Reencuentro con Elena

Joerrr. Iba a decir que otra vez dejó escapar una chica por la que está claro que siente algo muy fuerte, pero ne quedó con el final del capítulo.
Me da que se enrollo con alguna que ya conocía y esos mensajes va sobre eso.
Porque no creo que tenga relación con Ángela esos mensajes.
 
Me quedo muy expectante con el final del capítulo. Puede ser cualquier cosa y parece que puede ser una sorpresa, no sé si buena o mala, pero si tiene llamadas perdidas y mensajes y dice que siempre es difícil de encajar, se me ocurre que debe estar relacionado con esa chica con la que se enrollo o bien algo sorprendente.
 
Me quedo muy expectante con el final del capítulo. Puede ser cualquier cosa y parece que puede ser una sorpresa, no sé si buena o mala, pero si tiene llamadas perdidas y mensajes y dice que siempre es difícil de encajar, se me ocurre que debe estar relacionado con esa chica con la que se enrollo o bien algo sorprendente.
La última frase "Siempre es difícil de encajar una noticia como la que vería en esos mensajes" me da mala espina. Me huele a mala noticia.
 
La última frase "Siempre es difícil de encajar una noticia como la que vería en esos mensajes" me da mala espina. Me huele a mala noticia.
A ver. Yo dudo mucho que Ángela esté con alguien. Fuera de eso, ya me preocupa menos cual puede ser esa mala noticia, porque si es por ejemplo que Elena esté con otra persona y esos mensajes lo confirma, no me preocupa demasiado ya.
Pero desde luego, se pone interesante esto, porque algo importante puede ser.
Fíjate por donde, otra opción que veo es que Valentina esté con alguien.
 
Se enrolló con Lucia y los mensajes y llamadas son de Ángela. O se enrolló con Elena al no reconocerla borracho como iba. O con Cintia, o con la hermana de Elena, o con... Sabe dios la que puede haber liado con la borrachera.
 
Capítulo 665

Por desgracia, no era la primera vez que me pasaba recibir noticias como esa así. Del mismo modo que se repetía en mi cuerpo la reacción una vez me enteraba de algo así. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo como si de un calambrazo se tratara, quedándome después mareado de la impresión que me dio. Qué sensación tan desagradable, aunque es mucho peor que te informen del fallecimiento de alguien cercano. Me senté en la cama sin poderme creer lo que estaba leyendo, mirando los mensajes de varias personas y viendo que me decían lo mismo. Era algo que no me podía llegar a creer y que no sabía cómo había podido pasar, porque no me informaban de lo sucedido. Tan solo me contaron el hecho y dónde estaban. De un bote me levanté para darme una ducha rápida, porque la necesitaba bastante, arreglándome para irme hacia donde me dijeron sin creerme lo que estaba pasando.

Al llegar todo era muy desolador. Cuando alguien se va de esta manera es algo muy duro, pero lo es especialmente cuando se es tan joven. No conocía de nadie a su familia, pero igualmente me acerqué para darles el pésame, sin atreverme a mirar el cuerpo estando el ataúd abierto. De nunca he hecho eso, porque pienso que me daría mucha impresión y siempre lo he evitado, hasta con familiares. Y en esta ocasión no iba a ser menos, porque además de eso, no me quería quedar con esa imagen como última de esa persona. Habiéndoles dado el pésame a los familiares, salí fuera de la sala donde estaba toda la familia, encontrando a mis amigos allí. Estaban casi todos los del grupo que conformábamos, aunque los que no estaban era porque ya se habían ido. La pobre Sara no podía dejar de llorar, porque Amaya era una de sus mejores amigas y ya no estaba más entre nosotros. Y el chico que estaba por ella también se encontraba allí.

Aunque él estaba con la mirada perdida, todo lo contrario que Sara. A ellos también les di el pésame, por supuesto al darles un buen abrazo. Sara se echó a mis brazos para llorar al echar su cara contra mi cuerpo, aunque el que más me preocupaba era él. No exteriorizaba nada lo que pasaba por su cabeza y eso me parecía mal. No me podía creer que Amaya hubiera muerto y lo peor de todo es que no sabía de qué había sido, pero viendo cómo estaba la cosa, tampoco lo iba a preguntar. No lo veía algo que les hiciera bien, por lo que preferí estar en silencio y consolarlos. Sara se repartía entre nosotros dos, buscando abrazarnos continuamente. Era muy doloroso verla así. Yo me encargué de llevarlos a comer algo por ahí, aunque no probaron nada, por lo que tuve que pedir que lo pusieran para llevar. Los llevé a casa, con la intención de irme a la mía, porque me encontraba bastante triste yo también, pero Sara no tenía a nadie en casa y no quería dejarla sola conforme estaba.

