Compañeros

15​

Dos días después. Sábado noche
Carmen


Llamé a Jamal y le dije:

- Voy de camino para recoger los juguetes

- No hace falta

- ¿No?

- No

- ¿Y eso?

- No sé, lo ha dicho el cliente

- ¿Se ha arrepentido de la sesión de azotes?

- Ni idea, solo sé que le he preguntado que le gustaría y ha dicho que no es necesario

- Oh

Sentí algo contrariada, no sabía si porque no me iban a azotar o por perder algo de dinero. Me encogí de hombros y dije:

- ¿Dónde he quedado?

Me dijo el nombre del restaurante y exclamé sorprendida. Era un restaurante de moda y caro, sabía que era difícil conseguir una reserva un sábado. Me dijo:

- Pregunta por la mesa del Sr. Gunter

- Ok, ok

- Y no le pidas el dinero, te lo daré yo

- ¿Por qué?

- Porque a este nivel se hacen así las cosas

- Bueno, vale

Llegué al sitio y aparqué cerca. Entré en el restaurante y me quité la chaqueta. Observé la cantidad de tíos que me miraban, y era normal, estaba espectacular con un vestido corto, con la espalda al aire y un pequeño pero sugerente escote. Además, llevaba taconazos de aguja y unas medias de encaje que me había asegurado que se vieran el encaje un poquito por debajo de la falda. Muchos iban a envidiar al alemán, estaba segura.

Pregunté por la mesa y me llevaron. En cuanto llegué se levantó un hombre alto, por lo menos 1,90, de unos 45 pero muy bien llevados. Pelo algo cano y bastante guapo y con muy buena percha, se notaba que se cuidaba. “Guau, está muy bueno” pensé sonriéndole mientras le daba dos besos en las mejillas. Él me apartó una silla de forma galante y me senté mientras empezábamos una conversación en inglés. Era seductor, caballeroso y cortés. Pensé “A ti te follaba gratis, hombre” riéndome por dentro.

Carlos
Escuché como llamaban a mi puerta suavemente. Me levanté y abrí. Era Silvia que dijo:

- Perdona, es que he visto luz por debajo de la puerta y, como me voy a hacer una infusión, he pensado que quizás te apetecería una

La miré sonriendo y asentí. Dijo:

- Ponte una rebeca o algo, que en el jardín hace fresquito, voy bajando

La miré. Iba con calcetines y un pijama largo, y encima, una rebeca. No era ropa seductora pero, a la vez, me gustó. Meneé la cabeza y busqué algo para ponerme encima de mi pijama.

Nos sacamos la bebida fuera y, en efecto, ya no se podía estar fuera sin rebeca. Le dije:

- ¿No tienes sueño?

- Sí, pero me molesta un poco el estómago, hemos comido demasiado

Estábamos de nuevo en mi casa del campo y habíamos hecho otra barbacoa a lo grande. Me reí y dije:

- Sí, esta vez nos hemos pasado, hemos comido demasiado

- Antonio ha caído redondo en la cama

- Jeje

Bebimos tranquilamente, observando el cielo estrellado. Ella se rebulló en la silla con un gemido de placer y dijo:

- Que bien se está aquí, que buen ojo tuviste al comprarlo

- Sí, fue una buena decisión

- Esto es genial y nosotros somos unos caraduras aprovechando lo generoso que eres

- Jeje, ya sabes que no me importa

- Lo sé, por eso me aprovecho, pero me entran remordimientos

- Anda ya

Me miró de forma tímida y dijo muy bajito:

- No he podido poner en práctica los consejos de mi ginecóloga

- ¿No?

- Que va, si no paro ¿Cuándo me voy a poner a ver porno? Si llega la noche y estoy reventada

- Ya

- Y tampoco es que tenga mucha intimidad, que estoy todo el día con la niña, y si no, con Antonio

- ¿Y por qué no le dices de ver el porno juntos?

Me miró como si estuviera loco y dijo:

- No quiero que piense que hay algún problema entre nosotros

- Pero enfócalo como una ocurrencia divertida, para echar picante al… acto, no sé

- Que va, no… no me veo así

- Piénsalo

- No, no, es… sería raro, creo que eso me pondría aún menos

- Pues no sé

Nos callamos otro rato hasta que dijo:

- Y lo otro, lo de ponerme pensando en otros, ni de broma

- Ya me lo dijiste

- Además, esta semana no lo hemos hecho, pensaba que querría esta noche pero se ha dormido

Sonreí. Ella dijo:

- Casi mejor, ganas no tengo, como siempre

- Necesitas relajarte… Quizás sea el momento de lo que te aconsejé

- ¿El qué?

- Irte con él a un hotel el fin de semana y…

- Que va, ni loca dejo yo ahora a Gema, ni loca, me daría una ansiedad enorme aunque la dejara contigo, me sentiría como una mala madre... Ni hablar

- Pero eso no es ser mala madre, lo sabes

- Pero lo sentiría, no, no puedo

Seguimos charlando un buen rato hasta que dijo de subir. Nos despedimos con un buenas noches.

Cristina
Me acosté en mi cama bastante deprimida. Sara y Alberto habían salido a celebrar que ya se había mudado con nosotras. Hoy había traído toda su ropa y la había puesto en mi armario que era el que estaba más vacío. Luego había dicho de salir pero yo estaba sin un euro. Salir con Alberto era muy caro porque como no trabajaba, le invitábamos a las bebidas, y bebía mucho. Y como no quería decirles que estaba sin dinero, me inventé que estaba mala.

Ahora, me moría de ganas de estar con ellos. Encima, cuando volvieran, follarían juntos y yo no me uniría porque Sara y yo habíamos hablado tras su interrupción la otra noche en mi habitación. Ella decía que se arrepentía, que no debería haber entrado pero que no lo pudo evitar. Quedamos en no volver a hacer eso ninguna, que si una noche teníamos a Alberto, la que lo tenía decidía si había trío o no, la otra no podía decir nada. Me pareció bien, así que esta noche cuando volvieran, no podía ir con ellos.

Suspiré y me removí en la cama. Me iba a costar dormirme con esta pesadumbre que sentía.

Carmen
Entramos en la habitación del alemán y me quedé con la boca abierta, era más grande que mi casa. Él sirvió una copa para ambos y bebimos riéndonos. Yo ya estaba bastante achispada y lo que tenía era ganas de follar.

Él me llevó a una mesa donde estaban preparadas varias rayas de coca. Yo no era de eso, lo había probado pero no era lo mío. Vi como él aspiraba una y me ofrecía su tubito. Me dije que por una noche no pasaba nada y aspiré una. Tosí un poco y él rio antes de esnifar otra y me volvió a dar el tubito pero negué, ya lo estaba notando. Él se tiró la última y me dijo algo. Se me había subido tanto que ni siquiera podía entenderle bien hablando inglés, no tenía la cabeza para eso, pero tampoco es que en ese momento hiciera falta hablar.

Lo levanté y le besé ardientemente. Cada vez lo veía más atractivo y follable, me moría de ganas de tirármelo. Me quitó el vestido y luego se alejó un par de pasos de mí para admirarme. “Te voy a matar a polvos” pensé y me lancé hacia él, pero él me cogió de una mano y me llevó a otro lado de la amplia habitación. Me dejé llevar, ya solo con los tacones, las medias y el tanga. Entonces se paró y dijo algo señalando una mesa. Miré y abrí la boca sorprendida. Había una gran cantidad de juguetes sexuales en sus cajas, recién comprados. Le sonreí pasando la mano por ellos. Muchos ni los conocía. Él cogió uno y lo abrió. Luego me movió el pelo a mi espalda para dejar mis pechos al aire y me pellizcó los pezones. Una vez duros, me puso unas pinzas muy apretadas. Gemí y más aún cuando tiró de la cadenita que unía ambas pinzas.

Señaló los juguetes y los revisé. Vi varios plugs anales de diferentes tamaños y colores. Había uno enorme y lo señalé y negué sonriendo. Luego, puse mi dedo en otro de tamaño mediano y lo abrí. Le puse lubricante de un bote que había allí mismo, y se lo di. Me giré para darle la espalda y me incliné. Me lo metió lentamente y volví a gemir.

Me volví a poner frente a él, sonriendo. Señaló de nuevo la mesa y miré. Entonces vi la cantidad de fustas, palas y látigos que había comprado le dije en español:

- Ahhh, al final sí que quieres darme unos azotes ¿No, cariño?

Sabía que no me había entendido pero me daba igual. Pasé mi mano por todos hasta que cogí una pala de cuero. La saqué del envoltorio y se la di. Él la cogió y me señaló la cama. Fui lentamente hacia ella, moviendo mis caderas. Sabía que me miraba atentamente y quería que disfrutara de mi culo. Me puse a 4 sobre la cama y esperé. Él se acercó y me acarició el culo. Luego, se separó y me dio el primer azote, muy fuerte. Grité sorprendida y dolorida.

Esperé al siguiente pero lo escuché andar. De pronto, noté como me tiraba del pelo para incorporarme y ponerme de rodillas en la cama. Protesté pero él me puso algo en la boca. Era una mordaza de bola. Le dejé ponérmela y la ató detrás de mi cuello. Luego, antes de ponerme de nuevo a 4, me acarició las tetas y me metió dos dedos en mi coño. Pensé “Sí, cabrón, estoy muy mojada”. Él rio y me empujó hacia adelante. Me volví a poner en posición y no tardó en llegar un nuevo azote, tan fuerte como el primero. Respiré hondo y me preparé para una dura y excitante sesión.

Domingo por la mañana
Cristina


Me levanté temprano, con el mismo mal ánimo con el que me acosté. Tras pasar por el baño y vestirme, fui a la cocina. Vi la puerta del dormitorio de Sara abierta y miré. Los dos dormían profundamente, con Sara sobre Alberto y arropados por una sábana. Los había escuchado llegar bastante tarde, muy alegres y echaron un polvo rápido, ruidoso y muy intenso.

