Keranos
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Capítulo 659
-¿Por qué has seguido? -me preguntó bajito.
-Quería ver qué pasaba. ¿Te ha dolido?
-No. Para nada. Pero es que es muy intenso. Me da cosa...
-Ya.
-Nunca lo había hecho antes, ¿sabes?
-¿Pero te ha gustado?
-Sí. Pero no puedo repetirlo ni de coña, jajajaja.
-Me lo imagino. Aunque quiero probar una cosa más contigo.
-¿El qué?
-Ya lo verás más tarde. Te mereces un buen descanso después de esto.
-Tengo muchas ganas de chupártela.
-Pues cuando quieras.
-¿Quieres que probemos lo que me acabas de hacer contigo?
-Uff... Venga, vale. Pero es que ya me lo han hecho y sé lo que me va a pasar.
-¿Qué te va a pasar?
-Pues que me voy a marear seguramente.
-Ah, pues...
-Pero si te apetece, podemos hacerlo. No pasa nada.
-Bueno, podemos probar y si veo que no puedes aguantar, paro.
-Como quieras.
Ángela se puso a ello cuanto después de colocarse bien entre mis piernas, estando yo tumbado bocarriba. Empezó de manera muy lenta para mi sorpresa, como si quisiera hacer una especie de preliminares que no eran nada necesarios, pero desde luego, no iba a decirle nada, porque estaba muy a gusto. Se dedicó a masturbarme muy ligeramente durante un rato, mirando mi polla muy de cerca, como si la estuviera estudiando. Me hacía mucha gracia lo cerca que ponía su cara de ella, sobre todo por las caras que ponía, aunque también me daba mucha ternura, en especial cuando le daba algún beso con cariño. Hasta hacía que palpitara un poco, mirándola ella con más atención en esas ocasiones. Tras eso, empezó a lamerla de manera tímida al recorrer toda su longitud con la punta de su lengua, cosa que me hacía cosquillas, riendo ella de una forma muy mona al ver cómo me estremecía y me reía.
Pero pronto se podría más en serio al chupar bien el tronco, ayudándose de sus labios, comenzando a succionar mientras me miraba a los ojos de manera muy intensa. Además de excitarme cada vez más, la veía muy mona al llevar el cuidado que estaba teniendo y por cómo me acariciaba con su otra mano. También daba grandes lametones, jugando también con mis huevos, pero acabó subiendo hasta llegar a la punta para atraparla con sus labios y mover su lengua para estimularme. Resoplé por lo repentino que lo hizo y por el cambio tan grande de estimulación que estaba experimentando, sonriendo ella como podía, achinando sus ojos mucho como respuesta a mi reacción. Así otros cuantos segundos hasta que se animó a metérsela en la boca poco a poco. Lo hizo como si fuera un juego, de manera lenta y metiéndose cada vez más una vez retrocedía para sacársela.
Llegó a un punto en el que alcanzó su tope y ya no podía engullir más, aunque lo intentaba con ganas. Como resultado de ese esfuerzo se empezaban a derramar lágrimas negras por su cara. Aunque a ella no parecía importarle para nada, porque no paraba de intentarlo. Hasta me arañaba el torso al hacer fuerza, haciéndola también con sus manos, hincándome las uñas y tirando hacia abajo. No me hacía mucho daño, por lo que me callé, prefiriendo dejarle hacer para que no perdiera su concentración. Pero viendo que no podía pasar más desde donde había llegado hacía un rato, se decidió a hacerme acabar empezando a chupármela rápidamente, engullendo a buen ritmo, pasando a centrarse más en el glande al volver a atraparlo con sus labios para presionar sobre él con ellos a la vez que movía su lengua, acariciando la punta Y moviendo su mano con mucha rapidez por el tronco aprovechando la lubricación que le proporcionaban sus propias babas.
