Esta historia que contaré, va dedicada a mi follamigo X y el ya sabrá quién es. Es más, tampoco es una historia real en su totalidad, pero parte de algo sucedido hace muchos años y que me gustaría que me repitiera algún día.
Habíamos hablado con mi amigo X y mi pareja, que un día saldríamos el amigo y yo a bailar bachata, a mi me encanta y mi pareja no es de sitios de esos de bailoteos, por lo cual, llevaba varios años que no los frecuentaba.
Como estaba previsto, a media tarde vino para recogerme y ya de paso tomar unas cervezas los tres y charlar. La cosa fue rara, porque era como la entrega de tu mujer a un amigo, sabiendo que la cosa acabaría en lío seguro.
Ya por la tarde antes de la cita, mi pareja me hizo prometer que podría pasar de todo, menos penetración x ningún agujero, y la boca constaba como agujero también.
Pues bien, tomamos unas cervezas, charlamos y reimos y llegó la hora de ir a cenar ya con el amigo, nos despedimos de mi chico y juramos que Tampoco volveríamos muy de madrugada.
Para los que conozcan Barcelona capital, sabrán que antiguamente había antros por la zona del puerto, pero ya las quitaron, así que durante la cena no teníamos plan de donde se podía bailar musica latina. Y por Google descubrimos un local que pintaba buen habiente, así que alla que nos dirigimos con el GPS.
Cabe decir, que ya durante el viaje al Restaurant ya nos hablábamos y mirábamos de forma provocadora y lasciva, los dos sabíamos a lo que íbamos y como acabaríamos, pero era cuestión de no decirlo claramente pero que quedara claro que eso estaba prohibido. En la cena me tiro de la lengua en cosas picantes, morbosas, preguntas que ya me pusieron cardíaca, y decir que llevaba ya toda la semana mojando pensando en ese día y en lo que haría. Mil ideas, veríamos cual se hacía realidad.
Ya en la discofiesta esa... Q por cierto, no valía lo que sus recomendaciones decían, nos sentamos un rato antes de tomar unos Mojitos y salir a pista. Ya a lli me senté de una forma que sabía que a los tíos les mola, medio de lado y con una pierna abierta, dejando entrever que allí debajo está ese chochete que palpita, bien arregladito ese mismo día para si se tenía que lucir y esa braguita blanca de encaje y puntillita bien mona y ese perfume por si se acercaba el lobo.



Arrancamos por merengues, bachatas y lo que fuera, no somos muy buenos bailarines pero la cosa había que calentarlo, así fue toda la noche, tampoco tanto porque los dos ya estábamos a tope y teníamos ganas de darnos el lote, así que sin decirlo, nos fuimos hacia el coche.
Al salir del antro ese, yo pensé que me llevaría a un motel o algún sitio similar, pero mi sorpresa fue que andamos a lo loco buscando un lugar donde poder aparcar y como el es del extrarradio de la capital y yo tampoco conozco bien, fuimos subiendo toda la diagonal camino de las afueras, pero yo, ni corta ni perezosa, sin poder aguantar y en venganza a no gastarse los dineros en una habitación, decidí hacerle una paja y como estaba tan salido, luego rendiría menos fuerzas y así lo hice, le empecé tocando la rodilla... El paquete y al final le desabroche el pantalón y le saque la polla, no era espectacular, si no, normalita, ya la conocía yo de otros tiempos, y allí empecé a jugar con ella como juega una mujer que quiere el máximo esplendor.
En un momento dado y en plena Diagonal, me puse de rodillas en el asiento, de cara a él y me eche encima de ella y le empecé una mamada que me force a que fuera hasta el fondo, tenía que ser la mejor mamada por tal de hacerlo correr.
Al llegar a un semáforo en concreto, X me dice: los de la furgo de al lado te están viendo bien vista. Yo, pensé... Para qué voy a alzarme y que me vean la cara, si así sin verla no me pueden reconocer.. yo que se, pensando en mis fantasmas.
Viendo que le costaba correse, me senté y provocativamente me baje el tejano blanco y las braguitas y volver a ponerme de rodillas para acabar la mamada. Los de los demás coches me veían al paso de cada farola, que iluminaba el interior del coche.
Ese fue el juego en la infinidad de semáforos que ay en toda la diagonal, que si te ven de un lado como se la estaba chupando, que si me veían el culo por el otro, he incluso aprovechaba para colar la mano entre las piernas y frotar o abrir según fuera el caso para que vieran mejor. Eso me daba vergüenza y morbo a la vez y me puse al máximo de cachonda y mojada. Y a él le divertia ese juego.
