Del adiós
Los habituales habréis notado que estos días ha aumentado la actividad del hilo. Esto se debe tanto a la calma de las vacaciones como a que me estaba despidiendo, según la decisión que tomé hace ya tiempo.
Saber cuándo acabar, cuándo dejar ir y pronunciar el adiós -o hasta la próxima- es una faceta fundamental del erotismo. Casi siempre la despedida llega más tarde de lo debido. Por eso se cae en una rueda melancólica: lo que al principio resulta liberador se convierte en atadura; la inspiración, en repetición; el deseo, en la obligación del sabadete -o del lunes-. No quiero que suceda aquí. La Perigeia lúcida lleva tiempo susurrando que toca cerrar ciclo, que lo haga mientras todavía tengo ganas e ideas y sería facilísimo continuar.
Me llevo dos objetivos cumplidos: contribuir a colonizar los nuevos territorios cuando el foro era un bebé y permitirme el placer de exhibirme, por fuera y por dentro, ante desconocidos.
Muchísimas gracias por la generosidad con la que habéis compartido y alentado esta "ensalada mental", pese a ser sobre todo una exploración íntima, un experimento, un juego. Algo así:
Besazos de lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo, lunes, martes, miércoles...