Mis experiencias y confesiones

heterocurioso30

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20 Feb 2024
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Ciudad real
Hola a todos,

Quiero abrir este hilo para contar mis experiencias sexuales más fuera de lo común o impactantes para mí que me han ido pasando, que no han sido muchas, pero sí bastante curiosas y me apetece compartirlas desde el anonimato. No es que fuera buscándolas, simplemente fueron pasando.

Me presentaré para haceros una idea previa de mí, actualmente tengo 35 años soy deportista, sano, ni fumo ni bebo (alguna vez y muy ocasionalmente), mido 1,70 con unos 75 kilos. He dejado alguna foto por el foro. Alguna intentaré subir también por este hilo de vez en cuando. Estoy casado, sin embargo, de mis aventuras y desventuras mi mujer no sabe nada y prefiero que siga siendo así. En cuanto a las experiencias que voy a colgar en el hilo hay un poco de todo, no me gusta etiquetarme sexualmente, simplemente me gusta follar y punto.

No soy muy dado a contar historias ni tengo el don de la retórica, pero intentaré contarlas lo mejor que pueda, los diálogos no los recuerdo con exactitud, pero intentaré ponerlos lo más fieles posible. Seguramente sean algo largos, pero me gustaría dar el máximo detalle posible, sin son muy largos pido perdón con antelación.

Espero que os gusten
 
Me gustaría contar como primera historia la primera de mis experiencias que no ha sido con mi pareja. Fue una vez que fui de vacaciones con unos amigos a Lloret de Mar hará unos 10 años. Fuimos cuatro y pillamos un apartamento con piscina y a tan solo unos metros de la playa. Uno de estos amigos, de hecho con el que mejor migas hago es muy golfo y más de una vez me ha dicho que si yo le echara a la vida tanta cara como él no pararía de follar, como el pasa a él. Igual que mis aventuras se pueden contar con los dedos de las dos manos (y de hecho las quiero contar todas aquí como ya he dicho) y tampoco es que las vaya buscando, simplemente suceden, él es un “aventurero” nato. No para. Pero eso es otra historia.

La última noche que estuvimos, uno de mis amigos se encontraba mal y no teníamos pensado salir. Antes de cenar, mi amigo el “golfo” se dio cuenta de que dos habitaciones más lejos había un grupo también de chicas que también estaban en el balcón.
- Ven, que esta noche nos lo vamos a pasar bien. - me dijo mi amigo. Cogió un paquete de palomitas que habíamos comprado (entre otras cosas para comer) y fuimos a su habitación. Él llamó a la puerta y nos abrieron en seguida. Nos abrió la puerta una chica bajita delgadita y mi amigo le habló con su jeta habitual.
- ¿Podemos usar vuestro microondas para hacer palomitas?. El nuestro está estropeado.- al fondo las otras dos chicas que había estaban muertitas de la risa.
- Sí, que pasen. - dijeron ellas desde dentro y pasamos. Nos presentamos, ellas se presentaron, nos contaron que estaban de vacaciones que estaban recorriendo la costa española como viaje, que acababan de llegar, ya que habían acabado la carrera y además querían hacer algunas locuras. Nosotros les dijimos que estábamos haciendo un viaje pero más cortito, de colegas. Mientras se calentaban las palomitas mi amigo les dijo:
- Pues como primera locura se me ocurre. La piscina cierra a las 8. En cuanto sea de noche vamos y nos damos un baño, luego si queréis os vais de fiesta, nosotros no podemos, que tenemos a uno de baja. - Ellas aceptaron. Nosotros nos fuimos a nuestra habitación, les contamos a los otros dos lo que había pasado, cenamos un poco y el que se encontraba mal se fue a dormir.

A eso de las 22:30 llamaron a la puerta las 3 chicas que venían con bañador. Nosotros, por supuesto ya estábamos listos. También se apuntó nuestro otro amigo, cosa que nos extrañó porque es muy introvertido. Fuimos a la piscina, y nos metimos, estuvimos un rato jugando hasta que nos llamaron la atención. Nos salimos y fuimos a la habitación de ellas, donde compartimos toallas para secarnos. Nos salimos al balcón y estuvimos hablando bastante rato y pasándolo bien hasta bien entrada la madrugada. Os describo a las tres chicas. La primera, era la única que llevaba bañador (las otras llevaban bikini), era bajita, delgadita con gafas y bastante tímida. Otra era deportista, jugadora de fútbol, estaba bastante fibrada con pecho pequeñito y pelo largo moreno y según nos comentó, también tenía pareja. La última, a la que le daré nombre porque es la relevante para mi relato, Pilar, era delgada, pero fuerte, tirando a rellenita, solo un poco más bajita que yo, con unas tetas enormes, morena con el pelo cortito, casi tenía yo el pelo más largo que ella y ojos verdes. Aquí tengo que decir que es la chica más guapa de cara (o por lo menos a mí me lo sigue pareciendo después de los años) que he visto en mi vida. Volviendo a la noche que estábamos pasando, llegó un momento de la madrugada que Pilar habló:
- Bueno, ¿y dónde están el resto de locuras?. - Yo en ese momento, no se qué me pasó que no pude evitar hacer lo que hice.
- La tuya está aquí. - dije levantándome de la silla y levantándola a ella de la mano. Ella se rió.
- Adiós!.- les dijo a las otras dos y a mis amigos. Mis dos amigos se quedaron perplejos y yo estaba a mil por el paso que acababa de dar.

Pilar me guió a su habitación, en la que había dos camas, una de frente a la puerta pegada a la pared y otra a un lado. Cuando cerramos la puerta nos comenzamos a liar y a comernos la boca. No tardó ni un momento en que ella comenzó a bajar besándome el pecho, el estómago, la cintura y cuando llegó al bañador dijo:
- Para una prenda que llevas y te sobra. - Tiró del bañador y salió mi polla dura como una piedra y ella le dijo con voz suave:
- Hola. - y se la metió en la boca. Yo puse mi mano en su cabeza mientras ella chupaba, la sacaba, me masturbaba un poco, me besaba los huevos y volvía a metérsela en la boca. Yo la agarré del pelo para levantarla un poco, ella se puso de pié y la puse en la cama, quitándole la parte de abajo del bikini, dejando un hermoso coño suavecito al aire, levanté sus piernas, me agaché y empecé a lamerlo. Arriba, abajo, metí un dedo, luego dos. He de decir que no gemía, pero respiraba muy profundamente, disfrutando de la comida de coño. De repente caí y exclamé.
- Ostia, no tengo condón. - me lamenté.
- No te preocupes. Mira, en esa bolsa pequeñita al lado de la puerta hay. - dijo. Fui a coger uno mientras ella se quitaba la parte de arriba del bikini descubriendo un par de tetas enormes pero muy bien puestas, no eran descomunales pero eran bastante grandes. En la bolsa había bastantes condones y un satisfyer rosa. Saqué un condón y cuando me quise dar cuenta tenía a Pilar otra vez enganchada a mi polla, yo no pude más que acariciar ese hermoso rostro mientras me dejaba hacer.
- Deja que disfrute de ti. - le dije después de un rato, se fue a la cama y se puso a cuatro patas mientras me ponía el condón. Fui hacia ella, le abrí el culo y me ofreció un espectáculo digno del mejor porno,
viendo como se abría su coño para recibirme y eso hice. Se la metí y comencé a darle. La chica tenía bastante ritmo, tuve que sacar una pierna por un lado mientras la follaba porque quería darle con más fuerza, ella lo pedía con su lenguaje corporal y yo lo necesitaba. Ahora sí que empezó a gemir y no solo a respirar fuerte mientras le daba con todo.
- Para un momento.- me dijo. No me había dado cuenta, pero se habían empezado a oir gemidos. Yo sabía que mi amigo el “golfo” ya había hecho de las suyas. Pilar y yo nos empezamos a reir.
- Te toca descansar. - me dijo. Salí de ella y me senté apoyado en la pared, ella se subió encima de mi metiéndose mi polla y por primera vez me pude comer aquellas tetas perfectas mientras ella comenzaba a cabalgar y me agarraba la cabeza. Agarré sus caderas y la ayudaba a follar, nos comíamos la boca, los dos gozábamos. Al cabo de un rato la avisé.
- Me corro.
- Eso no se avisa. - me dijo entre jadeos y apretó el ritmo. Me corrí como hacía tiempo que no hacía y ella paró el ritmo poco a poco.
- Descansa. - Salió, me quitó el condón y lo anudó, lo levantó y me dijo.
- Vaya corridón te he sacado eh!.
- Para que veas como me pones. - le respondí exhausto. Ella se fue a la bolsa y sacó el satisfyer, se tumbó en la cama y se empezó a masturbar con él. Yo no pude quedarme quieto y fui a ayudarle, le metí mis dos dedos y la follé con ellos. Al cabo de un momento se estaba corriendo. El aparato se escapó de sus manos y rodó al suelo. Yo me recosté dando besos y lengüetazos a ese grandioso coño mientras ella se recuperaba un poco y de fondo oíamos los gemidos de nuestros amigos. A mi la situación me ponía bastante, no lo voy a negar, fui subiendo poco a poco por su cuerpo mientras lo besaba, deteniéndome en sus agradables pezones y jugando con sus tetas hasta que finalmente comenzamos a comernos la boca. Al cabo de un rato ella habló:
- Quiero comerte otra vez la polla.- yo hice un gesto de aprobación con la cabeza, me recosté bien y ella fue bajando y comenzó otra mamada. En mitad de la mamada oímos los gritos de orgasmo de nuestros amigos y nos volvió a dar la risa y, emulando la misma frase que ella había dicho hacía un rato le hablé:
- Te toca descansar.
- ¿Con que esas tenemos?- dijo mientras se tumbaba boca arriba mientras yo me colocaba frente a su coño, le levanté las piernas todo lo que pude para poder arrodillarme en condiciones delante de ese coño perfecto, introduje un dedo y comencé a comer. Ahora, después de haberse corrido estaba más rico que antes. Empezó a gemir enseguida, yo aumenté el ritmo de mi dedo y la presión de mi lengua en su clítoris y se comenzó a correr en seguida, apretándome el dedo que tenía dentro de ella.
- Espera. - le dije. Fui a la bolsita a por un condón, que puse con rapidez, la cogí, la puse en la misma postura que como le había comido el coño, me monté sobre ella, se la metí sujetando sus piernas con mis brazos y me eché sobre ella para besarla, ella cogió mi cabeza con una mano y me la comencé a follar como si un hubiera un mañana. Ahora gritaba con cada embestida, yo estaba cerdísimo y no podía parar de embestir, me di cuenta de que ella con la mano libre se agarró al borde de la cama. Juntamos nuestras frentes. Fue un gran placer follármela mientras me miraba a los ojos y me gritaba de placer en la cara. Estuvimos un buen rato dándole (no se cuanto tiempo estuvimos en la misma postura y con el mismo ritmo frenético, pero fue bastante), yo estaba cansado pero no podía bajar el ritmo, mi cuerpo y la situación no me lo permitían, no podía permitirme bajar el ritmo de dejar de follarme a aquella chica que a mi me parecía preciosa, después de un rato me comenzó a decir:
- No pares, no pares. - jadeó.
- No, hasta que te corras. - le dije mientras nos mirábamos a los ojos. Al momento comenzó a correrse como una loca y yo no pude evitarlo y me corrí también, ella me abrazó con el otro brazo y estuvimos así un rato. Me incorporé como pude sacándole la polla y ella bajó las piernas despacito.
- Me han dado un montón de calambres en las piernas, pero con la follada que me acabas de meter me ha dado igual. - dijo. Me quité el condón y me tumbé a su lado, nos enrollamos un poco y nos quedamos dormidos.

Al día siguiente desperté a su lado, en la misma postura y pude ver su hermoso rostro dormido. La besé y se despertó con una sonrisa. Comencé a recorrer su cuerpo con un dedo.
- Habrá que despedirse, que me voy hoy. - dije. Ella sonrió.
- Te voy a decir una cosa que no te vas a creer. - me dijo.
- A ver, sorpréndeme.
- Ha sido la mejor follada que me han metido en mi vida, pero me has reventado el coño, lo tengo dolorido. - me dijo. También he de reconocer, que hasta ese momento, también había sido la mejor follada de mi vida.
- No puede ser para tanto, déjame que le de un beso de buenos días. - bajé al coño y tenía los labios rojos, estaban hasta un poco escocidos. Igualmente fui a darle un beso a ese coño pero en cuanto se lo dí ella cerró las piernas.
- No no, de verdad, que estoy reventada.
- Vale, no te preocupes.- Yo me levanté de la cama.
- Pero no te vas a ir de vacío, como premio me voy a esmerar en hacerte la mejor mamada que haya hecho nunca.- me dijo sentándose en la cama e invitándome a volver a ella. Así hice y me tumbé. Ella se puso entre mis piernas y me hizo un mamadón extraordinario. Es cierto que se esmeró. Cuando estaba cerca de correrme y ella lo notó soltó su mano y únicamente usando su boca me hizo correrme, noté
como la corrida se escapaba de su boca y corría por mis huevos. Sí señor, una buena mamada como me había dicho.

Efectivamente mi amigo el golfo se folló a la chica deportista. Mi otro amigo, a ver que el golfo también se fue a la habitación y entre que es introvertido y la timidez de la otra chica se fue y no hizo nada. Luego mi amigo el golfo me dijo que cuando acabó con la deportista, ella se quedó dormida enseguida porque le dijo que estaba cansada y él, cogió el bañador sin ponérselo y salió de la habitación y fue a la cocina a beber agua antes de irse a nuestra habitación, pero se dio cuenta de que en el sofá estaba la chica tímida acostada, ya que su cama estaba en la misma habitación que la de Pilar. Él le pidió perdón, se puso el bañador y se sentó a su lado mientras comentaban como me oían a mi y a Pilar dándole al tema. Pues cuando acabamos se ve que se liaron y acabaron follando en el sofá. Yo de esto no me enteré, ya debía estar dormido plácidamente junto a Pilar. A la mañana siguiente cuando Pilar y yo salimos de la habitación los encontramos dormidos en el sofá.

Es una pena que no hayamos vuelto a coincidir, porque nos lo pasamos muy bien.
Espero que os haya gustado.
 
Voy con el segundo relato, espero que el primero os gustase. Para que me conozcáis un poco, vivo en un pueblo y hago teletrabajo desde la pandemia. Un día, hará unos tres años, me salió una oferta de trabajo, pero debía hacer una entrevista en Madrid. Estuve buscando trenes y precios y demás para el día de la entrevista. La tenía por la tarde a eso de las 17:30. Vi que la forma más barata era pillar un tren por la mañana y volver por la tarde en un tren de casi las 21:00. Como la oferta me parecía buena, decidí coger el día en el trabajo con horas extras que me debían y pasar el día en Madrid y aprovechar para alguna compra.

Llegó el día y pasé el día por allí hasta la hora de la entrevista. Llegué puntual y tardaron poco en atenderme. La entrevistadora, una chica de unos 45 más o menos, de pelo corto a media melena, rubita, bastante más alta que yo (yo no soy un jugador de baloncesto precisamente con mi metro setenta), iba con una camiseta de tirantes verde con un generoso escote y una falda de oficinista y tacones, la llamaremos Silvia. Me llevó a un despacho. Los detalles de la entrevista no son relevantes, salvo que comenté que había venido a Madrid para la entrevista y luego me iba en tren. Cuando la entrevista terminó, antes de salir del despacho me dijo:
- ¿Quieres ir a tomar algo y haces algo de tiempo hasta que salga el tren?
- Bueno, si no es mucha molestia para ti.- dije
- No, al contrario, por lo menos estás acompañado y yo se supone que acababa de currar a las 17.

Fuimos a un bar cercano y nos sentamos, ella se pidió una caña. Como ya dije, yo no soy muy dado a beber, pero ese día me apetecía una caña como ella. Estuvimos un rato charlando sobre el trabajo, el mundo laboral y poco a poco fuimos entrando en terreno un poco más personal. Finalmente, me dijo que hacía unos meses que se había divorciado y yo no pude evitar soltar la frase:
- Pues yo casado, que no capado.- Y ese fue el punto de inflexión. Sonrió y me dijo que si quería que fuéramos a su casa, que estaba a 10 minutos en metro y yo acepté la proposición, por supuesto y ella me dijo:
- Ya sabía lo que me dirías, porque no has parado de mirarme el escote desde que nos hemos visto en la oficina.- y que gran verdad había dicho.
- ¿Cómo no mirarlo?- Fue mi respuesta. En apenas 20 minutos estábamos en su casa. En el trayecto hablamos poco, porque el metro iba hasta arriba y poco podíamos hablar.

