Akuaries
Miembro muy activo
- Desde
- 22 Jun 2023
- Mensajes
- 89
- Reputación
- 1,184
...
Pasaron varias semanas, no salió ninguna noticia del orfanato ni de alguna secta descubierta o algo parecido, Álex pensó que igual lo habían ocultado a la prensa para no crear pánico en la población, ellos confiaban en Elvira, fue ella quien consiguió la información para descubrir y acabar con la secta de la universidad, se suponía que esta vez iba a ser igual, cuando tuviera todas las pruebas entrarían en el orfanato y se acabaría con otra secta. Ciertamente entre Mónica y Álex lo habían comentado en algún momento, se extrañaban que se tardara tanto en actuar.
Un día a la hora del almuerzo, Álex, Mónica, García y Benítez, estaban comiendo el menú del bar donde iban habitualmente, el móvil de Álex sonó, lo sacó del bolsillo y vio en la pantalla el nombre de quien lo llamaba, Esteban. Miró a Mónica, ella supo que era una llamada importante o extraña. Álex se levantó, contestó la llamada saliendo del bar.
-¿Esteban?- Preguntó Álex sorprendido.
-Sí, soy yo ¿Cómo estás?
-Bien, supongo que no me has llamado para preguntarme como me va.
-No, quería decirte una cosa.
-Vale, tú dirás.
-Verás, cuando viniste de vacaciones con tu novia, pensé que estabas paranoico, o que querías distraerte, esa investigación del orfanato se había hecho y estaba cerrada, no había motivo para sospechar nada…
-¿Ahora sí?- Preguntaba impaciente Álex.
-Es que hay una cosa que me extraña mucho y nadie le hace caso.
-¿De qué te extrañas?- Insistía Álex.
-Verás, sabíamos que habíais hablado con una chica en el orfanato, una de las cuidadoras de los niños, la directora se lo dijo a la policía en su momento ¿Es así, no?
-Bueno… sí, hablamos con ella pero no nos contó nada interesante, habló de su trabajo y ya está.
-¿Seguro que no os explico nada?
-¡Coño Esteban! ¿Dónde quieres llegar? Esto parece un interrogatorio por teléfono.
-No, no quiero interrogarte, lo que pasa es que esa chica ha desaparecido, y es muy raro.
-Esteban, tú mismo nos dijiste que muchos chicos se largan del orfanato sin decir nada.
-Sí, y el orfanato ni se preocupa, ese es el problema ¿Por qué está el orfanato tan preocupado en localizarla? Está moviendo cielo y tierra para encontrarla, no lo entiendo ¿Por qué a ella la quieren encontrar cuando nunca han buscado a nadie? Por eso te llamo, por si os dijo algo importante, algo que no le pudiera gustar al orfanato, algo por lo que se tuvo que ir y la estén buscando.
-Supongo que tus jefes tendrán respuestas ¿O no?- Le preguntaba Álex.
-No creo, solo están preocupados de encontrarla, lo que pasa es que sospechan que alguien la ha ayudado, alguien que sabe lo que hace, por eso…
-¿Por eso me llamas? Sospechas que nosotros la hemos ayudado, pues te equivocas…
-¡No coño! Te llamo para decirte que tienes razón, no es normal lo que pasa aquí, algo esconden Álex, y te voy a decir más, tu amiga… o tú ex amiga Elvira, tiene mucho que ver.
-¡Si hombre! ¿No serás tú el paranoico?
-Álex, he estado viendo los informes del caso, a escondidas para que nadie me viera, es muy raro, casi todos los firma Elvira.
-Normal, fue ella quien llevó la investigación ¿No?
-Sí, pero es muy raro, tengo curiosidad y quiero seguir investigando por mi cuenta.
-Esteban, escúchame, ten cuidado, si es lo que sospechamos, es gente muy peligrosa.
-Tú sabes algo, lo sabía.
-Sé, que si es lo mismo que pasó en mi ciudad, son gente peligrosa, ten cuidado, si investigas que no sepan que eres tú, si me quieres llamar hazlo cuando quieras, a cualquier hora.
-Me estás asustando Álex…
-Aquí mataron a mi compañero, a mi mejor amigo, no quiero que te pase nada.
-¡Joder!
-Tranquilo Esteban, sé que ese caso se está investigando por otro lado, no creo que se tarde mucho en solucionarlo.
-Vale, te iré llamando por si tienes nuevas noticias.
-Llama cuando quieras, adiós Esteban.
Se despidieron, Álex guardó el móvil en el bolsillo, pensando. Entró de nuevo en el bar, Mónica lo miraba, en la cara le notaba algo raro.
-¿Todo bien cariño?- Le preguntó ella.
-Sí, era Esteban, una llamada de cortesía, ya sabes.
Le contestó Álex, Mónica lo entendió, Esteban nunca había llamado a Álex, ni por cortesía ni por nada, la respuesta de Álex quería decir que no podía hablar delante de sus amigos, seguramente por algo relacionado con Dolores, ninguno de ellos sabía que la chica existía. Por la tarde, ya en el apartamento, Álex le explicó la conversación con Esteban a Mónica, tenían varias dudas ¿Cómo se enteraron de que Dolores sabía algo? Probablemente al descubrir que ya no estaba en el orfanato y enterarse donde dormía, seguro que se imaginaron que desde aquella habitación algo debió de escuchar y ver, las fechas coincidían, la del último sacrificio y la de su desaparición, además, seguro que descubrieron la escalera apoyada en la pared, no tenían que ser muy inteligentes para pensar que alguien se había subido para mirar por encima del portón. Tampoco era normal que una chica sin recursos, acostumbrada a vivir toda su vida en un orfanato, por espabilada que fuera, pudiera desaparecer así como así, por eso la sospecha de que alguien la había ayudado, y eso les llevaba a otro pensamiento, Esteban, era real lo que le dijo a Álex, se había interesado por el caso o intentaba sacarle información a Álex, si lo llamó para sacarle información, tampoco tenía sentido, solo tenían que ponerse en contacto con la central para que Elvira o algún compañero suyo les explicara lo que se investigaba. Todo les parecía un poco raro, y otra pregunta se hacían ¿Con el testimonio de Dolores, por qué no se había actuado ya en el orfanato? ¿Por qué Elvira no se había puesto en contacto con ellos para darles alguna explicación?
Mari Carmen, aprovechó el día libre antes de empezar en el trabajo para conocer el barrio, comprar algunas cosas y ordenar la casa a su gusto. Por la tarde Víctor la fue a visitar, se tomaron una cerveza, hablaron un buen rato y quedaron en verse a las nueve de la mañana en la empresa. Cuando se fue, Mari pensó que Víctor era un buen chaval, otro tío seguro que se le habría insinuado ya, habría intentado besarla o algo, pero él no lo hizo… y mira que se le notaba que le gustaba, la miraba con unos ojitos… Mari estaba segura que si ella hubiera dado el primer paso, Víctor se la hubiera follado sin miramientos.
El día siguiente, Mari caminaba a las 8:45 de la mañana por la acera, bien vestida, bien arreglada, guapa, muy guapa, se había levantado temprano para ducharse y arreglarse en condiciones para dar una buena imagen en el trabajo. Llegó cinco minutos antes de las nueve, antes que pudiera abrir la puerta se la abrió desde dentro Víctor.
-Buenos días.- La saludó con una sonrisa Víctor.
-Buenos días Víctor.- Contestó ella.
-Entra, te enseñaré todo esto.
Mari entró en la pequeña oficina, vio varias mesas con sus ordenadores encima, Víctor le ayudó a quitarse la chaqueta, ella se dejó y le entregó el bolso para que él lo guardara todo en un armario. Mari sonreía al ver como la miraba Víctor, se había puesto un pantalón vaquero ajustado y una blusa llamativa, llamativa por las tetas que dejaba adivinar. Era su primer día y no sabía qué tipo de trabajo tendría que hacer, así que pensó que unos vaqueros sería lo más correcto, lo de la blusa fue por un ataque de coquetería ¡Qué coño! Ni coquetería ni pollas, se la puso para que Víctor se diera cuenta de las tetas que tenía, para que engañar a nadie. Entonces percibió como alguien la estaba mirando, se giró y lo vio, un chaval, un buen mocetón, allí sentado en una mesa, trabajando en el ordenador, bueno, en ese momento no trabajaba, la estaba mirando a ella fijamente.
-Es mi hermano pequeño, Gustavo, todos le llamamos Gus, Gus te presento a Mari.
Decía Víctor mientras Gus se levantaba, se acercó a Mari, le miró a los ojos, le sonrió y le dio dos besos, uno en cada mejilla, a la vez le apretó con una mano la espalda, bastante abajo, casi en el culo, eso sorprendió a Mari que le miró a los ojos, él le devolvía la mirada con una sonrisa.
-No me acuerdo de haberte visto ayer cuando llegué.- Le dijo Mari a Gustavo.
-No estaba, tenía cosas que hacer, ya había mucha gente para recibirte, acababas de llegar y pensé que no tendrías muchas ganas de conocer a nadie.
-Tampoco había tanta gente…
-Quiero decir que cuando llegas tienes ganas de descansar y situarte.
-Vale, gracias por tu empatía.
Mientras le agradecía el gesto a Gus, Mari lo miraba, era un tío grande, más alto que su hermano, y grande de anchura, no porque estuviera gordo, no, porque estaba ‘cuadrao’ el cabrón, llamaban la atención los hombros, los pectorales y los brazos, este tío se pasa la vida en el gimnasio, pensó Mari, y que guapo que es el hijoputa, mira que Víctor es guapo, pero este… ¡Joder! Este es otra cosa, con ese cuerpazo ¡Madre del amor hermoso!
-Vamos al almacén, allí están mis padres.
Le decía Víctor señalándole una puerta al final de la oficina, la atravesaron y entraron en una sala bastante grande, llena de estanterías con todo tipo de productos, en medio, una mesa de buen tamaño tenía varios productos por encima que sus padres metían en cajas. Dejaron lo que estaban haciendo y se dirigieron donde estaban ellos, se saludaron.
-Víctor y Gus te explicarán de que va tu trabajo Mari Carmen, espero que seas feliz aquí con nosotros.- Le dijo el padre, la madre la abrazó y le dio la bienvenida.
Volvieron a la oficina.
-Bien Mari, te voy a explicar de qué va todo esto, es una empresa de venta online, por internet…
-Ya sé lo que es una tienda online.- Confirmaba Mari.
-Vale, pues eso es lo que hacemos nosotros, tenemos una página web con todos los productos, hay muchos en diferentes categorías, para regalo, para vestir, ropa desenfadada, sudaderas y cosas así, relojes, artículos para la casa, muchas cosas, sobre todo curiosas, cosas que no se ven mucho.
-Es como un bazar.- Opinaba Mari.
-Sí, algo parecido, los clientes envían sus pedidos, ellos saben que si los envían por la mañana, saldrán al medio día y los recibirán al día siguiente, ese es uno de nuestros compromisos y a los clientes les gusta. Los trabajos los tenemos repartidos de la siguiente manera, yo soy el que mantiene actualizada la página web, poniendo y quitando productos. Gus es el encargado de gestionar los pedidos, una vez comprobado el pago, lo pasa al almacén, allí dentro, en una pantalla sale el pedido, mis padres buscan los productos, lo empaquetan y le enganchan una pegatina con los datos del cliente que sale automáticamente de una pequeña impresora, al final de la mañana, que es cuando recibimos más pedidos, si hace falta ayudamos tanto Gus como yo a empaquetar, a las 13:30 es la última hora para hacer un pedido y que les llegué en 24 horas, a las 13:45 salgo con la furgoneta para llevar los paquetes a la agencia de transporte. Por la tarde se reciben pedidos pero no tantos, con tranquilidad se empaquetan para que salgan el día siguiente.
-¿Y mi trabajo consiste en…?- Preguntaba impaciente Mari.
-Tu puesto de trabajo está en esa mesa con ese ordenador ¿Sabrás algo de ordenadores, verdad?
-Nivel usuario, justito vamos.- Contestaba ella.
-No te preocupes, yo te enseñaré todo lo necesario, no es tan difícil.- Decía Gus.
-Tú trabajo será ayudar a Gus con los pedidos, él te lo explicará todo, por eso tu mesa está al lado de la suya. Yo voy con la furgoneta a buscar unos productos que necesitamos con urgencia, volveré en un rato, Gus cuidará de ti.
Víctor se despidió y salió con las llaves de la furgoneta, Mari se sentó en su lugar de trabajo, Gus la miraba con una sonrisilla.
-¿Qué? Me vas a decir algo del trabajo o me vas a estar mirando toda la mañana.- Le decía riendo a Gus.
-De momento te miro, no es normal ver a una tía tan guapa por aquí.
-Me parece que eso no es una respuesta muy correcta.
-Para correcto ya está mi hermano, yo no soy como él…
-¿Ah no? ¿Cómo eres tú?- Preguntaba con recochineo Mari.
-Diferente, ven, acércate.
Le dijo Gus arrastrando la silla de Mari hasta su lado con ella sentada, Gus dobló el cuerpo apoyando la cabeza en las piernas de Mari, ella pensó que desde luego era muy diferente a su hermano, mucho más lanzado.
-Ya he puesto en marcha tu ordenador.
-¿Qué?- Contestó despistada Mari.
-El ordenador, ya lo tienes funcionando.
-¡Ah! Vale.
Gus le explicó que en el escritorio solo tenía un icono, haciendo doble clic en él se le abriría directamente la pagina web de pedidos, tendría que poner el usuario y contraseña para poder entrar, usurario, Mari_Camen, contraseña, Mari1234Carmen.
-Que original la contraseña.- Se cachondeaba Mari.
-Es para que sea fácil acordarte.
Le contestaba Gus, cerca, muy cerca de ella, hasta le pasaba un brazo por detrás de la espalda sujetándose en el reposabrazos de la silla. No tardó en entrarle un pedido, Gus le explicó paso a paso lo que tenía que hacer, automáticamente, la misma aplicación confirmaba que el pago había sido realizado, con un par de acciones más enviaba el pedido al almacén. Gus se levantó y le pidió a Mari que lo acompañara, entraron en el almacén, los padres seguía empaquetando productos, le enseñó una pantalla táctil, allí se veían los diferentes pedidos que quedaban por empaquetar, Mari vio el suyo, el último en llegar, Gus apretó la linea del pedido, en otra pantalla salieron los diferentes productos que habían pedido, agarró una caja de cartón con el logo de la empresa, le explicó a Mari que se buscaban los productos por un numero que llevaban asociado, no era difícil, en las estanterías habían letreros con los números, solo había que ir recogiendo los productos y meterlos en la caja, cuando se completaba el pedido se apretaba un botón en la pantalla y quedaba archivado en la memoria, borrándose de la lista.
-Este trabajo normalmente lo hacemos nosotros, es bueno que lo sepas por si en algún momento necesitamos que nos eches una mano.- Le decía la madre.
-Bueno, nosotros vamos a seguir con lo nuestro.- Les decía Gus llevándose del almacén a Mari.
El primer día transcurrió sin ningún problema, Mari aprendió y practicó con bastantes pedidos, el trabajo no era nada difícil, eso la tranquilizó y le dio seguridad en ella misma. Por la noche, tomándose una cerveza después de cenar, Mari pensaba que estaba convencida que se iba a meter en un buen lio, a Víctor estaba claro que le gustaba, un chico serio y trabajador, seguro que buscaba una novia con la que mantener una relación estable. Y luego estaba Gus, trabajador, eso sí, pero serio, de serio no tenía nada, era el típico chico malote, el tipo de chico que sabes que no te puedes fiar, de los que te la pegan en menos que canta un gallo, pero es que era tan atractivo, hasta ese comportamiento de chico malo gustaba, el tío era tan sexual, con ese cuerpazo, sabía cómo acercarse, como rozarle una mano, un brazo o la espalda, rozarle cualquier parte del cuerpo como si fuera algo fortuito, después, su mirada, aquella mirada que te decía que no había sido tan fortuito el contacto, parecía que te decía que estaba dispuesto a follarte allí mismo, a pegarte un polvazo y dejarte alucinando con las bragas en la mano ¡Joder! Que sexual es el cabrón, pensaba Mari bebiéndose tranquilamente la cerveza.
Pasaron varios días, llegó el viernes, al medio día, cuando cerraron la empresa para ir a comer, Víctor le dijo a Mari que quería hablar con ella, sus padres y Gus se fueron dejándolos solos en la acera.
-Mari, solo quería preguntarte si querrías cenar conmigo y luego tomar unas copas, te invito yo por supuesto.
-Víctor, no es necesario, yo sola también puedo salir si quiero conocer…
-No, no lo hago para que conozcas nada, lo hago porque… porque estoy a gusto contigo y me gustaría conocerte mejor.
Mari lo miraba, le miraba a los ojos, tal como había pensado, Víctor era un chico serio, con buenas intenciones, porque no salir con él, pensó.
Y así fue, salieron, Víctor la llevó a un restaurante bonito, la invitó a cenar, ella le dijo que a las copas invitaba ella y fueron a un local con música para tomárselas. Al entrar vieron a Gus sentado en un taburete en la barra, bien acompañado por cierto, por varios amigos o conocidos y con una chica a cada lado suyo, hablaba animadamente con ellas sin dejar de agarrarlas por la cintura o por la mano, o por cualquier parte, igual que hacía con ella siempre que podía, pero más descarado, además, a las chicas parecía gustarle que las fuera sobando. Lo saludaron, él se bajó del taburete y le dio dos besos y un abrazo, Mari notó como sus tetas se aplastaban contra el pecho de Gus, lo había hecho expresamente, se notaba, él le sonreía mientras abrazaba a su hermano, sin apretarlo tanto claro. Víctor pidió un par de copas y se sentaron en una mesa.
-Tú hermano es muy lanzado ¿No?- Preguntaba Mari.
-Ya lo creo, es así con todo el mundo… y con las tías tiene mucho tirón, no sé si es por la poca vergüenza que tiene y por cómo se enrolla hablando.- Le decía Víctor.
O por lo bueno que está el cabrón, pensaba Mari. Fue hablando con Víctor, del trabajo sobre todo, ella disimuladamente miraba a Gus, como hablaba, como se movía, como les decía cosas al oído a aquellas dos chicas, hasta que vio como las chicas le decían que sí con la cabeza y se iban los tres por un pasillo donde estaban los baños. Mari se disculpó con Víctor, le dijo que tenía que ir al baño, se metió en el pasillo, abrió el baño de las chicas, no había nadie, abrió el de los chicos, un hombre se estaba lavando las manos, no había nadie más, esos tres no están aquí, pensó Mari. Siguió el pasillo hasta el final, doblaba a la izquierda, caminó con poca luz, aquella zona no era para los clientes, estaba claro. Vio una puerta, intentó abrirla muy despacio, la puerta cedió y se fue abriendo, allí estaba Gus, de pie, con los pantalones y lo calzoncillos bajados en los tobillos, delante de él, arrodilladas estaban las dos chicas, le estaban comiendo la polla que daba gusto, al menos esa era la cara que ponía él, de gusto, de gusto de estar follándose aquellas dos bocas. Gus la miró, la había descubierto mirando con la puerta medio abierta, le sonrió, se estaba cachondeando de ella, disfrutando que le estuviera viendo en aquella situación, Mari cerró la puerta avergonzada y volvió a la mesa con Víctor. Cuando Gus volvió a la barra, después de follarse a las dos amigas, sonrió al ver la mesa donde se habían sentado Víctor y Mari vacía.
Víctor dejó a Mari en la puerta de la calle donde vivía, ella subió y entró en su apartamento, no entendía porque Víctor no le pidió subir para tomarse una copa más, cualquier excusa hubiera servido para acabar follando aquella noche, Víctor desde luego no era muy lanzado, ya había desaprovechado varias oportunidades, a Gus desde luego se le veía diferente. Y así, pensando en Gus, con cómo le comían la polla aquellas dos chicas, imaginando como se las debió de follar después, Mari se fue quitando la ropa, hasta que se quedó solo en tanga delante de la cama, se lo quitó también, se estiró y se hizo una paja monumental, acabó gimiendo y jadeando del gusto que se dio.
...
Pasaron varias semanas, no salió ninguna noticia del orfanato ni de alguna secta descubierta o algo parecido, Álex pensó que igual lo habían ocultado a la prensa para no crear pánico en la población, ellos confiaban en Elvira, fue ella quien consiguió la información para descubrir y acabar con la secta de la universidad, se suponía que esta vez iba a ser igual, cuando tuviera todas las pruebas entrarían en el orfanato y se acabaría con otra secta. Ciertamente entre Mónica y Álex lo habían comentado en algún momento, se extrañaban que se tardara tanto en actuar.
Un día a la hora del almuerzo, Álex, Mónica, García y Benítez, estaban comiendo el menú del bar donde iban habitualmente, el móvil de Álex sonó, lo sacó del bolsillo y vio en la pantalla el nombre de quien lo llamaba, Esteban. Miró a Mónica, ella supo que era una llamada importante o extraña. Álex se levantó, contestó la llamada saliendo del bar.
-¿Esteban?- Preguntó Álex sorprendido.
-Sí, soy yo ¿Cómo estás?
-Bien, supongo que no me has llamado para preguntarme como me va.
-No, quería decirte una cosa.
-Vale, tú dirás.
-Verás, cuando viniste de vacaciones con tu novia, pensé que estabas paranoico, o que querías distraerte, esa investigación del orfanato se había hecho y estaba cerrada, no había motivo para sospechar nada…
-¿Ahora sí?- Preguntaba impaciente Álex.
-Es que hay una cosa que me extraña mucho y nadie le hace caso.
-¿De qué te extrañas?- Insistía Álex.
-Verás, sabíamos que habíais hablado con una chica en el orfanato, una de las cuidadoras de los niños, la directora se lo dijo a la policía en su momento ¿Es así, no?
-Bueno… sí, hablamos con ella pero no nos contó nada interesante, habló de su trabajo y ya está.
-¿Seguro que no os explico nada?
-¡Coño Esteban! ¿Dónde quieres llegar? Esto parece un interrogatorio por teléfono.
-No, no quiero interrogarte, lo que pasa es que esa chica ha desaparecido, y es muy raro.
-Esteban, tú mismo nos dijiste que muchos chicos se largan del orfanato sin decir nada.
-Sí, y el orfanato ni se preocupa, ese es el problema ¿Por qué está el orfanato tan preocupado en localizarla? Está moviendo cielo y tierra para encontrarla, no lo entiendo ¿Por qué a ella la quieren encontrar cuando nunca han buscado a nadie? Por eso te llamo, por si os dijo algo importante, algo que no le pudiera gustar al orfanato, algo por lo que se tuvo que ir y la estén buscando.
-Supongo que tus jefes tendrán respuestas ¿O no?- Le preguntaba Álex.
-No creo, solo están preocupados de encontrarla, lo que pasa es que sospechan que alguien la ha ayudado, alguien que sabe lo que hace, por eso…
-¿Por eso me llamas? Sospechas que nosotros la hemos ayudado, pues te equivocas…
-¡No coño! Te llamo para decirte que tienes razón, no es normal lo que pasa aquí, algo esconden Álex, y te voy a decir más, tu amiga… o tú ex amiga Elvira, tiene mucho que ver.
-¡Si hombre! ¿No serás tú el paranoico?
-Álex, he estado viendo los informes del caso, a escondidas para que nadie me viera, es muy raro, casi todos los firma Elvira.
-Normal, fue ella quien llevó la investigación ¿No?
-Sí, pero es muy raro, tengo curiosidad y quiero seguir investigando por mi cuenta.
-Esteban, escúchame, ten cuidado, si es lo que sospechamos, es gente muy peligrosa.
-Tú sabes algo, lo sabía.
-Sé, que si es lo mismo que pasó en mi ciudad, son gente peligrosa, ten cuidado, si investigas que no sepan que eres tú, si me quieres llamar hazlo cuando quieras, a cualquier hora.
-Me estás asustando Álex…
-Aquí mataron a mi compañero, a mi mejor amigo, no quiero que te pase nada.
-¡Joder!
-Tranquilo Esteban, sé que ese caso se está investigando por otro lado, no creo que se tarde mucho en solucionarlo.
-Vale, te iré llamando por si tienes nuevas noticias.
-Llama cuando quieras, adiós Esteban.
Se despidieron, Álex guardó el móvil en el bolsillo, pensando. Entró de nuevo en el bar, Mónica lo miraba, en la cara le notaba algo raro.
-¿Todo bien cariño?- Le preguntó ella.
-Sí, era Esteban, una llamada de cortesía, ya sabes.
Le contestó Álex, Mónica lo entendió, Esteban nunca había llamado a Álex, ni por cortesía ni por nada, la respuesta de Álex quería decir que no podía hablar delante de sus amigos, seguramente por algo relacionado con Dolores, ninguno de ellos sabía que la chica existía. Por la tarde, ya en el apartamento, Álex le explicó la conversación con Esteban a Mónica, tenían varias dudas ¿Cómo se enteraron de que Dolores sabía algo? Probablemente al descubrir que ya no estaba en el orfanato y enterarse donde dormía, seguro que se imaginaron que desde aquella habitación algo debió de escuchar y ver, las fechas coincidían, la del último sacrificio y la de su desaparición, además, seguro que descubrieron la escalera apoyada en la pared, no tenían que ser muy inteligentes para pensar que alguien se había subido para mirar por encima del portón. Tampoco era normal que una chica sin recursos, acostumbrada a vivir toda su vida en un orfanato, por espabilada que fuera, pudiera desaparecer así como así, por eso la sospecha de que alguien la había ayudado, y eso les llevaba a otro pensamiento, Esteban, era real lo que le dijo a Álex, se había interesado por el caso o intentaba sacarle información a Álex, si lo llamó para sacarle información, tampoco tenía sentido, solo tenían que ponerse en contacto con la central para que Elvira o algún compañero suyo les explicara lo que se investigaba. Todo les parecía un poco raro, y otra pregunta se hacían ¿Con el testimonio de Dolores, por qué no se había actuado ya en el orfanato? ¿Por qué Elvira no se había puesto en contacto con ellos para darles alguna explicación?
Mari Carmen, aprovechó el día libre antes de empezar en el trabajo para conocer el barrio, comprar algunas cosas y ordenar la casa a su gusto. Por la tarde Víctor la fue a visitar, se tomaron una cerveza, hablaron un buen rato y quedaron en verse a las nueve de la mañana en la empresa. Cuando se fue, Mari pensó que Víctor era un buen chaval, otro tío seguro que se le habría insinuado ya, habría intentado besarla o algo, pero él no lo hizo… y mira que se le notaba que le gustaba, la miraba con unos ojitos… Mari estaba segura que si ella hubiera dado el primer paso, Víctor se la hubiera follado sin miramientos.
El día siguiente, Mari caminaba a las 8:45 de la mañana por la acera, bien vestida, bien arreglada, guapa, muy guapa, se había levantado temprano para ducharse y arreglarse en condiciones para dar una buena imagen en el trabajo. Llegó cinco minutos antes de las nueve, antes que pudiera abrir la puerta se la abrió desde dentro Víctor.
-Buenos días.- La saludó con una sonrisa Víctor.
-Buenos días Víctor.- Contestó ella.
-Entra, te enseñaré todo esto.
Mari entró en la pequeña oficina, vio varias mesas con sus ordenadores encima, Víctor le ayudó a quitarse la chaqueta, ella se dejó y le entregó el bolso para que él lo guardara todo en un armario. Mari sonreía al ver como la miraba Víctor, se había puesto un pantalón vaquero ajustado y una blusa llamativa, llamativa por las tetas que dejaba adivinar. Era su primer día y no sabía qué tipo de trabajo tendría que hacer, así que pensó que unos vaqueros sería lo más correcto, lo de la blusa fue por un ataque de coquetería ¡Qué coño! Ni coquetería ni pollas, se la puso para que Víctor se diera cuenta de las tetas que tenía, para que engañar a nadie. Entonces percibió como alguien la estaba mirando, se giró y lo vio, un chaval, un buen mocetón, allí sentado en una mesa, trabajando en el ordenador, bueno, en ese momento no trabajaba, la estaba mirando a ella fijamente.
-Es mi hermano pequeño, Gustavo, todos le llamamos Gus, Gus te presento a Mari.
Decía Víctor mientras Gus se levantaba, se acercó a Mari, le miró a los ojos, le sonrió y le dio dos besos, uno en cada mejilla, a la vez le apretó con una mano la espalda, bastante abajo, casi en el culo, eso sorprendió a Mari que le miró a los ojos, él le devolvía la mirada con una sonrisa.
-No me acuerdo de haberte visto ayer cuando llegué.- Le dijo Mari a Gustavo.
-No estaba, tenía cosas que hacer, ya había mucha gente para recibirte, acababas de llegar y pensé que no tendrías muchas ganas de conocer a nadie.
-Tampoco había tanta gente…
-Quiero decir que cuando llegas tienes ganas de descansar y situarte.
-Vale, gracias por tu empatía.
Mientras le agradecía el gesto a Gus, Mari lo miraba, era un tío grande, más alto que su hermano, y grande de anchura, no porque estuviera gordo, no, porque estaba ‘cuadrao’ el cabrón, llamaban la atención los hombros, los pectorales y los brazos, este tío se pasa la vida en el gimnasio, pensó Mari, y que guapo que es el hijoputa, mira que Víctor es guapo, pero este… ¡Joder! Este es otra cosa, con ese cuerpazo ¡Madre del amor hermoso!
-Vamos al almacén, allí están mis padres.
Le decía Víctor señalándole una puerta al final de la oficina, la atravesaron y entraron en una sala bastante grande, llena de estanterías con todo tipo de productos, en medio, una mesa de buen tamaño tenía varios productos por encima que sus padres metían en cajas. Dejaron lo que estaban haciendo y se dirigieron donde estaban ellos, se saludaron.
-Víctor y Gus te explicarán de que va tu trabajo Mari Carmen, espero que seas feliz aquí con nosotros.- Le dijo el padre, la madre la abrazó y le dio la bienvenida.
Volvieron a la oficina.
-Bien Mari, te voy a explicar de qué va todo esto, es una empresa de venta online, por internet…
-Ya sé lo que es una tienda online.- Confirmaba Mari.
-Vale, pues eso es lo que hacemos nosotros, tenemos una página web con todos los productos, hay muchos en diferentes categorías, para regalo, para vestir, ropa desenfadada, sudaderas y cosas así, relojes, artículos para la casa, muchas cosas, sobre todo curiosas, cosas que no se ven mucho.
-Es como un bazar.- Opinaba Mari.
-Sí, algo parecido, los clientes envían sus pedidos, ellos saben que si los envían por la mañana, saldrán al medio día y los recibirán al día siguiente, ese es uno de nuestros compromisos y a los clientes les gusta. Los trabajos los tenemos repartidos de la siguiente manera, yo soy el que mantiene actualizada la página web, poniendo y quitando productos. Gus es el encargado de gestionar los pedidos, una vez comprobado el pago, lo pasa al almacén, allí dentro, en una pantalla sale el pedido, mis padres buscan los productos, lo empaquetan y le enganchan una pegatina con los datos del cliente que sale automáticamente de una pequeña impresora, al final de la mañana, que es cuando recibimos más pedidos, si hace falta ayudamos tanto Gus como yo a empaquetar, a las 13:30 es la última hora para hacer un pedido y que les llegué en 24 horas, a las 13:45 salgo con la furgoneta para llevar los paquetes a la agencia de transporte. Por la tarde se reciben pedidos pero no tantos, con tranquilidad se empaquetan para que salgan el día siguiente.
-¿Y mi trabajo consiste en…?- Preguntaba impaciente Mari.
-Tu puesto de trabajo está en esa mesa con ese ordenador ¿Sabrás algo de ordenadores, verdad?
-Nivel usuario, justito vamos.- Contestaba ella.
-No te preocupes, yo te enseñaré todo lo necesario, no es tan difícil.- Decía Gus.
-Tú trabajo será ayudar a Gus con los pedidos, él te lo explicará todo, por eso tu mesa está al lado de la suya. Yo voy con la furgoneta a buscar unos productos que necesitamos con urgencia, volveré en un rato, Gus cuidará de ti.
Víctor se despidió y salió con las llaves de la furgoneta, Mari se sentó en su lugar de trabajo, Gus la miraba con una sonrisilla.
-¿Qué? Me vas a decir algo del trabajo o me vas a estar mirando toda la mañana.- Le decía riendo a Gus.
-De momento te miro, no es normal ver a una tía tan guapa por aquí.
-Me parece que eso no es una respuesta muy correcta.
-Para correcto ya está mi hermano, yo no soy como él…
-¿Ah no? ¿Cómo eres tú?- Preguntaba con recochineo Mari.
-Diferente, ven, acércate.
Le dijo Gus arrastrando la silla de Mari hasta su lado con ella sentada, Gus dobló el cuerpo apoyando la cabeza en las piernas de Mari, ella pensó que desde luego era muy diferente a su hermano, mucho más lanzado.
-Ya he puesto en marcha tu ordenador.
-¿Qué?- Contestó despistada Mari.
-El ordenador, ya lo tienes funcionando.
-¡Ah! Vale.
Gus le explicó que en el escritorio solo tenía un icono, haciendo doble clic en él se le abriría directamente la pagina web de pedidos, tendría que poner el usuario y contraseña para poder entrar, usurario, Mari_Camen, contraseña, Mari1234Carmen.
-Que original la contraseña.- Se cachondeaba Mari.
-Es para que sea fácil acordarte.
Le contestaba Gus, cerca, muy cerca de ella, hasta le pasaba un brazo por detrás de la espalda sujetándose en el reposabrazos de la silla. No tardó en entrarle un pedido, Gus le explicó paso a paso lo que tenía que hacer, automáticamente, la misma aplicación confirmaba que el pago había sido realizado, con un par de acciones más enviaba el pedido al almacén. Gus se levantó y le pidió a Mari que lo acompañara, entraron en el almacén, los padres seguía empaquetando productos, le enseñó una pantalla táctil, allí se veían los diferentes pedidos que quedaban por empaquetar, Mari vio el suyo, el último en llegar, Gus apretó la linea del pedido, en otra pantalla salieron los diferentes productos que habían pedido, agarró una caja de cartón con el logo de la empresa, le explicó a Mari que se buscaban los productos por un numero que llevaban asociado, no era difícil, en las estanterías habían letreros con los números, solo había que ir recogiendo los productos y meterlos en la caja, cuando se completaba el pedido se apretaba un botón en la pantalla y quedaba archivado en la memoria, borrándose de la lista.
-Este trabajo normalmente lo hacemos nosotros, es bueno que lo sepas por si en algún momento necesitamos que nos eches una mano.- Le decía la madre.
-Bueno, nosotros vamos a seguir con lo nuestro.- Les decía Gus llevándose del almacén a Mari.
El primer día transcurrió sin ningún problema, Mari aprendió y practicó con bastantes pedidos, el trabajo no era nada difícil, eso la tranquilizó y le dio seguridad en ella misma. Por la noche, tomándose una cerveza después de cenar, Mari pensaba que estaba convencida que se iba a meter en un buen lio, a Víctor estaba claro que le gustaba, un chico serio y trabajador, seguro que buscaba una novia con la que mantener una relación estable. Y luego estaba Gus, trabajador, eso sí, pero serio, de serio no tenía nada, era el típico chico malote, el tipo de chico que sabes que no te puedes fiar, de los que te la pegan en menos que canta un gallo, pero es que era tan atractivo, hasta ese comportamiento de chico malo gustaba, el tío era tan sexual, con ese cuerpazo, sabía cómo acercarse, como rozarle una mano, un brazo o la espalda, rozarle cualquier parte del cuerpo como si fuera algo fortuito, después, su mirada, aquella mirada que te decía que no había sido tan fortuito el contacto, parecía que te decía que estaba dispuesto a follarte allí mismo, a pegarte un polvazo y dejarte alucinando con las bragas en la mano ¡Joder! Que sexual es el cabrón, pensaba Mari bebiéndose tranquilamente la cerveza.
Pasaron varios días, llegó el viernes, al medio día, cuando cerraron la empresa para ir a comer, Víctor le dijo a Mari que quería hablar con ella, sus padres y Gus se fueron dejándolos solos en la acera.
-Mari, solo quería preguntarte si querrías cenar conmigo y luego tomar unas copas, te invito yo por supuesto.
-Víctor, no es necesario, yo sola también puedo salir si quiero conocer…
-No, no lo hago para que conozcas nada, lo hago porque… porque estoy a gusto contigo y me gustaría conocerte mejor.
Mari lo miraba, le miraba a los ojos, tal como había pensado, Víctor era un chico serio, con buenas intenciones, porque no salir con él, pensó.
Y así fue, salieron, Víctor la llevó a un restaurante bonito, la invitó a cenar, ella le dijo que a las copas invitaba ella y fueron a un local con música para tomárselas. Al entrar vieron a Gus sentado en un taburete en la barra, bien acompañado por cierto, por varios amigos o conocidos y con una chica a cada lado suyo, hablaba animadamente con ellas sin dejar de agarrarlas por la cintura o por la mano, o por cualquier parte, igual que hacía con ella siempre que podía, pero más descarado, además, a las chicas parecía gustarle que las fuera sobando. Lo saludaron, él se bajó del taburete y le dio dos besos y un abrazo, Mari notó como sus tetas se aplastaban contra el pecho de Gus, lo había hecho expresamente, se notaba, él le sonreía mientras abrazaba a su hermano, sin apretarlo tanto claro. Víctor pidió un par de copas y se sentaron en una mesa.
-Tú hermano es muy lanzado ¿No?- Preguntaba Mari.
-Ya lo creo, es así con todo el mundo… y con las tías tiene mucho tirón, no sé si es por la poca vergüenza que tiene y por cómo se enrolla hablando.- Le decía Víctor.
O por lo bueno que está el cabrón, pensaba Mari. Fue hablando con Víctor, del trabajo sobre todo, ella disimuladamente miraba a Gus, como hablaba, como se movía, como les decía cosas al oído a aquellas dos chicas, hasta que vio como las chicas le decían que sí con la cabeza y se iban los tres por un pasillo donde estaban los baños. Mari se disculpó con Víctor, le dijo que tenía que ir al baño, se metió en el pasillo, abrió el baño de las chicas, no había nadie, abrió el de los chicos, un hombre se estaba lavando las manos, no había nadie más, esos tres no están aquí, pensó Mari. Siguió el pasillo hasta el final, doblaba a la izquierda, caminó con poca luz, aquella zona no era para los clientes, estaba claro. Vio una puerta, intentó abrirla muy despacio, la puerta cedió y se fue abriendo, allí estaba Gus, de pie, con los pantalones y lo calzoncillos bajados en los tobillos, delante de él, arrodilladas estaban las dos chicas, le estaban comiendo la polla que daba gusto, al menos esa era la cara que ponía él, de gusto, de gusto de estar follándose aquellas dos bocas. Gus la miró, la había descubierto mirando con la puerta medio abierta, le sonrió, se estaba cachondeando de ella, disfrutando que le estuviera viendo en aquella situación, Mari cerró la puerta avergonzada y volvió a la mesa con Víctor. Cuando Gus volvió a la barra, después de follarse a las dos amigas, sonrió al ver la mesa donde se habían sentado Víctor y Mari vacía.
Víctor dejó a Mari en la puerta de la calle donde vivía, ella subió y entró en su apartamento, no entendía porque Víctor no le pidió subir para tomarse una copa más, cualquier excusa hubiera servido para acabar follando aquella noche, Víctor desde luego no era muy lanzado, ya había desaprovechado varias oportunidades, a Gus desde luego se le veía diferente. Y así, pensando en Gus, con cómo le comían la polla aquellas dos chicas, imaginando como se las debió de follar después, Mari se fue quitando la ropa, hasta que se quedó solo en tanga delante de la cama, se lo quitó también, se estiró y se hizo una paja monumental, acabó gimiendo y jadeando del gusto que se dio.
...