Imaginando situaciones

vergatron

Miembro muy activo
Desde
29 Jul 2023
Mensajes
650
Reputación
4,878
Un día de verano. Los padres dejaron la casa a sus hijos mientras se iban a trabajar. El hijo se encargaba de limpiar y cuidar la zona de la piscina, a hija por su parte tenía que estudiar. Minutos más tarde llamaron a la puerta. La hermana abrió y era su prima que venía de visita. Una joven espectacular de senos voluminosos y un trasero bien trabajado en el gimnasio. Iba vestida con un vestido de tirantes llevando debajo un bikini minimalista. Tras saludarse se fue a la piscina. Allí saludó con la mano a su primo antes de quitarse el vestido dejando su imponente cuerpo a la vista. Se dio un pequeño chapuzón y después de secarse se tumbó en la toalla. Le pidió a su primo que le echase crema solar. La hermana lo veía todo desde la ventana de su habitación. Vio como su hermano se ponía encima de su prima echándole crema por la espalda mientras el miembro de su hermano pequeño escondido en un pantalón corto de deporte rozaba las nalgas de su prima. Muchas veces la hermana había pillado a hermano masturbándose y sabía cual era el tamaño de ese miembro, La prima se giró para que le diera crema por la parte delantera. El pene del hermano ya estaba erecto y el coñito de la prima se humedeció enseguida tras el contacto. La prima no ayudó a enfriar el ambiente al despojarse del sujetador del bikini dejando sus generosos pechos a la vista del jovenzuelo. Hizo que la escena se calentase más.

- “Lo estás deseando”, dijo la prima
- “Cierto”, dijo el muchacho metiendo la mano por la minúscula ropa que tapaba la rajita de la joven,

La hermana desde su habitación lo seguía viendo todo. Viendo al hermano masturbar a su prima mientras con la otra mano se bajaba el pantalón corto dejando libre su pene erecto. El miembro viril que la hermana había visto tantas veces escupir leche y ahora lo hará dentro de su prima. Pasaron unos minutos y el hermano introdujo el pene en la rajita de su prima. Con un golpe lo metió dentro y empezó a embestirla. La hermana no pudo resistirse y comenzó a tocarse mientras salía de su habitación, bajaba las escaleras y se situaba en la puerta acristalada de salida al patio para verlo todo mejor.

El padre por su parte llegó antes de hora y vio a su chiquilla masturbándose viendo a su hijo follando con su sobrina postiza. Se acercó sigilosamente y le tapó la boca a su hija. “No pasa nada. No grites”, le dijo el padre al oído. Cogió las manos de su hija que tapaban su húmedo coño y se la acercó a la bragueta de su pantalón para obligarle a sacarle su polla. La hija obedeció y tras sacar fuera el pene del padre comenzó a hacerle una mamada. Cuando estuvo listo levantó la hija del suelo colocó las manos de su hija en el cristal de la puerta para que ella siguiera viendo a su hermano follándose a su prima, se pusó a sus espaldas y metió el pene erecto en la vagina de su hija. El cristal fue empañándose con el aliento y los gemidos de la chiquilla mientras su padre continuaba bombeando detrás suyo.

Se escuchaban los gemidos de las dos jovencitas casi al unísono mientras estaban siendo penetradas. El hermano y el padre se corrieron al mismo tiempo dejando los coños de las mujercitas bien repletos de semen. El hijo se terminó de vestir, la prima se colocó bien el tanga del bikini y se ató el sujetador continuando en la toalla. El padre metió su pringosa polla en su pantalón y la hija recogía la poca ropa que se había quitado y se fue corriendo a su habitación.

A la hora de comer nadie pronunció palabra. Teniendo a la madre mosqueada. La prima se iba a quedar a dormir esa noche.

Y pasarán cosas pero ya en una segunda parte.
 
Segunda parte del día de verano.