El chico sí que tenía a su familia, aunque le dije que nos llamara si quería charlar para hacerlo más llevadero, ofreciéndole Sara venirse con nosotros, aunque no acabó viniendo, porque se quedó hasta tarde jugando videojuegos y se había levantado muy temprano por lo mismo y quería ver si podía dormir algo, aunque lo dudaba bastante. Sara se puso más cómoda y se vino rápidamente al sofá, donde yo estaba, para abrazarse a mí con fuerza y llorar durante gran parte de la tarde. A veces no podía ni entender lo que decía del berrinche que tenía encima, algo más que normal en esos casos. Yo me mantenía muy cabizbajo sin llegar a entender qué podía haber pasado para terminar así. Sara se vio con fuerzas de contarme que Amaya no fue capaz de ganar una dura batalla que estaba librando con sus demonios. Yo no tenía ni idea de aquello, pero Sara era alguien muy cercana para ella y sí estaba enterada de que tenía problemas mentales y que se esforzaba por superarlos, pero evidentemente, no terminó de conseguirlo.

Al pasar las horas, Sara se iba encontrando algo mejor dentro de lo que cabía. Al menos ya no lloraba tanto como antes y se podía hablar con ella varias frases seguidas. Por suerte, sí que cenó para que no se fuera con el estómago vacío a la cama. Justo se comió lo que no pudo hacer al mediodía y nos llevamos a casa. Le pregunté si quería que me quedara con ella a dormir para que no estuviera sola, aunque ella me dijo que no hacía falta. También me comentó que no se veía con fuerzas de ir al día siguiente a clases, pensando en tomarse el día libre. Me pareció bien, pero le pedí a cambio que me enviara un mensaje cuando se levantara para decirme cómo estaba. Dudaba que pudiera dormir algo esa noche, aunque tenía por casa tranquilizantes fuertes. Pensó que sería lo mejor tomarse uno para poder dormir así y poder descansar, porque sabía que no lo podría hacer. Así que se lo tomó y la acompañé a la cama, dándole yo un beso en la frente y despidiéndome de ella, diciéndole que al día siguiente hablaría con ella.

Al salir también llamé al otro amigo, pareciendo estar bien y dándome las gracias por preocuparse tanto. No hablamos mucho, lo suficiente para ver que todo estaba bien y para informarle sobre Sara cuando me preguntó por ella. Quedamos en que al día siguiente hablaríamos para ver cómo estábamos y hacernos algo de compañía. Al llegar a casa, Andrea me preguntó preocupada dónde me había metido durante todo el día, porque no había respondido a sus mensajes. Me disculpé con ella y rápidamente notó que algo no iba bien. Le informé de que una amiga había fallecido y ella reaccionó de manera muy nerviosa, poniéndose muy acelerada, preocupándose y preguntándome qué había pasado. Le informé de todo y me dio un abrazo muy grande, dándome el pésame y preguntándome si me encontraba bien. Era todo un encanto de chica y me llevó a la cocina para recalentar lo que había preparado para cenar y que pudiera hacerlo, porque no me apetecía mucho cuando Sara lo hizo. Le di las gracias por estar tan atenta, diciéndome que era lo menos que podía hacer, dándome otro abrazo, aunque ahora yo estaba sentado.

No tardé mucho en retirarme a mi habitación para irme a dormir, porque me encontraba cansado y con muy mal cuerpo entre la salida de la noche anterior y todo el día en general que empezó con esa noticia tan espantosa. No me terminaba de creer que fuera verdad lo que había pasado. Pensé en los momentos compartidos juntos, encontrándola una chica genial y muy alegre. No tenía ni la más mínima idea de lo que estaba pasando en su interior, porque no lo exteriorizaba para nada en nuestra presencia. Sí que ataba cabos al recordar que no se dejaba ver mucho últimamente por la tienda, pero no pensaba que fuera algo así para nada. Seguí recordando momentos compartidos, como aquella vez en la que me preguntó si le invitaría a mi cumpleaños, el cual no quedaba ya muy lejos, o también ese momento en el que hablamos del chico que estaba por ella. Era muy difícil conciliar el sueño en esas condiciones, estando hasta altas horas de la madrugada recordando momentos y pensando en ella, estando bastante triste todo el tiempo.

Al día siguiente me levanté regular. Había dormido muy poco y no dejaba de pensar en mi amiga, que ya no iba a ver más. Pensé aprovechar que era muy temprano para ir al gimnasio, pero es que no tenía ganas para nada. En lo que me espabilaba del todo preparándome un café me decidí a ir para evadirme un poco. Sin querer desperté a Andrea, quien se pasó por la cocina para preguntarme cómo estaba, dándome un abrazo de paso. Era muy gratificante tenerla ahí para hacerme compañía de por sí, pero en esa situación lo era mucho más. Esos abrazos que me daba para levantarme el ánimo me sabían a gloria. Tras regresar del gimnasio y darme una ducha, estando ella en clases, me preparé algo para desayunar, pero es que no me entraba nada, por lo que lo dejé para más tarde, preparándolo para llevármelo a la academia por si acaso me entraba hambre allí, para poder tener algo que llevarme a la boca.