Buscando un rinconcito por las afueras de la capital, decidimos meternos en un aparcamiento enorme, entre varios coches aparcados, repito, lo más cutre que se le puede ofrecer a una chica para esos juegos. Pues allí nos tienes.
Ya llegué con los pantalones quitados y a la hora de pasar al. Asiento de atrás, me acabe de quitar las braguitas, esas blancas de encaje y con puntilla que con tanta ilusión compré para este día, a tomar Pol culo la sorpresa.
No sé cómo se las apaño para cruzar por dentro del coche y salir por mi puerta, con los pantalones bajados, la polla fuera y... En fin. No sé cómo lo hizo, pero con el pie sería que puso música y .. plan.. suena una Bachata, así que el de un tirón se quedó sin pantalones ni calzoncillos y allí nos pusimos a bailar, de cintura para abajo desnudos, suerte que estaba muy oscuro, solo la poca luz que daba el interior del coche, que acabo por apagarse y los dos como tontos bailando, frotándose y acabando de desnudarnos, ni los zapatos.
El plan no pintaba tan mal como el hotel que deseaba yo, la situación tenía su morbo. Poco tarde en notar la polla tropezarse con mi cuerpo, no había podido hacer que se corriera antes.
Bachata, Merengue, cumbias... Dos tontos disfrutando del baile, asta que abrió la puerta de atrás y nos metimos, el primero y yo encima de él, la incomodidad de un coche contra el calentón horrible que tenía yo. Tras unos juegos, besos apasionados y caricias, hice el amago de metermela dentro, todo y la prohibición de mi pareja, pero eso se tenía que aprovechar al momento.
Se la agarró y la acerque a mi coño que chorreaba y de un solo empujón me entró por completo, eso no era del tamaño que yo había visto antes, era muuucho más gorda y larga, incluso me hacía tope y molestaba, pero me dio igual y seguí con bombeos lentos, ni condón ni ostias, nadie se preocupó de eso. Intensifique los bombeos como loca y en cero coma corrernos los dos, por dios, que cantidad de leche me incrustó en todo el fondo, salió a borbotones por los lados poniéndolo todo perdido, pero poco importó también.
Nos quedamos mucho rato allí quietos, con la polla dentro de mi todo el rato, sin bajarse y quietos, riendo y comentando lo guarros que habíamos sido, de tanto en tanto bombeabamos lentamente para mantener eso dentro y aunque se me iba cerrando para volver a su estado normal, más le apretaba el miembro y más dura se le ponía,
Cerca de 30 minutos estuvimos así, aunque parezca increíble el mantuvo la erección.
Salimos del coche casi acartonados, pegados y pegajosos del sudor, aún me temblaban las piernas y chorreando la enorme corrida. Nos abrazamos y lentamente empezamos a seguir el ritmo de la música, que ya no era latina. Allí los dos desnudos bailando lentos, su polla no se bajaba, nos volvimos a calentar entre bailes y risas, le cogí de los brazos y me lo llevé otra vez dentro el coche, pero esta vez lo quería a él zumbandome a mi, por lo que me tumbe en el asiento a lo largo y al modo misionero se colocó y con mucho cariño, muy despacio y dulce me empezó a calentar, hubiera deseado que me comiera el coño, pero no fue así, se colocó bien he hicimos el amor lentamente, pero no sin ser tan intenso como el primero, me derritió en un sonoro y escandaloso orgasmo mientras me movía como una cola de lagartija.
Esta vez fue más el tiempo que estuvimos pegados quietos, creo que más de una hora, incluso vimos amanecer y alguno que venía a retirar su vehículo, que de seguro nos vieron con las piernas fuera y denotando que allí se había follado.
Como pudimos nos vestimos, sin fuerzas ni para ponerme el sujetador, todo eran agujetas, y una vez decentes, me llevo para cada, eso si, parando a comer unos churros con chocolate que me sentaron como gloria, pero que asta el churrero del chiringuito se dio cuenta que mi pantalón blanco marcaba una mancha sospechosa, era su leche que aún iba bajando.
La llegada a casa fue tranquila, mi pareja dormido en el sofá con la tele en marcha, todo indicabas que me había estado esperando.
Si, es cierto, nunca le conté lo que sucedió en realidad esa noche, que jamás se volvió a repetir y que tanto deseo que mi nuevo amigo me lo haga revivir.