Relatos de Famosas

Hola a todxs, compajeros. Comienzo una continuación directa del relato de Millie y Sadie. Espero que os guste:

Jake se une a Millie y Sadie - Parte 1


Millie y Sadie, acurrucadas totalmente desnudas en el sofá, se quedaron sin palabras cuando vieron, de pie y frente a ellas, a un asombrado Jake, sin saber muy bien qué decir ante semejante visión.

–Hola cariño, tranquilo, puedo explic… –dijo nerviosa Millie, levantándose del sofá y acercándose a su joven marido, dejando a una pudorosa Sadie hecha un ovillo en el sofá, tratando de taparse con las manos–.
–Sssh tranquila, cielo… No pasa nada, no hay nada que explicar –respondió Jake, en un tono más sorprendido que serio–. ¿Qué tal Sadie, guapa, todo bien? –preguntó amablemente, saludándo con la mano a una ruborizada Sadie–. Vosotras seguid a lo vuestro, de verdad, no os preocupéis–.

Con estas palabras, atrajo el desnudo cuerpo de Millie hacia sí y la abrazó cariñosamente, dándole un pasional beso en la boca y propinándole un sonoro azote en sus perfectas nalgas.

Millie se tranquilizó ante esta reacción, y le devolvió el gesto con un par de breves picos.

–¿Seguro, cariño? ¿No estás enfadado? –preguntó, con notable preocupación en la voz y en el rostro–.
–Ya lo hemos hablado, cariño: somos jóvenes, nosotros estamos bien, y es una pena que desperdiciemos los mejores años de nuestra vida…

Jake se alejaba lentamente, y Millie le siguió, deseando hablar del tema y que no hubiera una crisis entre ellos.

–Cariño, lo siento… –dijo apenada Millie, tomándole del brazo–.
–... aunque me hubiera encantado que me avisaras, la verdad… –confesó–. Pero de verdad, amor, que no estoy enfadado –aclaró, dándole otro beso en los labios–. Voy a darme una ducha y tomamos algo los tres, ¿te parece?

Sadie se levantó y se acercó a la esquina del pasillo, escuchando toda la conversación.

–”Me hubiera encantado que me avisaras”. ¿A qué se refería con eso? –dijo para sí–.

Escuchó cómo su amiga volvía a la estancia principal, prepcupada y con la cabeza gacha.

–¿Estás bien, cielo? –dijo una desnuda Sadie, saliendo de su “escondite” y tendiéndole las manos a su amiga, también desnuda–.
–Sí… Tranquila, no está enfadado, pero se ha sorprendido de vernos así, en el sofá…

Armándose de valor, Sadie le lanzó la pregunta:

–... ¿Qué ha querido decir con “me hubiera encantado que me avisaras”?

Con cara de sorpresa, Millie tardó unos segundos en responder.

–... En cierta manera, tenemos una relación abierta... pero con la condición de que, si va a pasar algo, el otro tiene que saberlo.

Sadie no se esperaba esto, y acarició con cariño y dulzura el rostro de su amiga.

–Vaya, cariño… Lo siento… También es verdad que ha surgido, sin más… –trató de tranquilizar a Millie–. Venga, ve con él, anda… A ver si os reconciliáis –dijo, dándole un sonoro beso en la mejilla–.

Mirando con otra expresión a su amiga, como si hubiera tenido una idea brillante, respondió:

–Hmmm tienes razón… –agarrando de la mano a su amiga–. Pero vamos a ir las dos –dijo convencida, guiñándole un ojo a su ahora sorprendida amiga–.

De puntillas y tratando de no hacer ruido, se acercaron a la entreabierta puerta del cuarto de baño y escucharon abrirse el grifo de la ducha

–“Yo primero” –indicó Millie con señas, dejando atrás a Sadie, a quien se le estaba acelerando el pulso–.

Despacio y con cautela, Sadie vio desde la puerta cómo su amiga entró con agilidad felina al –ahora lleno de vapor– cuarto de baño.

