Compañeros

Aprovecho para preguntarte: ¿tienes intención de volver a colgar en algún sitio tus relatos antiguos para poder releerlos?.

Uff, no sé si merece la pena el esfuerzo de resubirlos. Cuando dijeron de cerrar el otro foro, me planteé si hacer algo o no con mis relatos, pero me dio pereza el ponerme a hacer algo como lo que hizo Keranos, mucho trabajo para tan poca cosa en mi caso.

Quizás los ponga como pdf por si algún "loco" quiere tenerlos :p o quizás suba el de "El paso del tiempo" a TR que allí casi no me conocen y de ese relato tengo buen recuerdo de cuando lo escribí.
 

4​

Mismo día. Lunes, 4 de septiembre 2023, 7:00
Cristina


Salí del cuarto del baño con una bata mientras me secaba el pelo con la toalla. Cuando pasé por el dormitorio de Sara, mi compañera de piso, caminé despacio para no despertarla y me metí en mi cuarto.

Allí me desnudé y me puse ropa interior para luego cepillarme el pelo. Me miré al espejo y no me gustó lo que vi. Tenía mala cara, con ojeras y estaba demasiado delgada. El estrés me estaba pasando factura.

Septiembre había empezado fatal. El viernes le había dado a Sara mi parte del alquiler y me había quedado sin nada de dinero pero sabía que en la noche del sábado, en el bar, sacaría lo suficiente para pasar la semana. Lo malo fue que, al salir del bar, me atracaron y robaron el dinero y el móvil, todo el dinero, los más de 100€ que había sacado esa noche con las propinas y las horas que había estado.

De nuevo me entraron ganas de llorar tras recordar el miedo y luego la desesperación por el dinero. En la cuenta del banco tenía 1 euro y 35 céntimos, y me había tirado horas rebuscando en mi habitación y solo había conseguido reunir monedas por un total de 4€ y poco. Tenía menos de 6€ para toda la semana, y sin móvil, sin bono de transporte que lo tenía en el móvil, y sin comida porque el domingo revisé toda la cocina y no había ni una triste lata de albóndigas o bolsa de pasta, no había nada. Era normal porque la idea era hacer la compra esta semana pero ¿Cómo iba a comprar algo con 6€?

Podía pedirle prestado algo de dinero a Sara pero no quería, me parecía abusar de su amistad. Lo que había hecho fue ir a la hamburguesería para hablar con el encargado y rogarle por más turnos. Tras mucho suplicarle, me había dicho que quizás me podría dar algún turno de almuerzo durante la semana. Mi siguiente turno sería el martes por la noche pero no cobraría hasta el viernes. Le dije si ponía cambiar el turno al lunes y me dijo que no, que estaba harto de tantos cambios. Viendo que se estaba empezando a impacientar con mi insistencia, preferí dejarlo y le di las gracias y me fui.

Había sido un error mudarme con Sara porque el alquiler ahora me salía casi por el doble que antes. Me había dejado convencer porque ella quería un piso sin tanta gente, por las peleas por el baño, la cocina, la tele… quería algo solo con otra persona y me lo pidió a mí, cosa que me emocionó. Sara era la única amiga que tenía, me gustaba salir con ella porque al ser tan guapa y simpática, era un imán para tíos buenos, y aunque siempre se quedaba con el bueno de verdad, algún amigo del chico podía estar bien y yo, que era incapaz de ligar, me lo quedaba y a veces hasta echaba un polvo.

Suspiré mientras me ponía los vaqueros y la camiseta. El sexo, con lo que me gustaba, lo practicaba muy poco. El sexo que tantos problemas y alegrías me había dado. Y recordé lo que había pasado el domingo por la mañana. Había ido a la cocina para ver si encontraba algo para desayunar y, de pronto, me encontré con un chico totalmente desnudo bebiendo un vaso de agua. Nos quedamos los dos pasmados. El chico era guapísimo, moreno, ojos claros, musculoso, totalmente depilado y, no pude evitar mirarle la polla, que me pareció muy grande, quizás por no tener nada de pelos.

