El sexo en mi vida

Volvieron a pasar un par de semanas hasta que nos volvimos a ver. A lo largo de todos esos días, no nos habíamos escrito tanto como al principio, y muchas veces simplemente nos dábamos los buenos días y nos enviábamos fotos del amanecer, etc...

Un día que pudo cuadrar, volvió a acercarse a mi casa, aunque me advirtió que teníamos que hablar de un tema.

Cuando llegó la noche, picó al telefonillo de mi casa y le abrí la puerta. Llego un tanto apurada porque había aparcado el coche un poco más lejos de lo normal. Yo como siempre le ofrecí algo de beber, a lo que gustosamente me aceptó, como siempre, una cerveza bien fría.

Ya un poco más relajada, dejando su abrigo y bolso en la entrada, se pudo sentar en el sofá que nos había visto cabalgar más de una vez y dio un trago.

Empezamos a hablar de trivialidades y ya un poco más seria me dijo que "lo nuestro" se tenía que terminar. Que no podía seguir esto. Que estaba muy a gusto conmigo, pero que se acabó el sexo. Que no se sentía bien con lo que estaba haciendo.

¿Lo que estaba haciendo? Algo me olía al notarla tan fría las últimas semanas cuando nos escribíamos. Eso y que muchas veces evitaba hablar de su anterior pareja, no dejando claro nunca que sucedía. Vamos... yo ya me empezaba a hacer una idea de por dónde iban los tiros.

Empecé a tirarle un poco más de la lengua y le pedí que se sincerase conmigo. Al parecer su anterior pareja, con la que se supone que tenía la relación ya terminada... no debió de estarlo tanto. Ese "terminada" de repente se convirtió en un "darse un tiempo", y es que como bien decía ella "el siempre dice que no se que es lo que quiero, y es verdad".

Al parecer no debían de vivir ya juntos desde hacía unos meses, pero la relación iba y venía constantemente. Hacía unas semanas el comprobó que ella se había hecho un perfil justamente en la aplicación donde ella y yo nos conocimos, y pese a que no tenía puesta ninguna foto donde se la reconociese, el lo descubrió porque torpemente un día que estaban en "modo pacífico" recordando viejos tiempos tras acostarse juntos, se lo vio instalado en el móvil, tras lo cual la interrogo y acabaron discutiendo.

Ella ahora tenía un sentimiento de culpa. Además, el tener un hijo en común le hacía replantearse muchas veces las cosas y no saber si tirar para adelante con el intento de su nueva vida "libre" o volver atrás a un estado en el que tampoco se sentía del todo cómoda con el que se supone era su pareja.

Yo sencillamente no pude hacer más que tranquilizarla, darle un abrazo y explicarle que no pasaba nada y que lo entendía perfectamente. Mi posición de hombre soltero que tenía varias amigas con las que pasárselo bien, no me planteaba ningún problema sentimental o doloroso si alguna de ellas decidía marchar. Y aunque esta chica era una preciosidad y nos entendíamos muy bien en la cama, comprendí que igual no era mejor meterse en camisa de once varas.

Eso si, tras el abrazó lo siguiente que ocurrió fue que acabamos fundiéndonos en un beso, y mezclando nuestras lenguas como solo nosotros sabíamos hacerlo. Ella al rato se separaba de mi y empezaba a agitar sus manos hacia su cara como para bloquear la temperatura que de repente en el ambiente se notaba elevar.

No me quería olvidar de sus pechos, que me tenían hipnotizados y le pedí si me los podía enseñar una última vez. Ella divertida por la petición, no lo dudo mucho y acepto con agrado mientras reía. "Claro que si, tonto", me decía con una sonrisa. Y a continuación se desabrochó su camisa, se la quitó y por último se deshizo de su sujetador; y ahí estaban: sus dos preciosos pechos con esos pezones largos y puntiagudos que tanto me llamaban la atención. "Se me pusieron así tras lo del embarazo. Yo antes les tenía más normales, y mi pecho más grande", me decía siempre

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Yo no tardé mucho en acercar mi mano y sobárselos con delicadeza y se me ocurrió algo para conservar para mi para siempre:

- ¿Puedo fotografiarlos así desnudos como están? - pregunté con duda a sabiendas de que iba a recibir un rotundo no.
- Mmm... Bueno, vale ¡Pero no me saques la cara! - decía riendo.

Joder... no me esperaba que aceptase. Fue toda una sorpresa, y rápidamente cogí el móvil y empecé a sacarle fotos, no fuese que se arrepintiese. Yo llevaba un pantaloncito muy corto para andar por casa debido al calor que hacía, y mi rabo con la situación... pues empezó a alargarse un poco. Sentado como estaba en el sofá, y con el pantalón un poco remangado, pronto se me empezó a asomar la polla gorda por una de las perneras.