Cerré la puerta para no molestarlos. En la cocina, preparé el café y me puse a buscar el pan de molde. Me extrañó no verlo en su sitio. Busqué más y no lo encontré. Tampoco el segundo que había comprado. Me quedé pensativa ¿No los compré? Pero negué con la cabeza, claro que los había comprado, me acordaba porque nos habíamos quedado sin pan tras hacerle un sándwich a Alberto y bajé para comprar un par con mis últimos euros “¿Dónde los metí?” Rebusqué por toda la cocina sin éxito. Al final, extrañada me senté a tomarme el café. No había nada más para desayunar, hacía tiempo que se habían terminado los bollos y magdalenas, con Alberto la comida volaba, comía un montón. “Y mañana para el trabajo ¿Qué me llevo para desayunar?” pensé intranquila.

Tras terminar el café, pensé que hacer. Al final, empecé a sacar los trastos de limpieza. A Sara no le gustaba limpiar ni cocinar, por eso me encargaba yo siempre. Limpiar no es que me gustara pero cocinar sí, me encantaba.

Tras tres horas trabajando, había terminado con la cocina, el baño, el salón y me quedaba poco de mi habitación, cambiar las sábanas y llevar las sucias a la lavadora. Entonces escuché ruido y fui a la cocina. Me encontré a Alberto de espalda y desnudo, bebiendo directamente de la última botella de zumo. Me quedé tonta mirando su espalda y culo. Cuando se la bebió entera, la dejó en la encimera y se giró. Al verme, sonrió:

- Uff, estaba seco

Se me acercó y sentí un escalofrío recorriéndome todo el cuerpo. Me dio un beso largo y tierno mientras su mano acariciaba mi pelo y bajaba por mi espalda hasta agarrarme el culo. Cuando terminó el beso, me dijo:

- Anoche te eché de menos, nena

- Yo también

Me sonrió y empecé a temblar de excitación, cuanto me ponía Alberto, me dejaba atontada. Entonces dijo:

- Me voy a duchar ¿Me preparas el desayuno?

- Va… vale

Me apretó de nuevo el culo y se fue hacia fuera. Entonces me acordé:

- Ah, no tenemos nada para desayunar

- ¿No?

- No encuentro el pan de molde

- Ah, eso… Me lo llevé ayer cuando fui con los amigos

- ¿Qué?

- Nos entra mucha hambre con tanto ejercicio, ya sabes… Me llevé también los fiambres y las Coca colas

- Oh

- Perdona, se me olvidó avisarte para que compraras

Lo miré sin decir nada. Él sonrió y dijo:

- Anda, ve a la panadería y compra pan mientras me ducho

- No puedo

- ¿Por qué?

- Porque…. (me moría de vergüenza pero no sabía que excusa dar) porque no tengo dinero

- Pues ve al cajero antes

- No puedo

Me miró fastidiado y suspiró diciendo:

- Bueno, pues me voy a desayunar a mi casa

Se giró para irse y le pregunté:

- ¿Quieres… quieres que me duche contigo?

- Mejor no, voy con prisas, he quedado con los amigos y ahora no tengo otra que ir a mi casa para comer algo, voy ya tarde

Y lo miré irse sintiéndome culpable aunque no fuera culpa mía.

Carlos
Llevé los últimos platos a la cocina y me puse a limpiarlos. Entonces entró Silvia y dijo:

- Quita, eso es cosa mía

- No, no, a ver si te crees que no limpio en mi casa

- Pues a ver si enseñas a Antonio, que él ni ayuda a hacer la comida, ni el desayuno ni a limpiar

- Porque eres una blanda

- Tonto (riéndose)

Terminamos de limpiar todos los cacharros del desayuno cuando entró corriendo Gema y tiró de mis pantalones:

- Cajlos, Cajlos, piscina, venga, piscina

- Pero, Gemita, que aún es temprano y el agua estará muy fría

- Pero quiero piscina, venga, vamos (tirando de mí)

Silvia, riendo, dijo:

- ¿Y te vas a tirar al agua así? ¿Sin bañador ni crema?

Gema abrió la boca y se miró la ropa:

- ¿Y mi bañadoj?

- Arriba, aún estás con el pijama

- Que tonta (poniéndose la mano en la cabeza)

Silvia y yo nos partimos de risa. Entonces ella tiró de Silvia:

- Mami, mami, deprisa, mi bañadoj

Las dos subieron a la habitación de Gema. Me sequé las manos y subí a la mía donde me puse el bañador. Cuando salí, las escuché abajo en la piscina, sobre todo a Gema gritando. Sonreí y fui hacia las escaleras. Al pasar por la habitación de Sara y Antonio vi los juguetes de la piscina de Gema y entré a recogerlos para bajarlos.

Iba a irme cuando vi un cajón abierto. Miré y vi la ropa interior de Silvia. Me acerqué casi sin darme cuenta y cogí, sorprendido, un tanga negro. Pensé “No hacía a Silvia de tangas” pero se ve que me equivocaba porque tenía varios. Entonces escuché un ruido fuera de la habitación y me entró un pánico total. Sin pensar, me escondí dentro del armario empotrado. No me dio tiempo a cerrar del todo la puerta porque en ese momento entró Silvia canturreando mientras cerraba la puerta de su habitación.

Vi como dejaba uno de sus bikinis en la cama y supuse que lo había recogido del tendedero de abajo. Se giró y, dándome la espalda, fue hacia un pequeño tocador con espejo que había en la habitación. Comenzó a desnudarse. Primero la camiseta y el sujetador, y luego el pantalón del chándal y sus bragas, quedándose totalmente desnuda a escasos metros mía.

Observé atentamente su culo mientras ella doblaba y ponía su ropa en una silla. Me gustaba su culo, tanto que noté como se me ponía dura al instante. No podía quitar la vista de ese culo mientras ella cogía un spray y se echaba en el cuerpo. Imaginé que sería bronceador o algo así y al final pude apartar la vista de su culo para ver como se lo expandía por su piel. Entonces apoyó un pie en la silla y se extendió por todo la pierna, y luego repitió por la otra. Satisfecha, se giró para ir a la cama y la vi de frente.

Me gustaron sus pechos, pequeños pero muy redondos y con areolas y pezones grandes. Y su sexo con una delgada franja de pelo. Se puso la parte de abajo, y luego la de arriba. Se escuchó a Gema llamarla y Silvia, gritó:

- Ya voy, tesoro

Luego, cogió un pareo y se lo puso en la cintura. Salió fuera llevándose el spray.

Me quedé quieto un minuto más, con una erección como hacía años que no tenía. Luego, salí y me fui corriendo a mi dormitorio. Cerré la puerta y me tranquilicé. Me sentía culpable pero también excitado. Entonces me di cuenta que seguía con los juguetes de Gema en una mano y con el tanga en la otra. Salí para dejar el tanga pero vi la puerta cerrada y escuché ruido dentro. Volví a mi habitación y escondí el tanga entre la ropa de mi mochila con intención de devolverlo luego a su sitio.

Salí de mi habitación para encontrarme a Antonio que se había cambiado para ponerse el bañador. Me dijo:

- Bueno, preparado para una dura jornada de juegos con Gema

Le sonreí, avergonzado. Bajamos, le di los juguetes a Gema y me metí en la piscina, pero me costaba mirar a Silvia, la culpabilidad me lo impedía. Estaba tan turbado que al final salí de la piscina y, al poco, llegó Silvia:

- ¿Te pasa algo?

- No, no

- Tienes mala cara

- Creo… creo que me voy a ir ya a casa

Me miró preocupada. Yo ni la quería mirar. Me dijo:

- Pero ¿Te duele algo?

Le mentí diciendo:

- Un poco el estómago, ya sabes que estoy mayor (sonriéndole para quitar peso al asunto)

Silvia me dijo:

- Te preparo una infusión y…

- No, no, de verdad, son solo molestias

Entré dentro y me fui a mi habitación. Me cambié de ropa y cogí mi mochila metiendo todo. Al abrir la puerta me esperaba Silvia con el pareo puesto:

- Me dejas preocupada

- Que no es nada

- A ver si es un corte de digestión o…

- O nada, son solo molestias

- Pues te quedas y descansas, luego a la tarde, cuando estés mejor…

- No, de verdad, me voy

Me cogió del brazo y dijo:

- No me gusta que estés solo si te encuentras mal

- ¿Has visto como tengo razón? Me ves como la persona mayor que soy

Dije bromeando pero ella no se rio y dijo:

- Hazme ese favor, túmbate un rato, me quedaré más tranquila

- Que no es nada

Y la esquivé para bajar. Ella me siguió y dijo:

- Eres un cabezón

- Eso me dices siempre

- Pues es la pura verdad

- Lo sé

Me despedí de Gema y Antonio. Gema protestó como siempre que me iba pero Antonio la entretuvo. Salí fuera a por el coche con Silvia detrás mía:

- Te voy a estar llamando cada hora

- Claro, claro, a ver si me he muerto

- No seas tonto

- No me llames que me voy a echar en la cama, ya te llamo yo

- Pero…

Me metí en el coche y le señalé para que abriera el portón de la calle. Ella suspiró y abrió diciendo:

- Me jode que te vayas a tu casa estando en tu casa

Sonreí sin mirarla. Arranqué y dijo:

- Si te sientes peor, llámame

- Sí, mamá

- Eres idiota

- Lo sé

Y me fui, totalmente turbado aún.

Carmen
Me miré en el espejo del cuarto de baño de la habitación del hotel y contuve la respiración. Me acababa de despertar y no sabía ni que hora era. El alemán no estaba. Me miré incrédula y asombrada “Que hijo de puta” pensé mirando mi reflejo. Tenía señales del puto látigo por todo el cuerpo: las tetas, el estómago, los muslos…

Me giré para mirarme por detrás y lo mismo, la espalda y el culo llenos de marcas. El tío me había tenido una eternidad entre el dolor y el placer. Me había provocado unos orgasmos de muerte, sí, pero “coño, como me ha dejado el cabrón”. Algunas marcas me escocían bastante y me metí en la ducha para limpiarme y echarme la crema de la vieja, que me había traído por si acaso.