Tras unos segundos callados, él se rio y dijo:

- Perdona, pensaba que no había nadie en casa

No dije nada, pero miré a otro lado, avergonzada. Él, sin cubrirse ni nada, dijo:

- Soy Alberto

- Yo… yo…

Él esperó y lo volví a mirar y noté que me ponía aún más roja:

- Cristina (dije muy bajito)

- Encantado, Cristina… Y perdona “esto” (señalándose el cuerpo desnudo)

Y se fue. Suspiré y sentí envidia de Sara, siempre conseguía a chicos así, cañones. Rebusqué en la cocina y lo único que encontré fue una caja de bolsitas de té. Me hice uno y me lo llevé a mi habitación. Al pasar por la habitación de Sara escuché los ruidos inconfundibles de un polvo. “Jo, que puta envidia te tengo, Sara” pensé y me fui a mi cuarto a llorar por mi puñetera suerte en esta vida.

Ese domingo, cuando se levantaron, Sara llamó a mi puerta y me dijo que iban a salir a tomar algo, que si me apuntaba. Le dije que no, más que nada por el dinero, pero le di como excusa que me dolía el estómago. Ella se preocupó un poco por mí pero luego se fueron. Llegaron por la noche y estuvieron un buen rato follando.

Terminé de vestirme y me fui a la cocina donde me hice otro té. Llevaba sin comer nada sólido desde el sábado al medio día cuando me comí un sándwich. Me estaba alimentando a base de té, y sería así toda la semana hasta que acabara con el té o Sara fuera a comprar. Mis tripas rugieron pero no podía hacer nada. Me tomé el té despacio, estaba alicaída, sin fuerzas, pero al terminar me levanté y fui a mi cuarto a coger el bolso para irme. Al pasar por la habitación de Sara volví a escuchar el ruido de un polvo. Puse los ojos en blanco, “Que suerte tienen algunas”.

Cogí el autobús pagando en efectivo, con lo que me quedaban menos de 5€ para toda la semana. En el camino estuve pensando y se me ocurrió intentar hablar con Carlos. Era un tío genial, nos había tratado a Héctor y a mí muy bien, enseñándonos sin enfadarse ni perder la paciencia. Silvia también era genial aunque era mucho menos paciente. Le preguntaría a Carlos si veía posible que al final nos contrataran o no. Tenía muchas esperanzas en eso aunque, con mi suerte, nunca se sabía. Lo mismo solo podían contratar a uno y escogían a Héctor, que era mucho mejor que yo.

Meneé la cabeza. “Seguro que pasa eso” pensé. Entonces caí en otra cosa, si me daban turnos de almuerzo, tendría que salir antes de las prácticas “jo, menuda mierda, no lo había pensado, es que soy muy tonta”. Medité buscando alternativas y no encontré nada, tendría que hablar de eso con Carlos.

Cuando llegué a la oficina vi que Carlos ya estaba en su despacho. Le di los buenos días y dudé si entrar a preguntarle lo del contrato y mi horario de prácticas, pero me pareció muy pronto para abordarle con esas cosas, mejor más tarde.

Fui a mi sitio donde ya estaba Héctor que me saludó sonriente. Le devolví el saludo y me senté cansada. Sabía que a Héctor le gustaba, era evidente, pero nunca había intentado nada con él, y él jamás me lo pediría porque era muy tímido. No es que fuera feo, al contrario, pero era mi amigo, mi único amigo, y con lo mal que se me daban las relaciones, tener un lío con él seguro que sería perderlo como amigo y eso no lo podía consentir, me caía muy bien, siempre estaba dispuesto a ayudar y era más listo que yo así que recurría a él con frecuencia. Y por él estaba en esa empresa, porque cuando me dijo que pensaba que era una buena opción para las prácticas y que él iba a ponerla en su solicitud, ni me lo pensé, quería hacer las prácticas con él, sabía que me ayudaría sin problema si no entendía algo y, sobre todo, es que me gustaba estar y charlar con él.