Las dos ‘niñas’ iban a dormir juntas para evitar cualquier situación 'incómoda'. Hacía calor y se metieron en la cama solo con braguitas dejando sus pechos al descubierto. Los pechos de la hermana eran pequeños a diferencia de su prima que como ya he dicho eran inmensos. Las dos en una cama relativamente pequeña empezaron a jugar mutuamente con sus cuerpos. Juegos inocentes que acabaron con sus dedos metidos mutuamente en sus rajitas. Los coñitos se humedecieron y las braguitas ya empezaban a molestar. Así que terminaron completamente desnudas. El calor aumentó más y más mientras se masturbaban. La madre que se había levantado para beber un poco de agua escuchó a las dos chicas hacer ruidos a primera hora de la madrugada. Abrió la puerta de la habitación y vio la escena. Las dos con las manos en el coño de la otra y las otras en los senos. A la madre le entró calor. Iba con un camisón sin ropa interior debajo. Mientras se acercaba a la cama se iba subiendo el camisón y empezaba a tocarse su generoso chocho. Una raja de labios grandes y poco pelo. No le gustaba depilárselo entero a diferencia de las dos jovencitas, que los tenían completamente imberbes. Una vez en la cama se tumbó apartó las manos de las chicas y comenzó a lamer esas almejitas deliciosas y ardientes.

El hermano/hijo que dormía al lado escuchó más ruidos. Se levantó y se acercó a la habitación de su hermana. Al ver las tres mujeres de la casa en un trío lésbico se le puso el pene erecto. Tenía la visión frontal del trasero de su madre completamente desnudo. Se quitó los calzoncillos liberando su pene de 17 centímetros, se acercó a ella le subió más el camisón y puso sus manos en sus nalgas. La madre al notar la presencia de otra persona se sorprendió al girarse y ver a su hijo. Con la mirada le dijo que no, que no lo hiciera pero el hijo ya estaba demasiado caliente. No pensaba parar ni dejar lo que iba a hacer. Introdujo poco a poco su pene en el ano de su madre hasta hacerlo por completo. Ahí la madre dejó de lamer los coñitos de las 'niñas' y se aferró a las sábanas de la cama de su hija mientras su hijo le embestía una y otra vez. Mientras tanto las dos mujercitas con el calor de la escena entrelazaron sus piernas y empezaron a frotarse sus ricas grutas sexuales. La habitación se convirtió en un apartamento de un puticlub de carretera. Los pechos de la madre sobresalieron del camisón dejando ver sus gordos pezones erectos. La hija y la sobrina devolvieron la jugada a la madura de la casa lamiéndole los pezones.

El hijo no pudo más y se corrío dentro del culo de su madre dejando un reguero de semen por las sábanas. El acto sexual tórrido terminó. La madre se puso bien el camisón y volvió a su habitación mientras de su ano aún caían gotas de semen. El hijo se coloco sus calzoncillos manchándolos de semen y volvió a su habitación. Las dos chicas quedaron rendidas y se durmieron minutos después.

A la mañana siguiente todo eran miradas cómplices. Todo quedaba en casa. La prima había dejado una buena tarjeta de visita. Volvía a su casa, la casa de la hermana de la madre.
 
Las vacaciones en el pueblo.

Vivo en una gran ciudad y me agobia el gentío, prefiero la tranquilidad de la montaña y los pueblos perdidos en cualquier serranía. Aunque me gusta ponerme mis bikinis y bronceándome al sol. Aunque en lugar de la playa lo hago en los ríos y las pozas sintiendo la naturaleza en mi piel.

Último día de universidad. Le digo a mis padres que me iré unos días con mi tía la del pueblo. Aviso también a mi hermano, que vive con su novia fuera, por WhatsApp. Después del fin de semana de preparativos con las maletas cojo el coche y me pongo en marcha hasta el pueblo de mi tía. Tras cinco horas de carretera llego a su casa. Hace bastante calor, pero una calor no tan agobiante y pegadiza de la ciudad. Llamó a la puerta y me recibe una mujer estupenda de unos casi 50 años. Pese a la edad su cuerpo es aun muy joven. La puñetera se cuida muy bien y la naturaleza ayuda mucho. Respirar aire puro y sin tanta contaminación de la ciudad ayuda en la piel. Nos damos un beso en las mejillas, meto las maletas en casa y me invita a descansar en el sofá mientras me trae un vaso bien frío de agua. Estaba seca. Más tarde subiré las maletas a la habitación. Dentro de la casa hace muy buena temperatura, no tiene ni necesita aire acondicionado. Las paredes son gruesas siendo perfectas para el invierno e ideal para los intensos veranos. De ahí que la mujer solo vaya vestida con un top de tirantes y short vaquero dejando entrever sus nalgas. No utiliza sujetador en casa, así que sus pechos se mueven libremente dentro de ese corto trozo de tela.