Pero antes de entrar a trabajar, llamé tanto al chico que estaba tonteando con Amaya, como a Sara. Él me agradeció ponerme en contacto, diciéndome que aún era muy pronto como para asimilarlo siquiera, pero que pensaba que las clases y los videojuegos le ayudarían. Le dije que podíamos vernos si necesitaba a alguien para hablar, o para distraerse también jugando videojuegos, porque a mí también me gustaban. Una vez más me dio las gracias y dejamos ahí la conversación, pues se estaba preparando para ir a las clases. Sara sin embargo estaba peor por lo que podía notarle en la voz cuando la llamé. Me dijo que había podido dormir gracias al tranquilizante que se tomó, pero que se encontraba muy mal anímicamente. Como me comentó el día anterior, no iba a ir a clases, pensando tomarse unos días libres, porque no le apetecía nada. Me daba mucha pena oír su voz tan apagada, por lo que le dije de comer juntos en su casa para animarnos y hacernos compañía. Le pareció bien y quedamos sobre las 2 de la tarde, comprando yo algo de camino para almorzar y no tener que hacer nada, haciéndole compañía hasta que tuve que volver al trabajo.

La semana transcurrió de manera similar a ese día, aunque no fui más a casa de Sara, pero sí que hablaba con ella todos los días, encontrando mejoría en ella, al igual que nuestro amigo. Eso no significa que ya hubieran pasado página. Ni mucho menos, porque los ánimos estaban muy bajos. La mejor prueba de ello era cómo de desierto estaba el grupo de WhatsApp en el que estábamos todos de manera más privada, aunque el grupo grande también estaba un poco así. Sara se fue con su familia a pasar el finde y no estar sola, quedándome yo en casa con Andrea, quien estuvo muy pendiente de mí, aunque a mí con su compañía me bastaba. Con Ángela también hablé bastante, aunque no le llegué a contar nada de aquello para no alterar los primeros días que estaba pasando en su nuevo destino. Lo último que quería era ocasionarle una preocupación más, porque iba bastante sobrada en ello, donde quizá la más importante era la dificultad para cerrar los flecos del piso en el que se iba a quedar.

Aunque ya sí que me lo notó cuando me hizo una videollamada el sábado sobre las 5 de la tarde. Lo bueno es que me pilló solo en casa, porque Andrea miró mucho su móvil mientras comíamos, cosa que era rara. Le pregunté qué pasaba y al parecer se estaban haciendo unos planes. Yo pensaba que se trataba de su novio, que venía a verla o para llevársela a algún plan, pero no terminó de ser así. Lo que pasaba era que se había metido en un grupo de compañeras de clase y ellas estaban diciendo de quedar para dar una vuelta y demás. Ella dudaba mucho, pero yo le animé a que saliera con ellas, alegrándome mucho de ver que había hecho amistades, porque nunca salía de casa más de lo que lo hacía para ir y venir de clases o para comprar algo que necesitábamos. Ella decía que no me quería dejar solo, pero tampoco era para eso. No pasaba nada porque se fuera unas horas y se divirtiera con sus nuevas amigas, porque se lo merecía después de lo obsesionada que estaba con sus estudios.

Además, le dije que yo iba a acercarme a la tienda para hacer unas cosas que me apetecía mucho hacer. Así que se fue, dejándome solo y teniendo lugar esa videollamada con Ángela. De primeras ella me saludó muy abiertamente, como siempre hacía, pasando a marcarse un monólogo con todos los problemas que le estaban surgiendo, diciendo con gracia que cuando solventaba uno, salían dos. También comentaba que estaba muy agradecida de tener a su madre allí, porque sin ella habría estado muy perdida para ciertos temas. También decía que estaba muy nerviosa, porque empezaba en su nuevo puesto de trabajo el lunes, a pesar de que el mes de octubre había empezado en ese mismo día en el que estábamos hablando. La veía tan guapa con sus típicas trencitas y una sudadera ancha que a veces perdía el hilo de lo que me decía, aunque sí que me enteré cuando me dijo que no se me veía nada por la oscuridad que tenía en el salón entre lo bajas que estaban las persianas y lo nublado que estaba ese día.

Me pidió que diera la luz y entonces fue cuando me notó la mala cara, pasando a extrañarse mucho y preguntándome qué me pasaba. Intenté escabullirme diciendo que tenía problemas para dormir bien, cosa que no era mentira y que por eso tenía esas ojeras, pero no colaba y ella me conocía bien. Así que le acabé contando lo que pasó. Ángela puso una cara muy triste, dándome el pésame y diciendo que ojalá estuviera ahí conmigo para darme un buen abrazo. Sus problemas quedaron un plano muy lejano, pasando a preguntarme cómo estaba y tratando de sacarme tema de conversación después para distraerme. Fue una llamada larga que le agradecí para hacerme esa compañía que necesitaba, con ella sonriendo para mi suerte, regalándome una buena imagen de ella que prefería a su casi permanente cara de pena mientras estuvimos hablando todo ese tiempo.

Cuando dejamos de hablar me fui a la tienda para hacer lo que tenía en mente. Me pareció una buena idea hacerle un homenaje a Amaya poniendo por la tienda alguna foto en la que salíamos varios y por supuesto, ella, o también enmarcando el tapete que ella usaba para colgarlo en una pared y que quedara allí su recuerdo para siempre. No había mucho movimiento tampoco ese día, quedándome hablando con el tendero para explicarle lo que había pasado y demás, regresando a casa como a la hora o así para tratar de descansar, porque había dormido fatal esos días. Estuve un rato solo hasta que apareció Andrea, empezando a contarme con mucha energía cómo había ido. Al parecer era un grupillo de unas cinco chicas, siendo una más ahora con ella. Estuvieron dando una vuelta y se pararon en una cafetería para tomarse un café. Ya habían hablado un poco en la universidad, pero ahora lo hacían de manera más alejada de los estudios, aunque también hablaron de ello, pensando en montar un grupo de estudio entre todas, pese a no coincidir en todas las clases o en la misma carrera.
 