Aquí la cosa empezó todavía a calentarse más. Yo hacía como que no me daba cuenta, y ella intentaba entablar de nuevo una conversación trivial. Pero seamos sinceros: ella en tetas y yo con medio rabo asomando por la pernera... aquello iba a explotar en cualquier momento; y si, empezó una situación divertida en forma de dialogo:

- Buf... se te está asomando tu cosa. - me advirtió mientras perdía su mirada mirándomela.
- Ay, no me había dado cuenta. Lo siento... pero bueno... ya me la habías visto otras veces. No creo que pase nada.- le contesté.
- Jo... es gordísima, eh.
- Ja, ja, ja... oye ¿puedo hacerte otra petición?
- No, no te la voy a chupar, que tengo que portarme bien y luego me siento fatal.
- No, a ver... no es chupar en sí. Simplemente, ahora que no esta dúra del todo... Pues que no vamos a volver a hacer nunca nada más sexual y a mi la verdad es que me hubiese gustado ver hasta dónde te entraba.
- ¡Es que es gordísima, chiquillo! Pero bueno... a ver....
- Venga, prueba.- mientras me la cogía y conseguía sacármela por el agujero correcto del pantalón.- Venga, aprovecha que esta va a ser la última vez. A ver hasta donde puedes.
- Mmm... Venga... ¡Pero solo probar, eh!

Parece que se le olvido toda la retahíla de culpabilidad con la que llegó a mi casa y de repente ella misma me la cogió con la mano, y estando morcillona como estaba, empezó a introducírsela entre sus labios. Pero que mala suerte que a mí ya se me empezaba a poner más dura poco a poco y parecía que aquello iba a ser imposible. "Uf... se me está poniendo durísima, guapina. Espera, que te ayudo", le dije, y con las mismas le sujete la cabeza y empecé a hacer presión.

Cerró los ojos y se le saltaron un poco las lágrimas, pero finalmente me sujeto de las muñecas y me hizo parar para a continuación sacársela de la boca. El intento había sido infructuoso. Tan solo había podido llegar a la mitad.

- Wow... casi me ahogo. - me dijo inmediatamente mientras le resbalaba una lagrimilla por la mejilla, y a continuación se puso a reír nerviosa.
- Ya he visto... pero bueno, lo has intentado, eh.
- Jo, es que... vaya herramienta, macho.
- Nah... Solo he conocido a una chica que consiguiese hacerlo, y se la metió hasta la garganta.- le confesé.
- Joder... pues menuda boca debía de tener...
- No lo sabes tú bien, no, ja, ja, ja...

Reímos juntos y continuamos tomando nuestras cervezas haciendo como si nada hubiese pasado. Yo intentando relajarme y ella poniéndose la camisa que llevaba, pero sin el sujetador, simplemente por cubrirse un poco.

- Es una pena que dejemos esto aquí.- le repliqué.- Te has quedado sin probar mis juguetes.
- ¿Tus juguetes? Ja, ja, ja… me hago una idea… Pero bueno, a ver, enséñamelos, que tengo curiosidad.- me contesto.
- ¿Sí? Vamos a mi habitación…

Le cogí de la mano y nos levantamos al unísono, tirando de ella hasta alcanzar mi habitación, ese lugar que si hablase… En lo alto del armario guardaba mi “caja negra”, una caja negra (como es obvio, ja, ja, ja) que tenía varias cosas: una cuerda, una bola roja de plástico hueca y perforada con una correa de cuero anillada, las típicas esposas, una correa de cuero negro con cadena de perra, un dildo metálico acabado en perla naranja, y otro similar pero que terminaba con una imitación de cola de zorra.
Quedó fascinada y se puso súper caliente, sobre todo cuando vio lo del dildo con cola de zorra.

- ¿Anda, y esto es…? – preguntaba satíricamente.
- Para tu culito, cariño; para dilatarlo y que luego no te quejes, ja, ja, ja…
- Así que las pones en la cama a cuatro patas y se lo metes ¿no? – Contestó ella a la vez que se subía en la cama y se ponía a cuatro patas moviendo el culo en pompá con una risa maliciosa.

Yo me eché a reír y asentí divertido, a la vez que cogí el dildo y comencé a pasárselo por encima de culito hasta llegar a su coño. Las mayas negras que llevaba tampoco dejaban hacer mucho más, pero se notaba que se iba calentando poco a poco hasta que le llegaba el absurdo momento de “lucidez” y su rayada de cabeza sentimental. “Bueno, vale, vale, que lo pillo, ja, ja, ja…” decía, y con las mimas se levantó de la cama y se puso en píe.

Me dio un abrazo y de nuevo me beso, para a seguidamente pedirme perdón por para aquí por lo contado anteriormente. Nuevamente le dije que no se preocupara, que no pasaba nada, que simplemente nos divertíamos, y que lo entendía.

Pero la que no lo pillaba era mi rabo, que volvía a asomar por el agujero del pantalón corto, y claro… golpeó en todo su vientre y ella al notarlo, miro hacia abajo, sonrió y me dijo “Eres un cielo, y tienes una buena herramienta…. Y… Yo no me puedo aguantar y creo que te mereces esto por última vez” y con las mismas se agacho en el suelo y comenzó a comérmela.

