Un recepcionista en Menorca

tangadehilo

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25 Jun 2023
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Relato con la mujer de @Follantex, donde espero que él vaya aderezando las palabras con fotos, a ver si creamos una historia morbosa.

Julio. 20:01. 32º. Miré el indicador, 82% de humedad, eso incrementaba la sensación térmica hasta los 36º. El clima mediterráneo se tropicalizaba, un calor sin igual se colaba en cada rincón del hotel, pero hoy debía tener la cabeza despejada, era el turno de tarde y estaba solo en el hotel, era una época tranquila antes de la temporada alta, no había mucho que hacer y menos por las tardes, para apaciguar mis nervios caminé por la recepción y abrí la puerta acristalada de la entrada, después seguí rumbo a la otra puerta, la que daba a la piscina, escuchaba los pasos de mis zapatos sobre el suelo de mármol, se levantó una brisa y alivió el calor que me daba el uniforme, ¿quién en su sano juicio se le había ocurrido vestirnos con camisa y corbata con este clima? Pero bueno, al menos era un uniforme elegante, desde luego, los dueños no tenían compasión, pero sí gusto. Me paseé por la recepción con las manos en los bolsillos, me sentía el dueño del lugar, y después de dar toda la vuelta volví a sentarme en mi sitio a esperarles, tenía marcada la entrada sobre las 20:30, sabía que eran ellos, volví a mirar el papel donde estaban las entradas que faltaba hacer ese día y sentí un morbo tremendo solo de leer las letras del nombre de la reserva, realmente esperaba que la situación no me superara.

———

Julio. 20:15. 31º. Joder, esta vez sí que me habían liado, no podía evitar repasar en mi cabeza una y otra vez la sucesión de cosas que habían pasado los últimos meses para llegar a esto, miré a mi mujer y ella me devolvió la mirada con una sonrisa. Ese cabrón del foro… no sé como me había dejado convencer, la volví a mirar, que buena que estaba, sin saber nada de todo lo que se acontecía, sentada en el coche con ese vestido corto, se resaltaba el color de la piel de sus muslos sobre todo ese gris de la tapicería del coche, llevaba unos tacones aterciopelados marrones, una tobillera y como siempre las uñas de sus pies y manos perfectamente trabajadas, manicura francesa, nude con el borde blanco.

———


Julio. 20:16. 33º. Mi marido me miró, le devolví la mirada y sonreí. Estaba divertido, era tan salido, siempre intentando crear situaciones morbosas, le veía hasta nervioso, él no sabía que yo sabía porque estaba así, pero lo sabía, creo que ni se hacía a la idea de todo lo que podía pasar estos siete días en un hotel de Menorca, ni se imaginaba todo lo ocultaba mi sonrisa, lo que había ido pasando estos meses ¿cómo definirlo? fue bastante digamos que fortuito. Yo sabía de su mail “erótico”, ese que usaba para hablar con salidos que conocía por el foro y enviarles mis fotos para que vertieran ríos de leche pensando en mi cuerpo, pero nunca me había llamado especialmente la atención acceder a él, hasta que, por casualidad, mientras hacía unas compras en su ordenador recibió un correo en ese mail, un acto reflejo me llevó a hacer click sobre el icono del corre y de pasada leí el asunto del mail: Viaje a Menorca. Me picó la curiosidad, no pude contenerme e hice click.


———


Julio. 20:18. 33º. Ese chico realmente sabía cómo ponerme cachondo, nunca nadie con el simple uso de pura verborrea me ha enganchado tanto ¿cómo me dejé convencer? ¿cómo pude dejarme llevar para trazar un plan para que tenga la oportunidad de follarse a mi mujer? al fin y al cabo, trataba de limpiar mi conciencia pensando que sería solo eso, generar una oportunidad, no la estaba obligando, ni forzando a nada, simplemente estaba ayudando a un conocido a que pudiera seducirla, darme el placer de follarse pero también de conseguir que mi mujer se dejara lleva a hacer algo que no la atraía especialmente, y que seguramente iba a fracasar en ese cometido… pero, muy en el fondo sabía que no era así, ese chico era especial, tenía la capacidad persuasiva de Lucifer, cargaba solo 28 años de locuacidad capaces de inducir a alguien a hacer cosas que nunca hubiera esperado, así, es cómo acabé haciendo de taxista en este coche del destino sexual de mi mujer.


———


Julio. 20:19. 33º. Al abrir el mail estaba el último mensaje del chico: Genial, os pondré en una buena habitación, cerca de la recepción, jaja, ya verás que bien lo vamos a pasar con tu mujer. Me jodió la confianza con la que le hablaba a mi marido de mi, pero a la vez me excité y no pude no seguir el hilo, fui al anterior mensaje de mi marido: He reservado siete noches del 5 al 12 de Julio, joder que morbo me ha dado comprar los billetes, mira como lo tengo abierto para ti, aunque ya te digo, mi mujer será un hueso difícil de roer. Había una foto adjunta, hice click y vi mi ojete y mi coño bien abiertos con la mano de mi marido encima de mi gran culazo, se veían mis labios plegados, joder, debo decir que en mi coño se empezaban a mezclar mis jugos con el enfado, verme así expuesta, como hablaban de mi, no sé porque pero no podía dejar de leer.