Miré a mi alrededor notando algo raro hasta que vi que había una cafetera nueva en una estantería. Le pregunté a Héctor que señaló a Carlos y lo miramos. Él sonrió y vino. Nos explicó como funcionaba y tomamos un café que me supo maravillosamente bien. Le dimos las gracias y nos pusimos a trabajar.

Al rato llegó Silvia sudando. Silvia era el tipo de mujer que me gustaría ser, es decir, inteligente, independiente, segura de sí misma, sin pelos en la lengua, guapa, atractiva, con familia… Algo que dudaba que yo fuera a tener alguna vez. En cuanto vio la cafetera empezó a bromear y llamó a Carlos y nos tomamos todos otro rico café. Después, cuando Carlos se fue, me animé a ir a hablar con él, estaba de los nervios y con el estómago vacío, y si lo dejaba más, me iba a dar algo.

Lo pasé realmente mal, no por Carlos que fue todo un cielo sino por mi incapacidad para hablar y expresarme porque soy bastante inútil en todo. Pero Carlos estuvo comprensivo y me ayudó a relajarme. Le expliqué todo, quizás demasiado, porque me daba mucho apuro que la gente supiera de mis dificultades, pero no pude evitarlo, con Carlos una se siente segura, arropada, es un hombre que sabe escuchar y eso ayuda mucho.

Pero entonces dijo algo que me produjo pánico, dijo de llamar a Héctor. Me dio mucho miedo que Héctor supiera de mis dificultades y casi le suplico que no lo llamara, pero él me tranquilizó y lo llamó. Y lo que nos dijo me dejó pasmada, nos ofreció contratarnos desde ya. Y cuando Héctor se fue, me dijo que me quedara y me explicó el sueldo y aluciné, jamás me habría imaginado cobrar eso, me salvaba la vida porque podría volver a tener vida, tener tiempo para mí, tiempo y dinero, poder salir, poder relacionarme, quizás buscar a un chico… Todo eso lo pensé mientras lo escuchaba.

Yo ya quería firmar, necesitaba firmar, pero él me paró, como siempre era la voz de la sensatez, aunque fuera como fuera el contrato, pensaba firmarlo, lo tenía clarísimo. Entonces, cuando ya me iba a ir, me explicó que incluso podría darme un adelanto para el mes, y eso ya fue demasiado para mí, lo abracé y me noté a punto de echarme a llorar. No lo solté hasta que estuve segura que tenía controladas las lágrimas, no quería que viera a una niña tonta llorando. Le hubiera dado mil besos.

Cuando lo solté, vi que estaba incómodo pero me daba igual, ese hombre me acababa de cambiar la vida, se merecía mil abrazos. Me fui y al llegar a mi sitio, hablé con Héctor bajito. Silvia quiso saber que pasaba y le explicamos todo, emocionados, y le dimos las gracias porque ella nos había dado el visto bueno.

Pasé la mañana como en una nube, alucinada. Había pasado de verlo todo muy negro a tener ahora un futuro. Si hubiera tenido móvil habría llamado a Sara y habría gritado y llorado de alegría mientras le contaba, pero me tuve que reprimir hasta la noche.

A la hora del almuerzo, Héctor me dijo de irnos a comer ya que siempre íbamos juntos a comer a un parque al lado, con nuestros tuppers. Pero ese día yo no llevaba y le di una excusa:

- Hoy no voy a comer

Él me miró extrañado y preguntó:

- ¿Y eso?

- Estoy… estoy a dieta

Puso cara de sorpresa total:

- ¿A dieta?