Si, me dedico una última mamada. Una buena mamada de las suyas; con dedicación y fogosidad, como solo ella sabía hacer. Me masturbaba con una mano, me la embadurnaba de su propia saliva, me la recorría con los labios, la lengua, se la metía hasta donde podía, y vuelta a empezar. A mí ya me temblaban las piernas y me tuve que sentar en la cama, y con tanto calentón no pude aguantar mucho más. Aunque la avise, a ella pareció darle igual y continuó mamando hábilmente, hasta que no pude agantar más, le agarré de la cabeza y comencé derramarme dentro de su boca.

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No sé cuántos tiros de semen lance, pero ella no desperdició ni uno, y se los trago sin rechistar todos ¿Qué más podía pedir?

Cuando terminé de eyacular, se dedicó a limpiármela a conciencia hasta dejármela sin mínimo rastros de lefa, y ella misma, mientras se me iba bajando el empalme, de la guardo dentro del pantalón despidiéndose con un sonoro beso en la punta de mi capullo.

Yo solo pude hacerle saber que me había encantado, y ella esquilándose encima de mí llegó hasta mi boca y me dio un pico.

Ya recuperado solo quedaba la despedida, y vistiéndose terminó una vez más dándome otro abrazo y otro beso con lengua de esos que tanto le gustaban.

Salió de mi casa con un “a ver si nos vemos un día por ahí”, y se marchó.

Pero la cosa no terminó aquí…
 
...

Pasaron los meses. Si, meses y ¡ah! otro confinamiento sombre noviembre, en el cual solo podías ir de tu casa al trabajo y poco más.

Ella y yo a veces nos escribíamos algún mensaje cordial, comentábamos nuestros estados de Whatsapp, etc... Todo muy "light" y sin ningún tipo de connotación.

Pero la sorpresa llegó al poco de entrar en diciembre, cuando ya se habían levantado las restricciones, pero todavía había muchas cosas que no se podían realizar, como el poder irte a tomar unas cañas con tranquilidad, etc...

Estando en casa con mis quehaceres después de un duro día de trabajo, recibo un mensaje de ella como otras tantas veces. Resulta que estaba muy agobiada con tanto cierre y no poder hacer nada, el cómo echaba de menos las cañas después del trabajo, etc... A mí en ese momento, y aprovechando que ya era viernes y al día siguiente no había que trabajar, le invité a mi casa a que se tomase lo que quisiera, y aprovechar para pedir unas pizzas si quería.

La idea le resultó genial, pero iba a ir con una sola condición: Que no ocurriera nada sexual entre nosotros dos. A regañadientes acepté el trato y ella finalmente se vino.

Con el frio que hacía ya por esas fechas, llegó a mi casa enfundada en un abrigo que escondía tras de sí un jersey de cuello alto blanco, y unos pantalones vaqueros que terminaban en unas botas altas con pelo de abrigo. Nos dimos dos besos de cortesía, un abrazo, etc... Llamamos al repartidor y nos sentamos a tomar el refrigerio prometido, cosa que ella agradeció un montón, sobre todo por las ganas de socializar que tenía.

Nos pusimos al día con nuestras vidas. Yo poco más que trabajo y trabajo. Sin tapujos le explique qué sentimentalmente, lo del confinamiento estaba siendo una jodienda, pero bueno... esto es lo que había. Ella igualmente iba y venía del trabajo, atendía a su hijo, y bueno... poco más. No me quiso hablar absolutamente nada de su pareja y esa vida sentimental tan complicada que tenía, pero dejó entre ver que no debía de ir de nuevo por el buen camino.

Cuando llegaron las pizzas, nos abrimos otra cerveza y nos pusimos a ver una película de humor en la TV entre cháchara y cháchara. Estuvimos súper a gusto. Parecíamos una pareja derrotada y tirada encima del sofá, ja, ja, ja...

Tras terminar de cenar, le animé a tomarnos unos chupitos de tequila, pues a ambos nos dolía todo el cuerpo después de la dura semana de trabajo y nos apetecía relajar, y el tequila iba a venir de lujo. Me lo rechazó por el tema de tener que conducir, y yo la repliqué con otra invitación: Que se quedase a dormir.

Otra vez salió el tema de que no quería nada sexual. Que estábamos pasándolo bien, pero que no iba a pasar nada más. Volví a tranquilizarla y la prometí que sería un caballero y que me portaría bien... Llevábamos toda la noche de risas y la verdad es que no había surgido absolutamente nada entre los dos, y así se lo hice recordar, y quedarse a dormir no iba a ser distinto. Además... pronto darían las doce y tener que coger el coche para ir hasta su casa... daba muchísima pereza. Esto parece que la convenció finalmente, y aceptó quedarse conmigo y dormir juntos, pero con ese límite.