Capítulo 666

Tanta energía tenía que hicimos varias cosas esa tarde, animándome bastante, porque estuvimos entretenidos repasando algo de francés, con ella acabando bastante contenta por conservar todo lo que había aprendido el curso anterior. Luego estuvimos un buen rato jugando con la consola, con algún juego en el que pudiéramos jugar los dos a la vez, porque nos cansábamos de tener que pasar el mando a cada poco. Y así hasta la cena, haciéndolo también juntos y viendo luego una película, aunque me interrumpieron a medias, porque me llamaron al móvil. Se trataba de Irene, quien me preguntaba cómo estaba, porque se había enterado de lo que pasaba últimamente en mi vida por Ángela, cosa que me recriminó. Yo lo único que quería era no ocasionar molestia, pero justo acabé haciendo eso al no comentar nada con mis amigos. También estaban Mario y Sofía, hablando todos juntos y dándome el pésame, sugiriendo también quedar al día siguiente para vernos todos aprovechando que era domingo. La verdad es que no me apetecía mucho ajetreo, por lo que traté de escabullirme, pero Irene se puso cabezona y dijo que irían a mi casa al día siguiente para pasarlo todos juntos, con Andrea también, porque la querían ver después de llevar meses sin hacerlo.

Andrea no tardó mucho en irse a dormir una vez acabó la película, aunque no era tan temprano como entre semana. Yo me quedé un rato más, porque sabía que no iba a poder dormirme tan temprano. Y cuando me iba a la cama no paraba de pensar en todo lo que había pasado en mi vida esas últimas semanas, aunque lo que tenía más protagonismo era la pérdida de mi amiga. Como también me ha pasado en otras situaciones similares, era algo que no terminaba de asimilar. Me ponía triste en muchas ocasiones, pero al final no terminaba de interiorizarlo. Siempre ha sido algo que me ha costado mucho aceptar y hacerme a la idea de que no voy a volver a ver a esa persona más. La sensación siempre es como si fuera a verla en cualquier momento una vez fuera a los lugares que esa persona frecuentaba y que íbamos a charlar como si nada hubiera pasado, pero no iba a ser así. Seguía muy apenado por haber perdido a una amiga tan cercana pese al poco tiempo que habíamos compartido como amigos, porque no hacía ni un año que la conocía, pero su pérdida dolía como si lo hiciera de toda la vida.

Así que al día siguiente aparecieron los tres por casa. Pero antes me mensajeé con Sara para ver cómo estaba. Ella me decía que seguía muy triste pero que al estar con la familia, se hacía mucho más llevadero. También le informé de lo que hice el día anterior por la tarde, poniendo por la tienda algún detalle de Amaya, con ella agradeciéndole el gesto y diciendo que la semana que estábamos por empezar al día siguiente se acercaría a echar un ojo. Todo estaba muy reciente, pero la verdad es que no la veía tan triste como en los primeros días y eso era algo positivo dentro de tanta tristeza. A eso de las 10 de la mañana acudieron mis amigos por allí, trayendo unas cuantas cosas. Lo primero que vi fue una bolsa con alimentos para preparar luego para almorzar, cosa que acabamos haciendo entre todos. También vi que Sofía traía una mochila que me dejó un tanto despistado, por lo que le pregunté y se acabó tratando de algunos juegos de mesa que se había echado para entretenernos ese día. Aunque nada más entrar me dieron todos un fuerte abrazo y también el pésame.

Estuvimos en el salón, sentados en el sofá, hablando de bastantes cosas alejadas de ese tema, porque por lo que veía, habían venido a animarme. Y hablar de ello no iba a hacerlo precisamente. Así que nos pusimos al día de nuestras vidas en lo que a trabajo se refería, contando cada uno lo nuevo en ese aspecto y poco más, porque Irene y Mario echaban muchas horas y Sofía también, aunque siempre que podía se escapaba a ver a su familia, por los cuales pregunté, enterándonos todos de que todo iba bien. Luego ya se nos sumó Andrea, que desayunó en el salón para estar con nosotros. Todos se alegraron mucho de verla, al igual que mi compañera de piso hacía con mis amigos. Se dieron un buen saludo y estuvimos charlando entre todos, pasando a centrarse más la conversación en cómo le estaba yendo en su segundo año de carrera, volviendo a contar todos anécdotas de cuando íbamos a la universidad, tal y como hicimos cuando nos juntamos todos con ella por primera vez.

Luego ya se retiró para cambiarse de ropa, porque estaba en pijama, con mis amigos comentando cómo se notaba lo bien que nos llevábamos y cómo se alegraban de que estuviera allí conmigo, porque era muy alegre y simpática. Una vez volvió al salón, charlamos un poco más, con algunas preguntas que le hizo Irene de su novio, algo que me pareció un poco fuera de lugar, aunque Andrea se encargó de responderlas con mucha naturalidad. Le eché una mirada a Irene para que no se colara, aunque no pareció percatarse mucho, pero tampoco hizo falta a no seguir ella por ahí. Nos quedamos toda la mañana jugando con esos juegos de mesa que se trajo Sofía, que era la que más cariñosa se mostraba conmigo, aunque aquello no era nada nuevo por lo buena que había sido desde primera hora, procurando siempre evitar conflictos y buscar que todo fuera bien. Y fue un rato muy bueno y que se nos pasó volando, por eso continuaríamos por la tarde jugando un poco más, dejando una partida a medias para ir a preparar la comida entre todos.