Así no duré mucho, empezando a avisarla de que iba a acabar, pero ella no paraba, no bajaba la intensidad de la mamada que me estaba haciendo. Le empecé a llenar la boca de semen, con ella aguantando muy bien, llevándome así a un orgasmo que fue muy intenso de por sí, pero que se veía más intensificado por no parar ella de estimularme en ningún momento. No baja el ritmo ni siquiera cuando ya empezaba a ser demasiada estimulación. A medida que ella seguía, yo me empezaba a retorcer más todavía, llegando a un punto en el que agarré las sábanas con fuerza, retorciéndolas también. Mi cuerpo se empezaba a engarrotar y mi corazón latía a tal ritmo que parecía que iba a salir disparado por mi boca. Le pedí en un par de ocasiones que parara, porque llegaba hasta a doler un poco. También apreté mis dientes con mucha fuerza y ella finalmente me soltó, respirando yo de manera muy rápida al estar aguantándola por lo intenso que estaba siendo todo. Como le diría después, eso era lo que me ocasionaba el mareo, respirar tan fuerte hasta llegar a hiperventilar, con el consecuente resultado.
No fue algo que la preocupara en exceso, porque ya venía avisada al haberle comentado yo cómo me iba a poner. Tuvo el detalle de hacérmelo más llevadero al ponerse a mi lado para acariciar mi cuerpo y darme algún beso por él. Poco a poco se me empezó a ir el mareo, preguntándome si estaba bien, siendo ya algo obvio y nos quedamos de lado mirándonos y acariciándonos. Comentamos un poco lo ocurrido, pareciéndole a ella algo interesante, aunque seguía opinando que lo que sentía era demasiado fuerte como para hacerlo con regularidad. También me reconoció que le había puesto muy caliente verme así, con mis músculos marchándose mucho, al igual que las venas de mi cuerpo. Le parecía muy varonil y eso le gustaba mucho, además de que le eché bastante semen en la boca, comentando que se lo tragó casi de manera automática mientras me la seguía chupando. Tan cachonda se puso que estaba de nuevo muy mojada ahí abajo como pude comprobar al acariciar su raja. Y era algo más viscoso su fluido, algo que me llamaba la atención.
Se le veía con muchas ganas de seguir la noche que teníamos pensada, pero yo me notaba un poco raro aún, por lo que la puse bocarriba para tocarle de manera muy suave, aunque acabé bajando para comérselo, terminando en un 69 con el paso de los minutos, hasta que ya pasamos a follar de verdad al ponerme yo sobre ella y metérsela sin llevar el cuidado que solía al estar ella tan mojada. Empezamos en ese misionero en el que ella se mantenía con las piernas bien abiertas, poniendo sus manos algunas veces en mi culo para empujarlo y que la follada fuera así más intensa. Al parecer acabó más sensible de la cuenta, porque su nuevo orgasmo no tardó mucho en llegar, apretando yo un poco al dar alguna embestida con fuerza para apurarlo bien, aunque me quedé dentro de ella una vez acabó, para empezar a moverme cuando vi que se recuperaba.
Aquello parecía ponerle mucho, porque me decía que siguiera así y que la follara con más fuerza, pasando yo a hacerlo al agarrarla de sus tobillos y ponerme de manera más vertical en la cama. Pero acabamos cambiando de postura, poniéndose ella a cuatro y yo detrás de ella para continuar con las embestidas que cada vez le daba con más fuerza. Hasta me animé a agarrarle del pelo y tirar un poco de él para mantenerla con la cabeza levantada. Ella gemía con fuerza, al igual que la cama y el cabecero retumbaban contra la pared. Me noté muy cerca de acabar y le solté el pelo para agarrarla bien de las caderas y darle todo lo fuerte que podía, haciendo que ella tuviera otro orgasmo, derrumbándose sobre la cama y llegando yo también, acabando sobre su culo y un poco por su espalda también, tumbándome a su lado para recuperar el aliento los dos, porque estábamos sofocados.