Cuando llegamos vi una foto de ella con un niño y le pregunté que si era su hijo y me dijo que sí, la foto tenía unos años. Ahora el crío tenía 15 años, pero que hasta las 20:30 no volvía de entrenar fútbol.
- ¿Te importa si me doy una ducha?. - le pregunté.
- Claro que no.- me dijo.
- Es que llevo todo el día dando vueltas y estoy un poco sudado. - respondí. Me guió al baño, me metí, me desnudé y me puse en la ducha. Cuando me estaba aclarando se abrió la puerta y apareció Silvia totalmente desnuda. Tenía algún michelín, el pecho algo caído, pero bastante grande y algo que me llamó la atención de inmediato, un coño peludo, cuidado, eso si, no salvaje. No tenemos costumbre de ver algo así, casi siempre son depiladitos y al ser algo fuera de lo común me hizo empalmarme de inmediato.
- Vaya, sí que te alegras de verme.- dijo Silvia. Se metió en la ducha conmigo bajo el agua, se puso de rodillas y directamente se puso a comerme la polla. Se notaba que tenía ganas, como movía las manos y la boca. Al rato se la sacó y dijo:
- Vamos a la cama.- en ese momento yo le agarré la cabeza, me estaba dejando a punto así que le dije.
- No, ahora vas a acabar el trabajo y después vamos. - le empujé la cabeza a mi polla y siguió comiendo. Con un tirón suave de pelo le retiré la cabeza, cogí mi polla y me saqué la leche para ella, corriéndome en su cara y viendo como la corrida se mezclaba con el agua que bajaba hasta sus tetas y más abajo. Cerré el grifo del agua y Silvia se puso de pie, se notaba que estaba muy muy cachonda. Fuimos a la cama sin secarnos, cuando llegamos me puse a comerle las tetas delante de la cama y la fui llevando allí poco a poco. Le levanté una pierna y la apoyé en la cama y yo me senté enfrente de ese coño peludo y carnoso y sin más me tiré como un león. Ya estaba empapadísima, me agarró el pelo con las dos manos. Yo metí mis dos dedos en su coño para follarla un poco con ellos, buscando su punto g y estaba tan cachonda que en 2 minutos se estaba corriendo con un grito descomunal, toda su humedad me chorreaba por la mano y el antebrazo hasta el codo, madre mía, que orgasmo. Yo claro, entre ese coño y el orgasmo que se acababa de meter yo ya estaba totalmente recuperado.
- ¿Tienes un condón?-le pregunté.
- Sí, en la mesita hay, pero no se si estarán caducados. - me respondió con la voz entrecortada. Abrí el primer cajón de la mesita y había unos cuantos, cogí uno y no, aún faltaba para que caducara. Mientras me lo ponía dijo:
- Ten cuidado que hace mucho que no estoy con un hombre.
- No creo que eso sea un problema. - respondí, le planté un morreo y apoyé sus manos en la cama dejándome un buen culo a la vista, lo abrí un poco y se la metí por su coño recién corrido y empecé a bombear, primero poco a poco y luego un poquito más duro. Luego se la saqué, la senté en la cama y le levanté sus piernas para ver su hermoso coño y se la metí otra vez. En ese momento caí en una cosa, que gran placer es follarse a una mujer grande, que no gorda, grande. Mientras bombeaba le veía el coño peludo, esas tetas grandes botar, ella jadeando como hacía tiempo que no lo hacía, puff, que cachondo estaba.
- Me quiero poner arriba. - me dijo entre jadeos. Yo acepté sin problemas, me tumbé en la cama, y ella se me subió encima, se la metió ella solita y se tumbó sobre mí, comiéndome la boca mientras movía las caderas y yo le agarraba ese culazo que tenía. En este punto, he de decir que hacía un movimiento raro y al cabo de un rato tuve que decírselo:
- Te voy a enseñar a cabalgar bien. Incorporate un poco.- ella se rió y así lo hizo
- Es la falta de costumbre. - me dijo.
- No te preocupes. Ahora pon las manos en mi pecho, apoyándote. Eso es. Y ahora mueve las caderas, adelante y atrás. - se notaba que había cabalgado poco, pero la experiencia mejoró y a ella se veía por los jadeos que también le gustaba más al poner ella el ritmo. Al cabo de un rato me incorporé, la tumbé en la cama, se la volví a meter y agarré sus tobillos y comencé a follarla como si no hubiera un mañana, me ponía burrísimo esas tetas botando y ese coño peludo, ella se corrió al poco de empezar la empotrada, solté una de sus piernas y me agarré a su pelo del coño y al poco comencé a correrme como un cerdo.
- Que polvo me has metido, cabrón. - me dijo Silvia. Finalmente, me quité el condón, me di otra ducha y me dio una cocacola para recuperar y me fui para la estación.

En cuanto al trabajo, me llamaron diciendo que sí que me contrataban, pero al detallar cosas de la oferta que no te dicen de primeras cuando haces la entrevista no me terminó de convencer, una pena.

Espero que os haya gustado.
 
Voy con el segundo relato, espero que el primero os gustase. Para que me conozcáis un poco, vivo en un pueblo y hago teletrabajo desde la pandemia. Un día, hará unos tres años, me salió una oferta de trabajo, pero debía hacer una entrevista en Madrid. Estuve buscando trenes y precios y demás para el día de la entrevista. La tenía por la tarde a eso de las 17:30. Vi que la forma más barata era pillar un tren por la mañana y volver por la tarde en un tren de casi las 21:00. Como la oferta me parecía buena, decidí coger el día en el trabajo con horas extras que me debían y pasar el día en Madrid y aprovechar para alguna compra.

Llegó el día y pasé el día por allí hasta la hora de la entrevista. Llegué puntual y tardaron poco en atenderme. La entrevistadora, una chica de unos 45 más o menos, de pelo corto a media melena, rubita, bastante más alta que yo (yo no soy un jugador de baloncesto precisamente con mi metro setenta), iba con una camiseta de tirantes verde con un generoso escote y una falda de oficinista y tacones, la llamaremos Silvia. Me llevó a un despacho. Los detalles de la entrevista no son relevantes, salvo que comenté que había venido a Madrid para la entrevista y luego me iba en tren. Cuando la entrevista terminó, antes de salir del despacho me dijo:
- ¿Quieres ir a tomar algo y haces algo de tiempo hasta que salga el tren?
- Bueno, si no es mucha molestia para ti.- dije
- No, al contrario, por lo menos estás acompañado y yo se supone que acababa de currar a las 17.

Fuimos a un bar cercano y nos sentamos, ella se pidió una caña. Como ya dije, yo no soy muy dado a beber, pero ese día me apetecía una caña como ella. Estuvimos un rato charlando sobre el trabajo, el mundo laboral y poco a poco fuimos entrando en terreno un poco más personal. Finalmente, me dijo que hacía unos meses que se había divorciado y yo no pude evitar soltar la frase:
- Pues yo casado, que no capado.- Y ese fue el punto de inflexión. Sonrió y me dijo que si quería que fuéramos a su casa, que estaba a 10 minutos en metro y yo acepté la proposición, por supuesto y ella me dijo:
- Ya sabía lo que me dirías, porque no has parado de mirarme el escote desde que nos hemos visto en la oficina.- y que gran verdad había dicho.
- ¿Cómo no mirarlo?- Fue mi respuesta. En apenas 20 minutos estábamos en su casa. En el trayecto hablamos poco, porque el metro iba hasta arriba y poco podíamos hablar.

Cuando llegamos vi una foto de ella con un niño y le pregunté que si era su hijo y me dijo que sí, la foto tenía unos años. Ahora el crío tenía 15 años, pero que hasta las 20:30 no volvía de entrenar fútbol.
- ¿Te importa si me doy una ducha?. - le pregunté.
- Claro que no.- me dijo.
- Es que llevo todo el día dando vueltas y estoy un poco sudado. - respondí. Me guió al baño, me metí, me desnudé y me puse en la ducha. Cuando me estaba aclarando se abrió la puerta y apareció Silvia totalmente desnuda. Tenía algún michelín, el pecho algo caído, pero bastante grande y algo que me llamó la atención de inmediato, un coño peludo, cuidado, eso si, no salvaje. No tenemos costumbre de ver algo así, casi siempre son depiladitos y al ser algo fuera de lo común me hizo empalmarme de inmediato.
- Vaya, sí que te alegras de verme.- dijo Silvia. Se metió en la ducha conmigo bajo el agua, se puso de rodillas y directamente se puso a comerme la polla. Se notaba que tenía ganas, como movía las manos y la boca. Al rato se la sacó y dijo:
- Vamos a la cama.- en ese momento yo le agarré la cabeza, me estaba dejando a punto así que le dije.
- No, ahora vas a acabar el trabajo y después vamos. - le empujé la cabeza a mi polla y siguió comiendo. Con un tirón suave de pelo le retiré la cabeza, cogí mi polla y me saqué la leche para ella, corriéndome en su cara y viendo como la corrida se mezclaba con el agua que bajaba hasta sus tetas y más abajo. Cerré el grifo del agua y Silvia se puso de pie, se notaba que estaba muy muy cachonda. Fuimos a la cama sin secarnos, cuando llegamos me puse a comerle las tetas delante de la cama y la fui llevando allí poco a poco. Le levanté una pierna y la apoyé en la cama y yo me senté enfrente de ese coño peludo y carnoso y sin más me tiré como un león. Ya estaba empapadísima, me agarró el pelo con las dos manos. Yo metí mis dos dedos en su coño para follarla un poco con ellos, buscando su punto g y estaba tan cachonda que en 2 minutos se estaba corriendo con un grito descomunal, toda su humedad me chorreaba por la mano y el antebrazo hasta el codo, madre mía, que orgasmo. Yo claro, entre ese coño y el orgasmo que se acababa de meter yo ya estaba totalmente recuperado.
- ¿Tienes un condón?-le pregunté.
- Sí, en la mesita hay, pero no se si estarán caducados. - me respondió con la voz entrecortada. Abrí el primer cajón de la mesita y había unos cuantos, cogí uno y no, aún faltaba para que caducara. Mientras me lo ponía dijo:
- Ten cuidado que hace mucho que no estoy con un hombre.
- No creo que eso sea un problema. - respondí, le planté un morreo y apoyé sus manos en la cama dejándome un buen culo a la vista, lo abrí un poco y se la metí por su coño recién corrido y empecé a bombear, primero poco a poco y luego un poquito más duro. Luego se la saqué, la senté en la cama y le levanté sus piernas para ver su hermoso coño y se la metí otra vez. En ese momento caí en una cosa, que gran placer es follarse a una mujer grande, que no gorda, grande. Mientras bombeaba le veía el coño peludo, esas tetas grandes botar, ella jadeando como hacía tiempo que no lo hacía, puff, que cachondo estaba.
- Me quiero poner arriba. - me dijo entre jadeos. Yo acepté sin problemas, me tumbé en la cama, y ella se me subió encima, se la metió ella solita y se tumbó sobre mí, comiéndome la boca mientras movía las caderas y yo le agarraba ese culazo que tenía. En este punto, he de decir que hacía un movimiento raro y al cabo de un rato tuve que decírselo:
- Te voy a enseñar a cabalgar bien. Incorporate un poco.- ella se rió y así lo hizo
- Es la falta de costumbre. - me dijo.
- No te preocupes. Ahora pon las manos en mi pecho, apoyándote. Eso es. Y ahora mueve las caderas, adelante y atrás. - se notaba que había cabalgado poco, pero la experiencia mejoró y a ella se veía por los jadeos que también le gustaba más al poner ella el ritmo. Al cabo de un rato me incorporé, la tumbé en la cama, se la volví a meter y agarré sus tobillos y comencé a follarla como si no hubiera un mañana, me ponía burrísimo esas tetas botando y ese coño peludo, ella se corrió al poco de empezar la empotrada, solté una de sus piernas y me agarré a su pelo del coño y al poco comencé a correrme como un cerdo.
- Que polvo me has metido, cabrón. - me dijo Silvia. Finalmente, me quité el condón, me di otra ducha y me dio una cocacola para recuperar y me fui para la estación.

En cuanto al trabajo, me llamaron diciendo que sí que me contrataban, pero al detallar cosas de la oferta que no te dicen de primeras cuando haces la entrevista no me terminó de convencer, una pena.

Espero que os haya gustado.
Situación morbosa.Se encanta de repente ir a la playa con una pareja de amigos.Ella tiene todos los bikinis sucios excepto uno que me regale que se lo ha puesto solo en un par de ocasiones porque es casi tanga y muy estrecho de alante y la parte de arriba pequeña y de los qye se marcan los pezones .
Estando en la playa le intento abrir un poco el bikini atrás ,sacándolo del culo y me dice,no si da más y se acaba metiendo y tan contenta va al agua.
Nos pusimos las botas viendo ese cuerpazo.Por delante tapaba lo justo del coño ,notándose los lados depilados.
Menudo morbazo .
Ya la publique en otro foro
 
Como ya dije, he tenido experiencias sexuales de todo tipo, aunque han sido pocas y, como también dije, me gustaría contarlas todas. Bueno, la que nos ocupa tuvo lugar hace muchos años, cuando era un jovencito de 18 años. Tenía un amigo de siempre y teníamos mucha confianza. Muchos fines de semana, cuando salíamos, nos solíamos recoger pronto, sobre 11:30/12 y luego nos pasábamos a su casa y echábamos alguna partida al ordenador. Pero una noche fue diferente. Sus padres se habían ido de fin de semana, ya que tenían una casa en el campo y cuando llegamos a su casa y fuimos a su habitación él me dijo:
- Oye, ponemos hoy un poco de porno?.- no vi el incoveniente.
- Vale. - pues eso hizo. Sacó un cd, lo metió en el ordenador y comenzamos a ver películas. Más bien escenas. Al cabo de un rato me habló.
- ¿Te importa si me hago una paja?.
- Si no te importa que me la haga yo.- fue mi respuesta. Nos sacamos las pollas los dos, cada uno sentado en una silla y nos comenzamos a pajear. Me fijé en que el cabrón tenía un pollón enorme y lo tenía callado, pero no era el momento de comentarlo. Al cabo de un rato mi amigo me dijo:
- ¿Me la comes?- Yo no se si era por el calentón, el pollón que gastaba o la combinación de ambas que no me pude negar. Me bajé enfrente de él y comencé a comérmela. Al cabo de un rato le dije.
- Estoy incómodo.- y es verdad, entre los pantalones por los tobillos y la postura delante de la silla del ordenador me estaba quedando tieso.
- Ven. - dijo, se levantó, se terminó de sacar los pantalones y se fue a la cama, yo hice lo mismo, se tumbó y yo me puse frente a su polla a seguir comiéndomela mientras me pajeaba. Al cabo del rato comenzó a resoplar y me avisó de que se corría, a mi poco me importó, solo la saqué y terminé de sacudírsela mientras se corría, yo me puse de rodillas a su lado y pajee un poco hasta que me corrí en su vientre.

Ese fue el primer encuentro. Tuvimos varios más. Pero contaré uno en especial. El nunca me la comió a mi y nunca me importó la verdad, me gustaba ser yo quien lo hiciera siempre y tampoco me folló nunca. Hacía poco había sido su cumple y habíamos hecho una fiesta todos los amigos. El finde siguiente de esto, sus padres se volvieron a ir, yo lo sabía porque él lo había comentado. Quedamos por la tarde para salir y me presenté en su casa, cuando me abrió la puerta le pregunté antes de entrar
-¿ Estás solo?.- pregunté.
- Si claro, mis padres se han ido esta mañana. - me respondió. Acto seguido lo empujé para dentro cerrando la puerta detrás de mi y me bajé a sus pantalones, se los desabroché y antes de que pudiera bajarle los pantalones me dijo:
- ¿Qué haces?.- un poco extrañado.
- Pues que ha sido tu cumple y me debes dos corridas extra por cumplir. - dije. Se rió y se dejó hacer. Allí en mitad del pasillo le pajee, me comí ese pollón como quise, me di un buen festín, finalmente, entre gemidos se comenzó a correr en mi boca, intenté que no saliera ni una gota.
- Ahora me debes la segunda.- le dije con una sonrisa mientras se la masajeaba.
- Déjame descansar un poco. Vamos a la habitación y veo como te pajeas para ponerme otra vez a tono. - dijo. Fuimos a su habitación, él se quitó su camiseta y yo me desnudé, me tumbé con la cabeza hacia los pies de la cama y comencé una paja. Él se sentó apoyándose en el cabecero de la cama. Yo intentaba hacerlo despacito para no correrme demasiado pronto. Al rato, mi amigo se echó encima de mi, polla con polla, yo las cogí las dos con una mano y seguí dándole al tema. Me puse muy muy cachondo y al momento comencé a correrme efusivamente y solté las dos pollas dejando caer la mano.
- Me has dicho que te debía otra corrida, no me dejes a medias. - me dijo mi amigo. Fue subiendo hasta mi cara y me puso su pollón manchado con mi corrida en la cara. A mi se me había bajado un poco la alegría, seamos sinceros, pero lo había dicho y ahora tenía que cumplir, por lo que agarré la polla con la boca cogiendo sus cachetes del culo con mis manos y comencé a comérmela, él se animo, me agarró del pelo y se comenzó a follar mi boca. Poco a poco yo iba recuperando y cada vez estaba más cachondo. Al rato comenzó a correrse como un cerdo por mi boca, me rebosó y me corrió barbilla abajo, una vez se quitó de encima de mí, yo comencé a hacerme una paja como un loco de lo cachondo que estaba y me terminé corriendo sobre mi cuerpo.

Con el paso del tiempo, mi amigo se fue a estudiar fuera y sus padres se mudaron y perdimos el contacto, pasarían años hasta que volviera a comerme una polla, pero esa historia es para otro día.

Espero que os haya gustado.
 
Me gustaría contar como primera historia la primera de mis experiencias que no ha sido con mi pareja. Fue una vez que fui de vacaciones con unos amigos a Lloret de Mar hará unos 10 años. Fuimos cuatro y pillamos un apartamento con piscina y a tan solo unos metros de la playa. Uno de estos amigos, de hecho con el que mejor migas hago es muy golfo y más de una vez me ha dicho que si yo le echara a la vida tanta cara como él no pararía de follar, como el pasa a él. Igual que mis aventuras se pueden contar con los dedos de las dos manos (y de hecho las quiero contar todas aquí como ya he dicho) y tampoco es que las vaya buscando, simplemente suceden, él es un “aventurero” nato. No para. Pero eso es otra historia.