Salí y me puse la crema sintiendo un alivio rápido en el cuerpo. Entonces escuché como se abría la puerta de la habitación y me cubrí con una toalla. El alemán entró sin llamar antes y, sonriente, me deseó los buenos días. Yo no estaba de buen humor pero se las devolví. Entonces él, con cuidado, me quitó la toalla y me miró atentamente. Dijo:

- Nice

Y me sonrió con lascivia. Pensé “Puto degenerado, nice tu puta madre, nice con todas las putas marcas que me has dejado, cabrón”. El tío me giró para verme por detrás y ya me harté y lo eché.

Al poco, volvió a entrar desnudo. Quiso llevarme a la bañera pero le dije que no, que el servicio había acabado. Nerviosa le dije “finish, close, lo que sea, cabrón, pero yo me voy”. Quería irme a casa y descansar, me pensaba tirar todo el día entre la cama y la bañera.

Entonces él soltó una parrafada en inglés mientras yo salía del cuarto de baño buscando mi ropa, pero no le presté atención. De repente, me cogió del brazo y me giró hacia él. Le iba a dar un empujón pero levantó la mano con un fajo de billetes. Me contuve y lo escuché. Quería que me quedara todo el día, que me pagaría. Lo miré pensando. Mi ex me llevaría a mi hijo sobre las 8 de la tarde y vi en un reloj que ya eran las 12 del medio día.

El tío me preguntaba mi tarifa por todo el día. Negué con la cabeza y él insistió. Lo miré, no es que tuviera ganas de follar, ni de lejos, pero por lo menos el tío estaba bueno y follar, follaba bien. Lo pensé y le dije:

- 4.000€ for 5 hours, but no spanking, just sex, it hurts (señalándome el cuerpo)

Y, sorprendentemente, él asintió sonriente. Me dio el dinero que guardé en el bolso y luego me fui con él a la bañera. Allí lo enjaboné y nos besamos mientras él acariciaba las marcas que me había hecho repitiendo lo de nice y más cosas. Era un degenerado total, pero pagaba bien. Le quité el jabón y me arrodillé. La tenía totalmente dura y me la metí en la boca. Tenía una polla extraña, no era larga pero sí muy gruesa, no estaba mal. Comencé a mamársela lentamente y lo miré pensando “A ver que me pide este tío por ese dinero, pero lo de azotar que se olvide, ni hablar”.

Cristina
Estaba sentada en el sofá leyendo. Escuché ruido y de pronto apareció Sara con muy mala cara:

- Me muero

Dijo mientras se derrumbaba al lado mía en el sofá. Le sonreí y le dije:

- Buenos días, dormilona, ya pensaba que iba a almorzar sola

- No me hables de comida que poto

Puso su cabeza en mis muslos y dijo:

- Putas pastillas, que mal me sientan al día siguiente

- Ya

- Y todo lo que bebimos, dios, me muero, en serio

Le acaricié el pelo y ella se quedó callada un rato hasta que dijo:

- ¿Y Al?

- Se fue con los amigos

- Ah… Deberías haberte venido anoche, nos lo pasamos de puta madre

- Ya

- Porfi ¿Me traes algo para el dolor de cabeza?

- Claro

Me levanté con cuidado y la dejé tumbada. Volví con una pastilla y un vaso de agua. Se lo tomó y dije:

- No tenemos nada para desayunar, aunque ya a estas horas, pega más almorzar

- Paso de comer, en serio, vomito seguro

- Vale, vale

- Pero necesito cafeína ¿Has hecho café?

- Sí

- ¿Me traes?

- Sí

Cuando volví, ya estaba incorporada y miraba por la ventana. Dijo:

- Está nublado

- Ya

Cogió la taza y se sentó. Le dije:

- Te estaba esperando para poner la lavadora, tienes ropa ¿no?

- Sí ¿La coges tú?

- ¿Cuál?

- Las sábanas y lo que veas sucio, no sé

- Bueno

Fue a su cuarto y cogí ropa del suelo y sus sábanas. Las metí en la lavadora y la puse en marcha. Volví y me dijo:

- ¿Has limpiado?

- Sí

- Estoy muerta ¿Puedes limpiar mi cuarto, porfi?

- Vale

- Y pon las sábanas azules, las blancas no

- De acuerdo

Terminé su cuarto y al volver al salón, ella miraba la tele. Le dije:

- Yo voy a comer

- Yo no puedo

- ¿Seguro?

- ¿Qué te vas a hacer?

- Un poco de ensalada con filetes de ayer

- Pufff, que va, no puedo

Me fui a la cocina y al rato escuché:

- ¿Me haces algo a la plancha?

- ¿El qué?

- ¿Qué hay?

Miré y vi que no había nada. Dije:

- No queda nada, habrá que ir a comprar

- Joe

Al rato, llegó Sara vestida con mallas y una camiseta y dijo:

- Voy a comer fuera, he quedado con Carla y Trini

- Pero si no tenías hambre

- Ahora sí, pero no de lechuga, chao guapa

La vi irse. “Pues parece que tan mal no estabas” pensé.

Carmen
Cogí el móvil que sonaba y vi que era Jamal. Me metí en el baño y contesté:

- Dime, cariño

- Carmen, me tenías preocupado

- ¿Por?

- No te has pasado para cobrar

- Ah, mañana, es que estoy fundida

- ¿Se portó bien el alemán?

- Un hijo de puta, me ha dejado para el arrastre

- ¿De tanto follar?

- De eso y de tanto pegar, el cabrón

- ¿Sí?

- Sí, hijo, sí, menudo bruto

- Pero ¿Estás mal?

- No, no

- ¿Lo pasaste mal?

- Mal y bien, el cabrón sabía pegar y follar

- Ahhhh, entonces todo bien ¿No?

- Sí, mañana me paso, no te gastes mi dinero

- No, tranquila jeje

- Chao

Y colgué. Salí al dormitorio y fui a la mesa de los juguetes. Cogí un consolador pequeño y delgado y luego fui a la cama. Miré al alemán. Lo tenía atado a cada esquina de la cama, con la polla apretada con un juguete, que le tenía los huevos rojos e hinchados, al igual que la polla. Cogí la fusta y le golpeé la polla con ella, pero flojo. Habíamos intercambiado los papeles y, aunque me divertía, no era para nada tan excitante ser la ama a ser la sumisa.

Levanté el consolador para que lo viera y le puse lubricante lentamente. Él gimió con la mordaza en la boca y le sonreí pensando “Bueno, cabrón, anoche te divertías mucho rompiéndome el culo con esta polla gorda que tienes ¿No? A ver si esto te gusta también”.

Me agaché y le puse lubricante en el culo y luego le metí el consolador lentamente mientras él protestaba. Cuando estuvo dentro lo encendí para que vibrara. Le puse un condón y cogí la fusta que tantas señales me había dejado. Me puse encima de él, metiéndome su polla lentamente. “Joder, que polla tienes, cabrón, me llena toda” le dije aunque no me entendiera. Lo cabalgué lentamente mientras le azotaba en el pecho con la fusta.

Carlos
Respondí al móvil:

- Dime, Silvia

- ¿Cómo estás?

- Bien, bien

- ¿Seguro?

- Sí, era solo que algo me ha sentado mal, no sé

- Mmmmm

- Ya estoy bien

- Bueno, que sepas que Gema ha preguntado por ti

- ¿Sí? Jeje

- Claro, te has ido de esa forma tan… tan rara

- Lo siento, no me sentía bien

- Pero si no te sientes bien, te quedas en tu cama, joder, que estabas en tu casa

- Déjalo, Silvia

- Vale, vale, pero no entiendo nada

- No hay nada que entenderla

Se quedó callada y preguntó:

- ¿He hecho algo mal?

- ¿Qué? Claro que no ¿Por qué dices eso?

- Por… no sé, has estado raro en la piscina, como evitándome

- No era eso, eran esas molestias

- Pero cuando uno tiene molestias no se aparta de alguien de esa forma

- No pienses cosas raras, no has hecho nada, joe ¿Qué ibas a hacer?

- No lo sé, llevo pensándolo toda la tarde y no caigo en nada

- Porque no has hecho nada

- ¿Seguro?

- Y tanto, tú misma no encuentras nada ¿No?

- No, pero algo me dice que te pasa algo conmigo

Me reí, joe con Silvia, menuda intuición. Le dije:

- Que cosas tienes, como tu gran cáncer de vagina

- Eso era diferente, eso era un miedo, esto es… no sé, intuición femenina

- Jajaja

- Y nunca me falla

- Bueno, no te voy a convencer y estoy cansado ¿Hablamos mañana?

- Lo ves, jamás cortas tan pronto, nunca, nos enrollamos a hablar, bueno, yo a hablar y tú a escuchar y nunca eres el que corta, y hoy…

- Silvia, es solo que estoy cansado

- Carlos, si he hecho algo que haya molestado me lo dirías ¿No?

- Que no has hecho nada, sigues tan Silvia como siempre

- ¿Es eso? ¿Que soy una pesada y te estás hartando?

- Jajaja, que tontería

- Sé que me paso contándome mis miedos y… y cosas, pero no… no había pensado si eso te molestaba ¿Es eso?

- No, Silvia, de verdad ¿Hablamos mañana?

- Mmmmm

- Hasta mañana

- Buenas noches



Y colgué. No le podía contar lo mal que me sentía por haberme escondido y haberla visto desnuda. Me sentía como si hubiera roto la confianza que ella tenía conmigo. Era cierto que no lo había hecho queriendo pero eso no quitaba el hecho de que había invadido su intimidad por segunda vez, y esta vez mucho más grave. Dejaría de ir allí, me estaba tomando demasiadas libertades con ella y eso no era correcto.

Suspiré. De pronto, recordé otra cosa y me levanté corriendo. Miré en la mochila y saqué su tanga “Mierda, me lo he traído”. Lo miré avergonzado. Yo no era nada fetichista, no lo había cogido y me lo había traído inconscientemente por ser un fetichista de la ropa íntima femenina, es que con los nervios lo había olvidado totalmente. Me pasé una mano por la cara, más avergonzado aún.

Escondí el tanga entre varios jerséis míos en un cajón y volví a mi sofá. “Que mal, que mal, lo hago todo mal, menuda semana entre lo de Carmen, luego Héctor y, lo peor de todo, esta cagada con Silvia”.

