25
Cuatro días después. Lunes
Carlos
Entré en la sala de los técnicos y dije:
- Chicos, os presentó a nuestras nuevas incorporaciones, Susana y Mónica
Silvia, Cris y Héctor levantaron la vista mientras las dos chicas saludaban sonriendo. Eran las nuevas becarias, dos chicas de 20 años. Susana, una morena que le gustaba mucho hablar, tenía buen tipo aunque era algo feucha. Mónica tenía pinta de empollona, con gafas y mirada inquisitiva. Tenía el pelo de varios colores: rojo, rubio y celeste, con una melena corta. Era bajita, delgada y callada, todo lo contrario a su compañera, pero no era tímida solo que hablaba cuando tenía algo que decir como en ese momento que dijo:
- Hola, Héctor
Y todos nos quedamos callados mientras Héctor se ponía rojo y nos miraba sorprendido. Vi que Mónica lo miraba fijamente y sonreí diciendo:
- ¿Os conocéis?
Héctor negó con la cabeza mientras ella asentía. Nos reímos todos. Entonces ella dijo:
- Soy la hermana de Jaime
- Ahhhh, perdona, no te había reconocido con el pelo así
- Sí, es… es… me lo hice en Navidad
Entonces Silvia dijo:
- Pues te queda muy bien, y es original
- Gracias
Vi que Susana ponía los ojos en blanco, parecía que no le gustaba. Entonces dije:
- El horario que han cogido las dos es de 9 a 14
Las dos asintieron. Miré a Cris y Héctor y les dije:
- Ya les he enseñado la empresa y dado la charla de bienvenida. Ahora, a ver, Cris y Héctor, indicadles donde se van a sentar y empezad la tutorización… Si os parece, y como ya os conocéis, Héctor con Mónica y Cris con Susana
Vi que Héctor se quedaba cohibido mientras Mónica iba inmediatamente hacia él. Cris se levantó y fue a por Susana. Miré a Silvia y le pregunté:
- ¿Puedes venir un momento, Silvia?
- Voy
Silvia se levantó y al pasar por mi lado, miró a Héctor y Mónica y me guiñó un ojo. Fui con ella a mi despacho y cerré la puerta. Silvia, sonriente, dijo:
- Vaya, vaya, a ver si el corazoncito roto de Héctor va a tener cura
- ¿Qué?
- Mónica está coladita por él
- ¡¡Silvia!! Pero si la acabas de conocer
- Mira éste, como si lo necesitara para ver lo evidente, está clarísimo, y me alegro por el chico, la muchacha es mona, rarita pero mona
Me reí y miré hacia Héctor. Estaba totalmente turbado y meneé la cabeza diciendo:
- No sé yo, míralo
- Jajaja, es un caso este chico
Miré a Silvia y le pregunté:
- ¿Qué querías?
- Es una cosa de Antonio
- Dime
Y me contó lo de la formación. La escuché. Sabía de lo que hablaba y ya había dado mi visto bueno para esa compra y la formación. Le dije:
- Aún no es oficial pero sí, se va a actualizar la maquinaria
- Ah ¿Ya lo sabes?
Silvia no sabía que la empresa era mía. No es que quisiera ocultárselo pero tampoco veía importante contárselo, no era algo trascendente para nuestra relación profesional ni personal. Y me gustaba pasar desapercibido. Le contesté:
- Sí, se dijo en una reunión de dirección
- Y ¿Crees que le podrían asignar a Antonio una plaza para esa formación?
Miré a Silvia y le pregunté:
- ¿Sabes cómo va esa formación?
- Sé que es un mes en Barcelona
- ¿Y te parece bien?
- Me mata, pero a él le importa mucho y, no sé, nunca me ha pedido nada sobre el trabajo y yo, en cambio, me he ido contigo de viaje, hemos pasado noches aquí…
- Quieres compensarle ¿No?
- No solo eso, es que si es importante para él, quiero que esté contento… Es un mes, sí y me joderá no tenerlo a mi lado, pero es solo un mes, lo aguantaré
Le sonreí. Ella puso cara triste y dijo:
- Pero no te voy a mentir, me sentó como una patada en… ya sabes, me puse como una loca y… En fin, saqué la versión de Silvia la loca histérica, egoísta y tonta
- Es normal, Silvia
- No, no es normal como me puse… Él solo buscaba mi apoyo y comprensión y yo solo pensé en mí… En fin, que si le puedes ayudar te lo agradecería mucho
La miré y asentí:
- Si a ti te parece bien, está en el grupo de la formación
- ¿Sí?