Desde el arco de entrada de la ducha –era una ducha amplia y abierta, como de gimnasio–, y de espaldas a ella, su amado y en forma esposo, Jake, se frotaba una enjabonada cabellera. El agua con jabón resbalaba por su musculada espalda y bajaba por su firme y redondo trasero, por sus piernas hasta perderse en el sumidero.

Millie, mordiéndose el labio, disfrutaba del espectáculo de ver a su marido totalmente desnudo y enjabonado.

–... Hola, cariño…

------ FIN PARTE 1
 
Jake se une a Millie y Sadie - Parte 2

Jake se asustó y pegó un salto.

–¡Joder, qué susto! –se sobresaltó Jake, dándose la vuelta y viendo a Millie, sobre el arco de entrada a la ducha, desnuda y con una pose que le recordaba a las esculturas de la Grecia clásica.

–Jajaja, perdona cielo… ¿Me puedo unir y hacemos las paces…? –dijo ella, haciendo pucheros y rizándose con la mano un mechón de pelo que le caía sobre el hombro, tratando de darle pena a su chico–.

Jake rió, e invitó a Millie a que entrara con ella a la ducha mientras cerraba el grifo.

Rodeándose con los brazos, se dieron un tórrido beso y comenzaron a gemir al mismo tiempo que las manos de ambos inspeccionaban la mojada y resbaladiza piel del otro.

Sus lenguas se entrelazaban, y se propinaban dulces pero a la vez salvajes bocados en los labios, en un juego de lo más sensual. El escenario era ideal, y de película.

Millie, sin dejar de morrearse con su marido, le fue girando lentamente para dejarle de espaldas a la entrada, agarrándole del culo con su pequeña mano y notando su cada vez más erecto pene golpearle el ombligo.

Tras unas furtivas miradas a la entrada, Millie por fin vio a su pelirroja amiga asomándose tímidamente a la ducha.

Abrió los ojos de par en par al ver el culo de Jake siendo agarrado por su amiga. El chico era muy atractivo –todo hay que decirlo–, y verle en ese escenario despertó en Sadie un ardiente y lascivo deseo que le aceleró el pulso y le sonrojó las mejillas.

No daba crédito a todo esto, pero lo cierto es que estaba muy excitada y, pensándolo fríamente, sería la única oportunidad –o de las pocas– de tener una experiencia así en toda su vida.

Besando ahora el hombro y brazo de Jake, Millie clavó la mirada en Sadie, invitándole a venir con un fugaz gesto con la mano.

–¿Me perdonas ahora? –preguntó de nuevo a Jake, mirándole a los ojos y distrayéndole para que no se percatara de la presencia de Sadie–.
–Claro, cariño… No hay nada que perdonar… Solo que igual me puse un poco celoso, eso es todo –respondió, propinándole un beso y agarrando a Millie del culo, hundiendo su cara en el cuello y besándoselo, provocando los gemidos de su chica–.

Aprovechando esta posición, Millie instó a Sadie a que se acercara y le tomó de la mano, sonriéndole con cara de vicio.

–“Abrázale” –le dijo Millie con los labios, sin emitir sonido alguno–.

Encogiéndose de hombros, y nerviosa de excitación, Sadie obedeció a su amiga y tomó ambos brazos de Jake, apoyando la cara sobre su musculada y empapada espalda y pegándose a él.

Jake no se esperaba nada de esto en absoluto, y se sobresaltó.

–¡¿Pero qué…?! –no sabía ni qué decir–.
–¿Nos perdonas a las dos, por favor? –preguntó Sadie, rodeándole ahora por la cintura desde detrás–.

Jake miró a los brillantes y excitantes ojos de Millie, y lanzó una carcajada socarrona mientras agarraba su hermoso rostro para besarle los labios.

–Jajaja… Estáis como cabras las dos… –respondió, vacilón–.


------ FIN PARTE 2
 
Jake se une a Millie y Sadie - Parte 3

Besaba a su mujer con deseo, y Sadie ahora besaba la espalda de Jake, procurando no dejarse ni un solo centímetro por saborear con sus labios.

