Bueno, pues llegamos a final (de momento) de mis experiencias fuera de mi pareja. Como ya dije eran pocas y las quería compartir todas y así he hecho. Si en el futuro me surgiera otra la compartiré con gusto. Esta última es la más larga, pero espero que os guste igulmente.
Como ya dije, no me gusta etiquetarme sexualmente, simplemente me gusta follar y punto. Durante un tiempo se fue forjando en mi mente el deseo de buscar a un tío con el que montármelo, ya que desde jovencito no había vuelto a estar con uno y me apetecía comerme una polla, así de simple. Pasé unos meses navegando por foros y charlando con unos y con otros, pero la mayoría quería paja por cam y no encontraba lo que estaba buscando, que me diera sobretodo discreción, buen rollo y que no fuera de mi pueblo, aunque tuviera que desplazarme. Finalmente, di con alguien, y tras un par de semanas hablando y estar seguros de lo que queríamos, intercambiar alguna foto de cuerpo y demás finalmente quedamos para tomar algo en una ciudad cercana.
Dio la casualidad de que el día que quedamos yo me compré una moto, una segunda moto para moverme por el pueblo, ya que la mía es demasiado grande para eso. Ese día me la entregaban, además fue perfecto porque aprovechaba el viaje para ir a recogerla y de paso a tomar algo con alguien agradable. La chica que me la entregó y con la que había tratado todo el trato de la compra fue muy agradable y me pareció que conectamos muy bien, no pondré la conversación que tuvimos porque no es relevante para el relato. Cuando ya por fin salía del taller me dirigí a echar gasolina y al punto de encuentro.
Reconocí al chico porque quedamos en que los dos iríamos con camiseta negra sin estampados y vaqueros para reconocernos, ya que no nos habíamos visto las caras. El chico, al que llamaremos Diego, era un poquito más alto que yo, no mucho, delgado pero fuerte, según pude ver en sus fotos bastante atlético ya que era deportista y moreno con media barba, era un par de años más joven que yo. Nos dimos la mano para presentarnos formalmente y fuimos a tomarnos algo. Estuvimos hablando un poco de todo y finalmente qué era lo que buscábamos. Ya lo habíamos hablado, simplemente era algún encuentro esporádico y pasar un buen rato. Él me dijo que no tenía pareja, pero que no la buscaba. Tampoco era un picaflor y solo follaba cuando tenía ocasión, pero que no era algo que fuera buscando asiduamente, de hecho, follaba poco y sobre todo con gente conocida suya y de fiar. Lo de quedar conmigo había sido algo excepcional, quería salir un poco de su zona de confort y además, no había ido a saco, primero me quiso conocer, cosa que yo también agradecí para rebajar nervios, que desde hacía muchos años no había estado con un tío. También me comentó que era bisexual. Yo le conté un poco sobre mí y entendió perfectamente mi postura que he comentado alguna vez de que me gusta follar sin etiquetas. Luego dimos una vuelta y estuvimos comentando nuestros gustos para conocernos un poquito más y finalmente nos despedimos y que hablaríamos para quedar y tener un encuentro en condiciones. Diego me pareció un chico muy majo. A los pocos días quedamos, fue un domingo por la mañana, cosa que yo aproveché como excusa para ir rodando con la moto nueva y no levantar sospechas, por lo que convenimos quedar temprano, de hecho a la 9:00.
Cuando llegó el día y la hora yo llegué al sitio de la quedada, era un piso del que Diego me envió ubicación, él me estaba esperando en la puerta. Nos saludamos y me invitó a subir. Al llegar arriba me dijo que me pusiera cómodo. Fui quitándome la chaqueta de la moto y la dejé en un perchero de la entrada y pasé tras él al salón. Me ofreció algo de beber, pero lo rechacé.
- Entonces vamos al lío. - dijo y tras eso me soltó un pico. He de reconocer que me pilló un poco de sorpresa y para mi fue un poco chocante, es la primera vez que me besaba con un tío, de hecho, Diego es el único tío con el que me he besado.
- ¿No te ha gustado?.- me dijo, debió notarme la sorpresa.
- No, no es eso, que no me lo esperaba, nunca me había besado un chico.- le reconocí. Él se acercó a mi.