La última noche que estuvimos, uno de mis amigos se encontraba mal y no teníamos pensado salir. Antes de cenar, mi amigo el “golfo” se dio cuenta de que dos habitaciones más lejos había un grupo también de chicas que también estaban en el balcón.
- Ven, que esta noche nos lo vamos a pasar bien. - me dijo mi amigo. Cogió un paquete de palomitas que habíamos comprado (entre otras cosas para comer) y fuimos a su habitación. Él llamó a la puerta y nos abrieron en seguida. Nos abrió la puerta una chica bajita delgadita y mi amigo le habló con su jeta habitual.
- ¿Podemos usar vuestro microondas para hacer palomitas?. El nuestro está estropeado.- al fondo las otras dos chicas que había estaban muertitas de la risa.
- Sí, que pasen. - dijeron ellas desde dentro y pasamos. Nos presentamos, ellas se presentaron, nos contaron que estaban de vacaciones que estaban recorriendo la costa española como viaje, que acababan de llegar, ya que habían acabado la carrera y además querían hacer algunas locuras. Nosotros les dijimos que estábamos haciendo un viaje pero más cortito, de colegas. Mientras se calentaban las palomitas mi amigo les dijo:
- Pues como primera locura se me ocurre. La piscina cierra a las 8. En cuanto sea de noche vamos y nos damos un baño, luego si queréis os vais de fiesta, nosotros no podemos, que tenemos a uno de baja. - Ellas aceptaron. Nosotros nos fuimos a nuestra habitación, les contamos a los otros dos lo que había pasado, cenamos un poco y el que se encontraba mal se fue a dormir.

A eso de las 22:30 llamaron a la puerta las 3 chicas que venían con bañador. Nosotros, por supuesto ya estábamos listos. También se apuntó nuestro otro amigo, cosa que nos extrañó porque es muy introvertido. Fuimos a la piscina, y nos metimos, estuvimos un rato jugando hasta que nos llamaron la atención. Nos salimos y fuimos a la habitación de ellas, donde compartimos toallas para secarnos. Nos salimos al balcón y estuvimos hablando bastante rato y pasándolo bien hasta bien entrada la madrugada. Os describo a las tres chicas. La primera, era la única que llevaba bañador (las otras llevaban bikini), era bajita, delgadita con gafas y bastante tímida. Otra era deportista, jugadora de fútbol, estaba bastante fibrada con pecho pequeñito y pelo largo moreno y según nos comentó, también tenía pareja. La última, a la que le daré nombre porque es la relevante para mi relato, Pilar, era delgada, pero fuerte, tirando a rellenita, solo un poco más bajita que yo, con unas tetas enormes, morena con el pelo cortito, casi tenía yo el pelo más largo que ella y ojos verdes. Aquí tengo que decir que es la chica más guapa de cara (o por lo menos a mí me lo sigue pareciendo después de los años) que he visto en mi vida. Volviendo a la noche que estábamos pasando, llegó un momento de la madrugada que Pilar habló:
- Bueno, ¿y dónde están el resto de locuras?. - Yo en ese momento, no se qué me pasó que no pude evitar hacer lo que hice.
- La tuya está aquí. - dije levantándome de la silla y levantándola a ella de la mano. Ella se rió.
- Adiós!.- les dijo a las otras dos y a mis amigos. Mis dos amigos se quedaron perplejos y yo estaba a mil por el paso que acababa de dar.

Pilar me guió a su habitación, en la que había dos camas, una de frente a la puerta pegada a la pared y otra a un lado. Cuando cerramos la puerta nos comenzamos a liar y a comernos la boca. No tardó ni un momento en que ella comenzó a bajar besándome el pecho, el estómago, la cintura y cuando llegó al bañador dijo:
- Para una prenda que llevas y te sobra. - Tiró del bañador y salió mi polla dura como una piedra y ella le dijo con voz suave:
- Hola. - y se la metió en la boca. Yo puse mi mano en su cabeza mientras ella chupaba, la sacaba, me masturbaba un poco, me besaba los huevos y volvía a metérsela en la boca. Yo la agarré del pelo para levantarla un poco, ella se puso de pié y la puse en la cama, quitándole la parte de abajo del bikini, dejando un hermoso coño suavecito al aire, levanté sus piernas, me agaché y empecé a lamerlo. Arriba, abajo, metí un dedo, luego dos. He de decir que no gemía, pero respiraba muy profundamente, disfrutando de la comida de coño. De repente caí y exclamé.
- Ostia, no tengo condón. - me lamenté.
- No te preocupes. Mira, en esa bolsa pequeñita al lado de la puerta hay. - dijo. Fui a coger uno mientras ella se quitaba la parte de arriba del bikini descubriendo un par de tetas enormes pero muy bien puestas, no eran descomunales pero eran bastante grandes. En la bolsa había bastantes condones y un satisfyer rosa. Saqué un condón y cuando me quise dar cuenta tenía a Pilar otra vez enganchada a mi polla, yo no pude más que acariciar ese hermoso rostro mientras me dejaba hacer.
- Deja que disfrute de ti. - le dije después de un rato, se fue a la cama y se puso a cuatro patas mientras me ponía el condón. Fui hacia ella, le abrí el culo y me ofreció un espectáculo digno del mejor porno,
viendo como se abría su coño para recibirme y eso hice. Se la metí y comencé a darle. La chica tenía bastante ritmo, tuve que sacar una pierna por un lado mientras la follaba porque quería darle con más fuerza, ella lo pedía con su lenguaje corporal y yo lo necesitaba. Ahora sí que empezó a gemir y no solo a respirar fuerte mientras le daba con todo.
- Para un momento.- me dijo. No me había dado cuenta, pero se habían empezado a oir gemidos. Yo sabía que mi amigo el “golfo” ya había hecho de las suyas. Pilar y yo nos empezamos a reir.
- Te toca descansar. - me dijo. Salí de ella y me senté apoyado en la pared, ella se subió encima de mi metiéndose mi polla y por primera vez me pude comer aquellas tetas perfectas mientras ella comenzaba a cabalgar y me agarraba la cabeza. Agarré sus caderas y la ayudaba a follar, nos comíamos la boca, los dos gozábamos. Al cabo de un rato la avisé.
- Me corro.
- Eso no se avisa. - me dijo entre jadeos y apretó el ritmo. Me corrí como hacía tiempo que no hacía y ella paró el ritmo poco a poco.
- Descansa. - Salió, me quitó el condón y lo anudó, lo levantó y me dijo.
- Vaya corridón te he sacado eh!.
- Para que veas como me pones. - le respondí exhausto. Ella se fue a la bolsa y sacó el satisfyer, se tumbó en la cama y se empezó a masturbar con él. Yo no pude quedarme quieto y fui a ayudarle, le metí mis dos dedos y la follé con ellos. Al cabo de un momento se estaba corriendo. El aparato se escapó de sus manos y rodó al suelo. Yo me recosté dando besos y lengüetazos a ese grandioso coño mientras ella se recuperaba un poco y de fondo oíamos los gemidos de nuestros amigos. A mi la situación me ponía bastante, no lo voy a negar, fui subiendo poco a poco por su cuerpo mientras lo besaba, deteniéndome en sus agradables pezones y jugando con sus tetas hasta que finalmente comenzamos a comernos la boca. Al cabo de un rato ella habló:
- Quiero comerte otra vez la polla.- yo hice un gesto de aprobación con la cabeza, me recosté bien y ella fue bajando y comenzó otra mamada. En mitad de la mamada oímos los gritos de orgasmo de nuestros amigos y nos volvió a dar la risa y, emulando la misma frase que ella había dicho hacía un rato le hablé:
- Te toca descansar.
- ¿Con que esas tenemos?- dijo mientras se tumbaba boca arriba mientras yo me colocaba frente a su coño, le levanté las piernas todo lo que pude para poder arrodillarme en condiciones delante de ese coño perfecto, introduje un dedo y comencé a comer. Ahora, después de haberse corrido estaba más rico que antes. Empezó a gemir enseguida, yo aumenté el ritmo de mi dedo y la presión de mi lengua en su clítoris y se comenzó a correr en seguida, apretándome el dedo que tenía dentro de ella.
- Espera. - le dije. Fui a la bolsita a por un condón, que puse con rapidez, la cogí, la puse en la misma postura que como le había comido el coño, me monté sobre ella, se la metí sujetando sus piernas con mis brazos y me eché sobre ella para besarla, ella cogió mi cabeza con una mano y me la comencé a follar como si un hubiera un mañana. Ahora gritaba con cada embestida, yo estaba cerdísimo y no podía parar de embestir, me di cuenta de que ella con la mano libre se agarró al borde de la cama. Juntamos nuestras frentes. Fue un gran placer follármela mientras me miraba a los ojos y me gritaba de placer en la cara. Estuvimos un buen rato dándole (no se cuanto tiempo estuvimos en la misma postura y con el mismo ritmo frenético, pero fue bastante), yo estaba cansado pero no podía bajar el ritmo, mi cuerpo y la situación no me lo permitían, no podía permitirme bajar el ritmo de dejar de follarme a aquella chica que a mi me parecía preciosa, después de un rato me comenzó a decir:
- No pares, no pares. - jadeó.
- No, hasta que te corras. - le dije mientras nos mirábamos a los ojos. Al momento comenzó a correrse como una loca y yo no pude evitarlo y me corrí también, ella me abrazó con el otro brazo y estuvimos así un rato. Me incorporé como pude sacándole la polla y ella bajó las piernas despacito.
- Me han dado un montón de calambres en las piernas, pero con la follada que me acabas de meter me ha dado igual. - dijo. Me quité el condón y me tumbé a su lado, nos enrollamos un poco y nos quedamos dormidos.

Al día siguiente desperté a su lado, en la misma postura y pude ver su hermoso rostro dormido. La besé y se despertó con una sonrisa. Comencé a recorrer su cuerpo con un dedo.
- Habrá que despedirse, que me voy hoy. - dije. Ella sonrió.
- Te voy a decir una cosa que no te vas a creer. - me dijo.
- A ver, sorpréndeme.
- Ha sido la mejor follada que me han metido en mi vida, pero me has reventado el coño, lo tengo dolorido. - me dijo. También he de reconocer, que hasta ese momento, también había sido la mejor follada de mi vida.
- No puede ser para tanto, déjame que le de un beso de buenos días. - bajé al coño y tenía los labios rojos, estaban hasta un poco escocidos. Igualmente fui a darle un beso a ese coño pero en cuanto se lo dí ella cerró las piernas.
- No no, de verdad, que estoy reventada.
- Vale, no te preocupes.- Yo me levanté de la cama.
- Pero no te vas a ir de vacío, como premio me voy a esmerar en hacerte la mejor mamada que haya hecho nunca.- me dijo sentándose en la cama e invitándome a volver a ella. Así hice y me tumbé. Ella se puso entre mis piernas y me hizo un mamadón extraordinario. Es cierto que se esmeró. Cuando estaba cerca de correrme y ella lo notó soltó su mano y únicamente usando su boca me hizo correrme, noté
como la corrida se escapaba de su boca y corría por mis huevos. Sí señor, una buena mamada como me había dicho.

Efectivamente mi amigo el golfo se folló a la chica deportista. Mi otro amigo, a ver que el golfo también se fue a la habitación y entre que es introvertido y la timidez de la otra chica se fue y no hizo nada. Luego mi amigo el golfo me dijo que cuando acabó con la deportista, ella se quedó dormida enseguida porque le dijo que estaba cansada y él, cogió el bañador sin ponérselo y salió de la habitación y fue a la cocina a beber agua antes de irse a nuestra habitación, pero se dio cuenta de que en el sofá estaba la chica tímida acostada, ya que su cama estaba en la misma habitación que la de Pilar. Él le pidió perdón, se puso el bañador y se sentó a su lado mientras comentaban como me oían a mi y a Pilar dándole al tema. Pues cuando acabamos se ve que se liaron y acabaron follando en el sofá. Yo de esto no me enteré, ya debía estar dormido plácidamente junto a Pilar. A la mañana siguiente cuando Pilar y yo salimos de la habitación los encontramos dormidos en el sofá.

Es una pena que no hayamos vuelto a coincidir, porque nos lo pasamos muy bien.
Espero que os haya gustado.
Buena historia
 
Muy morboso todo lo que escribes. Felicitaciones.
 
Muchas gracias por los comentarios.

Os cuento la siguiente.

Esta me pasó hace relativamente poco (hará un par de años) y sin duda, es mi favorita y me hace mucho pensar como la cosa más inocente puede acabar en uno de los mejores días de tu vida, o por lo menos, en un día que no olvidarás jamás. Comento la situación. Un día en el gym un par de chicas jovencitas estaban hablando en la máquina de al lado. Cabe decir que ya las conocía de antes, de verlas por allí y de poco más que comentar un chascarrillo de vez en cuando. Estaban hablando de una serie de netflix y una de ellas le comentaba a la otra que a pesar de haber cumplido los 18 años sus padres no le dejaban la cuenta de netflix y que tenía que ver la serie con ellos y a ellos no les gustaba la serie. Casi que no pude evitar meterme en la conversación a modo de broma y sin segundas intenciones:
- Yo te puedo compartir mi cuenta.- hubo unas risas de las dos, ya que no se esperaban que estuviera con la oreja puesta.
- No, tranquilo que no quiero causarte molestias.--me dijo.
- Si no es molestia, si quieres cuando termine hablamos en la puerta e intercambiamos los números – a lo que ella accedió. Yo normalmente dejo el móvil en la taquilla en el gym. Cuando terminé de entrenar y ducharme nos vimos los 3 en la puerta y esta chica que llamaremos Vero y yo nos intercambiamos los teléfonos y demás. Quedamos en que mensualmente cuando se cobraran el netflix se lo pasaba y pagábamos la mitad.

Y en eso quedó la cosa. El resto de días hasta que me llegó el cobro pues normal, nos saludábamos por el gym y poco más. Pues llegó el día y le pasé el cobro por whats para que me pagara la mitad. Me dijo que vale, que quedábamos a tomar algo si me parecía y me pagaba en mano. He de decir que en ningún momento se me pasó por la cabeza ni siquiera liarme con ella. Físicamente no es que atrajera mucho la atención, es morenita, bajita, con poco pecho y pocas caderas, delgadita, aunque no extremadamente y aunque sabía por la conversación con su amiga que era mayor de edad, me parecía bastante niña.

Quedamos en un bar y cuando nos encontramos nos dimos un par de besos y nos metimos dentro. Mientras nos ponían las bebidas tuvimos una conversación un poco sosa. Una vez ya nos sirvieron la conversación se puso más interesante en la que me enteré un poco de su vida, que estaba estudiando y vivía con sus padres. Me comentó que ella recibía de sus padres la habitual paga mensual y que no le llegaba para todos sus caprichos, lo típico. Ya medio en broma le dije que si no le llegaba podía pagarme de otra forma. Ella se echó a reir.
- Oye, es una forma de ahorrar dinero.- me dijo entre risas.
- Y de pasártelo bien.- le respondí.
- Pero te digo una cosa, yo vivo con mis padres y tu con tu mujer, yo no quiero algo cutre en el asiento de atrás de un coche.-yo ya me quedé un poco loco por los derroteros de la conversación casi sin buscarlo y le pregunté medio sorprendido.
- ¿Pero lo dices en serio?
- Claro.- respuesta clara y concisa.
- Pues no te preocupes que algo se me ocurrirá.- fue mi respuesta. Luego seguimos hablando un poco más, pero nada reseñable o relevante para el relato. Luego pagué la cuenta, nos despedimos con dos besos y cada uno se fue por su camino.

Yo no paraba de darle vueltas durante el resto del día y ya por la noche en la cama. Finalmente concreté un plan, quedaría con ella para irnos una noche de hotelito y para tener coartada, le diría a mi mujer que me iba un finde con la moto para no levantar sospechas. He de decir que de vez en cuando me voy con la moto y no le extrañaría. Dicho y hecho, concreté con Vero un sábado y reservé hotel en un pueblecito cercano. Únicamente había una pega y es que ella debía dormir en casa.

Por fin llegó el gran día, yo en casa me apañé para salir con la moto y eché una muda en la mochila. Cogí la moto y fui a casa de mi madre para dejarla en el parking y volví a pata para recoger el coche, mi mujer no conduce y ni siquiera bajaría al parking de casa a mirar. A la hora acordada con Vero la recogí, se montó en el coche. Iba bastante mona con el pelo suelto, con una camisa negra, unos pantaloncitos cortos y unos zancos. Nos dimos dos besos y nos pusimos en marcha. Durante el camino tuvimos una conversación normal, para romper el hielo, me contó que le dijo a sus padres que se iba con una amiga a pasar el día, hablamos de series que ahora podía ver, etc. Finalmente, llegamos al hotel, dejé el coche en el parking y subimos a la recepción a hacer el papeleo.

