Y los sueños...
No es que yo sea guapo, o elegante,
ni por supuesto, mucho menos, sensual,
no resulto demasiado interesante,
¿brillante e inteligente? tampoco especialmente;
por resumir, soy un tipo muy normal,
uno de tantos que pasan por la calle,
adocenado, dsicreto, habitual,
de esos que ni tan sólo se molestan en mirar.
Pero, si por azar o despiste, ella quisiera,
se le ocurriese, mera casualidad,
la peregrina idea de besarme, o darme un beso,
lo mismo, quizás me dejaría.
Claramente por no hacerle un feo a la señora,
meramente, no más y por probar,
para que sacie la posible duda que la aqueja,
y se quite la espina molestosa,
de saber que se siente o que se nota.
Que yo soy persona generosa,
poco o nada interesada, dadivosa,
nada que ver con que la dama que les hablo,
sea en mi particular imaginario,
mi propia y personal Lauren Bacall.