tangadehilo
Miembro activo
- Desde
- 25 Jun 2023
- Mensajes
- 44
- Reputación
- 173
Relato con la mujer de @Follantex, donde espero que él vaya aderezando las palabras con fotos, a ver si creamos una historia morbosa.
Julio. 20:01. 32º. Miré el indicador, 82% de humedad, eso incrementaba la sensación térmica hasta los 36º. El clima mediterráneo se tropicalizaba, un calor sin igual se colaba en cada rincón del hotel, pero hoy debía tener la cabeza despejada, era el turno de tarde y estaba solo en el hotel, era una época tranquila antes de la temporada alta, no había mucho que hacer y menos por las tardes, para apaciguar mis nervios caminé por la recepción y abrí la puerta acristalada de la entrada, después seguí rumbo a la otra puerta, la que daba a la piscina, escuchaba los pasos de mis zapatos sobre el suelo de mármol, se levantó una brisa y alivió el calor que me daba el uniforme, ¿quién en su sano juicio se le había ocurrido vestirnos con camisa y corbata con este clima? Pero bueno, al menos era un uniforme elegante, desde luego, los dueños no tenían compasión, pero sí gusto. Me paseé por la recepción con las manos en los bolsillos, me sentía el dueño del lugar, y después de dar toda la vuelta volví a sentarme en mi sitio a esperarles, tenía marcada la entrada sobre las 20:30, sabía que eran ellos, volví a mirar el papel donde estaban las entradas que faltaba hacer ese día y sentí un morbo tremendo solo de leer las letras del nombre de la reserva, realmente esperaba que la situación no me superara.
———
Julio. 20:15. 31º. Joder, esta vez sí que me habían liado, no podía evitar repasar en mi cabeza una y otra vez la sucesión de cosas que habían pasado los últimos meses para llegar a esto, miré a mi mujer y ella me devolvió la mirada con una sonrisa. Ese cabrón del foro… no sé como me había dejado convencer, la volví a mirar, que buena que estaba, sin saber nada de todo lo que se acontecía, sentada en el coche con ese vestido corto, se resaltaba el color de la piel de sus muslos sobre todo ese gris de la tapicería del coche, llevaba unos tacones aterciopelados marrones, una tobillera y como siempre las uñas de sus pies y manos perfectamente trabajadas, manicura francesa, nude con el borde blanco.
———
Julio. 20:16. 33º. Mi marido me miró, le devolví la mirada y sonreí. Estaba divertido, era tan salido, siempre intentando crear situaciones morbosas, le veía hasta nervioso, él no sabía que yo sabía porque estaba así, pero lo sabía, creo que ni se hacía a la idea de todo lo que podía pasar estos siete días en un hotel de Menorca, ni se imaginaba todo lo ocultaba mi sonrisa, lo que había ido pasando estos meses ¿cómo definirlo? fue bastante digamos que fortuito. Yo sabía de su mail “erótico”, ese que usaba para hablar con salidos que conocía por el foro y enviarles mis fotos para que vertieran ríos de leche pensando en mi cuerpo, pero nunca me había llamado especialmente la atención acceder a él, hasta que, por casualidad, mientras hacía unas compras en su ordenador recibió un correo en ese mail, un acto reflejo me llevó a hacer click sobre el icono del corre y de pasada leí el asunto del mail: Viaje a Menorca. Me picó la curiosidad, no pude contenerme e hice click.
———
Julio. 20:18. 33º. Ese chico realmente sabía cómo ponerme cachondo, nunca nadie con el simple uso de pura verborrea me ha enganchado tanto ¿cómo me dejé convencer? ¿cómo pude dejarme llevar para trazar un plan para que tenga la oportunidad de follarse a mi mujer? al fin y al cabo, trataba de limpiar mi conciencia pensando que sería solo eso, generar una oportunidad, no la estaba obligando, ni forzando a nada, simplemente estaba ayudando a un conocido a que pudiera seducirla, darme el placer de follarse pero también de conseguir que mi mujer se dejara lleva a hacer algo que no la atraía especialmente, y que seguramente iba a fracasar en ese cometido… pero, muy en el fondo sabía que no era así, ese chico era especial, tenía la capacidad persuasiva de Lucifer, cargaba solo 28 años de locuacidad capaces de inducir a alguien a hacer cosas que nunca hubiera esperado, así, es cómo acabé haciendo de taxista en este coche del destino sexual de mi mujer.
