13
Tres días después. Miércoles por la mañana
Cristina
Miré la pantalla con los ojos desorbitados “no, no, no”. Me invadió una oleada de pánico absoluto. No me podía mover ni respirar ni nada. Cerré los ojos y volví a mirar. “¿Qué he hecho?” miré rápidamente al despacho de Carlos pero estaba reunido con una mujer. No podía interrumpirlo. Dije con un hilo de voz:
- Héctor
Él, concentrado en su trabajo, no me escuchó. Repetí su nombre pero no podía hablar más alto. Mi pánico era total, estaba paralizada. Entonces, él levantó la cabeza, me miró y puso cara de susto. Se me acercó y preguntó:
- ¿Qué te pasa?
No le podía hablar, no me salían las palabras, solo señalé la pantalla. Él miró sin comprender. Dije con un hilillo de voz:
- He… he borrado el servidor Neptuno1
Carlos llamaba a todos los servidores con nombres de planetas. Héctor abrió mucho los ojos. Era el servidor principal de la empresa. Me dijo:
- ¿Cómo?
- Yo… yo…
Empecé a llorar. Héctor me dijo:
- Tranquila, Cris, tranquila, explícame que ha pasado
- Es… estaba pre… preparando todo para… para… para la actualización de esta noche y...
Me temblaba todo el cuerpo. Héctor me pasó mi botella de agua y bebí. Entonces dije:
- He ido a borrar unos logs temporales y… no sé que he hecho pero… pero mira
Héctor cogió mi teclado y se puso a revisar. Me levanté como pude, esto era muy grave, se lo tenía que contar a Carlos para que hiciera algo pero me derrumbé de nuevo en mi silla:
- Me va a echar, me va a echar
- No, no, espera
- He… he borrado un servidor
- No está todo borrado, espera
- No, no, por favor, no puedo perder este trabajo, no, no
Intenté de nuevo levantarme y él me cogió la mano y dijo:
- Espera, déjame revisar una cosa
- Pero…
- Solo un minuto, no vayas aún, un minuto
Y se fue a su sitio. Yo miraba a Carlos, me iba a echar, era un error fatal y era culpa mía, tenía la cabeza en las nubes.
Sonó el teléfono y Héctor respondió:
- ¿Sí? ¿No funciona? Lo revisamos y ahora los volvemos a llamar
- ¿Quién era?
- Nada, no te preocupes
- Era por esto ¿No? Oh, dios, la que estoy armando, me quiero morir
- No te preocupes, creo que sé que ocurre, dame un segundo
Lo miré. Estaba tranquilo, concentrado. Entonces Héctor dijo:
- Ya sé que ha pasado
- ¿El qué?
- Un error tonto en el comando de borrado, pegaste mal estas carpetas, mira
Me acerqué. Dijo:
- Se han borrado varios paquetes pero podemos restaurarlos
- ¿Sí?
- Sí, espera
Tecleó rápidamente y luego dijo:
- Voy a reiniciar
- Dios, dios, que funcione, por favor
- Tranquila
Y me sonrió con afecto. Le cogí la mano y se la apreté con fuerza, muerta de miedo mientras miraba la pantalla y como transcurría el reinicio. Me costaba respirar. Entonces finalizó y él me soltó la mano para escribir nuevos comandos:
- Creo… creo que ya está
- ¿Funciona?
- Sí, creo que sí, espera
Cogió el teléfono y llamó a alguien:
- Hola, hemos reiniciado ¿Pueden probar de nuevo?
Esperé mientras mi corazón latía a toda potencia. Entonces él sonrió y dijo.
- Muy bien, muchas gracias
Y colgó diciendo:
- Funciona todo
Lo abracé con fuerza mientras lloraba de agradecimiento. Me levanté y me fui al baño donde me lavé la cara y tranquilicé. Me había salvado, Héctor me había salvado. Volví a mi sitio y le dije:
- Gracias, gracias, de verdad, gracias
- Nada, mujer
- Me he quedado bloqueada por el miedo, totalmente bloqueada, si no llega a ser por ti me muero
Él me miró incómodo. Le pregunté:
- ¿Me explicas lo que ha pasado y como lo has resuelto?