- Sí

- Pero… pero… si estás muy delgada

- He cogido unos quilos y me los quiero quitar antes de que sea tarde

Él me miró y supe que se estaba preguntado que donde estarían esos quilos porque claramente estaba muy delgada. Continué con mi mentira:

- Ayuno durante el día y como por la noche

- Ah

- Ve tú

Entonces, mis tripas me traicionaron y sonaron. Me puse colorada y dije:

- Perdón, yo…

- Pero tienes hambre

- Claro por eso es ayuno

Le sonreí y él se encogió de hombros. Fue hacía un microondas que teníamos allí y calentó su comida. Cuando me llegó el olor casi me desmayo, que bien olía. Héctor me miraba, curioso. Luego se fue.

Volvió media hora más tarde y me dijo:

- Cris… yo…

- ¿Qué pasa?

- Perdona pero, es que mi madre me ha metido esto además del táper, y yo no puedo comer más, y si lo llevo de vuelta me va a echar la bronca ¿Lo quieres para esta noche?

Miré y vi que era una ensalada césar. Se me hizo la boca agua, me encantaba esa ensalada. Le dije:

- Pero, déjala aquí y mañana te la comes

- Es que debe estar en frío… incluso si quieres, te la puedes comer ahora, tampoco es mucha comida ¿No? Para tu ayuno no afectará mucho ¿No?

Lo miré pensando que no tenía ni idea, que seguro que pensaba que porque tenía lechugas ese tipo de ensaladas no engordaban. Meneé la cabeza e iba a decírselo pero mis tripas volvieron a gruñir. Me iba a dar algo, llevaba 48 horas sin comer. Cogí la ensalada y le dije:

- Gracias, pero dime cuanto te debo

- No… no lo sé, fue mi madre… no me debes nada

- Insisto

- No, otro día me invitas a una coca cola y ya está, en paz ¿Vale?

- Serán varias coca colas

- Como veas

Nos quedamos callados. Entonces dijo:

- Me voy a tomar un café ¿Comes y hablamos del contrato?

Asentí y abrí con ansias el envoltorio. Eché la salsa e intenté comer con calma. Héctor me contó que revisaría el contrato esa tarde con su padre pero que seguro que todo estaba bien. Casi no lo escuchaba mientras comía y disfrutaba de los sabores. Entonces dijo:

- ¿Quieres que te avise esta tarde cuando termine de revisarlo por si mi padre me dice algo?

- Claro

- Bien

- Ah, no, no puede ser

- ¿Por qué?

- He perdido el móvil, estoy sin móvil

- Oh

- Tengo que buscarme uno

Se calló y seguí comiendo. Entonces dijo:

- Te… te pu… te puedo dejar uno

- ¿Qué?

- Sí, es que me regalaron éste el mes pasado, tengo el anterior guardado ¿Lo quieres?

Lo miré. Tenía un gran problema sin móvil, sobre todo por el bono de transporte. Le dije:

- Pienso comprarme uno en cuanto pueda

- Claro pero ¿Cómo haces ahora para venir en bus?

Lo miré sorprendida, parecía que me había leído la mente:

- Pago en efectivo

- Ufff, eso sale muy caro

- Ya

- Te lo traigo mañana

- Pero…

- Si lo tengo en un cajón, no lo necesito, lo usas hasta que puedas ir a la tienda o lo que sea

- No sé, Héctor

- ¿Por qué?

- Me parece que es abusar

- ¿Abusar? ¿Por qué? Ya te digo que lo tengo en un cajón

- ¿De verdad no te molesta?

- Claro que no, si te lo he dicho yo, tú no me has preguntado

- Ya, pero…

- Nada, mañana te lo traigo, no hay problema… o… Espera, le digo a mi madre que me lo traiga cuando venga luego a recogerme

Entonces se puso colorado, se le había escapado que su madre lo recogía. Sonreí y dije rápidamente para que pareciera que no lo había notado:

- Jo, pues me vendría genial

- ¿Sí? Pues luego te lo doy y ya te lo configuras tú bien esta noche

- Muchas gracias, Héctor

Él se puso aún más colorado. Sabía que estaba abusando de él, aprovechándome que le gustaba para conseguir cosas de él, pero era algo que me venía genial. Le compraría algo con mi primer sueldo para agradecerle todo esto, aunque iría con cuidado para no darle esperanzas.