La noche la pasamos bien. Contamos cosas que no podíamos hacerlo a través de los móviles y después de cenar fuimos a nuestras habitaciones. Estaba cansada del viaje.

Pasamos varios días geniales haciendo rutas de montaña y dándonos chapuzones en las piscinas naturales del río del pueblo. A ella no le gustaba usar sujetador de bikini. No tenía la más mínima vergüenza. En cambio yo era un poco más recatada. Mis bikinis tenían más tela que los de mi tía y eso que usaba tangas. Me excitaba ver su cuerpo. Hace unos años cuando no me horrorizaban las playas íbamos casi toda la familia en grupo y ella como era habitual hacia topless. Era la única que lo hacía. Le daba igual si los varones se excitaban con ella. Mi tía sigue siendo soltera, Vive sola en el pueblo. Por eso va como quiere por casa. Aunque no tenía los pechos que tenía ahora, son un poco más grandes, me sentía atraída por ellos. Mi cuerpo empezó a sentir algo por las mujeres. Soy lesbiana. La única que lo sabe de mi familia es la que será mi futura cuñada. Nadie más. Ni siquiera mi tía, que la tenía a mi lado todo este tiempo.

Dos días antes de volver a casa de mis padres para las vacaciones familiares se acercaba el cumpleaños de mi tía. No había preparado nada especial. La noche antes pensaría algo. No le podía comprar ningún regalo porque en el pueblo no había grandes almacenes ni tiendas salvo las típicas de los pueblos. Nada del otro mundo. Así que lo único que podía hacer es ser yo el regalo.

La mañana de su cumpleaños me levanté antes que ella. Fui a su habitación, que no cerraba su puerta. La vi tumbada boca arriba en la cama. Al contrario que pudiera parecer usaba un dos piezas para dormir. Un blusa de manga corta con botones y un short. Me acerqué a ella y la vi tan hermosa durmiendo que sentía lástima de despertarla. Aunque yo tenía ganas de darle su desayuno en la cama. Poco a poco fui desabrochando su blusa. Sus pechos fueron siendo liberados lentamente. Sin quitarle la blusa aparte los lados. Sus pechos estaban duros y los pezones erectos. A saber que había soñado esa noche o que estaría soñando en ese momento. Acaricie sus pezones con las puntas de mis dedos. Estaba empezando a sentirme húmeda. Deslice mi mano derecha a su entrepierna. Metí con cuidado mi mano dentro de su short y descubrí que su vagina estaba empapada. "Se había masturbado esta noche", pensé mientras mis dedos se pringaban con sus fluidos vaginales. Sus labios eran lisos y su rajita bien depilada como la mía. Le empecé a acariciar su clitoris mientras yo me acariciaba mi húmedo coñito.

Ví como sus ojos empezaron a abrirse. "¡Mierda!", exclamé para mis adentros. Mi tía se despertó y al verme que la estaba tocando mientras yo también lo hacía conmigo misma se hizo a un lado. "¡Qué haces!", gritó en esa temprana hora matutina. "Feliz cumpleaños", balbuceé mientras volví a acercarme a ella. "No huyas", le dije mientras una de mis manos pringosas le acariciaba el cabello. "Quiero darte tu regalo", le dije mientras empezaba a desvestirme. Me quedé completamente desnuda frente a ella. Tapé su boca con un dedo mientras acercaba mi boca a la suya. Empecé a besarla ante los intentos de huir de mi tía. Al meterle la lengua frenó esos intentos de huida y me abrazó con intensidad. Nos besamos apasionadamente mientras me colocaba encima de esa mujer casi cincuentona. Una mujer por la que sentí atracción hace varios años. Sus pechos se clavaron en los míos y nuestros sexos se juntaron intercambiando sus flujos. "Fóllame", me susurró mi tía al oido. "No pienses que soy tu tía sino una amiga tuya o tu novia. Quiero sentir tu cuerpo", termino mientras abría sus piernas para entrelazarlas con las mías. Nuestros coños se fundieron en un apasionado 'beso'. No podía parar de frotar mi coño con el de mi tía. Gemía y gritaba casi al mismo tiempo que mi tía también disfrutaba follándome. Antes de acabar hicimos un 69. Ibamos a desayunarnos. Yo le ofrecí mi raja y ella la suya. Nos corrimos junto antes de que el gallo de los vecinos empezara a hacer sonar su despertador. Nos corrimos. Nos besamos y nos duchamos por separado mientras la que estaba libre preparaba el desayuno físico. Esa mañana volvía a casa y me despedí de ella lo mejor posible. Teniendo su mejor recuerdo tanto fuera como dentro de mi cuerpo.