- Claro
Cuando lo hizo le miré con admiración. A mí no se me habría ocurrido jamás, y mucho menos tan deprisa. Le dije:
- Que bien se te dan estas cosas
- No, no, es solo… ha sido suerte
- ¿Suerte?
- De acordarme de lo de la restauración automática desde el otro servidor
- Nos lo explicó Silvia a los dos y yo lo había olvidado completamente
- Al final se te habría ocurrido, solo ha sido el acojone inicial
- Ni de coña se me habría ocurrido, soy muy torpe comparada contigo
- Anda ya
Inspiré profundamente, aún me duraban los nervios, me temblaban un poco las manos. Dije muy flojito:
- Estaba abobada
- ¿Qué?
- Que estaba abobada, por eso me he equivocado
- Ah
- Estaba pensando en… en mi novio
Él me miró serio. Continué:
- Se va a venir a vivir a mi casa y estaba pensando en… en lo ilusionada que estoy y…
Suspiré:
- No estaba nada concentrada, solo pensaba en mi vida privada, que mal
- No somos máquinas, es normal, y más ante una noticia que tanto te ilusiona
Lo miré sonriendo, era muy buen chico. Le dije:
- Ahora cuando se libere Carlos, le cuento mi cagada y como lo has solucionado en un momento
- No, no cuentes nada
- Sí
- Mejor que no, si solo ha habido una llamada y ya funciona, no hace falta contárselo
- Pero…
- Cris, mejor que no, estamos en el primer mes
Y lo miré entendiéndole. Estábamos en el primer mes de prueba y una cagada así se tendría en cuenta. Él carraspeó y dijo:
- Carlos es un tío genial pero es un jefe
Lo miré asintiendo. No me gustaba pero era verdad, y necesitaba ese empleo, no me podía quedar sin él. Miré hacia Carlos y asentí. Volví a mi sitio. Entonces se me ocurrió otra cosa y me puse nerviosa ¿Usaría esto Héctor para ponerse una medalla? Podría hacerlo perfectamente, había salvado la emergencia en un momento, con mucha calma.
Lo miré, estaba de nuevo concentrado en su trabajo y pensé “No, Héctor no es así, ni se le ocurriría hacer algo de ese estilo”. Tenía plena confianza en él y me tranquilicé.
Carlos
No podía dejar de mirar a Carmen mientras me explicaba todo lo que había hecho en marketing en unas semanas. Me había pedido cita y, al principio, había temido que fuera para pedirme otro cambio de trabajo pero no podía ser eso, estaba emocionada con este puesto.
Realmente era una mujer espectacular. Además de guapa y cuerpazo es que tenía un atractivo que se desbordaba con cualquier gesto, con como te miraba, como te sonreía, como guiñaba un ojo, como te tocaba, como ladeaba un poco la cabeza, sus labios, su risa… Sencillamente, era una mujer 10.
Entonces dijo:
- Así que ya ves, he revolucionado aquello en unos días
- Ya veo, ya veo
- Patri está contentísima conmigo
- Lo sé
- Y yo con ella, hacemos el mejor equipo
- Me alegro mucho
- Pero…
Y se inclinó un poco como para decirme una confidencia y se me fueron mis ojos a mi escote. Dijo:
- Entre tú y yo, aquello era un desastre
- ¿Desastre?
- No estaba nada organizado, Patri es un encanto pero no es una líder de verdad
La miré sin entender. Carmen dijo:
- Quiero decir que yo soy la que les he puesto las pilas
Esperé y dijo:
- Creo que me merezco un aumento de sueldo por toda mi dedicación, haber organizado un departamento entero y todas mis nuevas ideas y actitud ¿No crees?
- Pero Carmen, llevas allí dos semanas
- Con más razón, en dos semanas aquello ha cambiado completamente
La miré alucinado. Le dije:
- Carmen, el rango salarial de tu puesto actual está muy por debajo de tu sueldo
- ¿Qué quieres decir?