- Pues habrá que repetirlo. - dijo y me dio otro. En ese momento empezamos a besarnos. Él se quitó su camiseta, y yo aproveché para hacer lo mismo. Ahora fui yo el que se acercó a buscar un beso, pero él me paró y se bajó los pantalones, dejando al aire una buena polla semierecta peluda. Para que os hagáis una idea, yo tengo una polla normalita, la de Diego era un poco más larga y más gruesa, a mi me pareció un señor pollón. No pude evitarlo y le dije:
- Me vas a perdonar, pero ese pollón tengo que comérmelo. - le solté.
- No sé a que estás esperando. - me dijo mientras sacaba sus piernas de los pantalones, primero di algunos besos a sus abdominales, que no estaban muy marcados, pero estaban, como he comentado más arriba era un chico atlético. Luego me arrodillé y empecé a comerme aquel pollón, que en un momento se puso duro como una piedra. Lo hacía como me gustaba que me lo hicieran a mi, como había hecho tantos años atrás, y a juzgar por sus resoplidos le gustaba. Al cabo de un rato me habló.
- Vaya, sí que tenías ganas de comer una buena polla.- yo me la saqué de la boca para responderle mientras con mi mano le seguía pajeando.
- No lo sabes tú bien. - le respondí.
- ¿Qué haces con los pantalones aún puestos?- me preguntó.
- No me ha dado tiempo, me sacas esta polla de repente.- dije con una carcajada. Diego se echó a reir.
- Quítatelos y vente a la habitación.- dijo. Yo obedecí, me quité los pantalones y lo seguí. Cuando llegué a la habitación había quitado las sábanas de la cama y estaba preparada.
- Ven, siéntate. - me dijo. Yo fui y me senté en el medio de la cama, luego él se sentó sobre mis piernas, polla sobre polla y empezamos a comernos la boca mientras yo me sujetaba con las manos para no caerme para atrás y él me abrazaba. Al cabo de un rato me soltó y comenzó a pajear nuestras pollas juntas con una sola mano. Intercambiábamos la mirada, de nuestros ojos a nuestras pollas, cada vez el placer era mayor y la sensación de ser pajeado junto a otra polla en ese momento para mí era indescriptible. Después de un rato de jadeos y bombeo, yo comencé a correrme y de forma instantánea Diego se corrió sobre mi polla, notando el calorcito de ambas corridas y las pulsaciones de la polla de Diego en mi polla. Yo me recosté en la cama porque necesitaba descansar los brazos y Diego se recostó a mi lado en cuanto se recompuso.
-¿Qué tal?- me preguntó.
- ¿Es que tengo que responderte? - le dije con una sonrisa en la cara. Nos reímos. Luego estuvimos un rato hablando, comentando la jugada y elogiando su polla, como no. Al cabo de un rato me preguntó:
- Me comentaste que tu mujer te folla de vez en cuando con strap, verdad?.
- Sí.- le respondí.
- ¿Puedo follarte?- fue una pregunta, simple y directa. Yo en ningún momento lo dudé.
- Sí, pero el strap de mi mujer es más pequeño que tu herramienta. - le dije.
- No te preocupes, vamos despacio. - fue su respuesta. Yo aún estaba con la polla flácida. Pero él comenzó a comerme la boca y a bajar poco a poco por mi cuerpo, por el pecho, el estómago, el pubis y finalmente encontró mi polla llena de semen de nuestras corridas, que se levantó casi de inmediato y estuvo un rato comiéndomela mientras me masajeaba un poco el ojete con un dedo. Luego se incorporó, sacó de un cajón de la mesita un condón y lubricante. Mientras se ponía el condón le comenté.
- Fóllame boca arriba, quiero verte mientras me lo haces.- le dije.
- Sin problema. - me respondió. Cogió la almohada y la pusimos bajo mis caderas para levantar el culo. Luego cogió el lubricante y me lubricó bien el culo con un buen masaje, se notaba que sabía lo que hacía, yo estaba muy excitado. Luego puso su polla contra mi culo y comenzó a introducirla lentamente. Extrañamente yo estaba súper relajado y entró mejor que cuando mi mujer me lo hace. Diego, poco a poco fue haciendo camino y comenzó una follada suave pero con cadencia. Pese a semejante pollón no sentí ni dolor ni molestia en ningún momento. Él bombeaba, cada vez más fuerte pero sin llegar a ser extremo, una follada normal pero con cadencia. Sinceramente me estaba dando un placer enorme y a juzgar por sus bufidos él estaba igual. Después de un rato de bombeo la sacó, se quitó el condón, se sentó sobre mi pecho y empezó a pajearse con toda la fuerza que podía mientras yo hacía lo mismo. Al momento se comenzó a correr sobre mi cara y al momento yo me estaba corriendo también como un cerdo. Luego me dijo que le dí en la espalda y el culo. Se volvió a tumbar a mi lado a descansar.