Al despedirme de ella lo hice con un beso en los labios. "Te quiero tía. Cuídate. Volveré", le dije mientras me iba con las maletas al coche. "Yo también te quiero sobrina. Eres fantástica. Te esperaré. Dale recuerdos a la familia", me contestó. Lo que no le comenté que había dejado mis bragas usadas durante el acto de esta mañana manchadas con mis fluidos con una nota que decía "si me extrañas huele estas bragas y masturbate pensando en mi. Besos"
 
La primera vez en una playa nudista.

Los padres de Cristóbal son muy liberales y naturales. Cada verano se apuntan a hacer cosas distintas que nunca habían hecho tachando así 'cosas por hacer' de una lista interminable de tareas. Este verano tocaba irse a una playa nudista. Los dos progenitores desconocían lo que era sentir el ridículo y menos lo que era la vergüenza. Así que la mañana de un sábado cogieron los bártulos, cargaron el coche y se dirigieron a una playa cercana. A unos 50 kilómetros de casa. Descargaron todo y se fueron a la arena. Desplegaron las hamacas y pusieron las toallas encima. Empezaron a desnudarse. Cristóbal en cambio le daba un poco de pudor ese ambiente. Era tímido y en la universidad aun le daba reparo ver a las chicas. Imagínate desnudarse frente a un público desconocido. La madre totalmente desnuda se acerco a él y le dijo que se quitara el bañador. Que no pasa nada. "Aquí no se juzga a nadie", le comentó. Con el pudor se bajó el bañador, se lo quitó y lo dejó debajo de su toalla. Eso si tapándose su pene. Tanto el padre y la madre le dijeron que no hacia falta que se tapara nada. No hizo caso, siguió con las manos frente a su miembro mientras se sentaba en su hamaca con las piernas cruzadas. El espectáculo que visualizaba Cristóbal frente a él era mejor que las pelis porno que veía a escondidas en su portátil. En su habitación no tenía timidez y se masturbaba a gusto. En la playa era diferente. Veía una infinidad de pechos en movimiento de diferentes tamaños y edades, multitud de vaginas al descubierto con y sin pelo. Todo eso le hacia tener una erección. Mientras que el resto de los varones tenían los penes flácidos y controlados al deseo sexual. Él, en cambio, no.

La madre se percató de la situación y decidió llevar a su hijo al agua, para ver si eso relajaba el asunto. Los dos se bañaron. Él estaba más cómodo metido en el agua para evitar que fuera visto con su polla erecta. El hecho de tener también a su madre en pelotas tampoco ayudaría a relajar esa tensión. Ver los pechos de buen tamaño de su propia madre hizo que la erección fuera más fuerte. Tenía ganas de hacerse una paja viendo los senos de su madre. Se giró para que su madre no se diera cuenta y comenzó a masturbarse dentro del agua. La madre que estaba nadando a placer intuyó que su hijo estaba haciendo cosas 'feas'. Se aproximó a él por detrás y vio como su hijo se estaba masturbando.

Como dije los padres eran y son muy liberales. Así que la madre sin mediar palabra coloco una de sus manos en los huevos del joven y la otra en uno de sus hombros. "Hay que mi 'niño' no se ha podido aguantar", le dijo mientras acariciaba sus testículos y subía su mano hacia el miembro. El chico soltó las manos y dejó que su madre tomara la iniciativa. Su madre agarró el miembro viril erecto de su hijo y siguió con la paja playera. El joven gemía más fuerte y rápido. Igual que hacía en su habitación mientras veía sus pelis porno. La madre le dijo que si lo deseaba podía acariciarle su coño incluso meterle dedos. Lo hizo. No dudo en ese momento de agitación. La vagina de la madre era prominente, labios relativamente grandes y un clítoris decente. El chico descubrió de verdad los que era un coño de mujer. Al final le metió dos dedos, tal y como hacían los actores porno con las actrices de esas peliculas. El pene del chico escupió un buen caño de semen que se mezcló con el agua mientras que la vagina de la madre quedó totalmente pringada de fluidos.