De repente un bache me hizo despertar de mis recuerdos, miré otra vez a mi marido, quería empezar ya a jugar un poco con sus morbosos nervios, así que empecé a subirme el vestido.

– Cariño, mírame – le dije con el vestido subido buscando su atención. El simplemente giró la cabeza y vió mi bragas de encaje y se quedó sin palabras – Estaba pensando, ¿qué te parece si entro en la recepción sin sujetador? – Decirle eso con el vestido playero crochet que llevaba significaba directamente entrar enseñando las tetas al recepcionista y con solo unas bragas de encaje debajo, él no contestó, simplemente tragó saliva mientras en el asiento del copiloto me quitaba el sujetador, no tenía unas tetas grandes, pero si unos pezones carnosos que seguro iba a disfrutar.
 
Relato con la mujer de @Follantex, donde espero que él vaya aderezando las palabras con fotos, a ver si creamos una historia morbosa.

Julio. 20:01. 32º. Miré el indicador, 82% de humedad, eso incrementaba la sensación térmica hasta los 36º. El clima mediterráneo se tropicalizaba, un calor sin igual se colaba en cada rincón del hotel, pero hoy debía tener la cabeza despejada, era el turno de tarde y estaba solo en el hotel, era una época tranquila antes de la temporada alta, no había mucho que hacer y menos por las tardes, para apaciguar mis nervios caminé por la recepción y abrí la puerta acristalada de la entrada, después seguí rumbo a la otra puerta, la que daba a la piscina, escuchaba los pasos de mis zapatos sobre el suelo de mármol, se levantó una brisa y alivió el calor que me daba el uniforme, ¿quién en su sano juicio se le había ocurrido vestirnos con camisa y corbata con este clima? Pero bueno, al menos era un uniforme elegante, desde luego, los dueños no tenían compasión, pero sí gusto. Me paseé por la recepción con las manos en los bolsillos, me sentía el dueño del lugar, y después de dar toda la vuelta volví a sentarme en mi sitio a esperarles, tenía marcada la entrada sobre las 20:30, sabía que eran ellos, volví a mirar el papel donde estaban las entradas que faltaba hacer ese día y sentí un morbo tremendo solo de leer las letras del nombre de la reserva, realmente esperaba que la situación no me superara.

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Julio. 20:15. 31º. Joder, esta vez sí que me habían liado, no podía evitar repasar en mi cabeza una y otra vez la sucesión de cosas que habían pasado los últimos meses para llegar a esto, miré a mi mujer y ella me devolvió la mirada con una sonrisa. Ese cabrón del foro… no sé como me había dejado convencer, la volví a mirar, que buena que estaba, sin saber nada de todo lo que se acontecía, sentada en el coche con ese vestido corto, se resaltaba el color de la piel de sus muslos sobre todo ese gris de la tapicería del coche, llevaba unos tacones aterciopelados marrones, una tobillera y como siempre las uñas de sus pies y manos perfectamente trabajadas, manicura francesa, nude con el borde blanco.

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Julio. 20:16. 33º. Mi marido me miró, le devolví la mirada y sonreí. Estaba divertido, era tan salido, siempre intentando crear situaciones morbosas, le veía hasta nervioso, él no sabía que yo sabía porque estaba así, pero lo sabía, creo que ni se hacía a la idea de todo lo que podía pasar estos siete días en un hotel de Menorca, ni se imaginaba todo lo ocultaba mi sonrisa, lo que había ido pasando estos meses ¿cómo definirlo? fue bastante digamos que fortuito. Yo sabía de su mail “erótico”, ese que usaba para hablar con salidos que conocía por el foro y enviarles mis fotos para que vertieran ríos de leche pensando en mi cuerpo, pero nunca me había llamado especialmente la atención acceder a él, hasta que, por casualidad, mientras hacía unas compras en su ordenador recibió un correo en ese mail, un acto reflejo me llevó a hacer click sobre el icono del corre y de pasada leí el asunto del mail: Viaje a Menorca. Me picó la curiosidad, no pude contenerme e hice click.


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Julio. 20:18. 33º. Ese chico realmente sabía cómo ponerme cachondo, nunca nadie con el simple uso de pura verborrea me ha enganchado tanto ¿cómo me dejé convencer? ¿cómo pude dejarme llevar para trazar un plan para que tenga la oportunidad de follarse a mi mujer? al fin y al cabo, trataba de limpiar mi conciencia pensando que sería solo eso, generar una oportunidad, no la estaba obligando, ni forzando a nada, simplemente estaba ayudando a un conocido a que pudiera seducirla, darme el placer de follarse pero también de conseguir que mi mujer se dejara lleva a hacer algo que no la atraía especialmente, y que seguramente iba a fracasar en ese cometido… pero, muy en el fondo sabía que no era así, ese chico era especial, tenía la capacidad persuasiva de Lucifer, cargaba solo 28 años de locuacidad capaces de inducir a alguien a hacer cosas que nunca hubiera esperado, así, es cómo acabé haciendo de taxista en este coche del destino sexual de mi mujer.


