lenta. Tardó más de lo que esperaba pero no me importaba, me gustaba chupársela. Alberto abrió los ojos y miró desconcertado a su alrededor. Luego me vio y sonrió:

- Buenos días, Cris

Paré la mamada y subí por su cuerpo hasta besarlo y decirle:

- Buenos días

Con la mano seguí masturbándolo lentamente mientras lo miraba a los ojos. “Que guapo es, incluso con cara de sueño está guapísimo”. Dijo:

- Que buen despertar

- ¿Sí?

- Mucho

Lo besé buscando su lengua. Luego, lo miré sonriente y pregunté:

- ¿Sigo?

- Claro, nena

Bajé de nuevo y pasé mi lengua por su glande. Luego lamí su tronco hasta los huevos. Él abrió las piernas y le chupé primero uno y luego el otro. Gimió y me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, me encantaba escucharlo gemir. Me la volví a meter en la boca y, sin dejar de mirarlo, se la chupé.

Él me apartó un poco el pelo para verme menor, acariciándome la cara. De repente me había puesto cachondísima, quería follármelo pero también quería su leche, que se corriera por mi mamada. Dudé. Mi mano derecha sujetaba su polla pero la solté para agarrársela con la izquierda mientras mi mano libre bajaba a mi coño. Me lo toqué, totalmente mojado. Tomé una decisión. Aumenté el ritmo de la mamada ayudándome con la mano izquierda, mientras me masturbaba con mi otra mano. Cuando estalló en mi boca, me corrí de inmediato gimiendo mientras recibía toda su leche en mi boca. Intenté retenerla pero no paraba de gemir y la dejé escapar a lo largo de su tronco.

Cuando me calmé, la saqué de mi boca y respiré hondo. Lamí su tronco recogiendo su leche. Él dijo:

- Guau

Me incorporé relamiéndome y lamí mi mano izquierda donde había ido a parar gran parte de su semen. Él dijo:

- Eres fantástica

Le sonreí tontamente y entonces se levantó diciendo:

- Me muero de hambre ¿Me preparas algo mientras me ducho?

Y asentí feliz mirando su culo al salir de mi habitación. Me levanté y me limpié con una toallita. Luego abrí el cajón de mi ropa interior pero me detuve. Quería echar un polvo y lo mejor sería después de desayunar, para darle tiempo a reponerse de la mamada. Pensé durante unos segundos ¿Me quedaba desnuda y le preparaba así el desayuno? Podría ponerme un delantal si tuviera uno, que era algo que siempre pensábamos Sara y yo en comprar y nunca nos acordábamos.

Dudé, no me importaba estar desnuda en la cocina pero recordaba algo que me había dicho una vez Sara “Si quieres calentar a un tío, no le enseñes las tetas hasta el final, insinúa tus tetas, que usen la imaginación y se calentarán”. Alberto ya sabía como eran mis tetas y no me parecía que se fuera a excitar comiendo y viéndomelas. Me puse un tanga y rebusqué en mis camisetas. Las de estar por casa eran anchas y largas, nada insinuantes. Me puse una y me miré “No, esto no es sexy”. Cogí unas tijeras y recorté la camiseta dejando mi ombligo al aire. Me miré “Mejor pero…”. Cogí de nuevo las tijeras y recorté más. Me miré y asentí satisfecha porque se veía un poquito de la parte de abajo de mis tetas, insinuantes “Mucho mejor”. Levanté los brazos y vi como se subía la camiseta hasta dejar a la vista mis areolas e incluso un poquito de pezón. “Perfecto” pensando en que podía hacer como que me desentumecía para que él me mirara.

Contenta fui al baño y pregunté:

- ¿Café y tostadas?

- Sí, por favor

Fui a la cocina y preparé la mesa mientras ponía el café. Saqué el pan de molde, lo calenté y esperé a Alberto. Cuando escuché que venía, me giré para darle la espalda, quería que primero viera mi culo. Le escuché decir:

- Que bien huele

Entró y dijo:

- Uff, que culito tienes

Vino a mí y me lo cogió. Sonreí mientras me daba un beso en el cuello sin dejar de apretarme el culo. Me giré y le pregunté:

- ¿Con qué quieres las tostadas?

Sus ojos se fueron a mis tetas. Sonreí más. Él dijo:

- Me da igual, me muero de hambre

- Tenemos mantequilla y mermelada

- Vale

- Es de fresa

- ¿De fresa? (poniendo cara de contrariado)

- ¿No te gusta?

- No mucho

- ¿Cuál te gusta?

- No sé, melocotón

- Vale, compraré esta semana, pero ahora solo tenemos esa

- Bueno, que remedio

- Toma, siéntate y termino (dándole una taza con el café)

Él se sentó y me aseguré que me mirara bien mientras terminaba de untar las tostadas, hablándole todo el tiempo. Cuando terminé se las llevé a la mesa. Como estaba sentado, sus ojos estaban a la altura de mis tetas y no dejó de mirármelas, y yo le di tiempo de sobra para ello. Luego me senté frente a él y cogí una tostada a la vez que él. Empezamos a comer y le pregunté:

- ¿Te gustan?

- Sí, pero me gusta más esa camiseta

- ¿Esto? La pensaba tirar, tiene muchos años, pero es fresquita

- Y tanto, no la tires, te queda genial

Sonreí. Alberto devoró cinco de las seis tostadas en un santiamén, mientras yo aún seguía con la mía. Me levanté para echarle más café mientras le preguntaba:

- ¿Quieres más tostadas?

- No, no, estoy lleno

Le llevé el café y me volvía a sentar. Le di otro pequeño bocado a mi tostada. Entonces él dijo:

- Además, me tengo que ir ya

Me sobresalté ¿Irse? ¿Por qué? Le pregunté temerosa:

- ¿No te quedas?

- No puedo

- Pensé que podríamos ir a dar un paseo y…

- Es que hoy he quedado con los amigos para un partido, tengo que ir a casa a cambiarme y luego hemos quedado para jugar a las 2, y ya voy tarde

- Pero…

Se me habían fastidiado todos los planes. Decidí ir a por todas y levanté los brazos haciendo como que me desentumecía. Sus ojos fueron directos a mis tetas. Le dije:

- Te puedo esperar para comer

- No, comeré con los chicos

Me levanté y fui hacia él. Le dije:

- Pero si te quedas, podríamos…

Y le besé. Él me devolvió el beso y metió su mano en mi camiseta, acariciándome una teta, pero luego me separó diciendo:

- Ufff, nena, me pones malo, pero me tengo que ir

Lo miré sorprendida. Se levantó, me dio un beso rápido y salió de la cocina. Lo seguí:

- ¿Luego por la tarde vienes?

- No sé a qué hora terminaré con los chicos

- ¿Por la noche?

- Sí, ya he quedado con Sara

- ¿Sara?

- Sí, esta noche me quedo con ella, ayer contigo y hoy con ella ¿Vale?

Me dio otro beso rápido y lo miré irse “Joder, mierda, mierda, mierda”. Fui a mi habitación y me vestí con unas mallas y una camiseta normal. Recogí la cocina y limpié la casa. Intenté ver algo en la tele pero no me concentraba “Me estoy colgando de Alberto” porque no dejaba de pensar en él.

Al final, abrí el portátil y me puse a revisar las notas de lo que me había enseñado Carlos durante la semana, para intentar desconectar de Alberto.

Carlos
Estaba tumbado en una de mis sillas, mirando como la familia jugaba en la piscina. Gema se acaba de despertar de su siesta tras el almuerzo y corriendo había querido meterse en el agua. Los miré con cariño, eran una bonita familia y nada parecía que estuviera mal.

Al poco, Silvia salió fuera y la niña se puso a protestar. Silvia, enseñándole las manos, le dijo:

- Pero, tesoro, si se me están poniendo las manos de vieja de tanto estar en el agua (riéndose)

La miré. Silvia no era delgada pero tampoco rellenita, tenía un tipo normal para su edad. Un poquito de barriga y las piernas un poco más gruesas que hacía un año antes de su embarazo. Lo que menos me gustaba de ella era su pecho, debían ser dos manzanitas, no mucho más. El culo era lo que más le había cambiado pero no le quedaba mal, “Nada, nada mal” pensé sin poder dejar de mirárselo. Entonces cerré los ojos y me sentí culpable “Pero ¿Qué haces pensando así de ella? Con lo mal que lo está pasando” me recriminé, pero es que la chica estaba de buen ver con el bikini, no lo podía remediar. Suspiré intentando pensar en otras cosas.