- Me pegaré una ducha y me iré, que no tarde mucho en llegar a casa. - le dije.
- Ven, nos duchamos juntos. - Y eso hicimos. En la ducha vi como caía el agua y el jabón por ese pollón, aunque estaba ya blando y no pude evitar agacharme a comérmela.
- ¿No te ibas?- me dijo divertido. Yo me la saqué de la boca.
- Sí, esto es para el camino. - le respondí y comenzamos a reírnos, aunque comenzaba a endurecerse otra vez su polla. Finalmente, terminamos la ducha comentando la jugada y me fui.
A los dos días recibí un whats de Diego diciendo que se lo había pasado genial y que quería repetir, pero quería proponerme algo. Yo le dije que en ese momento no podía hablar, que si esperaba al día siguiente por la mañana que estaría trabajando y no había moros en la costa, que hablábamos. Y así fue. Me escribió un mensaje si me podía llamar, le dije que sí y eso hizo. Estuvimos hablando un poco de lo bien que lo pasamos y demás. Luego pasó la conversación a lo que quería proponerme. Tenía una amiga de toda la vida que se iba a casar en un par de meses. Su fantasía era montárselo con dos tíos, pero su futuro marido era sexualmente más tradicional y Diego quería hacerle ese regalo antes de casarse. Yo acepté sin pensármelo dos veces y le pedí una foto para verla antes y me dijo que como era sorpresa para ella, también sería sorpresa para mi, solo me dijo que no me arrepentiría. Me dijo que me avisaría cuando lo tuviera todo organizado y concretaríamos fecha. Al cabo de un par de semanas, Diego volvió a contactarme y quedamos un sábado por la noche. Él le dijo a su amiga que quedábamos los tres y yo era un amigo suyo, sin embargo, Diego me hizo la advertencia de que no comentara nada del trío hasta que él no sacara el tema.
Llegó el momento, yo fui a casa de Diego, que me estaba esperando en la puerta, nos saludamos y fuimos a buscar a la chica, a la que llamaremos Raquel. Fuimos hablando y me volvió a repetir que no podía comentar nada hasta que él no sacara el tema. Llegamos al sitio de quedada. Raquel aún tardó un rato en llegar. Finalmente llegó y me la presentó. Las casualidades de la vida, era la chica a la que le compré la moto hacía poco. Era rubita con el pelo a media melena, ojos claros, un poco rellenita, pero no mucho, muy curvy y de cara bastante guapa.
- ¡Anda, si a ti te conozco! - dijo con una sonrisa. Nos dimos dos besos.
- ¡Que casualidad! - exclamé. Le contamos a Diego la historia de la moto y luego fuimos a tomar algo. La verdad es que nos lo pasamos muy bien, eran dos chicos muy simpáticos. Luego fuimos a cenar a un italiano, que no comimos mucho, pero estaba bastante rico y luego fuimos a un local de copas a tomarnos una.
Ellos se pidieron algo fuerte de beber, no recuerdo exactamente, pero yo pedí una cocacola, como he comentado no suelo beber. Nos sentamos en una mesa y comenzamos a hablar tranquilamente de cosas que ahora no vienen a cuento. Finalmente Diego abrió el melón.
- ¿Sabes que Raquel se va a casar?.- me preguntó.
- ¿Ah si?- yo me hice el sorprendido.
- Sii. - me dijo también la fecha, pero no la recuerdo.
- Pues yo ya tengo tu regalo de bodas. - Le dijo Diego a Raquel.
- No me digas. Y ¿qué es?- le dijo ella ilusionada.
- Tu fantasía sexual. - le respondió Diego alegremente levantando los brazos. Raquel me miró y sonrió.
- ¿En serio? - dijo ella sorprendida.
- En serio, bueno, si tu quieres, él está dispuesto. - le respondió Diego. Ella me miró con una sonrisa.
- Te puedo asegurar que dará la talla, respondo por él.- volvió a decirle Diego.