Terminé de comer y me sentí genial. Nos pusimos a trabajar y cuando se terminó la jornada, él me dijo que esperara y al rato llegó con su móvil. Lo reseteó de fábrica y me lo dio. Cuando lo cogí le dije:

- Pero si está como nuevo ¿Por qué lo cambiaste?

- Porque… bueno, me regalaron otro

Se lo agradecí y me quedé configurándolo y poniendo la tarjeta de transporte. Volví a casa usándola en el bus.

Al llegar no estaba Sara, estaría en el gimnasio, que a esa hora siempre iba. Me tumbé en la cama sonriendo. Era increíble, el día anterior me había pasado el día tumbada, deprimida y llorando, y ahora estaba sonriendo con cara de tonta. Por una vez tenía suerte en la vida. Y dos hombres me habían salvado, primero Carlos y luego Héctor. Sonreí pensando en ellos.

Luego, me puse a leer el contrato, muy despacio como me había enseñado Carlos. Apunté varias cosas que no entendía y luego escribí a Héctor preguntándole si su padre había revisado el contrato. Me dijo que sí, que estaba todo bien, incluso mejor que bien por el sueldo y algunas condiciones que me explicó. Le pregunté por mis dudas y Héctor me las resolvió rápidamente. Le dije:

- Entonces, mañana firmamos ¿No?

- Por mí sí

- Genial

- Vale

- Muchas gracias, Héctor

- De nada

Pensé que ya habíamos terminado de hablar por el chat cuando escribió:

- ¿No estás enfadada?

- ¿Enfadada?

- Por convencerte a romper tu ayuno

Me quedé flipada, el pobre se sentía mal por la ensalada. Le dije:

- Que va, que tontería, pero si has sido un sol

- Pero…

- Mira, sinceramente, lo del ayuno es una tontería, estaba muerta de hambre pero… pero son cosas de chicas

- Ya, lo siento

- No tienes que sentir nada, al contrario, te lo agradezco un montón. Y lo mismo con el móvil, me has salvado la vida jiji

- Ya, bueno, es que…

- De verdad, hoy te has portado genial, más que genial, eres mi mejor amigo, muchas gracias

- De nada… una cosa, ese móvil, te lo puedes quedar, yo no lo necesito

- No, de eso nada

- Pero si está bien, no te va a dar problemas

- No es por eso, es que es tuyo

- ¿Y si te lo vendo?

- Mmmmm ¿Por cuánto?

- No sé ¿un euro?

- Eres idiota

- Pero si lo tengo en el cajón, no lo voy a usar

- Dime un precio normal

- No sé, es viejo

- Está como nuevo, lo cuidas muy bien ¿No?

- Sí, claro… ¿20 euros?

- 100, te doy 100 por él ¿Te vale?

- Claro

- Pues hecho, muchas gracias

- De nada

Y ahí sí cortamos. Esperaba que todo esto no le diera esperanzas de tener algo conmigo, pero tampoco quería ser una arpía y no agradecerle lo que había hecho por mí.

Cuando llegó Sara corrí a contarle las nuevas noticias. Gritamos y reímos juntas, ella tan feliz por mí que me emocionó. Luego hablamos de su chico:

- Me dijo que lo viste desnudo ¿Qué tal?

- Ufff, que barbaridad jajajajaj

- Ni te imaginas lo bien que funciona en la cama jajajaja

Y me estuvo contando como lo conoció, donde habían ido el domingo… Y terminó diciendo:

- Y tenemos que salir juntos porque tiene amigos que… por cierto ¿Te he contado que se está sacando una plaza de bombero?

- Noooo ¿Por eso está tan cuadrado?