De repente, escuché a Silvia a mi lado:

- ¿No te metes?

Abrí los ojos. Estaba a mi lado, de pie, mojada y guapa con el pelo húmedo. La miré más del tiempo del debido y ella lo notó:

- ¿Qué pasa?

- Nada, perdona

- ¿En qué pensabas?

Suspiré mientras me incorporaba:

- Que necesito un café

- Vale, yo también

Se volvió y preguntó a Antonio:

- Cariño ¿Quieres un café?

- No, gracias

Fuimos a la cocina y me puse a preparar el café. Entonces ella dijo:

- Y ahora ¿Me dices en lo que estabas pensando?

La miré sonriente, tan perspicaz como siempre. Dije:

- Pensaba que ya has recuperado totalmente el tipo

Ella puso cara de sorpresa y luego se rio:

- ¿En serio?

- Sí

- Bueno, me sobran bastantes quilos pero, la verdad, algo bueno tenía que tener el estrés, estoy adelgazando

- No tiene nada de bueno

- Hay que ver algo positivo en todo ¿No lo dices siempre?

- Touché

Ella se rio, y vi, por primera vez desde hacía una semana, ese brillo suyo tan especial en sus bonitos ojos. Entonces me dijo:

- ¿Sabes que cuando nos invitaste a venir aquí en verano yo no quería venir?

- ¿Por qué?

- Me daba vergüenza que me vieras tan fofa y gorda, sin recuperar el tipo tras el parto

- Que exagerada, no estabas nada gorda

- Lo estaba, aún lo estoy pero menos

- Yo te vi y te veo estupendamente

- Porque me verás con buenos ojos

- No te hacía por alguien tan preocupada por su aspecto

- Soy mujer, nos tenemos que preocupar, los tíos siempre estáis mirando (riendo)

La miré sorprendido, estaba de buen humor. Ella se dio cuenta y dijo:

- Esta mañana me he levantado de mejor humor

- Ya veo

- Me sienta muy bien tenerte aquí

- ¿Y eso? ¿Por ver mi escultural cuerpo en bañador?

Soltó una carcajada y dijo:

- Serás tonto

- Es la ventaja de ser un viejo, se puede bromear por lo que no tiene ya arreglo

- Pues, para tu información, no estás nada mal, te he dicho mil veces que si te presento a algunas amigas, te las ligarías sin problema

- No, gracias, soy un insociable

Miró hacia fuera y luego se me acercó para preguntarme bajito:

- Yo te cuento cosas privadas pero tú a mi nada ¿Desde cuándo no tienes sexo?

La miré sorprendido. Y meneé la cabeza. Ella insistió:

- ¿Cuándo fue tu último polvo? Venga, habla

- En la prehistoria

- Tonto

Me miró detenidamente y dijo:

- No me irás a decir que desde el divorcio…

No dije nada. Ella se llevó una mano a la boca sorprendida y dijo:

- No me lo puedo creer

- Silvia, que soy un viejo

- Y una mierda, mañana mismo llamo a una amiga y verás que buenas migas hacéis

- Ni hablar, para mí todo eso se acabó hace mucho

- Pero… pero…

Se me acercó aún más y me dijo aún más bajito:

- Que sepas que es un desperdicio

- ¿El qué?

- Que ninguna mujer tenga sexo contigo

Me empecé a reír con ganas. Ella, ofendida, dijo:

- Eres muy tonto, de verdad

- Ya

Se quedó callada y luego dijo bajito:

- Si no quieres compromisos, siempre hay mmmm servicios que…

- Por favor, Silvia

- ¿Qué? No digo que esté bien pero quizás deberías probarlo

- Mira, dejemos el tema

- Pero…

- Fin, Silvia

Ella me miró meditativa y luego suspiró meneando la cabeza y dijo por lo bajini:

- Para un buen tío de verdad que hay y quiere vivir en clausura…

La miré sonriendo. Eché los cafés y le di una taza. Ella sorbió un poco y dijo:

- Ayer noche, Antonio quiso tener sexo

La miré sorprendido. Ella continuó:

- Con las cervezas que os bebisteis, no sé, le entrarían ganas

“Mal momento escogió” pensé pero no dije nada. Ella dijo:

- No quise y se enfadó

Bebí del café, esperando a ver si decía algo más. Al cabo de unos segundos, continuó:

- Por eso estaba en el jardín, me fui de la cama, también me enfadé, o más bien, me puse aún más triste porque me parece que Antonio no me entiende nada

- No estuvo acertado, creo

- ¿A que no? No sé como esperaba que yo tuviera ganas. Fue cuando le conté que tenía la regla, ni se enteró lo que significaba eso, se lo tuve que decir… Tú te diste cuenta al instante

- Creo que es lo que dices, bebió demasiado

- No sé… y yo estaba super triste ahí en el jardín, y de pronto apareciste

- Mal momento también

- No, para nada, en el momento justo

No dije nada. Ella continuó:

- Ya te he dicho que tenerte a mi lado me tranquiliza, sabes escuchar y, a veces, incluso dices algo sensato (y me sonrió dando a entender que era una broma)

- Será la experiencia de un viejo dinosaurio

- La charla de anoche me vino genial, te has informado de todo y fue…

- Claro, sois como mi familia

- No, Carlos, no somos “como” tu familia, somos tu familia, eso tenlo claro

- Oh, gracias

- Gema te quiere con locura, y yo también, y Antonio te aprecia un montón

Me sentí conmovido. Ella continuó:

- Fuiste a una clase del embarazo conmigo porque Antonio no podía ir y te lo pedí a ti porque con nadie más hubiera ido

- Ya, bueno...

- Y cuando me puse de parto, llamé a Antonio y luego a ti, y estuviste en el hospital todo el tiempo, me lo dijo Antonio

- Bueno, estaba nervioso y no hacía nada en casa

- Y un sin fin de cosas, siempre, siempre estás ahí… Claro que eres de mi familia

Sonreí con afecto. Salimos fuera con los cafés y nos sentamos mirando a los dos jugando en el agua. Entonces le dije:

- He pensado una cosa, Silvia

- ¿El qué?

- Podrías teletrabajar

Me miró sin decir nada. Continué:

- Podrías quedarte aquí, tengo buena conexión, y Gema se lo pasa muy bien, podrías aprovechar los últimos días de calor y…

- No puedo, Carlos

- Antonio tendrá que ir y volver, lo sé, él no puedo teletrabajar pero bueno, tampoco es tanto

- No es solo eso, tengo que ir de médicos y…

- Claro, lo sé, pero eso tampoco es problema, vas cuando necesites

- Pero ¿Y los chicos? Son muy novatos aún y necesitan...

- Para eso está Zoom, te llamaremos cuando tengamos algún tema

Miró al agua, pensando. Dijo:

- No sé si Antonio querrá

- Propónselo

- De todas formas, hoy nos volvemos a casa, mañana tenemos cita temprano

- Bien

- Lo pensaré, gracias, muchas gracias

- Si Antonio no quiere los paseos, teletrabaja desde tu casa

- Mmmmm

- Tienes el portátil ¿No?

- Claro

- Pues hacemos eso

Me miró sonriendo y dijo:

- ¿Ves? Siempre estás pensando en nosotros

Carmen
Me estaba dando un baño relajante antes de que mi ex trajera a mi hijo. Tenía el cuerpo molido después de la experiencia nocturna. Me escocían el culo y las tetas, aunque increíblemente, no se notaba demasiado, me esperaba una masacre.

Había llenado la bañera de espuma y echado una bomba de baño que olía genial. Incluso me había puesto unas velas, apagado las luces y tenía puesta música relajante. También me había puesto crema en la cara y los ojos los tenía cerrados con unas vendas con crema.

Entonces escuché una notificación, y pensando que sería mi ex, saqué la mano y cogí el móvil para leer un mensaje de Jamal:

- ¿Sigues viva, preciosa?

Me reí, no me había acordado de Jamal. Lo llamé:

- Hola, preciosa, veo que sí, que sigues viva

- Más o menos

- ¿Me vas a contar?

- Vaya dos tarados, están fatal de la puta cabeza

- ¿Sí? ¿Qué te hicieron?