Aproveché para ir a por agua fría y beber un poco, porque teníamos calor y estábamos sedientos, aunque no tardamos mucho en continuar, poniéndose ella sobre mí para metérsela y empezar a montarme, aunque de manera lenta. Bromeé un poco diciéndole que a lo mejor debería hacerle lo que le hice al principio para que estuviera con tantas ganas como estaba en ese momento. Ella sonrió de manera tierna, diciendo que eso tampoco es que tuviera mucho que ver. Ángela continuó con esa follada lenta, aunque por momentos aceleraba el ritmo, o cambiaba un poco al botar sobre mí, apoyándose en sus pies en lugar de sus rodillas cuando se movía hacia delante y atrás. También pegaba su cuerpo al mío al inclinarse para mover su culo hacia arriba y abajo, dándole yo varias palmadas cuando no se lo estrujaba. Fue un polvo mucho más lento en el que nos centramos más en mantenernos dándonos placer continuamente que en llegar cuanto antes al orgasmo, porque ya habíamos desfogado bastante con los anteriores orgasmos.
Al final terminé acabando yo dentro de ella en un orgasmo bastante intenso otra vez, abrazándola con fuerza para sentir bien su cuerpo, apreciando perfectamente cómo se clavaban sus pezones en mi pecho, intensificando ella mi orgasmo más aún al besarme el cuello como ya sabía que me ponía a mil. Quedé rendido pese a no ser una noche tan intensa como otras que había tenido con ella, pero la verdad es que me había gustado muchísimo, porque disfrutamos de una forma algo diferente al explorar otras maneras de jugar. Pero faltaba algo para acabar la noche, lo que le comenté que quería probar y me venía perfecto, porque ella no había llegado a su orgasmo. Pero para ello prefería que se limpiara, cosa que no tuve ni que decirle, porque se limpió con papel bastante bien, usando toallitas, aunque dijo de darnos una ducha, pero la paré, diciéndole que aún faltaba algo.
Parecía un poco perdida al no entender lo que tenía en mente, pero pronto lo iba a descubrir. La agarré de la mano para ponerla sobre mí y poder así enrollarnos nuevamente, tratando de que se volviera a excitar para que estuviera lubricada y preparada. Para ello me ayudé de su punto débil, por lo que le comí las tetas durante un rato, llegando a mordisquear sus pezones, pero no al poner mis dientes en contacto sobre ellos directamente, sino que mordía mis labios por dentro para atrapárselos con ellos. Efectivamente, Ángela se puso como una moto y fue cuando me puse a intentar lo que tenía en mente. Para ello la puse bocarriba y le metí dos dedos para estimularle el punto G y ver si podía hacer squirting. Empecé lento, pero fui apretando cada vez más hasta que la estimulación era bastante fuerte, haciendo yo movimientos duros y rudos. Aunque Ángela llegó a su orgasmo, no fue capaz de hacer un squirting como tal aparte de que le salieran algunas gotas. No muchas, pero lo suficientes como para dejarme la mano muy húmeda.
Quedó extasiada sobre la cama, respirando con ansia y agarrándome fuertemente en brazo. Su cuerpo se retorció mucho en ese orgasmo y ahora sus piernas temblaban, aunque también lo hacía el resto de su cuerpo cuando le venían esas oleadas de placer. Me quedé unos minutos en la cama con ella, pero me acabé levantando para ir al baño y echarme un poco de agua en la cara, porque tenía mucho calor. Ella, sin embargo, se quedó en la cama todo el tiempo, estando demasiado cansada como para ir al baño. Tenía pensado darnos una ducha para dormir más cómodos, pero ella ya estaba fuera de cobertura. Al menos, cogí toallitas húmedas para limpiarle la cara y tratar de quitarle todo su maquillaje como buenamente pude, aunque quedó con algo por sus ojos por no querer molestarla de por más. La veía hermosa así y le di varios besos pequeños por la cara, acabando con uno en sus labios, el cual se alargó más que el resto, pero rápidamente apagué las luces para dormir, porque yo también estaba que no podía más. Le abracé bien, acariciando su cuerpo y dándole un último beso en la frente para acabar dormido muy pegado a ella.