Para que estuviera más cómoda, le di una camiseta "de andar por casa" y un pantaloncito corto, lo cual agradeció. En casa tenía la calefacción puesta, y no nos hacía falta más. Se fue al baño a cambiarse, y cuando salió me quedé maravillado con sus piernas morenas y estilizadas, y solté una risa cuando la vi puesta la camiseta porque se le marcaban muchísimo los pezones: "Bueno, ya sabes de sobra como son ¿no? No pasa nada, ja, ja, ja..." dijo ella con gracia cuando se dio cuenta de la situación.

Volvió al sofá, nos servimos los tequilas prometidos, y estuvimos así entre película, videos de YouTube, contando anécdotas, etc... Hasta la madrugada, cuando ya a los dos se nos caían los ojos de sueño. Decidimos entonces marchar a dormir.

Fue todo muy correcto. Cada uno se tumbó en un lado de la cama, nos pusimos "en cucharita" pegados uno con el otro, ella delante, y yo detrás, apague las luces y ligeramente caímos redondos. A lo largo de la noche, recuerdo levantarme a mear, y poco más. Ella estaba "grogui" y cuando volví a la cama de nuevo caí en un sueño fulminante. La semana había sido dura para los dos.

El sol de la mañana atravesaba los agujeros de la persiana y me desperté. ¡Y como me desperté! Una de esas empalmadas matutinas que me dejaban la polla dura como una piedra y asomando por el agujero del pantalón corto. Instintivamente me pegué más a ella dejando el rabo bien duro contra su culo. Ella parece ser que también se había despertado:

- Buenos días, y ya veo que muy buenos.- y pegó un meneo de su culo contra mí que me hizo dar un pequeño suspiro.
- Buenos días... Y si, ya sabes estas cosas que nos pasan a los hombres por las mañanas.- a modo de disculpa pícara.

Paso una de sus manos hacia atrás y directamente me palpó el rabo para a continuación agarrármelos soltar un comentario: "Joder como andas, chico...". Yo ahí ya perdí el norte, y conseguí pasar una de sus manos por debajo de la camiseta y alcanzar sus pechos, que se le habían puesto también duros y con los pezones como lanzas: "Tú tampoco lo estás haciendo mal", y le comí el cuello.

A partir de aquí ya no hubo marcha atrás. Con un "Lo siento, pero no me puedo aguantar", lo siguiente que ocurrió fue que bajé mi mano de nuevo hasta su cintura, le quité con brusquedad su mano sujeta a mi polla, y pegué un tirón de su pantalón hacia abajo, para a continuación agarrarme el rabo y buscar su coño, que como me temía, estaba literalmente empapado. Ella ayudó abriéndose las nalgas un poco y aquello entró como si fuera literalmente mantequilla, acompañado de un alarido de ella que sonó como "Oooohhhhhhhhh...."

A la mierda las promesas, la caballerosidad, la pareja, los líos sentimentales, etc... Su cerebro quedo desconectado y sucumbido al placer. Yo me había convertido en un toro como otras veces, y solo sabía empujar como un animal y bufar, agarrándome a su cintura y en la misma posición de "cucharita" en la que estábamos.

Tras un rato, de ella surgió otra vez esa amazona que yo ya conocía y que gustaba de llevar el control de la situación y se desacopló. Consiguió quitarse del todo el pantaloncito, me bajo el mío hasta abajo, me tumbó hacía arriba y se subió encima de mí, agarrándome el rabo con una mano y metiéndoselo ella misma hasta el fondo del coño. Ensartada hasta dentro como estaba, se estiro hacia arriba y se deshizo de la camiseta, quedando entonces ya totalmente desnuda para mí. Apoyó sus manos encima de mi pecho y comenzó una cabalgada de las que hacen época. Era una ninfa buscando su placer. La forma en la que movía sus caderas era una auténtica locura. Estaba desatada, y solo gemía y gemía guturalmente con un continuo "Ohhhh, Ohhhh, Ohhhh..." que resonaba en toda la habitación.

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Con su movimiento infernal, perdimos la noción del tiempo. Yo solo sabía agarrarme a sus caderas y sobarle los pechos, y ella no dejaba de perder el galope tan infernal que me estaba metiendo. Estaba yo ya que me corría, y ella cada vez aumentaba más los gritos y los gestos de desconcierto de su cara, que eran todo un poema. De mis cojones empezaron a subir calores:

- Cacho puta, para que me corro.- le advertí
- No la saques, no la saques, no la saques.... - solo sabía decir.

Y solo se le ocurrió a ella aumentar el ritmo. Yo no sabía qué hacer. Ella estaba a punto de llegar al orgasmo, y yo no me aguantaba más. Notaba como mi semen iba saliendo de mis huevos y como iba circulando a todo velocidad hasta mi polla.

- Joder, que me corro... ¡¡¡Puta!!! - le grité con la cara desencajada.
- Oooohhhhhhhhh, joder, si, si, si.... Oooohhhhhhhhh.....

