Ufff... yo de adolescente cuando descubrí el mundo de las pajas, estaba tan enganchado que por el colegio hice alguna que otra bastante arriesgada. Tenía complicidad con un compañero que nos cubríamos mientras el otro se pajeaba, y había en concreto una clase a la semana donde había mucho jaleo, todos hablando, levantándose etc y nosotros estábamos sentados al fondo del todo. Ahí me hice pajas mirando a las chicas que más me gustaban, aprovechando que estaban levantadas haciendo cola para que el profesor las corrigiera etc. Llegué a correrme ahí mismo, observando esos culitos que tanto deseaba. Ya de adulto no me va tanto ese rollo, prefiero masturbarme en casa y no hacer el tonto públicamente. Pero una de las últimas locuras que recuerdo fue en una piscina de un gimnasio que iba hace muchos años. Era una piscina pequeña en una sala bastante apartada, y casi siempre podías estar tú solo. Al rincón del todo tenía como una fuente donde salía un chorro de agua bastante potente, que caía de arriba para abajo. Yo, que ya tenía experiencia jugueteando con el chorro de la ducha de mi casa, tuve la genial idea de meter la punta de la polla ahí debajo. La situación era bastante segura, porque estabas al rincón y podías observar todo de frente. Por detrás sólo había pared, así que no podían sorprenderte. Si entraba alguien, sólo vería a un chico de pie, debajo del chorro de agua. Tampoco hacía falta sacarse la polla del todo. Sólo con tener la polla erecta, y dejando que el chorro impactara de lleno en la punta, ya era suficiente, incluso si el bañador te cubría toda la polla. Yo preferí sacar un poco la puntita, para que el golpeo del agua contra mi polla fuera más potente, sin filtros. Además, las burbujas y todo el agua moviéndose hacía que fuera casi imposible que alguien viera algo. Así que aproveché y me hice un auto-pajote memorable, sin tocarme. Dejé que el agua hiciera el trabajo. Simplemente tenías que estar ahí parado, de pie, y buscar la posición para que el chorrazo impactara justo en la zona de más placer. Era buscar el puntillo y quedate ahí quieto. No es fácil llegar a correrse sólo con eso. A veces me frustraba y me daban ganas de sacármela del todo y darle con la mano. Pero aparte de que jamás me la jugaría de esa manera (que me expulsen de un gimnasio por algo así es algo que me avergonzaría mucho y prefiero evitar, la verdad), me propuse el reto de conseguir correrme sólo con el agua. Intenté recrearme con una entrenadora madura que había por ahí que tenía un culazo. Me daba morbo que pudiera entrar en cualquier momento. Joder, qué placer daba ese chorraco en toda mi polla. Cuando al final, tras unos largos minutos, vi que estaba a punto de correrme, no dudé ni un segundo. Bueno, sí que a veces me enparanoiaba con que alguien pudiera descubrir restos de semen, pero pensé que era casi imposible que me descubrieran. Así que me coloqué aún más firme, preparado para manchar esa puta piscina con mi joven leche. Me corrí de lo lindo, mientras ese chorro no paraba de golpear la punta de mi jovencísima polla. Probablemente esa piscina fue utilizada al día siguiente por madres culonas y tetonas que iban a hacer clases para recién nacidos. Por aquellas épocas hice algunas de parecidas, pero ya hace muchos años que decidí respetar un poco más a los demás. Me sabe mal si a alguna de esas milfs se le enganchó un poco de mi semen en su escote o en sus culetes, pero bueno, tampoco es el fin del mundo.