La que más mano tenía era Andrea en ese tema, la más joven del grupo, pero todos ayudábamos y así conseguimos sacar algo bastante bueno para comer. Hasta nos tomamos la libertad de preparar un postre de manera simultánea. Comimos en el salón tranquilamente y luego lo recogimos todo, dejándolo todo bien lavado y demás para continuar con la partida, a la cual no le quedaba tanto. Y menos mal, porque la comida fue un poco copiosa y nos entró sueño. Bueno, a mí no tanto, pero ellos habían madrugado para venir, aunque ya era algo que hacían de por sí para ir a trabajar, pero justamente tenían los fines de semana para descansar y no lo habían podido hacer del todo, aunque ahora era buen momento. Yo justo fui a mi habitación para buscar algún juego al pudiéramos juagar todos en la consola, como el típico Super Mario y lo encontré, pero apareció Irene por allí preguntándome qué hacía.

Se lo expliqué y ella se acercó a mí para darme un abrazo, preguntándome cómo me encontraba. Le fui sincero al responderle que estaba con el ánimo muy bajo, pero que al menos no estaba como el día que me dieron la noticia, o los siguientes. Ella se volvió a abrazar a mí, de manera bastante cariñosa, cosa que me gustó mucho. El abrazo se alargó bastante, con ella acariciando mi espalda hasta que nos separamos, mirándome a los ojos y pasando a ponerse de puntillas para darme un beso. Me aparté de ella, aunque la volví a abrazar, pero me excusé con ella, diciéndole que no me apetecía eso. Ella se disculpó conmigo, diciendo que tal vez así se me levantaba el ánimo, pero que no pasaba nada. Así que volvimos al salón y nos sentamos como estábamos antes de que me fuera. Ya habiendo reposado bien la comida, jugamos un poco con la consola entre todos y a algún juego más de los de Sofía, pasándose así la tarde muy ligera y bastante divertida.

Al despedirnos, les agradecí que aparecieran por allí ese día. No era algo que les hubiera pedido. Ellos se habían prestado a venir para hacerme compañía y distraerme. Y lo consiguieron. Por eso les agradecí el gesto que tuvieron, aunque ellos dijeron que para eso estaban los amigos. Me sentí muy reconfortado con cómo había ido ese día y la compañía de mis amigos era inmejorable, aunque no me podía quejar tampoco teniendo allí a Andrea, con quien seguía jugando una vez se marcharon mis amigos para no llegar a casa muy tarde. Me encantaba pasar esos momentos con ella también, porque era alguien muy positiva y que siempre reía. Y me venía perfecto que se siguiera comportando así en mi presencia y con lo que me pasaba, porque me lo contagiaba un poco y era lo que necesitaba. Además, me dijo que le gustó mucho ese juego y que teníamos que jugarlo más juntos. Todo parecía ir yendo a mejor después de tanto chaparrón en mi vida, aunque todo puede ir también a peor, ¿no?

Los primeros días de la nueva semana fueron más o menos igual a los de la pasada, aunque no fueron tan horribles, pues conforme pasaban los días, el dolor iba yendo a menos poco a poco. Seguía manteniendo el contacto con Sara y el otro chico, los cuales también parecían ir a mejor. Ella ya retomó las clases del todo y también se acercó a la tienda para echar un ojo al detalle que tuve, contándome que no pudo evitar emocionarse al verlo todo y por la cantidad de recuerdos que le entraron tanto al ver esas cosas que fui dejando por la tienda, como por la tienda en sí, donde habíamos compartido muchos momentos con ella. Yo seguía con mis clases, ahora de manera más extensa, tanto en horario al empezar octubre, como por abarcar más materias, y todo en ese aspecto iba marchando bien. También Ángela me contaba sus andanzas en su nuevo trabajo en esos primeros días que empezaba a ir, yendo todo en orden y estando ella con ganas de aprender de hecho. Pero lo que estaba por venir no tenía nada que ver con esos temas.

Todo empezaría el jueves de esa semana. Andrea me había pedido permiso para llevar a sus nuevas amigas a casa para ir montando ese grupo de estudio, porque para hacerlo en las casas de las demás tenían problema de espacio, de convivencia al estar ellas en pisos compartidos, o por estar en residencias. Por supuesto, no tuve ninguna objeción al respecto. Al fin y al cabo, yo iba a estar toda la tarde fuera de casa al entrar de nuevo a las 4 de la tarde, saliendo a las 9 de la noche, así que a mí no me iban a molestar nada. Además, la veía tan emocionada por sus nuevas amistades, que me contaba con muchas ganas cómo entre todas se estaban empezando a dar ideas para hacer apuntes y demás, por lo que le dije que adelante con ello. Pues bien, ese día, al llegar y entrar en casa, vino ella rápidamente mientras yo dejaba mis llaves, disculpándose conmigo, porque aún seguían ahí y se les había ido el santo al cielo, pero que no tenía de qué preocuparme, porque enseguida les decía que se tenían que marchar.