- Claro que sí, si él quiere, que no ha dicho nada.- respondió ella mirándome ya con mirada picantona.
- Eso no hace falta ni que te lo conteste. - Le respondí. Terminamos las bebidas, pagamos y nos fuimos a casa de Diego.
Al llegar arriba y entrar en el salón en el que me besé por primera vez con un chico Raquel se dirigió a nosotros.
- Tenéis que liaros para mi.- dijo ella. Nosotros nos miramos, nos acercamos y empezamos a comernos la boca. Yo fui desabrochando la camisa que llevaba Diego y pude ver como Raquel hacia lo mismo con la suya, al terminar de desabrocharla me agaché, le solté el cinturón, le desabroché el pantalón y se lo bajé lo justo para que su hermosa polla peluda hiciera acto de presencia, para comenzar a besarla, le eché la piel para atrás para besar su capullo y al poco me lo metí en la boca y comencé a comer despacito, Raquel vino a mi lado en sujetador blanco y tanga blanco, se agachó a mi lado y comenzamos a compartir polla y besos.
- Habrá que irse a la habitación a ponerse cómodos no?- dijo Diego. Raquel y yo nos incorporamos.
- Desabróchame el sujetador, porfa. - me dijo Raquel dándose la vuelta. Mientras yo se lo desabrochaba, desde atrás Diego me desabrochaba mi camisa mientras me besaba por el cuello, al quitarla, fue al cinturón mientras yo ya agarraba las tetas desde atrás de Raquel mientras ella, con una mano atrás acariciaba mi pelo. Yo poco a poco ya bajé mis manos y para bajar el tanga de Raquel. Aunque estaba algo rellenita estaba dura, me puso mucho. Ella se giró y pude ver su coño, un poco peludito, sin pasarse, me puso mucho ese coño.
- Vamos? - dijo. Preparamos la cama en un momento y a los pies de la cama comenzamos a comernos la boca entre los 3.
- Ahora te toca a ti.- dijo Diego. Me sentaron en la cama, los dos se arrodillaron frente a mi y comenzaron a comerme la polla como momentos antes se la habíamos comido a Diego. Al rato, Raquel se incorporó con una sonrisa pícara, me empujó del pecho para tumbar mi cuerpo y se me subió encima de mi en modo 69. Mientras ellos dos me comían la polla yo comía coño. Que placer, con la situación notaba que me iba a correr y avisé.
- Venga, échala. - dijo ella, que comenzó a pajear con violencia mientras Diego tenía mi capullo en su boca. Me pegué una buena corrida que ellos se pusieron a compartir.
- Qué poco ha durado tu amigo no?- le dijo Raquel a Diego mientras aún masajeaba mi polla.
- La situación.- Fue lo único que acerté a decir.
- Mira, que te va a enseñar un experto.- Dijo Diego. Raquel se me quitó de encima, yo me eché a un lado y me senté en un lado de la cama, Raquel se tumbó donde estaba yo antes y Diego le metió su pollón, ella gimió. Luego él le levantó el culo con sus dos manos y comenzó a follarla. Madre mía que follada le metió. Igual que conmigo la vez anterior fue suave, ahora estaba embistiendo a Raquel con todo lo que tenía, que manera de follar. Entre eso, esa polla entrando y saliendo de ese coño peludito, ella gimiendo como una perra con los brazos estirados para arriba, yo me puse a tono otra vez en un momento. Se notaba que se conocían y habían follado más veces. Ella comenzó a correrse con unos gritos bastante altos mientras el otro seguía sin perder el ritmo, embestida tras embestida, finalmente él avisó.
- Me corro.- dijo. En ese momento no lo pude evitar, me puse de pie, fui para él y lo empujé un poco saliendo su enorme polla humeda de ese coño reventado, Raquel cayó sobre la cama.
- Espera, que esta es mía. - le dije, me arrodillé y empecé a comérmela con avidez. Él agarró mi cabeza con un fuerte jadeo y no tardó en correrse en mi boca. Raquel llegó y comenzamos a besarnos, compartiendo la corrida y restregándola por la polla de Diego. Me di cuenta de un detalle que me puso mucho y es que Raquel estaba empapada en sudor, pero es que Diego chorreaba.
- Me he dado cuenta de una cosa.- dijo Raquel.
- ¿De que?- pregunté con la polla de Diego aún en la mano.