- Claro
- Oh, gracias, Carlos, sabía que nos ayudarías
- ¿Te manda Antonio en vez de venir él?
- No, no, te lo pedirá él, pero me he adelantado aprovechando que hoy venía a la oficina
- Jeje
- Hazte el loco cuando venga ¿Vale?
- ¿Cuando venga?
Y señalé a la puerta donde acababa de llegar Antonio. Llamó y dijo:
- ¿Se puede?
- Pasa, Antonio
Antonio entró y se sentó junto a Silvia. La miró y le preguntó:
- ¿Ya se lo has preguntado?
- Perdona, nene, es que como estoy aquí, he pensado…
- No importa ¿Qué te parece, Carlos?
- Que no hay problema
- Pero no es seguro, el jefe dice que aún no se sabe si…
- Tranquilo, es seguro, pero no digas nada ¿Vale?
- Oh, bien, genial, genial ¿Y le has contado nuestros planes para esos fines de semana?
- No, eso aún no
Entonces Antonio me contó lo de dejarme a Gema uno o dos fines de semana cuando estuviera en Barcelona, para estar los dos solos y asentí sonriendo a Silvia que me miraba asintiendo como diciéndome “Lo que tú me aconsejaste”. Les dije:
- Sin problema, me quedaré con el monstruito
- Gracias, Carlos, eres un padrinazo
Mientras Silvia le ponía una mano en la pierna, sonriente. Charlamos un poco de otras cosas y luego se fueron.
Cristina
Nos sentamos a una mesa libre y empezamos a abrir los tápers. Miré a Héctor, concentrado en revisar su comida. Tras unos segundos me miró y dijo:
- ¿Qué pasa?
- Nada
Siguió con su comida pero me volvió a mirar y le sonreí:
- Pero ¿Qué pasa?
- Nada
- ¿Y por qué me miras así?
- Estoy esperando
- ¿A qué?
- A que me cuentes sobre Mónica
- Sobre… ¿Qué?
- ¿Una antigua novia?
- ¿Qué? Noooo, es la hermana pequeña de un amigo
- ¿Y?
- Que no, no… si ella no…
- Pues a ella le gustas
- ¿Qué?
Me miró con la boca abierta. Luego sonrió y dijo:
- Vale, te estás quedando conmigo
- No
- Pero ¿Por qué dices eso?
- Pues está bien claro
- No te entiendo
- Que está claro por como te mira
- ¿Por como me…? Me mira… normal
- Jajajaja, no, no
- ¿Hoy es el día de tomarme el pelo?
- Nooooo, jajaja, tonto, te lo digo en serio
- Pero si llevo años sin verla, no veo a Jaime desde… desde… no sé, desde los 17 o así, y a ella igual
- La verdad es que no me suena del centro de FP
- Me ha dicho que se ha cambiado a nuestro centro este año
- Ah
- Ya pero… Bueno, dejemos el tema
- Jajaja ¿Te pone nervioso?
- No… no sé, es que no le veo sentido y...
- ¿Qué no ves? No eres feo
- Ya, claro
- No lo eres
- Pero las tías no os fijáis en tíos como yo
- ¿Cómo que no?
- No, os fijáis en cachas como tu novio
- ¿Qué? No, eso no es cierto
- Anda que no
- Para tu información, Alberto es mi primer cachas
- Los otros seguro que no eran feos ni frikis
- Te llevarías una sorpresa, listo
- Ya, claro, y yo me lo creo
- Y que tú no eres feo, tonto
- Claro, claro
Le tiré un trocito de pan. Él se rio y dijo:
- Aún me duele la mano del estrujón que me dio tu novio
- Jajaja
- Que bestia, como sea así contigo…
- Pues depende
- ¿Es bestia contigo?
- A veces
Me miró sin comprender y me reí. Le dije:
- Hay momentos que un poco de salvajismo y dureza no está nada mal
Ahora sí lo había pillado y se puso rojo. Me reí con fuerza. Era la primera vez que bromeaba con Héctor sobre sexo. Cuando paré de reírme, le dije:
- Anda, vamos a comer que se nos hace tarde
Y me volví a partir de risa porque él seguía con cara de pasmo, no se había recuperado de mi broma, que tampoco es que fuera mentira. Entonces recordé una cosa:
- Ah, el otro día reprendí a Alberto cuando llegamos a casa
- ¿Y eso?
