Una fantasía a la que no haría ascos sería tener un encuentro íntimo con otra chica y si pudiera ser mientras su pareja nos mira.
En uno de esos días que sales a tomar cervezas en una terraza con unas amigas y después sigues la fiesta en un pub.
Entras en el local, observas el ambiente, pides una copa y empiezas a mover el cuerpo al ritmo de la música.
Ver en un reservado una pareja
De vez en cuando coincidir con las miradas, esas miradas que en un principio te hacen bajar la cabeza, pero la curiosidad hace que tengas que volver a buscarlas, esas miradas que aceleran el corazón y se convierten en miradas de deseo acompañadas de una sonrisa.
Esa sonrisa de complicidad hace que yo me venga arriba y mis movimientos cada vez sean más sensuales.
Mi cabeza empieza a imaginar cosas, ….. cosas que hacen que me excite.
Necesito tomar una copa.
Me acerco a la barra para pedir esa copa que me ayude a apartar esos pensamientos, a centrarme.
Siento una mano que se posa en mi cintura, un aliento en mi cuello, en ese momento se me erizan todos vellos de mi cuerpo, pensando en que puedan ser del chico de la pareja de las miradas de complicidad.
Ese calor que tenía hacía un momento se convertía en sofoco, cojo mi copa y me doy la vuelta.
Sí, era el, era el chico que estaba acompañando a la chica, con la que compartía las sonrisas.
Sin decirnos nada nos ponemos a bailar, cada vez juntamos más los cuerpos, cada movimiento más sensual que el otro, sueños eróticos inundaban mi cabeza, me notaba cada vez más excitada, él también lo parecía por sus miradas, esos leves roces de las manos se convertían en caricias a las mías, a mi cintura, a mi espalda, a mi cuello.
Estamos en medio de la pista de baile rodeados, pero su chica no dejaba de mirarnos.
Su mirada no parecía de celos, más bien todo lo contrario, parecía de deseo, no podía apartar mi mirada, me sentía seducida por esos ojos, era imposible dejar de mirarla, mientras mi piel sentía el calor del chico.
De repente ella desaparece, él se me acerca y me susurra en el oído. “Está en el baño esperándote, ve con ella”.
Sin pensármelo dos veces me dirijo al baño, ahí estaba ella con ese vestido corto y eso labios pintados de rojo.
Nos miramos y sin decir nada entramos juntas al baño.
Cerramos la puerta nos acercamos, las miradas de deseo se convirtieron en leves roces de labios, para convertirse en un beso, ardiente, apasionado, al tiempo que nuestras manos exploran el cuerpo de la otra con suaves caricias.
En ese momento no existe nada más que nosotras.
Tocan a la puerta, nos arreglamos un poco, salimos, ella va donde su chico yo voy donde mis amigas les doy un besito a cada una y me voy.
Ellos me están esperando fuera.
Os gustaría que siguiera mí fantasía???