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Julio. 20:19. 33º. Al abrir el mail estaba el último mensaje del chico: Genial, os pondré en una buena habitación, cerca de la recepción, jaja, ya verás que bien lo vamos a pasar con tu mujer. Me jodió la confianza con la que le hablaba a mi marido de mi, pero a la vez me excité y no pude no seguir el hilo, fui al anterior mensaje de mi marido: He reservado siete noches del 5 al 12 de Julio, joder que morbo me ha dado comprar los billetes, mira como lo tengo abierto para ti, aunque ya te digo, mi mujer será un hueso difícil de roer. Había una foto adjunta, hice click y vi mi ojete y mi coño bien abiertos con la mano de mi marido encima de mi gran culazo, se veían mis labios plegados, joder, debo decir que en mi coño se empezaban a mezclar mis jugos con el enfado, verme así expuesta, como hablaban de mi, no sé porque pero no podía dejar de leer.

De repente un bache me hizo despertar de mis recuerdos, miré otra vez a mi marido, quería empezar ya a jugar un poco con sus morbosos nervios, así que empecé a subirme el vestido.

– Cariño, mírame – le dije con el vestido subido buscando su atención. El simplemente giró la cabeza y vió mi bragas de encaje y se quedó sin palabras – Estaba pensando, ¿qué te parece si entro en la recepción sin sujetador? – Decirle eso con el vestido playero crochet que llevaba significaba directamente entrar enseñando las tetas al recepcionista y con solo unas bragas de encaje debajo, él no contestó, simplemente tragó saliva mientras en el asiento del copiloto me quitaba el sujetador, no tenía unas tetas grandes, pero si unos pezones carnosos que seguro iba a disfrutar.
Bufff que palote me ha puesto
 
Relato con la mujer de @Follantex, donde espero que él vaya aderezando las palabras con fotos, a ver si creamos una historia morbosa.

Julio. 20:01. 32º. Miré el indicador, 82% de humedad, eso incrementaba la sensación térmica hasta los 36º. El clima mediterráneo se tropicalizaba, un calor sin igual se colaba en cada rincón del hotel, pero hoy debía tener la cabeza despejada, era el turno de tarde y estaba solo en el hotel, era una época tranquila antes de la temporada alta, no había mucho que hacer y menos por las tardes, para apaciguar mis nervios caminé por la recepción y abrí la puerta acristalada de la entrada, después seguí rumbo a la otra puerta, la que daba a la piscina, escuchaba los pasos de mis zapatos sobre el suelo de mármol, se levantó una brisa y alivió el calor que me daba el uniforme, ¿quién en su sano juicio se le había ocurrido vestirnos con camisa y corbata con este clima? Pero bueno, al menos era un uniforme elegante, desde luego, los dueños no tenían compasión, pero sí gusto. Me paseé por la recepción con las manos en los bolsillos, me sentía el dueño del lugar, y después de dar toda la vuelta volví a sentarme en mi sitio a esperarles, tenía marcada la entrada sobre las 20:30, sabía que eran ellos, volví a mirar el papel donde estaban las entradas que faltaba hacer ese día y sentí un morbo tremendo solo de leer las letras del nombre de la reserva, realmente esperaba que la situación no me superara.

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Julio. 20:15. 31º. Joder, esta vez sí que me habían liado, no podía evitar repasar en mi cabeza una y otra vez la sucesión de cosas que habían pasado los últimos meses para llegar a esto, miré a mi mujer y ella me devolvió la mirada con una sonrisa. Ese cabrón del foro… no sé como me había dejado convencer, la volví a mirar, que buena que estaba, sin saber nada de todo lo que se acontecía, sentada en el coche con ese vestido corto, se resaltaba el color de la piel de sus muslos sobre todo ese gris de la tapicería del coche, llevaba unos tacones aterciopelados marrones, una tobillera y como siempre las uñas de sus pies y manos perfectamente trabajadas, manicura francesa, nude con el borde blanco.

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Julio. 20:16. 33º. Mi marido me miró, le devolví la mirada y sonreí. Estaba divertido, era tan salido, siempre intentando crear situaciones morbosas, le veía hasta nervioso, él no sabía que yo sabía porque estaba así, pero lo sabía, creo que ni se hacía a la idea de todo lo que podía pasar estos siete días en un hotel de Menorca, ni se imaginaba todo lo ocultaba mi sonrisa, lo que había ido pasando estos meses ¿cómo definirlo? fue bastante digamos que fortuito. Yo sabía de su mail “erótico”, ese que usaba para hablar con salidos que conocía por el foro y enviarles mis fotos para que vertieran ríos de leche pensando en mi cuerpo, pero nunca me había llamado especialmente la atención acceder a él, hasta que, por casualidad, mientras hacía unas compras en su ordenador recibió un correo en ese mail, un acto reflejo me llevó a hacer click sobre el icono del corre y de pasada leí el asunto del mail: Viaje a Menorca. Me picó la curiosidad, no pude contenerme e hice click.


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Julio. 20:18. 33º. Ese chico realmente sabía cómo ponerme cachondo, nunca nadie con el simple uso de pura verborrea me ha enganchado tanto ¿cómo me dejé convencer? ¿cómo pude dejarme llevar para trazar un plan para que tenga la oportunidad de follarse a mi mujer? al fin y al cabo, trataba de limpiar mi conciencia pensando que sería solo eso, generar una oportunidad, no la estaba obligando, ni forzando a nada, simplemente estaba ayudando a un conocido a que pudiera seducirla, darme el placer de follarse pero también de conseguir que mi mujer se dejara lleva a hacer algo que no la atraía especialmente, y que seguramente iba a fracasar en ese cometido… pero, muy en el fondo sabía que no era así, ese chico era especial, tenía la capacidad persuasiva de Lucifer, cargaba solo 28 años de locuacidad capaces de inducir a alguien a hacer cosas que nunca hubiera esperado, así, es cómo acabé haciendo de taxista en este coche del destino sexual de mi mujer.