- Pues eso, una sesión de sado muy completita

- No sabía que al franchute le iba eso

- Ni yo, pero quien mandaba era la loca de su madre

- ¿En serio?

- Ya te digo, una puta vieja con una mala hostia, que hija de puta

- Joder ¿Y por qué lo hiciste?

No le iba a decir nada del dinero, eso lo tenía claro. Le dije:

- Pues no sé, chico, estaba colocada y no esperaba algo así de duro

- ¿Duro?

- Lo había probado antes, me refiero a eso de que me ataran y azotaran, pero siembre fue algo muy suave

- Ya

- Pero estos dos se pasaron, sobre todo la puta vieja, joder, como disfrutaba la hija de la gran puta, y como apuntaba, me dejó los pezones destrozados

- Jajajaja

- No te rías cabrón

- ¿Te han dejado marcas?

- Algunas, pero mucho menos de lo que esperaba, aunque estoy muerta, ahora mismo estoy metida en la bañera

- Por eso no dejo a mis chicas participar en esas cosas, luego se pasan días sin querer trabajar

- Normal

- Entonces noche de dolor y nada de placer ¿No?

- Que va, luego me los follé

- ¿Sí? Jajajaja ¿Un trío con la madre y el hijo?

- No, idiota, primero a la vieja y luego al hijo

- Ahhh

- Y joder, no sabes lo caliente que estaba, la puta vieja no sé que me hizo pero, uffff, estaba cachondísima

- Es que eres muy zorra, cariño

- Lo sé, lo sé, pero anoche, no sé, fue algo… No sé explicármelo

- Jajaja, a ver si te vas a volver adicta a los azotes

- No seas gilipollas, me estaba refiriendo a la vieja, que era eso, vieja y arrugada, pero la tía tenía algo

Seguimos hablando un poco más y luego colgué. Sonó de nuevo la música relajante y cerré los ojos. Con el dinero pensaba pagar la obra y los muebles, y lo que me sobrara, iría de compras, necesitaba ropa nueva para el invierno.

Entonces pensé en la experiencia, la humillación constante de la vieja, “joder, que me ha hecho puta de verdad, la muy cabrona” pensé enfadada. Y como disfrutaba con cada azote, le brillaban los ojos aunque no sonreía nada, un rictus serio pero sus ojos mostraban como disfrutaba. Siempre me había gustado que me sujetaran o ataran, y que me sometieran un poco, eso siempre me encendía. Pero lo de anoche fue… fue…

Me empecé a pellizcar en los pezones y a tirar fuerte de ellos, que me doliera como ella había hecho anoche mientras follábamos. Recordé sus dientes apretando mis pezones, mordiéndolos mientras me metía una mano en el coño, la mano entera que entraba sin problema por lo mojada que yo estaba. Me metí varios dedos dentro de la misma forma como le había hecho a ella, cuando me ordenaba que se los metiera más adentro.

Recordé como me ordenaba cosas y yo las hacía sin pensar, solo por el ansia de obedecer. Y de pronto comencé a correrme, me convulsioné dentro de la bañera y el agua se derramó por el suelo mientras el orgasmo se alargaba más de lo normal. Cuando terminó me quedé tumbada tragando saliva, había gritado fuerte y tenía la boca seca. Me levanté de la bañera y me miré al espejo. Tenía los pezones hinchados y muy sensibles tras el maltrato que me había hecho yo misma. “Estoy loca, esa puta vieja…” pensé mientras me secaba.

Cristina
Estaba tumbada en mi cama intentando dormir, pero no podía porque me llegaban claramente los gemidos de Sara mientras follaba con Alberto.

Sentía envidia y tristeza. Alberto había venido a cenar y, mientras preparábamos la cena, Sara me había avisado:

- Oye, nena, esta noche Alberto se queda conmigo

- ¿No… no puedo participar?

- Esta noche no, cariño, que ayer lo tuviste para ti solita y hoy me toca a mí

Quise decirle que ella lo había tenido más noches para ella sola, pero me mordí la lengua, sentía miedo por si Sara se enfadaba y cortaba esta relación extraña que teníamos los tres. Mi única esperanza fue Alberto pero no dijo nada cuando los dos se fueron a la habitación de Sara.

Al final, me empecé a masturbar mientras los escuchaba. Me acaricié despacio mi estómago y mi coño por encima de las bragas, pero no tardé en estar tocarme el clítoris mientras me metía dos dedos. Me corrí un poco antes de que ellos terminaran tras un último gran gemido de Sara. Al fin se hacía el silencio.​
 
Posiblemente soy injusto, pero cada capítulo me gusta menos Cristina. Ya se que ella no está haciendo nada malo ya que es libre. Pero me parece que el karma le va a pegar fuerte porque Alberto no va a querer nada más con ella que no sea solo sexo. Ahora va a aprender lo que le pasa a Héctor. Espero que encuentre una buena chica y Cristina vea lo que se ha perdido.
De Carlos y Silvia sigo viendo que estos terminan juntos. Ya Carlos empieza a mirarla de otra forma .
 
Posiblemente soy injusto, pero cada capítulo me gusta menos Cristina. Ya se que ella no está haciendo nada malo ya que es libre. Pero me parece que el karma le va a pegar fuerte porque Alberto no va a querer nada más con ella que no sea solo sexo. Ahora va a aprender lo que le pasa a Héctor. Espero que encuentre una buena chica y Cristina vea lo que se ha perdido.
De Carlos y Silvia sigo viendo que estos terminan juntos. Ya Carlos empieza a mirarla de otra forma .
Carlos, Cristina tiene 20 años. Bastante bien maneja las cosas con Hector, intenta no darle opciones mas alla de la amistad. Y de Alberto seguro, para el es una follamiga que acepta ser parte de un triangulo ¿amoroso?, pero no creo que mas alla de eso.
A Carmen la veo realmente complicada, no se como se vayan a cruzar las historias amorosas, pero lo mas triste de todo es que la veo con el marido de Silvia, solo para joder la relacion de ellos.
Esperemos a ver como sigue la historia, que esta muy entretenida.
 
Carlos, Cristina tiene 20 años. Bastante bien maneja las cosas con Hector, intenta no darle opciones mas alla de la amistad. Y de Alberto seguro, para el es una follamiga que acepta ser parte de un triangulo ¿amoroso?, pero no creo que mas alla de eso.
A Carmen la veo realmente complicada, no se como se vayan a cruzar las historias amorosas, pero lo mas triste de todo es que la veo con el marido de Silvia, solo para joder la relacion de ellos.
Esperemos a ver como sigue la historia, que esta muy entretenida.
Pues precisamente por eso, Trafilus, lo mejor es que Héctor se olvide de ella, o al menos en cuanto algo más que amistad.
 
no se como se vayan a cruzar las historias
Mira, le voy a joder el tinglado a Fran pero yo te lo cuento.
Carlos se pone cachondo con Silvia y al final llama a una puta. Y sorpresa!!! Aparece Carmen. Que con esta última experiencia se engancha al tema.
Carlos se tira a Carmen pero sigue más cachondo aún. Así que acaba tirandose a Cristina, que con el tema de Alberto y Sara está que se roza por las esquinas, en los servicios de la empresa.
Hector lo descubre y en venganza seduce a silvia que está necesitada ya que Antonio se desfoga siendo cliente de Carmen.
Y luego ya si eso pasan más cosas y tal.
 
Por fin me pongo al día con el relato. Ya era hora de que nos trajeras otro, que se te echaba en falta.

Me está gustando bastante la historia, los personajes, la trama... Me llama mucho la atención que se lleven tres historias totalmente diferentes y que ninguna quede con menos protagonismo. Muy buen trabajo. Con ganas de leer más
 

11​

Seis días después. Sábado.
Carlos


Toqué el claxon del coche y esta vez tardaron un poco en abrir. Cuando la puerta se abrió, metí el coche y vi a Silvia y Gema mojadas. Silvia dijo:

- Perdona, estábamos en la piscina

Gema daba saltitos y grititos de felicidad. En cuanto salí del coche vino corriendo y me pidió que la aupara. Lo hice y me abrazó el cuello contándome cosas sin parar. Me reí a la vez que Silvia que dijo:

- Pero tesoro, lo estás poniendo chorreando

- No importa, hace calor y me viene bien ¿Verdad, Gemita?