En esta ocasión, fue Ángela la que se despertó antes al día siguiente, despertándome a mí también al desperezarse ella. La estaba abrazando desde atrás y ni podía estar más a gusto. Nuestros cuerpos estaban totalmente pegados y ella al darse cuenta, me empujó un poco con su culo, frotándose con mi polla morcillona. Parecía seguir con ganas pese a haber tenido una buena noche, aunque es verdad que no fue tan intensa como otras. Le pregunté eso mismo, haciendo que le entrara la risa, aunque no terminó de responder, por lo que mis manos se tomaron la libertad de recorrer su cuerpo para jugar con ella. Efectivamente, parecía estar con ganas, porque con un par de simples roces con sus pezones, se les pusieron de punta y hasta pude notar cómo se le erizaba la piel. Mi polla terminó también de ponerse dura por completo al notar esos cambios en su cuerpo y me mojé los dedos con saliva para humedecer la punta y empezar a metérsela. Noté que estaba un poco húmeda y más ganas me entraron, por lo que me empecé a mover dentro de ella para follarla en esa postura de la cucharita.
Ángela empezaba a gemir de manera tímida, aunque pasó a hacerlo más normal conforme le daba con más fuerza. Para completar la estimulación le empecé a acariciar el clítoris con mi mano derecha mientras que con la otra me entretenía con sus tetas al pasar ese brazo por debajo de su cuerpo. Le preguntaba en forma de susurros y entre jadeos si le gustaba cómo le follaba. Ella me respondía como podía que le encantaba, con su voz entrecortada por las embestidas que le daba desde atrás, llegando a pedirme más incluso. En esas circunstancias no hacía falta mucho más para que llegara a su orgasmo, haciéndolo al par de minutos, empezando a gemir ella de manera más aguda mientras su cuerpo empezaba a dar sacudidas, con sus piernas temblando de una manera deliciosa. Estaba excitado al máximo follándola y ver cómo alcanzó su éxtasis hizo que yo llegara al mío.
-¿Por qué has seguido? -me preguntó bajito.
-Quería ver qué pasaba. ¿Te ha dolido?
-No. Para nada. Pero es que es muy intenso. Me da cosa...
-Ya.
-Nunca lo había hecho antes, ¿sabes?
-¿Pero te ha gustado?
-Sí. Pero no puedo repetirlo ni de coña, jajajaja.
-Me lo imagino. Aunque quiero probar una cosa más contigo.
-¿El qué?
-Ya lo verás más tarde. Te mereces un buen descanso después de esto.
-Tengo muchas ganas de chupártela.
-Pues cuando quieras.
-¿Quieres que probemos lo que me acabas de hacer contigo?
-Uff... Venga, vale. Pero es que ya me lo han hecho y sé lo que me va a pasar.
-¿Qué te va a pasar?
-Pues que me voy a marear seguramente.
-Ah, pues...
-Pero si te apetece, podemos hacerlo. No pasa nada.
-Bueno, podemos probar y si veo que no puedes aguantar, paro.
-Como quieras.
Ángela se puso a ello cuanto después de colocarse bien entre mis piernas, estando yo tumbado bocarriba. Empezó de manera muy lenta para mi sorpresa, como si quisiera hacer una especie de preliminares que no eran nada necesarios, pero desde luego, no iba a decirle nada, porque estaba muy a gusto. Se dedicó a masturbarme muy ligeramente durante un rato, mirando mi polla muy de cerca, como si la estuviera estudiando. Me hacía mucha gracia lo cerca que ponía su cara de ella, sobre todo por las caras que ponía, aunque también me daba mucha ternura, en especial cuando le daba algún beso con cariño. Hasta hacía que palpitara un poco, mirándola ella con más atención en esas ocasiones. Tras eso, empezó a lamerla de manera tímida al recorrer toda su longitud con la punta de su lengua, cosa que me hacía cosquillas, riendo ella de una forma muy mona al ver cómo me estremecía y me reía.