Al llegar a la habitación, abrí la puerta con la tarjeta y la dejé metida en la ranura para poder encender la luz, nada más Vero cerró la puerta tras de sí, solté la mochila, la agarré de la cabeza y me lié con ella como si no hubiera un mañana, por supuesto ella me siguió y me agarró el culo. En un momento me separé, le desabroché la camisa, ella se la sacó rápidamente y ella misma se quitó el sujetador, dejando al aire unos pechos pequeñitos con unos pezones oscuros que me volvieron loco desde el primer momento, seguimos enrollándonos delante de la puerta, hasta que ella decidió quitarme la camiseta, momento en el que aproveché para desabrochar su cinturón y el botón de su pantalón y mi mano rápidamente se abrió paso hasta su coño, el cual pude descubrir estaba suavecito suavecito, preparado para la ocasión. Y empecé a sobar por fuera mientras la besaba. Al cabo de un momento, saqué mi mano, y la conduje a la cama y la tiré allí, con las piernas por fuera, me agaché para quitarle los zancos, que salieron con facilidad y me dispuse a quitarle los pantaloncitos y las bragas húmedas mientras le iba besando los muslos. Ahora tenía allí un precioso y pequeñito coñito depilado esperando a ser comido y eso fue lo que hice, me tiré ahí como si no hubiera comido en días, primero besando los labios por fuera, lamiendo arriba y abajo y finalmente centrándome en el clitoris y metiendo un par de dedos mientras me lo comía. No tardó en correrse, como gemía, yo me encontraba cerdísimo, me incorporé, me quité los pantalones y los calzoncillos, me puse un condón y me puse a follármela en la misma postura en la que le había comido el coño, estaba tan cerdo que en 2 minutos me estaba corriendo como una fuente. Pasé un momento recuperando en el que ella me abrazó con las manos y las piernas. Al rato pude incorporarme sacando la polla y tirando el condón y me tumbé en la cama, ella se puso a mi lado, sobre mi pecho y debimos quedarnos dormidos.

Me desperté con una mamada que me estaba haciendo Vero.
- Ahora te toca a ti.- fueron sus únicas palabras. Se notaba que tenía práctica la chica, madre mía, que mamada me metió. Cuando me fui a correr la avisé, pero pareció no importarle y me sacó la corrida con la boca, no cayó fuera ni una gota.
- Ahora voy a comerte yo. - le dije. Ella negó con la cabeza
- Ahora es hora de comer y te quiero hacer sufrir un poquito.- Con la tontería eran ya casi las 15 horas.

Nos vestimos, con la anécdota de que ella tuvo que ponerse otras bragas porque las que traía estaban empapadas. Al buscar sitio para comer no encontramos ninguno decente o con sitio, por la hora que era estaba todo hasta la bandera. Tengo que decir que íbamos por la calle como dos recién enamorados, agarrados de la cintura intercambiando besos, la verdad es que fue una aventura bastante bonita, he de reconocerlo. Finalmente, optamos por comer en un burguer que había cerca debido a la hora y que no había nada más. Mientras comíamos, entre otras cosas ella me dijo lo siguiente:
- Nunca me han comido el coño con tantas ganas.
- Es que te voy a decir la verdad, me he puesto muy muy cachondo, a parte de la experiencia, claro.- fue mi respuesta.
- Eso también se nota.- dijo entre risas. Seguimos hablando y riendo.

Al llegar a la habitación, fue Vero la que se me echó encima y nos enrollamos. Fue empujándome poco a poco a la cama, cuando llegamos me quitó la camiseta, ella se quitó su camisa mientras nos enrollábamos, no me había dado cuenta del detalle de que habíamos salido a comer y no se había puesto sujetador, y yo sin saberlo, me acababa de dar cuenta al quitarse su camisa, hecho que me puso como una moto. Desabroché su cinturón y ambos nos quitamos los pantalones, me sentó en la cama, se me subió encima y empezó a cabalgar mientras nos besábamos. Que manera de cabalgar, notaba como me chorreaba por los huevos, puff. Me empujó y me tumbó mientras ella seguía cabalgando y gimiendo cada vez más fuerte. En un momento vi como empezaba a retorcerse y correrse. Yo no aguantaba más, la eché a un lado, la tumbé en mitad de la cama, levanté sus caderas con mis manos y empecé a follarla con todo lo que tenía. Entre la situación y el calentón me vine enseguida, sacándola y corriéndome en su vientre mientras jadeábamos los dos. Me recosté a su lado y empezamos a hablar hasta que nos quedamos dormidos entre el polvo y la barriga llena.

Cuando nos despertamos Vero dijo que se iba a duchar, pero no la dejé, estaba demasiado cachondo, tumbados en la cama, comencé a besarla, a comerle esos pezoncitos oscuros, a recorrer su cuerpo con mi boca hasta que mi mano fue bajando poco a poco hasta su coño suave y empecé a masturbarle y empezaron los gemidos una vez más. Al poco me bajé, me tumbé frente a su coño y empecé a comérmelo. Entre gemidos me avisó que se corría, yo me incorporé, le levanté un poco las piernas y comenzó una nueva follada en la que se corrió en seguida. Le di la vuelta, la puse a 4 y seguí dándole.
- Cuando te corras avísame, quiero sacártela yo.- me dijo jadeando. Y así seguimos un rato más, dándole con todo lo que tenía, ella cada vez estaba más cerca del cabecero de la cama y acabó apoyándose en él. Cuando me iba a correr la avisé. Ella se salió y sin que yo me moviera se enganchó a mi polla y comenzó a mamar y al momento me vine.
- Se nota que ya estás seco. - me dijo. Y es verdad, ya no soltaba casi nada, jeje. Me besó con mi propia corrida en la boca y así estuvimos un rato. Finalmente nos duchamos y salimos a tomarnos algo, luego a cenar y nos tomamos algo más. Todo como si fuéramos una parejita de recién enamorados. Se nos hizo tarde y ella me pidió que la llevara a casa, ya que debía dormir allí y aún nos quedaba el viaje de vuelta, que no era mucho, pero había que hacerlo. Si por mi hubiera sido hubiéramos echado alguno más, pero tampoco quería que tuviera problemas con sus padres. La llevé, dejé el coche en el parking de casa y me acerqué al parking de mi madre a recoger la moto para al día siguiente hacerle algunos kilómetros y me fui de vuelta al hotel.

Los siguientes días que nos cruzábamos en el gym como si no hubiera pasado nada. Hola, adiós, algún comentario pero nada más. A los meses vi que dejó de ir al gym, tanto ella como su amiga y me animé a escribirle por whats. Pero me di cuenta de que me había bloqueado. Al poco me encontré con su amiga por la calle de casualidad y le pregunté, resultó que se había echado un novio y ese fue el fin de esta aventura, quité su cuenta de netflix y hasta hoy.

Espero que os hayabgustado a pesar de la parrafada!!
 
Como ya dije, he tenido experiencias sexuales de todo tipo, aunque han sido pocas y, como también dije, me gustaría contarlas todas. Bueno, la que nos ocupa tuvo lugar hace muchos años, cuando era un jovencito de 18 años. Tenía un amigo de siempre y teníamos mucha confianza. Muchos fines de semana, cuando salíamos, nos solíamos recoger pronto, sobre 11:30/12 y luego nos pasábamos a su casa y echábamos alguna partida al ordenador. Pero una noche fue diferente. Sus padres se habían ido de fin de semana, ya que tenían una casa en el campo y cuando llegamos a su casa y fuimos a su habitación él me dijo:
- Oye, ponemos hoy un poco de porno?.- no vi el incoveniente.
- Vale. - pues eso hizo. Sacó un cd, lo metió en el ordenador y comenzamos a ver películas. Más bien escenas. Al cabo de un rato me habló.
- ¿Te importa si me hago una paja?.
- Si no te importa que me la haga yo.- fue mi respuesta. Nos sacamos las pollas los dos, cada uno sentado en una silla y nos comenzamos a pajear. Me fijé en que el cabrón tenía un pollón enorme y lo tenía callado, pero no era el momento de comentarlo. Al cabo de un rato mi amigo me dijo:
- ¿Me la comes?- Yo no se si era por el calentón, el pollón que gastaba o la combinación de ambas que no me pude negar. Me bajé enfrente de él y comencé a comérmela. Al cabo de un rato le dije.
- Estoy incómodo.- y es verdad, entre los pantalones por los tobillos y la postura delante de la silla del ordenador me estaba quedando tieso.
- Ven. - dijo, se levantó, se terminó de sacar los pantalones y se fue a la cama, yo hice lo mismo, se tumbó y yo me puse frente a su polla a seguir comiéndomela mientras me pajeaba. Al cabo del rato comenzó a resoplar y me avisó de que se corría, a mi poco me importó, solo la saqué y terminé de sacudírsela mientras se corría, yo me puse de rodillas a su lado y pajee un poco hasta que me corrí en su vientre.

Ese fue el primer encuentro. Tuvimos varios más. Pero contaré uno en especial. El nunca me la comió a mi y nunca me importó la verdad, me gustaba ser yo quien lo hiciera siempre y tampoco me folló nunca. Hacía poco había sido su cumple y habíamos hecho una fiesta todos los amigos. El finde siguiente de esto, sus padres se volvieron a ir, yo lo sabía porque él lo había comentado. Quedamos por la tarde para salir y me presenté en su casa, cuando me abrió la puerta le pregunté antes de entrar
-¿ Estás solo?.- pregunté.
- Si claro, mis padres se han ido esta mañana. - me respondió. Acto seguido lo empujé para dentro cerrando la puerta detrás de mi y me bajé a sus pantalones, se los desabroché y antes de que pudiera bajarle los pantalones me dijo:
- ¿Qué haces?.- un poco extrañado.
- Pues que ha sido tu cumple y me debes dos corridas extra por cumplir. - dije. Se rió y se dejó hacer. Allí en mitad del pasillo le pajee, me comí ese pollón como quise, me di un buen festín, finalmente, entre gemidos se comenzó a correr en mi boca, intenté que no saliera ni una gota.
- Ahora me debes la segunda.- le dije con una sonrisa mientras se la masajeaba.
- Déjame descansar un poco. Vamos a la habitación y veo como te pajeas para ponerme otra vez a tono. - dijo. Fuimos a su habitación, él se quitó su camiseta y yo me desnudé, me tumbé con la cabeza hacia los pies de la cama y comencé una paja. Él se sentó apoyándose en el cabecero de la cama. Yo intentaba hacerlo despacito para no correrme demasiado pronto. Al rato, mi amigo se echó encima de mi, polla con polla, yo las cogí las dos con una mano y seguí dándole al tema. Me puse muy muy cachondo y al momento comencé a correrme efusivamente y solté las dos pollas dejando caer la mano.
- Me has dicho que te debía otra corrida, no me dejes a medias. - me dijo mi amigo. Fue subiendo hasta mi cara y me puso su pollón manchado con mi corrida en la cara. A mi se me había bajado un poco la alegría, seamos sinceros, pero lo había dicho y ahora tenía que cumplir, por lo que agarré la polla con la boca cogiendo sus cachetes del culo con mis manos y comencé a comérmela, él se animo, me agarró del pelo y se comenzó a follar mi boca. Poco a poco yo iba recuperando y cada vez estaba más cachondo. Al rato comenzó a correrse como un cerdo por mi boca, me rebosó y me corrió barbilla abajo, una vez se quitó de encima de mí, yo comencé a hacerme una paja como un loco de lo cachondo que estaba y me terminé corriendo sobre mi cuerpo.

Con el paso del tiempo, mi amigo se fue a estudiar fuera y sus padres se mudaron y perdimos el contacto, pasarían años hasta que volviera a comerme una polla, pero esa historia es para otro día.

Espero que os haya gustado.
Eso da para paja 🤤
 
Un día de verano de mucho calor del año pasado (he de decir que donde vivo cuando digo calor, quiero decir calor de verdad) tuve que cambiar la cerradura de casa. Mi mujer se llevó al niño mientras a comprar y yo me puse en faena con la dichosa cerradura. Hacía tanto calor y estaba sudando tanto que me quité la camiseta. Mientras estaba liado estaba oyendo las voces del niño y la madre del piso de enfrente y al poco salieron el padre y el niño que se iban a la piscina.
- ¿Dejáis a la madre sola en casa? - pregunté en la conversación banal que se suele mantener con los vecinos en los pasillos.
- No, la han llamado que tiene guardia y tiene que ir a trabajar. - y en eso quedó. Nos despedimos y se fueron. Al poco salió ella, a la que llamaremos Sara, vestida de trabajo. Es una chica de unos 35/36 años, de mi edad, el pelo liso, castaño, ese día lo llevaba en una coleta, ojos claros, muy guapa de cara y de cuerpo en la media, no es una mujer exuberante ni que destaque pero tampoco está mal, y menos vestida de trabajo como iba ese día aunque se le ve que ha hecho deporte.
- Como se ponen los críos.- dije refiriéndome a lo que había oído momentos antes mientras seguía agachado enfrente de la cerradura. Y comenzamos una conversación de los críos y lo que nos saca de quicio. En mitad de la conversación la llamaron al móvil, habló un poco y colgó.
- Bueno, me tengo que ir, que tengo prisa, que estoy de guardia.
- Nada tranquila, que sea leve.- le respondí.
- Gracias por consolarme un poco.- en ese momento me puse de pié, enfrente de ella.
- De nada, ya sabes, estoy aquí para consuelo o alivio.- le dije. Ella me sonrió, noté como me miraba, nos despedimos y se fue. Estoy seguro de que si no la llaman en ese momento hubiera pasado algo. Y yo ya me quedé picado.

Pues esa misma semana, el domingo salí temprano a hacer una ruta con la moto. Quedé con mi mujer en que ella se iba con el niño a casa de su madre y luego yo iría a comer, por lo que me fui despreocupado. A la vuelta, en el pasillo me encontré al marido de Sara que se iba con el niño al parque antes de que apretara el calor, porque en casa si no, no dejaba hacer cosas. Ahí se me abrió un poco el cielo. Entré en casa, me di una ducha rápida para quitarme el sudor, me vestí y me fui a ver a Sara echándole un poco de morro. Llamé al timbre, se oía música dentro, al momento me abrió ella. Iba con una camiseta de manga corta ancha y unos pantalones de estar por casa cortitos y anchos, chanclas y el pelo recogido y sinceramente, me pareció sexy.
- Buenas, que tal? - me dijo.
- Bien, es que hoy el que necesita consuelo soy yo. - le dije.
- ¿Consuelo o alivio?.- me dijo con media sonrisa.- pasa.- pasé al descansillo, cerró la puerta detrás de mi y antes de que dijera nada me dijo:
- Pero que sepas una cosa, yo soy muy de sexo oral. - en ese momento le solté un pico, ella me lo devolvió pero en forma de beso húmedo y fuimos a su habitación. Ella misma se quitó su ropa y yo hice lo mismo con la mía, la tumbé en la cama y comencé a acariciarle el cuerpo. En verdad, tenía un cuerpo bonito, con unos pezones rosados. Fui besando cada parte de su cuerpo, cada lunar hasta que mi mano llegó a su coño. Lo tenía depilado, pero con ese pelo que sale a los 3 días y a contrapelo pincha y empecé a masajearlo mientras la besaba, cuando noté su humedad, cogí un cojín y lo puse bajo su culo y me bajé a comérselo de arriba a abajo. Metí mis dos dedos y empecé a follarla con ellos hasta que llegué a acariciar con ellos el punto g mientras mi lengua no paraba de jugar. Los jadeos eran cada vez mayores y de pronto noté como un espasmo recorría su cuerpo y me apretaba los dedos con su coño mientras mi lengua apretaba todo lo que podía su clitoris. Saqué mis dedos y ella se incorporó y se tiró a comerme la boca. Luego me empujó, me sacó de la cama y me llevó contra la pared mientras agarraba mi polla. Allí me apoyó con la mano libre contra la pared, se agachó y empezó una mamada bestial, que forma de mover la boca, la lengua y la mano. Al momento, mientras me daba placer llevó su mano a su coño y empezó a masturbarse. Al rato me acabé corriendo en su boca, el semen fue cayendo desde su boca hasta sus tetas y fue chorreando para abajo. Puff, como me dejó.

Intercambiamos teléfonos e inventamos un código para cuando necesitáramos marcha y pudiéramos, claro. Me fui a casa y me duché de nuevo. Desde entonces, hemos tenido algunos encuentros, casi todos de sexo oral que es lo que le pone y algún polvo ocasional.

Espero que os haya gustado
 
Muchas gracias a todos!

Vamos con otra de las historias.

Mi mujer sexualmente es más tradicional que yo y no hacemos nada fuera de lo común, debe ser por eso que cuando se me presenta la oportunidad me vuelvo loco. Me gustaría montarme algún trío con ella, o que “abriera la mente” sexualmente hablando y que se divirtiera fuera del matrimonio cuando se le presentara la ocasión y se follara a alguien, pero no parece que eso vaya a ser posible nunca. Pero sí que tengo alguna experiencia más fuera de lo tradicional con ella. El caso es que un día, ella leyendo una revista se cruzó con el mundo del strap. Lo estuvimos hablando y ella buscó información y algunos videos y tal y parece que le ponía. Para el relato la llamaremos Eva, es delgada, alta, sobre 1,70, como yo más o menos y hace años se operó el pecho y se puso un buen par de tetas, ya que estaba acomplejada. Además, en periodos de invierno se deja el vello púbico y en verano lo lleva siempre suavecito.