- Síiii, jajaja, y tiene amigos que también se están sacando la plaza, te los tengo que presentar

- Vale, vale jajaja

- Tía, me follo a un bombero, bueno, un futuro bombero, una de mis fantasías jajajaja

- ¿Sí???

- Sí, ahí dándome duro con la manguera jajajaja, y tiene buena manguera jajajaja

Y nos partíamos de risa. Entonces Sara dijo:

- Vamos a pedir algo de comer, me muero de hambre

Iba a dar la excusa de mi estómago pero estaba tan de buen humor que me apetecía seguir con Sara y dije:

- Tía, es que… me he dejado la cartera en la ofi

- Jo, Cris, que cabeza tienes, siempre te pasan cosas así

- Ya, lo siento

- Bueno, esta vez pago yo, la próxima tú

- Vale

Y pedimos comida a domicilio. Nos pasamos toda la cena riéndonos y haciendo planes de futuro. Me acosté con una sonrisa y el ánimo por todo lo alto.

Héctor

Me eché en la cama. Había discutido de nuevo con mi padre. Se había enfadado de verás con lo del contrato cuando le dije que lo iba a aceptar. Él quería que me fuera con él, a su empresa, pero yo.. yo no podía dejar a Cris, aunque eso jamás se lo diría a mi padre.

Además, me gustaba trabajar con Silvia y Carlos, estaba aprendiendo muchísimo. En la empresa de mi padre me tratarían entre algodones, nadie hablaría conmigo abiertamente por miedo a que le contara algo a mi padre.

Pensé en Cris. Esa mañana me había preocupado, tenía muy mala cara. Tuve claro que algo le había pasado durante el fin de semana. Quería preguntarle durante el almuerzo. Con Cris me pasaba algo que no podía hacer con otras chicas, podía hablar con ella, contarle mis tonterías sin que se riera de mí. Además, me parecía la chica más guapa y sexy del mundo. Y era muy inteligente, siempre entendía las cosas a la primera. Y no hablaba de tonterías. Era… era perfecta.

Pero sabía que tenía algún problema con su familia porque, aunque no hablaba de ese tema, alguna vez se le había escapado que estaba sola. Y también algún problema económico porque siempre miraba mucho por el dinero. Cuando empezamos las prácticas, le dije que todos los días podíamos comer en un restaurante cercano pero ella no quiso, decía que prefería traerse su comida y tuve claro que era por el dinero. Con este tema de los almuerzos tuve mis primeras broncas con mis padres, por querer llevarme comida al trabajo. Ellos no lo entendían. Al final conseguí que Berta, la cocinera, me apartara algo de comida todas las noches para así poder almorzar con Cris. Esos almuerzos eran lo mejor de mi vida, ella me contaba cosas o me escuchaba sin reírse si le contaba alguna frikería de las que me gustan.

Y hoy, cuando la vi entrar en el despacho de Carlos supe que algo pasaba y que era algo de dinero. Y cuando me llamó y nos dio los contratos, vi la cara de Cris, era de sorpresa pero también de un alivio infinito. Ojalá me contara y la pudiera ayudar, pero tampoco la quería poner incómoda con ese tema que tanto la afectaba, el tema económico. Cuando estudiábamos siempre había sido así, preocupada por cada céntimo.

Y luego lo extraño del almuerzo. Ella siempre tenía hambre y comía muy bien, no era para nada anoréxica ni nada parecido. Estaba delgada pero no por dejar de comer, y cuando me dijo que no iba a comer lo supe, era por dinero. Quizás esta mañana no había podido hacerse la comida para el táper y no tenía dinero para comprar algo de comer, así que fui al supermercado y compré esa ensalada que sabía que le encantaba. Me inventé una historia y conseguí que me la aceptara aunque sabía que le había costado mucho aceptarla.