- De que aquí ha habido dos pollas corriéndose como si no hubiera un mañana y ninguna ha sido dentro de mi.- dijo.
- ¿Pero estás segura?- pregunté.
- Sí, si tomo la píldora.- dijo.
- Pues eso tiene fácil solución mientras Diego recupera. - respondí. Donde momentos antes había estado patas arriba, ahora la puse de rodillas a los pies de la cama y la eché sobre la cama, abrí su culo buscando su coño y la metí. Comencé a bombear lentamente mientras me deleitaba con las vistas y poco a poco fui subiendo el ritmo. Ella comenzó a volver a gemir.
- Diego, necesito algo en la boca. - dijo. Diego, obediente, se sentó frente a su cara con las piernas abiertas ofreciéndole su pollón medio blando y ella se lo comenzó a comer. Poco a poco, su pollón se fue poniendo más duro y ella cada vez gemía más.
- Este ya está otra vez listo para la acción. - dijo ella.
- Se me está ocurriendo una idea. - dijo Diego.
- ¿Cual?- pregunté parando de bombear.
- Nos vamos a turnar para follarnos a Raquel, cuando nos vayamos a correr hacemos el relevo al otro, a ver cuanto tarda en correrse. - propuso Diego.
- Vamos al tema. - dijo ella.
- Tú descansa y ahora le voy dando yo. - me dijo Diego. Él se subió un poco en la cama para tumbarse completamente y Raquel se subío encima de ese pollón a cabalgar. Yo mientras fui por el lado de la cama a comerle la boca a Raquel, me subí un poco y mi polla llegó a la cara de Diego, que comenzó a comérmela mientras, Raquel cabalgaba como una leona, que manera de cabalgar, si antes me había sorprendido él follándola ahora era ella la que me sorprendía a mi, que ritmo, que forma de follar, que ganas se tenían estos. Finalmente, me agarró la cabeza y Raquel comenzó a correrse dejando de cabalgar, super cansada y sudada y jadeante.
- Ahora me toca a mi.- Les dije. Raquel se tumbó al lado de Diego, casi desplomada y dejándose caer, exhausta, Diego se quitó. Yo me puse de rodillas, levanté sus caderas, metí mi polla en ese coño peludito y mojado, apoyé sus caderas en mis muslos y empecé a darle con todo lo que tenía. Ella comenzó a gemir. Diego se puso de pie sobre Raquel, quedando ella en medio de sus piernas y comenzó a follarme la boca y yo le agarré el culo con una de mis manos mientras con el dedo gordo de la otra masajeaba el clitoris de Raquel mientras la follaba. Al cabo de un rato Diego habló.
- Estoy a puntito.- dijo sacando su polla de mi boca.
- Yo igual, vamos. - Diego se apartó, Raquel estaba exhausta. Nos pusimos cada uno a un lado de su coño y empezamos a pajearnos. Primero me corrí yo sobre su coño peludo y al momento Diego hizo lo mismo. Nos quedamos un rato intentando recuperar el aire.
- Nos tomamos algo fresquito?- dijo Raquel. Estoy que me muero. Fuimos los tres desnudos como pudimos a la cocina, estábamos destruidos. Solo queríamos agua fresquita. Estuvimos un rato tonteando en la cocina y de risas hasta que Raquel comenzó a hablar:
- A ver, que no me habéis entendido. Esto está muy bien. - dijo mientras restregaba los restos de las corridas por el pelo de su coño.
- Que lo que quiero es que os corráis dentro, que quiero sacaros la leche con el coño, que para eso es mi fantasía. - dijo Raquel entre las risas que nos traíamos.
- Pues a ver si en el siguiente asalto lo conseguimos. - dijo Diego.
- ¿Vamos al lío?- dije. Fuimos otra vez a la habitación. Cuando entramos a mi me embriagó el olor a sexo que se había quedado, olor a follada.
- Y con esto me pensáis follar?- dijo Raquel agarrando nuestras pollas flácidas. Nos echamos a reir.
- Anda, tumbaros en la cama que os voy a tener que espabilar. - dijo Raquel. Obedecimos sin rechistar, yo me tumbé a la derecha de la cama y Diego a la izquierda y Raquel fue subiendo hasta la altura de nuestras polla. Cogió con una mano la de Diego y la mía comenzó a darle besos y lenguetazos, luego cambió, fue cambiando hasta que estaban otra vez duras.