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Julio. 20:19. 33º. Al abrir el mail estaba el último mensaje del chico: Genial, os pondré en una buena habitación, cerca de la recepción, jaja, ya verás que bien lo vamos a pasar con tu mujer. Me jodió la confianza con la que le hablaba a mi marido de mi, pero a la vez me excité y no pude no seguir el hilo, fui al anterior mensaje de mi marido: He reservado siete noches del 5 al 12 de Julio, joder que morbo me ha dado comprar los billetes, mira como lo tengo abierto para ti, aunque ya te digo, mi mujer será un hueso difícil de roer. Había una foto adjunta, hice click y vi mi ojete y mi coño bien abiertos con la mano de mi marido encima de mi gran culazo, se veían mis labios plegados, joder, debo decir que en mi coño se empezaban a mezclar mis jugos con el enfado, verme así expuesta, como hablaban de mi, no sé porque pero no podía dejar de leer.

De repente un bache me hizo despertar de mis recuerdos, miré otra vez a mi marido, quería empezar ya a jugar un poco con sus morbosos nervios, así que empecé a subirme el vestido.

– Cariño, mírame – le dije con el vestido subido buscando su atención. El simplemente giró la cabeza y vió mi bragas de encaje y se quedó sin palabras – Estaba pensando, ¿qué te parece si entro en la recepción sin sujetador? – Decirle eso con el vestido playero crochet que llevaba significaba directamente entrar enseñando las tetas al recepcionista y con solo unas bragas de encaje debajo, él no contestó, simplemente tragó saliva mientras en el asiento del copiloto me quitaba el sujetador, no tenía unas tetas grandes, pero si unos pezones carnosos que seguro iba a disfrutar.
https://i.**********/wv8cB7Lv/20230727-231054.jpg
 
20:46. 30º. Miré la hora. Ya debían estar aquí, los nervios me comían pero debía controlarme. Para apaciguarlos fui a la parte interior de la recepción y abrí una de las fotos que tenía en el móvil de ella, era una foto mojada, en unas rocas, con los labios perfectamente pintados de rojo, me dieron morbo las delicadas joyas que llevaba, se veía que tenía pasta, me recree en su cuerpo de arriba abajo, como se marcaban los pezones de sus tetitas, el lunar en su pecho, su cuerpo de madura acariciado por el sol, y se me puso la polla dura de pensar que tendría eso delante de mi en unos minutos, la paladee con la mirada hasta llegar a la marca del bikini que se formaba en su pubis y su coño perfectamente depilados, entonces volví a su boquita y me fijé en sus labios, hice zoom, hice más zoom, como me gustaban...


———


El coche estaba ya cerca del hotel, volví a recordar los mails, y lo cachonda que me pusieron, estar leyendo una conversación privada ya era morboso, hacía de voyeur de los voyeurs, era la protagonista y a la vez la espía, degustaba cada mensaje de esos dos hablando obscenamente y fantaseando conmigo, leía cosas que hacían que me mordiera el labio sin poder contenerme, ya verás como chupa… joder que ganas de comerme ese culo… como le lamería los pies… que ganas de correrme en su boca… eran dos salidos dejando volar su imaginación, mi marido enviaba mis fotos y el otro se dedicaba a comentarlas y a fantasear sobre todas las cosas que me harían, había enviado algunas fotos a mi marido de él, la verdad es que estaba lejos de como te imaginarías al típico palillero, era atractivo, tenía un cuerpo atlético sin ser un pollo de gimnasio y con una polla normal, como la de mi marido más o menos, y debo decir que por lo que explicaba, tenía imaginación y morbo. Entre ese hilo de fotos mías y obscenidades, me detuve en un mensaje, sin creerme lo que leía, era de hacía un par de semanas: Vamos, seguro que me la puedo follar con tu ayuda, yo curro en la recepción de un hotel, os venís los dos aquí una semana, y creamos situaciones para coincidir los tres, en un bar, en diferentes playas en bolas, en la habitación del hotel por algún percance y entre charla y charla vamos entablando confianza, y tu paralelamente le vas contando la fantasía de follarnos a los dos, un chaval al que saca veinte años que le comería el coño y el culo hasta que se corriera de gusto, y al final me invitáis un día a vuestra habitación y entre vino y vino, juego y juego, hacemos que se ponga cachonda hasta que tenga ganas de follar toda la noche.

Sabiendo que nos íbamos a Menorca en unos días, leí eso y mi cuerpo se estremeció. Que hijos de la gran puta! Decidí tomar ventaja, apunté el mail del chico, me cree una cuenta de mail “erótica” y le escribí un mensaje, corto pero directo: Hola, soy la mujer de Follantex, él no sabe que te escribo y me gustaría que siguiera siendo así, he leído vuestros mails, quiero que hablemos.