Y luego lo del móvil. No me creía que lo había perdido. La conocía bien, ella no era despistada ni olvidadiza, algo le había pasado. Llamé a un amigo que trapicheaba con móviles y le pedí uno bueno y que me lo trajera. Me preguntó por el precio. Le dije que alrededor de los 400 y que el dinero se lo daría por la noche pero que me lo tenía que traer esa tarde. Me dijo que no tenía nada por ese precio pero sí unos nuevos Galaxy por 600€. Le dije que era mucha pasta y él que eran una ganga, que en tienda estaban por 900€. Lo pensé un segundo, 600€ era lo que tenía ahorrado para un capricho que quería, una nueva consola. Al final, le dije que sí, ya me compraría el capricho más adelante cuando cobrara. Luego, me inventé lo de mi madre y cuando mi amigo me lo dio, lo abrí, tiré la caja y lo ensucié un poco quitándole todas las pegatinas. El móvil era bastante mejor que el mío pero Cris no entendía de móviles. Cuando se lo di, ella se extrañó por lo nuevo que parecía pero le dije que yo era muy cuidadoso.

Pensaba regalárselo pero ella, como siempre, no aceptó y al final no pude evitar que me lo comprara por 100 €, dinero que no pensaba aceptarle.

Sabía que era tonto por hacer todas estas cosas de las que ella jamás tendría conocimiento pero también sabía que ella nunca estaría con un tío como yo y me contentaba con tenerla como amiga, y la quería ver contenta así que si hacía falta hacer estas cosas por verla sonreír, las haría.​
 
Y se acabó el día de la marmota ¿Qué opináis sobre tener 4 capítulos contando casi lo mismo pero desde varios puntos de vista? ¿Se ha hecho pesado? ¿Hubiera sido mejor haberlo tratado como uno de mis capítulos normales donde voy intercalando los puntos de vista de los personajes?
 
Y se acabó el día de la marmota ¿Qué opináis sobre tener 4 capítulos contando casi lo mismo pero desde varios puntos de vista? ¿Se ha hecho pesado? ¿Hubiera sido mejor haberlo tratado como uno de mis capítulos normales donde voy intercalando los puntos de vista de los personajes?
Gracias, en primer lugar, por tu esfuerzo en publicar. Como ya te han dicho, te echábamos de menos.
En cuanto a la organización, has conseguido plasmar las opiniones de los personajes, sus sentimientos y sus expectativas. Aunque, como lector, estoy deseando saber por dónde va la trama, no me parece mal que cada uno tenga su capítulo. O su medio capítulo, que el pobre Hector apenas se expresa.
 
A mí me ha parecido muy bien. Ya conocemos a los protagonistas principales y tengo mis 4 favoritos que me gustaría que terminarán juntos, Carlos con Silvia y Héctor con Cristina .
La segunda posible pareja la veo más factible porque están libres y aunque ella se valore poco, creo que debe dejarse llevar y ver que Héctor es de lo mejor que puede encontrar. Confío en que poco a poco se vaya enamorando de él.
Lo de Silvia y Carlos está realmente complicado porque ella está casada y parece que le va bien, así que a no ser que Antonio le este o le haya puesto los cuernos, puede estar bastante difícil y además ya tiene un hijo.
Si no puede ser con Silvia, espero que aparezca una buena chica. Los 4 merecen ser felices.
 
Uff, no sé si merece la pena el esfuerzo de resubirlos. Cuando dijeron de cerrar el otro foro, me planteé si hacer algo o no con mis relatos, pero me dio pereza el ponerme a hacer algo como lo que hizo Keranos, mucho trabajo para tan poca cosa en mi caso.

Quizás los ponga como pdf por si algún "loco" quiere tenerlos :p o quizás suba el de "El paso del tiempo" a TR que allí casi no me conocen y de ese relato tengo buen recuerdo de cuando lo escribí.
Me vale igualmente en pdf. Yo soy uno de esos "locos".
Más allá del cariño que le tengas tu como autor, a mi me parece que no tienes ninguno malo.
 