Un día que empezó como una sesión de sexo normal la cosa fue algo diferente. Mientras yo estaba tumbado en la cama con las piernas estiradas mientras ella me hacía una mamada empezó a jugar con mi culo, y la verdad es que lo hacía bastante bien. Yo recogí un poco mis piernas para poder levantarlo un poco y ella poco a poco me comenzó a meter un dedo. En un momento, no sé qué es lo que hizo con ese dedo que me empecé a correr como un cerdo en su boca con un orgasmo intensísimo. Ella me terminó de limpiar de semen la polla con su boca, se incorporó poniéndose de rodillas y se empezó a masturbar. Tenía que estar muy cachonda porque no tardó ni un minuto en correrse y se dejó caer, apoyando su cabeza al lado de mi polla. Era la primera vez que un asalto nos ha durado tan poco a los dos. Tras esto hubo varias mamadas igual, pero ninguna como la primera, seamos sinceros.

El caso después de varias sesiones así, Eva ya sabía como jugar con mi culo y yo ya sabía como adaptarme y relajarme, por lo que decidimos buscar un strap, que era de lo que ella tenía ganas (y yo, para que engañarnos). Compramos uno que era de polla realística, con un tamaño mediano, más bien pequeño. Para haceros una idea, para quien haya visto mis fotos que he colgado por el foro, mi polla es tamaño normal, en la media, el strap es algo más pequeño que mi polla. Eva se había visto ya medio internet de videos de strap, los que más le gustan son los caseros, ya que dice que a la hora de practicar sexo son más “reales” y además le causan más morbo.

Finalmente llegó el día de probarlo. Eva se lo ajustó y la verdad, que me puso bastante cachondo verla con polla,
- Ponte a cuatro patas. - me órdenó. Yo sonreí y obedecí, poniéndome a cuatro patas en la cama. Luego ella lubricó bien su polla y mi culo con un buen masaje. Introdujo primero un dedo y fue haciendo camino, al cabo de un rato lo sacó y fue metiendo poco a poco la polla. Yo al notar como poco a poco abría mi culo, después de haberlo preparado me estaba dando un gran placer y se me escapó un pequeño gemido.
- Ávisame si te duele.- me dijo.
-¿Tú ves que me esté doliendo?- le dije.
- Espero que no.- me respondió. Siguió con su trabajo. No se cuanto lo metió cuando comenzó a bombear despacito. A mi me estaba dando bastante placer. Comenzó a hacerlo más rápido. Se notaba que necesitaba algo de práctica y que era la primera vez, no lo hacía acompasado, pero me daba igual, yo estaba gozando como un loco. Finalmente tumbé la parte de delante de mi cuerpo con la cabeza apoyada en la cama y lo que vi me excitó de sobremanera. Ver desde abajo como tu mujer te folla, tu polla dura arriba y abajo chorreando precum como nunca y a ella soltando su baba desde su coño, empapando entre los dos la cama es algo que no tiene precio. Aquí me pasó algo que nunca me había pasado y me ha pasado pocas veces más, todas cuando me folla mi mujer. Me empecé a correr pero sin orgasmo. Ella no se dio cuenta y siguió a lo suyo. Pero me puse muy muy cerdo y sentía la necesidad imperiosa de correrme de nuevo.
- Dame más. - le dije. Ella obedeció, me agarró bien fuerte el culo intentando abrirlo más y comenzó a darme más fuerte. En menos de un minuto estaba teniendo segunda corrida y un orgasmo de caballo gritando como un cerdo, se me saltaron hasta las lágrimas. Ella soltó mi culo y salió de él. Se quitó el arnés con violencia, subió hasta donde tenía mi cara y me habló.
- Date la vuelta. - me dijo. Yo obedecí como pude, tumbándome encima de las corridas. Ella se subió en mi cara y comencé a comerle el coño que estaba empapado. Estaba tan cachonda que en apenas tres lenguetazos en el clítoris, ella me agarró el pelo y empezó a frotarse contra mi lengua y se corrió como hacía tiempo que no la veía correrse. Como me corría por la cara y el cuello.

Aunque ahora practicamos strap, no es habitual, igual cada dos o tres meses, ella me dice:
- Hoy te voy a follar yo. - y entonces toca follada con strap. A veces lo hacemos a cuatro patas, otras me pone boca arriba y me folla mientras me pajea y veo como botan sus tetas y me pongo muy cerdo. Con el tiempo ha ido cogiendo práctica y ahora lo hace mejor y se mueve con más ritmo. A veces antes de que me corra, sobre todo si ella está arriba y está muy cerda, se monta en mi polla y empieza a cabalgarme sin quitarse el strap, rebotando su polla en mi estómago y eso me pone muy muy cerdo. Otras veces, las menos, da con la tecla al principio de la follada y hace que me corra como un cerdo como he contado más arriba, muchas veces sin tocarme la polla.
Y esto es lo más fuera de lo “habitual” que suelo hacer con mi pareja.

Espero que os haya gustado.
 
Buenas, vamos con otra historia.

Un día, fuimos con unos amigos a un salón del manga en Madrid. Fuimos mi pareja, y otra pareja de amigos. Aunque me gustan algunas cosas frikis, tengo que reconocerlo no es que sea un fan empedernido, pero fuimos con ellos por ver como era, ya que ellos sí que habían ido varias veces y decían que estaba muy bien. Esto fue en 2019, hace unos 5 años.

Estuvimos toda la mañana dando vueltas por allí, eso era enorme y al medio día, fuimos a un área reservada para comer y demás. Sacamos nuestros bocadillos y nuestras bebidas y comenzamos a comer, al poco, otra pareja que también iba disfrazada se puso a nuestro lado, porque la verdad es que había bastante gente y no nos costó nada hacerles hueco. El caso es que hablando resultaba que eran de un pueblo al lado de donde vivimos, finalmente nos presentamos todos y terminamos de echar la tarde todos juntos, la verdad es que hice buenas migas con el chaval, ya que teníamos gustos similares y también era motero como yo, lo llamaremos Carlos. La chavala, a la que llamaremos Marta estaba bastante bien, morenita de piel, bastante guapa, por lo menos lo que se veía con el disfraz. Por motivos de discreción no diré como iban vestidos, mi mujer y la pareja amigos de nosotros también iban disfrazados, pero yo no, y lo tendría que haber hecho porque se pasa bastante bien, la verdad. Al acabar el día intercambiamos teléfonos para quedar algún día todos, ya que nosotros debíamos coger el tren de vuelta, pero ellos se habían pillado un hotel.

En los días y semanas siguientes quedábamos todos de vez en cuando y yo me había ido de ruta con Carlos alguna vez, conociéndonos mejor. En esos días pude ver mejor a Marta, era bajita, en torno al 1,60, morena de piel, pelo negro rizado y cortito y de complexión normal. Un día que estaba currando recibí un whats de Marta que si quedábamos nosotros dos y nos tomábamos algo y charlábamos un poco, yo le dije que sin problema. El día y la hora indicadas nos vimos, fue ella la que vino a mi pueblo y nos sentamos en una terracita. Estuvimos hablando de cosas que no son transcendentales para el relato, luego la conversación se tornó a series de manga, yo he de decir que no conozco casi nada, las más importantes y conocidas y la conversación se fue desviando al hentai y demás. La cosa empezó con una pregunta que yo le hice.
- Pero, ¿sexualmente que es lo que más te pone?.- pregunté, he de decir que yo me refería al hentai o al porno convencional, pero no aclaré y la respuesta me dejó muy loco.
- Pues mira, Carlos y yo tenemos una fantasía, prométeme que no vas a echar a correr cuando te la cuente. - dijo ella como con una media sonrisa mezclada con timidez. Tengo que decir que es una chica bastante tímida y por eso me sorprendió bastante la conversación.
- No me asusto, si yo te contara. - le dije.
- Queremos que otro chico me lo haga mientras él mira y queremos que seas tú. - me dijo muy tímidamente. Claro, yo ya estaba loquísimo.
- ¿Y por qué habéis pensado en mi? - pregunté.
- Pues porque ya hay bastante confianza tanto con Carlos como conmigo, eres buen tío y no estás mal. Pero si va a ser un problema con tu pareja nada eh!. Es solo fantasía. - no dijo pareja, dijo el nombre de mi pareja, pero no lo voy a escribir.
- No os preocupéis, que esto es un secreto que nos llevamos a la tumba los 3. - y en eso quedamos.

Al sábado siguiente quedamos, no tuve problemas ya que mi pareja había quedado con sus amigas y al niño lo dejamos con los abuelos. Me presenté en casa de ellos y me abrió la puerta Carlos y me invitó a pasar. Marta se estaba arreglando, había puesto en la tele un partido de fútbol, no recuerdo cuál, lo puso Carlos poco antes de llegar yo para que hubiera algo de fondo, me invitó a tomar algo y me dio una coca cola, él se abrió otra. Al rato salió Marta con un vestido de una serie de anime, negro con volantes blancos y unas medias blancas, iba muy guapa, por cierto. Comenzamos a hablar de varias cosas. Pedimos pizza para cenar mientras la noche se hacía bastante agradable. Marta estaba bebiendo un poquito con varias cervezas y se notaba porque andaba un poco más suelta y dicharachera.

Cuando cenamos, les quise ayudar a recoger la mesa, pero Marta se negó.
- No, para eso está Carlos, tú y yo tenemos cosas que hacer. - me cogió de la mano, me levantó de la silla y me llevó al sofá.
- No os cortéis, ir empezando. - dijo Carlos. Marta me sentó en el sofá y se me subió encima y empezamos a comernos la boca, al principio tímidamente, hasta que nos soltamos y la cosa se calentó, mientras Carlos recogía la mesa, yo metí las manos por debajo de la falda para sobar su culo mientras estábamos a lo nuestro, pude notar que llevaba tanga con cenefitas. Las medias a media pierna blancas que llevaba me ponían a mil. En un arrebato bajé un poco el escote de su vestido para poder sacar sus tetas, algo pequeñas pero bien puestas con pezón oscurito y empecé a comérselas.
- ¿Nos ponemos cómodos en la habitación?- preguntó Carlos cuando recogió. Ella se bajó de encima mía y me guió. Una vez en la habitación ella me quitó la camiseta y yo mismo quité mis pantalones mientras ella se tumbaba en la cama sin quitarse nada. Carlos, se acercó a ella y le quitó el tanga blanco, que efectivamente tenía cenefas y me dijo.
- Quiero que te corras dentro, no te preocupes que toma la pildora y luego yo me correré dentro también. - me dijo Carlos quitándose la camiseta.
- Ven aquí. - dijo marta alargándo sus brazos. Yo me lancé a ellos, agarré mi polla y pude notar como el coño estaba bien depiladito para la ocasión y entré dentro. Me di cuenta de que tenían un armario con espejo y se veía todo lo que estábamos haciendo y eso me puso muy muy cerdo. Empecé a bombear mientras le comía la boca y le comía las tetas, me incorporé un poco y seguí dándole, ya que follar con ese vestido era un poco incómodo, pero si era su fantasía, yo no era nadie para rompérsela. Al rato ella comenzó a pedir que me corriera con una voz dulce y entre jadeos que me puso súper borrico.
-Dámela. - me decía. Solo eso me puso a tope y empecé a bombear con ganas hasta que me corrí mientras ella me la pedía. Al acabar, Carlos me dijo:
- Ahora voy yo. - Salí, y Carlos, con su polla en la mano se dispuso a entrar. Yo me aparté a un lado a ver la escena. Carlos tenía una polla normal, como la mía, depiladita. Se echó encima de ella, en la misma postura que yo, la metió y a los 30 segundos comenzó a bufar como un toro y en un momento comenzó a correrse. Ese coño ya se veía rebosar y verter semen. Yo seguía muy excitado, pero me di cuenta de algo, ella aún no se había corrido. Carlos seguía jadeando todavía dentro de ella.
- Ayudame a quitarle el vestido.- le dije a Carlos.
- ¿Qué se te ha ocurrido?-preguntó Marta.
- Ahora verás.- Carlos salió y un borbotón de semen salió del coño de Marta, contrastando con el moreno de su piel. Ella se incorporó un poco, le desabrochamos la cremallera de atrás y le sacamos el vestido entre risas, quedándose solo con sus medias blancas de media pierna.
- Nosotros nos hemos corrido, ahora te toca a ti.- le dije. Carlos se sentó en una silla que había con algo de ropa. Me tumbé frente a su coño rebosante de semen que efectivamente estaba depiladito, salvo por una rayita muy mona de pelo justo encima del coño y comencé a comer, a lamer, a acariciar ese coño, a saborear ese clitoris, madre mia, entre el sabor de semen mezclado de Carlos, el mío, su humedad y su propio coño a mi se me vino a la mente una frase “a esto saben las folladas de verdad”. Estaba súper excitado, finalmente comencé a follarla con dos dedos mientras me la comía, y aunque no gemía muy alto sí que jadeaba, hasta que finalmente se corró. Pude ver como Carlos ya volvía a tener la polla en la mano en la silla.
- Ahora te toca comer a ti. - le dije a Marta.
- Dame un minuto que recupere.- me dijo. Me puse de rodillas en la cama mientras restregaba por mi polla todo lo que había podido sacar con mis dedos. Marta se puso a cuatro patas y se tumbó frente a mi, con mi polla en su cara y tímidamente comenzó a pajear. Yo comencé a acariciarle el pelo y la cara y tímidamente comenzó a dar lenguetazos a mi polla y finalmente comérmela. Carlos se sentó a su lado y empezó a sobarle el culo con una mano mientras con la otra se estimulaba.
- Tu no puedes tocar hasta que yo me corra, lo has dicho antes. - le dije.
- Lo has dicho. - volvió a repetir Marta mientras me pajeaba. Carlos echó la cabeza para atrás con una risa y se fue a la silla de nuevo. Marta cada vez se afanaba mejor en la mamada. La cogí por la barbilla y le dije que se tumbara. Así hizo y comencé a follarla en plan misionero. Qué lubricada estaba con todas las corridas, como entraba y salía. Al cabo de un rato, me tumbé a su lado, la puse de lado con su espalda contra mi pecho, le levanté la pierna y empecé a follarla. En esta postura tenía acceso total al clítoris con mi mano, así que mientras la follaba la iba masturbando. Aquí la cosa se puso más seria, ella comenzó a gemir con un poco más de ruido y yo me fui poniendo cada vez más burro entre los gemidos y que veía la follada en el espejo y cada vez le daba más duro. Carlos se acercó a la boca de ella, pensé en decirle algo, como había hecho antes, pero estaba tan enciscado dándole a Marta que no me importó, y se pegó una corrida en su boca y cara, algo me salpicó, ella al momento, casi de forma instantánea comenzó a correrse también y al cabo de un rato me pegué una corrida brutal en su coño. En cuestión de 30 segundos como mucho nos corrimos los tres, una maravilla.

Después de ese tuvimos un par de encuentros más. Yo, por temas de trabajo tuve que salir unos meses a trabajar fuera (antes de la pandemia no teletrabajaba) y al poco de volver estalló la pandemia. Luego Marta y Carlos se dejaron y fuimos perdiendo el contacto poco a poco. Ella tiene ahora un hijo pequeñito y yo alguna vez he quedado con Carlos para dar una vuelta con la moto, pero vamos, igual 1 vez cada 6 meses.

Espero que os haya gustado!
 
Muchas gracias, pero ya se van acabando las historias. Así que disfrutar de las que quedan.

Como he comentado alguna vez, yo teletrabajo desde casa. Hace un par de años, un día, jueves para ser más exactos, una prima de mi pareja, vino a echar el fin de semana. La idea es que ella llegara el jueves por la tarde/noche, tanto mi pareja como yo trabajábamos el viernes y ya teníamos todo el finde para pasarlo juntos. Ella llegó el jueves ya tarde, sobre las 22:00 horas fuimos a recogerla a la estación. La llamaremos Rebe para el relato. Es un poco más alta que yo, pelo oscuro y de cuerpo un poco rellenita, pero no mucho. Una chica normal. Llegamos a casa, cenamos, estuvimos charlando un poco y nos fuimos a dormir.

Al día siguiente, mi mujer se fue a trabajar y yo me conecté en el ordenador, como de costumbre. Rebe salió sobre las 9:30, que llamó a la puerta de mi despacho para avisarme de que ya se había levantado. Fui con ella a la cocina y le estuve indicando donde podía coger las cosas para el desayuno y que se hiciera lo que quisiera. También le dije que para las 10:30 tenía una reunión y no iba a poder hacerle mucho caso, pero me dijo que no me preocupara, que se había traído lectura.