La madre logró rebajar esa tensión mientras los dos abandonaban el agua para volver a sus hamacas. El chico se tumbó y la madre hizo lo propio junto a su marido, que estaba echándose una siesta.

Acabó el día de playa nudista. Regresaron a casa.
 
El cuarto oscuro.

Un grupo de estudiantes de la universidad se le había ocurrido una nueva forma de que los alumnos tuviéramos sexo. Cada uno tendríamos un número, nos olvidamos de nuestros nombres, y nos emparejarían con los alumnos de otra universidad de la ciudad elegida al azar por un ordenador. Los estudiantes de esa universidad también serían tratados como números. Una vez hecho los emparejamientos seríamos citados cada uno en un apartamento del campus. Nos llevarían uno a uno en un carrito de golf con la cabeza tapada. Nos dejarían dentro y sería todo a oscuras. La única regla una vez dentro del apartamento es que hablar estaría prohibido. Así no sabríamos quienes éramos hasta acabar la experiencia. Me apunté y desde entonces sería el número 18. Estaba citado el sábado a las siete de la tarde. No sabría a que apartamento me llevarían. Me taparon la cabeza, me subieron al carrito y me quitaron la capucha una vez dentro de la casa. No veía nada, solo con el tacto sabría por donde caminaba. Por suerte habían tenido la decencia de apartar todos los muebles innecesarios y noté como una cama en medio de lo que sería un salón. Al cabo de un cuarto de hora de estar completamente a oscuras escuché una voz tipo Siri que anunciaba que tenía acompañante en el piso. Tardamos un buen rato en encontrarnos. Teníamos permitido el saludo típico del beso en las mejillas. Eso si. Perfumes, colonias y cualquier tipo de liquido perfumado estaban prohibidos para evitar adivinar la identidad del otro. Y cualquier tocamiento en el cuerpo.

Una vez saludé a mi acompañante femenina la voz Siri metálica resonó en lo que era esa habitación. "Os ordeno desnudaros", se oyó por un altavoz. Tras ese mensaje empecé a desnudarme y mi acompañante hizo lo propio luego de dar el visto bueno la Siri metálica. Se ve que nos estaban viendo con cámaras nocturnas. "¡YA PODEÍS EMPEZAR!", resonó con fuerza como si fuera un partido de baloncesto.

Me acerqué a ella, le agarré de los hombros y ella me cogio por la cintura. Empezamos a besarnos. Tenía unos buenos labios. Deslice mis manos hacia abajo intentando descubrir su cuerpo. Me detuve en sus pechos. Estaban tersos, finalizados con unos pezones pequeños y de buen tamaño. Uno me cabía perfectamente en mi mano abierta y sobrara poco. Ella también me acaricio el torso, luego siguió por la espalda y se paró en mis nalgas antes de llegar a mi entrepierna. La mano rozó mi pene, que empezaba a tener una erección. La Siri volvió a retumbar en la habitación. "Usar la cama", ordenó. Con cuidado nos aproximamos a esa cama que habían preparado. Nos sentamos y continuamos acariciando para descubrir sendos cuerpos. Dejé sus pechos y continue deslizando mi mano hasta su entrepierna. Noté su sexo limpio sin ningún tipo de vello corporal. Eso hizo que mi pene completara la erección. Ella también se percató que mi polla estaba lista. Acabamos por tumbarnos y sentí unos labios recorrer mi miembro. "Me iba a hacer una mamada", pensé. Así fue. Ella se introdujo el pene en su boca y comenzó a tragárselo mientras yo no sabía donde tocar. Pasados unos minutos noté como esa boca iba ascendiendo por mi cuerpo hasta llegar a mi boca mientras que una de las manos de ella me masturbaba. Ella se puso encima mio, sentí como abría sus piernas y mi pene tocaba ese genital imberbe que antes había acariciado levemente. Introdujo mi pene en su rajita. Los gemidos también estaban prohibidos así que gemi en silencio. Ese coño estaba un poco estrecho. A ella le costó introducir mi pene en su vulva. Me cabalgó durante varios minutos mientras yo le acariciaba esas tetas que iban dando botes con cada embestida. Después ella me hizo una señal con sus dedos. Noté que me golpeaba cuatro veces. Entendí que quería hacerlo en cuatro. Ella se pusó en posición y yo me coloqué detrás de ella con las manos en sus nalgas. Tenía un buen trasero. Quise sodomizarla así que preparé su ano con un par de dedos y encaré mi pene en ese agujero. Lo metí hasta el fondo mientras ella se retorcía de placer. Estaba dandole duro hasta que me corrí dentro de ella. Nos tumbamos sudorosos.