- Que en realidad, te deberíamos pagar menos por el trabajo que haces
Vi como le cambiaba la cara mostrando furia y me sorprendió. Pero de repente, se le volvió a suavizar y dijo:
- Carlos, cariño, lo entiendo pero es que yo estoy haciendo un trabajo muy superior a ese puesto, ese es el problema
- Ya pero eso lo tendrías que hablar con Patricia y que no te de ese tipo de trabajo
- Pero es que entonces nada funcionaría, nada, aquello era… no sabes la fama que tenía ese departamento en la empresa, Carlos, de vagos y no trabajar, y ahora es todo lo contrario, por mí
- Lo entiendo pero…
Carmen alargó sus manos y cogió una de las mías:
- Carlos, cariño, tú sabes que es un divorcio
- Sí, pero…
- Mi ex ha sido un cabrón, no me ha dejado casi nada de dinero, y le cuesta pagarme la pensión por Daniel, y…
Se llevó una mano a la cara y se limpió una lágrima y dijo:
- Lo siento, me pongo muy triste con… con mi situación, es penosa y no me gusta hablar de ella
Lo miré sin saber como reaccionar. Dijo:
- No salgo nunca de casa, siempre con mi hijo Daniel, nos quedamos en casa viendo la tele o jugando porque no tengo ánimo para salir
- Oh, lo siento
- Y luego los gastos de la casa, me han dejado la cuenta casi vacía, no te imaginas como está, me da vergüenza contártelo pero es la verdad
Carraspeé incómodo. Ella dijo:
- Me pensaba apuntar a un gimnasio, que una ya debe cuidarse, que esto (tocándose el culo) y esto (las piernas) no perdonan la edad, pero ni tengo tiempo ni dinero para pagármelo ¿Te lo puedes creer?
- Yo… ¿De qué aumento estamos hablando?
- He pensado en un 25%
- ¿Cómo?
- Parece mucho pero si tienes en cuenta lo productiva soy y lo productivo que estoy haciendo al departamento, no es nada, te lo aseguro, y a mí me permite respirar cada mes
Hice una cuenta rápida. Conocía el sueldo de Carmen y le dije:
- Pero te pondrías en el rango de Patricia
- Ah, perfecto, al fin y al cabo estoy haciendo mucho de su trabajo
- Pero eso es sueldo de dirección
Ella me miró suplicante y noté como su mano me apretaba la mía. La pobre lo estaba pasando mal, estaba claro, tenía que ser para ella un mal trago venir aquí para contarme estas cosas. Le dije:
- Un aumento así se tiene que aprobar en el comité de dirección
Ella pareció desanimada. Entonces preguntó:
- ¿Y hasta cuánto puedes subir sin ese trámite?
- Pues… en tu caso, alrededor del 10%
- ¿Solo?
- Sí
- Bueno, me costará pero me puedo adaptar, si esto lo hago por mi hijo, no por mí
- Ya… ya…
Dije pensando. Entonces asentí y le dije:
- De acuerdo, lo aprobaré
- ¿Sí? Ayyy, gracias, Carlos, sabía que podía contar contigo
Y me encantó como se le iluminaban los ojos. Hablamos un poco más de su hijo, se notaba que solo vivía para él. Luego, al irse, me levanté para acompañarla a la puerta y me dio dos besos. Que bien olía esta mujer. La vi alejarse, era un espectáculo como movía ese precioso culo.
Silvia
Cogí el móvil y llamé a Carlos. Se puso rápidamente:
- Hola, Silvia
- Hola, Carlos
- ¿Qué tal?
- Acabo de salir de la consulta
- Ah, todo bien
- ¿Estás en casa?
- Sí
- ¿Puedo ir?
- Claro
- En 10 minutos llego
- Bien pero ¿Todo bien?