Antes de lo esperado, apenas minutos, me contestó de forma muy despreocupada: Demuéstrame que lo eres, envíame una foto donde se vea esa constelación de lunares de tu espalda. Que cabrón, pensé, mi primer mail y ya me pedía fotos, me dirigí al baño e iba a hacerle la foto con el vestido para que solo se vieran los lunares, pero entonces vacilé, miré mi cuerpo en el espejo y recordé sus comentarios y como de cachondos les ponía y cambié de opinión, no iba a ser una foto de verificación de identidad, sino de verificación de mis intenciones, no iba a dejar lugar a dudas que iba a entrar en el juego para destronar a mi marido, me quité el vestido, y me quedé con el sujetador y el tanga negro, me miré y empecé a probar poses, saqué bien mi culo para lucirlo para ese chaval. La añadí al mail y pulsé el botón enviar, acababa de enviarle una foto en ropa interior a un chaval de 28 años, y que sexy me sentía.
 
Última edición:
20:46. 30º. Miré la hora. Ya debían estar aquí, los nervios me comían pero debía controlarme. Para apaciguarlos fui a la parte interior de la recepción y abrí una de las fotos que tenía en el móvil de ella, era una foto mojada, en unas rocas, con los labios perfectamente pintados de rojo, me dieron morbo las delicadas joyas que llevaba, se veía que tenía pasta, me recree en su cuerpo de arriba abajo, como se marcaban los pezones de sus tetitas, el lunar en su pecho, su cuerpo de madura acariciado por el sol, y se me puso la polla dura de pensar que tendría eso delante de mi en unos minutos, la paladee con la mirada hasta llegar a la marca del bikini que se formaba en su pubis y su coño perfectamente depilados, entonces volví a su boquita y me fijé en sus labios, hice zoom, hice más zoom, como me gustaban...


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El coche estaba ya cerca del hotel, volví a recordar los mails, y lo cachonda que me pusieron, estar leyendo una conversación privada ya era morboso, hacía de voyeur de los voyeurs, era la protagonista y a la vez la espía, degustaba cada mensaje de esos dos hablando obscenamente y fantaseando conmigo, leía cosas que hacían que me mordiera el labio sin poder contenerme, ya verás como chupa… joder que ganas de comerme ese culo… como le lamería los pies… que ganas de correrme en su boca… eran dos salidos dejando volar su imaginación, mi marido enviaba mis fotos y el otro se dedicaba a comentarlas y a fantasear sobre todas las cosas que me harían, había enviado algunas fotos a mi marido de él, la verdad es que estaba lejos de como te imaginarías al típico palillero, era atractivo, tenía un cuerpo atlético sin ser un pollo de gimnasio y con una polla normal, como la de mi marido más o menos, y debo decir que por lo que explicaba, tenía imaginación y morbo. Entre ese hilo de fotos mías y obscenidades, me detuve en un mensaje, sin creerme lo que leía, era de hacía un par de semanas: Vamos, seguro que me la puedo follar con tu ayuda, yo curro en la recepción de un hotel, os venís los dos aquí una semana, y creamos situaciones para coincidir los tres, en un bar, en diferentes playas en bolas, en la habitación del hotel por algún percance y entre charla y charla vamos entablando confianza, y tu paralelamente le vas contando la fantasía de follarnos a los dos, un chaval al que saca veinte años que le comería el coño y el culo hasta que se corriera de gusto, y al final me invitáis un día a vuestra habitación y entre vino y vino, juego y juego, hacemos que se ponga cachonda hasta que tenga ganas de follar toda la noche.

Sabiendo que nos íbamos a Menorca en unos días, leí eso y mi cuerpo se estremeció. Que hijos de la gran puta! Decidí tomar ventaja, apunté el mail del chico, me cree una cuenta de mail “erótica” y le escribí un mensaje, corto pero directo: Hola, soy la mujer de Follantex, él no sabe que te escribo y me gustaría que siguiera siendo así, he leído vuestros mails, quiero que hablemos.

Antes de lo esperado, apenas minutos, me contestó de forma poco muy despreocupada: Demuéstrame que lo eres, envíame una foto donde se vea esa constelación de lunares de tu espalda. Que cabrón, pensé, mi primer mail y ya me pedía fotos, me dirigí al baño e iba a hacerle la foto con el vestido para que solo se vieran los lunares, pero entonces vacilé, miré mi cuerpo en el espejo y recordé sus comentarios y como de cachondos les ponía y cambié de opinión, no iba a ser una foto de verificación de identidad, sino de verificación de mis intenciones, no iba a dejar lugar a dudas que iba a entrar en el juego para destronar a mi marido, me quité el vestido, y me quedé con el sujetador y el tango negro, me miré y empecé a probar poses, saqué bien mi culo para lucirlo para ese chaval. La añadí al mail y pulsé el botón enviar, acababa de enviarle una foto en ropa interior a un chaval de 28 años, y que sexy me sentía.
Primer pajazo
 
20:46. 30º. Miré la hora. Ya debían estar aquí, los nervios me comían pero debía controlarme. Para apaciguarlos fui a la parte interior de la recepción y abrí una de las fotos que tenía en el móvil de ella, era una foto mojada, en unas rocas, con los labios perfectamente pintados de rojo, me dieron morbo las delicadas joyas que llevaba, se veía que tenía pasta, me recree en su cuerpo de arriba abajo, como se marcaban los pezones de sus tetitas, el lunar en su pecho, su cuerpo de madura acariciado por el sol, y se me puso la polla dura de pensar que tendría eso delante de mi en unos minutos, la paladee con la mirada hasta llegar a la marca del bikini que se formaba en su pubis y su coño perfectamente depilados, entonces volví a su boquita y me fijé en sus labios, hice zoom, hice más zoom, como me gustaban...


