Princesachicle,
Te he leido despacio, sintiendo tus palabras como algo frágil y a la vez peligroso.
Se lee que no buscas velocidad… sino ritmo.
No buscas intensidad por exceso… sino por intención. Y quizás por eso, en lugar de decirte lo que querría hacerte, prefiero confesarte lo que provocas cuando escribes así.
Se experimenta un deseo que incendia, sí,
pero también una calma rara… esa calma que solo aparece cuando una mujer no te toca, pero la sientes por dentro.
No voy a describirte lo obvio. Lo evidente ya lo sabes. Lo que a mí me gusta es otra cosa,
Se puede querer lento con una fuerza que desarma.
Esa mezcla tuya de alas abiertas y cicatrices que brillan. Esa rabia suave. Ese “me quedé rota” que no es tristeza, sino poder.
Y te confieso algo:
No me gustaría apresarte, sino, seguir tú compas. Quizás prefieras leer que la tentación está en tu cuerpo, pero en mi opinión personal está en cómo lo dices. En el juego silencioso entre tus perlas (foto) y tus palabras. En lo que invitas a imaginar.
Si alguna vez caigo, que sea en tu forma de mirar antes de dar un beso. En ese instante donde tú misma eliges si abrir alas… o cerrarlas alrededor de mi cuello.