Le dije que no importaba y que tampoco hacía falta que las echara de esa manera, por lo que no había problema y continuamos hasta el salón, saludándolas yo de paso. Y entonces fue cuando una de ellas se dio la vuelta de manera brusca, haciendo que hasta su larga melena se moviera de tal manera que parecía un látigo. Esa melena oscura, esos ojos negros y esa cara en particular eran inconfundibles. Noelia estaba en mi casa y se había hecho buena amiga de mi compañera de piso. Nos quedamos los dos como helados al vernos el uno al otro. Al menos fue lo que sentí yo, como si se me helara la sangre. No fueron más de unos segundos en realidad los que nos quedamos mirándonos, aunque parecían minutos. Sé que fue poco, porque esa mirada duró lo que tardó Andrea en rodear la mesa para sentarse en el sitio que quedaba libre mientras empezaba a recoger sus cosas, pidiéndoles a las demás que fueran haciendo lo mismo, terminando de saludarme el resto, menos Noelia, quien se quedó callada. Aunque en realidad no les presté atención a las demás.
 
Lo que me da curiosidad es la relación que haya tenido con su hermana. Habrán cortado todo contacto?

Buenoooooo. Tarde o temprano era probable que pudiera aparecer.
Debe hablar con Ella, que fue la culpable de lo que pasó.
La culpable? Discrepo. Es como comprarte un tigre para tu casa y luego se come a alguien y culpen al tigre
 
Hace un par de capítulos, justo después de la marcha de Ángela: Nuestro Javi se emborrachó y se lió con alguien que no recuerda... Y de repente aparece Noelia en su casa.
" Tengo muchas lagunas, pero sí recuerdo haberme enrollado con una chica, aunque no recuerdo ni cómo era. Pero sí que se me venían a la mente recuerdos de besos durante esas horas".
 
Capítulo 667

Hice como si nada cuando pude reaccionar, moviéndome para encarar el pasillo e ir hacia mi habitación. Pude notar cómo ella seguía mi rastro con su cabeza al soltar la silla, a la cual se había agarrado con fuerza al darse la vuelta para mirarme, dando otro giro rápido para continuar mirándome. Ya en mi habitación, me senté en la cama y me quedé bastante en shock, porque no esperaba verla allí. La verdad es que habiéndola esquivado tanto tiempo, se me había olvidado que estaba por allí, aunque tampoco tenía esa certeza, porque perdí el contacto con ella hacía casi un año atrás. Pero ya podía ver que había seguido estudiando allí y que lo seguía haciendo. Verla me trajo muy malos recuerdos. Demasiados. Tampoco reparé mucho en ella por lo súbito que fue el momento, limitándome a mirarle solo la cara, aunque al estar sentada y de espaldas, no podía ver mucho más.

Me estremecí un poco cuando oí pasos venir hacia mi habitación, porque pensaba que era ella, pero resultó ser Andrea, quien me dijo que sus amigas querían invitarla a cenar por haber puesto el sitio para poder reunirse y por la molestia que habían ocasionado al haberse pasado de hora. Vino para comentarme aquello y que tenía comida que había sobrado del almuerzo para que pudiera cenar yo también. Le di las gracias por eso último y le dije que se lo pasara bien, aunque dijo que no tardaría en volver, marchándose, pudiendo oír cómo se cerraba la puerta y se quedaba todo en silencio. Resoplé en cuanto se fueron, pudiendo oír como hablaban por la calle, yéndome yo a preparar mi cena, aunque se me había cortado un poco el cuerpo, pero no quería malgastar esa comida. En lo que terminaba de prepararla oí cómo se abría la puerta de la calle, preguntándole a Andrea si se le había olvidado algo, pero resultaba que la que estaba detrás de mí era Noelia.

-¿Qué coño haces? ¿Qué quieres? -le pregunté acelerado, porque me había asustado verla otra vez de esa manera tan repentina.

Pero ella no dijo nada, limitándose a quedarse de pie, sin moverse lo más mínimo, quedándose con su mirada fija en mí, con sus ojos tan abiertos que daba la impresión de que estaba loca. No aguanté más y ni quería que me respondiera en realidad, por lo que la agarré del brazo y la llevé hasta la puerta para echarla de casa. Ella, poco antes de llegar hasta la puerta, me detuvo, zafándose de mi agarre, haciendo que me girara hacia ella para ver qué pasaba. Se quedó con la misma mirada y tuvimos un medio forcejeo al querer agarrarla yo para echarla de una vez, luchando ella por esquivar mis manos, llegando a agarrarme las muñecas con fuerza para tirar de ellas y acercarme a su cuerpo, pareciendo tener la intención de querer besarme. Me eché hacia atrás de un tirón y esta vez sí, la pude agarrar bien para echarla mientras le decía que no volviera por mi casa, dando un portazo bastante grande que debió resonar por toda la calle. Ella siguió sin decir nada, dando unos pequeños golpes con sus nudillos en la puerta y llamando al timbre, pero paró cuando le volví a decir gritando que me dejara en paz.