Mi reunión se alargó hasta casi las 13:00 horas, que palizón que me dieron. Ella se encontraba aún con el pijama puesto, tumbada en el sofá con un libro y me dijo:
- ¿Qué tal la reunión?.
- Una mierda.- le respondí, salí bastante cabreado.
- ¿Nos echamos una cerveza y te tranquilizas?- preguntó. Yo no soy muy de beber, como he comentado otras veces, pero le dije que sí, a ver si me relajaba un poco. Fuimos a la cocina y sacamos dos tercios de la nevera bien fresquitos y echamos un trago.
- Venga, que cuando nos acabemos esta nos bebemos otra.- dijo con alegría.
- Noo, que no estoy acostumbrado a beber, me vengo arriba y soy capaz hasta de sacarme la polla.- dije entre risas. Ella se rió y me soltó:
- No hay huevos. - no sé que me pasó en ese momento que me bajé los pantalones
- ¿Hay huevos o no? - le pregunté. Ella dejó la cerveza en la encimera y se me tiró a comerme la boca. Yo dejé la cerveza donde pude y la fui empujando al salón hasta el brazo del sofá, que es lo que pillaba más cerca, se quitó los pantalones y las bragas juntas, estaba súper empapada y yo me quité la camiseta y me solté los pantalones de los pies, la senté en el brazo del sillón, le comí un poco más la boca y la tumbé, quedando sus piernas para arriba con el culo apoyado en el brazo del sillón, Pude ver su coño rasurado, pero ya con pelo de un par de semanas, se la metí sin piedad y gimió un poquito y empecé a bombear sujetándole las piernas como si no hubiera un mañana. Fue el típico polvo salvaje de apenas 5 minutos pero que lo das todo. Mientras yo le daba ella se masajeaba el clitoris. Cuando me fui a correr le avisé, sobre todo porque estaba sin condón.
- Me corro.
- Échamela encima. - la ayudé a quitarse la camiseta, dejando unos pechos pequeños al aire ya que no llevaba sujetador, se la saqué y empecé a pajearme mientras ella seguía masajeando su clitoris, al momento me estaba corriendo una corrida bestial, al momento de correrme sobre ella, ella se corrió también agarrándome la cintura con sus piernas con un gemido sordo. Nos lavamos un poco y comentamos la jugada. Fue un polvo rápido pero salvaje y convenimos que había que repetirlo sin prisas por si venía mi mujer, ese finde no podía ser y además, ella también tiene pareja. Así que de momento lo tenemos pendiente. El resto de ese finde como si un hubiera pasado nada.

Espero que os haya gustado.
 
Bueno, pues llegamos a final (de momento) de mis experiencias fuera de mi pareja. Como ya dije eran pocas y las quería compartir todas y así he hecho. Si en el futuro me surgiera otra la compartiré con gusto. Esta última es la más larga, pero espero que os guste igulmente.

Como ya dije, no me gusta etiquetarme sexualmente, simplemente me gusta follar y punto. Durante un tiempo se fue forjando en mi mente el deseo de buscar a un tío con el que montármelo, ya que desde jovencito no había vuelto a estar con uno y me apetecía comerme una polla, así de simple. Pasé unos meses navegando por foros y charlando con unos y con otros, pero la mayoría quería paja por cam y no encontraba lo que estaba buscando, que me diera sobretodo discreción, buen rollo y que no fuera de mi pueblo, aunque tuviera que desplazarme. Finalmente, di con alguien, y tras un par de semanas hablando y estar seguros de lo que queríamos, intercambiar alguna foto de cuerpo y demás finalmente quedamos para tomar algo en una ciudad cercana.

Dio la casualidad de que el día que quedamos yo me compré una moto, una segunda moto para moverme por el pueblo, ya que la mía es demasiado grande para eso. Ese día me la entregaban, además fue perfecto porque aprovechaba el viaje para ir a recogerla y de paso a tomar algo con alguien agradable. La chica que me la entregó y con la que había tratado todo el trato de la compra fue muy agradable y me pareció que conectamos muy bien, no pondré la conversación que tuvimos porque no es relevante para el relato. Cuando ya por fin salía del taller me dirigí a echar gasolina y al punto de encuentro.

Reconocí al chico porque quedamos en que los dos iríamos con camiseta negra sin estampados y vaqueros para reconocernos, ya que no nos habíamos visto las caras. El chico, al que llamaremos Diego, era un poquito más alto que yo, no mucho, delgado pero fuerte, según pude ver en sus fotos bastante atlético ya que era deportista y moreno con media barba, era un par de años más joven que yo. Nos dimos la mano para presentarnos formalmente y fuimos a tomarnos algo. Estuvimos hablando un poco de todo y finalmente qué era lo que buscábamos. Ya lo habíamos hablado, simplemente era algún encuentro esporádico y pasar un buen rato. Él me dijo que no tenía pareja, pero que no la buscaba. Tampoco era un picaflor y solo follaba cuando tenía ocasión, pero que no era algo que fuera buscando asiduamente, de hecho, follaba poco y sobre todo con gente conocida suya y de fiar. Lo de quedar conmigo había sido algo excepcional, quería salir un poco de su zona de confort y además, no había ido a saco, primero me quiso conocer, cosa que yo también agradecí para rebajar nervios, que desde hacía muchos años no había estado con un tío. También me comentó que era bisexual. Yo le conté un poco sobre mí y entendió perfectamente mi postura que he comentado alguna vez de que me gusta follar sin etiquetas. Luego dimos una vuelta y estuvimos comentando nuestros gustos para conocernos un poquito más y finalmente nos despedimos y que hablaríamos para quedar y tener un encuentro en condiciones. Diego me pareció un chico muy majo. A los pocos días quedamos, fue un domingo por la mañana, cosa que yo aproveché como excusa para ir rodando con la moto nueva y no levantar sospechas, por lo que convenimos quedar temprano, de hecho a la 9:00.

Cuando llegó el día y la hora yo llegué al sitio de la quedada, era un piso del que Diego me envió ubicación, él me estaba esperando en la puerta. Nos saludamos y me invitó a subir. Al llegar arriba me dijo que me pusiera cómodo. Fui quitándome la chaqueta de la moto y la dejé en un perchero de la entrada y pasé tras él al salón. Me ofreció algo de beber, pero lo rechacé.
- Entonces vamos al lío. - dijo y tras eso me soltó un pico. He de reconocer que me pilló un poco de sorpresa y para mi fue un poco chocante, es la primera vez que me besaba con un tío, de hecho, Diego es el único tío con el que me he besado.
- ¿No te ha gustado?.- me dijo, debió notarme la sorpresa.
- No, no es eso, que no me lo esperaba, nunca me había besado un chico.- le reconocí. Él se acercó a mi.
- Pues habrá que repetirlo. - dijo y me dio otro. En ese momento empezamos a besarnos. Él se quitó su camiseta, y yo aproveché para hacer lo mismo. Ahora fui yo el que se acercó a buscar un beso, pero él me paró y se bajó los pantalones, dejando al aire una buena polla semierecta peluda. Para que os hagáis una idea, yo tengo una polla normalita, la de Diego era un poco más larga y más gruesa, a mi me pareció un señor pollón. No pude evitarlo y le dije:
- Me vas a perdonar, pero ese pollón tengo que comérmelo. - le solté.
- No sé a que estás esperando. - me dijo mientras sacaba sus piernas de los pantalones, primero di algunos besos a sus abdominales, que no estaban muy marcados, pero estaban, como he comentado más arriba era un chico atlético. Luego me arrodillé y empecé a comerme aquel pollón, que en un momento se puso duro como una piedra. Lo hacía como me gustaba que me lo hicieran a mi, como había hecho tantos años atrás, y a juzgar por sus resoplidos le gustaba. Al cabo de un rato me habló.
- Vaya, sí que tenías ganas de comer una buena polla.- yo me la saqué de la boca para responderle mientras con mi mano le seguía pajeando.
- No lo sabes tú bien. - le respondí.
- ¿Qué haces con los pantalones aún puestos?- me preguntó.
- No me ha dado tiempo, me sacas esta polla de repente.- dije con una carcajada. Diego se echó a reir.
- Quítatelos y vente a la habitación.- dijo. Yo obedecí, me quité los pantalones y lo seguí. Cuando llegué a la habitación había quitado las sábanas de la cama y estaba preparada.
- Ven, siéntate. - me dijo. Yo fui y me senté en el medio de la cama, luego él se sentó sobre mis piernas, polla sobre polla y empezamos a comernos la boca mientras yo me sujetaba con las manos para no caerme para atrás y él me abrazaba. Al cabo de un rato me soltó y comenzó a pajear nuestras pollas juntas con una sola mano. Intercambiábamos la mirada, de nuestros ojos a nuestras pollas, cada vez el placer era mayor y la sensación de ser pajeado junto a otra polla en ese momento para mí era indescriptible. Después de un rato de jadeos y bombeo, yo comencé a correrme y de forma instantánea Diego se corrió sobre mi polla, notando el calorcito de ambas corridas y las pulsaciones de la polla de Diego en mi polla. Yo me recosté en la cama porque necesitaba descansar los brazos y Diego se recostó a mi lado en cuanto se recompuso.
-¿Qué tal?- me preguntó.
- ¿Es que tengo que responderte? - le dije con una sonrisa en la cara. Nos reímos. Luego estuvimos un rato hablando, comentando la jugada y elogiando su polla, como no. Al cabo de un rato me preguntó:
- Me comentaste que tu mujer te folla de vez en cuando con strap, verdad?.
- Sí.- le respondí.
- ¿Puedo follarte?- fue una pregunta, simple y directa. Yo en ningún momento lo dudé.
- Sí, pero el strap de mi mujer es más pequeño que tu herramienta. - le dije.
- No te preocupes, vamos despacio. - fue su respuesta. Yo aún estaba con la polla flácida. Pero él comenzó a comerme la boca y a bajar poco a poco por mi cuerpo, por el pecho, el estómago, el pubis y finalmente encontró mi polla llena de semen de nuestras corridas, que se levantó casi de inmediato y estuvo un rato comiéndomela mientras me masajeaba un poco el ojete con un dedo. Luego se incorporó, sacó de un cajón de la mesita un condón y lubricante. Mientras se ponía el condón le comenté.
- Fóllame boca arriba, quiero verte mientras me lo haces.- le dije.
- Sin problema. - me respondió. Cogió la almohada y la pusimos bajo mis caderas para levantar el culo. Luego cogió el lubricante y me lubricó bien el culo con un buen masaje, se notaba que sabía lo que hacía, yo estaba muy excitado. Luego puso su polla contra mi culo y comenzó a introducirla lentamente. Extrañamente yo estaba súper relajado y entró mejor que cuando mi mujer me lo hace. Diego, poco a poco fue haciendo camino y comenzó una follada suave pero con cadencia. Pese a semejante pollón no sentí ni dolor ni molestia en ningún momento. Él bombeaba, cada vez más fuerte pero sin llegar a ser extremo, una follada normal pero con cadencia. Sinceramente me estaba dando un placer enorme y a juzgar por sus bufidos él estaba igual. Después de un rato de bombeo la sacó, se quitó el condón, se sentó sobre mi pecho y empezó a pajearse con toda la fuerza que podía mientras yo hacía lo mismo. Al momento se comenzó a correr sobre mi cara y al momento yo me estaba corriendo también como un cerdo. Luego me dijo que le dí en la espalda y el culo. Se volvió a tumbar a mi lado a descansar.
- Me pegaré una ducha y me iré, que no tarde mucho en llegar a casa. - le dije.
- Ven, nos duchamos juntos. - Y eso hicimos. En la ducha vi como caía el agua y el jabón por ese pollón, aunque estaba ya blando y no pude evitar agacharme a comérmela.
- ¿No te ibas?- me dijo divertido. Yo me la saqué de la boca.
- Sí, esto es para el camino. - le respondí y comenzamos a reírnos, aunque comenzaba a endurecerse otra vez su polla. Finalmente, terminamos la ducha comentando la jugada y me fui.

A los dos días recibí un whats de Diego diciendo que se lo había pasado genial y que quería repetir, pero quería proponerme algo. Yo le dije que en ese momento no podía hablar, que si esperaba al día siguiente por la mañana que estaría trabajando y no había moros en la costa, que hablábamos. Y así fue. Me escribió un mensaje si me podía llamar, le dije que sí y eso hizo. Estuvimos hablando un poco de lo bien que lo pasamos y demás. Luego pasó la conversación a lo que quería proponerme. Tenía una amiga de toda la vida que se iba a casar en un par de meses. Su fantasía era montárselo con dos tíos, pero su futuro marido era sexualmente más tradicional y Diego quería hacerle ese regalo antes de casarse. Yo acepté sin pensármelo dos veces y le pedí una foto para verla antes y me dijo que como era sorpresa para ella, también sería sorpresa para mi, solo me dijo que no me arrepentiría. Me dijo que me avisaría cuando lo tuviera todo organizado y concretaríamos fecha. Al cabo de un par de semanas, Diego volvió a contactarme y quedamos un sábado por la noche. Él le dijo a su amiga que quedábamos los tres y yo era un amigo suyo, sin embargo, Diego me hizo la advertencia de que no comentara nada del trío hasta que él no sacara el tema.

Llegó el momento, yo fui a casa de Diego, que me estaba esperando en la puerta, nos saludamos y fuimos a buscar a la chica, a la que llamaremos Raquel. Fuimos hablando y me volvió a repetir que no podía comentar nada hasta que él no sacara el tema. Llegamos al sitio de quedada. Raquel aún tardó un rato en llegar. Finalmente llegó y me la presentó. Las casualidades de la vida, era la chica a la que le compré la moto hacía poco. Era rubita con el pelo a media melena, ojos claros, un poco rellenita, pero no mucho, muy curvy y de cara bastante guapa.
- ¡Anda, si a ti te conozco! - dijo con una sonrisa. Nos dimos dos besos.
- ¡Que casualidad! - exclamé. Le contamos a Diego la historia de la moto y luego fuimos a tomar algo. La verdad es que nos lo pasamos muy bien, eran dos chicos muy simpáticos. Luego fuimos a cenar a un italiano, que no comimos mucho, pero estaba bastante rico y luego fuimos a un local de copas a tomarnos una.

Ellos se pidieron algo fuerte de beber, no recuerdo exactamente, pero yo pedí una cocacola, como he comentado no suelo beber. Nos sentamos en una mesa y comenzamos a hablar tranquilamente de cosas que ahora no vienen a cuento. Finalmente Diego abrió el melón.
- ¿Sabes que Raquel se va a casar?.- me preguntó.
- ¿Ah si?- yo me hice el sorprendido.
- Sii. - me dijo también la fecha, pero no la recuerdo.
- Pues yo ya tengo tu regalo de bodas. - Le dijo Diego a Raquel.
- No me digas. Y ¿qué es?- le dijo ella ilusionada.
- Tu fantasía sexual. - le respondió Diego alegremente levantando los brazos. Raquel me miró y sonrió.
- ¿En serio? - dijo ella sorprendida.
- En serio, bueno, si tu quieres, él está dispuesto. - le respondió Diego. Ella me miró con una sonrisa.
- Te puedo asegurar que dará la talla, respondo por él.- volvió a decirle Diego.
- Claro que sí, si él quiere, que no ha dicho nada.- respondió ella mirándome ya con mirada picantona.
- Eso no hace falta ni que te lo conteste. - Le respondí. Terminamos las bebidas, pagamos y nos fuimos a casa de Diego.