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El coche estaba ya cerca del hotel, volví a recordar los mails, y lo cachonda que me pusieron, estar leyendo una conversación privada ya era morboso, hacía de voyeur de los voyeurs, era la protagonista y a la vez la espía, degustaba cada mensaje de esos dos hablando obscenamente y fantaseando conmigo, leía cosas que hacían que me mordiera el labio sin poder contenerme, ya verás como chupa… joder que ganas de comerme ese culo… como le lamería los pies… que ganas de correrme en su boca… eran dos salidos dejando volar su imaginación, mi marido enviaba mis fotos y el otro se dedicaba a comentarlas y a fantasear sobre todas las cosas que me harían, había enviado algunas fotos a mi marido de él, la verdad es que estaba lejos de como te imaginarías al típico palillero, era atractivo, tenía un cuerpo atlético sin ser un pollo de gimnasio y con una polla normal, como la de mi marido más o menos, y debo decir que por lo que explicaba, tenía imaginación y morbo. Entre ese hilo de fotos mías y obscenidades, me detuve en un mensaje, sin creerme lo que leía, era de hacía un par de semanas: Vamos, seguro que me la puedo follar con tu ayuda, yo curro en la recepción de un hotel, os venís los dos aquí una semana, y creamos situaciones para coincidir los tres, en un bar, en diferentes playas en bolas, en la habitación del hotel por algún percance y entre charla y charla vamos entablando confianza, y tu paralelamente le vas contando la fantasía de follarnos a los dos, un chaval al que saca veinte años que le comería el coño y el culo hasta que se corriera de gusto, y al final me invitáis un día a vuestra habitación y entre vino y vino, juego y juego, hacemos que se ponga cachonda hasta que tenga ganas de follar toda la noche.

Sabiendo que nos íbamos a Menorca en unos días, leí eso y mi cuerpo se estremeció. Que hijos de la gran puta! Decidí tomar ventaja, apunté el mail del chico, me cree una cuenta de mail “erótica” y le escribí un mensaje, corto pero directo: Hola, soy la mujer de Follantex, él no sabe que te escribo y me gustaría que siguiera siendo así, he leído vuestros mails, quiero que hablemos.

Antes de lo esperado, apenas minutos, me contestó de forma muy despreocupada: Demuéstrame que lo eres, envíame una foto donde se vea esa constelación de lunares de tu espalda. Que cabrón, pensé, mi primer mail y ya me pedía fotos, me dirigí al baño e iba a hacerle la foto con el vestido para que solo se vieran los lunares, pero entonces vacilé, miré mi cuerpo en el espejo y recordé sus comentarios y como de cachondos les ponía y cambié de opinión, no iba a ser una foto de verificación de identidad, sino de verificación de mis intenciones, no iba a dejar lugar a dudas que iba a entrar en el juego para destronar a mi marido, me quité el vestido, y me quedé con el sujetador y el tango negro, me miré y empecé a probar poses, saqué bien mi culo para lucirlo para ese chaval. La añadí al mail y pulsé el botón enviar, acababa de enviarle una foto en ropa interior a un chaval de 28 años, y que sexy me sentía.
https://i.**********/hG2BkDP3/20110730-124130-DSC01168.jpg
 
20:52. 30º. Miré la hora otra vez. Habían pasado apenas 6 minutos, mi ansiedad crecía. A la mierda, le iba a escribir un mensaje, supliqué al infierno que no se hubieran rajado. Cogí mi móvil, fui a los chats archivados, hice click en el penúltimo, amplié la foto de perfil y la mire con sosiego, era extraño, que un completo desconocido conociera la parte más íntima de alguien, detrás de esa foto de perfil sonriente, sentada en el césped de su casa, parecía la presidenta de la asociación de padres y madres del colegio, nadie veía, ni oía, ni conocía lo que había cuando quitabas la primera capa de piel de esa cebolla, el morbo que me daba conocer esa doble vida era mucho mejor que cualquier chica de mi edad. Salí de la foto de perfil y le escribí de forma directa: ¿os habéis rajado?, salí del chat con ella, me pareció divertido, debajo de nuestro chat estaba el chat con su marido, el último mensaje de él: Llegamos mañana sobre las 20:30, joder, que cachondo estoy, a ver si consigues follártela y si no, al menos te pondremos muy caliente. Debo decir que el azar había jugado a mi favor, me había pasado las dos últimas semanas hablando con los dos, ella, en parte por el enfado de que su marido conspirara para que se la follaran, quería una jugosa venganza, pero también, estaba seguro que había algo de que todo esto la ponía cachonda, muy cachonda, tener nuestras dos pollas duras día sí y día también, jugando a dos bandas, se sentía como una Mata Hari sexual.

Sonó un nuevo mensaje, ella, siempre sugerente, me envió una foto desde el coche de sus pies, me los quedé mirando, ella salía escribiendo..., lo cual siempre me generaba mucha impaciencia, ella sabía muy bien que hacía, no era una adolescente descubriendo su sexualidad, era una mujer madura dando un camión de morbo a un chaval al que sacaba veinte años, hubiera lamido y ensalivado cada uno de esos dedos, más de una vez le había dicho que quería lamer sus pies, así que sabía perfectamente el efecto que iba a provocar en mi, lo más morboso era que todo parecía inocente en ella pero nada lo era, todo estaba calculado, recibí el mensaje de What’s App: manicura francesa, espero que te guste. Se me puso dura al instante. Oí como un coche pasaba por delante, debían ser ellos, me dio un vuelco el estómago.