- Ahora te cuento
Cogí el coche y conduje hasta la casa de Carlos en la ciudad. Me moría de ganas de contarle lo que me había dicho la ginecóloga, no lo entendía pero necesitaba contárselo. Llamé a la puerta y me abrió. Me conmovió su cara de preocupación. Nos dimos dos besos y entré. Dijo:
- Pensaba que traerías a Gema
- Está con mi madre
- Ah, ¿Quieres algo?
- Agua, por favor
Y lo acompañé a su cocina. Nos sentamos allí. Me dijo:
- Me vas a hacer que me de algo, cuéntame, Silvia
- Lo siento, lo siento… Resulta que no tengo nada físico
- ¿Ves? (con una cara de gran alivio)
- ¿Me lo vas a echar en cara?
- No porque tengo el susto metido en el cuerpo desde que me has llamado tan misteriosamente
- Lo siento, no era mi intención, pero es que te he llamado en el coche
- Bueno, te perdono que me hayas quitado varios años de vida
- Jaja, que tonto
- Entonces ¿Qué es?
- Pues básicamente, según la doctora, que estoy mal de la cabeza
- ¿Qué?
- Dice que todo es psicológico
- ¿Por el estrés?
- Sí, bueno, no es su especialidad pero dice que todo se me ha juntado y éste es el resultado, estoy seca
- Joder, Silvia
Le sonreí para tranquilizarlo. “Se preocupa de verdad por mí” pensé. Le dije:
- Me ha recomendado tratarlo con un especialista del coco
- ¿Un psicólogo?
- Ajá
- ¿Y vas a hacerlo?
- No
- ¿Por qué?
- Porque te tengo a ti, tonto
Y le sonreí. Él me miró sin entender y le dije:
- Eres mi válvula de escape, hablar contigo me da aire, me relaja
- Pero yo no soy un profesional de eso, te puedo dar consejos contraproducentes
- Lo sé pero voy a probar con eso y con otras cosas que me ha dicho la doctora
- ¿El qué?
- jeje, me da corte contártelo
- Ah, vale
Lo miré, no podía dejar de contarle todo y le dije:
- Me ha recomendado ver porno
- ¿En serio?
- Me lo ha dicho como consejo de mujer a mujer, no como terapia
- Ya, pero…
- Y pensar en cosas… bueno, esto sí me ha hecho mucha gracia
- ¿El qué?
- La conozco desde mi primera regla, tenemos mucha confianza
- Ya
- Me ha dicho que piense en hombres o cosas que me exciten cuando, bueno, cuando esté en el tema
- ¿Sí?
- Sí, pero es que yo no pienso en nada en esa situación
- Ya
- Y no soy de excitarme con actores famosos y cosas así, a mí me excita mi marido
- Entiendo
- Pero bueno, probaré lo del porno, a ver que tal, hace siglos que no veo porno, desde chavala, que lo hacía para aprender y… y otras cosas, ya me entiendes jajaja
- Sí, jeje
- Bueno, eso es otra, dice que me masturbe, dios, si no lo hago desde… no sé, no recuerdo la última vez
- jeje
- En fin, que estoy mucho más tranquila, estaba pensando en que me pasaba algo horrible ahí abajo
- Ya, lo sé
Carlos
La miré, estaba de buen humor. Se había puesto colorada por hablar de estas cosas pero estaba sonriente. Entonces dijo:
- Cambiando de tema, hoy no he podido trabajar nada de nada, lo siento
- Ya me avisaste
- Sí pero esperaba poder hacer algo pero, no, nada de nada
- No pasa nada
- ¿Algo que sea urgente? Mañana sí podré
- No, nada
- ¿Y todo bien?
- Bueno…
- ¿Qué ha pasado?
- Me ha saltado una alarma en Neptuno1
- Hostias
- Tengo que investigarlo, todo está bien ahora mismo pero algo pasó esta mañana
- ¿Un acceso incontrolado?
- Un reinicio, y creo que lo hizo Héctor
- ¿Héctor? ¿Y qué puñetas hacía Héctor en ese servidor?
- Ni idea
- ¿Quieres que lo hable mañana con él?