———
Julio. 20:19. 33º. Al abrir el mail estaba el último mensaje del chico: Genial, os pondré en una buena habitación, cerca de la recepción, jaja, ya verás que bien lo vamos a pasar con tu mujer. Me jodió la confianza con la que le hablaba a mi marido de mi, pero a la vez me excité y no pude no seguir el hilo, fui al anterior mensaje de mi marido: He reservado siete noches del 5 al 12 de Julio, joder que morbo me ha dado comprar los billetes, mira como lo tengo abierto para ti, aunque ya te digo, mi mujer será un hueso difícil de roer. Había una foto adjunta, hice click y vi mi ojete y mi coño bien abiertos con la mano de mi marido encima de mi gran culazo, se veían mis labios plegados, joder, debo decir que en mi coño se empezaban a mezclar mis jugos con el enfado, verme así expuesta, como hablaban de mi, no sé porque pero no podía dejar de leer.
De repente un bache me hizo despertar de mis recuerdos, miré otra vez a mi marido, quería empezar ya a jugar un poco con sus morbosos nervios, así que empecé a subirme el vestido.
– Cariño, mírame – le dije con el vestido subido buscando su atención. El simplemente giró la cabeza y vió mi bragas de encaje y se quedó sin palabras – Estaba pensando, ¿qué te parece si entro en la recepción sin sujetador? – Decirle eso con el vestido playero crochet que llevaba significaba directamente entrar enseñando las tetas al recepcionista y con solo unas bragas de encaje debajo, él no contestó, simplemente tragó saliva mientras en el asiento del copiloto me quitaba el sujetador, no tenía unas tetas grandes, pero si unos pezones carnosos que seguro iba a disfrutar.
Julio. 20:01. 32º. Miré el indicador, 82% de humedad, eso incrementaba la sensación térmica hasta los 36º. El clima mediterráneo se tropicalizaba, un calor sin igual se colaba en cada rincón del hotel, pero hoy debía tener la cabeza despejada, era el turno de tarde y estaba solo en el hotel, era una época tranquila antes de la temporada alta, no había mucho que hacer y menos por las tardes, para apaciguar mis nervios caminé por la recepción y abrí la puerta acristalada de la entrada, después seguí rumbo a la otra puerta, la que daba a la piscina, escuchaba los pasos de mis zapatos sobre el suelo de mármol, se levantó una brisa y alivió el calor que me daba el uniforme, ¿quién en su sano juicio se le había ocurrido vestirnos con camisa y corbata con este clima? Pero bueno, al menos era un uniforme elegante, desde luego, los dueños no tenían compasión, pero sí gusto. Me paseé por la recepción con las manos en los bolsillos, me sentía el dueño del lugar, y después de dar toda la vuelta volví a sentarme en mi sitio a esperarles, tenía marcada la entrada sobre las 20:30, sabía que eran ellos, volví a mirar el papel donde estaban las entradas que faltaba hacer ese día y sentí un morbo tremendo solo de leer las letras del nombre de la reserva, realmente esperaba que la situación no me superara.
———
Julio. 20:15. 31º. Joder, esta vez sí que me habían liado, no podía evitar repasar en mi cabeza una y otra vez la sucesión de cosas que habían pasado los últimos meses para llegar a esto, miré a mi mujer y ella me devolvió la mirada con una sonrisa. Ese cabrón del foro… no sé como me había dejado convencer, la volví a mirar, que buena que estaba, sin saber nada de todo lo que se acontecía, sentada en el coche con ese vestido corto, se resaltaba el color de la piel de sus muslos sobre todo ese gris de la tapicería del coche, llevaba unos tacones aterciopelados marrones, una tobillera y como siempre las uñas de sus pies y manos perfectamente trabajadas, manicura francesa, nude con el borde blanco.