Pero pronto se podría más en serio al chupar bien el tronco, ayudándose de sus labios, comenzando a succionar mientras me miraba a los ojos de manera muy intensa. Además de excitarme cada vez más, la veía muy mona al llevar el cuidado que estaba teniendo y por cómo me acariciaba con su otra mano. También daba grandes lametones, jugando también con mis huevos, pero acabó subiendo hasta llegar a la punta para atraparla con sus labios y mover su lengua para estimularme. Resoplé por lo repentino que lo hizo y por el cambio tan grande de estimulación que estaba experimentando, sonriendo ella como podía, achinando sus ojos mucho como respuesta a mi reacción. Así otros cuantos segundos hasta que se animó a metérsela en la boca poco a poco. Lo hizo como si fuera un juego, de manera lenta y metiéndose cada vez más una vez retrocedía para sacársela.
Llegó a un punto en el que alcanzó su tope y ya no podía engullir más, aunque lo intentaba con ganas. Como resultado de ese esfuerzo se empezaban a derramar lágrimas negras por su cara. Aunque a ella no parecía importarle para nada, porque no paraba de intentarlo. Hasta me arañaba el torso al hacer fuerza, haciéndola también con sus manos, hincándome las uñas y tirando hacia abajo. No me hacía mucho daño, por lo que me callé, prefiriendo dejarle hacer para que no perdiera su concentración. Pero viendo que no podía pasar más desde donde había llegado hacía un rato, se decidió a hacerme acabar empezando a chupármela rápidamente, engullendo a buen ritmo, pasando a centrarse más en el glande al volver a atraparlo con sus labios para presionar sobre él con ellos a la vez que movía su lengua, acariciando la punta Y moviendo su mano con mucha rapidez por el tronco aprovechando la lubricación que le proporcionaban sus propias babas.
Así no duré mucho, empezando a avisarla de que iba a acabar, pero ella no paraba, no bajaba la intensidad de la mamada que me estaba haciendo. Le empecé a llenar la boca de semen, con ella aguantando muy bien, llevándome así a un orgasmo que fue muy intenso de por sí, pero que se veía más intensificado por no parar ella de estimularme en ningún momento. No baja el ritmo ni siquiera cuando ya empezaba a ser demasiada estimulación. A medida que ella seguía, yo me empezaba a retorcer más todavía, llegando a un punto en el que agarré las sábanas con fuerza, retorciéndolas también. Mi cuerpo se empezaba a engarrotar y mi corazón latía a tal ritmo que parecía que iba a salir disparado por mi boca. Le pedí en un par de ocasiones que parara, porque llegaba hasta a doler un poco. También apreté mis dientes con mucha fuerza y ella finalmente me soltó, respirando yo de manera muy rápida al estar aguantándola por lo intenso que estaba siendo todo. Como le diría después, eso era lo que me ocasionaba el mareo, respirar tan fuerte hasta llegar a hiperventilar, con el consecuente resultado.
No fue algo que la preocupara en exceso, porque ya venía avisada al haberle comentado yo cómo me iba a poner. Tuvo el detalle de hacérmelo más llevadero al ponerse a mi lado para acariciar mi cuerpo y darme algún beso por él. Poco a poco se me empezó a ir el mareo, preguntándome si estaba bien, siendo ya algo obvio y nos quedamos de lado mirándonos y acariciándonos. Comentamos un poco lo ocurrido, pareciéndole a ella algo interesante, aunque seguía opinando que lo que sentía era demasiado fuerte como para hacerlo con regularidad. También me reconoció que le había puesto muy caliente verme así, con mis músculos marchándose mucho, al igual que las venas de mi cuerpo. Le parecía muy varonil y eso le gustaba mucho, además de que le eché bastante semen en la boca, comentando que se lo tragó casi de manera automática mientras me la seguía chupando. Tan cachonda se puso que estaba de nuevo muy mojada ahí abajo como pude comprobar al acariciar su raja. Y era algo más viscoso su fluido, algo que me llamaba la atención.