Al llegar arriba y entrar en el salón en el que me besé por primera vez con un chico Raquel se dirigió a nosotros.
- Tenéis que liaros para mi.- dijo ella. Nosotros nos miramos, nos acercamos y empezamos a comernos la boca. Yo fui desabrochando la camisa que llevaba Diego y pude ver como Raquel hacia lo mismo con la suya, al terminar de desabrocharla me agaché, le solté el cinturón, le desabroché el pantalón y se lo bajé lo justo para que su hermosa polla peluda hiciera acto de presencia, para comenzar a besarla, le eché la piel para atrás para besar su capullo y al poco me lo metí en la boca y comencé a comer despacito, Raquel vino a mi lado en sujetador blanco y tanga blanco, se agachó a mi lado y comenzamos a compartir polla y besos.
- Habrá que irse a la habitación a ponerse cómodos no?- dijo Diego. Raquel y yo nos incorporamos.
- Desabróchame el sujetador, porfa. - me dijo Raquel dándose la vuelta. Mientras yo se lo desabrochaba, desde atrás Diego me desabrochaba mi camisa mientras me besaba por el cuello, al quitarla, fue al cinturón mientras yo ya agarraba las tetas desde atrás de Raquel mientras ella, con una mano atrás acariciaba mi pelo. Yo poco a poco ya bajé mis manos y para bajar el tanga de Raquel. Aunque estaba algo rellenita estaba dura, me puso mucho. Ella se giró y pude ver su coño, un poco peludito, sin pasarse, me puso mucho ese coño.
- Vamos? - dijo. Preparamos la cama en un momento y a los pies de la cama comenzamos a comernos la boca entre los 3.
- Ahora te toca a ti.- dijo Diego. Me sentaron en la cama, los dos se arrodillaron frente a mi y comenzaron a comerme la polla como momentos antes se la habíamos comido a Diego. Al rato, Raquel se incorporó con una sonrisa pícara, me empujó del pecho para tumbar mi cuerpo y se me subió encima de mi en modo 69. Mientras ellos dos me comían la polla yo comía coño. Que placer, con la situación notaba que me iba a correr y avisé.
- Venga, échala. - dijo ella, que comenzó a pajear con violencia mientras Diego tenía mi capullo en su boca. Me pegué una buena corrida que ellos se pusieron a compartir.
- Qué poco ha durado tu amigo no?- le dijo Raquel a Diego mientras aún masajeaba mi polla.
- La situación.- Fue lo único que acerté a decir.
- Mira, que te va a enseñar un experto.- Dijo Diego. Raquel se me quitó de encima, yo me eché a un lado y me senté en un lado de la cama, Raquel se tumbó donde estaba yo antes y Diego le metió su pollón, ella gimió. Luego él le levantó el culo con sus dos manos y comenzó a follarla. Madre mía que follada le metió. Igual que conmigo la vez anterior fue suave, ahora estaba embistiendo a Raquel con todo lo que tenía, que manera de follar. Entre eso, esa polla entrando y saliendo de ese coño peludito, ella gimiendo como una perra con los brazos estirados para arriba, yo me puse a tono otra vez en un momento. Se notaba que se conocían y habían follado más veces. Ella comenzó a correrse con unos gritos bastante altos mientras el otro seguía sin perder el ritmo, embestida tras embestida, finalmente él avisó.
- Me corro.- dijo. En ese momento no lo pude evitar, me puse de pie, fui para él y lo empujé un poco saliendo su enorme polla humeda de ese coño reventado, Raquel cayó sobre la cama.
- Espera, que esta es mía. - le dije, me arrodillé y empecé a comérmela con avidez. Él agarró mi cabeza con un fuerte jadeo y no tardó en correrse en mi boca. Raquel llegó y comenzamos a besarnos, compartiendo la corrida y restregándola por la polla de Diego. Me di cuenta de un detalle que me puso mucho y es que Raquel estaba empapada en sudor, pero es que Diego chorreaba.
- Me he dado cuenta de una cosa.- dijo Raquel.
- ¿De que?- pregunté con la polla de Diego aún en la mano.
- De que aquí ha habido dos pollas corriéndose como si no hubiera un mañana y ninguna ha sido dentro de mi.- dijo.
- ¿Pero estás segura?- pregunté.
- Sí, si tomo la píldora.- dijo.
- Pues eso tiene fácil solución mientras Diego recupera. - respondí. Donde momentos antes había estado patas arriba, ahora la puse de rodillas a los pies de la cama y la eché sobre la cama, abrí su culo buscando su coño y la metí. Comencé a bombear lentamente mientras me deleitaba con las vistas y poco a poco fui subiendo el ritmo. Ella comenzó a volver a gemir.
- Diego, necesito algo en la boca. - dijo. Diego, obediente, se sentó frente a su cara con las piernas abiertas ofreciéndole su pollón medio blando y ella se lo comenzó a comer. Poco a poco, su pollón se fue poniendo más duro y ella cada vez gemía más.
- Este ya está otra vez listo para la acción. - dijo ella.
- Se me está ocurriendo una idea. - dijo Diego.
- ¿Cual?- pregunté parando de bombear.
- Nos vamos a turnar para follarnos a Raquel, cuando nos vayamos a correr hacemos el relevo al otro, a ver cuanto tarda en correrse. - propuso Diego.
- Vamos al tema. - dijo ella.
- Tú descansa y ahora le voy dando yo. - me dijo Diego. Él se subió un poco en la cama para tumbarse completamente y Raquel se subío encima de ese pollón a cabalgar. Yo mientras fui por el lado de la cama a comerle la boca a Raquel, me subí un poco y mi polla llegó a la cara de Diego, que comenzó a comérmela mientras, Raquel cabalgaba como una leona, que manera de cabalgar, si antes me había sorprendido él follándola ahora era ella la que me sorprendía a mi, que ritmo, que forma de follar, que ganas se tenían estos. Finalmente, me agarró la cabeza y Raquel comenzó a correrse dejando de cabalgar, super cansada y sudada y jadeante.
- Ahora me toca a mi.- Les dije. Raquel se tumbó al lado de Diego, casi desplomada y dejándose caer, exhausta, Diego se quitó. Yo me puse de rodillas, levanté sus caderas, metí mi polla en ese coño peludito y mojado, apoyé sus caderas en mis muslos y empecé a darle con todo lo que tenía. Ella comenzó a gemir. Diego se puso de pie sobre Raquel, quedando ella en medio de sus piernas y comenzó a follarme la boca y yo le agarré el culo con una de mis manos mientras con el dedo gordo de la otra masajeaba el clitoris de Raquel mientras la follaba. Al cabo de un rato Diego habló.
- Estoy a puntito.- dijo sacando su polla de mi boca.
- Yo igual, vamos. - Diego se apartó, Raquel estaba exhausta. Nos pusimos cada uno a un lado de su coño y empezamos a pajearnos. Primero me corrí yo sobre su coño peludo y al momento Diego hizo lo mismo. Nos quedamos un rato intentando recuperar el aire.
- Nos tomamos algo fresquito?- dijo Raquel. Estoy que me muero. Fuimos los tres desnudos como pudimos a la cocina, estábamos destruidos. Solo queríamos agua fresquita. Estuvimos un rato tonteando en la cocina y de risas hasta que Raquel comenzó a hablar:
- A ver, que no me habéis entendido. Esto está muy bien. - dijo mientras restregaba los restos de las corridas por el pelo de su coño.
- Que lo que quiero es que os corráis dentro, que quiero sacaros la leche con el coño, que para eso es mi fantasía. - dijo Raquel entre las risas que nos traíamos.
- Pues a ver si en el siguiente asalto lo conseguimos. - dijo Diego.
- ¿Vamos al lío?- dije. Fuimos otra vez a la habitación. Cuando entramos a mi me embriagó el olor a sexo que se había quedado, olor a follada.
- Y con esto me pensáis follar?- dijo Raquel agarrando nuestras pollas flácidas. Nos echamos a reir.
- Anda, tumbaros en la cama que os voy a tener que espabilar. - dijo Raquel. Obedecimos sin rechistar, yo me tumbé a la derecha de la cama y Diego a la izquierda y Raquel fue subiendo hasta la altura de nuestras polla. Cogió con una mano la de Diego y la mía comenzó a darle besos y lenguetazos, luego cambió, fue cambiando hasta que estaban otra vez duras.
- Gírate, que acariciemos tu coñito un poco. - le dijo Diego. Ella se giró dejándonos a la vista su precioso coño y siguió a lo suyo. Nosotros mientras empezamos a acariciarlo, masturbarlo, penetrarlo con nuestros dedos y ella comenzó a gemir suavemente mientras iba intercalando las pollas. Raquel giró su cabeza hacia Diego. Estaba muy perra.
- Fóllatelo para mi. - le dijo. Él me miró y yo asentí.
- Pero hoy te voy a poner a cuatro patas. - me dijo mientras buscaba un condón y el lubricante en el cajón.
- Cómo quieras.- le dije incorporándome para ponerme en posición. Raquel se sentó apoyando su espalda contra el cabecero y comenzó a tocarse, yo me puse a cuatro paras frente a ella para tener vistas de esas preciosas tetas y de ese maravilloso coño. No tardé en sentir el lubricante fresquito en mi culo. Agaché un poco mi cabeza y comencé a comerme el coño de Raquel, hasta que noté como en mi culo comenzaba a entrar el pollón de Diego. Lo hizo exactamente igual que la primera vez que lo hicimos, fue poco a poco, con delicadeza y fue aumentando la cadencia poco a poco, pero sin ser la salvajada con la que se había follado a Raquel hacía un rato, este sabía lo que hacía. Al igual que la vez anterior me daba un placer súper bueno, mientras yo intentaba comerme el coño de Raquel entre embestida y embestida. Diego comenzó a jadear como antes.
- A ver si con la tontería te vas a correr antes de dármela a mi.- le dijo Raquel.
- Es que este culo me vuelve loco. - dijo Diego. En ese momento la sacó, se quitó el condón y le dijo a Raquel.
- Ven a por lo tuyo. - Ella obedeció, yo me eché a un lado, él se sentó en el centro de la cama y ella se subió encima de sus piernas y su polla. Se abrazaron y se comenzaron a besar mientras ella intentaba exprimir ese pollón con un jadeo bastante excitante. Era un espectáculo ver entrar y salir de ese coño esa polla. Yo mientras me masturbaba. Diego no tardó en correrse con un bufido.
- Toma, tu corrida. - le dijo Diego jadeando.
- Ahora quiero la tuya. - me dijo Raquel con una sonrisa. Salió de Diego que se levantó de la cama, me tumbé boca arriba y ella se sentó en mi polla y me empezó a cabalgar con sus manos sobre mi pecho. Al principio despacio, pero no tardó en poner el ritmo con el que se había follado a Diego antes. Que forma de moverse. Yo me agarré a sus piernas mientras ella seguía. Pude notar como la corrida de Diego resbalaba por mis huevos, me puso más cachondo aún, mezclado con los gemidos de ella y viendo como rebotaban sus tetas y su coño peludito no paraba de moverse.
- Me corro. - exclamé cuando estaba a punto de correrme. Ella comenzó a exclamar entre los gemidos.
- Dámela, dámela. - y no tarde en correrme. Fue un orgasmo brutal mientras ella no paraba de cabalgar
- Aguanta, aguanta. - comenzó a decirme mientras se movía con más violencia, yo apreté mis manos en sus muslos, me estaba metiendo la follada padre mientras me había corrido y estaba debatiéndome entre el placer y el dolor después de la corrida. Diego comenzó a jalear también mientras le pegaba cachetadas en el culo.
- Vamos, vamos.- decía Diego, que se mezclaban con los jadeos y los “aguanta, aguanta” de ella. Finalmente se corrió y noté como me iba empapando mientras iba bajando el ritmo con un fuerte grito. Acabó recostándose sobre mi y le dije:
- Ya tienes tus dos corridas.
- Qué brutalidad. - dijo ella, que aún estaba temblando. En ese momento, Diego sacó mi polla del coño de ella, la relamió y succionó lo que pudo de su coño y subió. Compartimos los tres esa maravillosa corrida.

Finalmente ella se casó con su pareja. Con Diego he quedado alguna vez muy esporádicamente, apenas un par de veces. Me comentó que el marido de ella, aunque es tradicional en el sexo, es un empotrador según ella le contaba. No me extraña que la hubiera enseñado porque que manera de moverse, aunque Diego tampoco se quedaba atrás.

Espero que os haya gustado!
 
Bueno, pues llegamos a final (de momento) de mis experiencias fuera de mi pareja. Como ya dije eran pocas y las quería compartir todas y así he hecho. Si en el futuro me surgiera otra la compartiré con gusto. Esta última es la más larga, pero espero que os guste igulmente.

Como ya dije, no me gusta etiquetarme sexualmente, simplemente me gusta follar y punto. Durante un tiempo se fue forjando en mi mente el deseo de buscar a un tío con el que montármelo, ya que desde jovencito no había vuelto a estar con uno y me apetecía comerme una polla, así de simple. Pasé unos meses navegando por foros y charlando con unos y con otros, pero la mayoría quería paja por cam y no encontraba lo que estaba buscando, que me diera sobretodo discreción, buen rollo y que no fuera de mi pueblo, aunque tuviera que desplazarme. Finalmente, di con alguien, y tras un par de semanas hablando y estar seguros de lo que queríamos, intercambiar alguna foto de cuerpo y demás finalmente quedamos para tomar algo en una ciudad cercana.

Dio la casualidad de que el día que quedamos yo me compré una moto, una segunda moto para moverme por el pueblo, ya que la mía es demasiado grande para eso. Ese día me la entregaban, además fue perfecto porque aprovechaba el viaje para ir a recogerla y de paso a tomar algo con alguien agradable. La chica que me la entregó y con la que había tratado todo el trato de la compra fue muy agradable y me pareció que conectamos muy bien, no pondré la conversación que tuvimos porque no es relevante para el relato. Cuando ya por fin salía del taller me dirigí a echar gasolina y al punto de encuentro.

Reconocí al chico porque quedamos en que los dos iríamos con camiseta negra sin estampados y vaqueros para reconocernos, ya que no nos habíamos visto las caras. El chico, al que llamaremos Diego, era un poquito más alto que yo, no mucho, delgado pero fuerte, según pude ver en sus fotos bastante atlético ya que era deportista y moreno con media barba, era un par de años más joven que yo. Nos dimos la mano para presentarnos formalmente y fuimos a tomarnos algo. Estuvimos hablando un poco de todo y finalmente qué era lo que buscábamos. Ya lo habíamos hablado, simplemente era algún encuentro esporádico y pasar un buen rato. Él me dijo que no tenía pareja, pero que no la buscaba. Tampoco era un picaflor y solo follaba cuando tenía ocasión, pero que no era algo que fuera buscando asiduamente, de hecho, follaba poco y sobre todo con gente conocida suya y de fiar. Lo de quedar conmigo había sido algo excepcional, quería salir un poco de su zona de confort y además, no había ido a saco, primero me quiso conocer, cosa que yo también agradecí para rebajar nervios, que desde hacía muchos años no había estado con un tío. También me comentó que era bisexual. Yo le conté un poco sobre mí y entendió perfectamente mi postura que he comentado alguna vez de que me gusta follar sin etiquetas. Luego dimos una vuelta y estuvimos comentando nuestros gustos para conocernos un poquito más y finalmente nos despedimos y que hablaríamos para quedar y tener un encuentro en condiciones. Diego me pareció un chico muy majo. A los pocos días quedamos, fue un domingo por la mañana, cosa que yo aproveché como excusa para ir rodando con la moto nueva y no levantar sospechas, por lo que convenimos quedar temprano, de hecho a la 9:00.

Cuando llegó el día y la hora yo llegué al sitio de la quedada, era un piso del que Diego me envió ubicación, él me estaba esperando en la puerta. Nos saludamos y me invitó a subir. Al llegar arriba me dijo que me pusiera cómodo. Fui quitándome la chaqueta de la moto y la dejé en un perchero de la entrada y pasé tras él al salón. Me ofreció algo de beber, pero lo rechacé.
- Entonces vamos al lío. - dijo y tras eso me soltó un pico. He de reconocer que me pilló un poco de sorpresa y para mi fue un poco chocante, es la primera vez que me besaba con un tío, de hecho, Diego es el único tío con el que me he besado.
- ¿No te ha gustado?.- me dijo, debió notarme la sorpresa.
- No, no es eso, que no me lo esperaba, nunca me había besado un chico.- le reconocí. Él se acercó a mi.
- Pues habrá que repetirlo. - dijo y me dio otro. En ese momento empezamos a besarnos. Él se quitó su camiseta, y yo aproveché para hacer lo mismo. Ahora fui yo el que se acercó a buscar un beso, pero él me paró y se bajó los pantalones, dejando al aire una buena polla semierecta peluda. Para que os hagáis una idea, yo tengo una polla normalita, la de Diego era un poco más larga y más gruesa, a mi me pareció un señor pollón. No pude evitarlo y le dije:
- Me vas a perdonar, pero ese pollón tengo que comérmelo. - le solté.
- No sé a que estás esperando. - me dijo mientras sacaba sus piernas de los pantalones, primero di algunos besos a sus abdominales, que no estaban muy marcados, pero estaban, como he comentado más arriba era un chico atlético. Luego me arrodillé y empecé a comerme aquel pollón, que en un momento se puso duro como una piedra. Lo hacía como me gustaba que me lo hicieran a mi, como había hecho tantos años atrás, y a juzgar por sus resoplidos le gustaba. Al cabo de un rato me habló.
- Vaya, sí que tenías ganas de comer una buena polla.- yo me la saqué de la boca para responderle mientras con mi mano le seguía pajeando.
- No lo sabes tú bien. - le respondí.
- ¿Qué haces con los pantalones aún puestos?- me preguntó.
- No me ha dado tiempo, me sacas esta polla de repente.- dije con una carcajada. Diego se echó a reir.
- Quítatelos y vente a la habitación.- dijo. Yo obedecí, me quité los pantalones y lo seguí. Cuando llegué a la habitación había quitado las sábanas de la cama y estaba preparada.
- Ven, siéntate. - me dijo. Yo fui y me senté en el medio de la cama, luego él se sentó sobre mis piernas, polla sobre polla y empezamos a comernos la boca mientras yo me sujetaba con las manos para no caerme para atrás y él me abrazaba. Al cabo de un rato me soltó y comenzó a pajear nuestras pollas juntas con una sola mano. Intercambiábamos la mirada, de nuestros ojos a nuestras pollas, cada vez el placer era mayor y la sensación de ser pajeado junto a otra polla en ese momento para mí era indescriptible. Después de un rato de jadeos y bombeo, yo comencé a correrme y de forma instantánea Diego se corrió sobre mi polla, notando el calorcito de ambas corridas y las pulsaciones de la polla de Diego en mi polla. Yo me recosté en la cama porque necesitaba descansar los brazos y Diego se recostó a mi lado en cuanto se recompuso.
-¿Qué tal?- me preguntó.
- ¿Es que tengo que responderte? - le dije con una sonrisa en la cara. Nos reímos. Luego estuvimos un rato hablando, comentando la jugada y elogiando su polla, como no. Al cabo de un rato me preguntó:
- Me comentaste que tu mujer te folla de vez en cuando con strap, verdad?.
- Sí.- le respondí.
- ¿Puedo follarte?- fue una pregunta, simple y directa. Yo en ningún momento lo dudé.
- Sí, pero el strap de mi mujer es más pequeño que tu herramienta. - le dije.
- No te preocupes, vamos despacio. - fue su respuesta. Yo aún estaba con la polla flácida. Pero él comenzó a comerme la boca y a bajar poco a poco por mi cuerpo, por el pecho, el estómago, el pubis y finalmente encontró mi polla llena de semen de nuestras corridas, que se levantó casi de inmediato y estuvo un rato comiéndomela mientras me masajeaba un poco el ojete con un dedo. Luego se incorporó, sacó de un cajón de la mesita un condón y lubricante. Mientras se ponía el condón le comenté.
- Fóllame boca arriba, quiero verte mientras me lo haces.- le dije.
- Sin problema. - me respondió. Cogió la almohada y la pusimos bajo mis caderas para levantar el culo. Luego cogió el lubricante y me lubricó bien el culo con un buen masaje, se notaba que sabía lo que hacía, yo estaba muy excitado. Luego puso su polla contra mi culo y comenzó a introducirla lentamente. Extrañamente yo estaba súper relajado y entró mejor que cuando mi mujer me lo hace. Diego, poco a poco fue haciendo camino y comenzó una follada suave pero con cadencia. Pese a semejante pollón no sentí ni dolor ni molestia en ningún momento. Él bombeaba, cada vez más fuerte pero sin llegar a ser extremo, una follada normal pero con cadencia. Sinceramente me estaba dando un placer enorme y a juzgar por sus bufidos él estaba igual. Después de un rato de bombeo la sacó, se quitó el condón, se sentó sobre mi pecho y empezó a pajearse con toda la fuerza que podía mientras yo hacía lo mismo. Al momento se comenzó a correr sobre mi cara y al momento yo me estaba corriendo también como un cerdo. Luego me dijo que le dí en la espalda y el culo. Se volvió a tumbar a mi lado a descansar.
- Me pegaré una ducha y me iré, que no tarde mucho en llegar a casa. - le dije.
- Ven, nos duchamos juntos. - Y eso hicimos. En la ducha vi como caía el agua y el jabón por ese pollón, aunque estaba ya blando y no pude evitar agacharme a comérmela.
- ¿No te ibas?- me dijo divertido. Yo me la saqué de la boca.
- Sí, esto es para el camino. - le respondí y comenzamos a reírnos, aunque comenzaba a endurecerse otra vez su polla. Finalmente, terminamos la ducha comentando la jugada y me fui.