Tras el acto se encendieron las luces de esa estancia. Ambos nos quedamos en shock al descubrir nuestras identidades. No lo creía y ella tampoco. Me había follado a mi hermana y ella me había follado a mi. Mi hermana estudiaba en otra universidad y su universidad fue la elegida por el sorteo informático. Nos vestimos y juramos que no le dijéramos nada a nuestros padres. "Ha estado bien, pero la boquita cerrada", me advirtió mi hermana.
 
La fiesta del pijama

Mi hija es un culo veo, culo quiero. Me comentó que en el instituto un grupo de sus compañeras habían estado hablando sobre hacer una de esas famosas fiestas de pijama muy populares en Estados Unidos y en otros lugares del mundo. Se le antojó hacer una en casa. La verdad es que donde vivimos no hay suficiente espacio para hacer fiestas ni menos para albergar a tanta gente. Para no desilusionarla acepté. Esa misma tarde fuimos a un centro comercial de deportes para comprar varios colchones hinchables. Creo que tres serían suficientes. Volvimos a casa y dejamos los colchones preparados en una esquina del comedor. Allí sería la habitación improvisada para la fiesta de mi hija y sus amigas del instituto. A la mañana siguiente mi hija hizo una lista con sus mejores amigas. Era un total de 12. Faltaba que confirmaran la asistencia. Por la tarde cuando nos volvimos a ver tras el trabajo me dijo que al final serían 10, dos no podían venir. Apartamos la mesa del comedor y pusimos el sofá como una especie de cabecero para los colchones hinchables. Lo dejamos todo preparado para que a las ocho de la tarde empezaran a venir todo el gentío. Unas llegaron puntuales otras en cambio por culpa del tráfico tardaron. Una vez todas allí me fui a mi habitación a terminar un proyecto del trabajo, lo había dejado a medias y tenía que entregarlo a primera hora. Era urgente. Así que me puse los auriculares, puse mi música favorita y me lie con el portátil.

Avanzaba la tarde-noche. Dejé la puerta de la habitación entre abierta por si había algún problema. Eran las diez y me dirigí a la cocina para prepararme un bocadillo rápido. Vi a ese grupo de adolescentes divertirse, hablar y pasárselo bien. Me alegré por mi hija. Cogí el bocadillo, un botella de agua y volví a mi escritorio. Un rato más tarde mientras estaba con mis ojos concentrados en la pantalla del portátil noté una presencia a mis espaldas. Creía que era mi hija para preguntarme algo. Me quité los auriculares, me giré y vi a una de sus amigas. Una morena, bastante delgada, guapa e iba vestida con un top sin sujetador y unas braguitas.

- ¿Qué necesitas? - le pregunté
- A, ti - me contestó

Me quede de piedra. No sabia como reaccionar. Ella se abalanzó sobre mi y me besó. Seguía sin reaccionar. Se sentó encima mío y puso mis manos en su trasero. Un trasero que mis manos cubría perfectamente. Pequeño e interesante. Mi pene empezó a empalmarse. La 'niña' sabía besar. Quizás no era la primera vez.

- Cuando te vi al entrar me pareciste interesante, eres muy guapo y me atraen los maduros - me dijo medio susurrando.

Ella también era muy guapa, como he dicho antes. Chicas de esas delgadas pero con un atractivo especial. Empecé a reaccionar y atraje más su cuerpo al mío empujando su culo hacia mi. Ella notó como mi pene erecto había tocado su delicada rajita. Metió una mano en mi pantalón y agarró mi miembro. Sentía que iba a estallar. Me levanté de la silla sosteniéndola por su trasero y la tumbé en mi cama. Le quité ese top dejando a la vista sus pequeñas pero preciosas tetitas y le bajé las braguitas, no del todo solo hasta los tobillos. Abrí un poco más sus piernas y empecé a lamerle su coñito. Depilado, limpio y seguramente estrecho. Mientras le estaba comiendo su monte de Venus ella se estaba tocando sus pechitos. Yo con la mano que tenía libre me estaba masturbando.

- ¡FÓLLAME! - me medio gritó la chiquilla.