Carmen
Me metí en la bañera. Necesitaba un baño largo y relajante. Daniel ya llevaba un rato acostado y dormía profundamente. Tenía la bañera llena de espuma y olía genial. Cerré los ojos e intenté no pensar en nada. De pronto, sonreí “más de 5.000 euros limpios, no está mal por unas horas, aunque me lo he ganado ¿eh? Que tengo el cuerpo fundido” pensé.

Recordé como me había despedido el alemán. El tío estaba emocionado y feliz. Se lo había pasado de puta madre y yo también, aunque mejor por la noche que por el día, más excitante. Por el día solo me había corrido un par de veces, por la noche había perdido la cuenta, una noche muy larga con mucho dolor pero también mucho placer. Incluso me había dado una propia de 300 € sin yo pedirle nada. Y había insistido que me llevara todos los juguetes. “Que alegría ser un puto rico, gastándote la pasta en vicios sin preocupaciones”.

De lo del día no pensaba contarle nada a Jamal, que capaz era de pedirme una parte “No, eso me lo he ganado yo solita, todo para mí”. Esta vez tenía que gestionar mejor el dinero, aunque esperaba tener más servicios de este estilo. “Así da gusto ser puta” y metí la cabeza debajo del agua, sonriendo.

Cristina
Miré como Alberto dormía profundamente en mi cama. No habíamos tenido sexo, había llegado tarde y cansado y no me había dado tiempo a calentarle antes de que se quedara dormido. Suspiré, era el remate perfecto de una mierda de fin de semana sin sexo, y sola casi todo el tiempo. “Pero bueno, ya lo tenemos aquí con nosotras, habrá muchas más noches” mientras paseaba mis dedos por su cuerpo.

Silvia
Me acosté en la cama donde Antonio leía algo en el móvil. Lo dejó y le pregunté:

- Nene, tú no le habrás dicho nada a Carlos ¿No?

- ¿Decir de qué?

- Que le haya molestado

- Que va

- ¿Seguro?

- Joe ¿Y qué le voy a decir?

- No sé, algunas de tus bromitas tontas

- Bromeo mucho con él pero dudo que alguna le moleste

Lo miré. Dijo:

- El tío es plasta todos los fines de semana con nosotros, pero bueno, tampoco es tan coñazo como para que le diga algo

- Pero ¿Eres tonto? Estamos en su casa, los plastas somos nosotros

- Ya, ya, me refiero a que ¿Por qué no se busca a una mujer y sale? Es un poco raro

- No es raro, ya sabes lo que le pasó, eso marca mucho

- Ya, bueno, que no me importa que esté por aquí, y sé que Gema se lo pasa bien con él ¿Qué le voy a decir?

Lo miré atentamente y asentí, es que nada tenía sentido. Le di un beso de buenas noches y apagué la luz, girándome hacia la ventana y dándole la espalda porque solo podía dormir sobre ese lado. Entonces pensé que íbamos a terminar la semana sin hacerlo y eso no me gustaba. Me giré para mirarlo y le comencé a acariciar. Antonio me cogió las tetas y empezamos a besarnos. Pronto, metí mi mano dentro de su pantalón y empecé a pajearle. Cuando la tuvo casi erecta, me bajé para quitarle el pantalón y chupársela hasta ponérsela dura del todo. Luego, me quité mi pantalón y me puse encima.

Comencé a follarlo despacio mientras él me quitaba la parte de arriba del pijama y me masajeaba las tetas. Intenté excitarme pero nada, me ofuscaba cada vez más y me rendí. Empecé a fingir mis gemidos buscando que se corriera pero no había forma. Entonces paré y le pregunté:

- ¿Te pasa algo?

- No

- Estás tardando

- Ya, es que…

- ¿Qué?

- Me hice una paja antes en la ducha

- Joder

- Es que no pensaba que fuéramos a hacer algo

Lo miré, era culpa mía que se tuviera que hacer pajas. Me quité de encima y le dije:

- ¿Te corres en mi boca?

- Claro

Las mamadas se me daban muy bien y sabía que no tardaría en correrse. Me la metí en la boca y empecé lentamente mientras le acariciaba los huevos. Luego, le lamí los huevos y se los chupé, llenándolos de saliva para poder masajeárselos bien con la mano. Me concentré en su polla, chupando y lamiendo rápidamente mientras seguía con mi mano acariciándole los huevos. No tardé en notar que estaba a punto y chupé más rápido hasta que empezó a correrse. Me lo tragué todo mientras iba echándolo.

Cuando terminó y estaba segura que no salía más, me incorporé y le dije:

- Cuando tengas ganas, dímelo

- Siempre tengo ganas de ti, nena

- Ya, pero… lo siento, sé que llevo una temporada que no estoy muy…

- Ya lo hemos hablado, tienes mucho estrés, lo sé, no te preocupes

Me sentía culpable. Le di un pico y nos volvimos a poner los pijamas. Nos dimos las buenas noches y me puse a pensar, me iba a costar dormir.​
 
Bueno, Carlos ya sabemos que está teniendo pensamientos, digamos que sexuales con Silvia, y está sigue sin disfrutar del sexo con su marido. Tarde o temprano va a haber algo con Carlos.
Por otra parte Cristina es tan inocente que no se da cuenta que vive con 2 caraduras y sinvergüenzas, que encima no dan un palo al agua. Espero que reaccione a tiempo.
 
Cuántas cosas han pasado, algunas reafirman lo anteriormente expuesto en los comentarios, pero Carmen creó que ha dado un pasó más es su desenfreno, la verdad que me esta interesando más este personaje, más que nada por saber a donde llegará y en que estado.
Cristina, de verdad por poca experiencia que uno tenga es para hacercelo mirar lo de esta chica, menudos jetas con los que vive, como no espabile se va a hacer daño ella sólita.
Carlos :) ya tiene el tangita negro de Silvia, cuantas pajas caerán mientras lo huele y saborea :rolleyes: que pasará cuando Silvia note que le falta, atara cabos y hablara con Carlos, creó que entre ellos pasará algo, quizás unas pajillas como en torrente.
 
Cuántas cosas han pasado, algunas reafirman lo anteriormente expuesto en los comentarios, pero Carmen creó que ha dado un pasó más es su desenfreno, la verdad que me esta interesando más este personaje, más que nada por saber a donde llegará y en que estado.
Cristina, de verdad por poca experiencia que uno tenga es para hacercelo mirar lo de esta chica, menudos jetas con los que vive, como no espabile se va a hacer daño ella sólita.
Carlos :) ya tiene el tangita negro de Silvia, cuantas pajas caerán mientras lo huele y saborea :rolleyes: que pasará cuando Silvia note que le falta, atara cabos y hablara con Carlos, creó que entre ellos pasará algo, quizás unas pajillas como en torrente.
Quizás empiece por pajillas, pero al final acabará en lo que acabará 😈😈
 

16​

Al día siguiente. Lunes
Silvia


Me despedí de Antonio con un beso. Como seguíamos en casa de Carlos, se tenía que levantar más temprano para llegar al trabajo a su hora y yo me levantaba con él para prepararle el bocadillo y hacerle un café mientras se vestía.

Lo vi irse y me metí en casa. Normalmente me pondría a limpiar o encendería el portátil para trabajar algo antes de que Gema se despertara pero esa mañana tenía otros planes. Me fui a la cama y me desnudé. “A ver, esto ya es serio, Silvia, no puedes dejar que tu marido se tenga que hacer pajas porque tú estás seca, hay que actuar ya” me dije mientras cogía el móvil y buscaba porno.

Empecé a ver videos aleatorios pero ninguno me llamaba la atención y pasaba a otro. Muchas pollas grandes pero me parecía todo muy falso. Pensé en la de porno que veía cuando era adolescente, sobre todo cuando descubrí las tarrinas de cds llenas de pelis pornos de mi hermano. Me ponía a verlas para aprender. Me gustaba ver las mamadas, y aprendí bastante. Me reí al recordar lo poco que me sirvió ver tantas mamadas cuando al fin pude hacer una. Ni me acordaba del nombre del chico, pero me acordaba perfectamente de mi excitación, como la lamí y que cuando al fin me la metí en la boca, el chico explotó de pronto y me atraganté y tosí como una loca.

Sonriendo, busqué mamadas. Las vi pero tampoco me ponían. Al final, dejé el móvil hastiada “Eres tú, no te pone nada, estás frígida perdida”. Ahí estaba, desnuda en mi cama intentando ponerme cachonda para hacerme una paja y no había forma.

Respiré hondo y cogí de nuevo el móvil. “Venga, esto hay que arreglarlo, Silvia, hay que tener de nuevo ganas de follar”. Revisé los videos y tras 15 minutos, tenía ganas de tirarlo por la ventana.

“Calma, calma”. Me empecé a acariciar el cuerpo, suavemente. Llegué a mis pezones y los pellizqué ligeramente. Bajé una mano lentamente por mi estómago y abrí las piernas. Me toqué suavemente el coño, solo por encima, sin meterme los dedos. Me dije “Piensa en algo bonito, piensa en Antonio cuando te sonríe”. Pensé en eso, en Antonio sonriendo, acariciándome, susurrándome…

Me chupé dos dedos de mi mano derecha y los bajé hasta mi clítoris. Luego, me chupé dos de la izquierda y me los metí un poco. Cerré los ojos mientras me masturbaba lentamente. Tras un rato así, empecé a meterme más los dedos y a masajearme más rápido el clítoris. Comencé a gemir y a respirar rápido. Seguí cada vez más rápido hasta que me giré, me puse boca abajo y levanté el culo metiéndome otro dedo más y gimiendo contra la almohada hasta que me llegó un orgasmo intensísimo que me dejó muerta y temblando boca abajo, con la cabeza hundida en la almohada.

Me calmé y me incorporé mirándome los dedos totalmente mojados y con una cara de asombro total “joder, me he corrido pensando en… en… en Carlos”.

Me sentí terriblemente mal y bien a la vez. No estaba frígida, podía seguir teniendo orgasmos, pero ¿Carlos? ¿En serio? ¿Por qué? “Es solo mi amigo, no lo entiendo” pensé meneando la cabeza. Había empezado pensando en Antonio, y todo iba bien, me había puesto a tono pensando en él, pero de repente se me cruzó por la cabeza Carlos y...