A los dos días recibí un whats de Diego diciendo que se lo había pasado genial y que quería repetir, pero quería proponerme algo. Yo le dije que en ese momento no podía hablar, que si esperaba al día siguiente por la mañana que estaría trabajando y no había moros en la costa, que hablábamos. Y así fue. Me escribió un mensaje si me podía llamar, le dije que sí y eso hizo. Estuvimos hablando un poco de lo bien que lo pasamos y demás. Luego pasó la conversación a lo que quería proponerme. Tenía una amiga de toda la vida que se iba a casar en un par de meses. Su fantasía era montárselo con dos tíos, pero su futuro marido era sexualmente más tradicional y Diego quería hacerle ese regalo antes de casarse. Yo acepté sin pensármelo dos veces y le pedí una foto para verla antes y me dijo que como era sorpresa para ella, también sería sorpresa para mi, solo me dijo que no me arrepentiría. Me dijo que me avisaría cuando lo tuviera todo organizado y concretaríamos fecha. Al cabo de un par de semanas, Diego volvió a contactarme y quedamos un sábado por la noche. Él le dijo a su amiga que quedábamos los tres y yo era un amigo suyo, sin embargo, Diego me hizo la advertencia de que no comentara nada del trío hasta que él no sacara el tema.

Llegó el momento, yo fui a casa de Diego, que me estaba esperando en la puerta, nos saludamos y fuimos a buscar a la chica, a la que llamaremos Raquel. Fuimos hablando y me volvió a repetir que no podía comentar nada hasta que él no sacara el tema. Llegamos al sitio de quedada. Raquel aún tardó un rato en llegar. Finalmente llegó y me la presentó. Las casualidades de la vida, era la chica a la que le compré la moto hacía poco. Era rubita con el pelo a media melena, ojos claros, un poco rellenita, pero no mucho, muy curvy y de cara bastante guapa.
- ¡Anda, si a ti te conozco! - dijo con una sonrisa. Nos dimos dos besos.
- ¡Que casualidad! - exclamé. Le contamos a Diego la historia de la moto y luego fuimos a tomar algo. La verdad es que nos lo pasamos muy bien, eran dos chicos muy simpáticos. Luego fuimos a cenar a un italiano, que no comimos mucho, pero estaba bastante rico y luego fuimos a un local de copas a tomarnos una.

Ellos se pidieron algo fuerte de beber, no recuerdo exactamente, pero yo pedí una cocacola, como he comentado no suelo beber. Nos sentamos en una mesa y comenzamos a hablar tranquilamente de cosas que ahora no vienen a cuento. Finalmente Diego abrió el melón.
- ¿Sabes que Raquel se va a casar?.- me preguntó.
- ¿Ah si?- yo me hice el sorprendido.
- Sii. - me dijo también la fecha, pero no la recuerdo.
- Pues yo ya tengo tu regalo de bodas. - Le dijo Diego a Raquel.
- No me digas. Y ¿qué es?- le dijo ella ilusionada.
- Tu fantasía sexual. - le respondió Diego alegremente levantando los brazos. Raquel me miró y sonrió.
- ¿En serio? - dijo ella sorprendida.
- En serio, bueno, si tu quieres, él está dispuesto. - le respondió Diego. Ella me miró con una sonrisa.
- Te puedo asegurar que dará la talla, respondo por él.- volvió a decirle Diego.
- Claro que sí, si él quiere, que no ha dicho nada.- respondió ella mirándome ya con mirada picantona.
- Eso no hace falta ni que te lo conteste. - Le respondí. Terminamos las bebidas, pagamos y nos fuimos a casa de Diego.

Al llegar arriba y entrar en el salón en el que me besé por primera vez con un chico Raquel se dirigió a nosotros.
- Tenéis que liaros para mi.- dijo ella. Nosotros nos miramos, nos acercamos y empezamos a comernos la boca. Yo fui desabrochando la camisa que llevaba Diego y pude ver como Raquel hacia lo mismo con la suya, al terminar de desabrocharla me agaché, le solté el cinturón, le desabroché el pantalón y se lo bajé lo justo para que su hermosa polla peluda hiciera acto de presencia, para comenzar a besarla, le eché la piel para atrás para besar su capullo y al poco me lo metí en la boca y comencé a comer despacito, Raquel vino a mi lado en sujetador blanco y tanga blanco, se agachó a mi lado y comenzamos a compartir polla y besos.
- Habrá que irse a la habitación a ponerse cómodos no?- dijo Diego. Raquel y yo nos incorporamos.
- Desabróchame el sujetador, porfa. - me dijo Raquel dándose la vuelta. Mientras yo se lo desabrochaba, desde atrás Diego me desabrochaba mi camisa mientras me besaba por el cuello, al quitarla, fue al cinturón mientras yo ya agarraba las tetas desde atrás de Raquel mientras ella, con una mano atrás acariciaba mi pelo. Yo poco a poco ya bajé mis manos y para bajar el tanga de Raquel. Aunque estaba algo rellenita estaba dura, me puso mucho. Ella se giró y pude ver su coño, un poco peludito, sin pasarse, me puso mucho ese coño.
- Vamos? - dijo. Preparamos la cama en un momento y a los pies de la cama comenzamos a comernos la boca entre los 3.
- Ahora te toca a ti.- dijo Diego. Me sentaron en la cama, los dos se arrodillaron frente a mi y comenzaron a comerme la polla como momentos antes se la habíamos comido a Diego. Al rato, Raquel se incorporó con una sonrisa pícara, me empujó del pecho para tumbar mi cuerpo y se me subió encima de mi en modo 69. Mientras ellos dos me comían la polla yo comía coño. Que placer, con la situación notaba que me iba a correr y avisé.
- Venga, échala. - dijo ella, que comenzó a pajear con violencia mientras Diego tenía mi capullo en su boca. Me pegué una buena corrida que ellos se pusieron a compartir.
- Qué poco ha durado tu amigo no?- le dijo Raquel a Diego mientras aún masajeaba mi polla.
- La situación.- Fue lo único que acerté a decir.
- Mira, que te va a enseñar un experto.- Dijo Diego. Raquel se me quitó de encima, yo me eché a un lado y me senté en un lado de la cama, Raquel se tumbó donde estaba yo antes y Diego le metió su pollón, ella gimió. Luego él le levantó el culo con sus dos manos y comenzó a follarla. Madre mía que follada le metió. Igual que conmigo la vez anterior fue suave, ahora estaba embistiendo a Raquel con todo lo que tenía, que manera de follar. Entre eso, esa polla entrando y saliendo de ese coño peludito, ella gimiendo como una perra con los brazos estirados para arriba, yo me puse a tono otra vez en un momento. Se notaba que se conocían y habían follado más veces. Ella comenzó a correrse con unos gritos bastante altos mientras el otro seguía sin perder el ritmo, embestida tras embestida, finalmente él avisó.
- Me corro.- dijo. En ese momento no lo pude evitar, me puse de pie, fui para él y lo empujé un poco saliendo su enorme polla humeda de ese coño reventado, Raquel cayó sobre la cama.
- Espera, que esta es mía. - le dije, me arrodillé y empecé a comérmela con avidez. Él agarró mi cabeza con un fuerte jadeo y no tardó en correrse en mi boca. Raquel llegó y comenzamos a besarnos, compartiendo la corrida y restregándola por la polla de Diego. Me di cuenta de un detalle que me puso mucho y es que Raquel estaba empapada en sudor, pero es que Diego chorreaba.
- Me he dado cuenta de una cosa.- dijo Raquel.
- ¿De que?- pregunté con la polla de Diego aún en la mano.
- De que aquí ha habido dos pollas corriéndose como si no hubiera un mañana y ninguna ha sido dentro de mi.- dijo.
- ¿Pero estás segura?- pregunté.
- Sí, si tomo la píldora.- dijo.
- Pues eso tiene fácil solución mientras Diego recupera. - respondí. Donde momentos antes había estado patas arriba, ahora la puse de rodillas a los pies de la cama y la eché sobre la cama, abrí su culo buscando su coño y la metí. Comencé a bombear lentamente mientras me deleitaba con las vistas y poco a poco fui subiendo el ritmo. Ella comenzó a volver a gemir.
- Diego, necesito algo en la boca. - dijo. Diego, obediente, se sentó frente a su cara con las piernas abiertas ofreciéndole su pollón medio blando y ella se lo comenzó a comer. Poco a poco, su pollón se fue poniendo más duro y ella cada vez gemía más.
- Este ya está otra vez listo para la acción. - dijo ella.
- Se me está ocurriendo una idea. - dijo Diego.
- ¿Cual?- pregunté parando de bombear.
- Nos vamos a turnar para follarnos a Raquel, cuando nos vayamos a correr hacemos el relevo al otro, a ver cuanto tarda en correrse. - propuso Diego.
- Vamos al tema. - dijo ella.
- Tú descansa y ahora le voy dando yo. - me dijo Diego. Él se subió un poco en la cama para tumbarse completamente y Raquel se subío encima de ese pollón a cabalgar. Yo mientras fui por el lado de la cama a comerle la boca a Raquel, me subí un poco y mi polla llegó a la cara de Diego, que comenzó a comérmela mientras, Raquel cabalgaba como una leona, que manera de cabalgar, si antes me había sorprendido él follándola ahora era ella la que me sorprendía a mi, que ritmo, que forma de follar, que ganas se tenían estos. Finalmente, me agarró la cabeza y Raquel comenzó a correrse dejando de cabalgar, super cansada y sudada y jadeante.
- Ahora me toca a mi.- Les dije. Raquel se tumbó al lado de Diego, casi desplomada y dejándose caer, exhausta, Diego se quitó. Yo me puse de rodillas, levanté sus caderas, metí mi polla en ese coño peludito y mojado, apoyé sus caderas en mis muslos y empecé a darle con todo lo que tenía. Ella comenzó a gemir. Diego se puso de pie sobre Raquel, quedando ella en medio de sus piernas y comenzó a follarme la boca y yo le agarré el culo con una de mis manos mientras con el dedo gordo de la otra masajeaba el clitoris de Raquel mientras la follaba. Al cabo de un rato Diego habló.
- Estoy a puntito.- dijo sacando su polla de mi boca.
- Yo igual, vamos. - Diego se apartó, Raquel estaba exhausta. Nos pusimos cada uno a un lado de su coño y empezamos a pajearnos. Primero me corrí yo sobre su coño peludo y al momento Diego hizo lo mismo. Nos quedamos un rato intentando recuperar el aire.
- Nos tomamos algo fresquito?- dijo Raquel. Estoy que me muero. Fuimos los tres desnudos como pudimos a la cocina, estábamos destruidos. Solo queríamos agua fresquita. Estuvimos un rato tonteando en la cocina y de risas hasta que Raquel comenzó a hablar:
- A ver, que no me habéis entendido. Esto está muy bien. - dijo mientras restregaba los restos de las corridas por el pelo de su coño.
- Que lo que quiero es que os corráis dentro, que quiero sacaros la leche con el coño, que para eso es mi fantasía. - dijo Raquel entre las risas que nos traíamos.
- Pues a ver si en el siguiente asalto lo conseguimos. - dijo Diego.
- ¿Vamos al lío?- dije. Fuimos otra vez a la habitación. Cuando entramos a mi me embriagó el olor a sexo que se había quedado, olor a follada.
- Y con esto me pensáis follar?- dijo Raquel agarrando nuestras pollas flácidas. Nos echamos a reir.
- Anda, tumbaros en la cama que os voy a tener que espabilar. - dijo Raquel. Obedecimos sin rechistar, yo me tumbé a la derecha de la cama y Diego a la izquierda y Raquel fue subiendo hasta la altura de nuestras polla. Cogió con una mano la de Diego y la mía comenzó a darle besos y lenguetazos, luego cambió, fue cambiando hasta que estaban otra vez duras.
- Gírate, que acariciemos tu coñito un poco. - le dijo Diego. Ella se giró dejándonos a la vista su precioso coño y siguió a lo suyo. Nosotros mientras empezamos a acariciarlo, masturbarlo, penetrarlo con nuestros dedos y ella comenzó a gemir suavemente mientras iba intercalando las pollas. Raquel giró su cabeza hacia Diego. Estaba muy perra.
- Fóllatelo para mi. - le dijo. Él me miró y yo asentí.
- Pero hoy te voy a poner a cuatro patas. - me dijo mientras buscaba un condón y el lubricante en el cajón.
- Cómo quieras.- le dije incorporándome para ponerme en posición. Raquel se sentó apoyando su espalda contra el cabecero y comenzó a tocarse, yo me puse a cuatro paras frente a ella para tener vistas de esas preciosas tetas y de ese maravilloso coño. No tardé en sentir el lubricante fresquito en mi culo. Agaché un poco mi cabeza y comencé a comerme el coño de Raquel, hasta que noté como en mi culo comenzaba a entrar el pollón de Diego. Lo hizo exactamente igual que la primera vez que lo hicimos, fue poco a poco, con delicadeza y fue aumentando la cadencia poco a poco, pero sin ser la salvajada con la que se había follado a Raquel hacía un rato, este sabía lo que hacía. Al igual que la vez anterior me daba un placer súper bueno, mientras yo intentaba comerme el coño de Raquel entre embestida y embestida. Diego comenzó a jadear como antes.
- A ver si con la tontería te vas a correr antes de dármela a mi.- le dijo Raquel.
- Es que este culo me vuelve loco. - dijo Diego. En ese momento la sacó, se quitó el condón y le dijo a Raquel.
- Ven a por lo tuyo. - Ella obedeció, yo me eché a un lado, él se sentó en el centro de la cama y ella se subió encima de sus piernas y su polla. Se abrazaron y se comenzaron a besar mientras ella intentaba exprimir ese pollón con un jadeo bastante excitante. Era un espectáculo ver entrar y salir de ese coño esa polla. Yo mientras me masturbaba. Diego no tardó en correrse con un bufido.
- Toma, tu corrida. - le dijo Diego jadeando.
- Ahora quiero la tuya. - me dijo Raquel con una sonrisa. Salió de Diego que se levantó de la cama, me tumbé boca arriba y ella se sentó en mi polla y me empezó a cabalgar con sus manos sobre mi pecho. Al principio despacio, pero no tardó en poner el ritmo con el que se había follado a Diego antes. Que forma de moverse. Yo me agarré a sus piernas mientras ella seguía. Pude notar como la corrida de Diego resbalaba por mis huevos, me puso más cachondo aún, mezclado con los gemidos de ella y viendo como rebotaban sus tetas y su coño peludito no paraba de moverse.
- Me corro. - exclamé cuando estaba a punto de correrme. Ella comenzó a exclamar entre los gemidos.
- Dámela, dámela. - y no tarde en correrme. Fue un orgasmo brutal mientras ella no paraba de cabalgar
- Aguanta, aguanta. - comenzó a decirme mientras se movía con más violencia, yo apreté mis manos en sus muslos, me estaba metiendo la follada padre mientras me había corrido y estaba debatiéndome entre el placer y el dolor después de la corrida. Diego comenzó a jalear también mientras le pegaba cachetadas en el culo.
- Vamos, vamos.- decía Diego, que se mezclaban con los jadeos y los “aguanta, aguanta” de ella. Finalmente se corrió y noté como me iba empapando mientras iba bajando el ritmo con un fuerte grito. Acabó recostándose sobre mi y le dije:
- Ya tienes tus dos corridas.
- Qué brutalidad. - dijo ella, que aún estaba temblando. En ese momento, Diego sacó mi polla del coño de ella, la relamió y succionó lo que pudo de su coño y subió. Compartimos los tres esa maravillosa corrida.

Finalmente ella se casó con su pareja. Con Diego he quedado alguna vez muy esporádicamente, apenas un par de veces. Me comentó que el marido de ella, aunque es tradicional en el sexo, es un empotrador según ella le contaba. No me extraña que la hubiera enseñado porque que manera de moverse, aunque Diego tampoco se quedaba atrás.

Espero que os haya gustado!
Entre el diego, la Raquel y tu joder como me habeis puesto esta mañana 💦💦
 

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