- Gírate, que acariciemos tu coñito un poco. - le dijo Diego. Ella se giró dejándonos a la vista su precioso coño y siguió a lo suyo. Nosotros mientras empezamos a acariciarlo, masturbarlo, penetrarlo con nuestros dedos y ella comenzó a gemir suavemente mientras iba intercalando las pollas. Raquel giró su cabeza hacia Diego. Estaba muy perra.
- Fóllatelo para mi. - le dijo. Él me miró y yo asentí.
- Pero hoy te voy a poner a cuatro patas. - me dijo mientras buscaba un condón y el lubricante en el cajón.
- Cómo quieras.- le dije incorporándome para ponerme en posición. Raquel se sentó apoyando su espalda contra el cabecero y comenzó a tocarse, yo me puse a cuatro paras frente a ella para tener vistas de esas preciosas tetas y de ese maravilloso coño. No tardé en sentir el lubricante fresquito en mi culo. Agaché un poco mi cabeza y comencé a comerme el coño de Raquel, hasta que noté como en mi culo comenzaba a entrar el pollón de Diego. Lo hizo exactamente igual que la primera vez que lo hicimos, fue poco a poco, con delicadeza y fue aumentando la cadencia poco a poco, pero sin ser la salvajada con la que se había follado a Raquel hacía un rato, este sabía lo que hacía. Al igual que la vez anterior me daba un placer súper bueno, mientras yo intentaba comerme el coño de Raquel entre embestida y embestida. Diego comenzó a jadear como antes.
- A ver si con la tontería te vas a correr antes de dármela a mi.- le dijo Raquel.
- Es que este culo me vuelve loco. - dijo Diego. En ese momento la sacó, se quitó el condón y le dijo a Raquel.
- Ven a por lo tuyo. - Ella obedeció, yo me eché a un lado, él se sentó en el centro de la cama y ella se subió encima de sus piernas y su polla. Se abrazaron y se comenzaron a besar mientras ella intentaba exprimir ese pollón con un jadeo bastante excitante. Era un espectáculo ver entrar y salir de ese coño esa polla. Yo mientras me masturbaba. Diego no tardó en correrse con un bufido.
- Toma, tu corrida. - le dijo Diego jadeando.
- Ahora quiero la tuya. - me dijo Raquel con una sonrisa. Salió de Diego que se levantó de la cama, me tumbé boca arriba y ella se sentó en mi polla y me empezó a cabalgar con sus manos sobre mi pecho. Al principio despacio, pero no tardó en poner el ritmo con el que se había follado a Diego antes. Que forma de moverse. Yo me agarré a sus piernas mientras ella seguía. Pude notar como la corrida de Diego resbalaba por mis huevos, me puso más cachondo aún, mezclado con los gemidos de ella y viendo como rebotaban sus tetas y su coño peludito no paraba de moverse.
- Me corro. - exclamé cuando estaba a punto de correrme. Ella comenzó a exclamar entre los gemidos.
- Dámela, dámela. - y no tarde en correrme. Fue un orgasmo brutal mientras ella no paraba de cabalgar
- Aguanta, aguanta. - comenzó a decirme mientras se movía con más violencia, yo apreté mis manos en sus muslos, me estaba metiendo la follada padre mientras me había corrido y estaba debatiéndome entre el placer y el dolor después de la corrida. Diego comenzó a jalear también mientras le pegaba cachetadas en el culo.
- Vamos, vamos.- decía Diego, que se mezclaban con los jadeos y los “aguanta, aguanta” de ella. Finalmente se corrió y noté como me iba empapando mientras iba bajando el ritmo con un fuerte grito. Acabó recostándose sobre mi y le dije:
- Ya tienes tus dos corridas.
- Qué brutalidad. - dijo ella, que aún estaba temblando. En ese momento, Diego sacó mi polla del coño de ella, la relamió y succionó lo que pudo de su coño y subió. Compartimos los tres esa maravillosa corrida.
Finalmente ella se casó con su pareja. Con Diego he quedado alguna vez muy esporádicamente, apenas un par de veces. Me comentó que el marido de ella, aunque es tradicional en el sexo, es un empotrador según ella le contaba. No me extraña que la hubiera enseñado porque que manera de moverse, aunque Diego tampoco se quedaba atrás.
Espero que os haya gustado!