–Ufff… Joder… –gimió Jake, notando los erectos pezones de Sadie recorrer su espalda–

Al mover sus brazos para acomodarse, Sadie dio con algo que le causó cierta sorpresa al rozarle levemente.

–¡Uy! ¿Pero qué tenemos aquí?

Y, sin pudor alguno –a estas alturas, el pudor era algo que había quedado totalmente fuera de juego–, agarró, aún desde atrás, el erectísimo pene de Jake, que comenzó a masturbar bajándolo y subiéndolo lentamente–.

–Oh, Dios mío… –exclamó Jake, echando la cabeza hacia atrás y poniendo los ojos en blanco–.

Millie, sin quedarse atrás, comenzó a besar y a mordisquear los pezones de su marido, quien tenía posada una de sus manos en su generoso culo, amasándolo y propinándole alguna que otra cachetada.

La escena era digna de una película porno: en la ducha, un atractivo y atlético joven estaba siendo masturbado por una pálida y pelirroja joven mientras su joven, hermosa, culona y tetona mujer le comía los pezones.

El vicio y el deseo tomaron el control de la situación.

Acomodándose, Jake se dio la vuelta y trajo a Sadie a su lado.

Tomando a ambas chicas por la cintura, las dos le acariciaron su marcado torso y le besaron por todos lados, mientras él bajaba las manos y les acariciaba los culos a las dos.

Inevitablemente, durante su recorrido por el musculado torso de Jake, ambas chicas se encontraron en el mismo punto y, mirándose y riendo, comenzaron a besarse con deseo.

Sus lenguas jugaban entrelazándose, notando las manos de Jake amasando sus traseros y su erecto pene rozando sus cuerpos.

Los sordos jadeos de ambas mientras se besaban calentaron aún más a Jake, quien intervino tomando a Sadie por la barbilla y propinándole un lascivo beso, ante la sensual y cómplice mirada de su cachonda mujer.

–Eso es, cielo… Cómele la boca… –invitó Millie, tomando con la mano el erecto miembro de su chico y masturbándolo pausadamente–.

Sadie y Jake estaban desatados y concentrados en aquel tórrido morreo. Ella le mordía el labio y tiraba de él, mientras su pálido y firme culo era amasado y azotado levemente con la enorme mano de Jake, provocándole algún gemido.

–Qué cachonda eres… Estás buenísima… –exclamó Jake en un jadeante susurro, acercando más para sí a Sadie y besándole el cuello, algo que hizo que la joven emitiera gemidos cada vez más y más altos–.

Millie, que seguía masturbando a su chico, estaba excitadísima al ver cómo su amiga y su marido se liaban con notable pasión, como si hubieran reprimido este deseo desde hace mucho, mucho tiempo…

Sin pensárselo mucho, se puso en cuclillas y tomó, ahora con sus gruesos labios, el miembro de Jake, quien profirió un ahogado gemido al notar esos familiares labios rodear su más que erecta polla.

Dando cabezadas, Millie tomó buen ritmo en la felación mientras apoyaba sus manos en los muslos de Jake, con movimientos uniformes y dejando claro sus innatas habilidades orales.

Sadie miraba ahora el vaivén de la cabeza de su amiga y el pene, reluciente y duro, de Jake entrando y saliendo de la boca de Millie, en una escena que le excitó sobremanera.

Miró a Jake a los ojos, quien le invitó a unirse al almuerzo sin ningún miramiento. Sonriendo, se agachó hasta ponerse al lado de su amiga, quien la vio y se sacó, de inmediato, la empapada polla de la boca.

–Toma, cariño, que hay de sobra para las dos –dijo Millie, agarrando el pene de Jake y apuntándolo a la cara de Sadie–.


------ FIN PARTE 3
 
Jake se une a Millie y Sadie - Parte 4

Tomándolo con la mano, miró a los ojos a Jake, que le hizo un gesto con la cabeza.

Comprendiendo perfectamente lo que quiso decir, besó la punta y se introdujo poco a poco la erecta polla de Jake.