La niña no paraba de reír. Me dijo:

- Ven, ven, he hecho una cosa para ti, ven, ven

- Espera, tengo que sacar unas cosas del coche, cariño

La dejé en el suelo y salió corriendo para la casa. Miré sonriente a Silvia que se me acercó diciendo:

- Bueno, como ya estás totalmente mojado…

Me dio un abrazo. Noté su cuerpo fresco, y sus pequeños pechos. Luego, me miró y me dio dos besos en las mejillas. Se separó un poco incómoda al ver como me había mojado y dijo:

- Vaya, te he puesto…

- No importa, espera, saco un par de cosas

Y abrí la puerta del maletero y saqué una bolsa con comida y otra con un regalo para Gema. Silvia me miró ladeando la cabeza:

- No tenías que traer nada

- Es para cenar esta noche, para la barbacoa

Escuchamos a Gema llamarme y ella dijo:

- Anda, vamos, que lleva toda la mañana nerviosa por sus ganas de enseñarte su “obra de arte”

- ¿Sí? Jeje

Silvia me cogió del brazo, abrazándomelo y echamos a andar hacia la casa. Notaba su pecho contra mi brazo y pensé “Te estás volviendo un viejo salido”. Le pregunté:

- ¿Y Antonio?

- Le he dado el día libre

- ¿Cómo?

- Para que descanse la cabeza, que él también lo está pasando mal con todo esto

- ¿Y dónde ha ido?

- Con los amigos, volverá por la tarde

- Ah, vale

- Así tenemos todo el día para hablar, que ya sabes lo bien que me viene tenerte aquí para contarte mis tonterías

Apretándome el brazo de forma cariñosa pero para mí excitante porque noté aún más su pecho. Entonces, aproveché que Gema venía corriendo para separarme de Silvia, totalmente incómodo por mis pensamientos. La niña me cogió la mano para tirar de mí. Le dejé las bolsas a Silvia y me fui con la niña, que impaciente, me quería enseñar unos dibujos que había hecho. Eran dibujos de una niña pero ella estaba super orgullosa. Los cogí y los puse en el frigorífico con imanes y ella se quedó encantada al verlos colgados de esa forma.

Me sentía realmente bien con esa familia pero mis reacciones con Silvia me tenían preocupado ¿Habrían vuelto mis ganas de mujeres y sexo? Me parecía increíble pero lo cierto es que cada vez pensaba más en el sexo, sobre todo por Carmen que esta semana me había tenido tonto porque se había sentado dos veces conmigo para almorzar, pero ahora Silvia también me provocaba esos pensamientos. “Solo significa que te has convertido en un viejo salido, idiota” pensé.

Cristina
Me terminé de atar las botas mientras le decía a gritos a Sara:

- ¿Estás ya? Alberto estará a punto de llegar

- Dos minutos

Suspiré, dos minutos de Sara eran media hora. Me miré al espejo. Hoy íbamos de senderismo con Alberto y sus amigos. Me había puesto unas mallas y una camiseta. Me miré. Llevaba la camiseta por fuera y me tapaba medio culo, pero me veía bien.

Fui a por Sara y entré en su habitación. Solo tenía puestas las bragas y se estaba cepillando el pelo. Dije:

- ¿Dos minutos y aún estás así?

- Ya estoy, ya estoy (mirándose en el espejo)

Vi la ropa que había dejado en la cama y que pensaba ponerse. También unas mallas y un top deportivo. Arrugué la nariz. Con ese top iba a estar muy sexy con el ombligo al aire. Además, era de tirantes y mostraría sus bonitos brazos y hombros. Salí y me fui a mi habitación.

Me volví a mirar al espejo y me vi mal, demasiado normal, no llamaría nada la atención de Alberto. No es que quisiera competir con Sara pero sí quería que Alberto me mirara. Pensé que podía ponerme. No tenía nada de ese estilo pero sí alguna camiseta que dejaba mi ombligo al aire y, por ende, mi culo más visible, y sabía que esas mallas me hacían un culo genial.

Busqué esas camisetas pero no eran deportivas, eran para salir de noche. Al fin encontré una blanca que hacía una eternidad que no me ponía porque era muy sosa. Me quité la camiseta ancha que tenía puesta y me puse esa camiseta. Me miré, no estaba mal, era ajustada y realzaba mis pechos, pero no me dejaba los hombros al aire aunque sí el ombligo. Me giré y me miré por detrás y sonreí. Se iba a quedar bizco mirándome el culo.

Decidí ponerme la otra camiseta por encima, por si acaso al final Sara no se quedaba con el top. Volví a la habitación de Sara. Ya estaba vestida. Estaba de espalda a mí maquillándose y vi su culito, también le gustaría a Alberto. Sonreí, esa noche nos follaría a las dos, lo tenía claro. Había sido una semana extraña, Alberto no había querido trío, se había acostado conmigo una vez y otra con Sara, pero por separado.

Sara se giró y cogió una chaqueta de chándal y se la puso:

- ¿Ves? Ya estoy

- Al fin

- Y solo lleva 15 minutos esperando abajo

- ¿Ha llamado?

- Me mandó antes un mensaje ¿Vamos?

- Estará enfadado por esperar

- Bah, que se aguante, se folla a dos preciosidades ¿Qué más quiere?

Y me cogió del brazo riendo y salimos de casa.

Silvia
Me tumbé en la hamaca cansada de tanta agua, Gema era más pez que niña, nunca quería salir de la piscina. Miré como no paraba de reír con Carlos, pidiéndole juegos y atención.

Sonreí, Gema adoraba a Carlos de una forma que él seguro que no era consciente del todo. Todas las noche teníamos un ritual antes de que se durmiese. Se lo había enseñado en cuanto empezó a hablar, una pequeña frase donde pedía que papá y mamá fueran felices. Y Gema, por mutuo propio, había añadido a sus abuelos y a Carlos.

Pero era normal querer a Carlos, era un hombre maravilloso. Me sentía muy triste cuando pensaba en su soledad autoimpuesta, como un castigo porque sentía que ya no tenía derecho a ser feliz tras lo que le pasó a su hijo. Volví a pensar lo mismo que siempre pensaba, tenía que buscarle una buena mujer porque si no, alguna guarra lo pillaría, una guarra como esa Carmen, que seguro que lo manipularía a su antojo.

Estaba segura que Carlos, si quisiera, ligaría sin problema. Era mayor, sí, pero tenía un atractivo evidente, y más si se hablaba con él. Y a pesar de ser demasiado mayor para mí, yo no era inmune a ese atractivo, ni mucho menos, pero él me había tratado siempre como una hija, tutelándome y ayudándome en todo. No quería decir que me lo tiraría, eso no, solo era que lo veía sexualmente atractivo.

Meneé la cabeza “Eres tonta, muy tonta, pensar en atracciones sexuales cuando prácticamente eres una frígida” porque esa era la verdad, el sexo no me interesaba nada de nada.

De repente, me vino a la cabeza el primer día que conocí a Carlos. Fue en la entrevista de trabajo hacía 8 años. Yo acababa de terminar en la facultad y pensaba que estaba sobradamente preparada. Había hecho una pequeña beca y estaba buscando un trabajo de verdad. Había tenido un par de entrevistas con consultoras grandes. Las entrevistas fueron muy cortas, unas preguntas sobre mis conocimientos y luego sobre mí. Era casi seguro que me llamarían, estaban buscando gente como locos tras el fin de la crisis. Entonces vi en la facultad el anuncio del puesto de trabajo en la empresa de Carlos y había enviado mi currículum sin mucha intención de ir si me llamaban, lo que quería era ser parte de una gran empresa y el anuncio era de una empresa de menos de 50 trabajadores.

Al final sí que me llamó y concertamos una entrevista. Fui a ella de forma casi condescendiente, sin intención de entrar en esa pequeña empresa. Carlos me recibió en su despacho que me pareció super cutre e inmediatamente empezó a preguntarme por mis conocimientos técnicos. Pero fueron preguntas profundas, nada que ver con las de las consultoras. Me empecé a poner nerviosa al darme cuenta que o no sabía lo que me preguntaba o directamente, ni lo había escuchado alguna vez. Además, Carlos me pareció una persona tremendamente instruida y hablaba de forma muy segura, amable y sin rodeos.