———
Julio. 20:16. 33º. Mi marido me miró, le devolví la mirada y sonreí. Estaba divertido, era tan salido, siempre intentando crear situaciones morbosas, le veía hasta nervioso, él no sabía que yo sabía porque estaba así, pero lo sabía, creo que ni se hacía a la idea de todo lo que podía pasar estos siete días en un hotel de Menorca, ni se imaginaba todo lo ocultaba mi sonrisa, lo que había ido pasando estos meses ¿cómo definirlo? fue bastante digamos que fortuito. Yo sabía de su mail “erótico”, ese que usaba para hablar con salidos que conocía por el foro y enviarles mis fotos para que vertieran ríos de leche pensando en mi cuerpo, pero nunca me había llamado especialmente la atención acceder a él, hasta que, por casualidad, mientras hacía unas compras en su ordenador recibió un correo en ese mail, un acto reflejo me llevó a hacer click sobre el icono del corre y de pasada leí el asunto del mail: Viaje a Menorca. Me picó la curiosidad, no pude contenerme e hice click.
———
Julio. 20:18. 33º. Ese chico realmente sabía cómo ponerme cachondo, nunca nadie con el simple uso de pura verborrea me ha enganchado tanto ¿cómo me dejé convencer? ¿cómo pude dejarme llevar para trazar un plan para que tenga la oportunidad de follarse a mi mujer? al fin y al cabo, trataba de limpiar mi conciencia pensando que sería solo eso, generar una oportunidad, no la estaba obligando, ni forzando a nada, simplemente estaba ayudando a un conocido a que pudiera seducirla, darme el placer de follarse pero también de conseguir que mi mujer se dejara lleva a hacer algo que no la atraía especialmente, y que seguramente iba a fracasar en ese cometido… pero, muy en el fondo sabía que no era así, ese chico era especial, tenía la capacidad persuasiva de Lucifer, cargaba solo 28 años de locuacidad capaces de inducir a alguien a hacer cosas que nunca hubiera esperado, así, es cómo acabé haciendo de taxista en este coche del destino sexual de mi mujer.
———
Julio. 20:19. 33º. Al abrir el mail estaba el último mensaje del chico: Genial, os pondré en una buena habitación, cerca de la recepción, jaja, ya verás que bien lo vamos a pasar con tu mujer. Me jodió la confianza con la que le hablaba a mi marido de mi, pero a la vez me excité y no pude no seguir el hilo, fui al anterior mensaje de mi marido: He reservado siete noches del 5 al 12 de Julio, joder que morbo me ha dado comprar los billetes, mira como lo tengo abierto para ti, aunque ya te digo, mi mujer será un hueso difícil de roer. Había una foto adjunta, hice click y vi mi ojete y mi coño bien abiertos con la mano de mi marido encima de mi gran culazo, se veían mis labios plegados, joder, debo decir que en mi coño se empezaban a mezclar mis jugos con el enfado, verme así expuesta, como hablaban de mi, no sé porque pero no podía dejar de leer.
De repente un bache me hizo despertar de mis recuerdos, miré otra vez a mi marido, quería empezar ya a jugar un poco con sus morbosos nervios, así que empecé a subirme el vestido.
– Cariño, mírame – le dije con el vestido subido buscando su atención. El simplemente giró la cabeza y vió mi bragas de encaje y se quedó sin palabras – Estaba pensando, ¿qué te parece si entro en la recepción sin sujetador? – Decirle eso con el vestido playero crochet que llevaba significaba directamente entrar enseñando las tetas al recepcionista y con solo unas bragas de encaje debajo, él no contestó, simplemente tragó saliva mientras en el asiento del copiloto me quitaba el sujetador, no tenía unas tetas grandes, pero si unos pezones carnosos que seguro iba a disfrutar.