La primera que me pasó, fue relativamente poco después de que entrara a trabajar en el hotel, estaba en la planta 3, y ya eran las 12:00 por ahí, y a esa hora no suele haber nadie en las habitaciones porque es la hora del servicio de habitaciones, y si estas pones el cartel de que no quiero que me hagan la habitación, bueno, recuerdo perfectamente que mi compañera (que he tenido alguna que otra historia con ella) y yo nos dividíamos las habitaciones, ella los impares y yo las pares. Yo iba más rápido que ella, me tocaba entrar en la habitación 346, y claro con la tarjeta mágica puedes abrir todas las habitaciones, entré y estaban las persianas cerradas y vi una imagen que nunca olvidaré, en la cama de la habitación había una mujer sentada y recostada al cabecero de la cama completamente desnuda, masturbándose y metiéndose el cepillo de dientes que regalaban a todos los huéspedes. Al ver esa imagen, nos miramos a los ojos el uno al otro y, aunque yo por dentro quería tirarme a la cama, comerle todo y terminar de masturbarla, tuve que retroceder y disculparme. Para mi sorpresa ella se levantó corriendo, y me cogió del hombro y me digo "no te quedes con las ganas, y hazlo, yo también lo necesito" pero tuve que rechazar la primera propuesta, al escuchar el no, ella cerró la puerta impidiéndome salir de su habitación, me cogió la mano y la puso sobre su teta, y me dijo "Relájate" y me llevó a la cama. Yo estaba totalmente inmóvil, pero por supuesto disfrutando, ella cogió otra vez mi mano y la puso sobre su coño, que estaba ardiendo por cierto, y me dijo "Hazlo, cuanto antes termines antes puedes seguir con tu trabajo", lo entendí a la primera, y empecé a meterle los dedos, mientras que ella gemía. No tardó mucho en terminar, cuando lo hizo me mojo la mano, y también la sabana bajera, y me dijo ya puedes marcharte. Con la cara desencajada abandoné la habitación, cerrando su puerta a mi paso, y con la suerte de que nadie había observado esa "extraña" experiencia. Al día siguiente, a la misma hora, me tocaba otra vez la habitación 346, y está vez llamé a la puerta, al ver que no contestaba nadie la abrí con mi llave, esta vez parecía otra habitación. Las cortinas estaban abiertas, las puertas del balcón igual, pero todo no iba a ser "perfecto", encima de la cama en la que ayer masturbe a una desconocida, había unas bragas y una carta que ponía "Gracias por la bonita experiencia, aquí tienes unas bragas mías con aquello que tanto me hiciste expulsar ayer" y en el sobre también había una foto de la "desconocida" totalmente desnuda. Cuando leí la carta y vi las bragas, efectivamente tenían una mancha de un líquido, que estoy seguro que orina no era. Sinceramente dudé en llevarme las bragas y la foto, pero me decidí en llevármelas. A día de hoy no he vuelto a tener contacto con ella, no se ni como se llama, ni donde vive, lo único que se es que me hizo experimentar una de las experiencias más eróticas de mi vida.