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21:00. 29º. Aparcamos el coche, iba a ser emocionante, mi mujer sin sospechar nada y los dos fingiendo que no nos conciamos, con un plan para ponerla cachonda y que ese chico se la folle delante de mi, tenía ya la polla dura, no solo por eso, que también, además, mi mujer había decidido ponerse un vestido playero tricotado y quitarse el sujetador para hacer una gran entrada, de todos los días casualmente había escogido este para jugar, salimos del coche y antes de emprender el camino al hotel mi mirada fue subiendo por sus carnosas piernas, hasta llegar a su entrepierna, se veían bien sus muslazos, joder, hubiera metido mi cabeza en ese mismo momento y hubiera devorado su coño.

Cruzamos la puerta acristalada de la entrada y los tacones de mi mujer hacían resonar toda la recepción, que gran entrada, los tacones estilizando sus muslos y los pezones marcando terreno debajo de una tela tricot. Llegamos a la recepción y mi conocido, bueno, que cojones, iba a ofrecerle a mi mujer en bandeja, mi ya amigo, nos saludó profesionalmente:

– Buenas tardes, bienvenidos ¿han tenido un buen viaje? – nos dijo con una sonrisa, nos miraba a los dos, realmente hacía bien su papel, no bajo siquiera la mirada para mirarle las tetas a mi mujer, y eso que podía aprovechar para disfrutar en directo, parecía que no nos conociéramos de nada, aunque, sí era demasiado profesional no creo que esto avanzara.

– Sí, gracias, ha sido un poco movidito el vuelo – dijo mi mujer mirándole fijamente mientras yo buscaba mis pasaporte.

– Suelen serlo, aviones pequeños, y ahora se ha levantado un poco de tramontana, y ya saben lo que dicen de la tramontana – dijo sonriendo

– ¿Qué dicen? – dijo mi mujer intrigada

– Que es afrodisíaca, que por aquí están sexualmente más calientes – estaba seguro de que se lo había inventando, no sabía si nos vacilaba o lo decía en serio pero joder, tenía gracia.

– ¿Ah si? Jajaja – mi mujer se puso a reír, me sorprendió, hasta casi me pongo celoso pensando que al final si conseguirá follársela.

– Bueno, ya sabe cómo son las leyendas, se las cree quién quiere, en cualquier caso, no creo que vosotros necesitéis afrodisíacos – joder, jugaba fuerte, yo me quedé mudo, realmente yo llevaba mudo un rato, pero ellos dos se manejaban bien, casi como si se conocieran.

– ¿Ah no? ¿y porqué dices eso? – preguntó mi mujer

– Bueno, ya me entiende… – dijo agachando la cabeza sin querer ahondar más en los detalles.

– No, no te entiendo – dijo ella con una sonrisa, divertida y desafiante, la sentía controlando la situación

El me miró fijamente a los ojos, y luego a ella, fue la primera vez que no nos miró como a desconocidos, la primera vez que dejó al profesionalidad a un lado, luego, miró a mi mujer sin cortesía de abajo arriba, la miró con detalle, degustándola, hubo carnalidad en esa mirada, y el silencio de esa mirada fue como una onda expansiva de morbo.

– Pues que yo no necesitaría afrodisíacos si pasara una semana con una mujer así por aquí – lo dijo con aplomo y seguridad. Miré a mi mujer de refilón, pude notar cómo ella se mordía el labio, se ruborizó, se excitó, se quedó muda, ¿cómo había conseguido generar ese efecto en apenas una conversación?

– No suelo hacerlo, pero, sí me dan dos minutos les acompañaré a la habitación – que listo, el zarpazo final, desde luego, debo decir que había valido la pena el viaje.

– Muchas gracias, eres muy amable – fue lo único que alcancé a decir en todo este rato mientras mi mujer le miraba fijamente sin atreverse a decir nada más.
 
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20:52. 30º. Miré la hora otra vez. Habían pasado apenas 6 minutos, mi ansiedad crecía. A la mierda, le iba a escribir un mensaje, supliqué al infierno que no se hubieran rajado. Cogí mi móvil, fui a los chats archivados, hice click en el penúltimo, amplié la foto de perfil y la mire con sosiego, era extraño, que un completo desconocido conociera la parte más íntima de alguien, detrás de esa foto de perfil sonriente, sentada en el césped de su casa, parecía la presidenta de la asociación de padres y madres del colegio, nadie veía, ni oía, ni conocía lo que había cuando quitabas la primera capa de piel de esa cebolla, el morbo que me daba conocer esa doble vida era mucho mejor que cualquier chica de mi edad. Salí de la foto de perfil y le escribí de forma directa: ¿os habéis rajado?, salí del chat con ella, me pareció divertido, debajo de nuestro chat estaba el chat con su marido, el último mensaje de él: Llegamos mañana sobre las 20:30, joder, que cachondo estoy, a ver si consigues follártela y si no, al menos te pondremos muy caliente. Debo decir que el azar había jugado a mi favor, me había pasado las dos últimas semanas hablando con los dos, ella, en parte por el enfado de que su marido conspirara para que se la follaran, quería una jugosa venganza, pero también, estaba seguro que había algo de que todo esto la ponía cachonda, muy cachonda, tener nuestras dos pollas duras día sí y día también, jugando a dos bandas, se sentía como una Mata Hari sexual.