- No, déjame investigarlo y hablo yo con él
- Vale, pero luego me cuentas ¿no?
- Claro
Seguimos charlando un buen rato hasta que dijo que tenía que ir a por Gema. Cuando se fue, me dio un abrazo largo y dos besos. Se despidió desde el ascensor sonriendo.
Entré en casa pensando “si supiera lo de Carmen y su aumento me habría matado”. Entonces me senté y abrí el portátil. “A ver que has hecho esta mañana, Héctor”.
Cristina
Entré en casa y dije en alto:
- HOLAAAA
Nadie contestó. Fui a mi habitación y me desnudé para luego ponerme unos cómodos pantalones cortos y una camiseta, ya no pensaba salir de casa. Luego, fui a la cocina a prepararme una infusión. Aún tenía el cuerpo en tensión por el susto de esa mañana. Héctor me había salvado pero el susto no se iba.
Al poco escuché como se abría la puerta y Sara decía “HOLAAAA”. Le contesté:
- Estoy en la cocina
Escuché pasos y me levanté para lavar el vaso que había usado. Entonces, alguien me abrazó desde atrás y escuché:
- Hola, preciosa
Me giré sonriente, era Alberto. Le di un beso en los labios y él se separó diciendo:
- Lo siento, apesto, venimos de correr
- No pasa nada
- Tengo un hambre de lobo ¿Me preparas un sándwich?
- Claro
- Gracias, pequeña
Y lo vi irse al salón. Le preparé el sándwich como le gustaba y se lo llevé al salón. Estaba sentado en el sillón con Sara tumbada a su lado y con los pies encima de los muslos de Alberto. Le di el plato y me dijo:
- Huy, se me ha olvidado pedirte un Aquarius
- Te lo traigo
Sara dijo:
- Tráeme otro a mí, porfi
- Claro
Volví con las dos latas y los miré. Les dije:
- Hoy me ha pasado una cosa en el trabajo…
Sara se rio y dijo:
- Cosas de frikis, seguro
Alberto se rio. Les sonreí y asentí. Entonces Sara dijo:
- Pues yo he estado a punto de que me explotara la cabeza en la facultad, que rollazo, me moría
Alberto le preguntó:
- ¿Y eso?
- El nuevo tema de derecho penal, que aburrimiento
- Ah, pues yo me he pasado la mañana en la biblioteca con los chicos, preparando el temario, y luego convencí a esta vaga para que se viniera a correr
- Yo lo de correr, todo lo que quieras, pero en la cama jajajaja
Nos reímos todos. Sara dijo:
- Bueno, tenemos que hablar de lo de vivir los tres juntos ¿No?
- Ya sabéis que yo no puedo pagar alquiler, estoy con la oposición a full y no tengo un euro
- ¿Tú que dices, Cris? ¿Lo adoptamos?
Le sonreí, menuda pregunta, como si no fuera obvia la respuesta:
- Claro, te vienes sin problema
- Gracias, cielo, no aguanto más a mis padres, que tengo 29 años y no paran de darme el coñazo con todo, que si salgo mucho, que si no trabajo… que harto estoy, necesito irme de allí ya
Sara sonrió maliciosa:
- ¿Y cómo piensas pagarnos el alquiler?
- Con sexo, claro
- Jajaja, que fantasmón jajaja
Me reí. A mí me valía. Entonces Sara se levantó y dijo:
- Necesito una ducha ya, y tú también, hueles peste de lejos
- Vale, vale
- Venga, vente y empieza a pagar el alquiler jajaja
Alberto me miró divertido y preguntó:
- ¿Qué hay para cenar?
- No sé ¿Qué quieres?