No hizo ánimo alguno por apartarse. Se la enterró hasta el fondo mientras tenía un orgasmo sonoro y yo comenzaba a disparar semen como un loco, también invadido por un orgasmo brutal en el que ya me daba igual todo. Su coño se convirtió literalmente en una bolsa de semen que iba acogiendo cada disparo de leche hasta que nuestros orgasmos fueron desapareciendo poco a poco.

Cayó derrotada encima de mí y permanecimos en un estado de reposo total. Mi pene aún estaba dando alguna contracción mientras la abrazaba y hundía su cara en mi pecho.

Al poco rato, ella se levantó y se sacó de dentro mi rabo ya morcillón, acompañado de un rio de semen que le iba cayendo de dentro de su coño a encima de mis cojones y parte de mi vientre.

A ninguno de los dos nos importó en ese momento el hecho de que ella no tomaba ningún método anticonceptivo, y que el riesgo de embarazo estaba ahí. Solo pensábamos en el polvazo que acabábamos de echar.

Cuando recuperamos un poco la cordura, ella solo supo decir:

- Hostia, esto ha sido una locura
- Se nos ha ido de las manos. Vaya dos.- solo pude afirmar y contestarle.
- Bueno, me faltan solo unos días para que me baje la regla... No pasará nada seguramente.- decía aun con el coño lleno de mi semen.

Y lo dejamos estar. Ni ella ni yo le dimos más importancia. Se dio una ducha, desayunamos como si nada hubiese pasado. Se empezó luego a lamentar un poco por haber roto la regla, pero tampoco se la noto mucho más afectada de lo que yo me creía. Era como si realmente hubiese necesitado echar ese polvo. Y tras el café, se marchó de mi casa dándome un morreo de despedida y las gracias por acogerla.

Pasada una semana, me escribió para comentarme que ya le había bajado la regla y que no había peligro, y que bueno... De nuevo insistió en que no podíamos volver a vernos en esas circunstancias. Que ni yo me sabia aguantar, ni ella conseguía controlar su calentura, que además yo siempre andaba de flor en flor, que encima nosotros dos no tomábamos precauciones, y que si nos fuéramos a ver alguna vez más, tenía que ser en algún sitio lejos de mi casa, para no caer en tentaciones.

Y así fue, pero es que no nos volvimos a ver más, porque ni aun lejos de mi casa podríamos controlarnos. Pues era muy fácil hacer lo mismo pero en un coche, o en el baño de un pub, o donde fuese.

Actualmente solo nos escribimos a veces, nos contamos alguna tontería y poco más. Y lo dejamos estar.

Niños, no hagáis esto en casa.
 
Relato muy excitante y bien escrito el detalle de los gif en b/n todo un detalle, gracias y saludos.
 
Otra vez preso de la lujuria, me agarré la polla y apunté directo a su coño, apartando la mano que lo protegía; clavándosela sin miramientos y entrando hasta el fondo sin problema alguno gracias a los flujos generados en su corrida.

- Romeo joder ¿no me dejas ni descansar un poco?

- Te he dicho que eres mía y te mereces polla.

Vero calló y se dejó hacer. Empecé a acelerar el ritmo. Tal como estaba, así acurrucada, su coño hacía aún más presión sobre mi rabo, y eso me excitaba de sobremanera. Recordé como se había dejado comer y masturbar el ano, y como este se dilató sin problemas al invasor digital.

De esta manera, pensé que era buen momento para hacer mío, una vez mas, ese culazo que quedaba tan expuesto y desprotegido, salido un poco fuera de la perspectiva aérea del sofá. Saqué mi polla y con la punta fui rozando su sensible piel genital hasta ponerlo a la entrada de su ano:

- Ufff no se Romeo no quiero que me duela como el otro día.

- Tú tranquila, Vero, mira que bien te he metido los dedos. No te has quejado y ya ves luego que pedazo orgasmo acabas de tener mientras te comía el coño.

- Dios, si joder, pero por favor, no me hagas daño. Métela con cuidado...

- En el fondo, cuando te desvirgué el culo el otro día te llegó a gustar algo.

- Uff... no se... digamos que algo si pero me hiciste mucho daño. Ahora me ha gustado mucho como me has metido los dedos y no me ha dolido... Hazlo poco a poco, por favor.

Eso era un permiso libre en toda regla. Escupí en la punta de mi polla y poco a poco iba haciendo presión. Sacaba un poco y volvía a intentarlo. Volví a presionar y el agujerito parecía que ya se iba dando de si.

- Tócate el coño, Vero suavemente.

- A ver si puedo. Me lo has dejado muy sensible...

Vero empezó como pudo a masturbase como yo le decía. De mientras veía como la punta de mi polla iba introduciéndose milímetro a milímetro por ese culo, bastante mejor que el otro día. Vero no se quejaba y parecía que le estaba gustando. Dejaba su boca entre abierta y a veces lo combinaba frunciendo el ceño para otra vez poner cara de placer.

