...en ese momento no encontré otra opción que aceptar su decisión...
Que manera de destruir buenas historias tiene esta frase, demasiado usada por algunos autores que buscan una salida fácil antes de sumar algo de creatividad a su innata habilidad de contar historias.
Es delirantemente absurda la situación de Ricardo, sin comprobar si en realidad fue infiel a Camila, se somete a la humillante sumisión de un tipo que aparece de la mágica manga de su amada esposa, enarbolando veladas amenazas de sodomizarla y embarazarla, algo muy probable de ocurrir si consideramos que el desenfreno y los accidentes es lo primero en suceder cuando hay deseos ocultos.
Demasiado sospechoso todo, anunciado su acuerdo, el mismo día las hermanas tuvieron listo el encuentro con Martín/Milton, una libertad de accion que se quisiera cualquier casado con hijos, además Camila le ofrece a Ricky una mamada de su hermana y horas antes no quería ni que se acercaran, podríamos seguir pero resulta tedioso y desgastante.
No nos extrañemos que luego de consumar los hechos nos enteremos de la versión real de lo ocurrido la supuesta noche infiel, por confesión de alguna, o por boca de Silvia y Marcos.