Me levanté y me metí en la ducha, allí no podía parar de pensar en lo ocurrido, y empecé a sentirme culpable, era como haberle sido infiel a Antonio, no físicamente pero sí de mente. Cuando salí de la ducha estaba cambiando un poco de parecer “Seguro que Antonio se masturba pensando en otras tías, y eso no me importa, es solo una paja en solitario así que esto mío tampoco es tan malo ¿no?” pero no me abandonaba la sensación de culpabilidad.

Cristina
Héctor me miró y dijo:

- ¿Vamos ya a desayunar?

Lo miré y negué. Le dije:

- Ve tú

Él me miró sorprendido. Le dije:

- No he traído nada

- ¿Y eso?

- No tengo hambre

- ¿Te encuentras bien?

- Sí, sí pero no me apetece comer

Le mentí. Era la hora en la que siempre desayunábamos y me moría de hambre. Le dije:

- Me haré un café y ya está

- Bueno, pero ¿no vienes? Trae el café

Lo pensé y asentí. Tras echarnos los cafés, bajamos a los bancos donde siempre nos sentábamos. Héctor sacó su sándwich. Siempre era igual, jamón con queso partido en dos triángulos. Le dio un bocado y me miró mientras yo sorbía el café. Me dijo:

- ¿Quieres la mitad?

- No, gracias

- No me importa

- Ya, pero no, estoy bien con mi café

- Pero es que…

- A ver, Héctor, he bajado para tomar un café tranquila, no para que me des la tabarra

Él se calló compungido y lo lamenté. Entonces mi estómago me traicionó y rugió. Lo miré con vergüenza. Él no se pudo aguantar y dijo:

- Tienes hambre

- No, es…

- Toma

Y me dio su segundo triángulo. Negué pero él dijo:

- ¿Te pasa algo, Cris?

- Nada

Nos callamos un par de minutos. Él casi no comía, miraba al suelo, y entonces dijo:

- Cris, nos conocemos desde tu primer día en el instituto

- Sí

Había llegado totalmente perdida y me acerqué a él para preguntarle. Luego resultó que estábamos en las mismas clases. Le miré sin entenderle:

- Siempre… mmmmm sé que algo te pasa con tu familia

- No me pas…

- Cris, por favor, que son 3 años y a veces se te escapan cosas

Lo miré. Él, haciendo un esfuerzo, siguió:

- ¿Tienes… tienes algún problema… mmmmm económico?

- ¿Qué? ¿Por qué dices eso?

- Porque mmmm

- Venga, dímelo ¿Por qué? (estaba enfadada)

- Sé lo de tu adelanto

Lo miré indignada y sorprendida. Le dije:

- Eso fue…

- Espera, no te enfades, solo quería decirte…

- No me tienes que decir nada, y deja el tema si no quieres que me enfade del todo

Y me levanté. Héctor, alarmado, dijo:

- Espera, espera, por favor

Lo miré y me dio lástima. Me senté pero seguía enfadada. Dijo:

- Me… me considero tu amigo ¿Lo soy?

Lo volvía mirar sorprendida. Le dije:

- Claro

- Me gustaría… mmmm ayudarte si puedo

- Pero que no me tienes que ayudar en nada, yo soy…

- Lo sé, lo sé, pero a veces… ¿Por qué ni siquiera puedes aceptar un trozo de mi bocadillo? ¿Te doy asco?

Lo miré con la boca abierta. Le dije:

- Pero que tontería dices, Héctor

- Es que no te entiendo, no te has traído nada de comer, tienes hambre pero no te sacas nada de la máquina, y te ofrezco con buena intención esto y lo rechazas ¿Es… hago algo mal?

- No, no, tú no… Oh, no había pensado que pudieras creer algo así, lo siento

- ¿Entonces?

Respiré hondo. Ahora me sentía mal. Decidí contar una media verdad:

- Tienes razón, ahora tengo un… un problema con el dinero, pero es muy temporal, le he prestado algo de dinero a mi compañera y me lo tiene que devolver, pero me he quedado mmmm temporalmente, no tengo mmmm

Nerviosa me restregué las manos. No me gustaba contar estas cosas a nadie, y menos a alguien que no quería que viera mi vida tal como era, triste y patética.

Él dijo:

- ¿Te puedo ayudar?

- No, no, es temporal

- No me importa

- Gracias pero no, es solo que tendré que dejar algunas cosas, temporalmente

Le sonreí tímidamente, quería irme, odiaba hablar de mí y que la gente viera lo patética que era, y mucho menos quería que Héctor me viera así, que era mi único amigo. Él asintió. Entonces cogí el triángulo y le di un bocado. Le dije:

- ¿Ves? No es nada de asco, que tonterías dices

- Lo… lo siento

- Está bueno

- Sí

Nos callamos y comimos en silencio. Lo miré de reojo, él comía mirando al suelo. Entonces dijo:

- ¿Te parecería bien que te trajera un sándwich estos días mientras tu compañera no te devuelva lo prestado?

- Pero que no estoy muerta de hambre, me he traído el táper con comida, es solo que…

- Lo sé, lo sé, pero a mí no me cuesta nada hacer otro

- ¿Lo haces tú o tu madre?

- Yo

Me quedé pensando y le dije:

- Podrías… mmmm podrías traérmelo estos días

- No hay problema (sonriendo)

- Y luego, yo… sería yo la que trajera el desayuno para los dos

- No hace falta

- No, insisto, ahora tú y luego yo, esa es mi condición

- Vale, vale, está bien

- Serán solo unos días

Nos quedamos callados y yo pensando “Ahora vaya imagen que tendrá de mí, de pobretona que no tiene donde caerse muerta, dios, que vergüenza”. Él dijo:

- Cris, otra cosa

- Dime

- Si… si tienes algún problema de cualquier tipo, puedes… puedes decírmelo

Le sonreí diciendo:

- Gracias

- Yo… si te viene mejor que te de algo de dinero, tampoco es…

- No, dinero no, eso es… eso no, te acepto el bocadillo porque es tuyo y está rico (le sonreí) pero nada de dinero, no me gusta eso

- Vale, vale

- Aún tengo remordimientos por aceptarte el móvil

- Que tontería

- Lo será, pero no me gusta recibir regalos

- ¿Por qué?

- Porque no (de forma cortante)

Héctor se calló y dije:

- Perdona, es que… es que…

No podía decirle la verdad, no me gustaba recibir regalos porque no los merecía, pero eso era demasiado patético. Entonces él dijo:

- Piensa que no fue un regalo

- ¿No? No me dejaste pagártelo

- Un regalo tiene que ser algo especial, nuevo, que tenga cierta importancia… el móvil no lo fue, era un cacharro viejo

- Que a mí me ha venido de maravilla y funciona genial

- Bien, me alegro, pero eso, no te apures, no fue un regalo, tómatelo como que me quité algo de encima que no necesitaba

Le sonreí agradecida por su intento de quitarle peso a algo que me molestaba por mi forma de ser. Entonces, para cambiar de tema, le pregunté:

- Hace mucho que no me traes ningún dibujo nuevo

- Ah, es que ya no dibujo

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Era una tontería

- Pero ¿Qué dices? A mí me encantan

- Que va, no se me daba bien

- Que tontería más grande, dibujas genial

Lo miré sin entenderlo. Realmente dibujaba bien. Tenía un montón de sus dibujos guardados. Meneé la cabeza sin creerme que ya no le gustara pintar.

Héctor
¿Qué le pasaría a Cris? Siempre había sido una chica solitaria. En el instituto no hizo amistad prácticamente con nadie. Conmigo fue por algunas prácticas y ejercicios en grupos, pero nunca se había abierto, casi nunca hablaba de algo suyo personal.

Y era una chica atractiva pero nunca tonteaba ni salía con los chicos guapos de clase. Pronto tomó fama de rara.

Y siempre supe que algo le pasaba con el dinero. Nunca gastaba en nada. Nunca hacía fotocopias ni compraba libros, los sacaba de la biblioteca o copiaba apuntes a mano. No tenía ordenador y eso que estudiaba una formación técnica. Hacía las prácticas en la biblioteca o conmigo.

Por lo menos había conseguido que me aceptara el bocadillo ¿Cómo era posible que no tuviera ni para comprarse pan y salchichón? Eso eran 4 o 5 euros ¿Tan mal estaba? Me preocupaba pero no se dejaba ayudar. ¿Y su novio? ¿No la ayudaba? No entendía nada.

Jamal
Estaba hablando con unas chicas cuando vi entrar a Carmen, segura, decidida, con clase… Era una mujer con clase, no cabía duda. Venía con falda ejecutiva muy ajustada, tacones, camisa y gafas de sol, seguramente venía del trabajo, aunque llevaba varias bolsas de tiendas.

Vi como sonreía a Yanet cuando ésta se le acercó y se dieron dos besos en las mejillas, tras lo cual se pusieron a hablar animadamente. Me acerqué. Yanet, en cuanto me vio, se despidió de Carmen. Nos dimos dos besos y le dije:

- Ven a mi despacho

- ¿A tu despacho? Vaya, es la primera vez que me llevas ahí

- Para hablar tranquilamente ¿Quieres tomar algo?

- Mmmmm no, gracias

Le abrí la puerta y la dejé pasar. Miré su culo, tenía que tener bizcos a todos los compañeros de trabajo. Se sentó en una silla dejando sus bolsas en el suelo. Le pregunté:

- ¿Vienes de compras?

- Muy observador (con sarcasmo)

Rebuscó en una bolsa y sacó ropa interior muy sexy:

- ¿Te gusta?

- Tienes que estar increíble con eso

- Siempre estoy increíble

Y reí mientras ella devolvía el conjuntito a su bolsa. Le pregunté:

- ¿Cómo estás?

- Bien, bien

- ¿Recuperada del alemán?

- Casi

Se levantó y se desabrochó la camisa para luego abrírsela. Vi su cuerpo y me sorprendió ver su cuerpo con tantas marcas. Dijo:

- Esto no es nada, ya van desapareciendo

Me levanté y fui hacia ella. Le bajé las copas del sujetador para verle las tetas y silbé:

- Joder, Carmen

- Sí, un poco bestia el alemán

- ¿Tienes más marcas?