- Espera espera, Romeo me duele un poco.— haciendo que le sacase la punta del ano.

- Ven ponte como antes de frente, abriéndote las piernas.

- ¿No será mejor que me ponga a cuatro patas? — replicó Verónica.

- No hazme caso. Quiero que me veas como te la meto poco a poco.

Vero me hizo caso, se puso de frente y se sujetó las piernas dejando a mi disposición su coño y su culo. Volví a agarrarme la polla, se la pase por el clítoris, se la metí un poco en el coño para lubricar y volví a bajar hasta la entra de su ano, haciendo presión con la punta. Esta se introdujo nuevamente si problema. Ahora podía ver perfectamente como Verónica lo disfrutaba. No dejaba de mirarme fijamente mientras sentía como poco a poco mi polla se iba colando por la parte de atrás. La entrada prohibida.

Cuando conseguí meter toda la cabeza, deje de presionar y la saque un poco, para otra vez volver a introducirla. Volví a sacarla y otra vez escupí para lubricar. Ese culo empezaba a aceptar todo el grosor de mi rabo y a Vero le estaba gustando. Era una sensación estupenda el notar como las paredes de su ano iban rozándose con mi polla ayudada de una fina capa de saliva.

Tal como estábamos ya metidos de lleno en el ajo, el teléfono empezó a sonar. Vero se asustó un poco y apretó fuerte las paredes de su ano, lo que le produjo cierto dolor hasta que moviéndose violentamente consiguió sacarse mi polla.

- Auhhh..., joder... mierda.... ¡mi novio! ¡es mi novio!

- ¡No jodas!

- Si, ya sabes: Me llama a estas horas para comprobar que estoy en casa.

- Venga, cógelo y haz como que no pasa nada.

Verónica se levantó deprisa del sofá y se acercó hasta la mesita del salón donde estaba incesantemente sonando el teléfono inalámbrico.

- ¿Si? — preguntó Vero con una voz un tanto apurada.— Hola cariño..., si... aquí ando viendo la tele ¿y tu?...

Me levante y me senté en el sofá viendo como Vero, de espaldas frente a mi hablaba con su novio. Estaba preciosa. Aún conservaba la camiseta de tirantes puesta, pero su culazo quedaba totalmente al aire, dejando recrear mi imaginación. Me encantaba ese culo. Grande y rellenito, con la piel dura y tersa moreno.

Yo estando muy agarrotado, aproveche para empezar a masturbarme viendo el espectáculo. Joder era muy fuerte. Vero hablando con su novio mientras tenía a su amante tirado en el sofá haciéndose una paja esperando a que volviese para terminar de follarle el culo como se merecía.

No me aguantaba mas la tenía ahí, hablando de banalidades el, y yo muy caliente. Mi cabeza empezó a pensar maliciosamente me la tenía que follar. Me levanté en silencio y me acerqué a Vero cogiéndola por la cintura desde atrás. Vero dio un pequeño empujón para que me apartase, pero no la dejé, y lo único que consiguió fue pegar su culo a mi polla, la cual seguía muy empalmada.

Verónica notaba lo caliente que tenía el rabo apoyado en su culo. Mientras seguía conversando con el alcancé a pasarle la lengua por el cuello, pero otra vez se intentó liberar. Se estaba poniendo muy nerviosa y a mi me estaba dando muchísimo morbo estar metiéndole mano mientras.

Poco a poco baje hasta conseguir llegar a su coñito. Estaba muy mojado. Verónica en el fondo estaba disfrutando todo esto:

- Claro cielo..., si..., me lo pasé genial... si... a ver si vamos un día...

Ella seguía a lo suyo, y yo muy salido. Le agarre una vez mas de la cintura con las dos mano y la llevé hasta la mesa del comedor. Se resistió un poco, pero al final se dejó hacer. Hice que se apoyase en la misma dejando expuesto hacia afuera su culazo. Y tal como estaba me agarré la polla, y poco a poco fui introduciéndosela en el coño. A Verónica le cogió un poco por sorpresa y se empezó a poner mas nerviosa todavía. Aquello era peligroso porque el novio se podía mosquear, y a mi me estaba dando un morbo tremendo.

Le agarré de los hombros para que se estuviese quieta y poco a poco empecé a empujar suavemente. Vero dejo de moverse y se dejó hacer

- Si cari... pues claro... espera..., espera un poco que voy a la cocina a ver como va la cena, que me la estaba haciendo...

Vero tapó el micrófono del inalámbrico y me miro con cara de odio.

- ¿Estás loco? ¿Es que quieres que nos pillen? No seas tan hijo de puta...

- Cállate y haz como que no pasa nada. Sigue hablando como si tal cosa.

- Joder, Romeo .— y mi respuesta fue empujar hasta el fondo mi polla. — Mierda... Ufff...