Él se dio cuenta de mi nerviosismo cuando me quedé casi tartamudeando sin saber que responder por décima vez consecutiva a una de sus preguntas. Entonces, empezó a contar anécdotas y a bromear. Me quedé flipando. Yo estaba muy seria, siempre era muy seria, y ese tío se ponía a reírse de él contando pifias que había cometido. Y no sé muy bien como, empecé yo a contarle anécdotas de la facultad, de cosas que me habían pasado. Y estuvimos dos horas charlando como amigos, riéndonos y bromeando, yo que siempre era tan seria pero ese hombre había conseguido en unos minutos relajarme y que me abriera a él. Estaba flipando de verdad. Y se me ocurrió una idea ¿Estaría intentando ligar conmigo? Porque yo era una chica de 25 años bastante atractiva, era consciente de ello, y él un cuarentón ¿Sería eso?

Entonces dijo:

- Perdona, Silvia, estoy siendo muy poco profesional

- ¿Qué? No, bueno, yo…

- Mira, volviendo al tema de la entrevista… Sé que esta empresa no es atractiva, somos pequeños y el departamento de informática soy yo y solo yo. Pero estamos creciendo y necesito ayuda. Y sé que todo lo que te he preguntado no lo conoces, es normal, son cosas que no se ven en la facultad

- Ya

- Pero quería que fueras consciente de que si entras aquí, deberás aprender muchas cosas

- Lo sé (era mentira, hasta ese momento no había sido consciente de verdad que no sabía nada práctico de las cosas que se hacen en las empresas)

- E imagino que habrás hecho más entrevistas, entrevistas con empresas importantes como las consultoras

- Mmmm sí

- Y esas empresas son mucho más atractivas, lo sé

No dije nada y esperé. Él continuó:

- Y sospecho que podrás pensar que soy un viejo verde y puedo intentar ligar contigo, es evidente que eres una chica muy guapa, pero no soy así, pero no tienes forma de confiar en mí, lo sé, solo tienes mi palabra que esa no es mi intención

- Bueno, no sé si que me lo digas lo hace más sospechoso

Carlos se empezó a reír y dijo:

- Pues tienes razón, perdona, es que estoy un poco nervioso, no se me dan bien estas cosas

Le sonreí. Él dijo:

- Pues, si te digo la verdad, ahora no sé como arreglarlo

Lo miré sonriendo más. Me caía bien este hombre, tenía ojos tristes pero simpáticos. Mi intuición me decía que no era un viejo verde. Le eché desparpajo y le dije:

- Pues haciéndome una buena oferta

Y él se rio aún más. Luego dijo:

- Me gusta que no te calles nada

- No tengo pelos en la lengua, o eso dice mi novio

Él se rio de nuevo, con buen humor. Lo de mi novio era verdad a medias, me lo decía mi exnovio, en ese momento estaba soltera. Entonces se puso serio:

- Te seré sincero, aquí hay mucho trabajo, no será fácil si al final trabajas con nosotros porque seríamos solo dos personas

- Ya

- Pero sí te prometo, y pondré en el contrato, que cualquier hora extra se te pagará como hora extra, y también las guardias cuando estés preparada para eso



Asentí. Las consultoras tenían fama de pedir echar muchas horas extras sin pagarlas. Se me quedó mirando un largo rato, pensando. Entonces dijo:

- Eres la octava persona a la que entrevisto para este puesto

- Ajá

- Todas las entrevistas duraron media hora y nosotros llevamos ya más de dos horas

Asentí. Él dijo:

- Creo que podríamos trabajar bien juntos, me parece que tienes un fuerte carácter y eso me gusta, y durante nuestra conversación me has corregido cuando me he equivocado, no te has quedado callada sin decírmelo

- ¿Sabias que estaba mal cuando me lo has dicho?

Él sonrió y dijo:

- Trucos de entrevistador, más que saber que conocimientos tienes, quiero saber como eres y si podremos trabajar juntos

- Ah

- Y cuando te he contado esa anécdota tan vulgar, me lo has recriminado sin cortarte

- Claro, es que menuda burrada

- Sí

- ¿Era otra prueba?

Sonrió. Entonces me dijo:

- Mira, en las consultoras serás una más del montón de novatos, y tendrás que luchar por hacerte notar

- Eso no es un problema para mí

- Bien porque aquí también tendrás que luchar pero por aprender

- Ya te digo que eso no me asusta

- Y en las consultoras os ofrecerán contratos con el salario mínimo, 14.000€ brutos anuales

- Lo sé

- En 5 años podrás llegar a los 25.000 o poco más

Eso no lo sabía. Esperé. Él dijo:

- Yo opino que un técnico no puede empezar desde tan bajo tras tantos años estudiando, me parece un insulto y una vergüenza como se aprovechan

- ¿Y qué ofreces?

- Te puedo ofrecer mucho trabajo por 24.000€ brutos más horas extras

Lo miré boquiabierta ¿Había gato encerrado? Él continuó:

- Mi intención es clara ¿No?

- No… no lo sé

- Quiero a alguien que no esté pensando en el salario para irse a los dos meses a otra empresa por 1000€ más al año

- Ah

- Quiero a alguien que, cuando aprenda, siga queriendo trabajar sin estar mirando otras ofertas porque pocos pagarán tanto a alguien con poca experiencia

Lo miré seriamente. Entonces se levantó y me dijo:

- Bueno, ya solo queda que te lo pienses y te decidas

También me levanté y pregunté:

- ¿Tengo un mmmm plazo?

- Te diré otra cosa, eres la primera a la que le ofrezco el trabajo

- Oh

- Como entenderás, seguiré haciendo entrevistas, pero te reservaré el puesto mmmm ¿una semana? ¿Crees que te darán la oferta de esas consultoras en ese plazo?

- No… no lo sé

- Bueno, piénsalo, pregunta y entonces decides

- Bien

- Y si tienes alguna duda, aquí me tienes

- No… no conozco todas las condiciones ¿No?

- Cierto… si te parece, te preparo el contrato y te lo mando a tu correo, viene en el currículum ¿Verdad?

- Sí

- Pues quedamos en eso

Y me alargó la mano a modo de despedida. Se la estreché y me fui, flipando en colores.

Obviamente, acepté la oferta y jamás me había arrepentido, una de mis mejores decisiones, a pesar de lo cansada y extenuada que estaba bastantes veces por tanto trabajo, pero trabajar con Carlos era lo mejor, un hombre de paciencia infinita y conocimientos enormes, y tremendamente guasón, siempre me provocaba una sonrisa, y jamás se había insinuado, nunca. Ni una mirada de más ni comentarios indecentes, es más, era yo la que le contaba más cosas de las que debería. Además, lo más importante, trabajar en la empresa había hecho que conociera a Antonio.

Me levanté y fui al borde de la piscina. Carlos debía estar cansado de tanto juego. Dije:

- Gemita, es hora de salir un rato de la piscina

- No, quiero estar aquí con Cajlos

- Pero nena, que Carlos necesita descansar un poco

Él se rio y dijo:

- Me vendría bien, que soy una persona mayor, Gemita

- Pero yo quiero jugar más

Le dije:

- Anda, sal y pinta un poco, que habrá que seguir decorando ese frigorífico ¿No?

A la niña se le iluminó la cara y asintió. La alcé y salió corriendo a una toalla en el césped donde tenía sus rotuladores y papeles para pintar. Carlos salió de la piscina y dijo:

- ¿Qué le dais de comer a esta niña? Menuda energía

Sonreí mientras íbamos hacia las sillas. Le dije:

- ¿Quieres un café?

- Sí, espera a que me seque y…

- No, voy yo, échale un ojo a Gema, ahora vengo

Al poco, volví con dos tazas y me senté a su lado. Estuvimos charlando sobre Gema y las pruebas y citas médicas de la semana, aunque él ya estaba al tanto de todo, todas las noches me llamaba para preguntar. También hablamos un poco del trabajo, de como se estaban comportando Cris y Héctor, y de mi teletrabajo. Luego, él preguntó:

- ¿Y Antonio? ¿Cómo lleva lo de ir y venir al trabajo desde aquí?