Abriendo la boca todo lo que podía, trataba de acostumbrarse al diámetro del miembro, haciendo muecas con la cara y esforzándose por complacer al joven –ni de lejos tenía la pericia de Millie felando rabos–.

Pero fue cuestión de tiempo, y Sadie comenzó a ser cada vez más constante con las cabezadas, y Jake gemía mientras movía las caderas, acompasando el ritmo de la felación.

–Así, así, trágatela bien –decía Millie, agarrando la parte posterior de la cabeza de su amiga y forzándola a que la polla de Jake le llegara hasta lo más profundo de su garganta–.

Arqueando su pálida espalda, y con lágrimas que le saltaron por los ojos, Sadie se vio obligada a reprimir una fuerte arcada, al notar cómo el glande Jake le rozaba la campanilla.

Unas espesas y transparentes babas caían ahora por la barbilla de Sadie, lubricando a su vez el venoso y reluciente miembro de Jake, que sacaba levemente de su garganta y volvía a introducirlo de golpe, probando hasta cuánta profundidad era capaz de llegar.

Con unos guturales sonidos, Sadie empujó la pelvis de Jake delicadamente pero con firmeza, liberando su boca y dejando caer una cascada de espesas babas blanquecinas mientras tomaba aire salvajemente.

–Joder… Casi me ahogo… –resopló Sadie, con lágrimas en los ojos y jadeando mientras tomaba aire a grandes bocanadas–.
–Tiene buena polla, ¿eh? –dijo Millie, recogiendo el anaranjado pelo de su amiga con una mano y limpiándole las babas con la otra–. Pero lo has hecho muy bien, has aguantado bastante –le felicitó, dándole un sonoro beso en la mejilla–.

Jake resoplaba, y gotas de sudor mezcladas con el agua de su empapado pelo caían ahora por su rostro, con la polla totalmente erecta y empapada de blanquecinas babas.

–Vamos, cielo, ven aquí. Ponte de pie –tendiendo la mano a su mujer, y acompañándola a levantarse–.

Apoyándola contra la pared de la ducha, y de espaldas a él, Millie sacó el culo y se preparó para lo que venía ahora.

Tomándola por la cintura, Jake situó su miembro a la entrada de los empapados e hinchados labios vaginales de Millie, que abrazaron enseguida la totalidad del pene de su marido.

Los gemidos de ambos al comenzar con la penetración sonaron por toda la sala, y la lubricación natural de Millie unida a las babas de Sadie provocaron un característico sonido húmedo, acompañado por los rítmicos golpes de las nalgas de Millie contra la pelvis de Jake.

Millie tenía la boca abierta y los ojos cerrados, con las manos apoyadas en la pared de la ducha, y Jake embestía como una fiera salvaje.

Sadie se puso muy cachonda al ser testigo, en primera fila, de tan tórrida escena, y se comenzó a tocar el coño sin mediar palabra, sentada ahora y con las piernas abiertas, viendo el culo de Jake moverse y contraerse con cada embestida.

Tras un rato de tocamientos en solitario, se incorporó y se acercó a Jake, en concreto a su culo, y posó ambas manos sobre sus nalgas.

–¿Qué pasa, Sadie? ¿Te gusta mi culo?
–¿Qué pasa, cariño? –preguntó Millie, abriendo los ojos pero sin ver a Sadie desde su posición–.
–Sadie me está agarrando el culo con las dos manos… ¿Qué pretendes?
–... ¡¡Vamos, cariño, cómeselo!! –gritó Millie, animando a su amiga entre jadeos–
–Eso, cariño, anímate y dale un lametazo, venga… No tengas miedo –le incitó Jake, agarrando ahora la cabeza de Sadie desde arriba–.


------ FIN PARTE 4
 
Jake se une a Millie y Sadie - Parte 5

Parando brevemente la penetración, Jake sacó levemente su culo hacia afuera.

Ante tal invitación, y abriendo con ambas manos las nalgas –ahora más expuestas que nunca– de Jake, Sadie acercó la cara y le propinó un primer lenguetazo, sin pudor alguno y con decisión.