Vero destapó el micro y siguió hablando con el como si tal cosa. Yo seguía empujando suavemente. De repente me la saqué, y ahora sí, volví a buscar su culo, el cual seguía estando un poco dilatado de antes. Escupí, acerqué la punta y en cuanto Vero la noto dio un respingo que yo rápidamente evite haciendo fuerza con mi brazo para que se estuviese quieta.

- No cariño, estoy sola -estaba claro que el novio había notado que Vero estaba un poco acelerada.

Cuando se calmó, la punta empezó a introducirse por su ano poco a poco como antes. Entre el morbo y el placer de ver como ese culazo iba succionando poco a poco mi rabo, el orgasmo acabaría llegando tarde o temprano. A Verónica no le quedaba otra que actuar mientras hablaba por el teléfono:

- Vale si ya se lo diré

Mi polla empezaba a invadir su culo. Vero empezaba a poner pequeños gestos de dolor mezclados con placer. Su respiración era acelerada, y seguía dejándose hacer ¿hasta dónde llegaría? Por fin ya iba por la mitad. Dejé de hacer presión y acerque una de mis manos en busca de su coñito, para masajeárselo. Aquello le debió de resultar demasiado, pues dejó de hacer fuerza con su esfínter y mi rabo por fin se acabó colando hasta el fondo como si su culo de una chupona se tratase.

- ¡Ahhhh! no, nada, nada estoy descalza y me he dado con la mesa de la cocina.

Por fin, estaba dentro. Su culo era otra vez mío. Volví a acelerar mi mano en su clítoris, y poco a poco daba pequeños empujones con mi polla.

- Cielo, te tengo que dejar. Se me va a quemar esto. Si... vale... hasta mañana, te quiero. — y colgó.

Ja, ja, ja..., "te quiero" le dijo. No hay cosa mas rocambolesca que decirle a tu novio te quiero mientras tu amante te está metiendo una pedazo polla por el culo.

- ¡¡¡Hijo de puta!!! Me estas matando, joder... ¡Me matas!

- Calla y disfruta... esto te encanta y lo sabes.

- Ahhh, joder. Como quema, como quemaaaaaa... Me estas rompiendo el culo, cabrón.

Mi mano aceleró el masaje en su clítoris. Verónica se desestabilizo fruto de ese placer-dolor y calló indefensa encima de la mesa del salón, exponiendo su culo al invasor viril. Fue entonces cuando empecé a empujar un poco mas fuerte, mientras mi mano no dejaba de moverse

- Dios ¿Qué me haces? Romeo, no joder... no puedo... no puedo. Mi coño... Mi culo... ahhhh...

- Aguanta, que esto te está gustando... ¡Joder como aprietas...!

Sus piernas la empezaban a fallar y no conseguía mantenerse en pie. Le agarré del pelo y tiré hacia mi violentamente, sin sacarle la polla del culo, sujetandolacon el otro brazo justo debajo de sus pechos.

- Ponte a cuatro en el suelo. Estoy a punto de correrme y te pienso llenar el culo de leche.

- Joder..., joder..., me muero, me muero...

Ella ya no pensaba, se dejaba llevar por el placer, y sola se dejó caer hacia un lado. Obediente, consiguió ponerse a cuatro patas en el suelo, exponiendo su culazo al aire. Por detrás me agaché hasta conseguir apuntar mi rabo otra vez a su culo y sin piedad se la volví a meter hasta el fondo. Vero echó hacia atrás sus manos y consiguió abrir un poco mas su ano para que la penetración fuese profunda.

- Ahhhhhh... cabrón. ¡fóllame!

- Tócate el coño mientras te rompo el culo. Veras como te encanta...

Verónica ya estaba totalmente entregada y así hizo. Aquello era demasiado. Los dos tirados en el salón, yo rompiéndole el culo y ella a cuatro patas dejándose hacer parecía otra.

- Vero, ufff..., no voy a aguantar más me corro me voy a correr...

- Joder, y yo... — y aumentó el ritmo de sus dedos masajeándose el clítoris.

- Veroooo, te lleno el culo de leche. ¡Puta! ¡¡¡Tomaaaaa...!!!.

- ¡¡¡Siiii!!!!....

Por mi tronco notaba como iba desarrollándose mi corrida y como iban saliendo varios chorros de leche caliente que le llenaban el culazo hasta lo mas profundo. Vero no perdió coba y automáticamente, al notar ese calor por el culo, empezó a convulsionarse presa de su masturbación e inmediato orgasmo, dejándose caer encima del suelo conmigo encima y atrapándome la polla entre sus dos posaderas.

Aquello era un cuadro. Los dos resoplábamos como si se nos hubiese ido media vida en ese polvo. Yo conseguí liberarme y me eché a un lado suyo en el suelo. El semen le empezó a rebosar fuera del culo, cayendo por uno de sus muslos.

- Esto ha sido la hostia. — afirmaba Vero.

- Joder, que bueno... eres tremenda, nena. Menudo culo tienes ¡Que bien lo has hecho!

- Ay, mi culo... me duele un poco... ¡pero joder, como me he corrido!