- Bueno, se queja, pero es normal, es un buen rato más

- Ya

- Pero mira a Gema, está tan feliz aquí que merece la pena

- Bien, bien

Nos callamos y entonces le dije:

- Esta semana lo hemos hecho y fue cosa mía

Él me miró visiblemente perturbado, le incomodaba estas confesiones mías. No debería contarle estas cosas privadas, lo sabía pero es que necesitaba hablar con alguien y no había nadie mejor que él para escuchar y comprenderme. Continué:

- No… no es que yo tenga ganas de sexo pero creo que lo necesitamos, me parece que sin sexo una pareja no… no sé, desconecta ¿No crees?

- Sí, lo creo

- Así que se lo pedí y, bueno...

- ¿No quiso?

- Sí, claro, claro que quiso, el problema soy yo

- Tu estrés

- Supongo, pero hoy he pedido cita a mi ginecóloga

- ¿Y eso?

- No sé, algo me pasa, tengo la libido por los suelos, y…

Me callé. Eso no pensaba contárselo, sería demasiado, pero la realidad es que estaba seca, no conseguía lubricar nada. Me miró esperando y le dije:

- Bueno, más cosas que mejor no te cuento

Y le sonreí tímidamente. Él asintió y dijo:

- Haces bien, seguro que solo es el estrés y las preocupaciones, pero haces bien en ir al médico

- Ya, a Antonio no le he contado nada, no quiero mmm no quiero que me rechace

- ¿Rechazarte? Pero si estás guapísima

- Ya, seguro

Me sonrió con su sonrisa más encantadora. “¿Ves? Por esto me gusta hablar contigo, me haces sentirme bien” pensé mientras meneaba la cabeza. Dije:

- Y no he vuelto a tomar la píldora

- ¿No?

- No es que vayamos a buscar activamente mi embarazo pero tampoco voy a hacer que no pueda ocurrir

- ¿Y lo sabe Antonio?

- Sí, y le parece bien, si en algún momento llega, pues bien

“Aunque difícilmente llegará si se corre en mi cara como el otro día” pensé mientras decía:

- Intentaré que el sexo vuelva a ser divertido y espontáneo, no como la semana de mi ovulación, aquello fue un desastre

- Bien, te hace falta divertirte, te vendrá bien

- Esa es la idea

Y por eso el otro día le había pedido que se corriera en mi cara, que hacía años que no lo hacía, para que viera que mi actitud era otra, sin pensar en el embarazo.

Miré a Carlos que bebía su café mirando a Gema. Y entonces pensé “¿Cómo será en la cama? Seguro que es buen amante, cariñoso y tranquilo, pero seguro de sí mismo y experimentado” y, acto seguido, me reprendí a mí misma “Pero ¿Qué haces pensando en eso? ¿No quieres sexo pero piensas en como sería con tu mejor amigo? Estás fatal, Silvia, fatal”.

Carmen
Dejé el secador en la mesa y me atusé el pelo comprobando que estaba ya seco. Luego, cogí crema y me la esparcí por todo el cuerpo. Esperaba que fuera buena de verdad porque costaba un ojo de la cara. Había sido una semana de mucho gasto, entre la obra, los muebles y mis compras, me quedaban solo unos 600 euros de lo que me dieron el sábado.

Al menos había conseguido una buena rebaja en la obra. El jueves, cuando ya no tenía esperanzas, Santi me había traído lo de los materiales, y con eso, ayer viernes estuve negociando con el asqueroso de su tío y conseguí una buena rebaja. “El muy cerdo, querer timarme a mí” pensé recordando con satisfacción su cara de enfado tras el descuento. La verdad es que Santi se había portado bien, había estado toda la semana llorándome por sexo y yo negándome porque le había pedido solo un pequeño favorcito y él no me lo daba. “Que sencillo es manipular a los tíos” pensé riéndome. Seguramente yo tenía tantas ganas de sexo como él pero me mantuve en mis treces. Ese jueves, tras darme la información, le hice una buena mamada y hoy le daría su recompensa de verdad.

Me miré al espejo, esperaría un poco mientras mi piel absorbía la crema. Observé mi imagen en el espejo, estaba estupenda. No se me notaba nada el maltrato del sábado, pero nada de nada, era increíble teniendo en cuenta lo que me había dolido.

Me había depilado a conciencia y estaba muy suave por todo mi cuerpo. Hoy dejaría a Santi que se estrenara follando un culo, estaba segura que nunca lo había hecho y, como les pasaba a casi todos los tíos, sería una de sus fantasías. Además, me apetecía sexo duro, a ver si se comportaba y me lo follaba bien sin correrse rápido. Y con esa polla que se calzaba, seguro que me dolía un poco y tenía ganas de eso.

Saqué la ropa que me pensaba poner y recordé la discusión de esa mañana con Santi. Quería venir a las 2 o 3 de la noche y le dije que no, que ni hablar, que quería salir y divertirme. Él decía que no podía salir conmigo, que estaría son su novia. Cuando le amenacé con salir yo sola y que seguramente algún tío bueno me ligaría, él se enfadó diciendo que le había prometido follar con él. Le dije que sí, pero que si él no venía conmigo, puede que otro se le adelantase. Al final, me aseguró que saldría conmigo y que ya le contaría alguna historia a su novia. Sonreí al recordarlo “lo tenía bien cogido por los huevos”.

Miré la ropa, era nueva, la estrenaría esa noche. Un vestido escotado y ajustado, muy sexy, negro con brillantitos en la falda. Me pensaba poner medias con encaje y nada más, no pensaba llevar ropa interior. Solo el vestido, las medias y mis preciosos zapatos de tacón de aguja también me había comprado esa semana.

“Demasiados gastos” pensé de nuevo pero es que necesitaba todo eso, toda la ropa, cremas y perfumes que me había comprado. No tenía que dejar de comprarme cosas, lo que necesitaba era aumentar mis ingresos. Como lo del tonto que me pagara las facturas iría lento, ya había comenzado a actuar con lo de aumentar mis ingresos. Esta semana había comido dos veces con el baboso de Carlos. Pensaba pedirle un aumento importante y ya estaba “trabajando” en convencerlo. No sería ningún problema, estaba segura.

Terminé de vestirme y salí de casa. Me miré en el espejo del ascensor. Estaba tremenda, seguro que iba a ser una buena noche. Miré en el bolso para asegurarme que no me había olvidado mis pastillitas.

Carlos
Miré la hora, quedaba poco para las 12 de la noche pero no conseguía dormirme. Había tomado demasiadas cervezas con Antonio mientras preparábamos la barbacoa y ahora me molestaba el estómago. Me removí en la cama. Llevaba media hora dando vueltas en la cama sin conseguir dormirme.

Al final, decidí irme a la cocina y prepararme una infusión. Me levanté despacio. Abrí mi puerta y caminé despacio. Entonces escuché un ruido inconfundible, un gemido de mujer. Me detuve sorprendido. Se escucharon varios más. Miré hacia la habitación de Silvia. Tenían la puerta casi cerrada pero no del todo. Sabía que a Silvia no le gustaba cerrarla por Gema, para asegurarse de escucharla si llamaba. No pude evitar ir hacia esa puerta. Intenté irme, me lo decía a mí mismo pero miré a través de la pequeña rendija. Vi a Silvia desnuda a 4 sobre la cama, con Antonio detrás de ella follándola rápido.

Me quise ir pero no me podía mover. Observé el cuerpo de Silvia ya que entraba bastante claridad desde las ventanas abiertas. Estaba casi de perfil a mí y veía su pequeño pecho apuntando a la cama. Entonces escuché a Silvia decir en tono bajo:

- Así, cariño, así, dame fuerte, me gusta

Y como aumentaban sus gemidos. Entonces me retiré, avergonzado por invadir su privacidad. Me fui a mi habitación “Joder ¿Ves como eres un viejo verde? Mira que hacerle eso a Silvia, ella que confía en ti”.

Cristina
Me senté en el sofá suspirando. Estaba destrozada. Sara me sonrió y dije:

- Dios, como pueden dolerme tanto los pies

- A mí también, creo que nunca he andando tanto en mi vida

Habíamos llegado a casa hacía un rato, y nos habíamos duchado por turnos. Primero Sara, luego yo y ahora estaba Alberto en la ducha. Me puso los pies encima y dijo:

- Mira, seguro que se me cae la piel

Le cogí el pie y comencé a masajeárselo. Entonces dijo:

- Oh, que gusto, sigue, sigue, tía

Sonreí y seguí. Sara cerró los ojos y dijo:

- Al quiere que salgamos

La miré con la boca abierta y respondí:

- ¿Está loco?

