La divulgación pública de los vídeos por un tercero no es lo mismo.
El repudio de Joan y Pol, y posiblemente de Paula, son actos consecuentes de los implicados pero no el visionado público.
Cualquier persona, como sujeto individual, tiene derecho a ser infiel.
La pareja tiene derecho a no aceptarlo.
Los hijos tienen derecho a no volver a mirar a la cara a esa persona infiel.
Pero todos los demás no tienen derecho a ver esos vídeos.
Y no me refiero a nosotros como comentaristas, que para eso publican, entre otros motivos, en este tipo de páginas. Me refiero a los personajes y deduzco que de esa publicación marta será juzgada por su entorno.
Esa parte del castigo sobra.