Volví a la cocina bastante tenso, viendo de camino que mis llaves estaban sobre la gran mesa del salón. Ahora entendía cómo había entrado en casa. Seguramente habría cogido antes de irse las llaves que siempre dejábamos colgadas en la entrada. Esta chica no aprendía, siguiendo con sus tonterías de siempre. Tan ofuscado estaba que ni cenar pude, porque se me había cerrado el estómago y estaba bastante nervioso. Me veía en un marrón de los grandes al saber ella dónde vivía, porque daba por hecho que iba a venir mucho por casa con la excusa de estar con Andrea para estudiar o para lo que fuera. No estaba el horno para bollos y no me apetecía nada aguantar a esta chica con la que tuve que lidiar durante tantos meses y que tanto daño me hizo con sus actos. No estaba dispuesto a dejar que nada de aquello se repitiera y no quería ni verla en pintura. El único problema era Andrea, porque al parecer se había convertido en una amiga suya y prohibirle que la trajera a casa podía suponer malestar para ella.

Pasado un rato, cené un poco para no desperdiciar la comida que preparaba mi compañera de piso y que tan buena estaba, pensando en cómo hacerlo para impedir que esa persona volviera a pisar mi casa. Más o menos llegué a idear algo para que no le supusiera tanta molestia a Andrea, aunque veía que podía ser un problema ahora que había encontrado amistades y que se relacionaba más. Qué mala suerte que justo Noelia fuera una de las chicas con las que se había empezado a juntar. De todas las estudiantes que había en la ciudad y ella tenía que ser una de las que más cercana se había vuelto... Pero tampoco pude llevar a cabo lo que tenía en mente cuando llegó, porque lo hizo un poco pasadas las 12 de la noche con la tontería y venía con cara de sueño, diciéndome que se iba a ir a dormir directamente. Yo la estaba esperando en el sofá viendo la tele, pero no hubo suerte y había que hablarlo después.

Me costó bastante dormir, porque aún me sentía acelerado por lo ocurrido desde que vine de trabajar. Pero por lo menos, ese tiempo que estuve despierto me sirvió para darle alguna vuelta más para ver cómo le decía aquello a Andrea. El día siguiente estuve también un poco de mala leche durante la mañana, sobre todo en el inicio de ésta, aunque poco a poco me fui relajando. Hasta que llegó la hora de marcharme a casa, haciéndolo rápido para hablar con Andrea, cosa que era un poco tonta, porque ella seguía en clases y le quedaba un rato. Como si haciendo eso fuera a salir antes... Pero al menos me entretuve preparando algunas cosas para que luego le costara menos a ella. Le acomodé todo lo que sabía que iba a usar y también piqué varias verduras. Durante los últimos instantes en los que sabía que estaba por venir me puse un poco tenso, porque me dio por pensar que Noelia iba a venir con ella, acoplándose para comer y así poder verme.

Pero afortunadamente no acabó pasando aquello. Así que terminamos de preparar la comida entre los dos, empezando a preguntarle yo por sus amigas como si tal cosa. Me dijo cómo se llamaba cada una de ellas, aunque me importaba más bien poco en ese momento. Me contó más o menos por encima algún detalle de ellas, hasta que por fin llegó a Noelia. Me contó que estaba en segundo como ella y que coincidían en algunas asignaturas, pero en pocas al estar ella estudiando otra carrera, como yo ya sabía de antemano. Pero ahí quedó la cosa, aunque traté de averiguar más, contándome ella que era una chica con la que ya había coincidido en primero, aunque siempre se había mostrado muy solitaria, nada nuevo. También decía que de primeras le dio la impresión de que era una persona un poco fría. ¿Quién lo diría? Pero que al conocerla algo más, era bastante prudente y amable, cosa que se me hacía muy inverosímil.

Andrea me contaba que le recordaba mucho a ella misma por lo que le costaba relacionarse con los demás. Eso era algo que me llamaba mucho la atención. No por parte de Noelia, porque ya sabía de sobra que le costaba por su carácter tan agrio, sino por parte de Andrea, que se me hacía bastante extrovertida como para que le costara. Quizá era un problema de confianza más que otra cosa, porque con mis amigos también entabló conversación rápido cuando se los presenté y veía que se llevaba bien con ellos. Andrea siguió diciendo que Noelia no hablaba mucho de primeras, pero que entre las que ya se habían juntado, se acercaron a ella para ver si quería unirse al grupillo, siendo ella un poco reticente de primeras, pero que acabó dándoles una oportunidad y se terminó uniendo. Me interesé más por su situación, preguntándole si sacaba buenas notas y si la veía aplicada para los estudios.