- No me gustó que te llamara friki de esa forma
- Ah, da igual, es la realidad, soy un friki de los ordenadores y esas cosas
- Pero eso no es malo, a mí me gusta que seas así, es parte de tu encanto
Y sonreí al ver como él se ponía colorado y apartaba la mirada.
Jamal
“Hola, muñeca, ayer no te pasaste a recoger tu dinero” le dije a Carmen en cuanto contestó. Ella contestó “Espera un momento, salgo fuera”. Esperé hasta que dijo bajito:
- No me pasé porque estaba muerta
- ¿Sí? ¿Qué tal fue?
La escuché saludar a alguien y luego, más bajito aún dijo:
- Que te follen tres tíos durante horas puede parecer divertido pero es agotador
- Jajaja
- Horas, Jamal, casi sin parar porque o se turnaban o usaban juguetes conmigo
- Bueno, mujer, algún orgasmo tendrías ¿No?
- ¿Alguno? Joder, me reventaron a orgasmos
- Jajaja
- Me llevaron a un local que parecía una mazmorra de torturas, llenos de cachivaches donde me ataron y follaron sin parar, que llegamos allí a las 10 de la noche y salí cerca de las 8 de la mañana, y casi no me dejaron descansar, en serio, que tíos más… más…
Me reí con ganas mientras miraba el video donde se veía a Carmen atada a un potro mientras uno le follaba la boca y otro desde atrás, muy salvaje. Ella siguió:
- Y estaban buenos los tíos, y bien… buenas pollas, así como la tuya, pero, coño, dos horitas, tres… no 8 horas follando
- Bueno, mujer, han pagado bien
- Eso espero porque vaya noche
- ¿Te arrepientes?
Ella se calló y luego dijo:
- Arrepentirme no, solo te digo eso, menos horas, o descansar, pero esos tíos tenían viagra en vena o no sé yo, que energía los cabrones
- Bueno, mujer, eso que te llevas
- Ya, ya… bueno, te dejo que estoy en el trabajo, luego me paso
- Te vas a alegrar con la paga, te lo aseguro
- Bien, chao
- Hasta luego, guapa
Corté y miré el video. Había contratado a 3 tíos actores porno para esa escena con Carmen. Ella no sabía nada, como siempre, y los 3 tíos tenían orden de hacerle de todo. Ya había editado el primer video y estaba siendo un éxito de ventas, Carmen era una estrella y se vendía todo su material de una forma rápida en los canales privados de ricachones. Y de esa noche pensaba sacar 3 o 4 videos más, ya vería. Sonreí mientras veía en la pantalla de mi ordenador a Carmen convulsionarse con un orgasmo mientras gritaba que no pararan de follarla.
Cristina
Llegué a casa y abrí la puerta saludando. Me respondió Sara y fui al salón. Estaba con su amiga Carla. Le di un pico a Sara y me fui a dejar mis cosas en mi habitación. Luego fui a la cocina. Vi los platos y utensilios del almuerzo de Sara y Alberto sin limpiar y me puse a ello. Al poco, llegaron Sara y Carla. Sara dijo:
- Carla tiene una curiosidad
- ¡¡Tía!!
- ¿Qué? Pregúntale
Las dos se rieron y me quedé mirándolas. Entonces Carla preguntó:
- ¿No te duele el sexo anal?
La miré. Ella había estado la noche de fin de año y había visto como Alberto me follaba por detrás. Me encogí de hombros, no sabía que decirle, claro que dolía pero luego no, o cada vez menos, o más bien dependía del día, pero no dije nada. Ella insistió:
- Chica, que vi la polla de Alberto, y pequeña no es
Sara se rio con ganas y dijo:
- Para nada es pequeña
- Ya, me lo vas a decir a mí que mi Sergio no anda muy para allá con eso jajajaja
La verdad es que aquella noche ni me fijé en las otras tres parejas, solo estaba atenta a Alberto y a Sara. Las miré como se partían de risa. Al tranquilizarse, la chica dijo:
- Es que desde que os vio, mi Sergio no para de darme la brasa con querer hacérmelo por ahí y la otra noche le dije de intentarlo, pero tía, que dolor, y dice que solo me metió la punta, pero como dolía ¿Cómo lo aguantas?