Sonó un nuevo mensaje, ella, siempre sugerente, me envió una foto desde el coche de sus pies, me los quedé mirando, ella salía escribiendo..., lo cual siempre me generaba mucha impaciencia, ella sabía muy bien que hacía, no era una adolescente descubriendo su sexualidad, era una mujer madura dando un camión de morbo a un chaval al que sacaba veinte años, hubiera lamido y ensalivado cada uno de esos dedos, más de una vez le había dicho que quería lamer sus pies, así que sabía perfectamente el efecto que iba a provocar en mi, lo más morboso era que todo parecía inocente en ella pero nada lo era, todo estaba calculado, recibí el mensaje de What’s App: manicura francesa, espero que te guste. Se me puso dura al instante. Oí como un coche pasaba por delante, debían ser ellos, me dio un vuelco el estómago.

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21:00. 29º. Aparcamos el coche, iba a ser emocionante, mi mujer sin sospechar nada y los dos fingiendo que no nos conciamos, con un plan para ponerla cachonda y que ese chico se la folle delante de mi, tenía ya la polla dura, no solo por eso, que también, además, mi mujer había decidido ponerse un vestido playero tricotado y quitarse el sujetador para hacer una gran entrada, de todos los días casualmente había escogido este para jugar, salimos del coche y antes de emprender el camino al hotel mi mirada fue subiendo por sus carnosas piernas, hasta llegar a su entrepierna, se veían bien sus muslazos, joder, hubiera metido mi cabeza en ese mismo momento y hubiera devorado su coño.

Cruzamos la puerta acristalada de la entrada y los tacones de mi mujer hacían resonar toda la recepción, que gran entrada, los tacones estilizando sus muslos y los pezones marcando terreno debajo de una tela tricot. Llegamos a la recepción y mi conocido, bueno, que cojones, iba a ofrecerle a mi mujer en bandeja, mi ya amigo, nos saludó profesionalmente:

– Buenas tardes, bienvenidos ¿han tenido un buen viaje? – nos dijo con una sonrisa, nos miraba a los dos, realmente hacía bien su papel, no bajo siquiera la mirada para mirarle las tetas a mi mujer, y eso que podía aprovechar para disfrutar en directo, parecía que no nos conociéramos de nada, aunque, sí era demasiado profesional no creo que esto avanzara.

– Sí, gracias, ha sido un poco movidito el vuelo – dijo mi mujer mirándole fijamente mientras yo buscaba mis pasaporte.

– Suelen serlo, aviones pequeños, y ahora se ha levantado un poco de tramontana, y ya saben lo que dicen de la tramontana – dijo sonriendo

– ¿Qué dicen? – dijo mi mujer intrigada

– Que es afrodisíaca, que por aquí están sexualmente más calientes – estaba seguro de que se lo había inventando, no sabía si nos vacilaba o lo decía en serio pero joder, tenía gracia.

– ¿Ah si? Jajaja – mi mujer se puso a reír, me sorprendió, hasta casi me pongo celoso pensando que al final si conseguirá follársela.

– Bueno, ya sabe cómo son las leyendas, se las cree quién quiere, en cualquier caso, no creo que vosotros necesitéis afrodisíacos – joder, jugaba fuerte, yo me quedé mudo, realmente yo llevaba mudo un rato, pero ellos dos se manejaban bien, casi como si se conocieran.

– ¿Ah no? ¿y porqué dices eso? – preguntó mi mujer

– Bueno, ya me entiende… – dijo agachando la cabeza sin querer ahondar más en los detalles.

– No, no te entiendo – dijo ella con una sonrisa, divertida y desafiante, la sentía controlando la situación

El me miró fijamente a los ojos, y luego a ella, fue la primera vez que no nos miró como a desconocidos, la primera vez que dejó al profesionalidad a un lado, luego, miró a mi mujer sin cortesía de abajo arriba, la miró con detalle, degustándola, hubo carnalidad en esa mirada, y el silencio de esa mirada fue como una onda expansiva de morbo.

– Pues que yo no necesitaría afrodisíacos si pasara una semana con una mujer así por aquí – lo dijo con aplomo y seguridad. Miré a mi mujer de refilón, pude notar cómo ella se mordía el labio, se ruborizó, se excitó, se quedó muda, ¿cómo había conseguido generar ese efecto en apenas una conversación?

– No suelo hacerlo, pero, sí me dan dos minutos les acompañaré a la habitación – que listo, el zarpazo final, desde luego, debo decir que había valido la pena el viaje.

– Muchas gracias, eres muy amable – fue lo único que alcancé a decir en todo este rato mientras mi mujer le miraba fijamente sin atreverse a decir nada más.
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Me encanta la forma de contarlo, por cada uno de los personajes.

Hace apenas 3 semanas volvíamos nosotros de menorca...y ahora con más ganas de volver
 
Me encanta la forma de contarlo, por cada uno de los personajes.

Hace apenas 3 semanas volvíamos nosotros de menorca...y ahora con más ganas de volver
Me alegro, espero que no se haga muy caótico. Pues avisar sí volvéis ;)
 
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