- Eso quiere

- ¿Tú tienes ganas?

- ¿Yo? Pero si no puedo mover mis piececitos, como para ponerme ahora tacones y salir a bailar

- Uff, menos mal, yo no puedo con mi alma

Las dos llevábamos ropa de estar en casa para quedarnos, pantalones cortos y camisetas cómodos. Al rato llegó Al con una toalla alrededor de la cintura y dijo:

- Pero ¿Todavía estáis así?

Sara dijo:

- Tío, que estamos reventadas

- ¿Por ese paseillo de nada?

- ¿De nada? (y le tiró la revista que tenía más cerca)

Él se rio y dijo:

- ¿De verdad no queréis salir?

Le respondí yo:

- No, estamos muertas

Nos miró haciéndose el enfadado. Entonces dijo:

- Pues habrá que pensar en otra forma de divertirnos ¿No?

Las dos lo miramos cansadas. Entonces se quitó la toalla y se giró para meterse en las habitaciones mientras decían:

- Aunque quizás las señoritas también están muy cansadas para eso

Sara y yo seguimos ese culo hasta que se perdió de vista. Entonces Sara dijo:

- Creo que podemos hacer un esfuerzo ¿No?

- Creo que sí

Y nos reímos mientras hacíamos gestos de dolor al levantarnos. Encontramos a Alberto tumbado en el centro de la cama de Sara, desnudo y sonriente.

Sara rápidamente se quitó la camiseta y luego el pantaloncito y, por último, sus bragas y se echó a la derecha de Alberto. La secundé y me eché a su izquierda, los tres desnudos y riéndonos. Rápidamente pasé suavemente mis dedos por su cuerpo, excitada de inmediato. Apoyé mi cabeza en su pecho y aspiré su olor, me encantaba como olía recién duchado.

Alberto dijo:

- Me habéis tenido malo todo el día

Sara, coqueta, dijo:

- ¿Nosotras?

- A mí y a mis amigos

- ¿Y eso?

Nos cogió nuestros culos y Sara rio. Entonces ella alargó su mano cogiéndome un pecho y dijo:

- ¿Y no serían por estas?

- Y por otras más

- ¿Mis chiquitinas? No creo

Y se incorporó un poco para poner una de sus tetas en la boca de Alberto que comenzó a chuparle el pezón mientras Sara gemía flojito. Luego, se volvió a tumbar y le dio a Alberto un morreo largo y húmedo. Los miré mientras notaba la mano de Alberto apretándome el culo.

Cuando Sara paró, me miró sonriente, con los ojos brillantes de excitación y me hizo un gesto indicando que ahora me tocaba a mí. No era el primer morreo que les veía ese día. Como Alberto no quería habladurías entre sus amigos cuando salíamos con ellos, Sara era la “pareja” y yo la amiga. Me lo había pedido él durante la semana y yo acepté, no me importaba, haría lo que él quisiera mientras en la privacidad fuera mío.

Iba a incorporarme para besarlo cuando Alberto dijo:

- Hoy hemos tenido un poquito abandonada a Cris, habrá que hacer algo especial para ella ¿No, Sara?

Ella lo miró con interés y preguntó:

- ¿Qué has pensado?

- Que aún no le has devuelto el favor por lo que te hizo la primera vez

Ella rio y dijo:

- ¿Quieres que le coma el chochito a mi amiga?

Pero me miró a mí picaronamente. Luego, miró a Alberto y dijo:

- ¿Y si a mí me gusta más comer otras “cosas”?

- Bueno, eso no lo sabes, aún no lo has probador

Sara se rio fuerte, nerviosa, y me miró de nuevo. Entonces, se incorporó y se puso encima mía a 4 patas y me preguntó:

- ¿Tú qué dices, Cris?

- N… no sé

- ¿Te gustaría que te comiera el chochito?

Miré a Alberto que nos observaba excitadísimo. Pensé “Vale, hoy quieres rollo bollo, pues lo tendrás”. Puse mi mano en el cuello de Sara y la empujé hacia mi, dándonos un morreo con mucha lengua. Luego, la empujé suavemente a mi tetas, que chupó con ansia. Entonces paró para mirarme con una risita nerviosa y bajó lentamente besando mi estómago y muslos. Se puso entre mis piernas y tardó una eternidad en llegar a mi coño, entre risitas y besitos en los muslos, no se decidía, pero al final noté su lengua en mis labios vaginales, muy levemente. Me daba pequeños lametazos, sin casi ahondar.

Alberto dijo:

- Haz que se corra, Sara

Y pensé “Ni de coña me voy a correr así”. Al fin, Sara tocó con su lengua mi clítoris y sentí un escalofrío pero Sara retiró su lengua rápidamente. Me estaba impacientando porque quería follar con Alberto y así íbamos a tardar mucho. Le dije:

- Ven, hagamos un 69

Ella se quedó sorprendida y Alberto celebró la idea:

- Sí, sí, un 69, daos placer a la vez

Sara dudó y me moví tirando de ella hasta que conseguí que se pusiera encima mía. De inmediato lamí toda su rajita, metiendo mi lengua dentro de ella, estaba muy mojada. Sara gimió y dijo a modo de protesta:

- ¡¡Tía!!

No le hice caso y lamí y chupé su clítoris con rapidez. Las piernas de Sara temblaron. Ya no intentaba comérmelo, solo gemía. Le metí un par de dedos y ella se estremeció y dijo:

- No pares, no pares

No pensaba parar. Seguí lamiendo y ella, de repente, agachó la cabeza y me lo comió de verdad, noté su lengua dentro de mí, y sus dedos también, me buscaba con ansia pero solo duró unos segundos porque levantó la cabeza con un gemido largo y empezó a temblar con un orgasmo. Y cuando estaba terminando, Alberto se incorporó, se puso encima mía y se la metió. Comenzó a follarla rápidamente. Veía moverse sus huevos a escasos milímetros de mi cara y saqué la lengua para lamerlos cuando pasaban por mi boca. Sara se corrió de nuevo, solo unos segundos después del primer orgasmo, esta vez gritando y retorciéndose. Se tumbó a mi lado sin dejar de temblar.

Cogí la polla de Alberto y me la metí en la boca. Ahora era solo mío. Chupé con ansia, sabía a coño pero me daba igual. Luego, se puso encima mía y me folló rápidamente.

Sara estaba fuera de combate, solo nos miraba. Me corrí a 4 sobre la cama, con él cogiéndome las caderas. Entonces dijo:

- Venid, tumbaos y besaos

Nos pusimos la una al lado de la otra pero invertidas, y comenzamos a besarnos lentamente, con mucha lengua. Alberto, encima nuestra, se masturbaba rápidamente hasta que comenzó a echarnos su leche en nuestras caras. Luego, me metió la polla en la boca y chupé buscando su semen. Hizo lo mismo con Sara y luego, se tumbó exhausto.

En algún momento me dormí, con mi cara llena de leche, pero Sara me despertó para ponernos bien en la cama, ya que yo estaba al contrario, con los pies en la cabecera y la cabeza en los pies. Me incorporé y ella me dio una toallita para limpiarme. Luego, me tumbé y me dormí de inmediato.

Carmen
Nos metimos en un taxi riéndonos. Estábamos bastante colocados y cachondos. Miré como Santi me metía mano debajo de la falda mientras le indicaba al taxista la dirección. Lo besé ardientemente. Llevaba toda la noche caliente, muy caliente, y Santi aún más, me había encargado de ello.

Había flipado cuando me había metido mano por debajo de la falda en la discoteca para descubrir que iba sin bragas. Eso lo puso a 100. Me lo llevé a un WC y me puso contra una pared para follarme rápidamente. Y luego lo había seguido calentándolo toda la noche.

Santi me besaba en el cuello y vi la mirada de desaprobación del taxista. Cuando paró, Santi bajó riéndose y pagué al taxista que cogió el dinero y me devolvió el cambio. Le iba a dejar algo de propina pero dijo:

- Señora, que podría ser su hijo

- Métase en sus asuntos, cabrón

Y salí sin dejarle nada de propina. Nos metimos en mi portal y subimos en el ascensor sin dejar de besarnos, con sus manos por todo mi cuerpo. Conseguí abrir la puerta de mi casa a duras penas y entramos besándonos hasta llegar al dormitorio. Mi hijo estaba con su padre así que no había problema.