–¡Joder, sí, qué bueno! –gritó Jake en un sonoro gemido, mientras Millie, aún con la polla en su interior, comenzó a moverse rítmicamente para seguir con la penetración–.

Sadie hundió la cara en el abierto culo de Jake, y su lengua exploraba cada uno de los rincones que tenía a su alcance. Cada roce con la lengua de Sadie provocaba un escalofrío a Jake que le recorría toda la espalda.

–Joder, Sadie… ¡No sabía que fueras tan buena…! –gimió, apretando los dientes y luchando por no caer desmayado–.

El sensible interior del ano de Jake estaba siendo totalmente recorrido por la lengua de la pelirroja, adentrándose todo lo que podía y provocando sonoros gemidos con cada movimiento.

Sadie alejaba la cara de vez en cuando para tomar aire, pero enseguida volvía a la acción. Pasó a recorrer también los alrededores del ano, pasando por el perineo y los glúteos, llegando a meterse los testículos en la boca.

Hacía succión en ellos, los estiraba y los dejaba libres, escupiendo sobre la zona y dando pasadas de abajo arriba desde los testículos hasta la parte superior del culo.

Millie seguía bombeando, y Jake se encontraba en un éxtasis absoluto.

–Avísame si te corres, amor… –dijo Millie, con el sudor goteándole por la cara y con la voz ahogada y ronca por la excitación, sin parar de bombear–.

Tomando una postura algo incómoda, Sadie comenzó a lamer la húmeda vagina de Millie, con la polla entrando y saliendo a un ritmo constante.

–Uuuuh cariño, tenemos compañía… –exclamó Millie al notar la lengua de su amiga–.

Girando y sentándose en el suelo, Sadie posicionó su cara frente al depilado coño de Millie, el cual no dudó ni un instante en comenzar a lamer, sintiendo por dentro la polla de Jake entrando y saliendo –ahora el joven penetraba de manera salvaje a su mujer, apoyada contra la pared con ambas manos y gimiendo a gritos–.

Tras unas embestidas más, Jake cesó y sacó la polla del interior de Millie, dejando en el camino un pegajoso líquido que quedó colgando.

–Venga cariño, abre bien, no te quedes con hambre–.

Y, obedientemente, Sadie abrió la boca todo lo que pudo y Jake, apuntando certeramente, introdujo de una estocada su húmeda polla en la boca de la pelirroja, quien ahogó un gemido y aguantó una arcada.

–Así así, cielo, vamos… ¿Está rico el coño de tu amiga? –preguntó excitado Jake, bombeando ahora la boca de Sadie–.

Millie, liberada y descansando de la penetración, se colocó de rodillas junto a su amiga para ver bien de cerca el espectáculo.

Mientras la garganta de Sadie se hinchaba con cada profunda penetración de Jake, ella aprovechó y comenzó a lamer los pezones de su amiga, que estaban duros como el hierro.

Era la primera vez que le follaban la boca y, pese a que al principio lo estaba pasando un poco mal –ahora ya controlaba la respiración y sabía cómo tomar aire–, la sensación de tener a Millie comiéndole las tetas hizo que se entregara de lleno a esta situación.

Las babas caían sobre la cabeza y cara de Millie, pero ésta seguía con su tarea sin ningún problema; incluso comenzó a introducirle los dedos por su rosado y empapado coño. Sadie estaba siendo follada por la pareja sin contemplaciones de ningún tipo… Y nunca se había sentido más viva, excitada y deseada en toda su vida.

Los gemidos de Sadie se escapaban incluso con la boca llena, y Jake forzaba su pelirroja cabeza hasta llegar a su límite, provocando que le brotaran las lágrimas.

Sacándosela por última vez, ahora Sadie tomó aire sonoramente mientras echaba la cabeza hacia atrás, alejándose y respirando profundamente ante el salvaje gruñido de Jake.

–Aaah… joder… aaah… estoy… super… Aaaah… cachonda… aaaah… –jadeó Sadie, sonoramente y tomando aire profundamente y con dificultad–.