- Sí, el tío me azotó por todo el cuerpo, en el culo, coño, piernas, espalda… incluso las plantas de los pies

- Lo siento, Carmen

- Era duro pero sabía lo que hacía, sabía dosificar entre el dolor y el placer

- ¿Entonces te lo pasaste bien?

- Ya sabes lo zorra que soy

Y me dedicó una amplia sonrisa mientras se sentaba sin cerrarse la camisa ni ponerse bien el sujetador. Volví a mi mesa y cogí el dinero de Carmen. Se lo di y ella lo contó. Mientras lo guardaba en el bolso le dije:

- Eso te lo has ganado bien

- Eso seguro, poco me parece

Le sonreí. En realidad el alemán me había dado 3.000€ pero a Carmen solo le había dado 1.200€. Me dieron remordimientos por un segundo mientras miraba su cuerpo, pero luego lo descarté, ella estaba para hacerme ganar dinero, y lo estaba haciendo muy bien. Le dije:

- Tengo una chica nueva, una rumana, que tiene unas manos increíbles ¿Quieres irte con ella a una habitación a que te “relaje”?

Carmen rio. Le dije:

- O con Yanet

Los videos de Carmen se estaban vendiendo de puta madre y quería meter uno lésbico, pero ella dijo:

- No me tientes

- Pienso en ti, para tenerte relajadita y contenta

- Jajaja, pero no, no puedo, tengo que ir a recoger a mi hijo

- ¿Seguro?

- Sí, otro día

Entonces se levantó y se colocó bien el sujetador y se abrochó la camisa. Cogió sus bolsas y dijo:

- Oye, cariño, creo que me merezco una pequeña bonificación ¿No?

La miré enfadado. Le había dejado bien claro que no iba a negociar con el dinero. Ella rio y dijo:

- Me refiero a un surtidito de los tuyos, para relajarme en casa

Le sonreí mientras volvía a mi mesa. Cogí una bolsa de hierba y unas pastillas. Se las di y ella me besó en los labios:

- Gracias, cariño, y búscame alguno como el alemán, con pasta y guapo jajaja

Y salió de mi despacho meneando ese gran culo que tenía.

Carmen
Salí del local de Jamal y me puse las gafas de sol. Estaba de muy buen humor. Acababa de cobrar, había conseguido gratis un buen suministro de mis “relajantes” y me había comprado algo de perfume, cremas, unos pendientes preciosos y 3 conjuntitos de ropa interior muy sexy. Me había faltado comprar unos zapatos que quería, pero no me había dado tiempo, ya iría otro día. Y quería pasarme por la pelu pero iría a por un tratamiento completo, no solo a arreglarme el pelo, y eso serían horas.

Mi móvil vibró con una notificación. Miré y vi que era el pesado de Santi. Llevaba llorándome desde el viernes para quedar pero le había dado largas o ignorado. Lo ignoré una vez más. No me importaría echar un polvo pero esperaría unos días a que desaparecieran las marcas, no quería aguantar preguntas tontas al respecto. Además, así estaría más impaciente y con más ganas, y me follaría duro, que últimamente se había ablandado un poco.

Caminé hasta mi coche y, por el camino, vi a un grupo de chicos mirándome excitados. Sonreí tras pasar junto a ellos y notar sus miradas en mi culo.​
 
Héctor es un buenazo, y creo que demasiado bien se porta con Cristina, que por momentos ha sido muy borde con él. Es una pena que no valore y no sé de cuenta que podía ser un buen novio y feliz con él. Cuando se de cuenta, será ya tarde
Por otra parte ya Silvia está pensando en Carlos. Va a ser inevitable.
 
Héctor es un buenazo, y creo que demasiado bien se porta con Cristina, que por momentos ha sido muy borde con él. Es una pena que no valore y no sé de cuenta que podía ser un buen novio y feliz con él. Cuando se de cuenta, será ya tarde
Por otra parte ya Silvia está pensando en Carlos. Va a ser inevitable.
Todo es cierto, pero para mi, la mayor duda es de que manera Carmen va a aparecer para desbaratar todo. Estamos de acuerdo q ella y Alberto son los que se vislumbran los malos de la historia, no? Se llevara a Cristina con ella, en sus andanzas? Buscara el cariño de un yogurin como Hector? Encarará a Antonio para meterse en la pareja de Silvia? Buscara alguna relacion-tapadera con Carlos?
Alberto, buscara seguir como un sextoy de Cristina y nada mas? Buscara emputecerla de alguna manera? (ya la metio en los trios y relacion lesbica)
Veremos, hay muchas puertas abiertas, veremos como se va armando la historia.
 
Buscara alguna relacion-tapadera con Carlos?
No sabemos nada sobre la situación económica de Carlos. No sabemos a qué se dedicaba cuando vivía en usa.
De momento tiene piso en Madrid o donde vivan y chalet en la sierra con piscina. A ver si además va a tener participación en la empresa.
Igual por ahí se encuentra Carmen con una sorpresa y ya no lo ve tan viejo ni tan baboso.
 
Estamos de acuerdo q ella y Alberto son los que se vislumbran los malos de la historia, no?
Pues no.
A mi parecer son muy diferentes.
Carmen manipula a los hombres que se dejan manipular usando sus encantos.
Que se prostituya no quiere decir que sea ml persona, habrá de todo. Como en la policía o los médicos o los misioneros.
Alberto es un aprovechado, el gigoló del bocadillo.
 
Creo que ya se va vislumbrando las parejas. Antonio es un personaje con poco protagonismo en la historia, lo cual es de suponer que desaparecerá de la ecuación, para que Carlos y Silvia, se unan en feliz pareja, con hija incluida. Cristina, en cuanto se dé cuenta que Alberto y Sara se están aprovechando de ella, descubrirá a Héctor como el amor de su vida. Y Elena, en cuanto descubra como Jamal se aprovecha de ella, se independizará y se hará autónoma del sexo. Ella ahora no necesita pareja estable, solo sexo, dinero y hierba. A ver cuanto tarda Carlos en deshacerse de ella y despedirla.
 

17​

Tres días después. Jueves tarde
Carlos

Escuché el timbre de mi puerta y fui a ver quien era. Abrí la mirilla y pensé “Oh, no”. Abrí la puerta y vi a una enojada Silvia mirándome sin sonreír. No me dejó hablar. Solo dijo:

- Tú y yo vamos a hablar seriamente

Y entró en mi casa sin pedirme permiso. Suspiré y cerré la puerta. Había hablado con ella hacía poco más de una hora para decirle que ese fin de semana no iba a ir. Ella, que en ese momento estaba en mi casa del campo, ahora estaba aquí con gesto enojado. Fuimos a salón mientras le preguntaba:

- ¿Y Gema?

- Con mi madre

- Pero ¿Qué haces aquí? Acabamos de hablar hace un rato

- Estoy harta, Carlos, harta. Me dices eso ¿Y te crees que me voy a quedar tan tranquila?

Se sentó y vi que movía las manos nerviosa. Le dije:

- Solo te he dicho que no puedo ir este fin de semana

- Sabes perfectamente lo que me gusta tenerte allí con nosotros, joder Carlos, es que espero los fines de semana con ilusión por verte y charlar contigo, y vas y me sueltas eso

Me conmovió pero no dije nada. Ella siguió:

- Llevas toda la semana muy raro, desde el domingo, y no sé que te he hecho, pero te pido perdón de corazón, lo que sea que te haya molestado lo hice sin querer, de verdad

- No has hecho nada

- Pero algo te pasa conmigo, no te estás comportando como siempre, estás callado y frío, muy distante

La miré sin saber que decir. Ella continuó:

- No me voy a ir hasta que me lo digas

- Pero que no pasa…

- No me vengas con historias… me estoy volviendo loca pensando que te ha podido pasar conmigo, he pensado mil cosas pero todas me parecen ridículas o tontas, no pueden ser, y Antonio dice que no te ha dicho nada raro

- No me habéis dicho nada raro, ninguno

Entonces se levantó y, con sus dos manos, me cogió una de las mías y dijo:

- Por favor, cuéntamelo, lo tenemos que solucionar

Me alejé de ella y me fui a la ventana. Miré fuera. La veía reflejada en la ventana, con cara de angustia. Suspiré y dije:

- Te vas a enfadar conmigo

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Porque no es algo que hayas hecho tú, lo he hecho yo y me siento fatal

- Cuéntame

Me obligué a girarme para mirarla aunque me quería meter en un agujero profundo. Inspiré y le dije:

- El domingo, cuando íbamos a bajar a la piscina

- Sí

- Me puse el bañador y al pasar por tu habitación vi los juguetes de la piscina de Gema y entré para bajarlos y…

Vi que me miraba expectante. Continué:

- Y te escuché llegar y me asusté y me metí en el armario

Silvia abrió la boca con sorpresa total. Seguí hablando:

- Y te vi… te vi cambiarte… lo siento mucho, te juro que no lo hice con intención de espiarte, no sé porqué reaccioné así, fue una estupidez, yo…

Entonces ella empezó a reír, cada vez más fuerte y sin poder parar. Le duró bastante hasta que consiguió calmarse y dijo poniéndose las manos en la cara:

- Oh, por dios

- Lo siento, Silvia, yo...

- Te juro que he pensado mil cosas pero jamás se me habría ocurrido eso

- No sabes lo mal que me siento por invadir de esa forma tu intimidad, no era mi intención, de verdad que no

- No estabas frío conmigo, estabas avergonzado (dijo para sí)

Entonces vino hacia mí y me dio un fuerte abrazo, muy fuerte y dijo:

- Eres muy tonto, no sabes lo mal que lo he pasado estos días pensando que te había hecho algo

- Te dije que no me habías hecho nada ¿No estás enfadada?

- Estoy tan aliviada que solo sea eso que no me puedo enfadar ahora mismo pero luego me enfadaré contigo por haberme tenido así tantos días

Sin soltarme, me miró sonriente. Luego, se separó y dijo:

- Pero ¿Por qué te escondiste? Con enseñarme los juguetes lo hubiera entendido

- Ya pero… hay algo más

Me miró sorprendida y dije:

- Ya puestos a humillarme, te cuento todo ¿No?

- Sí, mejor

- Espera

Fui a mi dormitorio y rebusqué entre mi ropa. Volví al salón donde me esperaba una expectante Silvia, bastante colorada. Le dije:

- Yo… mierda, vas a pensar que soy un pervertido

- Esto promete, a ver que hiciste (sonriendo)

- Cuando cogí los juguetes, iba a salir y me fijé en un cajón y… bueno, vi tu ropa interior

- Ay, dios

- Y me llamó la atención una cosa, y me acerqué. Me sorprendió ver que parecían tangas y…

- ¿Te sorprendió que tuviera tangas?

- Sí, bueno, no sé, no te hacía de tangas

- ¡¡¡OYE!!!! que me quedan bien y me gustan, y a Antonio también le gustan como me quedan

- Ya, ya, es solo que… bueno, joe, que me lías, que cogí un tanga para comprobarlo, pero no por cosas raras, te lo juro, solo por comprobarlo y…

- JAJAJAJA

- Y entonces escuché como llegabas y me acojoné pensando en que me vieras en tu habitación revolviendo en tu ropa interior y no pensé, solo me asusté y me escondí sin darme cuenta que no había soltado el tanga ni los juguetes, y más cuando empezaste a cambiarte y…

- JAJAJAJA

- Y cuando te fuiste, salí corriendo a mi cuarto, y allí me di cuenta que seguía teniéndolo en la mano, y volví a tu cuarto pero estaba Antonio y lo escondí en mi mochila para devolverlo después, pero me puse tan malo por la culpabilidad que sentía que me fui sin acordarme hasta la noche, y pensaba intentar devolverlo la próxima vez pero cada vez me he ido sintiendo peor y…

- JAJAJAJA

Silvia se partía de risa. Cuando se calmó dijo:

- Desde luego estuviste sembrado ese día

- Ya, bueno, no estoy acostumbrado a que me vayan a pillar como un pervertido

Le di el tanga y ella lo miró sonriendo. Lo dejó en la mesa y se llevó las manos a la cara y se cubrió con ellas. Luego, me miró y dijo:

- Vaya historia

- Lo sé, patético, soy un patético viejo salido

- Luego me dará mucho corte, pero ahora es que no puedo parar de reír

Sonreía ampliamente. Se echó para atrás y me miró sin decir nada. Esa mirada me incomodaba y le dije:

- De verdad que no las cogí para ninguna guarrada, fue todo… un accidente

No decía nada, solo me miraba hasta que dijo:

- Ah, mierda, no me puedo aguantar

- ¿Qué pasa?

- ¿Qué te pareció lo que viste?

- ¿Qué? Joe, Silvia

- No, no, ahora me cuentas, sé que no estoy en mi mejor momento, que tengo un culo enorme y…

- Que tonterías

- No, es la verdad ¿Cuánto viste?

Me moví incómodo. Ella, sin dejar de sonreír, dijo:

- Ay, dios, que no te perdiste nada ¿No?

La miré sin responderle, avergonzado. Entonces se levantó y se puso enfrente mía:

- Quiero una respuesta sincera

- Ya te he contado todo, no hay nada más

- No, no, me refiero a mi pregunta

- ¿Qué preg…? Venga ya, Silvia

- Venga, responde ¿Qué te pareció lo que viste? Y voy a saber si mientes, te estoy mirando a los ojos

- No te voy a responder a eso

- ¿Por qué no?

- Porque diga lo que diga, voy a meter la pata

- ¿Doy para paja o ni eso?

- ¡¡¡SILVIA!!!

- ¿Qué? Es una pregunta bastante fácil de responder, sí o no

Me intenté ir pero ella me cogió del brazo:

- ¿Te has hecho una paja o no tras verme desnuda?

- Silvia, por favor

- ¿Sí o no?

- No, joe, no lo he hecho

Vi como su cara cambio, dejó de sonreír. Le dije:

- Pero ¿Cómo voy a hacer eso si me sentía un miserable pervertido que te había faltado al respeto?

Ella se apartó. La noté rara, pensativa, mirando al suelo. Entonces dije:

- Pero tuve una erección todo el rato mientras te miraba

Levantó la cabeza y me miró con una medio sonrisa:

- ¿En serio?

- Joe, Silvia, que eres una mujer muy atractiva ¿Qué tío no se va a excitar al verte desnuda?

Ahora sonrió ampliamente y dijo:

- ¿A pesar del poco tamaño de éstas (señalándose el pecho) y mi gran culo y…?

- Silvia, eres una mujer sexy y nada de eso es un defecto

Me miró sonriente pero sin fiarse, y dijo:

- Creo que me lo dices por no hacerme sentir mal

- Tienes un culo fantástico, y tus pechos son preciosos, esa es la realidad

Se apartó y se tocó la cara:

- Dios, me he puesto totalmente colorada ¿No?

- Un poco

- No estoy… acostumbrada a esos piropos

- Ya ves tú, de un viejo verde pervertido, te debería dar asco

Se me acercó y, con un dedo en mi pecho, dijo:

- ¿Asco los halagos de un madurito interesante? Eres muy tonto

Y luego se fue al sillón y cogió su bolso. Me dijo:

- Te quiero el sábado en la casa, en TU CASA

- Pero Silvia, vamos a estar cortados, va a ser una situación incómoda

- Me da igual, te quiero allí

- ¿No es mejor que dejemos pasar unos días para…?

- No, ni hablar, te vienes y punto

Y se fue hacia la puerta de la casa. La seguí cogiendo el tanga:

- Espera, te dejas esto

Lo miró, y con una sonrisa muy picarona, dijo:

- Mejor te las quedas, por… por si algún día le das un uso imaginativo (y me guiñó un ojo)

Me quedé con la boca abierta mientras se iba.

Silvia
- Venga, Gema, a dormir, que es tarde

Dije mientras me levantaba del sofá. Como era tarde, Antonio y yo habíamos decidido quedarnos en nuestra casa y volver mañana a la casa de Carlos.

Gema protestó pero la llevé al baño para limpiarse los dientes antes de acostarse. Luego la acosté y vino el padre para desearle buenas noches. Cuando se fue, me puse a leerle el cuento de todas las noches. Al rato, apareció Antonio en la puerta y dijo:

- Estoy cansado, me ducho y me acuesto ¿Vale?

Asentí sin dejar de leer. Tras un par de minutos, caí en una cosa y me levanté:

- Espera un momento, tesorito

Y salí casi corriendo. Abrí la puerta del baño y me asomé a la ducha. Le dije a Antonio:

- Nene, nada de pajas, que esta noche hay tema

- ¿Ah, sí?

- Sí y quizás con sorpresita (sonriéndole y cerrando la mampara)

Salí del baño pensando que vaya que si iba a ver tema. Tenía la moral y las ganas por las nubes. Sorprendentemente, no me había sentado mal que Carlos me viera desnuda. Sabía perfectamente que él no era un pervertido y había sido un cúmulo de situaciones, solo había que ver lo mal que lo había pasado, cualquier otro tío habría intentado algo, pero Carlos había huido avergonzado por haberse metido en mi intimidad.

Y no me había sentado mal porque era él y me gustaba que me viera atractiva, y estaba segura que no me había mentido, realmente me veía sexy, lo vi en sus ojos y como me miraba al recordarlo. Sonreí satisfecha, sobre todo porque lo conocía bien, nunca se iba a poner a flirtear conmigo, ni yo con él, no éramos de este tipo de personas, pero ¿A quién no le gusta que la vean sexualmente atractiva y más un hombre al que veo igual? Y él jamás era de piropear físicamente, era de piropear la inteligencia y la lógica, eso lo hacía constantemente pero “Que coño, que me diga que tengo un culo fantástico me ha encantado aunque yo sepa que no es verdad”.

Pensaba usar esta historia para bromear con él, sabía que le incomodaría y me reiría mucho, y quizás consiguiera algún piropo más, y eso siempre estaba bien. Escuché a Gema llamarme y dejé mis ensoñaciones:

- Ya voy, tesorito

Carmen
Cogí el móvil que vibraba junto a mí. Pensé que sería Santi diciéndome que ya llegaba pero era Jamal. Respondí a la llamada:

- Me pillas un poquito mal, cariño

- ¿Sí? Es rápido

- Dime

- Tengo un servicio para el sábado

- Ajá

- Una despedida de soltero, piden dos chicas ¿Te apuntas?

- ¿Qué chica sería?

- Había pensado en la nueva, la rumana

- Mmmmm ¿Y Yanet?

- Tiene otro servicio

- Vaya

- La rumana es una preciosidad y muy complaciente, te lo aseguro

- ¿Y cuántos tíos serían?

- No sé, 5, 7 como mucho

- ¿Una orgía?

- No lo sé, puede

- Puffff, no me gustan

- Venga, nena, a ti te gusta todo

- Y no será solo por mi tarifa ¿No?

- 800

- Venga ya, Jamal, ¿Sólo 800 por follar con 7 tíos?

- Es lo que hay

- Sale a poco más de 100 por tío, menuda miseria

- No voy a discutir contigo de dinero, es lo que hay, lo tomas o lo dejas

Pensé. Al menos serían chicos jóvenes. Le dije:

- Bueno, va, pero búscame algo interesante

- Tengo a punto uno de los que te gustan, noche en hotel y azotes

- Mmmm

- Pero es de fuera, será alguna noche de estás, cuando venga a la ciudad

- Bien

- Vente el sábado a las 8 de la tarde y te digo donde es la despedida ¿Vale?

- Vale

Mi móvil empezó a vibrar con otra llamada. Le dije:

- Te dejo

- ¿Vas a follar?

- Claro

- Jeje, no estarás cobrando por tu cuenta ¿eh?

- No, éste me folla gratis

- Jajaja

Colgué y contesté:

- Carmen, coño, me llamas cuando no puedo

- ¿No puedes?

- No, estoy con Yoli

- Pues échale un polvo rápido y te vienes ya

- Pero es que…

- ¿Quieres follarme o te esperas otra semana?

- No, quiero decir, claro que quiero pero Yoli…

- Si en media hora no estás aquí, no vengas

Y colgué sonriendo. Estaría, vaya si estaría.

Cristina
Miré a mi derecha a Sara, que gemía sin parar moviéndose hacia delante y atrás con cada embestida de Alberto. Estaba a 4 sobre su cama, igual que yo que esperaba mi turno para que Alberto me follara igual.

Alberto me dio una palmada en el culo y miré hacia atrás. Él dijo “ya mismo te toca” y le sonreí impaciente. Sara dijo “dios, que gusto, sigue, sigue, no pares”. Siguieron las embestidas a Sara durante lo que me pareció una eternidad hasta que se corrió. Entonces Alberto paró el ritmo mientras ella gemía con la cabeza apoyada en su colchón.

Me removí intranquila, ahora me tocaba a mí. Miré a Alberto que dijo:

- Joder, vaya par de culos

Le sonreí arqueando la espalda, esperando que me la metiera. Entonces la sacó de dentro de Sara y la restregó por su culo. Sara dio un respingo y dijo:

- ¿Qué haces, tío?

- Quiero este culo

- Ni hablar

- Me dijiste que lo probarías

- En el futuro, muy en el futuro

- Joder, Sara

Entonces pregunté:

- ¿Qué quieres probar?

Los dos me miraron y Sara dijo:

- El guarro éste, que me la quiere meter por detrás

- ¿Por detrás?

- Por el culo, nena, que pareces tonta

- Ah

Alberto preguntó:

- ¿Tú quieres probar, Cris?

- Mmmm bueno, no sé

- Anda, sí, prueba

Lo miré girando la cabeza. Lo veía con ganas e ilusionado. No era algo que me atrajera pero viéndolo así no quise decepcionarlo. Dije:

- Vale

- ¿En serio?

- Ajá

Sara se rio y dijo:

- Joe, tía, que te va a doler

- Bueno, ya, no sé (ahora indecisa)

Alberto intervino:

- Ya no te puedes echar para atrás, ven

Y se puso detrás mía. Apretó su polla contra mi ano y Sara dijo:

- Espera, espera, tío

- ¿Qué pasa?

- ¿Así a palo seco?

Sara se levantó y buscó algo en su mesa. Volvió con un bote:

- Ponte esto en la polla

- ¿Qué es?

- Una crema, pero lubrica algo

Sin dejar de estar a 4, vi como Alberto se ponía la crema. Luego Sara dijo:

- Dame

Y se echó en una mano y me dijo:

- Tú relájate, te va a doler pero menos si te relajas, o eso he leído jiji

Y puso su mano en mi coño y empezó a masturbarme. Dijo:

- Venga, pero ve despacio, no seas bruto

Noté como Alberto presionaba en mi ano y como entraba un poco. Me quejé:

- Ay

- Chisss, tranquila, tranquila (mientras me seguía masturbando pero mal y no ayudaba nada)

Alberto fue introduciendo poco a poco su polla dentro de mí, y el dolor no disminuía nada, al contrario. Los miré y Sara dijo:

- Que carita ¿Duele?

- Sí

- Ya mismo la tiene dentro y empezará a follarte

- ¿No está dentro?

- La punta

- Jo

Alberto dijo:

- Joder, que cerrado lo tienes, Cris

Sara se rio:

- Normal jajaja

Estaba pensando en pedirles de dejarlo cuando Sara dijo:

- Que fuerte, ya tiene la mitad dentro, tía, te ha desvirgado el culo jajajaja

Entonces se movió y se puso frente a mí. Me miró y vi que estaba excitada. Me besó con mucha lengua. Luego, se sentó delante mía y se abrió de piernas y me empujó la cabeza a su coño diciendo:

- Cómemelo mientras te folla el culo

Y Alberto empezó a moverse.

Carmen
Besé a Santi ardientemente mientras seguía empotrándome contra la pared de mi habitación. Estábamos de pie, desnudos y él me tenía contra la pared, follándome mientras me sostenía una pierna en alto con un brazo.

Entonces le empujé para quitármelo de encima y él se apartó mirándome con excitado. Me puse a 4 sobre la cama y le dije:

- Coge el lubricante y rómpeme el culo, cabrón

Silvia
Me movía rápido encima de Antonio, totalmente cachonda. Aunque Carlos me había encendido ese día, ahora solo pensaba en Antonio, era él el que me tenía totalmente loca como hacía mucho que no me sentía.

Noté que ya no iba a aguantar más, que mi orgasmo era inminente pero le dije:

- No te corras, cariño, aún no

Y me moví más rápido hasta que me quedé quieta y me derrumbé sobre él temblando, con un gran orgasmo. Nos quedamos así unos segundos, mientras yo me recuperaba. Él me acariciaba, con su polla aún dentro de mí. Me quité de encima y me tumbé boca arriba. Él se puso encima pero lo paré. Le dije:

- ¿Te sigue gustando mi culo?

- Claro, nena, ya lo sabes

- ¿Y me lo quieres follar?

Él me miró alucinado. Esa era mi sorpresa. Me giré y me puse a 4. Le indiqué la mesita donde había puesto un bote de lubricante. Él, alucinado, lo cogió. Hacía tiempo habíamos estado probando el sexo anal durante una temporada, pero poco a poco lo habíamos dejado porque a mí no me producía demasiado placer, aunque sabía que a él le excitaba mucho. Le dije:

- Despacito al principio ¿eh? Que hace mucho tiempo desde la última vez

- Sí, sí, tranquila, nena

Pronto noté como presionaba e iba entrando poco a poco. Arrugué un poco la nariz en gesto de dolor, pero no dije nada. Pronto empezó a moverse y jadeé.

Héctor
Estaba acostado y me costaba dormirme. Estaba nervioso. Cris me había dicho que, como agradecimiento por mis desayunos, al día siguiente ella se encargaría de la comida de los dos y me hacía ilusión. Y era una tontería, comía a diario con ella, pero el hecho de que ella se preocupara por eso me ponía muy nervioso.

Suspiré, que tonto era. Para ella esos almuerzos y hacerme un día la comida no significaban nada, y para mí, todo un acontecimiento. Cogí mi cuaderno de dibujo e intenté dibujar a Cris de memoria, como tantas veces había hecho, pero a mitad del dibujo lo dejé, no se parecía en nada, no conseguía reflejar la correctamente en el papel. Eché a un lado el cuaderno y cogí el móvil. Busqué las fotos que tenía de ella. Y cuando llegué a una donde ella estaba con una camiseta que se le marcaba un poco el pezón, me empecé a tocar, como tantas veces.

Carlos
Me metí en la ducha antes de irme a la cama, siempre me gustaba acostarme limpio, era una manía. Además, con la ducha me relajaba y luego era más fácil dormir. Me enjaboné y me acordé de Silvia. Menuda situación había tenido con ella. Y aún me parecía increíble lo bien que se lo había tomado.

Pero más alucinante me parecía que dijera esas cosas de su cuerpo, con lo excitante que era. Empecé a rememorar su visión, su culo, como se aplicaba la crema, sus pequeños pero redondos pechos… E inmediatamente mi polla reaccionó. Meneé la cabeza y fui a echarme agua fría pero entonces recordé su pregunta “¿Doy para paja?”. Menuda pregunta, “y tanto que das, Silvia, y tanto” mientras me cogía la polla y empezaba a mover mi mano.

Y al mismo tiempo
Mientras Carmen gritaba por un orgasmo intenso provocado por Santi que le follaba duro el culo, Cris notaba como Alberto se corría en su culo y Sara en su boca, mientras ella estaba deseando que Alberto sacara su polla de su culo, y Héctor, en su cama, se corría mirando a una bonita Cris sonriente en la pantalla de su móvil y Silvia, a 4 sobre su cama, recibía las embestidas de su marido dentro de su culo, contenta por hacerle feliz y por volver a tener ganas de sexo, y Carlos se corría en la ducha, pensando en la sonrisa y los ojos de Silvia.​

FIN PRIMERA PARTE
 
Este capítulo me deja ya alguna duda, porque Silvia ha tenido sexo con Antonio y no pensaba en Carlos. No tengo yo tan claro ya que vaya a pasar algo entre Ellos
Al menos espero que aparezca alguna mujer y vuelva a enamorarse.
Me está dando pena mi tocayo porque el está pensando en Silvia, y está me estoy fijando que solo lo está utilizando. Ya no lo veo tan claro.
Me da pena que Carlos y Héctor piensen en 2 mujeres que pasan de ellos, al menos desde el punto de vista que no sea amistad.
Deberían plantearse olvidarse de Ellas y encontrar otras chicas que sí los valoren.
 
Yo es que pensaba que iba a ver avances entre Carlos y Silvia y veo que la confesión lo único que ha hecho es que Silvia sea vea atractiva pero no vea a Carlos más que un amigo. Lo que me da mucha pena es que Carlos la puede ver cómo algo más y está solo lo está utilizando para disfrutar del sexo con su Marido, así que lo mejor es plantearse si le conviene tenerla cerca más allá del trabajo o distanciarse un poco.
Tengo que reconocer que me ha fastidiado como ha transcurrido la cosa, porque después de este capítulo, veo más lejana la opción de que acaben juntos
 
Que bueno y con tanto dar por culo me has ganado, Cristina me da pena, pero se lo está pasando bien al menos, lo de Silvia me alegra que haya recuperado su livido, veremos en la siguiente parte como va desarrollandose la trama, que menudo lío se esta montando.

Gracias FranRel estupendo relató, como todo lo que he leído tuyo 👏👏👏
 
Que bueno y con tanto dar por culo me has ganado, Cristina me da pena, pero se lo está pasando bien al menos, lo de Silvia me alegra que haya recuperado su livido, veremos en la siguiente parte como va desarrollandose la trama, que menudo lío se esta montando.

Gracias FranRel estupendo relató, como todo lo que he leído tuyo 👏👏👏
Pues a mí hoy Silvia no me ha gustado absolutamente nada. Se está aprovechando de su amigo Carlos para sus propios intereses.
Si yo fuera el, me alejaba de Ella y tomaba distancia.
 

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