Me puse encima de ella, coloque mi polla en la entrada a su gruta y con delicadeza empecé a penetrarla. No me equivoqué. Su coñito era estrecho. Me costaba entrar pero con un empujón más fuerte logré meter todo mi pene dentro de ella. Ella soltó un gritó. Seguí con el polvo. Estaba tan excitado que le llame por el nombre de mi hija. Me equivoqué y ella pareció en un instante no darle más vueltas al asunto.

- Hija mía, tenía tantas ganas de probar tu cuerpo - no dejaba de repetir tanto en mi cabeza como por la boca. En un momento que abrí los ojos ví como mi hija era la que estaba debajo de mi en lugar de su amiga. La embestí cada vez con más fuerza. Sentí su voz en lugar de su amiga que me decía "que bien lo haces, papi. Sigue así, me gusta. Sigue follándome". Minutos más tarde no pude más y me corrí. Dejé el coñito de la amiga de mi hija bien lleno de mi semen. La joven se limpio el resto de semen como pudo, se subió las braguitas, se vistió con el top y volvió a la fiesta.

Había tenido un 'sueño' erótico con mi hija follándome a su amiga. No pude concentrarme en el trabajo. Así que apagué la luz del escritorio, dejé el portátil y metí en la cama. Mañana será otro día.
 
El cajón de mi hermana

Se me había roto el cargador del móvil. No había nadie en casa, así que fui a buscar el de mi hermana también usaba el de la manzana mordida. No sabia bien donde buscar. Lo hice en el armario, en su mesilla y en su escritorio. Nada. Estaba por llamarla pero me dio por ver en la cómoda. Rebuscando entre su ropa, sujetadores y bragas encontré el cargador. "Por qué lo tendrá aquí", me pregunté. A lo mejor fue el primer cajón que se le ocurrió. Recargue mi móvil y devolví el cargador a su dueña. No quise que se enfadara. Llegaron mis padres y mi hermana. Pasamos la tarde. Le dije a mi hermana que había cogido su cargador. "Sin problemas", espetó. Era domingo y las tiendas estaban cerradas. El lunes después de la universidad iría a comprarme uno.

Durante la tarde había estado grabando videos para mis redes sociales y mi móvil pedia comida. Así que fui a buscar el cargador de mi hermana. No estaba. Quizás se la había llevado al baño. Busqué si había otro. Había un cajón que no había abierto. Decidí abrirlo. Al hacerlo me encontré lo que eran juguetes sexuales. Penes de goma, vibradores, un satisfier... etcetera. Cerré el cajón y cuando salió del baño se lo pedí.

Mientras estaba en la cama no dejaba de pensar en mi descubrimiento. Tenía que ir al baño. Mi habitación estaba en la dirección opuesta a la suya. Tenté ir a ver. Tenía la puerta cerrada pero sin el pomo. Por la rendija de la puerta vi que se estaba masturbando. Las sábanas apartadas. Ella boca arriba toda desnuda y las piernas flexionadas. Se estaba acariciando sus pechos y uno de los penes de goma que vi estaba dentro de su vagina. Me estaba excitando ver a mi hermana disfrutando. Me aparté las bragas y comencé a acariciarme mi coñito. No tardó en humedecerse. Mis pechos también se endurecieron. Tenía miedo que mis padres me pillaran espiando a mi hermana pequeña. Así que entre con sigilo y le dije: "Eso no lo compartes conmigo". Se quedó parada. Dejó de masturbarse y se tapó como pudo.

- No tengas vergüenza. Te ayudo y me ayudas. Saca otra polla falsa - le ordené.

Así lo hizo. Abrió ese cajón y sacó otro pene de silicona. Yo te sigo follando con el que tenías y tu me follas con el nuevo. Hazme sitio en la cama. Me puse a su lado ya completamente desnuda y me metió esa polla en mi húmedo coño. Las dos nos masturbamos mutuamente. Luego me puse boca abajo y le dije que me metiera uno por el culo y otro por el coño. Gocé como nunca mientras mi hermana me penetraba doble. Me corrí de nuevo. Fui a por el coñito de mi hermana. Lo lami hasta que se corrió. Habíamos disfrutado. Dejé a mi hermana en su habitación mientras recogía el pijama e iba al baño. Me vestí allí y volví a mi cama.
 
Atrás
Top Abajo