Tumbándose con la polla totalmente erecta y empapada de babas, Jake indicó a Sadie a que se montara encima.


------ FIN PARTE 5
 
Jake se une a Millie y Sadie - Parte 6


–Venga cariño, que te ayudo a incorporarte –dijo amablemente Millie, tomándole de la mano–.

Se situó, de pie y con las piernas separadas, encima de Jake, y bajó en cuclillas lentamente para controlar el aterrizaje.

–Tranquila, que te ayudo –indicó Millie, situándose detrás de su amiga, en cuclillas casi a ras de suelo–.

Agarrando el culo de Sadie, Millie le dio un beso y un lametazo en su abierto ano, aún ligeramente dilatado tras su tórrido momento en el sofá.

–Hmmmmm te encanta mi culo, ¿eh? –dijo Sadie, girando la cara hacia Millie con mirada pícara–.
–Sabes que sí, cariño… Pero a él le gusta más…

Y, dicho esto, situó la polla de su marido en la entrada de su ano, forzando a que Sadie bajara el culo para comenzar la penetración.

–¡AW AW AW, NO NO, QUÉ DAÑO! –dijo al instante Sadie, con cara de dolor–.
–Ssssh tranquila, cariño… Si casi ni ha entrado, ya verás como te gusta –le tranquilizó Millie, mientras Sadie sollozaba y tomaba aire sonoramente–. Trata de relajarte, verás como todo va bien.
–Vamos a ir despacio, tú tranquila –dijo Jake, quien le acariciaba las piernas con dulzura–.

Sin estar del todo convencida, cerró los ojos y asintió con la cabeza.

–¡Así me gusta, cariño! Ya verás como no te arrepientes –dijo alegremente Millie, besando sonoramente los glúteos de Sadie–.

Escupiendo para lubricar la zona, Millie bajó de nuevo, lentamente, el culo de su amiga sobre la polla de su marido, para que fuera entrando cada vez más.

A su vez, Jake daba suaves empujones para ir introduciendo cada vez más su miembro en el estrecho ano de Sadie, con cuidado para no ser muy brusco.

–Eso es cielo, muy bien… Ya está la mitad. Lo estás haciendo muy bien –dijo Millie, dando ánimos y controlando que todo fluyera–.

Ahora mucho más relajada, y con curiosidad y excitación a partes iguales, Sadie se acomodó y recostó sobre el torso de Jake, empujando ella misma sobre el miembro del joven mientras le besaba en los labios.

–Así es, mi amor, lo haces genial… –exclamó en un susurro Jake, notando su polla cada vez más profundamente en el ano de su amiga–.

Poco a poco, Sadie comenzó a cabalgar más pasional y desatadamente sobre la polla de Jake, gimiendo al unísono con cada embiste.

Las caderas de la pelirroja se movían rítmicamente, apoyando las manos sobre el definido pecho de Jake, mientras su preciosos y pálidos pechos se balanceaban con cada empujón.

Su cara estaba roja, chorreando en sudor y con pelirrojos mechones pegados en la frente, resoplando con los ojos cerrados cada vez que notaba su culo siendo rellenado hasta el fondo por la polla de Jake.

El joven, al cabo de un rato, y con su polla con el camino totalmente despejado por la ahora más que dilatada cavidad de Sadie, le agarró por los glúteos y aumentó el ritmo, como si fuera una metralleta.

”FLAP, FLAP, FLAP, FLAP, FLAP”, resonaba por toda la estancia al chocar los glúteos de Sadie –quien gritaba y gemía con una mezcla de dolor y placer– con las piernas de Jake.

El hipnótico movimiento del culo de Sadie tenía a Millie en una ensoñación, tocándose el coño y disfrutando del espectáculo.

Tras unas cuantas embestidas más, Sadie lanzó un sonoro gemido y se tumbó sobre Jake, provocando que su polla se saliera con un sonido de “FLOP” al romper el vacío, dejando un rosado y profundo hueco que contrastaba con el blanco de su piel.