Se le veía con muchas ganas de seguir la noche que teníamos pensada, pero yo me notaba un poco raro aún, por lo que la puse bocarriba para tocarle de manera muy suave, aunque acabé bajando para comérselo, terminando en un 69 con el paso de los minutos, hasta que ya pasamos a follar de verdad al ponerme yo sobre ella y metérsela sin llevar el cuidado que solía al estar ella tan mojada. Empezamos en ese misionero en el que ella se mantenía con las piernas bien abiertas, poniendo sus manos algunas veces en mi culo para empujarlo y que la follada fuera así más intensa. Al parecer acabó más sensible de la cuenta, porque su nuevo orgasmo no tardó mucho en llegar, apretando yo un poco al dar alguna embestida con fuerza para apurarlo bien, aunque me quedé dentro de ella una vez acabó, para empezar a moverme cuando vi que se recuperaba.
Aquello parecía ponerle mucho, porque me decía que siguiera así y que la follara con más fuerza, pasando yo a hacerlo al agarrarla de sus tobillos y ponerme de manera más vertical en la cama. Pero acabamos cambiando de postura, poniéndose ella a cuatro y yo detrás de ella para continuar con las embestidas que cada vez le daba con más fuerza. Hasta me animé a agarrarle del pelo y tirar un poco de él para mantenerla con la cabeza levantada. Ella gemía con fuerza, al igual que la cama y el cabecero retumbaban contra la pared. Me noté muy cerca de acabar y le solté el pelo para agarrarla bien de las caderas y darle todo lo fuerte que podía, haciendo que ella tuviera otro orgasmo, derrumbándose sobre la cama y llegando yo también, acabando sobre su culo y un poco por su espalda también, tumbándome a su lado para recuperar el aliento los dos, porque estábamos sofocados.
Aproveché para ir a por agua fría y beber un poco, porque teníamos calor y estábamos sedientos, aunque no tardamos mucho en continuar, poniéndose ella sobre mí para metérsela y empezar a montarme, aunque de manera lenta. Bromeé un poco diciéndole que a lo mejor debería hacerle lo que le hice al principio para que estuviera con tantas ganas como estaba en ese momento. Ella sonrió de manera tierna, diciendo que eso tampoco es que tuviera mucho que ver. Ángela continuó con esa follada lenta, aunque por momentos aceleraba el ritmo, o cambiaba un poco al botar sobre mí, apoyándose en sus pies en lugar de sus rodillas cuando se movía hacia delante y atrás. También pegaba su cuerpo al mío al inclinarse para mover su culo hacia arriba y abajo, dándole yo varias palmadas cuando no se lo estrujaba. Fue un polvo mucho más lento en el que nos centramos más en mantenernos dándonos placer continuamente que en llegar cuanto antes al orgasmo, porque ya habíamos desfogado bastante con los anteriores orgasmos.
Al final terminé acabando yo dentro de ella en un orgasmo bastante intenso otra vez, abrazándola con fuerza para sentir bien su cuerpo, apreciando perfectamente cómo se clavaban sus pezones en mi pecho, intensificando ella mi orgasmo más aún al besarme el cuello como ya sabía que me ponía a mil. Quedé rendido pese a no ser una noche tan intensa como otras que había tenido con ella, pero la verdad es que me había gustado muchísimo, porque disfrutamos de una forma algo diferente al explorar otras maneras de jugar. Pero faltaba algo para acabar la noche, lo que le comenté que quería probar y me venía perfecto, porque ella no había llegado a su orgasmo. Pero para ello prefería que se limpiara, cosa que no tuve ni que decirle, porque se limpió con papel bastante bien, usando toallitas, aunque dijo de darnos una ducha, pero la paré, diciéndole que aún faltaba algo.