-¿Por qué me preguntas tanto por ella? ¿Es que te ha gustado? Jajajaja.
-No. Nada más lejos -le respondí quizá demasiado seco.
-Ah... ¿Entonces?
-Esa chica es la hermana de mi ex. Por su culpa ella me dejó -le dije de sopetón, saltándome todo lo que tenía ideado para tratar el tema de manera más delicada.
-¿Cómo?
-Pues eso. No te lo puedo aclarar más.
-¿Pero cómo va a ser...? A ver... ¿Estás seguro?
-Es imposible que me olvide de ella con el infierno que me hizo pasar. Sobre todo la última vez que la vi.
-¿Pero qué dices, Javi...? -decía atónita a mis palabras.
-Desde antes de que empezara a salir con su hermana me empezó a hacer la vida imposible.
-Oye, Javi, que si no quieres que mis amigas vengan más a casa, me lo puedes decir. No hace falta que te inventes esas cosas -decía molesta.
-No me estoy inventando nada.
-Me cuesta mucho creer que una chica tan callada y prudente te haya hecho la vida imposible, la verdad...
-¿No me crees? Pues ahora lo vas a hacer -dije saliendo de la cocina y yendo a mi habitación para coger la caja que me envió Elena, llevándola a la cocina para abrirla.
-¿Qué es esto?
-Mira -dije sacando una foto en la que salía Elena-. Ésta es su hermana, mi ex. ¿Me crees ya?
-Joder, se parecen un montón. Vale, es su hermana. Pero lo de que te haya hecho la vida imposible...
-Joder... Tenía guardadas capturas de las conversaciones que teníamos en WhatsApp. Y muchas más cosas. Pero las borré al poco de que me dejara mi ex. Andrea, te juro que no te estoy mintiendo. Mira, ayer cuando os fuisteis, ella volvió.
-¿Para qué?
-Para colarse aquí.
-¿Colarse?
-Al poco se iros, alguien entró en casa. Pensaba que eras tú y que te habías dejado algo. De hecho, fue lo que dije, pensando que me ibas a responder. Pero lo que me encontré fue a esta chica ahí de pie -dije señalando a donde estaba.
-¿Pero qué me estás contando? ¿Cómo va a hacer eso? ¿Cómo entro?
-Con mis llaves. Las encontré sobre la mesa del salón y yo las dejé en la entrada. Las cogería antes de que os fuerais todas.
-¿Pero cuándo?
-Yo qué sé.
-Javi, no me cuadra nada lo que me estás diciendo con la persona que yo conozco.
-Pues es la verdad, Andrea. Más vale que te andes con cuidado con ella.
-Está muy feo esto que me acabas de decir, Javi -dijo después de poner una cara pocos amigos para irse de la cocina.
-¿De verdad te vas a poner así por alguien que conoces desde hace literalmente dos días?

Pero no me respondió, porque se marchó a su habitación, cerrando la puerta con energía. Yo por mi parte, guardé lo que le enseñé en su caja y la guardé de nuevo, haciéndolo también con la comida que había sobrado, porque nos quedamos a medias. Lo guardé todo en un tupper para la noche y así no tener que tirarlo. Me quedé en el salón reposando y haciendo hora para entrar a trabajar, aprovechando además para dejar pasar un poco el tiempo y que se le pasara el cabreo a Andrea, aunque quizá debería haber hablado con ella, porque al volver del trabajo no estaba en casa. Era evidente que se había ido a casa ese fin de semana, porque estaba todo muy tranquilo, recogido y la puerta de su habitación estaba abierta. Aunque no me quedaría con esa espina, porque me puse por mensaje que no quería que se enfadara conmigo y que esperaba que entendiera que no me hacía gracia que una persona que me había hecho tanto daño viniera por casa. Tardó un poco en responder, pero al final lo acabó haciendo, aunque de manera algo floja tal vez al poner solo un emoticono para decirme que lo había pillado.

Contra todo pronóstico, el fin de semana fue muy tranquilo. Demasiado silencio para mi gusto con todo lo que estaba pasando últimamente en mi vida. Me arrepentía de hacer afrontado así la conversación que tenía pendiente, pero es que no podía evitar ponerme de mala ostia cuando recordaba a Noelia. Y tratándose de ella dicha conversación, pues más todavía. Tenía pensado hacerlo de una manera más suave, quizá terminando por contarle exactamente lo mismo, pero de otra manera muy diferente. Me puse muy acelerado y tenso y ella se lo tomó todo bastante mal. Aunque tampoco me preocupaba ese enfado que tuvo, porque sabía que no iba a pasar nada más allá de lo que tuvo lugar. No pensaba que su enfado fuera ir a más. Lo que más me preocupaba en ese momento era Noelia. Que se pusiera insistente pasándose por casa a menudo. No quería verla más y esperaba que así fuera después de dejarle claro a Andrea que no la quería por allí.

Para hacerme el fin de semana más ameno, hablé durante gran parte de él con Ángela. Estuvimos horas en llamada ambos días, donde ella me contaba todo lo que le ocurría en su nuevo trabajo. Me explicaba paso a paso cada cosa que hacía, los proyectos que tenían a la vista, cómo tenían acceso a información de manera prematura y también cómo conocía a gente importante del mundillo, al menos los que rondaban por allí. Para llevar pocos días había hecho muchas cosas y eso me alegraba en realidad. También me preguntó cómo seguía yo una vez su madre nos dejó más intimidad, porque se pasó para saludar, estando Ángela en su habitación. Para que no nos pudiera oír, se llegó a poner unos cascos y entonces fue cuando me preguntó por cosas más personales, como aquello de rechazar a Irene el fin de semana pasado en un acercamiento que tuvo conmigo de manera fugaz.
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo