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Cinco días después. Martes.
Silvia
Miré el móvil mientras seguía sonando con la llamada. No conocía el número. Dudé pero descolgué:
- ¿Hola?
- Hola, Silvia, soy Kiara
Me dio un vuelco el corazón. Llevaba días esperando noticias de ella. Carlos seguía en sus planes de comprar la casa e irse a vivir con la zorra y yo estaba mala del disgusto que tenía encima. Le dije:
- Hola, Kiara, que alegría que me llames
- Hola, sí
- Dime, dime
- Tengo… tengo algo que puede… ¿Nos vemos ahora?
- ¿Dónde?
- Estoy en el Primax
- Ah, sí
- ¿Vienes y te cuento?
- Sí… nos vemos en… (pensé rápidamente, tenía a Gema y no podía dejarla con nadie) Nos vemos en un parque que hay ahí al lado ¿Lo conoces?
- Sí
- Dentro de 20 minutos, en el parque infantil ¿Vale?
- Ok, ok
Colgamos y me levanté corriendo:
- Gema, vamos a ir a dar un paseo
- Bien, bien
Salimos rápido. Cogí el coche y llegamos con tiempo de sobra. Gema se fue corriendo al parque y me senté a esperar a Kiara sin perder de vista a Gema. Al poco llegó y se sentó a mi lado. Le sonreí y le dije:
- ¿Cómo estás?
- Bien, un poco acojonada
- ¿Por?
- Mmmm mañana tiene Carmen un servicio en este hotel (y me pasó un papel con una hora, las 10:00 de la noche)
- Ah
- Si puedes hacerle unas fotos te valdría ¿no?
- Sí pero no sé cómo me las voy a arreglar
- Eso es problema tuyo ¿Me pagas?
Le di lo convenido y ella dijo
- Y tengo otra cosa que decirte
Entonces llegó Gema y se quedó mirando a Kiara hasta que le dijo:
- ohhhh, que guapa eres
Kiara se rio y dijo:
- Y tú eres una niña aún más guapa
Luego me miró y preguntó:
- ¿Es tuya? Claro que sí, se te parece, es un encanto y guapísima, como tu mamá ¿No, cariño?
- Sí, mi mamá es muy guapa
- ¿Cómo te llamas, cariño?
- Gema ¿Y tú?
- Yo me llamo Laira
La miré extrañada. Ella dijo:
- Lo otro es mi nombre de…
- Ah, ya, pues es un nombre muy bonito
- Gracias
La miré como hablaba y bromeaba con Gema, que se reía sin parar. Luego, Gema dijo:
- ¿Me llevas allí, Laida?
- Laira, tesoro, se llama Laira
- Eso, Laida
Miré a Laira y le dije:
- Es que le cuesta pronunciar la erre
- Ya, no me importa ¿Verdad, preciosa?
- Ven, ven
Y la llevó a los columpios. Las observé pensando que qué pena de muchacha, tan guapa y simpática. Al rato llegó y se volvió a sentar porque Gema se había ido a jugar con otros niños. Me dijo:
- Es un encanto ¿Estás casada?
- Sí
- Y ese hombre al que quieres ayudar ¿Es un lío?
- No
- ¿Entonces? ¿Un ex?
- No, es un buen amigo
- No tengo de esos, ya sabes
- Ya ¿Desde cuándo te dedicas a…?
- Ufff, hace mucho, cariño, demasiado
- ¿Y no lo dejas?
- Es complicado
La miré sintiéndome mal por ella. Entonces dijo:
- Lo que te iba a decir
- Ah, sí
- Los videos
- ¿Los tienes?
- No, pero sé donde están, en el portátil de Jamal
- ¿Y los puedes conseguir?
- Eso es muy difícil, está en su despacho y ahí no podemos entrar
- Ah
- Pero… Ese tío ¿Merece la pena?
- ¿Carlos? Sí, mucho
- Escuché a ella y a Jamal hablar de él, ella se reía de él diciendo que era su tonto rico ¿Tiene pasta?
- No, bueno, no tiene problemas económicos pero rico no es
- Pues lo va a desplumar
- Eso me temo
- Mira, yo a esa tía la odio, no sabes como es
- Creo que me hago una idea
- Tu amigo las va a pasar muy putas, nunca mejor dicho
- Ya
Nos quedamos calladas unos segundos hasta que Laira dijo:
- Mmmmm… sé donde está la clave del portátil
- Bien
- Pero no sé que hacer con ella
- ¿Sabes de ordenadores?
- Lo básico
Pensé rápidamente. Le dije:
- ¿Vienes a mi casa y te enseño como hacerlo?
- Mmmmm
- Sería entrar, enchufar un lápiz usb y copiar los videos
- No sé, Silvia, me la juego mucho, si me pillan me dan una paliza de muerte
- Oh, mierda
Se quedó pensando y dijo:
- A la mierda, no quiero que esa guarra se salga con la suya
- ¿Seguro? Me da miedo por ti, no quiero que te pase nada
- Lo haré cuando no esté
La miré indecisa. Le dije:
- No, mejor probamos con lo de las fotos y…
- Enséñame, y si veo la oportunidad, lo hago
- Pero ¿Y si te pasa algo? Jamás me lo perdonaría
- Es cosa mía, tranquila, solo lo haré cuando esté segura que no está
Dudé y ella insistió. Le dije:
- Está bien, pero te pagaré bien
- No lo hago por dinero, lo hago por joderla
- Me parece bien, pero te pagaré ¿Vamos?
- Sí
Y la llevé a mi casa y le enseñé como hacerlo, era una chica lista y lo pilló rápido. La invité a un café y luego se fue diciéndome:
- Tienes una casa preciosa
- Bueno, no es gran cosa, los dos somos curritos
- Ya, para mí es un sueño, igual que tener una niña tan guapa y un marido también guapo
- Jeje
- Aunque, si te digo la verdad, a mí no me van los tíos
- ¿No?
- Que va, lo hago por trabajo pero me van las tías
- Ohhh, joder
- No importa, sé desconectar
Fuimos hacia la puerta y me dijo:
- Oye, si alguna vez quieres darle algo de picante a tu relación…
- ¿Qué?
- Un trío, chica
- Ah, no, jajaja, que va
- ¿No? ¿Has probado alguna vez con una chica?
- Noooo, jaja
- No sabes lo que te pierdes
Y nos dimos dos besos. En la puerta le dije:
- Mucho cuidado, Laira
- Descuida
- Por favor, no te arriesgues
- Eso seguro, soy puta vieja jeje
Y se metió en el ascensor. Sentía miedo por ella, miedo de verdad.
Carlos
Colgué tras estar hablando con mi asesor y contable durante casi una hora. Le había dado el visto bueno para la compra de la casa que le gustaba a Carmen. Era cara y él intentaría negociar un mejor precio pero tampoco era un problema. Ya tenía varias casas por no tener el dinero parado en el banco. En realidad casi no me ocupaba de mis finanzas, las tenía delegadas en mi asesor que era de mi total confianza, solo revisaba los números cada mes.
“Bueno, eso resuelto” pensé. Era lo más sencillo. Lo problemático era lo otro que quería Carmen, y que era que la pusiera de directora. El problema era que no pensaba hacerlo porque no me parecía bien ese favoritismo en mi propia empresa. Patricia llevaba años encargándose de todo y no podía ponerle ni un pero. Sabía que era un departamento sin mucha complicación pero cada evento y campaña que ejecutaban salía bien.
La única solución que se me ocurría era hablar con Patricia y proponerle la división del departamento en dos, uno para la comunicación interna y otro para la externa. Si a Patricia no le parecía bien, no pensaba tocar nada, y tendría que explicarle a Carmen que no era posible. Sería un problema pero esperaba que Carmen lo entendiera.
Finales de Junio. Lunes
Silvia
- Hola, Laira, dime
- Tía, la he cagado, la he cagado (en un tono de voz muy bajo)
Me levanté alarmada. Le pregunté:
- ¿Qué… qué pasa, Laira?
- Estoy en el despacho de Jamal
- Joder ¿Te ha pillado?
- No, pero la he cagado, he intentado hacer lo que me dijiste pero… no sé, he roto algo
- A ver, tranquila, cuéntame
Empezó a contarme que había hecho clic aquí, allí, que arrastrar no se qué… No me enteraba de nada y le dije:
- Hazme una video y apunta a la pantalla
- ¿Qué? ¿Cómo?
- Con el WhatsApp, llámame desde ahí por video
Cortó. Estaba de los nervios, totalmente muerta de miedo. Laira y yo habíamos hablado bastante por WhatsApp durante esos días. Lo de espiar a Carmen en el hotel no lo había conseguido hacer, no había podido ir y luego, al buscar a alguien para hacerlo, no lo conseguí con tan poca antelación. Estaba esperando al siguiente chivatazo de Laira pero no llegaba. Y ahora, de repente, esto.
Me levanté y empecé a dar caminar, muy nerviosa. Estaba en casa y Gema veía la tele en la otra habitación. Al fin, Laira me llamó por video. Vi su cara, estaba asustadísima. Dijo:
- Tía, lo siento, lo siento, soy una inútil y…
- Espera, tranquila, apunta a la pantalla y ve diciéndome
- ¿Así?
- Enfoca, dale a la pantalla de tu móvil a ver si enfoca… sí, así, separa un poco el móvil… ahora, ahí, no te muevas
Me contó lo que creía haber hecho y me tranquilicé, no era nada. Tras unos minutos de angustia, le dije:
- No pasa nada, Laira, está todo bien
- Joder ¿De verdad?
- Sí, no has roto nada
- Mierda, me va a dar un infarto, tía
- Y a mí
- ¿Qué hago?
- Busca... Mira, haz clic ahí.. sí, ahí, dale a la caja y pon Carmen. Bien, ahora dale a intro… Vamos a buscar ficheros con su nombre
Tras unos segundos que me parecieron que era una eternidad, empezaron a salir varios nombres. Miré y dije:
- Pincha en la carpeta con el nombre de Carmen… Eso… A ver, apunta bien, que se ha desenfocado… Bien… A ver… Sí, joder, eso es, sí, rápido, dale a copiar como te enseñé, sí, así, y ahora ve a la unidad del lápiz… sí, esa, dale a pegar… perfecto, ahora a esperar, son ficheros grandes, espera
- Tía, joder, se me sale el corazón por la boca
- Y a mí...
- Calla
- ¿Qué?
- Chisttt
Dejó el móvil en la mesa y vi el techo. Escuché como se movía y luego volvía rápido:
- Joder, joder, que ha vuelto
- ¿Jamal?
- Sí, hostias, me va a matar, tía
- Sal de ahí, tira del lápiz y sal de ahí
- Pero no ha terminado
- Da igual, quítalo y cierra todas las ventanas, rápido, joder, Laira
- Un momento, queda poco
- Que no, tía, vete de una puta vez
Me iba a dar algo, a mí que estaba tranquilamente en mi casa, ni me podía imaginar como estaría la pobre Laira. Le dije:
- Joder, Laira, que te vayas, por favor, vete, vete ya
- Vale, vale… espera, cierro esto, y esto… Mierda, lo escucho, mierda...
Y cortó. Me quedé de pie mirando el móvil y me senté en el suelo llorando de miedo. Miré el WhatsApp pero no escribía. Le escribí yo pero no le llegaba nada, solo salía una marca ¿Lo había apagado? “Por favor, por favor, Dios, que no le haya pasado nada” recé llorando.
Cristina
Llegué a casa y recordé que había que ir a comprar, que no teníamos casi nada. Fui a mi habitación para coger el dinero del sobre ya que en la cuenta no tenía nada. Abrí el cajón y lo busqué pero nada, no lo encontraba. Pensé que lo mismo lo había puesto en otro cajón y rebusqué por todos lados. No estaba. Me senté en la cama, nerviosa, imaginándome lo peor.
Cuando llegaron Alberto y Sara, corrí a por ellos:
- ¿Dónde está el dinero?
Sara me miró sorprendida y dijo:
- Hola, cariño ¿No saludas?
- ¿Dónde está?
- ¿Qué dinero?
- El del sobre
- Ah, ya
Sara miró a Alberto que dijo:
- Lo cogimos
- ¿Qué? ¿Para qué?
- Para comprar las proteínas que necesitamos
- ¿Qué???
Los miré sin poder creérmelo. Sara dijo:
- Necesito coger masa muscular, mira que bracitos tengo y así no puedo…
- Era el dinero para esta semana
- Bueno, no pasa nada
- No hay comida, nada
- ¿No?
- Solo hay pasta ¿Queréis comer solo eso? Sin salsa ni nada, porque tampoco hay
Alberto se rio y dijo:
- No, eso no, jajaja, anda, déjate de rollos y prepara la cena, Cris
- QUE NO HAY
Los dos me miraron sorprendidos ya que nunca grito. Sara dijo:
- Pues, no sé, pide que te paguen ya ¿No?
- Pero ¿En qué mundo vivís? ¿Os creéis que el dinero crece en los árboles o qué?
- No, tonta, pero, no sé, pídelo, ya estamos casi a finales de mes, que te lo adelanten
- Y el mes que viene ¿Qué?
- No sé, Cris, el dinero es cosa tuya
La miré con la boca abierta. Le dije:
- Devolved las putas proteínas y me traéis el dinero
Ahora Alberto dijo:
- ¿Qué dices? ¿Estás loca?
- O eso o le pedís dinero a vuestros padres
Sara dijo:
- Ni hablar
- Pues o mañana me traéis el dinero, o me voy
Y me fui a mi habitación y cerré de un portazo. Intenté trabajar un poco pero estaba demasiado enfadada. Sara llegó un rato después y dijo:
- Cris ¿Estás enfadada?
- Claro que lo estoy, sois unos inconscientes, joder
- No pensamos que…
- No pensáis en nada, solo en vuestras cosas
- No, es que… Vale, vamos a ir a la tienda a ver que puede hacer Alberto
- Bien
- Pero ya hemos terminado un bote y empezado otro, esos no…
La miré con rabia y dijo:
- Pero él los conoce, a los de la tienda, seguro que consigue que le devuelvan el resto, no te preocupes
- Más le vale
- No te enfades, chiqui, ha sido sin mala intención
Y se me acercó e intentó abrazarme pero se lo impedí:
- Estoy trabajando
- Pero…
- Ahora no, Sara, ahora no
Y se fue. Una hora más tarde entraron los dos, muy compungidos y Alberto dijo:
- Toma
Y me dio algo menos de 100€. Le dije:
- ¿Y el resto?
- Es que…
- ¿Qué?
- Es que fue una parte para las proteínas y otra para hierba y pastis… y eso no lo devuelven
- Joder, sois… sois…
- Lo siento, Cris, pensábamos que tenías más dinero, no sé
- Os detallé las cuentas, los gastos que teníamos, el dinero que yo ganaba, todo, y quedamos en no hacer gastos superfluos, mierda
- Pero es solo hierba, y…
- Que no gano suficiente para esas cosas, Alberto, joder, que es un solo sueldo para tres ¿De verdad que no lo entendéis?
- Bueno, ya, pero…
- Pues esto es todo lo que tenemos hasta que cobre, no hay más así que nada de comilonas ni salir ni nada, no hay un euro más
- Vale, no pasa nada
Los miré. Los dos estaban arrepentidos. Les dije:
- Voy a ir a comprar, a ver que apaño con esto
- ¿Vamos contigo?
- No estaría mal
Y nos fuimos de compras. No nos íbamos a morir de hambre pero no pensaba comprar cerveza, coca colas ni cosas así, solo comida de verdad y a beber del grifo. Y el enfado no se me iba a quitar así como así.