Parecía un poco perdida al no entender lo que tenía en mente, pero pronto lo iba a descubrir. La agarré de la mano para ponerla sobre mí y poder así enrollarnos nuevamente, tratando de que se volviera a excitar para que estuviera lubricada y preparada. Para ello me ayudé de su punto débil, por lo que le comí las tetas durante un rato, llegando a mordisquear sus pezones, pero no al poner mis dientes en contacto sobre ellos directamente, sino que mordía mis labios por dentro para atrapárselos con ellos. Efectivamente, Ángela se puso como una moto y fue cuando me puse a intentar lo que tenía en mente. Para ello la puse bocarriba y le metí dos dedos para estimularle el punto G y ver si podía hacer squirting. Empecé lento, pero fui apretando cada vez más hasta que la estimulación era bastante fuerte, haciendo yo movimientos duros y rudos. Aunque Ángela llegó a su orgasmo, no fue capaz de hacer un squirting como tal aparte de que le salieran algunas gotas. No muchas, pero lo suficientes como para dejarme la mano muy húmeda.
Quedó extasiada sobre la cama, respirando con ansia y agarrándome fuertemente en brazo. Su cuerpo se retorció mucho en ese orgasmo y ahora sus piernas temblaban, aunque también lo hacía el resto de su cuerpo cuando le venían esas oleadas de placer. Me quedé unos minutos en la cama con ella, pero me acabé levantando para ir al baño y echarme un poco de agua en la cara, porque tenía mucho calor. Ella, sin embargo, se quedó en la cama todo el tiempo, estando demasiado cansada como para ir al baño. Tenía pensado darnos una ducha para dormir más cómodos, pero ella ya estaba fuera de cobertura. Al menos, cogí toallitas húmedas para limpiarle la cara y tratar de quitarle todo su maquillaje como buenamente pude, aunque quedó con algo por sus ojos por no querer molestarla de por más. La veía hermosa así y le di varios besos pequeños por la cara, acabando con uno en sus labios, el cual se alargó más que el resto, pero rápidamente apagué las luces para dormir, porque yo también estaba que no podía más. Le abracé bien, acariciando su cuerpo y dándole un último beso en la frente para acabar dormido muy pegado a ella.
En esta ocasión, fue Ángela la que se despertó antes al día siguiente, despertándome a mí también al desperezarse ella. La estaba abrazando desde atrás y ni podía estar más a gusto. Nuestros cuerpos estaban totalmente pegados y ella al darse cuenta, me empujó un poco con su culo, frotándose con mi polla morcillona. Parecía seguir con ganas pese a haber tenido una buena noche, aunque es verdad que no fue tan intensa como otras. Le pregunté eso mismo, haciendo que le entrara la risa, aunque no terminó de responder, por lo que mis manos se tomaron la libertad de recorrer su cuerpo para jugar con ella. Efectivamente, parecía estar con ganas, porque con un par de simples roces con sus pezones, se les pusieron de punta y hasta pude notar cómo se le erizaba la piel. Mi polla terminó también de ponerse dura por completo al notar esos cambios en su cuerpo y me mojé los dedos con saliva para humedecer la punta y empezar a metérsela. Noté que estaba un poco húmeda y más ganas me entraron, por lo que me empecé a mover dentro de ella para follarla en esa postura de la cucharita.
Ángela empezaba a gemir de manera tímida, aunque pasó a hacerlo más normal conforme le daba con más fuerza. Para completar la estimulación le empecé a acariciar el clítoris con mi mano derecha mientras que con la otra me entretenía con sus tetas al pasar ese brazo por debajo de su cuerpo. Le preguntaba en forma de susurros y entre jadeos si le gustaba cómo le follaba. Ella me respondía como podía que le encantaba, con su voz entrecortada por las embestidas que le daba desde atrás, llegando a pedirme más incluso. En esas circunstancias no hacía falta mucho más para que llegara a su orgasmo, haciéndolo al par de minutos, empezando a gemir ella de manera más aguda mientras su cuerpo empezaba a dar sacudidas, con sus piernas temblando de una manera deliciosa. Estaba excitado al máximo follándola y ver cómo alcanzó su éxtasis hizo que yo llegara al mío.