- Hamburguesa, pero no del McDonald, esas son una mierda, quiero como la que hiciste la semana pasada
- Pero no tenemos carne, la terminamos
- ¿Puedes bajar y comprar, cariño? De pronto, se me ha antojado
Sara dijo:
- Me apunto
Les dije:
- Vale, bajo y compro
- Ya sabes, con todo, lechuga, tomate…
- Sí, sí
- Gracias, guapa
Los vi meterse dentro y pensé que a mí me vendría genial un buen polvo a ver si se me quitaba el pellizco que tenía cogido en el estómago por el susto de esa mañana con el servidor. Me ilusioné cuando Alberto volvió al salón. Pensé que me iba a invitar a la ducha pero dijo:
- Que no se te olvide la bebida, ayer me terminé la última coca cola
- Ah, vale
Los escuché reír y meterse en el baño. Fui a mi cuarto y me puse unas mallas. Entonces cogí mi cartera y miré dentro. No me quedaba demasiado dinero del adelanto, tendría que hablar con ellos a ver como repartíamos el gasto de la comida porque a este ritmo me quedaba sin un euro, pero para Sara el dinero no era algo importante, su familia tenía bastante y le daban todo lo que necesitaba así que para ella el dinero no era un problema.
Carmen
Llegué al local de Jamal un poco antes de la cita. Jamal me recibió sonriente:
- Ahhh, Carmen, estás preciosa
Me dio un pico y me llevó con él por el local hasta llegar a unos camerinos. Dijo:
- Cámbiate, Yanet te dirá que ponerte
- ¿Cómo?
- El cliente ha pedido algunas cosillas, ella te explica
Entré y vi a Yanet desnuda maquillándose. Me vio y se giró para darme dos besos en las mejillas:
- Ay, amor, me encanta que sea contigo
- Sí, vamos a ver si también nos divertimos ¿no?
- Pues como no sea entre nosotras, con ese te aseguro que no, es un cerdo
Bien empezábamos. Me dijo:
- Desnúdate y deja tus cosas ahí
Le hice caso y me quedé en bragas y sujetador. Entonces me miró y dijo:
- Eso no vale
- ¿Por qué?
- Quiere que vayamos de gatitas pero con medias, ligueros y corpiño
- No traigo nada de eso
- A ver que tenemos por aquí para ti
Rebuscó y me pasó algunas cosas. Me desnudé del todo y me puse las medias y el liguero, pero el corpiño no era de mi talla. Ella se acercó y dijo:
- Tienes unas tetas enormes, no sé si tendremos algo para ti
Llegó Jamal y dijo:
- Ya está aquí ¿Aún no estáis, coño?
- No tenemos corpiños de su talla
- Joder
Jamal me miró y dijo:
- Déjate las tetas fuera y gírate
Lo hice y el apretó fuerte el corpiño. Me volví y dijo:
- Perfecto
Me miré al espejo, me apretaba mucho pero no estaba nada mal como alzaba mis tetas. Fui a ponerme las bragas pero Yanet dijo:
- No, ponte esto en el culo
Dándome un plug anal con una larga cola. Ella sonrió y dijo:
- La colita de la gatita
Mientras me guiñaba un ojo. La chica era una preciosidad y con un bonito cuerpo delgado, atlético y unas tetas bien puestas. Me iba a divertir con ella, estaba segura. Cogí el plug y me lo metí tras ponerle algo de lubricante. Entonces me dio unas orejas para la cabeza. Me maquilló un poco para ponerme bigotes de gato y dijo:
- Ponte los tacones y vamos
La miré, la chica estaba muy sexy con el disfraz, las dos lo estábamos. Fuimos las dos hacia la habitación asignada y Jamal nos dio una tarta de merengue con una vela. Llamamos y entramos felicitando alegremente a un hombrecillo de unos 40, medio calvo, regordete y bastante feo. Suspiré en mis adentros. El tío llevaba una bata y Yanet le dijo:
- ¿Ya te has limpiado, amor?
Él se abrió la bata y vimos su polla dura mientras decía:
- Reluciente y lista para vosotras, guapas
Dejamos la tarta en una mesa y el tío rápidamente nos cogió el culo, babeando mientras nos sobaba. Miré la habitación, estaba decorada de una forma muy hortera, llena de espejos, una cama en forma de corazón, un jacuzzi…
Le encendimos la vela, le cantamos el cumpleaños feliz, la sopló, comimos algo y pronto quiso que empezáramos nosotras dos, restregándonos el merengue por el cuerpo para luego lamerlo. En ese momento, Yanet me liberó del corpiño y pude respirar mejor.
Me abalancé sobre ella, cachonda perdida, mientras le comía la boca con ansia y la liberaba de su corpiño para cogerle sus preciosas tetas.
Jamal
Entré en mi despacho y revisé las cámaras. “Perfecto, esto se va a vender como churros. Carmencita, si supieras lo famosa que eres y como me piden más material tuyo” pensé mientras veía como Carmen y Yanet se besaban y tocaban mientras el cliente las miraba.
En realidad este servicio era una inversión mía. El cliente había pagado la tarifa normal por dos chicas, y para convencer a Carmen, pondría yo el resto del dinero hasta los 600€ pero con este video ganaría mucho más, pero mucho, mucho más. “Me voy a forrar contigo, Carmen” pensé sonriendo.
Carmen
Salí de la ducha y busqué a Yanet con la vista pero ya no estaba. Me sequé y me puse mis bragas y el sujetador. Entonces entró Jamal. Me dio un buen repaso de arriba a abajo y sonreí. Me dijo:
- Ha quedado muy contento
- Menudo guarro
- Jeje, quieren cumplir sus fantasías
- De pervertido
- ¿Te lo has pasado mal?
- No, pero ha sido demasiado largo
Se me acercó y me metió unos billetes en el sujetador. Luego, me cogió las tetas y dijo:
- Se ha ido flipando con estas tetas
- Como todos
Él se rio fuerte mientras me las masajeaba suavemente. Luego, se apartó y saqué el dinero. Lo conté, los 600€. Los guardé en mi bolso y terminé de vestirme. Salimos fuera y le pregunté:
- ¿Y Yanet? No nos hemos despedido
- Está con un cliente
- ¿Ya?
- Claro, aquí se trabaja todo lo que se puede
“Pues yo no follaría ahora ni borracha” pensé. Jamal me dijo:
- Entonces ¿Te interesa esto?
- Mmmm
- Venga, mujer, si te has divertido, reconócelo
- Estás muy equivocado conmigo, no me divierte follarme a un enano calvo
- Jajajaja, pero te llevas un buen dinero por un rato
- Demasiado rato… pero sí, vale, probaré otra vez
- Bien, genial, porque creo que tengo uno para ti solita
- ¿Con mi tarifa?
- Sí, mujer, sí
- 1.000
- Chissss, que no te oigan las otras chicas… Y quedamos en 800
- En 800 como mínimo, pero búscame de 1.000
- Bueno, ya te llamaré cuando sea firme
Nos despedimos y me fui a casa, bastante más cansada de lo que me esperaba, pero contenta por el dinero en mi bolso. Al llegar a casa me desnudé y me puse mi pijama. Mientras me limpiaba los dientes pensé que a pesar del tío asqueroso, no había estado mal del todo, me había corrido un par de veces gracias a Yanet, la chica sabía follarse a una mujer, no había dudas. Y ella se había corrido al menos una vez.
Y el tío totalmente olvidable. Polla del montón aunque muchas ganas gracias a la viagra que se habría tomado. Nos había follado bastante rato a las dos, por el coño y por el culo, pero nada especial. Eso sí, el tío se había obsesionado con mis tetas. El asqueroso no paraba de tocármelas, mordérmelas, chupármelas…
Y luego estaba lo que nos había pedido al final, el tío pervertido. Se había metido en el jacuzzi y pidió le meáramos encima. Eso le hicimos y el tío ponía cara de gusto, que asqueroso. Luego le tuvimos que lamer el cuerpo, que asco.
De repente se me ocurrió algo y paré de cepillarme los dientes. Eso era un servicio especial, debería habérselo dicho a Jamal para cobrar más ¿No? “Mierda, mierda, no he caído en eso” me lamenté. Se lo diría el próximo día aunque ya no querría pagarme más, seguro.