- ¿Ves como merecía la pena?

- Ufff... si, pero a ver mañana como lo tengo.Esto no puede usarse así todos los días que me matas.

- Me ha encantado. Al final se ha tragado toda mi polla hasta el fondo.

- Dios, no me puedo creer que me haya entrado eso. Dios... joder....

- Pobre novio cornudo "Te quiero" le dices con mi polla metida hasta el fondo de tu culo, ja, ja, ja...

- Eres un hijo de puta porque me has calentado demasiado pero yo no soy así.

- Nena no te sientas mal, eh... Pero me ha hecho mucha gracia.

- Payaso Mira no se déjame recuperar un poco ya pensaré en otro momento lo que hemos hecho Dios me has dejado doblada, cabrón

- Me ha encantado. Hoy ha sido mucho mejor que las otras veces

- Si, eso sin duda... Ufff... que calor tengo... Ven, vamos a la ducha.

Verónica se levantó a duras penas. Todavía le temblaban las piernas. Me agarró de la mano y nos dirigimos al baño. Juntos nos metimos en la ducha y empezamos a enjabonarnos el uno al otro. Vero me agarró la polla que en ese momento estaba ya morcillona y me la limpio con agua y jabón, con mucho mimo.

- Madre mía que gorda. Y pensar que esto se ha colado por mi culo.

- A ver date la vuelta. y acto seguido le toqué el ano para comprobar como estaba. Ufff joder nena está súper abierto espero que mañana no me eches la bronca, ja, ja, ja...

- Ja, ja, ja..., que mamón aunque me duela te lo voy a perdonar porque me has follado como nunca nadie lo había hecho.

- Te he follado como te merecías. Ahora eres mi putita. —mirándole con ojos tiernos y agarrándole de la cintura.

- Si tu putita -con la cabeza un tanto baja y diciéndolo con timidez.

Terminamos de ducharnos, salimos de la bañera y nos secamos con una toalla. Verónica parecía estar pensando para si misma en lo que acababa de hacer creo que en el fondo sabía que había hecho mal, pero no me decía nada. Su silencio era un tanto incómodo.

Una vez vestidos me acompañó hasta la puerta y nos despedimos:

- Bueno, Vero ya hablamos ¿vale?

- Si, descuida ya te llamaré.

- Venga, descansa, un beso.

Y nos fundimos en un pequeño beso juntando nuestros labios.


Epilogo

Al día siguiente Verónica no me llamó. Tampoco al siguiente, ni al siguiente Por supuesto, ella tampoco contestaba a mis llamadas. Ya nunca nos cruzamos por el portal, ni el ascensor, ni el descansillo de entrada a nuestras viviendas. Era como si me evitase.

Presuponía que al final todo esto le había hecho pensar en su relación con su novio y ya no quería saber nada más de su amante. Seguramente se sentía muy mal con todo este asunto. Además, era demasiado peligroso conociendo el temperamento de su pareja. Si se enteraba, la mataba.

Hice vanos esfuerzos por intentarme cruzar con ella de alguna manera, pero no hubo forma. Semanas después la vi de la mano con su novio, paseando por la ciudad como si tal cosa. Como si jamás hubiese roto un plato.

Meses después nos cruzamos por fin en el ascensor. Nos quedamos mirando pero no nos dijimos nada. Apenas un hola y que tal pero ninguno de los dos sacó el tema sobre lo que había ocurrido aquella semana loca de verano.

Fue pasando el tiempo y un día le pregunte a su madre por ella. Me comentó que había roto con el novio este y que se había ido a estudiar a Madrid y que al final había encontrado trabajo de lo suyo. Pensé en que por fin tuvo los cojones de romper aquella tormentosa relación y me alegré por ella.

Han pasado ya muchísimos años y unas navidades me la encontré en el ascensor que estaba pasando las vacaciones en casa con su madre. . Ambos íbamos para abajo: yo al garaje y ella al portal. La edad no perdona y aunque seguía teniendo unas tremendas berzas, su belleza ya no era tan llamativa y parecía distinta. Iba con un vestido de leopardo corto y muy justito que le hacía remarcar mucho su pecho. Me saludó como quien saluda a un vecino cualquiera; sacando un poco de conversación me dijo que todo le iba bien, que vivía en Madrid y poco más... cuando llegamos al portal, ella se bajo del ascensor y se despidió de mi con dos besos, y mientras se daba la vuelta acerté a colar mi mano por debajo de su falda para volver a acariciar ese culazo que estaba desnudo y protegido por un minúsculo tanga. Vero no dijo absolutamente nada. Salio del ascensor y me despedí de ella con un "Adiós mi putita".
Gran aventura !!! Una pena la frialdad de ella después de tanto placer que le otorgaste....

No me acaba de cuadrar que le pudo pasar por la cabeza para dejar ir el placer que le proporcionaste....

En fin .......mujeres .....🤦🏼‍♂️🤷🏼‍♂️
 
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