- A ella también le dolió mucho la primera vez ¿Verdad, Cris? No sabes la carita que tenía, pero la ayudé a relajarse y todo fue muy excitante
- Ah, ¿que Al es tu primer chico por detrás?
- Sí, claro, y se estrenó a lo grande jajaja
- Y tan grande, chica jajaja
Las dos volvieron a reírse sin parar hasta que consiguieron tranquilizarse. Eran nervios. Carla dijo:
- Pero tú te corriste
Asentí. Ella, alucinada, dijo:
- Te corres con eso detrás, es que no me lo creo
Lo cierto es que había sido la única vez que me había corrido durante el sexo anal, pero no se lo dije. Carla insistió con el tema:
- ¿Cuál es el secreto? No os voy a engañar, me duele solo de pensarlo, pero también me excita ¿Qué me aconsejas?
- Hazlo cuando estés muy caliente
- Caliente siempre estoy jajaja
- Pues entonces no tendrás problema
Carla miró a Sara y preguntó:
- ¿Y tú cuándo lo vas a hacer?
- ¿Yo? A mí me vale con un dedito, no quiero más ahí detrás, tía jajaja
Y las dos se fueron riéndose. Me di la vuelta y seguí con los platos, y luego me fui a mi cuarto. Al rato, llegó Sara y se sentó en mi cama:
- Se acaba de ir Carla
- Bien
- Le queda un suspiro para que la desvirguen totalmente por detrás
Asentí y me dijo:
- Me ha propuesto que volvamos a repetir lo de fin de año
Arrugué la nariz, esas cosas no me gustaban. Sara sonrió y dijo:
- Bueno, no exactamente lo mismo
- ¿Entonces?
- Una orgía
- Oh
- ¿Te gustaría?
Ni lo pensé, negué rápidamente con la cabeza. Sara insistió:
- ¿No te gusta Sergio?
- No
- Es guapo
- Sí
- ¿Entonces?
- Me gustáis tú y Alberto
- Ya, eso está claro pero ¿No tienes curiosidad?
- ¿Por una orgía?
- Sí, podrías… podrías probar dos pollas a la vez, como en las pornos
Negué con la cabeza, no me interesaba. Sara dijo:
- De todos modos, le he dicho que no, no quiero ver a Alberto follándosela o que te folle Sergio, no me hace gracia
- Bien
- También ha dicho de hacer un intercambio, pero no, paso de eso
- Vale
- ¿Vale? ¿Te gustaría?
- No, me refiero que vale que pases, me parece bien, no me interesa
- Ah, de acuerdo
Me miró sonriendo y dijo:
- Carla es una envidiosa, le encantaría follarse a Al
No dije nada. No veía eso raro. Sara continuó:
- Y le gustaría que tú participaras, dice que no le van las tías pero que lo probaría contigo
Negué con la cabeza y dije:
- No me interesa
- Lo sé, cariño, a mí también me lo ha propuesto pero paso, que asco
Y se rio. La miré sin entender la risa. Entonces dijo:
- A mí me puso que me vieran follar con vosotros ¿A ti no?
- No, ni pensé en ellos
- ¿No? Pues yo los miraba, follamos mucho mejor, te lo aseguro
- Bueno
- Jajaja, que tonta, en realidad es que estabas tan colocada que no te acuerdas
En parte era cierto, pero sí recordaba no haber estado pendiente de los demás. Sara se tumbó en mi cama y dijo:
- Esta noche podríamos hacer algo especial
- ¿De comer?
- No, jajaja, tonta, de sexo
- ¿Especial?
- Sí
- ¿Cómo qué?
- No sé, algo
La miré sin comprender. Estaba claro que tenía algo en mente. Entonces me miró sonriendo traviesamente y dijo:
- Algo se me ocurrirá
Y de pronto, alargó la mano y me cogió una teta. Buscó con su dedo mi pezón y dijo:
- Creo que también me voy a poner piercings ahí, o quizás en el ombligo, no sé
Entonces se incorporó de sopetón y dijo:
- No, mejor te lo pones tú en la lengua
- ¿Qué?
- Dice Carla que se lo va a poner, que a los tíos les gusta mucho cuando se la chupas
- No sé
- Y seguramente también a las tías cuando se lo comen jiji
- Pero es que...
- Sí, sí, voy a ver si me informo
Y salió corriendo. Las ideas de Sara.
Jamal
“Pasa, pasa, Carmen” le dije mientras abrí la puerta de mi despacho. La dejé pasar primero y luego entré cerrando la puerta. Carmen se sentó cruzando las piernas. Me senté en el borde de mi mesa delante de ella y le dije:
- Te veo bien, cariño
- Siempre estoy bien
- Me refiero a que te esperaba echa polvo tras lo que me contabas esta mañana por teléfono
- Ah, eso… Sí, estoy realmente cansada
- Pues no se nota, te veo tan guapa como siempre
- Gracias, cariño
- Entonces, al final, no fue para tanto ¿No?
Ella me miró arqueando una ceja y dijo:
- Como te dije, me estuvieron follando durante horas tres tíos con pollas como la tuya
- Jeje, pero a ti te va la marcha y las pollas grandes
- Sí, cariño, sí, pero todo tiene un límite, que tengo el coño y el culo irritados, ni siquiera tengo ganas de sexo
- ¿Tú sin ganas de sexo? Jajaja
- Pues para que veas lo que fue
La miré sonriendo. Lo había visto, y bien visto. A una Carmen sumisa pero altanera, recibiendo por todos lados pero exigiendo más a la vez. Corriéndose y gritando hasta perder la voz. Que no se mantenía en pie de lo que le temblaban las piernas. Había estado sublime, y me había puesto cachondo perdido. Incluso en el final que fue una guarrería que no nunca me pone nada, Carmen había estado a la altura, recibiendo las meadas de rodillas pero erguida y abriendo la boca. Cuando pusiera a la venta esa parte iba a vender una barbaridad, había muchísimos pervertidos que le gustaban esas guarradas.
Carmen me sonreía vacilona y dijo:
- En fin, que esta semana mejor no me das ningún servicio
- ¿No? ¿Y eso?
- Estoy destrozada, te lo acabo de decir
- Pero preciosa, eso no es nada para ti
- JA, me ataban a diferentes sitios, me follaban y luego me tenía que llevar casi a rastras a otros porque no me aguantaban las piernas
- Porque te corrías
- Claro, coño, hasta la extenuación
- Jajajaja
- Ya me gustaría a mí verte así, te ibas a reír
- ¿Y te han dejado marcas?
- No, no ha sido de ese tipo, bueno, a ver, algún golpe me llevé en las tetas y en el culo, pero poco, la “tortura” (poniendo las comillas con sus manos) fue a base de pollazos
Y me sonrió con lascivia. Entonces dijo:
- Sobre los azotes, creo que ya no voy a aceptar más servicios de ese tipo
- ¿Por? Si te gusta ¿No?
- Sí, no está mal, pero el problema es ese, las marcas
- Nunca te ha preocupado
- Pero estoy intentando enganchar al bobo ese rico, ya te lo conté
- Sí ¿Y?
- Que a ver como le explico yo las marcas
- ¿Ya te lo estás follando? Me dijiste que ibas a ir lenta
- Sí, muy lenta, pero en cualquier momento querrá follarme y claro, no puedo desnudarme y que me vea el cuerpo cruzado de latigazos
- Ya
- Incluso creo que dejaré todos los servicios durante una temporada
- ¿Cómo? Pero si ganas un pastón
- Lo sé, pero más voy a ganar con ese tío si me caso con él
- ¿Seguro? Aquí haces lo que quieres y lo que te gusta, a ese tío tendrás que aguantarlo
- Ya, pero tengo que pensar en el futuro, no siempre voy a tener este aspecto
- Yo creo que te quedan muchos años de poner a mil a los tíos
- No sé, tengo ya una edad…
- Tonterías, estás buenísima, Carmen
- Gracias, cariño, pero ve pensando en buscarte otra puta de lujo
- Carmen, no me digas eso, que me partes el corazón
- ¿El corazón o el bolsillo?
- Las dos cosas, amor jajaja
Entonces me giré y fui a mi mesa para abrir un cajón. Cogí el dinero que le tenía preparado y le añadí 1.000 más. Se lo di mientras le decía:
- ¿Vas a renunciar a esto?
Ella cogió el dinero y lo contó. Luego, me miró sorprendida:
- ¿Y esto? Es más de lo que me dijiste
- Los dejaste muy satisfechos
- Claro, me he ganado cada euro, eso no lo dudes
- Lo sé, por eso veo una tontería que renuncies a un dinero tan fácil
Ella me miró sonriendo con el dinero en la mano. Le había pagado más porque en solo un rato, la venta de la primera película de esa noche ya me estaba dando ganancias y eso contando las tarifas de Carmen, los tres actores y el local.
Carmen guardó el dinero en su bolso y dijo:
- Quería decir que lo estoy pensando, no que lo haya decidido
- Tengo a un cliente para mañana
- No, cariño, mañana no
- ¿Por qué?
- Te lo he dicho, tengo el coño y el culo irritados y sin ganas
- Eso no me lo creo
Me agaché y me puse delante de ella, que se sorprendió y preguntó:
- ¿Qué haces?
- Quiero ver ese coño a ver como está
Carmen se rio mientras yo le buscaba el enganche de la falda. Tiré de ella para quitársela mientras ella se incorporaba un poco para ayudar. Luego le bajé los pantis y las bragas hasta los tobillos. Carmen se abrió de piernas y dijo:
- ¿Cómo está? Horrible ¿No?
- Está precioso
Y comencé a comérselo. Entonces, de repente se abrió la puerta y miré irritado. Era Kiara que se había quedado cortada en la puerta:
- ¿No sabes llamar?
- Lo… lo siento
- ¿Qué pasa?
- Es el rumano, que dice que tiene que hablar contigo, que es urgente
- Pues dile que se espere, aquí me queda un rato
- Pero…
- Que lo entretengas, coño, ve y se la chupas y que te folle hasta que yo termine, corre a cuenta de la casa
Vi como Kiara miraba con rabia a Carmen y como ella le devolvía la mirada con burla. “Estas dos van a acabar mal”. Kiara cerró la puerta y Carmen dijo:
- ¿Por dónde ibas?
- Iba que tengo que comprobar si este coño y este culo están en buena forma
- Ah, sí, eso ¿Y cómo está?
- Rico, muy rico
Carmen
Me subí la falda y me la abroché. Miré a Jamal que también se subía los pantalones. Había llegado allí sin ganas de nada, pero nada de nada, pero claro, es que Jamal era mucho Jamal, quien no iba a tener ganas de él. Había sido un buen polvo, completito y excitante.
Jamal se me aproximó, me dio un beso y me dijo:
- Entonces, el servicio de mañana lo haces
Lo miré, no era una pregunta pero asentí diciendo:
- Pero nada de especiales, lo de que ya no quiero azotes es en serio
- Está bien
Salimos fuera y Jamal preguntó por el rumano y le dijeron que estaba en una habitación con Kiara. Fui con Jamal por curiosidad y al entrar vi a un tipo gordo asqueroso desnudo y sentado en una cama. Kiara, en el suelo de rodillas y desnuda, le chupaba la polla. Jamal dijo:
- Coño, rumano, tantas prisas y aún no has terminado
- Joder, mira quien fue a hablar, te has dado tu tiempo ¿eh?
Kiara paró de chupársela y nos miró. El rumano le dijo:
- Sigue, putita, que estamos entre amigos
Kiara se volvió a meter la polla en la boca. El rumano me miró y preguntó:
- ¿Está es nueva?
- Está fuera de tu alcance, rumano
- Está muy buena (mientras me recorría el cuerpo con unos ojillos repugnantes)
- Venga, vístete de una puta vez a ver que coño corría tanta prisa
- Joder, ahora te esperas a que acabe
- No, si quieres follarte a la puta más tiempo, la pagas, ya estás bien de aprovecharte de mí
- Espera, no tardo nada
El tío se levantó con algo de esfuerzo. Kiara se apartó un poco pero él la cogió del pelo y le dijo:
- Mírame, puta
Y en dos meneos, se corrió en la cara de Kiara. Luego, el rumano, satisfecho, se giró para buscar su ropa y se puso a hablar con Jamal. Me acerqué a Kiara que estaba ya levantándose pero la retuve presionándola hacia abajo en un hombro. Me incliné y le dije bajito:
- ¿Ves la diferencia, negrita?
Ella me miró con enfadado pero sin comprender. Le dije igual de bajito:
- Una sentada con las piernas abiertas y un tío bueno comiéndoselo, y la otra de rodillas ante un gordo asqueroso recibiendo su lefa en la cara
Y con un dedo recogí algo de la leche del tío en la bonita cara de Kiara y luego se lo pasé por los labios. Ella se revolvió furiosa. Me reí mientras me limpiaba el dedo en el hombro de Kiara y salía fuera. “Cada una en su sitio, bonita” pensé contenta mientras me iba a mi casa.