Nos desnudamos rápidamente y le chupé la polla. Me encantaba esa polla tan dura y grande. Luego, me incorporé y me puse sobre él. Lo cabalgué lentamente, con él chupándome las tetas. Le dije:

- ¿Vas a querer tu recompensa por ser un buen chico?

- Sí

Me quité de encima de él y me puse a 4 sobre la cama. Él me cogió por las caderas y me la metió de un porrazo. Gemí y le dejé follarme. Me estaba gustando pero tenía ganas de otra cosa. Le dije:

- No, por ahí no

- ¿Qué?

- Por el otro agujero

Él se quedó parado y preguntó:

- ¿Por el culo?

- ¿Te has follado alguna vez uno?

- N...no

- Pues esa es tu recompensa, métemela, pero antes, ponte lubricante, lo tienes en la mesita

Él se salió y cogió el botecito. Lo miró con curiosidad. Le iba a meter prisa pero me vi en el espejo y me excité aún más y se me ocurrió otra idea. Estaba solo con mis medias y tacones y me recordó lo ocurrido la semana anterior. Le dije:

- Espera

Y me incorporé mirando a mi alrededor. Encontré sus vaqueros y saqué el cinturón. Lo doblé en dos y se lo di. Él lo miró sin comprender. Me volví a poner a 4 sobre la cama y le dije:

- Azótame

- ¿Cómo?

- Que me azotes con el cinturón, coño

- ¿En el culo?

- Claro, venga, rápido

Indeciso, me propinó un azote muy suave. Le dije:

- Más fuerte

Volvió a repetir pero seguía siendo suave. Me levanté y lo encaré:

- No me voy a romper, dame más fuerte

- Pero Carmen…

- Y me tienes que insultar, coño, estás azotando a una tía, tú tienes el control, haz que se note

Me volví a poner a 4. Esperé y, de repente, me llegó un azote de verdad. Grité. Me preguntó:

- ¿Así?

- Sí

- ¿Cuántos?

- Tú mandas

Me pegó otro y le dije:

- Y ordéname que cuente

- ¿Qué?

- Los azotes, que los cuente

- Está bien… Zorra, cuenta los golpes

- Sí… señor

Me dio otro y conté:

- Uno, señor

Llegamos a 15. Se me habían saltado las lágrimas pero estaba más cachonda aún. Miré atrás. Santi seguía con la polla dura. Soltó el cinturón y cogió el bote. Se echó sobre la polla y le dije:

- Ponme también a mí

Me hizo caso. Se puso detrás mía pero no atinaba a metérmela en el ano, se le resbalaba. Me impacienté y le cogí la polla para apuntar. La fui metiendo lentamente mientras pensaba “Joder, que cabrón, que grande la tiene”. Cuando estuvo dentro una buena parte, giré la cabeza para mirarlo y le dije:

- Dame fuerte

Empezó a moverse despacio y le dije:

- Más fuerte, rómpeme el culo

Empezó a moverse rápido. Me dolía bastante pero, a la vez, me gustaba más. Comencé a tocarme el coño mientras le gritaba que me diera más duro. Me corrí al notar como él se corría dentro de mi culo. Fue un orgasmo largo, que me duró aún cuando su polla se salió de mí. Temblé boca abajo y así me quedé.

Tras unos minutos, él se empezó a vestir. Me giré, me dolía el culo y el ano, y sabía que al día siguiente sería peor, pero había merecido la pena. Me dijo:

- Estás como una puta cabra

- ¿No te ha gustado?

- Sí

- ¿Entonces?

- Tienes el culo rojo, coño

- Y tú tenías la polla dura mientras me azotabas

Me incorporé y lo besé lentamente. Le dije:

- ¿Ves lo que pasa cuando me tienes contenta?

- ¿Que me pides que te pegue?

- Que probarás cosas nuevas, nene, anda, vete

- ¿Cuándo volveré a verte?

- Ya te llamaré

Y le di un pico y me metí en el baño. Lo escuché irse mientras me miraba el culo. “No está tan mal, el sábado anterior me dejaron el culo mucho peor”. Me limpié la corrida de Santi, me eché la crema que me dio la arpía, oriné y me acosté desnuda. Estaba muy cansada pero satisfecha.​
 
Carlos y Silvia ya están pensando uno del otro de forma más sexual, así que no creo que tarde mucho para que tengan sexo. Incluso siendo mal pensado, no me extrañaría que Silvia estuviera pensando en Carlos cuando estaba con Antonio.
Del resto de personajes, de Carmen nada que decir, Héctor, de momento parece que está como aparcado y Cristina , cada vez me gusta bastante menos.
Por último decir que si Silvia está seca con Antonio, por algo será, inconscientemente, está deseando acostarse con Carlos y eso es mutuo, que va a pasar y que probablemente repitan, no tengo dudas. Y que estos 2 acaban juntos, también lo creo.
 
Guauuuu menudo capítulo 😳 me ha encantado, Carlos se va despertando veremos como evoluciona, espero que no se líe con Silvia, está claro que hay cierta atracción por parte de ambos pero también mucha amistad.

Sara la veo muy enamoradiza, su amiga sólo quiere disfrutar del sexo con un pibón, pero ella no separa sexo de asuntos del corazón creo que le acabarán haciendo daño, por otro lado está claro que disfruta del sexo con las chicas, a donde le llevará esta nueva faceta……

Y Carmen ufff menuda perla está, al final el rollo sado le ha gustado, veremos un nuevo encuentro con el francés y su mamá 🙄

Un capítulo muy interesante con su buena dosis sentimental y también de sexo, dejándonos conocer algo más del pasado de Silvia y Carlos, enhorabuena FranRel 👏👏👏👏👏
 
Guauuuu menudo capítulo 😳 me ha encantado, Carlos se va despertando veremos como evoluciona, espero que no se líe con Silvia, está claro que hay cierta atracción por parte de ambos pero también mucha amistad.

Sara la veo muy enamoradiza, su amiga sólo quiere disfrutar del sexo con un pibón, pero ella no separa sexo de asuntos del corazón creo que le acabarán haciendo daño, por otro lado está claro que disfruta del sexo con las chicas, a donde le llevará esta nueva faceta……

Y Carmen ufff menuda perla está, al final el rollo sado le ha gustado, veremos un nuevo encuentro con el francés y su mamá 🙄

Un capítulo muy interesante con su buena dosis sentimental y también de sexo, dejándonos conocer algo más del pasado de Silvia y Carlos, enhorabuena FranRel 👏👏👏👏👏
Pues a mí sí me gustaría que Carlos y Silvia acaben juntos.
 
inconscientemente, está deseando acostarse con Carlos y eso es mutuo, que va a pasar y que probablemente repitan, no tengo dudas. Y que estos 2 acaban juntos, también lo creo.
Ahí va a ver algún encuentro que otro entre los protagonistas pero entre Carlos y silvia no va a pasar nada. Pero nada de nada.
Vamos, que no.
 
Lo de Carmen va pillando forma poco a poco.
Es, sin duda alguna, la que nos lo va a hacer pasar más divertido de los 5 protagonistas.
Le está pillando el rollito sumiso-sado y le va a pillar el rollito 6000€ la sesión.
Esta se nos hace una experta en dos capítulos.
Carmen, que tú puedes!!!
Y yo que lo lea!!!
 
Lo de Carmen va pillando forma poco a poco.
Es, sin duda alguna, la que nos lo va a hacer pasar más divertido de los 5 protagonistas.
Le está pillando el rollito sumiso-sado y le va a pillar el rollito 6000€ la sesión.
Esta se nos hace una experta en dos capítulos.
Carmen, que tú puedes!!!
Y yo que lo lea!!!
Tenemos puntos de vistas radicalmente opuestos. A mí me parece la peor de todos los protagonistas.
 
No te vengas arriba que somos ejemplos claros de malos apostadores.
Alguna alegría nos dan pero elegimos equipos de pocas fiestas.
En fin. Que no Carlos, que no se lían.
Y yo digo no solo que se lian, si no que acaban juntos.. A no ser que la amiga que le presente le haga tilín.
Pero si los dos están ya pensando uno en el otro, tienen una gran amistad y algo más, y encima la hija le quiere mucho, yo si lo veo.
 

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