Y se acabó el día de la marmota ¿Qué opináis sobre tener 4 capítulos contando casi lo mismo pero desde varios puntos de vista? ¿Se ha hecho pesado? ¿Hubiera sido mejor haberlo tratado como uno de mis capítulos normales donde voy intercalando los puntos de vista de los personajes?
Para nada se ha hecho pesado. Aunque relatan la misma jornada y los mismos hechos, tienen suficientes vivencias y matices personales cada uno, como para diferenciar los capítulos claramente.
 
Y se acabó el día de la marmota ¿Qué opináis sobre tener 4 capítulos contando casi lo mismo pero desde varios puntos de vista? ¿Se ha hecho pesado? ¿Hubiera sido mejor haberlo tratado como uno de mis capítulos normales donde voy intercalando los puntos de vista de los personajes?
Para nada pesado, es más si me gustaba 2 puntos de vista, con 4 mucho mejor para entender la historia, ya se le coge cierta repulsa a algún personaje y cariño a otros, promete Cristina y Héctor me caen bien.
 
Para nada pesado, es más si me gustaba 2 puntos de vista, con 4 mucho mejor para entender la historia, ya se le coge cierta repulsa a algún personaje y cariño a otros, promete Cristina y Héctor me caen bien.
Totalmente de acuerdo.
Por ejemplo, en las tres primeras versiones, Héctor no dejaba de ser uno más, pero en la cuarta se pone de manifiesto lo que hay detrás. El cariño que siente por Cristina parece sincero, y se me ha venido a la cabeza cierta similitud con un tal Diego.......
 
Y se acabó el día de la marmota ¿Qué opináis sobre tener 4 capítulos contando casi lo mismo pero desde varios puntos de vista? ¿Se ha hecho pesado? ¿Hubiera sido mejor haberlo tratado como uno de mis capítulos normales donde voy intercalando los puntos de vista de los personajes?
Un mismo hecho, distintos puntos de vista.
Ahora conocemos a los 5 protagonistas.
El bonachón
La eficiente
El enamorado
La orgullosa
La promiscua.

Ahora al meollo.
 
Un mismo hecho, distintos puntos de vista.
Ahora conocemos a los 5 protagonistas.
El bonachón
La eficiente
El enamorado
La orgullosa
La promiscua.

Ahora al meollo.
Eres demasiado bueno al calificarla como Ia promiscua. En realidad lo de Carmen tiene un calificativo más fuerte que empieza por Pu... Y además es mala persona, mala compañera, tóxica y una auténtica arpía.
 
Eres demasiado bueno al calificarla como Ia promiscua. En realidad lo de Carmen tiene un calificativo más fuerte que empieza por Pu... Y además es mala persona, mala compañera, tóxica y una auténtica arpía.
Cuantas cosas es la pobre chica!!!
Que es la que nos va a dar vidilla.
Seguro que nos divierte más la promiscua que el enamorado.
 
Imagínate a Fran delante del folio en blanco.
“¿Y que pongo yo ahora?
Ya se, me invento a un zorron. No, que los zorrones no le gustan a nadie.”

Bahhhhhhh
Los zorrones nos gustan a todos.
Además con ese nombre, silvia.
Ya verás, ya.

PD:
Si se llamase María, Esther o Catalina sonaría igual de bien.
Si se llega a llamar Cristina lo borda.
 
Imagínate a Fran delante del folio en blanco.
“¿Y que pongo yo ahora?
Ya se, me invento a un zorron. No, que los zorrones no le gustan a nadie.”

Bahhhhhhh
Los zorrones nos gustan a todos.
Además con ese nombre, silvia.
Ya verás, ya.

PD:
Si se llamase María, Esther o Catalina sonaría igual de bien.
Si se llega a llamar Cristina lo borda.
Te has confundido. El zorron se llama Carmen.
Silvia es la mejor del relato junto a mi tocayo. Claro que con ese nombre era evidente que tenía que ser un buenazo. 😌
 
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