La erecta polla de Jake estaba ahora liberada, y Millie no perdió la oportunidad de lanzarse sobre ella, agarrarla y metérsela de pleno en la boca.

------ FIN PARTE 6
 
Jake se une a Millie y Sadie - Final

Mamaba con un deseo y una locura desatadas, saboreando los más profundos sabores de su extasiada amiga.

–Qué rico tu culo, cariño… –dijo, relamiendo el brillante miembro de su chico–. Al final he hecho doblete hoy con él… –dijo, metiéndose ahora la polla hasta el fondo de su garganta–.

Mientras Millie seguía dejando claro sus clarísimas habilidades orales, Sadie se recuperó de su estado de éxtasis y besaba dulce pero apasionadamente a Jake, quien no paraba de lanzar gemidos sordos.

Movía las caderas acompañando el balanceo de cabeza de Millie y, a no mucho tardar, un intenso escalofrío recorrió su espalda.

–Hmmpfff, hhhmmmpfff, me corro, me corro –dijo apresuradamente, alejándose de los dulces labios de Sadie, quien se levantó y se posicionó, prácticamente de un salto, al lado de su viciosa amiga–.

Millie masturbaba y lamía con frenesí el hinchado pene de su marido, y Sadie le acompañó con la lengua por cada centímetro que tenía a su alcance.

Tras unos movimientos y lametones más, un denso fluido de color blanco brotó de pronto del brillante y rojizo glande de Jake, quien gemía guturalmente y se retorcía de placer.

Ambas, como conectadas telepáticamente, se lanzaron con la boca abierta y la lengua fuera al dispensador de semen que tenían frente a ellas, relamiendo cada chorro que emanaba y jugando con las lenguas en una escena digna del porno más duro.

La simiente de Jake estaba repartida principalmente entre las bocas y lenguas de ambas jóvenes, y algunas gotas cayeron sobre su abdomen. Mientras su pene iba perdiendo la erección, ambas se besaban apasionadamente compartiendo cada gota de corrida y pasándosela la una a la otra, mezclada con babas.

Las brillantes lenguas y labios de ambas chicas estaban cubiertos del blanquecino líquido y se besaban con lengua como si no hubiera un mañana, mirando de reojo a un extasiado Jake, quien trataba de tomar aire para recuperarse.

–... ufff… Joder… Me habéis sacado hasta la última gota… –alcanzó a decir, al fin–.

Ambas dejaron de besarse y, dedicándole una sonrisa, abrieron la boca para ver su recompensa. Mirándose y riendo, asintieron con la cabeza y se tragaron, al mismo tiempo, la espesa simiente de Jake, abriendo de nuevo una limpia y vacía boca. Ni rastro de corrida.

–Buen trabajo, chicas… Muy buen trabajo…

Ambas reían y se recogían los restos de corrida con los dedos, llevándoselos a la boca. Lamieron, además, las gotas que quedaron sobre el abdomen del extasiado joven, y subieron por el torso para darle un morreo a dos bocas a un excitadísimo Jake, a quien no le importó saborear su propia semilla –a ver quién se resiste ante semejantes ángeles…–.

Tumbadas sobre él, tenía a ambas agarradas dulcemente por la cintura. Siguieron besándose un rato más y acariciando sus desnudos y sudados cuerpos.

–Bueno, ¿nos damos una ducha? –preguntó Millie, levantándose y dirigiéndose al grifo–.
–Venga, una ducha rápida y vamos a tomar algo, que me ha entrado hambre –dijo Jake, levantándose y ayudando a Sadie a hacer lo propio–.
–¿Ah, sí? Pues yo ya me he llenado… –dijo Sadie, con mirada pícara y rizándose el pelo con el dedo–.

Los tres rieron ante la ocurrencia de Sadie, y el agua caliente comenzó a salpicar los sudados cuerpos de los jóvenes, borrando toda huella de la lujuria que, instantes antes, habían desatado…


------ FIN DEL RELATO

Así concluye el relato de Jake, Millie y Sadie. Espero que lo hayáis disfrutado y, si os ha gustado, pensaré en una continuación.

Gracias por leerme!
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo