Un día de verano. Los padres dejaron la casa a sus hijos mientras se iban a trabajar. El hijo se encargaba de limpiar y cuidar la zona de la piscina, a hija por su parte tenía que estudiar. Minutos más tarde llamaron a la puerta. La hermana abrió y era su prima que venía de visita. Una joven espectacular de senos voluminosos y un trasero bien trabajado en el gimnasio. Iba vestida con un vestido de tirantes llevando debajo un bikini minimalista. Tras saludarse se fue a la piscina. Allí saludó con la mano a su primo antes de quitarse el vestido dejando su imponente cuerpo a la vista. Se dio un pequeño chapuzón y después de secarse se tumbó en la toalla. Le pidió a su primo que le echase crema solar. La hermana lo veía todo desde la ventana de su habitación. Vio como su hermano se ponía encima de su prima echándole crema por la espalda mientras el miembro de su hermano pequeño escondido en un pantalón corto de deporte rozaba las nalgas de su prima. Muchas veces la hermana había pillado a hermano masturbándose y sabía cual era el tamaño de ese miembro, La prima se giró para que le diera crema por la parte delantera. El pene del hermano ya estaba erecto y el coñito de la prima se humedeció enseguida tras el contacto. La prima no ayudó a enfriar el ambiente al despojarse del sujetador del bikini dejando sus generosos pechos a la vista del jovenzuelo. Hizo que la escena se calentase más.
- “Lo estás deseando”, dijo la prima
- “Cierto”, dijo el muchacho metiendo la mano por la minúscula ropa que tapaba la rajita de la joven,
La hermana desde su habitación lo seguía viendo todo. Viendo al hermano masturbar a su prima mientras con la otra mano se bajaba el pantalón corto dejando libre su pene erecto. El miembro viril que la hermana había visto tantas veces escupir leche y ahora lo hará dentro de su prima. Pasaron unos minutos y el hermano introdujo el pene en la rajita de su prima. Con un golpe lo metió dentro y empezó a embestirla. La hermana no pudo resistirse y comenzó a tocarse mientras salía de su habitación, bajaba las escaleras y se situaba en la puerta acristalada de salida al patio para verlo todo mejor.
El padre por su parte llegó antes de hora y vio a su chiquilla masturbándose viendo a su hijo follando con su sobrina postiza. Se acercó sigilosamente y le tapó la boca a su hija. “No pasa nada. No grites”, le dijo el padre al oído. Cogió las manos de su hija que tapaban su húmedo coño y se la acercó a la bragueta de su pantalón para obligarle a sacarle su polla. La hija obedeció y tras sacar fuera el pene del padre comenzó a hacerle una mamada. Cuando estuvo listo levantó la hija del suelo colocó las manos de su hija en el cristal de la puerta para que ella siguiera viendo a su hermano follándose a su prima, se pusó a sus espaldas y metió el pene erecto en la vagina de su hija. El cristal fue empañándose con el aliento y los gemidos de la chiquilla mientras su padre continuaba bombeando detrás suyo.
Se escuchaban los gemidos de las dos jovencitas casi al unísono mientras estaban siendo penetradas. El hermano y el padre se corrieron al mismo tiempo dejando los coños de las mujercitas bien repletos de semen. El hijo se terminó de vestir, la prima se colocó bien el tanga del bikini y se ató el sujetador continuando en la toalla. El padre metió su pringosa polla en su pantalón y la hija recogía la poca ropa que se había quitado y se fue corriendo a su habitación.
A la hora de comer nadie pronunció palabra. Teniendo a la madre mosqueada. La prima se iba a quedar a dormir esa noche.
Y pasarán cosas pero ya en una segunda parte.
- “Lo estás deseando”, dijo la prima
- “Cierto”, dijo el muchacho metiendo la mano por la minúscula ropa que tapaba la rajita de la joven,
La hermana desde su habitación lo seguía viendo todo. Viendo al hermano masturbar a su prima mientras con la otra mano se bajaba el pantalón corto dejando libre su pene erecto. El miembro viril que la hermana había visto tantas veces escupir leche y ahora lo hará dentro de su prima. Pasaron unos minutos y el hermano introdujo el pene en la rajita de su prima. Con un golpe lo metió dentro y empezó a embestirla. La hermana no pudo resistirse y comenzó a tocarse mientras salía de su habitación, bajaba las escaleras y se situaba en la puerta acristalada de salida al patio para verlo todo mejor.
El padre por su parte llegó antes de hora y vio a su chiquilla masturbándose viendo a su hijo follando con su sobrina postiza. Se acercó sigilosamente y le tapó la boca a su hija. “No pasa nada. No grites”, le dijo el padre al oído. Cogió las manos de su hija que tapaban su húmedo coño y se la acercó a la bragueta de su pantalón para obligarle a sacarle su polla. La hija obedeció y tras sacar fuera el pene del padre comenzó a hacerle una mamada. Cuando estuvo listo levantó la hija del suelo colocó las manos de su hija en el cristal de la puerta para que ella siguiera viendo a su hermano follándose a su prima, se pusó a sus espaldas y metió el pene erecto en la vagina de su hija. El cristal fue empañándose con el aliento y los gemidos de la chiquilla mientras su padre continuaba bombeando detrás suyo.
Se escuchaban los gemidos de las dos jovencitas casi al unísono mientras estaban siendo penetradas. El hermano y el padre se corrieron al mismo tiempo dejando los coños de las mujercitas bien repletos de semen. El hijo se terminó de vestir, la prima se colocó bien el tanga del bikini y se ató el sujetador continuando en la toalla. El padre metió su pringosa polla en su pantalón y la hija recogía la poca ropa que se había quitado y se fue corriendo a su habitación.
A la hora de comer nadie pronunció palabra. Teniendo a la madre mosqueada. La prima se iba a quedar a dormir esa noche.
Y pasarán cosas pero ya en una segunda parte.